a) El Ser divino es «volens»: existencia y naturaleza de la voluntad divina
«se ha de comportar la naturaleza intelectual en orden al bien conocido por la forma inteligible, o sea que, cuando lo tenga, repose en él, y cuando no la tenga, la busque; y ambas funciones pertenecen a la voluntad; de ahí que en todo el que tiene entendimiento hay voluntad […] Por tanto, puesto que en Dios hay entendimiento, hay voluntad»1 Santo tomas prueba que Dios es Volens, porque la voluntd sigue al entendimiento, también podría llegarse a esa consideracion por el termino de la cuarta vía, el ser perfectísimo debe considerar la perfecion de la voluntad. en Dios el acto de querer es el mismo acto de ser, la voluntad de Dios es su propia esencia. Que existe la más plena identificación entre el Esse y el Velle. A esto se llega desde la consideración de la simplicidad de Dios y de Dios que es Acto Puro. la voluntad de Dios no es una tendencia hacia el bien, sino la posesión amorosa del bien: Dios es Amor35. La divina voluntad es actual complacencia de su bondad infinita y subsistente, que se identifica con su Esse. b) El objeto de la voluntad divina el objeto principal querido por el entendimiento divino es la misma Bondad subsistente, que se identifica plenamente con su esencia. Dios conoce perfectamente su Esencia que es Supremo Bien. primo et per se sólo se ama a sí mismo. «Dios se quiere a sí mismo y a las demás cosas, pero a sí mismo como fin, y a los demás como ordenado a este fin, por cuanto es digno de la bondad divina que sea participada por los otros seres»2 «El querer conviene a Dios por ser inteligente. Luego de la misma manera que se conoce a sí mismo y a los otros seres por un solo acto, en cuanto su esencia es el ejemplar de todo ser, así también se quiere a sí mismo y a los otros seres por un solo acto, en cuanto su bondad es razón de toda bondad»3 c) La voluntad divina es causa no necesaria, sino libre de las cosas Dios se quiere a sí mismo por necesidad absoluta. A lo que no es Él, sin embargo, a las criaturas, no las quiere necesariamente. Es decir, no quiere a las criaturas porque éstas sean buenas, sino que éstas son buenas porque Dios las quiere. Por tanto, la voluntad de Dios es causa de las cosas, pero como Dios obra precisamente por su voluntad y no por necesidad de naturaleza, no quiere a las criaturas necesariamente sino libremente, porque la bondad de las criaturas nada añade a la Bondad Infinita de Dios d) Inmutabilidad e infalibilidad. La voluntad de Dios respecto a las criaturas La voluntad divina es omnino inmutabilis, absolutamente inmutable y eterna, como inmutable y eterno es el Ser divino con el que se identifica totalmente. La voluntad divina no es mudable, sino absolutamente infalible puesto que no hay en ella potencialidad alguna ya se demostró que tanto la sustancia de Dios como su ciencia son absolutamente inmutables; por consiguiente debe serlo también su voluntad. e) La voluntad de Dios no pone necesidad en las cosas Dios quiere las cosas y también el mismo modo de producirse: necesaria, contingente o libremente; por tanto, la necesidad, contingencia o libertad de las cosas que actúan de ese modo es querido por Dios, que ha deparado ese modo concreto de operación. f) Dios no es causa del mal La voluntad divina de ninguna manera puede inclinarse hacia el mal, pues es el Sumo Bien. Al mal en sentido propio, el mal moral o pecado, lo único que quiere Dios es permitir que se haga, y esto es bueno, pues lo contrario sería violentar la libertad.
1 S.Th., I, q. 19, a. 1. 2 S.Th., I, q. l9, a. 2 3 C.G., I, 76