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Modelo Agroexportador (1880-1920)

Los territorios del sur bonaerense y de más allá estaban repletos de soledad y calma a mediados
de 1880. Pero años más tarde estas tierras iban a sufrir grandes cambios, como la creación de
pueblos y estancias, también los campos se fueron cercando y se sembraron. Nuevos caminos
acercaron a las personas y a los diversos productos agropecuarios hasta las recién creadas
estaciones de ferrocarril.
Estos cambios se dieron de manera rápida, haciendo que los cereales y el ganado se hagan los
pilares del desarrollo económico argentino. Este desarrollo hizo que el país participara del
mercado mundial como productor de materias primas. Sin embargo, dicha integración no sucedió
porque si, sino de un complejo proceso que comenzó décadas previas.
La inserción de Argentina en el mercado internacional fue producto de un proceso que se puede
dividir en dos partes. Una primera fase comenzó con la independencia política y terminó en la
década del 1850, durante este periodo, las relaciones económicas se gestaron bajo el librecambio,
algo que era una ruptura con el pasado ya que el Río de la Plata estaba asumido bajo el sistema
comercial del Imperio español, que impedía los intercambios comerciales con otras naciones,
aunque por otro lado la implementación de librecambio fue la ruina para varias economías del
interior ya que no podían competir con las manufacturas importadas de menos precio.
En 1850 la situación comenzó a revertirse generando la división internacional del trabajo, en la
cual unos países producían y vendían manufacturas industrializadas y aquellos que compraban
esos productos y ofrecían al mercado internacional materias primas. Argentina fue uno de estos
países que se pudo incorporar al mercado internacional gracias a la explotación agropecuaria,
algunas condiciones favorecieron esta inclusión, como la situación política (la consolidación de la
autoridad del Estado) o también la gran disponibilidad de tierras fértiles aptas para la agricultura y
la ganadería, de las cuales muchas fueron conseguidas por campañas militares desde 1870 y
también a través de políticas inmigratorias para traer gente que pueda trabajarlas. Durante este
periodo el gobierno nacional pudo contar con inversores internacionales, en especial británicos,
que concedieron préstamos para desarrollar obras de infraestructura.
Hacia la década de 1850 diversos estancieros empezaron a criar ovejas, ya que su lana tenía una
creciente demanda en en los mercados europeos. Esto fue un éxito y poco tiempo después el país
se convertiría en el segundo país productor mundial de lana. La economía lanar es un ejemplo de
cómo se consolido la economía capitalista en el país, que estuvo asociada con la creación de un
mercado de tierras, un mercado de trabajo asalariado, y, el afianzamiento de un mercado de
capitales.
A partir de 1850 se aceleró el proceso de cesión de tierras públicas a manos privadas, lo cual
permitió que estas comenzaran a estar disponibles para su compra y venta de particulares. El
Estado tuvo un importante rol en la conformación de un mercado de tierras, ya que regulaban
mediante leyes las ventas y los arrendamientos, así como las condiciones en que las tierras
pasarían en manos públicas a manos privadas. Esto implicó la conformación definitiva de la
propiedad privada de la tierra (antes de esto muy pocos poseían títulos de propiedad en un
terreno, solamente los estancieros).
Antes de la expansión ovina el costo de tierra era muy bajo, pero su costo fue aumentando a
medida que se convirtió en una actividad lucrativa.
De este modo, el patrón de distribución de tierras ya tenía uno de sus rasgos característicos, la
concentración de grandes extensiones de tierra en las manos de unos pocos propietarios y el
predominio de las estancias.
Debido a que la explotación del lanar requería un mayor número de trabajadores que la antigua
estancia, aumento la demanda de mano de obra para este tipo de emprendimientos. Estos
trabajadores eran asalariados ya que necesitaban tener conocimientos y habilidades técnicas. Las
grandes estancias concentraban mayor número de trabajadores distribuidos en muchas tareas.
Los trabajos de cuidar el ganado no requerían muchas personas, pero la tarea de extraer la lana
requería una gran cantidad de brazos. Parte de esta gran necesidad de mano de obra se cubrió con
trabajadores extranjeros, mientras que otro con trabajadores criollos (gauchos).
Durante este tiempo se impulsaron “Leyes en contra de la vagancia” y distintas medidas para
poder disciplinar y controlar a la población rural.
En 1858 se dictó un código rural en el que se regulaban los derechos de propiedad, la organización
de la policía y la vinculación entre los empleadores y los trabajadores. A pesar de estas
regulaciones para obligar a los hombres de campo a trabajar de manera permanente, la carestía
de brazos fue una constante a lo largo del ciclo lanar.
Un mercado de capitales actualmente está formado por una serie de mecanismos e instituciones
que facilitan las inversiones, la dotación de créditos y la circulación de capitales. Pero, en la época
en el que el lanar se convirtió en un negocio rentable, muchos de estos aspectos no estaban bien
definidos. Alcanzar un mercado de capitales no fue algo lineal y sencillo. Los principales problemas
de la economía argentina a comienzos de la segunda mitad del siglo XIX eran la inestabilidad
monetaria, la ausencia de instituciones bancarias sólidas y la mala experiencia crediticia
internacional.
Argentina usaba el papel moneda para transacciones corrientes, pero las transacciones
internacionales se realizaban con oro. Argentina solo podía obtener oro por medio de las
exportaciones, ya que carecía de aquella explotación minera. En este contexto fue muy habitual
que se devalúe su papel moneda ya que se emitía más papel moneda sin que este contara con el
suficiente respaldo en oro.
Estos desequilibrios pusieron a Argentina como un país “periférico” o “dependiente” de la
economía mundial, ya que en periodos de expansión económica mundial, las reservas de oro
aumentaban en el país y también de inversiones en el mismo. El problema surgía cuando el ciclo
expansivo terminaba y venía uno caracterizado por una crisis, en ese momento los precios de las
lanas caían y se retraían las inversiones, perjudicando profundamente a la economía argentina.
A pesar de las fluctuaciones económicas desde los años 50, la rentabilidad de la actividad lanera
atrajo importantes capitales. Al principio los capitales venían de manos privados, pero también
afluyeron de parte de inversores que eran ajenos al sector rural y que encontraron en la ganadería
ovina una importante fuente de ganancias. La actividad lanera también se benefició con la
canalización de fondos hacia las zonas rurales que realizó el Estado provincial y nacional. El Estado
en aquellos años destinó fondos a la construcción de pueblos y fortines, así como a la formación
de una autoridad policial para mantener el orden. También se establecieron políticas para
promover la introducción de ovejas de raza para mejorar la calidad del ovino.
A partir de la década del 60, una vez que el país estaba completamente unificado, empezaron a
llegar inversiones extranjeras, las más importantes de origen británico. Para los inversores
británicos existía una serie de signos que los alentaban a invertir en el país, como las políticas
estatales alentadas para atraer inversionistas, o también la creciente demanda de lana en Europa.
La respuesta de los inversores británicos no se hizo esperar y, hacia los años 70, sus inversores
abarcaban diversas actividades: ferrocarriles, tranvías, correos de barcos de vapor, líneas
telegráficas, bancos, compañías, entre otras. Se debe tener en cuenta que a medida que los
proyectos de construcción avanzaban, crecía notablemente la deuda argentina.
Las primeras inversiones británicas se destinaron a los ferrocarriles. La razón de esto no fue al azar
sino que estuvo relacionada con las facilidades que el Estado otorgó a los inversionistas, así como
también con las certezas de estos de alcanzar prontamente grandes ganancias debido a la
estrecha relación que existía entre los medios de transporte y el desarrollo de las diferentes áreas
productivas del territorio argentino.
El Ferrocarril del Norte fue uno de los primeros construidos en la Argentina. Los ferrocarriles
británicos más importantes en territorio argentino fueron el Ferrocarril del Gran Sud de Buenos
Aires y el Ferrocarril Central Argentino.
La concesión para construir el primer ramal del Ferrocarril del Gran Sud fue otorgada en 1862 por
la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Su creación estuvo directamente asociada con la
explotación lanera.
El Ferrocarril Central Argentino surgió con el objetivo de unir el puerto de Rosario con la provincia
de Córdoba con la expectativa de poder transportar cueros, grasa y lana.
Hacia 1880, la distribución geográfica de los ferrocarriles abarcaba ya más de las dos terceras
partes de la pampa húmeda, es decir una porción de la provincia de Buenos Aires, el sur de
Córdoba y Santa Fe. En menos de 20 años y, a pesar de la crisis y fluctuaciones económicas, se
habían construido más de 2500km de líneas férreas.

La ganadería ovina permitió que el país se transformara en un gran exportador de lanas. Sin
embargo, también dispuso de ciertas reglas de juego en las que los problemas internacionales
repercutían directamente, ya que esta atravesó importantes crisis debido a la drástica reducción
de precios internacionales. Tales crisis no impidieron que la actividad de la ganadería ovina
continuase y se recuperase.

Entre 1859 y 1866 es conocida como la época de oro del lanar, en la cual las exportaciones
alcanzaron cifras extraordinarias, transformando a este producto en el más importante del país.

Si bien el lanar continuó desarrollándose incluso luego de la crisis internacional de 1873, en


términos generales, disminuyó. En ese momento, la carne del ganado ovino se tornó en una
nueva posibilidad de crecimiento económico. Pero para eso debía encontrarse una forma eficiente
de mantener la carne en el trayecto hasta Europa, esto se logró con la creación de un sistema que
congelaba la carne, lo cual inició un rentable negocio para la carne ovina.
A su vez, las fronteras argentinas se expandieron hacia el sur, muchos productores laneros
trasladaron sus emprendimientos a esas tierras, quedando disponibles las tierras de la región
pampeana para la producción de cereales y la cría de ganado bovino.

En cuanto a la producción agrícola es importante destacar que, si bien en la zona del litoral esta
venía desarrollándose hacía tiempo, hacia 1880 la Argentina era todavía un país que importaba
trigo.

Gran parte de los estudios de la economía del orden conservador hacen hincapié en el crecimiento
económico de la región pampeana, pues allí se concentró gran parte de las explotaciones que
hicieron posible que el país se incorporara a la división internacional del trabajo como proveedor
de materias primas.

Sin embargo, en Tucumán se produjo, una notable expansión económica centrada en la


producción de azúcar de caña. Esta explotación se benefició con la creación del ferrocarril que
conecto a la provincia de Tucumán con la región pampeana. El éxito de los productores tucumanos
fue la de implementar un esquema de protección arancelaria frente a la competencia de los
azúcares extranjeros. Así, los productores tucumanos monopolizaron el mercado nacional del
azúcar.

Dicha política proteccionista pudo llevarse a cabo gracias a la fuerte presencia de los políticos
tucumanos en el proceso de modernización y consolidación del Estado central.

Integrada al PAN, la clase política tucumana conformó parte vital del régimen conservador. Ella
procuró modernizar y liberalizar a la sociedad tucumana.

En la región de Cuyo, la actividad vinícola, que también conto con protección arancelaria, fue muy
importante. Haciendo que la mayor parte de las bodegas se encontraban en Mendoza y San Juan.
A su vez, el desarrollo de la industria vitivinícola posibilitó también la aparición de otras
actividades e industrias paralelas.

La economía durante los gobiernos radicales.

Los cambios políticos con el gobierno radical no alteraron mucho el modelo económico, la
Argentina en los años 20 seguía siendo un país agroexportador que vendía materias primas y
alimentos a Europa, a cambio de manufacturas. La economía nacional tenía una estrecha
dependencia del mercado internacional: cualquier alteración del comercio mundial tenía fuerte
impacto en el país. El comienzo de la Primera Guerra Mundial hizo que se redujeran las
exportaciones e importaciones y cesaron las entradas de capital, ya que los países europeos se
encontraban totalmente abocados al desarrollo del conflicto bélico. Tras la finalización de la Gran
Guerra comenzó un proceso de recuperación económica, gracias al aumento de las exportaciones
agrícolas. En este proceso la producción ganadera, que se había visto favorecida durante la guerra
por un aumento de los precios de la carne, fue desplazada por la producción agraria. En este
periodo se consolidó la estancia mixta, una organización productiva que combinaba la cría y el
engorde del ganado con la producción agrícola. Su aplicación exigía la existencia de latifundios
(grandes extensiones de tierras) de los cuales pertenecían a grandes propietarios absentistas que
alquilaban sus tierras. La situación de los arrendatarios era muy difícil. Debían pagar un precio
elevado por utilizar las tierras y los contratos se establecían por periodos breves, viéndose
imposibilitados para planificar su producción. Yrigoyen quiso subsanar esta situación con la Ley de
Arrendamientos sancionada en 1921, esta respondía a los reclamos de pequeños y medianos
productores y establecía que para los arrendamientos de menos de 300 hectáreas debía fijarse un
plazo mínimo de 4 años.

Con esta medida, Yrigoyen intentaba frenar la acumulación de tierras en manos de los grandes
terratenientes absentistas.

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