Sei sulla pagina 1di 2

PROCESO DE LIQUIDACIÓN DEL HOSPITAL INFANTIL LORENCITA VILLEGAS DE SANTOS

El 13 de mayo de 1999, día en que el Hospital Infantil Lorencita Villegas de


Santos debería celebrar 44 años de labores, se cerró su última puerta: el servicio
de urgencias. Así, con entierro de pobre, sin ayuda del Gobierno y sin reacción
alguna de la ciudadanía, termina de morir una obra que les salvó la vida a
millones de niños de escasos recursos. Vivió casi medio siglo gracias a la
solidaridad social, al generoso aporte de tantos particulares, al apoyo de varios
gobiernos y al trabajo incesante de la Fundación Amigos.
Pero la del Lorencita no es una muerte natural. Muere por una suma de malas
administraciones, por las ambiciones de seis sindicatos, por el incumplimiento
del ISS (instituto de seguros sociales) y por unas deudas que se acercan a los
42.000 millones de pesos. Y lo acabó de matar el desinterés del Gobierno.
Los grandes datos del Lorencita Area total del lote: 46.600 metros cuadrados
Edificio con el que se puede comparar su área construida: Clínica San Pedro
Claver Año en que comenzó a funcionar: 1939 Ocupación promedio al momento
de cierre: 75 por ciento.
Número total de camas: 371 Camas dedicadas a pediatría: 285 Tutelas
enfrentadas después del cierre: 90 Monto que se le debe en pagarés al Banco
del Estado: cerca de 1.000 millones.
Monto embargado por demandas: cerca de 3.500 millones Tiempo que no cotizó
en pensiones y salud al ISS (1967-1984): 17 años Número de pensionados: 240
Número de trabajadores de planta al momento del cierre: 915 Porcentaje de los
ingresos que se iba en pagar nómina: 98 pesos de cada 100 Déficit acumulado:
45 mil millones.
Salarios dejados de pagar a los empleados: 4 meses.
Mesadas atrasadas: 4 meses Costo liquidación final de empleados: 12 mil
millones.
Costo pasivo pensional: 25.000 millones.
Cartera por cobrar: 3.000 millones
Además de una carga laboral que en su mayoría pasaban de los 20 y 30 años
de antigüedad, todos sindicalizados y convenciones colectivas muy bondadosas,
activas y sin ceder a las condiciones económicas a las que se encontraba sumido
el hospital.
Sin compromiso por sus actividades laborales ni por el progreso y la buena
imagen de la institución, donde finalmente los trabajadores prefirieron dejar que
la institución se terminara y quedar sin empleo antes que renunciar a la
convención colectiva.
Todo lo anterior alentados por unos dirigentes sindicales carentes de visión de
futuro, sobre los cuales recae en buena parte el fin de una institución prestigiosa
y con servicio a la comunidad menos favorecida.

El difícil entierro de un hospital, Consultado (13/07/2018), Recuperado de


http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-957324

Potrebbero piacerti anche