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Los sustantivos sirven para nombrar personas, animales, cosas; emociones, sentimientos; virtudes,
defectos. Todo aquello a lo que le damos un nombre: gato, perro, casa, río, Renato, Santiago,
Chile, niño, amor, egoísmo, valor, constancia, etcétera.
El criterio empleado para esta clasificación es el de número (uno o más de uno). La clase singular
está determinada por la ausencia de morfema de género. El plural, en cambio, se distingue por la
presencia de los morfemas de género “s” o “es”. Son excepciones, las palabras singulares
terminadas en “s” o “x”, que permanecen idénticas al pluralizarlas: Virus, tórax.
Lee y observa:
“La muchedumbre alzó los ojos para contemplar la bandada de gaviotas que surcaba el cielo. Era
un espectáculo tan raro a esa distancia de la costa, que salió un coro de exclamaciones. Más allá
de la larga alameda, las aves desaparecieron en el aire de la tarde”.
Ejemplo: En mi casaquinta, tengo un limpiapiés, que dice a los que llegan: bienvenido sea usted.
El poeta chileno Vicente Huidobro era muy aficionado a inventar palabras compuestas haciendo
combinaciones insólitas: golonchilla, golonniña, golondía. Ensaya tus propias creaciones poéticas,
uniendo dos palabras para producir un nuevo personaje fantástico o una idea evocadora.
El criterio para esta clasificación es el origen. Primitivo significa “primero”. Las palabras primitivas
son las que sirven de cabeza de serie a una familia. Los sustantivos primitivos están conformados
sólo por un lexema básico y optativamente por morfemas de género y número. Las palabras
derivadas nacen de las primitivas, cuando agregamos sufijos.
Los sustantivos “pasta, pastel, pastelero, pastelillo y pastelería” forman una familia de palabras,
porque todas ellas tienen un lexema básico común. La palabra primitiva que encabeza la familia es
pasta, formada por el lexema fijo “past” y el morfema de género “a”. El resto de las palabras son
derivadas, tienen su origen en el sustantivo “pasta”, y se forman agregando sufijos: el, er, ill.
Existen otros dos criterios que permiten establecer nuevas clases de sustantivos: la extensión y la
naturaleza.
Ejemplos:
– ¡Jorge !, – exclamó la mujer y un niño moreno y delgado volvió la cabeza para ver a quien le
llamaba.
– Dijo que iría a jugar con su triciclo a la plaza Italia – respondió el hijo.
La palabra niño es un sustantivo común, sirve para nombrar a cualquier niño, y por lo tanto, tiene
una extensión muy amplia. Lo mismo ocurre con los sustantivos cabeza, madre, hermano, triciclo e
hijo; su significado se extiende a todos los miembros de estas clases de objetos, personas o
animales.Jorge e Italia, en cambio, son sustantivos propios y sólo pueden aplicarse a quienes han
recibido esos nombres. Cuando el hijo escucha la llamada, sabe que es a él a quien se solicita,
porque la madre pronuncia su nombre propio. Del mismo modo, el nombre Italia nos permite
distinguir esta plaza de todas las demás.
Recuerda que los sustantivos propios se escriben siempre con letra inicial mayúscula.
Fíjate en la diferencia que hay entre los sustantivos en negrita y los destacados con color rojo. Los
primeros se refieren a personas u objetos con una forma y aspecto que podemos identificar o
imaginar: son sustantivos concretos. Las palabras “tibieza, imaginación y felicidad“, en cambio, no
se pueden representar como objetos concretos. Tibieza es el nombre de una cualidad, imaginación
es una facultad de la mente humana, felicidad es una emoción que experimentan las personas. A
los nombres de cualidades, emociones, sentimientos los llamamos sustantivos abstractos.