Sei sulla pagina 1di 2

Ensayo: Producción energética

La actual crisis que envuelve al sector eléctrico colombiano, ha revivido el fantasma del
apagón nacional que se vivió en 1992, durante el gobierno de César Gaviria, en el cual
se dejó sin electricidad a todo el país durante varias horas. Hoy, pasados más de veinte
años, se vive una nueva crisis, que ha llevado al gobierno a establecer acciones poco
apreciadas por los ciudadanos, como las campañas de ahorro, que obligan su
cumplimiento al aumentar las tarifas, con la justificación de prevenir posibles
razonamientos o que se repita un inminente apagón.
Esta situación, se enmarca en la precaria planificación y previsión por parte del gobierno
nacional, que teniendo un antecedente como el de los noventa, no ha planteado
estrategias ante su fuerte dependencia en un primer plano, de la hidroelectricidad, dada
la abundancia de agua en la mayoría de zonas del país, y en un segundo lugar, de los
combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
Pero, el gobierno crea su defensa cuando responsabiliza de la crisis, al actual evento de
El Niño, que si bien es cierto, es el más fuerte de la historia por intensidad y prolongación,
el Niño del 91-92, no siendo súper fuerte, causó un impacto económico devastador,
especialmente en las actividades agropecuarias y en la producción de energía, que
llevaron al apagón. Entonces, se puede afirmar, que cualquier Niño con índices
superiores a los normales, podría desatar una crisis. Así que, el descenso acelerado del
caudal de los ríos y del nivel de los embalses, era de suponerse, y un plan de
contingencia, tendría que haber entrado a resolver tal escenario. Más aun, cuando se
tiene completo conocimiento de que las reservas de combustible ya se están agotando.
Claro que, esta última parte ha desatado una total controversia, pues la solución más
factible a la escasez, ha sido dar vía libre al fracking, una técnica que se encuentra bajo
la decisión de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales - ANLA, y que al dar inicio,
solo ratificaría la insuficiente responsabilidad ambiental y social con los colombianos.
Así que, mientras se dan los arreglos, se decidió comprarle energía a su par ecuatoriano,
dado que, el cuello de botella del modelo energético, se vio aún más estrecho por
sucesos, como el incendio en la central hidroeléctrica de Guatapé, de propiedad de EPM
que la sacó del sistema, y el cierre de la central El Quimbo ante incumplimientos de las
obligaciones contenidas en la licencia ambiental.
Dicho lo anterior, es completamente necesario girar el ángulo de observación, hacia
soluciones que involucren diferentes estrategias de abastecimiento, como el uso de las
fuentes no convencionales de energías; que, a pesar de conocer su gran potencial, no se
ha profundizado sensatamente. Entre estas fuentes, se encuentran, la energía solar,
eólica, geotérmica, mareomotriz, de residuos, y de la biomasa forestal y agrícola. Cada
una de ellas, apropiada y justa para las particularidades de cada lugar y actividad en el
país.
En contexto, se puede hablar de los beneficios de cada una, pero a continuación se
resalta la última de estas, solo para hacer un paralelo de las posibilidades energéticas
que tiene y ha tenido Colombia, en una sola fuente de energía, sin mencionar las
restantes con similar potencial.
Dado que las actividades agrícolas y ganaderas constituyen el sector primario en
producción de residuos orgánicos, estos se pueden transformar adecuadamente como
fuente de biomasa residual, para el aprovechamiento de su energía contenida. Esto, es
una opción positiva desde el lado en que se mire, pues disminuye la cantidad de
vertimientos que contaminan las fuentes hídricas; regula la emisión de los gases de efecto
invernadero; autoabastece a los agroindustriales y campesinos mejorando su economía;
y finalmente, aporta a la sostenibilidad del sistema energético, y por lo pronto a la dura
crisis que afronta el país.
El aprovechamiento de esta biomasa, se puede dar mediante la digestión anaerobia, la
cual se considera como una alternativa biológica efectiva en la producción de biogás,
para ser utilizado en la generación o cogeneración de calor, electricidad, iluminación o
potencia mecánica.
De ahí radica el atractivo de la digestión anaerobia, que inició su desarrollo tecnológico
hasta la primera mitad del siglo XIX vinculándose a la escasez de combustibles. Este
proceso, que bajo condiciones de ausencia de oxígeno, la materia orgánica es convertida
en metano, dióxido de carbono, e hidrógeno por la acción combinada de diferentes
poblaciones bacterianas, es de las alternativas más estudiadas en Europa. Mientras que,
las plantas de biogás Chinas, son líderes en este campo, pues hacen funcionar la mayor
parte de las máquinas, camiones y vehículos con este biocombustible.
Además, los digestores donde se deposita la biomasa, para que se produzca el biogás,
son relativamente sencillos de manejar, y pueden ser implementados en los lugares más
remotos, como las zonas rurales donde difícilmente se tendrá acceso a las fuentes
modernas, como los ductos de gas natural. Y, en el caso de la agroindustria, se libran de
pagar por disposición de grandes cantidades residuos. No se puede dejar a un lado que
los lodos sedimentados se pueden aprovechar como mejoradores de los suelos donde
ellos mismos cultivan, evitando así, la compra de fertilizantes o agrotóxicos, que
perjudicarían el mismo suelo y las aguas subterráneas conocidos como acuíferos.
Colombia solo necesita cambiar su posición frente al actual modelo energético, y
apuntarle a las fuentes no convencionales de energía, no solo para salir de la crisis, sino
por la soberanía energética, por el ambiente y por sus ciudadanos.

Potrebbero piacerti anche