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UTILIDAD DEL DOPPLER ESOFÁGICO

Roberto de Diego Fernández


Servicio de Anestesiología y Reanimación
Hospital General Universitario Gregorio Marañón
Madrid

El conocimiento en tiempo real del gasto cardiaco es esencial para conocer el perfil
hemodinámico de los pacientes de alto riesgo quirúrgico o gravemente enfermos y así poder
manejarlos correctamente. Hasta hace unos años, el único método de que disponíamos necesitaba de
la introducción de un catéter en la arteria pulmonar. Este es un método invasivo que puede producir
un buen número de complicaciones, algunas muy graves. Además, requiere un buen entrenamiento
y consume una considerable cantidad de tiempo. Actualmente existen dispositivos capaces de medir
el flujo de sangre en la aorta en tiempo real.

Por definición el flujo de un líquido se expresa como el cociente del área del tubo por el que
circula y la velocidad a la que lo hace:

Flujo (volumen/tiempo) = Area (longitud2) · Velocidad (longitud/tiempo)

Es decir, para conocer el flujo sanguíneo en un determinado punto necesitaremos conocer un


parámetro geométrico (la sección del vaso) y un parámetro fisiológico (la velocidad sanguínea).

La velocidad puede ser calculada utilizando el efecto Doppler, llamado así en honor del
físico que lo describió. Este efecto establece el cambio de frecuencia de un sonido de acuerdo al
movimiento relativo entre la fuente que lo emite y el observador. Cuando el sonido se acerca, la
frecuencia se acorta y cuando se aleja, la frecuencia se alarga. Si el observador está inmóvil, el
efecto Doppler asume que la frecuencia de la fuente es una constante y lo escuchado depende de la
velocidad con que se mueve. El tono del silbato de un tren en movimiento o de la sirena de una
ambulancia cambiarán según se acercan o se alejan de nosotros. Un dispositivo Doppler colocado
en la pared de un vaso es capaz de calcular la velocidad de la sangre que circula por él.

El diámetro del vaso puede ser medido con un ecógrafo para poder calcular su sección.

Hace ya tiempo que aparecieron sistemas que se introducían en el esófago para medir el
flujo en la aorta descendente. Todos ellos tenían dos problemas que les hacían poco fiables. Por un
lado, su colocación se hacía a ciegas, basándose en la morfología de la curva de flujo y en el sonido
de la sangre: no era posible asegurar si la velocidad que medían era la de toda la columna sanguínea
solo la de una parte de ella. El segundo inconveniente era que no medían el diámetro aórtico, que
era estimado según parámetros biológicos como la edad y el peso, introduciendo un error
potencialmente importante.

Actualmente existe un dispositivo (HemoSonic 100. Arrow International) que solventa estos
problemas incorporando un ecógrafo modo M al transductor Doppler Así se asegura la correcta
colocación de la sonda en el esófago y la medida exacta del diámetro aórtico. Existe una magnífica
correlación entre esta medida y las realizadas con tomografía axial computerizada. De este modo
podemos estar seguros de la fiabilidad de los datos que nos proporciona .

La sonda de este monitor se introduce en esófago por la boca o la nariz, progresando hasta la
altura de la quinta o sexta vértebra torácica, lugar en que el esófago y la aorta descendente
discurren juntos y paralelos. Rotamos la sonda hasta conseguir una imagen ecográfica perfecta de la
pared anterior y posterior de la aorta que coincidirá con una buena imagen de la curva de flujo.
Entonces estaremos seguros de que la medida del flujo en la aorta descendente es la correcta.
A partir de este momento dispondremos de información precisa en tiempo real de los
siguientes parámetros hemodinámicos:

FLUJO EN AORTA DESCENDENTE (FAD)


Es aproximadamente el 70% del gasto cardiaco total. Igual que este, variará dependiendo de
la precarga, la postcarga y la contractilidad cardiaca.

VOLUMEN SISTÓLICO EN AORTA DESCENDENTE (VSa)


Es el volumen de sangre que pasa por la aorta descendente en cada latido. Se obtiene al
dividir el flujo aórtico por la frecuencia cardiaca.

ACELERACION (ACC)
Es la medida del incremento de la velocidad de la sangre mientras la válvula aórtica
permanece abierta. Un corazón sano será capaz de contraerse con fuerza y producir una aceleración
mayor que uno deprimido. Existe una relación directa entre la aceleración y la contractilidad. Del
mismo modo que ella, la aceleración se reduce con la edad. Así un joven de 20 años con un corazón
sano debería ser capaz de producir una aceleración por encima de los 13 m/sg2, mientras que para
un anciano de 80, 6 m/sg2 sería considerada como normal.

TIEMPO DE EYECCIÓN DEL VENTRÍCULO IZQUIERDO (LVETi)


Es el tiempo que permanece abierta la válvula aórtica. Debe ser corregido a la frecuencia
cardiaca para eliminar su dependencia. Un corazón con una contractilidad determinada, necesitará
mas tiempo de apertura de la válvula aórtica cuanto mayor sea el volumen de sangre que desplace.
Dicho de otro modo, cuanto mayor sea el volumen telediastólico, mayor será el LVETi. Como el
volumen telediastólico es el reflejo de la precarga, el LVETi, es un buen marcador de la misma.
Hay autores que opinan que el LVETi es mejor indicador de la precarga que la presión capilar
pulmonar. El LVETi se considera normal entre 400 y 430 milisegundos.

VELOCIDAD PICO (VP)


Es la máxima velocidad a la que viaja la sangre durante la eyección, el punto mas alto de
curva Doppler. Realmente esta medida refleja la máxima velocidad media de la sangre, ya que no es
la misma en todos los puntos de la aorta. Generalmente es menor cuanto mas próxima está a la
pared del vaso. Como en el caso de la aceleración, la VP será mayor cuanto mayor sea la fuerza con
la que el corazón expulsa la sangre, por lo tanto constituye otra medida de la contractilidad. La VP
también varía con la edad: La sangre de un joven de 20 años con un corazón normal consigue una
VP entre 90 y 120 m/sg, mientras que el de un anciano solo alcanzará los 30-60 m/sg.

RESISTENCIAS VASCULARES SISTEMICAS EN AORTA DESCENDENTE (RVSa)


Es una medida de la impedancia del árbol vascular a la eyección ventricular. Por tanto, es
una medida de la postcarga. Introduciendo el dato de la presión arterial media, se calculan las
RVSa.
También realiza de manera opcional una estimación del gasto cardiaco total, del volumen
sistólico y de las resistencias vasculares sistémicas totales.

La principal limitación de este sistema es la necesidad de que el enfermos esté anestesiado o


profundamente sedado para que lo tolere. Requiere un cierto aprendizaje para que nos
familiaricemos con medidas poco habituales en los perfiles hemodinámicos como velocidades,
aceleraciones o tiempos de flujo.

Aunque no exentos de error, el catéter de Swan-Ganz sigue siendo el “patrón oro”en la


medida del gasto cardiaco. Los Doppler esofágicos no son sustitutos de este, pero su utilidad en el
quirófano y en la reanimación es indudable: son mínimamente invasivos, y con un sencillo
entrenamiento nos proporcionan información precisa y en tiempo real del gasto cardiaco, la
precarga, la postcarga y la contractilidad miocárdica. Estos datos nos permitirán realizar
diagnósticos mucho mas precisos, ajustar tratamientos, y ver el resultado de nuestras decisiones.

BIBLIOGRAFÍA

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PALABRAS CLAVE
Flujo Aórtico
Gasto Cardiaco
Doppler Esofágico

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