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-Un intento fue el de Otto Rank, suponiendo que el acto del nacimiento era la
genuina fuente de la neurosis, conllevando la posibilidad de que la fijación primordial
a la madre no se superara y prosiguiera como represión primordial. Entonces
mediante el análisis, con posterioridad a ese trauma primordial, esperaba eliminar
la neurosis integra. Unos pocos meses bastarían.
Freud dice que fijar un plazo quizás sirva de medida coactiva y se consigan
resultados por un tiempo, pero no puede dar garantía de la tramitación completa de
la tarea. Y no es lícito extender el plazo una vez fijado, de lo contrario se perdería
credibilidad. En ese caso debería continuar con otro analista. Además no se podía
indicar con carácter de validez universal el momento justo para introducir en el
análisis ese violento recurso técnico.
Es sin duda deseable abreviar la duración de una cura analítica, pero el camino para
el logro del propósito terapéutico solo pasa por el robustecimiento del auxilio que se
pretende aportar al yo.
Freud dice que no. Que el trabajo analítico se cumple de manera óptima cuando las
vivencias patógenas pertenecen al pasado, de suerte que el yo puedo ganar
distancia de ellas. En estados de crisis aguda, el análisis seria inutilizable. En tal
caso, todo interés del yo será reclamado por la dolorosa realidad objetiva y se
rehusara al análisis, que pretende penetrar esa superficie y poner en descubierto
los influjos del pasado. Crear un conflicto fresco no haría más que prolongar y
dificultar el trabajo analítico.
En una profilaxis de los conflictos pulsionales solo entrarían en cuenta dos métodos:
producción artificial de conflictos nuevos dentro de la transferencia a los que les
faltara el carácter de realidad objetiva y el despertar tales conflictos en la
representación del analizado hablando de ellos y familiarizándolo con la posibilidad.
Respecto al primero de estos métodos hay que tener cuidado en que podría dañar
la actitud tierna hacia el analista (transferencia positiva) y además es limitada la
selección de situaciones para la transferencia. Freud dice que no se debería esperar
mucho de este procedimiento.
Ej. Madre de Dora. Psicosis del ama de casa. Una neurosis obsesiva que molestaba
a los demás mientras para ella era egosintónica.
Si el yo fue muy dañado en los primeros tiempos, se debió hacer uso y abuso de los
mecanismos de defensa. Se instrumentaron de tal manera que se hace en demasía
y esto va alterando al yo.
Los mecanismos de defensa son resistencias no solo contra hacer conciente los
contenidos, sino también contra el análisis en general, y por ende, contra la
curación.
Al efecto que en el interior del yo tiene el defender se lo llama “alteración del yo”.
Hay dos formas o clases de viscosidad libidinal: 1) Se deposita en un objeto del cual
no hay manera de moverlo (melancolía ej.). Se adhiere a una única forma de
satisfacción pulsional (Sadismo-masoquismo ej.). 2) Personas que catectizar a un
objeto y le dura poco, y cambian. Allí lo que está muy catectizado es el yo. Porque
siempre la libido vuelve al yo. (En transferencia se hace difícil porque es como
escribir en el agua. Nada hace marca en la persona. Como los pacientes
narcisistas).
-La persona del propio analista: Se puede volver un obstáculo si se trabaja desde la
persona. El analista es una función, que si bien no puede darse en el absoluto vacío,
debe tender a ello. Es función del analista que no se cuele su persona. No debe ser
un análisis de ego a ego (Lacan). Si no se romperían la regla de abstinencia y
neutralidad. Por eso en general y ante un desliz de la persona del médico en el
análisis, este debe supervisar, hacer análisis y contar con su experiencia. Es decir,
todo analista debería hacerse de nuevo objeto de análisis periódicamente. Ello
significaría, que el análisis propio también y no solo el de los pacientes, se
convertiría de una tarea terminable (finita) en una interminable.
Hay que tener en consideración que la castración en el análisis es todo aquello que
descompleta la imagen que queremos tener de nosotros mismos (yo ideal), todo lo
que nos aleja del narcisismo primario: muerte, enfermedad, frustración, fracaso,
Edipo, etc.