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Por todo ello, adquirir y mejorar habilidades de comunicación necesarias para llevar a cabo relaciones
óptimas, es fundamental, además, para el adecuado manejo de nuestro entorno emocional.
Las etapas de la adquisición del lenguaje
La adquisición del lenguaje es una de las etapas más significativas del desarrollo humano. Es preferible
usar el término adquisición, en lugar de aprendizaje, para indicar el proceso que ocurre
espontáneamente con la exposición natural a un idioma, a diferencia de del resultado de una enseñanza
específica (Ellis, 1990).
El desarrollo del lenguaje verbal tiene lugar después de un largo período preparatorio, fase pre-
lingüística, durante el cual el niño comienza a comunicarse a través de intercambios interactivos de
naturaleza no verbal con figuras de referencia.
La dimensión social juega un papel fundamental: el niño manifiesta inmediatamente una
primera intencionalidad comunicativa. Aprende que las señales que produce atraen la atención del
exterior. Ya a los dos meses las primeras señales vocales comienzan a aparecer, similares a los
gorgoteos.
Hacia los seis meses aparece el tartamudeo, la producción repetida de una sílaba, que, en la
siguiente fase, alrededor de los siete meses, se traduce en la lalación, es decir, la repetición secuencial
de una serie de fonemas que combinan una vocal con una consonante (ba-ba, la-la).
Entre las edades de nueve y trece meses comienza la comunicación intencional con la aparición
de gestos deícticos: el niño completa una serie de gestos como rituales que expresan la solicitud y la
oferta de objetos presentes.
En paralelo, entre los doce y trece meses, aparecen las primeras palabras reportadas a
elementos familiares presentes en el contexto.
El niño, en esta etapa, es consciente de la función comunicativa del lenguaje como organizador
lógico de la realidad y herramienta para establecer relaciones y la posibilidad de influir en el oyente
para expresar sus peticiones.
Solo entre los dieciséis y veinte meses, con la aparición de gestos referenciales, se vuelve
capaz de recordar la presencia de un objeto incluso en ausencia de ese objeto en el contexto, indicando
esto el surgir de la función simbólica, es decir, la posibilidad de representar objetos.
Es importante tener en cuenta que la transición del dato concreto al simbólico se expande
mediante el uso del lenguaje, pero en sus comienzos se produce en primer lugar a través del sistema
gestual, lo que supone que los dos procesos se rigen por las mismas funciones cognitivas y
comunicativas que evolucionan en paralelo.
Lo que hemos comentado tiene importantes implicaciones: de hecho, si la comunicación gestual
cumple la misma función simbólica comunicativa del lenguaje verbal, significa que esta es adecuada
para reemplazar el idioma hablado en los casos en que, por diversas dificultades, no sea posible
desarrollarlo.
Con el desarrollo del lenguaje verbal, la fase pre-lingüística se reduce gradualmente, pero el
valor comunicativo del sistema mimético, gestual, cinestésico sigue siendo muy importante incluso
cuando se desarrollará el lenguaje verbal.
• Después de que aparezcan las primeras palabras, entre los dieciséis y veinte meses se ubica la
fase definida como oral, en la que se usa una palabra para expresar una oración completa.
• De dieciocho a los veinticuatro meses las palabras se asocian entre sí dando lugar a las
primeras oraciones, de una forma muy telegráfica.
• Entre los veintisiete y los treinta y ocho meses que el niño es capaz de generalizar las reglas
léxicas aplicándolas a oraciones más complejas.
Estas reflexiones nos llevan a darnos cuentas de que la comunicación precede el nacimiento de
lenguaje, pero este adquiere las características de instrumento complejo, capaz de fomentar y organizar
las capacidades expresivas y lógicas del niño.
Estas capacidades son predictoras del desarrollo de habilidades cognitivas y relacionales posteriores.
En la etapa preoperatoria, que dura entre seis y siete años, las acciones
representadas internamente, dan mayor movilidad y velocidad al pensamiento, que aún
es rígido e irreversible.
De lo que se desarrolla en la teoría de los estadios, está claro que el desarrollo del
lenguaje depende del desarrollo del pensamiento, sin embargo para el logro de las
funciones cognitivas abstractas es necesario el soporte lingüístico.
De hecho, hay niños sordos que, al carecer de lenguaje verbal, tienen habilidades
mentales intactas, siempre que se cultiven de otra manera, también por medios no
lingüísticos.
David K. Berlo, autor importante dentro de los modelos de comunicación, afirma lo siguiente en el
libro Process of Communication: An Introduction to Theory and Practice: “A través de su modelo
denominado ‘S·M·C·R’ (source-message-channelreceiver) distingue, pues, la acción del emisor y su
estrategia e intención de la del receptor. Este último puede aparecer como destinatario ‘intencional’,
esto es, objetivo directo del mensaje del emisor, o como ‘no intencional’, que es todo aquel al que llega
el mensaje, aun cuando no figuren como objetivo de la comunicación.
Berlo aplica este esquema al conjunto de los fenómenos de comunicación, incluida la interpersonal, por
lo que, según los tipos, se produce una síntesis o simplificación en los procesos que definen el
protocolo de la acción comunicativa. Desde una posición conductista, para Berlo el proceso sigue las
pautas del aprendizaje, estableciendo relaciones de causalidad a partir de la aplicación de las pautas
procesales”
De John y White Riley –también destacados investigadores que admiten ser ubicados en la escuela
Estructural-Funcionalista-, de quienes Castro y Zareth (2006:72-73) señalan: “Llegaron a la conclusión
de que los procesos de comunicación son parte de un sistema social en el que predomina la interacción
entre sus miembros (…) el modelo representa la conexión que hay entre la sociedad y el individuo (…)
para ambos sociólogos la reacción individual ante los mensajes está integrada en la estructura y proceso
social, (…) El modelo representa la conexión que hay entre la sociedad y el individuo. (…) En otras
palabras, el modelo se concibe la comunicación como un fenómeno social que ocurre entre individuos
que son miembros de grupos primarios los cuales pertenecen a su vez a estructuras más amplias de la
sociedad y éstas conforman segmentos del sistema social”
– Emisor: es el/la comunicante, persona, grupo, animal o máquina que codifica un mensaje
(percepción, ideas…), el cual se transmite.
– Receptor: es el destinatario, persona, grupo, animal o máquina que recibe el mensaje, realizando una
labor de descodificación e interpretación del mismo.
– Mensaje: De acuerdo con Helena Beristáin, un mensaje “es una cadena finita de señales producidas,
mediante reglas precisas de combinación, a partir de un código dado”
– Codificación: Es el proceso mental del emisor a través del cual traduce el mensaje a unos signos que
puedan ser reconocidos por el receptor.
– Código: Es la formulación concreta resultante del proceso de codificación, que consta de un conjunto
de signos accesibles al receptor.
Existen dos tipos diferentes de códigos, lingüísticos y no lingüísticos:
• Códigos lingüísticos: Son un conjunto de signos que a través de unas normas forman el lenguaje
que, a su vez, puede ser oral o escrito; por ejemplo, los idiomas.
• Códigos no lingüísticos: Estos códigos no requieren del lenguaje para transmitir el mensaje,
pueden ser visuales, como las señales de tráfico, gestuales o auditivos.
– Canal: El término se refiere al “medio por el cual los mensajes se transmiten a otra persona”,
(Fernández Collado, Carlos). Es el medio o la vía que escoge el emisor para transmitir el mensaje. Los
dos canales principales son el acústico (palabras, sonido, ruido,...etc.) y el visual (escritura, gráficos,
expresión corporal, señales,...) Pueden utilizarse varios canales simultáneamente y si se utilizan
congruentemente aumentan su poder comunicativo.
– Contexto: conjunto de elementos (espaciales, temporales, sociales, lingüísticos, o personales, en los
cuales tiene lugar el proceso de comunicación. Helena Beristáin quien a su vez cita a E. Coseriu,
menciona cuatro: El contexto idiomático, El contexto verbal, El contexto extraverbal, El contexto
cultural.
– Ruidos y barreras: toda interferencia que pueda dificultar e incluso anular el proceso comunicativo.
Los ruidos y las barreras impiden una comunicación satisfactoria y se pueden dar tanto en el emisor, en
el receptor o en el canal.
EJERCICIO: Diferenciar barreras del canal (ambiente ruidoso, mala caligrafía, intermediarios,
idioma) del emisor (falta de claridad, ideas preconcebidas) o receptor (falta de atención, percepción
errónea, evaluación prematura)
eedback
El feedback es la respuesta que transmite el receptor al emisor en relación al mensaje que ha recibido,
de esta forma aumenta la efectividad del acto. Una vez emitido un feedback, el emisor modificara su
mensaje en función al mismo.
Varios estudios demostraron que, en todo proceso y sistema social, hay un intercambio circular de
información entre al menos dos partes, que ayuda a organizar el sistema (ver la figura del modelo de
comunicación de Claude Shannon).
El feedback nos permite identificar y afrontar las dificultades que aparecen en el proceso, tales como:
– Déficits en la comprensión entre emisor y receptor.
– Déficits de atención durante la comunicación.
– Déficits en la interpretación del mensaje emitido.
Por ello, los profesionales que trabajen en el ámbito clínico, social o educativo deben considerar el
valor del feedback como elemento fundamental que aporta calidad a la comunicación en su entorno
laboral.
La habilidad para generar un feedback efectivo es una de las tareas más importantes a la hora de
establecer una comunicación efectiva. Para nuestro desarrollo personal es fundamental hacer un buen
uso del feedback. En ocasiones, la retroalimentación que debemos proporcionar puede llegar a ser muy
difícil e incómoda, tanto para el emisor como para el receptor. Sin embargo, esta capacidad puede
llegar a modificar los comportamientos del que lo recibe.
En el entorno laboral, podemos sentirnos incomodados al recibir ciertos tipos de feedback, ello
dependerá de si recibimos un feedback positivo o negativo. Proporcionar un feedback eficaz constituye
una de las mejores formas de incrementar la conciencia y ayudar a alguien a cambiar y a mejorar, por
ello es muy importante afrontar y participar con entusiasmo en eventos y actividades de
retroalimentación.
El objetivo principal de las personas que nos aportan feedback, ya sean jefes, gerentes, directores,
profesores o amigos, es el de ayudarnos para que tengamos más éxito, bien haciéndonos sugerencias
para que mejoremos las facetas menos efectivas de nuestro rendimiento o bien animándonos para que
mantengamos nuestra actitud.
De manera general, la retroalimentación nos permite afrontar y superar tres situaciones que dificultan la
comunicación, como son:
• La falta de comprensión entre emisor y receptor.
• La falta de atención durante la comunicación.
• La inadecuada interpretación del mensaje transmitido.
Tipos de Feedback
• Feedback positivo
• Feedback constructivo
Con este tipo de feedback se trata de enseñar las diferencias existentes entre el comportamiento
deseado y el no deseado. Con él se explican y aclaran cuáles son las mejoras necesarias para obtener el
comportamiento deseado. Este feedback es una herramienta de trabajo. Si se emplea adecuadamente, el
feedback constructivo reduce el comportamiento erróneo o desviado, y se incrementa el
comportamiento deseado [Romero, 2012].
• Feedback negativo
Es aquel tipo de feedback que se concentra en un aspecto que se debe de mejorar, ya sea a nivel grupal,
a nivel personal o a nivel estructural.
Podemos distinguir dos tipos de feedback negativo:
- Por actitud: cuando el feedback es expresado mediante un inadecuado vocabulario, malas
expresiones o actitud.
- Por contenido: señala un comportamiento no deseado que debe ser corregido
Si este feedback no se transmite apropiadamente, no sólo no ayuda a crecer, sino que también resulta
inútil y perjudicial. Nunca es fácil proporcionar feedback de contenido negativo, sin embargo, si se
hace adecuadamente no resultará desagradable.
Si se transmite feedback negativo de forma excesiva y constantemente puede llegar a convertirse en un
feedback destructivo. Suele generar baja autoestima y miedo en el receptor pues, haga lo que haga,
siempre percibe que lo hace mal [Muñoz, 2011].
Para concluir esta lección resaltamos que el proceso comunicativo supone la intervención dinámica de
todos los elementos trabajados anteriormente creando una secuencia organizada en diferentes etapas:
Desarrollo o configuración de una idea, codificación, transmisión del mensaje, recepción,
decodificación y retroalimentacion
La comunicación verbal es aquella que utiliza el lenguaje como código, es decir, los mensajes se
transmiten a través de las palabras.
Se considera la existencia de dos tipos de comunicación verbal:
a) Comunicación verbal oral
Se realiza a través de signos orales y palabras habladas. Comprende desde las formas más primarias de
comunicación, como los gritos, llantos o risas, hasta la forma más evolucionada de comunicación oral,
que es el lenguaje articulado.
b) Comunicación verbal escrita
Se realiza por medio de la representación gráfica de signos. Comprende desde los ideogramas,
jeroglíficos, alfabetos, siglas y logotipos hasta la fonética silábica y alfabética del lenguaje.
Para interpretar correctamente los mensajes verbales es necesario conocer el código, que ha de ser
común entre el emisor y el receptor del mensaje. De este modo, el emisor debe llevar a cabo el
complejo proceso de codificación para transformar las ideas, percepciones y experiencias en
representaciones simbólicas, desarrollando así el proceso de construcción lingüística del mensaje. Y el
receptor, por su parte, deberá descodificar, es decir, descifrar el mensaje para comprenderlo y así
interpretarlo.
La comunicación no verbal
La comunicación no verbal es la parte de la comunicación que tiene lugar mediante la expresión
o lenguaje corporal carente de palabras.
Se concreta en un conjunto de signos, mucho más complejos que el lenguaje humano (que incluye la
comunicación no verbal, signos, etc.) y con mayor contenido en cuanto a lo que expresamos y
hacemos, tanto voluntaria como involuntariamente. Es decir, todo lo que se refiere al “cómo se dice”:
gestos, expresiones faciales, movimientos corporales, el espacio que nos separa del otro, la forma en
que nos vestimos, nuestra posición corporal, si miramos o no a la cara, etc. Todo ello son signos que
acompañan a la comunicación verbal y que contribuyen a ampliar o cambiar el significado del mensaje.
Está demostrado que las personas que consiguen controlar su lenguaje corporal son capaces de cruzar
muchas barreras defensivas y establecer mejores relaciones sociales (Davis, 2010; Ekman, 2009; Pease
& Pease, 2010).
Hay distintos tipos de comunicación no verbal: proxemia, la kinésica, iconica, musical… que a
continuación se desarrollan.
A) Proxémica
La proxémica se relaciona con la concepción, estructuración y uso del espacio. Es la ciencia que
estudia la forma en que las personas utilizan el espacio personal durante la interacción social.
La distancia interpersonal o proxémica es todo espacio que rodea a una persona y que le permite
interactuar con más personas de manera cómoda. Ejerce un efecto muy importante en las relaciones
humanas. El modo en que las personas utilizan este espacio influye en la relación comunicativa; por
ejemplo, sentirse cercano o lejano, seguro o inseguro, interferir en el espacio personal del otro, etc.
Edwar T. Hall fue uno de los pioneros en el estudio de las necesidades espaciales de los seres humanos.
Hall se basó en el hecho de que todos los animales tienen una zona o espacio apropiado a su estructura
específica y a su modo de vida. Observó que los hombres tienen igualmente un espacio apropiado, que,
en este caso, se diversifica debido a las variaciones de la organización cultural de cada sociedad.
Según Hall podemos distinguir diferentes tipos:
• Distancia íntima: Es la distancia en la que se expresan emociones y sentimientos intensos
(ternura, amor, consuelo). Podemos percibir el calor y olor corporal del otro. Se establecen entre
las relaciones amorosas.
Esta distancia íntima gira en torno a los 45 cm. y el contacto físico.
• Distancia personal: Se utiliza en conversaciones distendidas, de manera cercana, como por
ejemplo, entre amigos y conocidos.
Esta distancia gira en torno a los 45 y 120 cm.
• Distancia social: Es la distancia para los contactos sociales de carácter formal con un matiz
impersonal, tales como relaciones entre desconocidos, reuniones de negocios o fiestas de
compromiso. El contacto físico es formal, el tono de voz es más elevado y la actitud ante la
interacción es más distante.
Esta distancia gira en torno a los 1, 2 y 3,5 metros.
• Distancia pública: Es la distancia para contactos más superficiales, donde la vista y la voz
tienen un papel preponderante. Es la distancia utilizada en exposiciones, discursos o en la
escuela.
Esta distancia gira en torno a los 3, 5 y 7 metros.
B) Kinésica
La palabra kinésica proviene del término griego kineo, que significa “movimiento”. Esta ciencia
estudia todos los fenómenos no verbales que se producen en los mensajes corporales, es decir, el
movimiento del cuerpo durante la comunicación.
Fernando Poyatos3 (1994, II: 185-186) define la kinésica como: "los movimientos corporales y
posiciones resultantes o alternantes de base psicomuscular, conscientes o inconscientes, somatogénicos
o aprendidos, de percepción visual, auditiva, táctil o cinestésica (individual o conjuntamente), que,
aislados o combinados con las coestructuras verbales y paralingüisticas y con los demás sistemas
somáticos y objetuales, poseen un valor comunicativo intencionado o no"
Los aspectos más importantes de la kinésica son la comunicación facial, la mirada y los gestos.
1- Comunicación facial: hace referencia a las expresiones del rostro con las que mostramos nuestros
estados emocionales. Regula la interacción comunicativa y refuerza o enfatiza el contenido del mensaje
dirigido al receptor. Con las expresiones faciales expresamos el estado de ánimo, indicamos atención,
mostramos disgusto, reprochamos, etc. Paul Ekman postuló que las emociones básicas se manifiestan
mediante expresiones faciales de carácter universal.
Paul Ekman diseñó un método para descifrar las expresiones faciales, una especie de atlas del rostro
que recibe el nombre de FAST (Facial Affect Scoring Technique). El FAST clasifica las imágenes
utilizando fotografías (no descripciones verbales) y dividiendo el rostro en tres zonas: la frente y las
cejas, los ojos y la parte inferior restante de la cara; es decir, la nariz, las mejillas, la boca y el
mentón.
2– La mirada forma parte de la comunicación facial, pero se estudia de manera separada por su
relevancia. Los movimientos de los ojos tienen una función extraordinaria en las interacciones
comunicativas.
La mirada cumple, entre otras, esta serie de funciones:
• Regula el acto comunicativo.
• Constituye una fuente de información.
• Expresa emociones.
• Informa sobre la naturaleza de la relación interpersonal.
Por lo tanto, podemos afirmar que la mirada es el elemento más expresivo de la cara, el que más
información nos aporta.
El estudio de la mirada incluye diferentes aspectos, tales como la dilatación de las pupilas (interés), el
número de veces que se parpadea por minuto (tranquilidad o nerviosismo) y el contacto visual
(frecuencia con la que miramos y contacto ocular) atractivo. Las pupilas se dilatan cuando se ve algo
interesante.
3– Los gestos son los movimientos corporales efectuados, principalmente, con las manos, brazos y
cabeza. El lenguaje de los gestos permite expresar gran variedad de pensamientos, emociones,
sensaciones, etc.
C) Icónica: Incluye imágenes (representación gráfica del objeto), señales (representación de algo;
por ejemplo, señales de tránsito), símbolos (representación de un referente por un acuerdo social, por
ejemplo, vestirse de negro simboliza luto), lenguajes gráficos (lenguajes escritos que utilizan imágenes
para representar la realidad, por ejemplo, jeroglíficos), etc.
1. Volumen de la voz: el volumen se debe adecuar al tamaño o dimensión del lugar donde estemos
hablando, y al número de personas a las que dirigimos el mensaje. La función más básica del volumen
de la voz es hacer que el mensaje sea oído, pero además, el volumen puede transmitir información
básica acerca de nuestra personalidad o nuestro estado de ánimo. Así, un volumen bajo puede señalar
sumisión o tristeza, mientras que uno alto puede indicar seguridad, dominio o extraversión. En término
medio, un volumen moderado expresa agrado, actividad y alegría
2. Tono o entonación: La entonación puede definirse como la curva melódica que la voz describe al
pronunciar las palabras, frases y oraciones. Cada persona tiene su tono de voz característico, es decir, la
nota que dentro de su registro individual se produce con más naturalidad y menos esfuerzo. Alrededor
de esta nota se producen los movimientos ascendentes y descendentes del habla de cada persona.
3. Timbre: el timbre es el modo propio y característico de sonar la voz de las personas, y por lo tanto,
no podemos modificarlo.
4. Fluidez verbal: la fluidez verbal es la forma en la que vamos emitiendo y pronunciado las palabras.
Para hacerlo de manera eficaz debemos hacerlo sin repeticiones, vacilaciones, balbuceo ni monotonía.
Si no tenemos en cuenta la fluidez verbal podemos transmitir inseguridad, incompetencia, poco interés
o ansiedad. Debemos evitar abusar de las repeticiones, tartamudeos, omisiones, palabras sin sentido,
pronunciaciones erróneas, etc.
5. Velocidad: Es necesario hablar con una velocidad adecuada a la receptividad del interlocutor,
comprobando en todo momento que nos está escuchando con interés y que nos está entendiendo.
Recuerda que si hablas muy lentamente, los que escuchan pueden impacientarse, aburrirse y dejar de
atenderte. También, si hablas muy deprisa es posible que el público tenga dificultades para entenderte.
Por otro lado, con el objetivo de aumentar la variedad, deberán pronunciarse unas frases de forma más
rápida y otras más lentamente. La velocidad del habla está muy relacionada con los estados de ánimo.
6. Claridad: La claridad del habla está relacionada con la velocidad, pero también con la
pronunciación, articulación y vocalización de los sonidos. Es importante prestar atención a la
pronunciación y vocalizar utilizando los movimientos adecuados de labios, boca y lengua.
7. Tiempo de habla: Debemos adecuar el tiempo de habla al tiempo establecido que tenemos para ello,
por lo que el ensayo es muy recomendable. No es recomendable acelerar el discurso cuando se nos está
agotando el tiempo, por lo que no vamos a transmitir de manera eficaz el mensaje. Por tanto, en estos
casos se recomienda priorizar lo más importante que queramos transmitir con la suficiente fluidez y
claridad.
8. Pausas/silencios: Las pausas son intervalos temporales de silencio dentro de una misma oración, o
bien entre el fin de una y el comienzo de otra. Se pueden identificar dos tipos:
- Pausas plenas: Aquellas en las que el emisor intercala vacilaciones o interrupciones en el discurso,
que rellena con vocalizaciones como “eh”, “ejem”, “mmm”, etc. Entre ellas se incluyen los comienzos
de frase fallidos, los tartamudeos, la repetición de palabras, etc. Cuando este tipo de pausas son
excesivamente frecuentes pueden transmitir al receptor nerviosismo, despiste o falta de preparación.
- Pausas vacías: Son las producidas voluntariamente por el orador en aquellos puntos exigidos por la
estructura gramatical (puntos, comas, etc.). Es necesario realizar estas pausas para que el discurso sea
correcto y fácilmente entendible.