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“No puedo creerte”

La desconfianza y el abuso como trampa vital.


Frank vino a terapia con su mujer Adriene porque tenían problemas matrimoniales.

Frank y Adriene tenían dos niños; en nuestra primera sesión le preguntamos si tenía
problemas para controlar la ira con sus hijos. “NO”, respondieron los dos. Frank era
maravilloso con sus hijos.

Desde que el adulto, Frank sólo ha perdido el control una vez, esto ocurrió cuatro
años atrás cuando bebía. Desde entonces no ha vuelto a beber.

Enseguida comprendimos a Frank: se estaba esforzando mucho para ser una


persona mejor de lo que su infancia le permitió ser.

Por otro lado Madeline vino a terapia por los problemas que tenía con los hombres.

Madeline nos contó que siempre pensaba que las intenciones de los hombres se
reducían a utilizarla o aprovechar de ella.

Madeline quería casarse y tener hijos, pero creía que nunca encontraría a un
hombre con el que pudiera intimar lo suficiente para que eso ocurriera.

El sentimiento de abuso es una mezcla compleja de sentimientos más generales


como el dolor, el miedo, la rabia y la pérdida. Los sentimientos son intensos y están
a flor de piel. Cuando estamos con pacientes que han sido objeto de abuso, somos
conscientes de esos sentimientos intensos. A pesar de que aparentemente están
calmados, se pueden percibir en el ambiente. Parece como si en cualquier
momento pudieran reaparecer de nuevo.

Puedes tener estados de ánimo variables y, de repente, alterarte mucho y llorar o


enrabiarte, lo que sorprende a los demás. Frank tenia explosiones de rabia hacia
su mujer y Madeline se ponía a llorar fácilmente; los dos casos ilustran lo que
estamos describiendo.

Otras veces puedes parecer ido, como si estuvieran en otro lugar, lo que nosotros
denominamos disociación, las cosas te parecen irreales y estas emocionalmente
insensibilizado. Es un aprendizaje que has desarrollado y, al mismo tiempo, escape
psicológico del abuso.

En el caso de Madeline, fueron los límites sexuales. Su madre y su padrastro


llegaron a ser unos extraños para ella. Su madre abusaba de los tranquilizantes (a
menudo, las drogas y el alcohol están implicados en las situaciones de abuso) y,
así, su padrastro se convirtió en una fuente de afecto.

Esta es una situación común: los padres que tiene una relación conflictiva o que va
a la deriva utilizan a los niños como un sustitutivo. El niño recibe atención, pero
luego de la situación puede llegar a ser una fuente de culpa.
El afecto de su padrastro progreso hacia el abuso sexual. Al principio Madeline no
estaba segura de si el abuso sexual se había producido.

Es importante observar que la extensión del abuso puede variar. Algunas personas
sufren un abuso sexual intenso, mientras que otras son objeto de afrontamientos y
toqueteos. Lo más importante es cómo te sientes ante esta situación. Si te sientes
muy incómodo con los toqueteos, se trata casi de un abuso sexual.

Otra fuente de culpa más tardía es que el niño cree que permitió, estimuló o incluso
disfruto con el abuso. Madeline permitió que su padrastro la tocara.

El abuso también provocó sentimientos sexuales en Madeline que le confundían y


le hacían sentir mal y avergonzada.

Es importante comprender que no tuviste ninguna responsabilidad. Permitir el


abuso e incluso responder sexualmente a éste, de ninguna manera implica tu
responsabilidad. El hecho de que fueras un niño te absuelve. Si hubo personas en
tu familia, mayores y más fuertes, que violaron tus límites, poco pudiste hacer. Esta
situación es muy compleja, pero difícilmente hubieras podido protegerte a ti mismo,
más bien se suponía que era tu familia que debía hacerlo.

El hecho de que nadie la protegiera resulta muy doloroso para Madeline.

Las similitudes de las tres clases de abuso- físico, sexual y verbal- son más
importantes que sus diferencias, ya que implican la misma extraña mezcla de amor
y dolor. La experiencia psicológica de Frank fue similar a la de Madeline, pero su
trampa vital fue más grave, porque el padre bilógico de Frank fue quien abuso de
él desde que era muy pequeño y porque duro más tiempo.

Frank recordaba que vivía en un estado de miedo constante. La rabia que mostraba
su padre era impredecible.

Desde entonces, para Frank era difícil sentirse seguro. Los temas de seguridad
centraban su atención y no le permitían centrarse en otras cosas. Siempre había
una parte de él que buscaba la amenaza.

Es difícil expresar lo caótico y peligroso que parece el mundo cuando eres niño y
alguien cercano te invade e hiere. El sentimiento básico de seguridad que la
mayoría de las personas dan por supuesto, simplemente no se dan.

Como terapeutas, nos hemos encontrado que en cada caso de abuso, el abusador
hace que el niño pierda la autoestima: culpa al niño y el niño acepta la culpa.

El abuso crea un poderoso sentimiento de inutilidad. Provoca que te avergüences


de quien eres, te hace sentir que no vales la pena y que no tienes el derecho a
hacerte valer o de defenderte. Si permitiste que te utilizaran y que se aprovecharan
de ti, habrás sentido que el abuso era lo que te merecías.
La última defensa que tiene el niño es psicológica. Cuando la realidad es
demasiado terrible, existe la posibilidad del escape psicológico. En función de la
gravedad de los abusos, puedes haber pasado épocas de tu infancia en un estado
de disociación, sobre todo cuando el abuso se producía. Fue una respuesta
adaptativa de tu niñez.

Disociarse puede haber sido una forma de distanciarse completamente de una


situación emocional extrema para abarcar con ella. La disociación también
proporciona un respiro para que no pueda distanciarse del acontecimiento; así este
aparece como algo aislado en la vida. Esto te permitió relacionarte con el abusador
en otras con relatividad normalidad.

En situaciones donde el abuso es extremo, la disociación puede llevar a la


formación de múltiples personalidades. Los estados desproporcionados de Frank
eran contra ataques que le permitían afrontar sus expectativas de abuso. Algunas
veces se comportaba como su padre. El niño imita la conducta del abusador para
sentirse más poderoso.

Uno de los contra ataques más frecuentes de la trampa vital de la desconfianza y


el abuso es abusar de alguien, de manera que se perpetúa la cadena. La víctima
del abuso algunas veces se convierte en el abusador. El padre de Frank era un
ejemplo de ello.

Es importante señalar que lo contrario no es necesariamente la verdad. La mayoría


de las víctimas del abuso sexual cuando crecen no se convierten en abusadores
sexuales infantiles. Aunque los enfados de Frank eran desproporcionados, ni
abusaba ni maltrataba a niños. Había roto la cadena. No obstante, muchas de las
víctimas de abuso que no se comportan de forma abusiva, han tenido fantasías de
abusar o hacer daño a la gente.

Esporádicamente puedes humillar a los demás, ser un manipulador, indultar o


divertirte viendo el sufrimiento de otras personas. Lo que estamos describiendo es
una parte sádica tuya; es una parte que puede parecer espantosa, que contra ataca
y que te conviertes en aquellos que te hacían daño.

El padre de Frank también le ofendía con sus comentarios. La crítica que da origen
a la imperfección enmascara el abuso verbal cuando hay un propósito de hacer
daño. La persona te humilla deliberadamente y te derrota.

El padre de Frank parecía odiarle. Es difícil entender cómo un padre puede odiar a
un hijo de esta manera, pero la vulnerabilidad de Frank era, por alguna razón,
insoportable para él. Necesitaba destruir esta vulnerabilidad, extirpándola de raíz.
El padre de Frank estaba bajo la influencia de su propia trampa vital de
desconfianza y de abuso. Aprendió a compensar su propio abuso de la infancia,
volviéndose el agresor.
La trampa vital se da cuando el niño aprende a comportarse de manera abusiva y
desconfiada. Es posible que el ejemplo proceda de padre que no se comporte de
manera muy ética y sea un manipulador en el trato con los amigos o en los
negocios. También puede darse que los padres manipulen o miden tu confianza.
Por lo tanto, aprendiste que toda la gente es así y esperas que la mayoría de las
personas actúen de esa manera contigo.

Un ejemplo son las relaciones que estableció Madeline con otros hombres cuando
tenía unos veinte años. Ella constituía drogas, al igual que otros amigos suyos.

Hay pocas personas con más probabilidades de manipular y aprovecharse que un


adicto a las drogas. Hasta sus novios más sinceros de alguna manera abusaron de
ella en las relaciones sexuales. Durante varios años, Madeline tuvo diferentes
relaciones en las cuales repetía este patrón.

La actitud que Frank tenía con su mujer es un ejemplo perfecto. De toda la


información que pudimos acumular. Adrianne era digna de su confianza.

Cuando Frank era niño le hicieron mucho daño y le defraudaron. Pasó mucho
tiempo antes de que estuviera dispuesto a correr otro riesgo.

Madeline también tenía fantasías sexuales sadomasoquistas que la trastornaban.


El tema sexual estaba lleno de emociones negativas.

Para Frank, admitir que tenía un mal padre era muy perturbador. Si lo veía como
un buen padre, esto le permitía mantener la relación y fue una de las cosas, que en
primer lugar, le permitieron tolerar el abuso.

Frank necesitó meses de terapia para estar dispuesto a explorar su abuso por
medio de las técnicas de imaginación, pero a partir de entonces las imágenes y los
recuerdos surgieron inmediatamente.

Madeline no deseaba ponerse en contacto con su padrastro, pero le escribió una


carta.

Los pacientes con frecuencia se sorprenden de los pocos datos objetivos que tienen
de que las personas no sean dignas de confianza. Éste era, ciertamente, el caso
de Frank.

A menos que estés completamente rodeado de gente abusiva, estás destinado a


tener algunas personas en tu vida en las que debes confiar.

Una relación terapéutica puede ser el mejor modo de empezar. Puedes aprender a
confiar si estás en un entorno seguro.

El mayor escollo que tuvo que superar Madeline fue dejar de evitar las relaciones
sentimentales. Su convicción de que nunca podría confiar en los hombres era muy
profunda.
Madeline creía que lo mejor que podría encontrar era otra relación desagradable.
Con esta lógica, era normal que evitara las relaciones por completar Su conducta
era un claro ejemplo de escapar como estilo de afrontamiento.

Sin embargo, la verdad es que hay muchas personas en el mundo que son más
amables que tus familiares. Esperas que todo el mundo sea como tu familia, pero
te equivocas y generalizas en exceso.

Primero pasa por un período en el que sólo salgas. Poco a poco forja tu estilo de
relacionarte. Intenta conservar siempre un sentimiento de control. Cuando
empieces una relación, asegúrate de defender tus derechos, protégete a ti mismo
y valórate más. Y estimula a tu pareja a hacer lo mismo.

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