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1.

Sacramento del orden

El orden sacerdotal es uno de los sacramentos de las Iglesias cristianas. Consiste en la


consagración al ministerio del servicio a la Iglesia, lo que le exige dedicación plena y libre
disposición.
La doctrina católica indica que este sacramento se confiere a aquellos que, habiendo recibido
un particular llamado de Dios y luego de haber discernido su vocación al ministerio sacerdotal,
son considerados idóneos para el ejercicio de este y son ordenados por el obispo diocesano.
Es el único sacramento, dentro de algunas denominaciones cristianas como el anglicanismo,
que pueden recibir los hombres, pero no las mujeres (véase Ordenación de mujeres). Sin
embargo, los episcopales sí admiten la ordenación de mujeres como obispo.

2. SACRAMENTO DEL MATRIMONIO:


El verdadero amor es mucho más grande que una emoción pasajera: Supone la
entrega de los más intimo del corazón. De hecho, el amor entre un hombre y una
mujer es el reflejo del amor infinito que Dios nos tiene. De ahí su importancia y su
belleza.
El matrimonio tiene su origen en la misma naturaleza humana.
Se caracteriza por 3 propiedades esenciales que hacen que esté en conformidad
con el plan de Dios, de los cuales son; unidad, indisolubilidad y la apertura a la
vida.

 Unidad: El varón y la mujer se unen para formar una comunidad de vida y


amor de manera que ya son no son dos, sino uno solo (Mt 19, 6)..
 indisolubilidad: Cuando los esposos se unen libremente, Dios sella el
vínculo entre ellos y ni <<a iglesia tiene el poder para pronunciarse contra
esa disposición de la sabiduría divina>>. El Divorcio atenta plenamente
contra esta propiedad fundamental del matrimonio.
 3.Apertura a la vida: El amor conyugal tiende, por sí mismo, a la
generación de los hijos. Dios, inmediatamente después de crear a Adan y
Eva, les dijo: <<Crezcan y multiplíquense, llenen la tierra y soméntanla>>
(Gn 1,28).

La iglesia nos enseña que << el acto matrimonial debe quedar abierto a la
transmisión de la vida>> ( Humanae Viate, n. 12). El aborto y la
anticoncepción atacan esta propiedad esencial del matrimonio.

La aceptación generosa de los hijos como un don de Dios es la culminación


natural del matrimonio. Sin embargo, aquellos esposos que no pueden tener
hijos también están llamados a vivir sanamente su matrimonio confiando en la
Providencia amorosa de Dios.
Al comienzo de la Biblia se narra la unión de Adán y Eva ante Dios. es curioso comprobar que,
al comienzo de su vida pública, Jesús asistió a una boda ( Jn 2, 1-11 ). En efecto, en Caná de
Galilea Jesús santificó el matrimonio con su primer milagro.

El pecado original debilitó la comunión entre el hombre y la mujer que previó Dios. La biblia
narra cómo se corrompieron las costumbres y la práctica del divorcio se introdujo en el pueblo
de Israel. Jesús enseñó que, debido a la << dureza del corazón>> del ser humano, la ley de
Moisés permitió el divorcio ( Mc 10, 5). Pero recordó sin ambigüedad la voluntad divina sobre
el matrimonio que es la unidad y su indisolubilidad.

Pero además Jesucristo elevó el matrimonio de una liturgia rica en ritos que expresan la
grandeza de este sacramento.
Por eso, el matrimonio cristiano es signo de alianza de amor entre Cristo y la iglesia: Maridos,
amen a sus mujeres como Cristo amó a la iglesia y se entregó así mismo por ella. ( Ef 5, 25 )

La iglesia rodeó siempre la celebración del matrimonio de una liturgia rica en ritos que
expresan la grandeza de este sacramento. No es casual que la celebración tenga lugar
ordinariamente dentro de la Santa Misa. La iglesia quiere unir el momento en el que los
esposos se entregan la vida el uno a otro con la renovación del momento en el que el Señor
entregó su vida por nosotros.

Esta unión se construye sobre el consentimiento matrimonial,con el cual los esposos sellan su
voluntad de entrega mutua en una alianza de amor. El consentimiento tiene que ser
plenamente libre, sin coacción ni presión de ningún tipo.
Los efectos del sacramento del matrimonio en los esposos son:

 Reciben gracias destinadas a perfeccionar su amor conyugal.


 Fortalece su unidad indisoluble.
 Les ayuda a santificarse mutuamente y a formar una familia cristiana.

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