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"AÑO DEL DIÁLOGO Y LA RECONCILIACIÓN NACIONAL"

UNIVERSIDAD PRIVADA SAN PEDRO


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO

CURSO:
DERECHO CONSTITUCIONAL II

TEMA:

La Carta Magna de Juan sin Tierra

Autores:

Carola Aguirre Gomez de Morales

Reyna Mary Loli Lorenzo


Lizzetti Rosales ,Fiorela

HUACHO, PERU 2018


INTRODUCCION

Este estudio sobre la Carta Magna de 1215 está realizado atendiendo a la

situación política y social que llevaron a la firma de la misma en el campo de

Runnymede, así como a los precedentes legales y jurídicos ya existentes en

Inglaterra antes de su creación, y que ponían fundamento de derecho a la

tradición feudal. Considerando la importancia histórica de esta carta de

libertades, se han estudiado los artículos o los grupos de artículos más

significativos, a menudo eclipsados por el renombrado artículo (XXXIX),

claves, para entender el momento histórico, las circunstancias y hechos que no

solo eran exclusivos del reinado de Juan I, si no que se había llegado a ellos a lo

largo de años de imposición angevina y que a través de este proceso se procuró

lograr alcanzar una serie de libertades, frenando la parcialidad real a la hora de

dirigir los asuntos del reino.


Situación política previa a la Carta Magna

De la monarquía ausente de Ricardo I consagrado en la Cruzada y en campañas

bélicas fuera de Inglaterra, se ocupó en principio, William Longchamp obispo

de Ely, encargado de la regencia mientras Ricardo batallaba. La conocida

rapacidad e impopularidad de Ely, hizo que en 1191 la asamblea de barones

instigados por Juan – hermano de Ricardo I- se reúnan en Londres, ciudad que

ya entonces comienza a pedir el autogobierno, conseguirá en 1199, y será

ratificada posteriormente en la Carta Magna. Este cúmulo de circunstancias es

aprovechada por Juan, que junto a la asamblea de barones, burgueses

londinenses y prelados, obtiene de ellos el título honorífico de regente, summus

rector totius regni[1], aceptando no obstante a Walter de Coutances arzobispo de

Ruan, enviado por Ricardo como mediador del conflicto, como Jefe del Consejo

de Regencia. A la vista del nombramiento de Coutances, Juan se retirará a

Francia al reconocer una posición política débil en estos momentos, quedando el

arzobispo de Ruan en el cargo hasta la llegada de Hubert Walker, como

arzobispo de Canterbury. Hubert procurará engrandecer la herencia de Enrique

II –padre de Ricardo I y Juan I- a lo largo de los reinados de sus dos hijos, a base

de aumentar las rentas reales, por medio de los danegeld para las contiendas con

Francia, de los scutages, y del aumento de tributos a los judíos de York y

Londres. Hubert Walker es un nombre fundamental en la reforma administrativa

entre los reinados de Ricardo I y Juan I, ya que reorganizó y puso en marcha el


sistema de inscripción de privilegios y ordenanzas similar al que se utilizaba en

la elaboración de rollos en el exchequer[2], tesorería al que rendían cuentas los

sheriffs de los condados. Tras la muerte de Ricardo en 1199 en suelo francés por

la pugna de los territorios ingleses en Francia, comienza la disputa por el trono

inglés entre Arturo I Duque de Bretaña, sobrino de Ricardo I, supuesto sucesor

suyo, y Juan I.

El conflicto con Inocencio III Con la subida al trono de Juan en 1203 tras la muerte de

Arturo, se desencadenan una serie de conflictos con Felipe Augusto II de Francia. Las

ya tradicionales tensas relaciones con los capetos terminan rompiéndose saldándose

con la pérdida de territorios angevinos en Francia, de los que solo quedará del mismo

Aquitania tras la Batalla de Bouvines. A la acumulación de fracasos bélicos de Juan I,

se une en 1205 el inicio de la disputa con el Papa Inocencio III, conflicto que marcó el

reinado del monarca durante cuatro años. Tras la muerte de Hubert Walker en 1205,

el cabildo de Christ Church, eligió al sub prior Reginald, rechazado por el rey, quien

escogió al obispo de Norwich, John de Gray, para la vacante de Cantérbury. Inocencio

III nombra por su parte a Stephen Langton, repudiado éste por Juan I, al ver en él a un

agente del papado, además de socavada su autoridad sobre la iglesia de Inglaterra, se

exiliará a Francia durante 6 años tras este rechazo. Inocencio III en respuesta, decretó

el entredicho[3] de Inglaterra en 1208, solo quedaron dos obispos en el país, el resto

se exiliaron y el rey confiscó todos sus bienes. Un año después el rey es excomulgado

por Inocencio III, empujando el papa al monarca francés hacia el trono inglés al

declararlo públicamente vacante. Con un intento de desembarco capeto en tierras

inglesas, la situación se hace insostenible para Juan I, hubo de claudicar, aceptar la

vuelta de Langton y declararse vasallo del papa. De esta forma Juan I, se aseguraba el

apoyo papal al que tendrá que acudir tras la firma de la Carta Magna sobre la que

Inocencio III expedirá una bula que anulará posteriormente.


Precedentes legales a la Carta Magna

Se ha referido a la Carta Magna como el punto de partida de la historia constitucional

de Inglaterra, pero su creación hay que observarla en cuanto a la tradición del derecho

inglés, que tendría su origen en 1066 con la conquista normanda, considerado éste

hecho, determinante para la historia del derecho inglés y su posterior evolución[5]. A

este respecto es importante destacar que la legislación inglesa es fruto de la costumbre

y de la tradición, y que estando geográficamente alejada del continente, también lo

estuvo de la formación de las leyes de países influenciados por el derecho romano.

Anterior a este periodo, a principios del 600, las Leyes de Ethelbertho de Kent

establecidas en 90 secciones, procuraron regular el componente social y económico

del reino con una imprimación cristiana, donde el sustrato de la costumbre no escrita

es utilizada como derecho aplicable[6]. Posteriormente, las del rey danés Canuto I más

conformadas, van abriendo camino en el paso de la sociedad tribal a la del feudalismo,

sin llegar a ser un derecho territorial para todo el reino, si no localizado en la persona

del monarca. Observándose ya, un supuesto acuerdo entre el rey y sus nobles al

recogerse en ellas un artículo sobre abusos del poder del monarca, respecto a la

nobleza[7]. En 1066 los normandos instauran un poder centralizado, implementando

el feudalismo en Inglaterra con un marcado carácter militar. Así tras la conquista, el


reparto de tierras se hace sin crear grandes feudos que pudiesen ser una amenaza para

el poder real, dependiendo todos los señores del monarca y aportando el censo

tributario y catastral del Domesday book, base de la política administrativa. A partir de

entonces la ley común o common law será la que impere en todo el país, los tribunales

que impartían justicia se reemplazan por jurisdicciones señoriales que aplicarán el

derecho local, las Court Barons, así como las jurisdicciones eclesiásticas aplicarán el

derecho canónico. El rey por su parte impartirá justicia en los casos en que la paz del

reino pueda estar amenazada o si los tribunales de justicia se veían impedidos para

impartirla. Esta Curia Regis solo estaba al alcance de unos pocos ya que no era una

jurisdicción ordinaria. Las dinastías normandas y angenivas por medio de un incipiente

aparato burocrático dentro de un sistema feudal, fortalecieron la idea de una

monarquía suprema presente en todo el territorio que gracias a la organización

financiera, pudieron asentar.

Antecedentes

Los antecedentes están en la sociedad feudal, los barones del rey tenían sus tierras “en

feudo” que es un contrato por el cual los soberanos y los grandes señores concedían en

la Edad Media tierras o rentas en usufructo, obligándose quien las recibía a guardar

fidelidad de vasallo al donante, prestarle el servicio militar y acudir y acudir a las

asambleas políticas y judiciales que el señor convocaba del rey, por un juramento de

lealtad y obediencia, y con la obligación para proporcionarle un número fijo de

caballeros siempre que éstos se requirieran para el servicio del ejército.

Al principio los barones proporcionaron a los caballeros dividiendo sus propiedades—

de que los más grandes y más importantes estaban conocidos como “Honorarios”—.
Pero en el tiempo del Rey Juan se había vuelto usual la conmutación de la obligación:

en vez de servir como caballero se pagaba en dinero—el “scutage”—. Este rédito se

destinaba al pago del ejército.

Además del servicio militar, la costumbre feudal le permitió al rey hacer ciertas, otras

exacciones de sus barones.

En tiempos de emergencia, y en ocasiones especiales como el matrimonio de su hija

mayor, él podría exigir de ellos una leva financiera conocido como un

“aid” el auxilium.

Cuando un barón moría, él Rey podría exigir un deber de sucesión o “relief” el relevium)

del heredero. Si no había ningún heredero, o si la sucesión fuera disputada, las tierras

del barón podrían comisarse o “Escheated”' a la Corona.

Si el heredero era menor de edad, el rey podría asumir la curatela de las propiedades, y

disfrutar todas las ganancias—vea la magnitud de expoliación—hasta que el heredero

fuese mayor de edad.

El rey tenía el derecho, si quisiera, de vender al mejor postor tal curatela. Podía,

inclusive, vender al heredero mismo en matrimonio, por el valor de las propiedades del

heredero.

También podrían vender a las viudas e hijas en matrimonio.

El alcance para la extorsión y abuso en este sistema, si no fue aplicado benignamente,

era evidente y había sido asunto de queja mucho antes que el Rey Juan subiera al trono.
Para lo peor los infructuosos esfuerzos del Rey Juan por defender sus dominios en

Normandia y casi toda la Francia occidental llevaron a demandas opresivas sobre sus

súbditos.

Los fracasos militares de Juan en Francia, los elevados impuestos y el abuso que hizo

de sus privilegios reales y feudales provocaron la rebelión de los barones. Algunas de

sus reclamaciones eran de índole personal, pero otras se basaban en el deseo de

protegerse de los abusos de la autoridad del rey.

Los impuestos eran extorsivos; las represalias contra los que no pagaban eran crueles, y

la administración de justicia de Juan se volvió considerablemente arbitraria.

En enero de 1215 tras una considerable discusión un grupo de barones exigió una carta

de libertades como un resguardo contra la conducta abusiva del Rey. Los barones

redactaron un documento (Artículos de los Barones) que enviaron al monarca para que

lo sancionara con el sello real. Cuando Juan rehusó hacerlo, los nobles se negaron a

mantener su fidelidad, se levantaron en armas contra Juan y marcharon a Londres.

Asaltaron y tomaron la ciudad en mayo del 1215.

El Rey, comprendiendo que debía llegar a un acuerdo se encontró con sus contrincantes

en Runnymede—prado del Río Támesis— el 10 de junio y se reunieron el 15 de junio

para negociar.

Las concesiones hechas por el Rey Juan se pulieron en el documento que había enviando

los nobles—Artículos de los Barones—el cual fue estampado con el gran Sello del Rey

Juan.

El 19 de junio los barones renovaron sus juramentos de obediencia al Rey.

Entretanto la cancillería real elaboró una Concesión Real formal, basada en los acuerdos

alcanzados a Runnymede el cual se conoció como la Carta Magna.


La Carta Magna

La convergencia que hace posible la creación de la Carta Magna se debe tanto, al

estricto sistema de administración heredado, gracias al ya mencionado Hubert Walter,

como por la suposición real de que el monarca estaba por encima de la ley, lo que dio

lugar a las arbitrariedades que más tarde se recogieron en la Carta Magna. La

estructura de la misma que no lleva un orden establecido, se podría dividir en grupos

de artículos que remiten a herencias, litigios, pagos de deudas, compensaciones,

impuestos, multas y una serie de artículos entendibles dentro del momento político y

social que se estaba viviendo, y donde al principio de la misma se da a la Iglesia

libertad, derechos y privilegios propios. Las herencias de feudos se tipificaron en la

segunda mitad de siglo XII por Ranulf de Glanvill[8] en su obra Tractatus de legibus et

regni consuetudinibus Angliae. En la obra, a lo largo de catorce libros, Glanvill recoge

las leyes y costumbres del reino inglés, fomentada su escritura por Enrique II para

organizar los procedimientos legales del país. Debería entenderse pues, que la

recopilación de leyes como la formación del derecho inglés es la tipificación de

costumbres que deberían alejar la decisión unilateral por parte del señor feudal a la

hora de heredar[9], cuestión que en la práctica en muchas ocasiones no se llevó a cabo.

Las herencias de los feudos se intentan proteger en la Carga Magna ya que el

tradicional autoritarismo del reino angevino desde Enrique II respecto a sus barones y
el control de sus tierras, era dependiente de la llamada ira et malevolentia[10]. Con

Juan I esta inclinación angevina fue explotada desde la propia corte que el rey había

creado a su alrededor por medio de los familiares regis y la curia regis, caballeros,

funcionarios y agentes del rey que recibían a cambio de lealtades, tierras y beneficios

usurpadas a las tradicionales baronías. Parte de estos hombres de condición inferior a

los barones, fueron considerados nocivos para Inglaterra, arribistas, a los que se

nombra en la Carta Magna para su separación de cargos y expulsión del territorio en

los artículos (L) y (LI). Relacionado con los puntos de la herencia, está el del

matrimonio. Ya en tiempo de Canuto, se interfería en los matrimonios tanto de viudas

como de casaderas, en los que se exigía su aceptación para casarse entendiéndose por

tanto que existían casos de matrimonios sin consentimiento por parte de la mujer. Se

ha querido ver no obstante una cierta “edad dorada” para una aparente emancipación

de la mujer por parte de algunos historiadores, donde 1066 será un antes y un después

hasta la Carta de Coronación de Enrique I[11], coincidiendo en que los artículos (VII) y

(VIII) de la Carta Magna son un principio de autonomía de la mujer alejados de la

imposición normanda y sin dejar de tener presente que el control de la herencia,

territorio y matrimonios era una constante y presente situación que nobles,

terratenientes y barones, debían controlar de múltiples maneras siempre dentro de

un mismo estatus social como bien estipula el artículo (VI). Los artículos que refieren

al pago de deudas son varios, pero particularmente interesantes son el (X) y (XI) donde

se hace referencia a la figura de los judíos. Los judíos en los s. XII y XIII eran

considerados como una servidumbre de la cámara del rey, y con Enrique II, los judíos

serán tenidos en cuenta como una fuente de ingresos a través de las transacciones y

préstamos. A raíz de la muerte de Aarón de Lincoln en 1186 considerado el judío más

rico de Inglaterra, se plantea un conflicto con su herencia que pasa a manos del Tesoro,

lo que obligó a abrir en la hacienda real una división contable conocida como Aaron´s
Exchequer. Siendo la corona depositaria de las deudas de Lincoln y no pudiendo

aceptar la usura el rey por ser cristiano, los intereses dejaron de pagarse, afectando a

los ingresos de la hacienda real. Hasta la expulsión de los judíos en Inglaterra en 1290,

todos los reyes angevinos dependieron de ellos así como los caballeros que también

contrajeron deudas con éste grupo. “Las ordenanzas de 1194 de los judíos”[12] hecha

por Ricardo I son fruto de reorganizar de manera específica los ingresos derivados de

los judíos con la corona, así como las posesiones de los mismos, de manera que en

caso de no haber herederos fuesen a parar a manos del rey. Los artículos incluidos en

los grupos de impuestos, litigios en tribunales y multas, se hacen necesarios en el

momento de creación de la Carta Magna, en cuanto al particular momento político

que se estaba viviendo en Inglaterra, donde subyacen los excesos y abusos que Juan I

había perpetrado entre barones y señores. Con Enrique II se dio gran relevancia a la

justicia real, por medio de las cortes itinerantes así como con la corte del exchequer

como punto central de la justicia real para asuntos catastrales y de impuestos. Ahora

se regulariza el sistema judicial estableciendo el Tribunal de Justicia en Westmister y

eliminando la corte itinerante del rey, que Juan I gustaba utilizar con frecuencia, y que

traba tan solo de los asuntos que interesaba al monarca o a dependientes de la

corona[13]. Ahora, una gran cantidad de procesos se procurarán simplificar

restringiendo el envío de jueces cuatro veces al año, así como situando a caballeros y

propietarios hasta solucionar judicialmente los temas a tratar en los lugares de

conflicto. De esta manera se procura por parte de los barones frenar las consabidas

arbitrariedades del rey comentadas anteriormente, al preferir a sus hombres antes

que a los propios barones. Los ingresos de la casa real eran proporcionados por sus

tierras personales, los dominios arrendados y por los impuestos. Dentro de los

dominios reales estaban los bosques, exluídos de la justicia ordinaria y dependientes

de la voluntad de los príncipes[14] lo que en muchas ocasiones daban lugar a una serie
de ingresos veleidosos y excesivos. Esto es tal, que tres artículos de la Carta Magna se

refieren a este particular, en concreto al cambio de tribunal que juzgue estos asuntos,

que ahora estará compuesto por doce caballeros juramentados del propio condado.

Por otro lado el scutage, derecho de auxilio que tiene el señor feudal en tres casos:

rescate de su persona, armar caballero al primogénito o casar a la hija mayor, se

estipula que deberá hacerse con el consentimiento general y en caso de impuesto

extraordinario, que sea razonable, esto es, que al no ser un impuesto regular, la

exigencia del mismo, supera el abuso, como así ocurrió durante el reinado de Juan I en

que el scutage se llegó a pedir fuera de campañas militares. Así mismo, en el momento

de heredar, el impuesto ahora se estipula en el pago en la antigua tarifa de censo, o si

una mujer viuda quería seguir siéndolo debía comprar esa autorización real.[15]

Dentro del grupo de devoluciones de multas o de imposición de las mismas a lo que se

dedican numerosos artículos finales, se tratará que éstas sean proporcionales,

procurando que el multado no pierda su sustento o medio de vida, así como la

devolución a los desposeídos de tierras, libertades o derechos que se hubiese hecho

sin juicio de sus pares, destacando los artículos (LVIII) y (LIX) referidos a galeses y

escoceses, nombrando concretamente a Llywvelyn, de Gales, conocido como El

Grande, y a Alejandro II de Escocia, ambos aliados de los barones firmantes de la Carta

Magna, los cuales mantenían disputas territoriales contra Juan I y que ahora debían

ser recompensados por este apoyo.

Importancia
La Carta Magna estableció por primera vez un principio constitucional muy

significante, a saber, que el poder del rey puede ser limitado por una concesión

escrita. Y está considerada como la base de las libertades constitucionales en Inglaterra.

Los abusos fueron agravados por la dificultad de obtener la reparación para ellos. La

Carta Magna provee los medios para que las quejas fueses ampliamente escuchadas,

no sólo contra el rey y sus agentes sino contra los señores feudales menores.

CONTENIDO

La mayoría de las cláusulas tratan cosas específicas en vez de principios generales de

derechos, por ejemplo las cláusulas 10 y 11.

Algunos de los agravios son autoexplicativos, otros sólo pueden entenderse en el

contexto de la sociedad feudal en que ellos se labraron (clusulas 4 - 8).

De algunas cláusulas, el significado preciso es todavía una cuestión de discusión, por

ejemplo la cláusula 39 de la Carta Magna.

Cláusula 39. — Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de

sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su

rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros

que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del

reino.

Algunos autores hacen partir de esta cláusula al Principio De Legalidad, esto no es así,

ésta cláusula 39, se refiere solamente al Principio De Legalidad Jurisdiccional (“Nemo

damnetur nisis per legale iudicium”) ya que solo dice que no hay condena sin sentencia

firme “…de sus pares y con arreglo a la ley del reino” y que es solo una clase del

citado Principio De Legalidad.


El verdadero enunciado del Principio De Legalidad está en el libro de De los delitos y

de las Penas de Cesar de Bonesana, marques de Beccaria. En el capitulo § III

Consecuencias dice que: “[…] sólo las leyes pueden decretar las penas de los delitos; y

que esta autoridad no puede residir mas que en el legislador que representa aun toda la

sociedad agrupada por una contrato social. […]” (BECCARIA, Cesare, De los delitos y

de las Penas, Bogotá, Colombia: Temis, 3ra, 2005, pagina 74).

Por otra parte dos terceras partes de las cláusulas de la Carta Magna de 1215 se ocupan

de los abusos, exacciones y del mal uso de sus poderes por los oficiales reales.

Varias cláusulas se tratan de las circunstancias especiales que rodearon la elaboración

de la carta, y es como podría encontrarse en cualquier tratado de paz.

Cláusula 15. — En lo sucesivo no permitiremos que nadie exija "ayuda" a alguno de

sus vasallos libres (free men) salvo para rescatar su propia persona, para armar caballero

a su hijo primogénito y para casar (una vez) a su hija mayor. Con estos fines únicamente

se podrá imponer una "ayuda" razonable.

Las cláusulas que se tratan de los bosques reales (Cláusulas 47, 48) sobre los cuales el

rey tenía poderes especiales y de jurisdicción, reflejan la inquietud y ansiedades que se

habían levantado a causa de una antigua tendencia real a extender los límites del bosque,

al detrimento de los poseedores de las tierras afectadas.

Cláusula 47. — Todos los bosques que se hayan plantado durante nuestro reinado serán

talados sin demora, y lo mismo se hará con las orillas de los ríos que hayan sido cercadas

durante nuestro reinado.

Cláusula 48. — Todos los malos usos en materia de bosques y cotos de caza (warren),

guardabosques, guardacotos, corregidores y sus bailíos , o de orillas de rios por

guardianes de estas, deberán ser inmediatamente objeto de investigación en cada


condado por doce caballeros juramentados del propio condado, y antes de cumplirse los

cuarenta dias de la investigación esos malos usos deberán ser abolidos total e

irrevocablemente, si bien Nos, y de no estar Nos en Inglaterra Nuestro Justicia Mayor,

deberemos ser informados primero.

Garantías de los derechos comerciales feudales

El Cobro de tasas debia ser siempre con el consentimiento del Consejo del Reino

(Claúsula 29).

Cláusula 29. — Ningún capitán podrá obligar a un caballero a pagar suma alguna de

dinero por la guardia de castillos (castle-guard) si el caballero está dispuesto a hacer la

guardia en persona o, dando excusa justificada, a prestar hombres aptos para que la

hagan en su lugar. Todo caballero requerido o enviado a un servicio de armas estará

exento de la guardia de castillos durante el período del servicio.

Protección del comercio: Libertad de comerciar en Londres (13), municipios y puertos

de Inglaterra, inclusive para los extranjeros (41). Claramente representan concesiones a

intereses especiales.

Cláusula 13. — La ciudad de Londres gozará de todas sus libertades antiguas y

franquicias tanto por tierra como por mar. Asimismo, queremos y otorgamos que las

demás ciudades, burgos, poblaciones y puertos gocen de todas sus libertades y

franquicias (free customs).

Cláusula 41. — Todos los mercaderes podrán entrar en Inglaterra y salir de ella sin

sufrir daño y sin temor, y podrán permanecer en el reino y viajar dentro de el, por vía

terrestre o acuática, para el ejercicio del comercio, y libres de toda exacción ilegal, con

arreglo a los usos antiguos y legítimos. Sin embargo, no se aplicará lo anterior en época

de guerra a los mercaderes de un territorio que esté en guerra con nosotros. Todos los
mercaderes de ese territorio hallados en nuestro reino al comenzar la guerra serán

detenidos, sin que sufran daño en su persona o en sus bienes, hasta que Nos o nuestro

Justicia Mayor hayamos descubierto como se trata a nuestros comerciantes en el

territorio que esté en guerra con nosotros, y si nuestros comerciantes no han sufrido

perjuicio, tampoco lo sufrirán aquéllos.

Establecía un sistema regularizado de pesos y medidas (35).

Cláusula 35. — Habrá patrones de medida para el vino, la cerveza y el grano (el cuarto

londinense) en todo el Reino, y habrá tambien un patrón para la anchura de las telas

teñidas, el pardillo (the russet) y la cota de malla (haberject), concretamente dos varas

(two ells) entre las orlas. Del mismo modo habrán de uniformarse los pesos.

Algunas cláusulas tratan de las deudas (10 - 11) reflejan problemas administrativos

creados por la escasez crónica de dinero en efectivo entre las clases superiores y medias,

y su necesidad de acudir a los prestamistas cuando se requiere.

Cláusula 10. — Si alguien que haya tomado prestada una suma de dinero a judios,

muriese antes de haberse pagado la deuda, su heredero no pagará interés alguno sobre

ésta mientras sea menor de edad, sea quien fuere la persona a la que deba la posesión

de sus tierras. Si la deuda viniese a parar a manos de la Corona, ésta no recabará más

que la suma principal indicada en el título (bond).

Cláusula 11. — Si un hombre muere debiendo dinero a judios, su mujer podrá entrar

en posesion de la dote y no estará obligada a pagar cantidad alguna de la deuda con

cargo a aquella. Si deja hijos menores de edad, se podrá proveer a su sustento en una

medida adecuada al tamaño de la tierra poseida por el difunto. La deuda deberá ser

satisfecha con cargo al remanente, despues de ser reservado el tributo debido a los

señores del feudo Del mismo modo se tratarán las deudas que se deban a los no judios.
Existe también una cláusula que promete el levantamiento de empalizadas de pesca (33)

estaba pensada para la facilitación de la navegación de los ríos.

Cláusula 33. — Se quitarán todas las empalizadas de pesca del Támesis, del Medway

y de toda Inglaterra, excepto las construidas a orillas del mar.

Regularizaba el sistema judicial

El Tribunal de Justicia quedó fijado permanentemente en Westminster; (17, 18, 19)

Cláusula 17. — Los litigios ordinarios ante los Tribunales no seguirán por doquier a la

corte real, sino que se celebrarán en un lugar determinado.

Cláusula 19. — Si no pudiese celebrarse audiencia sobre algún caso en la fecha del

tribunal de condado, se quedarán allí tantos caballeros y propietarios (freeholders) de

los que hayan asistido al tribunal, como sea suficiente para administrar justicia, atendida

la cantidad de asuntos que se hayan de ventilar.

El desarrollo de los procesos se simplificó al atenerse éstos a estrictas normas procesales

(18).

Cláusula 18. — Sólo podrán efectuarse en el tribunal de condado respectivo las

actuaciones sobre "desposesión reciente" (novel disseisin), "muerte de antepasado"

(mort d'ancestor) y "última declaración" (darrein presentment). Nos mismo, o, en

nuestra ausencia en el extranjero, nuestro Justicia Mayor (Chief justice), enviaremos

dos jueces a cada condado cuatro veces al año, y dichos jueces, con cuatro caballeros

del condado elegidos por el condado mismo, celebrarán los juicios en el tribunal del

condado, el día y en el lugar en que se reúna el tribunal.

Se regularon las penas por felonía (32)


Cláusula 32. — No retendremos en nuestras manos las tierras de personas condenadas

por traición (convicted o felony) mas de un año y un día, despues de lo cual serán

devueltas a los señores del "feudo" respectivo.

Libertades

No se podría condenar a nadie por un rumor o una mera sospecha, sino sólo por el

testimonio de pruebas fidedigno (38).

Cláusula 38. — En lo sucesivo ningún bailío llevará a los tribunales a un hombre en

virtud únicamente de acusaciones suyas, sin presentar al mismo tiempo a testigos

directos dignos de crédito sobre la veracidad de aquellas.

Nadie puede ser condenado sino existe sentencia firme (“Nemo damnetur nisis per

legale iudicium” o Principio De Legalidad Jurisdiccional ), así lo establece la cláusula

39.

Cláusula 39. — Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de

sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su

rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros

que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del

reino.

Derecho a la justicia (40).

Cláusula 40. — No venderemos, denegaremos ni retrasaremos a nadie su derecho ni la

justicia.

Impuestos

No se podía exigir el pago de ayudas monetarias “aids”) ni la conmutación del servicio

militar por un pago en dinero “scutage”) para eximirse de tal servicio. (12).
Cláusula 12. — No se podrá exigir "fonsadera" ("scutage") ni "auxilio" ("aid") en

nuestro Reino sin el consentimiento general, a menos que fuere para el rescate de nuestra

persona, para armar caballero a nuestro hijo primogénito y para casar (una sola vez) a

nuestra hija mayor. Con este fin solo se podrá establecer un "auxilio" razonable y la

misma regla se seguirá con las "ayudas" de la ciudad de Londres.

Para la exigencia de ayudas monetarias antes estas debían ser aprobadas por la reunión

a los arzobispos, obispos, abades, duques y barones principales (14, commune consiluim

regni ).

Cláusula 14. — Para obtener el consentimiento general al establecimiento de un

"auxilio" --salvo en los tres casos arriba indicados--o de una "fonsadera" haremos

convocar individualmente y por carta a los arzobispos, obispos, abades, duques y

barones principales. A quienes posean tierras directamente de Nos haremos dirigir una

convocatoria general, a través de los corregidores y otros agentes, para que se reúnan

un día determinado (que se anunciará con cuarenta días, por lo menos, de antelación) y

en un lugar señalado. Se hará constar la causa de la convocatoria en todas las cartas de

convocación. Cuando se haya enviado una convocatoria, el negocio señalado para el día

de la misma se tratará con arreglo a lo que acuerden los presentes, aun cuando no hayan

comparecido todos los que hubieren sido convocados.


Conclusiones

La carta magna va a ser posteriormente una historia de “reinterpretaciones y

repeticiones”[16], tomada como un símbolo contra la opresión de la tiranía sobre sus

súbditos, limitando los poderes del monarca y sujetándolo a la ley, como un

mecanismo de control y equilibrio donde los poderes públicos están sometidos a la ley

en cuanto a la impartición de la misma. El pensamiento político de los barones será

una línea de actuación política respecto al resto de sectores sociales, a pesar de que

los derechos a “los hombres libres” que se alude en la Carta Magna, se refiere a un

círculo minoritario en el siglo XIII. La serie de desaciertos del reinado de Juan I, que

culminaron con la firma de la Carta Magna, se puede interpretar como el final del

cambio que se estaba operando en la sociedad estamental, objetivada en su

componente económico, de justicia y libertades, siendo el principio del antes y el

después de la sociedad feudal.


Bibliografia

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 LITTLE, Lester K y ROSENWEIN, Bárbara H (eds) (2003). La edad media a debate,

Ediciones Akal, Madrid

 MAITALND, Frederick William & POLLOCK, Frederick (1898). The History of Engish

Law before the time of Edward I. vol II. Cambridge University Press, Cambridge

 PETIT-DUTAILLIS, Charles (1961). La monarquía feudal en Inglaterra y Francia. Siglos

X-XIII. UTEHA, México.

 POOLE, Reginald Lane (1912). The exchequer in the Twelfth Century, The Ford

lectures delivered in the University of Oxford in Michaelmas Term, 1911. Oxford

University Press, Oxford.

 SATRUSTEGUI GIL-DELGADO, Miguel (2009). La Carga Magna: Realidad y mito del

constitucionalismo pacifista medieval. Historia Constitucional: Revista Electrónica De

Historia Constitucional, (10), pag. 243-262

 TURNER, Ralph V. (2004). Studies in Medieval Story. Haskins Society Journal , Vol. 13,

The Bodydel Press, Woodbridge.

 El derecho inglés Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, online

(consultado 12 de agosto de 2015).

[1] PETIT-DUTAILLIS, Ch.: La monarquía feudal en Inglaterra y en Francia (siglos X.XIII),

1961. pag. 276


[2] POOLE, Reginald Lane.: The exchequer in the Twelfth Century, the Ford lectures

delivered in the University of Oxford in Michaelmas Term. 1912. pag. 188

[3] Pena canóniga que interrumpe todo tipo de liturgias y sacramentos en un territorio,

utilizada como arma de presión por el papa a estamentos poderosos, reyes, donde se

impide la normal vivencia de bautismos, matrimonios o entierros con el consiguiente

problema social que puede conllevar.

LE GOFF, J., SCHMITT, JC.: Diccionario razonado del occidente medieval. 2003, pag 108.

Según Satrústegui Gil-Delgado, sólo se dejó administrar el sacramento del bautismo

durante el entredicho del Papa.

SATRÚSTEGUI GIL-DELGADO, M.: “La Carta Magna: Realidad y mito del

constitucionalismo pacifista medieval”. Historia Constitucional: Revista Electrónica De

Historia Constitucional, (10), 2009, pag. 245

[4] Los impuestos que debían sustentar los barones: danegeld, scutage o aid eran en

muchas ocasiones de naturaleza arbitraria, lo que no afectaba en concepto a la hora

de recaudar y anotar la entrada de esos ingresos por parte de los sheriffs en el

Exchequer. POOLE, R. op cit. pag. 171

[5] MAITLAND, F.W & POLLOCK. F.: The History of English Law before the time of

Edward I. Cambridge University Press, Cambridge. Vol.II, 1898. pag. 86.

[6] El derecho inglés, pag. 12. Instituto de Investigaciones jurídicas de la UNAM (en

línea) http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/118/3.pdf (consulta 12-18-2015)

[7] LITTLE, L.K, ROSENWEIN, B.H.: La edad media a debate. 2003. pag. 404

[8] Tío de Hubert Walker

[9] GANSHOF, F.: El feudalismo. 1978. pag. 125-126


[10] TURNER, R.V. : Richard Dux Aquitanorum et Comes Adegavorum. Studies in

Medieval Story. Haskins Society Journal. 2004, pag. 155

[11] Para saber más sobre la evolución legal y social de la mujer consultar LITTLE, L.K ,

ROSENWEIN, B.H.op.cit, pags. 397 a 403

[12] BASKIN, J.R. The Cambridge Dictionary of Judaism and Jewish Culture. 2011,

pag.156

[13] PETIT-DUTAILLIS, Ch. op. cit. pag. 280

[14] PETIT-DUTAILLIS, Ídem, pag. 283 hace referencia a que las leyes de los bosques no

serán justas respecto al resto de leyes pero sí lo son respecto a las leyes de los bosques.

[15] SATRUSTEGUI GIL-DELGADO, M, op.cit. pag. 247

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