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1
Cfr. R. GASPAROTTI, Sócrates y Platón, Akal, Madrid, 1996, p. 11-12.
2
Cfr. M. SCHELER, Axiología en particular Ética, Encuentro, Madrid, 2013, p. 15-16.
defensiva frente al otro. Vemos a cada uno de nuestros semejantes como una amenaza, o él
o yo, como si no hubiera suficiente campo en este mundo para dos.
3
Cfr. R. GIBU, El problema de la empatía en la obra filosófica de Edith Stein, en La filosofía del siglo XX:
balance y perspectivas, editado por Miguel Giusti, PUCC, Lima, 2000, p. 561
4
Cfr. M. GIRY, Aprender a razonar, aprender a pensar, siglo XXI, Madrid, 2002, p. 59.
pendiente de que los demás estén bien, estén alegres. Y de no pensar demasiado en las propias
cosas. Si se alegra uno con el bien de los demás, es mucho más fácil sentirse alegre de uno
mismo. La clave para vivir la alegría está en alcanzar la armonía consigo mismo y con
quienes nos rodean. Procurar hacer bien todo lo que nos toca hacer, hacerlo a gusto, con
optimismo y buen humor, son valores cercanos a la alegría y expresión suya. Según palabras
de Bergson: “la alegría es signo inequívoco de que la vida ha triunfado”5.
Por otra parte en la formación como franciscano se incluye el ser optimista, no se trata de ser
optimista sencillamente porque sí, ocultando la realidad, o negar lo que es evidente. La
persona optimista no es una persona ingenua, ésta evalúa todas las posibilidades antes de
tomar una decisión; no es una simple actitud ante la vida para hacerla más fácil y tampoco
no se requiere de que las personas nazcan optimista. Hay personas que son entusiastas y que
con facilidad se entusiasman por las cosas, pero no son constantes, y en vez de seguir adelante
se detienen en medio del camino, dejándose llevar por la frustración, el miedo, la falta de fe
y confianza. No cabe duda que es mucho mejor ser optimista que pesimista. Considero que
no hay peor obstáculo que los pensamientos y las actitudes negativas de uno mismo; hay algo
que debemos estar conscientes en la vida, y es que ésta se encuentra llena de obstáculos así
como también, bendiciones y grandes oportunidades. El pensamiento y lenguaje que utilizan
las personas que no son optimistas, los orientan al fracaso, si nos pasamos diciéndonos que
me va a ir mal, pues es posible que nos convirtamos en buenos profetas, porque las actitudes
negativas, dan el paso para que se desencadene lo que no queremos.
Caminamos por la vida desaprovechando alegrías. Por eso, a veces, nos ronda el pesimismo
y decimos que nuestra vida es triste; pero la verdad es que esta vida no tiene nada de triste,
solo existen vidas desaprovechadas. Dice el dicho mientras hay vida hay esperanza´, Dios
nos da el barro (la vida) y nosotros la esculpimos para crear una obra de arte; solo procuremos
que esa obra de arte este bien formada
5
Cfr. M. G. MORENTE, La filosofía de Henri Bergson, Encuentro, Madrid, 2011, p. 31-34.