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UNIVERSIDAD DE CUENCA

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES.

Derecho

Estudiante:
Christian Bernardo Medina Encalada
Johny Camilo Tuapante Lima
Mishel Estefanía Velecela Aguilar
Daniela Deniss Zhañay Calle
Alexis Villavicencio

Materia:
Legislación de Tránsito

Curso:
5to ciclo grupo 1

Docente:
Dra. Alexandra Merchán
INTRODUCCION

La teoría de la imputación objetiva surge con el funcionalismo que es la corriente del


derecho penal mediante la cual se busca la adecuación del derecho penal a las funciones
que tiene el ser humano dentro de la sociedad, con el funcionalismo, no basta la mera
interpretación de la norma, sino estudia los roles sociales para adecuarla a la realidad de la
comunidad.

La imputación objetiva, parte de la premisa que cada persona cumple un papel determinante
en la sociedad, de ahí cada ser conoce sus competencias y la posición de garante, de tal
manera que quien incumpla las reglas y a consecuencia de ellos se produce un incremento
de riesgos, le es atribuible el resultado.

Considerando que cada individuo cumple un rol, quien incumpla o defrauda las
expectativas sociales, será sometido a un reproche por la lesión que hubiere causado a un
determinado bien jurídico.
MARCO TEÓRICO

La teoría de la imputación objetiva, es aquella mediante la cual se atribuye un determinado


derecho a una persona, tomando como punto de partida el papel que un individuo cumple
en la sociedad.

En el estudio histórico relacionado con la imputación objetiva vemos que se ha buscado


superar la barrera del elemento subjetivo que se aprecia en el delito, ya que, la apreciación
objetiva determina mejores resultados en virtud de conocer la infracción en la materialidad
de su ejecución y del elemento volitivo ligado al hecho con todos sus por menores, y no el
resultado final únicamente emparejado con el querer de la persona, de ese modo la
argumentación de imputabilidad se vería debilitada en apreciar si el hecho por sí solo sin
entender la conducta constituye delito o no, pues, el hecho de manifestar una intención de
algo que se sabe va causar un daño de por sí da pautas para poder imputar ya que sólo ver la
fase de consumación sin el elemento de voluntad priva de caracteres imputables, es decir se
da la convergencia del aspecto volitivo y el hecho como resultado lesivo.

A partir del siglo XVII se tenían consideraciones respecto al actuar o la conducta de la


persona dentro del delito, consideraciones que partían por parte de Von Liszt, este a su vez
sustentado en Puffendorf y Welzel, de lo que parte precisamente el accionar humano o en
otras palabras los actos de la persona en virtud de su voluntad como fuente de un resultado
que ocasiona una consecuencia inmediata para el que tenga sobre sí el peso del
quebrantamiento de la norma.

Del mismo modo se encuentran concepciones hegelianas, las cuales conllevan a saber que
la naturaleza del mundo es inteligible y que por medio de la dialéctica se puede llegar a
conocer el porqué de las cosas, por lo que fácilmente se puede llegar a decir que los actos
de la especie humana son perfectamente conscientes, plenamente racionales, con lo que
partiendo de esta premisa hegeliana en la posteridad se acopla para la asunción de otras
teorías de estudiosos del derecho penal para que sirva de sustento pleno para lo que hoy se
conoce como la teoría de la imputación objetiva.
Claus Roxin, nos indica que: “solamente puede imputarse al tipo objetivo un resultado
causa por el actor cuando la conducta del autor hubiere creado para el objeto de la acción
un peligro que no estuviere cubierto por un riesgo permitido, y este peligro se hubiere
realizado también en el resultado concreto”, podemos manifestar entonces que la
imputación al tipo objetivo presupone la realización de un riesgo creado por el autor, no
cubierto por el riesgo permitido, también encontramos en el análisis de la imputación
objetiva, un principio que resulta de importancia para el desenvolvimientos de las
actividades sociales, que supone la confianza de un sujeto que obra suponiendo que los
demás actuaran dentro de los límites del riesgo permitido, lo que impide que se responda
por los hechos que provengan de imprudencia o defectos ajenos.

La teoría de la imputación objetiva tiene su importancia tanto en la doctrina como en la


jurisprudencia, constituyendo un elemento de estudio importante en la dogmática jurídica.

Tres son los criterios para resolver la imputación de un resultado en una acción imprudente:

El incremento del riesgo no permitido; el riesgo implícito en la acción imprudente de modo


que el resultado se produzca como consecuencia directa de ese riesgo y no por causas
ajenas a la acción peligrosa mismo; el resultado debe producirse dentro del ámbito de
protección de la norma, es decir dentro del ámbito o actividad que regula la norma
infringida por la acción imprudente.

Como parte del estudio que tenemos que realizar destacamos como principales elementos
de la imputación objetiva a los siguientes:

- Riesgo Permitido

- Principio de Confianza

- Prohibición de Regreso

- Imputación a la Víctima

- Intervención del Delincuente

- El Dolo y la Culpa
Estos elementos son esenciales para que se configure la teoría de la imputación porque en
la medida en que se vaya explicando cada uno de ellos se apreciará como la concurrencia
de los mismos magnifican la importancia de la aplicabilidad de la imputación objetiva en el
marco procesal penal.

El riesgo permitido es aquella posibilidad de prever un acontecimiento que derive en un


daño, que sin embargo no exceda los límites los cuales se entienden por permitidos y que
sobrepasando el límite de los mismos deriva en una infracción que amerita una sanción.

Ahora que precisamente la conducta está adecuada dentro de un margen de tolerancia que
conoce o supone que la persona puede exceder el límite y cometer una infracción o hecho
delictuoso o criminal, sea este doloso o culposo, que en todo caso requiera una sanción por
el quebrantamiento.

Podemos ilustrar de otra manera la situación del riesgo permitido, en este caso tenemos el
hecho de que se conoce el punto de partida de la violación de la norma, por lo que se
desprende que es un riesgo no permitido, y al incurrir en el mismo vemos que la persona se
adecua dentro de la situación y se objetiviza la norma en relación a la conducta pues se
tiene en cuenta que el riesgo en un acto determinado existirá siempre y que la posibilidad
de causar daño es latente, pero hacer o no hacer daño ocurrirá en la medida en que no se
cumpla o si en efecto con lo que la ley establece.

Básicamente tenemos un carácter preventivo de la norma que se lo determina precisamente


por el factor del riesgo con lo que de ese modo el hecho de prevenir advierte y condiciona
el actuar de la persona, que para ejecutar algo debe ser consiente para cumplir con esa
finalidad de llevar a cabo un propósito, con lo que al haber el elemento consiente la persona
no se puede excusar de no aceptar la responsabilidad de sus actos, con lo que existen
elementos de tipo objetivo que impulsan la imputación de esta característica.

A modo de ejemplo se puede citar el caso de los límites de velocidad, en lo que hasta donde
se permite realizar el recorrido en un vehículo motorizado se sabe o se está en conciencia
plena e irrefutable de que no hay posibilidad de inferir un daño por lo que se calcula o
estima un riesgo permitido por el mero hecho de estar establecido un límite de velocidad,
ahora que entiéndase aún como riesgo porque si ocurre un accidente en los parámetros de
velocidad indicados y no asistan otros factores el tipo se sujeta a la norma, pero en el caso
que se exceda tenemos que se quebranta el riesgo permitido y todos los detalles anteriores
permiten imputar al infractor por qué se entiende que si se ha excedido y que no debe
excederse de los límites de la velocidad estará voluntariamente o como producto de su
querer cometer dicho exceso y de ese modo se establece la responsabilidad y determinar la
sanción respectiva.

En lo que se refiere al principio de confianza tenemos que el mismo estriba en la situación


en que se tiene una especie de garantía de que no ocurra un acontecimiento lesivo y que por
ende cualquier individuo no adecue su conducta en un tipo penal para que pueda ser objeto
de una imputación.

El hecho en que la confianza esté de por medio se atribuye al medio físico donde se
encuentre cualquiera y a las personas que formen parte de ese entorno en que pude darse
lugar a cualquier suceso, pues puede darse el caso de que existe la confianza de que de estar
en algún lado no podría advertirse la presencia de algún tipo de peligro en concreto o en
particular, o en el otro lado de la perspectiva que puede ser el caso de que a lo mejor no se
advierte ningún tipo de riesgo por el estar con la compañía de determinada persona.

Se puede citar el caso de una persona que alquile un departamento situado en una loma para
que éstas lo habiten y el lugar aparentemente es seguro, pues, nunca antes había ocurrido
una tragedia en dicha zona, además que el departamento aparentemente está construido con
materiales que garantizan o hacen pensar de que ningún suceso lamentable pudiera ocurrir
ahí, no obstante se produce un deslave y mueren las personas en el interior del
departamento.

En este ejemplo vemos que existió siempre la confianza de que el lugar era seguro y nunca
antes había ocurrido desgracia alguna, por lo tanto el deslave obedece a un caso fortuito, es
decir, un acontecimiento que no se pudo prever o evitar, causando un hecho no querido por
la persona quien fungía como el arrendador de dicho inmueble, por lo tanto no vulnera la
persona el principio de confianza demostrando que nunca antes se había producido un
suceso de tal naturaleza.
Pero supongamos que la persona conocía o estaba consciente de que el lugar donde este
tenía ubicado el departamento era una zona de deslaves permanentes, por tanto al haber el
elemento de la conciencia equivale a que el arrendador hubiera querido que ese el
acontecimiento del deslave ocurriera, porque existe un elemento cognoscitivo de que las
personas pudieran perecer en el deslave, con lo que puede ser acusada esta persona por el
cometimiento de un homicidio.

El hecho de la confianza supone entonces que nada malo debería ocurrir puesto que se tiene
la seguridad de aquello no obstante el elemento de la confianza es muy subjetivo pero por
ese condicionante no quiere decirse que la confianza responda únicamente a la percepción
individual de la persona, pues, muchas veces se ignora que la persona puede actuar
diferente de lo que nosotros pensamos o creemos, pues esa misma confianza está
enmarcada en lo que nosotros podamos hacer respecto de ciertas cosas o de ciertas
personas, pero no se enmarca la confianza a plenitud de que las personas o elementos de la
naturaleza obren respecto de nosotros pues puede ser del modo en que lo pensamos o no
por lo que el principio de confianza puede ser muy variable o inestable en razón de la
actuación material.

El Prof. Dr. Claus ROXIN que tiene espacio propio en el tema de la imputación objetiva
nos recuerda que la teoría de la imputación había caído en el olvido completamente en la
segunda mitad del siglo 19, en el curso del pensamiento causal orientado en las Ciencias
naturales se reactiva a partir de los años sesenta del siglo 20, expresando que “en la ciencia
se impone cada vez más la concepción de que la imputación al tipo objetivo tiene que
realizarse según dos principios relacionados entre ellos:

a) Un resultado causado por el actor solo debe ser imputado al tipo objetivo cuando la
conducta del autor ha creado un peligro para el objeto de la acción no cubierto por el riesgo
permitido, y ese peligro se ha realizado también en el resultado concreto… Mientras que la
ausencia de la creación de un peligro lleva a la impunidad, la falta de realización del peligro
en una lesión típica del bien jurídico solo tiene por consecuencia la desaparición de la
consumación, de tal manera que, dado el caso, puede imponerse una sanción penal por
tentativa.
b) Generalmente es imputable el resultado cuando constituye la realización de un peligro
creado por el autor, de tal manera que se completa el tipo objetivo. Pero aun así puede
excepcionalmente negarse la imputación cuando el radio de acción del tipo no incluye el
impedir tales peligros y sus efectos… Resumiendo se puede decir, entonces, que la
imputación al tipo objetivo presupone la realización de un riesgo creado por el autor, no
cubierto por un riesgo permitido y que se encuentra dentro del radio de acción del tipo”.

Aquí entra en consideración otro de los aspectos que se tienen en cuenta para llegar a la
imputación objetiva que es el riesgo socialmente permitido y la determinación en el caso
concreto, si el sujeto actuó dentro del riego que estaba socialmente permitido o se excedió
del mismo, caso en el que se debe aplicarse la imputación objetiva.

La sola causación de un resultado adecuada o dolosa es insuficiente para fundamentar por sí


sola la imputación. La causación solamente afecta el lado cognitivo de lo acontecido sin
ningún aporte social. Si en toda manifestación social se hubieren de considerar todas las
posibilidades y probabilidades desde el punto de vista cognitivo simplemente se paralizaría
toda actividad de la sociedad, desde la fabricación de un automóvil por el pronóstico
posible de una causación de víctimas, la producción de bebidas alcohólicas por el peligro
de muerte por intoxicación, la intervención quirúrgica por la posibilidad de que el paciente
no soporte la operación o tenga problemas post operatorios, no se construirían los aviones o
los ascensores por el temor o riesgo de un accidente, y un interminable etcétera.

En la sociedad de riesgo en que vivimos, si una conducta es socialmente adecuada en la


concepción de Hans WELZEL, debe ser estimada como no disvaliosa por ser socialmente
adecuada. Podemos agregar que hoy en la concepción de la llamada teoría de la imputación
objetiva, debe estimársela como neutra y debe funcionar u operar a favor del ciudadano la
prohibición de regreso del Prof. Dr. Gunther JAKOBS, no siendo en consecuencia
merecedora de reproche desde la óptica penal.

El mismo JAKOBS, al referirse al tema de la imputación objetiva reconoce que “la


causación, aun como causación adecuada o dolosa, resulta de manera manifiesta
insuficiente para fundamentar por sí sola la imputación. La causación únicamente afecta al
lado cognitivo de lo acontecido y de ahí que no aporte orientación social. Si en todo
contacto social, todos hubiesen se considerar todas las consecuencias posibles desde el
punto de vista cognitivo, la sociedad quedaría paralizada. No se construiría ni se
matricularía ningún automóvil, ni se produciría ni se serviría alcohol, etcétera, y ello hasta
el extremo que a la hora de pagar sus deudas todo el mundo debería prestar atención a que
el acreedor no planease realizar algo ilícito con el dinero recibido. En conclusión la
interacción social se vería afectada por funciones de supervisión y otras auxiliares”.

Según Francisco Muñoz Conde hoy existe unanimidad en la dogmática jurídico penal en
que la verificación de un nexo causal entre acción y resultado no es suficiente para imputar
ese resultado al autor de la acción.

En el proceso de depuración y selección de los factores causales jurídicamente relevantes se


impone criterios de carácter normativos extraídos de la propia naturaleza del derecho penal
que permitan, ya en el plano objetivo delimitar la parte de la causalidad jurídicamente
relevante.

La previsibilidad objetiva, la evitabilidad del resultado, la relevancia jurídica, etc., no son


más que formulas abstractas que poco sirven para resolver los casos más conflictivos.

La creación de un riesgo no permitido, lo que ya supone por lo menos una falta de


diligencia, la consiguiente realización de ese peligro o riesgo es un resultado y la
producción del resultado dentro del fin o ámbito de protección de la norma infringida, son,
pues los criterios que hay que aplicar para, a partir del establecimiento de una conexión
causal, imputar objetivamente en el ámbito jurídico un resultado a la persona que lo causó.

Bramont Arias Torres, señala que existe Imputación objetiva “cuando la conducta
realizada por el sujeto crea un riesgo no permitido o aumenta uno ya existente -aceptado-
más allá de los límites permitidos y como consecuencia ocasiona un resultado que está
dentro del ámbito de protección de la norma. La imputación objetiva requiere de: que la
acción humana produzca un riesgo o lo aumente más allá de lo permitido por la ley, es
decir, debe ser desaprobado legalmente. El riesgo debe haberse realizado en el resultado.
Debe estar dentro del ámbito de protección de la norma.
Conceptos de diferentes doctrinarios:

a) Según Eugenio Raúl Zaffaroni: “Es el intento de reemplazar el dogma causal por el
aumento del riesgo”. Solo se puede responsabilizar al autor si su comportamiento provoca
un aumento del riesgo más allá del riesgo permitido.

Este criterio no solo prescinde del concepto ontológico de la conducta valiéndose de uno
normativo, sino que prescinde de la causalidad misma.

El derecho penal ya no se apoya sobre la categoría del ser, parece que el legislador ha
logrado su máxima omnipotencia”.

b) Según Gladys Romero, “la relación de causalidad no es sino el límite mínimo pero no
suficiente para atribuir un resultado. Comprobada la causalidad natural se requiere además
verificar: 1) Si la acción ha creado un peligro (riesgo) jurídicamente desaprobado para la
producción del resultado y 2) si el resultado producido es la realización del mismo peligro
(riesgo) jurídicamente desaprobado por la acción. Ambos puntos de partida son deducidos
del fin de protección de la norma penal”.

c) Según Creus: “Este mecanismo de corregir la causalidad natural para reducirla a una
causalidad jurídico-penalmente relevante recibe hoy la denominación “teoría de imputación
objetiva”, intentando purificar la cuestión de la causalidad en la teoría del delito, de peso
demasiado grande procedente de criterios naturalísticos para centrar la atención sobre su
verdadero sentido jurídico-penal de atribución de un resultado, común factor de
responsabilización”.

e) Enrique Bacigalupo afirma con relación a la Teoría de la imputación objetiva: “Esta


teoría que tiende a imponerse ampliamente en la actualidad es consecuencia de la teoría de
relevancia. Su punto de partida es el reemplazo de la relación de causalidad por una
relación elaborada sobre la base de consideraciones jurídicas y no naturales”
CONCLUSIONES

La teoría de la imputación objetiva, permite establecer la causa desde una perspectiva


eminentemente normativista, qué dio origen a un riesgo concretado en un resultado.

La imputación objetiva busca establecer de una manera más puntualizada las


responsabilidades dentro de la actuación punible del delincuente, ésta teoría ha modificado
la teoría del delito, toda vez que frente a la situación bajo un paradigma causalista, la
imputación objetiva supone la normativización, y por ende la revolución del contenido del
tipo objetivo, la misma que no puede conceptuarse como una simple valoración neutral de
un suceso físico-causal.

La teoría de la imputación objetiva, es sólo explicable en el contexto de la normativización


de la sociedad y es perfectamente aplicable a cualquier ordenamiento en el que exista el
principio de legalidad que da carta de naturaleza a cualquier teoría del delito.

La imputación objetiva se comprende con más precisión si ella es aplicada a una


característica de la acción, a saber, el ser peligrosa con relación al resultado. En este
sentido, si la causación del resultado concreto depende del azar y está fuera del dominio del
autor, entonces no existirá desde un principio, una acción dirigida a causar el resultado.
BIBLIOGRAFIA

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