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Se consideró que aquellos niños que no entraban dentro de ninguna de las categorías
anteriores tenían un patrón de apego desorganizado/desorientado.
Sistema de Cassidy y Marvin: Es una clasificación del apego para niño de edades
comprendidas entre dos años y medio, y cuatro.
La Entrevista de Apego del Niño (CAI): Es una variación de la Entrevista de Apego del
Adulto, y se trata de una entrevista establecida para niños de 8 a 14 años
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observación del niño en su casa, durante un tiempo relativamente prolongado (2-6
horas en visitas separadas).
La Entrevista de Apego del Adulto (AAI): Es un cuestionario elaborado por Mary Main,
que ha alcanzado importante consideración entre los psicoanalistas y consiste en una
serie de preguntas cuyo objetivo en palabras de su creadora era “sorprender al
inconsciente”. Se trata de obtener datos acerca de las vicisitudes del vínculo de apego
especialmente con las figuras parentales; interesa, sobre todo, clasificar el estado
mental del sujeto en cuanto a sus vínculos. Se valora la forma narrativa: las personas
que se explican de manera clara y sucinta, y acaban las ideas puntúan alto en
coherencia. Se observó que las personas que puntuaban alto en coherencia,
presentaban un patrón de apego seguro.
El autor destaca que 14 estudios han relacionado las respuestas de los padres en la
Entrevista de Apego del Adulto con el tipo de apego que muestra el niño en la
Situación Extraña: la categoría rechazante del adulto se corresponde con el patrón de
apego evitativo en la Situación Extraña. Una actitud preocupada en la AAI predice un
apego ambivalente-resistente. Las entrevistas del Adulto clasificadas como no
resueltas (duelo no elaborado), predicen un modelo de apego en el niño,
desorganizado / desorientado.
Generalmente se considera que padres con personalidades más sanas tienen más
posibilidades de que sus hijos desarrollen un patrón de apego seguro.
Bowlby sostenía con firmeza que el vínculo de apego entre la madre y el niño debía de
tener consecuencias tanto en las relaciones posteriores como en la comprensión de
uno mismo y en el desarrollo o no de psicopatología. Posteriormente se han realizado
estudios para confirmar dicha hipótesis, con los resultados siguientes:
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El apego seguro en la infancia es predictor de una buena interacción entre el niño y la
figura parental a corto plazo (Slade 1987). En cambio, no se ha podido hallar una
correlación significativa entre apego seguro en la infancia y la relación posterior a los
seis años. (Grossman y Grossman 1991).
Se han realizado estudios cuyo objetivo era poner de relieve la correlación entre el
patrón de apego y algunas características de personalidad. Fonagy considera que del
resultado de estos estudios no se desprende una relación unívoca entre tipo de apego
y comportamiento manifiesto de la personalidad; mientras que, probablemente, la
modalidad de apego incide en la capacidad representacional del sujeto respecto al
self, a los otros, y a la relación con los otros.
Las investigaciones realizadas por Cassidy (1988) revelan que niños con apego
inseguro hacen descripciones negativas de sí mismos y, sin embargo, son más reacios
a admitir sus limitaciones.
Apego y Psicopatología
A) Infancia y adolescencia
Algunos estudios han encontrado las siguientes relaciones entre diferentes patrones
de apego y algunos trastornos psicopatológicos. A modo de ejemplo, citaré algunos
resultados mencionados por Fonagy.
Síntomas disociativos a edades entre 17-19 años: patrón de apego inseguro evitativo o
desorganizado en la infancia ( Ogawa y cols., 1997).
B) Edad adulta
Según Fonagy no existen suficientes datos que permitan validar dichas afirmaciones.
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Últimamente, se han realizado experiencias que ponen en relación el tipo de apego
con el resultado del tratamiento, las personas con modalidad de apego rechazante son
resistentes al tratamiento.
Blatt y cols. sostienen que la evolución de la representación del self y de los otros está
marcada por el balance entre necesidad de relación versus necesidad de
independencia. La ruptura de este equilibrio supone la aparición de psicopatología.
Blatt habla de patología anaclítica para referirse a la necesidad de relaciones que
tienen las personalidades dependientes, histriónicas, o fronterizas; estas personas
quedarían clasificadas en la categoría de apego preocupado. Mientras que la
categoría rechazante daría lugar a la patología introyectiva que caracteriza a las
personalidades esquizoides y narcisistas. Blatt aplica también estas consideraciones a
la depresión, distinguiendo la anaclítica de la introyectiva. Este planteamiento adquiere
mucha importancia como factor de predicción frente a la evolución del tratamiento.
Fonagy subraya el interés que tiene para los psicoanalistas la investigación sobre la
conducta desorganizada, caracterizada por conductas contradictorias, estereotipias.
La conducta desorganizada de apego fue descrita por primera vez por Main y Solomon
en 1986. Main y Hesse (1990) relacionaron el apego desorganizado con un ambiente
asustado o asustador. Este tipo de apego aparece con frecuencia en niños cuyos
cuidadores inspiran miedo, por lo que se enfrentan a la situación paradójica de
necesitar protección de las figuras que a su vez provocan circunstancias
atemorizantes.
Hay evidencias de que los niños que presentan un patrón de apego desorganizado
tienen altos niveles de cortisol salival en la Situación Extraña; el cortisol se segrega en
mayor proporción en situaciones de estrés, y puede dañar el hipotálamo. En este
sentido, parece probado que la hiperactividad temprana del sistema nervioso a causa
del estrés ocasiona que, en posteriores situaciones de estrés, el organismo reaccione
de forma irregular.
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Liotti ha relacionado los síntomas disociativos con experiencias de pérdida de las
figuras parentales antes del nacimiento del niño o en los primeros años de la vida del
niño. En la prueba del Minessota se ha observado que los individuos que tenían
conductas de apego desorganizado y además habían sufrido un trauma importante
daban puntuaciones altas en experiencias disociativas. En la Entrevista de Apego del
Adulto, el apego desorganizado está relacionado bien con estados mentales no
resueltos o con preocupación excesiva por el trauma. Existen evidencias de que existe
una correlación estrecha entre apego desorganizado y patologías severas
categorizadas por la teoría psicoanalítica como organización fronteriza de la
personalidad.
O´Connor y Kreppner (O´Connor y cols., 2000) han llevado a cabo un estudio sobre la
adopción, y concluyeron que la deprivación prolongada ocasionaba trastornos de
apego, dificultades en la relación con los compañeros, hiperactividad y dificultades
cognitivas.
Winnicott (1958) y Roy (2000) compararon 19 niños que vivían en aldeas infantiles con
niños que vivían en familias de acogida, y comprobaron que la hiperactividad era
mucho más acentuada en los niños de las aldeas infantiles.