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IV.

Desafíos de la formación y educación humanista franciscana

1.- Hacia una formación integral:


Con Sócrates, el hombre vuelve la mirada sobre sí mismo en un intento por desentrañar
el sentido de su ser, esforzándose por crear una imagen de sí, que le permita comprender la
situación multifacético en que se mueve, como también afrontar con éxito la realidad
histórica en que se encuentra1.
El ser personal es fundamentalmente dinámico. Es una realidad compleja o, como afirma
Mounier, es una estructura, como estructura resulta imposible de precisar desde una sola
dimensión, puesto que supone en su interior., heterogeneidad, interrelación,
interdependencia, fundamentación.
La persona, realiza actos, actividades, pero sin reducirse a ellos, como tal la persona
está en el mundo, supone integración, está abierta al diálogo, tiene que habérselas con el
entorno, someterlo, transformarlo; mira hacia una necesaria trascendencia, de la que brota su
dignidad. Es responsable frente a su quehacer, con lo que garantiza una revisión continua de
su acción. La persona se revela a través del conjunto de sus dimensiones.
La vida personal si bien es cierto se manifiesta hacia la exterioridad, necesita para si
el recobrarse, el recuperarse, para sentirse unificada. "La persona es un adentro que tiene,
necesidad del afuera''.
Hay valores que manan de esta dimensión de la interioridad propia del ser personal,
como el silencio, el retiro, la reflexión, la intimidad, la vocación, que hoy han pasado a un
segundo lugar en el marco de nuestras ciudades liquidas. Nuestra era se caracteriza mucho
más por la inmediatez, por el manejo avaro del tiempo como sinónimo de producción
efectiva, por el ruido de las ciudades, por la estridencia dela música, por el tener. El hombre
es el único animal capaz, de recrear el mundo y lo hace justamente, en virtud de su
dimensión de interioridad2.

2.- Aprender a ampliar la humanidad:


El ser personal no puede cerrarse en su mundo, de hacerlo perdería el sentido real de
su dimensión personal. La persona es comunicación por naturaleza. Sin embargo para realizar
a plenitud la comunicación de conciencia y la comprensión universal a la que está destinada,
la persona se enfrenta al individualismo como a su mayor enemigo. El individualismo se ha
entronizado en nuestro mundo como la aparente salvaguarda del hombre. Este vive
convencido de que defendiendo sus haberes está fundamentando su razón de ser. El egoísmo
que invade nuestras familias, nuestras empresas, nuestras universidades, nos coloca a la

1
Cfr. R. GASPAROTTI, Sócrates y Platón, Akal, Madrid, 1996, p. 11-12.
2
Cfr. M. SCHELER, Axiología en particular Ética, Encuentro, Madrid, 2013, p. 15-16.
defensiva frente al otro. Vemos a cada uno de nuestros semejantes como una amenaza, o él
o yo, como si no hubiera suficiente campo en este mundo para dos.

Pero, el mundo en sí no es egoísta, es el hombre quien lo convierte en su casa, al


servicio de su "Yo". Es por eso que el hombre está llamado a ampliar su humanidad, a ampliar
su empatía en palabras de Edith Stein3.

3.- Recordar y rescatar la importancia del pensar

Estamos pensando y no sabemos responder a la pregunta ¿qué es pensar? De hecho todo


cuanto hacemos es, de un modo u otro, pensar. Ni un sólo instante de nuestra vida dejamos
de hacerlo, con mayor o menor conciencia de ello. Precisamente por eso, el hecho mismo de
que no podamos responder de un modo convincente a la pregunta, debería ponernos sobre
aviso. Tal vez, lo que creíamos cierto era una ilusión y en realidad no hemos pensado nunca.
Quiero decir, no hemos pensado de un modo auténtico. Para pensar de verdad, lo que hay
que pensar es el propio pensamiento. Ahí el pensamiento tendrá que esforzarse sin poder
nunca decir “ya está”, porque nunca podrá encontrar un concepto que lo limite. El
pensamiento no podrá entonces terminar su tarea y ocuparse de otra cosa, sino que ya estará
para siempre preocupado. Esta no será ya una preocupación cualquiera, sino una
preocupación fundamental, irresoluble4. Por lo tanto pensar debe ser la característica que
distinga al formando en esta etapa de preparación filosófica.

4.- Tonalidad afectum: la alegría y la piedad


.
La alegría es una satisfacción interior, fruto de hacer las cosas bien y, sobre todo,
fruto del amor. Está relacionada con el logro de un objetivo, con la armonía de la propia vida,
y con una visión optimista y esperanzadora del futuro. Una vida alegre es un premio al
corazón, porque allí se filtran las realidades de signo positivo o negativo, y surge su impacto
emocional sobre la persona. Un corazón dispuesto a ser feliz, a encontrar motivos de alegría
en medio de los más diversos acontecimientos, es un corazón que impulsa a la persona
decididamente a vivir la alegría. El carácter de las personas, su buen ánimo, su apertura, su
visión de la vida, facilitan y disponen a la alegría. Muchas veces es resultado de un esfuerzo
por realizar acciones y adquirir ciertos hábitos difíciles de mantener establemente. En ese
sentido, la alegría es una valiosa conquista, resultado de buscar el bien y realizarlo. De cara
a los demás, la alegría es un don que ofrecemos cuando en nuestra vida hay un constante
esfuerzo por ayudarles. No surge espontáneamente, sino a través de una actitud de estar

3
Cfr. R. GIBU, El problema de la empatía en la obra filosófica de Edith Stein, en La filosofía del siglo XX:
balance y perspectivas, editado por Miguel Giusti, PUCC, Lima, 2000, p. 561
4
Cfr. M. GIRY, Aprender a razonar, aprender a pensar, siglo XXI, Madrid, 2002, p. 59.
pendiente de que los demás estén bien, estén alegres. Y de no pensar demasiado en las propias
cosas. Si se alegra uno con el bien de los demás, es mucho más fácil sentirse alegre de uno
mismo. La clave para vivir la alegría está en alcanzar la armonía consigo mismo y con
quienes nos rodean. Procurar hacer bien todo lo que nos toca hacer, hacerlo a gusto, con
optimismo y buen humor, son valores cercanos a la alegría y expresión suya. Según palabras
de Bergson: “la alegría es signo inequívoco de que la vida ha triunfado”5.

Por otra parte en la formación como franciscano se incluye el ser optimista, no se trata de ser
optimista sencillamente porque sí, ocultando la realidad, o negar lo que es evidente. La
persona optimista no es una persona ingenua, ésta evalúa todas las posibilidades antes de
tomar una decisión; no es una simple actitud ante la vida para hacerla más fácil y tampoco
no se requiere de que las personas nazcan optimista. Hay personas que son entusiastas y que
con facilidad se entusiasman por las cosas, pero no son constantes, y en vez de seguir adelante
se detienen en medio del camino, dejándose llevar por la frustración, el miedo, la falta de fe
y confianza. No cabe duda que es mucho mejor ser optimista que pesimista. Considero que
no hay peor obstáculo que los pensamientos y las actitudes negativas de uno mismo; hay algo
que debemos estar conscientes en la vida, y es que ésta se encuentra llena de obstáculos así
como también, bendiciones y grandes oportunidades. El pensamiento y lenguaje que utilizan
las personas que no son optimistas, los orientan al fracaso, si nos pasamos diciéndonos que
me va a ir mal, pues es posible que nos convirtamos en buenos profetas, porque las actitudes
negativas, dan el paso para que se desencadene lo que no queremos.

Nos predisponemos y actuamos dirigiéndonos en base a lo que pensamos. Y si nunca hemos


sido optimistas podemos aprender a serlo, existen técnicas o pasos de cómo aprender a ser
optimista, el punto es centrarnos que está mal y que es lo que necesitamos cambiar, es decir,
que situación nos está haciendo pesimista, que creencias acompañan esa situación y como
éstas influyen en nuestra vida, debemos cuestionar detenidamente esas creencias que tan
ciertas son y buscar experiencias positivas que nos ha pasado en la vida. Hay vidas más
trágicas que otras, es verdad, pero también es cierto que hasta la vida más triste tiene
momentos de felicidad y cuando se encuentra, es momento de darse cuenta que si somos
capaces de obtenerla, entonces descubriremos el paso a seguir buscando más experiencias
positivas, a tal punto el pesimismo no encontrará espacio en nuestra vida El gozo de la vida
es lograr sacar puramente la esencia de cada cosa.

Caminamos por la vida desaprovechando alegrías. Por eso, a veces, nos ronda el pesimismo
y decimos que nuestra vida es triste; pero la verdad es que esta vida no tiene nada de triste,
solo existen vidas desaprovechadas. Dice el dicho mientras hay vida hay esperanza´, Dios
nos da el barro (la vida) y nosotros la esculpimos para crear una obra de arte; solo procuremos
que esa obra de arte este bien formada

5
Cfr. M. G. MORENTE, La filosofía de Henri Bergson, Encuentro, Madrid, 2011, p. 31-34.

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