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NO QUIERO CRECER

PILAR SORDO

ADOLESCENTES Características Generales

La generación actual de adolescentes vive rodeado de una tecnología que lo facilita todo, que lo
entrega todo ya hecho donde el mínimo esfuerzo prolifera. A esto se suma la crianza que los padres
ofrecen a sus hijos, una crianza donde se le da todo o casi todo al hijo creyendo que se está
contribuyendo en su bienestar, cuando en realidad lo que se hace es criar jóvenes con poca
tolerancia a la frustración, poca disciplina, poco rigurosos que rehúyen a los exigente por preferir lo
cómodo, con falta de un temple sólido, carentes del debido carácter. Esto deviene en el hecho de
valorar más lo rápido que lo duradero, donde el comprar o reemplazar es mucho mejor que el
reparar, lo cual también se traslada a las relaciones, además que estas son vistas como una
experiencia emocional (en muchos casos animalesca) y no como una decisión. Ni que decir de los
vínculos familiares, los cuales reciben poca importancia. Así mismo, los jóvenes tienen mayor
facilidad con el contacto de sus derechos y se hallan más alejados de sus deberes (escapando de sus
responsabilidades), cree que en hecho de tener más se es más feliz, tremenda mentira, pues ello
hace que caigan en la confusión de que es lo que realmente desean y si la felicidad tan anhelada está
siendo correctamente buscada. El miedo también se halla presente en los jóvenes, estancando sus
anhelos y metas, paralizándolos ante sus propias vidas. Es más, los modelos de adolescentes que se
muestra en los medios de comunicación es un modelo libertino, fuera de control, donde se cree
erróneamente que lo que hace es lo correcto.

DE 9 A 11 AÑOS Cambios

Una etapa de cambios, tanto físicos como psicológicos, los cuales repercuten en el estado del púber,
afectando incluso su autoestima. Ante las decisiones la labor de los padres es fundamental, pues su
acompañamiento en la toma de las decisiones o la elección correcta de algunas por ellos los ayudará
a adecuarse a esta nueva etapa. Tanto la menarquia en las púberes como la polución nocturna en los
púberes, deben ser tomados como aspectos de lo más naturales, incluso la masturbación (sin
embargo esta en exceso es una señal de ansiedad mal enfrentada como también el hecho de comer
en exceso), no deben de ser motivo de molestia o incluso infravaloración, al contrario, son
características que hacen especiales tanto al varón como a la mujer. La diversidad (el flaco, el chato,
el gordo, el que tiene acné, etc.) no ha de ser motivo de burla de los demás compañeros, en esto se
ha de trabajar en conjunción con la familia, así también evitar lo que podría devenir en Bullying. Los
cambios merecen ser asimilados por los púberes, más aun aceptados, e incluso aprender a reír con el
resto de los propios defectos y cambiarlos en la medida que sea correcto hacerlo (esto con el apoyo
debido de los padres). En estas edades las mujeres tienden a madurar más rápidamente que los
varones, incluso generan vínculos afectivos más estables, en tanto que los varones todavía estarán
en un ámbito lúdico. Por otra parte, el rendimiento académico no siempre es indicativo de que el
niño (a) en pleno cambio se encuentre bien, pues puede significar lo contrario. En esta etapa
conviene expresarse correctamente ante el púber (en caso de los padres), educarlos evitando decir
frases hirientes y en caso de haber conflictos con los hermanos, hacerlos ver la situación del
hermano desde una perspectiva más generosa y mejor, así mismo negociar con tal de que el ámbito
familiar sea adecuado. Su desarrollo debe ir acompañado de una autonomía propia, de lo contrario,
si los padres quieren encargarse de todo lo que generarán en el o la púber será la sensación de
inutilidad.

DE 11 A 13 AÑOS Del cambio al terremoto

Los cambios son ya más manejables por los que se hallan en la pubertad, por una parte tienen la
apariencia de personas mayores y por otra son aun niños inseguros faltos de experiencia, esta
ambivalencia es algo con lo cual los púberes juegan. La búsqueda de identidad surge en esta etapa,
cuya ausencia en la mayoría de los casos es llenada con contenidos nada adecuados (alienación y/o
seguir a las modas). En esta etapa los padres deben de vigilar que el hogar sea el espacio vital de sus
hijos y no aquello que estos detestan, prefiriendo así lo de afuera; es la etapa en la cual se ha de
aprender a formar vínculos afectivos estrechos y maduros y no experimentar con él o la enamorada
(ante lo cual no se hallan anda preparados). Adentrarse en el mundo de ellos es la mejor alternativa
para entenderlos y guiarlos de manera cercana, así se aprenderá a saber qué preguntarle para hacer
que llegue a las respuestas adecuadas a que se le dé la respuesta adecuada más como una
imposición que como un aprendizaje que debe de asimilar. La comunicación en el hogar, el
interrelacionarse con el hijo (a), aperturar un clima cálido hacia ellos y no lo contrario, hace que se
sientan mejor dentro del hogar que fuera de él, de lo contrario el púber pasaría a formar parte de las
tribus urbanas ya tan conocidas. Los límites, enseñarle a los hijos los deberes, ponerle reglas desde
pequeños hace que sean más controlables y su formación no se escape de las riendas, así
encaminarlos adecuadamente es más sencillo, evitando frustraciones paternas futuras e intentos
desesperados con tal de volver a tener el control de los hijos con el fin de encausarlos debidamente.
Los inicios sexuales a temprana edad se deben a modelos incorrectos que los jóvenes en formación
tuvieron, así las mujeres acceden a tener relaciones sexuales por temor a perder al ser “amado” o
por miedo, lo cual obedece a los modelos femeninos con los cuales crecieron (siendo la madre u otra
figura quien complacía en todo al padre u otra persona de género masculino con tal de evitar que
este se enoje), en caso de los varones, su inicio obedece a la valoración incorrecta del ser “más
hombres”.

DE 13 A 15 AÑOS Terremoto

En esta etapa el futuro joven y la futura señorita han de realizar una serie de movilizaciones internas
y externas a fin de encontrar su propia identidad y adecuarse a la sociedad en la cual viven. Entre los
muchos movimientos a darse el sexo figura como uno de los más importantes, es así que ellos han de
tener claro lo que es sexo y lo que es sexualidad. El pudor es dejado de lado hoy en día (aspecto en
contra del desarrollo adecuado de los jóvenes), lo extremo o riesgoso como prueba de ser mejor o
“más grande” lo llevan a él o ella a experimentar cosas para las cuales aún no están preparados, esto
asociado a la impaciencia que tiñe su existencia, siendo urgente el hecho de experimentar cuanto sea
posible sin medir las consecuencias de los actos. A este aspecto, el sexual, hace falta darle un sentido
humano e incluso sagrado (más aun en el caso de las mujeres), alejándolo así de las formas
animalizantes tan empleadas hoy por los jóvenes. El afán de las mujeres de querer tener vivencias
sexuales sin el riesgo de quedar embarazadas puede llevarlas a conductas lésbicas, sin que esto
implique que se tornen lesbianas, aspecto diferente es el masculino, pues el tener una experiencia
homosexual difícilmente es superado por el varón.
En esta edad comienzan las salidas nocturnas, en esta etapa es importante fijar límites a los hijos,
darles una hora de llegada (una de la madrugada por ejemplo) que debe de respetarse, así como
llevarlos o recogerlos personalmente de dicha fiesta (esto con el fin de observar el ámbito en el que
se está desenvolviendo el joven en formación). Enseñarles a ser responsables de sus actos es
importante en esta plena formación, haciendo que entiendan que la libertad se consigue con
responsabilidad y que el hombre es libre en la media que cumple con sus deberes y que es
perseverante en sus metas. Ellos pueden no desear crecer porque la realidad que los padres
muestran a sus hijos es una realidad atareada, donde el no tener deberes o labores resulta muy
agradable, donde importan muchas cosas superficiales pero se deja de lado lo importante: la
formación de las virtudes. El presente esta infestado del hecho de reemplazar lo que se malogró,
pues ya no sirve, cuestión que se ha extendido a las relaciones interpersonales del futuro joven o
señorita, puesto que cuando se cometen errores en las relaciones, en lugar de pedir perdón (reparar)
lo que se hace es cambiar o desechar aquello en lo que falló, así si algo en la vida de él o ella se
malogra, simplemente se desecha ello, sin aprender de los errores ni aprender a solucionarlos. Y si
hay dolor en las vivencias, aprender a verlo como una oportunidad para crecer y superarse a sí
mismo. Crecer es aprender a asumir las responsabilidades propias, y ser responsable es asumir los
efectos negativos y positivos de nuestras acciones, nos guste o no; así también, reparar o remendar
(el pedir y dar perdón es un ejemplo concreto de ello) en la medida que se pueda los errores que
hemos cometido. La tecnología ha mermado considerablemente las interrelaciones personales de los
jóvenes, pues estos se hallan más conectados a un aparato electrónico con tecnología que a aquellos
que le rodean. Por ello las formas de comunicación directa son paupérrimas entre ellos. La moral
entre los jóvenes es un amoral heterónoma, es decir que depende de factores externos y en la
consecuencia de los actos, en tanto que la moral autónoma se va perdiendo entre ello, pues esta
moral surge de la intencionalidad y voluntad de la persona para cometer actos. El recurrir al alcohol
con el fin de divertirse es una muestra de la carencia de habilidades sociales que poseen los jóvenes,
ya que estos requieren de dicha sustancia para pasarla bien, en lugar de contar con recursos propios
que les permitan divertirse por sí mismos y de manera natural.

DE 15 A 18 AÑOS Búsqueda de sueños

En esta etapa el joven ha de ser más estable y adquirir cierta madurez, esto debido al hecho de que
tendrá que tomar decisiones para su futuro (como la carrera profesional), donde lo que haga ha de
obedecer no solo a sus habilidades, sino sobre todo al hecho de que se sienta realizado con lo que
haga. El hecho de tener pareja es otro aspecto importante en esta etapa, pues con la madurez que
poco a poco se va cristalizando, el joven debe de ser capaz de enamorarse y aprender que el amor no
necesariamente está ligado al sufrimiento, donde cuanto más se sufre más se demuestra al otro que
se le ama, sino lo contrario, que el amor hace el bien, por ello si uno realmente se enamora entonces
mejora como persona y mejora su entorno. A esta edad también debe de asumir sus deberes de
ciudadano y gozas por ello de sus derechos, en lugar de reclamar solo sus derechos pero no realizar
sus deberes.

DE 18 A 24 AÑOS Sueños

La clave aquí es no desertar, tener una ruta y seguir recorriéndola. El amor no solo se da a nivel de
sentimiento, sino también de decisión, pues se decide a amar y se esfuerza por lograrlo
adecuadamente. Los primeros fracasos en las diferentes áreas de su vida han de ser valoradas por el
joven, pues el superarlas y afrontarlas genera temple en él. Los padres deben de dejar que estos
vayan adquiriendo cierta independencia y consiguiendo sus propios logros económicos y
profesionales por su propia cuenta, a fin de que aprendan a valorarlos debidamente. De lo contrario,
si los padres allanan el camino de sus hijos, estos irán sintiendo que nada va a llenarlos, que la vida
no tiene valor, no valoraran nada y además de ello perderán el afán de crecimiento propio del joven.

DE 24 A 30 AÑOS Consolidación de la adultez

En esta etapa se consolida la pareja, se asume el compromiso de tener una familia y esforzarse por
mantenerla. Sin embargo, ello no ocurre, pues los adultos de ambos sexos rehúyen al compromiso o
no saben dónde encontrar la pareja ideal, tienen una sensación de vacío, no salen de casa o vuelven
con los padres ante la menor dificultad que tuvieron que afrontar una vez “independientes”, no
deciden amar y creen que el amor es solo placer, por ello no se afrontan las dificultades que surgen
en la vida de pareja, se huye de ellas y no se asume el compromiso de crecer aunque sea con dolor
(esto no implica sufrimiento puro).

El miedo al compromiso y la comodidad de ser soltero, tener una vida con uno mismo libre de
responsabilidades con una pareja estable y con una familia propia, genera generaciones que
prefieren vivir solos antes que con un pareja, esto genera un vacío, pues se pude estar viviendo de
manera agradable así, sin embargo, dicha persona no padecerá ni experimentará la vida de pareja y
el hecho de tener hijos y luchar porque estos salgan adelante, esto merma su vida y hace que no sea
realmente feliz, pues se priva de seguir creciendo. Arriesgarse, empezar de cero y comenzar a
ganarse la vida de poco a poco con el propio esfuerzo es lo que brinda bienestar y torna adulto al
joven, decidir amar y decidir ser feliz (eso es tener felicidad independientemente de los factores
externos) día a día es crecer. A pesar de todos los dolores, la vida es una experiencia de amor y de
felicidad.

ADOLESCENTES “BACANES”

Son aquellos que anteponen sus deberes a sus placeres, sin que esto les impida disfrutar de
momentos gratos, son aquellos que han salido de su burbuja para contribuir con el bienestar de los
demás, pertenecen a alguna congregación o grupo de voluntarios, se llevan bien con sus padres, pues
respetan sus reglas y tienen la capacidad de amar. Tiene la capacidad de hablar sobre temas
profundos, consiguen lo que desean con esfuerzo, viven austeramente pues sus padres no les dieron
todo con tal de cubrirlos de una falsa felicidad, tienen principios, valores, sueños, son resilientes (y el
hecho de vivir con uno solo de los padres no los hizo débiles, sino más fuertes). Saben que su cuerpo
es el templo de su alma, por ello lo cuidan, expresan sus emociones libremente, no se reprimen ni
temen expresarse tal y como son, viven y llorar, vencer y fracasan, son felices y padecen dolores,
pero siempre su mejor parte triunfa.

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