Serie: La Oración Estudio 12 Grupos de Vida

Introducción
Leer: Lucas 11:1 / 5-10
1- La primera enseñanza del Señor Jesús a sus discípulos acerca de la
oración fue dada en el Sermón del monte.
 Ahora, quizás un año después los discípulos vuelven a pedir
instrucción acerca de la oración y les dicen. “Señor enséñanos a
orar”.
 La respuesta a este pedido no fue una nueva enseñanza; Jesús
les vuelve a repetir la misma enseñanza ya dada del Padre
nuestro.
2- Ahora bien, le agrega una hermosa e impactante ilustración, la del
amigo que va a media noche en busca de pan, para instruirlos en la
doble lección que él desea que practiquemos.
 Dios no solo desea que oremos por nosotros mismos, sino
también por los que sufren a nuestro alrededor, y que esta clase
de oración audaz es siempre lícita y agradable ante el trono de la
gracia.
3- Esta parábola es un perfecto tesoro de instrucción sobre la verdadera
intercesión.
 El amor que busca de ayudar a los necesitados que nos rodean:
“¡mi amigo ha venido a mí!”.
 Luego la necesidad que provoca el grito: “¡no tengo nada que
ponerle delante!”.
 Después sigue la confianza de que la ayuda necesaria podrá
obtenerse: “¿Quién de ustedes que tenga un amigo irá y le dirá,
amigo, préstame tres panes?”
 Sigue la inesperada negativa, “¡no puedo levantarme y darte!”.
 Por último la perseverancia que no admite negativa alguna: “¡Por
causa de su insistencia le dará todo lo que pida!”
4- ¡Una asombrosa exposición del modo en que por la oración y la fe la
bendición de Dios ha sido tantas veces buscada y obtenida!
1- La Amistad de Dios y la amistad con los
necesitados.
1- Uno de los pensamientos provechosos que el Señor desea enseñarnos
en esta parábola es acerca de nuestra amistad con él.
 Si somos los amigos de Dios y si vamos a él en ese carácter,
tenemos que ser también amigos de los necesitados.
 La amistad de Dios para con nosotros, y nuestra amistad para
con los demás, van unidos siempre.

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 Cuando así vamos a él, podemos hacer uso de la más amplia

libertad en insistir y en reclamar una contestación satisfactoria.
2- La oración tiene dos usos.
 El primero para obtener potencia y bendición para nuestra propia
vida;
 El segundo, el superior, y que constituye la verdadera gloria de la
oración, aquella para la cual Cristo nos ha recibido en su
comunión y, es la potencia espiritual que un hijo de Dios ejerce en
el cielo a favor de otros y a favor del mismo Reino.
3- Vemos revelado en las Escrituras, que fue en la intercesión para con
otros que Abraham, Moisés, Samuel, Elías y todos los santos de la
antigüedad, demostraron que tenían poder en la oración y prevalecían.
 Es cuando nos consagramos a nosotros mismos para ser una
bendición para otros, que podemos estar especialmente seguros
de la respuesta de Dios.
 Es cuando nos acercamos a Dios, como los amigos de los pobres y
los que padecen, que podemos depender plenamente de la
amistad de Dios.
4- ¡El hombre justo que es amigo de los pobres; es de un modo especial
el amigo de Dios!
 Este conocimiento da una maravillosa libertad en la oración para
decir: ¡Señor! Tengo un amigo necesitado a quien tengo que
ayudar. Como amigo he tomado a mi cargo el ayudarle. En ti tengo
yo un amigo cuya bondad y riqueza se que son infinitas; Estoy
seguro que tú me darás lo que te pido; Si yo, siendo malo, estoy
pronto para hacer lo que puedo para ayudar a mi amigo, ¡Cuánto
más tú, oh mi amigo celestial no harás ahora para tu amigo lo que
él te pide!
5- Que un hijo obtenga lo que pide de su padre, parece ser tan
perfectamente natural, que casi nos parece que el dar es el deber del
padre.
 Pero en el caso de un amigo, parece que la bondad es más libre y
voluntaria, y que depende no de un vínculo familiar sino de la
simpatía y el carácter bondadoso.
 Así nuestro Señor, al tratar de revelarnos el misterio espiritual de
la oración, desearía que nos acercáramos a él también bajo esta
relación de confianza y amistad, como aquellos a quienes él ha
confesado que son sus amigos, cuyos pensamientos y cuya vida
están en simpatía con el pensamiento y la vida de él.
2- Los amigos de Dios
1- Para que esta condición de amistad y respuesta llegue a ser realidad
en nosotros, tenemos que estar viviendo como sus amigos.
 Somos siempre hijos de Dios porque su paternidad está escondida
en Cristo y nada nos puede despojar de esa filiación, aun si
estamos vagando lejos del hogar el Padre siempre nos espera para
abrazarnos y recibirnos en su seno.

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 Pero la amistad es un vínculo que se construye y es una relación

de reciprocidad; depende de la conducta. Jesús dijo: “Ustedes son
mis amigos si hacen las cosas que yo les mando”.
2- Es una vida de amigos de Dios que da la asombrosa libertad para
decir: Tengo un Amigo a quien puedo ir aun a la media noche. Y cuando
voy en el mismo espíritu de esa amistad, manifestando yo mismo el
mismo cariño que busco en Dios, procurando de ayudar a mi amigo
necesitado como deseo que Dios me ayude a mí, entonces puedo esperar
la respuesta.
 Cuando vamos a Dios en oración, él siempre contempla cual es el
objeto de nuestra petición.
 Si vamos buscando únicamente nuestra propia comodidad o
nuestro propio gozo, no recibiremos lo que pedimos.
 Pero si podemos decir que el objeto de nuestra plegaria es que él
sea glorificado, ministrando sus bendiciones a otros, no
pediremos en vano.
3- Nuestra amistad con el necesitado y con nuestro gran amigo en el
cielo, hará que los milagros sucedan y haya saciedad en la necesidad.
Pero no siempre inmediatamente.
3- La Insistencia de los amigos de Dios
1- ¡Una de las características más importante de un amigo de Dios es la
fe! “¡Sin fe es imposible agradar a Dios!”
 En la espera de la respuesta se pone a prueba nuestra amistad
con los hombres y con Dios.
 Ahí se ve si mi amistad con Dios es tan clara y real que puedo
depender de él orando hasta que el pedido sea una realidad.
2- Es para el Señor un asunto de profunda importancia que sus amigos
sobre la tierra conozca y confíen plenamente en su amigo rico en el
cielo.
 Él nos educa en la escuela de la contestación demorada, para que
descubramos el valor de la comunión y crezcamos en el poder de
la fe.
 Gran potencia podemos ejercer en el cielo si nos dedicamos a orar
con perseverancia.
3- Es cuando la contestación no llega y la promesa en que estamos
confiando con toda firmeza parece quedar sin efecto que la prueba de la
fe, mas preciosa que la prueba de oro, tiene su lugar.
 Es en esta espera, que la fe que ha abrazado la promesa es
purificada y fortalecida y preparada en una comunión santa y
personal.
 El amigo de Dios se aferra a la promesa y la retiene hasta que ha
recibido el cumplimiento de lo que había reclamado, en una
confianza viva en el Dios invisible que es rico y misericordioso
para con todos los que le buscan.
Aplicación Práctica

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1- Quizás nada para nosotros nos resulte extraño que Dios requiera
para la contestación la oración perseverante, que espere de nuestra
parte un clamor insistente.
 Sin embargo esta fue la enseñanza que les dio a sus discípulos
cuando ellos le dijeron “Señor enséñanos a orar”.
2- La enseñanza que el Señor nos da a través de esta parábola es que si
la negativa de un amigo egoísta terrenal pudo ser vencida por la
insistencia de su amigo que fue a media noche, cuanto más no
prevaleceremos nosotros con nuestro amigo celestial cuando clamamos
a él en busca de ayuda.
 Nuestro Dios es un Dios rico en gracia y poder, está pronto, dice
Jesús, a responder a quienes le buscar, pero muchas veces no
obtenemos respuesta porque nos desanimamos y no clamamos a
él con perseverancia y fe.
3- Démosles gracias al Señor por la oración demorada, porque a través
de ella nos educa y nos levanta a nuestra verdadera posición de amigos
de Dios e intercesores. Retengamos firmemente ese vínculo triple que no
puede ser invalidado:
 1º- El amigo hambriento que necesita la ayuda,
 2º- El amigo suplicante buscando la ayuda y
 3º- El Amigo rico que dará generosamente a su tiempo todo lo
necesario para aquellos que están en necesidad.
- Dediquemos un tiempo para orar por aquellos que están en necesidad
y han venido a nosotros en busca de ayuda.
- Recurramos a aquel que en poder y riqueza tiene todo lo necesario
para bendecir.