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Biscari: la brutal matanza de prisioneros nazis e italianos que EE.UU.

quiso ocultar

El historiador y periodista Jesús Hernández es ya todo un clásico

entre los aficionados a la Segunda Guerra Mundial. De su mano han

nacido obras como « Bestias nazis» o la documentada «¡Japón ganó las

guerra!», una investigación de campo que es única en nuestro país y de

la que apenas existe bibliografía en otros idiomas. Todo ello le ha

permitido empezar a ser conocido como el Antony Beevor

español . Así, y a pesar de que se hizo famoso por sus libros de

anécdotas sobre la contienda, ha logrado convertirse en uno de los

expertos que mejor se documentan sobre este conflicto.

Su última obra es un ejemplo claro de ello. En « Grandes atrocidades de

la Segunda Guerra Mundial» (Almuzara, 2018) Hernández se adentra en

un ámbito desconocido hasta ahora: las barbaridades perpetradas por

los aliados contra prisioneros del Eje. Y no porque los nazis o

los japoneses no cometiesen tropelías (que las hicieron, y


muchas), sino porque, en sus palabras, la historia ha silenciado otros

actos igual de deleznables. Aunque, de entre todas las que recopila,

destaca la masacre de Biscari (Italia). Un incidente que el ejército

de los EE.UU. trató de silenciar y en el que dos soldados americanos

acabaron con medio centenar de presos durante la ofensiva de Sicilia.

1-Es imposible no asociar las atrocidades perpetradas en la IIGM con los


nazis. ¿Cuáles fueron las barbaridades germanas más destacadas?

Obviamente, la más destacada fue el exterminio metódico y masivo de

los judíos, pero tengo que confesar que elHolocausto ya me aburre

soberanamente, y lo dice alguien que ha visitado ocho campos de

concentración y ha dedicado un libro entero, " Bestias nazis", a los más

sádicos guardianes de estos campos.


Creo que el Holocausto está siendo sometido a una sobreexplotación

cultural, en forma de un alud sin fin de novelas o películas. La suma

escritora más niños más campo de concentración parece un seguro de

ventas para las editoriales. Eso ha hecho

que Dachau o Auschwitz se hayan convertido ya en

atracciones turísticas, en las que los visitantes están más preocupados

de sacarse una buena selfie que en comprender cómo se llegó a eso.

Por tanto, he decidido pasarlo por alto en mi libro y, en todo caso,

tampoco hubiera aportado información nueva al lector. Me interesa más,

por ejemplo, la matanza del barranco de Babi Yar , que sí trato en

mi obra, u otras atrocidades como las perpetradas en Oradour o en

Lídice, un lugar que, por cierto, visité este verano y me dejó vivamente

2-¿Y las niponas?


impresionado.
El salvajismo exhibido por los japoneses resultaría imposible de igualar.

Para comprobarlo, basta leer el primer capítulo, el que dedico a

la matanza de Nanking , que, pese a ocurrir antes de la contienda,

en realidad formó parte de la misma. Durante la guerra se repitieron

masacres similares, como en Manila , sin contar el maltrato a los

prisioneros aliados o los terribles experimentos realizados con civiles

chinos, que dejarían a Mengele como un filántropo. Por cierto, tras la

rendición nipona los norteamericanos no tendrían inconveniente en

aprovechar los resultados obtenidos en esos experimentos, concediendo

a cambio la impunidad al hombre que los dirigía, Shiro Ishii.

3-Con todo, sin duda las más olvidadas han sido las atrocidades de los
aliados... ¿Por qué?

No descubro nada si digo que son los vencedores los que escriben la

Historia, y los vencedores poseen una tendencia natural a pasar de

puntillas por sus episodios menos edificantes. Si ponemos en una


balanza los crímenes cometidos por unos y otros, no hay duda de que el

Eje cometió más acciones execrables, pero aun así los Aliados cruzaron

esa línea en no pocas ocasiones.

De todos modos, no soy ingenuo, sé que es absurdo querer aplicar los

criterios morales propios de un tiempo de paz, y más todavía los

actuales, a aquel turbulento pasado.

Hoy a nadie se le ocurriría lanzar una bomba atómica para

resolver un conflicto armado, pero entonces parecía estar justificado

para terminar de golpe una guerra que estaba durando demasiado y que

todavía debía de cobrarse miles de vidas norteamericanas. Igualmente,

destruir hoy una ciudad de Oriente Medio desde el aire es una atrocidad,

pero entonces eso era aceptado como una acción de guerra más.
Imagen de las fosas de Katyn

4-¿Fueron los soviéticos los que más atrocidades perpetraron dentro del
bando aliado durante la IIGM?

No cabe duda de eso. En mi obra dedico un largo capítulo a la matanza

de Katyn, acompañado de material inédito procedente de familiares de

las víctimas. Siendo gravísimo lo ocurrido, no le va a la zaga la decisión

de los Aliados occidentales de tapar el escándalo, admitiendo con la

boca pequeña la autoría alemana para no poner en riesgo la alianza.

Pero lo peor fue que esa mentira histórica se mantuvo durante cuatro
décadas, un tiempo en el que fracasarían todas las iniciativas que

defendían la verdad.

El caso de Katyn es conocido, pero no lo es tanto el de las minorías que

Stalin se empeñó en eliminar. En mi libro hablo del

caso checheno , concretamente de la matanza de Khaibakh ,

que me dejó helado cuando la descubrí. Unos setecientos ancianos,

mujeres y niños fueron encerrados por soldados soviéticos en un

establo, al que le prendieron fuego.

Los chechenos, junto a los ingusetios, karachai, calmucos y balkarios,

serían deportados a Asia Central, en donde incluso se les suministraría

alimentos envenenados. Lo más curioso es que el plan de deportación

se puso en marcha en octubre de 1943, en plena ofensiva para expulsar

a los alemanes de territorio soviético. Stalin no dudó en destinar a esa

operación el presupuesto para la fabricación de unos 700 tanques T-

34 , además de unos 120.000 soldados. También dedico un capítulo a la


deportación de civiles polacos a Siberia. Por supuesto, de todo ello es

difícil encontrar alguna referencia en los libros de la Segunda Guerra

Mundial .

Hernández, junto a su nueva obra - ABC

5-En el caso de los norteamericanos también hubo matanzas


desconocidas como la de Biscari, en la campaña de Sicilia. ¿Qué
pretendían los aliados con esta ofensiva?

Sicilia era la prolongación lógica de la campaña en Africa del

Norte después de la derrota del Eje. Con esa ofensiva se pretendía

también aliviar la presión germana sobre la Unión Soviética ,y


además sacar a Italia de la guerra. Sicilia sería también el escenario de

una competición entre Montgomery y Patton , en la que se

impondría el inefable general norteamericano.

6-¿Cómo fueron tomados los prisioneros del aeródromo de Biscari?

Las tropas del Eje defendían esa instalación, pero la presión de las

tropas norteamericanas llevó a los alemanes a retirarse. Un grupo de 48

italianos y dos alemanes no tuvo tiempo de hacerlo y cayó en manos

de los estadounidenses. Un comandante entregó el grupo al

sargento Horace West para que los condujese a la retaguardia,

asignándole otro sargento, un cabo y cinco soldados para custodiarlos

por el camino.
Ofensiva aliada de Sicilia - ABC

7-¿En qué consistió el incidente West? ¿Y el Compton?

Durante el traslado, el sargento West pidió al otro sargento su metralleta

Thompson para “ fusilar a esos hijos de puta ”. Inmediatamente

comenzó a dispararles a sangre fría, rematándoles en el suelo con

disparos en el corazón. Tan sólo se libraron los que habían sido

apartados para ser interrogados. Fueron asesinados 35 prisioneros.

Ese mismo día, el 14 de julio de 1943, hubo otro incidente similar,

protagonizado por el capitán John T. Compton . Un grupo de 36


italianos, que habían actuado como tiradores emboscados, fueron

capturados después de que hubieran matado o herido a una docena de

soldados norteamericanos. Compton ordenó formar un pelotón de

fusilamiento con 11 de sus hombres, que los ejecutarían a una orden

suya.

8-¿Cargó la justicia de EEUU contra ellos?

Ambos fueron detenidos y sometidos a juicio militar sin publicidad. West,

que alegó haber cometido el crimen en estado de locura transitoria, fue

condenado a cadena perpetua, pero no fue trasladado a Estados Unidos

y sólo un año después se le concedió el indulto. Regresó al ejército

licenciándose con honor


En cuanto a Compton, y murió
éste en 1974.y regresó a su División, pero un
fue absuelto

mes después murió en acción. Fue un desenlace oportuno para

mantener el manto de silencio sobre lo ocurrido en Biscari. Por cierto,

todavía hoy se desconoce dónde se encuentran los cuerpos de los

soldados ejecutados. Los norteamericanos debieron deshacerse de los


cadáveres de algún modo, seguramente para evitar alguna investigación

futura.

«Los norteamericanos debieron deshacerse de los cadáveres de algún

modo, seguramente para evitar alguna investigación futura»

9-¿Cree que West pudo sufrir, tal y como alegó, una enajenación mental
transitoria?

Se justificó diciendo que las arengas de Patton para acabar con los

alemanes habían sido como “ una orden de exterminio ” Es fácil

juzgar a estos hombres desde nuestra posición, sin tener en cuenta la

tensión insoportable del campo de batalla.

No obstante, es más incomprensible otra matanza que tuvo lugar esa

misma infausta jornada, en el pueblo de Canicattí . Allí, unos

civiles estaban llevándose jabón de una fábrica bombardeada, cuando

fueron detenidos por soldados norteamericanos que querían evitar los

saqueos.
El teniente coronel George H. McCaffrey acudió al lugar y ordenó

a sus hombres que ejecutaran a los civiles, pero estos, horrorizados, se

negaron a obedecerle. Entonces, McCaffrey sacó su revólver Colt y

comenzó a disparar a sangre fría contra los civiles, que estaban a

apenas unos tres metros, llegando a recargar su arma en dos ocasiones.

Prisioneros de guerra italianos - ABC

El suceso fue ocultado y no hubo cifra oficial de muertos, pero se cree

que pudieron ser entre 18 y 21, incluyendo algunos niños. Las


autoridades militares abrieron una discreta investigación de la que

McCaffrey saldría indemne. Ese crimen permanecería secreto hasta

1998, cuando uno de los soldados, de origen siciliano, decidió romper el

silencio. Aun así, no se ha levantado ningún memorial dedicado a las

víctimas, y tampoco recuerdo que exista ninguna novela o película

basada en esa carnicería. Es otro ejemplo más de cómo los vencedores

escriben la Historia.
«McCaffrey sacó su revólver Colt y comenzó a disparar a sangre fría contra

los civiles, que estaban a apenas unos tres metros, llegando a recargar su

arma en dos ocasiones»

-¿Por qué las atrocidades interesan tanto al gran público a día de hoy?

No sé si existe ese interés, pero es inevitable que exista un ingrediente

morboso en hechos de este tipo, aunque no me gustaría que ese fuese

el atractivo que pudiera tener mi obra. Resulta más interesante

reflexionar sobre la violencia que entonces desataron personas


normales y corrientes, al encontrarse en unas condiciones que forzaron

al máximo sus reticencias morales.

Eso nos lleva a la inquietante pregunta de si cabe alguna posibilidad de

que nosotros hubiéramos podido actuar de ese modo. Esa brutalidad

¿es intrínseca a la naturaleza humana y, por tanto, siempre está latente,

o es fruto de una época y unos valores como los que existían entonces?

Es decir, episodios como aquéllos ¿podrían repetirse o es algo que la

humanidad ha superado afortunadamente? Son preguntas que uno no

puede dejar de hacerse cuando acaba la lectura de mi libro.

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