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Gerardo Miño
Composición: Eduardo Rosende
ISBN: 978-84-15295-37-2
Claudia Bracchi
Lucas F. Krotsch
Victoria Orce
Clara Bravin
Marta Sipes
Carina V. Kaplan
María Inés Gabbai
Agustina Mutchinick
Sebastián García
Javier Peón
Virginia Saez
Pablo di Napoli
Natalia Adduci
Verónica S. Silva
Sebastián Urquiza
Juan Bautista Eyharchet
Presentación institucional................................................ 9
Introducción..................................................................... 19
9
ción General de Cultura y Educación de la Provincia de Bue
nos Aires. Hasta el mes de enero de 2013 ha formado parte
del equipo como investigador principal Gabriel Brener, actual
Subsecretario de Calidad y Equidad del Ministerio de Educa
ción de la Nación.
Incluimos en este libro una serie de notas y entrevistas
suyas dado el aporte invalorable que ha significado su parti
cipación en este grupo por más de ocho años.
Los proyectos actualmente en ejecución se enmarcan en
el Programa de Investigación sobre Transformaciones Socia
les, Subjetividad y Procesos Educativos, bajo la dirección de
Carina Kaplan, con sede en el Instituto de Investigaciones en
Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires. Los mismos son:
a) UBACYT 2011-2014: “Los sentidos de la escuela para
los jóvenes. Relaciones entre desigualdad, violencia y
subjetividad”. Resolución (CS) Nº 2657/11. (Código:
20020100100616).
b) PIP – CONICET 2011-2013: “La sensibilidad por la vio
lencia y los sentidos de la existencia social de los jóvenes.
Un estudio de las percepciones de los estudiantes de edu
cación secundaria de zonas urbanas periféricas”. (Código:
11220100100159).
Las becas y tesis de los integrantes se alojan en el marco
de los proyectos mencionados. A nivel internacional, desde el
año 2007 formamos parte del Grupo de Investigación “Proce
sos Civilizadores” que realiza los Simposios Internacionales
Procesos Civilizadores (SIPC). Dicho espacio permite inter
cambios teóricos, metodológicos y de resultados de investi
gación basados en la obra de Norbert Elias1.
Este trabajo mantiene una línea de continuidad con las
publicaciones colectivas producidas por este equipo, entre
las que se destacan:
1 http://www.uel.br/grupo-estudo/processoscivilizadores/portugues/processos
civilizadores.htm, consultado el 10 de marzo de 2013.
Presentación institucional 11
Santiago Zemaitis, quien nos acompañó en algunas visitas a
las escuelas durante la etapa de trabajo de campo.
Contamos, una vez más, con el apoyo institucional de José
Antonio Castorina y Victoria Orce, director y secretaria aca
démica del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Edu
cación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
de Buenos Aires.
Finalmente, agradecemos a Alicia Villa, directora del
Departamento de Ciencias de la Educación que edita la revista
Archivos de Ciencias de la Educación de la Facultad de Huma
nidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacio
nal de La Plata.
Expresamos nuestro agradecimiento a Flavia Costa, Direc
tora de la Editorial Universitaria de la UNIPE; a Horacio
Sacco, administrador del sitio el www.elortiba.org; a Eduardo
Tamayo G. representante del sitio http://alainet.org y a Emilia
Cueto, Directora del sitio www.elSigma.com por autorizarnos
a reproducir las entrevistas y reportajes que se incluyen al
final de este libro.
Prologando el prologar
13
Celebro también una tarea que muestra un método de tra
bajo que respeta a los jóvenes, que se abre a sus verdades, que
da valor a sus palabras, sin dejar de considerarlas en el marco
de fuertes construcciones teóricas que dan consistencia a su
reconocimiento.
Celebro, asimismo, el encontrar nuevos aportes desde una
“sociología de los sujetos”, que abona en los esfuerzos acadé
micos por romper barreras entre disciplinas y logra dejarnos
herramientas que nos permitan ajustar nuestro actuar mediante
el conocimiento, a la vez que nos ayuda a conocer a través de
la acción, con el beneficio de la dialéctica que ayuda a plantear
problemas y participar en su superación.
14 Rodolfo Rozengardt
sión de la memoria, en contextos de disputas por su valoración.
Etapa de hacer valer los derechos humanos como algo más
que una ventaja política, de llevarlos al terreno de los víncu
los sociales en los espacios públicos, las escuelas, las familias.
Los derechos de ser y vivir como joven en las instituciones.
De encarar la educación como una tarea social, de justicia, de
distribución, de generación de igualdad. Para ello es necesario
contar con saberes que permitan entender el lugar del otro.
prólogo 15
sivos a la hora de (sí) permitir la emergencia de una generación
protagonista, sana y feliz. Plantear la educación en clave de
derechos y allí describir las situaciones en que están nuestros
estudiantes. La autoestima no es un accidente que hay que pre
venir, sino una construcción biográfica. Requiere de nuestro
saber el poder hacer algo en relación con ella. Norbert Elias
decía: “Dependemos de otros; otros dependen de nosotros. En
la medida en que dependamos más de lo que otros dependen
de nosotros, tienen poder sobre nosotros...”1. Los docentes
tenemos poder de influencia en la vida de nuestros estudian
tes, ayudando a “torcer destinos”, a acompañar en la construc
ción de sentidos para ir a la escuela, para ir a la vida. Dice
aquí Kaplan: “La historia moderna de Occidente ha venido
relacionando la peligrosidad social a los jóvenes y desarro
llando diversos instrumentos de contención de esas fuerzas
rebeldes juveniles. (...) Paradójicamente, les tenemos miedo
precisamente, a ellos que se perciben y sienten minimizados.
Transformamos en amenaza a quienes se sienten depreciados
en su valía social. Tal vez, ese sentimiento de inferioridad esté
en la génesis de comportamientos sociales que condenamos
luego, responsabilizando a los mismos jóvenes que hemos
negado y excluido”.
Como lector
16 Rodolfo Rozengardt
de los docentes seguramente emergen por estos desafíos. Quizá
no los tendríamos con aulas despobladas o con estudiantes
“seleccionados” por mecanismos anclados en las tradiciones.
Hoy queremos que estén todos los todos. Todos los nadies. En
estas investigaciones no nos dicen lo que hay que hacer para
que todos estén y recorran con éxito su trayectoria escolar. No
hay garantías. Pero ponen un aporte sustancial: nos convocan
a poner la mirada en el que es convocado a estar, a recorrer y
a aprender. A ser ciudadano pleno.
Michael Apple decía en una conferencia que para generar
justicia educativa y social no pueden separarse ni olvidarse
ninguno de dos aspectos: distribución y reconocimiento. Este
libro aporta e invita. Nos da elementos para comprender a
los estudiantes, condición primera para su reconocimiento y
convoca para que desarrollemos políticas en ambas direccio
nes. ¿Distribución de qué? De conocimientos, de experiencias
que valgan la pena, de riquezas de todos los tipos. ¿Reconoci
miento de qué? De su saber, de su ser. Respetar es respetarnos
y honrar la vida.
Rodolfo Rozengardt
General Pico, La Pampa
abril de 2013
prólogo 17
Introducción
19
esto es, tratando de entenderlos dentro de un proceso de larga
duración considerando las especificidades de cada grupo de
estudiantes consultados y escuelas recorridas.
El primer capítulo, Subjetividades juveniles y trayectorias
educativas: tensiones y desafíos para la escuela secundaria
en clave de derecho, nos proporciona el marco académico-
político donde se despliegan las subjetividades juveniles a
partir del análisis de las trayectorias y experiencias de los
estudiantes secundarios en el caso particular de la Provincia
de Buenos Aires.
En el capítulo El miedo a morir joven. Meditaciones de
los estudiantes sobre la condición humana se analizan dos
sentimientos referidos en un estudio llevado a cabo por el
equipo de investigación en escuelas secundarias públicas esta
tales: “el miedo a quedar excluido” y “el miedo a morir”.
Ambas dimensiones son interpretadas a la luz de las perspec
tivas sobre las emociones, las relaciones del cuerpo, el rostro
y la mirada como portadores de sentidos culturales que ope
ran en los procesos sociales y escolares de clasificación y de
estigmatización.
En Las relaciones de humillación y la construcción de la
autoestima escolar: la mirada de los jóvenes estudiantes, se
analiza un grupo escolar en base a observaciones de clase,
relatos y percepciones de cada uno de los integrantes acerca
de lo que ellos entienden por humillación y los sentimientos
de inferioridad-superioridad que experimentan.
El capítulo La emoción de vergüenza en la escuela desde
el punto de vista de jóvenes estudiantes. Sentidos, regulación
y gobierno, tiene como eje central explorar el lugar de la emo
ción de vergüenza en la experiencia estudiantil de jóvenes
escolarizados en el nivel secundario. Se analiza además cómo
la mirada de los compañeros presenta el reto de manejar las
tensiones para conformar al mismo tiempo a las autoridades
escolares y al grupo de pares.
En Ellos y nosotros. La construcción de imágenes grupales
alrededor de la violencia en la educación secundaria, los auto
res analizan la construcción simbólica de la figura de “alumno
violento” que construyen los estudiantes y su impacto en las
Introducción 21
nominación, que no logran advertir de qué manera dejan su
huella en los procesos de construcción de la subjetividad y las
trayectorias escolares.
Finalmente, incorporamos en este libro un apartado con
artículos y entrevistas de Claudia Bracchi, Gabriel Brener
y Carina Kaplan, publicadas en otros medios a cuyos repre
sentantes agradecemos por habernos dado la oportunidad de
incluirlas aquí, ya que constituyen un aporte muy valioso que
enriquece las producciones que componen este libro.
Cada libro forma parte de una idea, de un proyecto, de
debates y escritura, de lecturas y correcciones y de vueltas a
leer. De eso se trata, de exponer ideas, reflexiones, análisis,
búsquedas incesantes, tratar de comprender, brindar aportes
y otras claves de interpretación.
Las páginas que siguen tienen como objetivo compartir con
los lectores los avances y aportes propuestos a partir de nues
tras investigaciones e invitarlos a reflexionar sobre un tema
tan central como lo es el de los vínculos en la escuela.
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que los mismos ocupan en el espacio social y que se dan en
el campo de las relaciones de poder entre los grupos sociales,
por lo que al estudiar los recorridos sociales o educativos de
los estudiantes es necesario ponerlos en diálogo con el con
texto sociohistórico, cultural e institucional en el que estos se
desarrollan (Bracchi y Gabbai, 2009).
Hemos estructurado este capítulo proponiendo diferentes
apartados en los que nos centraremos en los debates teóricos
acerca de las categorías de: juventudes, trayectorias educativas
y experiencias educativas, con el objetivo de comprender a los
jóvenes desde las transiciones y condiciones que hacen posi
ble el despliegue de las subjetividades juveniles en la trama
de las trayectorias sociales y educativas plurales. Cabe señalar
que en este capítulo también se incluirán algunas reflexiones
sobre los procesos de cambios en términos institucionales y
curriculares (refiriéndonos específicamente a la escuela secun
daria en la provincia de Buenos Aires) ya que dichos cambios
atraviesan las trayectorias y experiencias escolares de los estu
diantes secundarios.
Culturas estudiantiles 25
de las subjetividades y, más aun, en la de los jóvenes, princi
palmente en los que pertenecen a los sectores más vulnerables
y postergados.
(…) El derrumbe económico y el grave deterioro de las
condiciones de vida de grandes sectores de la población
estuvieron acompañados por la profunda crisis política
cuyas características principales fueron la deslegitimación
de las instituciones, la falta de confianza en la dirigencia
política y social y la emergencia de nuevas formas de
protesta y organización populares. En este clima lo que
decantó fue el brutal y más absoluto descreimiento de
todos los ciudadanos en la política y en las instituciones.
(Filmus y Kaplan, 2012: 29)
En este punto resulta importante destacar que reciente
mente la Argentina ha presenciado una serie de transforma
ciones económicas, políticas, sociales y culturales que diferen
cian el contexto actual del escenario de los años noventa que
desencadenó en la crisis de 2001. Esto tiene que ver con las
diferentes políticas desarrolladas y sostenidas en el tiempo por
el gobierno nacional, que interpelaron, básicamente, el modelo
socioeconómico impuesto en las décadas anteriores y que han
generado cambios en el escenario social3.
informa que durante el último año se han creado 325.000 empleos. Las
pequeñas y medianas empresas juegan un importante rol en la generación
de puestos laborales. Durante el año 2005, la ocupación de las PyMEs in
dustriales se incrementó en un 6,8%, crecimiento similar al del promedio
de la industria, lo que demuestra la alta capacidad de las PyMEs industria-
les en la generación de empleo. Una gran proporción de PyMEs industriales
demandan operarios no calificados y técnicos especializados, y no tantos
graduados universitarios. Frente a este hecho, el gobierno nacional impulsa
la revalorización de la educación técnica en el país a través de la nueva Ley
de Educación Técnico-Profesional para solucionar el problema de la falta de
capacidades en el mercado laboral (Agis, Cañete y Panigo, 2010).
Culturas estudiantiles 27
cias –en los primeros años noventa– como la aprobación y la
implementación de la Ley Federal de Educación, contribuye
ron a consolidar procesos de deterioro, fragmentación, des
igualdad y diferenciación social al interior de la escuela. Ya no
se trató solo de sostener circuitos diferenciales de educación
para los jóvenes provenientes de distintos sectores sociales,
sino que se fue configurando un mapa educativo donde la edu
cación pública de gestión estatal se constituyó en el “lugar”
destinado a los sectores más vulnerados, mientras que la edu
cación privada fue el campo donde los jóvenes de sectores
sociales altos y sectores medios que se acomodaban al modelo
consolidaban su trayectoria escolar.
Pensemos principalmente cómo la implementación del
paquete ideológico neoliberal interpeló a la escuela, al nivel
secundario específicamente, dejando como saldo un diferen
cial en la distribución de bienes tanto materiales como sim
bólicos necesarios para el sostenimiento de los recorridos de
los jóvenes por el sistema educativo. Varias investigaciones
de carácter nacional e internacional (Tiramonti, 2004; Filmus
y Kaplan, 2012) han mostrado cómo junto con la ampliación
de las desigualdades sociales se produjo la consolidación de
las “desigualdades escolares”. Esto se debe, entre otras razo
nes, al crecimiento de la divergencia en la oferta brindada
entre escuelas y a la generación de circuitos diferenciales de
escolarización y, por lo tanto, de condiciones y posibilidades
desiguales de acceso al sistema:
(…) la crisis barrió con la representación del progreso
que sostenía que el mañana sería mejor que el hoy y
que se podía confiar en el futuro. “Invierte en la escuela
tu tiempo cotidiano, tu esfuerzo, tu interés, tu deseo,
porque el mañana te premiará”, es una máxima que a los
adolescentes y jóvenes les cuesta hacerla suya. Al mismo
tiempo, la coexistencia de la condición estudiantil y la
de trabajador o desempleado, pensada originariamente
en la estructura educativa como categorías excluyentes,
devino en mutua imbricación en el caso de los jóvenes.
Estos son estudiantes y trabajadores o desempleados y
esta mutua imbricación afectó a la mayoría de los jó-
Culturas estudiantiles 29
maria de siete a nueve años, produciendo no solo un recorte en
los dos primeros años de escolaridad del antiguo nivel secun
dario sino incorporando estos años a la escolaridad primaria
(primarización de dos años del nivel secundario). La educación
secundaria quedaba reducida a solo tres años, bajo la deno
minación de “Enseñanza Media” o “Polimodal”. Otro de los
puntos clave de la reforma estuvo ligado a los procesos de
descentralización administrativa de los establecimientos, sin
acompañamiento financiero a las provincias. Esta descentra
lización dio como resultado que el Ministerio de Educación
de la Nación fuera un “ministerio sin escuelas”. Por último,
cabe destacar que esta normativa venía acompañada por una
batería de políticas focalizadas (Plan Social Educativo; Becas
de Retención; entre otros) tendientes a mejorar la equidad de
aquellos sectores menos favorecidos.
La Ley Federal de Educación no solo vaciaba de conte
nidos y de estudiantes a la escuela sino que proponía que la
educación secundaria (“Educación Media” en términos de la
misma) debía adaptarse a un sistema flexible capaz de contem
plar y preparar a los estudiantes para la continuidad de “cual
quier tipo” de estudios y para la incorporación a un mercado
laboral que requería rápidas y dúctiles adaptaciones. Conse
cuentemente, por aquellos años, tomaron protagonismo los
discursos sociales y escolares deterministas que explicaban
las diferencias en los recorridos sociales y escolares en tér
minos individuales, responsabilizando a los sujetos por sus
trayectorias6.
El nivel secundario sufrió lo que De Ibarolla y Gallart
(1994) llamaron una nueva crisis de identidad. La escuela
secundaria fue blanco de múltiples críticas, entre ellas, que
no podía cumplir con las tres promesas tradicionales que le
competían en ese entonces: el acceso al mercado de trabajo
en condiciones dignas, la posibilidad de continuar los estu