Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Imaginad. Has salido del trabajo. Ha sido un día estresante. Llevar ya un tiempo
notando que la presión va haciendo huella en ti. Las presiones familiares,
laborales, etc., se van convirtiendo en una carga demasiado pesada. Tu ánimo
está por los suelos, pero intentas ser efectivo en todo lo que haces en tu vida
diaria. No te permites el descanso o el desconectar de toda esa carga vital. Pues
ahora, caminando hacia casa, cuando el estrés que has soportado en el trabajo
se va rebajando, aparece una sensación extraña. Jamás habías sentido nada
parecido. Sientes una profunda angustia. Comienzas a temblar. Tienes
dificultades para caminar, y la visión se vuelve borrosa. Empieza a dolerte el
pecho, y a nota como todo tu cuerpo de tensa. Es en ese momento cuando en tu
mente aparece el temido pensamiento: “¡Me estoy muriendo! El temido ataque
de pánico ha comenzado.
Se presenta la ansiedad
Tratas de calmarte, pero la ansiedad no cesa. Los pensamientos y el miedo
irracional se apoderan de nosotros, y ello impedirá que nos calmemos. En ese
momento sólo pensaremos en el dolor que sentimos y qué nos estamos
muriendo. Es una sensación horrible y paralizante. Pero aun así intentaremos
buscar ayuda desesperadamente.
Si encontramos esa ayuda lo primero que diremos es que nos está dando un
ataque al corazón. Que nos estamos muriendo. Si no encontramos en ese
momento a nadie, nuestro miedo irá creciendo hasta unos extremos
inimaginables. Pero tanto con ayuda como si no, el dolor irá remitiendo. La
tensión corporal va disminuyendo, y el dolor torácico va desapareciendo.
Por tanto, la presión excesiva hace que todo nuestro organismo se tense, para
que una vez tenso, se vuelva a destensar. Es un metido físico para deshacernos
de toda la tensión que ha acumulado nuestra mente.
Que decir que el diagnóstico siempre deber ser realizado por profesionales
tanto del ámbito psicológico como del médico. Una vez descartadas
patologías físicas, la persona deberá ser tratada por un profesional de la salud
mental.
Tratamiento
El principal tratamiento para el ataque de pánico es el psicológico, pudiendo ser
combinado por el farmacológico en los casos que por su gravedad, lo requiera.
Qué decir que como todo en la vida, no existen los atajos. Si se padece
ansiedad, ésta se debe tratar adecuadamente, y para ello es fundamental dos
factores: el tiempo y el esfuerzo. El paciente debe tomar un papel activo en su
propia recuperación.
Si estamos con alguien conocido, tenemos que decirle que nos pasa, y que
vamos a hacer. También puedes indicarle que necesitas tranquilidad y que se
mantenga en silencio. Si estás solo, siéntate o túmbate donde puedas. Si estás
en la calle, siéntate igual, y cierra los ojos. Necesitas aislarte de todo estimulo.
2-. Frena los pensamientos negativos. Sólo estás tú. Respirando lentamente.
Tranquilizándote. Es el momento para frenar todos esos pensamientos que te
dictan que te está ocurriendo algo muy malo, y puede llevarte a la muerte. No
estás sufriendo ningún ataque al corazón. Así que debes decírtelo interiormente.
Di: “No voy a morir”, “Sólo es un ataque de pánico”, “duele y asusta, pero
pasará”, “solo voy a sufrir este ataque unos minutos”. Controla tu miedo
con pensamientos positivos. Todo está en tu mente.
Por todo ello debes aceptar que estás sufriendo. Son emociones que también
van a desaparecer, pero que tienes que experimentar. Acepta lo que estás
experimentando, sabiendo que es pasajero. Todo ataque de pánico es breve, y
lo será más cuando más dejemos aflorar nuestras emociones más internas.
-Reinterpretar el problema.
La ansiedad hace que la persona siempre esté en alerta por posibles peligros.
Debemos aprender a que toda esa alarma es fruto del miedo, y el miedo sólo
está en nuestra mente. Es algo irreal. Por ese motivo debemos:
Aprende a razonar los posibles peligros.
Preguntarse si esos miedos son reales o no.
Poner nuestra atención a los problemas sólo cuando se puede hacer algo
al respecto.
Cuando no haya nada que hacer, debemos seguir con nuestra vida normal.
También es esencial tener el apoyo de todos aquellos que te rodean. Saber que
te ocurren y cómo te pueden ayudar, es fundamental para tu recuperación. Así
que comunícate con los demás y deja que te ayuden.