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TERAPIA COGNITIVA PARA
LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD:
Un Enfoque Centrado En Esquemas.
Tercera Edición.
Versión Traducida: Yasmín López Alzate.
RESUMEN
JUSTIFICACIÓN.
Introducción.
Uno de los retos actuales de la terapia cognitiva, es desarrollar estrategias
efectivas de tratamiento, para trabajar con pacientes con trastornos de
personalidad crónicos.
La primera sección describirá siete características que los pacientes deben tener
para lograr buenos resultados desde el marco de una terapia cognitiva de corta
duración. “La terapia cognitiva de corta duración”, se refiere a aquella que
originalmente desarrollaron Beck y sus colegas (1970) para el tratamiento de la
depresión, y que estipulaba un número de sesiones que oscilaba entre 16 y 20.
La sección continuará con la demostración de cómo los pacientes con trastornos
de personalidad y otros tipos de pacientes difíciles, echan por tierra estas
creencias básicas. La siguiente sección discutirá la manera en que la terapia
cognitiva de corta duración, puede adaptarse y expandirse, para describir de una
manera más completa lo que observamos en pacientes con trastornos de
personalidad. Se expondrá brevemente una teoría clínica sobre los esquemas.
Las secciones finales describirán la adaptación a la que están obligadas las
terapias cognitivas de corta duración, si quieren sobreponerse a los obstáculos
que plantean los pacientes con trastornos de personalidad. Este nuevo enfoque
es denominado “Terapia Centrada en Esquemas”.
Los nombres y las características de las personas, han sido modificados en todos los casos que
sirven de ejemplo, para proteger su privacidad.
tristeza, enojo, culpa o cualquier otra emoción. Sin embargo, en pacientes con
trastornos de personalidad, esto parece no tener aplicación. Muchos pacientes
se sienten bloqueados y enajenados frente a sus sentimientos; para ellos es
necesario modificar el enfoque de la terapia cognitiva de corta duración.
2. La segunda suposición, es que el paciente tiene acceso con poco
entrenamiento, a los pensamientos y a las imágenes. Muchos pacientes con
trastornos de personalidad, no pueden darnos un reporte de sus pensamientos
automáticos, o manifiestan no tener imágenes. También para estos pacientes
tenemos que desarrollar nuevas estrategias.
3. Se supone que el paciente acude con problemas identificables, en los cuales
concentrarse. Algunos pacientes “difíciles” presentan problemas vagos o
difíciles de definir. Es posible que presenten un malestar general, con respecto
al cual son incapaces de identificar desencadenantes concretos. Tenemos que
modificar la terapia cognitiva de corta duración, para trabajar con pacientes en
los que no hay problemas específicos que plantear.
4. La terapia cognitiva de corta duración supone que el paciente está motivado a
hacer las tareas asignadas y a aprender estrategias de auto-control. Sin
embargo, después de trabajar con muchos pacientes con problemas de vieja
data, encontramos que no tienen la disposición o que son incapaces de hacer
las tareas asignadas y que además presentan una gran resistencia frente al
aprendizaje de estrategias de autocontrol. Estos pacientes parecen estar más
dispuestos a buscar apoyo en el terapeuta, que a aprender estrategias de
autoayuda.
5. La terapia cognitiva de corta duración cree que el paciente al cabo de pocas
sesiones, puede engancharse en una relación colaborativa con el terapeuta.
Sin embargo, con muchos pacientes es casi imposible engancharlos en una
relación de este tipo. La relación terapeuta-paciente es tan problemática que
los pacientes se desgastan intentando que el terapeuta satisfaga sus
necesidades o están tan desenganchados y tienen una actitud tan hostil, que
son incapaces de hacer algún aporte en una relación colaborativa.
6. La sexta suposición es que las dificultades en la relación terapéutica no son un
foco de problemas importantes. Sin embargo, en muchos pacientes con
trastornos de personalidad, si suponemos que los problemas en la relación
terapéutica son meros obstáculos que superar, de tal modo que lograremos
hacerlos con una terapia cognitiva de corta duración, estaremos olvidando el
núcleo central del problema. En muchos pacientes con trastornos de
personalidad, el núcleo de su problemática es interpersonal y uno de los
mejores espacios para observarla es aquel que propicia la relación terapéutica.
Con estos pacientes se vuelve mucho más importante focalizar en la relación
terapéutica; desafortunadamente, la terapia cognitiva de corta duración tiene
poco que decir acerca de cómo trabajar a profundidad con la relación
terapéutica.
7. Una séptima suposición es que todas las cogniciones y modelos conductuales
pueden cambiarse a través del análisis empírico, del discurso lógico, de la
experimentación de pasos graduales y de la práctica. En muchos pacientes
crónicos, sus cogniciones y patrones de conducta auto derrotistas son
extremadamente resistentes al cambio por la única vía de las técnicas de la
terapia cognitiva de corta duración. Dichos pacientes pueden manifestar
continuamente que entienden en un nivel intelectual lo que su terapeuta
muestra, pero a nivel emocional sus sentimientos, conductas y creencias,
permanecen inamovibles. Aún después de meses de enfrentar tales creencias
y patrones de conducta, no hay usualmente ningún cambio o mejoría. Tales
pacientes generalmente confían poco en que se modificarán sus creencias o
patrones de conducta nucleares, insistiendo en que estas cogniciones y
conductas están demasiado introyectadas en este punto de sus vidas como
para cambiarlas.
Los cinco pacientes que se describen a continuación ilustran el modo en que estas
suposiciones son cuestionadas.
Sally era una estudiante de 20 años, quien permaneció las 10 primeras sesiones
sentada en un rincón, alejada del terapeuta. Sólo respondía “sí”o “no” a las
preguntas que se le formulaban. Cuando el terapeuta le preguntaba acerca de lo
que quería trabajar o lo que sentía, decía que no sabía. Sally representaba
grandes problemas para la terapia cognitiva de corta duración. En primer lugar, el
hecho de que se sentara en una esquina, la hacía reacia a implicarse en una
relación colaborativa. En segundo lugar, su incapacidad para establecer un
problema o para describir sus sentimientos, dificultaba ya fuera la posibilidad de
concentrarse en un problema concreto o bien la elicitación de emociones y
pensamientos automáticos asociados.
Sam era un fiscal de 45 años que manifestaba no sentir o pensar en nada. Decía
sentirse entorpecido todo el tiempo, con varios síntomas de ansiedad, pero no
reportaba ningún pensamiento antes o durante sus períodos de ansiedad y
torpeza. Parecía muy controlado e inteligente. Con este paciente también
encontramos una gran dificultad en llevar a cabo la terapia cognitiva de corta
duración. El paciente no reportó ningún pensamiento automático asociado a sus
síntomas de ansiedad y por lo tanto parecía no existir evento desencadenante
alguno.
Karl era un escritor de 40 años que evitaba la mayoría de contactos sociales
porque temía sonar tonto frente a otras personas. No realizaba las tareas
asignadas para incrementar sus contactos sociales, sin importar que tan leves
fueran dichos contactos. Karl presentaba un problema porque era incapaz o no
tenía la disposición para hacer las tareas asignadas, aun cuando lo crucial del
problema fuera su evitación social. Aunque era capaz de reportar sus
pensamientos y sentimientos, el hecho de que no estuviera dispuesto a dar pasos
aunque fuese mínimos para iniciar un contacto social, hacía tambalear siempre a
la terapia cognitiva de corta duración.
Kathleen era una estudiante universitaria de 21 años que vivía en casa de sus
padres y se sentía permanentemente deprimida. No hacía las tareas asignadas
porque esperaba que el terapeuta estuviera día y noche disponible para ella. Cada
vez que este último sugería alguna tarea, Kathleen se negaba a realizarla. Las
interpretaba como una muestra de la falta de voluntad del terapeuta para estar con
ella cuando lo necesitaba.
Mark era un hombre de 43 anos que ingresó a terapia frustrado porque no
encontraba la mujer adecuada con quien casarse. Tras un examen más cercano,
se observó que el patrón de conducta de Mark en las relaciones, era escabullirse
cuando las mujeres expresaban un gran afecto y amor hacia él. Permanecía
indefinidamente con mujeres ambivalentes o que lo rechazaban. Cuando se
acercaba a mujeres que lo amaban, las desestimaba preguntándose por qué
alguien que valiera la pena querría acercársele. Sus sentimientos de inamabilidad
demostraron ser completamente resistentes a los intentos del terapeuta de
involucrarlo en algún tipo de empirismo colaborativo. La rigidez de sus
cogniciones y conductas volvían insatisfactoria la terapia cognitiva de corta
duración. Mark era incapaz de argumentar la razón de estas creencias, y se
limitaba a decir que “simplemente se sentía defectuoso”. Aun así, el carácter
disfuncional de sus cogniciones, emociones y conductas permaneció.
Cada uno de estos cinco pacientes ilustra uno o más modos en los cuales la
terapia cognitiva de corta duración no se ajusta a las necesidades y los problemas
de ciertos pacientes. En la siguiente sección se intentará explicar la razón de que
con frecuencia a dichos pacientes se les diagnostique trastornos de personalidad
y el porqué los pacientes crónicos y difíciles no responden a la terapia cognitiva de
corta duración.
bien delineadas que son menos resistentes al cambio en comparación con los
evoca una enorme ansiedad y depresión. ( Kaplan & Sadock, 1985, p.965).
Esta ampliación de términos ( que debe ser sometida a una elaboración posterior),
no tiene la intención de ser una teoría comprensiva de psicopatología o de
personalidad, sino más bien “un heurístico clínico conveniente” ( Segal, 1988). La
que ofrecemos es una teoría de trabajo sencilla y comprensible para los pacientes
que los capacita a ellos y a los terapeutas para dialogar sobre fenómenos de un
nivel más profundo que aún no han sido incorporados en la mayoría de terapias
cognitivo-conductuales de corta duración. Los constructos aquí propuestos no han
sido probados empíricamente, así que deben considerarse como especulativos.
Además, aunque frecuentemente le hablamos a los pacientes sobre los
esquemas, como si estos existieran en un nivel estructural y tuvieran vida propia,
lo hacemos solamente para facilitar la comunicación, concientes de que esta es
una explicación simplificada de un constructo hipotético.
En algunos de sus primeros trabajos, Beck ( 1967) enfatizaba la importancia de los
esquemas en la depresión:
Un esquema es una estructura cognitiva para seleccionar, codificar y evaluar los
estímulos que llegan al organismo... Con base en la matriz de esquemas, el
individuo es capaz de orientarse con relación al tiempo y al espacio y de
categorizar e interpretar experiencias de un modo significativo. ( p. 283).
solamente están siempre presentes, sino que operan de manera gradual para
DESCONEXIÓN Y RECHAZO
5. Aislamiento Social/ Alienación. El sentimiento de que uno está aislado del resto
del mundo,es diferente de los demás y/o no hace parte de ningún grupo o
comunidad.
LÍMITES INSUFICIENTES
12. Subyugación. Sujeción excesiva al control de los demás, porque uno se siente
obligado, generalmente para evitar reacciones de ira, retaliación o abandono.
Las dos principales formas de subyugación son: (a) Subyugación de
necesidades. Supresión de las preferencias, decisiones y deseos propios y (b)
Subyugación de emociones. Supresión de la experiencia emocional,
especialmente de la ira.
SOBREVIGILANCIA E INHIBICIÓN
18. Condena. La creencia de que las personas deberían ser castigadas con dureza por
cometer errores. Implica una tendencia a ser de mal carácter, intolerante, punitivo
e impaciente con aquellas personas (incluyendo uno mismo) que no comparten los
propios estándares o expectativas. Generalmente incluye una dificultad para
perdonar los errores propios o ajenos, ya que se rehúsa a tener en consideración
circunstancias atenuantes, el potencial humano hacia el error o a ser empático con
los sentimientos de los demás.
DOMINIOS ESQUEMÁTICOS Y ORÍGENES DE LOS ESQUEMAS
Al considerar los orígenes de los esquemas, hemos observado cinco tareas evolutivas
básicas que creemos el niño debe cumplir para desarrollarse de un modo saludable.
Cuando algunas de estas tareas no se lleva a cabo, hipotetizamos que el paciente tendrá
dificultades de funcionamiento en uno o más de los dominios esquemáticos: (a)
Desconexión y Rechazo, (b) Autonomía y desempeño Deteriorados, (c) Límites
Insuficientes, (d) Orientación hacia otros y (e) Sobre vigilancia e Inhibición. Cuando los
esquemas se generan en la infancia, bloquean al niño en uno o más de estos dominios.
Biología y Carácter. Antes de discutir los dominios del individuo, debe tenerse en cuenta
que la biología y el temperamento desempeñan, sin lugar a dudas, un papel en el
desarrollo de algunos de estos esquemas. Por ejemplo, un niño que por naturaleza es
especialmente ansioso, puede tener más dificultad en pasar de la dependencia a la
autonomía. Igualmente, un niño de disposición tímida puede estar más propenso a
desarrollar el esquema de Aislamiento Social. La capacidad del niño para llevar a cabo
cada una de las tareas evolutivas que se describen más adelante, puede estar
determinada en parte por su carácter innato, en interacción con los estilos parentales o las
influencias sociales a los que está expuesto. Sin embargo para el desarrollo de esta
sección, asumiremos que el niño no presenta ningún rasgo biológico excepcional que
pudiera interferir con el logro de cada tarea. Por lo tanto se enfatizará en los roles que los
padres, hermanos y amigos, desempeñan en el desarrollo de los EMTs.
Desconexión y Rechazo. Conexión es la sensación de que uno está conectado con otras
personas de un modo estable, duradero y confiable. Una forma de conexión implica la
intimidad: lazos emocionales estrechos con los demás. Una segunda forma de conexión,
implica la integración social: un sentido de pertenencia y adecuación a un grupo de
amigos, familia y comunidad. La integración social se promueve cuando los individuos
creen que tienen habilidades sociales y que son socialmente deseables, y cuando se
sienten similares a otras personas. La aceptación involucra la sensación de que uno es
digno de ser amado, aceptado y deseado por los demás y que es merecedor de su
atención, amor y respeto. Los niños que no logran esta aceptación, experimentan el
rechazo.
Para desarrollar un sentido de conexión, los niños necesitan amor y cuidados confiables,
así como unas figuras parentales de las que se pueda depender. Esto los hace sentir
protegidos. Los niños también necesitan la empatía de sus padres para con sus
necesidades. Ello genera la sensación de ser entendidos. Necesitan un ambiente familiar
seguro, en el que no se presente una cantidad excesiva de peleas. Necesitan que se les
prodigue afecto de una manera equitativa, con respecto a sus hermanos y hermanas. Los
padres deben motivarlos para que socialicen con otros niños. Finalmente, para desarrollar
un sentido de conexión, necesitan tener experiencias sociales exitosas con sus iguales, a
nivel individual y grupal, a lo largo de su infancia y adolescencia.
Para desarrollar un sentido de aceptación, en vez de rechazo, los niños necesitan el amor
y el respeto de sus padres y hermanos, así como la aceptación social de sus iguales.
Cuando no tienen esta clase de ambiente seguro que proporcione amor, empatía,
atención, respeto, aceptación y experiencias sociales positivas, los niños están propensos
a desarrollar esquemas relacionados con: Desconexión / Rechazo, Abandono /
Inestabilidad, Desconfianza / Abuso, Deprivación Emocional, Defectuosidad / Vergüenza y
Aislamiento Social / Alienación.
Los niños están propensos a desarrollar estos esquemas cuando no reciben suficiente
amor, afecto, respeto, aceptación o atención de sus padres. Ello puede suceder cuando
estos últimos mueren o dejan definitivamente la casa, o cuando los niños son dejados
solos con frecuencia, durante sus primeros anos. El rechazo se desarrolla cuando son
repetidamente criticados por los padres, excluidos por sus compañeros, o se les hace
sentir que no son deseados. También cuando carecen de cualidades consideradas
altamente deseables para resultar atractivo frente al sexo opuesto, o cuando no tienen
intereses considerados tradicionalmente apropiados para un sexo en particular.
Finalmente puede surgir cuando los niños son víctimas del abuso, el engaño o la mentira,
por parte de sus padres o iguales.
Para desarrollar un sentido de sí mismos como seres competentes y autónomos, los niños
necesitan motivación para funcionar de un modo independiente y desempeñarse en el
estudio, sin la ayuda excesiva de los padres. Necesitan la certeza de que son individuos
saludables, vigorosos y competentes, y de que el mundo es un lugar relativamente
seguro. Finalmente, se les debe asignar responsabilidades que puedan realizar por sí
mismos y hacerles sentir que sus juicios y decisiones son válidos. Cuando los padres no
proporcionan un ambiente que propicie la autonomía, los niños pueden desarrollar uno de
los cuatro esquemas relacionados con la autonomía y el desempeño. Estos incluyen,
Dependencia / Incompetencia, Vulnerabilidad al daño y a la enfermedad, Atropamiento
Emocional / Yo inmaduro y Fracaso.
Estos últimos se generan cuando los padres sobreprotegen a sus hijos, por ejemplo,
previniéndoles continuamente contra riesgos y peligros exagerados. Los problemas de
autonomía pueden generarse cuando los niños observan a sus padres preocuparse
continua e innecesariamente, o cuando no se les asigna la suficiente responsabilidad.
Muchos padres intervienen inclusive cuando sus hijos están teniendo las más mínimas
dificultades. El extremo opuesto también puede conducir a problemas con la dependencia:
cuando los niños rara vez reciben ayuda para hacer algo y se les da poca instrucción o
dirección. Parece que ambos extremos –hacer todo por ellos o proporcionarles poca
guianza—puede conducir a problemas de autonomía.
Orientación hacia los otros. Es importante para un desarrollo saludable que los niños
aprendan a expresar sus propias necesidades y emociones, sin experimentar un temor
indebido, ya sea a sentirse culpables o al desquite. Para desarrollar un sentido saludable
de orientación hacia sí mismo, los niños necesitan padres que los motiven a expresar de
un modo apropiado sus propias necesidades y a actuar en concordancia con su
satisfacción, sin restricción, castigo o supresión de su apoyo.
En las familias que propician una orientación poco saludable hacia los otros, los niños
aprenden a privilegiar de un modo excesivo los deseos, sentimientos y respuestas de los
demás, en detrimento de sus propias y legítimas necesidades. Hacen esto para ganar el
amor y la aprobación de sus padres, para mantener la conexión y evitar la retaliación. Los
niños con estas características, generalmente suprimen la conciencia y la expresión de
sus sentimientos de enojo y sus ‘inclinaciones naturales", incluyendo intereses y talentos.
Pueden volverse muy adeptos a actuar en conformidad con las expectativas de los
demás.
Los padres que proporcionan una aceptación condicional, propician problemas en este
dominio: los niños aprenden a suprimir aspectos importantes de sí mismos. Con
frecuencia, los padres valoran más sus propias necesidades emocionales y deseos, que
las necesidades y sentimientos de sus hijos. Este patrón desemboca en la generación de
esquemas tales como: Subyugación / Auto sacrificio y Aprobación / Búsqueda de
Reconocimiento.
Los padres que crean problemas en este dominio, son con frecuencia inflexibles, estrictos
o punitivos. Enfatizan demasiado en el desempeño, el deber, el perfeccionismo, el
acatamiento de reglas y la evitación de errores. La vida puede volverse lúgubre,
predominando la preocupación y el pesimismo. Algunos de los problemas de este dominio
se desarrollan cuando a los niños se les pide hacer más de lo que razonablemente
pueden, y se les enseña que no importa lo que logren, nunca es suficiente. Estos padres
dan mayor prioridad al logro que a la felicidad. Los niños creen que la única manera de
ganar el amor de dichos padres es teniendo logros extremadamente altos. Los padres con
este tipo de conductas, pueden generar cualquiera de los esquemas de este dominio:
Negatividad / Pesimismo, Inhibición Emocional, Estándares Implacables / Hipercrítica y
Castigo.
En resumen, los niños tienen cinco tareas básicas por desarrollar: Conexión y Aceptación,
Autonomía y desempeño, Límites Realistas, Orientación hacia sí mismo y Autoexpresión ,
y Espontaneidad y Placer. Cuando el ambiente social y los padres son óptimos, se logra
un desarrollo saludable en las cinco áreas. Cuando esto no sucede (i.e. ni el ambiente
social ni los padres son óptimos) los niños están propensos a desarrollar EMTs en uno o
más de estos dominios esquemáticos. Dichos esquemas persisten luego durante toda la
vida del individuo y se convierten en principios que organizan el funcionamiento cognitivo,
emocional, interpersonal y conductual del paciente.
PROCESOS ESQUEMÁTICOS
Conservación del Esquema. Antes enfatizamos en que para muchos pacientes, los
EMTs constituyen el fundamento de sus autoconceptos. Los EMTs son centrales para la
organización de la personalidad. La conservación del esquema se refiere a los procesos a
través de los cuales se refuerzan los EMTs. Incluyen tanto distorsiones cognitivas como
patrones de conducta autoderrotistas. Los procesos de conservación esquemática
aportan el elemento de rigidez, tan típico de los trastornos de personalidad.
Por ejemplo, una mujer con un esquema de subyugación, puede elegir continuamente
como pareja hombres dominantes. De este modo adopta un rol subordinado, cómodo y
familiar, al tiempo que refuerza la visión que tiene de sí misma como subyugada. La
selección de parejas maladaptativas, es uno de los mecanismos más comunes que
emplea la conservación esquemática.
Sin embargo, con más frecuencia observamos pacientes que parecen haber aprendido
procesos automáticos de aplanamiento emocional. Dichos pacientes rara vez sienten ira,
tristeza o ansiedad extremas, ni siquiera en situaciones que seguramente provocarían
estas emociones en la mayoría de las personas. Este proceso puede darse aún en
ausencia de la evitación cognitiva. En otras palabras ante la presencia de un evento
desestabilizador, algunos pacientes son capaces de reportar a cabalidad sus cogniciones,
mientras niegan la vivencia de las emociones que normalmente acompañarían estos
pensamientos.
El resultado de este proceso, parece ser que los pacientes evitativos experimentan más
emociones crónicas ( y difusas) y síntomas psicosomáticos, en comparación con paciente
no evitativos que experimentan un mayor número de emociones más intensas y precisas
que pasan rápidamente, seguidas por períodos de afecto normal.
El tipo final de evitación es la evitación conductual. Tiene que ver con la tendencia de
muchos pacientes a evitar circunstancias o situaciones de la vida real que pudieran
desencadenar esquemas dolorosos. En su forma más extrema se presenta como
aislamiento social, agorafobia, o incapacidad para intentar realizar cualquier tipo de
carrera productiva o de enfrentar responsabilidades familiares. Consideremos como
ejemplo de una forma de evitación conductual menos severa, a un paciente con el
esquema de fracaso. Este paciente supone a priori que fracasará en cualquier tarea del
trabajo. Con base en esta premisa, evita comprometerse en una carrera más exigente y
no busca ascensos o aumentos en su trabajo. Al no emprender retos, evita el dolor de lo
que anticipa, será un fracaso inevitable; sin embargo, manteniendo su status quo en el
trabajo, también refuerza la visión que tiene de sí mismo como incompetente. De este
modo, las conductas evitativas, protegen a los individuos de comprometerse en
situaciones que pudieran desencadenar esquemas tempranos, aun cuando este proceso
sea inherentemente autoderrotista, y nunca cuestione la validez del esquema en sí.
La tabla 2 resalta las distinciones entre los tres principales tipos de conductas motivadas
por los esquemas: conductas de conservación, de compensación y de evitación. Para
cada esquema, la tabla proporciona un ejemplo de cada proceso y uno de conducta
adaptativa no motivada por esquemas, y que por lo tanto, es típica de individuos que no
presentan el esquema en cuestión.
Parte II
TERAPIA CENTRADA EN ESQUEMAS:
CONCEPTUALIZACIÓN DEL CASO
Y EVALUACIÓN DEL PACIENTE
DESCRIPCIÓN GENERAL
La terapia centrada en esquemas se divide en dos fases: (a) evaluación y
conceptualización del caso y (b) cambio esquemático. Este capítulo se
concentrará en la primera fase, que requiere 8 pasos básicos. Enunciados de un
modo breve, éstos son:
1. Identificar los síntomas y problemas actuales en la sesión inicial. Obtener
una historia de vida breve y precisa.
2. Administrar el Inventario Multimodal de Historia de Vida ( A. Lazarus & C.
Lazarus, 1991) y el Cuestionario de Esquemas de Young ( Forma larga, Segunda
Edición) (CEY, ver apéndice A, pp. 59-69).
3. Educar al paciente sobre los esquemas y discutir el CEY.
4. Evocar esquemas dentro y fuera de la sesión, a través de la imaginación, la
discusión de sucesos pasados y actuales, causantes de malestar, el examen de la
relación terapéutica, las lecturas de libros recomendados y películas relevantes, la
revisión de sueños, y la asignación de tareas.
5. Confrontar la evitación esquemática, si es necesario.
6. Identificar las conductas guiadas por los esquemas: mantenimiento,
evitación y compensación del esquema. Administrar, si es apropiado, el Inventario
de Evitación Young – Rygh (IEYR; Young & Rygh, 1994) y el Inventario de
Compensación de Young (ICY; Young, 1995).
7. Integrar la información anterior en una conceptualización coherente del
paciente. Administrar el Inventario de La Función Parental de Young (IFPY; Young,
1994). Poner en relación los problemas actuales, las experiencias de la infancia
(orígenes), los patrones conductuales y emociones de la adolescencia, y la
relación terapéutica, con los EMT´s. Elaborar el Formato de Conceptualización
Esquemática (Young, 1992). Obtener retroalimentación del paciente sobre la
conceptualización del caso.
8. Distinguir entre esquemas primarios, secundarios y asociados. Focalizar el
proceso de cambio en uno o dos esquemas centrales.
LA EVALUACIÓN
CUESTIONARIOS
En la conceptualización del caso de Carla, se han realizado pequeños cambios en esta edición,
con el fin de reflejar los cambios recientes en los nombres de los esquemas.
La segunda etapa en el proceso de identificación, es la administración del
Inventario Multimodal de Historia de Vida y el Cuestionario de Esquemas de
Young. Estos se asignan generalmente como tarea a realizar entre las semanas
intermedias a las sesiones dos y cuatro.
En el Inventario Multimodal de Historia de Vida de Carla, ésta indicó que los
principales problemas conductuales que quería cambiar eran, “ Quiero más
equilibrio en mi vida”, y “ Ya no puedo concentrarme en nada”. Hizo una lista de
sus mayores temores: miedo al fracaso, a estar sola, a perder las personas que
eran importantes para ella, y a no ser capaz de compartir su vida con otros.
También reportó sensaciones continuas de frío y de despersonalización periódica,
pero sin saber su origen,.
En la sección de imágenes, Carla reportó imágenes displacenteras de su infancia:
de indefensión y soledad. Se visualizaba a sí misma siendo herida, no siendo
capaz de afrontar las situaciones, perdiendo el control, hiriendo a otros, fallando y
siendo atrapada. En la sección sobre la visión de sí misma, Carla indicó que se
veía como una inútil, inmerecedora de amor, sin atractivo, indeseable e incapaz de
hacer algo bien.
En la sección relacionada con valores y creencias subyacentes, Carla indicó una
muy fuerte creencia en la frase “ Es mi responsabilidad hacer felices a los demás”.
También hizo declaraciones expresando que debía ser buena en todo lo que
hiciera, y buscar constantemente la perfección. En la sección de completación de
frases, completó la raíz, “ Desde que era una niña...”, escribiendo, “... He amado a
mi familia más que a mí misma”. Carla anexó al cuestionario, el siguiente párrafo:
En los pasados cuatro meses, me he sentido molesta
todo y por cualquier cosa. He estado tensa, irritable, y
deprimida la mayor parte del tiempo. Parece que no soy
capaz de relajarme u obtener algún alivio de cualquier actividad.
Me preocupo constantemente. Estoy viviendo una situación
muy difícil, enfrentando las presiones de mi estudio y de mi
carrera. No puedo concentrarme. No sé lo que quiero, ni en mi
carrera, ni en nada. Siento que no vivo realmente,, sólo
existo, y no soy muy feliz. No duermo nada bien. En los últimos
meses he tenido muchas pesadillas—lo que más me asusta
de ellas es que han sido experiencias reales de mi vida. Tengo
miedo de ser un fracaso, de no ser capaz de hacer nada
bueno o que me haga sentir bien. Realmente no soy quien soy:
Mi vida parece inseparable de la de mis padres. Me he
esforzado mucho en vivir de acuerdo con sus expectativas,
y aún así, parece que no puedo lograrlo.
Solía ser alegre y de buen genio; ahora siento que
estoy todo el tiempo enojada; soy un volcán a punto de
hacer erupción.
ACTIVACIÓN DE ESQUEMAS
Una vez que el terapeuta es capaz de identificar estos esquemas y ver como se
manifiestan en el pasado y en el presente, resume estas conclusiones para el
paciente y le pide retroalimentación. Estos esquemas son entonces considerados
una y otra vez hasta que terapeuta y paciente concuerden en que la formulación
es precisa. La tabla 4 describe los esquemas, tal y como el terapeuta los resumió
para Carla, después de lograr su retroalimentación.
El paso final es que el terapeuta distinga entre esquemas primarios, secundarios y
asociados. Para hacer esto, el terapeuta debe entender como se interrelacionan
todos los esquemas relevantes.
El primer objetivo (del terapeuta) es identificar el o los dos esquemas primarios o
centrales; estos generalmente sirven como objetivos iniciales de los
procedimientos de cambio descritos en las siguiente sección. Estos esquemas
centrales pueden ser aislados, prestando gran atención a eventos que
desencadenen altos niveles de afecto, a los problemas de la vida del paciente más
serios y duraderos, y a los orígenes tempranos de la aflicción emocional del
paciente.
Los esquemas primarios se identifican a partir de tres criterios: el primero es que
un esquema básico generalmente desencadena el nivel más alto de emoción. El
segundo es que un esquema primario está casi siempre estrechamente
relacionado con los problemas más perturbadores, generalizados y duraderos que
experimenta el paciente. Tercero, los esquemas centrales están generalmente
ligados a los problemas evolutivos más serios con los padres, hermanos o iguales,
durante los años infantiles.
Después de identificar los esquemas primarios, el terapeuta busca otros
esquemas asociados con cada esquema básico. Un esquema asociado es el que
puede ser explicado por referencia a un esquema primario. Por ejemplo, con
Carla, el esquema de Subyugación estaba asociado al de Abandono: Si no
satisfacía los deseos de los otros, daba por sentado que la abandonarían.
Después de delinear los esquemas primarios y los asociados, el terapeuta
identifica los esquemas secundarios. Estos son relativamente independientes de
los esquemas primarios y parecen ser de menor prioridad y visibilidad. Estos
esquemas secundarios se toman como objetivos del proceso de cambio en una
etapa posterior del tratamiento.
La tabla 5 ilustra la diferenciación entre esquemas primarios, secundarios y
asociados, en el caso de carla.
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TABLA 5: ILUSTRACIÓN EN UN CASO DE LOS ESQUEMAS PRIMARIOS,
SECUNDARIOS Y ASOCIADOS.
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NOTA DE TRADUCCIÓN
Dependencia / Confía completamente en los Hace el trabajo sin ninguna Aplaza la realización del Hace el trabajo y pide
Incompetencia otros para hacer el trabajo. ayuda, ni siquiera cuando trabajo. ayuda si es
es necesario. necesario.
Deprivación Escoge una pareja que no está Es extremadamente exigente Evita totalmente la Tiene una relación
Emocional disponible. con su pareja. intimidad. estrecha, en la que se
da y recibe por partes
iguales.
Complace a los demás, no se No hace nada que los demás Pospone la acción. Encuentra un equilibrio
Defectuosidad / Elige una pareja muy crítica. Demanda constante aprobación Evita relaciones Tiene relaciones
Vergüenza y admiración. cercanas. cercanas en donde
ambos miembros
pueden expresar sus
fortalezas y
debilidades.
Asiste a actividades grupales, Ataca a los miembros del grupo Evita totalmente los Participa
Aislamiento Social / pero se mantiene al por sus valores. grupos. completamente de las
*
Los nombres y las características de las personas, han sido modificados en todos los casos que sirven de ejemplo, para proteger su privacidad.