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Víctor Apaza es un santo popular. Ella se resiste a la idea de que sea un alma
misteriosa en el camposanto. "Es un espíritu bueno", señala pausadamente.
Apaza fue 'canonizado' por los arequipeños después de haber sido fusilado
por matar a su esposa, Agustina Belisario Capacoyla, en La Joya, un 22 de
enero de 1969. Luego de un largo juicio en el Segundo Juzgado de Instrucción de
Arequipa, en el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, Víctor fue sentenciado
a morir fusilado y vivir eternamente como un santo. "Hace milagros. Ayuda a
encontrar trabajo, sanar heridas, curar enfermedades e intercede ante Dios para
evitar las desgracias", confiesa una mujer parada con una rosa frente al nicho.
Francisca Apaza no solo escucha los ruegos de los desconocidos ante la tumba
de su padre. También mira con atención a un grupo de jóvenes ambulantes que
ofrecen folletos con la historia de su padre y los sucesos que lo empujaron a ese
actual "estado de gracia". "Esa no es la verdad. Mi familia quiere dar una versión
de qué pasó", expresa evitando entrar en detalles. "He venido a ver a mi padre, no
hablar de sucesos dolorosos", resalta.
La fiesta de los difuntos también trae música. Los charros son los preferidos
para las mujeres fallecidas. "A mi madrecita con cariño", resalta Esteban Berroa
en la interpretación de 'Amor Eterno', de Juan Gabriel. Sin embargo, están
también los jóvenes con 'look' rockero que interpretan dolorosas cumbias con
guitarra acústica. La más chocante es el coro "Lejos de ti, me voy a morir. Ay
como duele vivir sin ti", frente a la tumba bajo tierra de Francisco Fernández
Talavera. Sus familiares lo lloran con nostalgia.
El negocio es grande y variado en gusto. Entre ellos está el músico ciego Mariano
Palomino, quien cierra un trato suculento. Tres canciones por S/. 10" con su
acordeón. El repertorio varía desde tango hasta una canción criolla.
La viuda Elba Tejada de Pacheco, con sus 91 años salta una cerca con su bastón.
Logra su temeroso cometido con ayuda de su hija. "He venido a visitar a mis
parientes. A mi esposo, mamá de mi cuñado, suegro, cuñado, concuñado y unos
amigos íntimos". La edad le ha traído muchos difuntos.
FE QUE VALE DINERO
Ambos no han advertido la relación divina con sus nombres. "Cierto, uno es San
Miguel Arcángel, jefe de los Ejércitos de Dios. El otro es Pedro, principal apóstol
de Cristo", señala el mayor.
Cada vez que oran la gente les paga una suma simbólica que se destina a obras
sociales de su comunidad religiosa. "Con este dinero mantendremos al comedor
popular", detalla Miguel Valencia.