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“Desde la ciencia no cabe dudas sobre el inicio de la vida”.

De un ovulo y un
espermatozoide son células aisladas pero una vez que se unen, y se produce la fusión
de núcleo femenino y masculino llamada singamia, ese ser tienen un ADN propio,
genéticamente diferente a su padre y su madre.
Hoy nuestro ADN es nuestra identificación biológica, nadie se permite dudar de la
certeza de la huella genética. Con el ADN reconocemos cuerpos identificamos
homicidas, identificamos homicidas y asumimos paternidades. Es una prueba
personalísima e irrefutable de un ser humano. Es una representación directa de
identidad: otorgamos derechos y tomamos decisiones basándonos en el mismo ADN,
que prestando dentro del útero materno pretendemos desconocer. Desde ese
momento contiene todo lo necesario para desarrollarse y el rol de la madre se limita a
asistir ese crecimiento. De la misma manera que lo continua haciendo durante los
primeros años de vida. He escuchado que, el feto no puede vivir sin la madre, como
tampoco el niño en sus primeros años de su vida. En un caso el estado le da la
obligación de protegerlo, y en el otro, le permitimos decidir sobre esa vida. La medicina
con fines descriptivos le pone diferentes nombre a los procesos pero en ningún lugar
de estas hay una clara diferenciación entre si esto no es vida o esto sí es vida. Un ser
humano no se define por su capacidad de conectarse con su medio, comunicarse,
razonar, sentir o expresar sus sentimientos. Tampoco hay categorías de vida según la
capacidad intelectual. La diferencia entre la actividad cerebral de una persona
declarada muerta y un feto, es la irreversibilidad del proceso, irreversible en un caso,
un proceso que avanza. Uno escucha don frecuencia que las mujeres tenemos
derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. La falacia que yo veo en eso es que en el
caso puntual de la mujer embarazada no es nuestro cuerpo, es el cuerpo de otro ser
genéticamente diferente. No es una célula, no es un órgano, es otra vida. No podemos
poner la autonomía materna por sobre otra vida, justamente esa vida cuya autonomía
esta conferida a esa madre. La segunda falacia, es que desde la medicina es relativo
que el ser humano tenga derecho a hacer lo que quiera con su cuerpo, de si nosotros
recibimos en la guardia a alguien que intentó suicidarse, nuestra obligación es
proteger y preservar esa vida y no permitir que haga con su cuerpo lo que le parezca,
lo hacemos desistir. Es una obligación. Sin tener entonces dudas desde la ciencia
sobre el inicio de la vida, el derecho al aborto libre implicaría reconocer desde el
estado, que hay algunas vidas que son mas valiosas que otras. Estaríamos
estableciendo diferentes categorías de vida, algunas que merecen cuidado y atención
y otras justamente aquellas que no pueden defenderse solas, quedan libradas a su
suerte. Siguiendo la línea de la vida, toda vida es digna. Su valor no depende de su
capacidad intelectual ni de su capacidad de expresarse, o sentir. Estas expresiones
generan alarma en todos aquellos que creemos en una sociedad humana e inclusiva.
Que diferencia existe entre un embrión o un adulto en estado vegetativo persistente o
un anciano en la etapa final de una demencia. Corremos el riesgo de caer en una
sociedad donde la eugenesia, la selección de individuos de acuerdo a algunas
característica, sea moneda corriente, y no es necesario recordarles las consecuencias
que a tenido en la humanidad cuando se tomo ese camino. Los procesos de
Núremberg marcaron un punto culminante, y así términos como eugenesia o
mejoramiento de la raza quedaron grabados en nuestra conciencia social. Pero queda
a la vista que las personas tenemos muy poca memoria, las practicas eugenésicas
continúan desarrollándose. Y en este punto en particular hacer hincapié en aquellas
sociedades donde el aborto es legal. España (2010) Síndrome de Down 10 años atrás
nacían 1 cada 170 y hoy 1 cada 1300. La proporción de aborto con diagnostico pre
natal fue 95%. 1,7%. La vida como bien instrumental postura eugenésica.
La despenalización del aborto no va a evitar que mueran mujeres, ya que ningún
procedimiento medico está exento de riego. La preocupación de los que promueven la
ley es la vida de la mujer, pero seguimos sin cuidar a las mujeres. La mujer que
recurre un aborto es fruto de nuestro fracaso en la sociedad. Nadie le da herramientas
y ahora queremos solucionar esta falta dándole un aborto legal. Tenemos la obligación
de salvar a las dos. “salvar a los dos”. “La muerte nunca puede ser la respuesta”..
La mujer que recurre un aborto es fruto de nuestro fracaso en la sociedad. Nadie le da
herramientas y ahora queremos solucionar esta falta dándole un aborto legal. La
muerte nunca puede ser la respuesta ni la solución.
Si bien la exposición de las ideas en la ponencia de la medica Barbara Finn avanza en
una argumentación desde las ciencias, en particular desde las ciencias médicas,
también se desvían hacia diferentes aristas (derecho y cuerpo), que hace difícil la
conexión de estas con la conclusión que podemos resumir en la frase (minuto 6:11)
“Hay que salvar las dos vidas….la muerte no puede ser la respuesta”. En este sentido,
la base de su argumento es que el feto tiene derecho a la vida, y los justifica
aclarando desde el comienzo (minuto 0:40) que “Desde la ciencia no cabe dudas
sobre el inicio de la vida”, explicando que la unión entre ovulo y espermatozoide y la
posterior generación de un ADN. Sin embargo más adelante, va a retractarse. En el
momento donde explica los nominamientos que realiza las ciencias medicas acerca de
los diferentes procesos en el desarrollo del embrión, a fines de clarificar su discurso en
términos descritpivos, la ponente, aclara que (minuto 1:54) “La medicina con fines
descriptivos le pone diferentes nombre a los procesos……. pero en ningún lugar de
estas hay una clara diferenciación entre si esto no es vida o esto sí es vida”.
Por otro lado, como dijimos más arriba el argumento se basa en que el derecho a la
vida estaría otorgado solo y por el hecho de la posesión de ADN, describiendo las
características del modelo genético en lo que tiene que ver con la identidad, pero no
ahonda en la relación entre el ADN y sus diferentes tipos, ni en relación a las células
aisladas que también poseen ADN. La sola constatación de ADN puede decir algo
acerca de la identidad particular de una persona, de su historia, su genealogía anterior
o posterior, pero no puede decir nada acerca del derecho a la vida. De hecho en la
exposición tampoco lo desarrolla. En este sentido, podemos decir que la estrategia de
la exposición, es transpolar ciertas conclusiones del discurso de la sanidad hacia el
lugar del derecho legal, es decir, que la medicina diga que “allí hay vida”, no implica
que el discurso legislativo diga “ allí hay derecho a la vida”.
La segunda premisa que conectaría con la conclusión seria la cuestión del derecho
que tiene la madre a decidir sobre su propio cuerpo. Aquí vuelve a caer en la misma
estrategia argumentativa, donde transpola lo que sucede en un ámbito a otro diferente.
Para la expositora (3:21) “desde la medicina es relativo que el ser humano tenga
derecho a hacer lo que quiera con su cuerpo, de hecho si nosotros recibimos en la
guardia a alguien que intentó suicidarse, nuestra obligación es proteger y preservar
esa vida y no permitir que haga con su cuerpo lo que le parezca”. Si bien es el valor de
verdad de la premisa es verdadero, lo es solo en el ámbito de la medicina y mas allá
de que los médicos realizan juramento hipocrático previo actividad profesional. La
realidad es que, salvo en cuidados psicológicos a los que tuvieron un intento de
suicidio (y sus familiares) pero no llegaron al hecho, no hay legislación acerca del
suicidio que confiera derechos o no al cuerpo.

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