Actividades económicas en las selvas

En las zonas selváticas, la población se localiza principalmente en el litoral. En el interior de las selvas, la
población nativa vive agrupada en pequeñas aldeas aisladas y mayormente dedicadas a la caza y la
agricultura.

La agricultura

a. Agricultura migratoria. Se denomina así porque la tierra se cultiva de modo temporal, debido a
que el suelo se agota pronto. Es un tipo de agricultura tradicional, pues emplea instrumentos sencillos
como el palo de cavar, la hoz, el machete, etc., y la producción se destina fundamentalmente a la
subsistencia del campesino y de su familia. En el mismo terreno se cultivan varios productos a la vez
(policultivo), como yuca, maíz y camote.

b. Agricultura moderna o de plantación. Es una agricultura comercial dedicada al monocultivo, por

ejemplo, de caña de azúcar, tabaco, plátano, café, algodón, cacao, etc., cuya producción se destina,
mayormente, a la exportación. Se caracteriza porque produce y comercializa grandes volúmenes, emplea
mucha mano de obra, sobre toda nativa, utiliza técnicas modernas y, en ocasiones, dispone de vías férreas
y puertos propios.

Impacto del aprovechamiento de las selvas tropicales

En las últimas décadas, las mayores agresiones que sufren las selvas proceden actividades humanas como
la explotación forestal, la minería y la construcción de carreteras y represas hidroeléctricas. La explotación
forestal supone un conjunto de actividades destinadas al uso y aprovechamiento de los bosques. La madera
extraída es empleada en ebanistería, construcción y fabricación de papel, así como la extracción de resinas
(caucho).

También se llevan a cabo actividades mineras para extraer petróleo, oro, uranio y diamantes. Asimismo, en
los últimos años se están explotando los recursos hidráulicos a través de la construcción de presas en los
ríos Amazonas, Congo, etc.

La explotación de petróleo y minerales como el oro ocasionan que se viertan al suelo y al agua de los ríos
sustancias altamente toxicas que envenenan la fauna local y ocasionan la destrucción del ecosistema.

Por otro lado, los cultivos comerciales pueden causar el agotamiento de los suelos. Además, al incorporar
especies foráneas a los campos de cultivo de la selva, se pueden transmitir enfermedades a las especies
vegetales nativas.

Todas estas actividades producen importantes ingresos, pero al tener un impacto negativo en el ecosistema
causan graves problemas. El mayor de ellos es la deforestación y su consecuente pérdida de biodiversidad.
La deforestación destruye los árboles que contienen frutos, lo que impide su regeneración, altera las
cadenas alimentarias de los animales y de las comunidades nativas, causa alteraciones en el clima
(disminuye la capacidad de oxigenar el aire y la humanidad en el ambiente), etc. También reduce el habitad
de las comunidades nativas, muchas de las cuales se ven obligadas a migrar y alterar su forma de vida.