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TEXTO: Lucas 10:25-37 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y
viéndole, fue movido a misericordia.
ORACIÓN: Señor... Tantos a mi lado sufren, otros pasan necesidad y a veces estoy ciego,
abre mis ojos para que pueda extender mi mano de amor al caído.
Quizás esta pregunta del intérprete fuera real, no había respuestas claras de la salvación; no
había iglesia, ni se había derramado el don del Espíritu Santo, Cristo no había muerto en la
cruz; no se tenía un amplio conocimiento de la gracia de Dios; hasta ese momento, los
hombres morían en la esperanza de un redentor sujetos a servidumbre por el temor de la
muerte, He.2:14-15. Seguramente por esto Jesús sacó tiempo para hablarle. Las preguntas
necias, son como flores en la vida de los sabios. A otros, El Señor no les contestó y a
algunos les retrucó con otra pregunta, pero a éste le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué
lees? y Él respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Bien has
respondido, haz esto y vivirás, pero él queriendo justificarse respondió: ¿Quién es mi
prójimo?
Este pobre hombre cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole se
fueron dejándole medio muerto. Una situación que aunque parezca increíble, se está
haciendo una realidad en nuestros días. A veces no conviene escuchar o ver ésta clase de
noticias, pues altera y pone nerviosos a muchos. En los días que vivimos, más que nunca,
debemos confiar en El Señor pues los que le aman, no tendrán falta de ningún bien, y
todavía nuestro Dios es escudo y fortaleza para sus hijos.
A éste hombre despojado, herido y casi muerto, se le acercaron tres hombres curiosos.
A- UN SACERDOTE: Quién viéndole, pasó de largo: Este sacerdote que venía de
Jerusalén, quizás del altar o del templo, seguramente de la familia de Aarón y de la tribu de
Leví, cuyo ministerio lo habría heredado por sucesión como muchos otros, santurrones,
llenos de letras y puro uniforme. Por lo que se ve a través de la historia contada por Jesús,
estaba muy lejos de extender su mano al caído. ¿En que estaría fundada la fe de este
sacerdote? ¿Sacerdote de Dios? o ¿De la conveniencia?
B- UN LEVITA: Así mismo un levita, llegando cerca y viéndole, pasó de largo. Otro come-
santos de la misma familia del sacerdote anterior; ¡Qué ambiente el de aquellos días
verdad! Seguramente en el templo, todo, fuera del templo, nada. Me recuerda a muchos que
en la iglesia son tan santos y afuera tan malas personas; dicen buenas palabras a Dios en sus
oraciones, luego su boca es una letrina con los de afuera. No hagas tú lo mismo, res-peta a
Dios y a tú prójimo.
Sin dudas ésta parábola, hablaba de Jesús mismo; Él es el buen samaritano o no? ¿Acaso
alguien se parece a Él? los hombres encargados de ministrar al pueblo el mensaje y de
recibir del pueblo y darlo a Dios, nada hicieron. Pero éste buen samaritano, sin conocerle,
sin poder esperar algo de éste despojado, se acercó a vendar sus heridas, ¿Acaso no se
acercó Cristo a tu vida cuando estabas maltratado y alejado de Dios? ¿No vendó Cristo tus
heridas? ¿No te puso aceite y vino? ¿Figuras del Espíritu Santo y sangre derramada? ¿No
pasaste por la cabalgadura de la cruz y luego te llevó al mesón, que es figura del trono de
Dios? Y como si esto fuera poco ¿No estamos escondidos en El y Él en Dios? ¡Cuánto le
debemos! Jesús vino a cumplir con la ley y los profetas (sacerdotes y levitas) pero vino a
superar a ambos por el camino de la misericordia y el amor, porque lo que no hicieron ellos
(ambos) Él lo consiguió y a través de Él, el hombre es salvo, Gloria a Dios.
Este buen samaritano, sacó dos denarios, que representaban el sueldo de dos días de trabajo
¿Lo darías tú por uno que no conoces? Pagándole al mesonero. No fue gratis nuestra
salvación; alguien tuvo que pagar, y éste pago fue un gran precio que Dios aceptó;
representan también estos dos denarios, sacrificio y sangre pagando por una vida
¡Cuídamele! Es una responsabilidad dada a la Iglesia del Señor, y a cada uno de nosotros,
yo debo cuidar de vos, y vos debes cuidar de mí.
Extiende tu mano de amor hacia el que necesita, no tires salvavidas de plomo, lo que hagas
de más yo te lo pagaré.
Este samaritano tenía buen crédito en el mesón, no pierdas tu crédito, el crédito habla de
confianza y buen testimonio; si lo pierdes ante los hombres no es tan grave como perderlo
ante Dios. Jesús tiene un buen crédito en el trono de Dios, y ésa cuenta está abierta a
nuestro favor; ahora El te invita, Pedid y se os dará, porque todo aquel que pide recibe,
disfruta de la generosidad del Señor, porque Dios juntamente con Él nos da todas las cosas
en abundancia. ¡Aleluya!
Jesús le dijo al preguntón, ¿Quién te parece que fue el prójimo de éstos tres? ¿Sacerdote -
levita- samaritano? Y él respondió: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le
respondió: ¡Vé tú y haz lo mismo!
Dios te bendiga
DANIEL REGONDI
CÓRDOBA, MAYO DE 1999
danielregondi@sinectis.com.ar