Se presenta entre los 3 a 5 años paulatinamente. La niña comienza
a manifestar sus primeros sentimientos de amor hacia la madre, los cuales debe ir transfiriendo paulatinamente hacia el padre; en ese momento se da una especie de enamoramiento de la pequeña hacia la figura paterna, presentándose una rivalidad hacia la madre. Por lo regular, la fase del enamoramiento se presenta más en la fantasía que en la realidad, pues es más común que el padre se encuentre más ausente que la madre, puesto es ella quién se encarga del cuidado de la niña y pasa más tiempo en casa.
La superación normal del complejo Electra se presenta cuando la
niña se da cuenta poco a poco, que papá pertenece a mamá y no puede tenerlo; la niña entonces debe renunciar a sus sentimientos de amor y dirigirlo a otro objeto de amor: el hombre quién será su pareja; asimismo comienza a identificarse con la madre.
SI la transferencia no se da de manera adecuada, pueden
presentarse grandes dificultades en el trato que la mujer adulta tenga hacia el sexo opuesto.
¿Cómo viven el amor las histéricas?
Las mujeres catalogadas "histéricas" presentan gran dificultad de
establecer relaciones amorosas sanas y significativas. Muestran incapacidad para concretar una relación y quedan atrapadas en el juego de la seducción, lo que ocasiona mucho sufrimiento. Si llegan a establecer relaciones, éstas suelen ser inmaduras, insanas y superficiales.
No quieren a quién las quiere; por lo general aman a otro que es
innacesible, la cual es una fantasía que tiene que ver con una fijación hacia el amor del padre; por tal motivo, tienden a buscar un prototipo de hombre ideal que sea capaz de satisfacer las carencias del padre real. Al mismo tiempo es común que suelan decepcionarse rápidamente. Tienen una tendencia a presentar una fuerte necesidad de perfección para evitar el abandono, pero teme al compromiso emocional profundo.
La perspectiva psicoanalítica de los trastornos histéricos
En 1985, la pespectiva psicoanalítica representada por Freud,
sostenía que la explicación a los trastornos histéricos tenía su origen en un hecho traumático de índole sexual, sugiriendo que los síntomas eran la expresión de deseos reprimidos.
En 1905 y con la publicación del caso clínico que denominaría
"Análisis fragmentario de un caso de histeria; caso Dora" , descubrió que los trastornos histéricos tenían su significación en el conflicto edípico del desarrollo de la etapa psicosexual del individuo.
Las conclusiones que extrajo de este caso lo llevaron a descubrir que
la formación del síntoma histérico (y cualquier clase de síntoma) estaba determinado por una vivencia traumática que representaba la expresión de un deseo inconsciente y reprimido; a su vez, la satisfacción que sustituye la represión de una pulsión.
A veces estas pulsiones se manifiestan en síntomas somáticos y en
otros casos, como fuertes conflictos emocionales.
Características de las mujeres con trastornos histéricos
Alteraciones sexuales: Frigidez que contrasta radicalmente con su
personalidad seductora. Ésta no es una incapacidad a experimentar placer, sino, una negación o especie de rechazo. Tiene su origen en la obediencia a la demanda de otro. Asimismo, mantiene un marcado temor a la sexualidad, pero un intenso, aunque reprimido deseo sexual.
Actitud disociativa: Es común que la mujer histérica oscile entre el
amor idealizado y la práctica sexual, pues suele manifestar un miedo irracional a entregarse a un hombre que pueda abandonarla, lo que remonta a las fantasías infantiles de la etapa edípica; esto la lleva a una disociación. Prefieren el amor tierno y dependiente, que el propio acto coital, al que encuentran insatisfactorio.
Tendencia al trastorno de conversión: El conflicto psíquico se
simboliza en la enfermedad del cuerpo, el cual expresa lo que la represión impide. Se define al trastorno de conversión, como la somatización que incluye trastornos sensoriales, padecimientos físicos y motores, cuyo cuadro clínico se asemeja a una enfermedad neurológica sin causa aparente.
Dependencia emocional: Suelen presentar dependencia al marido, a
una figura idealizada o a una figura de autoridad.
Inestabilidad emocional: Fuertes crisis emocionales con tendencia a
la teatralidad, especialmente después de una decepción.
Seducción y frustración: Exudan erotismo en su forma de ser, actuar,
hablar, vestir, del cual ella no es consciente.
Relación del trastorno de personalidad histriónica con las crisis
histéricas femeninas.
Cabe destacar que las mujeres con rasgos de personalidad
histriónica tienen una mayor predisposición a desarrollar crisis de histeria o el trastorno de conversión, inmediatamente después de sufrir un hecho traumático: divorcios, abandono, etc.
En general, los individuos con este tipo de personalidad son muy
estigmatizados por la sociedad, ya que suelen ser juzgados de manera muy superficial asegurando que solo "intentan llamar la atención". En realidad, esta personalidad tiene origen en la falta de atención de los padres y la intolerancia del niño ante la separación de las figuras paternas, encargados de proporcionar seguridad y estabilidad psíquica durante el primer año de vida.
¿Cómo ayudarlas? Tratamiento para las crisis histéricas
femeninas Erróneamente, el hombre intenta ayudar a su pareja complaciéndola en todas sus exigencias, lo cual provoca que la relación se torne muy desgastante y que ambos acumulen una especie de rencor que los lleve a hacerse daño. Para una mujer "histérica" nada será suficiente, pues ellas viven en una situación de insatisfacción.
Lo más importante es no estigmatizar a esta clase de mujeres, pues
su forma de ser suele tener conotaciones negativas, lo que provoca que sean catalogadas como las típicas "seductoras" que consiguen todo lo que quieren y se divierten jugando con los sentimientos de los hombres, pero no es así.
La mejor manera de ayudar a una histérica es la comprensión y el
apoyo de sus seres queridos. Se sugiere ayuda psicológica, ya sea una terapia de tipo cognitivo conductual o psicoanalítica.
El compañero de la histérica, a quién llamaremos en lo sucesivo
el “hombre histerófilo”, se siente tremendamente atraído por esta mujer débil y pasiva. Este hombre es un individuo que muestra la masculinidad en toda su expresión, presentando una actitud galante, caballerosa y de respeto y atención a las mujeres. Debe también mostrar actos de probada masculinidad, de manera tal que ante la mujer irradia seguridad y autoconfianza, características que parecen faltarle a ella. Es posible que hagan exhibiciones de masculinidad en determinados contextos, como es el caso de alardear del éxito profesional o de las conquistas que realizaron en el pasado, intentando recibir desde fuera un reconocimiento de su valía.
Cuando se encuentran estos dos singulares personajes, la mujer
histérica es muy desdichada porque tiene una gran necesidad encontrar una pareja, pues precisa ser protegida por la figura masculina ya que se siente insegura y frágil. El histerófilo si siente llamado a salvarla de esas complicaciones, problemas o necesidades. Por su parte, el hombre de la mujer histérica se identifica con la imagen que ella proyecta en él, es decir, de noble caballero y eso lo hace sentirse asimilado a su propio “ideal del yo” aumentando. Como es de esperar, su autoestima aumenta pues se siente enaltecido. La admiración femenina le es completamente necesaria. Lo neurótico se muestra en el desplazamiento de las propias tendencias al otro, de manera que el hombre aparece como el “supermacho” fuerte, que rinde en el trabajo, con afán de triunfo en la vida, hombre duro y frío ante las emociones y sentimientos y la histérica todo lo contrario: exageradamente expresiva en lo relativo a sus afectos y alienándose en la dependencia de él. Por su lado, el histerófilo vuelve a darse cuenta de las dudas sobre sí mismo y muestra la imperiosa necesidad de protección (pasiva) por parte de su mujer. Pero, estas necesidades son inmediatamente rechazadas por la histérica, al entenderlas como “debilidad”, pues ella no desea ver signos de vulnerabilidad en su compañero, dado que ella es quien desea ser cuidada. La mujer histérica pierde admiración por su hombre y lo colma de reproches. Él se siente avergonzado de sus propias debilidades y considera el desprecio de su pareja como razonables. Sin embargo, esta situación puede degenerar a tal punto que la histérica en la necesidad de activar la virilidad de su pareja busca exponer sus puntos débiles: desnudarlo públicamente si le importa demasiado la imagen, darle celos con un conocido si es sensible a la infidelidad, entre otros. Finalmente, el hombre histerófilo aguanta estoicamente los reproches de ella tomando el papel “mártir”. Según el doctor Fernando Maestre, psicólogo clínico y psicoanalista, opina que la fantasía de la mujer histérica es encontrar al hombre ideal, pero al darse cuenta que su pareja no lo es y le reprocha al hombre sus debilidades. Por su parte, la fantasía del hombre es ser considerado el hombre elegido e ideal para la mujer histérica. Este tipo de relación puede terminar muy mal pues ella nunca estará satisfecha con su hombre y lo dejará pronto, mientras que él se dejará despreciar por ella.