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Cifras

Evolución en el entendimiento de la migración fronteriza en


América Latina

Estado

En el MERCOSUR, es común tener movimientos laborales en los espacios fronterizos,


dada la intensa interrelación de los países. Para muestra, está el caso de Argentina, Chile
y Uruguay, lugares donde más del 60% de los inmigrantes internacionales proceden
de países limítrofes; en Paraguay la cifra llega al 80%. (Pérez Vichich 2005: 5)

En Argentina, los flujos de migrantes originarios de países limítrofes se han


mantenido constantes y estables: en 1980 representaban el 2.7% de la población; en
1991 el 2.6% y en 2001 el 2.8%48. En Paraguay, los brasileños normalmente se
asientan en la zona noreste del país, en jurisdicciones fronterizas entre ambos países, y
se insertan en labores agrícolas. (Pérez Vichich, 2005: 4 y 5)

“En Costa Rica, hacia 2002, los sectores de la agricultura, comercio y servicios,
concentraban cerca del 60% del mercado laboral de inmigrantes. La agricultura, en
particular, alberga importantes cuotas de panameños y nicaragüenses (89% de los
migrantes que trabajan en el sector provienen de Nicaragua...), lo que deja en evidencia la
fuerte segmentación laboral que sobrellevan los inmigrantes fronterizos en este país.
Aunque desde 2000 se ha registrado un aumento en la llegada de colombianos y una
estabilidad en el flujo de nicaragüenses y panameños hacia Costa Rica, estos últimos
permanecen en una situación laboral de mayor exclusión y vulnerabilidad.” (Morales,
2008; en Martínez Pizarro, 2009: 6-7).

Las poblaciones fronterizas suelen tener algún nivel de autonomía con respecto a los
regímenes jurídicos nacionales justamente por el tipo y estrechez de las relaciones que
establecen entre sí. La decisión política de avanzar en el proceso de integración ha
determinado la evolución del concepto de frontera. Deja de verse como línea divisoria y
de aislamiento para dejar lugar al concepto de espacio para la integración,
predominando el concepto económico-social sobre el meramente físico o de seguridad.
(Pérez Vichich, 2005: 4)

De acuerdo a la cita anterior y a las cifras mencionadas, es claro que, por un lado, se
reconoce la importancia, sobre todo comercial y en términos de productividad laboral, de
la movilidad fronteriza.

Así, se acepta que la migración fronteriza ofrece oportunidades para las zonas
involucradas en términos de desarrollo de la economía local (a veces parte de la
integración subregional) y el intercambio comercial, cultural y social (que muchas
veces constituye la base del tal movimiento).

Retos

La migración fronteriza plantea ciertos desafíos para los países involucrados. Por ejemplo,
existe una creciente preocupación por la protección de los derechos humanos y
laborales de las personas migrantes fronterizas:

“2.- Los Estados Partes se comprometen a adoptar medidas tendientes al establecimiento


de normas y procedimientos comunes relativos a la circulación de los trabajadores en las
zonas de frontera y a llevar a cabo las acciones necesarias a fin de mejorar las
oportunidades de empleo y las condiciones de trabajo y de vida de estos trabajadores.”
(Declaración Sociolaboral del Mercosur, Art. 4o Trabajadores Migrantes y Fronterizos).

Existe también una preocupación por garantizar la seguridad en las fronteras. Durante la
VI Conferencia Regional sobre Migración (Declaración, San José, Costa Rica, 22 y 23 de
marzo de 2001, art. 9)11, los gobiernos acordaron:

“Instar a que los países miembros atiendan con prioridad la problemática de


concentraciones de migrantes en las ciudades fronterizas de la región, con medidas tales
como mayor atención consular en las zonas fronterizas, y el desarrollo de programas de
cooperación, para agilizar el retorno de los migrantes regionales a sus lugares de origen”.

De igual manera, en la V Conferencia Sudamericana de Migración (La Paz, Bolivia, 25-26


de noviembre de 2004); los gobiernos acordaron “asegurar el desarrollo de la
facilitación de tránsito fronterizo, sin descuidar el control migratorio y la seguridad”
(Art. 21, Declaración de La Paz).

Por ello, al estudiar la necesidad de regular o no estos flujos, se necesita contar, primero,
con una base sólida (es decir, conocer estos flujos a través de la investigación rigurosa y
la recolección de datos) para conocer tanto las oportunidades como los retos que
representan, así como las implicaciones de su regulación.

Algunos países han iniciado el diálogo y han llegado incluso a establecer acuerdos y
acciones comunes, ya sea a nivel municipal, bilateral o en el marco de la integración
subregional.

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