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EDUCACION FISICA: Puede ser una actividad educativa, social, recreativa, terapeutica o
competitiva, por ejemplo.
En lo que hace referencia en su sentido formativo o educativo, la ed. fisica se centra en el
movimiento corporal, para alcanzar un desarrollo integral de las capacidades fisicas y
afectivas del sujeto.
ACTIVIDAD FISICA: Puede darle una vida mas larga, y mejora su salud. La actividad
fisica ayuda a prevenir las enfermedades del corazon, y muchos otros problemas.
Ademas la actividad fisica aumenta la fuerza, le da mas energia y puede ayudar a reducir
la tension. Tambien es una buena manera de frenar el apetito y quemar calorías.
¿Cuánto ejercicio deben hacer los adolescentes para que sea beneficioso?
Las recomendaciones dicen que lo ideal es dedicarle al menos treinta minutos diarios a
algún tipo de ejercicio físico que aeróbico de intensidad moderada. Una actividad física
aeróbica de intensidad moderada es cualquier ejercicio (marchar, correr, montar en
bicicleta, nadar…) que hace trabajar al corazón a entre un 55% y un 85% de sus
pulsaciones máximas.
Cuidado con el ejercicio excesivo
Es importante tomar en cuenta que si bien la práctica deportiva habitual es muy
beneficiosa para los adolescentes hay que tener cuidado con la práctica de ejercicio en
exceso. Un comunicado de la Asociación Americana de Medicina Deportiva y la
Asociación Americana de Nutrición dice que “algunos programas para la mejora física
podrían ser perjudiciales para los adolescentes si obligan a un tipo de ejercicio intenso o
prolongado o provocan un contenido graso corporal excesivamente bajo”.
LA OBESIDAD
En las últimas décadas, la obesidad y el sobrepeso se han convertido en uno de los
principales problemas de Salud Pública y su prevalencia está aumentando en las
poblaciones infantiles en todo el mundo. Según la OMS, la obesidad es en la enfermedad
metabólica más prevalente en los países desarrollados y la ha descrito como una
epidemia.
Concepto de obesidad
Este incremento excesivo del peso corporal se debe fundamentalmente al aumento del
tejido adiposo y en menor medida del tejido muscular y masa esquelética.
El sugerido por el comité norteamericano de expertos para la obesidad del niño, que
define como niño con sobrepeso aquel que tiene un índice de masa corporal con el
percentil entre 85 y 95 – según edad y sexo – y niño obeso aquel que tiene un índice de
masa corporal con el percentil superior a 95.
El recomendado por el International Obesity Task Force (IOTF) que propone un punto de
corte proyectado de un índice de masa corporal (IMC) del adulto de 25 para el sobrepeso
e igual o superior a 30 para definir obesidad.
Delgadez <18,50
Sobrepeso ≥25,00
Obesidad ≥30,00
Causas que la provocan
Algunas personas son más susceptibles de ganar peso debido a razones genéticas,
pero la combinación de una alimentación inadecuada y la tendencia a realizar menos
actividad física relacionada con el mayor tiempo dedicado a actividades sedentarias
explica la mayor parte del espectacular incremento de la obesidad infantil en los últimos
15 años en nuestro país.
Factores genéticos: Los factores genéticos se dan en muy pocos casos de obesidad
infantil, y generalmente se debe a un trastorno genético o a una enfermedad metabólica.
Con frecuencia, los niños obesos tienen padres obesos y en muchas ocasiones esto
indica una alimentación incorrecta de toda la familia.
Alimentación: Actualmente, la gran oferta de alimentos ricos en grasa y calorías que están
dirigidos para los niños, les provocan no solo obesidad, sino que con ello, graves
problemas de salud que acompañan a esta enfermedad. Estos alimentos pueden llegar a
ser incluso adictivos, y consumidos a menudo, aumentan considerablemente las grasas
saturadas en niños y adultos. Entre estos alimentos podemos encontrar: la repostería, las
hamburguesas, las salchichas, las patatas fritas, los “snack” y los platos precocinados,
entre otros.
Entorno: El entorno familiar es uno de los factores más importantes, ya que son los que
reciben la presión consumista de la sociedad a ingerir productos poco saludables.
A muchas personas les cuesta entender la indicación de reposo absoluto, incluso reposo
moderado, cuando tratamos un caso de anorexia. Pero… ¿no se supone que el deporte
es sanísimo, para la salud física, para la autoestima, para la depresión, para
socializarse…? – preguntan algunos padres, madres, incluso pacientes extrañados.
Totalmente cierto, pero la práctica de actividad física del tipo que sea (*) está
contraindicada en muchos pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) por
diversos motivos.
Esta práctica suele utilizarse como procedimiento para perder peso o como medida
compensatoria para contrarrestar lo que el/la paciente considera “excesos” alimentarios.
Por otro lado, el miedo a coger peso es feroz y la necesidad patológica de compensar
está por encima de la voluntad del paciente.
El ejercicio físico es una de las actividades más recomendables para la salud física y
psicológica del ser humano, pero no podemos olvidar que tiene un carácter
potencialmente adictivo cuando se práctica de forma excesiva y no controlada. Existen
ciertos signos de alarma antes los cuales tenemos que pensar que estamos ante un serio
problema:
Acudir al gimnasio 3h cada día sin excepción haciendo recuento de las calorías
quemadas, comer sólo si seguidamente se va a poder compensar con ejercicio físico,
renunciar sistemáticamente a otras actividades de ocio, incluso no cumplir con
responsabilidades laborales o académicas por cumplir con el ejercicio programado,
realizar 300 abdominales cuando nadie me ve, comer o estudiar de pie… Estas conductas
¿a dónde abocan?
En primer lugar, cualquier actividad, por mínima que sea, cuando la alimentación del
paciente no está todavía normalizada, puede ser un impedimento para alcanzar un estado
de salud física óptimo.
Puede parecer una paradoja pero está comprobado que la insatisfacción corporal es
mayor entre pacientes practicantes de ejercicio excesivo.
*Cuando hablamos de actividad física nos referimos tanto a deportes como a tareas
domésticas cotidianas, bailes, caminar, subir/bajar escaleras, etc. y/o cualquier actividad
que implica la ausencia o interrupción del reposo.
Frutas
La fruta es un alimento que no debe faltar en ninguna dieta saludable, ya que de ellas
provienen la mayoría de las vitaminas que se necesitan en el día a día. Aunque aquí se
establecen dos ejemplos, cualquier elección de este tipo de producto es beneficiosa.
Verduras
Las verduras siempre han sido consideradas como un ejemplo de alimentos beneficiosos
para la salud que no deben faltar en las comidas. Sin embargo, son las hortalizas de hoja
verde las que mayor cantidad de vitaminas y nutrientes contienen.
Cereales y legumbres
Los cereales y las legumbres siempre han tenido un papel destacado en la historia de la
alimentación, gracias tanto a su bajo coste de producción, como a sus beneficios
nutricionales (aportan energía a la vez que son bajos en grasas).
Pescados
El pescado tiene una gran cantidad de proteínas, a la vez que tiene pocas grasas
saturadas, a pesar de ser un alimento de origen animal. También son una buena fuente
de vitaminas y minerales, así como de ácidos grasos omega 3, recomendables para
reducir el colesterol y prevenir enfermedades del corazón. Dos de los pescados más
saludables son:
Salmón: Es uno de los pescados más ricos en ácidos grasos omega 3, por lo que ayuda a
reducir el colesterol y a mantener el correcto funcionamiento del cerebro. Es importante, a
la hora de cocinarlo, hacerlo a la plancha o al horno, ya que freírlo influye de forma
negativa y oxida su contenido en grasas esenciales.
Sardinas: Además de contener ácidos grasos omega 3, también es una fuente de calcio,
ya que es un pescado de hueso blando, por lo que los procedimientos térmicos a los que
son sometidas para el consumo hacen que el calcio de sus espinas pase a la carne.
Carnes
La carne es una fuente rica en proteínas, vitamina B12, zinc, yodo, selenio y fósforo,
elementos esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Las carnes blancas
son más saludables que las rojas, ya que aportan una gran cantidad de proteínas a la vez
que son bajas en grasa. Dos ejemplos de carnes blancas saludables son:
Pollo o pavo: Aunque las carnes blancas, como el pollo y el pavo, sean menos ricas en
hierro y zinc que las rojas, tienen un alto contenido en fósforo y potasio. Además, son
ricos en ácido fólico y niacina, que ayuda al funcionamiento del aparato digestivo, la piel y
los nervios, y es importante para la conversión de los alimentos en energía.
Conejo: Tiene un alto contenido proteico a la vez que es bajo en grasas. También tiene un
bajo contenido en sodio, por lo que puede ser consumido por personas con hipertensión.
Comida chatarra
En realidad, la comida chatarra no está hecha con chatarra. El término “comida chatarra”
se usa para describir los alimentos con poca cantidad de los nutrientes que el cuerpo
necesita y con un alto contenido de grasa, azúcar y sal, elementos que el cuerpo puede
obtener en exceso con mucha facilidad. Las papas fritas, las golosinas y las bebidas con
gas suelen considerarse comida chatarra. Si te gustan estos alimentos, la clave está en
comer pequeñas porciones para lograr obtener los nutrientes que el cuerpo necesita
diariamente.
Desde que somos pequeños se nos enseña que debemos evitar, o al menos consumir
con poca frecuencia, alimentos como los caramelos, las galletas dulces o saladas, las
rosquillas, las patatas fritas, las hamburguesas y todo lo que se conoce como "comida
chatarra". Esta alerta se establece como uno de los principales mandatos para cuidar
nuestra salud, ya que las consecuencias de la comida chatarra consumida en exceso
pueden ser realmente peligrosas.
Entre las más graves consecuencias de la comida chatarra cuando la comemos con
mucha frecuencia, y sin equilibrarla con alimentos nutritivos y saludables, encontramos:
Como te hemos contado en Vivir Salud, la comida chatarra designa a todos aquellos
alimentos que no poseen valor nutricional y que lo único que nos suman son calorías,
azúcares, sal y grasas saturadas. En resumen, la comida chatarra es muy poco saludable
y, si no nos cuidamos de ella, estas pueden ser las consecuencias:
Deficiencias nutricionales
Nuestro organismo necesita ciertos nutrientes esenciales para que cada una de sus
funciones se cumpla correctamente. Esos nutrientes los incorporamos a través de nuestra
alimentación: si nuestra alimentación se basa en comida chatarra -que por definición es
poco nutritiva- entonces nuestro organismo carecerá de esos nutrientes que necesita
como, por ejemplo, la fibra, el calcio, el magnesio y las grasas omega-3.
La comida chatarra satisface el hambre y el deseo de comer algo rico, pero no los
requerimientos nutricionales del cuerpo para mantenerse sano y protegido contra las
enfermedades. Por ello, para cuidar nuestra salud se recomienda reducir la cantidad de
comida chatarra de nuestra alimentación y, en tanto, aumentar el consumo de hortalizas,
frutas y granos enteros, que son alimentos nutritivos y saludables.
Aumento de peso
Dentro de las llamadas comidas chatarras se encuentran los alimentos ricos en grasas
saturadas y colesterol, los alimentos procesados, azucarados, fritos y altos en calorías,
por lo tanto el aumento de peso es una consecuencia ineludible de consumir este tipo de
alimentos con frecuencia. Esto, a su vez, es un factor de riesgo importante para
desarrollar obesidad.
Resistencia a la insulina
Cuando el consumo de hidratos de carbono -presente en dulces, alimentos horneados o
patatas fritas- es elevado, se crea el riesgo de generar resistencia a la insulina en el
organismo. Lo mismo ocurre con los alimentos de alto índice glucémico, como las patatas,
los caramelos, los cereales azucarados y productos de harina blanca. Esta condición
aumenta a su vez el riesgo de diabetes, ya que las células no responden a la insulina, lo
que acumula la cantidad de glucosa en sangre. La acumulación de glucosa o azúcar en la
sangre, por si fuera poco, promueve también enfermedades del corazón.
Problemas cardiovasculares
Si bien nuestro organismo requiere cierto consumo de grasa para obtener energía, la
comida chatarra nos provee grasas en exceso que dañan nuestra salud, como las grasas
saturadas o grasas trans presentes en las hamburguesas, la pizza, las galletas dulces, las
patatas fritas y los helados. Estas grasas son peligrosas para la salud de nuestro corazón.
Además, los alimentos procesados suelen ser ricos en sal o sodio, y este elemento
consumido con frecuencia eleva el riesgo de accidentes cardiovasculares e hipertensión.