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P. Tomás Spidlík S. J.
Documento original:
www.guiadecontemplativos.4t.com/la_custodia_del_corazon.htm
Corrección, adaptación y re-edicion por J.F. - 19’ Julio 2014
índice
1 Eliminación de los pensamientos 1
2 Métodos para combatir los malos pensamientos 2
3 Discernimiento de espíritus 3
4 Discernimiento como don de Dios, . . . 3
5 Las reglas «psicológicas» según el modo de obrar de los espíritus 4
6 La revelación de los pensamientos 5
7 El examen de conciencia 6
1 Cfr. I. HAUSHERR, L’héychasme. Etude de spiritualité, OCP 22 (1956), pp. 5-40, 247-285; Hésy-
chasme et prière, OCA 176, Roma 1966, pp. 163-237; en particular pp. 214 ss.
2 Comm. in Cant. II, GCS 8, p. 133, 16 ss.
3 In Prov. 5, PG 17, 176cd.
4 In Libr. Jesu Nave, homilia 13, 1, GCS 7, p. 373; Hom. 15, 3, p. 387; DOROTEO, Instr. 11, 117,
SC 92 (1963), p. 363.
5 Hesiquio Cent. II, 76, PG 93, 1537a; SEVERO de Antioquía. Homilía 57, PO IV, p. 93.
6 Cfr. Apotegmas, Poimen 35 e 39, PG 65, 332b.
1
métodos para combatir los malos pensamientos 2
3 discernimiento de espíritus
La Biblia presenta una serie de elecciones en las que el hombre debe tomar
partido (Gen. 2:17; 12:4, etc.). Esta elección tiene características particulares.
Contra la voz divina, misteriosa, otra voz se deja oír, la del pecado, de Sa-
tanás, también ella misteriosa. ¿Qué criterio utilizar para discernir una de
otra? Ser testigos de la voz de Dios ha sido el rol de los profetas. Los libros
sapienciales han sido escritos para enseñar a distinguir la voz de la sabidu-
ría de la voz de la locura, la de los justos de la de los impíos. En las Cartas
del Nuevo Testamento aparece la expresión «discernimiento de espíritus» (I
Cor 12:10; I Jn 4:1)21 .
Este problema no deja de ocupar un lugar principal en la literatura espi-
ritual22 . Orígenes discute atentamente sobre las diversas fuentes de las que
surgen los diversos géneros de espíritus capaces de obrar en nosotros23 . La
tendencia de Antonio y de los monjes simples de Egipto es más descriptiva
y concreta24 , por el contrario, las enseñanzas de Evagrio son sistemáticas.
Las reglas fundamentales que propuso Casiano son las más completas de
su tiempo25 . Después de él Diádoco de Fotice, que debe luchar contra las
doctrinas «mesalianas», muestra la problemática del discernimiento entre
los verdaderos y falsos consuelos y desolaciones26 . Según esta tradición, en
tiempos más recientes, Teófano el Recluso interpreta las reglas retomadas
por L. Scúpoli27 .
son necesarias la oración continua y ascesis para que aquel que recibe por
obra del Espíritu el don del discernimiento de espíritus, pueda saber que
maquinan los demonios. . . »31 .
El conocimiento de los espíritus, en fin, es dado después de una pro-
longada observación: «Después de una prolongada observación (metá pollés
katatereseos) – dice Evagrio – hemos reconocido que existe esta diferencia en-
tre los pensamientos angélicos, los pensamientos humanos y los que vienen
del demonio»32 . Los demonios se revelan con su comportamiento, con la fre-
cuencia y en el modo de sus ataques pero sobre todo en los pensamientos
que inspiran33 .
Así se alcanza un «sentido» especial, una intuición espiritual y se reconoce
un mal pensamiento «por el mal olor que reina en los demonios»34 .
También si el demonio toma la forma de ángel de luz (Cor 11:14), con una
«falsa apariencia de luz»41 , si «mueve gentilmente la cola»42 , se lo reconoce
por las obras, según el efecto que produce sobre la imagen de Dios en el al-
ma, y allí está el criterio decisivo del discernimiento. Así se debe explicar «el
estado pacífico» o «estado turbado»43 . En particular se exhorta a los monjes
a prestar atención a los puntos débiles de su virtud, o a la inmoderación
en su ascesis. «Cuando en su lucha contra los monjes los demonios son im-
potentes, entonces se retiran un poco observando qué virtud está olvidada
en ese momento, y es allí que irrumpen súbitamente para quebrar al alma
desgraciada»44 . Incentivando la ascesis hasta la exageración, los demonios
buscan «distraernos de lo que se puede hacer y empujarnos a hacer lo que
es imposible»45 .
41 GREGORIO DI NAZ., Carm. II, I, 83, v. 7 ss., PG 37, 1429; cfr. Carm. II, II, 2, vv. 114-115, PG 37,
588.
42 GREGORIO DI NAZ., Or. 40, 10, PG 36, 369b.
43 Cfr. p. 166.
44 Practicos 44, SC 171 (1971), p. 601; cfr. De orat. 47, PG 79, 1176d-1177a; ibíd. 134, col. 1196b.
45 Practicos 40, p. 593.
46 Cfr. I. HAUSHERR, Direction spirituelle en orient autrefois, OCA 144, Roma 1955, pp. 212 ss.
47 Piccola catechesi 133, ed. E. AUVRAY, Parigi 1891, p. 464.
48 Apotegmas, Ant. 38, PG 65, 88b.
49 Lettera 417, ed. NICODEMO L’AGIORITA, Venecia 1816, p. 165; cfr. SC 92 (1963), Intr., pp. 53
ss.
50 Cfr. Le lettere dei santi Barsanufio e Giovanni, ed. NICODEMO L’AGIORITA, Venezia 1816;
trad. franc., Barsanuphe et Jean de Gaza. Correspondance. Recueil complet por L. REGNAULT,
PH. LEMAIRE, B. OUTTIER, Solesmes 1971; trad. ital. Roma 1980.
51 Cfr. Vita S. Eusdtynii 15, ed. S. B. COTELIER, Ecclesiae Graecae Monumenta, Luteciae Par.
1677-1686, t. II, pp. 213-214.
52 Constit. Studit. 22, PG 99, 1712b; J.LEROY, La vie quotidienne du moine studite Irénikon 27
(1954), p. 33.
el examen de conciencia 6
7 el examen de conciencia
Para revelar los pensamientos es necesario examinar lo que sucede en el
alma. La práctica del examen cotidiano de sí es recomendada en primer
lugar en la literatura pastoral. El Padre que se ha ocupado más en este tema
es S. Juan Crisóstomo55 . Pero es en la literatura monástica siro-palestinense
del siglo IV hacia donde debemos mirar para encontrar las prescripciones
más minuciosas sobre el método a seguir. El autor que nos da la enseñanza
más explícita es Doroteo de Gaza56 . La práctica psicológica aparece muy
próxima al examen de conciencia conocido por el estoicicismo reciente57 ,
pero la finalidad es distinta. Para Doroteo no se trata de un puro «volver
sobre sí mismo», sino que aquí se examina en vista de la exagoreuisis, y este
examen es un elemento de la dirección espiritual.
San Juan Clímaco nos dice haber visto monjes que llevaban un librito en
el que anotaban las culpas y los pensamientos de cada día58 . Y dice: