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La hegemonía conservadora en Colombia se mantuvo en el gobierno

durante 44 años continuos entre 1886 y 1930. Fue un periodo en el


que los liberales fueron apartados de la escena política, debido a que la
mayoría de las instituciones públicas eran controladas por los
conservadores.

Hechos más destacados del período de la


hegemonía conservadora en Colombia

Nueva Constitución

El inicio de la hegemonía conservadora en Colombia estuvo caracterizado


por la promulgación de una nueva Constitución, acto llevado a cabo en
1886.

En el año de 1880-1885 el partido liberal eligió a Rafael Núñez y gracias


a él el partido liberal quedó en el olvido, ya que sus decisiones favorecían
a los conservadores y a la iglesia católica.

La nueva Carta Magna promovía el centralismo, dejando en manos del


Presidente decisiones legislativas y de orden público, cuando se
considerara que existieran conflictos internos.

Del Presidente dependían las autoridades de los municipios y


departamentos, y éste tenía la potestad de denunciar a personas o grupos
que considerara estaban ejerciendo acciones en contra del orden público.

La Iglesia Católica se vio beneficiada en esta Constitución, debido a que


se estipulaba la religión católica como la religión oficial colombiana. A
través de esta noción, la Iglesia tuvo influencia en distintos ámbitos.

La Constitución de 1886 restringía el derecho al sufragio a personas con


cierto nivel económico y que no fueran analfabetas.
También creó las condiciones electorales ideales para mantener a los
conservadores en las posiciones importantes de poder, lo cual generó
descontento en los sectores opositores. A su vez, restableció la pena de
muerte.

Censura en la prensa

La libertad de prensa se vio afectada durante todo el período de la


hegemonía conservadora colombiana.

Por ejemplo, una de las arbitrariedades en este sentido tiene que ver con
la exigencia legal que exhortaba a tener la autorización del Ministerio de
Gobierno para poder imprimir una publicación determinaba.

La guerra de los mil días

Entre 1899 y 1902 se dio un importante conflicto entre liberales y


conservadores colombianos. Paulo Emilio Villar, uno de los líderes del
partido liberal de Colombia, fue quien lideró la insurrección, en octubre de
1899.

La Guerra de los Mil Días es considerada por muchos historiadores como uno de los
episodios más definitivos en la historia moderna de Colombia. Las estructuras políticas e
ideológicas que hicieron parte de este conflicto y la incidencia que tuvo para el nacimiento
del conflicto armado, como lo conocemos hoy, confirman la relevancia de este hecho
histórico.
Desde la conformación de la República se mantuvo una crisis política y social que tuvo
aquí su punto más álgido, cuando no se logró consolidar una Constitución política capaz
de estructurar el camino al desarrollo de la nación.
La guerra comenzó el 17 de octubre de 1899, cuando el ala belicista del Partido liberal se
levantó contra el Gobierno conservador que en ese entonces tenía a Manuel Antonio
Sanclemente en la Presidencia, acompañado de José Manuel Marroquín como
vicepresidente.

Hubo muchos enfrentamientos y murieron unas cien mil personas. Al final


de la guerra, el gobierno ofrece un indulto a los liberales que se rindieran,
lo cual generó negociaciones entre liberales y conservadores y dio inicio
al fin del conflicto armado.

Al término de la guerra, la economía de Colombia quedó devastada, y se


dio paso a un gobierno de reconstrucción, con énfasis especialmente en
el desarrollo industrial y el crecimiento de la agricultura.

Separación de Panamá
Estados Unidos apoya a Panamá en su gesta independentista y se
adueña del canal. Posteriormente, en 1914, Estados Unidos otorga una
indemnización de 25 millones de dólares a Colombia, por haberse
quedado con dicho canal. A esta indemnización se le denominó “La
danza de los millones”

La danza de los millones

Esta indemnización promovió que se pudiese invertir en mejorar las


infraestructuras del país. Pedro Nel Ospina, gobernador por aquel
entonces, fue quien promovió la culminación de obras que estaban
inconclusas, como puertos y ferrocarriles.

Masacre de las bananeras

En diciembre de 1928 se generó un hecho violento muy grave. Diez mil


trabajadores de United Fruit Company (empresa ubicada en una zona
bananera en Magdalena, Ciénaga), se declararon un mes en huelga
solicitando mejoras laborales.

Los descontentos trabajadores fueron hasta la estación de trenes de


Ciénaga, debido a que esperaban que el gobernador de la entidad los
recibiera personalmente para responder ante sus exigencias.
Sin embargo, el gobernador nunca llegó al lugar y las fuerzas de seguridad
llevaron a cabo un ataque que ocasionó miles de fallecidos.

El 5 y 6 de diciembre de 1928, el Ejército colombiano asesinó a miles de


mujeres, hombres y niños en Ciénega, Magdalena, en lo que se conoció
como la masacre de las bananeras. La matanza de los militares buscó
proteger los intereses de la multinacional extranjera United Fruit Company.

La masacre de las Bananeras fue un exterminio de los trabajadores de la United Fruit


Company que se produjo entre el 5 y el 6 de diciembre de 1928 en el municipio
de Ciénaga, Magdalena cerca de Santa Marta (Colombia). Un número desconocido de
trabajadores murieron después de que el gobierno de Miguel Abadía Méndez decidió
poner fin a una huelga de un mes organizada por el sindicato de los trabajadores que
buscaban garantizar mejores condiciones de trabajo. El gobierno de los Estados Unidos de
América había amenazado con invadir Colombia a través de su Cuerpo de Marines, si el
gobierno colombiano no actuaba para proteger los intereses de la United Fruit Company.
El 28 de noviembre de 1928 estalló una gran huelga en la zona bananera de Ciénaga, una
huelga masiva jamás vista en el mundo. Más de 25 000 trabajadores de las plantaciones
se negaron a cortar los bananos producidos por la United Fruit Company y por productores
nacionales bajo contrato con la compañía. A pesar de tal presión, la United Fruit Company
y sus trabajadores no lograron un acuerdo colectivo, la huelga terminó con un baño de
sangre: en la noche del 5 de diciembre, soldados colombianos dispararon sobre una
reunión pacífica de millares de huelguistas, matando e hiriendo a muchos. Esa terrible
noche ha sido grabada en la conciencia de los colombianos por los novelistas Gabriel
García Márquez, en su obra Cien años de soledad, quien nació en la zona bananera un
año antes de la huelga; Álvaro Cepeda Samudio, en su novela La casa grande; y el
dramaturgo Carlos José Reyes, quien cuenta la historia a través de los ojos de un soldado
recluta

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