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ENERO, 1989

100
meA.R." GUA:: 5 Córdoba¡;
EXTRANJERO: 1.50 Dólar
t!.eviJia

C"JtJe t va j,,,'Ca

VOL. XX - No 100 ENERO, 1969

"'-""""..........._--...."""'._"""""""''"'''''......-=............"""""'_-.,........_-~z~--""""
SEGUNDA EPOCA
. . . . . ---.. .
DIRECTOR
""-l4

JOAOUlN ZAVALA URTECHn


SUMARIO ASESORES

ARTURO CRUZ
ECONOMICO
Página

CHARLES PIERSON
REDACTOR
Edit01'ial

3 Entrevista con Pablo Antonio Cuadra


COLABORADORES
DE ESTE NUMERO
5 Escorzo histórico de nuestra Biblioteca Nacional

Charles Pierson
7 La Academia Nicaragüense de la Lengua
Eduardo Zepeda-Henrlquex
Indice General de Revista Conservadora del Enrique Peña Herri4ndex
Pensamiento Centroamel'icano por materias y autores.
Números 1 al 100.
CREDITOS FOTOGRAFICC
Reconocimiento de Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano a sus anunciantes.
ARCHIVO DE

REVISTA CONSERVADORA

PROHIBIDA LA REPRODUCClON
TOTAL o PARCIAL. SIN AUTORIZA(
LIBRO DEL MES: DEL DIRECTOR

INCIDENTES D~ VIAJE EDITADA


EN POR

. <ENIROAMERICA, CHIAPAS y YUCAIAN PUBLICIDAD DE NICARAGUA

APTDO 2108 - TEL 250-49

JOHN L. STEPHENS EN

TOMO 11
I IMPRENTA NOVEDADES
LA REFINERIA NICARAGUENSE
DEL AZUCAR, POR MEDIO DE UN
PROCESO HIGIENICO y MODER-
NO, DECOLORA lAS SOl.UCIO·
NES, REDUCE LA CENIZA QUE
CONTIENE Y ELIMINANDO LA
OPACIDAD DE SUS IMPUREZAS,
HA LLEGADO A PRODUCIR EN
NICARAGUA, EN ESCALA COMER·
CIAL, EL AZUCAR REFINADA SAN
ANTONIO,'UN AZUCAR TAN SU-
PERIOR COMO LA MAYOR DEL
MUNDO, ORGULLO DE LA INDUS-
TRIA CENTROAMERICANA.

NICARAGUA SUGAR SIATE LTDAa


MODELO ESPA CIOS O

CAMBIO DE MARCHA

J.35 :UP

COMODIDAD Y ECO NOM IA


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CHASIS ROBUSTO

FACILIDAD DE CAMBIOS

135 HP

PARA CARGA Y PASAJEROS CArOTA DE LONA

C A S A PELLAS
Revista
Conservadora.
del Pensamiento Centroamericano
c:J'{¡ f'f'Olltll -eo,l.JewfldOlfl LÍlticflllteltfll en el deltlido de qtle IlO e.1 mtfillefif/.iOJo, lti ax-
ticopilofidlo. OIJa eJl lIlt71c!l(/ !lacia I!f.I UJllefjZacióll de €ellhof.llHbicf.I !I (JJa}lf.llltd,
¡j(JI eltdJlt(( de !(lJ dü)i.¡i()lte.1 llflllidi.JtaJ.

EDITORIAL
El N9 100... Es con íntima satisfacción personal que presentamos a nues-
tro. fectores el nÚmero cien de nuestra publicación. Lo que en otros medios
liería un hecho sin importancia, eso de ~Icanzar la meta centenaria en la pro-
ducción, en el nuestro significa un verdadero acontecimiento. Porque RE-
VISTA CONSERVADORA nació en una época de mutaciones, agitaciones y
contratiempos, no precisamente como órgano de Un partido político al que por
su nombre ha sido erradamente Iígada, sino en un momento en que necesi~
taba ~"anetener, esto es, conservar, el acervo histórico, politico, económico '1
social de Nicaragua, el que a través de los tiempos, Se ha ido enriqueciendo
por la persistencia de la tradición Conservadora en considerar como valoreo
espirituales y culturales, dígnos de mantener..~, -conservarse,- y que están
expresados con las palabras: Dios, Orden, Libertad, Justicia.
En esa primera etapa de su vida, REVISTA CONSERVADORA fue objeto
de variadas criticas a la par que recibía el respetuoso reconocimiento de su va-
lios" labor. Se le criticaba su acentuado afán de presentar los valores preté-
ritos que fueron antaño el triunfo de las ideas conservadoNs, pero a la vez se
le reconocía su amplitud de criterio al convertirse a veces, en mesa redonda,
-o bien pentagonal.- en la que se discutían ideas políticas de disímiles ten-
dencias.
Aquella fue la época en que REVISTA CONSERVADORA publicó la Auto-
biografía del General Emiliano Chamorro, salvando para fa posteridad los re-
cuerdos del último Caudillo de América; el Diario Intimo de Don Enrique
Guzmán, lleno de datos sobre hechos y persones que han pasado por el escena-
rio, las más de las veces trágico, de la vida polilíca de Nicaragua; La Voz Sos.--
tenida, Antología del Pensamiento Nicaragiiense, de Orlando Cuadra Downíng,
rico material para el estudio de la literatura e historia patrias; Folklore Médico
Nicaragilense, del Doctor Ernesto Miranda, valíosa aportación al folklore cien-
tífico del país; y como culminación de una vida dedicada a la dirección cultu-
ral y filosófica de la juventud de Ni caragua, "desde la tribuna vacilante de
su ancianidad", como él mismo dijera en frase y ocasión memorable, el Doctor
Carlos Cuadra Pasos, nos dejó el testamento de las actitudes y de los pensa-
mientos fundamentales de su larga vida política en los Cabos Sueftos de mi Me--
moria que fueron rotos por la muerte.
Con estas publicaciones y otras que le dieron prestIgio, REVISTA CON-
SERVADORA se convirtió en una verdadera biblioteca sin la cual no será po-
sible escribir en el futuro la verdadera historia de Nicaragua.
Con el NQ 46, REVISTA CONSERVADORA se convirtió en Revista Conser-
vadora del Pensamiento Centroamericano, ampliando con ello sus horizontes
nicaragHenses a los confines de Centro América.
En esta etapa, así como en la primera, la Revista fue ganando prestigio
internacional. La Alianza para El Progreso, el Mercado Común, la Integ"ación
Económíca, la Organización de Estados Centroamericanos, entre otros, fueron
temas a los que la Revista dedicó su atención al punto que un estudio sobre el
desarrollo de las actividades ele esos organismos en el área centroamericana no
puede ser completo sin ella.
La historia y la literatura, así como los movimientos politicos y sociales de
Centro América, han llenado brillantes páginas de la Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano, que cree haber cumplido con el deber que le im-
ponia la ampliación de su nombre.
La Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano, al alcanzar la
madurez que implica el llegar al N9 100, mira hacia el futuro con el mismo entu-
sia.mo del principio, con la satisfacción de los logros alcanzados en el pasado V
COn el deseo siempre ferviente de servir a nuestros lectores Jo mejor de nues-
tros colaboradores, sin cuya ayuda nuestra labor no hubiera sido posible.

Al publicarse la centésima edición de esta revista cabe hacer un análisis de


la función orientadora que ha ejercido.

Ante todo, quisiéramos señalar el hecho de que "Revista Conservadora" ha sa-


bido adaptarse al momento histórico de la década.
Posiblemente el acontecimiento de mayor trascendencia en la vida de los paí-
ses de Centroamérica ha sido el proceso, que se ha venido produciendo en
estos últimos años, de su integración politica, cultural, económica y social.
"Revista Conservadora" respondiendo a los dictados de ese movimiento inte-·
gracionista aumenta el radio de su campo de acción, se proyecta a todo el ám-
hito regional y se convierte en "Revista Conservadora del PENSAMIENTO
CENTROAMERICANO".
Por otra parte, siendo nuestra Patria Centroamericana una agrupación de paí-
ses en vías de desarrollo, lo económico adquiere carácter de primacia en el
interés nacional. Por tal razón "Revista Conservadora del Pensamiento Cen-
troamericano" ha prestado principal atención a los temas de orden económico,
ya sea editorializando su propio. criterio o bien recogiendo las opiniones de per-
sonas versadas en los diferentes tópicos que se relacionan con el desarrollo eco--
némico de nuestros pueblos.
Nuestras páginas han recibido con entusiasmo articulas o entrevistas y encues-
tas de Jos dirigentes de nuestra economia, empresarios, técnicos y funciona-
rios, en un afán de orientar a nuestros lectores.

En el enfoque de nuestra orientación hemos procurado tomar un rumbo de


objetividad, y sobre todo hemos mantenido, y continuaremos manteniendo, la
tesis de que en la solución de los problemas socio-económicos que afronta
nuestro pueblo deben inclinarse los colores politicos ante el azul y blanco de
la patria. .

2
ENT~EVISTA
CON PABLO ANTONIO CUA:DRA
Sinopsis de sus pubHc@ciones ~
POR CHARLES PIEIlSON

P -Pablo Antonio Cuadra, consideramos que eres ronel Urtecho. Yo tenía a mi cargo la página artesa-
el escritor nic31agüense que ha tenido mayores vincu~ nal que trataba sobre temas socIaTes "La Rección" fue
los con los (¡iferentes medios de divulgación que han un periódico político Que no duró más de tres meses
existido en Nicaragua. QUlsiéramos que nos hablaras La mató el Gobierno Entonces comenzamos a buscar
de las diferentes revistas y 'Publicaciones que has diri- cómo publicábamos nuestras cosas. Nuestra eterna bús-
gido O con las que has colaborado esbechamente. Pero queda. E hicimos una publicación que se llamó ((Trin-
antes; nna pregunta: ¿Cuál es, en tu opinión, la re- chera" que dirigía yo. Era muy parecida a la aPágina
vista literaria o histórica que ha tenido mayor trascen- de Vanguardia" Después en León nuestro grupo, ya
dencia con anterioridad a aquellas aue tú personal~ más amplio, publicó un órgano que Se llamaba ((Gris".
:mente dirigiste? Tenemos entendido que hace muchos Esta publicación salió cuando comenzaba el movi-
años hubo en León una revista llamada "Patria", de miento político; fue un órgano de lucha puramente po-
8lucha influencia entre los intelectuales de ]a época. lttica, que apoyó a Somoza En Chinandega había otra
publicación llamada ((Jornal" En Managua salía otra.
R.-Puede ser que "Patria'· haya sido la más impol- Todo ese movimiento Intolectual fue acabado por 80-
taute y la qua dUlÓ más. Publicó más de 200 nÚmelos. moza apenas subió al poder.
Ahora que uno regresa a buscar cosas de las genera-
ciones anteriores, las que tienen mayor riqueza de co- P:-¿Por qné?
Jabol aeiones son UPatria" y u Ateneo Nicaragüeuse"
Hubo otra que tuvo mucha fama, llamada HToae de R:-Porque no le gustaba la doctrina social que pro.....
Marfil" dirigida por Santiago ArgüelJo, que por des- clamábamos. Además. nuestro gl upo era extremista y
gl'aeia no duró mucho; nunca la he podido conocer. ya comenzaba a enfilar muchachos que estaban Ol ga-
otra, donde publicaban los modernistas y dil'igidapor uizando el sindicalismo. En Managua ya comenzaba a
Juan FeUIIG 'l'oruño, fue la revista HAzul", P01'O er60 sentirse el movimiento. En Chinandega y en Granada
que la de mayor importancia, desde Rubén hasta la existían movimientos similares, yeso no le gustó al
generación de Vanguardia, fue uPatlia" Dictallor

Luego, inmediatamente antes de nosobas, existió P:-Siempre en esa búsqueda de medios de divulga-
«Los Domingos", que dirigía Salvador Ruiz Morales; ción, ¿qué publicaciones brotaron deslmés de ese pri-
publicaba a los modernistas de Managua. Fue una le- mer golpe dictatol'ial contra sus levjstas juveniles?
vista muy heterogénea y floja en la calidad de sus co-
raboraciones. R:-Bajo mi dirección puubUcamos {¡Los Lunes de la
Prensa", que existió hasta los inicios de la segunda gue-
P:-Quieres ahora historiarnos sobre tus publicacio- rra europea. Al estallar la guerra sacábamos una co-
nes? Comenzando, desde luego. con los ((Cuadernos del lumna fumada por Luis Alberto Cabrales comentando
~allcr San Lucas", pues creemos f!ue fue el prime~ la guerra desde el punto de vIsta del Eje; y otra fir-
lI~tento de dar .~ conocer ~I pueblo nicaragüense no mada por Alejandro Cuadra contentando la guelra des_
solo la producclOn de' sus mtelectuaJes. sino también de el punto de vista de los Aliados Pero la Embajada
el primer intento de divulgar nuestras fuentes y laíees Inglesa, muy recelosa, amenazó al Doctor Pedro Joa-
h~s~óricas, nues~ro pasado in~ígena y las obras de los ~uín Chamorro Zelaya con poner a uLa Prensa" en la
VJ3lelOS extranjeros que deJaron tantos testimonios bsta negra si continuaba esa balanza de opiniones
sobre Nicaragua. Entonces el Dr Chamorro nos despachó instantánea_
mente a nuestras casas. En los ((Lunes" colaboraba
R:-Para negar a ((Cuadernos" debemos como ante. también Joaquin Pasos. Publicamos bastante literatura
cedente necesario, colocarnos en 1931 con lá UPágina (le c~eador~ Y:. ~rabajamos mucho en investigación folkló-
V~guardia", dirigida por Octavio ~ocba y yo. Esta rIca e htstorlca por medio de encuestas.
pflg~a tuvo dos etapas: UDa puramente literaria y po-
lemlca, con encuestas sobre temas literarios manifies- P:-¿Fueron esas publicaciones 9ue has mencionado
tos, producciones y críticaS; y luego una serunda eta- !Demos de divulgación para los mtelectuales de es~
epoca?
pa que no se puede llamar política, pero donde co-
menzamos a meternos con la ffistorla a descubrir
nuestra Hi~toria q~e siempre t~ene politl~a, ¿no?, y en R:-Tanto en ''Vanguardia'' como en "Los Lunes"
I~ c,!al atacábamos muy rabi()samente a los dos partidos
colaboraban todos los jóvenes de valer de Nicaragua:
hlStOrfcos y a la democraciá criolla. Podríamos decir Muchos han abandonado las letras otros no Recuerdo
qut:' fue un preludio al periódico ((La Re~ccI6n" Des- perfectamente, pOli ejemplo. a Edgárdo Prado, al mayor
pues de las dos etapas de la "Página de Vanguardia" de !os Ortega Chamorro" a Luis Downing, al mismo Oc-
pubJicaD),os ((La Reacci6n", cuyo Direotor fue José Co.. taVlo Rocha que fue co-direetor de "Vanguardia" a
Aníbal Torres Nacimiento, a m:irchachas como Car~en
3
Sobalvarro que se decía novia de Sandina y se cartea- recibimos como herencia en el aspecto cultural. Cada
ba con el guerrillero, a Al~iandro Burtado y. a muchos vez que pienso en Rubén Darío y en el ambiente en
más Oho aspecto que debe subrayarse respecto a nueS_ que nació y creció y en cómo pudo tomar pie en ese
tras iniciales publicaciones -comenzando por "Van- ambiente para proyectarse hacia fuera y negar a ser,
guardiall
- es el aspecto decididamente revolucionalio con tanto dominio, todo un Señor de la literatura his-
de nuestro pensamiento y acción paradojalmente lla- pana, lo admiro cien veces más. El poble Rubén en
mado "reaccinario" porque descansaba en los princi- León, cuando joven fue acusado en juzgado por vago
pios del evangelio cristiano Nuestra generación fue, y p1ocesado. En el vergonzoso proceso. Rubén se defen.
creo yo, la primera que irrwnpió en Nical'agua procla- tlió dici~ndo que él era poeta y además maestro que
mando LA NECESIDAD DE UN CAMBIO TOTAL. En daba clases a varias peIsonas para sostenerse Un tes-
nuesb a filosofía cristiana, seguramente inspErados en tigo de alto copete en León, dijo que pala él poeta sig-
ese gran precursor quo fue Azarias H Pallais, nosoh os nificaba vago y qne por tanto Rubén estaba bien pro-
buscábamos lo que hasta ahOla, después del Concilie cesado por vago, Ese era el ambiente para la Uteratu1'a
y Juan XXID, ha encontrado el hombre cristiano: de- en Nicaragua que Rubén rompió personalmente yéndo-
volvel al Evangelio su fuerza de fermento social y su se, pero que nosotros heredamos cuando comcJUamos a
preocupación primOl dial por el prójimo Naturalmente, escribir literatura. En mI misma familia, a excepción
esta filosofía, que nos salvó de caer ¡llenamente en bl a- de mi padl'e que siempre fue de una comprensión ex-
zos del fascismo, o del comunismo, estaba mezclada con ti aordinaria y que además había sido una víctima,
influencias muy poderosas del mismo fas{lismo -que creían que escribir poesía "podía ser bueno" como
era entonces la docb'ina más apasionante para la ju. ejercicio para tener buena prosa y, quizás, para sel'
ventu", como el castrismo hoy día- y pOl )a influen- buen oladOl. Pero ser literato era considerado (creo
cia de l\-Iaurrás, cuya filosofía política anti-demoCláti- que todavía lo es bastante) como una aberración o co.
ca hizo pleno impacto en nosotros, testigos (le gUe!'H1S mo una enfe1medad vergonzosa. Nosotros reaccionamos
civiles f1'atricidas y de un pleito eterno y deplimente contra tal ambiente. atacando; bu!lándonos del bUr-
de nuestros partidos llamados democráticos gués. Fuimos también en esto, los primeros anti-bur-
gueses con todo y que casi totalmente nuestro gl1!pO
P:-Pero la primera verdadera revista que ustedes estaba formado por hijos de burgueses
publicalon fue c 4Cuadernos del Taller San Lucas", ¿no
es cierto? ¿Qué trascendencia crees tú que tuvo? Pues bien, cuando D09 volvimos a encontrar sin
un sólo lugar donde publicar nuestras cosas, sin ór-
R:-Fue en 1940. La primera verdadela cualidad que ganos para seguir nuestra hIcha -lucha para cambiar a
tuvo esta revista fue el hecho de que trabajáramos en Nicaragua- comenzamos a buscar posada de nuevo,
equipo y de que alrededor de ella se reunirán dos o tres El doctor Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, siempre
genclaciones de escritores en un mismo espíritu, Está_ bondadoso con los jó-venes escritOlcs, me dijo que hi-
bamos los de la Generación de Vanguardia. est~ba la ciera una página literaria para "La Prensa", Así co_
siguiente generación q.ue fue la de Mejía Sállchez, Mal'- meu3Ió aLa Prensa Literaria" en su primera etapa Sa-
tínez Rivas, Ernesto Cardenal, Federico ArgiieIlo, Ra- lía entonces los jueves Después publiqué por unos
fael Paniagua Rivas. Carlos Molina, Rodrlgo Pcñalba cuantos meses la revista 4'Semana", pero vino una cri-
recién llegado de Europa, Mario Cajina Vega y tantos sis de papel y tuve que sucumbir. Acababa de pasar
otros; después se añadió todavía otra "eneracióll: la ese luctuoso suceso cuando el mismo Don Pelh o me
de Fernando Silva, El'nesto Gutiérrez, eI'j>intor Ramen, llamó para que acompañara a Pedro Joaquín hijo co-
etc Este me parece ser uno de los aspectos interesan_ co co-Director de HLa Prensa". Abandoné entonces la
tes: nuestro pequeño grupo extendió a las siguientes agricultura -no sin pesar_ y comenc-3 a ser definiti-
generaciones su modalidad de trabajar en equipo vemente periodista Ya en la dirección de "La Prensa"
y plenamente apoyado por Pedro Joaquín comencé a
P:-¿Coál foe el elemento aue los unió? ¿Podríamos sacar el suplemento dominical literario que todos co-
pensar que el elemento católico? nocen y que poco a poco fue desarrollándose y mejo.
1 ando hasta adquirir el prestigio que hoy goza
R:-No creo El movimiento do Vanguardia no te-
nía, como grupo, la preocupación religiosa. Ló que nos P:-Haciendo un paralelo entre "Cuadernos del Ta-
unió fue la amistad y la literatura, Sin embargo, nues.- lle San Lucas" y "El Pez y la Serpiente", vemos qu~
tro grupo en su mayor parte había recibido una edu- en Cuadernos hay mayor diversidad mientras que en
cación cristiana, y al buscar, primero literariamente, el Pez exaltas más los valores puramente literal ios
después, en el estudio de la historia y luego en todos ¿Es ese tu propósito?
los demás órdenes de la vida y del pensamiento. una
filosofía orientadora y revolucionaria, suave y decidi- R:-Sí Resulta qoe cuando sacamos los Cuader.nos
damente -como por ley de gravedad- nos encontra- 110 existía uada y teníamos que dar cabida a los di-
mos afhmados en el cristianismo En este aspecto, ferentes valores que lormaban el amplio grupo nues-
tanto por cristianos, como por indudable influencia de tro, que eran muy variados. Hay que tomar en cuenta
Rubéu, es interesante cómo nuestro hispanismo no fue que en esa época formamos también la Casa de la Cul-
exnlnyente sino incorporador amoroso de lo indio. Fui- tura. Nosotros queríamos hacer uPoa especie de Univer-
mos indigenistas hispanos o hispanistas indlgenas. Creo sIdad, porque no había nada. Cuando organicé "EI Pez
que nuestro grupo fue el primero de América en pro- ya la Serpiente" ya existían Universidades, ya existía
clamar este equilibrio ante su pasado y ante su des- Mariano Flanos Gil como Rector de la UNAN que fue
tino Cuando casi nadie lo proclamaba, nosotros afil- el que le dió la nueva visión a la Universidad. En ma-
mamos nuestro umestizaje", nos enorgullecimos dc sel te1'ia cultural la universidad anterior era desolad0l3
mestizos, y quisimos crear, o prosegu..ü· la creación d~ Lo único que interesaba ela la profesión y la profe~
una cultura mestiza sionalización Al formar ttEl Pez y .la Serpiente", DI1
idea era tener nn órgano de calidad editado COn arte
P:----Con anterioridad a tu liItjma revista HEl pez Y la tipográfico y l:!ue este órgano pudiera presentarse bien
Serpiente organizaste las ediciones literarias domini-
ll
ante el extranjero El Pez ba tenido en el extranjero
cales de uLa Prensa ¿Podrías valorizar la influencia
ll
, una acogida superior a la que yo esperaba, y pudiera
que ha tenido en la última generación? circular más si tuviéramos una buena. distribuidora,
pero sucede que soy yo quien hace todo, El Pez cubre
R:-Cuando nos dimos cuenta de que no podíamos un área geográfica muy rrande. Tiene suscripciones
mantener los Cuadernos, nos vino la misma angustia incluso en muchos paí~s detrás de la' cortina de hierr~.
que tuvimos al iniciar el movimiento de VanKuardia:
la falta de medios de divulgación En el tiempo actual, P:-¿Cuáles de tus public~clones, ~onsideras tú q'CIe
con todo y qué hemos avanzado muy poco, nos es di- han teilido mayor innu~ncla en la fórmación y orienta.-
ficil imaginar la desolación ,ambiental que nosotros ción de los jóvenes intelectuales de Nicaragua?
4
R:-Creo que ha sido 4't La Prensa Literaria" "La P:-Los nicaragüenses son en general poco aficiona-
PI ensa Lacraria" ha hecho' posible' IIluchas cosas: ha dos a la lectura y particularmente a la de revistas cul...
creado un ambiente.. ha impuesto un respeto, ha revo- turales especializadas, ¿cuál es tu opinión sobre las di-
lucionado el concepto que el nicaragüense tenía sobre ficultades que han tenido y tendrán en el futuro las
la cultura Naturalmente aún falta mucho, pero esta- revistas especializadas?
mos en la brecha. Por otra parte. nos ha vinculado con
las nuevas generaciones, n~s ha hecho comulgar en R:-Una de las labores que hemos realizado es la de
muchos puntos de vista, nos ha pelmitido criticarnos ablir brecha El simple hecho de que "El Pez y la Ser-
mutuamente; esto emiquece la cultura. Si hay algo piente" tenga patrocinadoles es muy significativo¡
que dé cierta ventaja a los nicaragüenses, es el poder cuando publicamos CtCuadernos" eso hubiera sitIo im-
tenel' diálogos y eontactos grulJales Y generacionales posible. Esa es una labor nuestra, dando cualificación
Los jóvenes enriquecen a los viejos y los viejos enri- a la cultura. Se dice que en Nicaragua se lee poco Yo
quecen de igual manera a los jóvenes En casi todos siempre me be preguntado: si excluimos a los que no
los países del mundo, las páginas literal ias de los dia- saben leer, aouellos que leen ¿lo hacen en leandad?
rioS están reservadas para los consagrados. Nosotros, Creo que en Nicaragua ha aumentado la cuota de los
al contrario, le hemos abierto las páginas de "La Pren_ que saben leer y Icen, pero lo aue no ha aumentado
Sa Literaria" a todos, y a veces hasta he sido eliUcado Son los Ól ganos para hacer llegar la lectura a los que
por publicar poemas que- en reali(lad no merecían ser saben leer Hacen falta buenas distribuidoras Si los
publicados. Yo siempre he preferido pasarme ]a raya industriales distribuyeran sus pl'O(luetos como noso_
ayUdando o alentando valores, que eeUarme demasiado tros distlibuimos nuestlas pubUcnciones, quebralíau¡
y con ello impedir que se expresen, abortándolos viceversa, si nosotros (llstribuyél'amos como ellos, se
aumentaría considerablemente el número [le lectores
P:-Para volver a nn tema que comentábamos haee Ese es el proceso al que tenemos que llegar No a co-
lato: en Francia una revista como ((Les Tempes Mo. mel cializar al escritor, sino a que existan los distri-
del.ues", por ejemplo. reúne a un grupo de intelectuales buidores que comercializen nuestras obras Yo enviaba.
afines ideológicamente, mientras que la uNouvelle HEl Pez y la Serpiente" únicamente a las librerías
Reme Francaise" recibe colaboraciones muy variadas Cuando apal cció iCEI Nicaragüense" me 10 pidielon los
desde todo punto de vista ideológico ¿Cuál sería el ca- supermercados. Entonces vi '!ue en los «super" se ven-
so en Nicaragua? den más libros que en las librerías. Hay que buscar al
lector y no sólo esperarlo
R:-En los Cuadernos podemos decir que existió un
caso parecido. al de ((Les TeInpes Modernes". Reunió P:-¿Tienes en proyecto alguna nueva revista?
a IDI grupo de pelsanas afines ~Ue estaban unidas en
la filosofía cristiana de la vida i en la visión cristiana R:-No. Debo mantener la asiduidad del uPez y ]a
del mundo. En ]a HPrensa Literaria", en cambio, ha Serpiente" y e(]itar por lo menos un libro al año Ade~
lnedominado la diversidad y la libertad Sólo se exige más tengo varias obras sin terminar. Con ((La Prensa
la mínima calidad de decencia o de "dicencia" Literaria", (CEl Pez y la Serpiente" y ia Universidad,
¡con esa basta!

ESCORZO HISTORI,C,O DE
NUESTRA BIBLIOTEC~ NACIO'NAL
Por Eduardo ZEPEDA HENRIQUEZ,
Director de la Biblioteca Nacional de Nicaragua.

Nuestra B'iblioteca nació con el año 1882, como la ta el 24 del mismo mes, ante el PI esidente Zavala y
mejor de América Central, d~stiDándase quince mil pe_ los miembros del Congl'eso Nacional, COD motivo de
sos para su instalación Fue inaugurada por el Prc~i­ la apertUl a de sesiones de éste
dente don Joaquin Zavala en el costado noreste, pri.
mer piso, del antiguo Palacio Nacional, destI uido pOl Se hizo cargo de la Dirección de la Biblioteca el
la catásbofe de 1931, sin que nuestro tesoro bibliográ- Abogado y Genelal Don I\-figuel Brioso Iglesias, de na-
fico sufllera pérdidas Los cinco mil volúmenes fun_ cionalidad salvadoreña. En un bello ejemplar de la
dadores -encuadernados en pasta española y con el ~dición pal'Ísiense de 1873 .....,...propieda4 del Doctor An-
Escudo de Nicaragua grabado en oro en la portada- drés Vega Bolaños- de las ((Notas Geográficas y Eco~
fueron seleccionados en España por Emilio Castelar, a nómicas sobre la República de NicaraguaUi por l'ablo
petición del Gobierno del General Zavala. Con ocasión Levy, aparece manuscrito lo siguiente: nA a=Baronesa
del acto inaugural, Rubén Darío -que apenas contaba de Wilson / Managua Sete. 4 de 1882 / El Director de
15 años de edad- escribió las cien décimas de su poe- la Biblioteca Naoional / M. Brioso" La anterior dedi-
ma HEl Librou , precisamente fechado el 1'9 de enero; catoria, de puño y tetra del primer Director de nuestra
poema que su autor DO pudo recitar entonces, sino has- Biblioteca, es el único autógrafo que conocemos de es-

5
te personaje, a quien hicieron casi legendario nuestros ciones Exteriores, Justicia y Negocios Eclesiásticos, in-
historiadores que""en él se ocuparon en los últimos vein- terviniendo entonces en un serio problema de relacio-
te años, Unos lo desconocen, creyendo que la Biblio- nes entre la Iglesia y el Estado, durante la Presidencia
teca Nacional fue inaugurada bajo la Dirección de Mo- del General Santiago González; Gobernador y Coman-
desto Barrios, y hasta de Antonino Aragón; otros di- dante General de San Miguel; Inspector Militar Divi-
cen ignorar su país de origen; pero todos ellos coinci. sionario del mismo DepartaJ;1lento y de los de Usulután
den en la escaSez de datos al respecto. Si es cierto que y La Unión; General de División, por Decreto Legisla-
nuestra historia escrita estál como nuestra geografía, tivo del año 1876; y, en fin, Jefe militar de los Depar-
sembrada de lagunas, a causa de la pérdida de nuestros tamentos orientales En la personalidad del General
archivos o quizá porque nuestro genio tiende más a la Brioso, no cedieron las armas a la toga, sino que ambas
pre.visión que a la re-visión, a la poesía que a la histo- se hermanaron con lazo amorosísimo; y, de segulO, Don
ria; no se menos cierto que para informarse acerca de
I Miguel tenía muy presente aquel célebre DiscUISO de
la vida de Brioso, bastaba leer el HDiccionario Histó- Don Quijote, en el cual se dice "que las al'mas requie-
rico Enciclopédico de la República de El Salvador", de 1 en espíritu como las letras"
lUiguel Angel García, publicado en 1941 Esta obra,
aunque sus al'ticulos sean breves, está bien documenta- Poco más queda lJOr espigar en la vida del pI ime)'
da y es de sobra conocida por los estudiosos Bibliotecalio Nacional de Nical'agua, Se había casa-
do con Doña Vu'ginia Bardos el 30 de septiembre de
Cuando el Oenelal Miguel Brioso se hizo cargo de 1869, siendo padrino de la boda el Presidente Dueñas.
lluesÍla Biblioteca, llevaba ya seis años residiendo en Cuando Brioso fue designado pala dirigir nuestra Bi-
Managua, donde ocupó, con su familia, una casa si- bliote~a, ya contaba cincuenta años de edad, No sólo
tuada frente al ala norte del Club Internacional. Ha. el a un típico hombre de la l1ush ación, COll mayúscula,
bía llegado expahiado a nuestra Patl'ia. después de la sino profundamente ilustrado; y. a demás, un hombre
derrota que sufrieran sus tropas en Pasaquina, el mis- de cuerpo entero, que luego mu1'Íó valerosamente en
mo año en que subió a la Presidencia de El Salvador. el campo de batalla, en aquel combate de Cerro Parti-
por vez primeral el Dr, Rafael Zaldívar. Sin embargo, al do, en el Departamento salvadoreño de Cuscatlán
cabo de nueve años, Brioso decidió l'egresar a su País l
cuando allí se l1aba, precisamente, la última y fugaz El 16 de mayo de 1883 sucedió a Blioso en la Di-
exaltación al pol1er de su viejo advelSario político el lección de la Biblioteca -ya durante el GobielJlO de
Doctor Zaldívar; y su vuelta a El Salvador era un ges- Cárdenas- el Doctor Modesto Barlios, "veldad210
to de nobleza, porque significaba su adhesión a la cau- fundador" de la misma, como le llamó el académico
sa centroamericanista del Presidente Valdívar. Esa don Alfonso Ayón Un mes antes se había sancionado
honrosa actitud de su vida estaría, sin duda, en conso- el leglamento del Archivo. Ela BauÍos hombre de
nancia con su heroica muel te. ) muchos saberes, de ánimo desinteresado y de aguda vi-
sión. El fue, en compañía de Gámez, quien trajo a
Don Miguel era natural de la ciudad salvadoreña Rubén Darío a Managua, hospedándole en su propia
de Jucuapa, y el mayor y único val ón de loS' tres vás- ~asa, según nos cuenta el Poeta en su Autobiogl afía;
tagos del matrimonio de Don Inocente Brioso y Doña y fue quien hizo a Rubén colaborador suyo en la Biblio.
Dolores Iglesias Cursó sus primeros estullios, hasta teca Nacional, iniciándole en la Litelatura francesa, de
el bachillerato, en la ciudad de su nacimiento, en Te~ la que era adelantado en Centro AméIica. Las úIthnas
capa y en el Colegio de la Asunción de San Salvador, publicaciones de PalÍs elan a la sazón remitidas dil'ee-
Pasó luego a la UnivelSidad Nacionat donl1e siguió la tamente a nuestra Biblioteca por el escritol francés De-
canera l1e Derecho, licenciándose en 1853 El joven siderio Pectol', Cónsul de Nicaragua
abogado alcanzó pronto el reconocimiento de sus com-
patriotas, gracias a su don de gentes, a su brillante in- Reclamado Barrios por Don Adán Cárdenas para el
teligencia y a su imaginación brillante Colaboraba desempeño de otros altos cargosl dejó la Biblioteca en
en la prensa libel'al. y sus artículos polémicos lograron mayo de 1885, siendo su sustituto el humanista y peda-
gran resonancia Su pl'osa hacía honor a su apellido, gogo Don Antonino Aragón, director de un colegio
y el autor no cedía ni un palmo en la doctrina En llal ticular en la ciudad de Masaya Con motivo del
cambio, los versos que también salieron de la pluma nombl amiento del señor Aragóu se derogó el Artículo
de Brioso no tienen las calidades de su literatura pe- 14 del Reglamento del Archivo Nacional el cual esta-
riodística. blecía que para ser Director de la Biblioteca era ne-
cesario ser Abogado y Escribano Público, Vale recor-
Apenas habían pasado cuatro años desde que el li- dar, como dato curioso, que el sueldo del Biblioteca~
cenciado Brioso saliera de las aulas universitarias, rio y Archivero nacional era entonces de sesenta pesos
cuando ya era Diputado por Chinameca. Su carrera mensuales; y que, conforme estadística publicada en
política fue realmente vertiginosa. Poco tiempo des~ "El Porvenir de Nicaragua" -el periódico oue dhigie.. .
pnés, el Gobierno del General Gerardo Barrios le man- ron Fabio Carnevalini y Jesús Hernández Somoza- el
dó a estudiar a Europa; y en 1864 se encontraba de número de lectores que en un mes visitaban la Biblio-
nuevo en El Salvador trabajando en la reforma de los teca era de ochenta y tres.
Código~, A la sazón, recibía un nombramiento de Juez
de San Miguel y de La Unión Pero su prestigio jurí- Darío siguió algunos meses más empleado en este
dico no le impidió que siguera cultivando sus muchos Centro, bajo la Dilección de Don Antonino Aragón,
talentos. Las humanidades de don Miguel eran vastas, quien también contribuyó muchísimo a su cultivo li-
y ellas le llevaron a ocupar la cátedra de Lógica y Psi- terario, como reconoce el Poeta con ancho agradeci-
cología de la Universidad Nacional. Así el antiguo miento, El Señor Ar¡::t.gón mUlió siendo Bibliotecario
alunmo regresaba, como maestro, a su punto de parti- y Archivero Nacional. Después se sticedieron nombres
da. como los de Isidro Sotomayor, el General Luis M Gó-
mez, natural de Cololllbia, Manuel_Antonio Zepeda y
Entre 1869 Y 1876, fue sucesivamente Enviado Es. el comediógrafo Manuel Rosales. Lo demás es histo.
peclal ante el Gobierno de Honduras; Ministro de Rela- ria de hoy.

6
La Academia NiClaragüense
de la Lengua
Por ENRIQUE PEÑA HERNANDEZ
D~ la Academia Nic;-nagüense de la Lengua
Para velar por la pureza de la lengua español!!, ejerecer voz y voto en todo lo ateniente a la lengua co--
procurar su enriquecimiento y propugnar llor su UDI.. . . mún y lengua materna, 4 años después, el propio Pa-
dad en el ancho ámbito del mundo hispanohablante, se lacio de la Corporación de Madrid, sirvió de sede al
fundó eu la Madre Patria la REAL ACADEMIA ES- Segundo Congleso La luminosa idea del Lic. Ale-
PA"ÑOLA el ailo de 1713, merced a feliz iniciativa del mán se vió colmada y satisfecha. Se han vel'ificado
Excmo Sr D. JUAN MANUEL FERNANDEZ PACHE- tres Congresos más, el Tercero en BOGOTA} Colom-
CO Marqués de Villena. Posteriormente. el 3 de oc- bia, el Cuarto en BUENOS AIRES, Argontma. y el
tubre de 1714, S. M. el REY FELIPE V expidió la Real Quinto en QUITO, Ecuador. Como se celebra.n cada
Cédula de aprobación. En ella se autOlizó a la Aca- cuatro años, y el último se realizó en 1968, ha sido
demia para que emitiese sus propios Esta~utosJ y se señalado el Sexto para 1972. y Se ha indicado como
concedieron varios privilegios a los AcadémIcos .y a la asiento la ciudad de SAN SALVADOR, El Salvador.
Corporación. La divIsa adoptada por esta consIstente En el Congreso de Bogotá se constituyó la ASO- (f

en un crisol puesto al fuego, con la siguiente leyenda: CIACION DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPA-
LIMPIA, FIJA Y DA ESPLENDOR ÑOLAn. mediante la suscripción de un Convenio MultL
La Academia se fundó con ocho miembros En- lateral, respaldado con la firma de los rellresentantes
seguida se señaló en vientiocho el límite de individuos di}llomáticos de los respectivos países. Este convenio
de número; luego fueron aumentadas las plazas a trein- entró en vigor en 1965, una vez que fue ratificado por
ta y seis. Además de numerarios tiene miemblos co- todos los gobiernos de loS' países sig.natalios y deposi-
rrespondientes y de honor tados todos los instrumentos de ratificación en Madi id
Para que colab~raran con la Real Española, se es- La Asociación trabaja arduamente en la capital
tablecieron AcademIaS de la Lengua en los paIses de española, que es su sede a través de una Comisión
la América Hispana y en las Islas Filipinas. Los aca- Permanente. Entre Sus nÍuchas atribuciones, las pl'in-
démicoS' de número de estas Corporaciones, al tomar cipaIes son:
posesión. pasan a ser Correspondientes de la Real de "Estimular, fomentar y facilitar el intercambio de
Madrid. consultas entre las Academias y la coordinación de sus
Las Academias de la Lengua, Correspondientes ~e trabajos".
la Real Española, por su orden de antigüendad, segun "Velar por el cumplimiento de las resoluciones que
el Anuario de 1968 de la R.A.E, son las siguientes: 1) se tomen en los Congresos y efectuar las gestiones ne-
Academia Colombiana; 2) Academia Ecuatoriana; 3) csarias para ejecutarlas".
Academia Mexicana; 4) Academia Salvadoreña; 5) Aca- "Funcionar como Cuerpo Consultivo y asesor de
demia Venezolana; 6) Academia Chilena; 7) Academia la Real Academia Española en la tarea de prellalar Y
Peruana; 8) Academia Guatemalteca; 9) Academia Cos- corregir el Diccionario común, el Diccionario Ilistó-
tarricense; 10) Academia Filipina; 11) Academia Pana- rico y cualquier otro diccionario que se proyecte"
meña; 12 ACádemia Cubana; 13) Academia Paraguaya; "Estudiar, lo más rápidamente posible, los neolo-
14) Academia Boliviana; 15) ACADEMIA NICARA- gismos que aparezcan o se prevean como necesarios
GUENSE; 16) Academia Argentina de Letras; y 20) en lo sucesivo, especialmente los científicos, técnicos
Academia Uruguaya Nacional de Letras. Las dos úl- y deportivos; informar sobre eUos a las Academias y.
timas Academias. la Argentina y la Uruguaya, si bien en su caso, proponerles los que se consideren adecuados
.son excelentes colaboradoras de la Real Española, no antes de que arrai&1len en el uso popular de los que
figuran como correspondientes de ellas en el Anuario no lo sean".
ni en el Diccionario de la Corpnración madrileña
Desde su fundación, por más de dos siglos y medio, La Academia Nicaragüense de la Lengua se fundó
todos los quehaceres del idioma, sus reformas gramati- a principios del año 1928. Fue aprobada su fundación
cales o lexicogláficas. los asuntos concernientes a su por Decreto Ejecutivo de 8 de agosto del mismo mlo,
unidad y defensa, enseñanza y difusión, estuvieron 1 e- suscrito por el Sr. Presidente de la República, D ADOL_
servados o confiados de modo exclusivo a la Real Aca- F'O DIAZ y su Ministro de Instrucción Pública, D J. J.
demia Española. El papel de las Academias Corres- Ruiz (publicado en LA GACETA N" 179 del martes 14
pondientes y Colaboradoras era de simples ejecutoras de agosto de 1928). Su llersoneria jurídica le fue otor-
de las normas y disposiciones de aquella. y de enviar gada pOl Ley de 22 de febrero de 1929 Fueron sus fWl-
-de vez en cuanto- listas de voces regionales (regio- dadores siete (7) ilustres personalidades de las letras
nalismos o provincialismos) para su inclusión en el patIias: Su Exclencia Reverendísima, MONSEÑOR JO~
Diccionario común (labor de enriquecimiento del cau- JE ANTONIO LEZCANO Y ORTEGA, Arzobispo de
dal idiomático). Managua, folklorista y narrador de temas vernáculos;
En vista de ello, en 1951, el Lic. D. MIGUEL ALE- DOCTOR CARLOS CUADRA PASOS, eminente jUlis-
MAN, miembro numerario de la Academia Mexicana ta e historiador, gran tribnno; DOCTOR MANUEL
y a la sazón Presidente de México, tuvo la idea de que MALDONADO, inspirado poeta y orador grandilocuen-
se realizara en México, D. F•• el Primer Congreso de te: DOCTOR PEDRO JOAQUIN CHAMORRO ZELA-
Academias de la Lengua Española, para que se tI ata- YA. abogado, historiador de recia ellvergadura. perio-
ran, discutieran y resolvieran, con la Academia Espa- dista vibrante; DOCTOR ALFONSO AYON, gran filó.
ñola, en un plano de igualdad, todos los asuntos del logo; DOCTOR LUIS H DEBAYLE, poeta y escritor
idioma, alas cosas concernientes a su pureza y enri- castizo, sabio médico; y DOCTOR FRANCISCO P ANIA-
quecimiento".. Se hizo la convocatoria por nON ALE. GUA PRADO, brillante escritor. Todos gozan de la
JANDRO Q¡UIJANO, Director de la Aeademia Mexi- Paz del SEl'lOR.
cana. y en el año 1952 se llevó a feliz término la magna La Academia está regida por un Directiva de seis
asamblea, con delegaciones de todas las Academias miembros, a saber: Director, Vive-Director, Secretario
hispanohablantes, excepción hecho de la Real Española, P{lrpetuo, Oensor, Tesorero y Bibliotecario. Su período
que quizá sospechando -aunque infundadamente- una es de tres años, con excepción del Secretario que, como
rebelió contra ella, se abstuvo de e~viar delegados lo dice su calificativo, es de función vitalicia. Los miem..
Pero como las COSasS8 desarrollaron .en un plano de bros directivos pueden ser reelectos.
altura. Con gran D1lldurez Intelectual}_y reconociéndose Las plazas o sillas de individuos de número son
la lecitimidad del derocho do lIS' GUIS Aeademias de dleclocho (18), marcadas con Una letra del alfabeto es-
7
pañol, de la A a la P Tiene miembros COl respondientes Nicaragtiense de la Lengua realizó en Managua en los
y puede tener miembros honorarios día 16, 17 Y 18 de enero de 1967, el Primer Congreso
Como la Real Española, la Academia Nicaragüen_ Regional de Academias de la Lengua de Centl"oamérica
se tiene las funciones de velar por la pureza y propie- y Panamá, al que asistieron delegados de cada una de
dad del idioma español, defender su unidad, aumenta¡ las indicadas Academias, de la Real Academia ESDa-
el léxico oficial mediante la 1 ecomendación de voces y ñola y de la Comisión Permanente de la Asociación de
giros vernáculos para su incorpal'ación al DicciollaI'io Academias Los' temas abordados fueron tres: 19) uRu_
común, enviar ponencias a los Congresos de Aca(le- bén Darío y el Habla Centroamericana"; 29) "Rubén
mías suble cualesquiera temas léxicogramaticales, en- Darío y Centroamérica"j y 3'9) "Función de las Aca-
señanza y difusión de la lengua, etc. demias en la integlación cultural de Centroamérica"
Tiene sesiones ordinarias o de trabajo dos veces Fue todo un éxito. En un volumen de 234 páginns
al mes, y ext1'aolClinarias cuando lo disponga la Di- se publicó su Memoria.
rectiva
Su sede es el Salón principal de la Biblioteca Na~ La Directiva actual de la Academia Nicaragüense
cianal de Nicaragua, en la planta alta del edificio de la Lengua es la siguiente: Director, D. PABLO AN-
En las sesiones de trabajo se ti atan y discuten 'rONIO CUADRA: Vice-Director, D. ADOLFO CALE_
los €liversos temas que son objeto de consulta enttc las RO OROZCO: Secretario Perpetuo, DR. JULIO YCA-
Academias asociadas, a través de la Secretaría de la ZA TIGERlNO; Censor, DR, ENRIQUE PEl\íA llIEJt.-
Comisión Permanente; se evacúan dictámenes, se Ie~ NANDEZ; TesorelO, DR FERNANDO BUITRAGO MO-
dactan proyectos, memoriales y sugerencias, se estu- RALES: Bibliotecario, D EDUARDO ZEPEDA HENRI-
dial./. fichas lexicográficas sobre neologismos y regiona- QUEZ
lismos, se recomiendan nuevas o diferentes acepciones Se transcribe a continuación el texto íllteglo de la
de voces ya incOlporadas, se catalogan arcaismos y Ley por la que se confirió personería jurídica a nuestra
otros vicios de dicción, se estudian metaplasmos o fi- Academia, y que fue publicada en LA GACETA Diario
guras de dicción que se intercambian las Academias Se Oficial, bajo el N'l? 2, pág 9, el viernes 3 de e':"Clo de
provee al enriquecimiento del habla se observa el ~so 1930.
dI idioma en el país a fin de dispoiter lo conveniente "EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
para la conservación de su pureza, etc, etc a sus habitantes, '
~a labor de unidad y !lefensa del idioma. la vigi- SABED:
lauCla de su pureza y propIedad, se I ealiza en pal te a Que el Congreso ha ordenedo lo siguiente:
través del rotativo capitalino aLA PRENSA" en una "EL SENADO Y CAMARA DE DIPUTADOS DE I.A
sección titulada "Columna Lexicográfica" a ~al'gO de REPUBLICA DE NICARAGUA.
Un académico especializado. Los temas d~ las príme- DECRETAN:
l"as publicaciones, recogidos en orden alfabétic9 han Aprobar en los siguientes tél'1llinos el Decreto Eje-
sido editados en un libro bajo el mismo título ' cuyo cntivo de 8 de agosto de 1928.
¡)limer volumen, apareció el año ppdo. Las co~cultas Art. 1 - La Academia Nicaragüense que va a es.
de los lectOles del país son evacuadas en la Columna tablecerse como Correspondiente de la Real Española
mencion?da Ese trabajo ha dado muy buenos resulta.;... es persona jurídica y tendrá el carácter de Cuerp~
dosj ha Interesado a elementos de todas las esferas El Consultivo del Gobierno para todo lo 1 elativo a la con-
Secretario .P~l'petuo,. Dr. Julio Y~aza Tigerino, en su servación y perfeccionamiento de la lengua nacional
lnforme OfICIal rendIdo en el QUInto Congreso verifi- que es la castellana o española, así como para el fo":
cado en Quito. dió a conocer esta importante actividad mento de la literatura.
La Academia ha tenido como órgano su Boletúl Art. 2 - La Academia abrirá y premiará por lo
((LENGUA", que contiene detalles de sus Iaboles, dis- menos cada dos años, uno o varios concursos 'confm'-
ClUSOS de lecepción y de contestación, artículos de aca_ me a sus Estatutos Es también a su cargo I~ forma-
démicos y de otros ilustres escritOl'es, etc. Ultimamente ción de un Diccionalio de Provincialismos de las diver-
se ha descontinu.ado .la publicación del Boletín, pala sas regiones de Nicaragua El Estado cubrirá las co-
dar lugar a pubbcaClones de obras de los académicos rrespondientes erogaciones
y otras que se juzguen de interés Art. 3 - Por los nexos internacionales de la Aca.
Las ediciones han estado a cal go del académico d~mia, esta funcionará en inteligencia con el Ministe-
D Pablo Antonio Cuadl a, actual DirectOl de lluestra riO de Rela~ione.s Exteriores de la República, el cual
Corporación. He aquí la lista de ellas: se entendera con ella en todo lo que se relacione con
1) FOLI{LORE: ((Los Cuentos de Tío Coyote y Tío sus tareas. El Presupeusto de la Academia cOlrespon-
Conejo, con introducción de P A C.j 2) LETRAS: dera también a dicho despacho.
'(Cuentos Nicaragüenses" y "Cuentos de Aquí No Más" Arto. 4 - La Academia tendrá los siguientes emo-
:101' D Adolfo Calero Orozco; ("Génesis del Azul de lumentos mensuales que se sacarán del Tesoro Públi-
Rubén Darío~', por Raúl Castro Silva; "La Poesía y 10:-; co y figulalán en el PIesupuesto: Para un SecIetario
Poetas de Nlcaragua", por Julio Ycaza Tigerillo· "La Perpetuo C$ 100.00; para un Esclibiente C$ 30.G!); pala
lucha entre lo finito y lo infinito en Rubén Dario'~, 11m. un pOi tero C$ 15 00: para ga.tos C$ 6500
Santos Flores López; uRubén Darío Bajo el divino im~ Al t. 5 - Se concede a la Academia Nicaragüense
perio de la ,música:', por Erika Lorenz; "Los Noctur- el. f1~recho de. vigilar la administración interna de la
nos ,le Ruben Dallo", por J. Ycaza Tigedno' uRubén Blb~IOtec.a.Na(llonal; para lo cual dictará el Reglamento
Darío en Oxford", por Ernesto Mejía Sánche~ y otlos y dlSpO.slcfones que a bien tenga en orden al cuido,
obl_a polém!ca; "Columna Lexicográfica", por Enrique mantennnlento 'Y fomento del establecimiento.
Pena Helnandez; 3) HISTORIA: "La obra de España Art. ~ - Mientras la Academia carezca de un lo-
en la Indipendencia de Américai i por Rafael Pania- ca~ apropiado y. adecuado a sus altas funciones tendrá

gua R.lvas; "c uan d
o osI· •
dioses ordenaron partir", re- aSIento en el mIsmo edificio de la Biblioteca Nacional
sumen de las culturas indígenas precolll1binas por Sa- separando las habitaciones necesarias con el fin desti":
muel Kirklalld Lothropj ((Dos hombres dos historias" nado.
por Teodol'o Picado y Carlos Cuadra P~sos' ((La Inter~ Dado en el Salón de Sesiones de la Cámara del
vención", por Felipe Rodríguez Serrano; 4) TEATRO: S~llado Managua, 29 de diciembre de 1928. J Deme.;.
3 obras de Teatro Nuevo «((La Chinfonía Burguesa" trIO Cua!lra, S: P - Vicente F. Altamirano, S. S. _
((Por .Ios caminos van los campesinos" y ((Judit")- si J. Agushn TreJos, S S. (Aquí un seno). '
Al Poder Ejecutivo. C~mara de D.iputados. Mana-
CIENCIAS: ('Zonas Geográficas y Fauna NicaragÜen_
ses", por el P. Bernardo Ponsol, S.J. gua, 13..de febrero de 1929. Ant Cruz Hurtado, D P _
Es posible que se me haya escapado algUlla obra H Arguello Cerda, D S. - José D. Florez D. S. (Aquí
Pido excusas si así fuere - otro seIlo) . "
Como homenaje a la memoria de Rubén Darío con POR TANTO: EJECUTESE Casa Presidencial. Mal
u~gna, 22 de febrero de 1929•. J. M. MONCADA, El Mi-
motivo del Centenario de su Nacimiento, la Academia Ulstro de Instrucción púl:J1ica· J. ,R. SEVJLLA."

8
Indic,e, IG,e1neral de Revista Co,nse rva,doro
del P,e,nso!mi,ento Ce'l1,troG'mericano
Núm,e:ros, 1 al 100
Por Materias y Autores
ADMINlSTRACION Vol. N~ Pg.
Vol. N9 Pg. Illcer Barquero, Roberto
El algodón: pasado, presente, futuro 15
Bacn Muñoz, Mauricio
La pallUca y la administración fiscal 10 48 23 López Cisne, Víctor
Recursos financieros del IAN 12 66
Esapac
Nuestra situación administrativa 10 48 14 Mejia Ubilla, Rodolfo
Problemática de la Reforma Agraria 12 59 30
Jiménez Castro, WiIburg
Las corporaciones públicas 10 48 74 l\'Ioutes O , Osear
Desalrollo económico y Reforma
Seanell Butler, Edwal'd Agraria 12 59
Los conflictos, nuevo negocio
administrativo 13 63 15 Muller, Albert
La Escuela Agrfcola Panamericana 11 52 36
Varios
Nuestra situación administrativa bajo Revista Conservadora
el ojo de expertos nacionales 10 48 67 Política agraria 12 1
Revista Conservadora del
AGRICULTURA Y GANADERIA pensamiento Centroamelicano
Una obra al alcance hemisférico 11 52 33
Vol. N9 Pg.
Román. Adolfo
Anónimo La restauración del cacao
Nicaragua y su fisonomia agraria 3 12 2 "Nical agua" 14
Anónimo Sequeira Arellano, Adán
Resumen del Proyecto de Ley El abigeato 13 3 33
Agraria 3 12
Schick, René
Arana Montalván, Raúl El Gobierno y la Reforma Ag18ria 12 28
ObserVaciones sobre la Ley de
Reforma Agraria 3 12 14 Somoza D, Luis
01 igen, aplicación y problemas de
Balcázar Monzón, Gustavo la Reforma Agraria 12 59
Un eiército presto a librar las batanas
del desal rollo 11 52 42 WalIace, Henry A.
Algo único, gozoso y bello 11 52 38
Blandón Zeledón, Alfonso
Desarrollo integral 12 59 39
ALIANZA PARA EL PROGRESO
Cabrales, Luis Alberto
Antecedentes históricos (de la Vol. NP Pg.
ganaderfa nacional) 13 3 30
Alvarez Montalván, Emilio
Carlvle Beyer, Robert Inh oducción a la Alianza 6 30 1
Distribución y tenencia de la tierra
en Colombia 3 12 10 Altamirano, Pilar
Vivienda (Carlos Santos, comentarista) 7 35
Cole, Alfredo
Situación del cnltivo del algodón en AID Y ONP
Nicaragua 14 69 13 La Alianza en Nicaragua: contribución
de Estados Unidos y ole Nicaragua 6 30
Coronel Kautz, Ricardo
Sitnación actual de la ganaderla Anónimo
en Nicaragua 13 3 :11 La obra de Kennedy: ¿Ha tenido
éxito la Alianza? 10 50 8
Guandique. Félix E. Arana Montalván, Raúl
Deficiencias de la Reforma Agraria 3 12 7 Apuntes ganaderos 6 30 35
Hidal&,o Jacn, Ricardo Avilés, Orontes
El problema jurídico agrario Salnbridad (comentarista: Roberto
de Nicaragua 12 59 57 Calderón) 7
Vol. Nq PIr. Vol. NQ Pg.

Barreto, Ol'Jando Silva, Julio C.


Integración 7 35 ').1 Los recursos nacionales para el
éxito de la Alianza 31
Brown, Aarou S Steam, R<tbert
Una Alianza del Espú ilu 6 30 J3
La educación y la Alianza en
Cabot Lodge, Gcorto
Nicaragua 6 30 18
Empresa Pl ivadu 7 35 35 Tetel, Reynnldo Antonio
Madle y Maestra y la Alianza para
Cisneros ~lva, Sofoni.as el Progre!o 6 :io 15
Fomento (comentarista: Julio Vivas
Bena.rdl 7 35 8 Trejo! SOlllallibR, Orlando
Esh'ada, Rall'h C Reforma Agrada 7 2S
Contribución de Estn.do8 Unidos (3 30 22
ValioD
GabU31'oi, Carlos Objetivos de la Alianza parl\ el
La empre!';a pl ivada y la Alianza Pl agreso Carta de Punta del Este 6 3U 1J
para el Progl.eso (3 30
Varios
La Prensa Nacional (comentatios cIt'
Guandique. FéJi. E. Jos principales peti6dicos sobre las
A~l1ntes a la lnvelsión ~xhanjel"a 6 30 23 JOllladas del Segundo Anivelsmio
de la Alianza para el Progleso) 7 :.m
Ha'bcll LÓI1CB, NZlsore
Educaci6n 7 35 JI Varios
Declnración de los pueblos de
Lklas Camal'So, Alberto América 16 77
La Alianza después de Kennedy 9 45 5

Maltin, Ed\yin M ANECDüTAS


¡Qué eS la Alianza para el Vol. N'l P~.
Plogleso? G JO ~ 5
OnsteIlón, J03é l\larín
Montes, Oseall' Sobre una frase del Gral José SantoB
Ucfolma Agraria (comentarista: Zelaya 3 21
Orlando 'flejos S) 7 35
Darío, R~bón
Navatro Dcshon, Angel Rubén Darío y los gobernantes
La política fiscal de la Alianza pala cense1 vadores 2 7 '10
el P10gl eso 4 18 17
Jitevb:tn Conservadora
01 tega Ul iJilUt, Alfonso . Cómo entiende la libertad Emiliano
Tnüoducción (segundo aniveuímio Chamono t 1 35
de la Alianza)' 7 35
llevI!sta. Consel'vadora
Porras, Enrique Anécdota del Plesidente Guzmán 1 2 10
Ohjetivos 7 35 20
Remta Conservndora
Propietarios a la fue1 za (Anécdota del
Porras, Enrique Presidente GI al Tomás Mal. tlnez) 1 2 13
El Embajador Brown y la Alianza 16 77 5
Rcmta Comervadora
Revista Canse! vadorn El Presidente multado (Anécdota del
Ante la Alianza 7 35 54 Pl esidente Gral Joaquín Zava1a) 1 13

Revista Conservadora del Revil'ta Conservadora


Pensamiento Centt"oamel'icano Rubén Darlo fuo Coronel del Ejél'cito 1 3 16
Ideas afines de la Alianza para el
Progreso con la Enclclica Revista Conservadora
El Desarrollo de los Pueblos 16 77 31 Anécdota del Presidente l¡'elnando
Guzmán 2 7
Ruiz Palacios, And1és
Educación (comentarista; Julio C Revista Conservadora
Hernández) 7 35 12 El Presi.dente Quadlu 2 9 36
ltevista Consel vadora
Saeasa Sarria, Antíoco La casa solariega de los Chamorro
TI ibutaci6n 7 J5 22 en Guatemala 7 32 9
Sacasa Sarria, Antíoco Vigil, Francisco
Planificaci6n (comentarist~: Edua! do Doña Elena Al'ellano y Santa Teresa
Monteal.egl~ 7 35 3 de Jesús 3 13 25
Scbio"- Ronó Vl~il, Joaquín
Intloducci6n (segundo aniversario El· Pl esidente Cárdenas y don
de la Alianza) 7 35 1 Alfredo Pellas 1 1 18
2
ANTROPOLOGlA y ARQUEOLOGlA BmLIOGRAl!'IA
Vol Pg.
Vol Pg. A~ilar Leiva, Antonio
AdaW5, Richard N. Diccionario Geográfico de Nicaragua 20 97 30
El indio y el crecimiento nacional en
Amélica Central 4 19 DurÓll, Jorge Fillel
Las Repúblicas de Centroam6rica
BlolU, Frauss, Grosgean. (reseña de libro) 11 53 47
S. S. y Cumins, Harold
Un cráneo Maya descubierto en Revista Co-nservadora del
Hondura. 13 90 3 Pensamiento CentronmClieano
Calólogo bibliográfico de Revista
Brito, .Javier Bayardo Conservadol"a 13 (i3 2
Semblanza de lo~ jicaques. 11 52 32
Revista Conservadora iJ.ol
Cartln, Lonla Pcnsamionto Conh oamericnne
Lincoln y una colonia de negros Libros lecibidos: uDon Joaquín Rivera
en Centroamérica 17 81 53 l' su Tiempo", don Rómulo E; Durón
uDe Díaz Milón a Rubén Dalia", por
Del CasUllo, Florencia Roberto Meza Fuentes 17 75 2G
El primitivo negro hispaJloamel icano ~ep.u¿),tí1
dignificado en Cent10amélica 71 81 54 Revista Consel,Vallola rIel
Pensamiento Centroamericano
Haberland, Wolfgang Nuestra poble hibliografía
Conferencia y exposición Cenuoamericana 18 90
~rqueológici.\ 7 32 15
Revista Conservadora lIel
Lomnx, Louis E. l~cnsam.iento Centroamelicallo
Un negro habla de la tribu }'uentes de la bibliogl aría de
que surge 71 81 50 América lB 20
Revista Conservadora Reyjsta Consel'vador2 del
Lo. miskito. Trasfondo histórico 4 19 Pens:uniento Controamericano
Revista Conservadora del Libros recibidos (varios autores) 20 97 .ll
Pensamiento Centroamericano
El sulda, médico saceldote aborigen 16 77 90 BlOGRAFIA
Vol N9 Pg
ReYista Consl!rvadol'ZI. del
Pel~sall1icnto Centl'Oalllel'icano
Adivinos, magos, cwas, sacerdotes Alvalez de ID'calla, Jmm FrZUlCl!co
del diablo 16 77 . 91 Una posible Santa: Elena Arella.no 17 31 13

Revista Conservadora ¡."u·el1ano~ Jorge Eduardo


Lo. sumos 4 18 34 Don Horado (Guzmán), el novell.ta 18 86 69

Richardson, Flancis B. Earbclenn Pérez, Alejandl'o


La más antigua huella del hombre Miguel Ramirez Goyena 8 36 36
nicaragüense 18 90 4:
Bal'berena Pérez, AlejandrQ
Stone, Doris (FusUamiento de) Matiano SalazaL 11 53 41
El papel de los tula-tolteeas en
hondlllas precolombina 11 52 54 Bal'bereua Pétez, Alojandro
El fusilamiento del Gener:ll
ARTI': (Ponciano) Corral 3 39 31
Vol. N~ Pr;.
Cuadra Downillg', Orl:il.ndo Hal berena Pérez, Alejandro
Exposición en Washington de Asilia La sacrificada vida de Mateo
Gull1én 5 23 22 Mayorga 8 37 53
Hno. Hndeberto María
El arte rupestre 11 51 2 Bolaños, Pío
Don HOlacio (Gu'l.mán), el periodista
Cardenal, Ernesto y diplomático 18 67
Esculturas 6 6 19 BolnÍlOS, Pío
Don Isidro Ultecho (Incluido en
Claps, Gerardo el UbIO de Mes) 18 14
Películas de vaqueros 10 49 45
88
Bolaños, Pío
Revista Conservadora del Carlos Selva le 80 8
Pensamiento Centroamericano
Muesttas de nuestra artesanJa 20 99 20 Calero Orozco, Adolfo
Don Pablo Hurtado, Maestro 6 23 32
Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano Cobas Batres, Manuel
Arte cenboamericano: pintura Canera ' 13 63
fotogl'afía, escultura 10 49 4& Separata
3
Vol. N" Pg. Vol. N" Pg.
Coronado Aguilar, Manuel Tijel'ino, Toribio
Rafael Can era 17 83 Reminiscencias históricas 8 ~O 6
separata 100
Cuadra, Pablo Antonio
Flay Antonio Malgil de Jesús, el Tijerino Toribio
Divino Impaciente 18 86 22 Autorretrato 5 22 23
Cuadra Cea, Luis Palacios, Enrique
Méritos y servicios del Lcdo Miguel Apuntamientos biográficos de
de Larreynaga 17 84 39 Justo Rufino Barrios 15 73 37
85
Rivas, Anselmo H.
Cuadra DO\ming, Orlando Don Emilio Benard 17 82 50
Juan Ignacio Urtecho, doctor
del pueblo 6 21 39 Rodl íguez Retetn., Vir:i1io
Adrián Recinos (Una pequeña
Cuadra Pasos, Carlos: biografia) 16 78
Elena Arellano: sus huellas sobre
el polvo 5 13 21 Roja:J, Al'mando
Simón Bolivar. Del Avila al
Cuadra Pasos, Carlos: Monte Sacro 18 88 22
Don Enrique Guzmán 4 27 26
Urtecho, Isidro
Cuadra Pasos, Carlos Galería de Rivenses notables
(Anselmo H Rivas) El primer (Ledo Laul cano Pineda, el Padre
pe1iodista de Nicaragua 16 76 70 Pedro Avendaño, Don Pedro
Chamarra, Don Rafael Lebrón)
Chamarra, Emiliano (Incluido en el Libro del Mes) 8 40 4
Adolfo Dfaz y Emiliana Chamarra 8 41 4
Urtecho. Isidro
Chamorra, Emiliano Gente de su tiempo (Luis H Debayle y
Autobiografia 14 67 Juan José Martínez, Manuel COlonel
Matus, Enrique Guzmán) (Incluido
Elizondo, Arturo en el Libro del Mes) 18 88 40
Semblanza de Diego Manuel
Chamarra 18 92 12 Urtecho, Juan Ignacio
Pedro 01 tiz, Adán Vivas, Teodoro E
Fajardo Ortiz, Desiderio Hocke, Diego Manuel Chamol'lo
Don Gabriel Morales 12 59 77 (en "Páginas Literarias", Liblo del
fties) 18 88
Guzmán B. Enrique
Don Fernando (Guzmán), el Vivas, Adán
Presidente y su esposa 18 86 60 Anselmo H Rivas 14 33
G1l2mán B., Enrique Viv"". Adán
Los Urtecho (incluído en el Libro Carlos Selva 7 32 31
del Mes) 18 88 9
Vivas, Adán
Herzl, Teodoro José DolO! es Gámez 7 33 22
Autobiografla 15 71 33
y caza Tigerino, Julio
Lee, Bruce Fl ay Ramón Roxas de Jesús
Kennedy: su vida 3 38 4 Malía 18 86 22
Lezcano y Ortega, José Antonio
Memorias y anécdotas 18 86 33 CARTAS
Lorant, Stefan Vol. NQ Pg.
Abraham Lincoln (cronología
de su vida) 10 55 5 Argüello, Gustavo A
Caita al Dr Felipe Rodrlguez
Martínez, Juan José Selrano 2 6 36
Autobiog,afla de Un cirujano Cannon y Cl'oce
nicaragüense 18 77 14
Cartas (En Diciembre, hace 51 años) 1 4 10
Miranda, Francisco G. Chamorro, EmUiano
Un médico inolvidable (Juan Carias al Dr Molina Mallorquin 2 10 30
Ignacio Urtecho) 18 88 6
Mena Solól'ZaIlo, Luis Figueres, José
Toribio Tijerino, Maestro de Declaración a Revista Conservadora 4 17 6
patriotismo 8 40 4 González-Rojas, Publio
Carta al Director de Revista
Revista Conservadora del Conservadora 17 81 m
Pensamiento Centroaméricano
Isidro Urtecho: Militar, Estadista l Hurtado, Pablo
Orador, Diplomático (incluido en Carta al DI', José Bárcenas
el Libro del Mes) 18 88 11 Meneses 1 3 8
4
Vol. NO Pg. Vol. NO Pg.
Hurtado, llabIo Valios
Cal ta al DI José Bálcenas 4 4 18 Managua vista POI viajelos del sigln
Meneses 1 4 18 pasado (Roberts, Balc;her, Stephens,
Squier, Stout, Sherzel, Belly, Levy.
IItIrtado, Pablo Pimm, Simmons) (Trad y notas do
Carta al Dr José Bárcenas Luciano Cuadra) ~ 7 22
Meneses 1 5 29
WelIs V., William
Montealegre, Eduardo Exploraciones y aventuras en
Cm ta al Dr León Debayle 3 15 45 Honduras 11 50
separata
RodlÍguez Beteta, Virgilio Zapata, Fiay Nemesio de la ConcellCÍón
Trascendentales concep-tos de una Vida del Guellelo Btnbmo
carta 12 60 63 Nicaroguan 10 5r¡ 411
Zavala, Juan de
'!'igelino, TOl'ibio \¡ 811 as
noticias del Río San Juan,
Cal ta al Dil ector de Revista yslas adyacentes de la costa de los
Conservadol a 5 22 20 mosquitos 10 57 35
Zambl aua, Antonio CULTURA
Calta a José Mmtí 1 3 21 Vol No Pg.
Rradbrook, 1\1. C.
Zelaya, Josó Santos T S Eliot, el tradicionalista
Cal tu al D1' Luciano Gómez 1 3 36 sorprendente 7 ~2 40
Capdevila. ALtIllo
Los selafdfes y nuestra Madle
üRONIS1'AS y VIAJEROS ~~ W n W
Vol. N" Pg. Elisedn, Marqués de la
Anónimo {Rubls. Artburl Ramh'o de Maeztu, el defensor de la
]o;] Rey del Azúcar {don Adolfo
Benald, visto pOI un viajero hispanidad y su sentido de mjsión 5 25 33
nOl'tearoericano 17 82 48 Jacovella, Bruno J.
La intoxicación cultural del hombre 7 31 16
Bolaños Chamarro, Agustín
Andanzas de un emigrado por La Orden Mil'acle, Ernesto
Centroamérica 15 n 63 Fum to Rica, hermano hispánico 20 97 5
Coronel Urtecho, José y Lewin, BolesJao
~tejía Sánchez, Ernesto Los mal ranos en las Indias 15 fll Zg
La mujer nicaragüense en los OPllenlleimol', Roban
elonistas y viajeros (Traducción Reflexiones sobre la ciencia
selección y Utulós) 15 72 2 y la cultUl a 6 26 36
CurUs, Wllliam Eleroy Peña Hel'nández, Emiqufb
Peleglina milada de un yanIree a ].. a Academia Nicaragüense
nuestra "republiquita de la de la Lengua' 20 100
bancarlotal l 18 89 31
Revista Conservadora
Escala, Víctor H. Embajadas de Cultma (Alemania,
Filosofía de los viajes 18 89 40 Colombia) 5 25 30
Espino, Fray Fernando Revista Conservadora
Estado de los indios de la Taguzgalpa 18 87 19 Notas de Cultura: Flancia y El Pelú 6 26 34
Revista Conservadora
Fernando de Oviedo, Gonzalo Centro de Cultma: el Colegio
El infierno de Masaya 4 28 33 Francés de Granada 6 26 35
Robel'ts, Edmundoo Romero de Valle, Emilio.
Episodio de un comeI ciante inglés Vida y muerte del Ateneo
en la Costa Atlántica (Trad de Americano en Washington 12 60 .5
Luciano Cuadra) 4 16 44 Trujeda, LuiJJ
Sherzel', Cad ¿Deshielo cultural en la URSS? 7 32 21
Don Miguel, el hidalgo de San Juan UsIro' Pietri, Arturo
del Norte 3 14 14 La e8th pe y la cultura
hispanoamel icana 17 81 59
Squier, Epbraim George Vigil Tardón, camUo
Masaya 4 28 35 El imperativo de la autenticidad
cultural 18 90 30
Squier, Epbraim George Weaver, Richard M.
¡Al mal, al mar! ('rIad. de La importancia de la libertad
Luciano Cuadra) 4 18 30 cultural 5 23 39
Tel'mer, Frans Zepeda Henríquel', Edttar40
Carlos Sapper, explorador de ESCOlZO Histórico de nuestra
Centl oamérica 14 69 32 Biblioteca Nacional 20 100 5
5
DERECHO Vol Pg
Vol. N9 Pg
Alvarcz Lejarza. Emilio Icaza Icaza, Alejo
El tratado anglo-guatemalteco El principio de no intelvención debe
Aycynena Wyke 18 90 ser revisado 8 37 16

Alvul'ez :Montalván, EmHio Lerner, Natáu


No intervención velSUS democracia El Deleeho Israeli 15 71 19
representativa 4 lB 9
LÓ1'ez VllIamil, Humberto
Al'glielIo Bolaños, HOJ aeio El individuo y el Derecho
Medicina Forense 12 53 77 Internacional 10 48 47
}\l'güeUo Bnlaños, Horaoio Mendleta, Francisco A.
SObl e nncstl o salario mínimo G 37 2 Evoluci6n hist6rica de los derechos
humanos il
ArgüeI10 Bolaños, lIol'aolo
Séptimo día '1 ~2 'lO Mcndieta G., Uriel
La justJcia menor 15 ~7
Barcia Tl'elIes, Camilo
La disputa anglo-española 14 Mosqnel'a Url'utia, Tito
¡Existe un Delecho Internacional
Bardos, Modesto americano? 14 70
ener en desuso 10 50 53
Pasos Arg'Üel1o, Luis
Buitrago. Edt"ro.'do El río San Juan es rlo
Las I eformas constitucionales, njcaragUense 8 .17 111
prohlema ele la democracia 4 18 22
Pasos Argü~llo, Ln!s
Cuadra Pasos, Cm'los y La pClsnrialidad legal del Pat tido
ROflrígllez Senano, Felipo Conservador 5 'H
Tntervención, disCl taciones sable el
concepto 4 20 • 9 Pasos At'1riiell0, Luis
La Comisión IhterameJ icana d~
Chamarra, Diego Manuel Delechos Humanos 5 25
El Bstado de Delecho V el delito
polltico 4 19 5 'Pasos Al'lriiello. Lnis
Bl fallo de la Cnrte de La Hova
Facio, GC'llzalo J. contra Nicaragua 1 1
Los golpes de estado 8 37 4
Pasos Argiiel1o. l~l1js
FOUl'uiCl, Fernando J ,a Reforma Constitucional 4 16
Soble el futmo del 1 iD San Juan 9 41 86
Pél·e7. Cadalso, Eliseo
Gl"ingoire, Pedro Aporte de Centroamérica al desaflollo
No intervención 8 31 15 elel Sistema Interamel feano 11 53 1

Grullegald, Donald Palma Ibarra. Mario


La disputa anglo_guatemalteca RefOl mas al CódIgo del Trabajo 11 54
SObl e Belice 14 66 6
Rojas, Arm::md9
GumHlique, Félix- E. La disn\1tD anglo-venezolana
Disciplina. integlidad y dignidad del sobre La Guayana 14 13
Poder Judicial 2 9 25
Rooning, C. NeaJe
Gnmltlique, Félix E TnteJ venci6n Derecho Internacional
La administraci6n de justicia en y el SIstema Interamericano 2 9 16
Nicaragua dmante los últimos
veinticinco años 1 2 25 Rosales Cabezas, Horacio
La Ley del Jurado de RevIsión 3 1{ 45
Gunndique, Félix E
El imperio de la Ley 4 17 21 Revista Conservadora
La libertad e independencia del
Guandique, Félix E. Poder Judielal 2 6 9
La justicia en Nicaragua 4 19 11
Guillot CéS3l" Joaquín Revista Conservadora
l

La disputa argentina-británica Comentario a la promulgación de la


sobre las Malvínas 14 66 22 Ley de Radio y Televisión 1 1 29
Henríqnez Ul eña. l\lax Revista Conservadora
Realidad de la unidad Análisis "Comparativo, la libertad
centroamericafia 10 49 17 y el libre comercio 1 5 53
HC1l1Qcia, Leonte Revista Conservadora
Exposición documental 5 25 9 Brújula pal'a leer (reseña critica del
libro "La Consulta hemisférica de
IX Conferencia Intemacion,al Americana Santiago de Chile y la gl'ave crisis de
Declaración americana de los det'echos la solidaridad americana", por José
y deberes del hombre .5 25 16 Sansón '¡eráu) 6 27 15
6
Vol Pg Vol Pg
SandillO Al'gi1.eIlo, Ro!lolio Chamútl'o, Djego Mauuel
Jndenminización labOla] por despido f'~Jog¡o fÚl1ehl e en los ftmel ales de
en Centroamérica 12 57 jO don Adán CM denas '1 52
Seqneil'a Al'ellallO, Ernesio llaiz Castillo, Rical'(10
Un problema de derecho Día de la Raza 1 3 4
intemporal 2 10 40
Pasos AIgiielIo, Luis
Smith, LOllis Voz oficial del Pal tido Consel vadol
El control civil del poder militm 19 40 en los funel ales de don Adolfo Díaz 9 9
Tilel'ino lVIedl'uno, José A. y Sacasa Guerrero, Ramito
Palma Ibarra, Mario Voz oficial a la juventud estudiantil 20 9'1 2
RefollllaS al Código del 'Tl'abaio 11 '14
Sacasa Gnel'1elO, Ramiro
TijelÍllo IVlem'uno, José A, La semana de la Patria 1'1
Antecedentes de unificación laboral en
Ceutroamérica 10 413 42
Tijedl10 Medrano, José 11. ECONOMIA
La Segl11idad Social
Centroamericana 13 62 27 Vol. ~Tf) Pg
Anónimo
)'jielino Medrano, José A. Granada en cifl as 9 4~~ 56
Consideraciones sable el 79 dÜl '1 33 10
Al'giiello Cardenal, Sil vio
Urrutia lfl[olgUÍll, Francisco Problemas que saltan a la vi'3ta 14 63
El fallo de La Haya, voto l'a~onad() 2 B 24
Bal'l'cto lb giiello, Orlando
Valgas, Gustavo Adolfo Desanol1o financielo de
Significado del pI imel o de Mayo 1'- 55 1 Nicaragua 15 7:1 91
Varios Bcll, Davhl E.
Las gestiones de ayer del Pm tido El desarrollo 1 ural intelllacional 11 :i3 33
Libel al (RecOl tes de periódicos) 5 25 22
Bellgoechea, Adolfo
Zelc(lón de Sáncllez, Gloria La explOl ación ele los recursos
Uniformidad en la Legislación J2 5'7 G5 minelales en el litOlal Atlántico 14 68 3
Zepe(la, Máximo n. Cámara ele Industrias (le Nicaragua
Convención centl'oamelicnna sobre Exposición al señor Presidente de
leyes protecto13S de obrerog y la República 20 99 24
habajadOles 4 20 7
Cárdenas, Alejandro
La Costa Atlántica en la Economía
DIPLOMACIA Nacional :3 13 25
Vol. N"
CIavcJ'o Alval'C?:, Francisco
Bowles, Chestel' Una llamada de atención: la
Hacia una nueva diplomacia 4 16 30 al tesanía
nieal agüense 20 99 13
J.luna Silva, Armando CODllCA
La lepJ esentación diplomática lVlonograf!fa y proyectos a organizarse
eentloamel icana JO 48 44 en el Depal tamento de Zelaya 14 !lS 7
Neale Roolling, e C01;ouel Ul'techo, José
Asilo Diplomático 16 77 35 Nuesha economía rUlal y su
contenido espiritual 17 82 19
Pérez Cadalso, Eliseo
Nuestro Servicio Extelior 16 77 17 Cruz, Aduro J.
Política socio-económica del Partido
Revista Conservadora del Consel vador de Nicaragua 4
Pensamiento Centroamericano 18 27
RePlesentantes diplomáticos de los Delgado. Santiago
Estados Unidos en Nicaragua 16 77 42 El café en la Economía Nacional 3 13 38
Valios Dilloll, Douglas
Condolencia del Cuerpo Diplomático Desarrollo de Latinoamérica 11
en Nicaragua (ante la muerte de 51 37
Kennedy) 8 38 93 Grand, William S
Vitalidad del Istmo 10 47 5
DISCURSOS Gabuardi, Carlos
Vol. Pg. La industria en la economía
Cuadra Pasos, Carlos nacional 3 13 42
La elocuencia en conmemoración del Gna, C. R.
terremoto 16 78 17 Desarrollo económico de Hondui'as 11 52 10
'll
Vol NO PI:' Vol NO Pe

Guandlque, ,Félix E. Revista Conservadora


La minería en la Economía Nacional 3 13 34 Inagm ación de la planta elécb lea
CICentroamérica" 11 54 I
Horvilleur I Gabriel
&1 algodón en la Economía Nacional 3 13 46 Revista Conservadora
La electl'ificacíán de Nicaragua 11 54 3
Horvilleur, Valentin
Nuestra bal ata mano de obra Sáenz, Raúl
es cara 8 39 20 Integración y cooperaci6n
internacional 10 49 20
Iglesias, Eduar(1o
Problemas del desarroJJ.o Sánche.z Román, Adolfo
jndustrial 14 66 47 Cooperativas pesqueras 19 92 5
Jurcidiui, Jorge Ulate, Otlllo
Los leCUl'SOS humanos en la Costa Capitalismo popular 10 48 2
Atlántica 14 68 32
Upton, Gl'aydon T
Klenner, Fritz El hombre: lélzón y causa del
La libertad en un mundo planificado 12 58 60 proceso de desan olla 10 46 45

Lacayo Argiiello, Eddy Varios


El tlroyalty" en la industria 20 99 10 Un nuevo ferlccarril para Nicaragua
(Carlos Santos B, Boulney Poulson
Linares, Julio Sergio Malio Montealegre, Alejandr~
El desatrollo del capitalismo y la Baca Mufioz, Samuel Barreta A"
moderna tecnocracia nicaragüense 20 97 24 Dayton Caldera) 7 32 10
López Villamll, Humberto Valios
VisIón de Hondmas 11 52 2 Balance de cuatro grandes
banqueros de Estados Unidos y
Montealegre, Eduardo Europa (David Rockefeller, George
Des3n-ollo económico. educación S Moore, JOlge del Canto Gervasio
superior y la comunidad 17 81 63 Collar LUis) , 10 50 32
MonUel, Fernando J. Varios
Un catastro fiscal e inventario de El Nor-Este de Nicaragua con bases
XCCUlSOS naturales de Nicaragua 14 70 34 especificas para su desarrollo
(Carlos TvIolina, Edmundo Astorga e
Na'Val'ro Deshon, Angel Anlbal Ramirez F) '14 68 20
Objetivos de una nueva polltica
econ6mlca 2 10 31 Varios
Simposium de hambl es de empresa 19 94 25
Ramirez Eva, Amoldo
Serios pi oblemas de nuestra EDUCACION
eco:r:;lomía 19 92 2
Vol. N9 Pg.
Rockefeller, David Anónimo
Cinco creencias erróneas 13 63 10 Cuadros Eslad!sticos (población
estudiantil de Nicaragua) 8 26 14
Rostow, W. '\Y.
EstructUlando nuestro futuro 11 54 7 Anónimo
Millones de libas para uso gratuito en
Rostow, W W. las Escuelas Públicas de Centroamérica
DesauoUa económico por etapas 7 31 10 Y Panamá 14 69 26

Revista Conservadora del Bultrago, Edgardo


pensamiento Centroamericano Voz y promesa de la UniversIdad en la
EXpl esi6n de nuestro subdesarrollo crisis actual de la Cultura 1 1 12
económico-social 17 83 2
Buitrago, Edgardo
Revista Conservadora Pasado. presente y futuro de nuestra
Nicaragua. pals que no progresa 1 2 28 Escuela de Derecho 13 61 47
Barret, Ward y Cotton, ftlather
Revista Conservadora Pal8 nuestros universitarios:
Introducción al desarrollo b6sico puertas abiertas en los Estados
de Nic81agua 7 31 1
Unidos 14 M 50
Revista Conservadora Barrientos, Iván
Entrevista con el Licenciado La formacIón del estudiante
Roberto Ramfrez 11 52 6 universitario 18 89 18
Revista Conservadora Cabrales, Luis A.
Un año de labores: 1964 (Honduras) 11 52 18 Nuestros ploblemas educacionales 6 28 2
~e~sta cowwrYa~ Comisión del planeamlento
01 ama en la tierra de los pinares 11 52 20 Autonomía y Autarquía Universitarias 13 61 D

8
Vol N9 Pg Vol No !'g
Castellón, Guillermo Meneses Oeón. Gonzalo
Cómo nació nuestra Escuela de La integl ación educativa de
Periodismo 13 61 43 Centloamérica lO 47 16
Coronel Urtecho, José Marroquín, Alejandro D.
Discurso de Inauguración de la Algunas metas sociales en el
Urtivclsidad Centroamericana 2 9 I proceso educativo 13 64 25
Cerezo Dardón, Hugo Mata Gavidia, José
La escuela secundaria y los La docencia en forma de investigación
estudios generales 13 64 35 en los estudios genel ales 13 64 J7
CSUCA Monge Alfaro, Carlos
Las Universidades Centroamericanas La cultura conforme el espíritu
buscan la integración educativa universitario 13 64 17
¿Qué es el CSUCA? 13 64 2
Ortiz Monasterios, Xavier
CSUCA .Jaime CastielJo, maestro y guia de
La población estudiantil universitaria juventudes Métodos y cIiterio de Jaime
Algunos aspectos socio-econ6micos 13 64 Casliello 6 26 27
Darío y Basualdo, Rubén Pallais Godoy. León
La Univelsidad Centroamericana Misión de la Universidad 6 26 18
nueva expl esión de Cultura 6 26 21
Pallais Godoy, León
Díaz. Daniel Alfredo La Universidad Centroamericana 13 62 1
La íOl mación de un hombre libre 18 86 2
Pallais, Mauricío
DÍez Calabuig, Lorenzo Unificación educativa en
Cinco años de labor 13 62 6 Centloamédca 10 47 18
návUa Boza, René Pallais, Manlieio
Ciencia y técnica al servicio La HistOl ia de Nicaragua a través
de Nicaragua 13 61 30 de la Educación 18 90 12
Espinoza T., Hernán Pérez Masís, Roberto
La enseñanza de Medicina en La Departamentalizaci6n 13 61
Nicaragua 13 61 56
26
Fiallos Gil, Mariano Quezada, Arturo
J ,tl Universidad como institución Expansión de la educación superior 13 64 20
dinámica 6 26 10 Ramírez, Sergio
FialIos Gil* Mariano Universidad Cenhoamericana 13 64 9
Los pI ¡meros pasos de la Reforma
Univelsitaria en Nicaragua 13 64 22 Romero, Matías
Hacia una filosofía de la educación
Flores, María Haydée centroamericana 19 95 2
El bienestar estudiantil 13 61 27
Sevilla Idiáquez, Edgardo
Faeio B, Rodrigo La integración educativa en
Los estudios generales: la Universidad Centroamérica y sus problemas
de Costa Rica y su Facultad de de la educación superior 13 64 4
Ciencias y Letras 13 641 33
Shvts, l. T.
Gutiérrcz, Claudio Autonomfa universitaria, su
ComentalÍos al movimiento de la significado actual 13 62 13
RefOlma Universitaria actualmente en
curso en el área Centroamericana 13 64 41 Tünnermann, Carlos y Mendoza, Alberto
Exégesis de los Estudios genel ales 13 61 3
lIabed I~ópez, Nássere
La Escuela de Ciencias de la Tünnerman, Carlos
Educación: sus proyecciones 13 61 37 La Universidad y la iniciativa
privada 13 61 16
Rarral", J' George
Un mundo cambiante 10 47 13 Tünnerman, Carlos
El mensaje de Mariano Fiallos Gil
James, Cyril F. a los univel siatrios nicaragüenses 13 61 56
El propósito de la Universidad 13 62 9
Urteeho. Agustina Martínez vda. de
Jara. José de la La enseñanza laica 1 3 17
La Universidad Católica y el
subdesarrollo 13 62 22 UNAM
Cronología Universitaria 13 13
Lepoutre, Gerard
La creación de Universidades UNAM
Católicas en los pafses en La Universidad Nacional y sus
desarrollo 13 62 16 problemas económicos 13 61 22
Martínez Cabezas, Denta Vigil Mena, Héctor
Perspectivas de estudio en la La facultad de Odontologla:situación
Universidad Nacional de Nicaragua 13 61 24 actual y proyecciones 13 6l. 34

9
ENTREVISTAS Y REPORTAJES Vol N" Pg
Vol. N" Pg.
De l\'I81'ía y Campos, Armando Del AguiJa, Enrique
Nuevas formas de vida en Israel 15 71 45 Un ploceso de hechicería en 1777 19 941 5

Lewinsky, Salomón Guzmán B J Enrique


Departamento de Estudios La Semana Santa en Granada hace
Latinoamel icanos en Israel 15 71 22 medio siglo 4 19 21

l\Ierril, John e Guzmán n. Enl'ique


F$tados Unidos visto pOl México 7 33 '! Tladiciones glanadinas Su venelada
imagen de Concepción 1 4 24
Ortega Gómez, Luis
Una dama nicaragüense ante los I,ópez Pérez, Manuel
toros de México 12 60 49 Baile de las "Inditas" 6 28 24

Fatues, M. fi'Iejía SállChez, Ernesto


Visita al Rey David 15 71 60 Homances y couidos nicaragüenses 15 74 29

I'iel'son, Charles peña Hel'nández, Enrique


Enh evista COI! Pa·)10 Antonio Baile de los llChinegros" 6 ~6 22
Cuadra 20 100 3
Pérez I!:strada, Flancisco
Revida Conservadora del El pensamiento mágico en Nicaragua 19 94 2
pensamiento Ccntroamelicano
Tres viejos con más de un siglo
de vida 17 81 45 GllNEALOGlA

Revista Conservadora Vol N" Pg.


Sobre capacitación social (Entrevista
con hes jóvenes guatemaltecos) 9 4~ 63 Alvalez Lejal za, Emilio
ReCOfl ido histólico de las prJncipales
Revista Conservallora del figm as de la familia ChamOll o 19 91 2
Pensamiento Centl oalnel icano
Albino Román y Vega en la ODECA 10 46 13 Anónimo
Discmso de ligar de un joven
Revls..ta Conselvadora del glanadino (sobre don Adolio Benald) 17 82 49
pensamiento Cenh oamericano
Los eventos ccntIoamerlcanos del Anónimo
mes en Antigua, Guatemala 10 47 2 Una cuchara con monograma
de familIa 17 82 46
Revista Conservadora del
pensamiento Cellti'oamericano Aparicio y Aparicio, Edgard Juan
INCAE y las agencias de Genealogía de la familia Vflchez
publicidad del Istmo 10 49 50 Y Cabrera 19 93 41
Revista Conservadora del Apm icio y Apalicio, Edganl Juan
pensamiento Centroamericano Familia ChamOl ro de Sotomayor 19 91
Don David Vela en Nicaragua 11 51 40 separata
(1)
Revista Consel vadora
pensamiento Cenhoamelieano Alellano, JOlge Eduardo
Nuesb o Presidente en Israel 15 71 2 Pala un lcbato heleditario de los
Villegas. Octavío M'ellano 17 81 12
Tlompetas y luceros 15 71 61
Renal d de Chamorro, Amalia
ZavaJa UrtecllO, Joaquín Pal a un retrato heredítal fa de los
Entrevista a don Francisco J Benard 17 82 45
O,Jich 4 17 4
Tigelino Rojas, José María
Zavala UrteclIo, Joaquín Semblanza de una genealogía:
Entrevista eon el Ing Consantino el ape lUdo Tigerino 8 40 2
Lacayo Fiallas 7 34 22
Varios
Los intelectuales de la época y
FOLKLORE don Emilio Benard. (Modesto Barrios,
Vol. N" Pg Fabio Camevalini, Luciano Gómez
Anónimo Salvador Castillo, Nicolás QuinUn
Las fiestas de Agosto 3 11 36 Ubago, Manuel Cuadra, Manuel
Anónimo Mejla) 17 82 67
Las oraciones mágicas de venta en
nuestros inercados 19 94 7 Varios
Los poetas de la época y don
Serríos l\Iayorga, Maria Emilio Benarcl (Antonino Aragón
La adivinanza en Nicaragua 15 74 44 Félix Medina, Agustín Alfaro, '
Cesáreo Salinas) 17 82 71
Buitrago, Berta
La Semana Santa en León en el Vivas Benard, Pedro Pablo
siglo X1X 4 19 17 Genealogía de la familia Arellano 17 81 3

I~
Vol N~ Pg Vol N~ p¡¡
Meek, Eugene
Vivas Benard, Pedro pablo Peces de los gl andes lagos de
Genealogía de la familia Benard 17 82 36 Nicaragua 16 79 50
Vivas Benard. Pedro Pablo Millor, Robert R.
Genealogía de la familia Cuadra 17 83 1 peliglos con la introducción de
peces extranjeros 16 79 78
Vivas Benard, Pedro Pablo
Genealogía de la familia. Guzmán 18 86 43 Rotschi, Henri
La glan aventma continúa 16 79 27
Vivas Benard, Pedro pablo
Genealogía de la familia Avilés 13 87 47 Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano
Vivas Benard, Pedro Pablo La fantástica hidlologia de Nical agua 16 79 41
Genealogía de la familia Urtecho 18 88 14
Revista Conservadora del
Vivas Benard, Pedro Pablo pensamiento Centroamelicano
Ascendencia de José Dolores :81 camarón en la industria
Estrada 18 84 77 nicaragüense 16 79 79
85
Vivas Benard, Pedro pablo Revista Consel vadora del
Genealogía de la familia Chamarra Pensamiento Centroamericano
("Los Chamarra Nicho") 19 92 El desauollo pesquelD en Nicaragua 16 79 85
separata
(I) Revista Consel vadora del
Vivas BenardJ Pedro Pablo Pensamiento Centroamericano
Genealogía de la familia Chamono 19 92 El desauollo pesquero en
sepmata Centroamélica 16 79 89
(II)
Spilhaus. Athelstan
El IabOl atario del Universo La
GEOLOGIA. CLIMATOLOGIA E ICTIOLOGIA conquista de un mundo fabuloso
Nuevos vigías del mundo submalÍno
Vol NO Pg Tomándole el pulso al mar Los
Astorqui, Ignacio océanos, pradelas fértiles Enelgia
Investigaciones de un jesuita en animal y energía líquida 16 79 2
aguas de Nicaragua (Paleografía
origen de los peces de los lagos, Zavala Ul'techo, Joaquín
bistoria de la ictiología, nuestro Nical agua, tierl a de volcanes 16 78 25
tibm ón, nuestl o pez-sierra, nuestl o
gaspar) 16 79 Zavala Ul'techo, Joaquín
65 La pesca en Nicaragua 16 79 45
Bal berena Pérez, Alejandro
Los peces de las isletas 9 Zenlrevich, L. y LaktionovJ A.
43 42 Témpanos y trópicos 16 79 25
Barberena PérezJ Alejandro
El lago (de Nicaragua) Zoppis ele Sena, Renato
9 43 34 El volcán Masaya 9 43 42
Bl'un, Anton IF.
En lo más hondo de la noche HISTORIA DE AMERICA
líquida 16 79 13
CalderJ Ritche Vol. NO Pg
Las olas misteriosas bailarinas del Al güeIlo Bolaños, Horacio
mar Las mujeles en la Conferencia de
16 79 22 La Habana 18 90 58
Carr, Archie Castillo Ramírez, Salvador
Origen del Lago de Nicaragua 16 79 43 Las quimeras de los conquistadores 18 90 12
Collins, Peter B. Colón, CrIstóbal
El tiempo y el mar 16 79 33 (La) Carta (de) 17 84 97
CosteauJ Jacques-Ives 85
Dal'Ío CarIes, Rubén
Conquista del anti-Everest 16 79 19 Panamá, tierl a de paeo 10 49 58
Finn, D B Gandia, Enrique de
Más pescado en la mesa del mundo 16 79 35 Los precursores del separatismo
americano 20 96 53
IncerJ Jaime
Nuestro guapote 16 79 77 Hyman, Sidney
La presidencia de los Estados
Latil. Pierre de Unidos 10 49 51
En el reino de los peces trípodes 16 79 16 Hurley. Neil
Lessmann, HeImut Abraham Lincoln 10 49 54
Influencias climatológicas en la LorantJ Stefan
Economía de Centroamérica 6 28 30 Cronologla de la vida de Lincoln 11 55 5
11
Vol N9 Pg Vol. N. Pg
Núñez, Francisco María Pechio, Conde de
La Independencia en la prensa de Bosquejo de la República de
AmérIca y de España 20 96 50 CentroaméIica en 1829 20 96 61
Paniagua Rivas, Rafael Rodríguez Beteta, Virgilio
La obra de España en ]a La primera gobelnadora que hubo
Independencia de América 20 97 10 en América (doña Beatriz de
Con!l eras) 18 86 lO
Rivel'a, José Santos RodlÍguez Betet3J Virgilio
Perennidad de España 17 84 120 La política inglesa en Centroamérica
85 dm aníe el siglo XIX 14 66 24
Revista Conservadora del
Pensamiento Centloalllel'icano RodIíguez Reteta, Virgilio
Fuentes de la bibliografía de Lincoln y Centl oamérica 10 49 65
América 18 90 2
Rossell y AleIlano, Mariano
Revista Consel'vadol'a del Tácticas y Ohl as de comunismo
Pensamiento Centroamericano en Guatemala 18 87 10
Descubrimiento de América 17 84 96
85 Revista Conservadora del
Sauz, Carlos Pensamiento Cenboamel'icano
Influencia de la cm ta de Colón Descubrimienío de Centraamél ica 17 84 105
en la Historia Universal 17 840 102 85
85
Schoenrich, Otto Revista ConSel'Vad0l3
Pleitos de la familia Colón 17 84 109 Monumenta Centraamel icae
85 Historica 7 32 25
Valios
Cómo repercutió en América Latina, Stansifer, Charles L.
Europa y el mundo, hace un siglo, E GeOlge Squier: yankee versátil en
la muerte de Lincoln 11 55 Centroamérica 10 73 13
Vega Bolaños, Mal'iatlO Valle, José Cecilio del
Las pi ¡meras banderas del nuevo Acta de la Independencia de
mundo 20 96 59 Centroamérica 20 96 2

Zepeda HeIuÍquez, Eduardo Valle, Rafael Heliodoro


Al hilo del descubr ¡miento 17 84 107 Cartas de Bentham a José Cecilio
85 del Valle 12 60 31
HISTORIA DE CENTROAMERICA Vela, David
Antonio José de IIisalri 10 49 33
A) Artículos Generales
Vol. N9 Pg. HISTORIA DE CENTROAMERICA
Alellano, JOlge Eduardo
Consecuencias de la Guerra Nacional B) Independencia
en el futuro histórico de
Centroamérica 17 84 62 Vol. NI? Pg.
Cal'tín G , Luis
Bonilla, Sixto Abelardo Un monálquico republicano conciliador
La Inquisición en Centroamérica 10 BB 10 de la Independencia 17 84' 31
85
DiredOles de Archivos de Centroamérica Castilla, José Maria
Opel ación Archivo lB 87 2 Sermón (a pIopósio de la
Facio, Rodrigo Independencia) 20 96 37
Estudio histórico-social sobre el Constitución :Federal de Centroamérica
01 igen y disolución de la federación
centroamericana 19 95 Abolición de la esclavitud en
Centl oamérica 20 96 28
sepalata
Felnández Guardia, Ricardo Coronel Urtecho, José
La Bella del Guanacaste 18 89 48 Alrededor de la Independencia 17 84 8
85
Lascaris eonmeno, Constantino Larreynaga, Miguel de
La Encomienda en Centroamérica 18 87 15 Evocación de la Independencia 20 96 38
Lardé, Jorge Ortiz, Pedro
Acepción liberal de la palabra Una celebridad nicaragüense de
cachureco 18 90 28 la Independencia: Gabino Gaínza 17 64 35
Meléndez;, Carlos 85
Seis documentos fundamentales Rivas, Anselmo B.
para la historia centroamericana 10 73 :11 La independencia de los Estados
Centroamericanos en relación con
Molina Argiiello, Carlos la de los Estados Unidos de América y
Gobelnaciones, alcaldías mayores y la de los Estados Unidos
corregimientos en el reino de Mexicanas 17 84 24
Guatemala 19 94 19 85
12
Vol l'g Vol Pg
"aadas
Homenaje a la Independencia (DI' Coronel Ul'techo, Jmít~
de,u Jesús de la Rocha, Glal don Isidro Elogio de la cocina nicaragüense 4 20 30
V l techo , don Pelfecto Tigerino, DI'
Francisco Bm berena y atlas) 8 36 7 Guzmán, Joseplt
Testimonio 17 \8
Varios
El Acta de los Nublados 20 96 10 Malina ArgüelIo, Carlos
Gesta y vida heroicas de
Varios Rafaela Helrera B ~.2 31
El Acta de la Independencia 20 3
Malina Arg'ÜelIo, Carlos
Varios Poblaciones fundadas en Nicaragua
La Independencia y los esclitores durante el siglo XVIII 6 27 31
guatemaltecos 20 9" Molina Algíiello, Cal'1os
Varios Los escudos de armas de las
Los tres plimeros meses de nuestra antiguas villas y ciudades de
vida independiente en Costa Rica Nicaragua 8 37 29
(Al tUl o Robles Al ias, Manuel Segura
Castro y Hobelto Sainz Cuesta) 20 96 43 Molina Al g iicUo" Carlos
La Pólvora de Glanada 9 ~3 17
ViJIacOl ta, José Antonio
Bihlioglafia e iconog1afía de la Molina Argüello, Cal'los
Independencia 20 96 La Iglesia de Subtiaba obra del
arte hispanoamericano 17 10
ZeJaya Goodmal1, C1tester
Las ti es etapas de la Independencia Pasos Arana, Manuel y
cenhoamelicana y el Bachiller Oseja 17 84 16 Guzmán B, Elll'ique
85 Los antiguos muros de Xalteba O 43 9
Pasos, Joaquín
HISTORIA DE NICARAGUA Origen e interpretación de la
mujel nicalagüense 18 90 57
A) ElIDen Precolombina
Posada" Fl'ancisco de
Vol Relación geográfica del Partido
de Chontales y Sébaco 20 98 24
Castellón, HUdebl'ando
Plimeros ind'Ígenas nimuagüenses Revista Consel vadol'a
vistos por Colón 17 84 116 Los cuatro gl andes piratas 4 17 30
85
Cuadra Pablo Antonio Villegas, Juan Félix
Enigma de los perlas pre-colombinos 20 98 5 Heducción de los indios caribes de
las montañas de Matagalpa 20 98 25
'Pél'ez Estrada, Francisco
Los nahoas de Nicaragua 20 98 2
BIS'fORJA DE NICARAGUA
m:;;TORIA DE NICARAGllA C) - El Canal por Nicaragua
B) EllOca Colonial Vol N9 Pg.
Vol NQ Pg A1giiello Bolaños, Horacio
Alellano, Jorge Eduardo Tratado Chamorro-Bl'yan 1 1 19
Gl anada, la llave de Centroamértca CuadIa ChamOl'lo, Pedro Joaquín
y Jos piratas 16 77 50 Los consel vadores del Tratado
Rarberena Pérez, Alejandro Chamorro-Bryan 9 42 34
El pOl tal de los leones 9 43 32 COlonel Urtecho, José
Función del Desaguadero en la
Bemlaña, Alberto historia colonial de Centl oamérica 3 12 13
Ciclo de poblamiento de
Nical agua por Francisco Chamorra, EmUiano
Hernández de Córdoba 12 fi6 45 El TIatado ChamOlro-Bryan ¿es
venta, cesión u opción'? 9 42 37
BOl gen, José Francisco
El desaguadero de la Mar Dulce ChamOl'ro Zelaya, Pedro Joaquín
(reseña sobre el libIO de Pérez-Valle) 1 2 35 El TI atado ChamOl ro-Frelinghuysen
un negocio muy importante hecho '
Cobarrubias, Andrés de con poca formalidad 9 42 18
U na calta so bl e Rodrigo de
Conheras 7 33 18 Debayle, León
El Tratado Chamorro...Bryau l su
Coronel Urtecho, José pasado y porvenir 9 45 11
Los Reyes y los Indios 20 98
Pasos Argiiello, Luis
Coronel Urtecho, José Ni venta ni enejenación del
Perfil de una cultura 5 22 6 territorio 9 45 14
13
Vol NQ Pg Vol NQ Pg
Perltins, Dexter Cácel es Lara, Víctor
El Canal, América Latina y la La aventura postrera de
segUlidad de los Estados Unidos 11 53 5 William Walker 11 52 44
Rippy, Fred J. CaldeIón Ramírez, Salvador
La Unión de Centroamérica, el Canal La sensualidad del poder 15 72 13
por Nicaragua y Justo Rufino
Barrios 9 45 16 Cal tín González~ Luis
Un noble amigo 17 84 69
Revista Conservadora 85
Dn hazo nUevo sobre la ruta del Estrada, José Dolores
Canal por Nicaragua 9 42 78 Llamado a las armas 15 72 10
Revista Conservadora Frost, Meigs O
Aplicación pacftica de los El gran amor de William Walkel 17 8~ 83
explosivos nucleares 9 42 79 85
Gámez, José Dolores
Revista Conservadora Ultimas aventmas de Walker 15 72 15
Métodos convencionales en la
apel tura de canales 9 42 85 Gual dia, Víctor
Los jóvenes de las principales
Revista Conse1'vadora del familias de Costa Rica en la
Pensamiento Centroamericano Batalla de Rivas 17 84 52
Nuevo enfoque sobre el Canal 85
(entlevista a Leo Salazar) 9 44 50 Hernández de Leóol Federico
El D' Al tagnan centroamericano 15 72 14
Sval verud, Carl
La crisis canalera 9 ~4 54 llIal'tínez, Tomás
Llamado a la unidad 15 72 10
Thompsoll, Wallace
Los viejos amigos de los Estados Rothschuh, GuilIenno
Unidos y el Canal 9 42 36 Un soldado de fuego:
Varios Emmanuel Mongalo 17 84 75
Los cuatro b atados canaleros 85
Reclús, Eliseo
1884 Zavala-Fl elinhusen / 1901 La derrota de la esclavitud
Sánchez-Mell'Y / 1913 Chamorro- en Centroamél ica 15 72 4
Weitzey / 1914 Chamorro-Bryan 9 42 21
Varios Revista Conservadora
Respuestas de los Presidentes de Ploceso contra el filibustero
Centroamélica a la encuesta sobre 'Villiam Wallter 8 37 65
el Canal por Nicaragua 9 42 41
Revista Conservadora
Varios Saldo de la Batalla de Rivas 1 2 31
Contestaciones de nicaragüenses
prominentes a la encuesta sobre el canal Revista Conservadora del
por Nical agua (Luis A Somoza Pensamiento Centroamericano
Debayle, Horacio Algüello Bolaños, Proclama del bello sexo hondm eño 15 72 12
Alejandro Montiel Argüello, Luis
Pasos Al güeHo. Hernán Zelava Rosale$, Revista Conservadora del
Diego Manuel ChamOlro, Mariano Pensamiento CenÍloamericano
FiaBas Gil, Emilio Gutiérrez G, Nuesitos miserable recUlSOS al
Félix E Guandique, Enrique sel vicio áe la patlia Contribución
POll as G, Edgardo Buitrago, de un segoviano 15 72 11
Leopoldo Navarro, Rafael Paniagua
Rivas, Rugo Astasio Cabrera, Revista Consel vadora del
Pedro Joaquín Chamol'lo, Alejandro Pensamiento Centroamericano
Barberena Pél ez, Roberto Gutiérrez Cómo Se celebraban los días patrios 15 72 4
Silva, Buenaventura Selva, Emilio
Alvarez Montalván. Reinaldo Antonio RevIsta Conservadora del
Tefel, Julio Ycaza Tigelino, Pensamiento Centroamericano
Mario Cajina Vega, Angel Navarro D, La Paz EditOlial de ayer para
José Angel Rodríguez, Uriel Mendieta reflexionarse hoy 15 72 3
Gutiérrez, José María Tigerino
Rojas" Ramón Gurdián CasteUón, Revista Conservadora del
Felipe Rodríguez Serrano, Alejandro Pensamiento Centroamericano
Canión Montoya, Joaquín Cuadra Los costanicenses en la Guerra
Zavala) 9 42 43 Nacional '"
u 84 50
85
HISTORIA DE NICARAGUA Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano
D) Guerra Nacional y William Walker Los guatemaltecos en la Guerra
Nacioinal 17 84 67
Vol N9 Pg. 85
Astacio, Alejandro Unos cien nicaragiienses
El espíritu centroamericano ante la El pueblo de Nicaragua al pueblo
Invasión filibustera 5 24 28 de los Estados Unidos 15 72 8

14
Vol NV Pg Vol. NV Pg
Varios
En el centenario de la ejecuclOn de Cuadra Pasos, CarIo:!!
WilUam Walker (flagmentos de fl\Vith Posibilidades del comunismo
Walkel' in Nicaragua" de Joaquín MiUer, en Nicaragua 18 87
de "Filibusters and Financiels"
de William O Scroggs y de "The Cuadra Pasos, Carlos
FUibuster" de Lawrence Green Nacimiento, agonía y muerte de la
Traducciones de Luciano Cuadra) 1 1 24 segunda República Conservadora 9 41 16

Zepeda, Hel'menGgildo CUadl'A Pasos, Carla.


La Constitución del año 1858 15 72 6 Una página espilitual de su
Diario 9 41 34

HISTORIA DE NICARAGUA Cuadra Pasos, Carlos


Las dos significacionei de
E) - Epoca independiente un escudo 9 43 5

Vol N9 Pg Cuadra 'Pasos, Carlos


A1V31'Cz Lejarza, Emilio Introducción a ]a historia de la
Vega Bolaños, Andrés y Guardia Nacional 3 11 4
Alemán Bolaños, Gustavo
Gómo leincOlporó Nicaragua su ChanlOll'O, Diego Manuel
Costa Oliental 16 68 Pensamiento político 19 92 14
separata
Amador Uliza, José Chamarra, Pedro Joaquín
El di ama de doña Damiana y P\oclama de Masaya 19 92 22
otros sucedidos en Nicaragua 12 56 55
Chamarra, Diego l\lanuel y
Anónimo Gámez. José Dolores
Tratado de Independencia de Nicaragua Quién trajo ]a intervención a
con España / 1850 14 70 Nicaragua (Lo que dicen los
separata consel vado res, lo que dicen los
liberales) 16 78 34
Anónimo
Presupuesto de la Guardia Nacional Chamarra, EmiUano
/ 1927-1961 3 11 10 Adolfo Dlaz y Carlos Cuadra
Pasos 9 41 4
Anónimo
'El tra.nspOl te pl'imitívo de Chamon-o, Diego Manuel
Nicaragua 3 11 17 Vindicación del presidente
Adolfo Dlaz 9 41 28
ArgücUo Bolaños, Horacia
Los vende-patria 1 3 24 Elizondo, Joaquín
La infraesb uctura en Nicaragua 12 57 55
Argiiello Bolaños1 Horaclo
Supervigilancia electOlal 1 5 34 Gámez, José Dolores
JuicJo sobre 6 presidentes
Bál cenas n.leneses t José y de los 30 afias 1 3 20
Guzmán B. Enl'ique
La iglesia de San Francisco 9 43 29 GuzlUán B., Enrique
De cómo el au escogidos nuestros
:Bravo, Carlos A. presidentes de antaño 16 77 46
Los glanadinos de antes 9 43 53
Guzmán B., Enrique
Bolaños. Pío Cómo perdió Glanada su primer
Napoleón III y el diplomático Obispo 8 39 25
Francisco Castellón 16 77 42
Guzmán B., Enrique
Bendaña, Alberto Granada, una ciudad de 440
Datos históricos sobre doña años de edad 9 43 3
Damiana Palacios 12 57 57
Levy, Pablo
8uih ago, Berta Usos y costumbres 2 22
29 de Abril de 1863 vivIdo ,episodio 7 31 23
Malus, Pedro "
Cajina Vega, Mario Himno, bandera y escudo de armas
Mascarilla del Caudillo H 67 32 de Nicaragua 11 55 3
Cárdenas, Adolfo Moncada, José María
Bíografla del vapor Vi~toria 9 43 48 Monografía histórica 16 76 31
. ',1
Coronel 'Urtecho, José Navas Zepeda, l\-'1áximó
Libros y documentos para la Pel sonalldad del doctor Máximo
historia de Nicaragua 15 73 2 H Zepeda 9 45 26
Coronel Uriecho, José Ortega de Huezo. Josefa
Observaciones sobre ;dos ~asa8 La mujer de ayer y la mujer
antiguas 9 21 de ,hoy 18 86 75
15
Vol NQ Pg IDEOLOGIA

Pasos Al'ana, Manuel Vol N9 Pg.


Los arroyos de Granada 9 43 11
Alvarez Lejarza, Emilio
El libelalismo en los 30 años 11 51 23
Pasos Arana, Manuel
La cruz del siglo 9 43 33 Argüello Bolaños, Horacio
Posición del Partido Conservador de
Pérez, Jerónimo Nicaragua: Personalidad, Personerfa
La situación de Masaya en 1858 12 57 53 Principalidad 3 12 24
Pérez Alons(), Manuel Ignacio Argiiello Bolaños, Horaelo
La contribución de Nicaragua a la Fracaso jurídico de la Doctrina
independencia de Estados Unidos 5 22 Comunista 5 24 20

Rodríguez Urbina, Mercedes Al istóteles


Los últimos tres años del MielObl.eviario político 1 4 4
'~'l
General Chamarra 14 67 0d
AUl'bach, Morton
La ilusión conservadora
Revista Conservadora del (Brújula para leer) 2 7 21
Pensamiento Centroamericano
El General Leónidas Plaza en Bravo Silva, Indalecio
Nicalagua 19 95 8
Democl aeia y Comunismo 2 9 27
Revista Conservadora del Breen M., John
Pensamiento Centroamericano Los católicos en la política de los
Cómo se viajaba en Nicaragra Estados Unidos 1 ~ 13
hace medio siglo 2 10 11
Benton, lVilJiam
Revista Conservadora del Nuestros territorios, campo~
Pensamiento Centroamericano propicios pal a la simiente comunista 9 ~~ 20
Len lenguaje de los números /
Elecciones supervigiladas / 1928 1 1 38 Bowles, Chester
La ideología comunista es
Revista Conservadora del inaplicable 5 2~ 17
Pensamiento Centroamericano
El lenguaje de los números: Buck1ey Jr, Wl1liam T.
Decretos de la Gaceta, Diario Desde el liberalismo (Brújula
Oficial 1 2 36 pala leer) 2 7 27
Burke. Edmuud
Revista Conservadora del Microblevimio político 2 9 12
Pensamiento Centroamericano
Don Adolfo Diaz 9 41 2
Cabrales, Luis Alberto
Consel vatismo auténtico 3 14' 5
Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano Cajina Vega, Mario
Doctor Carlos Cuadl a Pasos 9 41 3 Nuestro conservatismo agrarista 2 10 44
Revista Conservadora del Carlión Montoya, Alejandro
Pensamiento Centroamericano El por qué de mi conservatJsmo 8 27 7
Recuerdos de Don Adolfo Diaz 9 41 32
Confucio
Revista Conservadora del Analeeta 1 2 2
Pensamiento Centroamericano
Elogio del General Emiliano Cuadra Pasos Carlos
l

Chamarra 4 20 44 Renovación y permanencia 1 1 2 3

Selva, Carlos Cuadra Pasos, Carlos


Renovación y permanencia JI 1 2 11
Articulas (El modo de ser polltico en
Nicaragua La Prensa ministerial. La Cuadra Pasos, Carlos
prensa de Partido El derecho de Renovación y permanencia In 2 7 11
insurrección Necesidad de la
revolución, etc,) 16 80 14 Cuadra Pasos, Carlos
La derrota del Comunismo 5 24 22
Tigerino, Toribio
Mi pelea 5 22 23 Cuadra Pasos, Carlos
Filosofia del Internacionalismo
Varios centroamericano 10 47 30
Cuál fue la cualidad más descollante
del General Chamorro (Félix E. Cuadra Pasos, Carlos
Guandique, Roberto Gutiérrez G., Tlntes de pollUca religios" 11 54 48
Ricardo Paiz Castillo. Eduardo
Conrado Vado, Uriel Mendieta Chamorro, Diego Manuel
Gutiérrez, Adolfo Calero Cqn.serv~tJsmo. Democra.cia. Cdstiana
Orozco) 14 67 18 Y Justicia Social Cristiana 1 4 1

16
Vol N9 Pg Vol !lO rg
CltamOll.'O, Diego IVlannel MohlCl', Thonl.1S
Rede,finición integl al del Partido Et pensamiento conservadol
ítancés 4 20 25
Conservador Y la dimensión
social-clistiana de su ploglama 3 11 21
Niora, José A.
Una filosofía politica 6 27 1
Chamoll'o, Diego Manuel
Contw el Comunismo y la Mm ton, Wal'll
DíctadUla 4 1'1 7 El 81 te y la ciencia de la
polltica ~ 20 25
Chamarro. Diego Manuel
La poUtica social del Pal Udo Olivel, Revino P.
Consel vador 4 20 1 Consel vatismo y realidad 1 17 24

Chamoll'o. Diego Manuel Pasos Al'giicll0. Lnls


Conservatismo o Comunismo El PaI tido Cansel vador de Nicaragua
el vel dadero dilema 5 24 6 y sus afinidades y discrepancias
con ohos pal tidos 14 70 11
Cllamol'l'o. Diego 1\1anuol
El cansel vatismo en los 30 años 11 51 35 Pauiagua Rivas, Rafael
Seis plincil1ios cansel v:tdores 1 1 5
Chamullo. Diego nianuel
El Fal tido Consel vador NicaragUense PaniaglIa Rivas, Rafael
y sus afinidades y disCI epancias con Hipel hofia de nuestra
tl os pal tidos H 70 H Constitución Polltlca 1 3 13
Cltamono, Enl'iqne Palliagua Rivas, Rafael
POI qué me hice liberal 19 91 11 La levolución incl.uenla del nuevo
consel vatismo 2 10
ChamOlro l\lma, RO<11ig'o
La Poíitiea de Platón 2 9 37 Paniagua IUvas, Rafael
Hacia una demoClacia institucional 14 66 41
Chamorro Mora, Rodtigo
La atracción del mal xismo 5 24 26 Picper, Josejlh
La tl adición en un mundo que ae
Chamhel'lain, \V¡Uünn llet1l'Y tl'ansfolma 2 10 5
1\1ensaiQ conSel.'VadOl de nuestro
tiempo 3 14 10 Ramil'ez, Alfonso Francisco
Meditaciones poUticas 2 8 :~7
E1iot, T. S.
El conservatismo en el siglo XX Rivas, Anselmo R.
(del pensamiento de T S Eliot) 2 7 13 Los pal Udos polltieos en
Nicaragua 14 'lO 2
Gal'cia CasUllo, Noel Ant ania
El movimiento Ohl elO en Nicau.lgua y ROlll'Ígucz (le- l\tagis, lWalia Elena
la penetL ación del comunismo 5 23 2 ~1:éxico
y las conientes nacionalistas
en América Latina U 53 3'1,
Goh\water, Ral'l'Y y
Roofhe Luce, Ciare Uossiter, Cliuton
El consel vatismo en los Estados El genuino y el espúreo
Unidos 2 9· 34 causel vatisma nal teamel'icano 3 11 34
Goldwater, Bal1'Y Rossiter, cHut
Conciencia del canselvatismo 7 34< 3 Intl aducción al consel vatismo
en Estados Unidos 7 34 9
GuUél'.. ez, Juan Manuel
El Partido Liberal Independiente R p R.
V sus afinidades y discl epancias Lo vivo y lo mueIto en ]a idea
con otros partidos 14 70 27 libelal (Blújula pala leer) 2 6 5
fTub11el' Gano, Jorge Iváll R P. R.
Un;velsalidad del conselvatismo 1 3 1 Hispanomnélica y el marxismo 3 12 26
La Re(lacción Revista Cousel'Vft(lOl'a
El Consel vatismo (nota intl'oductotia al Plincipios (de Cansel vatismo) 7 34 15
l)€.nsamiento y la poesía de
T S EHot) 2 '1 15 Bandino Al'giiallo, Rodolfo
1.ce, Challes E. ¿La Justicia Social es Liberal? 19 93 23
DiscOl dancia entre conservadOl'es 6 27 3 Sl1es Salinas, Jorge
Tradición y ética 4 19 14
T\lenrlieta Alf81'O, Rogel'
l~l pensamiento social del nuevo Smith, William Raymouii
movimiento consel vador :1 6 11 El 3lgumento conselvadol' en
!\'[cyel', F1'ank S Norteamélica 8 39 12
Libel tad, ti adición, consel vatismo 2 8 9 SolólZano Ramil'ez Gonzalo
rZoHna Al giiel1o, Callos l\'llnucias y ell 01 es, caída del
Invitación al consN vatismo 3 11 25 cansel vatismo 3 14 43

i11
Vol NO Pg Vol NO Pg
SOmoza Debayle, Luis A Delgado Entique
El Partido Liberal Nacionalista Y Un "Clima plopicio" para nuestro
sus afinidades y discrepancias desarlollo industrial 20 99 6
con otros partidos 14 70 21
Delgado, Pedro Abelardo
Tefel, Reynaldo Antonio Evolución, estado actual y
El nuevo consel vatismo y la pelspectiva del Mercado Común
Revolución Social Cristiana 1 2 16 Centroamericano 10 49 2

Tefel, Reynaldo Antonio De Sola. Francisco


Las tres nuevas dimensiones del Ployecciones pal a el Mercado
Partido Conservador de Nicaragua 3 13 13 Común Centroamericano 9 U 1

Tefel, Reynaldo Antonio De Sola, Francisco


Izquierdas y Derechas en Cal acteristicas presentes del
Latinoamérica y el movimiento Mm cado Común Centroamericano
Social Cristiano 5 23 18 Y configm aciones pasadas que
lo explican 14 69 8
Tefel, Reynaldo Antonio Esteves, Vel'non R.
El Partido Social Cristiano y Política de industlialización 12 57 8
¡;;US afinidades y discrepancias
con otros partidos 14 70 30 Fisher, Fredelic R.
El cOInercio interl egional de
Tefel, Reynaldo Antonio Centroamérica 12 60 18
La dinastía de los Somoza,
lberoamélica y la Revolución Fishel', Fredelic R.
Social Cristiana 2 9 28 Desarrollos monetarios en
Centroamérica 13 63 15
Terril, Dean
El conservatismo, su proceso Font Castro, José
critico 6 27 4 ¿Cuándo se mentó por primera vez
Ja frase "Mercado Común
Tower, John G Centloamericano?" 14 70 42
Nuestro conservatismo 7 34 6
G~andjque, Félix E.
Vigil, Camilo NICaragua y la Integl aci6n
Socialismo y consel vatismo 7 34 19 Cenil oamericana vistas por
un profano 11 53 12
Ycaza Tigerino, Julio Guier Sáenz, Enrique
En desagravio a España 8 39 39 Un nuevo enfoque de la Integración
Centloamelicana 10 50 49
Zambrana, Antonio
Carta a MarU 14 70 34 Incer lllalquero, Roberto
La política del desarrollo
Zepeda, Máximo H industrial de Centroamérica 7 32 7
Pensamiento político 9 45 28
Laínez, Francisco
Ploblemas de la Integ13ci6n 12 56 ¡;
INTEGRACION CENTROAMERICANA / MERCADO Le Pan de Ligny, G.
COMUN CENTROAMERICANO La AméIica Cenil al de hoy y
Vol NQ Pg. el Mercado Común 9 45 20
Armijo Mejía, Jorge Ma1Ín Jiménez, J Nicolás
Nicaragua ante la Integración 12 56 19 Desal'lollo e integlación económica
Centroamel icana 8 36 26
Baca Muñoz, Mauricfo
Desarrollo industrial de Rivas Vargas. Pedro E
Centroamérica 10 47 24 Posiclón de nuestras industrias
de transformación y su futuro 20 99 12
Baca Muñoz, Mauricfo
Sobre la cláusula de "Tax Sparing" 13 63 28 Ramírez Alias, Mariano
La Universidad ante la Integración 12 56 22
Bryee. Murray D.
Realidades del Mercado Común 12 57 23 Revista Conservadora
Nicaragua en la Integl ación
Delgado Enriqne Económica Centroamericana 2 7 8
Integración económica Revista Conservadora
Centroamericana 10 46 3 Balance del TI atado sobre
Delgado Enrique Mercado Común e Integración 2 8 8
El primer seminario nacional Revista Conservadora
sobre integración económica 12 56 1 Un programa pala enfrentarse al
Delgado Enrique pIoblema del área 9 44 7
El Banco Centroamericano en Revista Conservadora del
la Integración 12 56 12 Pensamiento Centroamericano
Qelgado EnriqUe Los Olganismos regionales en
Plomoción industrial 12 57 3 l\lIel cado Común 10 46 38

18
Vol l'g VOl N9 Pg
Revista Conserva(}ora del Vorlos
Pensamiento Centroamericano Encuesta entre empresarios
El Melcado Común nicm agüenses sobre la industria
Centl oameJicano 10 48 57 nacional y su proyección en el
Mercomún (Claudia Rosales Tiffer,
Revista Conservadora del Edrulfo Largaespada, Paullno
Pensamiento Centroamericano Ingelmo, Miguel Gómez, Enrique
El BID en Centroamélica 12 58 68 Lichtenstein, Benjamín Gallo, Michel
Piel son, Fred 8ung, Terencio Garcfa l
Revista Conservadora del Renato Argüello J Enrique Dreyfus,
Pensamiento Centroamelicauo Alejandlo Cortez, Carmen J Pérez,
Trato preferencial (considel aciones Luis Hasbani) 20 99 27
y reflexiones) 15 73 7'¡
Vinelll, Panl
Revista Conservadora del La Banca Privada en la Unión
Pensamiento Centl oamel'icano Económica Centroamericana 12 60 11
Glado de integración obtenido
por el Mel cado Común Vinelli, Panl
Ccntloamelicano (según el Chase Creación de un mercado de
Manhattan Bank) 15 73 79 capitales y valores en Centroamérica 10 50 46
Revista Conservadora del Vyasulu K.
Pensamienio Centroamericano Posibilidades indllStriales 12 57 15
El adeudamiento en el exteriOl 15 73 81
Revista Conservadora del I,ENGUAJE
Pensamiento Centloamel'icano
Parque Industrial Las Mercedes Vol NQ Pg.
(EntI evista con el Lic Iván
Alvarez) 15 73 85 Anónimo
Nuestra lengua y los judlos 15 71 18
Revista Conservadora del
Pensamiento Centl'oameric3uo Buitrago, Edgardo
TI:l hombre de Empresa y el burócrata Pelspectivas de la lengua espafíola
frente a la integración ante las exigencias de afirmación
Centl oamericana 15 74 90 original y universal de hispanidad 5 24 37
Revista Consel vadora del Cajina Vega, Mario
Pensamiento Centroamericano Lengua Mágica 14 66 56
Mercado extranielo: mercado de
sac} if1cio para el aceite de algodón Cuadra, Pablo A.
de- Centroamérica 15 70 fV1 Las dos tentaciones del
Castellano en América 7 34 34
Revista Conservarlora (lel
Pensamiento Centroamericano Dávila Bolaños, Alejandro
Nuestl o pequeño Mercado Común 16 77 fl? Semántica NahuaU de las
montañas, cerros y volcanes de
Revista Conservadora del Nicaragua 17 81 71
r('rmsamiento Cent1'oamericano
JVIayOl es seguridades en las Dávila Bolaños, Alejandro
1 utas aél eas 16 77 63 Semántica Nahutl de lagos
y lagunas 18 86 10
ReviBta Cnnsel'vadora del
Pensamiento Centroamericano Kiene, Guillermo
La industl ia nicaragüense y su Glamática Sumu 4 18 41
proyección a Centloamérica 20 99 1
Lazar, Moshe
Revista Conservadora del Hacia la conservación del
Pensamiento Centroamericano judea-español 15 71 20
Consideraciones para una politica
indush ial 20 99 3 Silva, Fernando
El habla nicaragüense 19 93 2
Sacasa Guerrero, Alfredo
OpOl tunidades de inversión 12 57 5 Urtecho Sáenz, Rafael
Ralees Nahuatl en el Idioma
Sacas a SalTia, Antíoco nicaragüense 14 66 60
Intento de 1 ecapitulaci6n ante
un seminario 12 56 26
LITERATURA
Schick, René
Pos;ción del Gobierno de
Nical agua 12 56 4 Vol N9 Pg
Schick, René Avila, Julio Enrique
Invelsiones extranjeras 12 57 Nuesha mUier, prodigio de
hispanoamérica 15 75 41
Segundo Congreso Jurídico de
Integl'ación Centroamericana Cáceres Lara, Víctor
Resoluciones y Recomendaciones 10 50 51 Conejo Blanco (cuento) 14 70 44
19
Vol N9 P8' Vol N9 Pg
Varios
Cice-l ón, Marco Tulio .Poemal io patriótico centroamericano
La vejez en los clásicos 17 81 35 (Salomón de la Selva, Miguel
Angel AstUl ¡as, Alfonso Morales.
eOlonel Urtecho, .José Osear Acosta, Pompeyo del Valle,
Anotaciones soble Literatura Ricatdo Miló, Fabián Dobles) 10 49 6'/
NOl teamericana 10 46 70
Val'ios
Cuadra, Luiz Isabel El pino en la poesía hondureña 11 52 27
Retablo de España (anto\ogla
epistolar) 141 70 46 Varios
Cuentos hondureños (Eliseo Pérez
Cuadl a Do\ming, Orlando Cadalso, Alejandro Castro b' J Juan
Danb Alighieri, el poeta Ramón Malina, Rafael Páez
del amor 13 63 31 Paredes) 11 52 56

Lazar, l\loshe Vados


Dos aspectos de la poesía Luto en las letras
contempOl ánea en Israel 15 71 54 centl oamericanas (por la muerte de
Vhgilio Rodríguez Beteta)
Mejía Sánchez, Ernesto Robelto Blan Azmitia, José A
Una cal ta de Bello al doctor Mier 12 60 69 Mi.Landa, Mmiano López. MaYOlical
y Antonio Du 'l'eH) 18 88 8
Pound, Ezra
Tarjeta de visita 2 8 15 Varios
Florilegio (SObl e Toña Salazar) 10 46 55
Soiól'zano, Carlos
Algunas ideas sobresnlientes de Valios
Amél ¡ca Hispánica en el Teatro Los autDIes cenuoamericanos y
del siglo XX 12 60 58 sus Obl as (1 eseií.as edUcas por J
Antonio VillacOl ta, Héctor
Twain. Marlt HumbeLto Samayoa y Manuel
El lago 1 5 32 Chavauia FloleS) 19 92 10
Zepecla Renl'íquez, Eduardo Valle, Rafael Heliodoro
C'aracteres de la litel atura El poeta de las pastOl elas (soble
hispanoamericana 7 34 27 J os& TI inidad Reyes) 18 88 8

Vela, David
LITERATURA CENTROAlvmRICAN 11. Rafael Landívar y Caballero,
plimer poeta lírico de AméLica 19 93 25
Vol N9 Pg.
Banientos, Alfonso Emique
L. poesía de Miguel Angel LITERII.TURA NICARAGUENSE
Asturias 18 89 14
Al - Poesía
Call Ión, Benjamín
Mi~uel Angel AstUl ¡as, Plemio Vol N9 Pg
NobcJ centro3lnelicano 18 89 1
Alfaro, Agustín
CU3{1Ia. Pablo Antonio Al CatO! ce de Septiembre 5 24 32
Ihevís;ma Introducción a la
L!telutula Cenboamelicana 10 46 67 Anónimo
CuatL o poemas miskitos 14 68 28
ne Cóuloba, Ramiro
NeUlosis en la Litelatura Baldos, Gilberto
Cenh camCl icana 18 9 37 llan Runnels 14 66 58
Estrada, Ricar{lo Cabl ales, Luis Alberto
La pI osa de Miguel Angel Asturias 18 89 7 PI imelOs niños del maíz y del
barro 20 98 18
FClllálldez, Julio Fausto
Don Chico Gavidia y Toño Salazar 10 46 53 Cajina Vega, Mario
Ciudad Masaya - La India y la
lAudo, Ungo tierl a _ Así es el pueblo 6 28 20
Nauativa de El Salvador 10 48 79
Cardenal. EI'nesto
Revel te Comas, José Manuel Las e udades pel didas 2 6 20
El Qu'jote visto por un panameño 5 47 41
Cai{lenal. Ernesto
Salazar, Toño Gleytown 9 41.! 86
Bxb avagancia y grandeza del
d!sparate 10 46 53 Cardenal, Ernesto
Vatios Lempira 11 53 38
Seis cuentos del Istmo (de AlfIedo C31dcnal. EInesto
Balsells Rivela, Salarrué, Altmo Mayapán 17 83 H?
]\,Tejfa Nieto, Adolfo Calero OIOZCO, Oaic1enal, Ernesto
Manlle] de la Cruz González y Ccn Vlalkel en Nicaragua 17 84 81
Mario Augusto Rodríguez) 10 47 54 85

20
Pg Vol. N9 P¡r
Cardenal, Ernesto
Nele de Kantule 19 93 5 Pasos. Joaquín y Coronel UI'techo, José
Chinfonía brnguesa 15 74 78
Cal'denal. Ernesto
Kayanel enhkowa 20 98 19 Péyez Esb'atla, F1:ancisco
Alfonso Ñminda - Foronga
Castlo, Edwin Arbol seco 6 20
Mañana J hijo mio, todo será
distinto - ¿Y si no reglesara? 5 25 20 Pél ez Estrada, Francisco
La Mal ía Martinez 15 75 52
Coronel Urtecho, José
Oda al Mombacho o 43 50 Pérez Estrada, Francisco
India - Poronga -
Coronel Urtecl1o, José La Vil gen Quiché 20 98
Oda a la Ton e de La Merced 69 28
Ktojo, El Duende (Fernando Gal'cia)
Coronel Ul'tecllO, José Poemas 15 74 73
Pequeña biografia de mi mujer 15 '15 54
Selva, Salomón de In
Cuadra J Pablo Antonio Evocación de Píndalo (fragmento) 3 14 22
Cantar de Glanada y el mar 9 43 51
Selva, Salomón de la
Cuadra J Pablo Antonio La Patria J antes que todo,
Juana Fonseca 15 75 53 es madre 5 21 141
Cua(1ra, Pablo Antonio Selva, Salomón de la
Meditación ante un poema antiguo Ama a su Patria 5 23 17
Esclito en una piedIa del camino [jl"llva, Salomón de la
cuando la pI imera erupción 20 98 15 ¡Rosa de la Sabidm'ia! El 26 24
Cuacha, Pablo Antonio Selv1'l., Salomón de la
Abuelo, en la noche 17 81 43 Qnilaztlj, la AlumbradOla
Coatlicue, la selpiente
Cua(1ra, Pablo Antonio HuixtocihuaU madle de la
Mis cariátides 17 83 37 miseria ' 20 98 10
DÍazJ Carmen 8ilva, Fernando
Adiós a mi tío Domingo Díaz 9 41 15 Yo que soy un indio
Indio de corazón 20 98 1'1
Felnández M., Enrique Solís, Endol'o
El veng-ador de la Concha 17 84 81 Tmagen del Indio antes de la
85 Conquista 20 98 15
GE ERRE ENE DrÍa1 te, Jrván
(Gonzalo Rivas Novoa) Siete poemas Atlánticos 13 89 38
Poemas 15 74 70
Varios
Gntié1'l'ez, El'uesto N oehe de Nicaragua J Poemarlo.
Tahuantinsuyo o crónica de (Anónimo - Azalias H Pallalo) 5 22 13
los Incas 20 98 17 Varios
Gutiéll'ez, Juan Francisco En los albores de los 30 años
La ciudad y el sollozo Poesía 1858-1860 (María de Jesús
7 32 38 Maliínez, Josefa O de Lezcano,
l\'Ial'tínez Rivas. Cal'1os GregOlio JUálCZ, J A Q J G. S,
COlO de los hijos y las hijas 18 86 PbIO H V, Anónimo, Justo Pastor
72 de la Rocha, Cal men Día , El
Cuelpo Militar) 12 3'1
01 clóñez Al'giiello J Alberto
Sueño de retorno hacia el Vivas, Adán
Gran Lago 7 33 20 A ~ratildc Guzmán 13 86 71
Ordóñe? Al'giielIo, Albel'to
Oda al Vapor VictOlia 9 43 49 B) - Ensayo y edtica
Ordóñez Arg-iielIo, Albel'to Vol. NI' P¡r
Pregón cuando la luna está
saliendo 9 43 52 Alellano, Jorge Eduardo
Poesía y esbozo biográfico de
Pallais, Azal'ías H. Joaquín Pasos 13 90 59
Granada y León 1 1 10 Al enano. Jorge Edual'llo
Pasos, Joaquín Poesía y Testamento de Juan
ElegIa del pez Iribarren (Introducción, selección
16 79 92 y notas) 14 69
Pasos, .Joaquín separata
C2-.bl ales J Luis Alberto
Los indios ciegos ---' Los indios Políeca de Estados Unidos y
viejos - El indio echado 20 98 16 Poesía Hi.spanoamericana 11 54 21
Vol. NQ Pg Chamorro, Diego Manuel
Coronel Matus, Manuel DalÍo y la política 15 73 51
FIOl es nicaragüenses para una
tumba guatemalteca 11 51 39 Chavauía Flores, Manuel
Canfel encia poética en homenaje
COlonel Urtecho. José a Dario 18 87 36
El amelicanismo en la casa de
mi abuelo 5 23 25 Daría, Rubén
Shakespea, e y la polltica
Cuadra, Pablo Antonio hispanoamelicana (sobre el
:SI Güegüence, el plimer pelsanaje General Bernaldo Reyes) 7 31 21
de la litelatma nicaragüense 15 74 2
DaI'Ío, Rubén
Cuadra, Pablo Antonio Estética de los plimitivos
La Loba y el Cordero 19 94 12 nicalagüenses 17 84 117
85
González Rojas, Publio
C) - Narración Y Teatlo Rubén Dalío, Eduardo Valiente
Domingo S Bolívar • 17 81 67
Vol. NI' Pg
Gutiérrez, Ernesto
Anónimo Rubén Dario y Shakespeare 18 87 21
El Gücgüence comedia-bailete de la
época colonial' (1, 01 iginal n, vel sión Herrera Mayor, Avelino
del Dr Btinton UI, paráfl asís del DI' DalÍo, Gl amática y Misterio 15 73 56
Emilio Alval€z Lejalza IV,
glosado de Pablo Antonio Cuadra Huezo, Francisco
y Notas del Dl. Emilio Alvarez Sus últimos días (de Rubén Dario) 13 65 15
Leja,za) 15 74 5
Lalldarech. Alfonso María
Ailónimo Rubén Dalio, cenhoamelicanista 10 50 52
Los cuentos de tío coyote y tío
conejo (iuh aducción y transcripción P,lm'tínez, Juan José
de Pablo Antonio Cuama) 15 74 51
Consideluciones sobre el cerebro y
la personalidad de Rubén Darlo 12 57 60
lbellano, Jorge Eduardo
12 escenas desconocidas 20 98 29 Me,iía Sánchez, Ernesto
Hubén Dalío y los Reyes 7 31 18
Buitrago MOl'aIes, Fernando
Pasadas 2 19
Romero, Emilio
Y
3 24 Rubén Daría pelÍodista 16 76 65
Coronel Ul'techo, José Seqlleil'a, Diego Manuel
Viaj eros en el 1'10 9 45 22
Encuentro de otra carta de Unamuno
para DarÍo 5 24 34
Coronel Ul'techo. José
El lago 1 5 33
Terán, Fl ancisco
Le~cauo y Ortega, José Antonio La tiell a de Rubén vista
Cuentos (recopilación de) 15 74 62 pOI Rubén 15 75 45
VI techo, José Andrés
D) - Rubén Darío Dm ío en un poético discurso
de ayer 15 73 48
Vol. NI' Pg
Anónimo Varios
Homenaje a Rubén Dalio Sus contemporáneos de León (de
en Parls 10 50 54 Rubén DalÍo) (Nicolás Tigerino y
Loáisiga, Simeón Pereira y Castellón
Anónimo AzalÍas H Pallais, Felipe Ibana, '
Cronologia de Rubén Darlo 13 65 2 Modesto Banlos, Santiago Argüello
Alejandro Bermúdez, Mariano '
Balseiro, José Andrés Balleto, Juan de Dios Vanegas
Daría "no hay escuelas, hay Fl ancisco Paniagua Prado FéÜx
poetas" 15 73 61
Quiñ6nez, Antonio l\iledra~ot
Bran Azmitia. Rigoberto Rildebl ando H Caste1l6n, Luis
La huella de Rubén Darlo H Debayle) 13 65 31
en Guatemala 18 87 37
Varios
Buitrago, Edgardo Sus contemporáneos de Granada
Pl esencia de Hispanoamérica en (do Rubén Daría) (Pedro Joaquín
Rubén Darlo 2 7 35 CUadl<l eh, Enrique Guzmán
Cabrales, Luis Alberto "t1elmúdez, Joaquín Gómez Rohand
B,eve biografía (de Rubén Darlo) 13 65 3 Anselmo Fletes Bolaños) , 13 65 49
Cuadl a Downing, Orlando Varios
Seudónimos uical agüenses y chilenos DalÍo y los actuales escritores
en la vida y opla de Rubéll Daría 3 14 nicmagüenses (Salomón de la Selva
15 ,José Sansón Terán, Mariano Fiallos'
separata Gil. Edgardo Buitrago, Luis Alberto

22
Vol N9 Pg Vol. N. Pg
Cabrales, Ernesto Mejfa Sánchez, Morgan, Murray
Pablo Antonio Cuadra¡ Carlos El hombre de los murciélagos 11 54 37
Mal tínez RivllS, Edgardo Prado,
Julio Ycaza Tigerino, Nicolás Morgan, MurJ;ay
Buitrago Matus, Gilberto :Barrios, El caso de los aulladores
José Coronel Urtecho, Catlos A. silenciosos 11 55 16
Bravo, Diego Manuel Sequeira,
Alejandro Reyes Huete y Alejandro Pfeiffer, John
Hurtado Chamorro) 13 65 65 El cerebro en nuestros últimos afíos 17 81 44
Vela, David Rapaille, Gilbert
Vibl ante humanidad y universalidad Un estudio sobre la vejez 17 81 28
de la personali dad y obra del
poeta (Rubén Darlo) 18 87 43 SoIórzano, Porfirio
Ocho dlogas naturales en
y caza Tigerino, Julio Nicaragua 18 90 30
Rubén Dalio en el concepto: vital
de la hispanidad 5 25 38 Terán, José María y
Rod1ignez L.! Mauricio
La parasitoslS intestinal 5 21 23
MEDICINA Y SALUD
Tijerina Medrano, José A.
Vol. NI' Pg. El SegmD Social Nicaragüense 16 78 69
Alvarado Sarria, Rafael Vargas López, Re:q.é
Nuestra asistencia hospitalaria La tuberculosis 5 21 29
hasta hoy 16 77 87
Alval'ez Montalván, Emilio MUSICA
Salubridad y Economla 5 21 12
Vol. NI' Pg
Alvarez Montalván. Emilio Anónimo
Requerimientos y deficiencias de la Alegres sones del Güegüence o
dieta popular nicaragüense 1 2 19 macho ratón caribe 16 74 4
Anónimo Cardenal, Salvador
Tabla de la vejez nicaragüense 17 81 46 Breves apuntes sobre la ;música
nicaragüense 4 20 35
Areia, ,Ramiro
La desllUtrici6n 5 21 16 Fajardo, Santiago
Pablo Vega y Raudez 6 28 26
Argiiello Peñalba, Ramiro
La salud púhIlca en Nicaragua, Flores, René Augusto
Un verdadero dilema 5 21 9 El músico de la Independencia 17 84 41
85
Bm rantes, María Argentina
Exigencias y costos de la dieta Herrera Castillo, Pablo
popular 2 8 28 La conquista musical de
América por España 9 45 38
Bevier, George A.
La Malaria (entrevista con) 5 21 20 Ortega de Huezo, Josefa
La orquesta de antaño 18 86 73
Gutiérrez, Rafael
La frenologfa en la actualidad 12 57 64' Pérez Ortega, Raúl
Alejandro Vega Matus 6 28 26
Gutiérrez. Rafael Saldlvar, Gabriel
El alcoholismo 5 21 26 Nuestra música popular, albores
de los cantos vernáculos , 9 45 45
Huete Armijo, Alfredo
La angustia 5 21 32 Urtecho, Dr. Luis
José de la Cruz Mena (incluido
Huete Armijo, Alfredo en "páginas literarias", Libro
Consideraciones sobre la vejez 17 81 26 del Mes) 18 88 104
Huete Armijo, Alfredo
La cultura del indigente 20 97 22 OEA
, " Vol. NI' Pg
Levy, Pablo
La ~l;mentación nicaragüense hace Pasos Argüello, Luis
medio siglo ' 2 8 28 Acción colectiva de la üEA 12 58 1
Morgan, Murray Plaza, Galo
Enfermeras a pie y a caballo Ideas (de) 19 95 12
12 56 32
Revista Conservadora del
Morgan, Murray Pensamiento Centroamericano
Kwashiorkor 11 53 25 AplausoS a la üEA 12 60 2
23
Vol. NO Pg Vol N9 Pi

Revista Conser vadora del Revista Conser vadora ' del


Pensam iento Centro americ ano Pensam iento Centro amerlc ano
Homen aje a Galo Plaza, Seclcta rio Clonolo g!a del periodi smo
centroamericano 16 76 :1
Genera l de la OEA y expresi dente 95 5
de El Ecuado r 19
Rodrig ue. Beteta, Vlrgllio
Idea periodí stica magníf ica l' 70 41
Revista Conser vadora del
pensam iento Centra amellc ano
A propósi to de la OEA y su 95 1 POE SIA
nuevo Secletario Genera l 19
VoL N'O Pc
Revista Conser vadora del
Pensam iento Centroa mel'ica no Anónim o
El Plaza Que nos visita ahora: un 95 10 Talmud (fragme ntos) 15 71 72
estadis ta ·de leUeve contine ntal 19
Benet, Stephe n VIncen t
Varios Letanla 1 S 11
Opinio nes de ilustrad os
interna cionali stas centroa merica nos Claude l. Panl
a propósi to de la OEA y su nuevo Cristób al Colón y los marino s 3 13 11
Secreta rio Genera l (Alejan dlo
Montie l ArgOeUo, Leandr e Marln
Abaunz a, Luis Pasos Al gOello.
Diego Manue l ChamorlO, Luis
Claude l J Panl
El camino de la Cruz
, 19 23
Manue l Debayl e. Horacio ArgUello Diego, Gerard o
Bolaño~ 1 Jorge FJdel Durón, La Vhgen, esperan do la navida d 3 15 29
PedlO Pineda Madrid , Fernan do
Fomnie r, Fabio C31ballo l\tIontero, 95 16 Ellot, T. S.
David Vela, Carlos Grocla Bauer) 19 2 7 16
Dificui tades de Un estadis ta
Ellot, T S.
PERIO DISMO Marcha Triunfa l :1 7 17
Vol. NO Pg
Ellot, T. S.
Los hombre s huecos 18 86 :1
Cuadra , Pablo Antoni o
Hada un periodi smo socrátic o 55 9 Ernman uel, Plena
en Centro améric a 11 Hymne de la Liberté 1 2 14

Cuadra Pasos, Carlos Emman uel, Pierre


El primer periodi sta de Himno de la Liberta d 1 2 15
Nicarag ua, Anselm o H Rlvas 16 76 70
FoIlere au. Raonl
Ruezo, Fl'ancis co y 01 ación para todos los pobres
del mundo 7 31 15
n.lontalván, Gustav o A.
HistOI ia del periodi smo en
Nicarag ua 16 76 54 Guillén , Nicolás
Poemas 3 11 12
HU9Z0, FrancIs co
El primer diario de Nicara gua 16 76 67 Resiado
Los tI abajos agrlcol as 17 82 27
Lacavo Ocamp o. Leonar do
Periodi smo, llama de la eterna
juventu d 13 61 45
Jarnme s. Francia
El asno del Doming o de Ramos
, 16 29
Krevmb org, Altred
Landre ch. Alfonso J\faría Campe sino 3 12 17
Histor; a del periodi smo de
Guatem ala 16 76 14
Markha m, Edwln
El hombl e de la azada 2 10 16
Lóvez VaIlecillos, Italo
Histori a del periodi smo en El MCl'ton, Thoma s
Salvad or 16 76 25 Que hable el pobre 4 16 33
I\facha<1o Valle, Vicente Miller, JoaqllÚl
Monog rafía del periodi smo Con Walker en Nicarag ua 1 1 24
hondur eño 16 76 48
Najman Biellk, Jahn
Montat ván, GiIstav o A Yo sé que en una noche 15 71 5:J
Periodi smo colonia l en
Centro améric a 16" 76 7 Oppenh elm, James
El esclavo 1 4 16
Núfiez, Franc's co
Monngrl'lfia del periodi smo en Oppenb elrn, J~mes
Costa Rica 16 76 51 UiI puñado de polvo 1 4 17

24
Vol N" Pg Vol NO Pg

ottolllli Gatti, Reg'hm De Gaullo, Charles


AhOl a - Absorbe 20 97 30 Sentido del prestigio 9 45 8
Pound, Ezra Durón. JOl'ge Fidel
Canto LXV 2 8 Kennedy está en la cumbre y ya
nunca la podrá exceder 10 50 12
Rizal, José }l~igueres, José
Ultimo adiós 4 16 SO Cal ta a Revista Conservadora 17 6
Salomón Giles, William E.
Cantar de los Cantrocs (fragmento) 15 71 62 SOll1ozas vistos por un
nOl tcamel icano .1 tl 32
Saudburg, Cai'l Gómez, R. A.
¿Quién? 2 9 15 El Poder Ejecutivo Latinoamericano:
Torl es Rioseco, Al'turo sus escncias y variaciones 3 11 3U
Rubén Darlo 14 66 54 Gonzátez 1\1., A. J.
La 1 ealidad cubana expuesta
Varios POI un español 13
Lincoln y los poetas (Walt 62
'~'hi.tmatl. Carl Sandhurg, StephCll
Gl'ublJc, retcr
Villcent Benet. Edwin Markham, Nical agua vista pot un alemán 2
Edgatd Lee Mastels, RosemalY 10 23
Benet) 1l 55 fi4 Rwnllhl'CYI lIubelt H
Vega, I.opp. (le La politica norteamericana en la
A..m érica Latina 10 48 36
Pastores de Belén - Villancicos 6 27 24
Jane, Cecil
'Whihnau. Walt Dei gobierno de república
¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! 8 38 democrática al gobierno autocrático
de las dictaduras en
Hispanoamérica 9 16
POLITICA INTERNACIONAL
Johnson, LYlldon B.
Vol Su primer mensaje al Congreso
Anónimo Desclat ación sobre la Alianza 8 38 98
r.c:l Instituto de Educación J{ennedy, John
noJitica con sede en San Jos Su pensamiento 8
de Costa Rica 1 2 34 38 28

A(lenanel', 1\:0nra(1
Kennedy, Jo1m
Declal ación ante el Bundestag 3 11 44 (SU) PlatafOlma para América
Latina 2 o 31
AvtOlkbanov, A. 1\1 mm, 'l'llomas C.
"Factores de la paUUca El ideal democrático 9
exterior soviética 5 24 10 45 t

Bailey, NOl'mall A Mal tíncz lVlol'cno, Alfrcll0


Estados Unidos como caudillo 8 31 Balance critico de la obra de la
ONU en dos décadas de su
Barrer. Mal'Y B. existencia 10 49 26
Los refugiados cubanos en Miami 11 55 12 Manlcl', 1Vlagnus
Caudillos y militares en la evolución
Beaulac, WiUard L hispanoamericana 2 10 1'1
Uu lapso en la vida pallUca
de Centro américa 9 44 28 Portes Gil, Emilio
Sandino visto por un presidente
Boothe Luce, Clal'e mejicano 5 22 12
Estactos Unidos: su imagen
en el exterior 5 25 26 Rosales. José Natlvl,ll\,l
La Nical agua de los Somoza 3 12 8
BOllt, Albel't W.
El sistema interamericano y la Scllelesinger Jr., Al'thm.·
actualidad dominicana 12 60 4 El legado de Kennedy 10 50 3

Colliel's, David S Shermal1 1 Georgc


Latinoamérica vista por los Los dictadores pleocupan a
Estados Unidos 26 Kennedy 6 28 3
2 10
Washington Post
Coquet, James E. Cancerbero (Editorial) 6 28 4
Somozas vistos por un francés 3 11 33
Washington S, \Valtcr
Dallin. David L. Las estudiantes en la pallUca
Métodos de la diplomacia sovlétlca 4 17 36 latinoamericana 2 9 6
POLITIOA NlCARAGUENSE Vol NQ Pg

Vol. N9 Pg Revista Conservadora


La helel}cía neg18, lenguaje
Anónimo de los numeres 40 17 1
La toma de los cuarteles de
Jinotepe y Diriamba 3 15 18 Revista Conservadora
Gráficas de las manifestaciones del
Cardenal, Luis G. doctor Agüero 4 16 3
Cómo me escapé de ]a cárcel 3 15 19
Revista Conservadora
Conrado Vado. Eduardo Reflexiones sobre el Ejército 3 11
La lebelión de Carazo 3 15 15
Revista Conservadora
Chamorro, Diego Manuel El Plebiscito Liberal y las
Los libel ales y el crimen votaciones pasadas 4 16
de lesa patria 3 13 15
Somoza Debayle, Luis
Chamorro, Diego Manuel Respuesta al expresidente
Balance del Partido ConservadOl Ulate 2 7 1
y complejo de culpa de algunos
jóvenes conservadoles 5 23 Terán hijo, Roberto
Sistema técnico de cedulación 7 33 43
Chamarro, Emiliano
Discmso 2 9 Ulate, Otilio
Respuesta al presidente Sornoza 2 6 12
Chamarro, Emiliano
Declaración 6 28 1 Varios
Encuesta sable la abstención del
Díaz, Adolfo Partido Conservador en las
Sobre la íntel venci6n americana elecciones de 1963 6 29 3
último mensaje 3 11 13
Varios
Gutiérrez G, Emilio Opiniones sobre la Política a seguir
La Ley Fuga 2 9 11 por el Partido Conselvador en los
plóximos cuat! o años (Emiliano
Gutiérrez Silva, Roberto Chamorro, Carlos Cuadra Pasos,
Revelaciones intimas de la mediación Horacio Argüello Bolaños) 7.32 3
política de 1950 cut! e Chamorlo
y Somoza 8 36 13 Vados
Revista ConservadOla enfoca la
Pasos Argüello, IlUís cedulaci6n (Emilio Gutiénez, Alejo
Algunos aspectos de la actual Icaza Icaza, Félix E Guandique,
situación pilftica de Nicalagua 1 1 1 28 Eduardo Rivas Gasteaz01 o, Horacio
Argüello Bolaños, Alvaro Ramírez
Pasos Argiiello, Luis González, Adán Sequeira Arellano,
Algunos aspectos de la actual Mario Palma Ibana, José Pallais
sitiuación política de Nicaragua n 3 12 19 Godoy, Juan Manuel Gutiérrez,
Carlos Molina Th-Iayorqufn, Felipe
Pasos Argiiello, Luis Rodríguez Serrano, Manuel J Morales
Misión cumplida o suicidio del Cruz, Ildefonso Palma Martfnez,
Partido Conservador 3 14 Guillermo Pasos Montie1) 7 33 29

Pasos Al'güello, Luis Zavala Urtecho, Joaquín


La Unión Nacional 4 17 17 Entrevista con el DI' Fernando
Agüero 5 23 12
Revista Conservadora
Análisis campal ativo: la libre
emisión del pensamiento bajo RELIGION
constituciones conservadoras y
liberales 1 3 11 Vol l'g.

Revista Conservadora Al'glielIo SoIórzano, Federico


Análisis comparativo: la libertad Diagnóstico de nuestro tiempo 2 7 28
individual bajo constituciones
conservadoras y liberales 1 4 21 Arrupe, Pedro, S.J.
Su famosa carta 16 78 65
Revista Conservadora
Homenaj e al General Emiliano Bastos, Alfredo
Chamarra 2 8 41 Riquezas, lujo y cristianismo 2 7 33
Revista Conservadora Cabrini, Francisca
Efemérides del General Emiliano 75 años de labor misionera:
Chamorro 2 8 42 Madre Cabrini en Nicaragua 15 41
Revista Conservadora Hakim, George
Actividades cbnservadoras Por la verdadera concordia de todos
durante el año 1961 3 15 1 los hombres y todos los pueblos 15 71 9

26'
Vol Pg Vol NI' Pg

Hobúing, Euno Garaigorta ArUsell, Juan Ramón


La Iglesia y la opinión ¿Quién conquistará a Latinoamélica? 3 15 36
pública 13 flZ 54
JAN
nussar, Bruno El <mico ployecto de vivienda
Nuesti a Iglesia y los judíos 15 71 10 1 ural en Nical agua 17 ¡j2 16

Paulo VI Herzl, 'Xeodoro


Primera alocución 7 33 24 El Estado Judío t5 71 35
'rime Juan xxm
Dios y el Homble en Notre Dame Pacem in terris 7 31 27
(Artículo de fondo del "Time"
Traducción de Carlos Chamorro Liewen, Edwin
Coronel) 14 17 42 El militarismo de la Am'élica
Latina 16 :15
Varios
¿Vamos a canonizar a Lutero? McGrath. l\Ionseñor Marcos
(Luis Alberto Cabrales y Mario La docttlina del progreso 10 47 3
Jván BUlgOS 7 33 24
Marlls, Leonard H
rAbel tad de comunicación 15 73 29
SOCIOLOGIA
Vol. N'I Pg l\iagnet, Alejandro
Oligen de la inquietu¡i, de
Alvar~ Montalván, Emilio nuestras masas 10 48 5
Realidades nicaragüenses
económico-sociales 1 5 23 Magnet, Alejandro
Tres revoluciones latinoamericanas 10 50 17
Alval'8Z Montalván, Emili.o
Estl uctm a demográfica en Mendieta, Edmundo
Centroamérica 10 47 35 La mujer nicaragüense 15 75 24

Alvarez Montalván, Emilio Maurois, Andre


Reflexiones soble nuestra Los Estados Unidos en los
sociología económica 20 99 7 últimos años 16 77 7

Anónimo Mendieta y Núñez, LUCio


Qué pasa con el negro en los La propiedad de la tierra 2 B 32
Estados Unidos 17 81 47
Me. Alister, L. N
Barahona, Luis Relaciones cívico-militares
Visión interna del campesino en América Latina :í 13 17
costan-icense 18 86 4
Paulo VI
Bttitrón, Aníbal Enciclica "El desarrollo de los
La mujer latinoamericanll 15 75 27 pueblos" Ir. 77 65
Cajina Vega, Mario Pérez Estrada, Francisco
Ensayo nicaragüense 2 8 30 Breve historia de la tenencia de
la tielTa en Nicaragua 11 51 15
Coronel Urtecho, José
Universalidad del nicaragüense 14 69 2 Rapaille,Gilbert
Coronel Urteeho, ;José Encuesta a los estudiantes de las
El hombre americano y sus Universidades de Texas, México y
Nicaragua ~O 9'7 J4
problemas El hombre
hispanoamericano 3 13
Ravines, Eudocio
Coronel Urtecho, José América Latina un continente
El hombre americano y sus en el upción 1 1 4 32
problemas. El hombres
norteamericano 3 14 16' Ravines, Eudocio
América Latina, un contonente
Cuadra, Pablo Antonio en erupción II 1 5 57
Apuntes sobre el nicaragüense 3 14 23
Cuadl'a Cltamol'l'o, Joaquín Rodrigue.,; Serr¡\IlO, FeUpe
Reforma agraria, conceptos Una sociología nicaragüense 8 37 24
fundamentales 3 13 48
Freeman Smith, Robert Sauvy, Alfred
Los Estados Unidos y las En erupción la América Latina 6 27 13
Revoluciones latinoamericanas 4 18 11
Teicbter, Pedro C. M.
Fischlowitz, Estanislaus La América Latina y el impacto
Revolución social en la América socio-económico de la
Latina 6 27 9 Revolución Cubana 4 18 3

27' '
Vol. N" Pg VARIOS
Vol. N9 Pg
Terlller, Franz
Habitación rural en Anónimo
Centroamérica 17 82 2 El conspirador del silencio 2 10 39
Von PrelIwitz, Jurgen Anónimo
Un coloso con pies de arcilla 6 27 16 I!'H aeI, un vistazo 15 71 4
Yeaza Tigerino, Julio Clark, L. G.
Estructuras sociales y étnicas Nicaragua y la Univelsidad
iberoamericanas 2 10 36 de Pennsilvania 11 53 17
Ycaza Tygerino, Julio CoeHo, Jorge A.
Teoría económica y teoría El "catlacho" y el "nica" 9 45 31
sociológica del desallollo 8 39 20
Eshltol, Levi
Zavala Cuadra, Xavier La ciencia y la investigación
El subdesarrollo de los pueblos, en el desarrollo de Israel 15 71 43
las enfermedades .Y el hambre 3 15 30
Gutiérrez Silva, Roberto
Zavala Cuadra, Xavier El "nica" y el "tico", según z
El subdesarrollo de los pueblos, un nica 9 44 45
las comunidades de base y la
educación 4 16 21 Gutiérrez~ Emilio
El güirís ha colgado sus aperos 2 6 3
Zavala Cuadia, Xavier
La nacionalización de las empresas Hasseutein, Bernhard
y el caso de 1 cobre chileno 13 64 El miedo y la huída de los
separata animales 16 77 2
Zavala Cuadra, Xavier Lerner~ Max
TI:sh uctulaci6n cristiana de la La mujer flancesa 15 75 35
Economía 7 33 ,11 I\iachiex, Clanda
Zavala Cuadra. Xavier La mujer 1l0l teamericana 15 75 30
Problemas socio-económicos y el
espÍl itu de la solución 8 39 16 Oficina Nacional de Urbanismo
DesauoUo urbano de Managua 16 78 2
Zavala Cuadra, Xavier
Ploblemas sociales y económicos Ortuño, Dora María
de Centroamérica 10 46 21 Los Moller de Matagalpa, últimos
sobrevivientes de la inmigración
danesa 3 13 8
'rURISMO Palacios, Apolonio
El terremoto que destruyó
Vol. NO Pg. Managua 16 78 11
Alemán~ Miguel Porl as, Enrique
Conciencia turística 12 59 5 Kennedy 3 39 38

Arespacochaga y Felipe, Juan de Pasos Arana, Manuel


El alcance del fenómeno Granada, sus edificios y
turístico 12 59 10 alrededores 9 43 25

Aróstegui~ Hernán Revista Conservadora


La Secretaría de Integración Homenaje a 1 Director de Revista
Turística Centroamericana 12 59 3 Conservadora Comental ios de la
Prensa Nacional Lista de los
asistentes a la· recepción Gráficas 8 39 1
Bal'berena Pérez, Alejandro
Las isletas 9 43 35 Revista Conservadora
El montañismo, una afición
Cass-ey, Charles T. deportiva cultnral 10 48 50
El desarrollo del turismo
visto por un banquero 12 59 23 Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano
Gallard Prío, Alejandro Nuesh a despedila al Embajador
Turismo internacional como Brown 16 77 5
Industria 20 99 23
Revista Conservadora del
Hernández, Francisco J. Pensamiento Centroamericano
La América Central, la carretera Masaya, un departamento con
sus alforj as al hombro 6 28 6
ínteramericana y el turismo 12 59 20
Revista Time
Schick, René Fin de Una capital (el terremoto
El Gobierno y el turismo 12 59 2 de Managua) 16 78 14

28
Vol Pr, Vol
Ribudeneira, Edmundo Gamboa. Fcdedco
Los beaUes y el desnudismo 18 89 53 Las páginas celltloamelicanas
del Diaüo de Federico Gamoba 11
!tuiz Hel'rel'o, Miguel
Nicaragua, paraíso de cazadoles 3 J¡¡ lU01 el do San Cruz, Pedro Al: listín
Visita apostólica, tOpOgl áfica,
Ruiz JIel'l'el'O, Miguel histórica y estadística de todos Jos
El "tico" y el "!liea", según pueblos de Nical agua y Costa
un tico 44 47 Hica 17 82

¡~Gcll'Í!,;ue:¡;
Beteta, Virgilio Pataky, La~slo
Una estatua para Ellliquc Nical agua desconocida 15 75
Mar Unez Sobral 12 (iD (JO
ltobel.'ts, Ol'1au(lO
'.B:'erán, Francisco Nmracíón dc los viajes y
Geog¡affa de las Islas Galápagos 15 73 31 exclU siones en la Costa 01 iOl1tal
)' en el intelior de Centtoamél iC:l 14 68
Van \Ton Ruge, Wolb
En busca de nuestlo quetzal 19 93 10 Sfallsifer, Charles Lee
Eplll aim George Sqlúcr Diversos
Varios ¡¡,pectos de su carrera en
Revista Consel vadOl a en su telcCl Centt oamél ica 20 98
anivelsalio (CalloS Cuadra Pasos,
Felipe Rodl'iguez Serrano, Alejo ~!ellhells, JOhll L
{caza Icuza, Emilio AlvUlCZ Incidentes de viaje en
Montalván, Enrique Guzmán B, José CetlOamélica, Chiapas y
Coronel Urtecho, Pablo Antonio Yucatán 20 99--100
Cuadra, Diego Manuel Chamorro;
Edgul'do Buihngo, Luis Alberto 'fhompSOll, G. A.
Cabrales) 3 36 Nall ación de una visita oficlial
a la República de
Varios Centroamérica en 1825 UJ 93
Nuevas voces de aliento pala
Revista Conservadora (Emilio Yanng, Tllomas
Gutiérrez G y Horacio AlgUello Una estadla en la Costa
Bolafios) 8 37 1 Mosquitia ... 13
Vario9
Oraciones fúnebres en la muerte :tr.IBRO DEL MES
de Kennedy (Mike Mansfield, Earl
Wallen, John McCormack) a 33 HO Genealogía
'Varios Vol, N'I
En pro y en contra de nuestra Cuadra Pasos, Ondos
publicación (Humberto López
Vil1arnil, Virgilio Rodliguez Los Cuadra: una hebra en el
Beteta y otros) j eiido de la Historia de Nicaragua 1'7 83
11 53 43
Verbisky. Gregorio
Visi6n y realidad en el sueño I,TBRO DEL MES
<le HCl'zl 15 71 31 Geología y CliIl!1atologia
Vivas Henal d, Pedro P Vol, N9
El "nien" y el "entracho" 9 45 1~1'antzius,
Alejandro
Warrcn, Earl Condiciones climnto16gicllll
Nuestro destino radica en la de Centroamélica 16 79
unidad 10 19 53 Sapller, CarIos
Volcanes de la AmériclI Central 16 73
Wal'l'en, Comisión
Sus 12 conclusiones 10 50 13
LlBRO DEL MES

unRO DEL MES Historia de Cent?oa\U6ricl!!

Vol. NI1
Cuullra Chamorro, Pédro Joaquín
Vol. NI' La nacionalildad centroamericana
y_ la guerra del 63 lO
Cibdad Real, Antonio
Relación de las cosas que le Fuente, Fny Jutiñn
sucediclon a Fray Alonso Ponee Los heraldos de la civilización
en las provincias de la Nueva Espafia 10 53 c!,!ptroamericana 19
Chawon'o de Solórzano, Cecilia Irisarri, Antonio Jo~ do
Diario de un viaje a Europa 15 75 Carta al Observador de Loodrell 18 07
Vol. N~

Rodriguez Beleta, Virgllio Escobar, Esteban


Ideologías de la IndependencIa 12 Biografia del General PedIo
Joaquin Chamon'o 19 92
Varios
Documentación original de la Huezo, Francisco
Independencia 20 96 La caída de un Presidente.
(Juan José Estrada) 18 86
Wel1s. William V.
Exploraciones y aventwas en Levy. Pablo
Honduras 10 51-53 Notas geográficas y económicas
sobre Nicaragua 12-13 59_63

I.IBRO DEL MES Rivas, Anselmo H.


Ojeada rebospectiva 18 76
Historia de América ltosales. Nicalás
)~l hospital San Juan de Dios
de Granada 16 77
Vol. NI?
Selva, Callos
1\'Ial cou, Julés Un poco de histOlia De cuando
Nuevas investigaciones sobre el se luchaba conba Zelaya 16 80
Ol ¡gen del nombre América 18 90
Varios
Antología de flores y frutos
umto DEI. MES dc los DI techo 18 88
Historia de Nical'agua Zelaya Goodman, Chester
Nicaragua en sus primeros años
a) _ Guerra Nacional y \Villiam Walker de vida independiente 11

Vol. N' LIBRO DEL MES


Alvare., Miguel Angel Integración Centroamel"1cann
Los filibusteros en Nicaragua 15 73
Vol. N9
Barbcl'ena Pórez, Alejandro García Amador, F V.
José Dolores Esuada El Héloe y Tolosa, Alberto
Nacional 17 84-85 El programa de Integración
Económica Ccnb oamel lcana 19 95
Carr, Albert Z.
El mundo y Willlnm Walker
(dos tomos) 10 50_51 LIBRO DEL MES
Rodl'Ígnez Beteta, Virgilio Lenguaje
GUCHa de Centtoamérica contra
Walkel 10 49 Vol N9
Val1e, Alfonso
Walker. Wllliam lntel pretación de nombres
La GUCl ra de Nical agua 15 72 geogl áficos indígenas de
Centroamérica 12 56
LIBRO DEL 1I1ES
LIBRO DEL IIIES

Historia de Nicaragua Literatura Centroamericana


b) _ Epoca Independiente Vol. N9

I\Ii1la, José
Vol. N9 Aventuras en Centroamélica
(Dos novelas humorísticas: "El
Bolaños, Pío r:sclavo de don Dinero" y "Tío
Memorias 14 69 Clima. en la feria'') 11 55
Córdoba, Cástula
Dolorosos recuerdos de In
Revolución de 1854 y de la LIBRO DEL MES
Guerra Nacional 14 70
Literatura Nlcaragiieuse
Chamorro Zelaya. Pedro JoaquÍll
Fruto Chamarra 19 91 Vol. N9
Arellano, Jorge Eduardo
Chamarra Zelaya, Pedro Joaquín Panorama de la Litel atura
Enrique Guzmán y su tiempo z Nicaragüense Epoca anterior a
(dos tomos) 10 47-48 Darlo (1502-1881) 20 97

30
Vol. Nll Vol N9

BaciÍl, Stefan CnalllU, Guillermo E


168 hOlas de poesía en Nicaragua 17 81 MemOlias de uo ex-oficial de la
Guardia Nacional 4 16-18
Fletes Bolaños, Anselmo
La última calaverada Cuentos Cuadra Pasos, Carlos
y cuentas La tifa 18 87 Cabos sueltos de mi memolla 5-8 21-28
Y 3U- 39
Silva, Felnallllo Chamorro, EmiUano
De tiena yagua 15 74 Autohioglafía 1-4 1-18
Challlorro, Pedro Joaqnin
SUPLEMENTOS Diario de uo preso 2-3 9-12
Vol NQ
Bolaños, Pío Dirección de la Comalldanclll
Granada. la ciudad ttágica 3-4 13-20 Genetal del Cuerpo de Marinon de
Estados Unidos de Amélica
Bovaluis, Cad Reseiía de la organización y
Viaie por Cenh oamél ica 7 35-37 opelaciones de la Gual'dia
Y 39 Nadonal en Nicaragua 5-'1 25-34

Buitrago MatllS, Nicolás Doubleday, C. W.


León: la sombla de PedIarius 5-9 22--45 Reminiscencia de la guerra
filibustera en Nicaragua 9 41
BlIitrago Mm ales, Fel'oalldo
Pasadas 4-5 19-24, Guzmán, Emique
Diario íntimo 1-9 1-45
Cardenal, Enlesto
Vida en el Amor 2 6-8 Matus, Ramón Ignacio
Revoluciones contra Zelaya 4-5 18-21
Cuadra DowIÚng, Ollando
La vo:!; sostenida Antología del Miranda, Ernesto
pensamiento nicalagiiense 1-3 1-13 FolklOle médico nicalagüen8C 1 1-1

1Jt~~O'fm,@g:¡mi@nihj) de R:e¡vB~'i"@' COlli1lS,e;[fVQ;c§@fi"@


de~ Pe:Ii'n$()J'm ¡,e1fm to Cie'n tr@!a'm,~Hrif~:@¡WlJ @
@ ~y,~ .J~MnHtg¡n~i@Hrnfh~~
A Gadala María y Ca. Ltda. Sucesores Al fonso Cardenal & Cía Ltda
Faustino AreBano L. Compañía de SegUlOS "La Protectola"
Agencias Nicaragüenses, S. A. Club Terraza
J Adán Aguerri Casa Morales
Miguel Alval ez Lacayo (Farmacia Moderna) romel cial Agrícola, S A.
Aceitelll Corona, S. A Canada Dry
Alianza para el Progreso Casa Sampsou
Al tes Gráficas Caldera Industrial, S. A
Aviateca Compañía Licorel'a de Nicaragua S. A
Acumuladores Centroamericanos, S A Cerámica Chiltepe .
Air France Casa NajUs
Banco de América Cash o Gulke & Cía Ltda
Banco NicaragUense Centro Cultural Nicaragüense-Americano
Banco Centroamericano de Integración Económica Compañía Cervecera de Nicaragua, S A
Banco Nacional de Nicaragua Compañía Almacenadora del Pacifico
Banco de Guatemala Compañía Automotriz
Banco Atlántida Compañía Dishibuidora, S. A
Banco de Ahorro Hondmeño Casa Cross
Banco Obl'ero y Campesino CYNAMID
B;enes Raices, S. A. (BIRSA) Compañía Nacional de Cemento, S. A
Pedro Bel1i & Cía Ltda. Corporación NicaragUense de Inversiones
Bayel' Químicas Unidas, S A Compañia Mexicana de AvIación
Booth de Nicaragua, S A. Comisión Nacional del Algodón
Bank of Amerlea Arturo Cuadra G.
Casa Pellas Cardenal Lacayo Fiallos
Comercial Internacional, S. A. Cerveceda El Agull.8
Café Soiuble, S. A Carlos Cardenal
Compañía Azucarera Nacional, S A. (CANSA) E Chamorra & Cía. Ltda.
Cotton States Chemícal, S. A Emilio Chamorro Benard
Centro Médico A. S Daetz
Caldera & Cia. Ltda. Dlscolandla
Casa McGregor Distribuidora Charro

31
Distribuidora de Vehfculos tI ulio y Lorenzo Lacayo 8r. Cía. Ltda
Distribuidora Comercial, S. A. Loterfa Nacional de Asistencia Social
DistlibuidOla de Repuestos, S A, (DIRESA) Lacmie1 de la 15
Distribuidora DatgUD, S. A. Federico E Lang & Cía. Ltda
Diario La PIensa LACSA
Diario La Noticia Ulises MOlales & Cía Ltcln
Dial io Novedades Enrique Mántica
Callos Duque Estrada F A Mendieta
Dinner Club El nesto Mántica S.
Deltona Gilbcrio MOl ales Bolaños
Desmotadora de Ploductos, S A tJ ulio Mal tíncz
DISTEXSA Max FactOl Hollywood
Editorial Alemana METASA
Editorial Novedades Muebles ModClnos. S A
EmbotelladOla San José Mexicana de Aviación
Embotelladora Milca Mamenic Line
Embotelladora Nacional, S A. MejOles Trajea Gómez
Exclusivas Europeas ManuiactUlera Centroamericana, S A
El Chic Parisien Nicmagua Sugar Estates Ltd.
Empl esa Nacional de Luz y Fueiza Nogue¡a & Cia. Ltda.
Empresa Aguadora de Managua Nicalagua MachinelY Co
El 113 Nabisco Cristal
Embajada Americana Opüca Santa Lucia
Esso Standard Oil, S. A. 01 ganización Rank
ELPESA ODJWA
Financiera de la Vivienda E Palazio & Cia Ltda
Financiadora Nacional, S. A. Daniel Plego & Cla
Ferretería Lugo E Pereirs, S A
li'otoglabados Calmen J Pérez. Panificación "Pan Fino Vitaminado"
FeIl QCail il del Pacífico de Nicaragua ProveedOla Falmacéutica
Grace & Ca. Centroamérica Publicidad Wilmor
Griffith & Co. Ltd. Plywood de Nicaragua, S. A.
GEMINA Publicidad Clladl'a Chambet Jaiu
GINSA Pan American World Airwayf.l
Gobiel no de Guatemala POl tales de la Suerte
J. Adán Gueua Pintm as Glidden
Gallo y Villa PROMINSA
Gambrinus Productos N estlée
Gran Hotel Costa Rica Plásticos Record
Hotel Reisel Palacio de Modas
Hotel Balmoral Productos de Concreto, S A
Holmann y Holmann 'l'h Cia. Llda Pasos, S. A.
Artm o Hurtado y Ramón López Rappaccioli Sabanas, Cia. Ltd"
Carlos Halder Sucesores Ron FIOl de Caña
Industrias Químicas Atlas de Centloamérica, S A Octavio Rocha
Industrias OCAL Ramón Rocha Cruz
Insecticidas Stauffer Reencauchadora Santa Ana
InmobHialia de AhollO y Préstamo, S A Refinería Nicaragüense
Industl ias Qulmico Agrlcolas ('J'OWICO) José Rodllguez Bien Sucesores (Sta. Cecilia)
IndustIia~ Dacal Alfredo Roque
lndustrias Gemilla Calzado Rolter
Industrias Quezalsa. S A. Rodiomll
INA Radio Centauro
INFONAC Unión Radio
INSS Radio Atenas
INVI Radio Católica de Nlcars/l1ll1
mCEI Rheem Centroamericana, S. A
INDESA Solól zano Villa Pereira
INFISA Sucesores de Rafael Cabrera
IBM World 'Trade Corporation Supelmercados Central y La Colonia
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social Sala de Artes
Impl enta Novedades Solólzano y Saborlo Co Ltda
INCESA Suministros y Festejos, S. A
Rodolfo Jere. S> (Venus y McGregor) SIECA
Servicio AglÍcola Gurdlán
Kativo de Nicaragua, S. A David Stadthagen Cm'denal
Emesto López O. & Cla Ltda. Reynaldo Tefel
Librel fa Cultural. NicaragÜEmse 'featl o Salazar
Libl ería En Marcha Toxapheno-DDT
Librería Universal Roberto Terán h.
LiblelÍa Cardenal Televisión de Nicaragua, S A.
César Augu.to Lacayo Tl'Opigás
'Tina Lugo 'rransportes Palmieri
Armando Llanes Hnos. & Cia. LId. Texaco Caribbean Ine.
Laboratorios RARPE Tabacalera de Nicaragua
Laboratorios Cherossi Tienda ¡'Los Gemelos"
LaboratOlios Solka Universidad Centroamericana
Ramil o Lacayo Montealegre (Ron Zanatino) Julio Vivas Benard
LANICA J. Alfonso Zúniga P.
La Salud Zacarlas Bendek & Cia.
32
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CAPITULO 1

VISITA AL VOL CAN DE lUASAYA - EL PUEBLO DE MASAYA - EL LAGO DE MASAYA - NINDI-


RI _ ASCENClON AL VOLCAN - REFERENCIAS DE EL - EL CRATER - DESCENSO AL CRATER
EL VOLeAN DE NINDIRI - IGNORANCIA DEL PUEBLO CON RESPECTO A LOS OBJETOS DE IN.
TERES _ REGRESO A MASAYA _ OTRO PAISANO. - MANAGUA ~ EL LAGO DE MANAGUA. -
PESCANDO _ HERMOSO PAISAJE - MATEARES - LA QJUESTA DEL RELOX - NAGAROTE -
CRUCES - UN GUARDA DE COTO - PUEBLO NUEVO

Mal zo 1Q No obstante mi anhelo de aplesuraune, con un muchacho que actuaba como guía y que llevaba
1esolví declicar un día al volcán de Masaya Con este un par de alforjas con plovisiones En media hora
pI apósito envié un con ea pOl delante para conseguil· llegué a Nindirí, habiendo encontrado más gente que
me un guía p21a subir al volcán, y no emplendí la mal- en todo el camino desde San José hasta Nicaragua
cha sino hasta las once A cOl ta distancia de la ciudad El alcalde ya f!staba listo, y en compaííía de un asis-
nos encontramos con un negl ita a caballo, vestido con tente que llevaha un par de alforjas con provisiones
el traje neglo que le hizo la NatUlaleza, con dos glan..; y una calabaza con agua, todos montados, nos pusi.
des hojas de plátano unidas con una costura como som- mas en marcha A media legua de distancia abando-
brelo, y hojas de la misma clase como silla A la dis.,. namos el camino leal y tomamos una estleeha veleda
tancia de dos leguas llegamos a la vista del volcán, y en el bosque hacia la izquierda Al salir de aní en~
a las cuatl o de la tal de, después de una calurosa ca- tramos a un campo libre cubier to de lava, que se ex..
minata, entramos al pueblo, uno de los más antiguos tendía hasta la base del volcán euíl ente y a ambos la-
y gi~andes d~ Nical agua, y aunque completamente tie- dos, tan lejos como pude distinguir, negra, de varios
11 a adentro conten'tcndo, incluso los arrabales; una pies de espesor, y en ciertos lugares fOlmando eleva·
población de veinte mil almas Nos dirigimos a la casa dos s€llijones Una indistinta huella estaba trillada
de don Sabino Sab oon, quien estaba 1 ecostado en una por el ganado ~obre esta llanura de lava Al fl ente
hamaca roncando con la boca abierta, pela su esposa, quedaban dof.: volcanes, de los cuales habían blotado
una biJllita ioven de media sangre, me t ecibió cordial.: corlÍentes de lava que fluyel'on por sus faldas hasta
mente, y con el debido,miramiento hacia los achaques el llano El que estaba directamente al frente dijo mi
de un marido anciano y hacia mí, no 10 despertó De guía que era el volcán de Masaya En el de la dele-
repente él cenó la boca y abrió los ojos, y me dió una eha, y a la mayor distancia de nosohos, el cláter es-
afectuosa bienvenida Don Sabino ela un colombiano taba lato, y E:l inmenso hueco del interior era visible
que había sielo desterrado desde hacía diez años, como Este dijo él que se llamaba Ventelo, un nombre que
él díjo, por los servicios prestados a su patria; y ha_ yo nunca había oído antes, y que era inaccesible Ca-
biéndose conducido a Masaya, se había casado con la minando hacia el del flente, y cluzando el campo de
bonita jOVf'll mestiza, y establedóse como doctor A- lava, llegamos al pie del volcán. Aquí la yerba era
dentl o de la puerta,' detrás de un pequeño depósito alta, pero el terreno era escabroso y desigual, y estaba
de azúcar al roz, salchichas y chocolate, estaba un for w
cubiel to de lava descompuesta Subimos a caballo
midable &parato de tarros y botellas, exhibiendo tan- hasta que se hizo demasiado empi.nado para que las
tos colores y tan enigmáticas etiquetas como una bo_ bestias nos llevaran, y entonces nos apeamos, las ama·
tica en mi p3ís tramos a un al busto y seguimos a pie Yo ya estaba
Tuve tiempo pala dar un corto paseo alrededor desconfiando de que mis guias conocieran los lugal es,
del 'pueblo, y doblando el camino, a una distancia de y pronto me encontré con que ellos no quelÍan seguir
medm milla llegué al borde de un precipicio, de más adelante o que eran incapaces de resistir mucha fati-
de cien pies de elevación, a cuyo pie, y a poca distan· ga Antes de llegar a media cuesta se desembaraza-
cia más allá estaba el Lago de Masaya El descenso l'on del jano de agua y de, las provisiones y aun así
era casi pelpenrliculal, en un lugar }Jor una tosca es- se quedaron attás. El alcalde era un hombre como de
cale1 a y después por medio de gradas cortadas en la CUal enta años, que montaba su propio caballo, y como
roca 'Me ví obl-'gado a detenellne mienhas que pa- el a una pel sana de importancia en el pueblo, yo no
saban quince o veinte mujeres, la mayor parte de ellas podía orden31Ie que anduviera más de plÍsa; su com-
jóvenes Sus cántaros estaban hechos de la cáscal a pañero ela como diez años más viejo, y fÍSicamente in·
de unas grandes calabazas redondas, con caprichosas capaz; y viendo que ellos no conocían ningún sendelo
figm as rayadas en la superficie, y pintadas o lustra- definido, los dejé y seguí solo
das; sostenidos a la tspalda por medio de una tira de A las once del día, o a tres horas del pueblo de
cuelO cruzada ~obre la frente y asegUlados con una Nilldilí, llegué al punto elevado que nos habíamos plO-
fina malla Abajo venían ellas charlando alegremen- puestoj y desde este lugar yo esperaba mitar hacia
t.e pero al momento de negar al punto donde me ha- abajo 'el cláter del volcán; pero alli no habla cláter,
n&ba, ya iban sUenciosas, con movimientos muy pau- y toda la supel fleie se hallaba cubiel ta de gigantescas
sados, 1esph ando fuel temente y con el rostro cubier_ masas de lava, y nena de matan ales y de árboles a-
to de abundant(' sudor Esta era una glan Pal te del chaparrados Agualdé hasta que mis guías subielon,
trabajo diario de las muieres del lugal, y sólo de este quienes me infOlmaron que este ela el volcán de Masa-
modo podían plocurarse el agua suficiente para las ya, y que allí no había más que vel El alcalde insis·
necesidades domésticas; pero todos los caballos, mu- tió en que dos años antes él había ascendido con el
las o vacas estaban obligados a ir por un camino tor- cura, quien había fallecido después, y con un gl upo de
tuoso de más de una legua, para conseguirla POl qué aldeanos, y que todos ellos se detuvielon en este lu·
esta gran población se había desarrollado y pelmane_ gar Yo quedé chasqueado y descontento En direc-
cido tan leios de este vital elemento, no lo sé Los ción al fl ente se elevaba un alto pico, el cual pensé,
espaÍloles la hallalon como un gran pueblo índígena, por su posición, que dehelÍa dominar una vista del crá-
y como ellos inm~diatamente hicieron de los dueños ter del oh o volcán Intenté llegar a él eh eundando
de la tieHa sus acall'eadores da agua, no sintieron la la montaña, pero me lo impidió una inmensa grieta,
lalga, ni tampoco sus descendientes en la actualidad y leglesando, avancé dilectamente de havés Yo no
Mienh as taflto llegó mi guía; quien, para mi ma· tenia idea de lo que intentaba Todo se encontraba
yor satisfacción, era nada menos que el mismo alcal- cubierto de Java convel tida en sellijones y masas hre-
de en persona Pronto se hicieron los art eglos, y yo guIares, cuya superfide variaba a cada paso, y cubier~
tendda que juntallne con él a la mañana siguiente en ta con ál boles y malezas Después de una hOl a del
su casa en Nindh í Dí a mis mulas y a Ni.colás un más duro trabajo que jamás tuve en mi vida, llegué al
día de descanso, y partí en el caballo de don Sabino, punto que me había fijado, y, con asomblO noté que

11
en vez de mhar el cláter del lejano volcán, me hallaba delante Me ví aun obligado a proseguir hasta el la
al borde de otro. do de arliba del árbol, y aquí estaba yo mas ansioso
Entre las maravillas consignadas de los descubri- que nunca de alcanzar el fondo; pero de nada me sir-
mientos en América, esta montafi.a era una de ellas; y vió. Suspendido a media bajada, impresionado con
los españoles. que en aquellos días jamás se quedaban la soledad y con el extraordinario aspecto de la esce-
a medio camino en cualquier asunto que hiriese la na sobre las que tan pocos ojos humanos habian des_
imaginación, k llamaban El Infierno de Masaya El cansado, y con el poder del Gran Arquitecto que ha
histoliador al hablar de Nicaragua, dice HHay mon- diseminado sus maravillosas obras sobre toda la super
tañas ardiontes en esta provincia, la principal de ellas ficie del globo, no pude menos de pensar cuán gran
eS Masaya, donde los nativos en ciertos tiempos sacri~ derroche de bendiciones ha derramado la Providen-
ficaban doncellas, arrojándolas dentro de ella, creyen- cia sobre esta favorecida pero desdichada tierra! En
do ?paciguar el fuego con sus vidas, para que no des- mi patria este volcán seria una fOltuna; con un buen
tI uyera el país y ellas iban muy alegremente hacia hDtel en la cima, una baranda ah ededor par a prote-
allí", y en otro lugar dice: "A tres leguas de la ciu_ ger a los niños de una caída, una escalera en zig-zag
dad de Masa, a, hay un pequeño monte, plano y redondo hacia abajo en las faldas y un vaso de limonada con
llamado Masaya, que es una montaña ardiente, cuya hielo en el fondo Las cataratas son buenas p1opieda_
Boca tiene media Legua de Circunferencia, y una plO· des con gente que sabe cómo sac31les plovecho Las
fundidad dentro de ella de doscientas y cincuenta bra- cataratas del Niágar~ y de Trenton pagan bien - y los
zas Allí no hay Arboles ni Yerbas, pero las Aves ani- dueños de los volcanes de Centro Amélica podrfan sa-
dan sin ninguna Molestia por el Fuego. Hay allí otra car dinelo de ellos proveyendo facilidades para los via-
Boca como la de un Pozo a un Tiro de flecha pala jeros Este probablemente podria complarse para los
arriba, cuya distancia hasta el Fuego es alrededor de viajelos Este probablemente podría comprmse pOl
ciento cincuenta Brazas, siempre hirviente, y esa masa diez dólares, y yo habría dado el doble de esa suma
de Fuego, a menudo se levanta y produce una gran por una cuerda y un hombre para sostenerla Mientras
Luz, de manera que ...-puede ser vista a considelable tanto, aunque anhelando estar en el fondo, yo levan-
distancia Ella se mueve de un lado para oho, y a ve.. taba mis ojos ansiosamente para arriba La torcedu_
ces ruge tan fuerte que es espantoso, sin embmgo nun- la de un tobillo, la lotura de una rama, la caída de
ca atroja nada más que hwno y llamas. El Liquor una piedra o la falta de vigor, podrian colocarme don-
nUnca descansa en el fondo, ni su hervor, imaginándo- de habría sido tan dificil que me hallaran como al go-
se que este fuera ORO, F BIas del Castillo, de la Or- bierno de Centro América. Comencé a subir, despa-
den de Santo Domingo, y otros dos Españoles, fueron cio y con cuidado, y a su debido tiempo me arrastré
bajados a la primera Boca en dos Cestas con un Cubo hasta un lugar seguro
hecho de un Pedazo de Hierro, y una larga Cadena pa- A mi derecha tenia una plena vista del destrozado
ra elevar un poco de aquella ardiente Materia, y sa- cráter del volcán de Nindirí El lado frente a mi es~
ber si era Metal. La Cadena COITi6 ciento cin~uenta taba loto y oecaido, de modo que todo el intmior del
Brazas, y tan pl anta como llegó al Fuego, el Cubo se cráter quedaba a plena vista A éste, el alcalde lo ha-
fundió con algunos Eslabones de la Cadena, en muy bia declmado inaccesible; y en palte solo por Ilevarle
corto Tiempo, y de ahí que ellos no pudieron saber lo la contrada, me abrí paso hasta él con extremado tla_
que había abajo. Permanecieron allí aquella Noche bajo y dificultad Al fin, después de cinco hOlas de
sin ninguna Necesidad de Fuego ni de Candelas, y sa- la más 1 uda faena entre los ásperos montones de lava,
lieron otra vez en sus Cestas suficientemente asusta- descendí al lurar donde habíamos dejado nuestras
dos" provisiones Aquí agalré la calabaza de agua, y per-
O el monje, chasqueado en su busca de oro, había manecí durante varios minutos con la cara vuelta ha-
mentido, o la Naturaleza había efectuado uno de sus cia los cielos y enseguida me dirigí al alcalde y a los
más extraordinarios cambios El cráter el a como de comestibles Tanto él como sus compañeros manifes_
milla y media de circunferencia, de quinientos a seis.. taron su completo asomblo de lo que les desclibi, y
cientos pies de profundidad, con sus lados ligeramen- pelsistielon en decir que ellos no sabían de la exis_
te inclinados y tan regular en sus proporciones que tencia de tal lugar
palecía una excavación artificial El fondo era plano, Insisto sobre este asunto en beneficio de cualquier
tanto los lados romo el suelo cubiertos de yerba, y se- futuro viajelo, para que pueda ir apto y preparado pa_
mejaba un inmenso tazón cónico verde Allí no ha- ra explorar las interesantes regiones volcánicas de
bía ninguna de las tremendas señales de una erupcióñ Centro América Durante todo mi viaje, mis trabajos
volcánica; nada aterrador. o que sugiriese una idea fueron aumentados glandemente por la ignorancia y
de el infierno; sino, al contralio, era un paisaje de tran- la indiferencia del pueblo en lo concerniente a los ob-
quila y singular belleza Yo descendí a un lado del crá- jetos de interés en su inmediata vecindad Uf1.0S po-
ter y anduve a lo lalgo de la orilla mirando el área de cos hombres inteligentes y educados sabían de su
abajo Hacia el otro extremo había una vegetación existencia como parte de la historia del pafs, pero
de al bolitas, y en un lugar no crecía la yerba, y el sue_ nunca encontré alguno que hubiese visitado el volcán
lo estaba negro y terroso, parecido al fango seco. Esta de lVlasaya; y en el pueblo que está a sus pies, el via-
era quizás la boca del pozo misterioso que atrojaba jero no obtendrá ni aUn la escasa infOlmaci6n ofreci_
llamas, que lanzaba su luz a "considerable distancia", da en estas páginas El alcalde había nacido cerca de
dentlo del cual las doncellas indígenas eran arrojadas, este volcán; Qesde su niñez había pelseguido al gana-
yel que fundió el cúbo de hierro del fraile Lo mismo do extraviado por sus faldas, y me contó que conocia
que él, yo séntía curiosidad por "saber lo que había el terreno palmo a palmo; sin embargo me dejó en ayu-
abajo"; pero los lados del cráter elan perpendicula- nas con 1especto al único objeto de interés, estando
res Entelamente solo y con una hora de penosa fa- ignorante, como él dijo, aun de su existencia. AhOla
tiga entre mis guías y YO, vacilé en el intento de bajar, bien, o el alcalde mintió y era demqsiado haragán pa-
pela me disgustaba el regresar sin hacerlo En cierto la acometer el ~labajo que yo habia anostrado, o me
lugar Y cerca de la tiel'la negra, la orilla estaba rota, estaba imponiendo un trabajo superior a mis fuerzas.
y habia algur..os arbustos y árboles achaparrados Plan_ En cualquiera de estos dos casos merece una chico-
té mi escopeta junto a una piedra, até mi pañuelo al_ teada, y yo le luego al plóximo viajero, como un fa-
rededor de ella como una señal de mi paradero, y muy vor particularmente para mí, que se la dé
pronto me hallé dehajo del nivel del suelo Dejándo- Yo estaba demasiado indignado canoa el alcalde
me bajar con la ayuda de las raíces, arbustos y pie- para tener algo más que hacer con él; y resuelto a ha_
dl as salientes, descendí hasta un ál bol achaparrado cer otro intento, a mi regreso al pueblo me encaminé
que creció sobre el flanco como a media subida desde a la casa del cura, para obtener su auxilio en conse-
el fondo, y debajo de él ya no había más que un mu- guir hombreg y hacer otros preparativos indispensa-
l'o desnudo v perper..dicular Era imposible seguir a- bles Sobre las gradas del COl redor de atrás vi a un

12
joven neglo, con negla sotana y gallo, sentado junto 1 calzada pOl el pensamiento de que ella no SUfl ía nin_
a una mujel blanca, bien pmecida y bien vestida, Y, gún cambio Aquí Cla un pelpetuo verano, jamás el
si no me equivoco, platicando con ella de otras cosas invierno llegaba a empujar a sus habitantes a que bus-
y no de las relacionadas con sus debel es sacel dotales caran sus fuegos tiritando pela todavía selÍa discuti-
Su negl a 1 evel encia de ninguna manel a quedó conten- hle el sabel si bajo el mismo clima y el mismo escena_
to al velme Le plcgunté si podría conseguir posada lio, con las pocas necesidades fácilmente satisfechas,
en su casa, la que, aunque pal ezca algo ah evida, es desarrollando con lozanía al aire libre y a la Ol illa de
la frase que el viajelo acostumbla; y, sin levantarse este deleitoso lago, aun los descendientes de la laZa
de su asiento me iespondió que su casa ela pequeña anglosaiona no perdieran su industria y su enelgia
e incómoda, Y que el alcalde tenía una a propósito Este lago desagua en el lago de Nicaragua por me_
El a el plÍmel cm a negro que yo había visto, y el (mi~ dio del lío Tipitapa, y se ha hablado de oba comuni_
ca en el país qUf~ faltó a los debelcs de la hospitalidad cación ent! e los dos mares 1)01' medio de un canal des-
Debo confesar que sentí un fuerte impulso de dalle de él hasta el Pacífico en el puel to de Realejo El
en la cabeza con el mango de una pistola, y espolean_ telleno está pelfectamente a nivel, y el puerto es qui-
do mi caballo para que casi saltala sobre él, di media zás el mej01 en Hispano Amélica; pelO la distancia es
vuelta y galopé fuel a del patio Con el alcalde y el de sesenta millas, y hay oh as dificultades que a mí
CUla ambos en mi contra, yo no tenía espelanzas en me palCce que son iusupel ables~ El río Tipítapa ha
el ptteblo Ya era casi de noche ~ leglesé a Masaya sido lnesentado como navegable pOl los más glandes
Mi enojo desapaleció con la sensacIón de una abruma- barcos en toda su extensión; pelO jamás se ha efec_
dora fatiga Habría sido imposible 1 epeth la ruda la- tuado ninguna medición hasta la de Mi Bailev, según
bor del día sin un intel valo de descanso, y había tan- la cual tiene treinta millas de 1~lgO Comenzando
ta dificultad en hacer los alleglos, que determiné mon_ en el lago de Nicaragua, por veinticuatro millas el
tar mi macho y seguir adelante agua tiene de una a ti es bl azas de profundidad A_
A la mar.ana siguiente leanudé mi viaje Mis mu_ u1.ba de esto hay unos raudales, y a una distancia de
las no habían bebido agua Pala que fuelan al lago y cuatl o y media millas una cascada de trece pies La
leglesaran tendrían que hacer un viaje de dos leguas; pendiente total en las seis hizo ladear .por la Questa
y pala ahorráselos yo complé agua, que la medían en del Relox, así llamada por un venerable 1 eloj de sol
una calabaza que contenía como Un cUal to de galón que se encuentl a a un lado del camino, de una pie_
Como a una legua de distancia comenzamos a ver el d1a gris obsclU'o, con una inscripción en castellano,
Lago de Managua, y Íl ente a nosotros todo el terre- pero con los calacteles tan gastados e indistintos que
no era un lecho de lava desde la base del volcán has- no pude descifrarlos C31ece de histOlia, salvo que
ta el lago Me encontré con un gl upo de viajeros en- fué erigido por los conquistadores, y pelmanece co-
tre quienes, al principal de ellos, reconocí como a un mo una indicación de las obras con que los españoles
extr anjel o Nosotros ya nos habíamos encontrado comenzaron a colonizar el pais.
cuando di media vuelta y lo saludé en inglés; y des_ A las once y media dejamos el lago por última vez
pués de mirarme pOI unos instantes, con gran sorpi e_ y entramos a un llano abielto Cabalgamos una hOla
sa mía me llamó por mi nombre Era un americano más, y llegamos a Nagarote, una aldea miserable, con
llamado Higeins, a quien yo había visto la última vez sus casas construidas en parte de lodo, con patios al
en mi plopia oficina en Nueva York Venia de Rea- frente, trillados por las mulas y desecados por el sol
lejo y se hallaba en mi camino para San Juan, con Yo entré a una de las casas para gualecerme y hallé
la i~tención de embarcarse para los Estados Unidos. en ella a un joven sacerdote neglo en viaje para Cal_
1\i[andamos nuesbo equipaje por delante y nos apea- tagena, ordenado por la Iglesia en León La casa es_
mos, y además del placer de encontrarlo, estoy muy taba ocupada por un viejo solitalÍo Tenía un ratre
agradecido h,cia él, porque yo viajaba entonces en un con un petate encima, sobre el cual me acosté, 'fA..iz de
alvardo, o silla común del país, muy molesta pala el reposar unos instantes y de escapmffie del ardoroso
que no está acostumbrado a ella Mi pr opia silla las_ calor Frente a la cama estaba una tosca armaZón co-
timaba a mi mac:ho, y como su viaje estaba próximo a mo de seis pies de alto, sobre la que había una especie
su fin me dió la suya en cambio, en la cual monté de de casita de muñeca con la imagen de la Vhgen sen-
allí en adelante hasta que la dejé en las playas de Yu_ tada en una silla, y ataviada con adel ezos de poco va~
catán Me dió, además, unas líneas a lápiz para una 101'
señala en León, y yo le encargué recados para mis A las tres de la tarde nos pusimos de nuevo en
amigos en mi tierra Cuando siguió su camino casi malcha El sol habia perdido algo de su fuerza, el
lo envidié, él dei aba tras de sí tumultos y convulsiones camino ela albolado, y observé más del acostumbrado
y se dirigía a su tranquilo hogar, mientras que yo te- número de cruces Se dice que la gente de Nical a_
nia hente a mí todavía Un largo y penoso viaje gua es la peor de la Republica Los habitantes de los
Más o menos hes horas después de una cabalga- atlas Estados siempre previenen a los extranjelos en
ta desespel adamente calurosa llegamos a Managua, conha de ellos, y éstos son proporcionalmente devo_
bellamente sUuada en las riberas del lago Entrando tos Por todas pal tes, en las ciudades y en el cam-
en medio de una colección de chozas pajizas, pasamos po, sable la cumble de las montañas, y a la O1i11a de
a una amplia y alÍstocrática 1esidencia, con un patio los 1 íos, esto" monumentos me saltaban a los ojos l\1e
que ocupaba toda una manzana; la mansión de una fa- fijé en un clalo la lado del camino, pintado de negro,
milia expatliada en decadencia y malchando hacia la con una tabh negra suspendida en él, conteniendo una
ruina inscripción en letlas blancas descolOlidas; lo habían
Ya avanzad... la talde bajé a dar un paseo por el eligido en memalÍa de un padre que había sido asesi_
1ago Este no era tan grande como el Lago de Nica- nado y sepultado al pie l\!Ie detuve pala copiar la
ragua, lJelO era una magnífica sábana de agua, y a insclÍpción, y mientras me ocupaba en ello divisé un
plena vista quedaba el Volcán de Momontanbo (Mo- glUpO de vÍl1jelos que se aproximaba, y conociendo
motombo) La playa vresentaba el mismo animado es~ la suspicacia de la gente, ceu é mi libro de notas y
pectáculo de las mujeles llenando sus cántalos, hom- seguí adelante El gl upo se componía de dos hombles,
bles bañándose, caballos y mulas bebiendo, y en cier- con sus cliados, y una muier El más joven de los
to lugar una fila de chozas de pescadolcs, sable la olÍ_ hombles me saludó, y dijo que me había visto en Gra_
lla del agua había estacas sembl adas en forma b iau_ nada, sintiendo el no haber sabido de mi proyectado
guIar, y mujues con pequeñas ledes de mano estaban viaje Por e1 estilo de su haie y equipos supuse que
cogiendo pescados, los que metían denho de lug31es sería un caballero, y quedé segUIo de ello pOI la cir~
huecos o cavados, o por mejor decir, 1 aseados en la cunstancia de llevar un gallo de pelea bajo el brazo
al ena A los pescados les llamaban sardinitos, y a la Conforme caminábamos, la convelsaCÍón lCcayó sobre
puel ta de las chozas los hombles estaban prepa1ando estas inteleS?ntes aves, y supe que mi nuevo conocido
fuegos pal a cocinarlos La belleza de esta escena el a iba 1Jal a León a una riña, de la cual Ofl eció dal me no~

13
ticia El ave que él llevaba había ganado tl es peleas mi tierra, plÍncípalmenle porque todo se espelaba que
en Glanada, su fama había llegado a León, y le ha.,. lo pagásemos Tuvimos para la cena huevos pasados
bían lanzado un desafío desde aquel lugar Esta iba POl: agua y frijoles, sin plato, ni cuchillo, tenedOl, ni
envuelta tan cuidadosamente como una pierna fractu_ cuchara Mis compañelos usaban sus tOl tillas para
rada, sin nada más visible que la cabeza y la cola; y levantar un huevo, y también, doblándoles la orilla,
suspendida por una cuel da, era tan: fácil de llevar co- pala sacal una cuchalada de frijoles del plato; por lo
mo una canasta El joven susphaba por las desdi- demás ellos eran corteses y caballelosos Tuvimos
chas del país, por la angustia y la ruina causada por una especie de chocolate, hecho de cacao molido y en_
las guerras, y hablaba del patio de gallos de Grana- dulzado, y servido en jícaras, las que, teniendo el a-
da diciendo que se hallaba en una deplOlable condi_ sienio parecido a las puntas de un gran huevo, no se
ción; pero en León, decía, este era flOl eciente, por mo_ podf'ln paral sobre la mesa Mis compañeros retOl-
tivo de ser el cual tel general de la milicia El edificio, cieron sus pañuelos de bolsillo y enrollándolos sobre
además, hacía honor a la ciudad; se abría únicamen- la mesa en forma circular, colocalon las jícaras en
te los domingos, pero él conocía al propietalio, y po- medio del hoyo, y uno de ellos hizo lo mismo pal a mí
día en cualquier momento hacer los an eglos para una con mi pañuelo Después le la cena, el más joven de
pelea. Me hizo muchas preguntas acerca del estado los dos vistió a las aves con sus mantos de noche una
de la ciencia en mi país, me contó que él había impol_ tela de algodón bien envuelta ahededor del cuerpo,
tado dos gallos de Inglaterra, que habían jugado bas- comprimiéndole las alas, y enseguida, con una cuerda
tante, pela no 10 suficientemente grandes para en- amarrada en el revés del lienzo, para que el cuerpo
frentalse con los suyos; y me dió además, muchas va- se balanceara, enganchó a cada una de ellas en la ha.,.
liosas informaciones sobre este asunto, de las cuales maca Mientras que él estaba preparándolas, la mu_
descuidé de tomar ninguna nota jer mostraba peines de cuerno, cuentas, aretes y rosa-
Antes de anochecer llegamos a Pueblo Nuevo y to- dos; y enredaba a la hija del posadero para que le
dos nos fuimos a la misma posada Su compañero no comprara un peine La casa tenía una inusitada a-
tenía mucho de dep01 tista, aunque conoela las cualida- fluencia de huéspedes El joven, la comercianta, y
des de una buena ave, y mostraba familiaridad en ma- yo no sé cuantos de la familia, durmieron en una pie_
nejarlas Esta era la primera vez que yo me había za interiOl El viajelo de más edad me ofreció la
juntado con viajeros por la noche He evitado los de- hamaca, pero yo prefelí la caja larga, hecha del tlon-
talles en todos los lugares donde he pal ticipado de la co d~ un árbol, la que en todas las casas de Nical agua
hospitalidad plivada, pela esta el a como un hotel en sit ve como una especie de armario

CAPITULO 2

HERMOSA LLANURA - LEON - PASEO POR LA CIUDAD - PERNICtOSOS EFECTOS DEL ESPIRI.
TU PARTIDARISTA - HORROROSAS ESCENAS - NOTICIAS DESAGRADABLES _ CONTINUA-
CION DEL VIAJE - UN MENDIGO FASTIDIOSO - ClUNANDEGA - EL GOLFO DE CONCHAGUA _
VISITA A REALEJO - FABRICA DE ALGODON - EL PUERTO DE REALEJO - EL VIEJO - EL
PUERTO DF NAGOSCOLO - LA IMPORTANCIA DE UN PASI\PORTE - EMBARCANDO MULAS _
UN BONGO - EL VOLCAN DE COSAGUINA (COSIGUlNA - LA ERUPCION DE 1835 - LA UNION. -

A las dos de la mañana fuimos despertados por el vió Se la traduje palabra por palabra, pues era una
canto de los gallos, y a las tl es ya estaban Cal gadas súplica para que me proporcional a alojamiento Arlu-
las mulas y emprendimos la marcha El camino ela gó al punto el entrecejo de fastidio; y dijo que no te-
plano y arbolado. pero desespeladamente lleno de pol_ nía más que un cuarto disponible, y que estaba resel-
vo Durante dos horas después de clalear tuvimos vado para el vice-cónsul inglés de Realejo Yo le les_
sombla hasta que salimos a un llano abierto, limitado pondí que el vice-cómml no intentaba al presente aban-
por el iado del Pacífico por un bajo arrecife, y hacia donar Realejo Me PI eguntó cuánto tiempo permane-
la derecha por una elevada fila de montañas, que for_ cería allí, y cuando le contesté que solo una noche me
maban parte de la gran cadena de las Cordillelas dijo que si tal era el caso podía quedarme El l~ctor
Frente a nosotros, a una gran distancia, elevándose acaso se extr añará de mi fa.lta de ánimo, pero el hecho
sobre el nivel del llano, divisamos las agujas de la ca_ el a que me hallaba poco dIspuesto a tamal en cuenta
tectl al de León La espléndida llanura, en la riqueza toda desatención personal Mi única altelnativa era
de su suelo no sobrepasada por tierra alguna en el salh en busca del joven cuya invitación había decli_
mundo, yacía tan desolada como cuando los españo- nado, y cuyo nombre ignoraba, o rOgal'· de puerta eli
les la atl avesal an por primera vez La estación seca es- puel ta para que admitiesen
taba para t81minar; durante cuatro meses no había Se ha díf'ho que las mujeres se gobiernan por las
llovido allí, y densas nubes de polvo nos rodeaban, al_ apal iencias, y la mía no era muy seductora Mi ves_
diente y fino como las arenas de Egipto A las nue- tido era el mismo con el que había salido de Granada,
ve de la mañana llegamos a León, y yo me separé de ensuciado por el ascenso al volcán de Masaya, y aho-
mis compañelos, pero no sin una cortés invitación del ra cubierto de polvo Aprovechando lo mejor que pu-
más joven para tomar un descanso en casa de su her- de mi limitado guardan opa, en mi reaparición fuí más
mano Los arrabales eran más miserables que ningu_ favorablemente recibido Por lo menos tuve un ex-
no de los que hasta aquí había visto Subiendo por celente desayuno; y como hacía mucho calor y nece-
una larga calle, a través de la cual rondaba un cen_ sitaba descansar, me quedé en casa jugando con los
tinela, mhé frente al cual tel un gl upo de soldados va~ niños En la comida ya tuve el puesto de honor a la
gabundos, iguales a los de Carlera, que gritaron inso- cabecelu de la mesa, y había hecho tales ploglesos,
lentemente: "Quittez el somblelo" Tuve que atra- que, si lo hubiera deseado, me habría aventmado a in_
vesar toda la extensión de la ciudad antes de llegar a sinuar el asunto de quedarme oho día; y debo dech
la casa adonde había sido recomendado Desmonté que la señora, habiendo accedido a que me quedala,
y entré en ella con la confianza de una afectuosa re_ me trató con gran cOltesía y atención, y p31ticulal-
cepción, pero la señQlu, con mucha celeridad, me dijo mente usó de gran diligencia en conseguir un guía pa_
que su marido no estaba en casa Le dí una esquela ra ponerme en aptitud de proseguir mi viaje al siguienM
con la que se ))le había provisto, dhigida a ella misma; te dia
pero me dijo que no sabía leer inglés, y me la devol.. Después de la comida Nicolás llegó a mi CUal to, y

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con las manos levantadas gritaban contra el pueblo de ser insultado o de ser metido en alguna dificultad que
León: "Gente indecente, sin vergüenza" (literalmen- pudiese detenerme, legl'esé a la casa
te) Lo habían gritado por las caHes, y había oído ta- Por medio de los cliados, Nicolás había hallado
les historias del estado del país frente a nosotros, que dos hombres que querían acompañarme, pelO no me
queIía regresar a su casa. Yo me encontraba con agradó su aspecto, ni aun el que supieran cuándo in-
muy pocos deseos de tener que hacer otro cambio, y tentaba yo paltir Apenas acababa de desembarazar-
particularmente por alguno de los bribones con aspecto me de ellos cuando llegó mi guía a avisalme que no
de asesinos nue había visto en mi entrada; pero no me saliera al día siguiente, porque quinientos soldados,
gustaba tener la responsabilidad de llevármelo contra que habían pstado haciendo sus pleparativos dUlante
su voluntad y le manifesté, que si me conseguía dos varios días, estaban para marchar a la mañana siguien_
hombres hornadas, que podría dejmme. Ya le había te sobre San Salvador Esta fué una noticia de lo más
adelantado más de lo debido, pm o tenía la seguridad desagradable Yo no deseaba viajar en su compañía, ni
que no me abandonaría por miedo a que se 10 llevaran lnenos enconh arme con ellos en el camino; y calcu-
para el servicio militar. . . lando que su marcha sería más lenta que la mía, le
Terminado esto salí a dar un vIstazo a la cIudad encargué al guía que se indagara del tiempo en que
Esta tenia una apariencia de antigua y aüstocrática saldrian, y le dije que nosohos emprendelíamos el
respetabilidad, que ninguna otra ciudad en Centro A- viaje dos hOlas antes que ellos. Nicolás se fué con él
mérica poseía Las casas eran gl andes, y muchos de para darle agua a las mulas; pero legresaron con gran
los frentes se hallaban llenos de ornamentos de estu~ precipitación con la noticia de que unos piquetes de
ca la plaza era espaciosa, y los patios de las iglesias soldados estaban recorriendo la .ciudad en busca de
y ias mismas iglesias magníficos Este era el asiento hombres y de mulas, y que habían penetrado al patio
de una diócesis y se distinguía por lo valioso de sus de un, padre en la vecindad y tomado ttes de sus an.i·
iglesias y conventos, por sus centros de erudición, y males La señora de la casa mandó cerrar todas las
por sus hombres de ciencia. hasta la época de su revo:, puel tas y que le llevaran las llaves, y una hora antes
lución contra España; pero al andar por sus calles VI de obscurecer ya estábamos todos encerrados, y mis
palacios desmantelados y sin techo, en donde los no- pobres mulas se quedaron sin agua
bles habían habitado. ocupados pOl infelices mal nu- Como a las ocho de la noche oímos el tropel de la
tridos símbolos de la miselia y de la necesidad; y caballería en las calles, y reuniéndose en el interior
hacia' un lado un inmenso campo de 1 uinas que cu- del pOl tal vi como seiscientos hombres alineándose
bría la mitad de la ciudad para mal chal'. Allí no había música, ni aclamaciones,
Casi a raíz del. establecimiento de la independen- ni ondeal de pañuelos, para animarlos como a defen_
cia y de la aparición de las grandes líneas divisorias sores de la patria o como aventureros en' el camino de
entre los centralistas y federalistas, el Estado de Ni- la glOlia; sino que en la obscuridad y deScalzos. sus
caragua llegó a ser el teatro de una furiosa lucha En pisadas parecían furtivas; el pueblo los miraba con te-
una hora infortunada, el pueblo eligió un gobernador mor; y más bien parecía la salida de una banda de
centralista Y un vice-gobernador liberal Una admi- conspiradores que la marcha de los soldados de una
nistración dividida los llevó al derramamiento de san- república.
gre y al más sanguinario· conflicto conocido en las gue- rvIi aniero no volvió sino hasta el amanecer al día
rras civiles. Se disputaron el campo pulgada por pul- siguiente Por fortuna para nosotros, él había sabido
gada, hasta que toda la fuerza :fí~ica e impla~able ani- que las tropas estaban destinadas a otra, pero aún
mosidad del Estado se concentró en la capItal Los más ignominiosa, expedición. -Habían ocurrido gastos
partidos contendientes llevaron la lucha hasta el mis_ para el envio de tropas a Honduras, de los cuales Gra-
mo corazón de la ciudad; se alzaron bardcadas en nada rehusaba pagar su pal te, basada en que, según
las calles,. y durante tres meses nadie podía ttaspasar la constitución. ella no era responsable, salvo por los
la línea sin que le dispararan una bala Escenas de gastos ocasionados en defensa de los límites de su
horror que sobrepasap a 10 que de la humanidad pue_ propio Estado Se admitió esto; pero los gastos se
de creerse, permanecen frescas en la memoria de los habían hecho; León había peleado la batalla y poSeía
habitantes Los liberales prevalecieron; el jefe cen- los mismos materiales con que la había ganado para
tralista fué matado, sus fuerzas asesinadas, y en el fre_ obtener por la fuerza la contribución A fin de que
nesi del momento, la pal te de la ciudad ocupada POl' Granada pudiese ser tomada inopinadamente, se di_
los centralü:::tas fué quemada y arrasada hasta vulgó que las tropas estaban destinadas para San Sal-
los cimientos; además de la sangre de los ciudadanos vador, y ellas estaban realmente saliendo por el ca-
asesinados, de las lágrimas e imprecaciones de las viu~ mino de San Salvador;. pero a media noche dieron la
das y de los huérfanos, los victoriosos tuvielon el gra.. vuelta y tomaron la ruta de Granada La guerl a en-
to placer de ver un territorio desolado y una capital tre los diferentes Estados era bastante mala, pelO aquí
convertida en ruinas El mismo espÍlitu de crueldad la llama que habla antes convertido en ruinas la capi~
caracteriza, todavía a los ñabitantes de León Los hé.. tal, estaba de nuevo encendida dentro de sus propios
roes de Tegucigalpa, sin un solo p1Ísionero como mo~ confines Nunca supe cuál fué el resultado de esta
numento de niisericordia~ habian sido recibidos con re_ expedición; pero probablemente, tomada de implovi-
piques de camp2nas y disparos de cañón, y con otras so y sin almas, Granada sería compelida por las ba-
demostraciones de alegria, y aun permanecían en la yonetas a pagar lo que, según la constitución, no es-
ciudad, engreídos con su brutal victoria, y ansiosos taba en la obligación de pagar
de ser conducidos a más triunfos por el estilo Ya fuela de León y una vez más sobre el lomo de
mi macho, 1 espil é más libremente Nicolás fué indu-
Debo confesar que, paseando por las calles de León, cido a continuar por haber oído que había un buque
sentía cierto grado de inquietud, como jamás lo sentí en Realejo para Costa Rica, y yo esperaba hallar uno
igual en ninguna ciudad de Oriente Mi cambio de para Zonzonate La gran llanura de León era aún
traje no hizo mi presencia más aceptable, y el águila más hermosa que antes; demasiado bella pala el des~
en mi sombrero atraía particularmente la atención graciado pueblo a quien la generosidad de la Provi_
En cada esquina habia un grupo de bribones. que me déncia la había dado Hacia la izquierda estaba el
clavaban la vista como dispuestos a armar una penden- mismo bajo arrecife :,?eparándola del Océano Pacífico,
cia Para algunos, mi carácter oficial me hacía obje_ y a la derecha la gran fila de Cordilleras, tel minada
to de sospecha; porque en sus vergonzosas luchas pen_ por el volcán de El Viejo
saban Que las miradas de todo el mundo estaban dirigi- Ya había yo pasado por el pueblo de Chichuapa
das hacia ellos, y que Inglaterra. Francia y los Estados cuando oí el grIto de "caballero" dehás de mi. y vol-
Unidos, estaban contendiendo secretamente por la po_ viendo la cal1eza, vi varias gentes moviendo las manos.
sesión de su interesante país Tuve la intención de y una mujer corriendo casi sin aliento. con un pañuelo
hacer una visita al jefe del Estado; pero, temeroso de de bolsillo que yo habia dejado ~n la casa donde me

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desayuné Iha yo a continuar, cuando un caballero los habitantes se movieron tien a adentt o y fundaron
de aspecto respetable me detuvo, con muchas apolo_ a León.
gías por la libertad, y me pidió un medio real Le dí . Al anochecer regresamos a la fábrica, y don Fran-
uno, el cual examinó y me lo devolvió dicendo: "No CISCO y yo llegamos a Chinandega, donde se me recibió
corle" EIa siempIe matetia corriente, al pagar dine_ con la nueva que el propietario del bote había manda_
la, el tener que recibir dos o hes piezas devueltas, ya do a decir que suporna que yo tendda permiso del jefe
esto yo algunas veces me resistía; mas como en esta d.el Estaqo pala embarcarme, pues, por wm mden re_
tietra todas las cosas eran al revés, parecía reguJal' el CIente, mnguna persona podlfa embarcalse sin dicho
que los mendigos fuesen los escogedores y le dí otra pelmiso E13 esta una de las más enojosas suposicio-
Jles Yo había penetrado al Estado por una frontera
Mi h;gar de pal ada en casa de MI Bridges, un inglés desiel ta, y ni una sola vez se me babía pedido pasa-
de una isla de las Anillas, quien había residido en porte El le:.. tal' puede recordar cómo evité el hacer
di do en el país por muchos años, y era casado con una una visita al jefe del Estado; y, además, cuando estaba
señOl a de León, pero que, con motivo de las convulsio- en León, no sabía si seguiría por tiena o si cruzaría
nes del país, vivía en su hacienda El terreno era fél til el golfo, y suponía que en el puelto de embmque po-
para algodón y az.úcat V MI B decía que aquí cincuenta dI ia conseguh todo lo que fuera llecesalÍo l\lfe halla_
hombles podían elabOlar el azúcar más balata que dos- ha excesivamente pelturbado, pero don Francisco man_
cientos en las islas; pelO la difcultad era que no se dó llamar al comandante del pueblo, quien dijo que
podia depositar confianza en el tIabajo de los indios la orden aún no había sido enviada al puerto, sino que
Aquí también, gl acias a la benevolencia de Mr B y estaba en su manos, y que él la retendlía
de su señOla, y a la magnífica rusticidad de la vida en Temprano a la mañana siguiente adelanté una
la hacienda, yo podia haber pasado varios días con caneta de bueyes con el equipaje y una provisión de
mucha satisfacción; pero me detuve solamente para mafz y zacate para las mulas durante el viaje, y, des-
comer, después de lo cual Mr B me acompañó hasta pués de una agradable cabalgata de una legua, llegué a
Chinandega. El Viejo, uno de los pueblos de apariencia más respe_
Como siempre, mi primera ocupaciónfué hacer los table en Nicaragua La casa del dueño del bongo eIa
a11 eglos pala continuar mi viaje Todo mi camino se una de las más grandes del lugar, y amueblada con dos
extendía a lo largo de la costa del Pacífico, pero más sofás de caoba fabricados por un ebanista yanqui en
allá de éste l el golfo de Conchagua hacía una gran Lima, dos espejos con marcos dorados, un reloj fran-
cortadura dentada en la tíe1 1'a, la cual el a costumbre cés, sillas doradas con asientos de junco, y dos mece_
cruzarla en un bongo enviando las mulas alrededor doras de Bastan que habían hecho la travesía del Ca-
de la cabeza del golfo' Se me advirtió que lo último bo de HOl nos Don Francisco pasó adonde el coman-
e13 al'liesgado, pues las tropas de Honduras estaban dante El desgraciadamente, había recibido sus Ól_
en marcha sobre San Salvador y podlían apod~ralse denes directamente del gobierno, y no se atrevía a
de ellas Yo podía salvarlas yendo peIsonalmente, dejaIme pasar Fuí yo mismo con Mr Foster La
pm o este era un viaje de seis días, a través de un te- 01 den era positiva y yo estaba en agonía Aquí hice
l'litOlio tan desolado ,que ela necesalio llevar pastilla presión con mi carácter oficial, y después de una hora
para las mulas; y como aún tenía un largo camino por de tal mento, con la cálida ayuda de Mr Foster, y bajo
delante, creí necesario economizar mis fuerzas Me su galantia de librar al comandante de responsabili-
sentIa poco inclinado a coner el riesgo de perder mis dad, y de enviar inmediatamente un expreso a León
mulas y mandé un mensajero a El Viejo, donde vivían por un pasaporte del ;efe del Estado, Se convino en
los d~eños de los bongos, para alquilar el más gran_ que mientras tanto yo podía proseguir
de. determinado a soportar el peligro de llevarlas con_
mfgo. A la mañana siguiente regresó el mensajero No espeIé más, sino que, despidiéqdome de MI'
que había conseguido un bongo, para estar listo en la Foster y de don Francisco, salí para el puerto Este
talde del día siguiente, con un recado del propietario quedaba a siete leguas a través de una no interrumpida
diciendo que la embarcación cOlría por mi cuenta y selva Por el camino alcancé a los hombres de mi
riesgo. bongo, casi desnud~s moviéndose en una sola fila, con
Obligado a esperar un día, después del desayuno el piloto a la cabeza, y llevando cada uno una malla a_
salí para Realejo En el camino me encontlé con bierta conteniendo tortillas y provisiones para el via_
Mr Foster, vice_cónsul inglés, que venia a verme Re- je A las dos y media llegamos al puerto de Nagosco-
glesó v me llevó primero a la máquina o fábrica de lo AlU había una sola choza, junto a la cual una mu-
algodón de ~a que yo babia oido mucho por el canú- jer estaba lavando maíz, con un niño desnudo cerca
no Esta era la única en el país, y debía su existen- de ella en el suelo, con la cara, brazos y euel po llaga-
cia al empuje de un paisano, habiendo sido fundada dos y fluyendo materia, imagen de la escuálida PObl e_
por Mt Higgins, quien, frustradas sus esperanzas, o za Al frente había un fangoso I1ano, por cuyo centro
disgustado del país por airas causas, las vendió a don corlía un cOlte recto, llamado canal, con un terraplén
F1 ancisco y a Mr Foster Ellos estaban llenos de es_ seco hacia un lado, con el lodo endm ecido y blan-
peranzas de obtener ganancias; pues suponían que, queado por el sol . En esta zanja yacían varios bon-
proveyéndole un mercado, el pueblo seda inducido a gos en seco, aumentando la fealdad de la escena Yo
trabajar y a levantar algodón suficiente para la expor- tuve un sentimiento de gran satisfacción por no ver_
tación a Europa LoS recursos de este trastOlllado me obligado a permanecer allí más tiempo; pero la in-
pais son incalculables La paz y la industlia abrirían feliz mujer, con un tono de voz que pa1ecía legocijar_
las fuentes que ~o inundarían de riqueza; y no me cabe se con la esperanza de hacer a Ot10S tan desdichados
duda que la inlluencia de esta sola fábrica se hal á como ella mi<>ma, desistió de lavar su maíz, y chilló en
sentir en la tranquilidad y enriquecimiento de todo el mis oídos que un guarda había sido mandado directa_
distrito que esté bajo su alcance mente de la capital, con la orden <le no permitir el
embaIque de ninguno sin pasaporte El guarda se ha-
Acompañé a MI' Foster hasta Realeío, que estaba bía ido río abajo en una canoa, en busca de un bongo
solo a media hOla a caballo El puerto, dice Huarros, que había intentado salir sin pasaporte, y yo anduve
es capaz de contenel mil barcos; pero hallándose a una hacia abajo por la orilla del canal con la espel anza
distancia de dos o !tes leguas, me fué imposible visi- de coget 10 solo a su regreso El sol estaba abrasador,
tallo El pueblo que se compone de dos o tres calles, y cuando pasé los bongos, los balqueros me pregunta.
con casas pequeñas y dispersas, circulado por una tu_ ron si tenia pasapo~te Al extLemo del canal, bajo la
pida selva, fué fundado por unos cuantos de los com- sombra de un árbol COl pulento, estaban dos mujeres;
pañeros de Alv31 ado, que se detuvieron a1H en su ex_ y eUas habian 1:'el'ID8necido tres días en aquel lugar
pedición al Perú; pero, hallándose tan inmediato al agua1 dando a uno de los de su compañía que se habí~
mar y expuesto 8. las inculsiones de los bucaneros, ido a. León para conseguir un pasapol te

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Tlanscurrió más de una hora antes que el guarda l'lió que sería algún guerrillero que podría comprome_
apal'eciese El quedó impresionado por el águila en va dificultad, y, además, pensé que quizá sería algún
mi sombrero. y mientras. yo le refería mi historia, de_ pobre hombre que se escapaba por salvar la vida, y
cía a todo: "Sí, Señoril, pero cuando le hablé de em_ era lo mejor que yo no supiera nada de él. En medio
barcalme, dijo: "Señor, usted no tiene pasaporte" de mis dudas, un hombre en la ribera gritó que cin-
No castigaré al lector con los detalles de todas mis cuenta soldados habían llegado de León Estaba su-
vejaciones y ansiedades aquella talde Yo estaba lo mamente obscuro; no podíamos ver nada y mis hom-
más deseoso de apresurarme Mandar un correo a bres respondieron con un grito de desafío
León me habría tenido en una espera insoportable Mientras tanto íbamos descendiendo rápidamente,
Alguna dificultad podría sobrevenir, y el único me- dando vueltas a al redonda y chocando contra las ra_
dio de sosegar mi espíritu era el regresar yo mismo mas de los árboles; las mulas se habían caído, el tol_
Ya había hecho el viaje más largo que jamás se hizo do estaba descompuesto, y en medio de la obscuridad
en el país sin un intervalo de descanso El camino y confusión chocamos con violento estallido contra
que tenía por ddante me llevaba a tt avés del sitio de otto bongo, que nos hizo a todos un montón y pensé
la guerra, y una demora de cuatro días me podía a11'O- que nos habría arrojado a la zanja Los hombres se
jar en medio de ella. (En efecto, los resultados pro- levantaron con griterías y risadas Este era un mal
baron que un día podía hacerlo así) Me fui con el principio. Sin embargo estaba yo nena de alegria
guarda para la ('hoza, y en la mayor ansiedad que yo por haber salido del puerto, y había una salvaje exci-
había sentido desde mi salida del hogar, le enseñé mis tación en la propia escena Por fin los hombres sen_
papeles -el mayor envoltorio, quizá, que él jamás ha_ táronse a los remos y remaron por algunos minutos
bía visto antes, y con los más grandes sellos, particu_ como si quisieran sacar fuera del agua al viejo bongo,
larmente mi pasaporte original de mi propio gobier- gritando todo el tiempo como espíritus de las tinieblas
no-', mezclando uno con otro a su gobierno y a mi go- desencadenados. El piloto se mantenía tranquilamen-
bierno, las amigables relaciones existentes entre ellos, te en el timón, sin hablar, y obscuro como estaba, de
y tratando de darle una abl umadora idea de mi im- vez en cuando veía yo una furtiva sonrisa en su cara,
pOI tancia; pero él no entendió más de su significado a los insensatos despropósitos de los balqueros. De
que si yo le hubiese repetido en inglés el quinto pro_ nuevo comenzaron a remar furiosamente como antes,
blema en Euclides El pobre hombre se hallaba casi y de repente uno de los remos se quebró y el remero
tan perplejo como yo Varias veces asintió y se re_ cayó para atrás El_bongo se metió enrte los árboles,
tractó; y por fin, al darle una carta prometiéndole la y los hombres treparon por sus lamas a la playa. Los
protección de MI'. Foster y la del comandante de El golpes de machete, mezclados con los gritos y las risas,
Viejo, convino en dejar salir el bongo. repercutían en la selva; ellos eran el más turbulento
Faltaba como una hora para anochecer cuando ba- grupo que hallé en Centro América. En la obscuridad
jamos para embarcar las mulas. Mi bongo estaba en derribaron una docena de renuevos antes de encon-
el último extremo del canal, y la marea había subido trar los que necesitaban, como a la hora regresaron,
de tal modo que estaba a flote Empezamos con la y el destrozado toldo quedó reparado. Ahora ya esta-
parda, echándole un nudo corredizo alrededor de las ban más calmados; y tomando sus remos, nos movimos
patas, juntándoselas y derribándola al suelo En se- silenciosamente descendiendo por el ObSCUl o río hasta
guida los hombres intentaron levantarla en peso sobre la una de la mañana, en que echamos el ancla
el costado del bongo; pero fallando en el intento, qui- El bongo era como de cuarenta pies de largo,
taron el timón y apoyándolo junto al costado, jalaron construido de un tronco de árbol de guanacaste) como
la mula para arriba, después levantaron el timón, y la de cinco pies de ancho y casi del mismo hondo, con el
dejar on caer en el bote Mientras tanto el macho es_ asiento redondo y con un toldo redondo parecido a la
taba bajo un árbol, mirando muy sospechosamente y cubierta de un vagón de mercado, hecho de petates y
con. terribles presentimientos Se le puso el nudo co- cueros de res, cubierto a diez pies de lq popa. Más
rredizo alrededor de las patas, con un lazo adelante y allá habían <::eis asientos a través de los costados del
otro atrás para levantarlo, y luchando. desesperada- bongo, para los remeros. Todo el frente ela necesa-
mente, fué derribado, pero antes que hubiese tocado lio para los tlipulantes, y en realidad yo tenía sola_
el suelo, con un esfuerzo desesperado, rompió las mente la patte ocupada por el toldo, donde, con las
cuerdas y se paró Una segunda tentativa tuvo me_ mulas como arrendatarias en común, ya éramos de-
jor éxito; pero con los dos quedó el espacio lleno, y me masiados Ellas estaban de frente, con sus cabestros
ví obligado a dejar atrás la mula del equipaje. Le pa- atados al primer banco. El fondo era cóncavo, y no les
gué al guarda para que se la llevara a Mr. Foster, pe_ daba un lugar seguro para pararse; y cuando el bote
ro nunca supe si le llegó o no. viraba tenían que esfOIzarse para mantener su centro
Fuimos auxiliados por los barqueros de otro bon_ de gravedad. El espacio entre sus cascos y el extre_
go, y mandé que les dieran cena y aguardiente a to- mo de la corredora o popa del bongo er a mi dormito_
dos Esta fué proporcionada en la choza por el guar- rio Nicolás tenía miedo de pasar entre las mulas pa-
da, y cuando se terminó, los hombres, todos de buen ra conseguir un lugar entre los hombres, y no podía
humo!', comenzalon a poner el equipaje a bordo. Aho- trepar sobre el toldo Yo tenía sus cabezas trabadas
ra algunos de los que estaban detenidos refunfuña_ y arrimadas enteramente al banco, y poniéndolo a él
ban, y un nuevo personaje entró a la choza, como él entre mí y las mulas para que recibiera la primera pa-
dijo, directamente del pueblo, quien graznó a mis oí_ tada, me tumbé junto a la popa del bongo y me dormí.
dos la odiosa orden, y el guarda otra vez hizo obje- A las siete y media de la mañana levamos el an-
cionES Yo estaba excesivamente molestC) por esta lU- cla, o levantamos una gran: piedra, y salimos con los'
tima interrupción y, echando en horamala al nuevo l'emos Mis bal queras tenían su modo peculiar para
visitante, le dije al guarda que el asunto estaba arre- usar los pantalones Primeros se los quitaban, los do-
glado y que de mí no se burlarían, y agarrando mi es- blaban como a un pie de ancho y dos pies de largo, y
capeta· dije a los hombres que m.e siguieran Yo no- enseguida se los colgaban del cinturón de sus mache_
té de antemano que ellos estaban exaltados con el su- tes como pequeños delantales A las nueve llegamos
culento banquete y que podía contar con ellos. El a la desembocadura del río. Aquí izamos la vela, y
guarda y todos los obligados a es.perar, me siguieron; mientras el viento nos fué favorable estuvo muy bien.
pero nosotros nos fuimos a bordo, y mi tripulación se El sol estaba ardiente, y bajo el toldo el calor ela in-
hallaba tan borracha que desafiaba toda oposición. Un sufrible. Siguiendo la costa, a las once nos hallába_
impulso sacó al bongo del canal, y mientras pasaba mos frente al volcán de Cosaguina (Cosigüina), una
para afuera, un desconocido inesperadamente puso el lalga y obscura cadena de montañas, con aba fila co-
pie a bordo y en la obscuridad se dejó caer bajo el toldo rriendo abajo de ella, y enseguida una extensa plani_
con las mulas Yo estaba sorprendido y algo indig.. cie cubierta de lava hasta el mar. El viento nos ha-
nado de que no hubiera pedido permiso, y se me OCU- cia adelantar, y con el fin de pasar más allá del lugar

17
del plomontodo, desde el cual pudiésemos fijar nues- ble el suelo era de cuatro pulgadas de espesor; las ra_
tro CUlSO, los balquelos se metieIon entre el agua pa- mas de los áJ boles se quebrm on con su peso, y la gen-
ra lemolcar el bongo Yo los seguí" y con un sombre- te estaba tan desfigutada por él que no podía ser re_
ro de paja de ala ancha para plotegerme del sol, me conocida.
encontré con que el agua estaba deliciosa DUlante Por entonces Mr S. marchó pal a su hacienda en
este tiempo uno de los tripulantes tlajo arena de la Zonzonate Durmió en la primel a aldea, y a las dos o
playa para aplaliar la concavidad del fondo del bote, las tres de la mañana fué despel tado por un estallido
y proporcionar a las mulas donde hacer pie firme In_ semejante al 1 amper del más tellífico trueno o al dis-
capaces de pasar más allá del lugar, a la una y media pala de millar es de cañones Este fué el estallido que
echamos el ancla, y muy pronto todos los hombres de asustó al pueblo de Guatemala, cuando el comandante
a bOl do estaban dm'miendo salió afuer a, suponiendo que atacaban el cualtel, y el
Yo desperté con las piel nas del piloto descansan_ que fué oído en Kingston, en Jamaica Fué acompaña_
do sobre mi hombro Esta ~ra una posición un poco do de un temblor tan violento que por poco lanza a MI'
üdícula, pero ninguno la vió Flente a mí se encon- S fueIa de su hamaca
traba el volcán de Cosagüina, con su campo de lava y rOl' la tarde todos mis hombres se despeltaron,
su playa desolada, y ningún ser viviente estaba a la el viento era faVOlable, pero ellos tomaron las cosas
vista, salvo mis dormidos bar queras Cinco años an- tranquilamente, y después de cenar izamos la vela
tes, en las' playas del Mediterráneo y al pie del monte Como a las doce de la noche, por un convenio amiga_
Etna, leí en un periódico un relato de la el upción de ble, me tendí sobre el banco del piloto bajo la calla
este volcán Poca era entonces mi esperanza de verlo del timón, y cuando desperté ya habíamos pasado el
jamás: la más tr emenda en la historia de las erupciones volcán de Tigri~, y nos hallábamos en un archipiélago
volcánicas, cuyo estruendo sobrecogió al pueblo de de islas más bello que las islas de Grecia El viento
Guatemala, cuatrocientas millas más allá, y en Kings- calmó. y los barqueros, después de juguetear por Un
ton, Jamaica. a ochgcientas millas de distancia, se su- mo};nento con los rémos. dejaron caer otra vez la enor-
puso que serían los cañonazos en señal de peliglo de me piedla y se durmieron Fuera del toldo el calor
algún buque en el mar Cambió el aspecto de la Na_ del sol ela agotador, debajo de él la estrechez ela so-
turaleza; desapareció el cono del volcán; una montaña focante, y mis pobres mulas no habían tenido agua des~
y un campo de lava lodaron hacia el mar; una selva de su emba1Cme En la confusión de la salida yo la ha-
antigua como la cleación había desaparecido entela_ bía olvidado hasta el momento de la partida, y enton_
mente, y dos islas se formaron en el mar; se descubrie_ ces no hubo vasija para llevarla Después de darles
Ion bajíos, en uno de los cuales un cOlpulento árbol un ligelo sueño désperté a los hombres, y con la pro-
se había fijado de arriba abajo, un lío quedó completa- mesa de una recompensa los induje a tomar sus remos
mente tapadr, y se formó otro que couía en opuesta AfOltunadamente, antes que se hubielan cansado tuvi_
dirección; siete hombres empleados del plopietario de mos una brisa, y como a las cuatro de la tarde la grue-
mi bongo bajalon COl riendo hasta el agua, se aleja_ sa piedra fué dejada caer en el puerto de La Unión,
Ion en un bongo. y nunca más se supo de ellos; las frente a la ciudad Un barco estaba anclado, un ba-
bestias salvaies, aullando, abandonaron sus cuevas en llenero de Chile, que había entrado de arribada y ha_
las montañas, y los jagual es, los leopardos y las ser_ bía sido condenado.
pientes huyeron a refugiarse en las moradas de los El comandante era don Manuel Romero, uno de
hombres los veteranos de Morazán, que estaba ansioso de reti-
Esta erupción ocurrió el 20 de EnelO de 1835 MI' rarse entelamente de la vida pública, pela que pelma_
Savage estaba ese día en. las faldas del volcán de San necia en el puesto porque, en sus actuales peligros él
Miguel, a una distancia de ciento veinte millas, bus- podía ser útil a su benefactOl' y amigo Ya tenía no-
cando ganado. A las ocho de la mañana vio una den_ ticias de mi, y sus atenciones me hicieron recordar,
sa nube elevándose hacia el Sur en forma piramidal, lo que a veces olvidaba, pero lo que otros muy lara vez
y oyó un estruendo que repercutió como el blamido olvidan: mi carácter oficial; me invitó a su casa mien_
del mar Muy planto las espesas nubes fueron alum- tras yo permaneciera en La Unión, pela me dió in_
bradas por vívidos lelámpagos, de color de rosa y bi_ formes que me hicielon sentir más que nunca el an-
furcados, desc31gando y desap31eci€ndo, lo cual supu_ sia de aplesurarme. El Genelal Morazán hacía sólo
so que sería algún fenómeno eléctrico Estas ap31ien- pocos días que había salido del puerto después de a~
cias aumentaran tan 1 ápidamente que sus hombres se compaííar hasta ese lugar a su familia en viaje para
amedrentaloH, y dijeron que er a una l uina, y que el Chile. A su regreso a San Salvador intentaba mar~
fin del mundo se aploximaba Muy pronto él mismo chal' directamente contI a Guatemala A marchas for_
se convenció que ésta €la la erupción de un volcán; y zadas yo podía alcanzarlo y seguir baio la guardia de
como el Cosaguina el a en ese tiempo una tranquila sus ü'opas, confiando en la esperanza de escaparme de
montaña, no sospechaba que contuviCla fuegos subte_ estar en el acto en caso de una batalla, o, por mi co-
rráneos, y supuso que procedería del volcán de Tigris nocimiento con Carrera, loglal el paso a través de las
Regresó a la ciudad de San Miguel, y al caminar tI es líneas Afortunadamente el capitán del barco conde-
cuadras sintió hes sevelas sacudidas de tel'lcmoto Los nado deseaba ir a San Salvador y convino en acompa_
habitantes se hallaban angustiados por el tenor Los ñal me al siguiente día.
páiaros volahan locamente por las calles, y, cegados
pOl el polvo, caian muer tos en el suelo A las cuatro Había dos fOl asteros en el lugar: el capitán R de
de la tarde ya estaba tan obscuro que, como dice MI' Hondmas, y don Pedlo, un mulato, y ambos se mostra-
S se puso la mano fl ente a los ojos, y no pudo vérse- ron pal ticulllrmene afables para conmigo Por la no-
la' Nadie se movía sin nna candela, la que daba una che, mi propuesto compañero de viaie y yo los fuimos
opaca y nublada luz, que Se extendía sólo a pocos pies a visitar, y muy pronto se concel tó una jugada de ba-
En esos momentos la iglesia estaba llena y no po- raja Celláronse las pueltas, púsose vino sobre la me~
día contener ni la mitad de los que deseaban entrar sa y plincipió el monte con doblones El capitán R y
La imagen de la Virgen fué conducida a la plaza y pa- don PedlO hicieron todo lo posible para me uniese a
seada por las calles, seguida por los habitantes, con ellos. y cuando me levanté para despedhme, el capitán
candelas y antorchas, en procesión penitencial, cla~ R, como si pensma que no podlía haber sino un moti_
mando al Señor POI el peldón de sus pecados Tañe_ vo para mi resistencia, me tomó aparte, y me dijO que
Jan las campañas, y durante la procesión hubo otro si yo necesitaba dinelo que él era mi amigo: mientras
temblor, tan violento y tan lalgo que anojó por los que don Pedro dec131ó que él no ela dco. pela que te-
suelos a muchas gentes que iban en la procesión. La nía un glan corazón; que se aleglaba de habelme co-
obscmidad continuó basta las once del día siguiente, nocido; que había tenido la honra de conocer una vez
hOla en que'el sol fué parcialmente visible, pela opa- antes a un cónsl:1 en Panamá, y que contara con él pa~
co y nebuloso, y sin ninguna bdllantez El polvo so_ la 10 que se me ofleciera El juego es uno de los glanw

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des VICIOS del país y en el que los exhanjelos están 110 tan bien como cualquiera, le aplicó unos bastona-
más propensos a caer El capitán se había encontra- zos en los homblos al que había tenido el honor de
do con una cuadtilla en San l\1iguel, y estos dos ha- conocer a un cónsul una vez antes, e inten umpió la
bían bajado al puerto expresamente para despojarlo partida Existe un antiguo sentimiento de respeto ha_
Durante la noche los descublió trampeando, y dicién_ cia el hombre que pOI ta espada, pelO tal sentimiento
doles que él había aplendido en Chile a uSa! el cuchi- ha desapalecido en Cenho Amédca

CAPITULO 3

VIAJE A SAN SALVADOR - UN NUEVO COMPAÑERO - SAN ALETO - SAN MIGUEL - ALARMAS
DE GUERRA - OTRO PAISANO - EL ESTADO DE SAN SALVADOR - EL RIO LEMPA - SAN VI-
CENTE _ EL VOLCAN DE SAN VICENTE - FUENTES TERMALES -- COJUTEPEQUE - ARRIBO A
SAN SALVADOR - PREJUICIOS EN CONTRA DE LO" EX'rRANJEROS - CONTRIBUCIONES - RE.
CLlJTANDO GENTE - EL VICE.PRESIDENTE VIGlL - TOMA DE SAN MIGUEL Y SAN VICENTE -
RUniORES DE UNA MARCHA SOBRE SAN SALVADOR - SALIDA DF SAN SALVADOR.

A las cinco de la tarde salimos pala San Salvador A las ocho de la mañana divisamos el volcán de San
Don IVlanuel RomClO me proveyó de cartas de reco_ Miguel y a las dos de la tarde entramos a la ciudad
mendación para todos los Jefes Políticos y el nombre Caminando calle arriba, pasamos frente a una iglesia
del capitán fué agregado a mi pasaporte grande, cuya fachada se enconhaba caída, dejando al
Yo debo plesentar mi nuevo amigo al lectOl' El descubielto las pinturas de las paredes y el altar de
Capitán Antonio V F. de algo más de treinta años de cuar enta pies de altura, con columnas e imágenes es-
edad había emprendido un viaie de seis meses par a la culpidas y doradas Por todo el camino sólo se oía
pesc~ de ballenas; pero habiendo hecho agua la em- hablar de guerra y al llega¡ a la ciudad la encontramos
barcación y con una tripulación sublevada, llegó al en gran movimiento Las tl opas hondm eñas estaban
puerto de La Unión con siete ti ocho pies de agua en ya sólo a doce leguas de distancia y no había soldados
las bodegas y con la mitad de su tripulación en prisio- pm a defenderla; todos habían salido con la expedición
neS El no sabía nada de Centro América sino hasta de Morazán Muchos de los habitantes ya habían huí-
que la necesidad lo arrojó a sus costas, y, mientras do y los dewás se preparaban para hacer lo mismo, o
se seguía la averiguación oficial conespondiente y ob~ trataban de E'sconderse, de modo que la ciudad se ha_
tenía la licencia para poder vender su baI co, llegó al llaba casi despoblada Paramos en casa de don Juan
puerto el General Morazán, acompañado de algunos Denning, un americano de Connecticut, que había ven_
oficiales de su Estado lVlayor, para embarcar a su es- dido un bergantin armado al gobierno federal, coman-
posa y demás familiares rumbo a Chile El capitán dándolo él mismo durante el bloqueo de Omoa y quien,
F se relacionó . .· on ellos y, por su medio, con sus opiw habiendo contraído !!latrimonio en el país, vivía reti_
niones respecto a la política del país; y por la tarde, rado en su hacienda desde hacía varios años La casa
mientras caminábamos a caballo por la cumbre de una estaba deshabitada y desprovista de todo; los muebles
montaña, me contó que le habían ofrecido el grado de y objetos de valor escondidos y sólo quedaba allí una
teniente cOlonel y que estaba en camino para unitse anciana señora que ela la suegra de don Juan Nadie
con Morazán en su malcha contra Guatemala Ya se lJensaba en hacer resistencia El capitán compró una
había anunciado la venta de su barco y él ya había espada con incrustaciones de plata a uno de los más
escrito a sus dueños y a su esposa un relato de todos 1 espetables ciudadanos, quien trataba de convertir en
sus infortunios; estaba ya cansado de permanecer en dinelo todos sus adornos inútiles y quien, llevando un
el puerto y creía que una campaña al lado de Morazán pequeño cofre que contenía la plata, señaló un caba-
era lo único que por de pronto podría hacer Le a- llo de raza que estaba en el patio y, sin sonrojalse,
gradaba el General Morazán, le gustaba el país y su- dijo que alli estaba su segUlidad
ponía que a su esposa le gustaría el vivir allí; si Mow El capit4n tropezó con glandes dificultades para
lazán triunfaba, hablía muchos cargos públicos vacan- conseguil mulas él tenía dos enOlmes baúles que con_
tes y haciendas sin dueño que valdría la pena poseer tenían, entre otlas coSas de valor, cadenas del Perú y
Pasaría de pescador de ballenas a soldado de campaw joyas de oro de gran precio; en una palabra, todo lo
ña, tan serenamente, como un yanqui pasa de leñadOl que poseía En la tarde salimos a dar un paseo por
a redactor de periódicos Aunque yo nada tenía que la plaza Grupos de hombres embozados en sus pon_
ver en todo eso, le d'\.je que ninguna honra ganaría en chos discutían er_ voz baja los movimientos del enemi-
tales campañas; que lo único seguro eran los peliglOs go, cuánto habría caminado durante el día, cuánto
a que se expondría de ser herido o muer to; que dado tiempo necesitar ia para su descanso y cuál sería el mo~
el caso que lVIorazán triunfara, tendlía que lucha!' por mento opor tuno pala huír Regresamos a la casa, jun_
conseguir su parte en los despojos, y que si fracasaban tamos dos tarimas de madera pala nuestla cama y,
en la empresa, sin duda alguna que sería fusilado Ya calculando que no selÍamos molestados dmante la no_
había él pensado en todo esto y me respondió que an- che, olvidamos las penas de los alarmados habitantes
tes de comprometerse pensaba hacer sus obsel vacíones y nos dOlmimos profundamente
en San Salvador Por habérsenos dificultado el conseguir las mu_
Como a las (liez de la noche llegamos al pueblo de las no pudimos salir sino hasta las diez de la mañana
San Alejo, alojándonos en una casa muy confol table, El clima es el más caluroso de Centro América y muy
donde todo ela excitación por las noticias de una in- malsano baio los ardientes rayos del sol A cada ins-
vasión procedente de Honduras tante nos negaban nuevos rumores de la aproximación
A la mañana siguiente, muy de madrugada, sali_ de las bopas hondmeñas y a nosotros nos convenía pa_
mos acompañados de un nuevo guía quien, pasada la sar adelante pala no encontrarlas No voy a entrar
población, nos señaló el lUgal donde un año antes ha~ en detalles con respecto a nuestro precipitado viaje
bían robado v asesinado a un su tío Fuelon captu w
por tenitOlio salvadOleño, el más !ico de Centlo Amé-
radas cuatro de los lamones y enviados por el alcalde liea, que se eXliende por ciento ochenta millas a lo
a San Miguel, bajo la custodia de los palientes del largo de las costas del Pacífico Produce tabaco, el
tnuel to y con instrucciones de fusilarlos si se les opo_ mejor índigo y el más lico bálsamo del mundo Te_
nían Al pasal por el sitio del crimen) los' de la es- níamos a la vista montañas y ríos, valles e inmensos
colta los fusilaron diciendo que se les querían oponer banancos, y los tres glandes volcanes de San Miguel,

19
San Vicente y San Salvador, uno u abo de ellos siem_ mas con muy poca espel anza de volvernos a ver pI an_
pre al frente de nosotros Toda la supelficie del tene- ta otra vez y en tan inglatas cilcunstancias pala él
no es volcánica. por millas y millas el camino pasa Alcancé al capitán en un pueblo donde él ya tenía
soble lava en descomposición, induciéndonos a creer preparado el desayuno, y por la tarde llegamos a Co-
que toda la rosta del Pacífico es una inmensa aleada jutepcque, que desde hacía dos días ela la capital im_
sobre fuegos subterráneos Desde la independencia, prov}sada, bellamente situada al pie de un pequeIÍo
este Estado ha sido el baluarte principal de los prin_ volcan apagado, cuyo verdor lo inteu umpían sólo las
cipios libelales, por todo él se respira progreso, au- curvas del camino, V sobre cuya cima estaba una for_
sencIa de hipocresía y de fanatismo 1 eligioso, V un taleza que MOl azán había construido como su último
desarrollo de enf-rgia física y moral que no se encuen_ balu31 te }>m a morir al pie de la bandera de la Repú-
tia en ningún otro Son los salvadOleños los únicos blica.
que consideran punto de honor nacional el sosteni- Como a la una de la tarde del día siguiente llega_
miento de la integLidad de la República de Centro A- mos a San Salvador Entrando por una hermosa puel-
mélica ta y con los suburbios llenos de ál boles frutales y de
Por la tm de del segundo día de viaje tuvimos a Ilolf..s, era difícil datse cuenta del estado miseIable en
la vista del Lempa, ahora un gigantesco río que se mue_ que se encontraba la ciudad A medida que avanzába_
ve hacia el Pacífico Tles meses antes yo 10 había vis- mos veíamos montones de escombros y grandes casas
to como un pequeño arroyo entre las montañas de Es_ con el frente caído o agrietado, señales de los terre_
quipulas Aquí nos encontramos con don Carlos Rivas, motos que ,habían arruinado la ciudad, que era el asien-
un Uder del partido liberal de Hondm as, huyendo de to del gobIerno y que ahora se encontraba casi despo_
los soldados del partido contrario de su propio Esta- blada Esta serie temblores había empezado el tres
do Descendimos a las márgenes del río y proseguimos de Octubre anterior (el mismo día que me embarqué
por enmedio de un frondoso bosque que había sido para el país) y durante veinte días seguidos tembló la
arrasado por un huracán que derribó muchos árboles tierra, en ocasiones hasta quince o veinte veces en
El valle por daD de se atraviesa el río tiene como me_ veinticuatro horas y, una vez tan seriamente que se-
dia milla de ancho, pero como entonces era la estación gún me dijo MI' Chatfield, una botella que tení~ en
seca en el lado POI donde entramos había una ancha su dOlmitOlio cayó al suelo. La mayor pal te de los
play~ de arena y piedras Llegamos hasta la orilla habitantes abandona10n la ciudad y los que se que_
y gritamos al barquero que se enconh aba del ouo la- dalon dormían bajo manteados en los patios de sus ca-
do Otros gl upos de gentes fueron llegando, todos sas Todas é'itas se encontraban más o menos dañadas
fugitivos, entre ellos la esposa y demás familia de don algunas de ellas inhabitables y otras enteramente caí~
Carlos, formando todos juntos un gl upo en la orilla das Dos días antes, el Vice_PI esídente y los funcio-
POI fin llegó la barca y tomó a su bOl do diez y seis nal ios del gobierno fedel al y del Estado, impelidos
mulas, sillas y equipa;es, y tantos hombl es, mujeres y pOI' la crisis de los tiempos habían regresado a su
nifíos como cupieron, dejando a muchos en espela Por arruinada capital Era corno' la una de la tarde con
último, casi al anochecer, llegó nuestro turno y, al intenso calOl y sin Iunguna sombra; las calles s~ en-
desembarcar, nos encontramos con todos los ranchos contraban solital ias y cenadas las puel tas y ventanas
llenos de fugitivos; familias enteras estaban bajo los de las mujeles del m~rcado, y los habitantes, olvidán_
árboles y los amigos felicitándose mutuamente por dose de los temblores y que el ejél cito enemigo mar-
haber logrado poner al Lempa de por medio Nosobos chaba contra ellos, dOl mían la siesta del medio día
nos acostamos en la playa sobre nuestro equipaje y En una esquina de la plaza estaba una barricada cons-
antes de que amaneciera ya estábamos nuevamente a huida con honcos de árboles, luda como una fortale_
caballo za india y almada con cañones, con !a intención de
Esa noche dOlmimos en San Vicente y a la maña_ que allí fueta la última escena en defensa de la ciudad
na siguiente el capitán, en compailía de un oficial in- Unos pocos soldados dormían en el cOll'edor del cuar-
válido de Morazán, a quien por enfermedad no se le tel y un centinela se paseaba frente a la puerta Pre~
había permitido acompañar al general en su marcha guntándole por nuesuo camino, doblamos la esquina
conna Guatemala, pasó adelante con el equipaje, de la plaza y paramos fl ente a la l esidencia de don Pe-
mientras que yo, con el coronel Hoyas, di un ladeo dro Neglete, quien por aquel tiempo actuaba como vi-
para visitar El "Infierno" del volcán de San Vicente ce-cónsul de Inglaterra y Francia, único 1epI esentante
el uzamos una hermosa planicie rodeando las faldas por entonces d~ poderes extranjeros en la capital
del volcán dejamos nuestras bestias en una choza y Uno de los rasgos de esta infOltunada revolución
seguimos a pie una distancia regulal, hasta Ilegal' a un el a que, el p81 !ido libel al que antes era amigo y apo-
arlOYO en un profundo balranco, cuyO CUlSO seguimos yo de los extranjeros, ahOl a manifestaba un violento
hacia arriba hasta que llegamos a la base del volcán enojo en contra de eUos, especialmente hacia los in_
El agua ela caliente y con sabor de vlhlolo y las ori- gleses, sin duda por la ocupación de la pequeña y mi-
llas estaban iDCI ustadas con vitriolo blanco y flor de serable isla de Roatán en la Bahía de Honduras La
azufre A una distancia como de cien o doscientas yar- prensa, es decir, un pequeño periódico semanal de San
das. fOlmaba una especie de poza donde la temperatu- Salvadol, estaba lleno de altículos incendiarios en con-
ra del agua pasaba del grado más alto de mi telmó_ Í) a de los ingleses por la usurpación, por su ambición
metro Reaumur En varios lugares percibimos 1 ui- desmedida y por sus injustos propósitos de aglegar a
dos subtenáneos y, hacia el fin del balTanco, a un sus extensos dominios la República de Centro A~
lado sobre la orilla, había un orificio como de treinta mélica No era más que un desesperado esfuelzo pa-
pies de diálP..etro por el cual, con espantoso ruido, sa- la sostenel a un paltido amenazado de la destlucción,
Ha una columna de agua hirviendo Este se llama El levantando el espÍl itu nacional en contra de los extran-
Infiernillo o sea las "pequeñas legiones infernales" jeros Un desall'ollo de ese mismo esfuelzo se vió en
Los habitantes cuentan que la más leve agitación del el ti atado de alianza entre San Salvador y Quezalte-
ah e o aun el sonido de la voz humana hace aumentar el nango, únicos dos Estados que sostenían al gobierno
1 uido Aploxim~ndonos lo más que pudimos, grita_ fedetal, en cuyo pacto, en Agosto anterior, quedó con~
mos varias veces y, escuchando y rohando pOI la ho- vencido que sus delegados a la Convención Nacional,
rrible cavidad, me imaginaba que el ruido ela más serían instruido') para tratar, de preferencia a cuaL
fuelte y más curioso y que a nuesno llamado el agua quier otro asunto, sobre las medidas que deberfan adop_
hil vicnte brotaba con más fuerza El coronel Hoyas t81se para recuperar la Isla tle Roatán, y que ningún
me llevó a una veleda desde la cual se divisaba el ca_ producto del suelo o de la industLia inglesa, aunque
mino como una Unea blanca sobre el verdor de la mon- llegm a bajo bandel a de otra nación, y ninguna merca_
taña :Me di~o que ia mayor parte de los habitantes derfa de alguna otra nación, aunque fuel a amiga, si
de San Migue]' habían huído a San Vicente y que allí llegaba en buque inglés, sería admitida en el tClrito-
las hopas hondmeñas serían repelidas Nos despedi- 1 io, hasta que Inglaterra devolviel a a Centro América

20
la poseSlOn de aquella Isla Yo no quielo dech que Le enviaron soldados a su casa y él dijo que enal bolada
ellos estuvieran en un CllOl' al reclama! la dicha isla, la bandera flancesa El Jefe del Estado declaró que
-la handel ti. iUÉ:lesa fué plantada en ella de una ma- la mandalÍa bajar y Oldenó que don Pedio quedala
nela muy sumada- ni que estuviesen equivocados al preso en su plopia casa, se le sepal Ó de su familia y
hacel uso de los únicos mediQs a su alcance para co- sus alimentos se le pasaban por medio de un soldado,
llespondcl 10 que creían una injulia, pelo como In_ hasta que un amigo pagó pOI él Don Pedlo sostenía
glatella todavía no le había declarado la gue11'a a la que la majestad de Francia había sido violada en su
China, podía ser temelalio para los Estados de San pelsona; el gobkrno le lespondió que el procedimiento
Salvador y de los Altos el velse envueltos en hostilida_ había sido en contla de él pelsona1mentc como agente
des con aquel podel siempre creciente; pelo ningún de Metcer y no en su calácter de cónsul francés; pelO
fOl mal 1 cclamo se hizo nunca, ni negociación alguna lo ciel to del caso fué qne, cónsul o agente, el pobre don
iué Plopuesta, y al publicalse dicho üatado, Mr Chat- Pedro fué quien soportó el golpe, y como todo esto ha-
ficId, Cónsul Genclal Bütánico, considelándolo hres_ bia sucedido dos días antes de nuestl a llegada, don
PCtUOS0 e iniurioso pala su gobierno, diligió una no- Pedlo todavía estaba en cama a consecuencia de los
ta al Vice-pI csídentc, pidiéndole que le contestara ca_ disgustos qUE' le habían dado Todo esto nos lo 1 efi_
tególicamenic "si existía o no el gobierno fedcla!" rió, con muchos detalles más, un hijo de don Ped1'o
(plccisamente lo que yo estaba ansioso de saber), de para eXCUSal la ausencia de su padle y como una ex-
cuya nota no obtuvo contestación Más tal de Ml plicación de los desvaríos que oíamos en el cual to ve-
Chatfield visitó Nicalagua, y el gobielno de aquel Es_ cino
tado le envió una comunicación pidiéndole que intel_ Por la tarde fuí a visital al Vice_Pwsidente Gl an_
viniera en el a11 eglo de las dificultades ent! e los Es- des cambios habían tenido lugal desde que le vi en
tados de San Salvadol y Honduras, entonces en gue_ Zonzonate: las tropas del gobielno fedelal habían sido
11'a Y que por mediación de la 1 cina de Inglatell a se derlotadas en Hondmas, Callela había tomado la plaza
gar'antizase el cumplimiento de cualquiei' hatada que de Quezaltenango, gualneciéndola con sus plopios sol-
dichos Estados lleval an a cabo 1)/l1' Chatfield, en su dados; destl uyendo s-e. existencia como un Estado sepa_
lespuesta se lefhió a la calta que había dhigido al rado y anexándolo a Guatemala San Salvador queda-
Vice-Plesidcnte, y hl:lbló del gobierno como d~1 "as! ha solo en a'Joyo del gobierno federal Pero el señOl
llamado gohielno fedelal" La cOlrespondencla fue Vigil estaba prepalado pala cualquier emelgencia Le
publicada:>y aCl ecentó la exaspel ación en conb a de Mr acompañaban el Jefe del Estado, un mulato de ague-
Cha\.field y de todos los extranjelos en general; fue_ llida lJresencia, y ohos oficiales del gobielno Ellos
Ion denunciados como instigadores y apOyadOl es de la sabían que las tl opas de Hondm as marchaban contl a
levolución sus del echos y plivilegios como residentes la ciudad, tenían razones para suponer que se unilían
fue] on dis~utiuos y por último se habló de la injusti_ a las de Nicc'.lagua, pero no desmayaban, al contralio,
cia con que gozaban de la plotección del gobierno, todos manifestaban una lesolución y enelgía que yo
puesto que no cúntlibuían a su sostenimientol El :.:e- no había visto al1tes El General Mm azán, decían, es-
sultado fué que al velificarse un nuevo empl ésbto taba en marcha SObl e Guatemala Cansado como es-
fOlZOSO fuerc.n incluidos todos ellos con la Olden pe_ taba de la guella el pueblo de San Salvador, decía el
1entoli~ de que, si al ser requelÍdos rehusaban el pa- señor Vigil, sin embargo, se había levantado con nue_
go deberían salir del país en el télmino de ocho días vo entusiasmo Los voluntarios aparecían POl todas
Lo's extlanjelos estaban violentamente exaspelados partes con la firme 1esolución de sostener a toda costa
Dos o tres de ellos, que necesitaban licencia antes de la fedel ación o morir bajo las 1uinas de San Sal_
salir y que se llamaban a sí mismos "máltires", ame_ vador Esta fué la vez plimera que me sentí conta-
nazaban con la venganza de sus gobiernos y hablaban giado de entusi:o'smo En todas las revueltas anterio_
de la llegada dp un barco de guelra inglés Mr ~i1_ 1 es presenciadas por mí, no había notado ningún ras-
gOUl, súbdito blitánico, se negó a pagat; las autorIda- go de heloísmo ni amor ardiente 1101 la patria Cada
des tenían la orden de dalle su pasapolte para que sa- uno luchaba en su provecho y pala su plopio bienes_
liela del país Don Pedlo Neglete, como vice-cónsul tar; y muchas veces, mientras viajaba pOI tan hermo-
de Flancia y Encmgado del de Inglatelra protestó so país y veía todo lo que la Providencia había hecho
La l($pUesta del Vice_Presidente (en pm te demasiado por sus habitantes, y cuán ingratos eran ellos, pensaba
velÍdica), fué la que hansclibo enseguida con sus pro- que lo mejol que podía suceder era que les pasala lo
pias palabl as pOl contener los fundamentos de la ley de los gatos de Kilkenny Eran las palablas más alti-
y manifestm los sentimientos que pI evalecían en la vas l.1ue yo había escuchado hasta entonces, cuando los
época: "Los exhanjelos en estos países bálbmos, co- Jefes de un solo Estado, teniendo a sus puel tas un ejér-
mo ellos los llaman, no deben esperar la protección de cito invasor y con sus pI opios soldados ausentes dellu_
sus propiedades si no ayudan al gobierno pal a ello gal, manifestalon sin embargo, la inflexible lesolución
Nosobos somos pobres y si en alguna de las convulsio- de defender la federación o mOlir bajo las lltinas de
lles tan fl ecuentes en países que hasta ahora comien- la capital Pero no perdían la esperanza en la Repú_
zan su carlera política, los extranjelos suflen példi_ blica las hopas hondureñas serían lepelidas en San
das inmediatamente recunen a sus gobielnos para Vicente y el Genelal MOlazán tomalía Guatemala Se
qU~ la nación en que vienen a especular, no sin cono- hablaba de todos los pelsonajes de la levolución con
cimiento de tales riesgos, les pague el doble o triple de palabl as que el an de sumo intel és Pal a mí, pues su-
lo que han peldido Esto es injusto desde todo punto ponía que en ellas se tl atalÍa de asuntos de vida o
de vísta, puesto que ellos no quieren ayudar en lo más muetíe pala ellos Yo no quise complOmeter a ningu-
mínimo al gobielno en SUs más urgentes necesidades no de ellos diciendo 10 que hubiera podido decir, por-
¿Qué debe éste hacer entonces? Decirles "Márchense que todos SE' cncuenhan expatliados y bajo pena de
de aquÍ, que yo no puedo asegurar sus plopiedades; o muede si leglesan No oí que se explesaran en el fe~
pléstenme cierta suma de dinero pala que yo sea ca- lOZ y sanguinalio espÍliiu que más talde supe en Gua-
paz de asegmarlas" PQl oha pmte, si acontece que temala que ]('s imputaban, pel u sí manifestaron gran
un pal Lido poderoso, o facción como se le llama, ple_ 1 encor hacia algunos caballeros a quienes cousidelo
valece y cae solJl e sus plopiedades, lo mismo que sobre mis amigos reIr onales y quienes, según decían ellos,
las de los hijos del país y sobre las lentas públicas, habían sido perdonados por pUla lenidad, aglegando,
ellos se quejan a su nación, esta bloquea nuestlOs puer- en un tono que no dejaba lugar a dudas, que no volve-
tos, y hace que nuesh o pobre país les pague el mil por lían aÍla vez a cael en el mismo erlor
ciento" PelO en me~io de esta confusión ¿dónde estaba mi
MI' Mercel comelciante fumcés, estaba ausente gobielno? Ya había yo viajado por todo el país, guia-
cuando el empléstito, y don Pedlo Negrete ela su apo- do por Ulla vac'lante luz que aparecía y desapm ecía
del ado y encalgado de sus negocios y se negó a pagal y no se me ocultaba que la clisis de mi fOl tuna estaba
El gobielno insistió pero don Ped10 se mantuvo filme celca, que todo dependía del éxito de la expedición

21
de J\!lorazán Si ésta fracasaba, mi t1 abajo quedal ia roso de quedalme y paltimos pala leunilnos en Gua-
perdido; sin embargo~, en esta hora trágica de la Re_ temala; nunca más nos volvimos a vei Pocos días
pública yo no deseperaba En diez años de guerras después él hlúa para salvar su vida y ahora se encuen-
MOlazán nunca hahía sido dellotado; Can era no osaba ha Expatriado y bajo pena de muerte si regresa El
enflentársele; la toma de la capital era segma y el partido que hoy gobierno Guatemala amol1tona OplO-
efecto moral de todo esto repercutiría en toda la na- bias sobre su nombre¡ pero yo, en los recueldos de mi
ción; Quezalten:mgo rompería sus cadenas, la potente lJlecipiíado viaje, jamás olvidalé a quien tuvo la infor_
minoría de los demás Estados se levantalfa. la bande_ tunada distinción de haber sido Vice_Presidente de la
,a de la república ondealía una vez más con todo su República
esphmdor Y. salido de este caos. el gobierno que yo No lecibí m. pasaporte sino hasta muy POI la tar-
buscaba sin duda SUl giría. de y, aunque yo había indicado lo contrario, agrega-
Sin embargo 110 estaba tan segUlO de ello como ton cl nombre del capitán en él Nosotros ya había-
para esperar tl anquilamente que llegara hasta mí a mos tenido algunas difelenclas de opinión con respec-
San SalvadOl El resultado eIa muy incielto y si la to a nuestros movimientos El no se mostraha tan in_
guena se prolongaba, yo quedaría sepat ado de Guate- clinado como :vo a que nos fuéramos para Guatemala,
mala, sin ninguha OPOl tunidad de servir a mi país por y además, no me palecía conecto que en un pasapOl te
la vía diplomática y plivado de llevar adelante otros oficial apmeciese el nomble de un paltidalio o gue-
asuntos más intel esantes que la incierta persecución uillero En consecuencia¡, al día siguiente por la ma-
en que me rallaba empeñado El propósito con que ñana fuf a la casa del go lerno para que me lo cam-
el capitán había llegado a San Salvador flacasó; no oi.11 an Los pasaportes ya separados se me entrega-
pudo aglegarse a la expedición de Morazán, pelO no te- ban cuando oí un hopel en la calle y quince o veinte
niendo nada que hacer en el puerto, estaba ansioso de de a caballo entlalon al patio precipitadamente. cu-
conocer Guatemala; poseía un lote de joyas y otros biertos de sudor y de polvo, eno e quienes pude reco_
objetos de qué disponer allá y estaba tan segmo del nocer al corone! Hoyas, con su noble caballo, pero tan
buen éxito de Morazán, que decidió seguir adelante pa_ queblantado que casi no le conocía.,Habían caminado
ra hacerle ulla visita y gozar de los bailes y regocijos toda la noche Las hopas hondtueñas habían tomado
que teniliían lugar con motivo de su niunfo San Miguel y San Vicente y ahora marchaban SObl e
La g¡ an dificultad consistía en conseguir mulas, a San SalvadOl Si no eran repelidas en Cojutepeque,
consecuencia del estado de al81 ma en la ciudad Con_ ese día esíalÍan sobre la capitaL Durante cuatro días
seguirlas directamente para Guatemala ela imposible habia yo estado esquivando el encontrarme con tales
Nadie se movelÍa en esa dirección hasta no saber el tlopas y ahora, rOl' un extraño capricho y bajo la pClS-
resultado de la campaña de Morazán; y aun pal a conse- pectlya de la actual colisión me lamentaba de tener
guirlas sólo pD.rn ZOI1zonate había que esperar un día mis 811 eglos ya tan avanzados y de DO tener la necesi-
Ese día yo pensaba substraerme al tumulto dé la ciu- dad de quedarme Tenía un gran deseo de ver una
dad y ascender al volcán de San Salvador; pero a la ciudad tornada por asalto, pero desgraciadamente no
mañana sigu~ente vino una mujer a decirnos que uno encontlaba la. más mínima excusa para evitar el viaje
de nuestros hombres había sido capturado por una pa- Ya tenia en mano mi pasapOl te y las mulas estaban
bulla y que estaba en la cárcel La seguimos hasta el preparadas Sin embal go, antes de Ilegal' a casa de
lugar y habiendo sido invitados por el oficial para que don Pedlo me decidl a quedalme El capitán ya es-
le indicáramos quién era él, nos encontramos ladeados taba listo ~on su espada al cinto y calzadas las espue_
por cientos de los voluntalios .de :Vigil, de toda;s ,las las sólo espelándome Le referí las últimas noticias
condiciones en cal ácter y apariencIa, desde el tlmldo y entonces lanzó una exclamación. de gratitud porque
sirviente aH ebatado de la puerta de su amo, hasta el ya todos estuviél amoS plepalados y montó inmediata-
peor de los 1 ufianes, unos recostados en el suelo, otros mente Le hic~ ver mi intento de quedarme, pela él
fumando cabos de cigarro, algunos taciturnos y ohos no quiso hacer lo mismo diciéndome, que él conocia
entelamente desenfrenados Dos de los peores me hi_ nícjor que yo el calácter sanguinario del pueblo y que
etelon el honOl de decirme que les gustaba mi apa- no quelÍa ]uesencial" un combate sin tomar par te en
1 iencia me llamaron capitán y me pidielon que los lle- él Tuvimos un pequeño altercado pero, en 1 esumen,
vala e!J. mi compañía Nuesbo homhle no era am_ ell'esultado fué L'omo siempre que se tIata de dos hom-
bicioso y podría haber hecho algo mejor que ser ma- hles obstinados, que ni yo me iba ni tampocC;l é~ se
tado por un ch~lian al día, pero no podíamos sacarlo quedaba Le recomendé mis mulas con el eqUlpaJe ':l
sin una 01 den del Jefe del Estado. y fuI inmediata_ mis criados y partió con el propósito de espel arme en
mente a las oficinas del gobierno donde sentí mucho una hacienda del camino Yo desensillé mi caballo y
encontralme con el señor Vigil, pues el objeto de mi le puse oba ración de maíz
visita y los secretos de la plisión el an un infortunado Mientras tanto habían volado las noticias y en la
comentario de sus jactancias por el entusiasmo del ciudad reinaba gran excitación y alalma Nadie pen-
pueblo para tomar las armaS Con su acostumbrada saba en huir el espíritu de lesistencla era general A
cortesía. sin embargo, él mismo redactó la orden para todos los sol'dados forzados que estaban en la plisión
que se le pusiera en libertad, enviando también la lis- los .sacaron y les dieron al mas y hubo redoble de t~m­
ta de todos los que me acompañaban, a los capitanes bOl es pOl toda la ciudad en demanda de vol\lntarlOs
de las difelentes escoltas, pata que ninguno de ellos Cuando regresé de la casa del gobierno habia visto a un
fuera molestado Todo el día estuvieron lcclutando sast\. e ocupado en la meSa de su tallel; al pasar de
gente y dándole instrucci6n milita~' por medi.o. de al- nue~o ya le ví roon su caballo Usto en la puelta y cal-
gunos oficiales Por ]a tarde se reciblelon notiCIas que zándose las ~spu.elas. mientras que su sollozante espo_
una avanzada del General 1\1101 azán había denotado a sa le ponía las pistolas en las pistolelas Más talde
un destacamento de tropas de Can era, y que aquél con lo encontré montado frente al cuartel recibiendo una
sus fuerzas aumentadas marchaba sable Guatemala lanza con banderola roja y galopando en seguida l1ara
Se encendieron fogatas en la plaza en señal de regoci_ ocupar su puesto en las filas En dos horas todo lo
jo y se celel'ró la victoria con repiques de campanas que la empobrecida ciudad podIa hacer estaba hecho
en todas las j gle~ias Vigil, el Jefe del Estado. los empleados y toda: la S~l­
Por la talde volvf a ver al señor Vigil Estaba so- vidumble, estaban ya preparados para la rcslstencla
lo Tenía plena confianza en los tesultados Las tro_ A medio día la dudad se enconÍlaba tan silenciosa que
pas hondmeñas sedan lechazadas en San Vicente y parecía mueIta Dí un paseo por el lado sombreado
MOlazán torrar ia Guatemala El me inducía a espe- de la plaza y la Quietud era espantosa Como a las dos
1 al" tenía Y';l todos sus preparativos, sus caballos lis- de la taule tuvi~lon~e noticias que las hopas de San
tos' y tan pI opto como tuviese noticias de la entlada Vicente se habían letirado hacia Cojutepeque y que
de MOlazán, pensaba dirigÍlsc a Guatemala y estable- las tlopas hondlU'eñas aún no habían negado Inme-
cel aBa una vez más la capital Pela yo estaba íeme_ diatamente se rlió la orden de hacer allí el punto de

22
lcunión dc todas las fuelzas y enviar también las de lope El motivo el a que por el camino pensó que me
la ciudad <:omo doscientos lanceros fuelon apaltados había abandonado en el peliglo y que, Coluo compañe-
en la lllaza con una débil glitcría, bajo el mdiente sol, lO de viaje, su obligación ela permanecer en mi com-
y yo 1 Cgl esé a la ca~a La comnoción se apaciguó, se paiiÍ~ yo no pensaba de la misma manela, pero me
calmó mi excitación y ya me lamentaba de no habel' sentl felIz de su regreso y montando, dejé a mi capital
palOdo con E'l capitán cuando, para mi mayor sorp1 e_ sujeta él 10 que pudiel a sucedel1e sin saber todavía si
sa, le vi 1egl esar y entl al' al patio en 1)1 ecipitado ga- pUl fin encontr~uía al gobielno q'ue buscaha

CAPITUl.O 4

CONTRIBUCIONES - EL BARRANCO DE GUARAnIAr~ _ EL VOI,CAN DE IZALCO - DEPREDACIO_


NES DE RASCON - ZONZONATE - NOTICIAS DE GUA'I'EMALA - CONTINUACION DEL VIAJE
AGUlSALCO ~ APANECA - MONTAÑA DE AGUACHAPA - FUEGOS SUBTERRANEOS_
AGUACHAPA - DERROTA DE nrORAZAN - CONFUSION JI" TERROR

El capitán me había sugelido una idea con un ca- preguntal' si no contenían las cartas alguna infolma-
ballo que tería de lemuda, y yo había camInado uno ción tocante a la politica, no aceptándolas mientras no
a un oficial del General Motazán, quien lo vendió se me asegmara que no tlataban de tales asuntos Mu_
pOlque no enbaha al combate, recomendándolo como ~has de ést~s ihan dil'igidas a MI' Chatfield y a altos
más a propó!:1ito para alejar a su dueño de las balas mgleses reSIdentes en Guatemala Bastante odio ha-
A dos leguas de distancia llegamos a la hacienda don_ bia en contra de 1\11' Cha1.field. y la insolencia de es_
de nuestros hombtes nos espclaban con el equipaje te hombre de apatiencia 1 ealn~ente 1 espetable nos da-
Estaba habitada por lU1 miserable viejo solitalio, que ba una ligera idea de la e~asperación que 1 einaba en
tenia un enonne bocio, enfclmedad muy común en to- contI a de los extlanjeros en general, y como ellos es-
do el país, lo mismo que en las montaíías de Suiza taban identificados con la revolución hasta la dilec-
MienttM que nuestros hombles calgaban de nuevo las ción misma podria exponernos a peUios con c1.t.alquiC't
UlulaS. OíUlOS el hopel de caballelía, ploducido por el banda de {miosos partidarios que nos enconnasen
galope de quince o yeinte lancelos que se detuvielon por el camino Si hubiera tenido OpOl tunidad las ha_
[rente al }lOl tón de la hacienda, y el jefe de ellos, un hria legtCSa(1.o a San Salvador No podíamos confiál.-
moreno de a:;:pecto lt'spetable V sevclo, como de cua_ scla~; al viejo y nos pusimos a delibelal' si no selÍa me-
l enta años, ('on J anca voz llamó al viejo para que se jOl leglesar y esperar la crisis en la capital; pelO no~
alistara v montala inmediatamente, diciéndole que ha. sottos pelseguíamos un objeto: enconirarnos lo más
hia negado 1:1 hora en que cada uno tenia la obligación celca posible de la costa y quizá al alcance de algún
de luchar por su paíria, que si antes 10 hubieran he~ b31 ca, de modo que decidimos continuat Como a la
cho así, sus propios ba! cos flof.aLÍnn sobre el Atlánti- hOla divisamos a los del mismo gl upo, todos desmon_
co v el Pacir'co y que abola no estarían a melced de tados, a alguna distancia del camino v f1ente a la puer-
los extranjel os y de los enemigos Todo e1 discut'SO
v ta de una haciendo. gtande, con algünos de ellos deu-
Cla magnífico y muy adecuado para una 1 eunión pa- ti o, pelo por fOJ tuna tan lejos, que aunque oímos que
triótica dc un cnatlo de Julio, O pala una sesión polí. nos hablaban, no pudimos entender lo que decían En
tica de bUllio; pela en boca de un hombre POclClOSO, seguida y muy planto uescendimos pOi un paso mon-
bien montado, bien mmado y acompañado de lance_ tañoso y desolado y entramos a El Bauanco de Guma_
lOS, no era un sonido muy grato pala los oídos "exhan~ n~al. estlecllo ~esfiladel'o con lados altísimos y perpen-
jelos tl a los cuales sin duda iba dirigido En veldad, c1lcula l es, CUblC1 tos con arbustos, floles si1vesb'es y
la enelgía del hombre ela para mi digna de lespcto, musgo; ceuado por encima con grandes ramas de ál-
pelO su expresión y maUelas excluían tada cOltcsfa, boles que se el uzaban entre sí POl' ambos lados alriba
de modo que aunque nos mil aba como espel ando la de nuestlas cabezas Una glan cOl'liente intel'lumpida
lespuesta. nc le contestamos El anciano lespondió por tIoneos ele ál boles y enormes piedras. forzaba su
que él ela demasiado viejo para pelear, y entonces el camino 'Por el bm ranco Más o menos media legua
oficial le contestó: que ayndal8 pues a otlOS para que del camino debla hacclse soble el lecho del anoyo
fueran al combate contlibuyendo por lo menos con sus con el agua a las lodillas de las mulas En cierto lugar
bestias Como esto también 1ezaba con nosoh'os. pro y hacia la dc!echa se precipitaba una helmosa cascada
cm amos apartar las r;uestras, quedando a la vista so~ desde arlÍba y casi atIavesaba la barl'llc Un poco ntes
lamente una infeliz mula, tan miselable como su due. del anochece1' encontramos a un vendedor de puel COS
ño, el anciano Este manifestó que esa el a todo lo que que habia acampado en un lecodo del bananco p81a pa-
poseía, y el (lUcial, buscando algún pletexto pala apo. sar la noche allí Tenia sus animales amarl ados a un ár_
delalse de las. nuestras, le dijo que Se la entlegal3, a bol y su muiel.' estaba preparando la Cena Cuando le
lo que el vicio, lentamente y sin profelh una palab13, contamos que por ahf andaba una escolta huscando ví-
la desató y In ll(~VÓ a la puelta dándosela a uno de los vel es, tembló por sus marranos Un poco después de a~
lancclos niÉ'nrlose ellos al recibir todo lo que el vic- nochecer negamos a la hacienda de Gual amal Había
jo poseía, piralon la mula con sus lanzas y siguieron allí mucho zacate, pero no teníamos quien lo fuel a a
galopaudo en busca de más conh ibuciones COl tal' El maYOl domo era un viejo V los mozos tenían:
Desgraciadamente siguielon pOi nuesllo camino miedo a las culpbLas Por lo demás nos encontrába_
y nosotros temíamos encontral nos con g¡ upos POl el mos bien; teníamos camas de ruadel a PUl a dOllnÍl en
estilo hast.a llegar a Zonzonatc Esto nos hajo a la una pieza dividida por un tabique para el mayordomo y
mente un aSl.mtu que nos daba mucha inquietud Como su mujer
el sel vicio de Colleos estaba POlO completo intenumpi_ Autes de amanecer ya estábamos a caballo, cami-
do y nadie viajaha, a mí me hicielon portador de Cal- namos hasta las once, 1101'a en que llegamos a un pe_
tas POI todo el camino, desde Nicaragua Había yo s1I- queJio pueblo pal a que pacieran nuesh as mulas y pa-
frido tanto por no recibh las cartas pala mí, que sen_ ra evitaln05 del calor del mediodía A las hes de la
tía mucho gusto en sel vil' a todo aquel que me lo so~ 1:ardC;' montamos nuevamente y ya entrando la noche
licitaba. pela como habia sido u-atado con tanta since_ oí aba vez los retumbos del volcán de Izaleo, que pare-
Lidad pOl.' el "partido" en San SalvadOl , tenía el pro· cían tl uenos lej3l1os. pasamos por su base y paramos en
pósito de no sel un medio de comunicación para sus la misma casa donde yo había estado cuando visité el
enemigos, de modo que siernl>l e tenía el cuidado <le volcán El lugar se encontraba en completa anarqufa

23
y desorden Desde mi pal tida, Rascón, que se había de tendlíamos que pasar Un funesto presagio había
vuelto más atrevido por la escasa vigilancia del go- en este asunto que en un pueblo del Estado de San
bierno, habt1 entrado a Zonzonate y lobado oba vez Salvador un homble osala amenazar públicamente con
en la aduana, imponiendo contribuciones sobre algu- matar a otro por ser pmtidario de Morazán, era indi-
nos de los ciudadanos, marchándose después pal a 1zal- cio de un desafecto en aquel Estado que me smpren_
ca y acuartelando a toda su banda en la ciudad 1nes_ día mucho más que todo lo sucedido. NuesÍlos cria-
pet'adamente había sido Sal prendido una noche por un dos tenían miedo de ir a darle agua a las mulas y es_
grnpo de soldados de. Morazán, lOgl ando escapar en to era indispensable A nosotros se nos previno que
paños menOles, pelo dIez y nueve de sus hOlnbres fue- no fuél amos con ellos Por último, mientt as nos que-
ron mueltos en la 1efliega y su banda quedó deshecha damos en la puel ta listos para acudir en su auxilio,
Más tal de cuando se llamó de nuevo a los soldados ellos se fuel:m armados con sus pistolas Cuando pa_
pala aglegarse a la expedición de Morazán, los disper_ sé pOI Izaleo la primela vez era éste un lugar muy
sos de la banda salieron de sus escondites Algunos hanquilo
de ellos vivían en la ciudad públicamente, sin ley y A la m;¡.ñana siguiente, muy de madI ugada, sali-
amenazando al alcalde con matarlo si se atrevía a mo- mos de allí y llegando a Zonzonate antes de almueJ_
lestarlos, manteniendo a la población en completo es- 20, nos fuimos düectamente a casa de mi amigo MI
tado de terror Entre los que apalecieron se me dijo De Nouvelle Dos meses cabales haCÍa que yo lo ha-
que estaba también un joven americano del NOl te, a bía dejado y, salvo durante mi travesía en el Pacífico
quien pude leconocer, por la desclipción, como Jem- V mi enfermedad en Costa Rica l yo no había disfruta-
:my al que yo h;) bía puesto a bordo de su barco en A_ do ni un solo día de leposo
caj{.¡tla El y otro americano se habían desel tado e AbOla me encontraba solamente a cuatro días de
intentaban llegar a pie hasta el Atlántico Por e~ ca- Guatemala, pero las dificultades para seguir adelante
mino se habja encontrado con la banda de Rascon y el an mayOl eE que antes El capitán no pudo conse-
unídosc a ella El otro americano había muerto en la guir mulas Nada se sabía de los movimientos de Mo-
escalamUZa logrando escapar Jemmy Tuve el gusto Iazán; las comunicaciones estaban interlumpidas, los
de saber que éste, pOI sus buenos modales y con~ucta negecios paralhados y el pueblo espelando ansiosa-
había hecho una favorable impresión entI e las Se!10raS mente noticias de Guatemala Nadie quería aventu-
de !zaleo Se quedó allí por tres días desapal ec1endo Ialse pOI los caminos. Yo estaba muy disgustado Mí
en seguida sin que nadie supiera adónde había ido complomiso con MI' Catherwood el a por tiempo limi-
tado, la estación de lluvias se aproximaba y un mes
Mientlas se nos refería todo esto, oímos un gran de pél dida me impediría visitar las 1 uinas de Palen-
alboroto en la calle. y, al mirar por la ventana, vimos que Considel aba más pI udente pI aseguir el viaje en
a un hombre tendido en el suelo y a otro que con un tanto que las cosas estuvieran en suspenso, que más
garrote blanco le pegaba, el que a la luz de la lUl}a pa; tal de cnando ya la guerra estuviera en todo su calOl
recía una ancha espada o machete Pronto se formo La cuadlilla de Rascón me había impedido antes el
un grupo de mujeres que trataban de retirarlo, pelo él viaje y nada difíciÍ el a que otros "Rascones" I esulta-
le lanzaba los golpes por enb e ellas con tal fuerza que ran después E1 capitán no tenía la misma urgencia
si alguno le hubiera alcanzado al pobre hombre de se- que yo de seguir adelante No ela mi idea compro-
guro que 10 mat~ El ?-gresor era uno de los de. la meterme en riesgos innecesarios y por el camino no
cuarlrilla de Rascan, nativo del pueblo y muy conOCIdo vacilalÍa en poner espuelas a mi cabalgadura POI
desde su infancia como pícaro Todas le llamaban por fin, después de c:onsiderar el plaY el conh a del asun-
su nombre y más por las súplicas que por la fuerza, to, decidí conseguir un guia a cualquier pI ecio y em-
lo hicielon desistir Cuando se fué con algunos de prender el viaje solo
sus compañeros, dijo que aquel hombre e18 un espía En medio de mis perpleiidades negó a vel me un
d{~ MOlazán y que la plóxima vez que lo encontrara lo hombre, alto, flaco, español, cuyo nombre era don Sa-
mataría El poble hombre se hallaba sin sentido y turnino Tinoeha (Tinoco) El era comel ciante de Cos-
cuando las mujeres le levantaron la cabeza, vi holro- ta Rica en viaje para Guatemala, y, por consejo de sus
1 izado que tenía los cabellos blancos como la nieve y amigos se habia detenido ya una semana en Zonzona-
que sería como de setenta años de edad Estaba ves- te Tenía los mismos deseos que yo de llegar planto
tido de andrajos y se nos dijo que era un pobre loco a Guatemala y sus puntos de vista y opiniones eran
mendigo que ningún motivo había dado, pero que aquel exactamente iguales a los míos El capitán se mosha_
belitre, al pasar, fijando la mirada soble él j dijo que ba mdifel ente, pues en todo caso no podria salir a
era espía de Morazán y le pegó con el garrote hasta menos que cons~guiera mulas Yo le dije a don Satur-
botarlo por el suelo Pronto se deshizo el grupo de nino que de cualquier modo me ilÍa y él se encalgó
mujeles quedando sólo algunas al cuidado del anciano de conseguir bestias para el capitán POI la tarde re-
Eran esos tiempos en que se necesitaba la natUlal ca- gI esó con la nueva de que, después de 1ecal! el' toda
ridad de la mujer fortalecida por un poder soblenatu- la población no le había sido posible conseguir ni una
lal Cada una d~ ellas temía que su esposo, hijo o mula, pela ofreció que dalía dos de las suyas de caIga
helmano, tuvieran que atravesar la calle de noche, pOI para que llevaran los baúles del capitán, o que le ven-
temor a las liñas y a peales armas que garlotes; y delía dos de su,:> mulas Yo le ofrecí prestarle mi ca_
nosotros pudimos ver a cinco mujeles, una de ellas con ballo o macho y todo se arregló
una candela y sin un solo homble o muchacho que las En medio de los 1 umores de gueITa, el día siguien-
:.\Yudala levantando de la calle al infeliz golpeado pa- te, l1ue ela domingo, fué uno de los más tranquilos
1a ir a ~ent31lo con la espalda reclinada junto al mu- que pasé en Centro América. Fué en la hacienda del
lO de una casa Más tal de llegó otra mujer, quien hi_ DI' DI ivin, como a una legua de Zonzonante El a esta
zo ver a la de nuestr a casa que si el muchacho pasaba una de las mejOl es haciendas del país El doctor ha_
otra vez lo mataría, y se fueron de nuevo con una can- bía importado una glan maquinaria de vapor, que to-
dela lo metielan al patio de al casa y cenaron la puer_ davía no hahía sido instalada, y se estaba plepalando
ta El lectOl 'podría echalnos en cara nuestra actitud pala la elabOlación de azúcar en mayor escala que
en semejante caso, pela salimos una vez y se nos obli- cualquier otra de la nación El había llegado de la is_
gó a letiralnos mientras dos hombles pelmanecielon la de St !CiUs, y antes de establecerse en este escon-
parados al pie de la ventana dUl ante todo ese tiempo dido lÍncón había vjajado extensamente por Europa
Muy natural ela sentir el impulso de romperle la ca_ y por todas las islas del Mar Caribe Conocía la A-
beza al muchacho; pela también lo era el tratar de evi- mérica desde Halifax hasta el Cabo de HOlnos; pelO
tar que cayel a sobre nosotros el odio de una cuadl illa me SOl prendió al dechme que su mayor aspiración ela
que, aunque destrozada, todavía ela lo suficientemente el poseel una ,:asa de campo en Morristown, Nueva
fuerte pUla reítse de las autOlidactes del pueblo, y que Jelsey, con lo cual quedalÍan colmados todos sus de_
podlía atalayarnos en los silenciosos caminos por don_ seos Por él supe que Jemmy, después de su desapari-

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clOn de Izaleo, había llegado a la hacienda en misela- una profanación de la hel mosUl a de la escena Aquí
ble condición y enfel mo de la campaña, y que actuaL terminalon nuestlas dificultades; el resto del camino
mente se enronh aba en el puelto a bOl do de La Cos- el a para abnjo El camino uos conducía Pel' el filo
mopolita, con rumbo al Perú de la montaña A nuesha derecha veíamos el borde
Al 1 egl esar a Zonzonate nos cnconb amos de nue- COl tado a tajo, y en el fondo del llano, como a dos mil
vo en medio del tumulto Dos de los pasajelos que pies de profundidad, mirábamos el lago y el pueblo
había dejado el capitán D'Yrial te, 1 umbo a Guayaquil, de Aguachapa al frente En vez de diliglt nos en lí-
Uegalon 'aquella tarde, directamente de Guatemala, con nea recta haria la población, lodeamos la montaña y
la noticia de que Canela, con dos mil honlbles, ha- llegamos a un campo donde humeaban unas fuentes
bía salido de la ciudad al mismo tiempo que ellos, en tClmales El suelo estaba incI ustado con azufle, seco
malcha conha San Salvador Que Callera no sabía y requemado pOl' los fuegos subterráneos En algunos
nada de la ploxhnidad de MOlazán; que sus tropas eran lugares habh grandes Olificios por donde el vapor sal_
una desOl denada y tumultuosa JTIasa, y que al hacer taba violentamente COll mucho ruido. y en atlas, glan-
alto a treS legu.ls de la ciudad ya sus caballos estaban des pozas o lagunas, una de eUas como de ciento cin-
cansados Que alU nuestros lnfolmantes se escabul1e- cuenta pies de circunferencia, de agua color pardo obs-
Ion y que conlO hes horas más Larde encontlalon ~l curo, hirviendo con monsu uosas bUl bujas de tres a
ejélcito de MOlazán, en buen orden, marchando en fi_ cuatlO pies de altula, con las que Homelo podría ha-
la V con el mismo MOl azán a la cabeza, él y toda su ber fOlmado los manantiales de Achelón Por todo el
caballelía desmontados, llevando del diestro a sus ca· contolllO, en Ulla inmensa área, la tiella se encontla-
ballos {tescos y listos pala una acción inmediata Que ha en estado de comlJustióu, quemando nuestras botas
MOlazán los paró haciendo que le ptesentaran sus pa- y asustando a los caballos; y hubimos de tener sumo
sapottes y cartas, y que ellos le habían infol mado de cuidado con ellos para evitar que cayelan en las grie-
la safida de las tlopas de Carrera y de su condición tas A ciel ta distancia se encontIaba un manantial de
De todo lo dicho llegamos nosotros a la conclusión de agua sulfurosa l y siguiendo nosotros hacia aniba en-
que MOlazán los hablia atacado el mismo día, derro- cont18.mos UIla glan poza, le fOlmamos un dique con
tándolos y que ya debería estar en posesión de Gua- piedras y con ramas y disfl utamos del más lefrescan-
temala 'Desde luego consideramos estas noticias fa_ te baÍlo de. agua caliente
vorables pala nosobos, pues cOJúiábamos en que ya Casi anochecía cuando entlamos a la poblaci6n
los caminos estarían más seguros fronteliza del Estado y punto avanzado de peliglo To-
A las ti es de la mañana del dia siguiente estáhamos dos esperab~n ansiosamente noticias de Guatemala
a caballo Un ton ente de fuego bajaba del volcán Cabalgando hacia la plaza nos encontJ. amos con un
de Izalco, blillante pela empalidecido pOI la luz de nuevo cuerpo como de doscientos ¡¡soldados patriotas"
la luna Anduv!mos dos leguas de buen camino V lle_ uniformados y equipados. recibiendo la insb ucción de
gamos al pueblo indígena de AguJsalco Nuestlas bes- la talde, lo cual era una garantia contIa Ja tmbulel1-
tias venían soblecalgadas y una de las de don Satur- cla que habíamos obser vado en Izalco Su comandan-
nino ya no podfa más Tlatamos de conseguir otras, o te, el cmonel Angoula (Angula), era el mismo que ha-
algunos indios cargadOles, pero nos fué imposible: na- bía deshozado a la cuadlilla de Rascón Todos se a_
die quelÍa moverse de.: su hogar Don Saturnino cargó sombraban de nuestlo plop6sito de ir a Guatemala,
su 1110pia mula de silla y anduvo a pie, y si no hubiera y era muy enfadoso y desalentador oír a cada paso los
sido pOl su infatigable persevel ancia, todos babl íamos malos pronósticos para nuestlo viaje Nos encami-
tenido que pararnos namos a la casa de la viuda de Padilla, amiga de don
A la una dé la ta1.de llegamos a Apaneca y nos a- Saturnino, y la encontramos en grande aflicción Su
peamos en una de las mejOl es casas, donde un viejO y .hijo mayor, que habíA tenido que hacel un viaje de ne-
su mujer se entargalon de preparalnos el almuerzo gocios a Guatemala, con su pasapOlte couespondiente,
uestras mulas pI esentaban un aspecto lastimoso La había sido aplesado por canela y hacía un mes que se
mía, que había conducido mi liviano equipaje como encontraba detenido; y a más de eso había sabido -lo
una pluma desde La Unión, caminando con admilable que se uataba de ocultársele_ que su otro hijo, un
1 csistencia por todas partes, ahora temblaba toda ella joven como de veintitm años, estaba agregado a la ex-
y antes de qultel]e la caIga esperaba yo vella cae!. pedición de MOlazán Nuestl"Q plopósito de Íl a Gua-
Nicolás y el aniero aseguraban que moriría, y el fiel temala ablió la fuente de sus pesal"es Se afligía por
bruto me mÍlaba lastimeramente como replochándome sus hijos, pe¡'o su mayor pena era por el más joven
el haber PUf'sto tan pesada carga Sobl e sus lomos Lamentaba el que se hubiese alistado como soldado
Traté de con'pral o de alquilar otla, pelo todas se las pOlque sabía de los hOllOles de la guena y, como si se
habían llevado a una o dos leguas de distancia del ca_ tratala de un niño capeador, nos rogaba que le supli_
mino por dor.de pasaban las tropas cálamos a lVIolazán que lo mandara a su casa. Toda-
Se convino en que yo seguitía pala Aguachapa y vía vestía ella luto por su padle, quien había sido ami-
quo Pl"OCU13Iía tener otras mulas listas pala ]a maña- go personal del General MOl"a'l.án, y tenía además, tres
na biguiente, pero mientras tanto el capitán concibió hijas. todas jóvenes, la mayor de no más de veintitrés
algunas sospechas del viejo y de su mujer y I esolvió años casada con el coronel Molina, segundo jefe de las
no pel manecel aquella noche en el pueblo Por for- tlopás; todas e1las gozaban de fama en el país pOl su
tuna mi mula levivi6 y comenzó a comer Don Satur- belleza y, am:.que las circunstancias de la noche me im-
nino repitió su "stá bueno" con que nos animaba en pedían vellas detenidamente, pude darme cuenta que
todas nueshas pelplejidades del día, y detelminamos este era uno de los más elegantes e intel esantes gru-
seguir adelante Ninguno de noson os tenia algún e- pos familiares que yo habia visto en el país
quipaje que quisiera dejar, porque seguramente ya no La plimero que hicimos fué aVCligual si habían
lo volvelía a ver jamás Cal gamos en consecuencia mulas El coronel Malina, yerno de la viuda, después
nuestras bestias de silla y proseguimos a pie Tan de plocural disüadilnos de emplendel nuestlo viaje,
planto como salimos del pueblo empezamos a ascen- mandó a averiguar si habrfa algunas, resultando que
del. a la montaila de Aguachapa, la parte más 131 ga y no encontralon ninguna de alquiler, pelo supimos que
peor del camino, quP. en ]a estación lluviosa requiere un homble tenía dos de venta y que había prometido
dos dlas pala atravesaria Una pendiente muy empi- Ueválselas por la mañana muy temprano Ya había-
nada qne encontramos al pi inclpio me hizo temblar mos suflido !.nuchas molesUas sin que de nuesha paIte
por el lcsultado La subida ela como de hes millas, hubiésemos agl~gado ninguna, pero desgraciadamente.
y en la propia cima, metida entre los 8,1 boles, estaba con motivo del mal estado de las bestias, se suscitó una
una henería d"'sde donde se dominaba todo el pano- agria disput9 entl e don SatUl ni no y el capitán Fué
1ama atrás del pueblo, y por el otl o lado, hacia el de_ solici.tada mi intelvención por ambos lados V, al tratal
clive de la. mom:aña, el valle de Aguachapa El golpe de poner paz entre eUos, estuve a punto de que los dos
del mal tillo y la tiznada cara del hell"eIO, P31 ecían se volviesen contt a mí. La disputa era tan violenta
que ninguna de las mujeres de la casa se dejó vel por Entlé a la casa en donde la viuda y sus hijas esta-
la sala, y estaba todavía pendiente cuando el coronel ban empacando todos los objetos de valor y en segui_
Malina fué Hamado por un mensaje del comandante da salí a la ('ane Las campanas de las iglesias sona_
Al cabo de media hOla legresó diciéndollos que acaba_ ban espantosamente, y un hombre a caballo y con ban_
ban de llegar a la población dos soldados, y que infor- derola roja en la punta de su lanza, COIl ía por las ca-
maban que el General M01azán había sido denotado lles previniendo a todos los habitantes que hUYelan
en su ataque a Guatemala, y que todo su ejélcito ha~ POl todas pal tes se veían caballos ensillados fl ente a
bía sido destrozado Que acompañado de quince dra- las puertas y hombl es con bultos a la espalda salien-
gones había huido con dirección a la .costa y que todo do de sus casas, mujeres con Uos y paquetes llevando
el ejé1cito de C;.lnera iba en su pelsecución Al prin_ de la mano a Jos niños precipitadamente La luna
cipio se pensó que tales soldados seIían desertOles; brillaba con Rin igual esplendor; ni las muieres ni los
pero fuelon I:econocidos por algunos vecinos de la po- niños lImaban; el terror más profundo se 1eflejaba en
blación, y después de una cuidadosa investigación y, todos los rostros Me dhigí a la iglesia: el cura es_
calculando el tiempo transcUlrido desde el recibo de las taba en el altal recibiendo urgentes confesiones y ad-
últimas noticias, se dió crédito a 10 que decían La mimsil ando los sacramentos a los desvelltm ados ha_
consternacíón que trajo la noticia a todos los de casa bitantes eme en seguida huían de la población Vi a
no es pal a describirla La denota de Morazán signi N
una poble- mndle que había peldido a su hijo y que an-
ficaba la lllllerte pala hijos y helmanos No Na el daba buscándolo; pero sus amigos le decían apleSU1a~
momento propicio para el frío cunsuelo que pudieran damente "¡la gp.nte viene!" y la empujaban para que
ofrecer los extranjeros y salimos saliel a Una enorme fila de fugitivos, con sus bestias
Nm~stl os planes quedaban deshechos; lo que yo más cargadas con grandes hultos, se movía desde la puerta
temía ela lo que habla sucedido, los soldados, que has_ de la iglesia y desaparecía POl detr ás de la cresta de la
ta entonces habían estado en una masa compacta, se loma Fué la primera vez que vi el tenor operando
desbandarían por los caminos, arrasándolo y barrién- sobre las multitudes y abrigo la espelanza de no vol-
dolo todo con la felocidad de la guerra de pal tidos vello a ver jamás Regresé a 1& casa La familia Padi_
Pero siendo ele noche nada podíamos hacer Nuestros lla aunno había salido y la poble viuda ,estaba toda-
hombres ya estaban durmiE:ndo y, no sin aprensiones, vía aneglanclo sus paquetes Le dijimos al coronel
el capitán y yo nos retiramos a una habitación con Malina que se apresUlala, que como comandante él
puerta al patio Don Saturnino se envolvió en su pon- selÍa la plimeIa víctima El sabía el peliglO; pelO en
cho y se tenC!ió en el corredor un tono de voz. que ponía de ma,nifiesto los hollares
Nadie se desvistió; pero la fatiga del día había sido de una guelra de paltidos, nos diio que no podía de-
tan grande que yo pronto caí en un plofundo sueño jar allí a las jóvenes Pocos momentos después ya to-
A la una de la mañana nos despel tó la voz del coro_ do estaba listo La viuda nos entregó la llave de la ca~
nel Malina que gritaba en la puel ta: 'ILa gentf;t vie- sa, nos despC'dimos encomendándonos mutuamente a
ne!'~ Oímos el luido de sus espuelas y, a la luz de la Dios, y muy triste y silenciosamente salieron de la po-
luna, vimos el brillo de su espada y a varios hombres blación El coronel Molina permaneció todavía un
ensillando bestias en el patio Saltamos al momento momento con nosotros, aconsejándonos que huyéramos,
y él nos dije que procuráramos salvarnos; la "gente" diciendo que los enemigos eran asesinos y ladiones,
llegalÍa dentro de dos horas a la población. Mi pri- que no lespetarían ni a nuestras pClsonas ni nuestros
mera pregunta fué: ¿qué se hicielon los soldados? Ya títulos y que, furiosos al encontrar la población desier.,.
se habían marchado Cada uno se pI eparaba para huír; ta, se tOlnaria gU ira en contra nuestra Espoleó su
él pensaba acompañar a las damas hasta algún lugar caballo y no le volvimos a ver jamás En el atrio de
escondido y en seguida procuraría reunirlos Yo de- la iglesia quedaban sólo los ancianos, los enfermos y
bo confesal ~quí que mi primer pensamiento fué: "que los inválidos La casa del cura también estaba llena
cargue el di~blo con el último" y ordené a Nicolás, de niños y de ,gente desamparada Por lo demás, no-
que gimoteaba de miedo, ensillar las bestias para salir. sotros él amos los únicos que quedábamos en posesión
~l capitán, sin emb31go, objetó que el huír en tales del pueblo
momentos era identificalnos con los fugitivos y que si
nos encontI aban con ellos sin duda nos rnat31 ían Don Apenas hacía una hora que estábamos en pie . No
Saturnino propuso que mar chásemos dil ectamente has- habíamos tenido tiempo de aveliguar algo con: lespec-
ta una hacienda dos leguas más adelante; si los en- to a las ti opas que llegaban. El gtito de alal ma era
conb amos pOI ~l camino, decía él, creel án que somos "la gente viene"; pelO nadie sabía más, ninguno se fi_
viajeros; en su confusión nos dejarán pasar y de to- jaba en nosc,Ílos e ignOlábamos si el ejélcito de Ca-
dos modos evitmemos los peliglOs de un saqueo ge~ lTela estaba para llegar o si era sólo una banda de
neral y de los pillajes en el pueblo Yo aprobé la idea, merodeadol es En el primer caso abtigaba yo la es_
pues mi pro:Jósito ela que nos pusiéramos en marcha, pel allza de (lue Canera IlegalÍa con sus tropas y que
pero el capit5.n se opuso de nuevo violentamente POi no se hablÍa olvidado de mi levita de diplomático; me
desglacia él tenía cuatro glandes baúles llenos de jo- sentía satisfecho de que los soldados se hubiesen mal-
yería y de 0""10S objetos de valor y carecía de mulas cllado y de que los habitantes huyeran, pues así, no en-
para llevarlos Le hice vel la enmme difelenci~ que contrando r~sistencia ni habiendo dell'amamiento de
existe entie el precio de la vida y el de la plopledad, sangre, no habl ía motivo alguno para excitar la fm ia
a lo que leo:;:pondió: que en esos baúles llevaba todo de la indisciplinada soldadesca Nos dirigimos de nue_
lo que para él el a de más valor en esta vida; que por vo a la iglesia Viejas y niños nos ladeaban admÍla_
nada del mundo lo dejaIía y que 10 defendélía hasta dos de que no hubiélamos huido Llegamos a la puer_
la muerte, y tomándolos uno por uno del corledOl los ta de la casa del cura; la habitación era pequeña y es-
llevó al intclior de nuestro pequeño dormitoIio, cenó taba repleto de mujeres ancianas. Tlatamos de ani-
la puerta y imó que alli nadie entIalía sin pasal au_ malIas, pela la vejez había peldid6 su locuacidad y
tes sobre su C'adáver Yo pOI mi p31te lo veía todo con esperaban su suerte en silencio Regl esamos a la casa
más calma y de ningún modo aprobaba el desesperado entt eteniéndono~ en fumar y en ansiosa espectación
pI apósito del capitán; pero la vel dad era que yo me El enemigo no llegaba., la campana cesó en su horrible
hallaba en muy distintas condiciones Mi lÍqueza con~ tañido y, pOl fin, ya sentíamos deseos de que lIegman
sistía en caballos y mulas, siendo esta J por de pronto, pI anta y de que cuanto antes la situación se definie_
la mejor inversión que se le podía dar al dinero; y con ra Salimos a observ31 escuchando atentamente; pe_
dos holas dE' de1antera yo habría desafiado a todos los ro no se oía ni ruido ni movimiento alguno En ver_
cachulecos de Guatemala a que me agarraran; pero dad ya estállamas cansados de espel al; faltaban to-
la detel minfl.ción del capitán me impedía poner a davía como dos hOl as para que amaneciera Nos 1 e-
pI ueba la solidé'(, de mis razonamientos, y quizá, de to- costamos y, cosa extlaña, todavía pudimos conciliar el
das maneras 10 mejor selía esperar sueño.

26
CAPITULO 5

P).tOXIMIDAD DE LAS FVE).tZAS DE CARRERA - TERROR DE LOS HABITANTES - SV HUIDA-


ltENDlClON DEL PUEBLO _ FEROCIDAD DE LOS SOLDADOS - VN BOLETIN _ DIPLOMACIA -
UN PASAPORTE -UN DESAYUNO - UNA ALARMA - LA VIUDA DE PADILLA - UN ATAQUE -
DERROTA DE .LAS FUERZAS DE CARRERA ~ TOMA DE 1"11, POBLACION I'OR EL GENERAL MORA·
ZAN _ SU ENTRADA -llL HIJO DE LA VIUDA - VISITA AL GENERAL MORAZAN - SU APARIEN.
CIA, CARACTER' ETC - PLANES FRUSTRADOS.

El a ya muy entrado el día cuando despertamos, mente, y así antes que nosotros estuviéramos preveni~
sin hélida alguna de machete y estando todavía en dos de nuestla situación, cada lancero que pasaba, en
tr anquila posesión del pueblo En' lo primero que pen_ un tono de voz regulado por el estado de su ánimo y
sé fué en las ruulas; ya se habían acabado su zacate a veces con amenazante ceño exclamaba ferozmente:
quedándoles pocas esperanzas ~e algo más para des_ ¡"Viva Carrela!"
pués, pero las f'nvié inmediatamente al '1 ío para que La in.fantería era de peor ap¿uiencia que los lan~
bebielan agua. Acababan de irse cuando un muchaw ceros, pues en su mayor pal te eran indios anfu ajosos,
eho que salió de. la iglesia corriendo noS dijo que ya medio desnudos. con sombreros viejos de: petate y des-
se 3ptoximabala gente. "Nos apresmamos a regresar calzos, ,armados con mosquetes, ,IUachetes, y muchos
con él, y los de,sdichados que enconhábamos en las con anticuados trabucos españoles~ Ellos competían
gradas, 'con nuevOs terIores, creyendo que nosotros unó a otro en aspel eza y ferocidad y a veces hasta a-
él amos amigos de los invasores, nos rogaban que los puntándonos cpn sus aunas nos gritaban: "¡Viva Ca_
salvásemOS .. Seguidos de ti'es o cuatl o muchachos lrera!" Nosotlos estábamos completamente deSpre_
amedrentados, ;subimos al campanalio de la iglesia y venidos, no habia escape y creo qúe nos habrían ma-
desde allí vimos a los cachurecos a distancia, descen- tado al punto si hubiésemos rehusado contestar a sus
diendo por el 'borde de la 10m-a en una fila, con sus gritos Yo plocuré corresponder a mi dignidad, no res_
mosquetes brIllando a los rayos del sol .Notamos que pondiendo en tono tan' alto como la urgencia del caso
estos no formaban él grueso del ejército de Carrera lo le.qu~J;'ía; pero de seguro que nunca había yo pasa_
sino aparentemente una compafifa explotadora; pero dO. VOl una experiencia tan dura Don Saturnino ha-
en todo' caso, ellos eran muchos para nosotros, y lo re- bía .tenido. la prudencia de mantenerse fuera del al_
ducido de su húmei'o les daba. toda la apariencia de cance de la vista de estos energúmenos; mas el capi~
una banda de fOlajidos Todavía, tenían que atravesar tán, que había 'intentado luchar· contra estos hombres,
una llanura 'para ascender a la colina 'en que estaba nunca titubeó y cuando pasó el, último soldado todavía
ediflcado el pueblo El badajo de la campana seencon- agregó Uh. exha "¡Viva Carrera!". Otra vez me sentí
traba al alcancé de mi mano; le di un fuerte tirón y, satisfecho de que los soldados hubieran salldo .de la
diciendo a los muchachos que tocaran alarma, bajé población y que no hubiera habido lucha Terrible
rápidamente, Al salir de la Iglesia 'oímos los destem- hubiera sido caer en manos de ,tales hombres, sedien~
plados gritos de las ancianas en ,la casa del cura" y los tos de sangl~ y enfurecidos por la res~stencia ÁI lle..
viejos y niños que estaban en las gradas nos pregunta_ ga,r a la plaza, lanz¡}l'on un ~rito general de "¡Viva
ban si ellos también serian asesinados <:jarrera!" y apliaron sus armas Pocos minutos des_
Las mulas no habían regresado y, temeroso de que pués, unos cuantos de ellos vinieron ~n busca de desa-
hubieran sido interceptadas por la calle, corrí haCÍa el yuno, mas como no pudimos dárselo nos pedían medio
i.'Ío y las encontré .que ya venían para la casa Mien", o seis peniaues Poco 'a poco fueron llegando otros
tras tanto, al final de la calle, un soldado se movía cau_ más hasta' 'que la habitación quedó repleta Ellos no
telosamente y, atisbando con cuidado en cada casa co- habían tenido una gran ganancia con tomar el pueblo;
mo si s'ospechase de alguJlá traición, avanzó con una no se habían desayunado, y allí no se conseguían víve~
carta dhigidn al coronel, Angoula (Angulo) El capi~ leS Les pedimos noticias de Guatemala y les compra-
tán le dHo, que podía buscar a ,Angoula en las monta'" mos varios ejemplares del "Ptüte Oficial", del Supre~
ñas Le preeuntamos el nombre de su jefe, que cuán_ mo Gobierno, encabezado así: "¡Viva 'la Patria!11
tos hombles le .?compañaban, y le dijimos que no en- ¡Viva el General Carrera! El enemigo ha sido cortl..
conharía oposición pues que la población se rendida ¡Hetamente 'extermimldo en su ataque a la ciudad, la
inmediatamente. Costó mucho que creyera lo que le cual intentaba devastar El tirano Morazán huye ate_
deciamo!; del abimdono de la', población El General lroriz,ado, dejando la plaza y las' calles llenas de cadá~
GUoroa (Figueroa) no sabía nada. había hecho alto a veres de hombres sacrificados a sus criminales' ambi·
corta distancia, temeroso de hacer el ataque de noche ciones Los· lJriucipales oficia.1es de su estado mayor
y esperaba una inmediata lJatalla Seguramente que hán perecido, etC Gloria eterna al invencible Jefe
a él no le agradaría tanto el evitarla como' a nosotros. GENERAL CARRERA y a las valIentes tropas de su
El enviado legresó y al poco tiempo vimos aparecer, 'a triando" Ellos noS dijeron que Carrera, con tres mil
lo lejos, la nuca de un caballo que salía de la calle hOD:).bres, esblba en plena persecución En poco ti.em~
transversal hacia la izquierda Un gl upo de soldados po la solicitud de medios o sixpences fué tan fl ecuentc
de caballería, turnados con lanzas, venían' en seguida que nO$otros, temerosos de que se creyese que tenía_
avanzando por la calle y mirando a su alrededor como mos mucha plata, nos dirigimos a la plaza pala presen_
si todavía temieran una emboscada A los pocos mo_ tarnos al genelal Fi~oroa y establecer las condiciones
mentos el. Gp.nel al Figoroa; montado en un pequeño y de nuestra 1 endición o, de todos modos l a "definir
fogoso caballo, sin uniforme, pero con silla militar de nuesha posición" LQ encontramos en el cabildo, muy
paño neglo; pistolas y espada de gumnición dOlada, a su gusto con un grupo de oficiales, blancos, mestizos
que le daban. una apariencia muy guerrel a, apareció y .l1mlavos, fumando B interlogando a algunos ancianos
encabezando la vanguardia Al aproxim31se a nuestül de 1'a iglesia acerca de los movimientos del COl onel An~
puerta lo saludamos quitándonos el sombrero, C01res- goula y de sus soldados, la hora de su salida y la di-
pondiendo él a nuestro saludo Como 'cien lanceros lección qUe habían tomado. El era un joven -todos
te seguían, de a dos en fondo, con banderolas rojas en los hombres en aquel país elan jóvenes- como de
la punta de sus lanzas y pistolas en sus pistoleras Al treinta y dos a tj einta y tres años, vestía una levita co~
pasar, un individuo de cara patibularia, mirándonos 101' de tabaco y pantalón del mismo color; apeado de
fieramente y empuñando su lanza exclamó: "¡Viva su aguellido corcel y sepalado de su banda de hom~
Carrela!" No habiéndole contestado nosotros inme'- bl es con ap~,riencia de asesinos, se le veía todo el as~
diatamente, repitió su grito de tal manel a que nos vi_ pecto de un hombr e honrado.
mos precisados a responder más fucrte y satisfactOlia_ Una de las peores cosas de esta guel'la civil, era

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que ningún respeto se tenia a los pasapOl tes del pal- mi caso, debo decir que resulté agradablemente chas_
tido contralio El capitán tenía su pasaporte de San queado Si YO hubiera sido el invitado los habría sor_
Salvador, que aquí era peor que si no lo tuviese. Don prendido tanto como sus voraces antecesores asombra_
Saturnino era poseedor de un sm tido de pasaportes de ron a los indios El desayuno resultó satisfactorio' na-
comandantes de dif~rentes partidos, y en esta ocasión da sobró y creo que tampoco faltó. '
hizo uso de uno firmado por un coronel de Ferrera El Una circunstancia desagradable vino en seguida:
capitán me presentó bajo el titulo de "El Señor Minis.. el. General Figo~'oa nos suplicó esperar una hora más,
tIa de Norte América", y yo procuré hacerme acepta_ mIentras preparaba noticias para Carrera, informán-
ble diciendo que había estado en San Salvador en bus.. dole de haber ocupado Aguachapa Yo estaba extre_
ca de un gob:erno y que no me había sido posible en.o madamente ansioso de que saliéramos mientras que
contlarlo El hecho era que, aunque yo no podía, por todo permanecía tranquilo; de Figoroa y de su secre-
de pronto, entrar en negociaciones regulares, siempre tario teníamos buen concepto; pela habíamos observa_
que tenía la oportunidad de ejercer la diplomacia por do que él no tenía completo control sobre sus solda-
propia cuenta, lo hacía; y con objeto de definir y de dos y, mientras permaneciéramos en el pueblo, esta-
de aclarar de una vez nuestras respectivas posiciones, ríamos sujetos a sus visitas, preguntas e impertinen_
tomé a mi cargo el hacer los honores de la ciudad, in- cias, lo cual podría dar lugar a alguna dificultad Por
vitando al general FigOloa y a todos sus oficiales a un otra parte, el ser nosotros conductores de despachos
desayuno Era este un golpe atrevido; pero Talley.. para Carrera nos daba gran seguridad en el camino
rand no podría haber tocado cuerda más sensible Afortunadamente don Saturnino dispuso adelantarse
Ellos desde el medio día anterior, no habían comido con la carga, y yo, deseoso de verme libre de todo em_
nada' y hasta creo que gustosos habrían abandonado su barazo, le recomendé que se adelantara cuanto fuela
fácil conquista por un buen desayuno Aceptaron mi posible, que nosotros pronto le alcanzaríamos
invitación inmediatamente, poniendo así punto final a A la hora convenida nos dirigimos a la plaza para
mis escasas provisiones preparadas para el camino El 1 ecoger los despachG.$ sólo para encontrarnos con una
general Figoroa nos c?J}firmó la derrota y h~da d.e nueva confusión: Figoroa ya montado, sus lanceros
Morazán. y su persecuclOn por Carrera, y el "InvencI- haciendo lo mismo y todos tomando sus armas Un
ble jefe" qujzá se hubiera sorplendido por el placer espía había traído la noticia que el coronel Angoula,
que yo me prometía de encontrarme con él con sus soldados estaba por las faldas de la montaña,
En pocos momentos nos pusimos de acumdo en a- y nuestros amigos se aprestaban a atacarlo Al mo-
bandonar este pueblo fronterizo tan pronto corno fue- mento los lanceros partieron a galope, y los andrajosos
ra posible y seguir adelante Yo casi abandonaba u~­ soldados los siguieron con sus armas, al mismo paso
teriores proyectos para atender sólo a nuestra segUll- de los caballos La carta para Carrera estaba a me-
dad personal Regresar, pensábamos, sería m/eternos dias y un ayudante de campo nos dijo que nos espe-
en la hoca del loho El pueblo de San Salvado estaba 1 áramos un poco, que pronto estaría todo terminado
furioso contra los extranjeros, y las tropas de Hondu- Quedaba, él al mando de setenta u ochenta hombres
1 as lo invadían por un lado mientras las hordas de y nosobos nos sentamos en su compañía en el corre-
Carrela por el otro Permanecer donde estábam~s dor del cuartel Era algunos años más joven que Fi~
nos ponía en peligro de ataque por ambos lados; SI- goroa, más inteligente y parecía muy amable, menos
guiendo adelante encontraríamos las tropas de Carre- al tratarse de política, porque entonces se mostraba
ra y si lográbamos pasar dejaríamos la guerra por de- furibundo contra Morazán y contra sus partidarios.
trás' no teníamos más que un riesgo y este sería pues~ Era caballeroso en sus maneras; pero con la levita y
to r:. prueba en un día Bajo esta creencia le dije al el pantalón rotos Nós dijo que tenía una levita nue_
general que habíamos determinado seguir con rumbo va que le había costado diez y seis dólares; pero que
a Guatemala Y que sería una ayuda para nuestra; se- como no le venía preferiría venderla Más tarde, ha-
guridad el ohtener su pasaporte Era esta su pnme_ blando yo de este joven con uno de los oficiales de Mo_
ra campaña y hacía pocos días que estaba en servicio, razán, quien en todo me merecía entero crédito, menos
habiendo sido enviado con presteza a tomar posesión en lo que se 1 efiriera a sus enemigos políticos, me con_
de este pueblo para cortar la retirada de Morazán Se tó que este mismo secl etario le había robado un par
sintió halagado con que le solicitáramos nuestro pasa- de pantalones y que indudablemente la levita serIa
porte y nos dijo que ciertamente lo creía indispensa- también robada a alguna otra persona
ble Su secretario y ayudante había sido dependiente No había orden ni disciplina entre los soldados;
de una botica en Guatemala y, por consiguiente, sabía cada uno hacía lo que quería. Por fortuna, los habi_
el respeto que se le debía a un Ministro, y. él mismo tantes del pueblo, en su huida se habían llevado todo
nos dijo que haría el pasaporte Yo estaba ansioso de 10 que pudieron, dos o tres veces algunos de ellos, que
obtenerlo El capitán manifestó que no teníamos pri_ andaban en busca de forraje, regresaron con un caba-
sa pero yo abandonando toda cortesía, le dije que nos llo o una mula, y en una de tantas, llegaron con la no-
urgía pOlq~e teníamos que partir inmediatamente des_ ticia de que Angoula volvía al pueblo pero por otro
pués 'del desayuno.. Yo estaba temeroso de tar.danza~, rumbo. Inmediatamente todos tomaron las armas, y
de dilaciones Y aCCIdentes y, a pesar de los ImpedI_ muchos de ellos, por lo menos la mitad, sin precaucio_
mentos y trabas, no descansé hasta que vi sentado al nes de ninguna clase salieron corriendo. De nuevo
secretario en la mesa escribiéndolo, quien, de una plu- tuvimos la oportunidad de tener la población en nUes~
mada me ascendió a todo un "Ministro Plenipotencia- tras manos, peLO la alarma. resultó infundada. Pen-
rio" El nombre del capitán fué agregado al pasapor~ samos en el peligro que cOlríamos por la facilidad con
te 10 firmó el genelal Figoroa y hasta que lo puse en que nuestros amigos nos abandonaban y, sobre todo,
mi bolsillo pude respirar tranquilamente POI lo peligroso que sería el ser identificados con ellos
Regresamos a la casa y a los pocos minutos el ge- Había allí tres hermanos, los únicos lanceros que no
neral su secretario y dos oficiales mulatos, lleg310n a se habían ido con Figoroa, blancos, jóvenes y atléticos,
desayunarse siendo una fortuna que no llegaran otros, los mejor trajeados y mejor almados de la compaIÍÍa,
porque ellos se preocupaban más de la cantidad que que se la daban de valientes y que parecían deseosos
de la calidad y {'·n este particular era en lo que estába_ de trabar relaciones con nosotros Nos dijeron que
mos más eseasos. Teníamos bastante chocolate, algo tenían el propósito de Í1 a Guatemala; pero como me
de pan y algunos huevos que habíamos encontrado en inspIraban desconfianza, procuré evitar su conversa-
la casa Pusimos en ]a mesa todas nuestras plovisio- ción, pues prf'tendían saber qué día sería nuestro viaje
nes y le dimos al general el puesto de honor a la ca- Después oí decir que estos eran nativos de la población
becel a Uno de los oficiales prefirió sentarse aparte y que se les obligaba a salir de allí por ser muy conocL
comiendo loo;¡ -huevos con los dedos Es, en veldad, dos como aSf;>sinos Uno de ellos, por puro espíritu
muy poco grato para el invitante, el verse obligado a de contienda provocó una disputa con el ayudante, pa-
medll la cantidad de comida a sus huéspedes; pela en voneándose frente al cuartel y diciendo que a él nadie

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lo mandaba, que ellos se habían agregado al general subir al campanario, cuando un nutlido fuego de fu_
Flg01. oa voluntaliamente, y que eran libres de hacet siletía envolvi6 la calle po¡ aquel lado y, antes de que
lo que les diC'l a la gana Mientl as tanto,algunos de los pudiéramos reg~esar a cas!lJ el combate se había pro-
del pueblo, que no tenían nada que pelder, notando pagado pOl toda la vía. l'lOsotros sabiamos que una
que no había peligro -entre ellos un alguacU-, ha- bala peIdlda podría alcanzarnos y, en consecuencia,
bían regl esado o salido de sus escondites; entonces a- batamos de 3segurar nuesbas puel tas y ventanas¡ pe-
provechamos la oportunidad para escoger un guía que 10 como a cada momento la lucha se hacía más encar_
eSluviCla listo pala cuando regresara el Genelal Figo- nizada y las balas pasaban muy cerc de nosobos al_
1 ola Después volvimos a la casa y allí tuvimos la 801- canzando hasta lvs casas del fl ente, nas reth amos basta
plesa de encontralnos con la viuda de Padilla Ella un pequeÍlo cuarto situado en el patio, junto con la an-
!Jahb estado ese ondida en la vecindad, y por medio de ciana sirvienta, (no sabíamos qué fin había tenido la
lina anciana sil vienta había sabido que el general se viudad), CUYrl pieza tenía buenos mIDas y puerta de
ha!Jía desayunado con nosob os y que teníamos intimi- tres pulgadas de grueso, a prueba de balas; la cenamos
dad cúr él Le preguntamos si sus hijas se encontra- y en la obscUl idad estuvimos escuchando con más va-
]lan en lugeu segUIO, pero sin ave.liguar en dónde, POl- lor Ya allí nos cOllsideIábamos libres de todo peli-
'fUl' tl'niamos la (>}~peJ iencia que se contestan mejor las glO, pela siempre teníamos serios temores por los 1 e_
111 e~:.1lltas cuanÜ\J no se sabe nada sultados de la batalla El espíritu de ambos bandos
Esperamos hasta las cuatro de la talde y, no te- ela matar, de dar cuartel, ni pol pienso; Los palti_
niendo noticias del General Fígoroa, pensamos que noS darios de Morazán sin duda eran pocos pero dispues_
sería imposible pal tir antes de enhada la noche. Por tos a luchar desesperadamente, y por lo nutrido de las
consIguiente nos dirigimos al extremo de la calle por descalgas y la duradón del combate, suponíamos que
donde Figoroa había entrado y en donde se encontra- habrían habido muchos muel tos Nuestl os antiguos
ban las ruin3s de una antigua iglesia Nos sentamos amigos, enfwecidos por la matanza, helidos, habiendo
sobre los muros y a través de la larga calle miramos perdido a muchos de sus compañeros y sin control de
hacia la plaz~ donde habian algunos pabellones de mos- ninguna clase, no taldarian en conectar a "esos píca-
quetes y varios soldados Alrededor todo era monta- ros" con el auibo de Morazán Yo no diré que ilues-
ñas, ent! e las que se destacaba el hermoso volcán de tro deseo fuera que a todos ellos los hubieran matado,
Chingo Mientras tanto dos mujeres pasaron corrien- pero sí que 'es quitaran toda la mala sangte que te~
do y nos dijeron qu_c los soldados regresaban por a- nían, lo que daba casi lo mismo La veldad es que no
quelia dirección, escondiéndose entre las ruinas Al deseábamos volver a verlos nunca Yo preferiría en_
Cl tizar el camino, fuimos interceptados por ellos 50- contrarme con una banda de ladrones en despoblado
ble una pequeña eminencia, donde nos vimos precisa~ que con ellos; y jamás me senU más consolado cuando
dos a paral mi.entras pasaban por la parte baja.. Pu- escuché el sonido de la corneta; era el anuncio de la
dimos notar que parecían irritados por el mal éxito victoria de Morazán y aunque resonaban fieramente
de su fatiga y que habla encontrado aguardiente pues las bien conocidas notas de "¡degol1ar¡", H¡degollarl"
muchos regresaban bOl rachas Un tambor de acaba.,. eso era música a nuestros oidos Pronto recibimos el
110, tan ebrio que apenas podía sostenerse en la silla, se tropel de la caballería y salimos de nuestro escondite,
pasó para glorificar al General Carrera. Pronto si- volvimos a la sala y oímos el grito de ce j Viva la Fede_
guieron todos con el grito de "¡Vica Carrera!" y uno ración!'~ Es~e era un sonido grato Ya estaba obscu-
oe eilos con la coITea de su mochi1a cruzada sobre sus la; abrimos la puerta una o dos pulgadas y un lance-
dC'snudos hombros se paró y volviéndose hacia noso- ro que pasaba metió su lanza para abrirla más y nos
tros, con furiosa expresión nos dijo: "Uds están vien- pidió un poco de agua; le dimos una calabaza grande
do cuántos somos, ¿verdad?" que atto tomó de sus manos; abrimos más la puerta y
poniendo otras dos calabazas grandes en el umbral,
Nosotros desaparecimos regresando a casa por otla cada soldado que pasaba tomaba un poco apresurada_
calle, esperamos un momento y por último determina- mente Haciéndoles algunas preguntas, nos enteramos
mos salir de la población y dormir en la primera ha- que con ellos venia el mismo General Morazán, con los
cienda que encontrásemos, dejando la casa para ir otl'a sobrevivientes de su expedición contra Guatemala
vez adonde Figoroa por los despachos; pero antes de Nuestra casa era muy conocida; muchos de los oficia-
llegar vimos que de nuevo había confusión y desorden les preguntaban por la familia y un ayudante di6 la.
en la plaza, todos montando y tomando sus arlnas. Tan noticia a la drvienta que Morazán pensaba hospedar_
pronto como Figoroa nos divisó, espoleó su caballo pa- se al11 Los soldados marcharon hacia la plaza, apila-
ra encontl arnos y con gran prisa nos dijo que Mora_ ron sus armas y gritaron ((¡Viva Morazán!" Por la
zán se encontraba ya casi a las orillas de la población; mañana el grito era "¡Viva Canera!" Nadie gritaba
que acababa de recibir la noticia y que se preparaba "¡Viva la Patria!".
para atacarle Que no tenía tiempo para firmar los
despachos; y mientras él nos hablaba, sus lanceros pa- Pela nuestras molestias no tenían fin: por la ma-
saban galopando; nos dió la mano, nos dijo IChasta lue_ ilana nos habíamos rendido a un partido y por la tarde
go" recomendándonos que si no le volvíamos a ver que nos veiamos atrebatados de sus manos por el otro Pro_
visitáramos a Cauera, y en seguida se puso a la cabe- bablemente antes de amanecer Catrera volvería a caer
za de sus lanceros Los soldados de a pie seguían en sobre nosottos S6lo un consuelo nos quedaba y era
una sola fila llevando sus al mas cada uno como le pa- que los hombres que habían impedido nuestro descan~
recía más conveniente En medio de tanta pI isa y ex_ so la noche anterior y ahuyentado a los habitantes de
citación nos olvidamos de nosob os mismos hasta que, sus hogares, andarían ahora por las montañas en bus_
oyendo algunas palabras lisonjeras, vimos a dos de ca de alojamiento para si mismos Yo sentía pesar pOl
ellos que con expresión diabólica nos apuntaban con FigOloa y su ayudante y en general por todos los muer-
sus mosquetes; pero empujados por los de atrás grita- tOSj con lespecto a los demás poco me importaba su
ron furiosamente: "¡estos pícalos alta vez!!" Ape- suel te
nas acababa de desaparecer el último de ellos, cuando A los pocos momentos un grupo de oficiales llegó
oimos UDa descarga de fusilería y al momento los cin- a nuestra casa Durante seis días habían estado én
cuenta o sesenta hombres que habían quedado en la constante huida a tl avés de un pafs lleno de enemigos,
plaza, arrebatando sus armas corrieron hacia abajo cambiando cada poco de dirección pal a despistar a sus
Plonto vimos venir, a todo correr, un caballo sin ji- perseguidores y palando solamente para dar descanso
nete, otlos tres le seguían, y en cinco minutos pudi_ a sus cabalgaduras Llegando al final de una victorio-
mos ver hasta treinta o cuarenta de a caballo a quie~ sa escaramuza, me pareció el mejor grupo de hombles
nes encabezaba nuestro amigo FigOloa, tratando de que había visto en el pais Figaroa había caído soble
salvar la vida; pero a los pocos instantes, 1 eanimados ellos tan 1 epentinamente, que al General Morazán, al
volvleron Nos encaminábamos hacia la iglesia pala frente de sus tropas, le habían pasado dos balas muy

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celca de la cabeza antes que hubiera tenido tiempo de nalmente; tuve 1 elaciones particulal mente con el ca,.
desenfundal su pistola, habiéndose visto entonces en lonel Zerabia (Saravia), joven como de veintiocho años
mayor peligro que en toda su sangrienta batalla de de edad, bien parecido, valiente, de modales elegan_
Guatemala El coronel Cabanes (Cabañas), bajo de tes y de inteligencia nada vulgal i muy allegado al ge_
cuerpo, tranquilo, caballeroso, que el a el comandante neral Morazán, de quien dijo, al referirse al ataque de
de las tropas destrozadas en Hondmas, fué quien ini- Guatemala, casi con lágrimas en los ojos, que la Pro-
ció el combate rompiendo su espada soble un lancero videncia lo había salvado milagrosamente A menudo
y arrebatándole su lanza lo atravesó con ella hiriéndo- había oído hablar de este caballero en Guatemala, y
se la mano Un ioven alto, alegre y campechano, que su caso evidencia los tlistes resultados de la 1 uptura
estaba limpiando su espada ensangl.entada y secándola de los lazos !::ociales, producida por las guerras civiles
con su pañuelo, Se lamentaba de no haberles cortado Su padre había sido expatriado por el partido liberal
la retirada, y otro de mediana edad, de aspecto tran_ ocho años antes y entonces habia sido general al ser-
quilo, que se limpiaba el sudor de la frente murmura- vicio del partido carlista en España Su madre y 3 hel_
ba que, si st1S caballos no hubieran estado tan canfia- manas vivían en Guatemala y yo visitaba su casa asi-
dos habrían matado a todos sus enemigos Aún ellos duamente, quizá más que ninguna otra en aquella ciu_
hablaban solamente de mata!_; de tomar prisioneros ni mente, quizá más que ninguna otra en aquella ciu-
pensarlo El verbo matar en todas sus inflexiones ha_ dad, vivían a inmediaciones de la playa y mientras 1\10_
bía sonado tan repetidas veces a mis oídos que yo me razán estuvo en posesión de ella, el COl onel había 3-
encontraba sumamente nel vioso A los. pocos instan_ presUl ádose a verlas X en el calor de su entusiasta en-
tes, la viuda de Padilla, quien supongo que habría es_ cuentro, mucho más acel bo por las circunstancias de
tado escondida en la vecindad, teniendo noticias de la haberse reunido en ocasión de un ataque a su ciudad
aploximación d~l General Morazán, entró violenta_ natal fué llamado para entrar en acción; en el comba-
mente gritando como loca y preguntando por sus hi- te le matalO!1 su caballo, él mismo salió herido y 10glÓ
jos Todos respondieron que el mayor estaba con escapar con los restos del ejército El me dijo, lo que
ellos; todos la conocían y uno en pos de oilo pusieron yo estaba seguro que era la pura verdad, que sin duda
la mano sobre su hombro abrazándola lespetuosamen_ ellas tendrían muy siniestras aprensiones con respecto
te, pero el joven que limpiaba su espada, envainándo- a él; y me pidió que en cuanto llegara Guatemala, las
la, tomó a la señora en sus brazos, la levantó y la_pa;. visitala y les dijera que se encontraba sin ninguna
seó alrededo:'.' de toda la habitación La pobre senara novedad
entre risas y lágrimas le dijo ?.l joven que era tan ma.. Mienhas tanto, ~l General Morazánj temeroso de
lo como siempre y siguió pleguntando por sus hijos un ataque de C2lrera durante la noche, nos mandó a
En este momento un hombre como de cuarenta años, decir que se quedarían en la plaza. Entonces yo, a_
el único que no llevaba armas, con larga barba, pálido compañado por el coronel Zerabia fuí a presentarle
y demacrado entró al patio La señora lanzó \In gri..:. mis-respetos all~ Desde su llegada yo me sentía com.;,
to -y echándole los brazos al cuello; durante algunos pletamente seguro y ya no tenia temor de soldados in~
momentos dE'scans6 la cabeza sobre su homblo Este disciplinados Por primera vez ví algo que podía lla~
era uno de ios prisioneros de eauera El General fiarse disciplina entre las tropas~ En la calle que con-
Morazán se había abierto paso hasta la plaza, y rom_ ducía a la plaza se paseaba un centinela, con objeto de
piendo las puertas de las cárceles, había puesto en: li- evitar que los soldados se desviar'an por la población;
bertad a los presos y. al ser lechazado, este hijo apro_ pero los pobres hombres era en lo que menos pensa.,.
vechó la OpOl tunidad de huir también Pero ¿dónde ban La población estaba completamente escasa de
se encontraba el hijo predilecto? El joven contestó víveres y de todo; ni siquiera se conseguía pastma pa...
que también había escapado y que estaba lible La se- ra las bestia::, Algunos de ellos estaban frente a la
ñora le miró con desconfianza y, llamándole por su ventana del cabildo recibiendo en la copa del sombrero
nombre de pila le dijo' que la estaba engañando, mas su escasa radón de pan duro de maíz; otro alrededor
él cvnfhmó y juró que sí habia escapado, que él mismo de fogatas comiendo de este miserable alimel1to, y la
le había proporcionado un cabano de remuda, que le mayor parte acostados en el suelo, dl,ll mien-do ya Esta
había visto al oho lado de la barrera, que probable- era la primel a noche que podían reposar, ' salvo' en
mente estaría escondido en alguna parte y que pronto campo enemigo
aparecería. Los otros oficiales no sabían nada de cier_
to: uno le había visto en tal parte y atto en tal otra El: Genelal Morazán, acompañado de varios ofi~
durante la batalla y todos convenían en que el joven ciales, estaba patada en el corredor del cabildo; una
era el que mejor sabría todo esto, porque sus puestos gl an fogata había enfrente de la puerta y sobre una
estaban muy inmediatos uno a otro, y él, joven ar- mesa que estaba julito a la pared, una candela encen~
diente y temer31io, el más querido amigo de su hijo dida y valias tazas de chocolte. Era como de cuaren~
y que amaba a la señora como a una madre, me dijo ta y cinco años de edad, de cinco piez y diez pulga~
después que ahora ella tendría una noche de sosiego das de estatura, delgado, con bigote neglo y barba de
pues que muy pronto sabría la verdad; pero el herma;. una semana con levita militar abotonada hasta el cue~
no que milagrosamente se había salvado de la muei- 110 y espada al cinto Estaba sin sombrero y su fiso~
te y en quien se veía que la sonrisa había desapareci- nomía era dulce e inteligente Aunque todavía joven,
do de su rostro para siempre,' me dijo que él no duda_ durante diez años había sido el primer hombre del
ba que al hijo predilecto de su madre lo habían ma- país y ocho años Pl esidente de la República _ Se ha~
tado bía levantade' y sostenido por su pelÍcia militar y su
valor personal, siempre conducía él inísmo sus tropas
Durante estas escenas el capitán y yo no fuimos y había estado en muchos combates, siendo muchas ve-
pasados pol' alto El capitán encontró entre los oficia_ ces herido pero nunca derrotado Un año 3ntes, ambos
les a varios con quienes se habia relacionado en el pal tidos de Guatemala le habían pedido que acudiese
puerto y supo que ohos ya habían hecho su última en su ayuda, como el único homble que podía salvarlos
campaña Lo primero que pensó al encontlalse con de la destrucción .'Y de Cauera. En aquellos momen_
ellos fué volvel y acompañarlos en su suelte, pero a- tos él se convencería una Vez más de la volubilidad e
fortunadamente pal a mí, los baúles ya iban pOI delan- inconstancia de los pueblos Después de terminado
te El comprendió que no podlía escapalse Entre su período plesidencial fué electo Jefe del Estado de
los que acompañaban al General MOlazán estaba el San Salvadol, cargo que había renunciado, actuando
ex_sf.:cretario de Estado y de Guerra y todos los prin_ entonces como comandante en jefe de las fuerzas del
cipales funcionarios civiles y militares del destrozado gobierno federal Acusado pelsonalmente y descono_
gobierno general Ellos ya tenían noticia de mi nega_ cida la autOlidad del gobierno fedel al, había marcha~
da al país; era.esperado en San Salvador, me conocían do contra Guatemala con mil cuatrocientos hombl es
por mi reputacién y muy pronto selÍa conocido pelSo- abriéndose paso hasta la plaza, cuarenta de sus me~

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jOles oficiales y su hijo mayor caYClon a su lado y, asuntos pend'entes de mayor importancia, plocuré ha-
atl avesando una mm aUa de carne hurnana qlle se le cer mi visita lo más colta posible y lcglesé a casa
oponía, con cuatiocientos cincuenta hombres que le Ya habín salido la luna y YO' me enconhaba an-
quedaban, lOglÓ escapar El cOlonel ZClabia me l)le~ sioso de partir cuanto antes; pero nueshos planes fla_
sentó a él Por lo que yo habia oído decir del Gene- casalon ot1'a vez, el guía que teníamos hablado pala
1 al Mm azán y pOl el entusiasmo con que sus oficiales conduchnos al Río Paz, no apaleció y nos fué imposi~
se expIesaban de su pelsona l se me había fOlmado un ble conseguh otro; nadie se atievía a salir del pueblo
sentImiento casi de admiracIón pOI este homble, aU- aqUella noche po! temor de caer en manos de los cle_
mentando mi intelés por él a causa de sus dcsglacias Hotados No valían ni promesas ni amenazas Va..
En verdad yo no sabía cómo iniciar la convelsación, lÍos de los ofidales llegaron a toniar chocolate con
y mientras mi mente estaba llena con la idea de su iu- nosotros y a la cabeza de la mesa se sentó un sacerdo-
fOl tunada eX"'pcdición, la primera plegunta que me hizo te con su espada a un lado Yo me había desayuna-
fué si su familia hablía llegado a Costa Rica o si te- do con hombles que se sentirían felices de COl tarles
nía yo alguna noticia de ella No me atrcví a decÍl- la cabeza y que ahOla se enconhaban escondidos en la
le lo que entonces pensaba que las penas afligían a to~ montaña huyendo pata salvar la vida Si Carrela llc_
dos los que estaban ligados a él y que plobablemente gata, mis nuevos amigos tendrían que huir pIecipi-
a su esposa e hijas no se les dalÍa asilo en aquel Es- tadamente Todos ellos se I etiraron en seguida pal a
tado Pela en vel'dad era muy significativo el que, dOlmir sable las armas en la plaza. y nosotros nos que-
en tales momentos y ante el cuadro de sus desttoza- damos solos con la viuda y con su hijo Vino en segui-
dos seguidores, fresca en su memoria todavía la muel- da una angustiosa escena de preguntas y de tlistes pIe_
te de sus compañeros. 'en medio de la ruina y del de- sentimientos de la viuda por su hijo mellO!, de las cua_
sash'e, su corazón se· tornase hacia sus afectos fami_ les el mayor pudo salir con gran trabajo V logándolé
liares lV[e rranifestó su pesal por las condiciones en que le permitiera ir a dormir Cosa singular: a nin_
que yo enconhaba a su desgraciado país; lamentaba guno se le había ocurrido preguntarle pOl los muel'tos
el que mi vi~ita tüviera lugal en tan iníOl tunados mo- y heridos de la última escaramuza Helidos no había
mentos, me habló de MI De Witt y de las relaciones ninguno, pues todos los que caían el an 1ematados a
de su pah ia con la nuestra diciendo que: sentía mu-
J
lanzadas, y los muel tos abandonados en el campo El
cho que nueshos tratados no hubiesen sido renovados, venía a la reta~ual(lia de las ttopas de MOlazán. El
mucho más que por entonces él riada podlía hacer en fuego no había sido muy nuttido y sin embalgo, 13m
tal sentido; pero yo no estaba pensando en nada de la calle por donde entraron al pueblo, había contado
esto. Enteúdicndo que por el momento él tendIía hasta diez y ocho cadáveres

CAPITULO 6

VISITA DEL GENERAL MORAZAN - FIN DE SU CARRERA - BUSCANDO UN GUIA - SALIDA PA-
RA GUATEIIIAI.A - TEMOR DE LOS HABITANTES ~ EL RIO PAZ - HACIENDA DE PALMITA-
UN ESCAPF, AF'ORTUNADO - HACIENDA DE SAN JOSE - UNA SITUACION EMBARAZOSA - UN
BONDADOSO HOSPEDADOR - EL RANCHO DE HOCOTILLA - ORATORIO Y LEON - EL RIO DE
LOS ESCLAVOS - ' EL PUEBLO - APROXIMACION A GUATEMALA - LLEGADA A GUATEMALA
UN BOSQUEJO DE LAS GUERRAS - DERROTA DE MORAZAN _ ESCENA DE MATANZAS

En la mañar.a siguiente, pai'a nuestra sOlplesa, nos iodo el país Dilo de los oficiales acompañó la histolia
enconti amos con varias tiendas, abiertas y gentes POl' con los detalles del ulüaje y estoy muy seguro que si
la calle, que habían estado escondidas en las vecinda- alguna vez Callera llegara a caer en sus manos, lo ma~
des y que reglesaban al t~ner noticias de la cnitada tm ía en el acto
de Morazán El alcalde leapareció y también nuestlo No obstnnte que él estaba segulo de entretenet
guía, pelO manifestando que no nos acompañaría aun~ POl algunos días a Can era y a sus soldados, creía un
que lo mataran, diciéndole al alcalde que prefería mo~ poco peligr oso para nosotros que emprendiésemos nues-
lit allí y no en manos de los cachtuecos. ti'o viaje a Guatemala; pero yo cstaba muy ansioso de
Estaba YQ tomando chocolate CUándo el General salir, y pasado el momento de excitación, como los
l\'1Olazán llegó a visitalme Nuestra conversación fué baúles del capitán ya iban adelante, éste manifestaba
lalga y versó sobre diferentes asuntos No quise pre_ igual de;seo Carl era podía Ilegal' en cualquier mo-
guntarle de SUS planes y proyectos futt1l0S, no obstan~ mento y nosotros volveríamos a cambim de amos, o de
te que ni él ni sus ofi.ciales mosh aban desconfianza todos modos nos veríamos obligados a ser testigos de
Al hacer lefelencia a la ocupación de Santa Ana por Una sangrienta batalla, pues Morazán defendería has-
el Genelal Cáscara, con un espíritu que me recOldó ta la muer te las fl anteras de su propio Estado
el de Clavelhouse en "Old Mortality" me dijo: "Muy Le hice vel a MOlazán nUestlo propósito y la difi_
plonto visital emos a ese caballero" Habló sin mali- cultad de c0\1seguir un guía Nos dijo que una escol_
cia ni odio de los lídeles del partido central, y de Ca_ ta de soldados nos expondlÍa a un peliglO segUIo, aun-
u el a como un indio ignorante y sin ley de quien, el que fueIa un simple soldado sin mosquete ni Cal tuche-
partido que ahora le usaba, más tal de tendría que scn_ ra (única señal con que se distillgulan los soldados)
titse feliz de que lo defendielan Con una somisa me podlÍa ser r~collocido; pela que ordenaría al alcalde
refitió el cargo que le hacían los cachmecos de habe:!.' que nos l)lOporcionata algún hombte de confianza Me
pretendido asesinar a Canela, del cual se había hecho despedí de él con un interés mayO! del que yo había
mucha ostentación, pretendiendo cital detalles y luga_ sentido por ~lingún hombre en el país lVIuy poco nos
les y apateciendo genelahnente creído. Suponía que dábamos cuenta de las calamidades qUe aún le espe_
todo ela una ficción; pela que, casualmente al retirm- laban: que tarde de la noche muchos de sus soldados
se de Guatemala, estuvo en la casa en que se decía que deseltatían, pues habían pelmanecido unidos sólo POi
se había plelnuado el atentado y qu~ quien la habita- el temor del peliglo que conÍan en un país cnemigo
ba le dijo: que como Can era había ultrajado a un Con el resto marchó a Zonzonate, se apodel ó de un
miemblo de su 1amilia, él mismo le había dado de pu_ buque en el ::!,uerto y hipulándolo con sus propios hom~
ñaladas, según se suponía, mOl tales; y que pala ex_ bles. lo envió a La Libertad, el puel io de San Salva_
plicar sus heridas y evitar comentalÍos del suceso, se dor Marchó en seguida para la capital, dopde el pue-
echaba la culpa a lVfolazán, cOlliendo así la noticia POl blo que por años le había hecho su ídolo cuando esta~

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ba en el podel, ahOla le vuelve las espaldas en la des_ sabían si algunos. soldados fugitivos habían pasado
glacia y 10 lecibe con claros insultos por las calles L,o .único que conocían era el camino del Río Paz Muy
Con algunos de sus oficiales que se consideraban su- facll ela comprender que ellos no pensaban en otra co-
mamente complometidos con él pala quedalse, se em_ sa, pero declan que eran gentes PObl es que estaban
barcó pal a Chile Mortificado por su confinamiento en el trabajo todo el tiempo y que ignoraban lo que su-
a bordo de lln pequeño buque, paró en Costa Rica y cedía En media hora encontramos a tres indios con
solicitó pelmiso para desembarcar a algunos de sus cargas de vasijas de ball'o sable sus espaldas Los po-
compañelos No pidi.ó pelmiso para sí mismo pOlque bres, temblando, se quitaron el sombrero cuando les
sabia que le selÍa negado. Dejando a algunos de ellos preguntamos si no habían visto algunos soldados hu-
allí continuó rumbo a las costas de Chile pala leunir- yendo pOI ahí Esto nos hizo pensar que bien podían
se con su familia Muy difícil ela pala un extranjero creel que él amos oficiales de MOl azán en pel secución
formarse un concepto cabal de un hombre público, en del enemigo y que 10 mejor sería no hacer más pregun_
medio de las fieras pasiones de partido Al General tas de esta clase Más adelante encontramos varios ca-
lVIorazán se le acusaba de hostilidad hacia la iglesia y llUllOS; el muchacho nos dijo que todos conducían al
de levantar empl éstitos forzosos Su hostilidad hacia Rio Paz; pelo que como él nunca había caminado por
la iglesia se justificaba por ser ella en ese tiempo un ahí no sabía cuál era el verdadero Tomamos uno que
paño funerar~o ::'obre todas las instituciones libres, de- nos condujo a un bosque y en seguida comenzamos a
gradando y destruyendo el espíritu cristiano en vez de descender El camino era escabroso, muy lleno de pie_
levantarlo, y con lespecto a los empréstitos forzosos, dras y de muy fuerte desnivel Descendimos apl esu-
110 podía predci!ldirse de ellos con motivo de las cons- radamente y pronto notamos que ninguna bestia habia
tantes guen as. Sus peores enemigos confiesan que pasado por él durante mucho tiempo Habían árboles
Morazán era un modelo en sus relaciones privadas y, tan bajos quP nos vimos en la necesidad de apearnos
lo que ellos consideran una no pequeña alabanza, que y de quitar las monturas a las bestias pata poder pa-
no era sanguinario Ahora él se encuentra caído y ex- sar Evidentemente este habría sido un camino anti_
patIiado, probablemente para siempre y bajo pena de guo pala ganado y sin duda hacia muchísimo tiempo
muel te si regresa Todos los postrados ador adores de que no estaba en uso. Descendimos algo más y en se_
un sol naciente infaman ahora su nomble y su memo_ guida les propuse que regresáramos Mi único argu_
1 ia' pero yo verdaderamente creo, y sé que por mi a- mento era que yo creía esto más seguro, porque po-
ser~ión me acarrearé la indignación de todo el partido díamos llegar a tal profundidad que después nos fue-
central: digo qne veldaderamente creo que ellos han ra difícil subir. El capitán me dijo que yo era quien
arroJado de sus playas al mejor hombre de Centro A- había escogido {'ste camino, que si hubiéramos segui_
mérica. do su consejo habríamos tomado otro y no que ahora
Los habitantes del pueblo elan adictos al Genel al era ya muy difícil el regreso Tuvimos un serio alter_
lVlorazán, y un anciano nos trajo a su hijo, joveq como cado, pero afortunadamente, considerando que yo era
de veinte y dos años, para que fuera nuestro guía; pe_ el culpable, cedí y seguimos caminando hacia abajo
ro cuando supo que 10 necesitábamos para que fuel a hasta que tuvimos el placer de oír el rLÚdo del rio muy
con nosotros hasta el Río Paz, nos dejó diciendo que pi 6ximo Después de un penoso descenso llegamos a
iba a conseguir un caballo Esperamos una hOla has_ la orilla, enconti'andc que allí no había vado nÍ' señal
ta que el anciano reapareció trayendo un muchacho de paso alguno para el otro lado
como de diez años, vestido con camisa y sombrero de El 1'10 era helffioE1slmo El lado por donde noso-
paja y monhdo en un caballo en pelo El joven ya tros descendimos era una montaña casi perpendicular,
no apareCió porque temía hacer el viaje y se creyó que y de ambos lados corpulentos árboles extendían sus
este muchacho correría menos riesgo Yo no me preo_ ramas sobre el agua. Se llamaba el Río Paz, sólo que
cupaba mucho por las noticias de robos y asesinatos; por hoyes el límite entre dos Estados que se hacen la
pero seguramente habría gran peligro de encontrarse más sangrienta guerra: Guatemala y San Salvador
con las tropas denotadas; desesperados por la derrota, Los habitantrs del otro lado estaban en país enemigo
de instintos sanguinarios, no muy amables con noso- y las derrotadas tropas de Morazán y de Figoroa ha-
tl0S antes y mucho menos ahora que nos habían visto bían huído hacia allí en busca de refugio Caniinando
londando PO': el pueblo en tan Clíticos momentos, nada alguna distancia río arriba encontramos un punto va-
difícil era que nos relacionaran con los movimientos deable, lo atJ aw samas y en esa orilla encontramos un
de Morazán, y creo que al caer en sus manos nos ha- guacal que indudablemente había sido olvidado por
brían matado en el acto. Por otra par te, nos consolaba alguno de los soldados derrotados . Bebimos en él un
la idea de que se habrían alejado bastante durante la poco de agua, como si hubiera estado ahí para nuestro
noche temeroso<=: de ser perseguidos y que, evitando el uso, y después lo dejamos en el mismo lugar para be-
camin~ real, probablemente ya habrían cruzado el Río neficio de algún otro que llegara más tarde
Paz y ya en teuitorio guatemalteco, cada uno se ha-
blía Úlo a su propio pueblo Además, como la derlota Ahora ya nos encontrábamos en el Estado de Gua-
fué total, tal vez se habían juntado en pequeños gru_ temala, a la orilla de un impetuoso río y sin señales de
pos de tres o cuatro y temelian tanto de nosotros co- camino por ninguna parte, y nuestra situación se ha-
mo nosotros de ellos En todo caso lo mejor era par- bía tornado más precaria que antes, porque aquí los
tir pronto y no espelar a que Carrera cayera sable la solde.dos derrotados, considerándose más seguros, mu~
chos de ellos después de un día y una noche de fatiga,
población se echarían a descansar Fuimos al fin muy afortuna-
En medio de estos pensamientos poco gratos, nos dos, pues caminando a corta distancia entre los mato-
despedimos de algunos de los oficiales que estaban pre_ 1 rales, dimos con una vereda que volvía hacia la iz-
sentes pata velnos partir y emprendimos el viaje a qui€lda y terminaba en el camino real que subía del
las nueve dt~ la mañana. Descendiendo de la meset_a vado conocido Aquí ya dejamos a nuestro pequeño
en que estaba edificada la población, llegamos a un guía y seguimos en el camino real Cambió por com-
etxenso llano a través del cual podíamos mirar a gran pleto el aspécto del país: quebrado y pedregoso, no
distancia, Y el que nos proporcionalÍa, en caso nece- encontrando alma viviente hasta llegar a la Hacienda
sario, un buen campo para las evoluciones de nuestra de Palmita También ésta palecía desolada; penetra-
caballería Pasamos el lago de Aguachapa, cuya be- mos en al patio sin encontr al a nadie hasta que empu-
lleza hubiera llamado nuestra atención al encontrarnos jamos la puer ta de la casa El propietario era un an-
en otras ch cunstancias, y como nuestro pequeño guia ciano, contrli'tÍo a MOl azán; estaba sentado en la sala,
pareciera vacilar. paramos en una choza preguntando donde habían dos sillas de montar, una de él y otra de
por el camino Todos temían contestar a nuestras pre. su esposa, con dos bultos de ropa de cama, ya plepara_
guntas Los spldados de Figol'oa y de Morazán habían dos para salir Pmecía lamentarse de que fuera de-
pasado por ahí, pero ellos no sabían nada Tampoco masiado tar de, y con aire de sumisión respondía a

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nuestras preguntas, inquiriendo en seguida cuántos noche Lleno de embal azo el mayor de ellos accedió
hombres nos acompañaban. Curioso era que, estando pelO manifestando en sus modales el estado de alarm~
nosohos medio mueltos de miedo, nuestra presencia y suspicacia que pLevalecía en el país. Los dueños
infundiera terror en todas partes Lo tranquilizamos vestían tI aje de campo y el interior de la hacienda era
preguntándole por don Saturnino y por nuestl·o equi~ miserablemente pobre; pero había una hamaca y dos
paj~, montamos nuevamente y nos despedimos. Una catres par a dormir En una pieza inmediata estaba la
hora más tarde llegamos a ]a Hacienda del Cacao don- esposa de uno de ellos con un niño Los propietarios
de SatUl nino ib~ a dormir Debido a la configm ación eran hombres educados e inteligentes bien al con ien_
del te! 1 eno aparecimos repentinamente frente a la ca- te de las co.ndiciones del país; les refélimos lo que ha_
sa y vimos que en el corledor estaban tres soldados bía aconteCIdo en Aguachapa, agregando que nos diri-
cachut ecos comiendo tortillas Estos, al vernos, to- gíamos apresuradamente a Guatemala Nos dieron la
malon sus almas saliendo en precipitada fuga; pero cenú en una pequeña mesa colocada entre la hamaca
repentiname!tte uno de ellos Se paró y, levantando su y un catre. ponit'-ndonos huevos fritos, frijoles y torti_
ti abuco, nos iba a disparar La boca del arma me pa- Has. como de costumbre, sin cuchl1lo. tenedot ni cucha.
I eeió tan gt ;lnde como la puerta de una iglesia, calcu- ra
lando que nos apuntaba al capitán y a mí; nos encon-
tt Abamos en grave peligro de ser muertos por equivo- De~pués de la cena, el hermano mayor fué llama_
cación, cuando uno de ellos, volviéndose tápidamente do, haCIa afuera y, re~resando a los pocos minutos, ce-
y desviando el trabuco gritó: "¡amigos, los ingleses!", 110 la puerta y nos dIJO: que entre los trabajadores ha-
dándonos así tiempo para llegar hasta ellos Este a- bía.gtan al,arma con motivo de nuestla llegada. No
mable y juicioso joven cachureco vagabundo era uno crel~n que lbamos a Guatemala, porque una mujer nos
de los que habian llegado a nosotros pidiendo medio habla VIsto llegar por ,el camino ~e esa ciudad. y más
leal o un desayuno Seguramente nunca ha sido pues_ bien sospechaban que eramos ofiCiales de Morazán que
to un medio real a mejor interés. El nos conocta co- después de la derrota tratábamos de ganar la fl antera
mo amigos de Figoroa, y enseñado por sus superiOl es de San Salv!1dor Aqu~ había un campo de sospechas
a creer que Mor'azán era un asesino y degollador, nos que no habl::tmos preVIsto El duefio se manifestaba
considel aba participantes del mismo peligro que ellos muy agitado lame-otando el verSe obligado a violar
y nos preguntó {"ómo habíamos logrado escapar. Cuan- las íeyes de la hospitalidad; pero nos dijo que ya sa-
do se fueron nos sentimos felices de habernos encon_ bíamos 10 tr~s~ornad(¡ qu~ estaba todo el país y la lo~
trado con tales sujetos, porque cualquier otro grupo cura; del espu'ltu de parbdo. Que él mismo era con~
nos habría tratado de manera muy distinta También trarIo a Morazán, y todos sus mozos furiosos cachUle-
nos aclarat on un punto importante, haciéndonos saber cos, y por el momento, capaces de cometer cualquier
que la mayor parte de los derrotados habían tomado atrocidad Que corría gran peligro por habernos dado
el camino de Santa Ana Don Saturnino pasó la noche alber~ue bajo su techo y que nos suplicaba, por uues"
en esta haciendo saliendo de ella muy de madrugada tro bten y por el suyo que partiésemos inmediatamen~
En seguida Jos ~oldados regresaron a tetminar su me_ te, añadiendo que aunque fuéramos de aquellos infor_
lieoda y, dando las gracias en pago, emprendieron el tunados hombres, nos darían nuestras bestias prome_
camino en nuestra compañía Tenían un buen caba_ ti~ndo que ~o Se nos haría daño alguno, y agregó que
llo que habían robado por el camino y nos dijeron mas no podIa prometer Ahora bien si nosotros hu.
que con esto quedaban bien pagados de la expedición: biéra1?os sido tealmente .los fugitivos que suponían,
10 montaban pOI turno y en pelo Pasada la Hacienda tendrIamos bastantes mobvos para estar, agradecidos
del Cacao, ql.ienes los veían se daban cuenta por pri- de la bondad de nuestro hospitalario patr(jn' pero ha~
mera vez de la derrota de Figoroa Esta era una fatal cernas regresar por equivocación en noch¿ obscura
noticia para los que creían a Morazán completamente por terreno desconocido y sin guía: era casi tanto com~
destl ozado d~spués de su retirada de Guatemala. En dispararnos un tiro con trabuco. Por fOl tuna él no
<u huida él evitó pasar por los pueblos y asi no tuvie- era muy suspic:'!z; si hubiera sido otro don Gregario
Ion conocimiento que aún le acompañaba una fuerza habIíamos tenido que liar el. petate, pero todavía fué
considerable Tratamos de conseguir un guia, pero una gran fortuna el que, debIdo a mi obstinación ante
nos rué imposible pOlque nadie quería aventuralse a Fígoroa hubiéramos conseguido su pasaporte' éste era
salir del pueblo. de manera que seguimos adelante Al el único que en tales circunstancias podía ~videnciar
1 ato comenzó a llover. el camino era muy pedregoso y nuestro carácter. Yo se ]0 mostré llamándole la aten_
teníamos qUE' atravesar una montaña volcánica bas_ CÍ.ón par~ic~tl?rmente hacia el pomposo titulo de <lple~
tante desabrigada Por la tarde el capitán ya tuvo mpotenCla1'1~, qt}e m~ ~ué dado por el secretario, y creo
sospecha de los soldados y apresuramos el paso para que no quedo mas. atc-mto de que le hubiésemos honra_
dejarlos atrás Como a las cinco, abandonando el ca~ do tomando pos!"-sIón de su casa, como contento de que
mino que conduce al pueblo, tomamos el "Camino de no fuéramos aficiales de Morazán Aunque era un boro"
los Pat tidos', que era muy malo y pedregoso, llegan_ b~e inteligente, toda su vida la había pasado en la ha-
do a un lugar en que hay varios pasos y no sabíamos clenda~ y. a, pesar de ha~er .oído decir Il minisb o pleni_
cuál de ellos tomar, .,pero seguimos uno que conducía potencIarlO' nunca habla VIsto uno. Como mis atavíos
a un ancho '.'aIle circundando por dos filas de monta- y el águila de mi sombrero justificaban mi carácter
ñas. Asegurándonos que nuestro camino no pasaba llamó al mayordomo y a dos de los principales mozos
por ninguna de ellas, tomamos a éstas como única guia. de la hacienda, les leyó el pasaporte expllcándoles el
significado de "ministl o plenipotenciario", mientras
Poco antes de anochecer ya habíamos pasado la mon~ que YO, sentado sobre un catre, con la levita quitada y
taña, viendo a nuestra derecha una senda que condu_ el so~b,rero en la ~a~eza para mostrar el águila, oía
cia a un bosque, en seguida oímos el sonido de una al capItan, que suprmnendo todo lo concerniente a Mo_
campana y divis~mos por entre los ál boles una hacien_ razán, sólo hablaba de nuestra jntimidad con Carrera
da, Pal a llegar a la cual todavía teníamos que caminar La gente del pueblo es de naturaleza tan desconfiada
alguna distancia y después tomar el camino pai tieulat que una vez se ".a formado un concepto de algwlO di~
Estaba situada ('n un cIato del bosque, con val'ios co~ fícilmente cambia de parecer, y yo estaba dudoso de si
bertizos, cucinela y un gran trapiche. Veinte o trein- con todas estas demostraciones cJuedarían satisfechos'
ta jOlnaleroCJ casi todos indios, estaban allí pata dar pero nuestro amigo tomó tanto interés en el asunto'
cuenta de su trabajo del día y 1 ecibiendo órdenes pa- y el mayordomo se sentía tan halagado de ser el inter~
ra el siguiente Gran sensación les causó nuesu'o re_ mediarío entre ellos y nosotros, que por fin parecieron
pentino aparecimiento. Los dueños de la hacienda, tlanquilizalse Dice una máxima de Talleyrand que
que el an dos hermanos, estaban en la puel ta mientras "nunca hay que hacer hoy lo que se puede dejar pa-
nosotros hablábamos con los trabajadoles En seguida la mañana" En esta ocasión, a lo menos de mi carre_
nos acercamos pidiéndoles pelmiso para pasal allí la ra diplomática, yo sentí los beneficios del antiguo ada_

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gio contrmio a esta máxima Por de planto mi tena~ do de una casa nos saludó en voz alta un oficial ca-
cidad por obtener el pasapOlte de Figoroa nos había ChUl~CO, tan ebrio que apenas podía tenelsc sobre el
salvado; si hubiéramos esperado hasta tenerlo junto caballo Acelcándose empezó a contmnos cunntos sol_
con las cartas para Carrera, ah01a nos encontralÍa- dados de Morazán había matado; Poco antes de ano-
mos en una triste situación Podríamos haber escapa- checel y caminando por el p"osque, creyendo que nos
do de. alguna violencia, pero neis hubiel an encetrado en habíamos peldido, s~limos al fin y contemplamos flen-
el cabildo, donde hablíamos estado expuel?í.os a la fu- te a nosotros los majestuosos volcanes de Agua y Fue_
ria del populacho ignorante y fanático, excitado en a_ go, oyendo a l mismo tiempo los saluelos y gritos de go_
quellos momentos por las noticias de la victOlia de Mo.., zo que nos enviaban don SatUlnino y nuestlos hombres
lazán Y la denota de FigOloa Al preparar nuesho Habían acampado en un~ pequeña choza a la milla de
viaje pensamos que si nos tomaban prisionelos los ca- una glan planicie, dand9 tiempo a las bestias P4la que
churecos¡ seliamos llevados a Guatemala; pela ahola pacieran Don Satmnino tenía mucha pena por naso
nos dábamos cuenta que por el momento no había allí tros, pelO no obstante había seguido su camino pensan-
responsabilidad ninguna: el populacho obtaba enton- do que, en c.aso de algún accidente, podría selllos más
ces impulsivamente y nadie quería, en tales citcuns- útil estando en Guatemala. Ellos po habían encontla-
tancias, salir dhectamente para aquella ciudad; lo más do a MOlazáll y a sus tI opas po;rque, cuando pasman
que hacían era viajar de pueblo a pueblo Terminada f)staban en la hacienda a .un ládo del camino, y tam~
esta dificultad; el mayordomo noS prometió un guía poco sabían nada de la del1.'ota ,de Figoroa
para el pueblo inmediato, antes d~ aman.ecer A ..las . El ~'~ncho sólo; tenía una pe'queña habitación ape_
tres de la mañana' fuimos despertaaos por el Cl uJldo nas SUfICIente :mua el hombre y la mujer que la ocu-
del tlapiche Ec;peramos hasta la madrugada por el p&pan, pero afue).a había ancho campo. Después de
guía pero éste al fin no llegó; entondes nos despedi_ Ul~ pesado viaj e de más _de cincuenta millas y pensan-
mos de nuesh o bondadoso hospedador emprendiendo do que no estábamos más que a un día de Guatemala,
la marcha selos El nombre de la hacienda es "San P1 onto me dormí
José", pelo con 'los apuros del viaje no supe el de su A la mafíana sigu~erite una de las mulas se extra-
propietario . En' las constantes revoluciones de Centro vió " no ,la encontramos sino hasta las ocho POl la
America puede suceder que algún día él tenga que tnlde,. descendiendo de una eminencia, nos encontra_
huír pala sa..v ar la vida, y quiera Dios que en sus mo_ hlOS_ en el vane de Guatemala.. Me pareció helmosí_
mentos de angustia encuentre un cOlazón tan noble sima y nunc.a Cl eí que. tendría la dich& de volVerlo a
como el suyo! . , vel Había terminado un viaje de mil doscientas mi-
Como cinco leguas más adelante llegamos al Ran- llas y aunque tn~ dieran todo el oro dlfl Pel Ú, no lo
cho de Hocotilla donde don Saturnino y nuestros hom- volvería. a haGer E:p. llegando, la ptimerq persona a
bre5 habían pel noctado. El camino nos condujo por quien encontré, fué a mi amigo don Manuel' Pavón
una magnífica hondonada con un heunoso valle ~en el Yo pensaba que &i Morazán hubiera tomado la ciudad
fondo y majestuosas montañas a los lados Pasamos ¿dónde esta1Ja este mi amigo? Can era no se encontra~
por los t emotos caseríOs de Oratorio y León, pequeñas ba en GU,atemaJa; habia salido en pelseéución de Mo-
rancherías donde varias veces vimosmujeles con sus l azán, pelO en el camino. tuvo algunas noticias que le
hijos que al vernos se escondían entre los matorrales hicieron marchar sobre Quezaltenango Con bastan-
Si pudiél amos desterrar las gúerras para siempre, es- te satisfacción me entelé de que ninguno de mis con_
te valle sería igual a los más helmosos de Suiza A CQllOcidos había muelto y más tarde supe que tampoco
las doce del día llegamos a una galela de cuatro' pos... habían estado en el combate
tes con techó de pajón, ocupada por una avanzada de Yo dí a Pavón las plimer:is noticias de Morazán
soldados CaChUleCOS Mucho nos habría gustado no Nad~ sabían de él desde su salida de la Antigua pues
encontrarnos con tales gentes, pero ellos no 10 supie_ nadie había llegado, ~ún _dé por aquellds lugares, to_
ron pues'al verlos tuvlmos'buen cuidado de gritarles da la gente estaba demasiado atefi101izada para em-
"aI~igosi" Les preguntamos por Carrera diciéndo~
les: que esperábamos encontt"arle en el camino, que Fi- prender un viaje y ]a chIdad aÚIi. no se 1 ecobrba del
goroa nos había dicho qUé él v~ndría;. que. éste ~labía ten.or _A cada paso encontrábamos amigos que me
enttado ya· en Aguachapa y, temendo especIal cUldado felicitaban pOl mi regreso~ Se daban cuenta de que
de no inform-át ¡es de su derrota, nos despedimos de mi vida había .corrido peligro y el haber escapado mi-
ellos y seguimos adelant:e lagrosamente cleó un lazo de afecto entlel1osotros
Se me hacia duro pensar que,pelsonas tan amables y
A las doee nos acercamos al Río de ,los Esclavos, que me'reci~ían con tanto cariño, y ;;1 quienes yo mis_
turbulento y noble ríQ, cuyo puente eS la estructm a hlO me _sentm feliz de volver a ver, hubiesen estado
más grande de Cenho _Amélica y un recuerdo de la expuestas a ser expulsadas por Morazán Si tal hubie-
dominación española Lo el uzamos y entramos al la sido, ninguna de ellas estaría dándome 'la' bienve_
pueblo, simple colección de chozas situadas en la lÍ- nida Muchas veces me vi obligado a detelierme pal a
bel a fl ente á. una; cadena de montañas cubiel tas hasta refetirles los acontecimientos de Aguachapa; cuántos
la cima de helmosos pinos Sus miserables habitantes hombres acompañaban a MOlazán, qué oficiales, si le
eran insensibles a tanta belleza y con sobrada lazón, había yo hablado" qué apatiencia ten,ía y qué era lo
cada expedición hostil entre Guatemala y El Salvador que decía Les presenté al capitán y cada uno de no-
pasaba por el pueblo. Dos veces en una semana las sotros tuvo su Brupo de 'oyeiltes El capitán, enton-
hopas de Morazán habhm pasado por allí, los habitan_ ces, pala indemnizarse de sus involuntaiios "vivas a
tes llevando consigo todo lo que podían cenaban sus Can el a n en el camino, sintiéndose ya con libel tad de
pu~¡tas huyendo a la montaña La última vez, las tro_ hablar entte ger!te bien ve!3tida Y ciyilizada, dijo que
pas de Mora7án ib~n tan escasas de plovisiones y te- "si los caballos de MOlazán no hubieran estado tan
melosas de la pClsecución, que las chozas fuelon des- cansados, todos Jos soldados de Figorba habrían muel to
ti uidas y usadas para hacer fuego y los bueyes matados en el combate ll Desglaciadamente yo noté que nues~
para comerlos en la calle a medio cocer sin pan ni tor- has noticias hubieran sido mejOI lecibidas si se ttata~
tillas la de leferir una derrota de Morazán, o de que estuvie_
A las dos de la tarde emprendimos de nuevo la mar- 1 a hetido o mue 1 to A medida que avanzábamos pudi-
cha y saliendo del pueblo nos enconttamos en un te_ mos notar que las pmedes de las casas estaban matca-
rreno cubierto de lava. A las cuatto llegamos a la Ha- das con titos de fusil y las del flente de la plaza seve_
cienda Conal dE- Piedla situada en la clesta de una ramente dañadas Mi casa se encontt aba inmediata a
colina pedlegosa, con toda la apaliencia de un casti- la plaza y se me enseñaron tt es balas que habían qui-
llo muy grande, con iglesia y pueblo A pe!3ar de que tado del maderamen para mostrármelas como señal de
estaba lloviendo no quisimos quedalnos aHí pOlque la batalla. Una hOl a después de mi negada ya había yo
todos sus habitantes parecían estar bonachos Al la_ visto por mi9 propias penas, no me había imaginado

34
toda la extensión de las de ellos No puedo desClibir POI este- tiempo la ciudad permanecía en una cal.
la gran satisfacción que sentí al encono aune de nue- ma volcán ira, temiendo de un momento a oh o un ata-
vo en su compañia y de poder descansar, a lo menos que del G::meral MOl azán, un levantamiento de los in_
por el mome~to Yo todavía tenía mis ansiedades POI dios y ulla guetra de castas, 50bl esaltada P01 los ru_
la falta de noticias de- mi hogar y porque Mr Cathel- mOl ~s de que Cau el a quelÍa sacar a Guzmán y a los
\Vaod aun no 1Jeg~lba; pero mi inquietud por él no ela atlas prisionelor y fusilallos El catorce de Malla se
tan glande, porque no se encontr~ba en la zona ~el 1 ecibieron noticias de Figor03, informando que el Ge_
peliglo Al acostarme sentime satIsfecho y tranquIlo nel al MOl azbn roabía el uzado el Río Paz y que mar-
de no tener necesidad ~e l~vantarme para emplende~ chaba sobre Guatemala La noticia absorbió todas
de nuevo el viaje al dla sIguiente El capl~án tomo las preocupaciones Callera era el único hombre que
una habitación conmigo Este fué el ralO, fm de su podía salv31 la ciudad El quince marchó con nove-
expedición contra Guatemala, pero t despues de todo, cientos homhres hacia Alazola dejando la plaza ocu~
esto eJa mejor que haber permaneCido en el puelto pada POi quinientos Gran soblesalto cundió POI to_
Glandes c1mbios habian ocunido en Guatema- da la ciudad El mismo dia Morazán llegó a "Con al
la desde mi partida, y no puedo pi ~sc:indir de dar aquí de Piedra" ¡} once leguas de Guatemala El diez y
una bleve relación de los acontecImIentos que tuvle: seis princiDialon los soldados a levantal parapetos en
Ion lugar durante mi ausencia El lector lecordara las esquinas de la plaza, llegando muchos indios de
sin duda el ti atado entre Carrel a y Guzmán., el Gene- los pueblos circunvecinos para ayudarles y Can era
1al del Estado de Los Altos, por el cual el pllmero en_ OCUlJÓ sus posic!ones en Aceytuna, a legua y media
(Legó al segundo cuahocient05 mo~quetes viejos Des_ d~ distancia de la capital El diez y siete llegó ea_
de entonces Guatemala había adopta.do a Cauera (o Uela acompañado del Jefe del Estado y de otras auto-
Calrcla a Guatt1mala, no lo sé) ,Y hacIendo ver que ya 1idades; fué a visitar las fortificaciones y levantó al
no tendrian razón para desconflar de él, pidió que se "pueblo en 3lmat1 A medio día reglesó a Aceytuna y,
le devolvieran los mosquetes El Estado de Los AI~os a las cuatro de Ja tal de, se recibieron noticias que el
rehusó Esh: Estado el a entonces el foco ,de 105 pr~n~ ejército de MOl nzán estaba descendiendo la ~uesta de
cipales liberales, y Quezaltennngo, su capital, el aSIlo Pi nula, última eminencia antes de llegar al llano de
de los libel ales expulsados de Guatemala Recelando Guatemaln La:; campanas tocaron alalma y hubo gran
o pi etendiendo IeeeIar una invasión de aquel Estado, consternación entre sus habitantes Las hopas de
y tomando como pr~t~xto la restitución.de los ~uatro­ MOlazán pClnoctalOll esa noche en el llano
cientos mosquetes VieJOS, Canera marcho con mil h0D;\- Poco antes de amanecer marchó Morazán sobre la
bres soble Quezaltenango; y los indios, en la creenCia ciudad entró por la garita de Buena Vista y, dejando
de que venían a destruir a los blancos, le ayudalon toda s~ caballerfa y parte de su infantería en la plaza
Habiendo desertado las tropas de Guzmán, Carrera con de toros y eobre las alturas del Calvario. al mando
sus plOpias manos le tomó prisionero, enfermo y abru- del Coronel Cahanes, para vigilar los movimientos de
mado por el {leso de un gran sobretodo, en el momento Carrera, ~on setecientos hombres ocupó la plaza de
en que precipitaba su caballo haci~, un profundo ba_ Guadalupe, dejando su pal que, su equipaje, como cien
rranco pala escapar Carrera envIo a Guatemala la mujeres (más o menos son las que acompailan a toda
levita militar de Guz'!1lán, con los nombres de j~O;noa':, expedición en aquel país) y todo su bagaje, en el Hos~
"T't ujillo" y de otros lugares donde se había dlstIn~Ul­ pital San Juan de Dios Desde allí envió a Pérez y
do al sel vicio de la República, puestos sobre ella, Jun- a Rivas con CUBtro o quinientos hombres pal a atacar
tamente .con una carta para el gobierno diciéndole que la plaza Atravesaron la calle que desciende del cen_
1& remitía como una prueba de su captura. Una per- ha de la ciudad y, defendidos por el filo de la loma,
sona me lefhió que había visto esta levita cuan,do la escalaron los muros del patio de la iglesia "Escuela
llevaban, colgada de un palo y rodeada de una msu~ de cristo" pasando por allí hasta la calle opuesta a
tante muchedumbre, alrededor de la plaza de la Anti- la Casa do Moneda, por detrás y a un lado de la plaza
gua Después dE:! la batalla, Carrera marchó a, la ca- Veintisiete indios estaban trabajando en ese lugar, le_
pitul, depuso al Jefe del Estado y a las a~torldades, vantando un re~ucto al lado de la puerta y veintiséis
gual neciéndoJa (,'on sus propios ~oldados y, SIn r~paral cuerpos fueron encontrados en el suelo, nueve muer_
en distinciones técnicas de Umites enne los Estados, los y diez y siete heridos Cuando yo lo vi, el suelo es-
lo anexó a Guatemala, o mejor dicho lo puso bajo su taba todavía manchado con sangl e Al ent! al a la Ca-
propio dominio sa Moneda, Jos invasores fuelon lecibidos Con un fue_
En honm' a sus importantes servicios, se di6 la no_ go mortal a lo lalgo de los conedores, pero forzando
ticia que el lUDls diez y siete haria su entrada triun- la vía, se abrieron paso frente al pQl tal y Se abalan.
fal a Guatemala y, el día señalado, entró bajo arcos zalon a la plaza Esta estaba defendida por los qui.
levantados en la~ calles, en medio de las salvas de ar- nientos hombles hombres dejados POI Can era Y por
tilleLÍa ondE'ar de banderas y con música, con el Ge- dos o bescientoR indios que se retbalon hacia el atrio
neral Guzmán, personalmente conocido de todo') su... de la catedrlll, huyendo a los pocos momentos y d'!_
p\ jndpales habitantes, po~que llO año atl;tes había ~c~­ jando la plaza y las municiones en poder de los asal-
dldo en su auxilio atendiendo a sus relterndas supli- tantes Rivera Paz y don Luis Batres, Jefe y Secle_
cas pata salvarlos de las manos de este mismo Carre- tarta del Estado respectivamente, con otros cuantos
la' Llevaba a Guzmán sentado en una mula, con los blancos se encontraban en la plaza Call era no ne_
pies atado'\ y la cara completamente desfigurada pOI cesitabá de los soldados blancos y tampoco permitía
los golpes de piedras y heridas de machete, de tal ma- que ellos fuelau oficiales MucllOS jóvenes se le ha-
nera que apena~ se le podía conocer Los demás pri- bian pi esentado y se les contestó que no habían ar·
Sionelos ibalt atados con cuerdas, y el jefe del Esta- mas
do, su secretario y el de la Asamblea Constituyente, Mientras tanto, Carrel a, fortalecido con masas de
c<lbalgando i unto a Carrera en este desgraciado triun_ indios de los pueblos de los alIededoles, atacó la di_
fl, visión sobre las (lUmas del CalvaIio Morazán con la
El gCl1e1al Guzmán ela uno de los que MOlazán ha- pequeña fuena que haMa quedado en San Juan de
lIja lH.n ado ele la prisión, y habia logrado escapa.r de Dios, acudió en auxilio de Caba!!es La batalla dUl Ó
la Jllaza con el resto de las tropas, mas no pudiendo hOla y media, feloz y sanglienta, luchándose cuelpo
1·~s¡stiI las fatigas del viaje, fué dejado atrás oculto a CI¡elpO MOlazán peldió algunos de sus mejOles o-
cn el camin\). y el mismo l\'Iorazán me leUrió que, a ficiales Sánchez fué muelto por Sotelo eallela,
consecuencia del trato cruel que había recibido y del hermano del general Calrela y Morazán se enfren_
horrible e3t<tdo de al1~iedad en que se le mantuvo, per_ taraD, y Call era dijo que habia pal tido la silla de Mo-
dió por completo la razón y su vigoroso entendimiento razán casi en dlS Morazán fué derlotado y persegui-
desapareció do tan estrechamente, que no pudo lleval' consigo su

35
equipaje, siendo lcpelido hacia la plaza con példida lias hOl as A'as dos de la mañana MOl azán hizo
de hescientos mosquetes, cuatrocientos hombles en_ un desespclado <:sfueLZo por ablÍlse paso y salh de la
he muertos, heridos y prisioneros, y todo su bagaje plaza, pelo fué ! echazado hasta más allá de sus para-
A las diez dE' la mañana toda su fueLZa estaba acona- petos La p!aza estaba sembrada de cadáveres Cua-
Iafla en la plaza, rodeada por una inmensa masa de l enta de sus mns antiguos oficiales y su hijo mayOl
soldddos indios Que hacían fuego sable ella desde todas fuclon mueltos, a las tres de la mañana colocó tles-
las esquinas MOlazán, mientras tanto, defendiéndose cientos hombles en hes de las esquinas de la plaza les
con los parapetos y haciendo fuego desde los techos ordenó hacer un vivo fuego concentró todas sus Úl€l-
de las casas, hostigó al enemigo cuanto pudo zas sable la pila y, mientra~ la atención estaba dirigi-
En tan rUfÍcil situación, Morazán tuvo tiempo pal a da hacia este punto, salió lepentinamente por el otro
leflexionar Un año antes se le había lecibido con lado abandonándolos a su suel te Así lo dijo el Pal-
repiques de campanas, salvas de artillería, VítOlCS y te Oficial de Guatemala al dar cuenta de la batalla -
díputaciones de agl adecidos ciudadanos, que lo consi_ POl supuesto nada de esto oí yo decir en Aguachapa-
deraban como el único hombre capaz; de defcndel10s y de ser cierto, sería un borrón en el caráctel de 1V10-
de Canela y de la destrucción Entre los pocos ciu- 1 azán como sold1Xdo y como hombre Escapó de la ciu-
daddnos blancos que había en la plaza cuando entraloll dad con quinientos hombres, y scmblando el camino
los soldados, estaba un joven que fué tomado prisio- con he! idos y C0n muertos, a l~s doce del día llegó a
nero y traíc1.o a Morazán Este le conocía pelsonal_ l~ Antigua Allí se le impelía a declarar la ley mal-
mente y le 'preguntó por valios de sus antiguos palO_ clUl.y hacer un nuevo ataque a la ciudad, pelO él res_
dalÍos, citando sus nombres e inquiriendo por qué no pondió "No, ya se ha dell'amado mucha sangle" Se
acudían a leunírsele ahora El joven respondió que dirigió al cabildo y se dice que escribió una cal ta a
ninguno había llegado, por lo que Morazán y sus ofi_ Canela lecomelldándole misericoldia para los plisio-
ciales palecie-ron contrariados No hay duda que nelOS. El Barón Mahelin, cónsul genelal de Francia,
ellos esperaban un levantamiento de todos los eíucta- me iefirió una anécdota, que sin embargo, parece im-
dadanos y otra vez ser saludados como sus libel tado- probable que Morazán, poniendo su guante sable la
1 es de Can el a En San Salvador yo oí decir que él mesa, le encargó al alcalde que lo presentara a Cane_
había lecibido urgentes solicitudes pidiéndole que lle_ 1 a en señal de 1esafío. explicándole su significado De
gara, pelO ahOla no había ninguna manifes~acíón de allí continuó su retirada por la costa hasta nuesbo en-
tal deseo, al contrario, por todas paltes se Ola ellon_ cuentro en Aguachapa
ca grito de "¡MUela el tirano!", "¡Muera el General Enhe tanto.> las tlopas de Canera se 8IlojalOll a
Morazán!" Los sentimientos populales habían SUfli~ la plaza con Uha tremenda descarga de mosquetería
do una completa hansfOlmación, o quizá estalÍan apa- en señal de iúbilo, disparando sus almas al aire has~
gados por h8 mmensas masas de indios que habían ta el amanecer Entonces plincipió la busca de fugi_
llegado de tedos los pueblos circunvecinos en' defensa tivos y los asestnatos El coronel Alias, que Se en-
de la ciudad contraba herido y con un ojo fuela de la órbita, fué
Poco a poco el combate se fué debilitando y a las matado a bayonetazos A Pérez lo mataron de un ti! o
doce del día terminó pOI completo, quedando la plaza .Mallscal, qüe estaba escondido en catedral, fué extrai_
sembrada de cadáveles, las calles obstluidas por den- do y fusilado en seglJ-ida Padilla, e hijo de la viuda
sas masas Y en las esquinas de la plaza, los soldados de Aguachapa fué m&tado a bayonetazos, mienhas su-
j

haciendo escarnio y befa de l\10razán y de sus tropas plicaba a un su conpcido centralista que lo salvala
El fuego te-rminó por falta de municiones, pues los al- Los infelices fugitivos fuelon llevados a ]a plaza en
macenes de Can el a habían quedado en podel de Mo- gl upos de dos, de tres, de cinco o diez al mismo tiem_
razán, y Canela, en su afán de lenovar el ataque, se po y Carlera señalaba con su dedo a éste o aquél pa-
dedicó a hacer cartuchos con sus propi,as man~s, . la que fueran fusilagos, 10 cual hacían inmediatamen-
La lesid(2nóa de Mr Hall, el vice_consul brItam- te, apartándolos a unos pocos pasos El Mayor José
co quedaba a un lado de la plaza. Mr chatfield, el Viela y varios de los soldados que se encontraban so-
có~sul geneial, estaba en Escuintla, c~~o a doc~ le- bre el techo de la casa de Mr Hall, baialon al patio y
guas de distancia, cuando lecibió la noüc~a. d.e, la Inva_ Cauela los mandó sacar Viela estaba tomando cho-
sión de 1\101 azán Montó su caballo, se dluglO y ~mar­ colate con su familia y le entregó a la señola de MI
baló la bandela inglesa en casa de Mr Hall, slendo Hall una bolsa con doblones y una pistola pala que se
para las tropas de lVIorazán el objeto más v:isible en los guardala Todos fueron enttegados, pidiendo pa-
la plaza Cf.ll'lel'a mismo no era tan aborreclble para la ellos miselic01dia, muy particularmente con les_
ellos como Mi Chatfield Un piquete de soldados fué pedo a VieIa; pelO a los pocos momentos llegó lVI1
colocado SObl e el techo de la casa, dominando la pla- Skinner a la casa y dijo que él había visto el cadáver
za 1J01' un lado y el patio por el oh o Orellana, .el an- de Viela en la plaza. Mr Hall se resistía a darle cré-
tiguo Ministro de la Guerla, estaba soble el teJado y dito y dió la vuelta a la esquina, encontl ándole a po-
dió un tajo para cortm el asta con su espada, pero d~­ cos pasos de SI!. propia puerta tendido boca abajo,
sistió de su emueño cuando le dijelon desde el patIO mUCl to En estD terrible escena de asesinatos, el Pa-
que ela la casa' del .vic~_cónsul A la caída. del sol, dlé Zezeña, un pobre y humilde saceldote, expuso su
la inmensa masa de mdlos que llenaban la cmdad, .a- plopla vida POl,' salvar a sus plójimos. Cayó de lodi_
rrodillándose, entonaron la Salve o himno de la Vu- nas ante Canela implOlando peldón para los infe1i~
gen Olellana, con otlos .de los oficiales de l\1ora zán, ces plisionelos C'xc1amando "son ctistianos como no~
había bajado ha~ta el patIo y estaban en eSe momen_ sohos"; y fuelon tantos sus luegos que al fin induje_
to tomando chocolate en casa de 1\11' Hall. La esposa lon a Can era a desi':'til de sus asesinatos, enviando a
de éste que elR una dama española de la ciudad, pre- los desventmados cautivos a la plisión
guntó ~ Ore11a11a por qué él no se anodillaba; a lo que Can era y sus indios soportalOn todos los peliglos
contestó en blorna, que por temor a sus pi opios sol_ y tuvieron toda la glO1ia de la c{efellsa de la ciudad
dados que estahan en el techo; quienes le podían ta- Los ciudadanos, que COl rían el mayor peligro, no to-
mal por un cachul'eco y matalle; pelo se dijo que a maron Pal te en la lucha Los miembros del gobielno
MOluzán el estl nendo de este inmenso COlO de voces le más complometidos huyelon o permanecielon escon-
atelló haciéndole complender la enOlffie fuerza leU- didos en sus casas SelÍa muy. difícil analizar los pen-
nida pala destruirlo, y que por primera vez manifestó samientos de estas pelsonas al salir a la calle y con-
que se daba cuenta del inmenso peliglO en que se en_ templar las escenas de honor, viendo por el suelo los
contlaba El re2'O fué seguido de un fOlmidable gri- bien conocidos rosbos y mutilados cuerpos de los prin_
to de H¡Viva la Religión! ¡Viva Carrela! y ¡l\1uela el cipales líderes oel partido libelal Selltíanse liblados
Genelal MO!lazán!" y el fuego comenzó más nutLido de un inmenso daño, manifestándolo así el gobielno
que antes, cont~nuando sin intell'upción dmante va- centtal en su boletín oficial encabezado "¡Eterna glo-

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da al invencible Jefe Genelal Callela y a las valien- lecielau todos los eremigos de Guatemala El capi-
tes h opas de su mando" tán recibió una prevención OPOI tuna Su histOlia
En la maíla~la, lo mismo que cuando llegamos, es- aquella de que I'si los caballos de MOlazán no bubie~
te ela el tema principal de las convelsaciones; nadie 1an estado tan (aosados, todos los soldados de Figo-
hablaba de otl a cosa y cada uno tenía nuevas noticias loa habl ían perecido" ya había circulado. se le consi~
que comunicar En nuesha l)limer salida a la calle del aba parcial y se tIataba de aceligual quién ela
pudimos notar que por todas pal tes había señales del él Se veía obligado a oír y aplobal o a no decit na-
combate Soldados vagabundos se nos acercaban lli- da En el camiho él hablaba siempre en voz alta, se
diéndonos medios y apuntándonos con sus fusiles pa- explesaba pelfe<:tamente. y con sus lucientes allnas y
la moshalnos cómo habían matado al enemigo, hacien- su blioso colcel haciendo cabriolas al enhat a los pue;
do a:1al de de cubntos había ultimado cada uno Estos bIas, el a consid:':l ado como Hmuy valiente"; PCI"O aquí
homlnes me tenían muy molesto y yo no ela el (mico, ahma ela un PQ»Je diablo que attaía las mitadas de
pues también el capitán se enconh aba en gran aprie- todo el mundo, pela no por los mismos motivos que
to El €la PUl t1dario de MOlazán. había salido de La en el camino, sino pOI que inspil aba desconfianzá Pe~
Union pala unhse a la expedición. y dejado San Sal- 10 él tenía un consuelo que nadie le podía quital: que
vadOl con el objeto de hacelle una visita en GUate~ no había est'1do en la batalla, porque de habel estado
mala y pal tlcipar de las festividades de su hiunfo. en ella -usando sus propias palabras- a110la se en-
saliendo de Aguachapa pOl que sus baúles ya iban POl conttal'Ía tendido en el suelo, con la cara para arriba
delante Desde su llegada al país se hab1a acostum- PO! la t21de, inespeladamente, neg6 Mr Cather_
blaclo a oír habl:n de Ca11ela como de un ladlón y un wood Había pasado un mes en la Antigua, y acababa
asesino. y tidiclJlizar a la nobleza de Guatemala, de de r-egtesar de su segunda visita a Copán, habiendo eX~
modo que se enronbaba metido en un avispelo Ahola pIOlado tamhién oh-as luinas. de las cuales se hatlt
oía a MOlazán denunciado como titano, a sus oficia- mención de aquí en adelante En nuestl o gran gozo
les como banda de degoUadOlo..<> 1eUDidos para asesi- de volvernos a vel I nos dimos un estrecho aln azo y al
nar a sus enemigos que habían suÍ) ido el castigo que momento resolvimos na sepal al nos más mientt as nos
merecían, y que el sentimiento univelsal ela que pe- enconbáramos en tf1n pettulbado país

CAPITUlé) "j

LAS RUINAS DE QUIRIGUA - VISITA A ESTAS RUINAS - LOS AMANTES - ESTRUCTURA PI-
RAMIDAL - UNA CABEZA COLOSAL - UN ALTAR - UNA COLECCION DE MONUMENTOS - ÉS_
TATUAS _ CARACTER DE LAS RUINAS - UNA (!lUDAD PERDIDA - COMPRANDO UNA CIUDAD
EN RUINAS

Volvamos por un momento a MI' Catherw.o0d, oído hablar de f'§,tas 1 uinas. No ha mucho. el espíritu
quien durante mi ausencia, no había estado OCIOSO. de especulación habí;:s llegado a ese país' y por su fer_
Al n~gar a Guatemala la primera vez desde Copán,
tomé a mi caIgo el hacer preguntas, particulalmente
tilidad y posici6n en las márgenes de un tia navega~
ble inmediato al océano, la legión había sido el obje_
con tespecto a las ruinas No hallé a una sola perso- to de un plOSpecto, ~al'a ser vendida por acciones en
na que hubif'se jamás visitado las de Copán. y solo Inglatelra El prospecto ensalzaba las glandes ven~
unos cuantos que se tomalan algún poco de interés tajas naturales ~e la localidad, y los alicientes que o~
PO) las antigüedades del país, pero, afOl tunadamente, fteda a los emIgrantes estaban redactados en tél mi_
pocos días d€'spués de mi ,\l'1 iba, don Cados Meiney, nos y fl ases que podrían haber salido de un labOl ato-
un inglés de Jamaica. por lalgo tiempo residente en lio en Nueva York antes de la crisis Los Señores
el país, plopietatio de una gIan hacienda y extensa~ Payes estaban en el primer período de anticipada ti.
mente empeñado en opelacíones mínelas, hizo una queLa, y hablaban en el tono familiar de los construc~
de sus periódicas visitas de negocios a la capital A~ tales de ciudades en mi tielra El refelido plospecto
demás de su pleno conocimiento de todo lo concer- les hizo concebir la esperanza de algún aumento indi.
niente a sus plopjas e inmediatas ocupaciones, este recto al valOl de sus bienes; me dijelon que dos de
caballelo poseía mucha información geneIal, con les~ eUos estaban a ~a sazón haciendo los al reglas para vi_
pecto al país, y una cUliosidad que las circunstancias sitar el tcu eno, e inmediatamente les pI opuse que yo
nunca le habían peunitido satisfacer, lelativa a las los acompañm ía Mr: Cathel wood. en su camino desde
antigUüeuades; y él me habló de las 1uinas de Quh i~ Copán, se había encnnhado con una pelSona en Chi-
guá, sobre el Río Motagua. cerca de Encuenhos, el quimula que le hablO de tales luinas. con el aglegado
lugar donde dormí la segunda noche después de Cl tt- de que el Coronel Galindo se hallaba entonces ha.
zat la Montaña del Mico El nunca las habia visto. bajando en medio de ellas. Como estaba en las celca-
y apenas cref posible que pudieran existíl, pOlque en nfas, tuvo alguna idea de ir a visitarlas, pela. como
aquel lugar .lJ.abiamQs hecho preguntas especiales por $e enconh aba muy cansado por sus tL;ahajos en Copán
las 1uinas dE' Copáu. y no se nos dieron infolmes de y sabía que la histOl ia el a falsa con 1cspecto al Coro~
ningunas atLas Quedé convencido, sin embalgo, que nel Galindo. pues tenía noticia que se hallaba a una
don Callos era un hombre que no hablaba a la ven- sección difelente del pais, CleyÓ que todo elU mentira
ttna Tales ruinas estaban en la finca del Señor Pa- Nosotros abligábamos algunas dudas de que ellas com_
yes, un caballelo de Guatemala, ) ecién fallecido El pensalan el ttabajo. mas como no había motivo pala
había sabido ele ellas por el Señor Payes, y había to~ que él me acompañm a a San Salvador, convinimos en
lIlado tal intelés en el asunto, que plegnntó y obtuvo que dmante mi ausencia, él. con los Señores Payes,
los detalles de exhaoldinalÍos monumentos Ttes hi~ se itía a \o¿uhiguá, lo que en efecto hizo
jos del Señal Payes habían heledado esta plopiedad, El lector debe 1egl esar a Encuentt os. lugar donde
y, a petición mía, don Callos los visitó en mi compañía. nosotros dOlmimos la segunda noche de nuestio a111-
Jamás ninguno de los hijos había visto las luinas, ni bo al país Er.. este lugar se embalcalon en una canoa
siqu...el3 visitado la finca Esta era una inmensa ex- como de veintic:nco pies de largo por cuaba de ancho
tenSión de tf'li eno inculto, que había llegado a manos consh uidª, del tt anca de un árbol de caoha, y descen~
de su padl e hacía muchos años pOl una bagatela El (Hendo dmanle dos holas elesembmc~uon en Los A-
la hahía visitado una vez. y ellos tam~¡én le habian mat€s, cerca de El Pozo, sobre el camino 1eal de YZ3_

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ba] a Guatemala, lugal donde nos desayunamos la se_ nos del mismo tamaño, está can el l osh o vuelto hacia
gunda mañana de nuesh a llegada al país, y donde los arriba
SeñOles Payes tllvielOn necesidad de espelat dos o hes Hav otras cuatro en piel como de doce pies de a1-
ellas El paraje era .una miserable colección de cho- tm3, pelona en muy buen estado de preservaciónl y
zas, escaso de provisiones, y las gentes bebían una varios altales, tan cubieltos de yelba, que ela dificil
agua tUl bia en sus puel tas antes que tomal se el ti a- aveliguar su veldadcla forma Uno de ellos es redon_
baio de ir por ella al río do, y está situa 'io SObl e una pequeña elevación dentro
Una helmosa mañana, después de un aguacelo, de un cÍlculo fOlmado por un mUlo de piedlas En el
SallE:IOn para lns 1 uinas Después de cabalgar por es- centro del cilCU 10, adonde se llega bajando por unas
pacio de media h013¡ sobre un execlable camino, lle_ angostas gl adas, s~ halla una gran piedl a redonda,
garon otra vez;} Los Amates El pueblo estaba agla- con sus lados esculpidos con jeloglíficos, cubiel ta de
dablemente situado sobt e la mal gen del 110, Y elevado vegetación, y soportada POI lo que parecen set dos
como heinta pies El lÍo aquí tenía más O menos dos- cabezas colosales
cientos pies de :mchUla, y ela vadeable por todas pal_ 'rodas éstos Se encuentlan al pie de la romalla pi-
tes exceptuando unos pocos hoyos profundos Por 10 1 amidal, cel ca unos de oH os, y en la vecindad de una
general no excec1ía de tres pies de hondo, y en muchos COII iente que desaguc. en el Motagua Además de és_
lugales no era tan plofundo; pela abajo se deda que tos, contalon ellos trece fragmentos, y sin duda mu_
Cra navegable hasta el mar por botes que no calal an cho"i oh os pueden ser descubiertos todavía
más de tres pies de agua Se embal cm on en dos ca- A alguna distancia de ellos se encuenh a otro mo-
noas construidas de álboles de cedro, y prosiguieron numento con nueve pies fuera ,del suelo, y plobable_
110 abajo por un par de millas, donde tomaloll a bOl_ mente con dos o hes debajo, con la figura de UDa
do a un neglo llamado Juan Lima, y a sus dos muie- mujer al flente y por detlás, y con los dos costados
res Este picaro neglo, como lo designa Mr e en ricamente Olnamentados, pero sin jel.oglíficos.
su libio de notas, iba a ser su guia En seguida, pro- Al siguiente día, el negro plometió mostrar a Mr.
siguielon dos o tres millas más adelante, y palalon e once columnas cuadrangulares más altas que nin-
en un rancho al lado izquierdo del lío, y atravesando guna de las qm. había visto, que estaban en fila al
dos milperfas, penetraron a un bosque de corpule1?-tos pie cie la mO!1taña, pela después de auastrarlo por tres
álboles de cedlo y de caoba La senda ela exceSIva- hOlas enhe el fango, MI e descubtió, por medio de
mente blanda V húmeda, y cubiel ta de hojas marchi- la bllíjula que él estaba cambiando de dilección cons-
tas, y el calor era muy grande Siguiendo a ttavés tantemente, y como el hombre iba almado con pi~~_
del bosque rumto al nordeste, en bes cual tos de hOla las Cla notOliamente un mal sujeto, e indignaba a los
llegaron al pie de una estr uctUla piramidal, semejan- du~üos del telreno con bajar a investigar sus cam-
te a las de Copán, con gradas pel fectas en alg~.1l~os pos usurpados, MI' C- desconfió de él, e insistió en
lugares Subieron a la pal te alta, como de vftnÍlcln- que 1 egl esasen Los Payes ~staban o.cupados en sus
ca pies, y bajaron por las gradas del otro lado, lle- proptos negocios, y no teniendo qUIen le ayudala,
gando a COI ta distancia más allá hasta una cabeza co- 1\11' Cathel wood se vió imposibilitado de hacer una
losal de dos yardas de diámetro, casi escondida POI un cabal exploración o algunos dibujos completos
enorme árbol y cubierta de musgo Inmediato a ella El caláctcr genelal de estas ruinas es el mismo
habia un altar grande, tan cubierto de musgo que era de las de Copán Los monumentos son mu~ho ~ás
imposible descubrir algo de él Los dos se hallan gl'andes pero se hallan esculpidos en más baJO relIe~
dentro de un cercado ve, son 'menos licos en diseños, y están más descoloü,
Repasando ~or sus gl adas a través dc la estruc- dos y gastados, plobablcmente por ser de fecha mucho
tUla piranúdal, y prosiguiendo hacia el nOlte hes o más antigua. . . tOó
cuahocientas yardas más o menos, llegaron a un con- De una cosa no cabe duda: en otro tIempo eXls J
junto de monumentos del mismo carácter genel al de allí una glan ciudad; su nomhle se.perdiól su historia
los de Copán, pero dos o tre.s vec~s más elevados: es desconocida; y, excepto por un mfo~me tomad~. de
El plimelo es como de vemte pies de al~o, de Cin- las notas de MI' e, e insertado despues d~ la VISIta,
co \lies y seis pulgadas en dos lados, y dos PH!S y och.o que se intlo(!ujo a este país y a Emopa, nmgu~a le~
pulgadas en los otlos dos El flente leplesenta la fi- lación de su existencia ha sido nunca antes publicada
gura de un hombre; bien prese~ vada, la parte poste- Ha 'lermanecido por siglos tan completamente oculta
liar la de una mujer, muy desfIgurada Los costados com~ si estuviera cubierta COn la lava del Vesubio
se l;allan cubiertos de jeloglíficos bien c<?nsel vad?s, Todo Via:jP.IO de YzaJ::¡al a Guatemala ha. pasado a ~e:s
pela en bajo relieve, y exactamente del mismo estilo hOlas de distancia de ella; nosotros mlsmos~ lo hiCI_
que los de Copán (Fig NO 1) " mos así y sin emb31 go allí estaba, como la CIUdad de
Otro tiene veintitrés pies fueta del suelo, con {l- piedra de Edom, sin ser visitada ni buscada y entel a-
gUlas de' hombres al {rente y por detrás. y jeroglífi_ mente descor.oc-ida
cos en bajo relieve en los costados, y rodeado por una
base que se proyecta a quince o. diez y seis pies de l'} La mañana ~iguiente al legleso de MI C visité al
A una corta distancia, ergUIdo en la mIsma POSI- SeÍlor Payos el único de los hermanos que entonces
ción con l elación a los puntos de la brújula, se halla se hallaba e{-¡ Guatemala, y abl! una negociación pala
un obelisco o pit'dra csculpida, con veintiséis pies fue- la compra de estas 1 ulnas Además de su entel a no_
la del suelo y probablemente con seis 'lt ocho ente_ vedad e jnmensc interés como campo inexplOl ado en
11 .dos (Fig NQ 2) las investigaciones anticual ias, los monumentos se en-
Está desviarlo de la pelpendiculm doce pies y dos conhaban sólo como a una Inilla del lío, el terreno
pulgadas, Y parece propenso a caer, lo que plobabl~­ el a plano hasta la orilla, y el lio ela navegable des_
mente ha sido impedido sólo por un ál bol que CI ecló de ese Jug31. la ciudad podla ser transpOl tada en peso
junto a él y pOl las grandes piedlas ahededol de y erigida en Nueva York Yo declaré explesamente
cleció junto a él y pOI las glandes piedlas alzededOl de (y mi razón pala hacerlo así será obvia) que hataba
la base El lado inclinado hacia el suelo 1 epresenta este asunto por mi propia cuenta, y que este era ente_
la figura de un hombre. muy perfecta y primOl osa!l1en- lamente un negocio pelsonal, pero el Sei'1or Payes
te esculpida El lado de arrIba parece que lo mIsmo, cree..'fa que yo actuaba en replesentación de mi go-
pelO estaba tan cubierto de vegetación que lo hacían bierno, y dijo, lo que estoy segUlo quc pensaba, que
algo incierto Los otlos dos contienen jClogHficos si su familia estuviel a como habia estarlo en otro
en bajo relieve En el tamaño y la escultm a éste es tlempo, ellos teIldrían el orgullo de ofrecer el todo a
el meiOl de todos. los Estados Unidos, que en aquel país no se apleciaban
Una esbtua de diez pies de altura yace por el esas l'uinas, y que él se sentu ja dichoso de conb ihuir
suelo, cubierta Je musgo y hel bajel y oh a más o m~- a la causa de la ciencia en el nuestro; pela que ellos

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se habían empobrecido por las convulsiones del país, bilidad de su 1e1110ClOn, pela tuve miedo de aumentar
y que, de todas maneIaS, no me podría dar una res_ la exü avagancia de sus ideas Sus hel manos no lle-
puesta silla hasta que SUs hermanos 1egresaran, a galon, y uno di" ellos desgraciadamente murió en el
quienes espel aba denho de dos o hes días Ploba- camino Yo no tenía al gobielllO como pagadol, ha-
blcmentc antes de la 1cfelida treta especulativa, los blÍa sido necesario elevar el pI eeio por motivo de los
ducílos hablÍall sido felices de vender todo el tell'e~ gastos de ilaslado; y les dejé una ofelia por medio
no, l:onsistente en más de cincuenta mil acr es, con t.odo ele Mr Sava¿e, cuyo lesultado todavía estaba dudoso;
lo que hay e1:'. ét, conocido y pOl' conocer, llar unos po- pelO confío en que, cuando estas lJáginas lleguen a
cos miles de dólar es Yo estaba ansioso de visitarlas manos del lectol, dos de los más glandes monumen-
peI sonalmel1te, y de estudiar con más cel tez a la posi- íos se hallarbr en camino pala esta ciudad

CAPITU!.© 3

RECEPCION EN LA CASA DEL GOBIERNO. - El, CAPITAN EN AFLICCIONES - CAMBIO DE CA-


RACTER. - ARREGLOS PARA EL VIA.TE A PALENQUE. - ARRESTO DEL CAPJ¡rAN. - SU LI-
BERTAD. - LA VISITA DE UN PAISANO. - PELiGROS EN PERSPECTIVA. - ULTIMO PASEO POR
LOS ARRABALES. - EL HOSPITAL Y EL CEMENTERIO DE SAN JUAN DE DIOS. - HORROROSA
CONDICION DEL PAIS - ULTmIA ENTREVISTA CON CARRERA. _ PARTIDA DE GUATEMALA.
- UN DON QUIXOTE _ CIUDAD VIEJA - LLANO DE EL VIEJO. - VOLCANES, LLANURAS Y
PUEBLOS. - SAN ANDRES ISAPA. - CAMINO PELIGROSO. - UN MOLINO

Al día siguiente hice una vistta al Jefe del Es- mente que ahora él complendfa mejor el abo lado
tado Esta vez no era cuestión de presentar creden- de la cuestión y que yo respondía de su q.uietud
ciales, y fui recibido por él y por todos los caballe~ Don Rivera Paz ...,-de eso me sentía yo bien seguro,
lOS de su compañía sin ninguna desconfianza o Ie- estaba, más deseoso de calmar que de crear cualquie)
celo, y más como a uno identificado con ellos en agU,ación en la ciudad~ recibió mi conversación en
sentimientos e intereses que como un agente extran- el mejor espíritu posible, y dijo que el capitán ha-
jero. Yo habfa conocido más de su país que nin- lía bien presentándose pe1sonalmente al gobieIno, Re~
guno de los presentes, y hablé de su extraordinalia glesé a mi casa y encontré al capitán solo, ya de
belleza y fertilidad, de sus volcanes y montañas, ningún modo satisfecho con su cambio de fortuna
del gran canal que podlÍa hacel'lo conocido de todo Mi comunicación no le consoló, pelO ine acompañó
el mundo civilizado y de sus inmensos recursos, si a la Casa del Gobielno Difícilme'nte podía pe:¡;:sua....
ellos dejaran descansal la espada y se mantuvielan dhme que él fuera el mismo hombre cuya resuelta
en paz unos con ob os . apariencia en el camino, a menudo había hecho CU~
Algunas de las observaciones en estas páginas tal chichear a las mujeles "muy valiente"; y cuya reS-
vez se considelen ásperas y una pobre recompensa puesta a todas las insinuaciones de peliglo era, que
por la benevolencia que se me manifestó Mis pre-' el hombre no podía mOlir más que una vez De se-
dilecciones estaban en favor del partido libelal, no gUla, los soldados en el corredor se daban aires de
sólo porque ellos sostenían la fede18ción sino porque insinuar que ellos le habían descubierto; los seño-
me daban la espelanza de un gobierno; pero yo siento res en la habitación le examinaba'n de pies a cabeza,
un tierno afecto hacia, ITIuchos de los plincipales como si tomaran notas pala dar aviso al público de
miembros del partido central Si hablo con dureza su pelsona, y sus miradas palecÍan indicar que 10
es de su actuación pública y política solamente; ~' reconoce1ían cuando 10 encontraran otra vez Mon~
si los he ofendido; lo siento mucho tado a caballo y con un campo favorable. el capitán
Al salir de ]a Casa del Gobierno, un caballelo hablÍa desafiado a toda la nobleza de Guatemala, pe-
me siguió, y preguntóme quién era eSe capitán que lO se enconüaba con?-pletamente acobardado, habla~
me ha.bía acompañado, añadiendo, lo que me sor~ ba solamente cuando .le dirigían la palabra y salió
prendió no poco, que el gobierno tenía in(Ol mes oc con menos descaro del que yo meía pOSible.
su viaje conmigo desde La Unión, de su intención y ahOla de buenE!. gána dejaría yo al lector sen-
de junt31se- a la expedición de MOlazán, y de su cam~ tado, divirtiéndose tranquilamente en Guatemala; pe...
bio de mÍla a consecuencia de encontrarlo d~ll'otado ro no me es posible El lugar no lo pelmiJía No
en el camino; que aún no había sido molestado so~ podía ~cu1tálGeme que el gobierno federal estaba des-
lamente porque habia estado en mi casa Yo me hecho, no había ni el más leve indicio de su reS_
inquieté por esta comunicación Me enconhaba ex.. . tauración, ni esperanza. a lo lnenos por largo tiempo,
puesto a la imputación de aprovecharme de mi ca~ de que algún otro fuela olganizado en su lugar Ba-
ráctcr ofícíal pala abrigar a un guerrillero Yo ela jo estas circunstancias no considelaba justificada mi
el único amigo que tenía el capitán, y, por supuesto, pelmanencía por más tiempo én el país. Yo ela per-
estaba lcsuelto a defenderlo; pero él no era única""" fectamente inútil pal a todos los propósitos de mi mi-
mente objeto de sospechas, sino que ya tenían prue~ sión, e hice un inrOlme oficial para las autOlidades
bas en su conh a; pOl causas mucho menores se de Washington que decía. "Después de diligentes pes-
encalce1aba a los hombles y se les fusilaba; en caSO quisR's ningún gobiel1lO hallado"
de un tumtüto, mi casa no sería una protección, el a Yá ela yo una vez más mi propio amo, con li-
mejor evitar cualquier agitación y tener tUl enten... bel iad de ir a donde quisiera, a mis pIopias expen-
elido al momento Con este plopósito regresé a don~ sas, e inmediatamente empezamos a hacer los ar1e-
de el Jefe del Estado, y mencioné las circunstancias glos para nuestro viaje a PaJenque No t.eníamos
bajo l~s cuales habíamos viajado juntos, con el agle~ ti0mpo que pelder; se :encontraba a mil millas de
gado de que, con resJ?~cto a mí, yo hahría tomado distancia, y la estación lluviosa Se aploximaba, du-
a un mucho más dudosp compañero antes que viajar 1ante la cual, parte del camino era intransitable No
solo, y en cuanto al capitán, que si la suerte le había en la ciudad nadie que hubiese hecho el viaje
hubieta al'l Diado a tierra sobre sus costas, sin duda nunca El alzobispo. en su salida de Guatemala ocho
habría entrado a la campaña al lado de ellos; que él años antes. había huido por ese camino, y desde esa
110 estaba en camino de tmirse a la expedición cuan- época no había sido transitado por ningún 1esidente
do enconhamos a Morazán, y le aseguré muy seria~ de Guatemala: pero nosotros supimos lo bastante pa~

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la quedar entendidos que selía menos difícil llegar Al siguiente día continuó el examen El capi~
a Pa1allque desde Nueva York que desde donde nos tán no se hizo, por cierto, de ningún delito en sus
encontrábamos Teníamos muchos preparativos que decla1aciones; lealmente, el cambio en sus sentimien-
hacer, y, dada la imposibilidad de conseguir criados tos era €XhaOldinario. El aire de Guatemala e1a
en quienes pudiésemos confiar, estábamos obligados fatal pala los p31 tida.rios de MOlazán El examen,
a atender a todos los detalles nosotros mismos El glacias al corregidor, fue satisfacto1io, pero se le
capitán estaba indeciso de lo que él mismo debería advirtió al capitán que abandona1 a la ciudad En ca-
hacer, y hablaba de irse con nosotros La tarde si- so de alguna agitación él correría pelig10 Carrera
guiente, caando legresábamos a la casa, observamos reglesaría a Quezaltenango dentro de pocos días, y
una fila de soldados en la esquina de la calle Como si él se interesaba en el asunto, lo que no era impro---
de costumbre, les dimos la acera, y al atravesar ad- bable, le podlÍa resultar un mal negocio El capi-
vert! al capitán que nos observaban sevelamente Y tán no 'necesitaba que lo empuja1an Enbamos en
se hablaban uno a oh o La fila se extendía pasan- consejo para determinar qué camino debería tomar,
do por mi puerta y hacia aniba hasta la esquina de y quedamos en que el que conducía al puerto el a el
la calle inmediata Suponiendo que estarían bus- único libre Tenía él un caballo y una mula de
cando al general Guzmán o a algunos oficiales de carga, y necesitaba otra para aquellos baúles Yo
Morazán, quienes se pensaba que estuvíe1an ocultos tenía siete en mi patio y le dije que tomara una En
en la ciudad, y que no perdon31ían mi casa, determi- una b1 iHante mañana se quitó la levita, se puso su
né no ponerles dificultad y dejarlos que registlaran baje d~ camino, montó y emprendió la marcha para
Entramos nosotros~ y el p01 tero, con glan agitación, Belice Lo observé cuando cabalgaba calle abajo
hasta que se perdió de vista Pobre capitán, ¿dónde
nos dijo que los soldados iban en busca del capitán esta1á ahOla? La próxima vez que lo vi fue en mi
Apenas había terminado cuando entró un oficial a propia casa en Nueva York Cayó enfermo en Belice
citar al capitán para que se presentara ante el co- y, habiendo 10glado pasaje en un bergantín con des-
11egidor El capitán se puso tan pálido como un tino a Boston, estaba ya allí cuando llegué y pasó
muerto No lo digo como una cenSUl'a a su valor; a verme; y lo último que supe de él fue que, teme-
cualquier otro homb1e habría hecho lo mismo Yo lOSO de regresar y de atravesar el país para conseguir
me encontl aba tan alarmado con él, y le dije que si las cuentas de venta de su ba1co, estaba a punto de
quería que yo aseguraría las puertas; pero me con- embarcarse pala el istmo de Panamá para cruzarlo
testó que selÍa inútil, que las derribarían; y que era y subir por el Pacífico Yo también había llevado
preferible para él irse con los oficiales Le acom- mis golpes en ese país, pero pienso que el capitán
pañé hasta la pue1 ta diciéndole que no hiciera nin- no olvidará planto su campaña con MOlazán
gunas confesiones, que no se comprometiera a sí
mismo, y que yo estaría con él a los pocos minutos. En esta ocasión recibí la visita de un paisano
Al instante noté que el asunto se eqcontraba fuera al que lamento no haber visto antes El a el DI'
de las manos del Jefe del Estado y que había pasado Weems, de Marilandia, 9,uien había residido varios
a un tribunaJ. inferior Mr Catherwood y Mr Savage años en la Antigua y últImamente leg1esaba de una
entraron a tiempo para ver al capitán caminando visita a los Estados Unidos, Con un nombramiento
calle abajo con su escolta. Mr. S, quien se había de cónsul Llegaba a consultarme con °lespeeto al
encargado de mi casa durante mi ausencia, y había 1 esultado de mis averiguaciones para hallar un go-
enatbolado la bande1a americana cuando el ataque bierno, pues él estaba sobre la huella con sus pro-
a la ciudad, había vivido tan largo tiempo en aquel pias credenciales El doctor me aconsejó no em~
país, y contemplado tantas escenas de horror, que orender el viaje a Palenque En mi can era desde
no fácilmente se atormentaba., Y sabía exactamente Nicaragua yo me había alentado a mí mismo con la
10 que debería hacerse. Me acompañó al cabildo, -idea de que, al llegar a Guatemala, toda dificultad
donde encontramos al capitán sentado. derecho como terminaría, y que nuestro viaje a Palenque estaría
un huso, en el interior de la batandilla, y al corre- acompañado únicamente con las molestias de viajar
gidor y su amanuense, con pluma, tinta y papel, Y en un país destituido de comodidades; pero, deSg1a-
con ominosa fOl malidad, examinándole. Su cara res- ciadamente, el hOl izonte en esa dirección estaba som-
plandeció a la vista del único hombre en Guatemala hl io Toda la masa de población indígena c.~ Los
que tuvie1a el más mínimo: inte1és en su suelte AfO!- Altos se encontraba en un estado de efervescencia,
tunadamente el COl regidor era un conocido, quien ha- y se susuuaba de un levantamiento general y de
bía quedado satisfecho por el interés que tomé en una matanza de blancos IEl General Prem, a quien
la espada de Alvarado, una inte1esante 1eliquia que antes me he referido, y su -esposa, cuando viajaban
estaba bajo su custodia, y era uno de los muchos que 1umbo a México, habían sido atacados por una ban-
hallé en ese país orgullosos de mostlar atenciones da de asesinos' él mismo fue dejado en el campo
a un agente extlanjero. Reclamé al capitán como como muerto, Y su esposa asesinada, cortándole los
mi compañe1o de viaje, diciendo que juntos había- dedos para allancarle los anillos El teniente Ni-
moS velificado una difícil jornada, y que no me chols, ~yudante del cm onel M'Donald, arribó de Be-
agl adaría el perderlo de' vista El me dio la bien- lice con un informe que el capitán Craddy y MI'
venida por mi 1egreso a Guatemala, y dijo que COD_ Walker, quienes habían salido rumbo a Palenque por
side1 aba el peligro en que yo debía haberme encon- el Río Belice, habían sido alanceados por los indios,
trado al juntarme en el cc:mino con el tirano Mo_ y circulaba el rumor de alguna espantosa atrocidad
razán IEl capitán aprovechó la Op01 tunidad pata cometida. por Call'era en Quezaltenango, y que, en~
apm tarse, sin remo1 dimientos, de tan peligrosa com- furecido, regresaba p1 ecipitadamente de aquel lu-
pañía y nosotros conversamos hasta que ya estaba gar, con la intención de sacar a todos los prisioneros
dema~iado obscuro para escribir, y entonces le hice a la plaza y fusilmlos Todos los amigos en Guate~
ver que, como era arriesgadp esta1 fueIa por la no- mala, y lVf1 Chatfield particulal mente, insistían en
che yo deseaba llevarme al capitán a la casa, Y que no emprendiéramos el viaje Nosotros sentía~
que' sería responsable de Su presentación. El con- mas que el a el momento menos propicio, y casi de-
descendió con suma cortesía, y dijo al capitán que sistimos No vacilo en decir que este fue un asun-
volviera al día siguiente a las nueve de la mañana to de la más selia consideración, el decidir si lo
El capitán estaba inmensamente aliviado; pero ya abandonalíamos por completo pala dirigirnos a nues-
habia fOlmado el p10pósito de que, como había ne~ ha hogar: pela habíamos salido con el propósito de
gado a Guatemala en una expedición rne1 cantil, de~ ir a Palanque, y no podíamos reg1esar sin haberlo
belÍa sacar el' mejor provecho de sus cadenas de visto
010
Entre las pequeñas dificultades de acomodo para

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nosoh os, puedo mencionar que necesitábamos cuatro habia una fila de fosas lccién abieltas en espela de
cadenas de hieHo para los baúles, peno solamente ocupantes Elan cavadas por enhe los esqueletos, y
pudirnos conseguir dos, pOlque todos los heuetos del c:alavelas y huesos yacÍlm amontonados juntos a ellas
lugal estaban haciendo cadenas pala los plisionelos Yo hice lodar hes cláneos juntos éon mi pie JEta
Una semana después de mi 311ibo se encontLaba. todo una 11 iste despedida de Guatemala La tieHa se des
listo pala nuestla paltida Nos ploveÍmos de todas !izó bajo mis pies y cc:.í hacia ahás, pero me liblé pa-
las facilidades y salvagumdias que pudimos obtener sando sobre una fosa lecién abiclla Sincelamentc
Además de los pasaportes, el gobiel no nos pI 0POl cio- cleo que si hubiela caído denho, habtia sido supelS-
nó caltas especiales de lecomendación para todos los ticioso y hubiela tenido miedo de emplendcr mi plO-
couegidOles; una halagadOla noticia apareció en "El yectado viaje
Tiempo", pcliódico del gobiel no, mencionando mis via..... Ya llevo dicho que couían lllmores en la ciudad
ies por todas las pLOvincias y mi p~oycctada 1 uta, de alguna horlible violencia cometida por Ca!'l el a en
comendánc1ome pala una buena acogida; y, por el po- Queraltenango El había salido de Guatemala en pel se~
del de la cal ta del Alzobispo de Baltimore, el vene- cución de MOlazán, Celca de la Antigua encontló a
table Plovisor me dio una cro.;.ta de lecomendación uno de sus propios soldados de Quezal1..enango; quien
pal a todos los Clnas bajo su mando Pela estas no le infollnó que había habido un levantamiento en esa
eHut suficientes, el nornble de Canela valía más que ciudad y que la gualnlción había sido compelida a
todas ellas, y espelamos dos días para su legleso de rendir las almas, Enfmecido con esta noticia, aban~
Quezaltenango El seis de Ablil, templ Elno por la donó la pelsecución de MOlazán, y, sil1j ni siquiela dar
mañana, enb6 a la ciudad Como a eso de las nueve aviso al gobieulo de su cambio ele plan, malchó a
llegué a su casa y se me infOlmó que estaba en la Quezaltenango, y entre otras menores tropelías cogió
cama, que había cabalgado toda la noche y que no a diez y ocho miemblos de la municipalidad, los prill'"
se levantalÍa sino hasta por la tmde El rumor de cipales hombles del Estado, y sin la más leve follna
la atrocidad cometida en aquel lugal fue canfil- de juicio los fusiló en la plaza; y, pala Lealzar la tl'is~
mado teza de est~ noticia, espalc:ió sobre la ciudad, la pl'e~
Después de comer, en compañía de NI' Savage. cedió el 1 urnor de que, inmediatamente después de su
hice m~ último paseo por los suburbios d~ la ciudad llegada, intentaba manda\' saca\' a todos los presos pala
Jamás sentí, como en aquel momento, su excesiva fusilallos también Por este tiempo la leplimida con
belleza de posición, y por ]a tercera vez visité el moción en la ciudad era ti emenda Un inmenso con·
hospital y cementelio de San "Juan de Dios Enflen- suelo se expelimentó con la lepulsa de MOlazán, pela
te quedaba el hospital, una magnífica estl.'uctura, e·u ho había legoclioj y todavía la espada parecía sus-
tiempos pasados un convento, sostenido principalmen- pendida de un sólo cabello
te por la activa Calidad de don Mariano Aycinena y aquí yo, aunque quisiela señalar, como un lu~
En el cenh o del patio había una hermosa fnente, y gar donde ello no tiene lelación inmediata con lo que
en la pal te de afuera el cementerio, que habia sido precede o lo que sigue,-y, en consecuencia, donde nin-
establecido dUlante la época del cólela La entrada guna aplicación de ello puede hacelse, algunos asun·
sé hacía por un ancho pasadizo, con un alto mm o tos de profundo interés ¡Jersonal, que ilustra1an, más
a cada lado, destinado para el entiel1'o de los flhelC..... que los volúmenes, la horrorosa condición del país,
jes" Ahi había solo una tumba, y la lápida tenía me veo obligado a apartarlas del todo, no sea que es-
la iuscl ¡pción: tas páginas por casualidad Hegal an a Guatemala Y
complometielan a algunas pelsonas Dmante mi lar~
Teodolo Ashadl, go viaje yo habia tenido comunicación con hombl es de
de la Religione Reformada todos los pmtidos, y Se me habló sin leselvas, y al-
July 19 de 1837 gunas veces confidencialmente En tiempos pasados,
en todas las guerras y levoluciones, los blancos tenían
Al final de este pasadizo había llna sala pata la influencia c;ontrolaqora; pero ahOla los indios cons-
muertos, en la cual estaban, en lechos sepalados, los tituían el poder dominante Levantados de la ineicia
cueLpos de dos hombres, ambos pobres, uno ente- de los' siglos, y con mosquetes en sus manos, su Dlan·
I amente desnudo, con las piel nas encogidas, como si sedumbre se había trocado en ferocidad, y aún enhe
ningún amigo hubiela estado ahí para enderezálse- los adherentes al paLtido de Carrela, había tellibles
las, y el oh o envuelto en un petate A la del echa temol es de una guell él de cast.?.s. y un vehemente de-
del pasadizo había una puelta abieIta hacia el ín~ seo, de pal te de quienes podían salir, de abandonal
teLÍor de un cercado cuadrangular, en donde había el país Fuí consultado por algunos que poseian ca~
bóvedas consu uidas encima del suelo, con los nom~ sas V grandes tellenos, pero no contaban con más de
bl'es de los habitantes l icos de la ciudad A la iz- dos o tres mil dálal es en efectivo, SObl e la posibilidad
quiel.da, una puerta que daba a un celcado Cl.ue co- de vivir con esa suma en los E.stados Unidos; e indi-
rlÍa detlás de la sala de los ll1ueltos, como de sete- viduos que ocupaban altos puestos bajo el palUdo
cientos cincuenta pies de largo y trescientos de an- cenhal dijéronme que ellos ya tenían sus pasapOltes
cho, ,Los muros eran ~ltos y gl uesos, y las tumbas pal'a Mq.xico, y que estaban listos pala huh en cual.
eran' nichos cuadlados a lo largo en el muro, en bes quiel' momento Palecfan fundados los temores en
1 ingIeras, cada uno cenado con una lápida, sobi:e la que la hOla de la JUSticia dishibutiva estaba próxima,
cnal se insclibía el nombre del ocupante Estos, tam- y que enhe los indios se despertab~ el ánimo de ha-
bién, etan pala los ricos El álea estaba llena con cer un sal1gdento saclUicio a los espíritus de sus an-
las sepl.Iltmas de la gente del pueblo, y en un lugal tepasados, y lecobrar su herencia, Canela era el
estaba un cuach ado de tiena I ecién l eloovida, bajo eie ti cuyo ahededor ghaban estas cosas Se habla-
la cual yacían los cuelpos como de cualtocientos hom- ba de él como de El Rey de los Indios Los había
1u es muellos en el ataque a la ciudad La meseta lelevado de todos los tributos, Y. como ellos decían,
GO\'l.1inaha Ulla vista del velde llano ele Guatemala Y sostenía su elército imponiendo conb ibuciones a los
de los volcanes de la Antigua Bellas tIOles se os- blancos Con su autoridad, por medio de una pala-
tentllban sob) e las tumbas, y una voz parecía dech: bla podríq. causal' la matanza ele todos los blancos, sin
duda alguna La segulidad de éstos se basaba, según.
"Oh {lo no! pluck these flowel's, YO entendí, en que, en medio de la constante activi~
They'le sact'ed to the {lea{lll. (1) dad de su COl ta carlera, él no había tenido tiempo pa-
la fOJ:mar ningún plan para extender su dominio, y
Un iéleh o se aploximó con el CUel})O de una nada sabía del inmenso t~h:itolio desde Tejas hasta
lllujel, que rué sepultado sin ningún ataúd Cerca el Cabo' de Hornos, ocupado por una laza que simpa-

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tizaba en su hostilidad hacia los blancos El era un un peligloso VIaJe, y que estimaba indispensable fOl-
fanático, y, hasta cielto punto, estaba bajo el dominio talecerme con todas las seguridades que pudiera ob-
de los sacel dotes; y su plOpia sutileza le indicaba que tener Cuando Carrera regresó le dije mi intención;
él era más poderoso con los indios mismos mientras que yo había esperado únicalnente su regleso; le mos~
estuviese apoyado por los sacerdotes y la aristoclacia, tré el pasapOlte del gQJ2ielno, y le rogué que pusiela
que a la cabeza de los indios solamente, pero todos su firma en él. Can era no tuvo esclúpulos en la
sabian que, en los momentos de ha olvidaba entera- matelia; y alebatándome el pasaporte de la mano lo
mente el poco método y sagacidad que siemple le go~ arrojó sobre la mesa diciendo que me daría uno! nue-
bernaba: y cuando regresó de Quezaltenango, con las Vo y fiunado por él mismo Esto era más de lo que
manos tintas en sangre, y precedido por el espantoso Yo espela.ba; y enseguida, con toda tranquilidad y di-
rumor de que intentaba sacar a dos o trescientos pri~ ciéndome. "siéntese", envió a Su esposa a otra pieza
sioneros y fusilal1os, 10& habitantes de Guatemala sen~ POl el secretado, y le dijo que hiciera un pasaporte
tíanse parados al borde de un horroroso abismo Un para el "Cónsul del Norte" El tenía uná vaga idea
miembro prominente del gobierno, a quien yo deseaba de que yo ela un giran personaje en mi plopia} tierra,
que fuera conmigo a visitarle para pedirle mi pasa· y una noción no muy clara del lugar en que estaba
porte, declinó el hacel1o, por temor de que, como él mi país Yo no era exigente can respecto a mi título,
dijo, Carrera pudiera imagjnarse que el gobierno tra· de modo que fuela muy letumbante, pero El Norte era
taba de dominallo Otros le hacían formales visitas más bien una vasta extensión, y pala evitar equivoca-
de ceremonia y conglatulación con motivo de su re· ciones le di al secletario el otro pasaporte· Se lo llevó
greso, y comparaban sus observaciones uno con ob o a otro cuarto y Carrera se sentó a mi lado junto a! la
de la manera en. que habían sido lecibidos Carlela mesa El había tenido noticia de mi encuentro con
no dió informe alguno, oficial o verba~, de lo que Morazán en su retirada, e inquirió acerca de él, aun-
había hecho: y aunque todos lo sabían muy bien, nin- que menos ansiosamente que ohos, pero habló más
guno de ellos se atrevió a hacerle alguna pregunta de la cuestión; dijo que estaba haciendo sus plepara-
o referencia a dichos actos. Quizá ellos digan que tivos, y que dentro de una semana pensaba marchar
soy un calumniador, pero aun a riesgo de herir sus sobre San Salvador con tres mil hombres, añadiendo
sentimientos, no puedo retener lo que creo sel un re- que si hubiera tenido un cañón habrfa arrojaqp a Mo-
trato fiel del estado deL país, tal como se enconh aba razán muy pronto de la plaza. Le pregunté si era
en aquel tiempo ciel to que él y Morazán se habían encontrado perso-
Incapaz de inducir a alguna de las personas que nalmente en las altulas del Calvario, y contestó que
deseaba me acompañalan para visitar a Carrera; te- sí; que eso. fué al final de la batalla, cuando aquél se
meroso, después de ta~ largo intervalo y de las exéi~ rethaba Que uno de los soldados de caballería de
tantes escenas en que él había estado comprometido, Morazán, desmontado, le anancó sus pistoleras, que
que no pudiese reconocerme, y palpando la suinh im~ Morazán le disPaló a él con su pistola, y que él aco-
pOI tancía de no fallar en mi petición a él, me acordé metió a lVIorazán con SU espada y la cortó la silla,
que e~ nuestra plímera ent"revista, me haJ¡ía hablado MOIazán, dijo él, tenía muy hermosas pistolas; y lo
con entusiasmo de un doctor que le había extraído que más me impresionó fué que él pensaba que si hu-
una bala del cuerpo. Yo no conocía a este doctor, biel a matado a Morazán habría logrado las pistolas
pero fuí a visitarle, y le rogué que me acompañara, Yo no podía menos que reflexionar en la extraña po~
a lo cual accedió inmediatamente con mucha cor~ sición a la que yo había sido impelido: estrechando las
tesla. Inanos y sentándome al lado de hombres que estaban
Fué bajo estas circunstancias que hice mi última sedientos de sus respectivas sangles, bien recibido por
visita a Carrela Se había trasladado a una casa mu~ todos, sabiendo lo que cada uno decía del contrario,
cho más grande y su gual día era más ordenada y y en muchos casos sus planes y propósitos, tan sín re·
fOlmal Cuando entré estaba parado detrás 'de una sel va como si yo fuera un miembro viajelo de ambos
mesa a un lado de la habitación, con su esposa· y Ri- gabinetes A los pocos minutos el secretar:io lo llamó,
vera Paz, y uno o dos más, examinando unas largas y fué y reglesó él mismo con el pasaporte, firmado
cadenas de Costa Rica, y en ese momento él tenía de su propia mano, y con la tinta todavía fresca. Le
una en. sus manos, Ji!. que había formado parte del había lleva.do más tiempo del que hubiera necesitado
contenido de aquellos baúles de mi amigo el capitán, pala cortar una cabeza, y parecía más orgulloso de
y que a menudo adornaban su cuello Yo pienso que ello, En -verdad, esta fué la única vez que yo noté
al capitán le habría dado un ataque si hubiera sabido en él la más ligera elevación de sentímí~nto Hice
que algo que otras veces había te'nido alrededor del un comentalio sobre la excelencia de la letra, y con
cuello estaba enh e los dedos de Carrera Su esposa sus buenos deseos por mi feliz llegada a El Narte y
era una bonita mestiza, de fino aspecto, no mayor de pronto regreso a Guatemala, me despedí de él Ac·
veinte años, y palecía tener la pasión femenina por tualmente yo Cleo que no me dadª, una muy cordit~.l
las cadenas y el oro. Carrel a las miraba con indife- bienvenida si supiela lo que digo de él; pero 10 conSl-
lencia Mi idea en aquel tiempo era, que estas joyas delo homado, y que si.§upiera cómo Y pudiera re~e':"
le fueron enviadas por el gobierno como un presente nar sus pasiones, haría más bien a Centro AmérIca
para su esposa, para aplacarlo por medio de ella, pero que ningiún otro hombre de allí.
tal vez yo estaba equivocado La cara de Rivéra Paz AhOI a ya me encontraba fortalecido con la mejor
parecía inquieta Carrera había pasado !l través de seguridad que podía obtener para nuestro viaje. Pa-
tantas terribles escenas desde que lo vi, que yo temía Samos la tarde -escribiendo cartas y empacando <:osa~
que me hubiera olvidado; pero me reconoció al ins~ para remitirlas al hogar (entre las cuales iba mi levl-
tante, e hizo lugai~ pala mí detrás de la mesa junto a ta de diplomático), y el día siete de Abril nos levan-
él Su levita militar estaba soble la mesa, y usaba tamos para emprender la marcha El primer movi-
la misma chaqueta redonda, su cara mostraba la mis~ miento fué plegar nuestlas gamas Cada individuo
ma juventud vivacidad e inteligencia, su voz y sus en ese país tiene una pequeña cama llamada catre,
modales, la misma suavidad y seriedad, y había sido preparada para doblaIse con un gozne, que puede ser
herido otra vez Sentí el encontrarme COn Rivera plegado y envuelto, con almohadas y lopa de cama,
Paz allí porque pensé que sería mortificante para él, en un cuero de buey, para llevarlo en viaje Nuestro
como cabeza del gobierno, ver que su pasapOl te no principal objeto ela el viajar con desahogo Cada mu-
fuel a considerado como una protección sin el visto la y criado adicional ocasionaba una molestia más,
bueno de Carrel a; pela YU no podía pararme en cel e~ pela nosotros no podíamos con menos de u.na mula de
monias y aproveché la ocasión en que Carrela dejaba carga por persona Cada uno teníamos dos petacas,
la mesa pal a decirle que estaba a punto de emprender baúles de cuero de res fOIl aclos con delgados petates,

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con una iapade13 como la de una caja, asegUlada pOl lía el ejmclClO, y por última vez le dijimos adiós a
una tosca cadena de hieuo con guuldes candados, nuestl o calÍñoso hospedador
conteniendo además de ot1 as cosas, una haluaca, una Don Pepe nos aCQmpañó, y ab avesando el llano
hazaela un' par de sábanas, una almohada, lo cual, de El Viejo en la misma dilección en que Alvalado
con las' alfOljas de plovisiones, hacía una caIga pOl enh ó en él, subimos una elevada colina, y rodeando
cada uno Llevábamos Ullj cabe pala un .caso de en~ la cumble, a t1avés de una angosta ab~ltula, rnilamos
fellnedad Teníamos de lepuesto una mula de calga, hacia abajo sable una heunosa planicie, cultivada co-
la mula palda con la que hapía yo ascendido al vol- mo un jaldín, que se dilataba hacia a la izquierda a
cán de Caliago y mi macho, pala MI'. Catherwood y medida que avanzábamos y Se pr ecipitaba con direc-
yo y un _caballo dc relevo, e)l total seis animales, y ción a la laguna de Duenos, en medio de los dos glan-
do~ mozoS o clÍados pma todo trabajo, aún no ploba- des volcanes de Agua y de Fuego Descendiendo has-
dos lVIientras montábamOs, don SatUlnino Tinaco, ta el llano entlamos al pueblo "de San Antonio, ocu-
mi compañero desde Zonzonate, entró al patio a caba- pado entel amente por indios iLa casa del cura estaba
llo pala acompañ31nos dUlante dos días en nuestlo situada en una plaza abiel ta, COll una bonita pila al
vi~je Diiimos adiós a MI' Savage, nü primero, últi· fI ente, y las chozas de los indios estaban constl uídas
1110 Y mejor amigo, y ~ los pocos mi~utos,. ~on u~, sen- COll tallos de caña de azúcal A la,íz de l~ ocupación
timiento mezcla de tusteza y de sahsfacclOn, deJe pOl de Guatemala, las tieuas alrededor de la capItal fue-
última veZ las hall eHis de Guatemala. lon lcpartidas enhe cieltos canónigos y cedidas a los
Don Satlllnino fué de lo más bienvenido a nues- ind~os para que las cultivalan Cada pueblo era co-
tra compañía Su intención era la de visitar a dos nOCIdo pOl el nomble del pI opio canónigo Se edifi-
cmas, heunanos de su esposa, a quienes él jamás ha- caba una iglesia y una buena casa pala él, y pala la
bía visto, que vivían en Santiago Atitán, a una distan- l;nudente administlación (os indios elan colonos y los
cia de dos o tI es días de camino Su padl e .fué el al tesanos destinados a la capital En medio de la
último gobernadOl de ÑicalagUa bajo la monalquía, t~ anquilidad ? quietud de este pueblo, palCcía como
dueño de un glan caudal que le fué confiscado en la SI las montanas y volcanes alrededor lo hubiesen es-
época de la levolución; él todavía consel vaba una cudado de la devastación y alalmas de guella Des-
g1311 hacienda aJlí, había haído un hato de mulas pala pués de ahavesarlo, hacia el atto lado del llano co-
vendeIlas en San Salvadol y pensaba invel tir el pro- menzamos a subh lUla montaña Como a media cues-
dueto de melcadelÍas en Guatemala El/a como de t~, .milando hacia at~ás sobre el pueblo y la planicie,
cuarenta años de -edad, alto, y tan delgado como pu- diVisamos una sola lmea blanca sable la montaña que
diera sedo un hombre que tuviera actividad y vigor, habíamos cruzado pal a Ciudad Vieja y el alcance de
vestía una chaqueta ledonda y pantalones de paño la vista abarcaba el llano y la lagtuna a nuestros pies
olivo obscuro, con gl andes pistolas en sus pistoleras, la glan llanUla de EscuinUa y los dos volcanes de A~
y una lal ga espada con vaina de cuela, gastada de la gua y de Fuego, extendiéndose hasta el Océano Pací-
punta, dejando con10 una pulgada del a.cero desnudo fico El camino ela muy escalpado y nuestras mulas
Se sentaba en su mula tan tieso como si se hubiel a trabajaban Sable el abo lado de la montaña el ca-
tr agado su propia espada, sosteniendo las liendas con :mino se extendía por alguna distancia entre arbustos
la mano delecha, con el brazo izquierdo encOlvado JI' árboles enanos, y emelgiendo de entre eiJos divisa-
desde el codo, destacándose como el mango de una mos una inmensa planicie intell'umpida por el rastro
bomba, la mano caída desde la muñeca y sacudién- del camino dil eeto de Guatemala, y muy distante las
dose Con el movimiento de la mula Montaba en una torl edIlas de la villa de Chimaltenango Al pie de
silla mexicana con planchas de plata, y llevaba ab ás la montaña llegamos al pueblo de Páramos. Había-
un par de alfOljas con pan y queso, y atole, una com- mos empleado bes hOlas y media pala caminar seis
posición de maíz tostado y molido, cacao y azúcar, lo millas Don Pepe mandó llamar al alcalde, le mostró
cual mezclado con agua, era casi su subsisten"cia Su el pasaporte de Carrela, y le pidió un guía para el
inozo era tan gOldo cama flaco ela él, y usaba un pueblo inmediato El alcalde llamó a sus alguaciles
somblelo de petate en fOlma de campana, camisa de yen muy pocos minutos el guía estaba pleparado Don
algodón, y calzoncillos que le llegaban abajo de las Pepe nos dijo que nos dejaba en Emopa, y con mu-
rodillas Exceptuando que en vez de Rocinante y el chos agl ad-ecimientos nOS despedimos de él
asno el amo cabalgaba en una mula y el clÍado iba a Estábamos ahOla entrando en uria legión del país
pie, ellos elan un genuido Don Quijote y Sancho Pan- que, en la época de la conquista, era la más populosa,
za, cuyo plimer nomble, muy a raíz de nueshas lela- la más civilizada y la mejol' cultivada en Guatemala
ciones, le dimos a don 8attunino Los habitantes que la ocupaban elan los descendien-
Nosohos íb31nos pala Quezaltenango, pela pen- tes de aquellos encontrados al11 por Alvarado, y qui~
sábamos desvial nos y visitar las ruinas, y ese día nos zás cuaba quintos elan indios ere sangre inmaculada
apal tamos tres leguas de nuesb a ruta para decir adiós Dmante hes centurias se habían sometido pacífica-
a nuesbo amigo el Padre AlcánJ:ara en Ciudad Vieja mente al dominio de los blancos, pero' el levantamien-
to de Calrela les había despeltado el lecuerdo de
A las cinco de la l.aldQ:l llegamos al convento, don- sus antepz.sados, y Se 1umoraba que sus ojos Se mo-
de tuve el gusto de juntaune de nuevo con el Padre vían de lnodo extraño sobre los hombl es blancos co-
Alcántara, el señor VidaulY y don Pepe, los mismos ma los enemigos de su laZa. Por la prín'lela vez vi-
compañelos con quienes había pasado el día con tan- mos campos de, bigo y duraznelos La región era
ta satisfacción anteriOlmente. Mi Catherwood ha- poéticamente denominada Emopa, y aunque el volcán
bía pel manecido mientras tanto un mes en el conven- de Agua todavía alzaba a plena vista su eSÍlopenda
to El Padl e Alcántal a había huido a la aPl oxima· cima, se asemejaba a la más bella parte de Inglate-
ciól1 del «tirano" MOlazán, al don Pepe le habían dis- 11a sable una espléndida balanza.
palado un balazo cuando se letüaba de la Antigua, y Pela ello no ela como viajar en Inglatelra. El
el padle tenía un mosquete de;ado pOl la noche junto m070 can cuyo gaznate se había mostrado tan con-
al mm o del convento por un soldado que huía fianzudo MI' Cathel wood, hal aganeaba pOl detl ás con
La mañana principió can molestias La mula la mula enfeuna y una escopeta Había salido de Ciu-
palda estaba enfellua Don Satuinino le sangró de dad Vieja con un cuchillo desenvainado en la mano,
ambos lados el pescuezo, pela el PObl e animal no es- cuya hoja ela como de pie y medio de lalgo, y nO$O-
taba en condiciones de montarse. Momentos después has ya habíamos pensado en deshacelnos de él, pelO
MI' Cathel wood tenía a uno de los mozos por el gaz- temíamos que se nos hubiela a.nticipado l31gándose
nate, pela el P;¿che Alcántma hizo la reconciliación con la lnula y la escopeta Lo esperamos hasta que
Don Satulnino di;o que a la mula pmda le aprovecha- llegó, lo aliviamos del auna y lo hicimos pasar por

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delante, en tanto que nosotros al'reábamos la mulé! A SatUlllino se volvió h~eia mí con una explesión de Un-
dos leguas de distancia llegamos al pueblo de San An ele Toby en el lastro, aquél thó al suelo el cabesbo
drés Isapa Don Saturnino, blandiendo el pasaporte saltó sable un cerco y corrió con dirección al pueblo'
de Carrela, me presentó como El Ministro de Nueva Don SatUlnino, sin desconceltalse, levantó el loznal,
York, exigiendo un guía, y a los pocos minutos un al- y espoleando su mula, siguió adelante El camino se
guacil trotaba delante de nosobos para el pueblo in~ extcndfa sob~c Ilna espléndida meseta, teniendo en al-
mediato En esta población, b~jo igual lequerimien- gunos lugare::. fu. boles a cada lado pOl una gl an dis-
to, el alcalde salió corriendo en busca de W1. alguacil, tancia Mí'> ac'eJante tuvimos un tempestuoso agua-
pelo no pudiendo hallarlo pronto, se atrevió a supli- cela, y ya avanzada la tarde llegamos al borde de un
car a don Saturnino que aguardase un momento Don inmenso ple~ipio, der.de el cual, a una glan distancia,
Saturnino le dijo que debería ir él mismo, que Carre- vimos el molino, pal ecido a una fáblica de Nueva
la le COl taría la cabeza si no lo hacía; que el HMi_ Tnglatena El descenso era muy escarpado y lodoso,
nist1'o de Nueva YOlk" no podía estar ésperando Don sel penteando en algunos lugm es muy estrechos a lo
Saturnino, lo mismo que muchos otros de mis amigos largo de la pl ecipitada falda del ball'anco Había que
en aquel país, no tenia n01iones muy definidas con tener mucho cuidado con las mulas; su tendencia ela
lespecto a titulas ni lugares Pasaba un hombre por hajar de lado, 10 que era muy riesgoso, pero en los
casualidad, a quien el alcalde obligó al sel vicio y tI ató lugares más empinados, manteniendo la cabeza dere-
para aa.elante con el cabestro del caballo delantero cha, podían rlesJiZ81 se en el Jodo varios pasos juntando
Don 5atmnino lo hacia andar a prisa; cuando nos acel- las patas y sin caer
cábamos al pue:":lo inmediato, divisamos soldados de Ya enbada la noche, mojados y enlodados, y en
nanera que reglesa1'an por el camino directo a Gua- medio de un fuel te aguacero Ileg~mos al molino El
temala recién pasada la atroz matanza de Quezalte- mayordomo el a ID) costarricense. paisano de don Sa-
nango' Don Saturnino le dijo al guía que no pasara turnmo, y afortunadamente. tuvimos un cuarto para
por la plaza sino q'ue marchara directamente t;tl pue- nosabos, aunquf' estaba húmedo y fria Aquí supimos
blo inmediato El guía suplicó, y don Saturnlllo co- que Tecpan Guatemala, una de las ciudades en ruinas
lliendo, desenvainó su espada y lo amenazó con cor- que deseábamos visitar, quedaba a sólo tres leguas de
tarle la cabIna El pobre hombre siguió trotando con distancia, y el mayordomo se ofreció a ir con noso-
los oios fijos en la espada levantada; y cuando don itas por la mafízna

CAPITULO 9

COI\TINUACION DEL VIAJE. - BARRANc'AS. -.TECPAN GUATEMALA - UNA IGLESIA MAJES_


LUOSA - UNA PIEDRA SAGRADA. - LA ANTIGUA CIUDAD - DESCRIPCION DE LAS RUINAS
_ UN MOI~INO. - OTRO TEMBLOR. - PATZUM. UNA BAFRAl\CA - FORTIFICACIONES. _ LOS
ALTOS _ GODINES - PERDIENDO UN BUEN AMIGO. - ESPLENDIDO PAISAJE _ SAN ANTONIO.
- LA LAGUN4. DE ATITAN

POl la n'ai1.~na el mayordomo nos proveyó de ele_ veinte o tteinta indios alguaciles en el cOlredOl con
gantes caballos y partimos temprano Casi inme_ val as de auhlidad en las manos, silenciosos, en 'ti aje
diatamente r.omí'nzamos a subir del otro lado del ba- de gala de paño azul, pantalones abiertos en la lodtlla,
J"J 311(;0 quc habíamos descendido la ~oche antes, y y eaiJa con una capucha pal eelda a un albornoz árabe
en 1d cumble entramos en una conhnuación de la Inmediato a ést3. se encontraba el espacioso atrio de
misma hel masa y extensa meseta Hacia un lado, la iglesia, pavimentado con piedla, y la iglesia misma
por alguna dist.mcia , había altos cercos de resguardo, el a una de las más ~untuosas en el país Fue la se-
donde CI ecían áloes, y en un sitio estaban cuab o gunda que s('- edificó después de la conquista La fa_
en olena florescencia En una hOl a llegamos a Pat- chada era de dos doscientos pies, muy elevada, con
zúni, un pue-blo glande indfg~na Aquí toma!D~s otro ton c::s y tOll <'ciHas plÍmOl osamente tOlnamentadas con
camino a la derecha del caminO 1 cal para Mexlco por figuras en estucü, y con una alta plataforma, sable la
una especie ele vereda, pela el ca~po ela h~mo~o cual había indios, los plimeros que vimos en traje
y en pal tes bicn cultivado La manana el a VIgori- pintoresco; y con el amplio panorama del campo en
zante y el rlima como el nuesho en el mes de Oc- delledOl, ela esta una escena de salvaje magnifi_
tubre' La ip.me-nsa altiplanicie era como de cinco a cencia en natUlaleza y en al te Nos detuvimos invo-
seis mil pies de elevación, pero ninguna de estas a1- luntm'jamente, v mienbas los indios, en mudo asom_
1m3;'; se ha detC'lminado nunca Pasamos a la de- :Jro nos contemplaban, nosotros nos encontl ábamos
l ('clla dos mDntículos tal como Se ven por todas par_ pel'¡'H'ljlos de solplesa y admiración Como siempre
i.es en nuesh o país, ~r a la izquireda una inmensa ?a- don SatUlnino era el que iba adelante, y nos dhigi-':
; 1 anca La !lleseta era plana hasta la misma ouIla, mos a la ca,';;a del padte, donde nos introdujeron a
donde la tiefla parecfa habelse desgajado y hundido, Ilna pequeña hahitación, con la ventana cell'ada y con
V nosotros mil amos para abajo hacia un espantoso un 1 ayo de luZ que peneh aba pOl la puerta, en la
abismo de dos o tres mil pies de pl'ofundldad Los cual el padlc se encontraba dOlmitando en un sillón
gigantescos :'ti boles que se. encontraban en el fondo AntE.:s que hubiel a aolel to por completo los ojos don
de la inmensa cavidacl se rnnaban como arbustos AL SatOl nino le dijo que habiamos llegado para vel las
guna distancia más adelante pasamos una segunda de ruinas de la antigua ciudad, y que necesitábamos un
estas enOlmes batrancas, y en una hora y media lle_ guía, y le metió en las manos el pasapOl te de Ca_
gamos al pu~blo indígena de T_e~án Guatemala; Por ilela y la calta elel plovisor El padre era viejo,
alguna dista!lcia antes de llegar a él, el cammo se o:nrdo, 1 ¡ca y aehacoso, habfa sido cUla de Tecpán
encontlaba sombreado por álboles y arbustos, enhe Guatemala dUlante heinta y cinco años, y no acos-
Jos cuales había áloes de treinta pies de altura La tumbraba hacer las cesas aplesuladamente, pela nues....
larga calle 001' donde entlamos estaba pavimentada ha amigo, sabiendo el obieto especial de nuesha vi-
con piedl3s de las ruinas de la antigua ciudad, Y sita, con giBn fOlmaUdad y plesteza le dijo al padle
llena de indios bOll Bellos; y atravesando la calle pre_ que el Mmi..tl'O de Nueva YOlk había tenido noticia
cipitadamentp. iLa uno de ellos con los brazos ahe- en su país dp una notable piedl a, y que el provisOl y
dedal del cuello de una mujer Al extremo de esta Can el a estanan ansiosos de que la viera El padre
calle había Hna hermosa plaza, con un gian cabildo, y 1 espondió que ésta se encontl aba en la iglesia, y que
eSlaba colocada sobre ella, que se mantenía cubiel ta cieltamente tan vieja como los heinta y cinco años que
y que era mu\, saglada; él jamás la había visto y babía estado a cargo del cura, y probablemente era la
el a evidente que no quelía que nosotros \a viésemos, misma cubierta en que fue envuelta cuando por pri.-
no obstante nm. dijo que haría 10 posible por mos_ mela vez la pusielon encima del altar Una o dos
trárnosla cu::tndi.> 1 egresáramos de las ruinas Mandó puntadas se le cortaron por en medio, y esto quizá
a buscar un guia y nosotros salimos al atl io de la habría sino todo lo que viéramos, pero don Saturnino,
iglesla, y en tanto que Mr Catherwood procura.ba ha_ con una contusa jerigonza de Uextraño, Cul ioso, sa-
cer un diseño, yo subí las gradas El interlOr. era glado, incomprensible, la carta del provisor. el roL
elevado espacioso, ricamente ornamentado con lma_ nistro de Nueva YOlk". &c. dejó ir su navaja, y el
genes estucadas y pinturas, tétrico y solemne, y a buen anciano padre, dominado por la agitación y por
lo lejos estaba el aHar mayor, alumbrado con gran_ su plopio pe~o, se hundl6 en su siBa, todavía soste_
des cirios encendidos y con indios ~rrodil1ados frente niendo la pipdra en alto con ambas manos. Don Sa-
a él En la puel ta un hombre me detuvo, diciéndome tUlnino descClsió basta casi cortarle los dedos al buen
que yo no debía entrar con espada ni con espuelas, y viejo, sacó la sagrada taoleta, y dejó el saco en las
aún más' que debería quitarme las botas Yo lo hu_ manos del padle El padre era el vivo retrato del
hiel a he~hp así, pero observé que a los ~ndios no l~s abandono de sí mismo, de la impotencia, de la angus-
agladaba que un extlanjero entrara a su 19lesia ~V1­ tia y del arrepentimiento Nos movimos hacia la luz,
dentemente p.l1os no estaban acostumbrados a la VIsta v don Saturnino guiñando los ojos y con una cárnica
de los exn anjet os, y Mr Catherwood se encontraba formaUdad, col[rl.ó el miedo y el horror del padre ras_
tan disgustado con el gl upo que babL-'ln for.mado. ellos pando la sagrada piedra con su navaja Esta plancha
a' su ahededor que abal1~onó sU dibujo, y temlen~o oráculo es un p'!dazo de pizarra común. de catorce por
que todo esto fuela peor a nuestro regIeso. le diJe diez pulgadas V aproximadamente tan gruesa como las
a don 8aturninn que debeliamos hacer un esfue~zo que usan los muchachos de escuela, sin caracteres de
pal a ver la piedra en ese momento Don Saturnmo ninguna clase scbre ella Con una fuerte predilección
guardaba un gra!i respeto !Jacia los sacerdotes y a la por ]0 mara\·illoso. y 1aspándola de la manera más
iglesia No era el un fanátICO, pelo creía que una po_ h reverente no pudimos sacar nada más de ella Don
derosa influencia religiosa era provechosa para los Saturnino se la devolvió al padre, y le dijo que haria
indios Sin embargo dijo que debíamos verla, y mejor en ('o<;erJa y devolverla; y probablemente está
1egresamos todos juntos a casa del padre, y ~on Sa- ahora en su iUJ:Hu entima del altar mayor, con la copa
tUlnmo le dIjo que nosobos estábamos anSlOSOS de sacramental SObl e ella. como un objeto de veneración
ver la piedra al momento, para evitar demoras a nues_ para los fanáticos indios
tro regreso El pesado cuerpo del buen padre se sintió Pelo la agi1 ación del padre destl UYÓ todo 10 que
molesto Pidió otra vez la cal ta del provisor, la leyó había de cómico en la escena Repuesto de la emo_
hasta el fin salió al cor1edor y consultó con un, her_ ción, nos dijo cl,l!e no regresáramos por el pueblo; que
mano casi tan viejo y lcdondo como él, Y por ultimo había un camino directo pora la antigua ciudad, y
nOS dijo que aguarrlásemos en aquel cuarto y que ocultando la tableta bajo la sotana, salió con paso fir_
él la traería Al salir. mandó a todos los Indios que me, y con una fuerte y segura voz, rápidamente, en
estaban en el. patio, Unos cuarenta o cincuenta, que su pl'opio ininteligible dialecto, llamó a los indios para
fueran al cabildo y diieran al alcalde que enviara que llevaran nuestros caballos, y ordenó al guía que
el guía A los pocos minutos volvió, y abriendo col} nos pusiera en el camino que conducía directamente
algo de miedo los pliegues de su larga sotana saco hacia el molino' El temía que los indios llegaran a
a luz la piedra descubrir nucst~ o he<'ho sacrflego; y cuando miramos
sus estúpidas caras, quedamos muv satisfechos de ir_
Fuentes, hablando de la antigua ciudad dice: 'lHa_ f.OS antes que tal descubrimiento se hiciese, regoci_
cia el occidente de la ciudad hay un pequefto cerro iados más ql1e el padre de poder regresar al molino
<me la domina, sobre el cual existe un pequeño edi_ sin pasar por In población
ficio redondü como de seis pies de altura. en medio No tuvimos más (lue montar y ponernos en camino
del cual hay un pedestal formado de una substancia A milla y media de distancia llegamos al borde de
hl U1ante oarecicla al vidrio, Pe! o cuya exacta calidad l1n inmp:nsCl ~ar"(anco Descendimos a él, yendo ade-
no ha sido :tve!'iguada. Sentados alrededor de esta lante don Saturnino' y al pie, en el otro lado. él se
estructura los jueces oían y juzgaban las causas lle_ detuvo en un angosto pasadizo, apenas del ancho su_
vadas ante ellos, V sus sentencias se ejecutaban en fi",;p:'lte oal:t dar paso a una mllla Esta era la en_
el mismo lugar Antes de ejecutarlas, sin embargo, trada para la antigua ciudad Era un sinuoso camino
era necesario que fuesen confirmadas por el oráculo, a cortado en la falda de un barranco, de veinte o treinta
cuyo fin tres de los iueces dejaban sus asientos y se nies de Pl ofundidad, y no de bastante ancho para dos
di,.i~ían hacia un profundo barranco, donde estaba un ~inetes apareados, y esto continuó hasta la elevada
arlnratorio que contenía una piedra negra transparente, meseta donde estuvo la antigua ciudad de Patinamit
sobe cuya superficie se suponía que la deidad indL
r.aha la suerte del criminal Si la decisión era apro- Esta ciudad floreció con el en un tiempo poderoso
h~da, la sentf'ncia se eiecutaba inmediatamente, si so- reino de los indios kachiqueles Su nombre en su len_
hle la niedra nada analecía. el acusado era nuesto en gua, signüic:J .lla ciudad" También se le llamaba
Fbertad Ec;te orár.ulo también se consultaba en los Tecpán Guatem~la. que, según Vásques, quiere decir
r.R.SOS de ~uell a El obispo Francisco Marroquín, ba- Clla Casa Real ce Guatemala", Y él infiere que esta
biendo tenid<' noticias de esta plancha, mandó C01_ era ia capital dE los reyes kachiqueles; pero Fuentes
t:ula a escuadra, y la consagró para ser colocada en- supone que Tec}Ján Guatemala era el al senal del reino,
cima del altar mayor en la iglesia 'de Tecpán Guate_ y no la 1 esidencia real, cuya honra nertenecía a Gua_
m:tlJ=l Es un:.l piedra de sinl!Ular bp.Hp.za corno dp. IlnJ=l temala, y que la primera se llamaba así por su si_
yarda V media de caca lado" El "l\'¡odern TraveUer'J tuación sobre una eminencia con respecto a la olra.
se refiere a ella como aun ejemplar intelesante del signIficando "aniba" la palabra Tecpán
arte antie:uo": v en 1825 termina, C1podemos espelal, ~pr!líll Fuentes, Patlnamit estaba situada sobre
antes de mucho. recibir alguna más clara infol ma_ una eminc!1cia, ~r !."odeada por un profundo desfila-
ción ne esta niE~dra oráculo" d~ro o foso lIatnral. cuya altura \)erpendicu1ar. desde
El mundo -es decir, las dos clases en que un el nivel de la ciudad, era de más de cien brazas. La
al1tol' 10 dividió una vez, de SUbSCliptOl eS y no subs_ ímica entrada era por una an~osta calzada terminada
Cl intores dp. su obra- el mundo que lea estas págL l)or nos nuel tas com:truidas de piedra chav, una en
nns es deudor a don Saturnino de alguna infOlmaci6n la muralla pxterior y otra en la interior de la ciudad
nñ'r.;ona1 La piedra e.c;taba envuelta v cosida en un El plano de esl8 eminencia se extiende como a tres
pedazo de tela de algodón bien estirada, que parecía milias de lal'go de norte a SUf, y como a dos de an_
~~·~.:e·-ol"·

4S
chul'a de este n oeste El tel1"eno está cubiel to con huen tiempo p31 a paseal con él 80bl e la falda de la
una capa de dura arcilla como de tres cU81los de yal da Joma hacia ~n 11:'a babia un amplio edificio pal a rc_
de espesOl Hada un lado del área se encuentran los cibh el glanc, y abajo de él un inmenso depósito para
1 estos de un magnífico edificio, pelfectamente cua_ agua dmante la estación seca, pelO que no daba el
dI acto que mirle por cada lado cien pasos, constl uido lesultado apetecido El molino tenía siete juegos de
de pi~dlas labradas extremadamente bien unidas; en_ mueias y babaj,mdo noche y día, molía de setenta a
íl ente del edificio hay una espaciosa plaza, en uno de noventa negases (fanegas) de biga en veinticuatro
cuyos lados se encuentran las 1 uinas de un suntuoso 0018S, siendn c1da negas (fanega) de seis auobas de
palacio, e inmediatos a él están los cimientos de va- veinticinco Fbras Los indios acall ean el t¡jgo, cada
: ias casas Un foso de tres yardas de hondo COlre de uno t011Ja !!lm piedl a y hace su plopia molida, pagando
nOl te a Sur a través de la ciudad, teniendo un p8la- un real, docf> y medio centavos, pOl negas por el uso
peto de albañilel in que se levanta como a una ymda del molino La halina vale ahededor de tres y medio
de alto E-Tacia el lado oriental de este foso estaban a cuatro dó~ales'por ballil
situadas las ('asar. de los nobles, y del lado o'Puesto las Don Rah'rnino era uno de los mejOl es 110mbl es
viviendas de los maseguales o plebeyos Las calles que jamás hayan existido, pero en paños menores er a
eran, corno todavía pueden verse, dClechas y espa_ tan flnco Ijar todos lados que daba 1 isa POl la no-
ciosas, cruzándo~e unas a otras en ángulos 1 ectos che, cuando se sentaba en la cama con sus delgados
Cuando subimos a la meseta, por alguna distancia blazas emolladoS" en sus delgadas pielnas, y nosotros
no había señ31es. de haber habido allf nunca una ChI_ le leploLmmos el hECho sacrílego de cortal y ablil
dad Muy l)ronto Ufgamos a donde estaba un indio el llapo de algodón, guiñaba sus pequeños ojos, y Mr
que;uando árboles y preparando un pedazo de tClfeno e y yo nos leí":.mos como no nos habíamos leído an_
PSI a sembrar maíz Don Satul nino le rogó que fuel a tel iOl'mellte ('n Cent!."o América
con nosoUos y nos mostrara las ruinas, pela él no Pero en aquella tierra un extlemo seguía inme-
quiso Luego d?spués llegamos a una choza, fuela de diatamente al otro A. mecUa noche fuimos despel_
la cual una niUjer estaba lavando. Le suplicamos que tados de nuesho sueño por ese movimiento que, una
nos acompañase. pero se entró corriendo a la choza vez &entido, jamás puede uno confundido El edificio
Más allá de esto llegamos a un mUlo de piedras, pela se bamboleaba, nuesh ps cr iados en el COIl edor gri_
311 ulnado v ,confusv Amarramos nuestros caballos taban IItemblOl" y )\1"1' C Y yo al mismo tiempo ex_
bala la sombr" de los árboles, y comenzamos a pie la clamamos "¡un terrp.moto!" Nuestros catres estaban
exploración El suelo estaba cubierto con montones de colo<..ados h :'Insversalmellte Por el movimiento on-
1 uinas En tm ~ugar vimos los cimientos de dos casas, dulante de 1« Licua él IOelÓ de un lado para otro y
una de ellas como de cüen pies de lal go por cincuenta yo me fui ciPo cabeza Esta caída me produjo un hondo
de ancho Hacia ciento cuarenta años que Fuentes abatJmiento al cm az6n Di un salto y me lancé a la
había publicado el informe q,e su visita; durante ese puerta Al molnentp. la tielI'a se aquietó Nos sen_
tiempo los indios se habían nevado sobre sus espal_ tamos en la milla de nuestras camas, campal amos
das las piedras para edificar el moderno pueblo de los movimientos y sensaciones, nos acostamos otra vez
'fecpán Guatemala, :" la mano de la ruina no había V dOlmimos hasta la mañana
descansado, PI ~guntamos especialmente por figuras . i\Iuy temprano leanndamos nuestro viaje. Desgla-
esculpidas; nueló!tro guia sabía de dos, V después de cladacentc h mula parda no estaba mejorada QUizás
buscar niucho nos condujo a ellas Yacían en el suelo, se restablecería en unos pocos días, pero nosob os nos
corno de trp.s ui€'s de largo, tan gastadas que no pudi. teníamos tiempo de espel al' Mi primel a mula tam_
mas llegar a c-omprende"rlas. aunque en una se distin_ bién. complada al lnecio de Ulla mirada a la hélmana
guían los ojos ;¡ la nariz d~ un an~mal La posición (le Don Clementina, V que hasta allí había sido el más
dom;'naba una v:sta casi ilimitada, y se encuentra ro- fiel animal, ,,-a iba en decadencia Doti Satmnino me
deada por un inmenso ball'arico, que. confirma la des.- \)freció la suya 'un animal fuel te y osado, a cambio
ctipción que de ella da Fuentes En algunos lugares de la segunda, y la primera la deje atlás, pala que
e-ra e.spantoso· mu'al hacia sus profundidades POl la echaran a loe; potl el os del Padl e· Alcántara Pocas
torIos lados ~ra inaccesible, y lfl única vía para llegar aflicciones hay más grandes en aquel país que la de
a ella era por el estr echo paso por donde nosotl os vel se obligado a abandonar en el camino a estas ex_
enhamos, v su desolación y¡ tuina añadía afIa página pel ¡mentadas y fieles compañeras
a la pe~ada historia de hiS contienoas' humanas, pro_
bando qüe así como en el mundo cuya histolia cono- Hasta Patzúm nuesh o camino siguió lo mismo que
cernos, ta.mbién en éste cuya historia nos es desco_ el día :.IntetiOl Antes de llegar allí, tuvimos dificul_
nocida, la mnno del hombre se ha levantado en conh él. tades COll el equipaje, y dejamos en una choza del ca_
de ~u helmano La solitaria choza indígena es todo mino nuestro único cahe Saliendo de Patzúm hacia
10 olle ahora ocupa el sitio de la antigua ciudad: pela la izquielda nuesho camino se extiende sohre una
el Viernes S:.;nt'J de cada año se verifica una solemne elevada y p'J.IW meseta, y a las diez de la mañana
mocesión de toda la población indígena desde el pue_ llegamos al balde de :un barranco de hes mil pies
blo de Tecpán Guatemala hasta allf' v. según nos de plofundidad, vimos un inmenso abismo a nuestIos
contó nue<;tro ~tIÍR. se oyen en ese dia las campanas Dies y del lado opuesto el alto y plecipitado mUro del
sonando bajo tit~na: . ball'anco Nuesh o camino Se extendía a través de
él Muy al Pli! cipio el descenso era escarpado A
Descendiendo POl el mismo angQsto paso, atrave_ medida que avanzábamos ]a vereda sClpenteaba ho_
samos el ball'ancc v subimos por el oho Jada Nuestro 1) iblemente a lo largo de la orilla del lHecipio, y nos
guía itas pw:~ en el camit~o que esquivaba la pobla- enconflamos con una lecua de mulas en un estrecho
ción. V pal timos al galope Jugm, donde no había espacio para hacerse a un lado
Don Saturnino poseía 105 exhcmos del buen ca- v nos vimos pn Jo. necesidad de legIeSal'. teniendo cUL
ráctel: llane2a, sinceridad, inteligencia V pelseveran_ dado de dmlt's el lado de] balranco Por toda la ba_
da Desde que me enconné con él nos había sido de jada las fuimos encontlando; quizás más de quinientas
la mayor utilidad, pela en este día se soblepuió a sí nos pasman, Cal rada!. con tligo para los molinos, y de
mismo, y estflba tan satisfecho con nosotros que declaró telas para Guatemala Al encuentl o de tantas mu_
que si no fuela por su esposa en Costa Rica, él nos las eal'gadns ron mercancías, peldimos Jos vagos e inde
acoffipaíialía hasta Palenque Tenía él un complO_ finidos temores con que habíamos emplendido el viajé
miso en Guatem·.lla pala un día señalado; cada día que }lar este camino Nos vimos detenidos por ellas más
pas;;aha con nCJsoh'os tl ndlía que deduci1'Jo de su visita a de media hOla y con glan trabajo llegamos al fon~o
sus parientes:, y por sus insistentes 1 uegos habíamos del bananco Un 81'J ayo conía por en medio de él
consentido en. pasar un día eón ellos, aunque un poco y por alguna distancia nuestro camino seguia la co-':
desviados dE' r..uestl'a 1 uta Llegarnos al molino a 11 iente y la ahavesamos treinta o cuarenta veces Los

46
lado~ del hatl'ar~co el a11 de una inmensa elevación de la escalpada Olilla de la laguna, dejando a nuestla
En un lugar raminamos a lo largo de una muralla per_ delecha el camino leal y el pueblo de San AndIés,
pendicular de piedra caliza que humeaba con espon_ llegando súbitamente al balde de la meseta, a dos
tánea combustión mil pies de elcvé),ci6n En la base habia un fé!tU lla_
no que se extendía hasta el agua; y al lado opuesto
A las dote del día comenzamos la ascención del ono inmenso y perpendicular lado de la montaña, ele_
lado opuesto Como a media cuesta nos encontramos vándose a b. misma altura que aquella en que nos
con otra lecua de mulas, con glandes cajas soble sus encontrábamos En medio del llano, escondido entle
lomos lHecipitándose en la bajada de la t;mpinada el follaje, con la tone de la iglesia apenas vIsible,
cuesta Lleaalon hasta nosobos tan repentmamente estaba el puebio de Panachahel Nuestra plimC;Ia
que nuestra~ mulas de cal ga se conflUldieron entre visión de la laguna fp..e de ]0 más hermosa que habla-
ellas, regresaron y se precipitaron hacia abajo de la mos visto jamás. pelo esta la sobrepujaba Todos los
montaña NuestLos mozos loglarOn desenredallas y leq"isitos de lo glande y de lo bello se e.nconuaban
nosobos seguimos subiendo pegados al muro A me- allí, montañas gigantescas, un valle de poética dulzura,
dida que ascenéUamas, y~ celca de la .c.tnn~re y muy laguna y volcanE's, y desde la altura en que nosotros
artiba de nosahos, habla 1 udas fOl hflcaClOnes que estábamos \lna cascada marcando una línea de plata
dominaban el c:lmino por donde subíamos habajosa_ hacia abai~ ele :::us faldas Un gl upo de indios, hom_
mente Este era el puesto fronterizo de' Los Altos, bies ~' mujetes, se:: movían en· fila d~fide .el pie de la
y la posición adóptada por el General Guzmán pal a montanQ. con dirección al pueblo. y se .~I,rab.an como
lechazar la invasión de Carrera Parecía segUla la niños El dpscenso era esc31pado y perpendicular, y,
muelte de cualquier gLUpO de hombres que avanzase al llegar a la llar.ura, la vist~ de los mUlOS de la. mon_
contL'a él; pero Can era envió un destacaméllto de in_ taña era .sublime A. medIda que av~pzáb3;mos el
dios, que treparon el barranco por otro lugar, y lo nano formaba un triángulo con su base sobre la la_
atacalon per l'etagua\ dia Las fOl tificaciones fueron de- gima, las dos fiJas de montañas conver&ían en U11 pun-
tri badas y quemadas demolidas las vallas divisorias tó, y comunicaban pOI un es!J-:eeho desflladClo más allá
V Los A Itas :mexados'a Guatemala Aquí encontramos
a un indio quien confirmó 10 que los a~'IÍeros nos ha_ con el pueblo de San .J\ndres
.....aminandó a traves de una espesa f~~)lest~ dl
bían dich¿, que - el ramina pala Santiago Atitán, el áL boles fl utAles Y de flores, cntramos a la pobla_
lugar de lesidencia de los familiares de don S.atur..... ción y a las tres de la tarde nos dirigimos al conv~~to,
nino era dE' cir co leguas, y exc~sivamente malo, y, El padte era un hombre jove.n, cura de c~aho O CIPo..,.
pala Jiblar del peliglo a nuestras mulas de equipaje, ca pueblos, lieo formal y de 1..nos modal.es.. pero en to.
lesolvimos dpjallas en l~ aldea de Godines, como a das pal tes del mundo las mUjeres son meJ~r~s que los
una milla m6.s 3rt iba La aldea se componia de sólo hombles' su mame y su helmana .nQs l~e.t,blelon C~)l_
tres o cuaba chozas enteramente d~soladas, allí no se dialment'e Ellas estaban angustiadísimas con motIvo
veía a nadie Tuvimos miedo de confiar en nuestros del ultlaje a Quezaltenango Las tropas d~ Cauera h3: w
mozos solamenb'; podían ser asaltados, o robarnos ellos bían pasado por allí en su segreso a Guat\3.mala, y ell9-s
mismos. además no tenían nada para comer Nos en_ temían que las mismas sangrientas escenas se efectUa-
conh ábamos ca~i al fI ente de la laguna de Atitán Era ran en toda la nación Pal te de estas afIentas fue en
imposible, con las mulas !le carga, Ilegal a Santiago conha- de la pelsona de un cura, .Y esto par,eci{l. rom,
Atitán en ese dia, estaba situado sobre el borde íz"... per la única cadena que se supoma q':le los ,guatdab~
quierdo del lago. nuestro cami:no iba a la delecp.a, en sujeción Desgraciadamen~e,~~ nos mform<:? q\le al~l
y convenimo'5 en que don Saturnino seguiría solo, y había- poca o ninguna COmUnICaCIÓn con Santiago Att-
nosotros continuariamos nuestLo camino "directamente tán, y' que no había canoa de este lado p'e la. laguna
a Panachahel (PanaiacheJ), un pueplo a la orilla de_ Nuestla única espelanza de ver, a, don 8atur!lIno aba
recna opuesta " AUtlln, y que atravesaríamos la la- vez era que él sablia .es~o en Atttlan, y que SI ~l1á lJ,a-
gun.a pal a h"cel1e una visita. Se nos informó que allá bia una canoa, la ~nvIarla por nosotros Despues de la
había canoas con ese prop6sito, y nos despedimos de comida con un cuado deJa oasa como guia, ~os epca-
don SatUlnino con la confiada. esperanza de vClle minam~s hacia la laguna. La',~enda se e~tendía a tra_
oira vez al siguiente día en casa de sus parientes; pero vés de un jardín tropical E~ clima ela completamente
ya nunca no~ volvimos a, encontrar distinto del de auíba en la,. meseta, y p~a.n.tas que no
elecelÍan allá flOlecian aqm Zapotes, JQcotes, ~guaw
A las doo; ete la tai de salimos sobre la elevada me_ cates. manzanas, piñas, naranja.s, Y' limones, la~, meJOles
seta que limita ~a·laguna de Atitán En genelal me he frutas de Centro América, se daban :n plofuSl~n,.y. los
abstenido de' intento de dar una idea del espléndido árboles cleeían a una altura de tremta:a tI em~lcmco
paisaje en medio del cual estábamos viajando, pela pies, y de doce a catorce pulgad~s de gl ueso, cl:lltlvados
aquí el omitirlo selfa un pecado ·Desde una eleva- en filas para uscnlos en los techos de las mIselables
ción de tres o cuano mil pies miramos hacia abajo chozas de los indios Bajamos a la laguna hasta unas
sobre una supe' ficie reluciente como una sábana de fuentes termales, tan celca de la aFina que las on~as se
plata fundida, c:!"cundada de rocas y montañas de to_ veltían sable ellas, siendo las pumelas muy caltentes
da íOl ma, algunas estériles, y oh as cubiertas de vel_ y las segundas sumamente frías . '
dar, levantán-dose desde quinientos a cinco 'mil pies de
e.1evación Del lago opuesto, tendido sable la orilla Según HUA,RROS (Juárros), "la laguna de Atitlln
de la la,;una. y 3-parentemente. innacc.esible -por tíell'3, es una de las mas interesantes en el lema Es co~o de
estaba el pueblo de Santiago Atitán, hacia el cual nues_ veiJlticuab o millas de Oliente a Poniente, y de diez de
tro amigo continuaba su camino, situado enhe dos in_ NOlte a SUl enteu¡lmente ladeada de locas y monta-
mensos volc:me!; de ocho a; diez· mil pies de elevaci6n ñas N o hay gl aduación de las profundidades de sus
Más lejos quedaba oho volcán, y todavía más allá oho, bOl des, y su fondo no ha si~o haUa:do cpn una cue~da
más elevarlo qw" todos, con su cima escondida enne de tlescientas blazadas ReCIbe VarlOS nos, y todas las
las nubes No hay hechos histÓlicos enlazados con aguas que descienden de las montañas, pelO no se le
esta laguna; hasta últimamente nosouos no la cono--:- conoce un canal por donde salga esta inmensa cantidad
ciamos ni aun rle nomble, pero ambos estuvimos de de agua Los únicos pescados COSidos en ella son los
acueldo en que aste el a el más espléndido espectáculo cangl ejos y unas especies de pequeños peces casi como
que habíamo5' vlc;to j~más Nos detuvimos y obsel va_ del tamaño del dedo meñique. De estos abundan en
mos las nubes de vapor que cual vellones de lana se tan incontables miríadas que los habitantes de los diez
levantaban de la superficie, moviéndose hacla las mon_ pueblos ahededor se ocupan de la pesca en glan esea-
taiías y haci~ las faldas de los volcanes Descendimos ia".
al principio por un rápido declive, y en seguida poco A esa hala del día, según entendimos que sucede
a poco una clistancia como de tres millas a lo lalgo siempre en esa época del año. densas nubes se cenúan

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sobre las montañas y volcanes, y la laguna se encon- tI o guía, en todo tiempo a violentas ráfagas de viento,
traba violentamente agitada por un fuelte viento del sentíamos muy poco deseo de cruzarla en canoa Ha.
Sudoeste- y como dijo nuestro guía, la laguna está mu~ bría sido espléndido ver allí una tormenta tropical, oÍl
cha brav~. 'Santiago Atitán quedaba casi al lado opues~ el bueno retumbando enhe las montañas, y ver los
to, a una distancia de seis 9 si.ete leguas, y siguiendo rayos relampagueando en la laguna Nos sentamos en
por el irregulal y rnontañoso_ borde de la laguna, desde la playa hasta que el sol desapareció deh ás de las mon-
el punto donde don Saturnino nos dejó, dudábamos que tañas al exh emo del lago. Confundidos con nuestras
él pudiela haber llegado aquella noche Quedaba mu~ contemplaciones había pensamientos de otras y muy
cho más lejos de lo que suponíamos, y con la laguna en distantes escenas, y al obsculecer legresamos al con-
tan estado de agitación, y sujeta, según nos dijo nues_ vento

CAPITULO 10

LA LAGUNA DE ATITAN - CONJETURAS RESPECTO A SU ORIGEN. ETC. - UN PASEO POR, LA


LAGUNA. - UNA PELIGROSA SITUACION. - UNA E'LEVADA FILA DE MONTA>íAS. - ASCENSO A
LAS MONTA:;¡AS - UNA VISTA DOMINANTE - HERMOSA LIJANURA. - UN PUEBLO ELEVADO.-
CABALGANDO A LO LARGO DE LA LAGUNA. - SOLOLA - VISITA A SANTA CRUZ DEL QUICHE.-
PAISAJE EN EL CAMINO. - BARRANCAS. - SAN'!10 TOMAS - LA PICaTA, - LLANURA DEL
QUINCHE. - EL PUEBLO. - LAS RUINAS DEL QUICHE. - SU HISTORIA. - PAISAJE DESOIJADO'. -
UN CURA RISUE&O - DESCRIPCION DE LAS RUINAS. - PIIANO. EL PALACIO REAL - EL LUGAR
DEL SACRIFICIO - UNA. IMAGEN. - DOS CABEZAS. ETC. DESTRUCCION RECIENTE DEL
PALACIO. - UN ARCO.

POl la mañana temprano bajamos otra vez: a la la- ción de MI e hacia runa cascada que se veía sobre n05_
guna No había vapOles sobre el agua y la cima de oh os desde una gran altura de quizá tres o cuatro mil
los volcanes estaba limpia de nubes Miramos con di. pies, cuando nos sentimos sacudidos por una ráfaga que
rección a Santiago Atitán, pero no se divisaba canoa hizo dar vuelta a la canoa y nos arrojó lago adentI o
alguna que viniera por nosotros Nos divertíamos ca_ La canoa estaba sobrecargada y Juan era un remero
zando patos silvestres, pelo sólo pudimos lograr dos en inexperto DUlnte varios minutos lemó con todas sus
tierra, los que después ~contramos de excelentr sabor fuerzas, ejel ciendo todo el poder de sus músculos, pero
De acuerdo con el relato dado por Huarros. las aguas de aún así apenas pudo mantener la proa en línea Mr e
esta laguna son tan frías que en pocos minutos dejan estaba en la popa y yo arrodillado en el fondo de la
yertos e hinchados los miembros d.e todos los qu~ se canoa La falta de runa remada, o un movimiento vaci~
bañan en ella Mas era tan atractIva que determma.. lante al cambiar de lugar, podía hacerla zozobrar; y si
mos arrIes:;al nos y 111 nos quedamos yertos de fria ni la dejábamos ir seriamos arrojados a media laguna y
nuestros miembros se hincharon. Se nos dijo que los echados a la milla. si aca~o, a veinte o treinta millas
habitantes Se bañan allí constantemente; y MI' e per- de distancia, desde donde tendríamos que legresar tre-
maneció largo tiempo en el agua, con ayuda de su sal~ pando por las montañas; y había un peligro peor que
vavidas y sin hacer ejercicio, y no sintió ningún frío éste, pues por la tarde el viento sopla siempr e del otro
extremado Por la total ignorancia que existe con res- lado, y podría lanzarnos otra vez a media laguna Nos-
pecto a la geoglafía y geología de aq1.lel país, puede otros veíamos a las gentes que nos mÍ! aban desde la
ser que el relato de su insondable profundidad, y la playa y que se hacían a cada instante más pequeñas,
ausencia de un desaguadelo visible, sea tan infundado pero ellas no podían auxiliarnos En todas nuestras
como el de la frialdad de s.u~ aguas. dificultades, no habíamos tenido ninguna que llegara
<lEl Viajero Moderno", lefiriéndose a la necesidad tan repentina e inesperadamente, o que pareciera más
de información específica con respecto a su elevación, amenazante Apenas halía diez minutos que nos en_
y atlas circunstancias con las cuales forjar una conje- contrábamos parados ttanquilamente en la playa. y si
tura relativa a su origen, y a la probable comunica. el viento hubiera persistido cinco minutos más, ignoro
ción de sus aguas con algÚn oh o depósito, establece lo qUe habría sido de nosotros; pero afo! tunadamente
que "los peces que contiene son los mismos que se en~ calmó Juan lecobró su enelgía y haciendo un gran
cuentran en la laguna de Amatitán", y plegunta: "¿No esfuelzo nos condujo al abrigo de un elevado promon~
podlá haber allí alguna comunicación entre estas lagu~ torio, más allá de donde el viento nos arrojó primero,
nas, a lo menos entre la insondable y el Volcán de A- y a los pocos minutos llegamos a tierra
gua? Se nos dijo que la mohara (mojalla), el pez pOl Ya habíamos tenido lo suficiente de laguna, el tiern
R

el cual tiene fama la laguna de Amatitán en aquel país, po era precioso y dispusimos emprender la m31cha des-
ho se encontraba, por cierto, en la laguna de Atitán; pués de a]mt1elzo y cabalgar cuatro leguas hasta So-
así que por ]0 menos, sobre esta base, no hay razón pa- lolá Tomamos otro mozo a quien e] padre lecomendó
la suponer una comunicación entre las dos lagunas como un bobón, O gran bobo Los dos primeros esta-
Con respecto a alguna conexión con el Volcán de Agua, ban de punta, y con tal trío no habría mucho peliglO
si el relato de TOlquemada es cíer to, la inundación de que hicielan alguna combinación Al cargar las mulas
agua del volcán no fue causada por una el upción, sino empezaron a pelem, Bobón en cuenta Desde que sa-
por una acumulación de agua en una cavidad de la cima, limos, don SatUlnino había vigilado esta operación, y
y por consiguiente, el volcitn no tiene potencia de agua sin él todo se hacía mal Una mula dejó ir par te 'de su
subtell ánea La elevación de esta laguna nunca ha caIga en el patio, y nosotros no fOlmábamos más que
sido tomada, y la totalidad de esta legión del país in- l1n desconsolado gl upo al consider ar la larga jornada
vita la atención del viajero científico que teníamos por delante Desde el pueblo nuestr o ca.
Mienh as qUe nos vestíamos, Juan, uno de nuestros mino se extendía alrededor del lago, hasta el lugar de
mozos, encontró una canoa pOI la playa Era una oblon- la montaña opuesta que se cierra en el llano de Pana.
ga "pÍlagua" tosca y desvencijada, hecha para solo chahel Aquí comenzamos la ascención DUl ante aL
una pelsona; pelO la laguna estaba tan mansa que un gún tiempo la vereda dominaba runa vista de la pobla-
tablón pmecía suficiente Nos metimos en ella, y Juan ción y el llano; pero poco a poco nos apartamos de ella,
la empujó y remó A medida que avanzábamos las y después de una hOla de ascenso llegamos arriba del
montañosas orillas del lago Se elevaban majestuosa~ lago, caminando una cm ta distancia sobre el balde, Con
mente ante nosotros; y yo acababa de llamar la aten~ oha inmensa fila de montañas a nuestro frente, intel~

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ceptando en la cima el salto de agua que habíamos vis- guiente muy deseoso de lespetal su pasapOl te, quien
to desde la canoa Muy pronto comenzamos a ascen- me dijo que allí había menos excitación que en algUnos
del' la senda iba fOlmando zigzags y dominaba alter_ ohos pueblos, me plometió envial el equipaje con una
nativamente una pelspectiva del llano y de la laguna segma custodia al cOllegidor de Totonicapán, y nos dio
El ascenso era teuible para las mulas con carga, pues una carta para su colega en Santa CIUZ del Quiché
había algunos lugares con gladas coItadas en la piedla A nuestro legreso tuvimos noticia que una señora
como de una escalela. Cada vez que mirábamos la la_ había mandado a buscarnos Su casa quedaba en la es~
guna era con una vista difelente A las cuaba de la quina de la plaza Era ella una chapetona de la vieja
tarde, mirando hacia atrás sobre las elevadas filas de España, de donde había salido con su esposo desde hacía
montañas que habíamos cruzado, vimos los glandes voL treinta años, con motivo de las gueuBs En tiempo de
canes de Agua y de Fuego Seis volcanes teníamos a la última invasión de Can era, su hijo, que ela alcalde
la vista al mismo tiempo, cuaba de ellos aHíba de diez mayor, huyó Si lo hubieran captulado lo fusilan La
mil, y dos de casi quince mil pies de elevación l\'1il an_ esposa de su hijo estaba con ella Ellas no tenían no w

do hacia el lago divisamos una canoa, tan pequeña que ticias de él, pero como había huído con dirección a Mé~
parecía un simple punto sobre el agua, y, según supu- xico, suponían que estalÍa en alguna pobladón flonte-
simos, quizá la enviada para nosotros pOl nuestto ami- liza, y quelÍan que nosobos lleválamos cartas pala él
go don Saturnino Cuatl o días más tarde, después de y que le infOlmáramos de la condición en que ellas se
desviarnos y leglesando al camino leal, encontré una encontraban Su casa había sido saqueada y ellas esta w

carta de él dirigida a ~IEl Ministro de Nueva York en ll


, ban muy afligidas. Este ela abo ejemplo de los que
la que decía que había enconbado el camino tan dificil constantemente nos salían a} paso, de los efectos de la
que le había SOlpleridido la noche viéndose en la nece- gueua civil Insistían en que permaneeiésep10s en su
sidad de paral tres leguas más acá de Atitán Al lle_ casa toda la noche, lo que, además del intelés que ellas
gar a ese lugar supo que la canoa estaba de su lado en tenían, a nosotros no nos d}sgutaba hacerlo por nuestra
la laguna, pela que los balqueros no quisielon Cl uzalla plopia conveniencia El paraje estaba a Valías miles
hasta que el viento de la tarde se levantal a La cal ta de pies más elevado que donde habíamos dOl mido la
había sido esclita después dellegreso de la canoa, y :te~ noche anterior, y la temperatura fría e invelnal en le_
mitida por coneo con dos días de viaje, suplicándonos lación Las hamacas, nueshas únicas camas, elan inú~
que regresáramos y ofreciéndome como SObOlI10 una tiles por oiel to Ni siquiera había SOpOI tes en el cabiL
magnífica mula, la cual, en nueshas zumbas pOI el ca_ do pala colgadas. A la mañana siguiente las mulas
mino, afitmaba él que ela mejor que mi macho POI estaban todas encogidas por el frío, con el pelo elÍzado,
dos veces el rastro de las mulas casi nos condujo a la y mi pobre caballo estaba tan friolento qu~ apenas po-
caída de las cataratas, y la última vez que llegamos día mOvelse Al llegar había llamado la atención y el
arriba de la laguna miramos hacia abajo un llano aún alcalde quelÍa comprármelo Por la mañana me dijo
más hermoso que el du Panachahel Dhectamente abajo que, como estaba acostumbrado a un clima cálido, el
de nosotlos, a una inmensa distancia pero elevándose caballo no podlía sopOltar el viaje a través de las COl-
el mismo a mil quinientos o dos mil pies, estaba un pue- dillelas, lo que fue confirmado POI varias personas des-
blo, con su iglesia a la vista, y parecía como si nosob os interesadas a quienes apeló. Xo casi so.speché de él
pudiéramos arrojarle una piedra hacia abajo sobre el que le hubiera hecho algún daño al caballo pala obli-
techo IDesde el momento que esta laguna apaleció ante garme a dejarlo Sin embargo, al moverlo en el sol,
nosobos hasta que la dejamos de ver, nuestro viaje pOI sus miemblos Se ablandmon, y lo echamos por delante
sus cercanías presentó la más admirable combinación Con los mozos y el equipaje, y la prometida escolta, pa-
de bellez'as que ninguna otra legión vista por mi jaw ra Totonicapán, recomendado al corregidor
más La última subida nos llevó una hOla y hes cuar-
tos Como viejos caminanjes, la habríamos evitado si A las nueve menos cual to nas despedimos de las
hubiera habido oho camino; pero una vez emplendida señoras que nos hospedalon tan bondadosamente, y, con
no la hubiéramos dejado por nada del mundo Muy el encalgo de las cartas y mensajes para su hijo y es_
planto divisamos Solalá En los arrabales había indios poso l espectivamente, salimos con Bobón para Santa
bOlrachos palados en línea, y se quitaban sus viejos CI uz del Quiché A poca distancia de la población nos
peiates (sombrelos de paja) con ambas manos Ela día enconhamos de nuevo soble una cumble que domina
domingo, y las campanas de la iglesia tocaban a víspe- una vista del lago y de l? 5i11a; la última, y, según
ras, se disparaban cohetes, y una plocesión, encabezada pensamos, la más h§ mosa de todas. A una legua de
con violines, ostentaba alrededor de la plazal a imagen distancia cambiamos el camino leal por un estrecho ca~
de un santo a caballo, vestido como un arlequín Al mino de henadula, y plonto entramos a un llano bien
lado opuesto del cabildo el alcalde, con una tUl ba de cultivado, pasamos un bosque lible de al bustos y ma-
mestizos, jugaba a los gallos. leza, como un bosque en nuestra tierl a, y seguimos el
CU1SO de una helmosa corriente De nuevo salimos a
La población está situada SObl e los elevados bOl des una féltíl11anula, y en valios lugares vimos glUpOS de
de la laguna de Amatitán, (léase Atitán), y como a cien árboles en nlen<l florescencia La atmósfela estaba
yardas de ella toda el agua ela visible Amallé mi ca- transpalente, y, ('amo en un día de otoño en nuestra pa-
ballo al poste donde ataban a los leos para azotarlos, y, tlia, el sol ~c m'Jstlaba ale.gle y vigOlizante
glacias al pasapOl te de Canela, el alcalde mandó pOI A las doce del día encontramos algunos indios, quie-
saca te, hubo un cual to bania en el cabildo, y Ofl eció nes nos dijelon que Santo Tomás estaba a hes leguas
mandarnos cena de su propia casa Hacía como diez de distancia, y cinco minutos después divisamos la po-
días que él estaba en funciones y había sido nombrado blación aparentemente retirada a lo más una milla;
desde la última invasión de Cauela Antiguamente es_ pero nos vimos intellumpidos POI otra inmensa ba-
te lugar el a la l esidencia de la más joven l ama del lina~ I I anca El rlescenso se hacía por una sinuosa vereda
je de los indios kachiqueles en zigzag, pal te de la vía con elevados muros de amw
El a nuestro propósito en este lugar adelantar nues- bes ladoti, 19.11 escalpada que tuvimos necesidad de
ha equipaje pOI el camino leal a Totonicapán, una jOl~ apearnos y andal a pie toda al senda, empujados pOl
nada de un día más allá, mienh as nosoh os lo COl tá- nuesbo pI opio impulso y por el tropel de las mulas de_
bamos en ángulo y visitábamos las ruinas de Santa er uz tI ás de nosotros En el fondo de la barranca había
... del Quiché Los indios de aquel lugal, aún en los tiem- una hel masa corriente, en la que, sofocados por el poL
pos de más quietud, tienen muy mala fama, y nOBoh os va y el sudor, nos paramos a beber Montamos par a
estábq.mos temelosos de oír tales referencias de ellos vadear el arlOYO, y casi inmediatamente nos apeamus
que nos imposibilitaran ir al1á Canela había dejado de nuevo para subir del lado opuesto de la ballanCa
una gualnición de soldados en Solalá, y nosohos visi_ Esto era aún más difícil que el descenso y cuando lle-
tamos al comandante, un hombre muy COl tés, al que se gamos a la cumbre parecía tener Íles buenas leguas
suponía desafecto al gobielno de Canela, y de con~i. Pasamos a la derecha por otra espantosa ball anca, COl'-

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tada por una altiplanicie, y cabalgando muy celca a lo cOlledor hasta una espaciosa habitación, e hicimos ba-
lalgo de sus bOl des mhamos para abajo haüia un abis- jar las mulas POl aba gladelÍa a una patio cÍlculado
mo de dos o hes mil pies, y pronto llegamos a Santv pOl un alto muro de piedla Este convento fue el plÍ-
Tomás Una multitud de indios se enconhaba leunida mela eligido en el país POI los frailes Dominicos y da-
en la plaza, bien vestidos con tlaje pardo, y con largos taba desde el tiempo de Alvalaclo Fue construido en·
y negros cabellos, sin sombrero Todos los habitantes teramente de piedra, con macizos mUlOS, y cOlledores,
eran indios No había ni un solo homble blanco en el pavimentos y patio, suficientemenie sólidos par a una
lugm, ni alguno que pudiese hablar en español, salvo fOltaleza,pclo la mayOl parte de sus habitaciones se en
un viejo mestizo que ela el secretalio del alcalde Lle- contraban desoladas o llenas con desperdicios, una ser_
gamos a caballo hasta el cabildo y amallamos nuestras vía pala saeate, aba para el maíZ', y oha preparada co-
mulas flente a la puerta de la cálcel Grupos de catas rno gallinero para las aves de coHal El padle se había
villanes e;,¡tahan fijas en las ball as de las ventanas ido a oho pueblo, sus habitaciones estaban cenadas, y
Preguntamos por el alcalde, le plesentamos el pasapOI_ a nosotros se nos mosÍló uoa contigua, como de treinta
te de Carrera, y pedimos sacaie. huevos y frijoles pala pies en cuadro, y casi de la misma altura, con pisos y
nosohos, y un guía para el Quiché Mientras se conse~ paIedes de piedla, y completamente vacía a excepción
guían éstos, el alcalde y cuantos alguaciles pudielon en_ de un quebrantado y curtido militar en un lincón, que
conhar lugm, sentáronse silenciosamente en un banco reglesaba de las campañas en México Como nosotros
ocupado por nosohos Al frente se encontraba una nue- no habíamos traído oha cosa más que nuestros ponchos,
va picota (whipping-posi). No se habló ni una palabla; y las noches en aquella región son sumamente frías, no
pero llevaron a un hombre junto a ella, con los pies y estábamos muy dispuestos a dormir sobre el piso de
las muñecas bien amarrados, y lo elevar on con una piedla, y con el sirviente indio del padle nos fuimos a
cuelda que pasaba por una ;ranUla en la punta del pos- donde el alcalde, quien, debido al poder del pasapor te
te Le desnudaron las espaldas y un alguacil, con un de Canera, nos proporcionó la sala de audiencia del
fuelte látigo de cnero en mano, se paló a su izquierdo cabildo, la cual tenía en un extremo Una elevada pla-
Cada golpe dejaba una lista azul que levantaba un taforma con una balanda, una mesa y dos largos bancos
veldugón, del cual brotaba la sangre que le eSCUllía Con lespaldo alto Contigua quedaba la cárcel, que ela
por la espalda El poble homble lanzaba gritos de solamente un espacio cenado pOl cuatro paredes altas
agonía En seguida y en la misma forma esth aran a de piedra, sin techo, y lleno con más del acostumbrado
un. muchacho Al primer latigazo, .con un espantoso númelo de criminales, algunos de ellos, según vimos a
alarido sacudió violentamente los pies para sacallos de través de la reja, estaban tendidos en el suelo, con unoS
las cuerdas, y parecía que volaba haüia la punta del pocos trapos para cublirse, tiritando de flÍo El alcal-
poste Lo asegUl310n nuevamente y lo azotaron hasta de nos proporcionó la cena y prometió conseguirnos un
que el alcalde se dio por satisfechQ Esta era una de guía para las ruinas I
las leformas instituidas pOl el gobierno cenhal de Gua- Po la mañana temprano, con un mestizo almado
temala El pal tido liberal había abolido este 1 esíduo con una lalga espada guacaluda, quien nos aconsejó
de la baibarie; pela durante el último mes a solicitud que l1eválamos nuestras armas, pues dijo que no debía-
de los propios indios, y en consecución del plan general mos confiar de los habitantes, salirnos pala las luinas
pala lestaular los antiguos usos y _costumbres, nuevas A corta distancia pasamos otra inmensa bananca, en
picotas se habían levantado en todos los pueblos Ni la cual, pocas noches antes, un indio, perseguido POl los
uno solo de los seles brutales que estaban alIede.dOl pa- alguacHes, o cayó o se a11 ajó al abismo de mil qui~
recía tener la más leve compasión por las víctimas En~ nientos pies de profundidad haciéndose pedazos Co~
tre lOS af:C'ioTlact...:s había varios criminales, a quienes mo a una milla distante de la población llegamos a una
habíamos observado paseando por la plaza encadena_ hilera de elevaciones, que se extendía a gran distancia
dos, y entre ellos un hombre y una mujer harapientos, unida por un Jaso, que hablÍa evidentemente fOlmado
con la eabeza descubielta, con lalgos cabellos cayéll- la línea de fortificaciones de la ciudad en r uinas Es~
dales sobre los ojos, encadenados junios de una mano taban formadas por los lestos de los edificios de pie-
y un pie, con fuertes barras entle sí para mantenerlos dÜl, plobablemente tOlres, estando las piedras bien cor-
a distancia uno del abo Eran malido y mujer, quie~ tadas y caídas en conjunto, y la masa de escomblos al-
nes, por vivir separados, habían ofendido el sentimien- rededor abundante en pedernales pala puntas de fle-
to mOlal de' la comunidad. El castigo parecía un ver- chas Enil e ; sta línea había una elevación, que surgía
dadero refinamiento de la clueldad, pero mientras du- más imponente a medida que nos acercábamos, cuadra_
lara sería un medio efectivo de prevenÍl una lepetición da con terraplenes, y que tenía en el centro una tone,
de tal ofensa co~ una altUI a total de ciento veinte pies. Ascendimos
por gradas a tres espacios de terraplenes, y al llegar
A las tres y media del a tal de, con un alguacil co_ a la pal te alta entrarnos a una superficie limitada pOI
rriendo por delante de nosotros y con Bobón trotando -muros de piedra, y cubierta con cemento endurecido, en
por detrás, emprendimos la malcha de nuevo, y cru_ muchos lugales todavía pelfecto. De ahí subimos por
zando una planicie suavemente ondulada, con la falúa gladas de piedra hasta encima de la tone, toda ella
de una loma a lo Jejos y hada la izqui€lda helmosa- cubier ia con estuco, y levantada como una fOl taleza
mente cubiel ta de bosques, y que nos traía a la memo~ a la entrada de la gl.an ciudad de Utatlán, la capital del
lia los paisajes de nuestra tierra, excepto que a la iz- Ieino de los indios quichés
quierda había oha inmensa bananca, COn glandes árbo-
les, cuyas copas se encontraban a dos mil pies abajo de De acuerdo con Fuentes, el cronista del leino de
nosotros. Dejando un pueblo a la derecha, pasamos Guatemala, los leyes del Quiché y Kachiquéles eran
una pequeña laguna, Crll:?1amoS un bauanco y subimos descendientes de los indios toltecas, quienes, cuando lIe_
a la llanma del Quiché. A alguna distancia hacia la galon a este país, lo enconhalOn ya habitado por gen_
izquierda se encuentran las 1 uinas de la antigua ciudad, tes de diferentes naciones Según el manuscrito de don
la en oho tiempo grande y opulenta capital de Utatlán, Juan Tones, nieto del último rey del Quiché, qUe esta-
COl te de los nativos leyes del Quiché, y la más suntuo~ ha en podel del teniente-general designado pOI Pedro
sa descubiel ia pOl los españoles en esta sección de AH de Alvmado, y que Fuentes dice habedo obtenido pOI
mélica Era un sitio digno de sel la lesidencia de un medio del Padle Francisco V~squez, historiado}, de la
linaje de reyes Pasamos por en medio de dos lagu_ orden de San Francisco, los mismos toltecas descendían
netas, cabalgamos hasta la población, pasando, como del linaje de Israel, quienes fuelon libertados pOI Moisés
de costumbl e, al convento, situado al costado de la igle~ de la tiranía de Féuaón, y después de ah aVCSflr el Mar
sia, palando al pie de una elevada escalera de gradas Rojo, cayeron en la idolahía Pala evitar la reploba-
de piedra Un indio viejo que estaba en el abio nos dón de Mni:::{.s, o por temor de que se les impusieIa al-
dijo que pasmamos adelante, y nosotros espoleando gún castigo, separálonse de él y de sus heunanos, y bao
nuesh as mulas subimos pOl las gr adas, pasamos por el jo la dirección de Tanub, su jefe, pasal on de un conti u

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nente al atto hasta un lugar que denominaron las siete Matalon a Balam Acan y catOlce mil indios quedaron
cavernas, un~ parte del "reino de México, donde funda_ muertos en el campo
lon la célebre ciudad de Tula De Tanub dependen la5 La guena fue proseguida P01' el sucesor de Balam,
familias de los 1 eyes de Tala y del Quiché, y el primer y Zutugilebpop sufrió tan SeVelQS reveses que cayó en
monarca de los toltecas Nimaquiché, el quinto 1 ey de desaliento y murió. La guerra se prolongó hasta la
ese linaje, y más amado q!Je ninguno d~ sus anteceso- época de Kicah Tanub, quien, después de Una sangrien-
les, fue dirigido por un oraculo para sal~r de ~la,. con ta lucha, ledujo a los zutugiles y kachiqueles al yugo
su pueblo que POl.' este tiempo ya. se habla mulhpl~cado de los reyes del Quiché Por .este tiempo el reino de los
glandemeilte, Y lo c0!1dui? del reino dE! ~éxico al de quichés había alcanzado su más grande esplendor, sien-
Guatemala .En la eJecucl0n d~ este VlaJe emplealon do esto c0rUemporáneo de aqueI¡a era exlraOldinalÍa en
muchos años suflieron penalidades extlaOl'di.naüas, dis· la historia americana: el ~einado de Moutc'l.uma y la
curriendo sobre una inmensa región del país) hasta que invasión de los españoles Los reyes de México y del
descubrieron la l<tguna de Atitán, y resolvieron esta- Quiché reconocían los lazos de parentesco y, en un ma_
blecelse en sus celcanías en un país que denominaron nuscrito de diez y seis hojas en cuarto, conservado POl
Quiché los indios de San Andrés Xecul, se relata que cuando
Montezuma fue hecho prisionero, envió un embajador
Nimaquiché estaba .a~o~pañado pOI sus hes herm!1- secreto a Kicah Tanub, iníOlmándole que algunos hom..
nos y convinieron en dlvldrrse entre ellos el nuevo p.31S bIes blancos habían atribndo a Su'i dominios y héchole
N~aquiché murió; su hijo Axcopil ,llegó a ser el Jefe la guena con tal impetuosidad que todo el poder de su
de los quichés, kachiqueles y zutugl1e~, y estaba a l~ gente fue jncap~z de resistirlas; que él Se encontraba
cabeza de su nación cuando se establecIeron en el QU1. prisionero, l'odeado de guardias; y habiendo oído que ern
ché siendo el plimer mona1"ca que reinó en Utatlán la intención de sus invasOl':es,. pasar hasta el reino del
Baj~ su dominio la monarquía se elevó a un alto gt a.. Quiché, le enviaba noticias de tal designio, pa~a que
do 'de esplendol Para relevarse a sí mismo de algu.. Kicah Tanub pudiera estar preparad\) para oponelseles
nas de las fatigas de la -administraoión, designó a trece Al recibir este aviso, el rey del Quiché hizo llegar a cua~
cap~tanes o gobernadores, y ~ una edad muy av:an~ada tu> jóvenes adivinos, a quienes O1'denó que le dijeran
dividió su imperio en tres remos, a sabeI: el QUlche, el cuál sería el resultado de esta invasión Ellos pidieron
Kachiquel, y el Zutugil, reteniendo..el primelo ,para si tiempo iJara dar sus respuestas; y, tomando sus arcos,
mismo y dando el segundo a su hiJO mayor Jmtemal, dispalalon algunas flechas contra una foca, pela, ob-
y el tercelo al más joven Acxigual Esta división se ve.. servando que ninguna impresión habían hecho sobre
rificó en un día en que tres soles fueron visibles al mis· ella, regresaron muy apenados, y dijeron al rey que no
mo tiempo, cuya extraordinaria circunstancia, dice el había medio de evitar el desastre; los hombres blancos
manuscrito, ha inducido a alIDmas pe1'sonas a creer que ciertamente !05 conquistanan Kicah, no satisfecho, en
fue hecha el dia del nacimiento de nuestro Salvador vió pOI los sacerdotesJ deseoso de obtener su ?l?inión
Hubo diez y siete reyes toltecas que reinaron en Uta. SObl e este in portante asunto; y ellos, por la slll1e.s tra
tlán la capital del Quiché, cuyos nombres han llegado condÍcióll Ofl cierta !)iedra traída por SUS antecesaroes
a la' postelidad, pero son tan difkiles de transetibir que de Egipto, quP repentinamente se habia partido en .dos,
yo daré por concedido que el lector está fa,miliazilado predijeron la ruina inevitable del reino Por este bem-
con ellos. po él recibjQ ip,forme del arribo d~ los espa.ñol~s a los
confines de Soconusco para invadll' su terrItorro; pero
Su historia, 10 mismo que la del hombte en otras sin desmayar' por los augurios de los adivinos o sacer..
pel tes del mundo, es de guerras y derramamiento de dotes, se prepaIó' para 1á. guerra. Envi';l mensajes a. ~03
sangre. Antes de la muer~e de Axcopil sUs hijos estu- reyes' conquistados y jefes bflj9 su dommio" compelien_
vielon en guerla, la que, SIn embargo, fue sosegada por doles a cooperar para la comun defensa; pero" gozoso
su mediación, y durante dos 1 einados prevaleció la paz de lUna OpOl tunidad para rebe~e, &in~cam, el ~ey de
Durante el reinado de Balam Acan,_ el siguiente rey del Guatema~, de<ilaró abiertam~D:te q.ue el era anugo de
Quiché, mientras vivía en gran intimidad y amigable. los teules o dioses, como los espano1es eran ll~mad~s
mente con $lJ. primo Zutugilebpop, rey de los 2:utugiles, por los indios' y el rey de los .utugiles respond16 altl..
éste, abusando de su generosidad, huyó con su hija vamente 9ue él era capaz de ~efender~u lein~, so.lo con-
IxconsQCil; y al mism~ tiempo Iloacab, su pro iente y tra un mas numeroso y menos hambnento ejercIto que
favorito, anebató a Ecselixpua, la sobrina del rey El aquél que estaba pró~mo al Quich~ La irr~tación, el
rapto de Helena n.o produjo má.s guerras y efusión de OlgullO herido, la ~nsle,~ad y la fahga, prodUJeron una
sangre que la llevada de estas dos señorit~s de impro. emermedad que llev6 a la tumba a Tanub en pocos
nunciables nombres. Ba1am Acan era por naturaleza días
un hombre apacible, pero ~l rapto de su hija era unQ
rol enta que no tenía perdón Con ochenta mil vetera- Su hijo Tecum Untan le sucedió en los honores e
nos, y él mismo en el escuadrón central, ataviado con inquietudes Al poco tiempo se recibió aviso que el Ca·
tres diademas y otros reales ornamentos, conducido pilán (Alvarado) y sus teul... bablan marchado a poner
en un opulento sitial, espléndidamente decorado con sitio a XeJabuh (ahora Quezaltenango), después de la
oro, esmeraldas y otras piedras preciosas, en hombros de capital la ciudad inás grande del Quiché .En ,aquella
los nobles de su corte, marchó contra Zutugilebpop, en~ época tenía dentro de sus murOs ~enta mil hombres;
contrándole Con sesenta mil hombres, comandados por pero tal era la fama de los españoles que Tecum Ull?-an
lloacab, su general el). jefe y cómplice La más san· determinó aetldir en su au~lio, A))andonó la capItal
glienta batalla jamás reñida en el país tuvo lugar; el por la entrada en que nos hallábamos, conducido en su
campo quedó tan completamente legado con sangre que litela en hombros de los principales varones de su reino,
ni una hoja de yerba se podia ver. Por largo tiempo la y precedido por la música de flautas, cornetas y tambo-
victoria pareció indecisa, hasta que por fin lloacab ca~ 1 es y de setenta mil hombres, comandados por su gene:..
y6 muerto y Balam Acan quedó dueño del campó Pe- HÜ' Ahzob, su teniente Ahzumanché, el gran escudelo
ro la campaña no ter,minó aquf. Balam Acan, con trein. Ahpocob, otlos dignatarios con nombres todavía más
ta mil veteranos bajo su mando pelsonal y otlos dm¡ difíciles, y nUlÍlelosos cortesanos que pOlta,ban palasoles
cuerpos de tlf~inta mil cada uno, encontró de nuevo a y abanicos de plumas para la comodidad de la real per_
Zutugilebpop con cuarenta mil de sus propios guelre.. sona. Un inmenso número de indios cargadores le se..
lOS y cualenta mil auxiliares Este fue denotado y es. guian con el bágaje y plovisiones En la populasa ciu...
capó de noche. Balam Acan le pelsiguió y logró alcan.. dad de Totonlcapán el ejército fue aumentado a noven-
zalle; pero mientras sus conductores se apresuraban ta mil hómbl es de guerra En Quezaltenango se le unie·
con él a lo más recio del combate, resbalaron y lo p1'C- Ion diez jefes más, bien armados y sU! tidos de provi..
cipitaron en tierra En estos momentos ZutugilebQO]J sioneS, ostentando todas las vistosas insignias de su 1 an-
avanzaba con un escogido cue1po de diez mil lancelos go, y asistidos por veinticuatro mil soldados En el mis.

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me lugar fue lefOlzado POl cumenta y seis mil más. habitaciones pata las mañanas, tal des y noches En
adOlnados con plumas de difelentes colores, y con almas linO de los salones se elevaba el tIono, bajo cuatro dose-
de toda clase, los jefes atavi~do& con pieles de leones. les de plumas; y en esta porción del palacio Se encon-
de tigres y de OSOl!. co~o senales de ~t! bl~VUla y de haba la tesOlelÍa, bibunales de justicia, aunerÍa pa-
aguetridas ploezas. Tecun Umán leumo baJo sus ban~ jalelas y jaldines zoológicos La cualta y quinta ldivi_
del as en el llano de Tzaccapa doscientos tIeinta mil sión elan ocupadas por la leina y las concubinas leales
gueuelos, y fortificó su campo con ,una m~.llalla de pie_ con jardines, baños y lugares para la cIÍa de gansos lo~
dlas sueltas incluyendo en su cilcudo vanas montanas cuales se teman pala la producción de plumas pala OI
En el campo habia. varias máquinas militales, fOlma- namentes La sexta y última división ela la lesidenciá
das de maderos sobre ridos, ·proa ser movidos de un lu- de las hijas y otlas mujeles de sang¡e real
gal a abo. Después de una serie de desespelada,s y san- _ Tal es la lelación d~ducida pOI los histOliadOles es~
grientas batallas, los espaÍÍ:0les denotaron este mmen~o panoles d~ !c~ manuscutos compuestos POl algunos de
ejército y entraron a la CiUdad de Xelahuh Los f'l;lgl- los caci9ues que alcanzalon plimelo el ade de escribit
Uvas s~ desplegaron afuera, e hicieron..el último e,sfuel- y. se reflel e que desde Tanub, quien los condujo del an~
zo para rodear y aplastar a los espanoles Tecun U_ nguo al nuevo continente, hasta Tecún Umán hubo un
mán comandaba en p~rs(Jna; tomó por su cuenta .a, ~L linaje de veinte monaIcas. '
varado, le atacó por trE¡s veces brazo a brazo e hl;lO a Alvalado, en viltud de la invitación del ley entló
su caballo¡ pero la últilJla vez Alvalado te tt aspa~o c,on a esta ciudad con su ejélCitoj pero obsel vando l~ fOl ta~
una lanza, matándole en el act.o La fUlla de los mdlOs leza del luga1; que estaba bien ammallado, y lodeado
aumentó hasta la locura; en enormes masas se abalan- por un, plofundo bananco, no teniendo sino dos enba-
zaron sobre los españoles; y, ag81rando las colas ~e los das a el, la -una por una subida de veinticinco gladas y
caballos, plocUlabal\ por m~d.io de la fU~I.za atroJal al la oha por una calzoada, y ambas extremadamente ~n­
suelo a caballos Y jinetes; pero, en un CrItIco mom~nto. gostas, que las calles elan de insignificante anchula, y
los españoles atacaron en columna cellada, lomplelon las Lasas muy elevadas; que alH no se veían ni a las
las sólidas masas de los quichés, d.errotalon a todo el mujeres ni a los niños, y q]le los indios parecían exci_
ejército, Y mataron, un inmenso n~mero, quedando pOI ~ados, los soldados empezaron a sospechar algún enga
completo dueños del campo. Muy poco,s de lo~ setenta n~. S,:,s temores fueron pronto confirmados por los
dIOS alIado~ de Quezaltenango. quienes descubrielon que
in:
mil que salieron de la capital con .T~cun ,U":lan regle-
salon; y, sin esperanza de pod~r, !eSlstIr mas 4 em p? POI el p,:,eblo mtentaba aquella -noche incendiar su capital,
la fuelza, recuuieron a la b.alclOll En un ~ons7Jo de y m~enbas las llamas se elevaran, aIlojalse soble los
guerla congtegado en Utatlán por el l~Y, q:nnal:uvalut, espanoJes con grandes masas de hombles escondidós en
hijo y sucesor de Tecún Umán, de~ermmose enVlal una las inmediaciones, matándolos a todos Estas nuevas se
embajada a Alvalado, con un vallqso Ples7nte. de o~o~ encontraron confOlmes con los movimientos de los uta-
solicitando su peldón, prometiél1:dole obedIencIa, e ~n­ Uecos; y al examinar las casas los españoles descubrie-
vitando a los españoles a la caplt~l. A los pocos dlas lon 9.ue allí no había pleparadas provisiones para ob-
Alvarado, con su ejército, envanec1dC?s ante la perspec- sequIarles, como se les h,abfa prometido, sinQ 'que por
tiva de una terminaci6n de esta sangllenta gue118, acamo todas pSI tes habia una cantidad de leña seca y liviana
:5:' otro~ ,combustib~es Alvalado convo¡;ó en seguida a
palon sobre el llano sus ~,hclales, manIfestando ante ellos su peliglOsa si-
Esta fue la prim~la apaFiCi~n ,de extranjeros. en tuaclOn l y la ulgente necesidad de letiralse del lugal,
Utatlán, la ·capital del gran lemO mdlge,na, cuyas lumas y pletextando ante el rey y sus caciques qúé sus caba_
temamos a la vista, en ~n tiempo }a ~as populosa y ~­ Uos estarían mejor en. campo abiel;to reuniéronse las
pulenta ciudad, no S919 del Q.1.;iche, sm.o de tod.o. e,lleI.. hopas, y sin ninguna apariencia de al~rma, marchalon
no de Guatemala Según ~~ntes, q~llen la Y~Slto con en buen orden hasta el llano El ley, con fingida cor
el objeto de recoger inforroaclOn, Y qUlen leumO sus, da- tesia.. los acompañó, y Alvalado, aplovechando la opor:
tos en pro te por las ruinas y en p31 te por manusclltos, tunidad l le hizo prision€lo, y después del exarhE!'ll y
estaba lodeada por \in plofundo bauanco que: formaba pI ucba dé 5'U traición: le ahorcó en el mismo lugar (1)
un foso natural) dejando solaIllente dos cam.mos muy PelO ni la muerte de Tecún, ni la ignominiosa ejecu-
angostos como entladas, estando ambos tan bl~n d,efen- ción de su hijo pudielon subyugar el feroz ·espÍlitu de
didos por la fOI taleza de Resgu,ardo, que la hac18n mex- lqs quichés Brotó una nueva ebullición de animosidad
pugnable El centro de la ciu~d estaba ocupado por y de 1 abia. Se velificó un ataque general' sobre los
el palacio leal el cual se encontraba lodeado por las espaúoles; pelo léb braYUla y. disciplina españolas au-
lesidencias de·'la nobl~z~, l.as iuillas las habitaban los mentalon con el peligro; y ~espués de una espantosa
plebeyos; y alguna idea pueae fo~ mal se de su vasta po; ~es~l ucción causada poi la. artillería y los caballos, los
blación por el hecho, antes menclOn.ado, que el ley saco mdlOS abandonIDon un campo cubiel to con sus muel tos
de ella no menos de setenta y <!os mIl hombres p~n~ opo- y Utatliu:t, la'capital, con todos los dominios del QuiChé'
nelse a los españoles. Contenta rp.uchos y muy sun~uo_ cayó en las manos de Alvarado y de los' españoles "
sos edificios, siendo ,el má~ sob.el bl.c!' de todos un semma~
lio donde de cinco ,a s,els mIl muos se educaban por Mientlas nosotros nos enconhábamos sobre las lui-
cu¿nta del tesoro tea1 , ~l casti119 de,¡a Atalaya era unA nas de la fortaleza de Resgualdo, el inmenso llanb con-
notable estructura, de cuatIo pisos de <;lUO, y capaz d.~ saglado por la última resistencia de un valeroso" pue
proporcionaralojamie:nto a una muy, podelosa gttalm- blo, se extendía a nuestra vista glande y helmoso, la:
ción La fortaleza de Resgua~ do el a de una altuI a de vadas ya sus manchas de sangre, y sonriente de fel ti-
c,inco pisos. extendié.ndose <;iento ochenta pasos 'Por E?l li~ad, pelO entelamente desolad~. Nuest¡;o guía, apo-
fl ente, y doscientos treinta en el f~nd9 El gran a1ca~ yandose SOble- su espada en el area de abajo, ela la
Z31" o palacio de los leyes del QUlcl}.e, soblepasaba a única pelsona a la vista. Pero muy pronto Bobón i11-
cualquier otro edificio; y en la opinión de TOlquemada, tI odujo a un extraño, que llegaba dando traspiés bajo
podia competir en opulencia con el de Montezuma en un quitasol de seda roja. hablando a Bobón y mhándo~
México o el de los Incas en Cuzco. El flente se exten- nos a nosotros Conoci~os que era. el cura y bajamos
día a trescientos setenta y seis .pasos geoJ?é~icos de a enconnade, Se rió al vernos buscando a tientas el
01 iente a Poniente, y era de seteclent!'s y vemtIocho pa.. camino para bajar; poco.a, poc~ su risa s~ hizo contagio.
sos de fondo Estaba constI uido con pieclras cantea~ sa, y al encontrarnos nos· leinios todos Juntos De le_
das de varios colores Tenía seis divisiones püncipales pente se paró, pareciendo muy circunspecto, quitóse la
La plimera contenía habitaciones para un numeroso bufanda y limpiándose el sudor del rostro sacó un pa-
cuerpo de lanceros, alqQe¡os y ouas tlopas, que constL quete de cigaITOs, sonrió, los volvió a meter, sacó otro
tuían la leal guardia dé honor El segundo estaba des~ como él dIjo. de habaneras y pi cguntó qué noticias ha~
tinado a los prlnclpes y familiares del rey; y el tercero bía de España.
pala el mismo monarca, contenienclo distintas series de El tI aje de nuestro amigo estaba, tan lejos de lo cle-

52
ücal como sus modales, es decü: un sombIeIo negIo y mente desh uído. y los mateliales han sido llevados
lushoso de ala ancha, una viejja levita negla que le para ccUfü:ar la población actual En p3l te, sin em-
llegaba a los talones, lushosa de tanto uso, y pantalo~ bargo, 'el pi:o.o rtel manece entel o, con fragmentos de
Hes pOI el estilo; una <;:haqueta listada! un c.h~leco, ca_ las paledes div i s01ias, así que el plano de las habita-
luisa de franela y debaJO una de aJgodoD,_ qUlzas lavada Ciones, puede -distinguÍ1se clalr..mente Este piso eS
cuando se afeitó la última vez, algunas semanas antes de un dUlO C'enu'nto, cl cual, aunqne año has aÍlo ha
Se lió de núestla llegada a ver las luinas, y dijo que él sido lavado pOl las Íl. undaciones de la estación lluvio-
se habia leido enounemente cuando las viq pm vez plL sa, está fuel te y durable como piedra Las pal edes
meila Ela de la vieja España, había visto la batalla de íntfjlioH~S estaban cubiertas con yeso de la más fina
'rIafalgar, mirándola desde las cumbIes en la playa y calidad, y en las esquinas c1~nde habíarr estado mé-
se leia siemple que la haía a la memoüa'; la escuadlu nos expuestas, roe veían los lestos de los colores, sin
ü;ancesa había sido volada hasta los ciclos y la espa- duela, todo el intcliOl había sido Olnamentado con pin-
ñola eOIl i6 la misma suel te; mat.aron a Lord Nelson tUlas Ploducia una extraña sensaci6n andar sable el
-todo pOl la gloria- él no podía menos que leÍlse Ha~ piso dc aquel d~stechado palacio, y pensar en aquel
bía salido de España pala liblalse de las gueuas y le- rey que salié de alli a la cabeza de setenta mil hom-
voluciones: aquí todos nos, leímos a un tiempo; se hizo }JleS pala repele:r a los invasOles de su imperio Maíz
a la vela con veinte frailes Dominicos; un Clucelo fran- estal)a cleciendo enhe las luinas El campo Cla uti-
cés le hizo fuego obligándole a desembalcat en Jamai_ li~a:do 'por una. hmilia indígena que pl ctendia ser des-
ca: aquí nos leímos ona vez, consiguió un convoy in- cendiente rle la ('asa lcaL En un lugar cstaba una de-
glés pala Ofüoa a donde llegó cuando estallaba una le_ solada choza, ocupada por ellos dUl ante la épQca de Ja
volución; y habiéndose encontrado toda su vida en llle- siembra y cosecha del maíz: Oontiguo al palacio que-
dio de levoluciones estaba ahOla mejOl que nunca A~ daba unaglail plaza, también cubierta con cemento
quí todos nos leímos sin podeuios contenel Su propia endurecido en cuyb cenbo estaban los restos de una
risa ela tan jocosa y explesiva que se hacía completa- fuente
mente iuesistibJe En veldad, nosobos no estábamos La pal te m~s lmpol ta1lÍe que pel inanece de estas
dispuestos a lesisthla, y a' la meclia hOla ya élamos tan 1 uinas es la que aparece en el grabado, la cual es
íntimos como si nos hubiésemos conocido de rnuc1los llamada El Sac\ificatotLo. o lugar de los saclificios
años allás El mundo ela nuestlo blanco y nos leía. (Fig NQ 4) Es una estructUla de piedl'a~cuadlangular,
mos de él ahozmente. Salvo de la iglesia, había pocas de 66 pies a c~da lado de la base, y elevándose en for-
cosas de las que el CUla no se rieHlj pelo la política era ma phamidal a una altma, en sus actuales cond~ciones,
su tema favolito El estaba a favOl de MOIa2:án, o de de lt einta y tl es pies En tres de sUS costados hay
Cauela, o del Demonio: "vamos adelante", ela su divi. una hilera de gl'adas en medio, cada glada de diez y
sa; se reía de bJdos Si nos hubiélamos sepalado de siete puIgad:'.s ;le alto y de no más de ocho pulgadas
él entonces, siemple le habríamos lecordado como el en la paIt~ de au¡ba lo qu~ les d<:t un~ il~clinac!ón ta,o
CUla lisueño; pela en ulteliOles lelaciOlles enconhamos ! ápida que al d<'lscender se hace necesaIlO algun CUI-
en él tal vena de sano entelldimiento y eludición, y, dado En las esquinas tiene cuatro sostenes de piedra
aislado como vivía, estaba tan íntimamente, infolmado canteada disminuyendo de tamaño según las ctimensio~
de la situación del país y de todos los hombI e¡:; pú.bli- nes del éuadlo, 'y al parecer destinadC!§ a soportar Ja
cos, y como:melO obselvador, sus puntos de vista el,an estructura SoL' e el costado que mha al Occidente no
tan conectas y su sátila tan aguda, aunque sin malicia, tiene gladas, pero la superficie es lisa y c~bielta con
que nosotros le mejolamos el titJ,.t1o y le llamamos, el estuco, gtis a consecuencia d.e la larga eXPOSIción Ro~­
filósofo risueño. piendo un poquito las esquinas notamos que tenia dl-
Habiendo teJ rnin~do nuestras obsel vaciones en es- fCl entes cap2.S de estuco, indudablemente puestas en
te lugar, f'.e~ando de reír de alguna nueva grandeza o ifistintas épocas; y que todas habían sido ol'nam~nta­
€:xtravaganc.ia 'drl m\mdo, pasada, presente o por ve- das con fieeras pint"das En un lugar descubnmos
Jlir, ocuuida a nosotros, descendimos por una t:stre- pal te del cuelpo de un leopal do, bien dibujado y en
cha senda, atravesamos un bflrIanCO y enttamos a una colOles
meseta donde estuvo el palacio y la parte principal dE: El 1 emate de El SaCI ¡[ieatorío está destruido y
ja ciudad 1\1'1' Cathel'wood y yo plincipiamos e;"am.F arruinado, pCIO no cabe duda que en un tiempo so·
nando y midiendo las l'uinas, y. el padre nos seguIa, }l.~­ portó un altar ¡para aquellos sacrificios de víctimas
blando y déndcse todo el tiempo; y cua.t;1(lo ,n.os en,:, humanas que hOll'olizaball aún a los españoles, Ape-
contLábamos sobre algún lugar elevado, fuera de su nas había lugar en él para le altar y los saCel dotes
rllCance, sent~ba a Bob6n a sus pic~, habláridole de AI- oficiantes y pala ·el ídolo ti quien se hacían las oflen-
vaLsdo y de Moctezuma, y de la hija del ley de Tec- das Todo quedaba a plena vista del pueblo que se
pán Guatemala, y de libros y manuscritos en el con~ encontraba al pie.
vento; todo Jo cual Bobón escuchaba sin co~prE:nclel Los bárharo~ minist10s subían a la víctima ente-
nna palabla ni mov('r un músculo, mirándole dil'ec.ta- l amente desnuda, señalando al idolo al cual se dedi~
mente al lostrv y lespondiendo a su prolongada y caba el sacrificio, para que el pueblo le pudiese bibu-
suave lisa con 1111 rer petuosn HSi, Señor" tal' su adoración y en seguida extendíanla sobre el al-
El plano en la división del último grabado mar- tall Tenía éstE' una superficie convexa, y el cuerpo
caclo A, lepresenta h fotografía del terreno, en el ca- de la víctJma peI mapecía arqueado, con el tl onco ha-
lazón de Ja ciudad, que estaba ocupado por el palacio cia aniba y ]a cabeza y los pies pma abaio Cuatro
y oh os edificios de la 1 eal casa del Quiché (Fig NQ 3) sacerdotes sujp.t!Jbanle las piel nas y Jos brazos, y ob'o
Está ladeado por una inmensa lJarranca, y la única en- ' -le inantenia fh me la cabeza con un instI umento de
ti acta se hace POl aquella pai te del ban anco por donde madela que ten!a la forma de llna S~l piente enroscada.
naBab os llegamos, y la cual está defendida por la fOl ta_ ,p{lraj,evitar ..tue hiciese. el. más leve moyimiento El
Ieza ya menciona:da, mal cada B en el gl abado (Fig NO 'mincípal sact~ld:,te se aproximaba entonces, y con un
3) El cUla nos señaló una parte del barranco, la cual, cuchillo de t)ed(~rnal le hacia una abertUl a en el ue-
diio, según un antiguo manus~rito que antes existía en cho, V. íe ariancaba ~l corRlón. el cual. tódav[a palpi-
el convento, pero ahora llevado a otra pal te, era arti- 'tante, lo j~unola"'a al sol. Elnoiándolo en seguida a los
ficial, y para hacerla se haMan emple;ldo cualenta mil "ies del ídolo !,i el ídoTo era gigantesco Y hueco, se
hombl es a un mismo tiempo acostumbl aba in1roducirle el corazón de la vlctima en
Toda la supel fieie estaba ~ntiguamente ocupada la boca c.on una CUCral a de ofO Sí la víctima' era un
por el palacio, el seminalio, y otros edificios de la leal "i-¡síonero de guen-a. tan pronto como se le sacrifica·
casa del Quiché, que ah al a yacen en su mayor pal te ba le cDItaban ~a cabeza para preservar el cráneo, y
en confusa €' informes masas de ruinas El palacio, al rojaban el CUPl'pO por las gadas hasta abajo, de don-
como el cOfa nos: dijo, con sus patios y conedores, que de lo recQgía e. oficial o el soldado a quien peltenecia
en un tiempo cLbríar'! todo el diámeho, está completa- el prisionero, y 10 llevaba a su casa para ves~

53
tillo y que shviela de divelsión a sus amigos Si no to hasta el j(udin ~l estaba entonces lecién llegado
era un prisionero de guerra, sino un esclavo comprado de los palacios de España, y dijo que le parecía como
para el sacrificio. el dueño se llevaba el cuerpo con si se encontrase otra vez en ellos. Poco después de su
igual propósito Al traer a la memoria las bárbaras anibo, fué h~llada una pequeña imagen de oro y remi-
escenas de que el lugar había sido teatro, parece justa tida a Zerabia, presidente de Guatemala, quien man-
la sentencia que el sangriento altar hubiera sido de- dó de la capita1 en busca del tesoro escondido. En
rribado y la raza de sus ministros aniquilada. este registro destruyeron el palacio; los indios, excita-
Era una fortuna para nosotros, en la agitada situa- dos por la destrucción de su antigua capital, se levan~
ción del paí~" que no fuese necesario dedicar mucho taran, y ampnazaron con matar a los trabajadores a
tiempo al ex?men de las ruinas En 1834 se había Ve- menos que salieI an de la región; yana ser por esto,
rificado una perfecta exploración por encargo del go~ dijo el cura todas las piedras habrian sido arrasadas
bierno de Guatemala Don Miguel Rivera y Maestre, hasta el suelo. Los indios del Quiché tienen en todo
un caballero distinguido por sus aficiones científicas y tiempo mala reputación; en Guatemala siemple se ha-
anticuarías, fué El comisionado, y bondadosamente me blaba de ellos como de un peligroso lugar para ser
proporcionó una copia de su informe manuscrito para visitado; y el p9:dre nos dijo que ellos miraban cQn
el gobierno, trar.scrito por él mismo Este informe es desconfianza a éualquier extranjero que llegara a las
completo y esmerado, y no dudo que es el resultado ruinas En esos momentos estaban ellos en estado de
de un cuidadoso examen; pero no se refiere a ningún general agitación; y acercándose a nosotros nos dijo
objeto de intf'réc; salvo aquellos que ya he mencionado que en el pueblo estaban de punta con los mestizos,
Ellogr6, sin embargo, la efigie de la cual aparece una dispuestos a degollados, y que a pesar de todos sus es-
vista de frente y otra de lado en el grabado opuesto, fuerzos apenas había podido detener un levantamien·
y que sin haberme atrevido a expresar mi deseo de to y matanza general Aun esta información nos la
obte¡l~rla él bondadosamente me la dió Está becha dió con una risotada Le preguntamos si abrigaba te-
de barro 'calcinado, muy duro, y con la superficie tan mores por si mic;mo Dijo que no; que él era quelÍdo
bruñida como si fuera esmaltada. Tiene doce pulga· por los indios; Que h .. bía pasado la mayor parte de su
das de alto y el interior es hueco, inclusive los brazos vida entre ellos: y que todavía los padres estaban se-
y 1M piernas En su informe al gobierno, don Mi- guros: los inoios los consideraban casi como santos Y
guel lo llamaba Cabuahuil. o sea una de las deidades aquí Se rió Carrera estaba de parte de ellos; pero
de los antiguos habitantes del Quiché Ignoro bajo que si se les ponia en contra habría tiempo para huír
qué autoridad !p ha dado él este nombr.~, pero a. ~i Esto fué dicho y recibido con estrepitosas risotadas; y
no me parece improbable que su sUposiclOn es vendi- mientras más serio era el asunto, más ruidosas eran
S3, y que a esta vasijc. ~~ barro víctimas humanas han nuestras carcajadas Durante todo ese tiempo, el pa·
sido ofrecidas en sacrifICIO dre hizo continuas referencias a libros y manuscritos,
Las cabezas que están en el gla~ado me las d~6 el dando a conocet estudios anticuarios V profunda eru~
cura. (Fig N9 5) Sop de ~arro COCIdo; la de ~b~JO es dición
hueca y la de arriba es sólIda, con una superflcle pu- Debajo de uno de los edificios había una entrada
lida Son duras como la piedra y en manufactura comM que los indios llamaban una cueva, y por la cual de-
parabIes con figuras del mismo material fabricadas por cían ellos que se podía llegar a México en una hora
artistas de nuestros días Yo me arragtré por debajo. y encontré un techo de
arco ovijal formado por piedras saledizas colocadfl<:;
En nuestra investigación de antigüedades, noso~ unas sable otras, pero me impidieron su exploración
tras consideramos este lugar importante, por el hecho por la falta de luz y el padre gritándome que era la
de que su historia es conocida y su fecha está deterw época de los tentblores; y él se rió más de 10 acostum~
minada Est~.ba en su máximo esplendor cuando Al,. braáo al ver la precipitación con que salí; pero de 1 e·
varado lo conquistó Demuestra el carácter de los edi- pente se paró y agarrándose los pantalones brincaba
ficios que construían los indios en aquella época, y en por todos .lados gritando, "una culebra, una culebra"
sus ruinas se confirman los brillantes relatos dados El guia y Bobón corrieron en su auxilio, y por un sim-
por Cortés y sus compañeros del esplendor y ostento ple procedimiento, pero con gran respeto, trabajando
en los edilicios de México. El punto hacia el cual diM uno de cada lado, se pusieron en buen camino de ase-
rigiamos nuestra atención era a descubrir alguna se- gurar a la intru'5a; pero el padre no podía estarse quie-
mejanza con la13 ruinas de Copán y Quíriguá; pero to, y con su' agitación y desosíego se desabrochó los
nosotros no hallamos estatuas, o imágenes esculpidas, pantalones y salió a luz un abultado saltamontes Mien_
d jeroglíficos. nI pudimos tener noticia que alguno se tras Bobón y ·el guía. sin una sola sonrisa, lo restable-
hubiese encontrado alll jamás. Si hubiera habido alll cían poniendo c3da botón en sU lugar, nosotros termi-
tales evidelll'ias habríamos considerado estas reliquias nábamos con ur:a desenfrenada risotada a la memoria
la obra de algún pueblo de la misma raza, pero en au- de los desapazeddos habitantes y para todo sentimien M

sencia de talps testimonios Cl"eemOS que Copán y Qui- to relacionado con las ruinas de una gran ciudad
liguá fueron ciudades de otra raza y de una época mu- e uando regresamos a la población, el padre señaló
cho más remota sobre la llanura la dirección de cuatro caminos, que
El padre nos refirió que treinta años antes. cuan- conducen, y que según él todavía están abiertos, a Mé-
do él lo vió por vez primera, el palacio estaba comple- xico, Tecpán Gvatemala, Los Altos y Vera Paz

CAPITULO 11
EL !N'fERIOR DE UN CONVENTO - EL AVE REAL DEL QUlCRE - LENGUAS INDlGENAS. - EL
PADRE NUESTRO EN LENGUA QUlCRE. - GUARISMOS EN L,~ l\lISMA LENGUA - IGLESIA DEL
QUlCRE - SUPERSTICIONES INDlGENAS. - OTRA CIUDAD EN RUINAS. - TIERRA DE GUERRA.
_ LOS ABOIUGENES. - SU CONVERSION AL CRISTIANIbl\IO - ELLOS JAMAS FUERON CONQUlS·
TADO,;, - UNA CIUDAD HABITADA _ TRADICION INDIGF.NA CON RESPETO A ESTA CIUDAD. -
PROBABLEl\lENTE NUNCA HA SIDO VISITADA POR LOS BLANCOS - PRESENTA UN MAGNIFICO
CAMPO PARA FUTURAS EMPRESAS. - NUESTRA PARTIDA - SAN PEDRO. - LA VIRTUD DE UN
PASAPORTE. - UN ASCENSO DIFICIL. - PAISAJE EN LA MON'fA"<A. - TOTONICAPAN. - UNA EX.
CELENTE COMIDA - UN CAMPO DE ARBOLES. - LLEGADA A QUEZAL· TENANGO.
Ya €la tarde cuando regresamos al convento El to, para evitar que las mujeres echalan dentro las co-
buen padre !ie lnmentaba de no haber estado en casa sas en confusión Cuando entramos se hallaba en al'.
cuando llegamos. y dijo que él siempre cerraba su cual' den. como él lo llamaba; pero este orden era de una

54
ciase que no hay palabl3S pala desclibirlo La habita~
r
Hcolahuh, Quince.
clón contenía una mesa sillas y dos canapes, pero ahí Uaelaht1h, Diez y seis.
no había un hlgf.T desoc~pado ni aún sobre la mesa pa- Velahuh, Diez y siete.
ra sentarse ;J prl a poner el sombrero. Cada lugar se Uapxaeluhub, Diez y ocho.
encotluaba estorbado por distintas cosas, de las cua- Belehnlahuh, Diez y nueve
les cuatro botel1as, una ampolleta de mostaza y otra Huuinat, Veinte.
de aceite, p('dazcs de. carne, tazas, platos, una ,salsel a, Huuinachun, Veintiúno.
un gran terrón c.e azucaro un paquete de sal, mmerales Huuillaehlahuh, Treinta.
y grandes piedras, cáscaras, arte!actos de .~lfareria, ca-
laveras, queso, libros y manuscrItos tamblen formaban Caninac, Cuarenta.
part€:. En un estante sobre su cam~ eS,taban ~os que. Lahuh Raxcal, Cincuenta
zales disecados, el ave real del QUlche, la mas bella Oxcal. Sesenta
entre las que vuelal1, tan Olgullosa de su cola que con~­ Lahuh Uhumuoh. Selenl•.
h'uyc su nicl.o con dos aberturas, para el1:~ar y salir Humuoh, Ochenta.
sin volverse y cuyas plumas no ela permItldo que se Lahuh Rocal, Noventa.
U3aran salvó por la familia real OeaJ, Cien.
En medio de esta confusión, una esquina d~ la me_ Otoe Rox Ocob, Un Mil.
sa fue desocupacla para comer La conVelSaClÓl1 COl:>--
tinuó en la Plisma no interrumpida corriente de sabI- ::;i hay alguna al.alogía enhe esta lengua y la de
duría investigación, sagacidad y sátira de su parte De alguna de nuestras tlibus indígenas, no lo sabré decir.
los a~untos poHticos se hablaba en cuchicheos cuando Para el hombre que no haya llegado al período en
algún criado estaba en las habitaciones. 11na risotad: que unos pocos años se adivinan por sus dientes y ca.
era el comentarlo so'bre cada cosa, y al, anochecer. no.• bellos, no sé de otro lugar donde, si el país se tran..
e~tcontrábamos nbismados en los misterIOs de la lusto. quiliza, pued:m rasarse algunos años con mayor pro.
1 ia indígena v0cho que en Santa Cruz del Quiché, estudiando, por
Además de Ja lengua mexicana o azteca habl~da medio de su lengua., el carácter y la historia tradicio·
por los indio:::: pipiles v. lo largo de la costa del PacíflCo, nal de los indios; porque aquí todavía existe,_ en mu_
existen veinticuatro dialectos peculiares de Gu~te~ala chos respectos, un pueblo primitivo no cambiado por
Aunque al?,unas vece~, llevando tan J!lar,cada slmllitu.d el tiempo y apes:ado a los USos y costumbres de sus
en algunos de sps modismos; que los ludIOS de una tri- antepasados, y aunqup el esplendor y magnificencia de
bu pueden entender a los de las otras, en general los los templos, la ostentación y pompa de las ceremonias
padres, despu.és de afias de residencia, pueden h~blal leligiosas, afecta su ruda imaginación, nos dijo ~l pa-
únicamente la lenguá de la tribu entre .Ia cual. Vlven dre que:, sus corazones estaban llenos de supersticiones
Esta diversidad de lenguas me ha pareCld~ un !nsuP~ y touavía idólatras; que tenían sus ídolos en las mon-
rabIe impeditnento en el camino de cualqt.pera, InvestI- taílas y barrancas, y que en silencio y secretamente
gación completa y para el estudio de la hIstorIa Y tra_ practicaban los ritos recibidos de sus antepasados El
dICiones indígentis; pero el cura, profundo en todo lo Se vda cOllsheúido a tolerados, y allí estaba una prue_
relativo a lo~ indios, nos dijo que el quiché era la len- ba que müaba todos los días La iglesia.del Quiché
gua madre v que familiarizándose con ella, las otras está edificada de Oriente a Occidente. Al entrar a
fácilmente' ':iP ;apl~ndcn Si esto es verídico, que.da a- cUa para ví~rert1s los indios siempre se inclinan hacia
bierto un nuevo y el más interesante campo de tnves· el poniente t>n reverencia al ocaso del sol Nos refirió,
tigadón Durante tu.do mi viaje" 8;ún en Guat~mala, atiemás, lo cuall'equíere confirmación y que fuéramos
no pude conseguir nInguna gramabca. de un. dUllecto bastante curiosos para juzgar por nosotros mismos, Que
indígena, ni ningún manuscrito Yo hICe varios voca- en una cu~va inmediata a un pueblo circunvecino había
bularios, los cuales no he pensado que yalgan la 'Pena calaveras mucho más grandes que el tamaño natural
de publicarse: pero el padre tenia un lIbro prepa,r~do y que eran ven€! adas con supersticiosa reverencia por
por alguno de lus primeros padres para el culto. dIVInO los indios. El las había visto y atestiguaba sus gigan-
en la iglesia del cual prometió hacer una copla paI a tescas ctitn('nsiones Que una vez puso una moneda en
mí y remWrla a un amigo en Guatemala y del que yo la entrada de la cueva, y un año después encontró que
cop~é el Pad-e Nuestro en lengua quiché Este es co_ todavía eswaha en el mismo lugar, mientras que, dijo
mo sigue: . . él, si la hub~era dejado sobre su mesa, habría desapa.
Caeaban cmeah lae coni vtzah. Vcahaxbzaxle 111a· 1 ecido con el primer indio que. entrara
yih Bila Chipa fa .pa Cam ahauremla Chibantall. A: 'Todos lo~ modalep del padre eran ahora diferentes;
huamla Uaxate Chlyala Chlqueeh hauta Vleus qUeheXl Su aguda scitira "J su. risa habían desaparecido Allí ha-
Caban Chieah. Uaeamic Chiyala. Chiqueeh . bauta bía hastante int{>~··és acerca de los indios para ocupar la
Eihil Caua. Zachnla Cámae quehexi Cacazachbep ou;, mente y excitar la imaginación de quien se reía de
Mee Xemocum Cbicrueeh: moho Estac:hcula maxa Ca. cualquier ot1'a c!:'sa en el mundo; y su entusiasmo, 10
pabic Chupamtah Chibal mac xanare Cohcolta la ha mismo que su risa, era contagioso. No obstante nues.
Vonohel itgel quehe Chucoe. Amén. tI a prisa por llegar a Palenque, sentíamos un vehemen·
te deseo de seguirle.; la huena en la soledad de sus
Añadiré los siguientes números tomados 'del mis~ montañas y plofundos barrancos, V espiarlos en el cum-
mo libro: plhT!Iento de sus idolotricos ritos; pero el padre no nos
dio ningún t'3tíreulo En efecto, él se opuso a que nos
Hun, Uno. demoraramo~ otro dia, aún para visitar la cueva de las
Quieb, Dos, calaveras No se exc-usó por hacernos salir precipita_
DJdb. Tles. damente El vivia en una no interl umpida soledad, en
QnieheIJ. Cuatro. la monótona 1 utina de sus ocupaciones, y la visita de
800&, (,-ineo un €xhaño era ';Jara él un evento de los más placen-
Uacacguil, Seis. t~ros; pero había peli.gro en nuestra permanencia Los
V~uib, Siete indios se encontraban en un estado de efervescencia:
Uahxalqnib, Ocho. estaban ya ir.quidendo par~ qué habíamos llegado y él
Beleheb, Nueve. no podlÍa rt>sponder por nuestra seguridad Dentro de
Lahuh, Diez. pocos meses, quh'ás, podría haber pasado la excitación,
Hulahuh. Onoe y entonces pod"íamos regresar, Amaba las materias
Cahlahuh. Doce. en que estábamos interesados, y se unÍlÍa a nosobos
Dxlahnh, Treee en todas· nuestras expediciones y nos ayudaría con to
Cahlahuh, Catoree da su influencia -

55
y los conocimientos del padre no estaban confin~­ E3tado de CWapas) está ocupada por Candones Oacan_
dos a su iI.mcdiéLta vE'cindad Su plimer curato había dones) o indios rin bautismo, que viven Como sus an-
sido en Cob¿n, en la provincia de Vela Paz, y nos re.. tepasados, sin lcndir vasallaje a los españoles; y el go-
filió que a cuatro leguas de aquc1lugar existia oba an· bIerno de Centro América no pretende ejelcer autOlL
tigua ciudad tan grande como Santa Cruz del Quiché, dad alguna sobre elos Pero el asunto que nos exci-
dcsi12rta y deso!~da, y casi tan pelfecta como cuando t6 fue la aserción del padre que, a cuatl o días de ca_
fue ('.vacuadrl por sus habitantes El había vagado por mino para México, del otro lado de la gran sierl ai exis-
sus silenciosas c:!.lles y sobre' sus gigantescos edliicios, tia una cbd~d habitada) grande y populosa, ocupada
y su palacio se cncontlaba tan completo como el del por mdios, preci!o':am€:nte en la misma condición .en que
Quiché cuando lo vio por vez plimera Se encuentra és- se hallaban antes del descubrImiento de -América. El
ta a doscientés millas de Guatemala, y en un distrito había tenido noticias de ella muchos años antes en el
del país no dístm bade por la guerra; sin embargo, con pueblo de ehajul; y le fue dicho por los aldeanos que
todas nuestras indagaciones, no habíamos oído nada con d~sde la -m:1s alta cima de la sierra, esta ciudad podía
l.eSp0cto a ella y ah0l3, la infounaci6n realmente distlngul1'se cla1 ~mei1te I En aquella época él el a jo~
nos afligía La ida 2. ese lugar ailadiría ochocientll;s ven, y con mucho trabajo trepó hasta la desnuda cum~
millas a nuestto viaj~~ Nuestros planes ya estaban fl- bl e de ja . :iiel'ra, desGe la cual, a una elevación de diez
iados y l1uesh o tiempo limitado; y en aquel país sal- o do~e mil pies, examinó una inmensa planicie que se
vaje y en :m incicI ta condición, teníamos sU'p~lsticiq~os extiende hasta Yucatán y el Golfo de México, y vio a
temores que nos selÍa fatal ellegresar MI ~mpreslOn, una gran distancia una gran; ciudad tendida SObl e un
sirl embalgO de la E::xistencia de tal ciudad, es de lo v'~sto espado. y con torrecillas blancas que relucian al
más vigorcs~ AQrigo la ,más 8ldiente esperanza que sol La ¡elación tradicional de los indios de _Chajul
algún- futúl'o viajclo la visitmá El no oirá hablar de es: que niugím hombre blanco ha, llegado jamás a esta
ella ni aún. en t1uatnmala, y _quizá se le diga que no ciudad; que los habitantes hablan la lengua maya. que
existe A - p~$al' de (¡SO, no le impidan que lB: busque; saben que una ü za de extl anjer.os ha conquistado, todo
y si la encuentra, axperimenta,rá sensaciones que rala el país alrededor y qu.e matan a cualquiel hombre bla,n-
vez caen e-n- r;uel te a un hombre afo¡;tunado ca que fI:1i.ente penetrar a su' territorio Que no tie_
Pela ellJ;.:dl€' noe¡ dijo más: algo que a~mentó nues~ nen moneda ti airo medio circulante; no tienen caba-
ha excitación al más alto glado Haci;¡ el abo lado de lles, ganado, mulas ni otros animales; domésticos ex_
la gl-an fila t1'an~welsal de cOldiUelas se extiende la co- cepto aves, y que a Jos' gallos] los guardan cn sótanos
marca de Vera Paz, en un tiempo J]aInacta Tieua de para evitar que su canto sea oído; - ._
Guell a pOl el belico~o calácter de sus habitantes abo_ Habla una extraña novedad -algo que hería la
rígenes Tre~ veces los esp!1ñoles fuelon rechazad.os ~n imaginación~ en cada paso,de'nuestro viaje por aquel
sus tentativas oora conqmstada Las Casas, vICarIO país el vicjo padre, en el profundo silencio de su semi-
del convento de-la O1.den de los dominicos en la dudad obscmo convento, con su larga levita. negra como Ul1a
de áuatemala lamentando la efusión de sangre causa- toga, y su relampagueante mirada, evocaba la imag~n
da pOl lo que' llamaban la conversión de los indios ~l dl';! los atrevi.1os y resueltos sacerdotes que acompaña_
clistianismo, escribi6 un hatada para probar que la DI- ron a los ej¡;'rcitos; de los conquistadores; Y mientras ex-
vina Providencia hahía instituido la predicación del tendin un mnpa sobre la mesa, y sefialaba en la sierra
Evangelio como el único medio de convC:lsi6n a la fe el lugar a dcr_de habla subido,!y la posición de 1a mis-
Clisttana, que la guel'~a no podría ser hech~. con justi- teriosa ciudRd¡ el interés que despertó en. nosob os fue
cia conba aquf'Hos ,que nunca habían cometIdo nmgu- de lo más vivo que jamás he experimentado Una mi~
na agresión contla los clistianos; )' que hostigar y des. rada a aquelJa ciudad valdría diez años' de una; vida
truir a los indio~ era estorbar el cumplimiento d~ este cotidiana Si él está en lo ciel to, queda un lugat donde
deseado objeto PI edicó esta doctrina desde el púlpi<;" los indios Jl una eiudéld indigena, existen como Cortés v
to y la lefOlzó En asambleas privadas. Mofáronse de Alvarado los eneontraron; hay hombres vivos que pue-
él, lo lidiculiz310n y desdeñosamente le aconsejaban den lesolv~r el misterio que se cierne sobre las ciuda_
que pusiera f'n rráctica su teoría Sin tUl balse por es. des arruinadas de América; quizá quien pueda ir a
ta burla, aceptó la propuesta, escogiendo como campo Copán y leer las inscripciones de sus monumentos Nin-
de sus operaciones la inconquistable comarca denomi- gún asunto más excitante y atractivo preséntasc a mi
nada Tierra de Guelfa, e hizo un arreglo pal a que a p~nsamiento, y le, profunda imp"esi6n de aquella noche
ningün espaf'ol Je fuera permitido residir en aquel te- jamás la olvidaré
HitolÍo clm ante cinco. años Una ve~ convenido ésto, ¿PuedE;. psto ser verdad? Estan90: aho] a selena mi
los dominicos comDu~ierori algunos himnos en lengua razón, yo creo verdacerametite que l1ay al!í mucho cam_
Quiché, descr~hj(ndo la creación del mundo, la caída po para supóñ.er,que 10 que -el padre nos contó es autén-
de· Adán, la redención de la humanidad y los princi- tico De que:la regiCn referida no reconoce al gobier-
pales miste¡ tes qe la vida, pasión y muerte de Nues- no de Guat~mala. que nunca, ha sido explorada y' que
tro Salvador Estos himnos fueron ap~'endldos pOI al_ ningún hornhe blanco na pretendido entrar en ella, yo
gurlOs indios qtm traficaban con los quichés, y un ca- e5toy convf':ncido Por ,otras" vías supimos qUe desde
c'que Pl incip~l de In región, más tarde llamado Don aquella sierra e' a visible una gran ciudad 'en ruinas
JUan. habie-nc1o oídolos cantar, pidió a quienes los re_ y se nos l'f.lfh ió de otra persona que había subido a la
petlan que le explical ail detalladamente el significado cum bre de la sierra, pero que, con motivo de la densa
d~ esa3 tan nUf'vas para él. ,Los indios se excusaron nube que descansaba sobre ~lla, no había podido ver
diciendo que eUros solsmente podrian ser aclarados por nada De todas manelas, la creencla de los aldeanos
los padres que ')1'> las habían enseñado El cacique en- de ChajuI es general y levanta una; curiosidad que
vió a uno de QUS hermanos con muchos presentes, para aide pm velse satisfecha Nosotros ,teníamos un vehe-
rogarles que ,Uet!aran y que le hicieran conocer lo que mente deseo de llegar a la misterio~a ciudad' Ningún
contentan los cantos de los indios comerciantes Un hombre) aÚn qUe!iendo exponer su vida, podria comen-
solo fraile dominico regresó con el embaiador, y el ca- zar la empresa con ~lguna esperanza de triunfo, sin
cÍqUF.:. habienrio ("omprendido IQs mister 10s de la nueva rondar por uro o dos afios por los confines de la región,
fe, quemó sns !dolos y predicó el cristianismo a sus estudiando la le:-gua y el carácter de los indios inme~
propios vasallos Las Casas y otro compafiero se fue_ diat IS, y r~lacionándose can algunos de los nativos
]on en seguida, y, como los ap6stoles de la antigüedad, QuirlÍentos homhres podrían probablemente marchar en
sin alforja ni bárulo. nevaron a cabo lo que no pudie- seg:.tida a la ciudad, y-la invasión sería más iustifica-
ron ¡as armas e!'ipaf'íolas, convirtiendo a la fe cristia. ble que n1nguna de las llevadas a cabo jamás por los
na hna parte de la Tierra de Guerra El resto de esta españoles, p\:yo el -gobierno se encuentra demasiado o_
1 egión nUfOca fQC conquistado, v por estos días la sec- cupado con sus propias' guerra~. y el conocimiento no
ci6n nordeste 11mltMa por la fila de cordilleras y el podría l!lgl'arse c::alvo a precio de sangre Dos jóvenes

56
de buena ¡:onstiiución, que pudielan dispo~le.r de d,neo aún asi se moshalOl, inflexib1es; y sintiéndome más
años liblemente pomían alcanzar buen ~xlto SI el bien dudoso con lespecto al lesultado de las cosas, ha~
objeto ue la f~xp]oración lesultaba una quuncla, e,n l~s blé lal gamerüe de la venganza de Call era, diciéndoles
aglestes escenas de un nuevo e inexplOlado telll,tollo que yo no quedalÍa satisfecho con que los allojma del
existen ohos obietos de interés; pelO si fuese lealldad, puesto, sino que pedilía que les quitala la cabeza de
a más del '51o! ioso estimulo de semejante novedad, ten- una vez D 'SPlié-S de algunos momentos de consu1ta
dlían alguna COba pala lecordal1a: dmante todo ell?S- todos se levantalon pacíficamente: uno de ellos se des-
to de su v:da. En cuanto a los l1esgos, es~os han sIdo pojó de sn umg0 y de su üaje los lestantes emolla-
siempre exagerados, y, en general, el peltglo, se des- Ion la caIga y chándosela sable la deslluda espalda,
cubre con tiempo suficiente para escapar de el ~I~s, cclo!3álOnle el mecapal sable la f1ente y lo hicielon mal
con toda probabilidad, si algún descublirJliento se hlcle - ch.al' a l(;'\ Canela Nosotros 10 seguimos, y el secletaiio
la algún día. éste sería l1ev~do a cabo por l.os padles me lago que le rsclÍhiera a eau el a diciéndole que él
Por lo que toca a n050tros, Intentarlo solos, 19nal antes no ela culpahle de que yo hubiela tenido que eSlJe] al'
de la lengua y con mozos que nos elan un constante y que él mismo halnía sido mi guia si Va no ltubjel~
fasttdio ni síauicra pensar en ello Lo más en que po~ hallaclo otl o A cm ta distancia oh. o a1guacil, por un
ddamo~ pt>nsar seria en una ascención a la cumhlc de camino más cOlto, infclceptó y lelevó al ptimelo y COR
la siena 'ilRra desde allí lanzal~ una mitada sable la llÍan eilos tan ligelo que, sable el áSPCIO camin~ 1l0S-
misteliosa ·cindad- pela teníamos bastantes dificultades atlas no pod¡ UU0S caminar al paso de ellos '
que arrastrar en ~l camino; esto aumentaría diez días a El camino el a ('n vel dad escabroso y áSPCl o más
un viaje que a1n sin ellos, en pelspectiva parecía ya allá ue toda pondreación; y muy plonto llegamos a otlo
casi atel'laclol' durante días la siena podlÍa estar cu- inmenso bau anco, descendiéndolo, y comenzamos un
bielta de nub~s. por aventurar demasiado pC?dl~amos aJeenso dellfl.do opuesto qUe nos ocupó tI es hOI as Por
perderlo todo; Palenque ela nuestro objeto pllnc~pal ~ entIe los claJ'os del bosque miramos hacia abaio pre-
lesoivimos no apartmnos de la luta que nos hablamos CIpicios de mil o c10s mil pies de plofundidad, mientIas
tIazado que la falda de :'a montaña se elevaba aún más sable
A la maiíana siguiente tuvimos un momento dolo_ nosabos Toda ella se cncontIaba 'levestida de lllju~
lOSO con el CUla y éste fue en el instante de la par~ riante veg('t:wión, y aunque escasa de peñascos, ·-la
tida El estaba' entonces tI anquilo y bondadoso" su salvaje grandeza de lus paisajes alpinos_ en cada vuel-
illesistlble r:sa y su entusiasmo habíali desapaleCl(lo ta la pcrspeetiva el a sublime lVIientl'as que suhíamos
Teníamos que pas!':n por un pueblo en ~londe n~s dijo cuconh amos une s pocos inclios que no podían hahlar
que los indios el an malos, pOI cuya lazan nos dIO Ul!a otra lengua que la Illopia, y llegando a la cumbre mi.
calta pma el justicia, y con todo el afecto de su cmazon 1 amus un la~timclo espectáculo de los sel es hechos a
insistió en (me fa acepta! él uno de sus bellos quezales la Íl•.lagen df" Djos: un indio borI3cho Se encontraba
Como es~a ,~la la SemaJ;la Santa, t.uvimos gran di- tendido en el su:?lo, con una hetida de machete en la
ficultad para conseguir un guía Ninguno de los indios cala y lcvolf'&ndose en su sangle; V una mujer eblia
quena salir de Ja población, y el alcalde le dijo a up 1101 anclo SOhl e é! Nuesh os indios se pal al on y les ha-'
alguacil qUf' ~'acala un hombre de la Cálcel pala sel VIl' lJJal on pero nasohos no pudimos entender lo que de_
de O'uía DC,':>llUés de una plática con los huéspedes a dan Como ~ las tres de lá tarde salimos de las sc1vas
tl R\~éS de la Jeja. selecciori31on uno, pero quedó gual~ y muy plonto di.visamos Totonicapán. a una glan c1is M
dado en la p'í"isién hasta el momento de la paltida; en- tanda y mueho más ahajo de nosotl os, sobre una es-
tonces el alguacil ablió la p,uelta y lo dejó salil, pu~ pléndida llanma con una alta meseta por dehás, una
siéronle nUE'stlo rollo de equipaje soble las espaJdas y fila ele montaña.:; elevándose ele la meseta, e irguién_
emlJlendió la marcha El soldado "'cmtido'" nos acom- dose sobre eUas el volcán de Quezaltenango La ciu-
pañe. por una CM ta distancia, y Bobón pasó más ade~ dad estaba extendida sobre un amplio espacio, y los
lunte llevando sable un palo al ave leal del Quiché a~hatados techos de 1as caSas pa1ec{an una enOlme cu_
Atlavcsando el Vano y el ball'anco sobre los cuales es- biCI La intell'Umpida únicamente por el cámpanario de
tuvo edificnda la ciudad, ascendimos una montaña en el la iglesia Descendimos la montaña hasta las lihelas
fondo, dominando una espléndida vista del llano del de una heUllosa C'ouiente, a lo largo de la cual estaban
Quiché. y (~('~cclldiendo por el ohoJado, a una distan- unas indias hwar..do, y siguiéndola, entramos a la ciu-'
~¡a de dos 1('gUHs ll€gamos al puehlo de San Pedlo eled. y nos (ltlÍ~jmos a caSa del conegidor, don José
Una iglesia techada con paja, con una Cl uz al frente, AZtnltia NuesÍ!o equipaje había llegado felizmente, y
~,ta1Ja celcn del camino, y las chozas del pueblo se enM a los pocos minutos. se plesentaron nuestros cliados a
~ontlaban nn peco atrás El padle nos había dicho lccibirnos
'=lue los indio!:: de estC' lugar eraü "n:my malos"; V como Mucho podrta dedrse de Totonicapán como cabece
nuestlo guía a ~u regres9; ten:ÍD que sel enceJ l'ado en la de un delJatt'lmeltto, y lodeada de montañas visi:
la ptislon, pala r"vitarnos la necesidad de parar, hata- bIes por todos lados desde la plaza, pela me detengo
nJOs de incuclllo a que siguiera con nosohos; pela él, solamente para 1 ecordar un evento Desde un princi..;
~lejanc1o caer su earga alpie de la C1UZ IcglesÓ con tal PlO, con las ('alias para los cOll'egidOl es, el pasapOlte
velocidad '1ue df'ié atlás su hmapienta chamatra El de Callela, y la taIta del arzobispo, lluestta camino ha-
justtcia €la un n:estizo, quien mandó llamal al alcalde, bía sido una especie de mmcha triunfal; pero en este
y al punto ('se benemérito botaba hacia abajo con seis lugar nosah os comimos, es decir, tuvimos un banquete
alguaciles, inalchandCl en una 'sola fila, todos con "ata El JectOl d('b~ 1eCOldar que en Costa Rica prometí ya
~n mano. Y a1aviados c0}1 hermosas capas de paño, y el no molestar su atención sino una vez más lefhiéndome
~taie de fiesta pala, la Semana 8ant11 Les dijimos que a tal incidente El n:omento ha llegado, y me conside-
necésitabamos un guía, y los seis pUl tieron pata conse_ lia yo un ingrato si omitiera el menciollilrlo Nos ha
guirjo Como a los diez minutos 1egl esm on en fila, bian tenido E'Spel ando tal vez dos hOl as y no habíamos
{?¿metamente en pI mismo ti ate c;1e antes, diciendo que comido nada en más de doce Habíamos subido pavo-
no habian l1f\dido hallar ninguno, que toda la semana losas monts.ñas, y a las seis de la tarde, plevia invita_
el a tle fiesta y que nadíe quelÍa salir de su casa Les ción con manos y Calas limpias y vestidos de flac nos
hice vol' el l:)asaporte de Cal1<;!l a, y le dije al justicia sentamos con el corregidor Los platos llegaban con l'e M
que debería !l' él mismo, o enviar a uno de sus alguaci- gulalidad y pn correcta sucesión Los criados estaban
1es, y ellos marchm on oh a vez pal'a conseguirlo. Des~ bien ejE-lcitaQos, y nuesho anfitrión hacia los honores
lmés de Ull tr,omento de espera, me dhigí a la cumble como si estuYicfI,e habituado a la misma cosa todos los
de una loma inmediata y los vi sentados abajo, sin du~ días Pero para 11os0i1'os no era así Como Rittmas-
da I?sperando que me fuera Tan pronto como me di- ter Dugald Dalgetty, comíamos muy de prisa y duran-
vismoh lcglesaron todos juntos para repetir que no po~ te un largo tiempo. según su plÍllcipio, juzgándolo co~
dían enCoT~trar 1m guía Les Ofl eeí doble paga, pero mo cJ debel de todo comandante de una fOl taleza, en
toda:; las OCa~lOti(:S que Se le oficzcan, el asegUlaL tan. cultivada tIe maizales ypunteada con numerosos lcba-
tas municiones y ViVf'lCS como sus almacenes puedan ños de c.al nel os, los primelos que veíamos en el país
posiblemente COlltener en ambos lados del camino habfa setos de gigantcsco~
N05 encontr~bamCJs de nuevo sable la linea de ope- áloes. En un paraje contamos arriba de doscientos
raciones dl.: CartEla: el lugar estaba lleno de temOles, en p~ena flOl esccncin En medio de la llanUl al a una
los blancos tembJabal~ POI sus vidas, y yo aconscié a distancia de dos y media leguas, atlavesamos, sobre un
lluestlo anfitdón que saliera del pais y que Se viniera 1 udo puente de troncos, un ancho río, memorable }>ot
a lo:.> Estados Unidos 103 mueltos y heridos aLrojados en él en la batalla
dz Alv8lnóo con los indios quichés, y denominado itRio
A la mañana siguiente nos desayunamos can él, y a de Sangle" Dos leguas más delante llegamos a la
las once del día, mientras se formaba una plocesióJl en vista de Quezaltenango. edificada al pie de una glan fi_
la plaza, salimos para Quezaltenango, descendimos un ha la de montañas s1.1peladas pOi un despedazado volcán
ll'anCO dominanC'o a cada momento una bella perspe_c~ que al aja launa constantemente, y frente a él una pe-
tiva, subimos una montaña, desde la cual mil amos hacia l1ascosa montaña de lava, que, si hubiera tomado su
atrás sobre el lbmo v el pueblo de Totonicaplm, J' al cmso con dirc-ccÍón a la ciudad la halnía sepultado ca
llegal a la cumbre entramos a una espléndida llanura mo a Hercul:mo y Pompeya ' -

CAPITULO 12

QUEZALTENANGO.-SU HISTORIA.-CONVERSION DE SUS HABITANTES AL CRISTIAJi¡IS~IO-AS­


PRCTO DE LA CIUDAD -EL CONVENTO.-LA I"'SURRECCION.~LA~1ARCHA DE CARRERA SOBRE
QUEZALTENANOO.-SU !llANERA DE TRATARA LOS HABITANTES.-PREPARATlVOS PARA LA
SEMANA. SANTA.-LA IGLESIA.-UNA PROCESION. - EL VIERNES SANTO. - CELEBRACION DE LA
RESURRECCION.-LA CEREMONIA DE APERTURA -LA CRUClFICCION. - UN SERMON -EL DES-
CENSO DE LA CRUZ.-LA GRAN PROCESION.-LA IGLESIA DEL CALVARIO-EL CASO DEL CURA
LAS FUENTES TERMALES DE ALMOLONGA.

Nos encontrábamos nuevamente sobre terreno su lugar mabacas de madera A medida que nos a-
clásico Quizá el lector necesita recordar que la ciu- proxhnábamos armados hasta los dientes, la multitud
<lad descansa en el lugar de la antigua Xel'lhuh, la abria paso silenciosamente. Pasamos frente a la
ciudad más grande después de Utatlán en el Quiché puerta de la iglesia y entramos por la puerta grande
La palabra Xelahuh significa "bajo el gobierno de del convento El cura estaab ausente por el mo-
diez", es decir, que la gobernaban diez caciques prin..- mento, pero una señora sirvienta, de aspecto respeta-
cipales l teniendo autoridad cada uno de ellos sobre ble, nos recibió de tal modo que auguraba una buena
ocho mil viviendas, en total ochenta mil, las que con~ lecepcí6n de parte de su amo Se notaba, sin em-
tenian l según Fuentes, más de trescientos mil habitan- bargo, cierto aire de excitaci6n y trepidación ~n toda
tes, quienes, al ser derrotado Tecún Umán por Alva~ la casa y la buena mujer parecIa deseosa de comuni,;.
1 ado, abandonaron la ciudad, huyendo a sus antiguas car aI{;lUnas cosas que le tenían el ánimo inquieto y
fortalezas el volcán Excansel y Cekxak, otra montaña amedrentado
vecina; que los espafioles entraron a la ciudad desier- Después del chocolate pasamos a casa del cone-
ta y que, segUn manuscrito encontrado en el pueblo de gidor, a quien presentamos puestras credenciales y el
San Andrés Xecul, sus videttes capturalon a cuatro pasaporte de Cartera Era él uno de los expulsados
célebres caciques, cuyos nombres, que stn duda re- por Morazán, de muy buena apostura militar, pero,
cuerda el lector, eran Calel Kalek, Ahpopgueham, Ce· según nos dijo, no soldado de profesión; estaba en
lelahan y Celelaboy Cuentan los manuscritos espa- servicio por acidente y muy ansioso de dejar el man-
ñoles que estos caciques se arrodillaron ante Pedro de do; seguramente que SU!; breves servicios no elan una
Alvarado mientras que un sacerdote les expliGaba la ganga para él Nos presentó a don Juan Lavanigna
naturaleza de la fe cristiana, declarando ellos mismos (LavagnJno), un italiano de Génova, expatriado por
estar ya listos para abrazar la leUgión. Dos de ellos la 1 evolución encabezada por el rey actual, entonces
fueron retenidos como rehenes y los otros en"viados a presunto heredero, ]a· cual intentaba colocarlo en el
sus fortalezas, de donde regresaron con multitud de bono: pero quien una vez fuera de esto dejó vilmente
indios dispuestos a ser bautizados, que los sacerdotes, a sus seguidores abandonados a su suerte De qué
rendidos de cansancio, ya no pudieron alzar los brazos modo el signor vino a este lugar, lo ignoro; pero lo
por más tiempo pala seguir la ceremonia elerto es que él no encontró paz, y, si no me equivo..
A medida que nos acercábamos a la chidad, siete co, estaba tan ansioso de salir de allí como cuando
tOll'es de iglesIa hac(an ver que la religIón adoptada salió de Génova.
con tanta precipitación aún no habia muerto A los A nuestro regreso al convento encontramos al
pocos minutos nos encontrábamos dentro de la ciudad cura, tIttien nos di6 personalmente la bienvenida que
Las calles estaban hermosamente pavimentadas y las 110S habia prometido su ama - Con él estaba un in-
casas eran de una arqtlitectura pintoresca, el cabildo dio de aspecto respetable, que tenía el título de go-
tenía. dos pisos y un corredor La catedt:q~l con su bernador y que era el alcalde indfgena; y fué algo
fachada ricamente decorada era grande e Imponente. singular el que una hora después de nuestro arribo a
La plaza estaba pavimentada con piedra y tenía en el Quezaltenango, hubiéramos conocítio a las cuatro víc-
centro una preciosa fuente, con una magnifica vista timas sobrevivientes de la ira de Carrera, que hablan
del volcán V de las montañas alrededor Era la vís- escapada milagrosamente de la muerte y cuyas noti-
pera del Viernes Santo las calles y la plaza Se en- cias teníamos desde Guatemala. Todavía la gente
contraban llenas de gente con sus mejOles atavíos; temblaba ante el espantoso recuel.do de tales hechos
los indios llevaban largas capas negras, can sombre- Ya h~biamos oído mucho sobre el particular por el
ros de fieltro de anchas alas, y las indias, un vestido camino, y en QuezaItenango, exceptuando a los del
blanco que les cubria la cabeza, exceptuando una a- partido ¡ntel esado, nadie hablaba más que de estos
bertura oblonga para la cara. Algunas llevaban ade. acontecimientos·
más una especie de turbante rojo trenzado con el ca~ Cuando los soldados de Morazán entraron por vez
bello Las campanas estaban silenciosas, sonando en primera a la plaza de Guatemala, en Un infortunado

58
momento se envió un correo a,.Quezaltenango anun- ser fusilados a las ~inco de la tarde si no pagaban
cianclo la toma de la capital. El efecto aquí fué in- mil dólares c,ada uno a Carrera y dosc~ntos y cien
mediato y 'decisivo el pueblo se levantó contra la respectivamente a su s~cretario Don Juan era el
guarnicióI1 de Carrera intimándola _a rendir las a1'-; pr~ncipa,l comercié,mte de l~ plaza, pero a pesa;r de
mas~ El corregidor, no queriendo h,acer fuego sobre eso le era difícil reunir la suma que le pedían. El
los ciudadanas y vién~ose imposibilitado de reprimir pobre cura manifestó a Carrera que éi no poseía más
la i;nsurreción con \lna fuerza tan pequ~ña, por con- bienes en el mundo que: sus muebles y sus libros A
sejo cle!: ~ura y de don Juan Lavanigna, indujo a los nadie se: le permitía visitarlo excepto a l~ anciana
soldadQs q entregar las armas y a que abandonaran criaqa que fué quien pri,mero nos refirió la historia
la: ciudad, evitando ~si la efusión de sangre y una ho~ Muchos de sus amigos habÍ(ln huido para e§conderse
nible matanz9. de ciudadanos indefensos La misma y sólq la vieja criada Jlndapa de unlug~r a otro con
noche, la municipalidad, sin el,conocjmiento de Lava.. cartas,es(}ritas por el p.lismo cura pidiendo cinco dóla-
nigna, lo nombró comandante de la plaza,. El rehusó r es" o diez, a los ql1e quisieran darle Una anciana
ellcargo, pero,el pueblo se encontraqa c;;n un violc;mto le lUaud;ó, ciendplares,A las cuatro de la tarde y con
e'stado c1,e excitación y le urgían ,a ;queac~ptara ppr tqc}os ,sus, es~uerzos no había reunido más que sete-
esa noche solamente, porque de Jo cop,trario , la furia ci~ntos dó¡ares; pero, después de pasar por todas las
del populacho se tornaría contra ,~l Lá misma noche agonías de ia muer te;.'.cuando el ~ura había p,erdido
el pueblo se pronunció en favor d~ Morazán e inm~­ ya toda i esperanza, clan Juan, que había estado dos
diatamenJe, despacharon,"a un in.dio enviándole una horas, en libertad; 10gl Ó conseguir 10 que faltaba y lo
carta de cOIJ.gratulación pebemo$ recordar, sjn ~m­ dejarO;I1 1,b,re, '. ,j, ,
bargo,¡ qlle mientras tanto M;or~,zán habífl sido J;'ep~~ cA la :lUañ~na siguiente, CSl;'rera manetó a pedir
lido de la capital: y que CarreJ;'a lQ perseguía en 84 prestaclp~: a don. Juan S.1,l8 , ~tiles par~ ~feitarse y do~
hu¡da~ iEn IR Antigua, Carrera encontró a \ln:sargen.,. Jua~ :se los, 'levó personalmente El siempre había
to desarmado, ,qqien lo puso al cOlr'ienre de lo ocú- estado ~n bu~nas, relacioI1es con Carrera y éste le
rrido en Quezaltenango Dejó entonces de pex:segu~r preguntó, ~i YR,l~;había pasado el susto, con tal famiw
a ,Morélzán y mar:chó gire,ctamente para a~á Pro~to l;ar~dp.d cPfn.9: si nada hubiese acoptecido Pocos mo-
se tuvieron noticias de su aproximación, y entonces mentos qespués se le ';';i6 e:t una v~ntana tocando gW-
el corregidor;: el cura y, don Juan Lavanigna fu~ron tarra y T-ln~ ,hora más tarde, sin la menOr fC\"'ma de
envia,dos cOplo diput~ci6n parw r~cibirle 11.0 encon- jui~io~ ni ?un ei de la cort~ marcial, 'diez y ocho miem_
traron ~n, Totonic~pán. Carrera ya tenía, noticias de brp~, pe l~ municipalidad fueron, sacadps a la, plaza y
-cómo hpbia inducido, a sus soldaQos a rendir las ar- pasados por las armas' Todos ellos eran dé la~ prin-
mas, ,y Su primer saludo fué una furiosa declaración cipales perSQpas de'Que~al,tenango; y Malina, el' al~
de que ,sus cabezas que;darían en aquel lugar y, h,a- cal<Ie ma:yqr,,: en familj~, posición y ~a,rácter~ no t~nfa
ciendo; a un lado su, fanatismo y respetó hacia 198 sa w se;gundp en la república. '~a esposa de Malilla, pen.
cerdotes, estalló, particularmente contra, ~l cura, afir~ dIente de las rodillas de, Carrera, .le implorapa por
mando que éste era pariente de Morazán. El cura la,;v~(ia de su esposo a tiempo que ,~~.te: p<;lsaba entre
~espondió que no era su pariente sino que sólo era una escolta de s,oldados Ella gritó "¡Robertito!" y
Su paisano (lo que en aquel pafsquiere decir del~isw él la alzó a ver pero no dijo nada. ~ Entonces la seño_
mo ,pue1;>lo) y que no podla renunciar del lugar de ,su ra, ~aIl2{and,o un ~rito se d~~,mayó. y antes de recobrar
nacimiento: pepq Carrera inmediat~mente ordenó a el ~ sentldo ya su esposo había muertp Lo llevaron
cQatro soldados quedo llevaran a pocos pasos de dis- cerca de la, esqWna. de la, casa,. 10 sentaron en una
tancia ,y que lo fusilaran en el acto Entonces el go,~ piedra y l\> fusilaron al inStante. A los Otfos se les
bernador, el indip ~nciano: ,a quien nos J1,Ehn'qs l,'eferr~ sel1t<?: en el mis~o lugar uno. a Uno~ La piedra y el
do, se arrodilló ante Carr~ra implorando por la vida ~uro;de la. casa todavía estabanensangren~a,dos. Me
Q,el cura; pero Carrera desenvainando su espada le contaron que Carrerel vertió lágrimas por la muerte
,hirió dOs v.eces en el horpbro, y ,cuando lei vimos, aun de loS do~ primems y (lijo que los. (lemás no le inl·
no habian¡sanado,las herida~. Sin embargo, ya,ha~ P9rtaban nada Hasta el dia, en todas las revolucio~
bía desistj()o de su inmediat<;> propósito de. fu~ilara,l nefi, sie,repre. se ;había Jt:lostrado, cierto resp.eto hacia
cura y 10:e'lftregó a los soldados ,A don Juan L?V;l~ los triqunaif7s,de jo.sticia, y no s~ podía concebir cuán
nigIla 10 salvó ,el s~retario de, Ga,rrera, quien publicó gra'J;1de .era el, hprror de los habitantes por este inicuo
en IIEl Ti~mpo'':, peri4dioq oficial de Gu,atemal3, el ~sesin~to de lo~ Íllejores hombres de Quezalte:nango.
,extr,acto de u,Il,~ Ca.Ij;l escrita por don Juan a ~n amigo Estos hecho~ 'fuerqn notorios para todos en la ciudad.
de la ,capital" a1flban~o la condl1~ta d~ Carrera en su NosQtros sppimos d~ ellQS, CQn muy pequeñas varia.
~ntrada anterior 3 Quezaltenange;> y la di~ciplina y ciones d~ drtalle, de más de una docena de personas
buen,port~ de sus tropas. , ' difere.nt~s ., .
Al día sigui,~nte, wuy, de ma~fugadá, ¡nafchó C!'- Después de haber consumado, esta atrocidad, Ca~
rJ,"era l3obre! !Qu~zaltenango ,~on ,el ~ura y dOl1 Juan rl'era regr~só 'a 'Oll¡ltemala, dejanao al pueblo sumiqo
c0lf10 prisioI;leros. ~ municipalidad. 10 esp~raba en en la más grande consternación. Se consideraba esto
.la" plaza; perq desgraciadamente, el '~ndio, a quien se c01!l0 un golpe a 1<;>s blancos y todos temian los ho·
le había confia()Q la c~rta. par~ Moraz~ri,' había. esta~ rrór~s <te una guerra de c~sta,s. Yo.qe procurac;lo evi-
po! vagandQ; por, la, poblaClóIll Y: en ~ste lllOD1<:;nto: ipw tar el ~,!=presarme con, dureza de Carrera SIempre
fortunado la presentó ,a Garrera. Antes que su sécre. que he podido. 'Me cOQ.sidero: personalmente o1:>liga~
tario hubiese terminado su lectura, Carrera, en un dQ hacia él, pues siri su proteción nunca habría podi·
transporte de furia, desenvainó su espada para. matar- dO' viajar por el país; pero es imposible reprimir el
los ,con su propia manQ, hirjendo a rv,rolina, el alcal· sent,im,i~n.to de iq,dignació:Q. que se levanta contra el
0'1..,. mayqr, y a otros dos miembros de la municipalidad gob~erno q:ue, consciEmte de la atrocidad de su con·
pero retr~nándose,en seguida, ordenó, a sus soldados ducta, y. del, exces,iyó desprecio en que se le tenia, nun·
apoderarse ,<;le ellos En seguida se dirigJió, a donde el ca se, atrevia', a llamarle a cuentas y ahora le' adula
couegidor y estallando otra vez su furia' desenvainó y le ,sosti~ne en el poder' ~
su espada contra él; una mujer que estaba en la haw Pero, :volvamos al cQra: era el como de cuarenta
bitaci6n se interpuso entre los dos y Carrera le pegó y cinco, añqs de edad, altO, corpulento y bien pareci-
varias veces alrededor de, ella, y J,J<?r último, con~e~ do, tenía a su cargó varios curatos y, después de la
niéndose de nuevo, orde;nó el, fusilamiento del corre· de canónigo, su posición era la más alta en el país;
gidor a menos que levantara una contribl1ción de cin~ pero tenía sus quehaceres Se encontraba en e~os
co mil dólares en la ciudad A don Juan y al cura día's. muy ataleado cOn las cer-emonias de la Semana
se les encerró en una habitación con la amenaza de Santa, y por la noche le acompañamos a la iglesia
Mirando desde la puerta hacia el interior, la vista to, estaban unos sillones con cojines para el corregi'"
era de lo más -adinhable;_ La iglesia era de doscien- dar y los miembros de la municipalidad Nosotros
tos cincuenta píes de largo, espaciosa y elevadá, con fuimos invitados a sentarnos con ellos La iglesia se
un decorado ríquisimo y adornada con pinturas y es~ hallaba enteramente atestada con más de tres mil in-
culturas, resplandeciente de lucjis y enteramente lIe~ dios. Antes no les er.a permitido; a las ~ujeres ni a
na de indios A cada lado de la puerta habia una los niños asistir a esta ceremonia; pero ahora r~ igle-
baranda y detrás de cada una de ellas un indio recio sia Se encontraba llena de indias arrodilladas, con cor-
biendo ofrendas El piso estaba regado con hojas de dones tojos trenzados cOn los cabellos y quizá la ter~
pino A la izquierda se encontraba la imagen de Cris~ cera parte de ellas con niños a la espalda, visibles
to, muerto, dentro de un ataúd, sobre el cual cada solamente la cabeza y los brazos Con excepción de
una de las mujeres derramaba un puñado de rosas, y nosotros y del padre, nc:) habia gente blanca en la igle~
cerca de allf estaba un indio recibiendo dinero Al sia; yr con los ojos de la multitud vueltos hacia noso-
lado opuesto y tras una reja de hierro estaba ·1a ima~ tros y el vivo recuerdo de la suerte de quienes pocos
gen de Cristo con la cruz a cuestas, con los ojos ven~ días antes habían ocupado nuestros pues.tos, sentía-
dados y con largas cadenas de plata sujetas a los bra~ mos de aquel sitio de honor nos colocaba en una si~
zos y a otras partes del cuerpo, atado a las barras de tuación muy particular
hierro. Aquí también estaba otro Indio para recibir No lejos del altar mayor estaba una gran cruz,
limosnas. El altar era hermoso en diseño y decorado, aparentemente de plata maciza, ricameJ;1te esculpida y
consistente en dos hiieras de columhas jónicas, una ornamentada,' y arriba de .ella una enramada de pino
sobre otra, doradas, rematadas por un resplandor tam~ y ciprés Al pie q.e la cruz estaba una imagen de
bién dorado Y alumbrado por -cirios de diez pies de María Magdalena l llorando, con los cabellos bien riza-
altura. Bajo el púlpilo estaba el piano DespUés de dos bi túnica escotada y de allariencia algo inmodes-
un ligero paseo por el interior _de la igle:sia, el cura ta, ~ A la derechá, la Virgen, primorosamente- vestida,
nos condujo a Sentarnos bajo el púlpito Nos pidió y en la nave de la iglesia, de pie, Juan el Bautista,
alg"unos aires musicales de nuestro país y en seguida colocado· 8l1f, según parecía, sólo porque tenían la
se sentó al plano Como Mr C le sugirió que el tono imagen a la mano, Muy pronto los aires de la lPúsica
era el de una de las óperas de Rossini, ~ijo que' no indígena nos llegaron del otro extremo de la iglesia,
era a propósito para la ocasión y lo cambió avatiazndo una procesión encabezada por indios con
A eso de las diez de la noche toda la multitud sombreros de fieltrO' de anchas alas, capas obscuras Y
se, formó en procesión; y Mr e y yo salimos n.ara to~' velas de cera encendidas. El féretro aV8112ó: hasta d
mar un huen lugar en, la esquina de la calle y ver pie de la cruz; colocaron escaleras juttto a ellá; el go~
la ceremo'nia Esta iba encabezada por indios, Q.os bernador, con larga capa negra y sombrero de fieltro,
de frente" llevando cada mio un cirio grande d~ cera; subió :pDr el ladO' derecho apoyándose en la 'cruz,. con
en seguida y en hombros de, cuatro hombres, la hha- un martillo y un clavo grande de plata en las ',ma-
gen de Judith, c6n una' espada ensangrentada en una nos; otro indio dignatario subió del otro )ado, mien~
mano y ,en la otra la sangrienta cabeza de Hololer.. tras que los sacerdotes elevaban la imagen por ,el' fren-
nes Después, también en, hom1?ros de c~at~o ;hol11~ te la cual tenía las f~cciones cadavéricas, con gotas
bre¡;;, el Arcángel Gabriel, vestido de seda' rojá: y con
grandes alas muy bien rizadas. Más alrás venía un
de sangre en las mejillas, con los. brazos y las piernas
movibles y con una herida abierta manando sangre,
hombre con una grotesca-armadura, -hecha d:e papel en el costado. Lo colocaron· de espaldas a la cruz,
negro plateado, figurando a los moros, con lanza y es~ con los brazos extendidos, clavándole las manos y.los
clido como los antiguos c~balleros, y en seguida cua~ pies~ retiraron las escaleraS y_ de este' modo la ima-
tro nifias con veló -y, traje de. seda blanco simulando gen' 'de Cristo quedó. puesta en, la c r u z . , '
ángeles, con un homb:te a cada lado porta,ndo tina vela , Terininada la ceremonia salimos de la iglesia y
encendida ,J:)espués venía la gran imagen, de Cristo pasa'mos dos o tres horas en visitas. La población
llevando su ,cruz, sostenida por cuatro indios; a: cada bl~nca era poca, -pero igual en caráctet'. a la del 'resto
lado ib,a tina joven ~ndiallevand~ horizontalmente de la lepública, y no habia una sola fam~lia respeta~
una vara para 'impedir la presión de lá l11;u~hedum.­ ble~ que no' estuviera aflfgida por los ultrajes de Ca-
bre y seguidas por todo el pueblo Al volver la es- nera Nosotros no nos dimos cuenta de lbs efectos
quina de la calle en que nos encontrábamos, un ,mes- ,de' esta atrocidádsl:no' hásta que l~e~amO$; ~ los circu-
tizp Con .ceno de, profundo fanatismo ,'en;. la cara, le las, dOJ:nésticos. El dolor, de' las niujeres cuyos fami~
dijo· a Mr. Cathérwood:. "Qullese los anleojos y siga liares habían sido' a_sesÍI;lados u o~li~dos a huír sin
la érm:" Después segufa una. procesión, de mujeres rul)ibo #io, podrá 'éompr~ndetlo sólo quien conozca
con niños en los brazos, la mitad de ellos dormidos, el corazón de la mujer . , . ..
caprichosamente ve~tidos. con gorrasJtlat~~das y a~ Se me aconsejalJa qUE1 visitara, a. la viuda d~ Mo-
do'rnos en la cabeza, y por último, una grán imagen liria Su espos'o apenas contaba treinta y cinco años
d~ -'la Virgen, sentada, atavi~damagn~fjcamen~e, con de edad y su muerte' en cualquier circunstancia ha-
indias, jóvenes de ambos lados, quienes, como las. an- brÍa' sido lamentada hasta por sus ehémigos. politicos
teriore~, )levaban largas varas y cand~las. Todo _~sto Sentía yo un ,profundo,interés por, quien había pasado
iba acompañado con música de tambores y violitíes por tan d.-olotos~s escenas, pero me detuve ell.la puer-
Tan pronto como esta larga procesión acabq de pasar, ta de-la casa pensando que·18. visita de un extranjero
legresamos nosotros ,al convénto no seria op()rtun~ en _tales circunstancias. '
La noche era muy fría, y la mañana siguiente lÍos Por la tarde volvimos a sentarnos, COn la munici.
recordaba el mes de Diciembre en nuestro hogar. Era palidad en la·; iglesia para asistir al· descenso de la
la mañana del Viernes Santo., E:n todo el país' _se ha- cruz. 'El espacioso "edificio se encontraba henchicio de
bían prepar~do para 'celebra'r con, ,las más. sol~mnes gente hasta sofocar, cubriendo todo el piso una den~
ceremonias de la iglesia la resurrección del Salvador sa masa de mujeres arrodilladas, cOn tocados en for~
En Quezaltenango, muy de mafiana, estaba ya la pla- ma di{tulbantes ~n la cabeza y niños llorando' en las
za llerla de indios de los alreded(jres; pues los blancos, espaldas, excitada la imaginación al .contemplar la
aterrorizados y afligidos por el asesinato de sus me~ sangdénta irriagen en la cruz;. pero' ent~e toda esa
jores hombres, procurapan no tomar par~e en la ce~ mUltitud no fué posible encontrar un solo rostro inte-
lebración . , lesante. Un sa.cerdote flaco y espantosamente pálido
A las nueve de la mañana el corregidor nos man- subió al púlpito y con una yoz que repercutüi por todo
dó llamar para que le acompañásemos a la ceremonia el edilicio, -pronunció enfáticamente un sermón de la
de aperiura 'Hacia un lado de la nave de la iglesia. pasión. Muy pocos de los indios comprendían ni si-
inmediatos al altar mayor y del lado opuesto al púlpi- quiera el idioma, y además los chillidos de los niños

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no permitían oír sus palabras; pero el conmovido a- fieltro con alas de seis a ocho pulgadas de ancho to~
cento de su vOz tocó las fibras más sensibles del co- dos c0r::t. v.elas encendi~as en las manos, y después
razón de sus oyentes, y las madres, indiferentes a los cuatro lndlOs can el IDlsmo vestuario, pero con coro-
gritos de sus hijos, sentadas e inmóviles, le oían con nas de espinas en la cabeza y arrastrando una baja
un semblante de severo entusiasmo Era ·la mismá carreta o ataúd lleno de hojas de pino, con una cala.
iglesia y nosotros podíamos imaginarnos que ~ran las vera en un extremo.
mismas mujeres allí presentes quienes, en la furia y En seguida y en abierto contraste con todos estos
frenesí" del fanatismo, habían arastrado por los cabe- e,mblemas de la. muerte, avanzaba un ángel en la ac-
llos al infeliz vice-presidente (vice-jefe) y asesinán,. titud .de una bailarina 4e ópera, llevado en hombros
dole con sus propias m~nos A, cada instante la exci- de seiS hombres vestidos con traje de raso púrpura
tación parecía en aumento El sacerdote, quitándose con flecos y adornos en ~~ parte de abajo, con ala~
violentamente el bonete y reclinándose en el púlpito; de gasa y una nube tambien de gasa arriba de la ca-
extendi6 ambos brazos hacia el frente y la'nzó un fre- beza, llevando.en ~a mano derecha unas tenazas de
nético apóstrofe ¡l la sangrienta imagen en la cruz Un plata y en la IzqUierda una pequeña cruz de made-
escalofriante y espantoso gemido repercutió por todo ra, con una cola de muselina blanca como de diez
el ámbito de la iglesia~ y al momento, a una señal del yardas de largo, la cual sostenía una preciosa niña
cura saltaron indios sobre la enramada de pino y de C?}l vesti.do .fantástico y bonito. Después otra proce-
ciprés rompiéndola en dos partes y, con un ruido aná- Sion de indiOS con velas encendidas seguida por un
logo al que produciría un gran incen~io, luc~aban Y grup? de diablos en horrible masc'arada•. A conti-
se emp\ljaban alrededor del altar haCIendo nul peda- nu~ción, otro ángel. todavía más parecido a una bai.
zos las ramas consagradas para guardarlas como re· larma de óp,era, con vestido azul obscuro, con ricas
liquias santas . Dos indios, .cOn sombreros .de anchas il as de encaJ~ Y con nubes y ~intas volantes, el cual
eyaba ·en la mano derecha una escalera y en la iz.
alas, subieron pot las, escaleras colocadas a ambos la-
dos de la cruz, y con paños bordados en las manos Y qUle~ da un martillo de plata, con una cola sostenida
tenazas de plata, arrancaron los clavQS de las manos lo mismo que el anterior; y añadiré que sin querer ob.
de la imagen ~l sentimiento de las mujeres prorrum- servamos que llevaba calzón corto de terciopelo ne-
piÓ en lágrimas,. sollozos, gemidos, mritos y lame?tos, gro Más atrás, otro án~l vestido de amarillo con
tan fuertes y profundos que llegando a nosotros lnes· una pe,queña cruz de madera en la mano derecha y
paradamente, nos causa~on.tal impresión de ~nquietud. no pUdIm?S ~omprender lo que llevaba en la izquierda,
que hizo bambolear el ámmo hasta de qUienes má~ La sig.Ulent! en el .orden era una preciosa niña
dominio tenían sobre su propio espíritu. Tales gritos como de dIez anos. de edad, armada de pies a cabeza
de a.ng'ustia j~más los había yo oído proferir por un C?? ye]m~ y coraza de plata, también llamada centu.
sufrimiento mortal· y como el cuerJlo manchado de rl~m, mOVIéndose en suave y graciosa dánza al com-
sangre 10 tenían e~ alto bajo el PÚlpito, en tanto ~ue p~s de la música,__ volviéndose, parándose, d~scansan~
el sacerdote inclinado le apostrofaba con frenébco do sobre la emp~J?adUla de la espada y ondeando so-
fervor, y la masa de mujeres desenfren~damente.e~ci­ bre. un grup_o dIgnO de ~al jefe, consistenté en doce
tadas se movía de aqu( para allá como la~ olas agita- hermoso~ mnos con caprIchosos trajes imitando a los
das de un borrascoso IDar; t?da .la escena era tan doce apostoles, uno de ellos con un gallo de plata re,;.
emocionante. tan terriblemente lúgubre que, sin sa- presentand? a S~l'l PedrC? . Después seguía el gran ob-
ber por qué saltáron las lágrimas de, nuestros ojos. Jeto. de, v~neración: la imagen de Cristo crucificado
Cuatro años antes, en Jerusalén, sobre el propio Mon- en, urta urna d~ ,?ristal,. adorn~da COn ross:s dentro y
te Calvario y en presencia del escarnio musulmán,. yo fue~a . y ,prote~Ida por u~ palIo de paño negro, qón-
había presenciado la misma cere;monia del. desce~so ducida por hO;nJ,bres atav13dog COn largas túnicasn~­
de la cruz; pero el entusiasmo de los peregrInOS gne- g~as y gor~o~ que les cubrf;;in enteramente a. exc~p,;.
gos en la iglesia. del Santo sepulcro .erD.;. nada compa. Clón dI' los oJOS A todo esto seguía el cura y los sao
rada con este torbellino de fanatismo y frenesí Poco cerdotes con sus más ricas· vestiduras y descubierta
a poco fué calmándose la excitación; cesó la quebra- la cabeza; el tambor cOn funda de luto y los solda..
dura de las ramas; toda la enramadas ya había sido dos con las armas a la funerala' la Virgen María con
distribuida y muy pronto dierQn comienzo los prepa- una larga túnica negra cerrab'a la procesión Esta
rativos para la gran procesión . , te'rlfª que recorrer las principales calles de la ciudad·
Nosotros salimos con el corregidor y los miéin;' por dos veces la interceptamos y enseguida nos fui~
bros de. la IDUI1icipalidad a oCtlpar nq.estro lugar en mas a la iglesia del Calvario que está situada en una
los balcones del-cabildo La pJ;ocesión se presentaba elevación al extremo de una larga calle. Ya las gra.
de un modo tan extraorclinario que, ocultándome a la das de la iglesia estaban llenas de mujeres vestidas
observaci6n de Jos de· abajo, .m~ preparé al instante de blanco; desde la cabeza hasta los pies, :con sólo
para tomar nota de. ella. AbrIá. la marcha un hombre una abertura oval para la cara Estaba muy obscuro
a caballo llamado el cénturión, con yelmo y coraza de cuando la procesión apareció al final de la calle·' pero
cartón cubiertos de papel plateado, máscara negra de al resJ?landor de i~nuinerables velas encendidas, 'tod<lI3
crespón, pantalones cortos de r;;iSO negro, medias blan.- los objetos se exhibían en su más terrible desnudez y
cas, banda roja, cintas de rojo Y azul en los brazos, parecía que el fanatismo hubiera estado escrito en
espada con empuñadura plateada y lanza, con las que. caracteres de fuego sobre las caras de los indios. El
volviéndose de cuando en cuando, hacía señales y ade- centuriqp abrió el paSQ por las gradas, la procesión,
manes ante la procesión En seguida llevaban Un ca~ acompanada de un· canto suave, fué entrando en la
ballo enjaezado COll una antigua silla mexicana rica- iglesia y nosotros regresamos al convento
mente chapeada de plata Atrás, dos hombres enca- Por la noche hici,mos varias visitas y más tarde
puchados con túnicas azules, CO.D s610 ~os agujeros a se nos citó a una conferencia en beneficio del cp.ra,
la altura de los ojos para mirar; conduciendo dos mu- por algunos de sus amigos. Sus penas todavía no ha-
las apareiulas cubiertas enteramente con paños ne- bían terminado El día de nuestra llegada había re-
gros hasta las patas y seguidos de otros en~puchados cibido una orden perentoria del vicario general, de
como los primeros Después venía la gran cruz de salir para Guatemala, con el aviso de que "alguna
plata de la crucificción, sobre un pedestal plateado, peJ;"sona a propósito" sería nombrada en su lugar Se
ricamente decorado y con adornos que parecían lin- traslucía que los términos de la ordne afligían al cura,
ternas pendientes de los brazos de la cruz, conducida pues ellos implicaban que él no era " una per.sona a
por cuatro hombres vestidos 'con largas túnicas ne- propósito". Todo Quezaltenango, deCía él, podría res-
gras. E;n seguida una procesión de indios de a dos en ponder de sus actos, y él podría responder a Dios que
fondo, con largas capas negras, sombrerQs negros de todo se! había hecho para evitar la efusión de sangre.

61
La casa se encontraba en completa confusión El em- Quezaltenango, pelO nuestro guía nos engañó En la
pacaba sus libros y sus muebles prepalándose para mañana hicimos varias compras y preparativos para
dar cumplimiento a la orden del vicario Sus amigos seguÍl nuestro viajé y, como una de las mulas tenía
consideraban que no le convendría ir a Guatemala, una gran matadula en el lamo, pedimos al goberna-
po! que allá, decían: ellos, estaría a la vista de Carre- dor que ,nos consig'Uiela algunos indios cargadores
la, quien, en un lapto de cólera, podría herirle o ma- Par la tarde, en compañía del corregidor, visita-
tarle por la calle Pero si no hacia el viaje, el vica- mos las fuentes termales de Almolonga El camino
rio envialÍa a buscarlo con soldados, tal era _por ('n- atraviesa por tina eshibación del volcán y desciende
tonces el rigor de la disciplina eclesiástica. Ellos de- precipitadamente a un plofundo valle, en el cual, ca-
seaban que huyela del país y que se fuera con noSo- ma a una legua de distancia, se encu~ntran el pueblo
tros para México, pero no podría salir sin pasaporte y las fuentes de agua caliente Existe allí un 'buen
de Guatemala, ql,J.e de segUIo no se 10 darían El he~ balneario en donde no se nas permitió pagar la estan-
cho que ellos quisieran descargar sobre nosotros mas- cia, siendo considerados como huéspedes de la ciudad
baba el desamparo de su condición. Sus amigos Muera, en un hermoso estanque l1atural, los indíos,
creían que yo podría influir en su favor ante el vica- hombres, mujeres y niños, se bañaban todas juntos
rio y me suplicaban que le escribiera relatándole los Regresamos por otro camino cruzando un valle
hechos tal como se conocían en todo Quezaltenango" de extl aordinaria hermosura, siendo nuestro 'tema· de
Yo había determinado no intervenir en los asuntos conversación la felicidad que se gozaría en este país
públicos o privados de esta infortunada revolución, y si no fuera por las guerras y revoluciones Tan her~
aunque en este caso no hubiera vacilado en correr al- maso coma él es, todos deseaban abandonarlo y lle-
g(m 1 iesgo o molestia por sel vir al cura, si de tal mo- J{ar a una tierra donde la vida estuvierq ~atantizada:
do le pudiera hacer alg~n bien, conocia la suscepti- México o Norte América Ya anochecía cuando re~
bilidad de los hombres en el poder y creía que tanto gl esamos¡ descendiendo par la .estribación del volcán,
el vicario como el gobierno se resentirían par mi in~ 'y encoQtramos varios cientos de indios qUe regresa~
tervención en el asunto ~é propuse, sin embargo, han de las ceremonias de Semana Santa, en comple~
escribir a l..1n amigo mío, que yo sabía que cultivaba to estado de embriaguez En Cierto lugar, un hombre
buenas relaciones con el vicario, suplicándole que en 'y una mujer, ésta con su niño en la espalda, se bam-
mi nombre visitará a este diglP.atario y que lo pusiera boleaban tan cerca del borde 'de. un precipicio, que el
ál tanto de todo lo ocurrido, sugiriéndole al mismo corregidor, apeándose, otmó al niño en sus brazos, obli~
tiempo que debería enviar algún amigo para que ha- gándolos a regresal a la ciudad por delante de noso~
blara personalmente con el vicalio. Ya de regreso a tros
un país donde. hay gobierno y leyes,. se me hace I\lUY Entre todos los lugares que visitamos no hay uno
j

dliÍcil comprender cómo pudo ser posible qu~, muy tan dignp de conocerse y explorars~, tan original e
paco tiempo' antes, hubiera yo sido llamado eJ:l conse- interesante, exceptuando las ruinas,' cOIl)o Quezalte-
Jo para la seguridad de un hombre del carácter y po- nango Un mes cuando menos podría emplearse sa-
sición social del CUla. Relativall1ente los más respe~ tisfactoriamente examinando muchos objetos curiosas
tables clérigos en nuestra país no ocuparían un pue~­ en los alrededores Botánicamente es la región más
to tan elevado cQmo el que él ocupaba en Guatemala rica de Centro América; pero nosotros no teníamos
tiempo ni siquiera para descansar
A la mañana siguiente. se nos invitó para almor~ Pasé la noche escribiendo, 'empacando algunas co~
zar con otro amigo y confidente casi tan extr.anjero sas para enviarlas a Guatemala, entre otras, mi quet~
coino yo, y era éste la anciana se,ñora que habia. en- zal, que a pesar de eso nunca me llegó, y también es~
viado al cura los cien dólares a que ya me he referi- cribiendo cartas, una de ellas en favor del cura, en la
do El plan ya estaba discutido y arreglado, y du~ cual, aunque cayera en malas manos, como yo ya ha·
ra'hte el curso del día, dos amigos tomaran a su car- bí~ d~terminado salir del país; 'me ex-presaba en no
go hacer el viaje a GuateIUalaen favor del cura medidos términos de las atrocidades cometidas par
Nosotros habíamos pensado en ascender al volcán de Carrera.

CAPITULO 13

CONTINUAClON DEL VIAJE. - UNA LLANURA EN LA MONTAÑA. - PERDIDOS LOS QUlAS. - UN


MOMENTO DE PRUEBA - AGUAS CALIENTES. - UNA ESPLENDIDA VISTA - lIfiNERAL DE ORO.
_ SAN SEBASTIANO. ~ GUEGUETENANGO. - LA SIERRA lIIADRE.- UN ENORME ESQUELETO -
LAS RUINA~. _ ESTRUCTURAS PIRAIIUDALES. - UNA nOVEDA - MONTICULOS ~ UN AGREGA-
DO BIENVENIDO. - INTERIOR DE UN MONTICULO - VASIJAS _ ASCENCION A LA SIERRA MA-
l DRL. _ BUENA VISTA. ~ EL DESCENSO. _ TODOS SANTOS. - SAN MARTIN. - SAN ANDRES
PE1'APAl'. .- EL INCENDIO DE UN BOSQUE - SUFRIMIl.NTOS DE LAS MULaS POR LOS ENJAM-
BRE DE MOSCAS. - SAN ANTONIO DE GUISTA.

Por la mañana temprano sé ensillatQll nuestl as mu- che anterior para que estuvieran listos, y que ya habia
las para el Vlaje El gobernador y otro amigo del cura exphcado el ~l1otiVO de su arresto a uno de los criados
lltgaron a r,~cibll' instrucciones para la partida y em- del cura Fui YL con él a la prisión, pagué un chelín
prendieron la marcha para Guatemala Las indios con- por. calla uno. par su hospedaje, y me los llevé al con~
tratados pur.~~ nnsotros ita aparecieron; y, deseosos de vento Lo<:' pobres bombres no habían comido desde
aprovechal~ el día, cargamos las mulas y enviamos por que lueroÍl encerrados, y, como de' costumbre, desea-
dE'lante a -Juan y a Bobón con el equipaje Al paca ra_ ban ir a sus casas pnra provearse' de tortillas para el
to llegaron dos mujeres a decirnos que nuestros indios viaje Nosotros I¡O permitimos que se fueran, sino que
estaban presos Yo las acompañé para ver a dos o hes les dirr~os C'inerG para que las compraran en la plaza,
oficiales, y con mucLa dificultad y pérdida de tiempo y retuvimos a las mujeres y sus chamarras como pren_
dimos can el hombre que las tenía a su cargo, quien das je su regleso Pero nos aburrimos de esperar Mr
dijo que, sabienrJo que ya nosotros les habfamos ade- Cathelwood_ recogió sus chamaITas y las puso atravesa-
lantado parte' de su salario, y temiendo que comprasen das en su s'-ma, c.)mo una garantía para que nos siguie
aguardiente .., que faitasen, los había encen ado la no_ ran, y emprendimos la marcha ..

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I·Iai.)íat~os ag~egf\do a nucstlo equipos aguas de cumbre del a m,ontaº,a vimos a los hombles .tr«¡!pando
all~la (armas de "gua) que eran pieles de cabla s1n cur- un rorofundo barranco por el otro lado. NosQtros no
tir, OQraadac; de cuero lOjO, pendientes del arzón d~ la les contamos nuestra agonía, pero no habíamos andado
silla, pala pl o~eger las piernas coptra la lluvia, y ahOla gran trecho :.-uando Jos indios les refirieron todo. más
n..Js hallábamos enttll'aq1~nte equipados al estilo een_ ellos no se manifestaron sorprendidos ni lastimados
troa¡nelicano Ninguno de nosotros supo cómo los habíamos pasado,
Había fl!O y bruma . Ascencfunos y cruzamos una pero otra cor::.vuJ~iÓn igual habrla puesto punto final a
elevada I1am-ra, v a la distancia de Ulla legua descen- nue<:>tra mísera c-x.i~tencia; y desde entonces, por m.ás
dimos 3J..m pueblo, donde supimos que Juan y Bobón y.a abwrido que fuera, o cualesquiera que pudiesen ser los
habían pas~rlo poco tiempo antes Más adehinte ~Ubl­ móviles, lesolvimos cuidar. de nuestro equipaje Al
mas una' ele, ada Y áspera montaña. y en la cima He. Qbscurecer llegamos a la cima de una elevada monta.
gal1)ps a unf!. espléndida llanura Caminamos 'a paso ña, y por Ullf) dE: aquellos largos, escarpados y difíciles
vivo, y ya era la una de la tarde cuando npestros en- descenso de lus cualC".g es imposible dar al lector ningu-
ca.rceladoo nos alcanzaron Por entonces ya n9!? sor_ na idea, entramos a) pueblo de Aguas Calientes
prendía el ~o alcanzar a nuestros cri~q~~ con ~l 'equi- Estaba ést.e ~cupa~Q e!1tera~ente por indios, que
paje No poolamos. haberlos pasad~, puesto que p,o ha. s~ amontoriaron a nuestro alrededor en la plaza, y a
bía más que un ('ainPro Desde. que: ~a:limos del pueb~o la luz de antorchas de pino miraron el pasaporte' de
no habíame..-s visto rii una sola persona, y a las' dos de Carrela Ninguno de ellos podía leerlo, pero fue su..
la a:
tarde encontl nmos un hombre con una mula car~ ficicnte pronunciar el nombre, y todo el pueblo' se pu-
gada que venfa de Agu~s Calientes. lugar señalado ;para so ea movimientC' para proporcionarnos algo de comer
d fIn de nuestro jornada de ese dla, que ,no los habla El a,ealde di,¡trIl1uyó el dinero que le 'dImos, y uno tra-
enconh ado Mr Ca'therwood ¡se puso alarmado, te_ jo un real de huevos otro 'de frijoles, otro de tortillas,
miendo que no~ hubiesen robado y escapádose Yo o~ de ri1ant~ca. otro de candelas. y una docena o más
siempre mp. manteñíD sin cuidado con el equipaj~i y ja_ r~eIbIeron un ~eal (s~is penIqu,es) eada uno para saeate,
más perdí al~p v no quería. creer tal cosa Al ~abo de nlDguno tra(~ naeta smo hasta 'que tenía el dinero en la
media hora encontramos otrQ hombre, que nos dijo que mano, 'Enceridióse un fUego en I~ plaza~ y a su debido
no los había visto, y que a11l'no, habla otro eamlno más tiempo tuvítnos una cena. Nuestra habitual cena de
que POT 'dende él venía ])esde .qu~ comenzaron nues· huevos fritos. frijoles tortillas y chocolate, cualquiera
has recelos .no pudimos descubnr nInguna huella, pero de ellos 10 suficiente para perturbar la digestióri en
st"'!guimos adelante hasta llegara dos leguas de nues. estado de reposo, con la excitación y molestia de nues.
tro paradero, donde n~s detuvimos. y celebramos una tra supuc-sta p{ird~da, me enfermaron El cabildo
d,e la.s má.J an'siosas consultas que' ocurrieron en todo era un mi~erable coberUzo. lleno de pulgas, con una
nu~stro viaje Nosotros sabíamos m~y poco de los capa de polvo de una pulgada de grueso para ablan_
clindos Juan. nos engañaba todós los dIas en :las pe_ dar el duro piso de tierra. Hacia demasiado frío para
quefias compl as por el camino, y lo habíamos desctL dormir al aire libre, y no había clavos para suspen_
blerlo en la atroeldad de guardarse parte del dInero der las hamacas, pues en esta reglón las hamacas no
ql,1,e lt;! dábatl'os para comprar, maíz y sacate, matando se usan para n~da Hicimos preguntas con la mira
M hombr,e a las mulas Despues de la más trIste, de· de alquiior los catres de lo~ prIneipales habitantes
li1;>eración, quedamos e~ que habrían roto los baules, para pasar la noche, pero no' había ni uno en el
sn'cado el ~~inero aro~ado el resto del contenido en a~­ pueblo; todos dormían en el regazo de la madre tierra,
gún barraC\co, montado las mulas y tomado las de ~1 .. y nosotros tuviMOS parte de la cama familiar Afor_
Íladiego "A<Íem{¡s del dinero, camas y ropa de dorh'llr¡ tunadamente sin embargo, y lo más hnportante para
c~to~ :baúles contenían todos los dibujos de Mr Cather- fuentes u:rrrales en estas cercanías, pero nosotros
wood, y las preciosas notas a las cuales el lector debe 110 nos di:l~vlaIrtos de nuestra ruta para visitarlas A
esta. p{¡glrias Los frutos de todo nuestro trabajo esta, corta' dlstp.ncia del pueblo 'cruzamos ;un río y. comen-
bán perdidos En todas nuestras dlflcultades y I?er- zamos 3: subir una montaña En la cumbre- ,llegamos
nlejidade.s . jamás tuvimos un momento mAs aflictivo. .a una angostio reeseta, con un cspléndiqo !bosque hacia
Nos halláliamos a dos leguas de Aguas CaUentes" Se. :-mbos lados a ]0 lejos abajo de' nosotros El viento
guito ade1aidf'o despertar' al pueblo, conseguir caballos alotaba sobre la soberbia 'altura. de modo que con
dé r~muda, y volver en su persecución, fue nuestra pri- nuestros ¡.'Onchos. los que eran necesarios a causa del
mera iciea; pero E"sto au~entarfa la dlstanci~ entre noS~ frío, era difícH mantenerse en la silla -El camino era
otros, ¡y proba1?lemente n!> podríamos conseguir caba- quebrado y ryedl'egoso. y el rastro apenas perceptible
llos: , " '
Con lO~"corazones tan pesarosos que nada. sino. la A eso de las dlez de la inallana toda la superfiele de
débil esperanza' de capturarlos, mientras se repartían .a montaiia era un pelado serrijón de piedra eaUza,
el dUlero Ii:o~' libraba del abatimiento, retrocedimos desde el cual el sol se reflejaba con ardoroso calor,
Eran las cuatro de la tarde; ni nuestras mulas ni nos- y eUya blaneura era deslumbrante y dolorosa para los
otros habh~mos <,omido nada desde la mafíana;tempra. ojos. Abajo de nosotros, a' cada lado, continuaba una
no La nr,che se nos venía encima, y era dudoso que nosotros, lIuestr&s mulas cenaron bien
nuestras mulas pudiesen aguantar. Nuestros,prisione- En la madrugada reanudamos nuestro viaje Hay
ros nos dijerc.n que habíamos sido muy impruaentes en Inmensa ~f"lva d~ gigantescos pinos. El camino estaba
dE"jallos it solo~; y daban por ~1J.ttUesto que ellos no enteramente desolado; no encontramos viajerOs. .Al
hatidan desrerdiciado 'la ocasión p~ra robarnos A cabo de clJatro horas divisamos hacia nuei~a izquierda,
'medida qUe l'egresábamos, ambos, Mr C. y YO, rumiá- a una grar.. distancia abajo, una solitaria hacienda, con
bamos sobl°e uria sospecha que por algún tiempo ningu· un claro a su altedt.-dor, que parecía seleccionada para
no de los do') mencionó al otro Esta era por la carta un magniIico~aislamiento de las convulsiones de un
que yo había escrito en favor del cura Nos encontra- perturbade país El cerro se hallaba interrumpido por
rfamos otra vez al alcance de Carrera Si la carta, por ramblas y barrancas profundas r y nosotros llegamos
10 que él considt>rarft.. mi ingratitud, y podría vengar. a una sobre la que, a manera de puente, habían pues-
se muy fá~ilr..}erte. No obstante eso, nuestros planes to los tIoncos de dos pinos gigant~scos. Mi macho
fueron pu~.c;tos en práctica al momento Determina- siempre reC'uiabr. cuando yo procuraba jalario, de mo;-
mos en todo caso, no regresar hasta Guatemala, ni, do que pc.rmaoH'í montado y me llevó poco a poco
abatidos comQ n('ls hallábamos en fortuna y en 'espiritu, sobre el puente per9 en el otro extremo pos asustó
renunciar a Palenque, sino que, si fuera posible, pedir un ruido por detrás Nuestl a mejor mula de carga
prestado dmero para el camino, aunque tuviéramos que se había cafdo, rodando y quedando suspendida a
marchar a pie; l/ero, Oh Gloria Eterna, como decía el la orilla del precipicio, con las patas dando coces
boletin of.cial dp las victorias de Carrera" al llegar a la en el aire, libllJndose de caer al fondo úni~amente

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por haberse enredado enb e los arbustos Al momento cincuenta mulas de su hacienda A poco rato reci_
bajamos hasta cUa, le cogimos la cabeza que estaba bimos la vi8ita del corregidor, quien había visto anun-
vuelta hada la orilla, y por medio de fuertes cuer_ ciado nuestro proyectado viaje en el periódico oficial,
das la sacamos hacia afuera; pero estaba magullada y nos tratG con la consideración debida a personas
y estropeada, y apenas podía bambolearse bajo su especialmente recomendadas Por el gobierno
carga Continuando a lo largo del cerro, azotados por Llegamos a Güegüetenango en una desastrada con_
fuertes láfagas de viento, bajamos otra vez por un dición Nuestl as mulas de carga tenían el lomo tan
río, caminamos por alguna distancia a lo largo de su desollado que era aflictivo el ocuparlas; y el caballo
orilla, y pasamos una vereda que subía por el lado no estaba en mejores condiciones Bobón. al andar
de la montaña a la derecha, tan esc81pada que yo descalzo sobre d camino pedergoso, se había magu-
no creía que pudiera ser nuestro camino, y dejándo_ llado la planta de uno de sus pies de tal modo que
la por un lado, tuvimos que 1 egresar. Esta fue la as- estaba inc~pacitado, y esa noche la excesiva cena de
cención más empinada que hasta aquí habíamos te_ Juan le provocó una indigestión Era él un tremendo
nido en el país Era una crueldad obligar ami va_ gloton;· POl d camino ningún comestible estaba se_
liente macho a subir por esta senda; pero todo el gmo Le teníaroos rencor por el hUl to de nuestro pan
día me había atormentado un fuerte dolor de cabeza y dejándonos ater:idos a las tortillas, y no nos afligía
no JJOdía anf']ar a pie; así que seguí adelante ha_ el verlo boca arriba pero él se rodaba sobre el piso
ciendo las viradas mejores que podia y parando. cada del corredor, gI"itando ruidosamente, como para per_
vez que cambiaha de dirección. Sobre la cumbre se turbar a todos tos de la casa, H¡Voy morir!" ¡¡¡VOy
desplegó a nuestra vista uno de aquellos, grandiosos morir!" Era un duro sujeto algo renuente para Some_
V magnificas panoramas que, cuando nos hubimos en.,... terse a trahmtento; pero nosotros procedimos con
jugado el sudor y recobrado el aliento, :;;iempre nqs energia y logramos hacerlo descargar
indemnizaba de nue~tra fatiga. Este era ~l,. terreno A mas de nuestras dificultades inmediatas, supi_
más elevado en que hasta ahora nos habíami>s hallado. mos de o ras en per~pectiva A consecuencia de la
En nuestro derredor había un océano de montañas, muchedumbri: df' emigrantes de Guatemala para Mé_
y espiando por encima de ellas, pero tan pequeñas :dco, ninguno era admitido ,en ese territorio sin un
tomo para o:lr un pleno efecto a nuestra inmensa ele_ pasaporte de Ciudad Real, la capital de Chiapas, a
vación, se hallaban las cónicas puntas de dos nuevos cuatro o cinco días de, camino de la frontera La fron-
volcanes La superfi<'Íe era de- roca caliza en inmenso tera era una larga ]fnea de río en medio de un de-
estrato, con cualZO, ~n uno de cuyos pedazos encon_ sierto, y habia dos caminos, el más bajo muy poco
tramos upa :partícula de oro. Aqui otra vez, en este transitado por motivo de la dificultad de atravesar los
vasto desierto de montañas, sumergidos en las en_ ríos, 'mas el' aquel. tieJ;npo .pasable. Sin embargo,
trañas de la tierra, están aquellos repasita/ios de como nosotros iutentábamos, de todos modos, detener...,.
preclosos minerflles por los que millones de millones nos en este lugar con el propósito de visitar las 1 ui..,..
en todo el mundo trabajan, negocian, imploran y tram_ nas, pospusimos nuestra decisión hasta para el si_
pean diariamente. guiente dí.
Continuando por este cerro, salimos sobre una En la mañana siguiente don Joaquín nos contó del
cstribaciól1 ddminand9 una vista. a lo lejos abajo de esqueleto' de un enorme animal, que se supon~a ser
nosotros, qe un valle culiiva,do. y del pueblo de San de un mastodonte, el cual habia sido hallado en las
Sebastiano ,Descendidos hast:;! el valle, dejando el inmediaciones AlgunOS de los huesos se habían re_
pueblo a nuestra de:recha, cruzamos la estribación, y cogido, y estaban ahora en la ciudad, y habiéndolos
miramos ~] fin lle, nuestra jornada de ese día: laciu_ visto" tomamos un guía y nos fuimos ai sitio donde
dad de GÜeguefenango,· situada en un extenso llano, habían, sido descubiErtos; sobre las riberas del río
con un clima suave, fecunda en, producciones trot'i- Chinacá, como a media milla de distancia. 11!n est~
cales, circundaba por inmensas montañas., y al frente tiempo el río e~taba bajo, pero el año anterior, au_
de nosotros la gran Sierra Madle, el bal.uarte natural meritado por las inmensas crecientes de la estación
de Centr:o Amérjca, cuya. grandiosa y magnífica pers_ lluvlOsa, había roto su cauce, arra"strado su borde iz_
pectiva er;él perturpaba solame~te por la penosa, consi_ quierdo, y dejado al descubierto un lado del esqueleto
deración C\e que teníamos que atravesarla Mi macho, La orilla era perpendicular, como de treinta pies 'de
acostumbrado a las llanuras de Costa Rica, hacía tiem_ elevación, y, el animal había sido sepultado. en posi...,.
po que parecía embrollado en sabe,t" para qué servi...,. cióI1 vertical A más de los huesos que estaban en la
rían la~ montañas; si. él hubíera podido hablar, habría población, algunos habían sído arrastrados por la inul1-'-
exclamado con angustia: dación y otros I!ermanecÍan incrustados en la tierra;
pero la' impresión de todo el animal, de 'veinticin~o a
HHUJs peep o'er hiUs; and .t\ip$ on Alps arise" treinta piof'S de largo, ~ra claramente visible. Se nos
dijo que co)no a ocho leguas más arril:)a, a la orilla del
Nuestra jornada del día no fue sino de veinti- mismo río: se habia descubierto el esqueleto de un
siet.;;- millas, pero fue más ,fatigosa para los hom_ animal mu('l~o más gl~ande.
bres y la~ bestias que ninguna de a sesenta desde Por la tard~ nos fuimos a. caballo a las 1 uiilas, a
ijue salimos de Guatemala Cabalgamos para el in,.. las que en el pueblo se las llama las 'cuevas Están
terior de la 'ciudad, plaza principal del último dis_ situadas como a media l~gua de distancia, .Babl e una
trito de Centro América y del antiguo reino del Qui__ magnífi.ca pl~nície, círcundada a lo lejos por elevadas
ché Estaba bipn edificada, con una gran iglesia o montañas, entre las cuales se encuentra la gran Sierra
plaza. y otra Vez una turba de mestizos se hallaban ~adre .
empeñados en su ocupación favorita de la riña de El sitio de ]a antigua ciudad, como en Patinamit
gaIl'ls A medida que caminábamos atravesando la y Santa Cruz del Quiché, fue escogido por su segurL
plaza, sonaba la campana para las oraciones vesperti_ dad contl a los enemigos Estaba rodeado por un ba-
nas El pU';~blo cayó de rodillas. y nosotros nos qui_ rrancho, y el calácter general de las ruinas es el mis_
tamos los" sombreros. Nos apeamos en casa de don mo del Qu!ché. pero la mano de la destrucción ha caí_
Joaquín Monte, un viejo español de alta consideración, do sobre ellas más pesadamente. El todo forma un
por quien fniIn{ s hopitalariamente recibidos, y que; contuso montón .de fragmentos cubiertos de yerba
aunque cenV:ali&ta, con motivo de cierto asunto de Los pnnclpales restos son dos estl ucturas piramidales
sus hijos, :e nahían saqueado su casa en Chiantla los en esta forma .
soldados de Carrera Sus hijas se vieion obligadas Una de ellas mide en la base ciento dos pies; las gra_
a refugiarse. en la iglesia, se le quitaron cuarenta o das son de cuatro pies de alto por siete de fondo, ha_

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ciendo tOf.a la altura de veintiocho pie~ No son de buen al tifido La últim<i ya estaba rota, y aunque más
piedla tallada como las de Copán, pero ,las toscas pie_ complicada, no tiene pulida la supel~icie Él trípode
zas están pegadas con c~l, y todo el exterior estuvo en la paJ;t.e de arripa def grabado es una copia de la
antiguamtnt~ cubierto de estuco y pintarlo. En la vasiJa ant~s referida, encontrada en la tumba, la que
parte superior hay una pequeña plataforma cuadrada, yo conseg4Í d~l ,dueño del terreno, ,Es de doce pul-
y al· píe yace una larga plancha de piedra bruta, apa- gada:5 de: qiámetro, y con:la Euperficie pulidR-. No
1 entemente precipitada desde arriba; quizá el altar don- de::.c.ubrin:os ningún tesoro, pero nuestro día, de tra-
de las víctimas humanas el an extendidas para el sa_ bajO fue de lO ,más interesante; y solamente lamen_
crifIcio tamos el no haber tenido tiempo de hacer una más com-
El dueño del te·rreno, un mestizo, cuya casa que_ pl¡~ta exploración
daba en la vecindad, y que nos acompañó a las 1 ui~ Mientlas tanto don Joaquín había,he~ho los <:)r1'e-,
üas, nos contó que él les había comprado la tierra a glos para nosotro~ y a la mañana sigu~ellte reanu_
los: indio3 y que, por algún tiempo después de la damos nu('sb o viaje Dejamos atrás un~. mula, un
compla, lo' molestaron con SUs periódicas visitas para caballo y a Bobón, V fuimos reforzados por: PawIíng
celebrar algnnos de sus. antiguos ritos sobl e la cima bien montndo y armado con un par de pistolas, y tllla
de esta estructura :Esta molestia continuó hasta que escopeta corta dedos ~añones pendiente del arzón de
él 'azot'ó '¿i dos o hes de· los principales y los :mandó a su silla, y;por Santiago, lin sOldado mexicano desertor
la porra ' , Juan era un interesante inválido montado en una mu~
Al píe df' la estructura había una bóveda, reves_ la, y el todo iba bajo la custodia de un respetable
ti<ia con p?edra tallada; en donde :fueron encontradas viejo arriclo',' qu~ marchaba con sus mulas de vacío pa...:.
tilia coleeYió!1' de hueso's: y una vasija de terracota, 1'a regresarlas COll cargamento de azúcar
'-:lue ahora estaban en su poder La bóveda no era del A corta cUstanCia del pueblo comenzamos a subir
largo s1,1ficient.e pala el cuerpo d,e,u~ hombre <7xten- la Sierra Madre La primeta cordilléra era pedregosa,
dldo, y los h'Jefio¡; debel1 haber $~dq separados antes y: en la cumbre llegamos a una llanura cultivada, más
dE- serco)ocf\do~. allí ' allá· de :1a cual se levantaba una segunda cordillera,'
El dueño qreía qU.é'estas estluCturas contenhm apo.,... cubierta con tm tqpicJo' bosque de robles En la cima :
S€lltos inteiiQres ,co~ tesoros e,sconq.idos" y . allí había de esta cordillera estaba una cruz El lugar se 113.-,-,
varios montículo~, que se suponía, ser los sepl.llcro~ pe maba Buena' Vista; y dotJ1iri~ba una éspléndida exten_
los '~mtiguos h,abitantes, 1(}~ cuales también, él ~o, lo sión de mcnhñaB y ·llantiras~ cinco lagos y dos volca_
dmlaba., ~()ntehi~n tesoros La situ~ción del lugar eri!: nes; uno de eUos, llamado Tajamulco- (Tajumulco-), dijo
espléndida~ Norotros nunca J..1abía~os gozado . d,e.. una nue'stro ,guía que era un voicán' de agua Más ade.....
tan Quena oportunda<l para tral;>ajar,Y cQnv~nimQ~' ~on lante de ~sb se elevaba una tercera cordillera' A
él en llegar al día siguiente y ha~er excavaciones, PI"o- ciert~ .dístancta 'más' arriba' estaba 'un rancho indíge_
metiéndole que le daríamos a él todo el tesoro, '':l que na, eh el que ro'bl1sto muchachito· metió la cara a tra~
por mi, parte tOIParia sólo las calav~ras, las vasijas y vés' de UIt' cerco de ,arbustos y nos' dijo i "adiós v , a
o otras cutiosidades;.: . ' cada uno al pasar, Más adelante, estaba otro muchacho
,Aja' nlañana siguiente, antes de levantarno¡;, a,b~~e_ a q~ien todos sucesivamente dijhrios "adi6s" pero el
ron violélltam~nte la puerta. y para nuestra sorpr~sa malcriado chjc~elo 'no quiso contestaritos Sobre la
recibimos ,un satudo, en inglés. El. vestido del extran.- cumbre. de e~tá: (ord.illera nos háltábamos casi a nivel
jero era del, pais;, su barba 'larga, y parecía c<;n,no si de: lá' cim.a de los volcanes.. A ,medida. que sul?íamos
ya hubiera' hr.cho una larga,caminata de I11adrugada a la' temperatu"'a, ¡;;e hacía más frl~1 y ,nos vimos. oblL
caballo. Parn mi gran sorpres,a y alegría reconocí a gados ~ ,p~nernos nuestros ponchos A las dos y me_
Paviling, ' a qvieu el lector tal vez recuerda que yo ~a_ dia de ta tarde llegamos a la cumbre de ta,Sierra Ma-
bia visti:kcomo superintendente en una 'hacienda de dre, la linea' di¡lisoriaA~ las' agua&¡ estandó a doce
cochinilla en Amatitlán El habla tenido noticia de millas de Gü~güetenan'gp, y en ilU~t;itro desviad,o, curS(),
nue~tra salida para México, y fastidiado Qe sus QCu_ la segunda vez que cruzáblllllOS la sierrA La cumbre
paciones y del· país, había, montado su caballo, y con de la montaña era una la;rg(y plana, mer;¡eta como de
todo lo:·, que' poseía ámarrado atrás de' la stlla, se m~dia milla de: ancho. con ásperos flancos que se ele_
había puesto ~en mar('lia para alcanzarn.os En el ca.,..; vaban sobre la derecha h~sta: una ,aterradora' cima
mino habia:( omprado una magnífica mula, y cami_ Cal1)inando alre4.~edor :de media hora sobre esta me:....
nando de prisa, y cambiándose de un animal a otro, seta, a la orilla de un arroyo de ,agua .C1~a y fría,
nos habia ,"aléanzado en; cuatro días Se hallaba en que pasando llevaba su trí,buto al Oc~ano Pacífico,
dificultad cap. respecto a pasaporte, y estaba ansioso llegamos. a un miser4ble rancho, frente al cual el
de partiCIpar ·del. benHiCio del 'mío para salir' del país,' arriero prapuso Que acompáse:r;nqs, porque dijo que se_
ofrecien,do .a~egarse ~ mí en cualquier condición que ria imposible llegar al pueblo más cercano, Contempta_
fuese riec.. saria para ese propósito Por fortuna' mi da desde lejos no habla idea más gloriosa: ja de morir
paRaport~era'btlstant~ amplio· para protegerlo, e in_ en la cumbre de la Sierra Madre, y el escenario era lo
mediatamc'nte lo 110mbré administrador general de la bastante :agreste para la más romántica imaginación;
eyped,ición, cuyo Íli,~.terial estaba ahora'reducido a Juan pero como estábamo:l pobremente prepara<ios contra
enfermo y 0610 1ma mula de carga sana el frío, la habríamos (;ambiado con agrado por UIl, pue-
A las,nueve de la mañana, ayudados por tres hom_ blo Indígena,
bres y un muchacho, con machetesj que era todo lo Los ocupantes de la choza eran W1 hombre y una
que pudimos conseguir con tan corto viso, ya está_ mujer, que 'vivían alli sin pagar arrendamiento Como
bamos; de nuevo entre las ruinas No éramos bas_ el águila, hablan fijado su habitaCión donde sin duda
tante fuertes para derribar una pirámide, y se nos no se vedan p¿.rturbados. Mienttas los hombH~s es-
fue' :la máñana en tratar de abrir una brecha en uno taban desr:trganclo, Juan, como inválido, pidió licen-
de los lados pero no llevamos nada a cabo. cia para extender su enorme cuerpo junto al fuego,
Por la tArd( abrimos tino de los montículos El pero la mujer le dIjo que habia más espacio al ah e
interior era una áspera capa de pied1 as y cal, y después libre. Yo logré sin embargo, asegurarle un lugar en
de una hora de excavación nos encontramos con frag..;:.. el interior, Teníamos una hora de vagar por la cum-
menios de huesos y las dos vasijas de abajo en el bre' de la s!é-rra Esta pertenecía a nuestro amigo don
grabado del frenl e La primera de las dos se hallaba Joaquín iV!onte y era lo que se llamaría en mi tierra
J
entera cuando la descubrimos, pero, desgraciadamente, una bonita V sustancíal poréión de propiedad inmueble
se quebl Ó al sac::n la, aunque recogimos los pedazos Es A cada paso había algún nuevo' claro, que presenta-
de gracioso disefio, con la superficie pulida; y de muy ba un nuevo panorama de la grandiosa y espléndida

65
naturaleza En muchos lugares, entre los peñascos y mandaron llAmar al Eecretalio, un indio sin sombrero
bajo cierta.!) orientaciones, se hallaban buenas porcio_ vesbdo no más que con una rota camisa de algodón'
nes de terrp.J:lO. '"J como a media milla de distancia ha_ qllien lo examifl(, muy cuidadosamente, y leyó en alt~
bía un potrero o dehesa para las yeguas de crianza, voz el nomble de Rafael Carrera, el cual, yo creo ela
que nasorros vi.~itamos para comprar algo de maíz todo ]0 que vrocuraba descifrar. NosOtlOS no ér~mos
para nuestraq; mulas Un mañoso burro semental rei- ni sentimentales, ni filosóficos ni viajeros moraliza-
naba como señor de la sierra. dores, pero nos ~ió angustia el'pensar que tan magní-
Contigua a la choza ocupada estaba otra como de fica región estuviese bajo el dominio de semejantes
diez pies :'l'n cuadro, construida con pequeños postes hombres
sembrados a plom9, techada con rama de ciprés y a_ Pasam!o por la iglesia y el convento, subimos a
bierta al viento por todos lados. Recogimos una can- un cerro, después bajamos un inmenso ban-anco, atra-
tidad de leña, hicimos un fuego en el centro, cenamos, vesamos otro esplén6ido valle, y por último llegamos
y pasamos una ~o<:he de tertulia. Los arrieros tenían al )ueblo incHgcna de San Martín, el cual con la be-
fuera una gran fogata y con sus albardas y cargas for_ JIezl' y ei ps-plepdor de todo lo que nos rodeaba po_
maron un p'\rapeto para protegerse contra el viento dia haber sido es-cogido por su insuperable herm~sura
La fantasía evocaba una imagen de escenas muy leja_ de posición Nos dirigimos al cabildo, y de allí a la
nas: de un reduc·ido círculo de amigos que tal vez en cho~a del al"aIde La población era toda de indíos;
esOs momentos pensabari en nosotros. Tal vez, ha· el secretario ~ra un muchacho descalzo, quien deletreó
blando la verdad, nosotros desearíamos estar con ellos; cada palabra del pasaporte excepto nuestros nombres;
y, sobre torlo. al mirar nuestro lugar para dormir, pen_ pero su le~tura bastó para conseguir cena para noso-
saríamos ~n las comodidades del hogar No obstante tros y pll\visiór. para las mulas, y en la madrugada
eso, pronto ?lOS dormimos. Hacia la madrugada, sin seglilmos ~t1e'lante
embargo, se no~ hizo recordar nuestra elevada posi.
ción. El suelo estaba cubierto de escarcha blanca, y Por alguna ~stancia caminamos sobre una eleva_
el agua estaba congelada basta un cuarto de pulgada da loma, eon UI' precipitado barranco a cada lado en
de espesor Nuestro gufa dijo que esto acontecía re_ cierto lugar tan angosta que, según nos dijo nuestro
gularmente cada noche del afio cuando la atmósfera es_ arriero, cuando el viento es tempestuoso hay peligro
taba despejada Este era el primer hielo que veiamQs de oer impelldo por él. Seguimos bajando, y a las
en el pals 1"os hombres titiritaban alrededor de una doce y cuurto llegamos a San Andrés Petapán. a quin_
fogata, y, tan pronto como pudieron ver, sali~ron a ce millas de distancia, florido con naranjos, zapotes y
bus('al.' las mular. Una de ellas Se había extraviado; otros árboles fnltales Pasando por el pueblo a corta
y nlientras 'os hombres las buscaban, -nosotros nos c.tfstancia má" a0elante nos ~mos detenidos por un ín-
desayunamm:, y no· pudimos emprender la marcha sino cen~io en el bosque Dimos media' v\lelta e httentaw
hasta un "'uarto antes de las ocho Nuestro carhino mas pasar por otro c~mino, pero nos' fué imposible
atr~vesaba lp. cumbre de la sierra, que por dos l~guas Antes, que regresáramos ya el fuego habia alcanzado
era una m~$eta plana, ~n gran parte compuesta de in- ai lugar que abandonamos, y aumentaba tan de prisa
mensos le{~hvs ce pizarra roja y piedra caUza azul o que tuvimos temores por las mulas de carga, y las
roca gredos:J, que· yada en capas verticales' ~ )a~ hicimos regrpsar con los hombres hacia el pueblo Las
diez principiamos el, descenso y a tal 110ra tódavia el llamas venían serpenteando y crujiendo ha.cia noso-
frío era riguros('l El descenso sobrepasó en graf!.dio.. tros, creclenc'o y zumbando por: las 'ráfagas de viento,
sldad y m(t~[I~tkencJa a todo lo que ya habíamos visto y de cuanco en cuando, al ser alimentadas con mate-
Este lo hichnos por Un ancho pasaje con murallas de rias secas combustibles, lanzaban llamaradas y relám_
montaña p~rpendiculares, que se encumbraban en ás- pagos como un reguero de pólvora Nosotros retro-
peras y t.eníficos- pico's, más y más elevados a medida cedimos, mantet'iéndonos tan cerca de ]a Unea de fue•.
que bajábamos, de dOl)de sallan gigantescos árboles go como podfarr.os, pues el camino se extendla a lo
de ciprés, ron 11)5 tro'ncos y todas sus ramas muertas largo de la falda de la montaña; entre tanto el ineen.
Frente a noe;¡otros, en medió de estas inmensas mura.. dio venfa desde abajo del barranco, cruzando el cami-
lIa5, se extendía un panorama que alcanzaba más allá no y ~oviéndose hacia arriba¿ Las nubes de humo y
del pueblo de San Andrés, a veinticuatro millas de cenizas, el furioso movimiento de las ráfagas de vien_
distancia. U'la corriente de agua despeñándose sobre to y de la~ llam1s, el estallido de la8 ramas quemadas
las rocas y piedras, se pre~ipitab!l hacia el "Atlántico; y los árb~les envueltos en fuego, y el rápido progre-
nosotros la cruzamos quizá cincuenta veces sobre ru_ so del elemento destructor formaban una eScena tan
f

dos y toscos puentes como la propia corriente y como salvaje y espantosa, que nosotros no pudimos arran_
las montañ~s por entre las que corda A medida que carnos del lugar. Al fin vimos el fuego dirigiéndose
bajábamo~, la temp~ratura se hacia más suave A haCIa arriba POcO la falda del barranco, interceptando
las doce del dla el inmenso barranco nos dJó salida a el paso delante de nosotros. Espoleando nuestros ca.
un fértil v':l.lle de una milla de 'anchura, y al cabo de bailas, atravesamos precipitadamente, y al instante el
medJa hora llegamos al pueblo de Todos Santos. So- todo era un manto de llamas. El fUego ahora se ex_
bre la dere,cha, a lo lejos abajo de nosotros, habia una tenciía con tanta rap!dez que nos pusimos alarmados,
magnifica mE"seta cultivada con maíz, y circundada por y volvimos precipitadamente hasta la 191<;~la, la que,
la falda de una gran sierra; y en los suburbios del pue_ sobre una f'-ll?varión sólidamente definida contra la in-
blo habia mallZ1tnos y durazneros cubiertos de flores mensa montaña en el fondo, estaba delante de noso-
y de tiernos frutos Habíamos llegado de nuevo a las kas como un lugar de refugio. Ya por entonces los
tierras templadas, y en Europa o Norte América la aldeanos se habían alarmado, y hombres y mujeres se
belleza de este miserable y desconocido pueblo daría un precipitaban a las alturas para observar el avance de
tema para la poesfa. las ltamas. El pueblo se hallaba en peligro de una con.
flagración: habría sido imposible hacer avanZar las
CuandC\ ('aminábamos a través de él~ al extremo mulas cargadas hacia airlba de la loma que hablamos
de la calle flÚmo~ detenidos por un indio bonaeho, sos- bajado, y re~olvimos depositar el equipaje en la ¡gle.
tenido por elos hombres apenas capaces de sostenerse sia, y salvar a las mulas haciéndolas subir descarga-
a sí rnismo~. qUlenes, supusimos, 10 llevaban a ]a cár_ das. Esta era otra _de aquellas salvajes escenas que
cel; pero, bamboleándose delante de nosotros, nos obs_ las palabras no puedE::n describir. Nos paramos sobre
truyeron el paso, y gritaron: "¡Passeporte!". PawHng, la cumbre da la colina frente a la plazuela de la igle_
de antemano, y para asumir su nuevo carácter, se ha- sia, y mientras ohservábamos el fUegO, las negras nubes
bía amarrado ]a cha~ueta alrededor de ]a cintura por y el resplandor de las llamas envolv an la falda de la
las mangas, y conducia una de las mulas por el cabes_ montaña y dejaban libre al pueblo Aliviados de te-
tro Nlngt:no <le los tres podía leer el pasaporte, y mores, nos sentamos bajo un árbol enfrente de la igle_

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sis a gozal banquilamente del terrífico espectáculo y allí para servirnc·s, o que enviara un alguacil. El con_
de una fría gallina. Los carbones y cenizas caían al. vento quedaba cDntiguo a la iglesia, sobre una abierta
rededor, y el elr:mento destructor se abalanzó con.fu- meseta, d<,miuando el panorama de un· espléndido va-
ria perdonando al pueblo frente a nosotros, qUIzás lle rodeado de inmensas montañas, y hacia la izquier-
pa;a convertir en ruinas algún otro da una vi'3ta entre dos cadenas de montañas, agrestes,
Nos vimos obligados a esperar dos horas. Desde ásperas y ele" adas, cuyas cimas se perdian en las nu_
el pie de Ja colina sobre la cual estaba situado el pue- bes Delante de la puerta del convento habia una gran
blo el te! reno !.e encontraba caliente y cubierto con eru... sobre un alto pedestal de piedra, con el repello
uDllleve C3pa de cenizas; el matorral y monte bajo Se destruido y cubierta de flores silvestres. El convento
habían quemado, en algunos lugares yacían los árbo- estalla cerrado por una valla de ramas secas, sin nin-
l~s reducidos a montones de brasas, y otros estaban en guna entrada ha~ta que nosotros se la hicimos El pa-
pie con sus troncos y ramas todos ardiendo En cier... dre no escabe. en casa, lo que fué mucha fortuna para
to lugar pasamos por un cuadro de cenizas blancas, él, puesalli no habria babido espacio suficiente para
restos de alguna miserable choza indigena Nuestras todos. En efecto, todo parecía exactamente prepara-
caras y mano estaban chamuscadas, y todo nuestro do para 'fiuestr& compañia; babía tres camas, justa..,
cuerpo caliente cuando salimos del ardiente bosque mellte tantas como las que podfamos ocupar de modo
Por algunos momentos el aire libre era una delicia; conveniente; y el estilo de ellas era nfievo: estaban
mas apenas acabábamos de salir de una pena cuando fabricadas d. largos palos como de una pulgada de
entramos a otra Enjambres de enormeS moscas, qui- grueso, amarrados con cuerdas de córteza por arriba
zá arrojadas por el fuego qUe reVoloteaba", por las y por abajo y descansando sobre borquillas como de
oriltas de la región incend1ada, cayeron sobre las mu- dos pies de alto sembradas en el terroso piso.
las. Cada piquete sangraba, y, las atormentadoras se El alcalde y su mayor hablan levantado al pueblo
adherían a los sufrieos animales hasta que se les sa_ A los poce·,; minutos, en vez de la mortificante respues_
cudía con un varejón-, Durante unll hora trabajamos ta "no hay". las provisiones preparadas para nosotros
duro, pellJ no les i'qdimos' níantener libre la cabeza eran casi ignales a las qüe ofrece' el paraísQ turco,
ni el pescueozD Las pobres bestias estaban casi fre,;. Veinte o treinta mUjeres llegaron al convento al mismo
néticas, y a neB8.!' de todo 10 que pudimos hacer, que_ tiempo, con canastos de, maíz, tortillas, dulces, pláta;.
daron con la· nuca, el interior de las patas" el hocico, nos, hocoles (jocotes\, zapotes, y una variedad de otras
las orejas, las narices y todas las partes blandas de la frutas, cada uno de cuyos surtidos; al tratarlo, valla
piel, goteando sangre Apresurándonos, al cabo de tres üentavos, 'y entre ellos habia una especie de tor_
tres horas divisamos la iglesia de San Antonio de tillas, delgados y bien cocidas al horno, como de doce
Güista, y a los pocos minutos entramos a la población, pul&adas de diámetro, a ciento veinte por seis centa-
bellamente situada sobre una meseta que se proyecta- vos. de laó cuajes, como no eran dispendiosas, hicimos
ba del declive de la montaña, mirando sobre una in- una gran provisión
mensa abertur~, y d(lmina~do por todos lados un es_ En eSle lugar nuestro; arriero iba, a separarse de
pléndido panorama. Por. este tiempo nos ballábamos nosotros. No teníamos sino una mula de carga apta
fuera del alcance de la guerra y libres de todo temor. para el servicio, y acudimos al alcalde por dos carga-
Con la adición de las pistolas y la escopeta cuache de dores para que fueran con nosotros a través de la fron'l"
Pawling, con un fiel arriero,. con Santiago, y con Juan tera hasta Comitán.,El salió, según dijo, a consultar
ya parado otra vez, podrf~os haber aS!lltado un pue. con los mozos, y nos informó que ellos pedían seis dó;;
blo mdigena y encerrado a un alcalde refractario en lare::; por cada uno. Nosotros le hablamos de nuestro
su propio cabildo. Tomamos posóSión de San Altto- ami~o CalTera, y en una segunda consulta la deman-
n'io .de GÚista•.dividiéndonos. nosotros mismos entre el da se redujo a la tercera parte. Tuvimos necesidad
cabLdoy el conventg, mandarnOS llamar al alcalde (aún de hacer provisiones para tres días, y aun de llevar
en' ~os confines de l,;entro Ainérica el nombre de Ca- maíz para las mulas; y Juan y Santiago pasaron ,una
~era era oIDnil?otente)', y le dijimos que se estuviera noche atareada cociendo las gallinas y los huevos.

CAPITULO 14

COAlODOS ALOJ4MIENTO$-:'COII¡TINpACJON DEL VIAJE - CAMINO PEDREGOSO ~ ·HERMOSO


roo - {jN PUENTE. COLGANTE - EL DOLORES - roo 1,AGARTERO --MENGUADO EL ENTU.
SIASMO - OTRO PUENTE. ..,.. ENTRADA'A MEXlCO - UN BAlIlO _ UNA IGLESIA SOLITARIA. _
UN LUGAR F.S:fI;:RIL - ZAl'~UTA - COMlTAN - OTRO PAISANO - MAS PERPLEnDADES - COR· '
TESIA OFICIAL - EL CO~PIO DE COMlTAN - EL CONTRAlJANDO - ESCASEZ DI;: JABON. ~

A la n'lañana sig\t.iente nos encontramos con que el hacia abajo un fértil valle oblongo, a dos o tres mil
convento era tatt confortable, estábamos tan abundan- pies de pl'ofund?dad" circundando en to'do el derredor
temente servidos, el alcalde o su' mayor, con vara' en por una muralla de montañas. y semejancjo una inmen.
mano, se hallaban a ,nuestro servicio en todo tiempo y sa excavación. Hacia el otro extr~lllo del valle babia
el paraje era tan hermoso,' que no tenfamos mucha pri- un pueblo co.n una iglesi~ ~n ruinas, y el camiho subía
sa para irnos; pero el alcalde nos informó que ya to.. pDr una prec~pitc da cuesta hasta un llano al mismo ni_
do ~staba Jí.st..o Nosotros no vimos a nuestros conduc_ vel de aquel en que nos ballábamos, onllulado e ilimi-
tores, y averigm<mos que él y su mayor eran los mo· tado c9mo el mar. Debajo de nosotr.os parecía como si
zos a quiene~ él habia consultado Ellos nos dejaron pUdi.ésemos d~jar caer una piedra hasta el fondo Des_
escapar 10R dos dólares por cada uno, y dejando por un cendimos por una de las más escarpadas y pedregosas
lado sus varas y su dignidad, se desnudaron las espal_ sendas que hasta entonces habíamos encontrado en el
das, se pusieron el mecapal sobre la frente, levanta- pais, cruzando y recruzando en zig.zags a lo largo de
ron las cargas V salieron trotando. la falda de la eminer cia, haciendo tal vez el descenso
Nos pusimo:oo en marcha cinco minutos antes de de milla y mece' de largo. Muy pronto llegamos a la
las ocho El ti~mpo era hermoso pero nublado. Des_ orilla de un hermoso río que corría a lo largo del va.
de el pueblo descendimos una colina hasta un extenso lle, bordeado en ambos lados por: inmensos árboles,
llano ped.egoso, y como a una legua de distancia lle_ que extendían sus r9mas por encima del :uno al otro
gamos al borde de un precipicio, desde el cual miramos lado, y con sus raíces bañadas por la corriente; y en

67
tanto que el Hallo, más distante estaba seco y abrasa_ n~ un soldado, todo estaba tan desolado como si nin_
do; ellos SE' encontraban verdes y lQzanos Caminando gun ser hum?no hubiese jamás cIuzado antes la fion~
a lo largo de él, llegamos a. un puente colgante de la tera Tuvimes HDa breve consulta' para decidir sobre
más primltiva apariencia y consb ucd6n, llamado POl ~n qué Jada ~campar. y dispusimos hacer nuestro a10-
los, uativos La Hamaca, el. cual existía aHí desd~ Jiem- JmllJento en Mé,rico. Yo iba montado en el caballo de
po inmemcri!ll. Estaba hecho de :nlimbres letorcidos en PawHng, y lo espoleé para que: enb ara al agua, para
forma de CU(~I da~, con un espacio e,amo de tres pies en_ se~ el pl'i'l1e~'o e.n tocar ,tierra Con, una zambullida
tre uno Y otro, y tendidQ a través del 1'10 con una ran. s~s patas delante,ras ya n.o tocalO.l.t fonclo, y mis pier_
da colgante de ~nl'edaderas" con los extremos amarr,a~ nas quedaron baJO de agua Vacilé por un instante-
dos al tremeD de dos árbo~es opl,1estos; Se hallaba sus. m~s como el ag~la 8ubiQ hasta mis pistoleras, perdí lo~
pendido coro", a veinticinco pies, arriba del río, el cua~ bl'1~:J y di medIa vuelta para Centro Arnélica, Según
tenia aquí Unos ochenta p~.es de ancho, y esta.1?a soste- SUpl~nQS más ta!'de, el agua tepía diez. o doce pies de
nido en dif~renfes lugares' por bejucos a,ta.Qos a las profundidad " .
ramiJS Se s:lbia ha!1ita él PQr una ruda es~ala J,asta " AguaId~:nofi a JOf: jndJos, con cierta duda sobre Si
una'plataforma en la horquilla, del ·árbol En.el fono serIa P€?sihle. en~ to~o cas? cruzal. con el equipaje A
do de la hamaca estaban tendi,dos dos o tres palos para sor'...a dlslallc~a 11ama arrIba habia un 3n:ecife de pe-
l>as31,;la~ Se halrmceaba con el ;Viento, y era un vaci~ nas, formando ]'2udales, sobre el cual había habido un
lantE Y algo inseguro medio de transporte Desde el puente con uu arco de :rnad~ra y estr~bos de piedra
cenu'o, la vista elel río por ambos lados. bajo 10$ arcos e?listiendo to~~vfa ~stos últimos. pues el puente'habiá
de los árboles e:"a tan hermosa, 'Y en tod.as direcciones SIdo ~rrastrarlo por 1]1 f;l'.ecida de las aguas siete años
la hamaca era.. un objeto de los más pintOl escos Pro- antes 'Estáb:lm<'s a fines,de la estación seca¡ las ro~
seguimos ('On direcci6nal pu~blo, 'y después de una c~s en a1gJ,mrs Iqgares e~taban enjutas, el caudal del
corta parada y de .fumat con el alcalde, caminamos no tor1'1a en canales de ambos lados, y, colocamos un
hast.a el extrAmo final del valle y por :una subida em- madero hasta ellas, desd~ los estribos' del puente Car_
pinada y pedregosa, a las dQce y., veinte minutos llega- gamos c(>n las sillas y"brldas de ,las mulas, y caut3~
mos al terreno plano. de aJitiba. ,Aqui nos 'apeamos, mente, ca)) e, agua. rompiéndose con r.1pidez pOI arri.
les quitamos al {reno a nuestras, mulas y nos sentamos ba de nue:;tr:¡s rodillas, pasamos a mano todas las ca.
para: aguardg·¡' a nuestros indios, mirando hacia abaj() sas hasta p.1 otrQ lado; op~ración que nos llevó una ho_
el- profundo y abrigad.o valle, ~.pOl' detrás la gran fila ra Una noc{le de aguacero en ]a montnÍJa 10, habría
de cordilleras coronadas POI' la Sierra Madre, que pa. hecho im11asab1e, En seguida las mulas atravesaron
recía una barrela a propósito para ,separar dos mun· D~dando, V tcdor· saltamos a tierra felizmente en Mé_
dos, . XlCO,
Libres de' todo' recelo,. nos hallábamos ahora en
pleno goce del agl'este pals y del priniltlvo mddo de En la 9 ri l\á opu~sta ~I lugar por d!>nde yo intenté
viajai'~ - Pero nu~strog pc>bres indios, tal vez, no goza~ atraVf~sar babía un claro semicircula.. de] ellal la tutí-
dan tanto' de' él, La carga acostumbráda era de tres ca ab,é~t~t~ ela ~,l paso que con~uCía' ~ lils provincias
a cuatro árrobas. de setenticinco a cien libras; las nues_ mexicana!; l o cerramo~', soltamos" las ~úlas, colga_
tras' no' efon más que' oe cincuenta; pero 'el sudor les m9 s ~e, log árboles nuestros. efectos petE¡onales, !Y: vi·
corr1a por su~ :desnudos cuerpos,'y todos sus miembros vaqu.eaI'nos en el centro. Los edados encendieron, un
temblaban' Después, de un corto descanso emprendie- ftí~go, y f1li~n~as, ellQS pJ;eparaoah 'l~ cepa. l\osotros
ron de nuevo· su camino . El día era caluroso y sofo_ b~~H~O~. al 1'10 p¡ira b~fiarnC?~., I,.o~ r~upa]es s~ rom--:
cante,' el terreno 'seco: abrasado y pedregoso Tuvimos pi~R- ar'lba ~e nosotros Lo s~lvale de la e.scena su
dos abru)Jtos descensos, Y' llegamos al río Dolores En sep!"r~c~ón y r¡lelamie~to, la l~mpidez del.agua.,ln ~en.,
ambos lanas. había grandeS' árboles, que'brindaban una sacI¿n. ~e, ~abeÍ' efectL!8,do u~a. par~ iirtportaqfe de
hermosa sombra, la C!ue", después de :nuestra abrasado. nue~t~o Vl::t]<'. todo rey¡V1.<J t;I.ue~h,? ~er en lo flSíco y
ra caminata en(~ontráinos, deliciosa El.lio era como eh lo mOlal Le·s vestidos' limpios consumaron la "glo-
de trescientoR pies de ancho. En la estación lluviosa 11a de eSte b~ño. Por varios 'días nuestros órganos
es impasahle. pelo en el tiempo seco tiene no más que digestivos hablan estado desarreglados, pela cuando
tres o cuatro pies de hondo, es muy claro. y d~ colQf. ~ nos sentar~os ~_ cena)' ellos podrfa~ haber tomado por
verde pal dusco probablemente por el reflejo ·rle 16s ! ~u. ~~c:.:~ta las Ilendas de las mulas. y mi bravo macho
árboles :-10 habíamos tenido agua desde que dejamos -eIa, un placer el oírle cascando su maiz Nos en_
el puente colgante, y tanto las mulas como nosotros con.rrabamo§l fuera de. Centro América, salvos de los
nos propd~amos de la medida: bebiendo) r
,pe,l\gr:os qe l~ rey<?lucIÓI), es~áQ~mofi, ~n los. ~srestes
,Nos demoramos"qul 'una media hora; y luego lo.s conf1\ié~,.<I •. ~'léXlco. cpn buena ~~!t¡d, buen apetl.to. y
temo.1'es; que habían':estado operando más o menos to.. con. aIpo .~\le c.9tpe,r TeT1famo~ H\l~ ~r,ehte a :nosotr'?s
do el tiempo nos hiC:ieron sent.irnos muy desconsolnl.. un ~l ~menr)p VJ~Je" p~ro ~sto no, ¡SJgnJfr~ab.a. n.a~ ~n~
dos Estábamos apr,nxjmá'tldonos, y, .ya muy cerca, a dUV.lmo& a gran·...es. :p~o,s .p~r eJ pe~ut=;fj.~ claro" t{lD 01'..
la flantera oe MéXIco Este camino era tan poco gUl1osaf!lente como los COtlqU1sta~ores de. Mexlco, y
transitado, qtle, segun se nps in~ormó, allí no habla ~n. medlO de nUr:'stra extraVaga~Cla re;olv~os conse~
una guarnia E'n ,toda forma, sino piqu~tes !=le sóldaqos gwr un. p(>scado para el desayuno: _No· ten13~os. an·
que recorl ían toda la línea de la "frontera para impe. zu~los, y en nuertras maletas de YJa]e n~ ~abla nI un
dir el contraba~do, qQieneS' p6drfan consiqérarnos a alflle~, p~r.o tenf.amos .!lilo:~ ,~,g~Jas Pawhng ,,, con la
nosotros mismos: coreo 'tal '. N1,i.~str?s pasaportes eran expen.encl8 de R~ete anos dt} ·vlda borrascosa t. tenía
válidos para s~i,1jr J~ .Centro AIJIérlCa; pero para en_ expe~dlentE'S, v p1:.S0 una aguJa al fuego, <tue suavIZÓ s,u
t1'ar a México ~e· hada nécesalio ~l pasaporte de .las temple, de modo q~e Pl;ldo ha~er con ella un arponCl..
autoridades rnextcanás de', Ciudad Real, a', cuatro dfas 110 En todos los arboles habla pa~os, y nosotI'o~ po.:
de 'camino Ira, 'rala1?ra ré~oced~r ~b estaba én nue.s. diamos ver los pe~es en el·a~a;Jlo un~~o que necesItá..
tro vocabular~o; quiz'?, nQs 'Vérfart).os ,obliga.dos a espe. bamos d~ ellos ~~a_ que abrIeran, la, bbca y se ~~gan..
'ar <::n el desle-rtc hasta que pudiéramos enviar por uno. chalan en la aguJa, pero e~to fue 10 que n.o qUIsIeron
I . .. . . hacer, y s610 por estR razón 110 pescamos mnguno Re~
A la media hora: llegamos al río Lagai'tero, la línea gresamos.. Nuestros hombres cortal'on algunos palos
dlvÍ'mria entre Guatemala y México, a una escena de y los apo)'aron pn la orqueta de un árbo', cubriéndo..
agreste y de sin par, belle~a, con ri!Jeras sombreadas los con ramaS "Extendimos debajo nuestros petates, y
poi 'algunl)s de los mas maJestuosos arboles de: las sel- quedó pre¡.-arado nuestro techo y nuestras camas. Los
vas tropictles, con agua' tan clara como el crista~ y criados apilaro~ trozos de leña sobre el fuego, y nues"
peces de en pie de !,¿lrgo jug!1~teando en ella tan oul· ha sueño fué .profundo y gl~X:ioso. , .
cemente Lomo 'S' alH _no hubIera anzuelos No se vela Al rompt"r el dla a la manana Siguiente ya ;estába...

68
mas atta vez en el agua Nuestro baño fué aún mejoL' RegleSamGS j' encontlam,os a MI' Cathel wood calen-
que el de la nOf'"he anteriot., y cuando monté me sen- tándose a la llama de tres o cuatro tielnos árboles, que
tía capaz de caminal a través de México y de Tejas habia apilado liI.o sable otro El viento ~hOla barria
basta la propia puerta de mi hogar Ya de vuelta una furiosamente sobre el llano La noche se aploxima-
vez más a los vapores y ferrocarriles, qué aburridas, bu; no hah.famm: comido nada desde por la mañana;
pálidas e insípidas me parecerían todas sus comodida- nuestro pe-qucño depósito de provisiones se hallaba en
des. manos inseguras y comenzamos a temer que ninguna
Nos pusimos en marcha a las siete y media A muy de ellas nos llegara. Nueshas mulas estaban en ta-n
corta dishmcia tres jabaHes cruzaron nuestul senda, malas conifi<'ior.es como nosotros El pasto ela tan
todos a tno de escopeta~ pelo nuestros cüados lleva- escaso que requE-rían una amplia extensión, y las deja-
ban las armas, Y al momento ya era demasiado tal de mos ir libres excepto a mi pobre macho, al que, POI
Muy pronto c::aUmos del bosque que bOL deaba el rlo, y ciertas pIopensiones a andm'rear adquiridas antes de
l1e~.Jmos a un llano abierto. A las ocho y media el u- lleg&r a mi poder, nos vimos obligados a amarrar a
zamos una pequeña colina pedl egosa y Jlegamos al se- un árbol. Ya hacía un rato' que había anochecido
co lecho ue un lo El fondo era plano y calcinado, y cuando se asomó Santiago con las alforjas de provisio~
los lados lisos y simétricos, como los de un canal A nes en la espalda E~ habia regresado seis millas cuan~
media legua tle nistancia apaleció el agua, y a las nue- do encontró la huella de los pies de Juan, una de las
V"e y media de la mañana se convirtió en una couiente más anchas que jamás se hab"ián plantado, y la siguió
considerable De nuevo penetramos a una selva, y ca- hasta una infeliz choza en el bosque, en la que esperá~
minando por una angosta senda, vimos directamente bamos detenerncs Nada bablamos perdido con no pa~
al frente ~e nosotros, cerrando el paso, el costado de 1 al' alll¡ todo lo que.. eUos pudieron conseguir para lle-
una gt3n igl(>si~ Salimos, y miu~,mos todo el gigan- varse fueron ruatro huevos. Cenamos, apilamos nues-
tesco edUido sin una sola habitación, ni vestigios de tros baúles a barlovento, extendimos nuestros petates,
ninouna a la vista. El paso nos condujo a través del nos acostamos, contemplanlos por breves instantes las
1 atoO muro de un patio Nos apeamos en la obscura eshelIas y nos dormimos. Durante la noche cambió el
sombra d<::1 frente La fachada era suntuosa y perfec- viento y por poco no~ arrastra.
ta Tenia sesenta píes de frente y doscientos cincuen- La mañana siguiente, previa a la entrada una veZ
ta de fontIo, pero estDba sin techo, con árboles crecien- más a regiones habitadas, hicimos nuestra toilet; eS
do en su area hasta nrriba de los muros Nada pow.ía decir, colgamos lID espejo de la rama de un árbol, y
exceder a la quietud y desolación de la escena; pero nos afeitamm! el labio dé arriba y una pequeña pai.·te
habla algu singularmente interesante en estas deste- de la barba A las siete y c"lUlrto nos pusimos en mar;.;
chadas iglesi."'s. E"xistent1is en lugares enteramente des- cha, después de comemos" xiuestros últimos fLagmentos
conocidos Santiago nos contó que esta se llamaba Desde que salimos dé Güista nohabíamos visto un Sel'
Cohatá, Y. según la tradición, fué en un tiempo tan li- humano; el uaís estaba todavía desolado y tliste; no
ca que los habitantes llevaban sus cántaros con cuer- habla ni un soplo ¡]~ aire; las colinas, las montañas y
das de secla Dándole nuestras mulas ti Santiago, en- los llanoser~n todos ,estélile~ y pe;dregosos; pela, a
tramos por la 3biertá puerta de la iglesia El altar medida" que el s¿.l apuntaba sobte el "hOlizonte,'sus ra_
estaba derribado, el techo yacía en rotas masas sobre yos alegl,aban erta ~scena qc infecundidad; Durante
el suelo, y toda el área era.' una: selv~ de árboles Al dos horas ascendimos por una estéril y pedregosa mon~
pie de la iglesia, y en comunicación con ella, habia un taña. "Aun B:t1tes de es"to la desolada flonfera parecía
convento No tenia techo, pero las dependencias se casi una' harrera inexpugnable; pero AlvaL'ado la ~a"
hallaban coJrlpletas como cuando el buen padre estaba bía atravesado para penetrar a Un país desconOCIdo
para dar hi bieilvenida al caminante. Enfrente de la lleno de enemigos, y poi- dQs'veces un ej~rcito mexica~
iglesia, a cada lado, había una escalera que conducla a no había invadlpo a eerttro An':1ériea. .
un camp~nario en el centro de. la fachada Nosotxos A las diez ) niedía llegaMoS a ia eun,?r", de la
subimos hasta la punta. Las campanas que habían montaña, y PD. JífIea debajo d~ nosotros ml~amos. la
llamado a los rezos matutinos y vespertinos ya no es~ igle,ia de Zapa)utá', el ,primer pueblo de MéXIeo Aqul
taban; los br3zo~ de la cruz estaban quebrados. Las ;reviviel'on nuestros temores por"la falta de pasaporte:
piedras del campanario eran sólidas" masas de conchas, Nuestro gi ail objeto era. Ilegal' a Comitán; y alll eSpe.
gusanos. "bajas E" ;ns.ectos petrificados. : Hacia un la- rar el- golpe, AprOXImándonos al pueblo, evitamos el
do miramos nara abajo dentro del área destechada, Y carnmil ."qt.le pas;.¡ba. P9r .la pJaza, y deja~do el ~quipa­
hacia el otrá sobre una desolada legión Un homble je que .pasara ~omo p"udie;1'3¡ caM!na~?S de Pll!i...a por
había escrito alll su 1j.ombre: los subut bios asustando a a gunas mUJeres y nmos, y
antes que nupsta entrad"a se sup.le":ta en el cabildo no:-
JOAQUIN RUl)ERIGOS, sotros ya estábamos mlis 'allá del pueblo. Caminamos
a buen paso como tina milla, y en seguida nos para_
Conatá, Mayo 1Q, 1836 mos a re5pirar. Un inmenso peso se quitó de nuestra
mente, y uno~ a otros nos dimos la bienvenida a Mé-
Nosotros esmbimos nuesu'os nombres abajo del xico Lleg¡'nrlo de .la desolada frontera, se abrió para
suYO Y descendimos, motitamos, caminamos sobre un nosotros como un antiguo pafs bien constituido, civili-
tel'reno pedregoso y desoládó, cruzamos Un río, y vimos zado, pacifico y bie~ gobernado "
a nuestro frente una l'inglera de colinas, y más allá
tina cadena de montañas. En seguida salimos encima Cuatro boras de cabalgar soble una planicie ári-
de \Uta ab~erta y pedl egosa meseta. y después de cua- da Y atenosa noc;;. llevaron a Comitán. Santiago> que
tro horas y merUa de cabalgar, vimos el camino sel..:. era un desertor del ejércitO Í'néxIcano l temiendo Ser
penteado a t~avés de una estéril montaña hacia nues_ captilrado. llOS abandonó ~n los suburbiOS para legle-
tra delecl)a, y, temelOsos de haber perdido nuestra sal' solo a través del desierto que babiamos pasado, y
ruta, nas paramos debajo de un pequeño árbol fl on~ nosotros nos dirigimos a la plaza Fl ente a ella, en
doso a eSllerar a nuestros hombres. Dejamos libles a una de las casas más grandes, vivía un americano. Par_
las mulas, y después de aguardar por algún tiempo, te del frerte esteba ocupada como tienda; y detrás del
mandamos a Santiago a busca1'las El viento azotaba mostradOl estaba un homble cuyo lastro evocaba el
sobl e el Uano, y mientras que Mr Cathel'woo<l corta_ recuerdo del hogar; Yo le pregúnté en inglés su pom-
ba ieños, Pawling y yo bajamos a un barranco a bus~ bre eIa M'Kinney, y él me contestó: lISí, sei'ior" Le
cal' agua. El lecho estaba enteramente seco, y uno de hice otras valia& prepuntas en inglés, a las cuales res_
nosotros tomó rumbo hacia all'iba y el otro hacia aba_ ponuió en e~pañol Los sonidos le eran familiales, sin
jo Pawling halló un hoyo de agua lodosa en una roca, embargo tl'at'scurri6 algún tiempo antes que él pudie~
Ja que, aun ,ara hombres sedientos, no era tentadOla. ra comprender T.Jlenamente que estaba oyendo su na~

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tiva lengua; pero cu~ndo Jo comprendió y se di6 cuen~ sitamos al plefecto, quien nos ,tecibió con igual cor-
ta que yo ela un compatliota, se despeltaron sus sen- tesía, lamentando la necesidad de estorbar mis mo_
timientos olvidaoos durante tanto tiempo, y nos reci~ vilnientos al mostrarnos una copia de la orden del go-
bló como aquel a quien la ausencia no habla hecho más bleloo, que era IIllPerativa, y no haCÍa excepción en fa_
que fortalece~ l<..s lazos que le ataban a su patria v~r de Agentes CQ.nfidenci~les Extraordinarios El,
El Dr James M' Kinney, cuyo modesto nombre fué s~1! embarvo, est"f'ba en verdad deseoso de servunqs, y
tl'ansformado en Comitán en el imponente de Don San_ dIJO que ~e huena gana incurriría en alguna respon_
tlago Maquere, Era un nativo del condado de Westmo- sabilidad rOl' ayudarno~, y. que consultaria con el co-
leland, Virginia, y $alió paJ;a Tabasco a pasar WI in_ mandante Nos separamos de· él muy bien implesio_
viérno en beneficio de su salud y a ejercer su profesión nados de la urbanidad y buenos sentimientos de los
Las circunstancjas 10 indujeron a hacer un viaje al funrionarios m<:xical'os, y satisfechos· de que, cual-
intedor, v él rhi~mo establecióse en Ciudad Real En quiel a que flleSf¿' el r~sultado, ellos estaban dlspuestos
la época del c6Jeru en Centro América se dirigió a a tdbutar gran lespeto a sus vecinos del Norte A la
Q1ieí:.altenango, donde fué empleado por el gobierno; mafl~na sir"uiente, el prefecto me mandó a devolvel
y vivió dOfl años en intimas relaciones con el infortu- el pasapo.l. te accmpañado de un atento mensaje mani-
nado Genforal Guzmán, a quien él describía como uno festando que desde luego me consideraban como si hu_
de JOS más cP.ballerosos, amables,; inteligentes: y. mejo- biera llegado acl editado ante' su' propio gobierno que
res hombres del país Más tarde retornó a Comitán; y seria feliz de pr<.:porctonarme tQdas las facilidades que
se casó con una dama procedente de una fnmi~ia que estuviesen a su alcance, y que; México estaba abierto
en:otra,éJoC!l hlibía sido rica y podero~a, pero-que ha_ pala mí para viajar por donde yo quisiera J\,sf que-
bia sido despojada de una parte de su riqueza por una dó lemovida una gran dificultad Recomiendo a to-
revolución dos años antes solamente En~ la reparti- dos los que des{'~n viajar que se ploveah de un nom-
ción de lo que quedaba, le tocó a él la casa de la pla" i){amiento d~ \V~shíngt-otl; .
za; y disgustún~.ole l~ práctica de su. proCesi.6n, la a~ Por; lo que toca a las revoluciones, después de ha-
bandonó v tomó la de vendedor de mercaderias Lo ber pasado POl el estallido de' una c'entróamericana no
mismo que todos los extranjerps en el· país, con mo- se nos baria retroceder por umi mexicana Pelo' no
tivo de las constantes guerras y levolm:!:lones Se habia era tan fácil desembarazarse de la orden que impedía
puesto nervioso Ninguno de estos sentimientos teQÍa visitar las rUln~s de Palenque Si nO$otros hacíamos
cuando alrihó 'Por primera vez, y cuando ocurrió la una súplica pal"8 que se nos permitiese·, nos senUamos
primera revotuc~ón en Ciudad Real él estaba en la pla_ seguros de la buena disposición de las autoridades 10_
za mirando, C'uartdo dos hombres cay~ron heridos a SQ. cale!); l>elO si no estaba en sus facultades el concederlo
lado. Por fortuna. él los l\evó"a una ,casa pal a curar· y se vieran obHgadas por órden~s imperativas a ne~
les las heripas, :J mientras tanto el partido atacante se garla, sería u~a falta de. cortesía el pretender tal cosa
abrió paso h?sta .la plaza, y destrozó a cuantos hom_ Al mismo tiempo yante.Ios informes del Dr. M'Kinney,
bres, Sé e~l('ontrfban allí. ela desalentador el €:mpri:!:nder el viaje ¡sin esta licen..
Hasta este lugar hab~amos viajado en el caminR Cla El vernos obligados a ¡volver sobre nuestros pa.
para México; aquí ,Pawling iba a dejarnQ8 para seguir sos, y a emplender el l~rgo viaje hasta la capital pa_
hacia, la capital Palenque, quedaba a nuestra derecha, ra solic.tar el permiso,. serSa terrible; pero supimos
rumbo a la costa d~l Atlántico. El 'Dr. M'Klnney nos que las ruinas Sí' hallaban alejadal5 a alguna distancia
describió €l ,'amino COtIla el más espantoso que ningu- de toda habitacJén; nosotros no crefamos que, en me-
no de los que hasta ahora habíamos pasado; ",habla dio de una formidable revolución, el gobiernp tuviera
otras dificult."'ldes.: La gu~rra, estaba .otra vez en nUeS- soldados disponibles para ~stacionarlos ,allí como guar_
tra ruta; y.,en tanto que el resto de México se hallaba dianes I-'or lo tlue conocíamos de otr,as ruinas, tenía_
tranquilo, Tabas('o y Yucatán, los dos puntos de nues- mos razón para creer que el. lugar se encontraria en-
tro viaje, se ent~ontrabat\ en revoluci6n. :Esto no nos teramente desolt:,do; podríamos estar sobre el terreno
podla halJe-r !lE'rturbado gr;-andemente a nq ser por otra antes que nariie se die,se cuenta que nos l).all~bamos en
dIficultad Era necesario que personalmente nos pre-
1 ias cercanías y entonces di&Poner si DOS quedábaIJlos
sentaramQ~ en Ciudad Real, a tres días de camino di_ allí o desocupábamos el campo, según las: circunstan..;..
rectamente fI1ern de nuestra ruta, para conseguir un cias; y bien valla la pena. si lográbamos un día de tran_
pasaporte, sin el cua. no podria~os viajar pQr ninguna quiía posesión Con esta dudosa persp~ctiva, inme-
parle de la república mexicana. Y, a más de estas diatamente comenzamos. a reparar lo d~ñado y a ha-
dos cosas, ya de por sí serios obstáculos, había una; ter.;, cer Ios, pleparativos para nuestro viaje.
cers, a saber· el gobierno de México habla publicado
una orden perentoria para impedir a todo~ los. extran, La sat1sfacci6n con que nos encontrábamos en es-
jeras que visitaran las ruinas de Palenque El Dr te ¿¡lejado lugar" en ca.s~. d~ ~p. paisapo, difícilmente
M' Kinney nos contó qu~ a él mismo le constaba que pue...ie- ser apreciada. Eh el' traje; los modales, la apa~
tres belgas, envIados, en comisión cient~fica por el go_ riencia, los háb~tos :\' sentiII\lentos, el doctor se con_
bierno belFa habían IdQ,a Ciudad ,Real eXPresamente a servaba tan idéIltico como sí lo hubiéramos hallado en
soli~itar permiso pare, visitarlas, y que se les:había ne- nuestro propio país. La única diferencia consl~tia en
gado ,Estas ,notici.3a entristecieron en parte la satis~ su lenguaJe, que no po~la hqblar coordina()amente, sino
facci6n de m"estro arribo a Comitán' intei'calántlolo con expre~iones españolas, El andaba
entle los del pUl'!blo, pero no era uno de ellos; y el úni-
Por cC'nsejo del Dr. IVP .lúnneys nos present~mos co lazo que ;10 ataba era una Qelleza española de ojos
per~onalmente y sin demo.ra al comandante, quien te~ negtos, Ulla de ~as pocas que vi en aquella tierra por
nía una pt'queña guarnición como de treinta hombres, quien un hombre podría olvidar a los parientes y al ha.
bien uniform"dos y equipados, y que. comparados CQn gar El est~ba ;; nsIaso de abandonar el pals, pero Se
los soldades de Centro América, me dieron una eleva_ ]0 impedla una promesa hecha a su suegra de no ba~
da opinión dE'l ejército mexicano Yo le mostré mi pa~ cerIo mientras ella viviese, Se mantenla, sin embargo,
sapc.rte, y un ejemplar del periódico oficial de Guate- en tan constante ansiedad, que esperaba que ella lo
mala, el cual afortunadamente declaraba que yo tenía libr31ía de~ compromiso. .
el propósito "le ir a Campeche para embarcarme rum_ Comitán. la· ciudad fronteriza de Chiapas, contle.
bo a los ~stados Umdos. Con suma cortesia tomó in- ne alred€.ñor de die7 mil habitantes Posee una so-
meaiatament~ a su cargo el relevarnos de la necesidad berbia igl<'Fia y un convento bien llenó de frailes do-
de presentarnos pet"scnalmente en Ciudad Real, y ofre- minicos Las mejores clases, como en Centro Améri_
ció envial UT, correo al gobernador para obtener un ca. tentan su domicilio en ]a ciudad, y delivaban su
pasaporte Este era un punto importantísimo; pero sub~istencla oe !c.s productos de sus haciendas, las cUa~
aún asi habría tardanza; y por consejo de él mismo vi. les vísitabim de C"uanda en cuando Esta es una impor_

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tan\e plaza c'!)merciai, y ha llegado a ser lo que es por mala, pelo habí?mo&, dOlmido en miserables cabildos,
los lesultados de la aplicación de malas leyes; pues, a y en el suelo, y se habían puesto de un color muy du-
consecuencia de los fuertes derechos sable las impol- doso En tiempos de apuro, sin embargo, me encomen_
taciones autol'izf\das en los puertos mexicanos de regis- dé ~ la sImpatía de un paisano Don Santiago, alias
Ü 0, la mayor' parte de las mercaderías europeas con- doCtor M'Kinney.. nos favoreció en la hora de necesi-
sumidas en esta región, enh'an de conhabando- proce- dad proporcionándonos jabón, y nuestras sábanas que-
dentes de Relice' y' Guatemala; Los productos de las dalon purifi(>ad?-s;
coníistaciones y los gajes de los empleados son parti- He omitido una: circunstancia, la que, desde nueS-
das de tal irr.~:)Qrtancia para las rentas del ,Estado, que ti a llegaáa al país; habíamos notlido como extraordi-
los empleados se mantienen vigilantes, y el día antes nalla' a los caballos y las mulas!jamás :les ponen he_
de nuestlo arribo, veinte o tleinta cargas de mula que rraduras, exceptuando quizá algunos pocos caballos de
habían sIdo {'apturadlís fueron traídas a Comitán; pero placer usados para 'pasear por las calles de GUatemala
las gananc:ia~ son tah grandes que 'el' contrabando eS En el camino, sin embargo, :se no'g aconsejó, después
un .'legocloen tóda forma, siendoconsidelado el riesgo que habíamos ;salido, que era conveniente el .que las
del embarr.o COfi'O mio de los gastos de su sostenimien_ mie.sttas fuesen herradas; pero allí no habia un buen
to ;Toda la <,orrunidad, no exceptuando 'a los emplea- herrero, salvo en Quezáltenango, y como 'en aquel lu-
dos dé la aduan3, está interesada en él, y sus efectos gar estuvimo~ en tiempo de fiesta no quiso trabajar,
sobre la :moral públic'a son deplorables Los mercados, Al cruZar las dilatadas cordilleras de montañas pedre_
sin 'elJibárgo, no están sino escasamente provistos, se- gosas, ninguna de ell~s sufrió, 'excepto la mula, de silla
gún los encontramos ,Mandamos llamar a una lavan~ de ~1r, Cotherwood, y se le gastaron los cascos; hasta
dera pero no hnbía jabón en la ciudad Necesitába_ la carne viva -
moS;'qué' herra'r~n nuestras mulas, pero sólo había hie-
rro suficiente ')Jara Ulla El tamaño de los botones pa~ Las dificultf.des de Pawling' ahora ;ya habían ter-
ra. pantalones sunlía cualquier otra ,deficiencia La eS_ minado Yo conseguí para él un pasaporte separado,
casez de Jabón era una circunstancIa lamentable. Por y él tenía por delante vía libre hasta 'México; pero su
varios días habiamos consentido en la agradable eS- interés se había despertado; se hallaba poco dispnesto
peranza de que fueran lavadas I!uestras sábanas El a abandonarnos, y después de una ,prolongada consul-
lector podrá tal vez creernos eXIgentes, ya que ape- ta y delibp.ración, Iesolvió que iría con .nosotros a Pa-
nas teníamos tres semanas de habeI salido de Guate~ lenque; .

CAPITULO 15

LA PARTIDA- SOTANA.,... UN i\DLLONARIO - OCOSINGO - RUINAS - PRINqPIO D~ LA ~STA·


CION LLUVIOSA - UN GUIA FEM~NINO .,... LLEGADA A LAS RUINAS.,... IMAGENES D~ .~IEDRA .,...
ES'IRUCrURAS PIRi\MIDALES - UN ARCO - UN ORNAM1';NTO DE ESTUCO ~UN :DINTEL DE MA.
DERA _ UNA CURIOSA CUEVA - EDIFICIOS, ETC .•UNA GALZ.ADA ~MP~DRADA -= MAS RUI.
NAS ...... VIAJE L\ PAL~NQUE - EL roo GRANDE - CASCiUJAS - SUC~SION DE PUEBLOS - UN lilA.·
NlATICO ~ EL YAHALON - TUMBALA - UN LUGAR AGRE'lTE .-: UNA ESCENA. DE GRANDEZA Y
SUBLIMIf)AD -' INDIOS CARGADORES - UNA 1Il0NTAl'l"A ESCARPADA _ SAN PEDRO. -

El, primero d~ Mayo, .con, un, bullido, y col,ifusión ,!,ontañas conun;\ 1$lesia g~án<le;y en'el muro' del pa-
serQejante$;, '~'- del día prhl1~ro de Mayo ~n nues,~J;a pa_ bq .aot~mC's dos ~Igu.l,'as' esctIlpi<l~s de las ruinas que
tria, ,fuimos .')aliendQ de ~a casa d~ d~:m Santiago;: mon~ teníamos el ('lrQr9$it~ ,de vi.sitar, algo por el estilo de
tamos y ie dljinws adiós. Sin dtiqa antes de .ahorll su las de Copán. ¡;ln el centro de la plaza habia una mag-
diaria rutina' no .1Iabía sido Ii\terrumplda por la vlsl. nífica celba. Nos dirlgímPs a la casa de dpn Manuel
ta, de un paisano, y .1a cOIT\UW~aCi6n es. tan difícil que Pasada, el prefecto, la que, con una vieja sirvienta, te..
él jamás tepí" nq~iclas d~ la patria. Nos e~cargó men_ nf!lmQs ent~ramen. te u;nuestr.a.. :.d,iSP?~i. ción., pues la f$_
e.l
sajes par?, SJ.l amIgo. dqctor Coleman, consul de l~s mIlla se encontraba en su .haCIenda. Laéasa .era. un
Estados Uni(los ;en Tabasco, quien.. y~ entonces habla gran cerctdo, ~on lJn cóbertiz,O al'fr~nté; .y'amuebtada
f'allecido; y el lector: quizá, lQ se~tirá por' él cilando le cpn catres hechos de. é<\liasra!adas~1]. dós, y sosteni-
m~ncione que probablemente un ejeroplar ,de e~ta obra, das sobre palos apoyados en el sl\elo. . .
que intento retn¡t~rle, nunca ~leg~rá 3;, .sus manos El alcalde era Un mestizo, .11111Y atento, que se ale~
Dejaré; p~saT' por al.to Ja ~l,gu~e~te,Jornada de nues~ gró de vernos Y'llos"habló de las ruinas de las cerca-
a
tro viaje, la cual fué. travé$ d~ una región menos nías en los térm\nos' más. extravligantes, pero dijo qúe
montafiosa¡ pero no mEmQ~ ,solitaria qu'é l~ que aca~á­ se encontraban tan completamenté ocultas en El MOD"
bamos ,de atrave~ar L~ prim.~ra tarde paramos' en lA te que seria neceraIia 'una ctUidrUi a de hombres durante
hacienda de Sotnná, perten~c.ente '3 Un cuñado de don dos. o. tres día,s par¿¡ abrir un camino hasta--ellas; y dio
SantIago, en un plácido. ya~~nQ valle, junto al CQllI mucha imr orlanC'ia a una cueva',':cuya entrada estaba
habia up.a capilla. con campana. que por la tarde 11a- enteramente t¡lPada con piedras, y' que comunicaba por
maba a lo::: labrador~s indígenas, a las mujeres y a los un camino subterraneo con la a:ntigua ciudad de Pa-
niños para los. rezos vespertinó:s, ,Al día siguiente, en lenque, ctJmo a ,ciento cinc;uenta minas de distancia
lel domicilio del Padre So~ís~ un cura anciano' y rico, Añadió qUE\ si nosotros queríamos aguardar unos pocos
ancho y de escaEa estatura" que vivía en una hermosa dí~s para hacer los preparativos;' él. y ~odo el pueblo
hacienda, :llmof?amos en sólida vajilla de plata'lJebi- iríau con nosotros, y. haríamos. ,una completa explora..
mos en copas d~ plata, y nos lavamos en jofaina de don Nosotros, le diJimos que primero deseábamos ha-
pl•.ta· El había vivido en Palenque, contaba de los cer .observaciones preliminares, y él nO$ prometió un
Cáildones (la ~andones) o indios sin bautismo, y quería guía para la mañana siguient~.
comprar mi macho, prometiénd"ome conservarlo. h~sta Esa noche se desató sobre nosotrós la tormenta
su muerte; y Já única cosa que me alivia de reprochar- Pl ecursora d~ la estación lluviosa. El estruenpo' del
me a mí mls1,l1o el!tQ hab~rle asegtlrado tales pastos eS rayo al estal1e;tr repercutía en las montañas, los. rayos
el recuerüo de lo que pesa el padre iluminaban ~rm [·spantosos relámp~gos la lobreguez de
El ter ter dí:;l a las cuatro. de .la tarde llegamos a la noche, la 11u\,;a caía como ;un. dilt):vio sobre el techo
Ocosingo, también en una bella $ituac~ón. rodéado de de paja, y aun fdtaban l,~s peore¡;; montañ,as del cami..

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no que atl'aVeSal Todos nuestros esfuerzos por anti- cuadro. Los muros de estas habitaciones estuvieron
ciparnos a la estación de lluvias habían sido infructuo_ en un tiempo cubimtos con estuco, el cual está caído;
sos parte del techo ha desaparecido. y el piso se encontra_
Por la mañena todavía negros nubarrones oscure- ba Heno de escombros En uno de ellos habia la misR
cían el cielo peto retrocedieron y se ocultaron ante los ma substancia r€sinosa que habíamos notado en el se-
resplandores del sol naciente. La grama y los árbo- pillcro en CopAr, El techo estaba formado de piedras,
les tostados por seis meses de sequía, se tornaban en tendidas una junto a otra en el estilo de costumbre,
un verde más vivo, y la8 colinas y montañas daban se- y casi formando un arco como si fuera hecho por los
ñales de alegria El alcalde, yo creo, enojado porque arquitectos dei Viejo Mundo.
no quisimos hacer un alTeglo inmediato para explorar En el muro de" atrás de la cámara central había
las ruinas, se había ausentado durante el día sin man~ una entrada del mismo tamaño de la del frente, que
darnos ningún glúa, q.ejando dicho que todos los hom_ daba acceso a un aposento sin ninguna división, pero
bres estaban ocupados reparando la iglesia Procura_ en el centro se hallaba un espacio oblongo cerrado, de
mos sons&c8l' a "mo de ellos, pero fué en vano. Al re- diedocho nor once pies, el cual evidentemente estaba
greso nos encontramos con que nuestro corredor era designado'como la p~rte más importante del edificio
la e,cuela de! pueblo Media docena de niños estaban La puerta e':itaba obstruida por los escombros hasta
sentados en una banca, y el maestro, medio ebrio, los uno:; cuantos pi~s de la parte de arriba, pero sobre ella
estaba educando, es decir, enseñándoles a repetir de y extendiéndose a lo largo de todo el frente de la es-
memoria el ritual del culto de la iglesia Le suplica- tructura, había un gran ornamento de estuco, el que
mos que uas ayudara pero él nos aconsejó esperar un desde luerro nos impresionó muy fuertemente por (iU
dia o dos; en aquel pals nada se podla hacer de prisa admirable parecido al globo alado sobre las puertas de
Nos encontrábamos sumamente molestos ante la pers- los templos cgÍiJcios Parte de este ornamento habia
pectiva .de perder el día; y al momento cuando pensá_ caído al suelo, y al chocar con el montón de escom-
bamos que no había más remedio que conformarnos, blOS por debajo habia rodado más allá de la. puerta
llegó una muchE'chita a decirnos que una mujer, en de entrada Nosotros tratamos de rodarlo haCia atrás
cuya haciE'nda estaban las ruinas, estaba a punto de para restablererlo en su lugar, pero resultó sumamen-
ir a visitarlas, y que ofrecía acompañarnos Su caba- te pesado para !a fuerza de cuatro hombres y un mu_
llo estaba ya parado frente a la puerta, y antes que chacho
nuestras mulas ~stuvieran listas pasó ella por nosotros Había atto rasgo sOlprendente en esta puerta El
Le tributamú'3 nuestros respetos le regalamos un buen dintel era una viga de madera; de qué clase no sabía-
puro y encendIendo los nuestros, partimos Ella era mos, pero nuestlo guía dijo que era de árbol de zapo-
tU18 m~sbza jovial, y la acompañaba un su hijo, bello te Ela tan dura que, al golpearla, sonaba como metal,
mozalbete como de quince años de edad Salt~os a y se hallaba en perfecta condición, sin un agujero de
las nueve y media de la mañana, y, después de qna ar- polina u otras sf~ñales de deterioro. ~a s~perficie era
diente y ~ofocarte c8minata, a las once y ve~nte miR lisa y plana, y después de un muy mlnUClOSO examen,
nutos llegamos a su rancho. Este' er~ una_ mera choz<;I, fuimos de opinión que debe haber sido desvastada con
com..truida con palos y repellada con lodo, pero la SI_ un instrumento de metal.
tuación era una de aquellas que nos entusiasmaban a
la vida del campo Nuestra bondadosa gnía envió con La abertura debajo de esta puerta era la que el al~
nosotros a su hijo y a un indio con su machete, y a la calde había designado (lomo la boca de la cueva que
media· hora e~tábamos en las ruinas conducía a PalenqUe. y la que, de pasada, nos había
contado que se hallaba tan completamente escondida
Luego después que salimos del lancho, y como a entre El Monte que se requerirían dos días de cavar y
una milla dE' distanci~" distinguimos sobre u1!a alta limpiar para llegar a ella. Nuestro guía se rió de la
elevación, a través de ~os claros por entre 10.s. a:rboles ignorancia que prevalecía en el pueblo con respecto a
que crecían en su alrededor, uno .de los edIfiCIOS de la dlficulf..!3d de llegar a ella, pero con firmeza man_
TonHá nombre indígena de esta región para designar tuvo la historia de que conducía a Palenque. No pu_
casás de l'iedra . A-l aproximar;nos a ella, pa~~mos so· dimos inducirlo a Ciue penetrara al interior. Un paso
bre un plano al frente de dos lIUáge'.'es d~ piedra que corto hasta Palenque era exactamente lo. que necesi_
yacían en el suelo, ,_con las .caras hac18 aUlba; estaban tábamos Me quité la chaqueta, y, echándome sobre
bien esculJ;>idas, pero l~s, graRados ~e hallaban ';1~ tan- el pecho, comencé a arrástrarme hacia abajo. Cuando
to . deteriorados a COJ;1secuenc18 <,le lar~aexposl~~ón a !habla avanzado como la mita.d del largo de mi cuerpo,
los elementos; auJiq~~ todaVía dlsceFmbles DeJando- o! un horrible silbido, y saltando hacta' atrás miré nn
los, seguimos caminando hasta, el pie de. una elevada par de ojus pequeños, que en, la obscuridad brillaban
estructura, probflblem~nte una f~rtaleza, q~e se levan_ como bolas de fuego. .La exacta porción de tiempo
taba en forma piramidal, con cmco,espaclOsas terrl:l~ que yo ocupé en salir. no vale la pena de decirla. Mis
zas. Todas rsta'l terrazas habían si~o cubiertas con compañeros hab,an oído el ruido, y el guía dijo que era
piedra Y revestidas dE7 ~rgamasa, p~ro en muchos Iu. "un tigre" Yo pensé que era un gato silvestre; mas,
gares estabar. rotas y,pobladas de yerbas. y maleza~ sea 10 que fuere, decidimos dispararle un tiro. Dába-
AprovechandC' UI~a ~c las partes rotas subImos el pr1- mos por supuesto que él animal saltaría sobre noso-
mer declive, y, ngU1!=ndo la plataforma. de, la terra~a, tros, yen. pocos momentos nuestras escopétas y pis_
ascendimos por '" tra brecha h¿¡sta la segunda, y del mIS_ tolas, espadas y machetes, estaban preparados; to_
mo modo hasta la tercera. AlU amarramos nuestros mandó nuestras posiciones, Pawling, arrimándose jun_
caballos y trepam_os a pi.e Sobre la cima había una to al muro. metió po... debajo un palo largo, y con un
estructura piramidal cul;>ierta de árboles, soportando 1 uido horrible revoloteó un enorme zopilote,· que· ale-
el eeÍificio que habíamos divisado des~e el llano abajo. teó por el eCSficio y se" refugió en otra cámara.
Entre los árbole~ había varios limoneros silvestres, .car_ Pasado este peligro, renové el intento, y sostenien-
gados de fruto y de muy buen sabor, los que, S1 no do una candf'la frente a mf, pronto descubrí toda la
fueron traídos por tos españoles, deben ser indígenas. extensión de la CUeva que conducía a Palenque. Era
El edificio tif'ne cincuenta pies de frente por treinta y una cámara que cOlTesppndía con las dimensiones da_
cinco de fondo; Y está construido de piedra y cal, y to_ das de los muros exteriores El piso estaba lleno de
do el frente estuvo en un tiempo cubierto con estuco, escombros de dos o tres pies de hondo, los muros Se..
del cual parte de la corniza y molduras todavía per- taban cubiertos ton imágenes de estueo, entre las cua..
manece La entrada se h~ce por una puerta de diez les se distinguía la figura de un mono,. y contra el muro
pies de ancho, que conduce a una especie de antecáR del fondo, en medio de curiosos e intreesantes orna..
mara, en cada Uno _de cuyos lados hay una pequeña mentos, se hall.ban las figutas de dos hombres de
puerta que da' paso ~ una habitación de diez pies en perfil, con las. ceras vueltas el uno hacia el otro, bien

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dibujados y de tamaño natural, pero con los pies 0- bio,,:,: de 10'3 indios, y otras veces en hamacas En cier_
CUlt0S P01~ los escombros sobre el piso Mr. Cather- tos lugare~ se hace necesario pasar sobre puentes, o
wood se arrastr6 al interior para hacer un dibujo de mejor dicho, sobre troncos de árboles m;ll asegurados,
eHas, pero, a consecuencia del humo de las candelas, y por terlenos cubiertos de bosques, desíertos y despo-
de la esti.'eChez y del excesivo calor, era imposíb1e per~ blad.os, y dormir al aire libre, exceptuando unos pocos
m3Eecer allí' el ¿iempo suficiente En apariencia y ca- pueblos y chozas
rácter gener31 ellas eraD iguales a las que más tarde 'Teniamos (:on nosotros treinta O cuarenta indios
vimos esculpidas sobre piedra en 'Palenque vigorosos para conducir nuestras hamacas y equipaje
Por medio de un árbol que crecía animado junto Después de haber'experimetita~oen este largo y peno-
al muro de ;este edifició subí 'hasta la parte superior, so viaje 'oda clase de fatigas: e irtcomodidades, llega:..
y vi otro edificio muy cerca y encima de una estructu- mos, gracias a Dios, al pueblo ,de :Palenque"
ra aún más elevada. Trepamos· hasta arriba de ésta, Este ela ahora el viaje que temamos al frente; y,
y I~ encontrarnos de! mismo modo general, pero más conforme a las paradas, que habíamos ¡arreglado, para
arruinada Descendiendo de allí; pasamos por en me- evitar la: dormida al aire libre, debimos hacerlo en cin-
dio de otros doS' edificios situados sobre elevaciones co dlas en vez d~ ocho Los terribles aguaceros de las
piramidales y salimos: a una abierta meseta que' pro~ dos' noches anteriores nos' !haoían infectado con una
bablemente había sido en otro tiempo ¡el sitio de la especie de terror,' y, Pawling estaba;, completamente a~
ciud'ad E!=:ta se hallaba protegida de todos \lados por milanado en su' propósito de" continuar; con nosotros
las mismas 'elevadas terrazas, dominando por una Las gentes del pueblo le contaron que cuando las 11u;.
gran distancia todo ~ el campo en derredor, y haciendo vias Ise hubieran por completo' ¡establécido sería impo-
impósi'tJle al enemigo aproximarse por cualquier lado sible regresar, y por la mañana, aunque de mala gana
sin ser· visto. A través de la meseta estaba un eleva~ determinó precIpitadamente' ,dejarnos para regresar'
do y ~ngosto an ecife que parecia en parte natural y Nosotros no queríamos separarnos de él, pero bajo ta-
en parte af'tificip.l, y sobré el cual, a cierta distancia, se les circunstancias; ha podíamos insistir en' que siguie_
encontraba un 'montículo, con los cimientos de un e~ ra Separ·arrios :nuestro equipajé y los pequeños efec-
dificio que probable¡nente habla sido una torre Más tos personales que er comúIi habiamos 'usado; ,Mr Ca-
allá de éSíe, el arrecife se extendía hasta unirse a una therwood ~e despidió de él y Se adelantó; pero mien~
cordillera de monta,ñas _ De los pocos libros españoles tras montaba y. al momento de darle la' mano para Se_
que he tenia') a mi alcance, no be. podido saber nada guir nuestras opuestas rutas, yo le hice una propuesta
absolutarnt..nte relativo á la historia de este lugar, si que 10 indujo de nuevo a cambiar su détehninación, a
existfa o nd en la época de la conquista Me siento riesgo de permar ecer al otro lado de las montañas has_
inclínado a C'reer, sin emb'argo, que 'sí existía, y que ta que la estaci6n lluViosa terminase. En pocos mi_
se hace mención de él en algunos autores españoles nutos dimos alc~nce a Mr Catherwood
De todas maÍ'era~, 'no había un' lugar que hubiésemos El herho es que' nosotros, teníamos algunos temo-
visto que noS diese tal idea de la grandeza de las obras res por lo malo de los caminos. Nuestra ruta se ex~
erigidas' por los primitivos habitantes Apremiados tendía a través de una región hidígena, en algunas de
como estábamos. dispusimos quedarnos y; hacer una cuyas partes los indios tenían notoriamente un mal ca-
completa E-xpiOrrci6Ii J,'ácter Nosotro(;; no teníamos dtagones, nusetro: grupo
Ya; casi -1nóchecia cuando regresamos al pueblo de auxiliares era muS' pequeño, y, en realidad, no con;.,
InmediatarriéI'te nos fuimos a visitar al alcalde, pero tábamos con tm solÍ) hombre en quien pudiéramos con_
apenas al entrar ya lo encontramos con el atraso y la fiar; en cuyo estado de cosas,"las pistolas y la escope~
demora acqstumbrados Nos repitió la advertencia del ta de do's cañones de Pawling eran materia de alguna
maestro d~ f>scuela: 'que nada se podia hacer apresu~ sígnificaci6n' ;
radamente. Netesitaría dos días para reunir hombres
y herramlentas, y de' éstas no podían conseguirse las A las ocho y cuarto salitl\os deOcosingo M~ fi-
que haclan frita.' No' habla una barreta de hierro en jaba tan poco en, ninguno, de nuéstros ayudantes, que
el lJgar; .ln' embargo el alcalde dijo que se podla ha- me habla olvld~do enterametne hasta d~l nombr~ de
cer una, pE'ro al mismo tiempo dijo que no había hie_ cada uno de ellos., En verdad,' ~ste fué~el caso ,dUran_
rro; había un medio herre~o, pero hierro no se conse_ te todo e~ viaje. En ,otros p,a~~s unarri.ero ·griego, un
guía en ningún lugar más inmediat~ que en Tabasco; barqqero Atabe o un guía be(,f:u~n~ e~a un compañe:ro;
°
como a ochó ruez dias de camino Mientras estába_
mos con' él- se hos vino encima otra terrible tempestad.
aquí la gE.nte no tenía carácter, ,y'na~a,que nos pudie..
ra interestlr excepto sus espaldas, Cada indio lleva_
Regresamos .apresuradamente en medio de ella, y de- ba, a más de su carga, una red conteIÍ.iendQ· sus, provi-
terminamos sIn tardanza seguir rumbo a Palenque Yo sioneS para el ramino, e~, ;decir,,,:álgunas tortillas y
tengo la firIl'e ('onvicción de que en este lugar' hay grandes bola~ dE' maíz amas.aQ-q enVA~ltO ,ell hojas Una
mucho con ¡ló •que ~ el futuro viajero pueda quedar re~ taza para fleh.er, que como era la mitad de una calaba..
comp-ensacto Se nos refiri6 que como a diez leguas za, llevaba a veces sobre la cabeza. En cada corriente
de distancia ~ixistíailotras ruinas, a lo largo de'la mis.;. llenaba de a,gua su taza, dentro de cual meneaba un
roa cordiberad~ montanas; y esto tenia un '. interés poco de su maíz,., haciendo una esp~c~~,· de; sopa fría;
adiCIOnal a nriestrosojos, por la circunstancia 'que allí y ésto, por todo el paill. es lo que, Sqstiene la vida de
sería el ~n~jor 'P~nto desde el cual podrfaintentarse los indios en viaje. A ~a :m~dia llora, ;pa~amos acier_
el :dcscubrlm;ento de la misteriosa ciudad vista ;desde ta' dlstanci~ sobre nuestra derecha gt;'~ndes moutíf;ulos,
lacumbreide la, COldil1era~. en tl~mpos pas".dos estructuras q\le formaban parte
de la antigua ciudad. A las,nijQVE;'! de la mañana cru_
En o'eosi~gq ,estábamos' sOPl'e l~ línea de viaje dei zamos el nío Qra'(lQe () Huacach~hpu,~, seguimos por al_
C~pltán IJUpajx,'cuya gran obra sobre Antigüedades guna distanc~a s.obre la' ribera; y ,pasamos tres casca~
Mexicana¡;, publ'cada en Parls en 1834_35, despertó la da.s que SE: espafrían sobre el r0C20~()-1~cho del río, úni~
atención de los sabios en Europa Su expedición a Pa_ ca y peculiar eJl hermosura, y pro1;lablemente muchos
ienque se verificó en 1807 El llegó a este lugar desde más de la misma calidad estarán' rompiéndose no ob_
la ciudad de Mpxico, en comisión del gobierno, acom~ servados y desccnocidos en medio del desierto por don_
pañado por tln dibujante y secretario, y parte de un de corren, pero, al dar la vue~ta PQr una áspera mon_
regImiento de dragones. "Palenque", dice él, "está a taña, lo perdimos de vista. El camh~o era quebrado
ocho dias de mm cha desde Ocosingo.; El viaje es lllUY y montañ.oso No en(,'on~ramos nj ,una sol~ persona, y
fatigoso. LoS' camtnQs, si Se pJleden llamar así, son a las tres dE' la tarde, moviéndonos: en dirección nor~
sólo angoJo'tas y difíciles veredas, que serpentean a tra~ noroeste, l?ntramQs a~ pueblo de Huacachahoul, situa~
vés de ml)ntañas y precipicios, y que es necesario Se..; do en un paraje abierto, rodeado, de montañas y po_
~uir aigunas vec€'s en mulas, otras a pie, otras en hom_ blado enteramente, de indios, incultos, más rústicos y

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más salvajes que ninguno de los que hasta aquí ha_ llares de pies de elevación, sobre laeual estaba situado
bíamos visto Los hembres estaban sin sombrero, pe_ el pueblo de TumbaJá. Enfrente quedaban la iglesia
ro usaban su largo cabello negro tendido sobre los hom- y el convento; la plaza estaba llena de indios de as-
bros, y los viejus y las viejas, con semblante áspero pecto salvaje pT eparándose para una fiesta, y en el
y montare? y oios obs.cmos y redondos, tenían la apa- mismo extreMO de la inmensa meseta se hallaba una
liencia más pagana No nos saludaron, y su mirada elevada elIDa cónica, coronada por las ruinas de una
huraña pero firme, feroz y penetrante, hizo que nos iglesia En un todo era este el más agreste y más eX-
sintIéramos algo nerviosos. Un grupo de muchachos traordinalio tugsr que hasta aquí habiamos visto, y
desnudos llamalCn a Mr. Catherwood "tata U , creyendo aunque ne consngrado por los recuerdos, desde remo_
que era un "paclre". Tuvimos algunos recelos cuan- tas edade1 este ha sido el asiento de un pueblo indíge-
do dejam{ s atrae: el pueblo y nos sentimos encerrados na.
en territorio de indios salvajes. Paramos una hora Fué una de las circunstancias de nuestro viaje en
junto a u~!a corriente de agua y a las seis y media de este país Que cara hora y cada día producían algo nUe~
la tarde Il.gamos a Chillón (Chilón), donde, paranues_ va. Nosotros jamás teníamOS ninguna idea del carác_
tra sorpresa y DleW'fa, hallamos un sub_prefecto, un ter del lu~ar adonde, nos acercábamos hasta que entrá_
hombre blanco e inteligente, que había viajado hasia bamos en él, y las SOl presas se sucedían unas a otras
San Sa1vHdor y conocido al General Morazán. El es- En un extremo de la mesetá estaba el cabildo. El jus-
taba ansio~o por sabér si habia alguna revolución en ticia era el hern ano del Padre Solfs -nuestro a;migo
Ciudad Real pues, con la flexibilidad que conviene a ei de la vajilla de plata-, que era tan pobre y enérgi-
un empleudo público. deseaba manifestar su adhesión co como el padle rico e inerte. En el último pueblo
al gobierno se 110s he.tbía dirho que sería imposible conseguir in'"
A la mafiana siguiente, a las siete menos cuarto, dios para el día siguiente, con motivo de; la fiesta, y
emprendimos la marcha con una nueva cuadrilla de habíamos hechos el ánimo de quedarnos; pero mis car-
indios. EJ camirlo era bueno hasta YahalÓD, adonde lle- tas de la& autor~dad€s mexicanas fueron tan eficaces,
gamos a las diez del dla. Antes de entrar aUí encon- que inmediatamente el justicia tuvo una plática con
tramos a una muchacha india con su padre, de extra_ cual enta o cincuenta indios, y, empezando ocasional_
ordinaria belleza de rostro, en el traje del país, pero mente pOi abofetear a uno de ellos, se arregló en bes
con tan sencilla expresión en el semblante, que todos días nuestro viaje haeta Palenque,,Y el dinero fué pa_
partlcularI!lerte la tuvimos como prueba de su inocen_ gado y dlstribui(Jo Aunque la salvajez de los indios
cia y de su hIta de conocimiento de que algo malo pu- hacla que 1105 sintié'.amos un poco molestos, casi la-
diera haber en ru apariencia. Cada pueblo que pasá~ mentábamos este- inesperada prontitud; pero el justi-
harnos se encontrabtl, en posición muy pintoresca, y cia nos illjc q:¡e habíamosJlegado en un momento afor_
aqU1 la if5lesia producía una viva impresión y/como tunado, porque muchos de los indios de San Pedro,
en los pueblos precec.entes, la estaban reparando que eran evidentemet te un mal grupo, se encoptraban
AqUÍ nos vimos obligados a tomar otra cuadrilla ahora en el pueb'o; pero que escogería a los conocidos,
de indios, Y quizá hubiéramos perdido el día o no ser y mandarfa un alguacil de los suyos para que nos acom_
por el padre, que nos proporcionó algunos hombres que pañara por todo el camino ,Como no nos animó en
trabajaban en la iglesia. A las once y cuarto nos pu_ mouo alguno para que nos quedáramos, y mas bien pa_
simos otra ve-z en marcha; a la una menos cuarto.: nos recia animoso df' qu(> nos apresurásemos, no hicimos
detuvimos pera merendar a la orilla de un arroyo: En ninguna objeCIón, y en nuestro anhelo de llegar al tér,.
este lugar nos alcanzó un muchacho indígena, con una mino de 1" jornr-da, tuvimos un supertsicioso temor c;ie
cara muy inteligf'nte. que se sentó a mi lado, y dijo en efectuar aleuna demora voluntaria.
espaiiol notoriamente bueno, que debíamos guardarnos Con la p(jca luz que aún quedaba de! día, nos con-
de los indí os Yo le dí unas tortillas. Rompíó un pe- dujo a lo largo de la misma senda hollada por los in_
quena pedazo, y asiéndolo con los dedos, me miró,. y dios siglos antes¡ hasta la punta del cono que se eleva_
con gran énfasis dijo que ya habia comido lo bastan- ba nI extHmo de la meseta, desde la cual miramos ha_
te' que de naila le servia córner; que comía todo 10 que cia abajo a un lado una inmensa barranca de varios
po'dia con~egn~ Y qu,: a pesar de eso ,no engorda~~, millares df' ples de profundidad, y hacia el otro, SObl e
y, metiénJomé' su liVldQ, rostro por la cara,. me dlJ.o la cresta de una gran, cadena de montañas, divisamos
que mirara cuán delgado 'estaba. 'Su rostro era apaCI"- el pueblo de Slln Pedro, término de nuestro próximo
ble pero una exPresióri accidental lo revel6 como un día de viaje, y más allá, sobre la fila de montafias de
ma;.uático; y observé en su cara y por todo su cUerpo Palenque. la Laguna de Términos y el Golfo de Méxi-
las manclias bl8ncas de la lepra y me aparté de él. co~ Esta fué U,na de las más. grandiosas, más agrestes
Traté de persuadirlo .que regr~sara al pueb~o; pero me y más,sublJmes escenas que jamás contemplé. En la
dijo que le e~a' ~ndj1erente el regresar ono;- que lo que cima estaban las ruinas de una iglesja y torre, proba,.
necf:sitaba etil un remedio para su delgadez hlemente nsada en otro tiempo como mirador jl y .cerca
Luego dMpúés llegamos a. las riberas del Río de de ella. h3.bí21 tl'ece cruces erigidas sob.re los cuerpos
Yaha16n. Hqcfa un calor excesivo, el tío estaba tan de los indios que, un siglo antes, le ataron las manos
claro como pudiera serlo el agua! Y nos detu:vimos para y los, pies al. cura, y lo lanzaron al precipicio, por cuyo
gozar de nn delicioso' baño. Después de esto coi'p.en- ;hecho fueron metedos y enterrados en el mismo lugar.
zamos a subir una empinada montafia, y cuando !lega_ Cada año se colocan nueva,s cruces sobre sus cuerpos,
mos· a Cierta altura vimos al pobre alelado muchacho para mantener viva. en la mente de los indios la Suer_
indígena parado en el mismo 'lugar a la orílla del rJo. te de los ases;nos. Por todo el derredor, sobre alturas
A las cinco y media, después de un trabajoso ascenso, de montanas casi inaccesibles, y en las m.ás profundas
llegamos a la cima' d.e la montaña, y caminamos a lo barranca8~ los indios tienen SUs milpas o tiedazos de
largo de los bordes de una altiplanicie de varios miles terreno sembl"'ados cen maíz, viviendo casi como cuan-
de pies de elev.;lcíón, mirando al fondo· de un inmenso do los españoles cayeron sobre ellos, y~ el JUSticia se-
valle, y torciendo hacia la izquierda,cerca del extremo ñaló. con el dedo hacia una región todavia ocupada por
del bosque. e'ltramos' a los arrabales de Tumbalá. Las los "sin brmtismo": el mismo extraño pueblo cuyo mis-
cnozas se hallaban' distribuidas entre elevadas, áspe_ terioso origen nadie sabe, y cuyo destino ninguno pue-
ras y pintorescas rocas, que tenían la apariencia de de predecir En1re todas las raras escenas de rtUestla
haber íor"1lado antiguamente el cráter ,de un volcán. precipitaaa glra ninzuna quedó más fuertemente im-
Indios bOIrachoS' estaban echados en la senda, de mo_ presa que ésta sobre .mí mente; pero con los indómitos
do que'tuvimos que'pasar por otro lado para no atro~ indios alrfidedor. Mr. Catherwood se hallaba demasfa_
pelladas; Caminando a través de un estrecho paso do excitado V demasiado nervioso pala auiesgalsé a
en medio 'le estas altas rocas, salimos al extremo de hacer ningún diseño de ella
una elevaca altiplanicie' cortada a tajo, de varios mi- Al anochecer regresamos al cabildo, que estaba

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decorado ('on siemplevelde pala la fiesta, y en un ex- de nuestlo país se transmitía una silla como herencia
tI emo hallía I.ma mesa, con una imagen de la Virgen al hombl e más h31 agán del último año de estudios
fantásticamente ataviada, sentada bajo una em amada Uno de ellos la tuvo por consentimiento unánime; pelO
de hojas ve pino. se le vió cOlliendo cuesta abajo~ se le juzgÓ y se le de-
En la noche visitamos al padre, el delegado del Pa- cIaró culpable; mas logró escapar de la sentencia con-
dre Solís, un caballeroso joven de Ciudad Real, que se fesando francarrente que un homble lo había empuja-
estaba poniendo tan redondo y daba indicios de salir do, ji que flomo él era demasiado haragán no había po-
tan rico de er;te pueblo como el mismo Padr e Solís El dido detelrerse a si ffiismo Esto fué lo que a nosotros
y el justicia eran los únicos hombres blancos en el lu- no::¡ pasó Era más difícil resistir que dejalse ir. Nues-
gal Regresamoo=:: al cabildo; los indios llegaron a dar tras mulas vení!Jll rodando atrás de nosotros; y des-
las buenas noches al justicia, le besaron el 1 evés de la pués del más rápido, caluroso y fatigoso descenso, lle-
mano y nos dejaron solos gamos a una corriente cubierta de hojas y de insectos.
Antes del amanecer fuimos despel tados Po! una Aquí dos de nuestlos indios nos dejaron para regresar
ill'upción de inr]ios cargadores con teas encendidas, esa noche ia T~Jmbalá!. Nuestro trabajo fué excesi-
quienes, estando aún nosotros en la cama, comenzaron vo; ¡cómo seria el de ellos1, aunque probablemente,
los En este lugar las al'tes·mecánicas estaban más a- acostumbrados i:.l llevar carga desde su niñez, sin duda
trasadas 'iue en ('ualquier otro de los que habíamos vi- sLÚnrían menos que nosotros; y la llbertad de s~s deS-
sitado No habia uns cuerda de ninguna clase en el nudos miembro~ los aliviaría del calol' y de la sofoca_
pueblo; la armarradura de los baúles y las correas que ción que nosotrlls sufriamos con los vestidos húmedos
llevaban los mo¡os sobre la frente eran todas de CUel~ por el sudor. Fué el dia más caluroso que habíamos
das de corteza, y aquí era usual para los que intenta~ experimentado en el paÍS Más adelante tuvimos un
ban el uzar las montañas tomar hamacas o sillas; sien_ violento descenso a través de selvas de casi impene-
do la primera una silla acojinada, con un palo largo a trable espesura, y a las cuatro menos cuarto llegamos
cada extremo, para ser transportada por cuatro indios a San Pedro. Al mirar hacia atrás sobre el espacio
adelante y atrás. sentándose: el viajero con la cara ha- que acabetbamos de crnzar j divisamos Tumbalá, y el
cia un lado. v, según nos dijo el justicia, usada única_ puni0 elevade, sobre el cual estuve la tarde anterior,
mente por hombres muy corpulentos y por "padres", en liJ;lea recta, s610 a pocas millas de distancia, pelO
y la segunda una silla dé brazos, para ser conducida por el carr:ino a veintisiete.
soble las E'spak1as de un indio Nosotros sentíamos Si una mala fama podía matar un lugar, San Pe-
lepLgnanc'a por este medio de bal1sporte, consideran- dro estaba condenado. Desde la hacienda del Padre
do, aunque sin deseo de correr ningún riesgo, que don- Solís basta 'rumbalá, cada uno que encontrábamos nos
de un indio pudtera subir con uno de nosotros a la es~ prevenía contra los il'dios de San Pedro. Afortunada-
palda, podríamos subir solos, y emprender la marcha mente, sin embargo, ('asi todo el pueblo se había ido a
sin ninguna de las dos, silla o hamaca. la fiesta de TUIllbalá, Allí no había alcalde, ni algua-
Inmediatamente pasado el pueblo, el camino, que ciles; unos pocos inoios estaban echados por ahí, en
no era mlJs que un clalo entre los árboles, comenzó a un estado dE" completa desnudez, y cuando mhamos
descendel, y muv pronto llegamos a un sendero de pa... hacia el interior de las chozas, las mujel es salieron co-
los, palecido a una escalera, tan empinado, que era rriendo, ptobablemente alarmadas de ver hombres con
peligloso bajar por él a caballo. A no Ser POl estos pantalone" El cabildo se hallaba ocupado por un gru-
palos, en la estación de lluvias, el camino sería total- po de viaj{>l'os, con cargas de azúcar para Tabasco. Los
mente impasable. Descendiendo constantemente, a conauctorE's de la partida y dueños de las cargas eran
poco rato después de las doce llegamos a un aHOYO, dos mestizos. qt e tenían sirvientes bien almados, con
donde los "indíos se l~varon el sudoroso cuerpo. quienes nos hicimos conocidos y formamos una alian_
Desde las rberas de este río comenzamos a subir za tácita. Una de las mejores casas estaba desocupada;
la más es\~ar!lada montaña que jamás yo conocí A ca- el propietario, c"n su familia y su ajuar doméstico, ex-
ballo ni siqutera pensarlo; y embarazados con espada cepto los eatres de caña fijados en el suelo, se había
y espuelas, y jaJando nuestras mulas, las que a veces ido a la fiesta Tomamos posesión de ella y apilamos
se resistían, y a vece¡;;brincaban soble nosotros, el tra,;, nuestro equipaje adentro.
bajo era exce-;ivo Cada pocos minutos nos veíamos o- Nuestros mo.lOS, sin aviso alguno, nos abandonaron
bligados a detenernos. y a reclinarnos contta un árbol para 1 egl esar a Tumbalá, y nos quedamos solos No
o a sentarnos .r. os indios no hablaban una palabra de podíamos hablál' la lengua, y no nos era posible el con~
ninguna. lengua mlls que la suya No podíamos comu_ seguir nacTa 1,lata la.c, mulas o para nuestra comida;
nicarnos de ningún modo ~on ellos, y no pudimos sa- pero por 1Y'edio del conductor de la partida de azúcar,
ber a qu~ distartcia quedaba la cima Al fin vimos, supimos que una nueva cuadrilla de hombres llegaría
sobre un empinado declive frente a nosotros, una tos- por la mañana para llevarnos Adelante. Con el calor
ca cruz, que saludamos como la cumbre de la monta- y la fatiga yo sentía un fuerte dolor de cabeza. La
ña Subimos h:'l9ta ella, y, después de descansar por montaña p91a el préximo día era peor, y, temerosos
un momen1.o ml.:mtamos nuestras mulas, pero~ antes del esfuer zo y df'l riesgo de imposibilitarSe en el cami..
de caminar cien yardas, principió el descenso, e inme_ no, MI.'. e y Pawling se empeñaron en conseguir tilla
diatamente tuvim.os necesidad de apearnos La baja_ hamaca o silla, la que les fué prometida para la ma_
da era más emp'nada que la subida. En cierto colegio llana SigUIente.

CAPITULO 16

UNA REGION SILVESTRE - ASCENSO DE UNA 1VI0N'i'AÑA - VIAJANDO EN SILLA DE MANOS. _


UNA PRECARIA SITUACION. - EL DESCENSO - EL RANCHO DF NOPA - ATAQUES DE ZANCU_
DOS - APROXIIVIANDONOS A PALENQUE _ CAMPOS DE PASTURAS - LA ALDEA DE PALENQUE
UN EMPLEADO ASPERO - UNA ATENTA RECEPCION - ESCASEZ DE PROVISIONES _ EL DlA DO_
MINGO - EL COLERA - OTRO PAISANO _ LA CONVERSION. APOSTASI;\. y RECUPERACION DE
LOS INDIOS - EL RIO CHACAMAL - LOS CARIBES _ LAS-RUINAS DE PALENQ¡UE.

Tem!Jrano a la mañana siguiente el grupo aZuca- bres, elevándose tode nuestra compañía hasta veinte
rero se puso en mal ('ha, y a las siete menos cinco mi_ indios
nutos seguimos nosotros, con silla de manos y hom... La región por dorlde ahOla estábamos viajando era
75
tan salvaje- e .'mo antes de la conquista espafíola, y sin que nunca lo había sentido antes tan desagradable. Iba
una habita<ión hasta que llegamos a Palenque. El ca- yo con la carfl. p~lra atrás; no podía mirar el 1 umbo que
mino se extendía pot en medio de una selva cubierta llevab~, pero ob~ervé que el indio de In izquierda re-
de 3l busws y malezas que se hacía impenetJ:able, y trocedió. Par a que mi conducción no resultara tan di_
las ramas est9.ben recor:tadas apenas a na altura 6ufi~ fí~i1, me sent~ tan qUieto como pude; pelo a los pocos
ciente pata dar paso a un hombre caminando bajo mInutos, al mU::2I por sobre mi hombro, vi que nos es-
ella!) a pJe, c!e modó qué, sobl'e el lomo de nuestras tábamos aprOXImando al borde de un precipicio de
mulas, nos veíamos constantemente obligados a aga· más de mil pies de profundidad Aqui estaba yo muy
cbal el cu.;ol'pO, y aun a desmontar, En algunos luga. anSiOSO de b"l,]alme; pero no podía habJar inteligible-
res, por gran difitancia en derredor, el bosque parecía mente, y los indios no pudieron o no quisieron enten_
dest1. uido por e1 calo!', el follaje mustio, las hojas Se· der mis señ'1s ,Mi conductor se movía con cuidado
cas y ac1urhnrradas, como quemadas por el, sol; y un ',hacia adelante, con el pie izquierdo primelo tantean_
tornado habf;\,bf-rrido la región, del que ninguna men_ do si la piedra conde lo ponia se hallaba fi~me y se_
ción se hizo pon los pe-riódicos de San Pedro gUl a antes de poner el otro, y por grados, después de
EnCOllil'amoS tres indios que llevaban garrotes en un movimiento ~specialmente cuidadoso adelantó am-
las manos, desnudos excepto una pequeña pieza de has pies a medio paso de la orilla del precipicio, Se de-
tela de algodón 2.Irededor de los ijal'es y que les pasa· tuvo y lanzó un tremendo silbido con jadeo Mi con-
ba 'entIe \as piernas: uno de enos,: joven, alto y admi- duclor, al respil'3r,' me subía y me bajaba, sentía su
l'ablemente bien formado, con la' apariencia del hom- cuerpo temblsnqo bajo el mío, y sus rodinas parecían
bre libre de las selvas Luego después pasamos una ya ¡flaquear 'El precipicio era espantoso y el más le-
corriente dO!lde indios desnudos estaban colocando ve movimiento irregular de mi parte pódría arrojar_
toscas r~JE's para pescar, 1 ústicos y primitivos como nos junto~ hasta el fondo, Yo le habría relevado por
en las primeras edades de la vida salvaie. lo que faltab2 dte' camino, con su paga completa Por el
- A l:is diE'z y veinte minutos' comenzamos a subir resto del ~tiaje, con tal de verme libre de sus espaldas;
la montaña Hacia mucho calor; y no puedo: dar una pen otra vez se pU~o en marcha y con el mismo cui-
idea de 10 'fatigoso de la ascensión de estas montafias d!ldo, sigu!ó subiendc. varios pasos,' tan cerca de la o-
Nuestras' mulas apenas podian trepar solo con las mon_ rilla. que aU~l sobre el lomo de una mula habría sido
turas Nos despojamos de las espaldas, de las espue- u,n, paso muy desagr~dable Mi temor de que se inu.-
las y de todo ló demás supe~-fluo; en efecto, nos que- tlbzaia o que tropezala era excesivo Para mi comple_
clamor; en carrlisa Y pantalones, y casi tan en la misma to alivio, la senda se apartó del precipicio; mas apenas
conciici6n de 1m;: indios como pudimos, Nuestra cara· me congratulaba de mi escape cuando descendió algu_
vana babl ia sldo un espectáculo en Broadway: Primero nos pasos Esto era mucho peor que la subida' si él
iban cuatro iT1d~os, cada uno con una tosca caJa pe cue- caía, nada podíra librarme de ser lanzado sobre 'su ca-
ro de res sobre' sus espaldas, asegurada con una cade. b.eza, pero me qnedé ahí hasta que me baj6 por'su pro-
na de hie:,ro y un gran candado; en seguida Juan, con pIa voluntad El pobre muchacho estaba 'bañado en
sólo lin sombrero Y un par de calzoncillos de género sudor, y cada, uno de sus miembros le temblaba. Ya
delgado de algoc1ón; conduciendo dos mulas de repues- otro estaba li.sto pal"a levantarme pero yo ya había
to y portando una escopeta de dos cañones sobre sus tenlño 10 suficiente. Pawling la p'robó, pero sólo por
de~nudoS hombrl'.Js; después nosotros, cada uno llevan· corto bempo Era bastante malo el ver a un indio fa_
dI;) por de\an~e o jalando su propia mula; luego un in- tigándose con un peso muerto en las espaldas; pero
dio condu:.:!er..do la silla de manos, con cargadores de sentirlo temblar bajo nUéstro propio cuerpo oír su
relevo, y varios muchachos que llevaban pequeftos ~a. penosa respiraGi6n. verlo además chorreándole el su-
cos áe provisiones, quedando muy ~?rprend1dos ~os Jn.. dor y sentir la inseguridad de nuestro puesto, hacían
dim~ de la silla de que no los hublesem,?s ocupado de de este modo de viajar lo' que nada más que una pe~
a"uerdo cen el contrato y con el precIo ya pagado reza y una insensibilidad ingénitas podrían soportar
Aunque sumamente fatigados. sentiamos que era de. Andando a pie, o mejor dicho, trepando, deteniéndonos
gradante el ser conducidos sobre los hombros de un muchas vece':i p~ra descansar, y montal\dQ cuando es-
hombre En aquella ocasión yo me encon~aba en la to ela posible, llegamos a un· cobertizo techado con
peor condici6n de los tres, y la noche anterior, en San bálago, dondf\ deseábamos pasar lá noche, pero no ha-
PedlO me había ido a la cama sin cenar, lo que para bla a g u a ' ' .''. ,
~ualqtiIera ,de hosótros era ségura evidéncia de estar No pudimos saber a qué distancia quedaba
por mal carnlno. Nopá, nuestro proyeciado paradero, que suponía_
Habial110S traído la silla con 'nosotros sil'D:plemen. mos en la cUD}bre de la montaña A cada pre-
te como una medida de precaución, cap. mucha. pro- gunta los indios contestaban e·'una iegua" Dural}te tina
babilidad de vernos obligados a usarla; pero ~n una hora más tuvimos una !empinada cuesta, y. en seguida
empinada cuesta que por poco me hace estallar ~a ca- comenzamos un terrible descenso, Por entonces ya el
beza de pensar en la subida." recurrí a ella por ]a pri_ sol había desap2recido, negros nubarrones cerníanse
mera vez Era ('-sta una grande y tosca silla .de bra_ sobre la 8elva, y el trueno rodaba pesadamente sobre
zos asegurada con tr.rugos y cuerdas de corteza El la cima do 1> montafia. A medida que bajábamos, un
incÍio que i.ba a conducirme lo mismo que todos los de.
l
fuel te viento azotaba la flóresta; el aire estaba lleno
más era pequeño, no mayor de cinco pies y siete pul. de hojas secas; las r~mas estallaban y se rompían, los
gadas, muy delgado. pero simétricamente formado árboles se encorvaban, y se veian todas las señales de
Una correa de corteza fué atada a 105 brazos de la si. un violento torn~a.o Bajar apresuradamente a pie no
lla ajustado el largo de la cuerda, y suavizada la cor_ hábia ni que pensarlo~ Estábamos tan cansados que es_
te~a de la írente COl' una pequeña almohadilla para to era un imposible; y, temerosos de vernos sorprendi-
disminuir la presión La levantarón dos indios, uno dos en la "llontaña por un huracán y un copioso agua~
de cada lado, y el conductor se puso en pie, se quedó cero, espoleamos y s~guimos bajando tan de prisa co-
inmóvil un momento me elevó una o dos veces para mo pudimos EJ'a un no interrumpido descenso, sin
acomodarrre sohre sus hombros, y emprendió la mar.. itingun consuelo, pedregoso y muy escarpado. Muy a
cha con un horrbre a cada lado Esto era un gran menudo la!; !rulas Se paraban, temerosas de seguir a-
alivIO pero yo ppdía sentir cada uno de sus movimien~ delante; y en cierto lugar, las dos mulas de remuda se
tos, basta la~ elevaciones de su pecho para respirar. metieron en ]a tnpida selva antes que proseguir, Afor_
El ascens,) fl~é uno de los más escarpados de todo el 'tunadamentE' pera el lectQr, esta es ~uestra última
camino A lo,s pocos minutos se detuvo y exhaló un montáfta, v pue6..o finalizar honradamente con un clí-
sopido, usual entre los indios cargadores; entJ;e sil- 'max~ esta fufo. la peor de todas las' montañas ,que jamás
bido y jadeo, si emple doloroso para mis oIdos, pero encontré en ese o en cualquier otro país, y, bajo nues-

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tras teIDOl es de que estallara la tOllnenta, puedo ase- recielon nuestlos atOlmentadores. MI' Catherwood ha_
gmal que ningunos viajeros la bajalon nlmca en me- bía sufrido menos, pero en el insomnio se le había per-
nos tiempo A las cinco menos cuarto llegamos al lla_ dido un pleciosD anillo de esmeralda, que había usado
no La montaña se hallaba oculta por las nubes, y la en el dedo durante muchos años, y que estimaba por
tormenta hatía ahora con furia arriba de nosotros l~s lecueldos que evocaba Nos quedamos algún tiem-
Cruzamos el río, y. siguiendo a lo largo de él a través po buscándolo, y por fin montamos e hicimos nuestra
de lma tupida selva, llegamos al Rancho de Nopá última salida rumbo a Palenque El camino e1'a pla_
Se hallaba situado en un claro circular como de no, pero el bosque seguía todavía tan espeso como en
cien pies (le diámetro, celca del río, con la selva alre- la montafía A las once menos cuarto llegamos a una
dedor tan tupida de arbustos y monte bajo, que las senda que conducía a las l uiuas, o a alguna otra parte
ffiula¿ nos podian penetrarla, y con ninguna abertura NOS-.1tros habían os abandonado el propósito de ir di-
más que para el paso del camino a través de ehIa. El rectamente a las l uir..as; porque, fuera de que nos ha_
lancho no era !'duo un techo en declive cubierto con llábamos en una destrozada condición, no podíamos
hojas de palmer". y sostenido por cuatro troncos de ár~ comunÍcal'nos en modo alguno con nuestros indios, y
boles Por todo el contorno había montones de con_ probablemente ellos no sabían dónde estaban las rui-
chas de Ch1 acol~ y el piso del rancho tenía varias puL nas Por fin s(¡,limos a 1m llano abierto y miramos
gadas de cenizar:, resto de los fuegos para cocellos. hacia atrbs la cordillera que habíamos CI uzado, exten-
Auenas acabf;bamos de congratularnos por nuestro a_ diéndose hasta el Peté·n y hacia la tierra de los indios
u'Íbo a tan bello lugar, cuando ya habíamos sufrido sin bautismo
tal embestida de zancudos cual jamás la habíamos ex- A medirla qt..'e avanzábamos llegamos a una I'egión
pelimentado en el país. Hicimos un fuego} y, con el de espléndidas DJ'aderas ,y vimos hatos de ganado La
apetito aguzado por ;un penoso día de trabaJo, nos sen- yerba mostrn,ba~ el efecto de las primeras lluvias, y la
tamos sobre el ('ésped a disponer de una gallina de pintoresca apariencia del campo me trajo a la memo_
San Pedro, pero nos vimos obligados a levantarnos, y lia muchas escenas del hogar; pero allí había un álbol
mientras ocuuábamos una mano con los comestibles, de singular belleza que era desconocido, que tenía un
usábamos la otra para sacudirnos los ponzonoños in_ elevado y de~nndo tronco y desplagada copa, con ho_
sectos Pronto notamos que teníamos una mala pers_ jas de vetde brillante, cubierto de flores amarillas.
pectíva para ]a noche. encendimos fuegos por todo el Continualldo sin preocupaciones, y parando de vez en
rededor del rancho, y fumamos desoldenadamente No cuando para gozar de la risueña vista alIededor y a_
teníamos pri~a .{:or acostarnos y permanecimos senta_ pleciar el veJ nLS Ijbres de las obscuras montañas de
dos hasta una hora avanzada, consolándonos con el atl'á5., nos subimos a una pequeña meseta y mhamos
pensamiento de que, si no fuera por los zancudos, nues- el pueblo a nuestro frente, consistente en una calle
tra satisfaC'ci6n selía ilimitada El obSCUlo borde del cubierta de grama, no interrumpida ni aun po~' una
cIaro se veía alumbl'ado por luciérnagas de extraol- senda de mulas, con unas pocas casas blancas dIsper-
nario tamaño y brill~ntez, que revoloteaban por entre sas a cada lado. y sobre una pequeña elevación, en el
los til boles, no brillando y desapareciendo, sino llevan_ extremo más d!stante, una iglesia techada con bálago,
do una luz fiia; y, excepto POl' su l'uta serpentina; se- con una tOSCB cruz y un campanario frente a ella. Un
mejaban estrellas errantes En diferentes lugares ha- muchacho podria rodar sobre la yerba desde la puerta
bía dos qlle parecían estacionarias, emitiendo una pá- de la iglesia hasta fuera del pueblo En realidad, este
lida pelO hermosa luz, y con aire de señoritas rivales fué el lug81 má~ muerto que jamás yo vi con vida; pe~
en día de recepción Los ígneos eh'culos revoloteaban ro, llegando (le pueblos atestados de indios salvajes,
de uno a otro; y cuando alguno, más at1'evido que los su aire de reposo fué muy grato para nosotros. En
demás, se apro~lmaba demasiado~ la coqueta retiraba los subm bias hElbía chozas de indios esparcidas; y
su luz, y el revoloteo terminaba' Una, sin embargo, mientras avanzábamos por la calle, ocho o diez gentes
las atrajo a todas frente a ella, y nosotros contamos blancas, llOre.bres y muJeres, aparecieron; más de las
hasta siete revoloteando a su alrededor que habiamos visto desde que salimos de Comitán, y
Por último nos preparamos para dormir. Las ha- las casas tenían una agradable y respetable aparien-
macas nos expondrían por todos lados a los crueles a_ cia En una de ellas vivia el alcalde, un hombre blan_
taques de los zC'.ncudos, y extendimos nuestlos peta~ co, como de sC'sel1ta años, vestido con calzoncillos blan_
tes en el suelo. No nos desvestimos Pawling, con cos de algodón, y ('on la camisa de fuera, de aspecto
mucho trabaio, iispuso sus sábanas en forma de mos_ respetable, ~lf!o jOlobado, pero con una expresión en
quitero; p~ro ba{'ia. tanto calor que no pudo respirar el rostro que infundía desconfianza. Con la que yo
debaJO de ellas, y se estuvo paseando por los alrede- pensaba ser la manera más cautivadora, le ofrecí mi
dores o en el 1'10 casi toda la noche Los indios se pasaporte, pC'ro 'l)osotros le habíamos pertUlb,ado su
habían ocupado' en recoger caracoles' yen: cocellos pa-:- siesta; se hahía levantado de mal humor; y, mirándo~
1 a cenar, y en s(',guida se acostaron a dormir a la orilla
me íijamente al lastro, me preguntó qué tenía él que
del río; pero a ]a media noche, CQn fuertes truenos y ver con mi pnsaporte A esto yo no pude responder;
relámpagos, se desencadenó un aguacero torrencial; y y, s\guió diciendo, que nada tenía que hacer con él,
todos ellos se albergaron bajo ¡el cobel,'tizo, y acostán_ y que no necesitaba que se lo diéramos; que debíamos
dose enteramente desnudos, mecánicamente, y al pare_ ir con el prefecto. En seguida dió dos o bes: vueltas
cer sin que esto les perturbase, se daban manotadas en un círculo como para dem{)strar que no le importa-
en el cuerpo. El incesante zu;mbido y los piquetes de ba lo que vensáramos de él; y, como si adivinara lo
los insectos nos mantuvieron en estado de vigilia e irri- que estaba pasando en nuestro pensamiento, espontá_
tación. Podiamos protegernos nuestros' cuerpos, pero neamente agregó, que ya antes habían habido quejas
con una c;:nbierta sobre la cara el calor era insufrible en su contra. pero que estas. eran inútiles; que no po_
Antes de amane('er me dirigí al río, que era ancho y drían removeylo y que si lo hacían tampoco le impor_
de poca plofundidad, y me extendi sobre el arenisco taba
fondo, donde el agua tenía sólo la hondura suficiente Este .:mludo al final de nuestro fatigoso viaje fué
para correr sobre mi cuerpo Este fué el primer mo- un poco desconsolador, pero era de importancia para
mento agl adable que yo había tenído. Mi acalorado nosotros el no tener ninguna dificultad con este áspe..
cuerpo se I e-':rescó, y allí me quedé hasta el amane- lO empleado, y, procurando acertar en punto vulnera..
cer. Cuando saH pal, a vestirme se vinieron sobre mi ble, le dijimos que deseábamos quedarnos unos cuan...
con el apetito excitado por el espíritu de ]a venganza. tos días para descansar, y que nos veríamos plecisados
Nuestro dla de trabajo había sido tremendamente du- a comprar muC'has cosas. L pleguntamos si había pan
lO, "Pero el de la noche fué peor. El aire matutino, sin en el pueblo contestó, "no hay"; ¿maíz? "no hay));
embargo, E'ra refrescante, y al apuntar el día desapo.- i,cafe'? "no h~y'" ¿chocolate? "no hay". Su satisfac_

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ClOD parecía aumentar a medida que podía responder sario para su manutenci6n. El alcalde, que a sus otras
Cl na hay"; pel'o nuestra infortunada pregunta por pan ofensas agl egab3 la de ser rico, era el único hombre
aumentó su ira Inocentemente, y sin pehsar en ofen.. d~l iug81 que tenía algO de sobra, y lo estaba retenien-
der1o, revl;'lsmos nuestro disgusto; y Juan, por su plO· do para cuando hubiera mayor necesidad En Tum...
pia conveniencia, dijo que nasabos no sabíamos comer balá habfarrto~,("'bmprado buen maiz a treinta mazo!"..:
tOl tillas· Esto le vino a ]a memoria, se lo repitió a sí cas pOl lin real~ aquí, Con gran dificultad, pudimos
mismo valias v€'ces J y a todo iel que llegaba le decia, lograr que el alcalde nos reservara un poco a ocho ma-
con singular éntasis: :ellos no 'pueden comer tortillas ZOI cas por dos reales, :y éstas estaban tan mohosas y
Plosiguiendo dijo que había un, horno en el lugal, comidas ele gOl gajo que las mulas apenas queLÍan to-
pero que no 'había harina, y ,que el panadero Se habia carlas. Ai. principio nos sorprendió el que ningún a.
marchado rlesde haC-Ía siete ;años; que la gente al11 tl evido capitalista efectuase importaciolles de Tumba-
podia pasarla :::in pan Para cambiar de asunto, y dis- lá por valer de varios dólares; pero al profundizar en
puesto' a llO quejarme, proferi la expresión eonciliato_ el asunto nos hallamos 'COn que 'el valor del transpor_
,da: que, df! tPrlo~ m!>dos, nos consideuábamos dichosos te no dej~ba mu('ha ganancia. y, además, que el curso
de escapar de la lluvia en la montaña, a lo clial res. del cambIO e~taba erl contra -de Palenque Unos po_
pondió preguntando que :si espe1ábamos algo mejor en cos quintales habrían atestado el me1cádo, pOlque co-
Palénque, y LE~pitió con gran.satisfacdótt una f~ase muy mo' cada Iami'ia blanca tenIa provisiones hasta para la
común eli. boca de los palEmquianos: "tres meses de p~'<?xima c(\se<:ba~ los indios eraiL las únicas personas
agua, tres meses aguacelo, y seis meses del norte", es que desea han comprar y no tenían díne'ro para ello
decir "tres meses de 'lluvias, tres' meses de chapal ro_ El golpe de 1& carestia cay6 sobre nosotros y en parti.
nes, :y seis mt:ses de vie~to nOlte". el que en aquella cular soble nuestras pobres mulas Por fortuna. sin
1egiÓn produce fl'Ío y lluvias f ' embalgO, aHi habia buenos pastos, y no lejos. Les
Encontrando que era imposible dar en un punto d<:!satamos las bridas en la r pue1 ta y las dejamos suel-
débil, mientras que los criados apilaban el equipaje tas:~rt 'las calles; pero, después de dar una vuelta, re-
me fui a casa del prefecto, cuya recé~ción. en aquellos gresaron :tod~s juntas e introdujeron 'sus' cabezas en
c1'íticos momentos, fU~ de lo más agradable y alenta_ ]a puerta impJe)lando maíz con ]a mirada
dora Con In Rcostumbrada -cortesía me ofl'eci6! una
, Nueshas peT.!¡pectivas. no eran muy brillantes, no
siBa y un puro, y tan propto como vió mi pasaporte
dijo que· me hubfa estado ésperan~o por algún. tiempo obstante esp, habíamos legaqo a, Palenque, y por']a no-
EGto me sorprendió; y él añadió que don PatricLO le ha- che se desE'n('adenó la tempestad¡ con tl;!rríficos true-
bía refel1do que yo estaba para llegar, lo que me sor_ nos y 1elá.rnpp.go~. lo que hizo que nos slntiéra,mos de-
prendió todayía m~$, pues yo no recordaba a ninf3:ún masiado df~hosos de que nuestro viaje hubiese termi-
amigo de tal nombre; pero pronto supe que este ;lm.. nado La casa ~ue nos asign6:el alcalde estaba inme-
ponente sobrenombre queria decir mi amigo Mr. Pa_ diata a la suya y era de, su pertenencia Tenía con_
tric Wallter, de lleUce Esta era la primera noticia de tigua una c~('inera (cocina), y dos mujeres indias qlle
Mr Walkü y del' Capitán Caddy que yo había recibi- uo se atI¡E::Vi~1 al!. a mIral nos sin permisp del alcalde
do desde Que el Teniente Nicols llevó a Guatemala el El piso de ésta era de ti.erra, tenia tre$ camas hechas
infOIme '(lÚe ~ellos: habían sIdo alanceados por los In· de cañas. v h..>cho de bálago, muy bueno; salvo que ~o"'l
dios Habían llegado a Palenque por el Rlo Belioe y b1'e dos de las cama~ se goteaba Debajo del punt!a.
el Lago del Peten, sin ninguna otra dificultad más que gudo tech" y a través del remate de las paredes de ado.
lo malo d::- los <,aminos, habían permanecido dos se· be, había un piso construido de palos, que servía de
mimas en las ruinas y salido por la Lagupa y Yuca_ gl;anero paJ'S el mohoso maíz del alcalde, habitado por
tán Esta fué 'a más satisfactoria noticia, primero, indl&strlosos ~'atones, que rascaron, royeron, chillaron
porque me daba la seguridad de su salvaéi6i1, y segwt. y esparcieron polvo sobre nosotros toda la noche Sin
do, po;rqu~ deducia de ella que no habría impedimen..: embargo, hablamos llegado a Palenque y dormimos
to para nuesfra visita a' las ruinas El temor de en- bien .' , .
contrarnos al fin de nuestro penoso viaje con una pe. El dia siguiente tué domingo y lo celebramos co-
rentoria prohibición, nos había perturbado más o me_ mo día. de CfescariSi)' Anteriormente. en'todos mis via_
nos constantemep.te, y a,lgunas veces'.pesado Sobre nool jes, .yo habíá hecho el esfuerzo. de guardarlo como tal,
sotI"üS como Dlomo ' HábíamoS"' deterrninad.o no hacer peto·en éste país'Émcontré .que era ~mposible Ellugar
referencia i a ias ruinas, hasta que tuviésemos una o· era tan tranquilo, y.páre.cíg eJ.1tal estado de reposo, que
portunidad de averiguar, cómo se presentaban Ifls CO'- cuando.ei vielo ,alcalde :pasópol' la ilUe~ta nos aventu_
sas Y'~ hasta e¡::¡e moménto, aún no me había desengaña. ramos n dj:!ci!le·buenos 'dlas; pero'otra vez' se había le·
do si touo nuestro trabajó sería inútil Para colmo va'ntado UC ,tt:J,al hum'or;' y, sin corresponder a nuestro
de rol sat¡sfaecl~n;' el prefecto nos dijo' que el luga1' Saludo, se' paró para d:e'c:lrnos que nuestras mulas Se
era completamente tranquilo; que' ~ra un rincón retira_ habían pel'dido, y, ·como esto no nos perturbó lo' sUfi-
do 'hasta uortde las' revoluciones y convulsiones políti_ ciente, añadió que probablemente 'se las habrían roba_
cas nunca llegaban El había desempefiado' su ¡empleo do; pero cuándo' nos vi6 c6mpletaníente excitados y a
dU1'P,nte veinte afias y reconocido otros' tantos diferen· punto de salir a buscarlas. nos dijo ql\e no habíá peli-
tes gobi~rnos -, - . gro; que s<\lo habi'lan ido a beber agua y que vOlverlan
ellas mism~8 '
Regresé' para ,dar mi~ infQrmes¡ y con respecto al El puebla de. Pplenque, según supimos por_el pre.
vieio alc~lde, en eLlenguaje ~e un manifiesto"de jun"l fectó, fué en otra época" un! lugar de considerable im.
ta de ban lo d~terminé no pedir nada que no fUera portancia; l>a~ando por el todas "las mercaderías impor-
razonable. ni someter'me a nada que me paleciera in_ tadas para Guatemala; pero Beliée, había. desviado eSe
Justo En este espíritu hiéimos una intrépida solici_ tráfico y destruido su ,comerclo,'r muy] pocos afias an_
tud de maíz Los "no hay" del alcalde eran dema$ia. tes más de h mitad de la: poblaCión habla 'sido barrida
do verídicos; la cosecha, de maíz había sido mala y ha. por el 'cólera, :Famil'as ~nteras hablan perecido, y SUs
bia hambre t"D· el lugar. Los indios, con su habitual casas se hallaban desoladas 'y convirtiéndose en' ruinas
imprevisiun, qabfan sembrado apenas lo suficiente pa· La 'iglesia estaba, al extremo de la calle. en el centro
ra la temv0l2ña jr como ésta habia resultado mala, se de una herb~sa plaza A cada 'lado de la plaza habla
vieron re(luci(lo~. a frutas, plátanos y raíces en vez dé casas con la selva d.itecta~ente encima de ellas; y, en_
tortillas Cada familia de blancos tenia más o menos contrándonós Un poco elevados en la plaza, nosotros
lo suficiente rara su propia subsistencia, pero nada de nos hallábnm("ts en línea con las copas 'de los árboles
SOh1 a La esra<;ez de la cosecha de maíz hizo que to- La casa rll~s' grande' de la plaza se' encontraba desier_
do lo dem~s t'>scaseara, pues se vieron obligados ama. ta y convett!dá en '1 uinas. Hab~a una docena de otras
tal' sus gallinas y HU!: cerdos por carecer de lo nece. casas ocupadas por familias blancas, con quienes, en

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el tlanscmso de una hOla de callejeo, nos hicimos co- A corta distancia de Palenque el Río Chacamal lo
nocidos,· Yo no tenía más que palalme flente a la separa del te!! it'Jlio (le los indios sin bautismo, a quie-
puerta y lecibía una invitación: "Pasen adelante, ca- nes aquí se l(':s Uama caribes Hace cincuenta años el
pitán" cuvo título yo debía al águila de mi somble- Padre Caldelón, tío de la esposa del pI efecto, acompa_
1o C~da familia tenía su hacienda en las cercanías, y liado de su sacr-tstán un indio, se estaba bañando en
al clbo de una hora yo ya sabía lo que estaba sucedien_ el r~o, cuando éste lanzó un grito de alar ma al ver al_
do en Paknque, es decir, sabía que nada estaba suce"" gunos caribet; que estaban lliilándolos, e intentó huir;
diendo pero el padre tomando su báculo se dirigió hacia ellos
En cll?xh emo más alto de la plaza, dominando esta Los calÍbes se prostunaron ante él, lo condujeron a
escena de qU101tld, estaba la casa de un amelicano lla- sus chozas, y 10 invitar on par a volvel y pal a que les
mado j Wllliam Er own! Era este un extr año lugar pa- hiciese U113 visita en ciero día El día señalado el pa_
ra la mOlnda d(' un amelicano, ~r 1Vrr Blown ela un dte se fut: ('on su saclÍstán, y se encontró con una con-
americano emprendedor En la glan 10telÍa él se ha_ gregación de calibes V con una gran fiesta preparada
bía sacado una esposa pa1enquiana, la que en aquel en su h01lflr Se quedó con ellos por algún tiempo, y
tranquilo lugar probablemente lo había librado de mo.. . en recompensa los invitó para que fueran al pueblo
!ir de tedlo Qué fuÉ' lo primero que lo trajo al país; de Palenque el día de fiesta de Santo Domingo Una
no lo sé El tel!ía e' privilegio exclusivo para la na_ gr a11 par ticla de estos indios salvajes asistió, llevando
vegación a vapor del Río Tabasco, y habría hecho una consigo cmne de tigJ e, de mono, y cacao como plesen-
fortuna, pNO su balco se fué a pique en el segundo te OyelOn misa y miraron todas las ceremonias de la
viaje Entonf'es emplendió el corte de maderas bajo iglesia; entonces invitaron al padre a que se estuviera
un nuevo método, y estuvo a punto de hacer otr a for- el1tl e ellos y los enseñara, y eligieron una choza en el
tuna, pela algo hubo que le salió mal En el tiempo lugar donde 10 enCOl'tlaron por primera vez, a la que
de nuestra visita se hallaba ocupado en canalizal un consagró él como iglesia e instr uyó a su sacristán para
pequeño COl te hasta el mar, para unir dos líos cerca que dijera la misa todos los domingos Según dijo el
de su hadenda Para asombro de los palenquianos, prefecto, si el padle hubiera vivido, muchos de ellos
él estaba 8iempre ocupado, cuando podía vivir tI an- probablemente hablían sido cristianizados; pelO, des_
quibmente en su hacienda en el vel ano y pasar los gl aCladamente murió, los caribes se remontaron en la
inviernos en el pueblo Muy a nuestro pesal, no se selva, y desrle entonces ninguno de ellos ha apar ecido
encontr aba entonces en la aldea Habría sido inteH~_ por el pueblo
sante el IHül~lr a un paisano de su 'temple en aquel Las rttína~ quejan como a ocho millas de la pobla_
tranquilo rincón del mundo ción completamente desoladas El camino el a tan pé_
El pI efecto era rr:.uy velsado en la historia de Pa- simo, que, pala llevar a cabo algo, era necesario que-
Jcnoue Está. situado en la provincia de los tzendales, darse aBa, y tuvimos que hacer los preparativos para
y dUrante Ufl.a centuria después de la conquista de el efecto En el pueblo había tres pequeñas tiendas,
Chiapas quedó en poder de los indios Hace dos cen- cuyas existencia:.: en conjunto, no valdlían setenta y
tUlias Lorenzo Mugll, un emisario directo de Roma, cinco dólares, pero en una de ellas encontlamos libra
levantó entre eUos el estandarte de la Cl uz Los in- y media de café, que aseguramos inmediatamente. Juan
dios todavia conservan su vestido como una sagrada nos comunicó la grata nueva que a la mañana siguien-
reliquia, pe) o tienen mucha desconfianza de mostrar- te matarian un puerco, y que ya había tr atado una
lo a los extranjelos, y yo no pude lograr que me lo porción de milllÍeca,: también, que había una vaca con
enseñaran La campana de la iglesia, también, fué su telnero que andaba suelta, y que se podía hacer un
enVIada de~de la santa ciudad; Los indios se sometie_ arreglo par a mantenerla y 01 deñarla A1 momento se
Ion al dominio de los españoles hasta el año 1700, atendió a esto, y se hicieron todos los arr eglos nece_
cuando todo; la provincia se sublevó, y en Chillón, Tum_ salios pala visitar la~ ruinas al siguiente día Los in_
balá y Patenque apostataron del cristianismo, asesina_ dios generalmente conocían el camino, pero sólo había
Ion a los s:acerdotes, profanalon los templos, tributa- un hombre en el lugar, apto pala selvirnos: como guia
Ion impía 3.aornción a unamujel' indígena, destroza- en el terleno y él tenía entre manos el negocio de ma_
ron a los hombles blancos y se apoderaron de sus Jilu- tar y distlibuir el puerco, lazón pOl la cual
jeleb como esposas Pero tan plonto como llegó la no:..' no pudo ;p~rtir con nosotros, pela prometió seguirnos
ticia a Guatemala, un poderoso ejército fué enviado en
contra de eUt;s redujeron a los pueblos sublevados Al atardecer la quietud del pueblo se vió pertur-
restauránuolofi a la fE" católica y se restableció la tran... bada por un estallido; y al 'salir nos encontramos con
quilidad El derecho de los indios, sin embargo a la j que se hübía cafdo una casa Una nube de polvo se
propiedad de la tierra estalJa todavia reconocido, y a 10 levantó de allí, y las ruinas probablemente yacen, toda..
menos ha3ta la independencia mexicana, recibían ren- vía como cuando ca~ elon El cólera la había pliva_
ta por la tieua en los pueblos y por las milpas en los do de sus moradores, y por varios años había perma_
alrededoreg necid.o deshabitada

CAPITULO 17

PREPARATIVOS PARA VISITAR LAS RUINAS - PASEO - LA PARTIDA _ EL CAMINO _ LOS


RIOS MICOI, y OTULA - LLEGADA A LAS RUINAS - EJ, 'l'ALACIO - UN FEU.DE·JOIE _ ALO·
JAMIEN10S EN EL PALACIO - INSCRIPCIONES DE LOS VISITANTES ANTERIORES _ LA ,MUER.
TE DE BEAJ\;HA.'II: -DESCUBRIMIENTO DE LAS RUINAS DE PALENQUE - LA VISITA DE DELRIO.
LA EXPEDIf'ION DI, DUPAIX _ LOS DIBUJOS DE LA PRESEl'ITE OBRA ,- PRIMERA COMIDA EN
LAS RUINAS - ENORMES LUCIERNAGAS - DORMITORIOS - LA EXTENSION DE LAS RUINAS
OBSTACUI,OS PARA LA EXPLORACION - SUFRIENDO POIt LOS ZANCUDOS_

Tempumn a la mañana siguiente nos preparamos ciertas legumbl eS .redondas, cuyo valor total, qUlzas,
para tl aswdal nus a las l uinas. Tuvimos que hacer ascendería a un dólar No pudimos conseguir un ja_
pLOvisiones p~la el manejo de los asuntos domésticos llO para dgua en el lugar, pero el alcalde nos prestó
en glan ezcala; nuestros utensilios de cocina eran de uno libl e elE' costo a menos que se quebl ara, y como
tosca alfal E'r'a, y nUE.stras tazas· de dm as 'cáscaras de ya entonces estaba rhjado él plobablemente lo consi-

19
deraba vendido. Dicho sea de paso nosotros obligamos s~ fo!m~ S!guiendo sobre esta tenaza, nos palamos al
al alcalde a que nos quisiera, dejándole nuestro dine- pIe Oe un:.. segu3da, a tiempo que nuestros indios gri-
ro en delJosito Hicimos esto con glan publicidad, a taron llel P!lJacio", y por entre los claros de los árbo-
efeClo de que pudiern ser sabido en el pueblo que allá les vimos el frente de un gran edificio llcamente or_
en las ruma~ no hab] fa Uplata'\ pero el alcalde lo es- namentado con figuras estucadas sobre las pilastras
timó como una prueba de especial confianza En ver_ ral.o y elegante, los álboles crecían arrimados junto ~
dad nosoi ros no podíamos mostrársela más grande a el, y sus ramas entraban por las puertas· en estilo y
El era un vieio tacaño y desconfiado, que guardaba su efecto úmco, extraordinario y melancólic~mente her_
dinero entre un cofrE: en un cuarto interior, y nunca moso. Amarl amos nuestras mulas a los ál boles subi_
salfa de la casa sin cerrar la puerta de calle y llevar la ml?s por una fila de gradas de piedra sepaladas' y de-
llave con~jgo. Nos hizo pagar adelantado por todo lo Iuba?as pOI .la fuerzá de la vegetación, y entlamos al
que necesitábamos, y no nos habría confiado medio palaCIO, p~se~ndonos por algunos momentos a lo largo
dólal por ningún motivo. de.l COrleOOl y por el patio; y después que terminó la
Era ncce~alio llevar con nosotros del pueblo todo pumel a ojeada, ue ansiosa curiosidad, regresamos a la
aquello que l;ludiese ~ontlibuir a ~uestra co:nodidad, entrada, y, parandonos en la puerta, hicimos una des-
y pusimos todo empeno en conseguIr una mUJer; pela calga de nuestras armas de fuego A no ser por este
ninguna quis(\ confiarse sola con nosob os Fué esta modo de. ~xpres~r nuestra satisfacción, habríamos he_
una gran pllvaci6n; una mujer era desea~le, no, como ch~ trepIdar el techo del antiguo palacio con un ¡viva!
el lector pudiera suponer, como adorno, smo para ha_ Fue. pr~ye('tado, ade-más, para producir efecto sobre
cer las tortillas Estas, para ser tolerables, .deben cC!- lo~ Indios. los cuales probablemente nunca antes ha_
merse en 21 1I"0mento de cocidas, pero nos VImos obli- bunn oído se!TIejante cañoneo, y casi, como sus· ante-
gados a hacer un arreglo cQn el alcalde para que nos pasados en tiempo de Cortés considel aban nuestras
las enviata diariamente junto con el ploducto de nues- arI!1as como jnstrumen~os qU~ producían el rayo, y
tra vaca. qUlenes, nosob os ]0 sablamos, darían tales noticias en
Nuestro paSf=O fué igual a cualquiela de los que el l?ueblo Que harían que cualquiera de sus 1espetabies
habiamos tenido en el camino Un indio partió con un amIgos se gUfl,rdase de hacernos una visita por la no-
baúl de cuero de res sobre su espalda, sostenido por che
una cuerda ele corteza como base de su carga, mien_ . Había!n~s lle-gad,? al término de nuesbo largo y
tras que a carla lado pendia de una cuerda de corteza fatIgoso vH~Je, y Ja pr;meia ojeada nos indemnizó nues-
una gallina l?nvuelta en hojas de pJátano, c~n sólo la t~~ ,tJ;abaJo . Por primera vez nos hallábamos en un
cabeza y 'a (,'ola visibles Otro llevaba enCIma de su edifICIO eilgldo por los habitantes abOlígenes levan_
baúl un pavo vivo con las patas amall'adas y desple- tado, ante., que los eUlopeos tuviesen noticia de'la exis_
gadas las alas co~o un águila extendida Otro tenia tenCIa de este continente, y nos preparamos pal a hacer
a cada lado de su carga sartas de huevos, cada, uno de pue.;tra morada bajo su techo. ~eleccionamos el co~
éstos envuelto cuida_ciosamente en dobladores, y todos rredor de enfrente para nuestra vivienda soltamos al
asegurádos como cebollas en Ulla cuerda de corteza pavo y a las gaUnas en el patio, que se encontraba tan
Los utensilios de cocma y el jarro para agua fueron co- cublerto de árboles que apenas podíamos mirar a tra~
locados sonre Jas espaldas de otros indios, y contenían vés de él. y como al1f no había pastura para las mu-
arroz· frijol 37.ÚCar chocolate, etc; 1argas tiras de las, salvo las .holas de los árboles, y no las podiamos
caln~ de puérco y racimos de plátanos iban colgando; soltar e!1 medio de la selva, las subimos por las gradas
y Juan llevaba en los brazos nuestra cafetera de viaje, ~n medIO del palacio y las soltamos también en el ps,_
de hojalata, Hena de manteca, la que en ~queUa re- tIa.. En un eX'1;relllo del corredor construyó Juan Una
gión siempre" pe) manecía en un estado líqUldo cocma, cuya ope>ración consistió en colocar tres pie-
A las siete y m~dia salimos de la aldea Por una dlas ~n forma de ángulo, como para dejar entre ellas
corta dislcmc:a el camino era abierto. pero muy pron." espaclO para el fuego~ Nuestro equipaje fué colocado
to entramos a una selva, que continuó sin interrupción afuera o colgado al alcance sobre palos atravesados en
hasta las ruinas, y probablemente muchas millas más e~ corredor Pawling puso una piedra como de cuatro
allá El camino era una sin1ple vereda de .indios, y pIes de lalEo .sobre pat~s de pi~edra en forma de mesa,
las Tama::; de los árboles, vencidas y pesadas por la y con ~os tDchos cortó CIerto numero de varas, las cua..
lluvia, co~gaban tan bajo que nos veíamos obligados les umdas y amarradas con cuerdas de corteza fue~
a detenernos constantemente, Y muy pronto nuestros 1;'on puestas sobre piedras situadas en la cabec~ra y
sorribrerob y ch~quetas estuvieron pe1fectamente mo- ep- los pies para que sirvieran como camas. Derrlba-
jados Por Ir. espesura del follaje el sol de la mañana J1)~ST las ramas que penetraban al palacio, y algunos
no pudo secar el diluvio de )a noche antelior El sue- qllrsbamos la ,copa de mia inmensa selva extendiéndo_
lo'estaba muy lodoso intenumpido por corrientes Cle- se a lo lejos hasta el Golfo de México
cida~ pOl las p"imer~s lluvias, con zanjas donde las Los indio~ tenian supersticiosos -temores acerca de
mulas tropezaban y se atascaban; en algunos lugares ~a permanenc,18. de noche' entre las ruinas, y nos de-
muy difíclles de atravesar. En medio de la ruina de Jaron solos, lIDiCOS moradores del palacio de monar_
los imperios, nada habló jamás tan fuertemente de las cas desconocidos Poco pensai ían quienes lo edifica_
mudanzas de! rntmdo. como esta inmensa selva amor- ron que al cabo de pocos años su linaje real perecería
tajando a la que en o~ro tiempo fuera UDa gian c~udad. 'Y .su raza sería extinguida, su ciudad convertida en
Anttguament~ había sido un espacioso camino real, a- r1;unas, y MI Catherwood, Paw1ing,yo y Juan, sus ú-
testado de gente'i qUE: se hallaban estimuladas por las mcos 1?oradores Oh os exb. aojeros habían estado allí,
mismas p&~iones que actualmente dan impulso a las ac- m~rav111ados como nosotros Sus nombres estaban es_
ciones hmnanas. y todas ellas han desapaiecido, sus crl1?s en los ~uros, con comentarios y figlll'as; y aÚn
T

habjtaciones se encuentran sepultadas y ningún rastro aq~l habla senales (~e aquellos bajos y envilecidos es-
de ellas ha quedado pintus que se deleitan en profanar los lugares sagra_
En dos horas llegamos al Río Micol, y en media dos. Entre los nombres, mas no de los de esta clase
hOla más al de Otula obscurecido por la sombra de la figuran los conocidos: el C~pltán Caddy y Mr Walker;
selva, y rompiéndose hermosamente sobre un lecho de y uno "e~3; el de un paIsano, Noah O. Plstt, de Nueva
piedras Al vadeallo muy pronto notamos montones York. "El había salido para Tabasco como sobrecar
de piedias, y después una piedra redonda esculpida go de un buque, ~scendido uno de los ríos en buse;
E;;poleamos soblE." l;ID filudo aScenso de fl agmentos, tan ~~ .palo de <;:ampec~e, y mientras cargaban su barco
escaJ:p~do que las J?1uJas apenas pudieion subirlo, has_
ta una terraza cubIerta, lo mismo que todo el camino ViSItó las 1wnas. S.u. relato de ellas me habia dado
con árboles, de tal modo, que era imposible establece; un gran deseo de VISItarlas mucho antes que Se pie-
sentara la oportunidad de hacerlo

80
Hasta arriba, a un lado del corredor, estaba el nación que se le da es la de Palenque, por el pueblo
nombre de William Beailham. y abajo había una es- en cuyas cercanías se encuentran las ruinas
trofa escrita a lápiz. Por medio de un árbol con mues- Las nuevas del delicubrimiento COl rieron de boca
cas hechas en él, subí y leí las lineas La rima era en boca, fueron repetidas en algunas ciudades de la
defectuosa y la ortogl afía mala. pero ellas revelaban provincia, y llegaron al asiento del gobierno; pero se
un profundo sentid~ de la. sul;>limidad moral espar- les prestó poca atencion. y 105 miembros del gobierno,
cida entre estas ignoradas ruinas El autor parecía, por ignorancia, apatfa. o por la actual imposibilidad
asimismo, un conocido Yo babía oído su historia en de ocuparse en algo que no fuera los negocios públi_
el pueblo Era él un joven irlandés, enviado por un cos, no tomaron ninguna medida para explOl ar las
comerciante de Tabasco al interior con el fJn de tra- ruinas, y no fué sino hasta 1786. a los treinta años
Itcar al por menor, babía pasado algún tiempo en subsiguientes al descubrimiento, que el Rey de Espa-
Palenque y por sus alrededores, y, con sus ideas y ña ordenó una exploración; el tres de Mayo de 1787,
sentimientos dirigidos fuertemente hacia los indios, el Capitán Antonio del Río arribó a la aldea, en comi_
después de meditar sobre el asunto cierto tiempo, le_ sión del gobierno de Guatemala, y el cinco prosiguió
solvió penetrar en el país de los caribes Sus amigos hasta el sitio de la ciudad en ruinas En su informe
se empenaron en disuadirlo, y el prefecto le dijo: oficial dice: que debido a la espesura de la selva, y a
"Tiene Ud cabello rubio, una helmosa tez y una piel una niebJa tan densa que era imposible para los hom-
blanca. y ellos o hatán de Ud un dios y lo retendrán bres distinguirse unq,s a otros a cinco pasos de distan-
en su compañia, o lo matarán y se 10 comerán"; pero cia, el ec:lificio prin~ipal qued6 completamente oculto
él se fue solo y a pie, atravesó el Río Chacamal, y des- a sus miradas.
pués de una ausencia de casi un año regresó salvo, Regresó a la población, y después de concertar
pero desnudo y extenuado, con las ufias y los cabellos medidas con el diputado del distrito, se dió una orden
largos, habiendo permanecido ocho días con un solo a los habitantes de Tumbalá. requiriéndoles doscien-
caribe en las riberas de un tUl bulento rio, buscando tos indios con hachas y podaderas El dla 17 del mis_
un vado y viviendo de rafees y yerbas Construyó mo mes setenta y nueve trabajadores llegaron provis-
una choza en las orillas del Rfo Chacamal, y vivió tos de veintiocho hachas, consiguiéndose después vein_
al11 con un sirviente caribe. preparándose para otl o te más en la aldea; y COD éstos se movió otra vez para
más prolongado viaje entre ellos, hasta que al fin al_ adelante e inmediatamente comenzó derribando árbo-
gunos barqueros que llegaron a tlaficar con él 10 en- les, lo cual fue seguido de una general conflagración
contraron muerto en su hamaca con el cráneo pal tido El informe del Capitán Hel Río, con el comenta_
Habra escapado de los peligros de un vi,aje que nadie rio del Doctor Paul Félix Cabrera, de Nueva Guate-
en aquel pafs se atrevió a arrostrar, para morir en mala, deduciendo un Qt'igen egip·cio para el pueblo,
manos de un asesino en un momen~o de supuesta se_ ya sea por negligencia o desconfianza del gobierno es_
guridad Tenia el brazo colgando hacia aCuera, y un pañol, permaneció encerrado en los archivos de Gua-
Ubro en el suelo; probablemente fué herido mientras temal~ hasta la época de la revQlución, cuando, bajo
lefa. Los asesinos, up.o de los cuales era su criado, la aCCIón de los principios liberales, los manuscritos
fueron capturados, y se hallaban por entonces presos originales llegaron a manos de un caballero inglés
en Tabasco Desgraciadamente, el pueblo de Palen- que había residido largo tiempo en aquel país y se
que no había tomado, sino, poco interés en todo esto, publicó una traducción en este idioma, en Lonfu.es en
excepto en el hecho extraordinario de su visita a los 1822 Esta fué la primera noticia que I1egó a Euro_
caribes y ~ su regres..o salvo. Todos sus papeles y co- pa del descubrimi~nto de estas l'wnas; y, en vez de
lección de curiosidades fueron dispersados y destrui- electlizar la opinión pública, sea por falta de interés
dos, y con él perecieron todos los frutos de 'SUS traba_ en el asunto, por desconfianza, o por cualquier otro
jos; pero, si él estuvierl;l vivo, serfa el hombre, entre motivo, tan poca atención Se prestó a ello, que en 1831
todos los demás, llamado a efectuar el descublimlen- la Literary Gazette, un periódico de gran circulación
to de aquella miSteriosa ciudad que tanto ha impresio_ en Londres, 10 anunciaba como un nuevo descubri-
nado nuestra imaglnacióll: miento efectuado por el Coronel Galindo, cuya infor_
Como las ruinas de Palenque son las primeras que tunada muerte ya ha sido referida. Si un descubri-
despertaron la atención bacia la existencia de antiguas miento semejant~ se hubiera verificado en Italia. Gre-
y desconocidas ciudades en América. y como, por tal cia, Egipto o Asia, al alcance del turismo europeo, ha-
motivo, son quizás lT!ás interesantes para el público, blÍa creado un interés 'no inferior al descubrimiento
no estará demás establecer las circunstancias de su de Herculano o de Pompeya, o al de las ruinas de
descubrimiento primitivo Paestum
El relato es: q\.te en eJ año 1750, un glUpo de es- En tanto que el informe y los dibujos de Del Río
pañoles que viajap31;l PQ'r el interior de México, pene_ dormían en los archivos de Guatemala, Carlos IV de
traron a las tierras al' norte del distdto de Carmen, España ordenaba Qtra· expedición. a la cabeza de la
en la provincia de Chiapas, cuando de repente encon- cual fué puesto el Capitán Dupaix. con un secretario
traron, en medio de un~ va~t.a soledad, edificios anti- y dibujante, y un destacamento de dragones Sus ex_
guos de piedra, lestos de una ciudad, que abarcaba pediciones fu~ron hechas en 1805, 1806 Y 1807. siendo
todavia de diez y ocho a veinte y cuatro millas de ex- la última de ellas a Palenque.
tensión, eonocida de los indios con el nombre de Casas Los manuscritos de Dupaix, y los diseños de su
de Piedras. Por lo qué yo conozco del país. no acier_ dibujante Castenada, estaban a punto de ser enviados
to a comprender por qué razón viajaba un' grupo de a Madrid, que a la sazón se 11alIaba ocupado por el
españoles por aquella selva, o CÓl)1o p1Jdieron haberlo ejército francés, cuando estalló en México la revolu-
hechO Antés me inclino, a creer que la existencia ción; entonces fueron ellos un objeto de importancia
de estas ruinas fué descubiert~ por los indios, quie- secundaria, y permanecieron durante las guerras de
nes tenían claros en di&tintas partes de la selva para la independencia bajo el control de Castenadaj quien
sus milpel'Ías. o _quizá ya eran conocidas POl" ellos des.... los depositó en el Gabinete de Historia NatUl'al de
de tiempo inmemorial, y por sus informes los habitan- México En 1828 M Baradere los desenterró de las
tes serían inducidos a visitarlas cajas del museo, en donde, a no ser por este acciden~
La ~xistencia de tal ciudad era enteramente des_ te, podían todavla haber permanecido, y las noticias
conocida; no se hace mención de ella en ningún libro, de la existencia de esta ciudad se habrían perdido nue-
ni hay tradición q,ue jamás haya existido. Hasta la vamente. El Congreso Mexicano habla pasado una
f~cha se Ignora "éómo se llamaba, y la única denomi- ley prohihlendo a cualquier extranjero que no estu.

81
viese formalmente autOlizado, el hacer investigaciones prepmar una vivienda en el palacio y conseguir _plO-
o remover objetos de aite de la nación; pero, a pesar visiones ,de la orílla del mar, "esa~ peligrosas soleda_
de este interdicto, M Baradele obtuvo autorización des" podrán serlo todo menos desagradables
para hacer exploraciones en el interior de la Repúbli- y pala demostrar 10 que puede .llevar a cabo un
ca, con el convenio de que, después de enviar a Mé_ individuo, declaro: que los dibujos de Mr Catherwood
xico todo lo que hUbiese colectado, se le entregaría la incluyen todos 19s objetos represe!ltados en la obra
mitad, con el permis.o para transportarla a EUlopa de Dupaix, y además otros que por GÍerto no aparecen
Más tal de obtuvo por cambio los diseños originales en dicha obla, y que jamás han sido presentados ante
de Castenada, y una copia auténtica del itinel ario y al público; entre ellos se encuentran el frontispicio de
desclipciones del Capitán Dupaix le fué prometida este tomo y las grandes tabletas de jeroglíficos, las
para dentro de tres meses Por dive~sas cilcunst~n­ más cUliosas e interesantes piezas de escultura en Pa~
cias dicha copia no negó a manos de M Baradere Slno lenque Puedo agregar, con el pleno conocimiento
hasta largo tiempo después de su 1 egl eso a Fl ancia, que sel é contrad¡cho por futuros viajeros si estoy en
y la obra de Dupaix no se publicó sino hasta 1834-35, un enor, que todos los dibuios de Mr e son más co-
a los veintiocho años de su expedición, habiendo sali- rrectos en PIOpolción, diseño Ysombras que los de Du..
do a luz en PUlís en cuabo tomos en folio, al precio paix, y que suministran más exacto material para es-
de ochocientos fl:ancos, con notas y comental ios de peculación y estudio Yo no habría dicho todo esto si
M Alexandre Lenoir, M ~arden} M Chal1es Fal(~y, no fuera por el deseo de infundir confianza al lectOl
M Baradere y M De St PrIest que pudiera estar q.ispuesto a· investigar y estudiar es...
Los ponderosos tomos de Lord Kingsborou¡5h, en tas interesante.s reliquias En cuanto a la mayor pal-
cuanto se refieren a Palenque, son una mel <;1. relmpre.. te de los lugares visitados por nosotros, no hallará más
sión de Dupaix, y el costo de su ohra e;; d~ cuatro- materiales, cualesquiera que sean, salvo los proporcio_
cientos dólares por ejemplar Las COmUlllcaClOnes del nados en estas páginas Con respecto a Palenque en~
Coronel Galindo a la Sociedad Geográfica de París es- contrará una espléndida labor, cuyos m~tel'iales fueron
tán publicadas en la obra de Dupaix, y d,esde enton_ conseguidos bajo la sanción de una comisión del go-
ces acá Mr Waldeck, con fondos propOlclOn",ados pOl bierno, y dados a la luz con explicaciones y comenta_
una asociación en México, ha pasado dos anos entre rios de hombl es erudltos de París, al lado de los cua~
las 1 uinas Sus dibujos, según dec1.ala en una obra les mis dos tomos en octavo valen bien poco por su
acerca de otro lugar, fuel on , decoml~ados P?r el go- insignificancia Pero mantengo en alto los dibuios
bielno mexicano; pelO él hal}Ia retemdo COPlaS, Y an~ contra esos costosos infolios, y contra cualquier otro
tes de nuestra paltida, su obla sobre Palenque, se libro que se haya publicado en cualquier tiempo con
anunciaba en París Esta, sin embalgo, hast~ l~ fe- lelación a estas ruinas Mi obieto .ha sido, no Plodu_
cha no ha aparecido, y mientras tanto la de Dupalx es cir una obla ilustrada, sino presentar los dibujos en
el libro de texto una forma bar ata como para _ponerla al alcance de la
Yo tengo dos objecione~ que ~lacer a esta obra, n.o gran mayolÍa de nuestro público lector
afectando al Capitán Dup31X, qUIen, cQrno su expedl_ Mas volvamos a nosotros en el palacio 1\1:ientras
ción tuvo lugar desde hace treinta y cuatro años, no hacíamos nuestras observaciones, Juan estaba ocupa_
es cleible que sea afectado, si aún vive, sino a ~ sus do en un asunto que amaba con ardor Lo mismo que
editores en París La primera es el muy desdenoso todos los mozos del país, su orgullo y ambición era
tono con que hace ,mención de la obra de su predece_ servil' a mano Desdeñaba la varonil ocupación de
sor Del Río, y, la segunda, este párrafo en la intro- al'liero y aspiraba a la de un servil lacaYO Estaba an-
ducción: el
sioso de quedarse en pueblo y no le agradaba ;la idea
"Debe considerarse que sólo un gobiel no puede de pel manecer en las ruinas, pero se reconcilió con
ejecutar tales empresas Un viajero que confíe en sus ellas cuando se le permitió dedicarse exclusivamente
propios recursos no puede esperar, cualquiera que sea a la cocina A las cuatro nos sentamos pal a nuesh a
su intrepidez, penetrar, y, sobre todo, vivir en aquellas plimer comida Dos anchas hojas ,eran el mantel,
peligrosas soledades; y, suponiendo que 10 lograse, es- cada una como de dos pies de lalgo. arlancadas de un
tá muy lejos de la capacidad del hombre más sabio y árbol en la terraza frente a ]a puerta Nuestro sale_
experimentado el explorar solo las ruinas de una vasta ro estaba como una pirámide; era un estuche form~­
ciudad. de la cual no solam~nte debe medir y dibujar do de dobladores juntados a lo largo, y que co~tema
los edificios· aún existentes, sino también d~termi.nar cuatro o cinco libras en terrones desde el tamano de
la circunferencia y examinar los restos, cavar el SUe- un guisante hasta ei de un huevo de gallina Juan
lo y explorar las construcciones subterráneas M Baw estaba tan -feliz como si él hubiera prepar ado la co-
radere llegó a cincuenta leguas de J>alenque~ ardien_ mida exclusivamente para sí; y todo iba tan alegre co-
do en los deseos de ir allá; pero ¿qué podía hacer un mo una fiesta de bodas, cuanQO el cielo se encapotó y
solo hombre con criados u obos auxiliares, sin fuer- estalló un agudo trueno precursor de la torme:nta de la
za mOl al o conocimiento, q,ontra un pueblo aún medio tarde Desde la elevación de ]a terraza, el piso del
salvaje, contra serpientes y otros perniciosos anima_ palacio dominaba una vista de la copa de la selva, y
les, que, según Dupaix, infestan esas ruinas, y tam- pudimos ver los árboles encorvados por la fuerza del
bién contra las fuerzas vegetativas de una naturaleza viento; muy pronto una furiosa ráfaga barrió por en-
fecunda y poderosa, que en unos cuantos años recu_ h e las puertas abiertas. laque fué. seguida al instan_
bl e todos los monumentos y obstruye todas las ave_ te por un aguacero La mesa fué limpiada por el
nidas?" viento, y, antes que pudiéramos es~apar, quedó empa-
El efecto de lo diCho es aplastar toda emplesa in- pada por la luvia Arrebatamos nuestros platos y aca_
dividual, y, además, es falso Todas las inf01 maeio.,. bamos de comer como pudimos
nes, basadas sob!€' esto, representan u-na visita a es- La lluvia continuó, con fuertes truenos y rayos,
tas ruinas acompañada de inmensas dificultades y toda la tarde En la absoluta necesidad de fOlmar
peligros, a tal grado que nosotros temíamos encontrar_ nuestra vivienda entre las ruinas, apenas habíamos
nos con ellos; perQ no hay ninguna dificultad en ir de pensado en el peligro de estar a la intempelÍe, hasta
Europa o de los Estados Unidos a Palenque Nues_ que nos vimos obligados a ello Por la noche no pu-
tras mayores penalidades, aun en nuestro largo viaje dimos encender una candela, pero. la ObSCUl idad del
por el hitelÍor, provinieron del estado revolucionario palacio fué alumbrada por Iuciélnagas ~e extraordina-
de los países y de falta de tiempo; y con 1 especto a la rio tamaño y brillantez, que levoloteaban por los co-
residencia allí, con tiempo para consh uir una choza o rredores y se estacionaban sobre los muros, fOlmando

82
un espectáculo impresionante y bello Eran de la mis- Pawling colgó su hamaca atravesada en el corredor, tan
ma clase de las que vimos en Nopá, conocidas con el hasta arriba que el alcance de la lluvia solamente le
nombl e de escarabajos brillantes, y son mencionadas llegaba al pie, y así pasamos nuestra' primer noche en
por los primitivos españoles, entre las maravillas de Palenque Por la mañana, paraguas, ropa de cama, ves~
un mundo en donde todo era novedad, "como las que tidos y hamacas, estaban enteramente mojados, y no
muestran el camino a los que viajan de noche" El había allí un lugar seco donde poner los pies A la
histOl iador las describe como "un poco más pequeñas hora de esta ya nos considerábamos como candidatos
que GOlriones, y tienen dos estrellas junto a los Ojos, para un reumatismo Habíamos mirado nuestra resi~
y dos más bajo las Alas, las cuales daban una Luz tan dencia en Palenque como el final de nuestras moles_
grande que con ella podían ellos hilar, tejer, escribir tias, y como lugar de comodidad y de placer; pero to-
y pintar; y los españoles iban por la noche a cazar los do 10 que pudimos hacer fué cambiar la posición de
Dtios o pequeños conejos de aquel país; y para pescar, nuesh as camas a lugares que prometiesen mejor abri_
nevaban estos animales atados a sus dedos gordos del go pala la siguiente noche.
pie o a los pulgares, y ellos los llamaban Locuyos, Un suculento desayuno hablía sido lo mejor para
siendo también de utilidad para libraIlos de los Mos- restablecer nuestra ecuanimidad; pero desgraciadamen-
quitos, que allí son muy fastidiosos Lo~ cogían por te, nos encontramos con que las tortillas que habíamos
la noche con tizones, porque ellos se haclan a la luz, tt aído el día anterior, probablemente hechas con el
y llegaban cuando se les llamaba por su nombre; y maíz mohoso, por la excesiva humedad estaban pega_
son tan pesados que cuando caen ya no pueden levan_ das una a otra acedas y echadas a perder Acudimos
tarse otra vez; y los hombres se frotan la cara y las a nuestros frijoles, huevos y chocolate, sin ningún
manos con una especie de humedad que hay en esas es- substituto para el pan, y, como a menudo 10 hacíamos
trellas, que mientras dura parecen encendidas" en tiempos de aflicción, nos las mreglamos con un pu_
Siempre nos proporcionaba un gran gozo el corn_ lO Bendito sea el bomble que inventó el fumar, el
pIobar los románticos y al parecer medio fabulosos re- apaciguador y conciliador del angustiado espíritu, ali_
latos de los historiadores de la conquista Muy pI an- viador de las aÍl adas pasiones. el consuelo para quien
ta encontramos sus originales descripciones tan vívi_ pierde un desayuno, y para el que vaga por lugales
das y fieles como para infundir el espilitu que alien- desolados; pala el solitario viajclo de la vida, el que
ta por sus páginas Cogimos varios de estos insectos, a la vez sirve "de esposa, de hijos y de amigos"
no, empelO, llamándolos por sus nombl es, sino con un Como a las diez de la mañana llegaron los indios
sombrelo, como los muchachos de escuela acostum_ con t01 tillas flescas y leche Nuestro glÚa, también,
bran coger las luciérnagas, o, menos poéticamente, habiendo tellninado el destace y disb ibución del cer-
las chinches de luz en nuestra tierra Tienen éstos do, venía con ellos Era el mismo que había sido em_
más de media pulgad& de largo, y poseen Un agudo y pleado por Mr Waldeck, y también por Mr Walkel
movible cuerno en la cabeza; cuando se les pone de y el Capitán Caddy, y nos fué lecomendado por el pre-
espaldas no pueden voltearse a menos que hagan pre- fecto como el único hombre conocedor de las 1 ninas
sión con este cuerno contra una membrana sobre la En su compañía pal timos para el reconocimiento pre-
frente Detrás de los ojos tienen dos substancias re_ liminar Por 10 que toca a nosotros, al salir del pala-
dondas transpalentes, llenas de materia luminosa, casi cio, en cualquier direcci.ón, no habl íamos sabido hacia
tan gr~ndes como una cabeza de alfiler, y debajo una qué I umbo dirigir nuestros pasos
membrana más grande que contiene la misma substan- Me refielo a la extensión de esas ruinas Aún en
cia luminosa Cuatro de ellos juntos arrojan una bri- este siglo de lo pI áctico, la imaginación del hombl e
llante luz por varias yardas a la redonda y a la luz de se deleita en lo man;willoso Los indios y los habi_
uno solo leímos distintamente la menuda leh a de las tantes de Palenque dicen que ellas cubren un espacio
páginas de un periódico amelÍcano Era éste uno de de sesenta millas, y en una serie de bien escritos ar_
los de un paquete, llerto de debates del Congreso, al tículos en nuestro pi opio país, se les considera como
que apenas le había yo dado una mirada, y me pare_ diez veceS más grand~s qUe Nueva York, y últimamen~
ció el más rato de todos los incidentes de mi viaje el te he visto yo un artículo en alguno de los periódicos,
estar leyendo a la luz de los insectos, en las 1 uinas del Iefiriéndose a nuestra expedición, que relnesenta a es-
palacio· de Palenque, los dichos y los hechos de los ta ciudad, descubierta por nosoti'os, con una extensión
grandes hombres de la patria En medio de todo esto bes veceS tan grande como la de Londres! No está en
MI' Cathel wood, al vaciar la espaciosa bolsa de una mi naturaleza el desacreditar ninguna historia mm a_
chaqueta de caza, me alargó un billete de ómnibus de villosa Soy tardío para la incredulidad, y más bien
Broadway sostendría todas esas invenciones; pero ha sido mi
desdichada suel te al encontrar que las mm avil1as de_
UGuod to tbe bearer fol' a l'ide, saparecen al acercarme a ellas: aun el Mar MUel to per_
«A. Brower". dió su misterioso encanto; y además, como viajero y
"esctitor de un libro", comprendo que si me equivo-
Estas cosas me trajeron a la memoria vividos recuer_ co, los que vienen detrás no dejarán de señalar mis
dos del hogar, y entre las remembranzas familiares se ell'Oles. Bajo estas consideraciones, no por ningún
hallaban las buenas camas sobre las que nuestros ami_ deseo propio, y ,on muchos agIadecimientos pala mis
gos estarían por entonces dando vueltas Las nUes- amigos de la pI ensa, me ve.o obligado a decir que los
tras estaban instaladas en el fondo del corredor, fren- indios y el pueblo de Palenque en 1 ealidad no conocen
te al patio Este corredor se componía de puertas a_ nada de las ruinas por su propia cuenta, y que los
biertas y pilashas a}ternadas El viento y la lluvia otros relatos no descansan sobre ninguna base firme
azotaban por todo él,y, desgraciadamente, nuestras Toda la región por varias millas alrededor se halla
camas no se hallaban fuera del alcance de la lloviz~ cubierta por una tupida selva de gigantescos árboles,
na Habían sido puestas con alguna dificultad sobre con un crecimiento de arbustos y monte bajo descono_
cuatro rimeros de piedIas cada una, y por consiguien- cido en los desiertos bosques de nuestra pah'ia, impe_
te no Podíamos cambiarlas\de lugar No teníamos 3l~ netrable en cualquier dirección, salvo que Se abra el
tículos de sabIa para poner como mamparas; pero, paso con machet e Q\té- es lo que yace oculto en esa
felizmente; dos pal ag1J.as, protegidos con varillas y en_ selva, me es imposible decirlo de mis propios conoci,;.
vueltos en un pedazo de estera, habían sobrevivido al mientas; sin un guía..! nosobos hubiéramos podido lle-
naufl agio en los caminos de la montaña. Aseguramos gar a cien pies de distancia de todos los edificios sin
éstos, MI' e y yo, a la cabecera de nuestras camas descubrir ninguno de ellos

8S
El Capitán Del Río, el primer explorador, con hom_ vimos a todos los indios de la aldea en lotación Esto
bres y medios' a su mando, declara en su informe. que aumentó mucho nuestro" trabajo, pues se hizo necesa-
para llevar a efecto esta comisión denib6 y quemó to- rio el estar constantemente sobre "ellos para dirigirlos,
do el bosque; él no dice hpsta dónde, pero, a juzgar y no bien uno empezaba a entender precisamente lo
por las brechas y excavaciones pIacticadas en el in- que necesitábamós, c1!ando nos veíamos obligados a
terior de los edüicios•. probablemente POI' millas ah e- enscñ3l" lo' mismo a otros; y yo puedo manifestar que
dedal' El Capitán Dupaix, que actuaba por 1 eal co- su trabajo, aunque nominalmente barato, era caro con
lOisi6n, y con todos los reCUlSOS que una tal comisión relación a la obla hecha
le podia pI OpOl cionar. no descubl ió más edificios que En aquel tiempo yo espetaba regresar a Palenque,
los mencionados por Del Río, y nosotros sólo vimos si lo baré así o no esto es dudoso; pero estoy ansioso
los mismos' pero gozando del beneficio de ellos como pOI que se llegue a comprender que los informes que
guías, a 10' menos de Del Río (pues. en a.quella época han sido publicados, del inmenso habajo y gastos que
no habíamos visto la obla de DupaIx), VImos por su- ocasiona la exploración de estas ruinas} los cuales, se-
puesto cosas que se h~bían escapado a su observación, gún antes lo hice ver, me harían casi parecer presun_
justamente como los que vengan después verán 10 que tuoso al emprenderla con mis propios lecursos, son
se nos escape a nosotros Este lugar, en todo caso, exagerados y falsos Estando en el campo al comién-
era el plincipal objeto de nuestra expedición, y ela zo de la estación seca, con ocho o diez jóvenes uexplo_
nuestro deseo e intento hacer en él una completa ex- radares", y animados de un espíritu de empresa igual
ploración El respeto a mi carácter oficial, el t~nor a sus huesos y a sus músculos, en menos de seis meses
especial de mi pasaporte, y las cartas de las autol'lda- estas luinas podrían quedar descubiertas Cualquier
des mexicanas me ploporcionalon toda clase de faci- hombl e que haya "limpiado" alguna vez cien acres de
lidades El pt'efecto suponía que yo habia sido envia_ tien a es competente para emprenderla, y el tiempo y
do por mi gobierno expresamente para explorar las dinero gastado por uno de nuestros jóvenes en un {(in_
l'uinas' Y cada persona de Palenque, excepción hecha vierno en París", detelminaría, fuera de toda duda, si
de nu~stro amigo el alcalde, y aun él tanto como la la ciudad CUbl ia la inmensa extensión que algunos han
pervelsidad de su disposición lo permitiese, estaban supuesto
dispuestos a ayudarnos Pero surgieron dificultades Pero volvamos al punto Acompañados POl' nues-
accidentales que eran insuperables . Pri~elo, era ,la tro guía tuvimos un día fatlgoso pero de los más inte_
estación lluviosa Esta, bajo cualqmer .Circunstancla, resantes Lo que vimos no necesita ninguna exagera-
la habría hecho dificil; más como las llUVIas no comen- ción Despertaba admiración y asombro Por la tar-
zaban sino hasta las tres o cuatro de la tarde, Y el de se desencadenó la acostumbrada tOl menta Noso-
tiempó estaba siempre despejado p.or la mañana, e~to hos habíamos distribuido nuestras camas, no obstan-
solo no habría sido suficiente para Impedir nuesh o In- te, a lo lalgo de los corredores, al abrigo del mm o ex~
tento pela hubieron otras dificultades que nos estor- telior, y estuvimos mejor protegidos, pero suflim~s te-
baro~ desde el principio, y continuaron durante toda rriblemente a causa de los zancudos, cuyo zumbIdo y
nuestra residencia entt:e las luinas No habia en el lu- picadura nos quitaron el sueño A media noche levan_
gar una p.acha ni una pala, y, como de costumbre, ~l té yo mi petate para escap..ar de eSos asesinos del des-
único insb umento era el ma,chete, que aqui. e~'a parecI- canso La lluvia había cesado, y la luna, apuntando
do a una espada corta de hOJa ancha; y la dIfIcultad de por entre los pesados nubarrones, con nebuloso lastro
conseguir indios para el trabajo era aun mayor que en alumbraba el den uido corredor Me encaramé sable
ningún otro lugar que hubiésemos visitado Era la un montón de piedras en un extremo donde el mUro es-
época de sembrar el maíz. y los indios, bajo la imne- taba caído, y, 1 esbalándome a lo lalgo del lado exterior
diata presión del hampre, se hallab.an todos .ocupados del palacio, entré a un edificio lateral inmediato al pie
en sus milpas. El precio del trabaJO de un mdlO era de la ton e, anduve a tientas en la obscuridad a lo lar~
diez y ocho centavos por dia; pero e~ alcalde, que te.n~a go del húmedo pasaje, y extendí mi petate frente a nna
la dirección de esta rama del negocIo, no me permltIa pequeña entrada en el último extremo Los murciéla_
adelantarles más de veinticinco centavos, y los más gos revoloteaban y zumb~ban por el pasadizo, I uidosos
que se comprometía a mandarme eran de cuatro a seis v siniestros, pero estos lepugnantes animales echaban
al día Ellos no dormían en las ruinas, llegaban tarde fuera a los zancudos La humedad del pasadizo era
y se retiraban temprano; algunas veces aparedan sólo fl ía y refrescante, Y, con ciertas penosas aprensiones
dos o tres. y era raro que el mismo hombre Uega~a dos Dar las culebl as y reptiles, lagartiias y escorpiones que
veces. de modo que durante nuestra permanencia tu- infestan las rúinas. me quedé dO! mido

CAPITULO 18

PRECAUCIONES CONTRA LOS ATAQUES DE LOS ZANCUDOS ~ MANERA DE VIVIR EN PALENQUE


DESCRIPCION DEL PALACIO - PILASTRAS - JEROGLIFICOS - IMAGENES - ARCADAS- CORRE.
DORES - PATIOS _ UNA RELIQUIA DE MADERA - GRADAS DE PIEDRA - TORRES - TABLETAS.
ORNAMENTOS DE ESTUCO, &c" &c. ...,. LA CAPILLA REAL - EXPLORACIONES - UN ACUEDUCTO -
UNA ALARMA - INSECTOS - EL RESULTADO DE LAS PICADURAS DE LOS INSECTOS - REGRESo
AL PUEBLO DE PAL~NQUE.

Regresé al amanecer y encont.ré a Mr e y a Paw- La siguiente noche los zancudos estaban insufri_
ling sentados sobre unas piedras, a medio vestir, en bles; la más mfuima parte del cuerpo, la punta de un
lastimoso cónclave Habían pasado la noche peor que dedo que estuviera al descubierto, la picaban Con la
yo, y nuestra condición y perspectivas eran tristes Las cabeza tapada el calor era sofocante, y por la mañana
lluvias, el trabajo rudo y la mala comida nos parecían amanecimos con la cara llena de ronchas, .Si no ponia~
nada; pero no podríamos existir sin dormir más que el mas algún remedio estábamos perdidos Es en oca~
Hmuchacho fatuo" de Esopo, que, ~uando ya habia a- sione~ ~omo ésta cu<aitdo s~. desarrolla por sí mismo el
prendido a no comer. m'uri6 En todos sus viajes a tra_ poder creador del genio Nuestras camas t como se re.
vés del pals, Pawllng jamás hablan encontrado un tra- cardará, estaban hechas d~ palos arrimados uno junto
bajo tan rudo como desde que se junt6con nosotros a otro, y colocados sopre cuatro rimeros de piedras a

84
modo de patas Sobre éstas colocamos nuesttos pello,. biedo de estuco y plntado Las pilastras estaban Of-
nes y armas de agua¡ o sea nuestras armaduras de cue- namentadas con vívidas imágenes en bajo relieve, una
ro contra la lluvia, y encima nuestros petates Esto de las cuales se .representa en el grabado del frente.
evitó el que nuestros enemigos nos invadieran por en- En la palte de alriba tiene tres jeroglíficos hundi~
tre los palos Nuestras sábanas estaban ya cosidas en dos en el estuco Se encuentra guarnecida por un ri-
forma de sacos Les rasgamos un lado, cortamos pa- bete ricamente ornamentado, como de diei pies de al,.
los y los encOl vamos en tres arcos como a dos pies de to y cinco de ancho, del cual ahora solo queda una par-
altura sobre la armazón de las camas Sobre éstos ex- te El personaje principal está de pie y de perfil, exhi_
tendimos las sábanas, y las cosimos por debajo en to- biendo un ángulo facial extraordinario como de cua-
do el rededor, con un pequeño espacio abierto en la ca- renta y cinco grados La parte superior de la cabeza
becera, de modo que tenían toda la apariencia de fére- parece haber sido comprimida y alargada, quizá por el
tros Por la noche, después de un penoso día de tra- mismo procedimiento empleado: sobre las cabezas de
bajo, nos metimos allí Los huéspedes nos estaban es_ los indios choctaw y flat~head, de nuestro propio país
perando adentro Cerramos los lugares abiertos, y La cabeza lepresenta una especie difelente de cual-
cada unó, con un cabo de candela encendido, les dimos quiera de las ahora existentes en aquella región del
caza y los matamos, y con un altivo sentimiento de de_ país; y suponiendo que las estatuas fuesen imágenes de
safío noS echamos a dormir No teníamos más que un pel sonajes vivos, o creación de los artistas según sus
par de sábanas para cada uno, y esta fué una nueva ideas de las figuras perfectas, ellas indican una raza de
moda de dormir debajo de ellas; no obstante eso, a más gente actualmente perdida y desconocida El tocado
de la victoria que nos dió sobre los zarlcudos, tuvo otra es con certeza un penacho de plumas Sobre los hom-
ventaja el calor era tan intenso que no podíamos dor_ bros lleva un pequeño abrigo decorado con tachones y
mir con nuestra ropa encima; nos fué imposible colo- un peto; parte del ornamento del cinturón está quebra_
car las camas enteramente fuera del alcance de la 110- do; la túnica es probablemente una pH~1 de leopardo'
mua, y la cubierta, sóstenida a un pie o dos arriba de y todo el atavío no hay duda que exhibe la usanza de es:
nosotros y mantenida húmeda, refrescó la calurosa at_ te desconociqo pueblo Sostiene en la mano una vara
mósfera del interior o cetro, y frente a sus manos están las marcas de tres
Vivíamos de esta manera: los indios llegaban por jeroglíficos que se han gastado o han sido quebrados
la mañana con las provisiones, y como las tortillas las A sus pies se encuentran dos figuras desnudas senta-
hacían en la propia cocina del alcalde, para no pertur_ das con las piérnas cruzadas, y aparentemente' en ac-
bar sus arreglos domésticos, rara vez llegaban sino titud de súplica Una fecunda imaginación podría ha-
hasta pasado el desayuno llar muchas explicaciones para estas extrañas figuras,
Mientras tanto el trabajo avanzaba Como en Co_ pero a mí ninguna interpretación satisfactoria se me
pán, era mi ocupación el preparar los diferentes obje- representa a la mente Los jeroglíficos sin duda re-
tos para que los dibujara Mr. Catherwood Muchas fieren su historia. El estuco es de admirable consis-
de las piedras que tenían que ser restregadas y limpia- tencia, y duro como la piedra. Había estado pintada
das; y como era nuestro obieto obtener la mayor exac... y por distintos lugares alrededor de ella descubrimo~
titud posible en los dibujos, hubo que levantar anda... restos de color rojo, azul, amarillo, negro y blanco
mios en. varios lugares para poner encima de ellos la Las pilastras que todavía permanecen en pie con-
cámara lúcida PayUng me relevó en gran parte de tienen otras figuras del mismo carácter general pero
este trabajo Para que el lector pueda conocer el ca... desgraciadamente, están más mutiladas, y por ei decli~
rácter de los objetos ~n que tendríamos que interesar~ ve de .la terraza era difícil colocar la cámara lúcida en
nos, procederé a dar una descripción del edificio en una p'Ostura apl'opiada para dibujarlas. Las pilastras
que vivíamos denominado el palacio que se han caído no cabe duda que estaban enriaueci-
En el grabado (fig N9 9), aparece una vista del frente das con los mismos ornamentos Cada una tenía un
de este edificio Esto no quiere decir, sin embargo, especial. significado, y el todo probablemente represen_
que se dé con la misma exactitud de los otros dibujos, taba alguna alegoría e historia; y cuando se hallaban
ya que el frente se halla en más derruida condición enteras y pintadas. el efecto que- producirían a\ subir
Está situado sobre una elevación artificial de forma o- por la terraza ha de haber sido hermoso e imponente
blonga, de cuarenta pies de altura, trescientos diez ~ La entrada principal no se distingue por su tama-
pies de frente y fondo y doscientos sesenta pies a cada 1,10. o por algún adorno superior, sino que está indicada
lado Esta elevación se hallaba antiguamente cubier- umcamente por una gradería de anchas piedras que
ta con piedras, las que habían sido derribadas por el conduce hacia ella en la terraza Las arcadas no tie-
m ecimiento de los árboles, y su forma es apenas dis- ~en puer tas, ni existen los restos de ninguna En el
tinguible mterlOr, a cada lado, hay tres nichos en el muro como
El edificio se yergue con la fachada halia el Orien_ ~e o~ho o diez pulgadas en cuadro, con una piedra ci-
te, y mide doscientos veintiocho pies de frente por cien~ hndllca como de dos pulgadas de diámetro fijada a
too ochenta de fondo Su altura no es más que de vein- plomo, por medio de la cual, quizá, se aseguraba una
ticinco pies, y en todo el rededor tiene una ancha y puerta A. 10 largo de la corniza en el exterior que
saliente corniza de piedra El frente contiene cator_ sobresale ahededor de un pie fuera del frente. había
ce puertas, como de nueve pies de ancho cada una V hoyos barrenados a intervalos a través de la piedra' y
las pilastras interpuestas Son de seis a siete pies 'de nl}estra impr esión fué, que una inmensa tela de algo-
ancho Sobre la izquierda (aproximándose al palacio) d?n, que correría 'por todo el largo del edificio, quizá
ocho de las pilastras se han caído, lo mismo que la es_ pmtada en un estIlo que correspondiese con los orna_
quina de la derecha, y la terraza inferior está llena de :nentos, sería atada ti esta corniza, para subirla o ba-
escombros; pero seis pilastras permanecen completas ]arla como una cortina, de acuerdo con las exigencias
V el resto del frente se encuentra descubierto del sol y de la lluvia Tales cortinas se usan ahora
El grabado de enfrente (fig NQ lB), representa el fr ente a los COl redores en algunas haciendas de Yuca-
plano horizontal de todo Las líneas negras represen- tán
tan los mUlos que aun están en pie; las líneas desvane_ Los remates dé las arcadas estaban todos arruina~
cidas indican solamente restos~ pero, en general tan dos Estos evidenteIllf!nte habían sido rectangulares
claramente marcados que no hubo dificultad en c¿nec- y arriba de cada uno habían grandes nichos en el mu~
tarlos unos a otros. ro a cada lado, en los cuales habían estado colocados
El edificio estaba construido de piedra, con una ar_ los dinteles Todos estos dinteles se hábían caído, y
gamasa de cal y arena, y todo el frente se hallaba ell_ las piedras arriba formaban arcos naturales rotos A-

85
bajo había montones de escombros, pero allí no exis- que nos vimos obligados a efectuar excavaciones de
Uan restos de dinteles Si éstos hubieran sido sim- varios pies antes que estas imágenes pudiesen dibu~
ples planchas de piedra, algunas de ellas deherJan ha- jarse
ber estado a la vista y prominentes; y nos persuadimos En cada lado del pati0l el palacio se hallaba dividi-
de que tales dinteles eran de madera Nosobos 1)0 te- do en aposentos, probablemante pal a dormitorios A
nemos autoridad para ello No lo sugieren ni Del Río la derecha todas las pilastras se habían caído Hacia
ni el Capitán Dupaix, y quizá no habríamos aventura- la izquieI da estaban todavía en pie y ornamentadas con
do la conclusión si no hubiera sido por el dintel de figuras en estuco En la habitacÍón del centro, en uno
madera que habíamos visto sobre la arcada en Ocosin- de los hoyos del arco ya referidos, Se encuentran los
go; y por 10 que más tarde vimos en Yucatán, queda- restos de una viga de madera como de un pie de 1ar_
mos convencidos, fuera de toda duda, de nuestra opi- gOl que en otro tiempo Se extendía al través, pero C\Iyo
nión No es mi idea, sin embargo, que esto proporcio- resto se había podrido Esta fué la única pieza de ma_
ne algún dato concluyente con respecto a la antigüedad dela que hallamos en Palenque, y no la descublimos
de los edificios La madera, si es tal como la hemos vis- sino hasta algún tiempo después de lo que habíamos
to en otros lugares, seria muy durable, su dcteriOlO pensado con 1 especta a ]os dinteles de madera SObl e
debe haber sido sumamente lento, y los siglos podían las puertas Esta se encontraba sumamente apolillada,
haber corrido después de su completa destl ucción y plobablemente, dentlo de pocos años, ni vestigios
quetlorán de ella
El edificio tiene dos corredores p,nalelos que co-
rren a lo largo en todos sus cuatro costados lA fren- En el costado más distante del patio había oba
te estos conedores tienen alrededor de nueve pies de gl adel fa de piedl'a que correspondía a la del fl'ente, a
ancho y se extienden por todo el largo del edií~ci.o más cada lado de la cual se ven figuras esculpidas, y sobl e
de doscientos pies En e~ largo muro que los dlVlde no la supel fleie plana -intermedia hay simples cartuchos de
hay más que una puerta, que está frente a la puerta jéroglíficos El clisé del frente representa este lado
plincipal de entrada, y tiene una que )e corresponde Todo el patio se enconb aba cubierto de árboles, y
al otro lado, que conduce hasta .un patIo en el f<?udo estaba lleno de escombros a varios pies de altUl a, así
Los pisos son de cemento, tan sóhgos co~o los melOres que el exacto arreglo arquitectónico no podía verse
que se ven en las ruinas de los banas y cIsternas roma- Como n:uesh as camas estaban en el corredol inmedia_
nos Dichos muros tienen como diez pies de al.to,. es_ to, cuando despertábamos por la mañana, y cuando ha-
tán repellados, y a cada lado de la eutt ada princIpal bíamos telminado el habajo del día l lo tentamos a la
01 namentados con medallones, de los. cuales solo que- vista Cada vez que descendíamos las gradas, las 110-
dan los bordes· qui.zá éstos contendnan los bustos de Hendas v misteliosas figur.as nos mhaban asombradas
la famIia real.' El muro de separación tenía dbertu~ a la cala, y ésta lleg6 a ser para nosotros una de las par_
ras como de un pie, probablemente destinadas a l~ ven- tes más interesantes de las 1 uinas, Estábamos excesiva_
tilación "Algunas eran ~ en falma de Cruz Guega y mente ausiosos de hacer excavaciones, de limpiar la ma-
otras en forma de Tau Egipcia, que han sido objeto de sa de escomblos y desocupar tpda la plataforma; pela
muY el uditas especulaciones" esto fué imposible Está pavimentada prob~bleme~te
con piedra Q cemento; y dada la profusión de Olnamen_
Los cansh uCtOl el:' evidentemente ignOl aban los pI inci_ tos en oh as pal tes, hay razón pal a Cl eer. que muchos
píos del alCO, y el SOPOl te estaba hecho con piedra~ sa_ eulÍosos e interesantes ejemplales pueden ser sacados
tidizas a medida que se elevaban, como en Ocosmgo, a luz Este agladable tlabaio se deja pará el futuro
y enb e las cíclopes rui!13s en Grecia y. en ItaHa A viajelo que pueda k allá mejor preparqdo cQn hom-
lo largo del remate habla un lecho d~ pIedra plana, y bres y herl amientas, y con más conocimiento de lo que
los lados que estaban repellados, presentaban lUla su- tiene que encontral, y, en mi opinión. si no halla nada
pel Ocie lisa Los largos y no interrump\dos corred~­ lluevo el solo espectáculo de) patio entelo l.e repagalá
1 es al frente del palacio estaban prohab~e~ente d~s~J_ el tlabajo y los gastos de limpiarlo
nados a los señores y caballeros de sel VICIO; O qUlzas,
en esa hermosa posición, desde la cu~l, antes que cle_ La palte del edificio que forma el fondo del patio
ciese ]a floresta se ha de haber dommado un extenso y que comunica con él por las ~I adas, ~~Ilsta de dos co_
panorama de la' cul?vada. Y, habi~ada planicie, el 1 ey lledoles, iguales a los del frente, pavlrr.t~~tados, lepe-
mismo sentalíase aIh a leclbIr lo~ mfor~es de sus fun_ Hados y olnamentados con estuco El pISO del cone-
cion31ios Y a administtar justicIa Bala nuestto do- cIOJ que da flente al patio sonaba hue.co y en é~ se ha-
minio, Juan ocupaba el corredor. de .cnflente como co- bía PHlcticado tina abel'tura que pareela condUCir al 1n-
cina, y el ouo era nuestto dormItollo teliol de una cámala subtenállea, pero al qescender,
I pOl medio de un ,árbol al que le hicimos unas muescas,
Desde la puel ta del centro .de es~e corredOl, una y cpn una candela, nos encontramos simplemente con
hilera de gradas de piedl a de tremta pIes de largo con_ una cavidad en la tierra, sin muro alguno que ]a limi-
duce a un patio rectangular, de ochenta pies de lalgo tara
por setenta de ancho A cada lado de .las gradas h.ay En el COll edor más c:11stante, la pared estaba 1ata
disformes Y gigantescas figuras, ~Scul!)ldas sobre ple_ en algunos lugaH~s y t;nfa despegadas varias ~apas de
dla en bajo relieve, de nu,:,ve .0 dIez ple;s de alto, y en at gamasa y pintura En un lugar contamos seIS capas,
una posición ligeramente lnchnada haCIa atlás, desde cada una de eUas c~n los lestos de los .colores .En otro
el exhemo de las gradas hasta el piso del COI redor El lugar había señales de caracteres escl~tos con tmta ne-
g1.abado de enfl ente rep~esenta ~ste lado del patio, y gla Hicimos un esfuerzo para descifrad.os; peral al
el que le sigue muesua 5010 las flgUlas en mayor eSca_ tratar de lemover una delgada c~p~ superIor, se sepa-
la Están adornadas ·con magníficos tocados y cana- lalon juntamnete con ella y deSIstimos
les pelO su actitud es de pena y turbación El dibu-
io Ylas proporciones anatómicas de las imágenes son Este cOIledor daba a un segundo patio, de ochenta
defectuosos, pela hay una fuelza de expresión POI to_ pies de 1m go pOl sólo b einta de ancho El piso del
das ellas que demuestI.a la habilidad y el poder de con~ cOlredOl estaba diez pies más alto que el del ·patio, y
cepto del artista Cuando por primela vez tomamos sable el muro de abajo había piedras cuadradas con
posesión del palacio, este patio se encontraba estOl'ba~ jerogHficos esculpidos en ellas ~obre las pj.Jastt as
bado por los á,rboles, de tal modo que nos el ~ difícil había figuras estucadas. pero en 1 umosa condiCIón
mirar a través de él, y estaba tan lleno de escombros Al otro lado del patio habla dos filas de conedo. es,

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los cuales telminaban el edificio en esta dirección El esculpida alrededor del palacio, salvo las que están en
primero de ellos se halla dividido en tres habitaciones, el patio Debajo de ella antiguamente había una me-
con las puertas de los extremos mirando hacia el co- sa, de la cual la impresión contra el muro es aún vi-
rredor del Oeste. To¡las las pilastras están en pie ex- sible, y aparece en el grabado en líneas de puntos se-
cepto la de la esquin~ Noroeste Todas se encuentran gún el modelo de otras mesas que todavía existe~ en
cubiertas con ornamentos de estuco, y una con jeroglí- otros lugares
ficos El resto contiene figuras en bajo relieve, tres
de las cuales) que son las menos aruinadas, están re- Al exbemo del corredor hay una abeltma en el
plesentadas en las planchas del frente pavimento, que por medio de una gradería conduce a
una plataforma; desde ésta una puerta, con un orna-
La primera estaba. rodeada por un borde, muy an- mento de ~stuco, arriba de ella, mira por medio de
cho en la base, una parte del cual está desb. uido El otra ?"raderla haCIa un estrecho y obscuro pasadizo, que
asunto consta de dos figuras con ángulos faciales simi- termma en otros corredores que se extienden transver
lares a los de la plancha dada anteliormente, penachos salmente A éstos se les 11aoo:\ aposentos subterráneos~
de plumas y otras de.e-oraciones .por tocado 1 collares, cin- ~er~ tien~n ventana.s abiel tas arriba del suelo; y, eri
turones y sandalias; cada una sostenía el mismo cUlioR 1 ~alIdad, estos son slUlplemente un piso debajo del pa~
so bastón, parte del cual está destruido) y enfrente de VIIDento de los corredores En su mayor pal te, sin em_
sus manos hay jerogfificos, los cuales probablemente bargo, son tan obscuros que es necesario visitarlos con
lefieren la historia de estos incomprensibles persona_ candelas No bay allí bajolreUeves ni ornamentos en
jes. Las otl as están más arruinadas y ninguna tenta- estuco; ~ los únicos objetos que nuestro guía señaló O
tiva se ha hecho para restaurarlas Una está arrodi- que ~traJeron nuestra atención, fueron valias planchas
llada como para recibir honores y la otla como pala de pIedra, una atravesada obstruyendo el cm redor co
lecibir un golpe 000 de ocho pies de largo, cuatro de ancho y tre~ d~
alto '!lno de e~tos baj~s co~redores tenía una puerta
Hasta aquí los arreglos 4el palacio son sencillos y que m1l'aba haCia la parte posterior de la terraza y
fáciles de entender, pero haroa la izquierda hay varios nosotros generalmente pasábamos por ella con una c~n­
edificios <llstintos y sepalados, como se verá por el pla- dela para llegar a los ptros edificios En otros dos lu
no, cuyos pormenores, en todo caso, no coñsidero ne- gares. había graderías que conducían a los corredol~s
cesario describir. El principal de éstos es la totre, so. de alpba Probablemente estos elan aposentos para
bre el costado sur del segundo patio Esta torre es dormIr
conspicua por su altm'a y proporciones, pero al exa~
minarla en detalle se enctlentl a poco satisfactoria y sin En la parte del plano marcado "Room NQ 1" los
interés La base es de treinta pies en cuadlo, y tiene muros estaban más ricamente decorados con ornatiten_
tres pisos Al entrar sobre un montó~ de escomblos tos de ~stuco que cualquiera otro en el palacio; pela,
en la base, encontlamos en el interior otfa torre, dis- desgracIadamente se encontraban muy mutilados A
tinta de la de afuera¡ y una escalela de piedra, tan es- cada lado de la entr~do había una figura en estuco
hecha, que un hombre grande no podria subirla La una de las, cuales, que es l~ más completa. aparece en ei
escalera terminaba junto a un cielo de piedra, qu~ ce- grabado (flg No 17) Inmediato a ella se encuentla un
rraba todo pasadizo ultelior; quedando el último pel_ aposento el cual está marcado (Csniall star" Este se
daño sólo a seis u ocho pulgadas de él Con qué fin se halla~a ricamente decorado parecido a los que serán
elevó una escalera hasta ese inútil télmino, no lo pu- ~enclOnados,en otros edificios; y por la apariencia del
dimos comprender. Toda la torre era una sólida es- mUlo de atras supusimos que allí hablían habido ta-
tructura de piedra, y en sus arreglos y propósitos casi blet~s de piedra En nuestra total ignoral1cia de los
tan i.ncomprensible como las tabletas esculpidas hábitos del pueblo que habia ocupado anteriOlmente
~stos edificios, nos fué imposible formarnos ninguna
Al Oriente de la tone se encuenha otro edificio Idea de los usos a que estaban destinadas esas difelen-
con dos corredores) uno ricamente decol ado con pin- tes dependencias; pero si no estamos equivocados al
turas en estuco, y que tiene en el centro la eliptica ta_ llamarle palacio) cuyo nombre le daban los indios, pa-
bleta representada en el g¡abado del flente Esta tie- rece probable que la parte que rodea los patios era pa-
ne cuatro pies de largo por bes de ancho, es de piedra la los actos públicos y del Estado, y que el resto sería
dura incrustada en el muro, y la escultura está en bajo ocupado como lugar de residencia de la familia leal
relieve Alrededor de ella se encuentran los lestos de esta habitación con el pequeño altar) podemos suponer:
un magnífico bOldé en estuco. La figUla pI incipal el a lo que se llamada, en nuesb os actuales tiempos
está sentada con las piernas cruzadas sable un canapé una capilla real. '
ornamentado con dos cabezas de leopaldo; la actitud
es tranquila, la fisonomia idéntica a]a de los otlOS per_ Con estos auxilios y la ayuda del plano, el lector
sonajes y ]a expresión serena y bondadosa La imagen se hallará en capacidad de orientarse por en medio
lleva ah ededor del cuello un collar de perlas, del cual del del ruido Palacio de Palenque; Se formará alguna
pende un pequeño medallón que contiene una cara. idea de la profusión de sus Ol namentos. de su único y
quizá signifique una jmage:p del sol Lo mIsmo que sOlprendente carácter, y de su melanc6lico efecto a_
todos los ohos sujetos de escultUla que habíamos visto mm tajado por los árboles; y quizá a él como a n~so~
en el país) el pelson.aje tenía aretes, brazaletes en las tras, la imaginación se lo representará' como era an-
muilecas y un cinturón rodeándole los lomos El toca- tes que la mano del tiempo 10 hubiese arruinado: per~
do di fiel e de la mayor parte de los otros de Palenque fecto en su amplitud y en sus magníficas decOlaciones
en que carece de peQachos de plumas Ce! ca de la ca- y ocupado por el extraño pueblo cuyos retratos y figu~
I as adornan hoy sus muros
beza Uene tI es jeroglíficos
La oha figura, que palece la de una mujei' está . El lectOl no se sOlprender~ de que, con tales ob_
sentada en el suelo con las piernas Cl uzadas rica~ente lelos para llam3;r nuestra atenclón, pasásemos por alto
ataviada, y aparentemente en actitud de hácer una 0_ algunas de las Illcomodidades de nuestra regia mora_
fl enda En la supuesta ofrenda se ve un penacho de da Esperábamos en este lugar vivir de ]a caza. pero
plu?l3s, en el cual el tocado de la persona pllncipal es quedamos chasqueados Desde 'la puerta del palacio
deflcien~e Sobre la cabeza del personaje sentado hay
podíamos matar en cualquier momento un pavo sil-
cuatro JeroglfficoS' Esta es la única pieza de piedra vestre, pero, después de probar uno, no nos aventura_
mos a malgastar' nuestIos dientes en otro; y fuera de

87
éstos, sólo había 101 os, monos y lagartos, todos muy de la~ Uñas de los Dedos del Pie, en seguida ponían
buenos para comer, pero que teníamos de reserva para sus Llendles ahí dentro, y Se multiplicaban de tal ma_
los tiempos más apremiantes Lo tupido de la selva y neI a que no se libraban de ellos sino con Cauterios, de
los fuertes aguaceros habrían, en todo caso, hecho la modo que algunos perdían sus Dedos, y oh os sus Pies,
caza impracticable. siendo así que debían ser arrancados al plincipio; pero
estando hasta aquí iguOlamoS del Mal no sabían cómo
Una sola vez intenté yo una explOlación De la aplicar el Remedio" '
puerta del palacio, casi en line~ con el frente, se eleva-
ba una alta y escarpada montana, la que nosotlos pen- Esta descripción es verídica aun en la última cláu_
samos que debía dominar. u,na vista; de la ciudad ,en t~­ sula Nosotros habíamos escapado de ellas hasta nues-
da su extensión, y que qUlza ella m~s.ma cantendI la rUI- tt a llegada a Palenque, y estando ignorantes del mal,
nas Tomé la situación, y, con bruJula en mano y un no sabiamos cómo aplicar ellemedio Yo llevé una en
indio por delante de mí con sU.l'!1~chete" desd~ la ~aI­ el pie por varios días, consciente de que algo iba mal,
te postelior del mencionado edIfIcIO SUbl en lmea rec- pero no sabía qué, hasta que las liendres habían sido
ta estenordeste hasta la cúspide. El ascenso era tan depositadas y multipIíc~adas. PawIíng trató de extraer-
empinado que me ví obigado a ayu?arme con las r~mas las con una navaja, que me dejó un gran hueco en la
pala subir. Sable la cumble habla un alto m~ntIC~lo calne; y, desgraciadamente, por los piquetes de varios
de piedras, con una muralla de cimiento todavJa eXl~­ insectos se me puso el pie tan inflamado que ya no me
tente Plobablemente una tone o un. templo habla podía enbal ni el zapato ni la media. Me ví obligado
existido alli, pero el bosqu~ ela tan t~pldo C?Ill;0 ~ba­ a leposar, Y, sentado un día entero con el pie descu_
jo y ninguna parte de la clUdad en lumas, Ul Slqmer:a biel to y en postura horizontal, fui asaltado por peque-
l' alacio podía verse Los árboles crecían hasta a111- ñas moscas negras cuyas picaduras yo no sentí al mo-
~a Pde la ~umbre, y subí a uno de e!l?~, pero n? pude mento de la inflicción, pero me dejaron señales seme-
ver el palacio ni ninguno de los edIfIcIOS. Atlas, .con jantes a las punzadas de cien alfileres La irritación
dh ección a la montaña no había na~a SlUO se~va, al era tan grande,;Y aumentó tanto la hinchazón, que me
frente, a través de un claro ent~e los arboles, mnamos alazmé y decidí legresar al pueblo No era cosa tan
la arbolada planicie que se extlen~e has!a Tabasc.o Y fácil ~l llegar allá El pie estaba demasiado grande para
el Golfo de México; Y el indio al pIe del ~rbo~ espIan- ponerlo en el estribo, y, verdaderamente, el mantener-
do por entre las ramas, alzó el rostro h~C1a mI con ex- lo sólo por unos momentos suspendido, me hacia sen_
plesión radiante, Y señalando un pequeno ,run;:o e~
llano, que era el mundo 'Qara él,. ~xclamó, ~lla es~a e
ei tir como si la sangre me fuera a reventar pOI la piel, y
la idea de que se pudiel a golpear contra un arbusto
pueblo". Esta fué la única ocaSlOn en que mtenté ex- me hace estremecer aún ahora mismo Era indispen_
plorar, porC\u? ~ué la única vez que tuve un blanco ha- sable, sin embargo, abandonar el lugar Mandé al pue_
cia donde dlrlgll'me. blo POI una mula, y al décimo día de mi llegada a las
1uinas, bajé cojeando la terraza, monté, y puse el in-
Debo exceptuar, 110 obsta~te, la expl?raci6n de un rOl tunado miembro en una almohada sobre la manza-
acueducto que Pawling y yo Intentamos Juntos Lo a· na de la silla Esta me proporcionó, para aquel fan_
bastece un arroyo que corre inmediato a la base de la goso camino, un asiento muy poco seguro Iba delan_
telraza donde está el palacio En la época de nuestra te de mi un hombre cortando las ramas, sin embargo
llegada toda la corriente pasaba por. este acueducto mi somblero fué arreBatado tres o euatro veces, y por
Ahora estaba crecida Y corria p~r encIma y a l~ h~.rgo dos veces me vi obligado a desmontar; pero a su debi_
En la entrada tuvimos g~an ~üIcultad para reSIstIr la do tiempo, para mi gran alivio, salimos del bosque
fuerza del torrente El mtel'lor estab~ completamen- Después de la opresión y confinamiento entre la sel-
te obscuro Y no podíamos movernos slU candela~ Los va, al llegar una vez más a un campo abierto, sentfase
costados e~an de piedras lisas c?mo de cl;latro pIes. ~e el espÍl itu muy reanimado
alto Y la bóveda estaba constrmda con pIedras sah~l­ Al ascender a la meseta en donde el pueblo estaba
zas 'como los corredores de ~os edifici,?s A C~l ta d~s­ situado, observé un grado de animación extraordinario,
tancia de la entrada el pasaJe.se desvIaba h3;Cla la IZ_ y una turba de gentes en la enyerbada calle, plobable-
quierda, Y a una distancia de. CIento sesenta :pIes se ha; mente algunos quince o veinte, quienes parecieron ani_
Haba completamente obstrmdo por las rumaS Q~e mados al verme, y al punto tres o cuatro hombres a ca-
1 umbo seguiría más adelante, era imposible determI- ballo Se dirigi€1on hacia mí Yo ya había soblelleva_
narlo, pero ciertamente no pasa debajo del palacio, co- do la representación de muchos personajes en aquel
mo se ha supuesto. pais, y esta vez me ví erróneamente tomado por tres
"padtes" a quienes se esperaba que llegaran esa ma-
A más de los truenos y relámpagos, tuvim?s una ñana de Tumbalá Si la equivocación hubiezR conti-
alarma por la noche Fué originada por. un rmd? se- nuado yo hablÍa tenido comida bastante para seis peI_
mejante al crujido de una rama seca baJ.o ,una pIsada sanas a lo menos; pero, POi' desgracia, ésta quedó pron_
furtiva, la que, al levantarnos todt?s plecWltadamente, to descubierta, y yo avancé hasta la puerta de nuesb a
pensé que sería la de alguna bestIa salY~Je, pero. Mr antigua casa Inmediatamente apareció el alcalde, con
Cathel wood, cuya cama estaba más prOXIma, se Ima- las naves en la mano y en traje de gala, es decir, con
ginó ser la de un hombre Ttepamos sobre el mont~n la camisa metida enbe los pantalones; y tuve el gusto
de piedras caídas al extremo de este corredor, pela mas de notar que estaba de peor humor por la llegada de los
allá todo ela una densa obscuridad PawHng hizo dos padles que cuando nosottos llegamos;- en veldad, él pa_
disparos como una insinuación de que estábamos des- recia ahOl a más bien inclinado hacia mI, como alguien
pieltos, y arreglamos palos a t!av.és del c~)1'r~dor c?mo que podía simpatizar con sus molestias por el absurdo
Una trampa de modo que ni sIqmera un mdlo pudIera de ptomovel semejante alboroto a causa de ellos Cuan_
enttar por ~quel lado sin ser derribado con algún con- do vió mi pie, además, lealmente demostró cierta con-
siderable 1 nido y con detrimento de su persona miseración, y trató de acondidonalme tan cómodamen_
te como le fué posible La hinchazón había crecido
Fuera de los zancudos y las garrapatas', sufrimos a demasiado. Pronto me fuí a acostar, y, permanecien_
causa de atlas insectos peores llamados por los nativos do enteramente quieto, con el auxilio de un botiquín,
nignas, los cuales, se nos dijo, atormentaron a los es- ayuno, y la ausencia de cosas irritantes, a los dos días
'pañales en su primer entrada al país, y que, dice el con sus noches reduje la inflamación muy pelceptible_
histOliador: "roían su Camino entre la Carne, debajo mente.

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CAPITULO 19

UNA VOZ DE LAS RUINAS - COMPRANDO PAN - LLEGADA DE LOS PADRES - EL CURA DE PA-
LENQUE - JUEGO DE BARAJA - EL DlA DOMINGO - LA MISA - UN ALMUERZO - RECUERDOS
DE LA PATRIA - COSTUMBRES EN LA COMIDA - REGRESO A LAS RUINAS - UN CAMBIO NO-
TABLE - UN TRUENO ESPANTOSO - UN TORBELLINO - UNA ESCENA DE LO SUBLIME
Y LO TERRIBLE.

Al tel cer día oí desde las ruinas una VOZ quej um- de que estaban en su vecindad, cuya eU ónea suposición
blDBa Juan habia volcado la manteca, y se había de- mencionó con una sentida leferencia hacia las intel_
l ramada hasta la última gota La suplicante cal ta que puestas montañas El padle de Tumbalá era un joven
lecibí despelt6 todas mis sensibilidades; y, olvidándo- de espelanza, de veintiocho años de edad y pesaba en
me de todo en la emergencia, me precipité adonde el ese tiempo ahededOl de doce stone, o Sean doscientas
alcalde y le dije que un cel do tenía que molir El al- cuarenta liblas un pesado fmdo para llevarlo de un
calde p'uso dificultades, Y hasta el día no puedo dm me l~do a otro por semejantes caminos como los que ha-
cuenta del por qué me ocultó un hecho del cual ~l ha bIan atravesado; pelo el ilaile dominico suflió más y
de haber tenido conocJmiento, es decir, que esa ffils:na estaba sentado de lado en una hamaca, con el chal~co
noche matalÍan un puel co Muy tempumo a la mana- abier to, limpiándose el sudor del pecho. Todos ellos
na siguiente ví pasar a un muchacho con algunos pe_ eran hOJ!1bres inteligentes, y, en verdad, la sola cir-
dazos de carne de mauano, lo llamé, ~ él me guió a cunstancIa de hacer un viaje con ningún otro objeto
una choza en los suburbios, donde no mas que ayer el a n;ás. que visitar las ruinas, era un indicio de la supe_
la vivienda del infortunado cuadrúpedo Conseg,uí. la nOlldad de su carácter. Al diputado lo habíamos visto
POI ci6n de algún honrado ~alenquiano, ":t regrese, f~­ al pasar por su pueblo, y entonces quedamos impresio_
liz y convencido de que harIa a ohos felIces Ese dla nados ~e sus amplios conocimientos, y pal ticularmente
fué memorable, también, por otro poco de buena for- de su fIrmeza de carácter El había tomado una pal-
tuna, pues llegó un cqrreo de Ciudad Real con despa- t~ activa en todas las convulsiones del país desde el
chos pal a Tabasco, y una carga de pan 120,1' cuenta pI 0- tIempo de la 1 evolución contra España, de la que había
pia Tan pronto con:o me lleg6 l?- noh~la, man~e ~n sido un instigador, y desde entonces, para escándalo
mensajelo pala negocIar toda la eXIstenCIa DesgIacta- del paltido de la iglesia, se mantuvo corno liberal' ha-
damente eIa pan dulce, hecho en figura de Iombos, de bía hecho de soldado tan bien como de sacerdote' rin-
1 uedas y de ohas caprichosas fOlmas, como de ~os pul- diendo su ensangrentada espada después de una 'bata_
gadas de lalgo y una de glueso, para ser comIdo con lla pala recibir la confesión al herido y al mOlibundo
chocolate, Y aquella detestable manteca se filflaba herido por dos veces, una vez tenido por muerto y talll~
fuera de la costi'a No obstante eso, era pan; Y po- bién destenado en Guatemala; y con el gradual resta_
niéndolo con cuidado sobre una mesa, con un queso blecimiento del pal tido liberal, restituido a su puesto y
fl esco pr oducto de nuestra vaca, me acosté por la no- envi~do como diputado al Congl eso, donde muy pr onto
che l1~no del gozo que la mañana difundiría sobre las habna de tomar parte en nuevas convulsiones No de-
ruinas de Palenque; pero, ¡ay! todos los cálcylos huma- jaron de asustarse algo con las historias de los zancu_
nos son inútiles Durante mi primer sueno fuí des_ dos, insectos y reptiles en las ruinas, y particularmen_
pertado por un fuerte trueno y descubrí un enorme g~­ te con lo que habían oído del estado de mi pie
to sobre la mesa Mientras que mi bota volaba haCIa Mienb as que estábamos tomando chocolate entró
él de un salto llegó al muro y desapareció bajo el ale- el cura de Palenque Cuando llegamos la primera vez
ld del teiado Me dOlmí otra vez, regresó, y las con- él se hallaba ausente en otro pueblo que tenia a su car_
secuencias fueron fatales go, y yo no 10 había visto antes Er a más raro en su
Los padres eran pausados para moverse, y después apariencia que cual9uiera de los otros, muy alto, y sin
de mantener al pueblo en estado de excitación dU1an_ duda con cuaho qUIntas partes de su sangre En rea_
te tres días esa mañana hicieIon una entrada triunfal, lidad, si yo lo hubiera visto en traje de indio, y al pre-
escoltados por los vecinos y con un tren de más de sente ya el lector sabe cual es, lo habría tomado por un
cien indios, conduciendo hamacas, sillas V equipaie l/puro", o sea indio de legitima descendencia Su vesti-
Los pueblos de Tumbalá y San Pedro habían levantado do era tan poco clerical como su apaliencia, el que con_
dos o tr escientos hombres, y éstos los habían transpor- sistía en un sombrero de petate con el ala levantada por
tado sobre sus espaldas y hombros hasta Nopá, donde delante, por detrás y a los lados, como para formar cua_
fueron encontrados por una diputación de Palenque v tro esquinas regulares, con un ancho listón de raso azul
conducidos al pueblo Es una cosa glOl iosa en aquel como cinta, ambos manchados por la larga exposición
país el ser "padre", y la posición más inmediata a la al viento y a la lluvia Debajo de éste había una cami_
de ser lepadl e" uno mismo es la de ser amigo del ('P3- sa listada a cuadros, una vieja bufanda de seda azul
(he" Por la tarde los visité, nero después de las fa- con listas amarillas, una chaqueta layada, chaleco ne-
tigas del viaie todos estaban durmiendo, y los indios gro y pantalones hechos de cotí, a los que les faltaban 2
ahededor de la puerta hablaban en voz baja para no pulgadas para llegar hasta el chaleco, terminando toda
pertl,ll barlos Adentro había enormes montones de e- la alta figura por abajo con zapatos de ante amarillo
quipaie, que mostraban el prudente cuidado que los Pero bajo esta apariencia extravagante existía unasen_
buenos eclesiásticos tomaban por sí mismos Ter mi- ciIIez y cortesia de modales, y cuando habló, su rostro
nada la siesta, muy pronto aparecieron, uno en pos de 1 esplandecía de bondad. La recepción que se le hizo
otro vestidos, o mejor dicho en ropas de casa difíciles manifestaba la buena voluntad que existía entre los
de describir, pero ciertamente de ningún modo cleri- ('padres l ' ; y después de un rato de general conversa-
cales, y ninguno tenía levita o chaqueta Dos de ellos ción, fueron removidas las tazas de chocolate, y uno
elan los curas de Tumbalá y de Ayalón, a quienes ha- de los padres se fué a su cofre, de donde sacó una bara_
bíamos visto en nuestro viaje El tercero era un fraile ja, que colocó sobre la mesa Dijo que él siempre la
fr anciscano de Ciudad Real, y habían llegado expresa- llevaba consigo, y que era muy agradable viajar con
mente par a visitar las ruinas Todos habían sufrido compañeros que, donde quiera que parasen, pudieran
severamente con el viaje El cura de Avalón era di_ tener una jugada por la noche Los naipes evidente_
putado al Congreso, y en México se le habían hecho mu~ mente habian prestado mucho servicio, y hubo algo de
chas preguntas acerca de las ruinas, bajo el supuesto Ol denado y sistemático en los arreglos preliminares,

89
que mostraba el efecto de los hábitos metódicos y de El padle de Tumbalá, el de las doscientas cuaren-
una casa bien disciplinada U:Q. indio viejo sirviente ta libras de peso, ten4a algo de elegancia en el vestir
colocó sobre la mesa un puñado de granos de maíz y para aquella tierra, y había llevado consigo su violín
un nuevo mazo de papel para cigarros Los granos de El tenía curiosidad por saber el estado del arte musi-
maíz se valuaron a medio cada uno Yo rehusé el a_ cal en mi país, y si el gobierno apoyaba buenas compa-
gregarme al juego) y entonces uno de los reverendos ñias de ópera; lamentó que yo no pudiese tocar algunos
padres se quedó alejado para convelsar conmigo, y los aires nacionales, y se divirtieron él y la compañía COIl'
otros tres sentáronse a jugar monte, tomando todavía varios de los suyos.
parte en la conversación Muy pronto se quedaron abs- Entre tanto el ¡>adle de Palenque no habia llegado
traídos y yo los dejé jugando tan seriamente como si todavía, pero, después de haber sido enviado a llamar
las almas de los inconversos indios estuvielan en la a~ por dos veces, se hizo presente El almuerzo era suyo
puesta A menudo habia yo oido la malévola obser- en realidad; pero, con motivo de la falta de comodida_
vación de los extranjeros, que en aquel país no podían des en el convento por su descuidado manejo de la ca-
juntarse dos padres sin jugar ~ los naipe~, pero est~ fué sa, fué dado por su amigo don Santiago en su nombre,
la primera vez que la ví confIrmada; qUlz3S (me SIento y la respuesta del muchacho a quien enviaron a llamar-
culpable al expl esarme así) porque, salvo en ocasiones lo fué que él se habla olvidado enteramente del asunto
públicas, esta fué la primera vez que yo ví a d.os 'pa~ Por lo excéntrico y olvidadizo se le podría haber consL
dles juntos Antes de separarme de ellos me mVlta~ del ado como un genio aunque él no hizo ostentación de
ron a almOlzar en su ~ompañfa al día siguiente, y al re- eSe carácter, Don Santiago nos contó que una vez fué
gresar a mi propia mOlada encontlé que don Santiago, a la casa del padre y encontró en el interior una vaca
el caballero que les daba comida, y, después del prefec. con su ternero; el cura, en gran perplejidad, se discul-
to el vecino principal, me habia visitado con una pal e_ pó, diciendo que UO había podido evitallo, que habían
cicla invitación, la que no es necesario que lo diga qUe insistido en entrar; y consideró que era una excelente
acepté idea cuando don Santiago le sugirió que los sacaran pa_
El siguiente día era domingo; la tormenta de ]a no_ ra afUe13
che se había disipado, el aire era suave y fragante, la Tan pronto com9 apareció, los otros padres lo ri-
yerba estaba verde, y, no teniendo necesidad de viajar, culizaron por su olvido, el cual ellos insistieron en que
sentí lo que asegUlaban los nativos: que las mañanas era fingido; le habían ganado diez y seis dólares la no-
de la estación lluviosa eran las más espléndidas del año che anterior y le dijeron que tenía rriiedo de llegar
Fuá ese un gran día para la pequeña iglesia de Palen_ Les respondió, en el mismo tono, que ya estaba arrui-
que Los cuatro padres estuvieron allí, todos con sus nado Le ofrecieron el desquite, e inmediatamente fué
sotanas y 80bl epellice8, ayudando todos en las ceremo- desocupada la mesa, se extendieron sobre ella las car-
nias y los indios de cada una de las chozas del pueblo tas y los granos de maíz como antes, y mientras el padre
l1eg~ron a misa Concluida ésta, todos se 1 etiraron, y de Tumbalá tocaba el violin, los atlas bes jugaban
a los pocos minutos la aldea quedó tan silenciosa como monte. Como era día domingo, en algunas partes es-
to se hablía considerado algo fuera del orden, a lo me_
siempre nos, al hacerlo así a puertas abiertas se pensaría que
A las doce del día me encaminé a la casa de don ela sentar un mal ejemplo para los niños y sirvientes,
Santiago para el almuerzo Los tres padres foráneos y, en efecto, considerándome yo mismo bajo un pie al_
se encontlaban alU, yJa mayor parte de los convida~os go amigable, no pude evitar el decirles que en mi país
estaban reunidos Don Santiago, el hombl e más rlco todos ellos serían expulsados de la iglesia El padre
de Palenque, y el mayor comerciante, nos lecibió en su congresista había encontrado en México a un inglés
tienda o almacén, que ela simplemente unos cuantos.es- que le dijo la misma cosa,y también la manera de
tantes con un mostrador frente a ellos en una esquma, gU31 dar el domingo en Inglaterl a, lo que todos ellos
toda su existencia de melcadetias valdría quizá veinte pensaban que debía ser muy aburrido
o treinta dólares; pero don Santiago era un h~mbre de
muy diferente estilo de uno de aqUellos que tIenen tal cleloQuizá con menos fundamento que éste, todo el
negocio al por menor en este país o en Europa, de mo_ nunciado como una bandahade
hispano-americano sido de vez en cuando de-
jugadores sin principios
dales corteses e inteligente para aquellas tierras; estaba teligiosos, pelo yo conservo un recuerdo demasiado cá-
vestido con pantalón blanco Y rojas chinelas, una lim_ lido de sus muchas bondades para colocarlos en este
pia camisa con pechera bordada, y tirantes, que proba- punto de vista Todos ellos eran hombres inteligentes
blemente le costarían más que todo el resto de su indu- y buenos, que en cualquier caso desearían hacer más
mentaria, y que no podían esconderse debajo de la cha~ bien qUe mal; en asuntos relacionados con la religión
queta ni del chaleco. En este lugar, que ante~ me ha- eran de los más respetuosos, trabajaban diligentemen-
bía parecido tan aleJado del mundo, estuve mas direc_ te -en su vocación.. y eran irl eprochables entre su pue-
tamente en contacto con la patria que en n;ngu~o de blo Por costumbre y educación no consideraban que
los que visité La silla en que me ..senté ~rocedla .de estuviesen haciendo mal Por mi agradable trato con
Nueva York; lo mism_o que un pequeno espeJo, dos pIe_ ellos, y mi lespeto a sus muchas y buenas cualidades,
zas de telas de algodón americanos, y el resto de una de buena gana los salvaría de las acusaciones que pu-
caja de fideos, de cuya existencia en la plaza yo no ha- dielan ser lanzadas en su contra, de no ser dignos del
bía tenido antes noticia Las más estrechas relaciones cargo que desempeñan En todo caso, 10 cierto es que
de los habitantes con el extranjero eran con Nueva el almuerzo se demoró, y todos los convidados estuvi_
York por el puerto d, Tabasco Ellos conocían a un mos espelando hasta que terminaron su juego de ba-
hombre emparentado con una familia en el pueblo, que raja
Ihabia realmente estado en Nueva York; y un baiTil de Todos La mesa se preparó en una casa vecina desocupada
harina de dicha ciudad cuya sola mención despertó mis del prefecto los hombres blancos del pueblo, con excepción
ansias habia en otro tiempo llegado al lugar En efec- mero se habíay ido el alcalde, estaban presentes El pri-
a su hacienda, y el segundo, por las
to Nueva York les era inás familiar que ninguna otra fisgonas referencias que hizo de eHa, supongo que no
pat te del mundo exc~pto la capital Don Santiago te_ est~ba invitado En total eran. ellos quince o diez y
nía un ejemplar del viaje de Zavala a los Estados Uni_ seis, y yo fuí conducido al puesto de honor a la cabece-
dos el que, salvo unos pocos volúmenes qe las vidas de la de la mesa Me resistí pero los padres me senta_
los 'santos, formaba su 'biblioteca, y el cual se sabía casi ron por la fuerza Después qU.e los caballeros estuvie_
de memoria; y estaba tan al corriente de nuestra histo..; ron sentados, se vió que, estrechándose, habia lugar
lia política como para saber que el General Washing~ para algunas señoras, y cuando se completaron los a-
ton ya no era presidente, sino el General'Jacksón rreglos para la "mesa, fueron ellas invitadas a tomar

90
asiento Desgraciadamente, allí sólo habia lugar para corredoles mojados; las continuas lluvias habían ua-
ti es, que se sentaron todas juntas a mi izquierda A bajado por entre las hendeduras y las grietas, y abiel to
los pocos minutos me pareció como si el almuer~o se lendijas en el techo; sillas de montal, blidas, botas,
hubiera preparado expresamente para mi Mucho tiem- zapatos, etc, estaban verdes y mohosos, y las escope-
po hacía que yo habia visto una mesa semejante, y la- tas y pistolas cubiel tas con una capa de orín La apa-
menté en espiIitu el no haber mandado avisar a Mr liencia de Mr Catherwood me asustó Estaba pálido
Cathel wood que llegase a la aldea accidentalmente a y flaco; cojo, como yo, por los piquetes de los insectos;
tiempo pala conseguir una invitación. Mas ahora, ya su cara estaba hinchada. y SU brazo izquierdo colgando
e13 demasiado tarde; no babía tiempo para 1eflexionar; con leumatismo, como paralizado
por momentos se acababa el almuerzo En algu~os lu-
gares mi posición habría lequerido de mí el dedicalme Mandamos a los indios que atravesaron el patio
a quienes se baIlaban a cada uno de mis lados; pelO en hasta el correrlol opuesto, donde la vista de nuesb as
Pal~nque ellos se dedical'on a atenderme Si yo para-
ba un instante aflebataban mi plato y traían otto lleno trampas colgantes no los pudielan tentar a deshacerlas,
con alguna otra cosa podría parecer impolítico, pe- V escogiendo un lugar para el efecto, se almaron los
laYO observaba el final de ciel tos platos, particular-
catres inmediatamente, y, con todas las comodida_
mente algunos de dulces o confitillas, con la esperan- des del hogar, se tumbaron los padIes pala IDla hora
za de que no fueran enteramente consumidos, pues me de leposo Yo no tenía mala voluntad bacia estos dig-
proponía asegurar todos los que quedaran para llevar- nos hombres; por el contrario, los más amigables sen-
los conmigo a las ruinas Vino había en la mesa, el timientos, y, para hacer los honores del palacio, los in-
cual me lecomendaron como procedente de Nueva vité a abnorzar con nosotros Catherwood y Pawling
YOlk, pero esto no fué suficiente para indicarme a pro- se opusieron. y habrían estado mejor si los hubiése-
bailo Allí no había agua, y, de paso, nunca se pone mos dejado solos; pero ellos aprecia10n el espíritu de
agua en la mesa, y jamás se bebe sino hasta después la invitación y me lespondieron muchas gracias. Des_
de los dulces, que llegan como postre, y se sirve en un pués de su siesta los acompañé por todo el palacio, y
gran vaso, que pasa a la ledonda pala ~ue ca~a uno ~o_ los dejé en su habitación Cosa bastante rara l aquella
me un sorbo de allí. Es enteramente ImpropiO y senal noche no llovió; asi que, con un sombrero frente a una
de mala crianza el pedir agua durante la comida Cada candela, atIavesamos el patio y les hicimos Wta visita;,
convidado al levantarse de la mesa. hizo una reveren_ hallamos a los tres reverendos señores sentados sobre
cia a don'Santiago y le dijo "muchas gracias", lo que un petate en el suelo, concluyendo el día COll un agla_
yo consideré de mal gusto, y no de acuerdo con la de_ dable juego de baraja, y los indios durmiendo a su al-
licadeza de la cortesía española, pues más bien es el lededor
anfitrión quien debe dar las gracias a sus convidados La mañana siguiente, con la ayuda de Pawling y
po! su compañía, que no ellos agradecerle la comida
de los indios para levantarlos y jalarIos, los acompañé
a los otros edificios, 01 algunas curiosas especulacio-
Sin embargo, como yo tenía más razones para estar a- nes, y a las dos de la tarde, con muchas expresiones
gl adecido que ninguno de los demás, me conformé co.u de benevolencia, y repetidas invitaciones para sus di-
el ejemplo que se me puso Después del almuerzo miS ferentes conventos, regresaron a la aldea
amigos se pusieron sQñolientos y se retiraron a la siesta.
Yo tomé mi camino de regreso a la casa de don San- Ya avanzada la tarde la tempestad se desencade-
tiago donde en una conversación con las señoras, ase- nó con terríficos truenos, los que por la noche retum-
gm é '¡os restos de los dulces, y compré su existencia baban con espantosos estallidos contra los mUlOS, en
de fideos tanto que los vívidos rayos relampagueaban a lo largo
de los corredores.
Por la mañana, estando ya mi pie suficientemente
lestablecido, me dirigí a la casa de .105 padres para a- Los padres se habian ~eído de no~otr.os por su su-
compañarlos a las ruinas Ellos hbían pasado la no- peliOl' capacidad para eleglr un dormItorIO, y esta no-
che amigablemente jugando baraja, y aba ve~ faltaba che se inwldó su habitación Desde ahora mi libro de
el padre de Palenque Nos fuimos a su casa, y aguar- notas s610 contiene memoria de la llegada de los indios,
damos mientras él aseguraba cuidadosamente sobre el con la hora en que la tempestad se desató, su violencia
lomo de un caballo de gran alzada a un pequeño mu- y duración, lo coptoso de la lluvia y los lugares a que
chacho, que se pare(}ía tan admirablemente a él, que, nos vimos obligados a mover nuestras camas Cada
I~espetando su obligación de ~elibato, la g~nte no s~ a-
tlevfa por consideración, a preguntar hijo de qUIén día nuestra residencia se ponía más húmeda y desagra-
era Hecho esto, amarró un par de zapatos ex.tra des- dable
El jueves treinta de Mayo, la tempestad se ma-
trás de su propia silla, y emprendimos la marcha c~n nifestó con un torbellino Por la noche el crujido de
el adiós de todo el pueblo Los padres estaban dIS- los ál boles al caer repercutía por la selva, la lluvia caía
puestos a pasar la noche. en. las ruinas, y tenían un t1 en a torrentes, el rugido del b. aeno era espantoso, y mi~n_
de cincuenta o sesenta lndlos cargados con camas, 10- tras lo estábamos contemplando, el aspecto del deuUldo
pa de dOlmir, provisiones, zaca~e p~ra las mulas y muL palacio, iluminado por el resplandor de los 1 elá?1pagos,
titud de artIculos, hasta una JofaIna blanca de loza; tales como jamás los ví en este país, era e.xceslVamen_
además de lo cual l más favorecidos que nosotros, tenían te grandioso, en realidad, había a11í mucho de lo s.u_
cuaho o cinco mujeres. blime V 10 ten ib1e La tormenta amenazaba la eXis_
tencia del edificio; y conociendo el vacilante estado de
Al enil al' en la selva, encontramos las ramas de los mUlOS, por algunos momentos tuvimos el temor _de
los árboles, que habían sido l"ecortadas en mi regr.eso que todo fuera a caerse y nos aplastara Por la mana_
a la aldea ob a vez caídas por el peso de las llUVIas; na el patio y el terreno abajo del palacio estaban inWl"-:-
las cOrlie~tes de agua estaban muy crecidas; los pa- dados y en este tiempo todo el frente se hallaba tan
dles iban bien montados, pero no siendo de a caballo, mojado que noS vimos preeisados a dejarlo y a mover-
se apeaban a menudo, y bajo mi dirección nos perdi- nos hacia el otro lado del COl redor Aun aquí no estu-
mos pero a las once, muy a satisfacción de todos, nues- vimos mucho mejor resguardados, pero pelmanecimos
tra lal ga, de apaLiencia 1 at:a y despar:ramada compañía basta que Mr. Catherwood hubo concluido su último dL
llegó a las ruinas El antiguo palaCIO se vió una vez bujo; y el sábado primelo de Junio, como latas que a-
más E;lleglado con moradores. bandonan un navío que Se hunde, levantamos el cam-
po y salimos de las ruinas Antes de la pal tida, en to-
Se había verificado en él un marcado cambio des~ do caso, haré una de~cripG~ón de los edificios restantes
de que lo abandoné; los muros estaban húmedos, los

91
CAPITULO 20

PLANO DE LAS RUINAS - ESTRUCTURAS PIRAMIDALES - UN EDIFICIO - ORNAMENTOS DE ES·


TUCO - FIGURAS HUMANAS - TABLETAS - JEROGLIFICOS NOTABLES - RINGLERA DE COLUM.
NAS _ TERRAZA DE PIEDRA - OTRO EDIFICIO - UNA GRAN TABLETA -'- UNA CRUZ - CONJE.
TURAS _ CON RESPECTO A ESTA CRUZ - BELLA ESOULTURA - UNA PLATAFORMA - CURIOSOS
TRAZOS - UNA ESTATUA - OTRA ESTRUCTURA PIRAMIDAL, CORONADA POR UN EDIFICIO _ CO.
RREDORES - UN PRIMOROSO BAJORRELIEVE - TABLETAS DE PIEDRA CON FIGURAS EN BAJO
RELIEVE - TABLTAS y FIGURAS - EL ORATORIO - MAS ESTRUCTURAS PIRAMIDALES Y EDIFI-
CIOS _ EXTENSION DE LAS RUINAS - ESTAS RUINAS SON LOS RESTOS DE UN PUEBLO CULTO
Y SINGULAR - LA ANTIGUEDAD DE PALENQUE.

El plano (fig, No. 18), indica la posición de todos esquina Las otras tres son del mismo estilo en gcne-
los edificios que han sido descubiertos en Palenque 1 al; cada una probablemente tenía un infante en los
Existen los restos de otlas en la misma vecindad, pelO brazos, y all'iba de- cada una de ellas hay jeroglíficos
tan completamente arruinados, que no pensamos valga Al pie de las dos pilastras del centro, descansan-
la pena de dar una desclipci6n de ellos, ni siquiel a in- do sobre las gradas, están dos tabletas de piedra con
dicar sus lugares en el plano las que parecian interesantes figuras, pero tan cubier-
Desde el palacio no es visible ningún otro edificio tas por los escombros que fué imposible dibujarlas
Saliendo por el llamado pasaje subterráneo, desciende El interior del edificio está dividido en dos corl e
uno por la esquina. sudoeste d~ la tenaza, ~ al pie in- dores que se extienden a lo largo, con un cielo que se
mediatamente comIenza a subIr una derl Ulda esh nc- eleva casi hasta un punto, como en el palacio, y pavi-
tUla pilamidal, que parece habel te~1Ído gla.das en to.. . mentado con gl andes piedras cuadradas El corredor
dos sus lados Estas gradas han Sido deulbadas pOl del frente es de siete pies de ancho La paled diviso-
los árboles y es necesario gatear sobre las piedi as, a- ria es muy gruesa, y tiene hes puertas, una grande en
ganándos~ a las ramas para ayudar a los pies El. as- el centro; y una más pequeña a cada lado En este co-
censo es tan empinado, que si el plimer hombl e dislo- rredor, a mnbos lados de la puerta priilcipal, hay una
ca una piedra, ésta salta hacia ~bajo por el cos~ado ~e gl an tableta de jeroglíficos, cada una de treinta pies
la pirámide, Y ¡ay de los de atlas!. Como a medIa r;a~b~­ de largo por ocho de alto, y cada una dividida en dos_
da por enh e los claros de los árboles, se ve el edifIcIO cientos cuarenta cuad1 os de caracteres o símbolos Am_
1 epresetnado en el grabado del frente, No 1 El alto bas se hallan embutidas en la pared, de manCl a que
de la estructura sobre.la que está situa~o es deJ.ciento sobresalen tres o cuatro pulgadas En uil lugar había
diez pies sobre el dechve. El grabado (flg NQ 1") llre- un hoyo abierto en la pared junto al borde de una de
senta la condición actual del edificio, ladeado y cubier_ ellas, aparentemente con el propósito de intentar su
to de árboles pero ninguna descripción ui dibujo alguno remoción, por el cual descubrimos que la piedra es
puede hacer 'sentir la sublimidad moral d~l espeetá<:ulo como de un pie de espesor La escultura es eh bajo
Por la multiplicidad de grabados requerIdos para üus- relieve Las tabletas están representadas en el graba~
har la mquitectura y artes de este desconocido pue_ do al frente (Figs Nos 22 y 24).
blo he omitido una serie de vistas, exhibiendo los más Las tabletas estaban construidas con una piedra
pintOlescos e impresionantes sujetos que jamás se han glande a cada lado, y unas más pequeñas en el cenho,
presentado por sí mismos al lápiz de un artista ~as como lo indican las lineas negras en los grabados
luinas y]a selva dejaron una honda y pelmanente im- En la tableta a mano derecha, una línea 'ha sido
presión en nuestra mente; mllli nuestro objeto es 'ple~ borl ada por el agua que se ha escurrido desde quién
sentar los edificios como ya repalados y como obJetos sabe cuánto tiempo, y formado una especie de estalac-
de especulación: y comparación con la arquitectura de tita o substancia dura, que se ha incOlporado con la
ohas tielras y de otras épocas Las supuestas repa- pied1a, y que no pudimos remover, aunque tal vez pue-
raciones fuelon hechas después de un cuidadoso exa- da ser separada por algún procedimiento químico En
men, y en cada caso el lector verá precisamente lo que la otla tableta (fig NQ 23), casi la mitad de los ieroglífi~
tuvimos como guía para hacerlas Debo hacer natal, cos está oblitelada por la acción del agua y la descompo_
a lo menos que los ejemplares de escultm a y orna- sición de la piedra Cuando nosotros las vimos por pli_
mentos de 'estuco fueron dibujados tal como los ha- mera vez, ambas tabl~tas se hallaban cubiel tas con una
llamos. . gl uesa capa de musgo verde, y fué necesario lavarlas y
El grabado del frente, (fig NQ 20), 1 epi esenta el mIS_ rasparlas, limpiar las líneas con un palo, y restlegar-
mo edificio limpiado de bosque y restaulado, y, de a- las enteramente, para cuya última apelación, un pal'
cuerdo con nuestra división, marcado en el plano con el de cepillos para lustrar zapatos, que Juan había re-
NQ 1 En la plancha se da el plano horizontal (comen- cogido en mi casa de Guatemala, y desobedecido mi
zando desde abajo), la elevación del flontispicio, una orden de tirarlos en el camino, resultaron sel exacta-
sección que muestra la posición de las tabletas en el mente lo que necesitábamos y que no hubiéramos po-
interior, y la elevación del frontispicio en m~nor esca- dido conseguir Fuera de este plocedimiento, a cau~
la, con la estructura piramidal en donde se halla sa de la obscmidad del conedor, por la densa sombra
El edificio es de sesepta y seis pies de flente y ~e tos árboles que crecían ilente a él, fué necesario
veinticinco de fondo. Tiene cinco puel tas y seis pilas- encender candelas o antorchas y anojar una luz fuel-
tras, todas en pie Todo el frente se hallaba licamente te sobre las piedras mientlas que Mr Catherwood es_
Olnamentado en estuco, y las pilastras esquineras es_ taba dibujando
tán cubiertas con jeroglíficos, cada una de las cuales El C011 edor del fondo es obscurb y tenebroso y eS~
contiene noventa y seis cuadros Las cuatro pilastras tá dividido en h es departamentos Cada uno de los
están ornamentadas con figuras humanas, dos a cada depal tamentos a los lados tiene dos angostas aberturas
lado, mirándose una a otra, las que están representa_ como de bes pulgadas de ancho y un pie de alto Es-
das en los siguientes grabados en el orden en que se tos no tienen restos de escultUlas o pinturas, o de or-
encuentran sobre las p.ilastras (fig NQ 21). namentos de estuco En el departamento centlal, em-
La primera es la de una mujer con un niño en los butida en el muro de atrás, y dando fl ente a la puer_
brazos; a lo menos supusimos que significaba una mu- ta de la entrada principal, se encuentra oh a tableta de
jer por el traje Está rodeada por un primoroso bor- j erog'íficos, de cnano pies y seis pulgadas de ancho
de, y de pie sobre un rico ornamento La cabeza está por tl es pies y seis pulgadas de alto El techo encima
destruida Sobre la parte superior hay tres jeroglí- de ella es impelmeable; en consecuencia ésta no ha su-
ficos, y hay señales de jeroglíficos sin concluir en la flido POl la exposición, y los jeloglíficos están perfec-

92
tos, aunque la piedla está lajada a lo lalgo pOl en me- telÍores, y pavimentos de grandes piedras cuadradas,
dio como se indica en el glabado (fig NQ 24) en los que se han hecho fOlzadas roturas, sin duda por
La impresión hecha en nuestla mente por estas el Capitán Del Río, y excavaciones por debajo El ca.
pmlantes pero ininteligibles tabletas, no intentaré yo n edor de ah ás está dividido en tres departamentos, y
desclibirla Por alguna caUSa inexplicable nunca an- fI ente a la puel ta principal de entrada se baIla un pa_
tes han sido pi esentadas al público Los capitanes Del tio oblongo, con una pesada corniza o moldura de es-
Río y Dupaix, ambos se lefieren a ellas, pero en muy tuco, y una entrada lÍcamente Olnamentada en la par-
pocas palabras, y ninguno de ellos ha dado un solo di- te superiOl, pero actualmente muy desfigurada; en la
bujo Actuando bajo real comisión, escogidos, sin du- entIada 'había dos tabletas de piedra esculpida, una a
da, como hombles idóneos pma los debeles confiados cada lado, las cuales, sin embargo, han sido I emovidas
a ellos, no han de haber sido ignorantes o insensibles a En el interior, el posento es de trece pies de ancho y
su valor Es mi palecer que ellos no las presentaron siete de fondo Allí no había ent! ada de luz salvo por
porque en ambos casos los artistas agl egados a su ex- la puerta; los costados se hallaban sin ornamento de
pedición fueron incapaces de la obra, y de la firme y ninguna clase, y en el mm o de ah ás, cubtiendo toda
determinada pelseverancia requelida para dibujar tan la anchura, estaba la tableta replesentada en el graba-
complicados, ininteligibles y anómalos caracteres Co- do al frente, (fig NQ 26) Esta era de 10 pies y 8 pul-
mo en Copán, Mr Catherwood dividió su papel en cua- gadas de ancho, seis pies cuah o pulgadas de alto, y se
dIÍculos; los dibujos originales fuelon reducidos y los componía de tres piedras sepaladas La de la izquier-
glabados corregidos por él mismo, y yo creo que son da, flente al espectador, está todavía en su lugar La
copias tan verídicas como el lápiz puede hacerlas las de en medio ha sido removida y bajada al lado de la
genuinas memoIias escritas de un pueblo desapareci- estructura, y ahora yace junto a la orilla de la corrien_
do Los indios llaman a este edificio una escuela, pe- te Fllé removida hace muchos años por uno de los ha-
lO nuestros amigos los padres lo denominaron un tri- bitantes del pueblo, con la intención de llevarla a su
bunal de justicia, y estas piedras, dijeron ellos, conten- casa, pero, después de gran trabajo, sin_ ningún otro
dlían las tablas de la ley insb llmento más que los brazos y roa-nos délos indios,
Hay un hecho importante que debe ser notado y palos cortados de los árboles, había avanzado hasta
Los jeroglíficos' son idénticos a los que fuelon hallados allí, cuando su remoción fué impedida por una orden
en Copán y Quiriguá La región intermedia se en~ del gobierno prohibiendo cualquier ulterior ratería de
euentra hoy ocupada por razas de indios que -hablan las ruinas La encontI amos (;!_chada de espaldas cerca
muchos diferentes dialectos y enteramente ininteligi- de la milla del arroyo, bañada por -muchas inundacio-
bles unos a otlos; pero hay razón para creer que todo nes de la estación lluviosa, y cubierta con una gruesa ca.
el territorio fué en un tiempo ocupado pOI' la misma pa de cieno y musgo La limpiamos restregándola y la
laza, que hablaba la misma lengua, o, por lo menos, que apuntalamos, y probablemente el próximo viajero la
tenia los mismos caracteres escritos hallará con los mismos apoyos que nosotros le pusimos
debajo En el grabado está representada en su posi_
Allí no hay escalera ni otra comunicación visible ción original sobre .el muro La piedra de la derecha
entre las partes bajas y las altas del edificio l y la única está quebrada, y, por desgracia, totalmente destruida,
manera de llegar a éstas era trepando a un árbol que la mayor parte de los fragmentos han desaparecido,
crecía animado junto al muro, y cuyas ramas se exten- pero, por los pocos que encontramos entre las ruinas
dían sobre el techo. El techo es inclinado, y los lados frente al edificio, no cabe duda que contenía ringlel as
están cubiertos con ornamentos de estuco, los que, a de jeloglíficos que correspondían en su apariencia ge-
causa de la exposición a los elementos y a los asaltas nel al con los de la piedra de la izquierda
de los árboles y arbustos, están descoloridos y arrui-
nados, de modo que fué imposible dibujarlos; pero que- La tableta, según se representa en el grabado, con~
daba lo suficiente para dar la impresión de que, cuan- tiene solamente dos tercios del original. En la obra de
do se hallaban perfectos y pintados, han de haber sido Del Río no está representada de ningún modo En la
licos e imponentes. A lo largo de la parte supetior de Dupaix está dada, no, en todo caso, como existe, sino
había una fila de columnas de diez y ocho pulgadas de acabada por el artista en París, como pIDa presentar
alto y doce de separación, construidas de pequeñas pie- un cuadro perfecto El asunto está cambiado, con la
zas de piedl a unidas con mezcla, y cubiertas con estu. cruz en el centro y a cada lado una sola ringlera de je_
ca, cm onadas por una capa de piedras planas salidizas, roglíficos, sólo de ocho en número. Probablemente,
que tienen más o menos la apariencia de Ulla pequeña cuando Dupaix la vió (treinta y cuaba años atrás), es-
y abierta balaustrada taba entera, pero los importantes rasgos de seis hile-
Enfrente de este edificio, al pie de la estt uctura pi- I as de jeroglíficos a cada lado de las figuras principa-
I amidal, hay una pequeña corriente de agua, parte de les, cada hilera conteniendo diez y siete en una línea,
la cual abastece el acueducto antes referido Cl uZan- no aparecen. Esto es lo más inexcusable en sus edi-
do ésta, llegamos encima de una telraza de piedras ro- tores, pues en su informe Dupaix explesarnente alude
tas como de sesenta pies sobre el declive, con una ex- a estos numerosos jeroglíficos; mas es probable que su
planada a nivel en la cima, de ciento diez pies de all- infOlme no haya sido acompañado por dibujo alguno
chm a, desde la que se eleva otra estructura piramidal, de ellos.
ahora an uinada y cubierta de árboles; ésta .es de cien- El objeto principal de esta tableta es la el uz Se
to treinta y cuatro pies de altura sobre el declive y eleva sobre ella un ave extraña y agobiada con indes-
sobl e sU cima se encuentra el edificio marcado con el criptibles ornamentos. Las dos figuras evidentemente
No 2, como el primero, amqrtajado por los árboles, pe- son de impOl tantes personajes, Están bien aelineadas,
la representado en el grabado como ya restaurado y en simetría y proporción son tal vez iguales a :rp.uchas
El clisé contiene, como antes, el plano horizontal, la que se hallan esculpidas sobre los mm os de'los delrui-
elevación del frontispicio, una sección, y la elevación dos templos en Egipto Su traje es de un estilo dife-
del· frente en menor escala,. cOn la estructura piramidal lente de los hasta ahora presentados, y los pliegues pa-
en que está situada, (fig. NQ 25) lecían indical que eran de una ~ave y flexible textu-
Este edificio es de cincuenta pies de frente, tIein· la, como el algodón. Ambos estan mÍl-ando hacía la
ta y uno· de fondo, y tiene tres entl adas Todo el fren- cruz, y uno según parece, en el acto de liácer una o-
1e estaba cubierto con Olnamentos de estuco Las dos frenda, tal vez de un niño, todas las especulacipnes sa-
pilastIas exteriores contienen jeroglíficos; una de las ble el asunto están por supuesto calificadas de faltas
pilastras interiores está caída, y la atta está ornamen- de impol tancia, pero acaso no sea erróneo el atribuir
tada con una figura en bajo relieve; pero descolorida y a estos personajes un calácter sacerdotal Los jeroglí_
arluinada ficos indubitablemente lo explican todo Junto a ellos
El intelÍor, atta vez, está dividido en dos conedo. hay otros jeroglíficos, que nos trajeron a la memoria
res que se extienden a lo largo, con cielos como los an- el modo egipcio de recordar el nombre. historia, oficio

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o cm ácter de las pelsonas l epl esentadas Esta table- mento, (fig NQ 27) Es esta la única estatua que hasta
ta de )a cruz ha dado margen quizá a más eruditas es- el día ha sido encontrada en Palenque Al instante
peculaciones que otra alguna de las enconbadas en Pa_ quedamos impresionados con su explesión de seleno
lenque Dupaix y sus comentaristas, suponiendo al e_ leposo y su vigOlosa semejanza a las estatuas egipcias,
dificio una muy remota antigüedad, o, por lo menos, aW1que en tamaño no se campal a con las gigantescas
un largo pelÍodo anterior a ]a eL'a cristiana, explican la 1 uinas de Egipto De altura tiene diez pies y seis pul_
apariencia de la cruz con el argumento de que ya era gadas, de los cualcs dos pies y seis pulgadas se hallaban
conocida y que tenía un significado simbólico enb e las hajo tierra El tocado es alto y desplegado, tiene agu-
antiguas naciones, mucho tiempo ant~s 9.ue fueL a esta- jeros en el lugar de las orejas, los que quizás estaban
blecida como el emblema de la fe Cllsballa Nuesbos adornados con zarcillos de oro y perlas Alrededor del
amigos los padres, a la vista de .ella, inmediatamente cuello tiene un collar, y apretado conha el pecho con
decidiCLon que los antiguos habItante~ de Palenque la mano deIccha tiene un inshumento en apaliencia
eran Cl'istianos y por medio de conclusIOnes que a ve- con dientes La mano izquielda descansa sable 11n ie-
ces suelen llau~arse aplesllrada5, fiju10n la edad del e- logUfico, del cual desciende cielto Olnamento simbó-
dificio en la terceLa centuIÜI. lico La palte baja del vestido oflece una infOltuna-
Hay lazón para Clcer que este edificio p~lticulal da semejanza a los lllodelnos pantalones, pero la fi-
fué hecho a plopósito pala tell1l~lo, y que l~ cllculada gma está en pie sobre lo que nosotros hemos conside-
cámma interior ela un adolatollo, u o;-atorlO, o al~al rado un jeroglífico análogo aba vez a la costumlue
Qué ritos y celcmonias de cu1t~ podllan haber sldo, en Egipto de lecoreisr el nombre y el oficio del bér~e o
nadie puede aventurarse a d~c~Jo. , . de oha pelsona lepresentada Los costados son ledon-
La pal te alta de este edifIciO se dIferencIa del pn- dos, y la parte posterior de piedra en bl uta Ploba-
mero Como en el anterior, no existe ~scal~ra ni oh a blemente estaLÍa embutida en una pared
comunicación por dentro o por fuera, nl habla allí 1 es_ Al pie de la elevación sobre ]a cual se encuentLa el
tos de alguna El único medio de acceso eIa, de la último edificio mencionado, con sus bases casi tocán-
misma manera, trepando a un árbol cuyas r,am~s se ex_ dose se alza aba esb.uctUla piramidal como de la mis-
tendían a tLavés del techo El techo ela Inclin~do, y ma ~1tUla, en cuya cima se encuentra el edilicio mal_
los lados estaban ricamente ornamentados con flgUl!1 S cado con el No 3 Tal es la densidad de la selva, aun
de estuco plantas Y flores, pero en su mayaL' pal te a- a los lados de la estL uctuar piramidal, que, aunque en
ll'uinadas' Entre ellas se hallaban los fragny.entos de línea recta y a muy corta distancia apal te, uno de es_
una helmosa cabeza y de dos eu~npos, ascmcJáIl:dose a tos edificios no puede ser visto desde el otro
los modelos griegos en la legulandad de proporCIOnes y El glabado de enflente, (fig NQ 28) representa este e.
simetría SObl e la punta de este techo hay ,una angos_ dificio como ya restam'ado, no pOl una idea fantástica
ta plataforma SOPOl tanda lo que, en obseqmo a la des_ de lo que pudo haber sido, sino por tales restos e in-
ctipción yo liamaré dos pisos La plataforma no es dicaciones que era imposible hacer ninguna oh a cosa
más qu~ de dos pies y diez pu~gadas de ~ncho,. y la ~s­ de é! Es de tleinta y ocho pies de frente POto vein-
tructura superior del primer pl~jQ es de slete .pIes y.cm- tiocho de fondo, y tiene Hes puertas Las pilastras
ca pulgadas de alto; la del segundo ocho pIes y cmco de los exhemos están olnamentadas con jeloglíficos en
pulgadas siendo igual la anchura de las dos El as- estuco dos grandes medallones en hermosos compOl-
censo de'una a ob. a se hace por med~o de pie~ras CU8- timientos, y los del intermedio con bajorlelieves, tam-
dladas salidizas, y la cubiel ta d~l pISO superlOr es de biÉn en estuco, en carácter genel al similares a los ya
piedlas planas colQcadas de traves y se proyectan por presentados, y por cuya 1azón, para no multiplicar los
encima Los espaciosos costados de est~ angosta es- grabados, los omito
tructura son de trabajo de estuco, en~'eJado, formado El interior, otra vez, se halla dividido en dos co-
de curiosos e indesCliptibles trazos, fIguras humanas lledoles, como de 9 pies de ancho cada uno, y pavimen-
con las piel nas y los brazos exten?idos y abertUla~ en tados con piedra El grabado opuesto, (flg No 29),
medio, y todo se hallaba en un tiempo .lleno de ncos leplesenta el conedor del flente, con el cielo levanta-
y elegantes Olnamentos de estuco ~n relIeve Su apa- do casi hasta un punto, y cubierto por encima con una
liencia a la distancia debe haber Sido la de una alta ~ capa de piedlas planas En varios lugales a cada lado
caprichosa celosía Del todo, como el resto de ~a ,al- !lay hoyos, que también se encuentran en todos los 0-
quitectura Y ornamentos, ésta er~ peLfectamente UllLCa, has corledOles, probablemente fueron usados pala sos-
difelente de las obras de cualqmer otro pueblo con el tener vigas pala andamios mientras que el edificio se
ual estuviésemos familiarizados. Y sus usos y propó- hallaba en proceso de erección y nunca fuelon relle-
~itos enteramente incomprensibles. Pueda ser que e~_ nados Al extremo final, abiel ta a través del mUlO,
tuviese destinada a un obsel'vatorlo, Desde la galepa existe una de las ventanas antes lefelidas, que han si_
supel ior, por enb e los claros de. los arboles que cr~~tan do objeto de meditación por su analogía con la let! a
al contorno, buscamos sobre la lllmensa selva"y. dIVIsa- Tau
moS la Laguna de Términos y el Golfo. de Mexlco 1;:1 conedor de atrás se halla dividido en bes com_
Cercano a este edificio estaba otra mteresante mo- partimientos En el centro, mirando por la puerta
numento, el cual habia sido enteramente pasa~~ por plincipal de la entrada, hay una cámara circulada simi-
alto por aquellos que nos precedieron en la. VJSIta a lar a la que en el último edificio hemos denominado un
Palenque Y menciono este hech ? con.1a confIanza de oratorio o altar Su sombra se distingue en el graba-
que el f~tUlo visitante pueda descubnr muc~~s. cosas do La pal te superior de la entrada estaba lujosa-
omitidas por nosotLos Yac~ al fle~te del edIfICIO, co- mente decorada con ornamentos de estuco y sobre las
mo a cuarenta o cincuenta ples abaJO del costado de la pil~stras a cada lado había t~bletas. de pit~dr~ en bajo
estructura piramidal Cuando lo pasamos por prImel a reheve Por dentro. la cámar;¡ tenía cuatro pIes y sie_
vez con nuestro guia, estaba echado sobre su lastro con te pulgadas de fondo y nueve'\pies de ancho Allí no
la cabeza hacia abajo, y medio entenado por una ac~t­ había ornamentos de estuco ni pinturas, pela fija en el
mulación de tiell a y piedras El lado de afu,e;:a el a, aS- muro de atrás estaba una tableta de piedra cubriendo
pela y sin pulimento, r. nos llamó la atenclOn. por su toda la anchura del aposento, de nueve pies de ancho
tamaño; nuestro guía diJO que no ~staba esculpIdo. pe- por ocho de alto
lO después que él nos hubo ensenado todo lo que co_ La tableta está representada en el frontispicio de
no'cía, y lo habíamos despedido. al pasar otra vez. nos este tomo y ruego al lector fijar su atención palticu-
detuvimos Y cavamos a su alrededor, y. descubLlD'!-0S larmente ~n ella, corno en el monumento más perfecto
que la superfieie de abajo estaba esculpida. Los In- y más interesante de Palenque Ni Del Río ni Dupaix
dios derlibaron algunos renuevos para palancas y lo han dado ningún dibujo de ella. y ahOla pOl pl'imela
voltearon El grabado del frente representa este monu_ vez es presentada al público Está compuesta de tres

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piedras separadas. cuyas junturas se muestl an en las Nosotros consideramos el Olatorio o altar como ]a
líneas obscuras del glabado La escultura es perfec- porción más interesante de las ruinas de Palenque; y a
ta y los caracteres y figuras están elalos y distintos efecto de que el lector pueda comprenderlo en todos
c~ la piedra A cada lado tienen hilel8S de jeroglffi- sus detalles, se pJ'esenta la fígUla No 32. que
cos Los principales pelsonajes selán reconocidos al muestra c1alamente todas las combinaciones de la en-
instante como los mismos que están replesentados en tI ada, con sus ornamentos rotos y las tabletas a cada
la tableta de la cruz Usan idéntico vestuario, pela lado: ya dentlo de la entrada se ve la gran tableta so-
aquí ambos parece que están haciendo oflendas Los l>le el fondo del fimo interior El lector se fOlmará
dos personajes se hallan de pie sobre las espaldas de por ella alguna idea del conjunto, y de su efecto sobre
sel es humanos, uno de los cuales se sostiene a sí mis- el extranjero, cuando, al trepar por la del1'uida estruc-
mo con las manos y rodillas, y el otro patece aplasta- tura piramidal, en el umbral de la puel ta se le pre-
do sobre el suelo por el peso En medio de ellos, al senta esta escella Nosobos no pudimos sino conside_
pie de la tableta, hay dos figuras sentadas, con las pier- rarlo como un lugar santo, dedicado a los dioses y
nas Cl uzadas, una reforzándose a sí misma con la mano consagrado por los litos religiosos de un perdid~ y
del echa sobre el suelo, y con la izquierda sosteniendo desconocido pueblo Comparativamente la mano del
una mesa cuadrada; la actitud y acción de la otra es la tiempo lo ha perdonado y la gran tableb, sobrevivien-
misma, excepto que está en orden invelso La mesa do a la 1 uina causada por los elementos, se encuentl a
también descansa sobre sus nucas encOlvadas, y sus pelfecta y entera Solitario, desierto, y sin ningunos
contraidos 10SO'OS pueden quizá ser considerados como a~OladOles en su altar, las figuras y caracteles se dis_
expresión de pena y sufrimiento Ambos están vesti- tmgl:len como cu~ndo el pueblo que lo eligió subia a
dos con pieles de leopal do Sobre esta mesa descan- 1 endll' su adoraCIón ante él Para nosotros esto era
san dos bastones cI:uzados, con el extremo superior ri- todo un mistelio; silencioso y desafiando la más escu_
camente Ol namentado. y sosteniendo lo que parece dliñadora Jn.!1ada y alcance de la inteligencia Ni aUn
una hOll'ible máscara, con los ojos muy dilatados Y la ~festros amIgos los padres pudieron deducir nada de
lengua colgándole hacia fuera Este palece ser el ob-
jeto al cual hacen (lfrendas los plincipales pelsOl~.ajes Celcano a éste, sobre la cúspide de otra estl'uctu-
Las pilastras a cada lado de la entrada contienen la phamidal, estaba otro edificio enteramente en 1 ui-
una tableta de piedra, con figuras esculpidas en bajo na.s, el que aparentemente había sido destrozado y de,-
relieve, las que están replesentadas en los siguientes rlIbad? por un temblor de tierra Las piedras estaban
glabados, (Figs Nos 30 y 31) Estas tabletas, no obstan e.spa,rcldas al lado de la pirámide, y era imposible ni
te, han sido removidas desde su lugar hasta el pueblo, y SIqUIera levantar el plano horizontal
colocadas en la pared de una casa corno adornos Ellas Reglesando hasta el:tio 1 y prosiguiendo hacia el
fuelon los plimeros objetos que nosotros vimos y los Sur, a una distancia de mil quinientos pies y soh} e
t'dtimos que Mr Catheryood dibujó La casa pertene- una estructura piramidal de cien pies de eleva'ción des_
cía a dos hermanas que tenian una idea exagerada del de la orilla del río, se encuentra otro edificio marcado
valor de estas tabletas; y, aunque siempre agradadas e~ el plano con el No 4, de veinte pies de Ílente por
de que llegáramos a verlas, se Opusiclon a que fuelan dIez y ocho de fondo, pero desgl aciadamente en una
contadas Solamente obtuvimos el permiso plometién- derruida condición El muro del frente se hallaba to-
do-les una copia para ellas también, la cual, no obstan- talmente caído, dejando enteramente expuesto el co-
tete, MI' Catherwood, cansado por el constante traba- 1'1 edO! externo Dando frente a la puerta y pegado al
jo se vió imposibilitado enteramente de hacer Yo a- muro de atrás del corredor de adentro, h~bfa un gran
l r~nqué del libro de Del Río los dibujos de los mismos ornamento de estuco representando una figura senta-
objetos, los cuales pensé que estando impresos les gus- da en un sillón de descanso; pero una gran pal te se
tarían más; pero ellas habían examinado los dibujos dc había caído o sido separada y llevada a otro lugar El
MI' Cathel'wood conforme los hacía, y no quedaron del cllel po del sillón, con patas de tigre, es todo cuanto
todo satisfechas con los substitutos Al momento que ahora queda El perfil de dos cabezas de tigre y del
yo vi estas tabletas tuve la idea de comprarlas y lle- personaje sentado se distingue en el mUlO La pérdi-
varlas a mi patria como una muestra de Palenque, pe- da o destrucción de ~ste ornamento es más de lamen_
10 pasó algún tiempo antes que me atreviera a mencio_ tar, pues por los restos parece haber sido superior en
nar el asunto Ellas no podrían ser compradas sin la su ejecución a cualquier otro relieve de estuvo en Pa_
casa; pero eso no era un impedimento, porque a mí me lenque El cuerpo de la silla eslá completo, y la pier-
gustaba también la casa Esto Se incluyó más tal de na y el pie que penden a un lado son elegantes ejem_
entre los objetos de otras ne.gociaciones que quedalon plares de arte y modelos para estudio, La plancha del
pendientes cuando salí de Palenque frente, (fig N9 33), representa este relieve, y también
Las dos figuras están de pie una fl ente a otra, la un plano, una sección y la vIsta general del edilicio
primera a mano derecha, mirando al espectador La Ya he dado ahora. sin especulación ni comentario,
nariz y los ojos están fuertemente marcados, pero en una completa descripción de las ruinas de Palenque
todo, el desarrollo no es tan extraño como para indical Repito lo que dije en el principio: que ahí pueden ha_
una 1 aza enteramente diferente de aquellas que son ber más edificios, pero, después de un minucioso exa-
conocidas El tocado es curioso y complicado, consis- men de los vagos informes que corren en el pueblo,
tiendo principalmente en hojas de plantas, con una quedamos convencidos que ninguno más ha sido nunca
gran flor cayéndole hacia abajo; y entre los ornamen_ descubielio; y por las repetidas preguntas a los indios
tos se distinguen el pico y ojos de una ave, y una tor- que han atravesado la selva en todas direcciones duran·
tuga La capa es de piel de leopardo, y la figura tiene te la estación seca, nos vemos obligados a creer que no
vuelos alrede<!or de las muñecas y tobillos existen más Toda la extensión de terreno cubia to por
La segunda figura, de pie a la izquierda del espec- los hasta ahora conocidos, según aparece en el plano,
tador, tiene el mismo perfil que caracteriza a todas las no es mayor que nuestro Parque O Battery Al expo-
otras en Palenque. Su tocado se compone de un pena- ner este hecho estoy muy lejos de querer disminuir la
cho de plumas, en el cual se halla una ave con un pes- impOltancia o interés del asunto Yo emito nuestra o-
cado en el pico; y en diferentes partes. del tocado hay pinión, con los fundamentos de ella, y el lector juzga-
OtloS pescados La figura lleva una palatina ricamen_ rá por sí mismo hasta dónde estos son dignos de con-
te bordada y un ancho cinturón, con la cabeza de algún sidelación Debo agregar, empero, que, considerando
animal enfrente, sandalias y polainas: la mano derecha el espacio actualmente ocupado por las ruinas como el
extendida en piadosa o suplicante posición, con la pal- sitio de los pala.cios, templos y edificios públicos, y su-
ma hacia fuera Sobre las cabezas de estos misteriosos poniendo que las casas de los habitantes hayan sido,
personajes hay tres cabalísticos jerogllficos. como las de los egipcios y de la pre!;lente raza de in-

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dios , de frágiles y pelecederos materiales y, como en do nos imaginamos una escena de única y esplendOl osa
Menfis y Tebas, hayan desapalecido totalmente, la ciu- belleza y magnificencia, dando vida a las Cl eacioues de
dad puede haber cubierto\una extensión inmensa los poetas 01 ientales, el verdadero punto que la fanta_
El lector tal vez se encuentre contrariado, pero no. sía podda haber elegido para el I'Happy Val1ey" de
sotros no Ahí no habla necesidad de asignar a la du- Rasse)as En el romance de la historia del mundo, ja-
dad en ruinas una inmensa extensión, o Ulla antigüe_ más me implesionó nada más fuertemente que el es-
dad contemporánea de los egipcios o de cualquier otro pectáculo de esta en Un tiempo grande y helmosa ciu-
antiguo y conocido pueblo Lo que teníamos frente a dad, trastornada, desolada y perdida; descubielta pOl
nuestlos oios era grandioso, ralo y muy interesante casualidad, cubielta de ár_boles por millas en deuedol',
Aquí se hallaban los lestos de un pueblo adelantado, y sin ni siquiel a un nombre para distinguirla Apar-
culto y singular, que babía pasado por todas las etapas te de todo 10 demás, ella el a un doliente testigo de las
COl respondientes al levantamiento y decadencia de las mudanzas del mundo
naciones; llegado a su edad de oro, perecido y hoy en- HNations melt
teramente ignoradQ. Los eslabones que lo unielon a la Flom Power's high pinacle, when they have feH
familia humana estaban lotos y perdidos, y estos eran The snnshine for a while, and downwald go1J,
los únicos recuerdos de su pasb sobre la tiena Nasa-
has vivimos en el derruido palacio de sus leyes; subi- Como en Copán, no haré ninguna conjetura con
mos a sus desolados templos y caídos altal es; y POI lespecto a la antigüedad de estos edificios, sólo haré
donde quiel a que nos movímos notamos las evidencias notar que a una distancia de diez leguas hay un pueblo
de su buen gusto l de su pericia en las al tes, de su opu- Barnado Las T1es Cruces, por tres cruces que, según la
lencia y de su poderío En medio de la desolación y de tradicióll, eligió COl tés en aquel lugar cuando efectuó
la ruina volvimos la mirada hacia el pasado, despeja- su conquistadora marcha desde México hasta Bondu-
mos la sombría selva y nos imaginamos cada edificio las POI el Lago del Petén Cortés, entonces, debe ha-
pel fecto, con sus terrazas y pil'ámides, con sus orna- ber' pasado a veinte o treinta millas del lugar ahora
mentos esculpidos y pintados, grandiosos, sublimes e Barnado Palenque Si esta hubiera sido una ciudad ha-
imponentes, Y dominando una inmensa llanura habita- bitada, su fama debía haber llegado a sus oídos, y pro-
da' hicimos volver a la vida al extLaño pueblo que nos bablemente él se habria desviado de su ruta para so-
co~templaba con tristeza desde los muros; nos lo ima- juzgarla y despojada Por consiguiente, parece razo-
gJnamos en fantásticos vestidos y adornados con pena- nable eJ suponer que ésta se hallaba en aquel tiempo
chos de' plumas, subiendo a las tenazas dei palacio y ciesolada y en luinas, y que hasta su recueldo se había
por las gradas que conducen a los templos, y a menu.. perdido

CAPITULO 21

PARTIDA DE LAS RUINAS - MAL CAMINO - UN ACCIDENTE - LLEGADA AL PUEBLO - UN A-


COMPAJ'íAMIENTO FUNEBRE - NEGOCIACIONES PARA I,A COMPRA DE PALENQUE - HACIENDO
MOLDES _ SALIDA DEFINITIVA DE PALENQUE - HERMOSA PLANICIE _ NIDOS COLGANTES DE
PAJAROS _ UN SITIO - AVENTURA CON UN MONSTRUOSO MONO - HOSPITALIDAD DE LOS
PADRES _ LAS PLAYAS - UNA TEMPESTAD - ZANCUDOS - UN JOVEN COMERCIANTE - CAI-
nIANES - O-TRO ENTIERRO - CEREMONIAS DESAGRADABLES

Entre los indios que l1egalon pala acompañalnos po, las cOl'rientes de agua se habían convertido en ríos
al pueblo estaba uno a quien no habiamos visto antes, y a lo 1m go de las riberas habia eScat padas y estrecha~
y cuyo 1 ~Stl o daba un notable parecido a los delinea- ramblas, muy difíciles de pasar En una de éstas, des_
dos sable los muros de los edificios En genelal las pués de intentar el ascenso con mi macho, desmonté
caras de los indios eran de un carácter entelamente MI Cathel wood se hallaba tan débil que permaneció
distinto mas él podía ser tomado por un descendienle sobre el lomo de su mula; y después que ya había cru_
directo ~le la raza desaparecida La semejanza era qui- zado, iustamente al llegar a la cumbl e, le faltalon las
zá puramente accidental, pero nosob.os estábamos an. fuerzas a la mula, y cayó hacia a11 ás, dando vuelta den_
siosos de conseguir l?U retrato El era, sin embalgo, tro de la corriente con Mr, Catherwood debajo de ella
muy tímido, y no quelía que lo retrat81'an M1 Cather. Pawling venia atrás, y en el preciso momento había en-
wood además estaba cansado, y en la confusión de la hado en la coniente y s~.1tó en el acto para desemedar
remo~ida dife{imos el asunto bajo su promesa de acel- a Mr eatIlel wood, ileso, pero muy desmayado, y, como
carse a nosotros en el pueblo, pero no pudimos atl a- se vió obligado a caminar con sus ropas mojadas, tuvi-
parlo otra vez ., , mos grandes aplensiones por él Por fin llegamos al
Dejamos atlás nuestros utenslllos de cocma, con- pueblo, en donde, exhausto por la dura y continuada
sist.entes en tL'es piedras que Juan puso juntas el pli- labor, se dió por vencido entelamente, y Se fué a la ca-
mel día de nuestra lesidencia, vasijas de bmro y cala- ma V al botiquín Por la noche casi todos mis amigos
bazas y también nuestras camas, a beneficio del pr6- del convite llegalon a vernos AqueJ dla hab!a1ilOs he-
ximo 'visitante Todo aquello susceptible de daño POl cho intimidad Todos lamentaron el que hubiéramos
)a hUJaedad estaba hell'umblOSO o mohoso, y en una tenido tan infOl tunado tiempo en las 1 uinas, admirán-
1 uinosa condición; nosotros mismos no estábamos mu- dose de cómo habíamos vivido en medio <le él, y se ma-
ellO mejor, y con nuestras ropas en la espalda todavía nifestaron de Jo más bondadosos en ofrecelnos sus ser-
húmedas, nos despedimos de las 1 uinas Eramos feli- vicios El cura se quedó basta después de los otros, y
ces cuando llegamos a ellas, pero nuesb o gozo al aban- se fuá a su casa con una linterna, en medio de una de
donarlas rebosó los limites de la discl~eción, y por fOl- aquellas espantosas tOlmentas que casi nos habían ate-
tuna pal a el lector, no pasaron mucho más allá de la rrado en las ruinas
pl ünera Hnea: El día siguiente e18 otra vez domingo Ela mi ter_
cer domingo en el pueblo, y otra vez era enfáticamen-
C( Adiós, Las Casas de Piedra" te un día de descanso. Por la tal de hubo una t1iste in_
tarrupción para él sosiego del lugar con el entierro de
El camino estaba peor que en cualquier otro tiem- una muchacha india, en un tiempo el orgullo y la be-

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lleza del pueblo, cuyo reuato había tomado MI' Vial- su vecindad que se encontrase bajo ciertos limites, pe-
deck pala embellecer su plOyectada obra sobre Palen- lO que no hubo compradores y que jamás se hicieron
que Su carrera, como a menudo acontece con las be- ventas Al preguntarle supe que esta orden, en sus
llezas de la aristoclacia, fué corta, brillante y poco fe- condiciones, incluía el terreno ocupado pOI la ciudad
liz Se había casado con un joven indio, quien la a- en ruinas Ninguna excepción cualquiera que fuese se
bandonó y se fué a otro pueblo Ignorante, inocente hacía en favor de ella El me enseñó la orden. la cual
e inconsciente del mal, la persuadieron a que Se casara era impel ativa; y dijo que si alguna excepción se hu~
con oh o, languidecía y murió El cm tejo fúnebre pa- biela plopuesto, debelfa haber sido explesado así; pol
só por nuestra puerta Conducían el cuel po en unas consiguiente él se consideraba obligado a lecibir oferta
andas sin ataúd, con un vestido blanco de algodón, con por cualquier pOlción del teueno La venta debclia
1m chal sable la cabeza, y seguido por un escaso acom- hacelse por avalúo, el intelesado nombraría una per-
pañamiento de mujeres y niños solamente l\'le agre- sona, el pI efecto otra, y, al ser necesario, estas dos
gué al lado de él y oí decir a una de ellas: Hbuen cris- nombralían una tClcela; y la solicitud, con el precio
tiano, que asiste 'al enHeno de una pobl'e mujer" Las fijado y los linderos, debelia sel env"iada a Ciudad Rea1
andas fuelon colocadas junto a la fosa, y al levantar para la aprobación del gobeloadOl y pala que se hicie~
el cuerpo, la cabeza se le volteó hacia un lado, y. los 1 a la escütura
J)lnzos le quedaron colgando; la fosa era demaslado El ten eno que contenía las ruinas se componia de
carla y al depositar el cadáver denno de ella se quedó lnás o menos seis mil acres de buena tiell a, el cual,
con las piernas encogidas Su rostro estaba flaco y según la apleciación cOlriellte, costaría alrededor de
desmecl1 a<1o, pero la boca tenía una dulzura de expr~­ mil quinientos dólares, y el prefecto dijo que éste no
s16n que parecía decir que había muerto c0!l la 50n11- selÍa valuado en un centavo más por motivo de las
sa del perdón pala quien le habia hecbo da~o Yo no 1 uinas Inmediatamente resolví comprallas Yo com_
poelía quitar la vista de su plácido pero apesadumbla- pondría el palacio y lepoblaria la antigua ciudad de Pa-
do semblante, y era tan tierna S\1 explesión que casi lenque Pero surgía una dificultad: según las leyes de
pude haber deuamado lágrimas Joven, hermosa, sen_ México, ningún extranjero podia complar tierras a
cilla e inocente, abandonada Y ll.lUerta, sin un solo do- menos que se casara ~on ,una hija del país Esto, di-
liente ante su tumba . Todos parecían pensar que ella dilo sea de paso, es un gral~ golpe de política: levantar
estaba mejor muerta; era pobr-e y no podí.a sosten~rse el más poderoso atractivo .del país para desviar a los
a sí ínisma Los hombres ~e fueron, las mUleles y mfios hombres de su natural fidelidad, y radic3110s en la tie-
con sus manos rasparon la tierra pala,ecbarla sable ,el 11a, y esto es agarrarlos por el lado débil y vulnera~
cuelpo Fué cubliéndose gra:dual y len.tamente, aun. ble; porque, ell'abundo, por paises e~traños, solitario y
se le veían los pies, y por últ!mo todp qued6. se~ultado sin amigos, golpeado y apaleado, sin quien se pl'eocupe
menos el rostro Una pequena porclóll de tiena lodo por él, hay momentos en que una amable compañera
S3 le cayó en uno de los ojos, y otra en su ~lulce.v son- puede aH aigar al extranjero en cualquier punto de la
tiente boca, cambiándole toda la e:xpresiónen up mo....:. tie] 1'a Por· mis propias convicciones yo siempre me re-
mento, la muerte ahora estaba cub~el ta c;le ~en 01' Las sistí a tales tendencias, peró :tampoco' antes me había
mujeles se detuvieron a cowentar el cambIO, el lodo visto en el caso en que el hacerlo reduu.dara dit ecta-
cavó hasta cubrirle todo el rostro me~los la nariz, y mente en mi provecho, y la derl uida ciudad de Palen
por clus o hes momentos sólo ésta fué visible Otta eS- que era una prqpiedad muy 9igna de desearse
cobillada la cubrió y quedó sepultada ia ,muchacha El El caso se plesentaba embarazoso y complicado
lectOl me lo perdonará, siento decir que si hubiera sido
fea, yo, quizás, la habría co.nsiderado como el caso co- La sociedad en Palenque era reducida, la señOIita de
rtiente de IDla mujer desdeñada pOI Sl\, marido] pero mayor edad no tenía más de catorce años, y la más
~u dulce rostro hablando q.esde la turnqa Pl'OdUC13 una linda mujer, que ya habia contribuido en sumo grado
impresión que todavía hoyes difícil de ~.,=)l rar a nuesti.n felicidad (ella hacia nuestros pUlaS), ya era
casada La casa que contenla las dos tabletas pertene-
PelO volvamos a las cosas de mi incumbencia Te- cía a una señora viuda y a una h~mana soltera, bien
níamos otra larga jornada flt!i1te a nosotros Nuesbo preddas, amables, y las dos como de cualenta años. La
siguiente movimiento era hacia Yucatán Dada la con- casa ela una de las más limpias del lugar A mi siem~
dición de Mr Catberwood yo tenía glan teT!1or de que pí'e me gustaba visitarlas, y ya antes había pensado en
él no fuera capaz de cumplir lo que nos proponíamos; que, si pasara un año en las ruinas, selÍa aelicioso po---
más, en todo caso, era necesario bajar hasta 13 ornIa seer esta casa en el pueblo para recreo y visitas de o.. .
del mar Había dos rutas, ya sea por Tabasco o por casión Con cualquiera de estas damas tomaría pose-
la Laguna hasta Campeche, Y de nuevo ]a gue1l3 nos si6n de la casa y de las dos tab1etas de piedr~; pero la
hacía frente Tanto Tabasco como Campeche estaban dificultad consistía en que ellas eran dos, ambas igual-
sitiados por los libelales 0, como se les llamaba, por mente interesantes e igualmente intelesadas Soy eS-
los revolucionarios La primera ruta requería tres crupuloso en mencionar estas pequeñas circunstancias,
dlas de viaje por tierra, la segunda un dla corto; y co- para demostrar las dificultades que acompañaron cada
mo MI' e no se hallaba apto para montar, nos decidi_ paso de nuestra empresa en aquel pais Había una al~
mos por ésta En el intervalo, mientras agual dábamos telnativa, y esa era comprar bajo el nombre de alguna
su restablecimiento, y, pata no enmohecel'me y ser del oha pelsona; pero yo no conocIa a ninguno en quien
todo inútil cuando regresara a la patria, emprendí otra poder confiar Al fin, como quiera que sea, me acordé
apelacIón, a saber: la compra de la ciudad de Palen- de Mr Russell, el cÓnsul americano en Laguna, que era
que Estoy obligado a decir, no obstante, que yo no casado con una señora espaÍÍo]a, y ya poseía grandes
tuve el arrojo suficiente para iniciar esto, sino que cai propiedades en el pais; y arreglé con el prefecto el ha_
en ello accidentalmente, en una Jarga conversación con cer la compl a en su nombre PawHng me acompañaría
el pl efecto acé. ca de la fertilidad del terreno, de la ba_ a Laguna, con el plop6sito de conseguir y de tener a la
ratura de la tierra, de su vecindad a la orilla del mar y mano la evidencia de la cooperaci6n de MI' Russell y
a los Estados Unidos, y de la fácil comunicación con los fondos necesarios, e iba a actuar como mi agente
Nueva York El me contó que un comerciante de Ta- en ledonde_ar la comR.ra El prefecto estaba personal_
basco, que había visitado el lugar, habia propuesto mente ansioso de que se llevara a cabo. Los edificios,
comprar un terreno y establecer una colonia de emi- decía él, estaban rápidamente caminando hacia su des-
grados, pero que se habla ido y que jamás volvió A- trucción, y en unos cuantos años más serían montones
ñadió, que durante dos años había tenido en sus manos de 1 uinas En aquel país éstas no serían apreciadas ni
una 01 den del gobierno del Estado de ChIapas, al qne comprendidas, y él tenía el libelol deseo de que parti·
]a legión pertenecía, para la venta de toda la tierra de cularmente las tabletas de jeroglíficos pudieran condu-

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chse a otros países, que fueran inspeccionadas y estu- jalaS El pájalo .llamábas.e: la jagna, y hacia en este ál-
diadas pOI hombres cientificos y que su origen e his- bol su ~ido, segun nos diJo el padre, para evitar que
toria quedasen establecidos Fuera de eso, él tenía ]a las selplentes ataca~en a los pichones. El cura, a pe-
idea que aún quedaban inmensos descubrimientos POI sar de su extlaña flg1Ua, y de una vida de incidentes
hacer y tesoros por hallar, y estaba ansioso de una to- y peligros, era casi u~a ~ujer en la voz, en los modales
tal expIOl ación, en la cual él mismo coopel aría Las y en los gustos y senbmlentos Había sido educado en
dos tabletas que yo pretendía comprar eran altamente la capital, y enviado como penitencia a este leBrada cu-
apreciadas por sus duefias, pero él pensaba que podrían 1 a!o La viSita de los l'adl'es habia interrumpido por
asegurarse comprando la casa. y ya lo autoricé para prunera vez la monotoma de su vida. En las agitacio-
comprarla a un precio fijo determinado de antemano nes políticas de ]a capital, se había hecho abouecible
En mis muchas conversaciones con el prefecto ha- al gobierno eclesiástico por sus opiniones liberales
bla yo mencionado el asunto de sacaJ' moldes de las pero incapaces, como él dijo, de encontrar en él ningu~
tabletas Lo mismo que todos los otros empleados pú- na ofensa tangible, sus supellores le habían imputado
blicos con quienes me encontré, él suponía que yo ac- el cargo de profanar el sobrepelliz, fundados en la Cll-
tuaba por encargo de mi gobierno, cuya idea fué sus- cUllstancia de que, en tiempo del cólera cuando sus
tentada por tener a mi servicio a un hombre del carác- p1ójimos estaban a su alrededor en las ~gonias de la
ter y apal iencia de PawUng, aunque cada vez que yo muerte, al inclinarse sobre sus cuerpos pal a admjnis-
ponfa la mano en mi bolsillo tenía la viva sensación de trarles el sacramento, su sobrepelliz se había ensucia_
que el caso era muy de otra manera En el asunto de do con saliva de la boca de un hombre moribundo Por
los moldes él ofreció toda su ayuda, pero no había yeso esto había sido condenado a penitencia y oraciones, des_
más cerca que en la Laguna o Campeche, y tal vez ni de la media noch~ hasta el amanecer, durante dos años
allf Nosobos habíamos hecho un expel'Ímento en las en la catedral, prIvado de una buena vicaría y remiti-
l uinas cogiendo en el rio una gran cantidad de caraco- do a Palenque.
les y quemando las conchas, pero no dió resultado El
nos contó de cierta piedra caliza en las inmediaciones, A las dos y media llegamos a su sitio o pequeña
pero ésta no servía Pawling no sabía nada de mode- hacienda Temerosos de la lluvia de la tarde nosotros
1ación Nunca antes se le había ocurrido tal idea, pe- hubiélamos continuado hasta el filial de nuestra jOllla-
10 estaba bien dispuesto a poner manos a la obra MI' da de la tarde; pero el padre, observó cuidadosamen-
CatItel wood, que había estado encerrado en Atenas du- te la apariencia del cielo,y , después de satisfacerse a
1 ante la ¡evolución griega, cuando ésta fué sitiada por
sí mismo de que la luvía no llegaría sino hasta el ano-
los turcos. Y que en prosecución de sus estudios al tfs- checer, abiertamente nos prohibió que continuásemos
ticos babía por fuel za tenido que hacer moldes con sus Su sitio era 10 que en mi tierra se llamaría un lugal
propias manos le dió instrucciones escritas. y quedó Hnuevo", pues era un pedazo de tieua sin cultivo de
convenido que' cuando él regresara con las credencia- yo no sé qué extensión, pero alguna gran cantidad , que
les de Mr Russell traerla yeso, y, en tanto que los le había costado veinticinco dólal es, y casi otro tanto
procedimientos para completar la compra estuvieran más el hacer las mejoras que consistían en una choza
pendientes, se ocuparía él mismo en esta nueva rama de construida de palos y techada con bálago y una
negocios cucinera o cocina a corta distancia Los estabios y de-
pendencias eran un claro limitado por una selva tan
El cuatro de Junio hicimos nuestra salida definiti- tupida que el ganado no podía penetralla, y hacia el
va de Palenque Don 'Santiago me envi6 una carta de lado del camino por un tosco cercado Sin embargo,
despedida, incluyendo, conforme a la costumbre del en aquel suave clima el efecto era bueno; y ésta ela
pais un 1 etazo de seda, cuyo significado no-entendía, una de aquellas ocasiones que hacen a un hombre sen-
pere: supe que quelÍa decir "en prenda de amistad", al til, fuera de la regipn de las ficticias necesidades, cuan
cual correspondí con un cortaplumas El prefecto se poco es necesario para las comodidades de la vida El
mosbó bondadoso y cortés hasta el final, aun el viejo ainar de la choza se componía de dos catres de caña,
alcalde, que sacaba un pequeño benefici? diario de no- una mesa y un banco, y en un rincón había un montón
nosotros se enterneció Todos los habItantes varoneS de maíz El cm a mandó traez' una media docena de
del luga~' llegaron a la casa a despedirnos y a manifes- flescas piñas, y mientras que nos refrescábamos con
tal nos su deseo de que volviéramos, y antes de partir ellas oímos un 1 uido extraordinario en el bosque, el
dimos una vuelta para decir adiós a todas sus muje- cual nos dijo un muchacho indígena que era producido
res: pueblo bueno, bondadoso y tl'anquilo, libre d~ to- pOi "un animal". Pawling y yo tomamos nuestras es-
das las inquietudes perturbadoras. y que sólo aspira a copetas, y entrando por una veleda en el bosque, a me-
una existencia inalterable, en un lugar del cual Se me dida que avanzamos el ruido se fué haciendo espanto-
habia hecho creer que era una mm ada de salvajes y so, pero de lepente cesó El muchacho abrió un paso
ncno de peligros. por entre la espesura del matorral y bajo monte, y a
con eL o01eto de acompañarnos, el cUt a habla dl~­ través de una abertura de las ramas mhé sobre los bra_
puesto una visita de dos dias a su hacienda, que se ha- zos de un árbol elevado a un gran animal negro de ojos
llaba en nuestro camino. Pawling continuó Con noso- de fuego El muchacho dijo que este no era un mjeo
tros con el propósito antes mencionado, y Juan de 3- o mono, y supuse que sería algún gato montes Yo te-
eneldo con nuestro contlato Yo había convenido con nía apenas un claro pala tomar la puntería, dispalé, y
él en regresarlo a Guatemala Metido del todo entre el animal cayó fuera del alcance de la vista; mas, no
exhanjeros. se hanaba en )0 absoluto en nuestro po- oyendo que golpeara el suelo, miré otra vez. y lo vi col_
der, y nos seguía ciegamente; pero con grandes lecelos gando de la cola y muel too manándole sangre por la
pleguntó al padre que para dónde 10 llevaríamos Su boca Pawling intentó trepar al árbol; pero éste tenía
impresión el a que él estaba en camino para mi país, cincuenta pies hasta la primera lama, y la sangle es-
y ahl igaba muy pocas espel'anzas de ver jamás de nuevo curlÍa por el tranco Queriendo examinar al animal
a Guatemala más detenidamente, mandé al muchacho a la casa, de
Al salir del pueblo inmediatamente entramos a una donde regresó con un par de indios Ellos derribaron
hel mosa llanura, pintoresca, ornamentada con árboles, el árbol, que cayó con un terlible crujido, y con el a-
que se extiende por cinco o seis días de viaje basta el nimal todavla colgado de la cola La bala le habla pe'
Golfo de México El camino era muy lodoso, pelO, a- nenado por la boca y botádole los dientes de adelante.
hiel to al sol por la mañana, no estaba tan malo como salido pOL la parte alta de la espalda entre los hom-
temlamos En .]as orillas de un trecho de arbolado ha- blOS, y debía haberlo matado instantáneamente La
hia ál boles 1 aros, con un tronco alto, la corteza muy tenacidad de su cola parecfa admhable, pero fué ex-
lisa, y las ramas festonadas con nidos colgantes de pá- pl1cada fácilmente No tenía garra, y había perdido

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toda la fuerza muscular, pero habia sido herido alre- zancudos, era asunto de debate cual de los doS escoger:
eledor de la rama con el extremo de la cola prensada sofocación o tortUla. Preferimos la primela y tuvimos
por sí misma, de tal modo que el peso desucuelpo la también la segunda, y pasamos una noche infeliz
estiraba, y mientras la tensión el a más fuelle, más Al día siguiente el justicia llegó a decirnos que los
fuerlemente se plensaba Este no era mico, pero la re- bogadmes no estaban preparados y que no podían sa-
lación era tan inmediata que si yo lo hubie13 sabido no Ur se día El precio que señaló fué casi el doble de
Jo hab) ía matado En efecto, estaba todavía más es- lo que el cwa nos dijo que deberíamos pagar, además
tlechamente lelacionado con la familia humana, se le del possol (bolas de maiiz amasado). tortillas, miel y
llamaba mono, y medía seis pies con todo y cola, muy carne Yo me opuse. y él se fué a consultar a los mo~
musculoso, y en una lucha habría sido más que con- zas, pelo regresó a decir que ellos no aceptarían me_
tIlincante para un hombre, y el padre dijo que se les nos, Y. después de tIatarlo con muy poco del respeto
conocía por haber atacado a las mujeres Los indios debido a su empleo, me vI obligado a accedel; sin em-
lo llevaron a la casa y lo desollaron; y cuando estaba bargo debo aglegar, que por toda aquella legión, en
haca arriba, con la piel quitada y los oios fijos, el pa- general, los precios son fijos, y se aplovecban menos
dre exclamó, (tes hombre" y casi me sentí expuesto a de la necesidad de los viajelos que en la mayor parte
una acusación por homicidio Los indios guisaron el de las otras Nosobos nos hallábamos poco dispuestos
cuel po y yo logré conservar la piel como una curiosi~ a quedarnos, porque. a más de la pél dlda de tiempo y
dad, por su tamaño extraordinario; pero, desgraciada- de los zancudos, la escaSez de provisiones el a mayOl
mente. la dejé a bordo de un barco españOl en el mar que en Palenque
Entre tanto el padre había cocido una gallina pal a El sacristán compl Ó para nosotros un poco de
el almuerzo Tres huéspedes al mismo tiempo no fue_ maíz, V su mujer nos hizo las tortillas El principal
ron demasiado para su sincera hospitalidad, pero Uega~ comerciante del lugar, o, a lo menos, el que negoció en
mayor escala con nosohos, era un pequeño muchacho
ron más allá de su servicio de comedor. que se compo- como de doce años de edad, que estaba vestido con
nía de tres tazas No había plato. cuchino, tenedor ni sombrero de petate Nos había traído algo de fl uta, y
cucha1 a. y pm a el cura mismo ni siquiera una taza La )0 vimos llegando otra vez con una cuerda sobre sus
gallina fué servida en un océano de caldo. del cual ha desnudos hombros, arrastrando por el suelo lo que re_
bía que desembarazarse primero Tortillas y una pe- sultó sel un gran pescado El alimento principal en ~l
queña tOlla de queso fl esco componían el )'esto de la lugar era caimanes tiernos Tenia alrededor de un pIe
comida El lector pueda ser que relacione tal agasajo y medio de largo. Y a una edad tan juvenil se les con.
con una vulgaridad de modales; pero el cm a era un ca- sidelaba muy blandos A su primera aparición sobre
hallero, y no trató de disculparse. porque nos di6 lo me- la mesa no tenían un aspecto muy halagador pela ce
jor que tenía Nosotros habíamos enviado antes a n'est que le premier pas qul caute, ellos nos gustaron
nueslros cargadores, el padre nos dió un criado como más que el pescado, y fueton la mejor comida posible
gula, y a las tres de la tarde le dijimos adl6s El fué pal a nuestra navegaci6n en canoa, pues estaban secos
el último "padre" con quien nos encontramos, y so- y capaces de conservación
breselló las finezas que habíamos recibido de todos los
padres en aquel pais A donde quiera que vayamos, aun a los lugales
A las cinco de la tarde, por un camino lodoso, a más remotos de la tierra, estamos seguros que hay una
tI avés de una región pintoresca, notable s610 por en- conocida a quien tenemos la seguridad de encontl al'
iambres de mariposas con grandes alas amarillas Que La muerte siempre nos acompafia Por la tarde fué el
entierro de un niño El acompañamiento se componía
llenaban el aire, llegamos a Las Playas La aldea es el de ocho o diez personas maYales, Y otJ os tantos mu_
centro de navegación de las aguas que desembocan en chachos y muchachas El saclistán llevaba al niño en
esta direcci6n hacia el Golfo de México La totalidad brazos. vestido de blanco, con una guirnalda de flores
de la extensa planicie hasta el mar se halla entrecorta- allededor de la cabeza Todos iban agrupados ladean_
da por caletas y ríos, algunos de ellos secos en el vera- do al sacristán, marchando juntos; el padre y la madl e
no, V al elevarse las aguas lebasan sus orillas Por es~ con él- y aún más que en Costa Rica observé, no sólo
ta época la planicie a un lado de la aldea estaba inun~ la falt~ de solemnidad. sino alegría y positivo buen hu-
dada. y semejba un extenso lago 'La aldea era una pe_ mor por la misma dichosa convicción de que estaba yo
queña colección de chozas sobre las que podrían llamar_ en l~ iglesia cuando ellos se aproximaron. más como
se sus riberas Esta se componía de una caUe o cami- un acompañamiento de boda que de entiello El piso
no, enyerbado y silencioso como en Palenque, en cuyo de la iglesia era de tierra, y la fosa fué cavada en el
extremo final se hallaba la iglesia. bajo el cuidado pas- interior porque, según me contó el saCI istán, el padre
toral de nuestro amigo el padre Nuestro guía, en con- del niñ~ era rico y pudo dar paga por ella, y éste pal e_
f01midad con las indicaciones del padre. nos condujo cía complacido y Olgulloso de haber podido ploporcio-
al convento y apalabró al sacristán para que nos pro- nar a su hijo una sepultura de tal clase El sactistán
pOl clonara la cena El convento estaba construido de colocó al niño en la fosa, le cruzó las manitas sobre el
palos del echos, con techo de bálago. piso de barro y a- pecho, le puso allí una peque!ia y tosca cruz,. lo cubrió
mueblado con tres catres de caña y una mesa con ocho o diez pulgadas de tIerra, y en segUIda se me_
En este lugar teníamos que embarcarnos en una tió en la fosa y la amasó con los pies . Después salió y
canoa. y ya un día antes habíamos enviado un correo echó más tiella y, saliendo de la iglesia, reglesó con
con una cal ta del prefecto para el justicia, para que tu- un pisón, que era un trozo de madera como de cuatro
viel a preparada una para nosotros El justicia era un pies de largo y diez puJgadas de diámetro, palecido al
cOlpulento mulato, bien vestido y muy educado, tenía mazo que usan entre nosotros los empedradOles. y de
lIna canoa de su propiedad. y prometió conseguirnos nuevo ocupó su lugar en la fosa. levantó el pisón ato;.
dos bogadOles o remelOS por la mañana Muy plonto da la altura de su brazo. y lo deló caer con toda su
los zancudos hicieron alarmantes demostraciones, y fuerza SOhl e la cabeza del infante Se me heló la san-
nos despetralon temores de una ten ible noche Para g) e en las venas Al levantarlo por segunda vez le a~
hacel una manifestación de resistencia, encendimos un gané el brazo y lo replendí, pelO él dijo que ellos
gl an fuego en medio del convento Por la noche se siempre hacían eso con los que Se entell aban dentro
de la iglesia, que toda la tieua tenía que volver a su
desencadenó una tOlmenta con un fuerte viento. que lugal pala que el piso de la iglesia quedala nivelado
hizo necesario celrar las puertas. Durante dos horas Mis reconvenciones palecieron s610 darle más fuelza
tuvimos uan tempestad de viento y lluvia, con ten ífi- y ánimo El sudor le couía por el cuelpo. y cuando
cos truenos y relámpagos. Una ráfaga estalló abriendo estuvo perfectamente cansado de apisonar salió de la
la puerta y espal ciendo el fuego, de modo que estuvo a fosa Pelo aún no habia terminado Le echaron más
punto de incendiar el convento Entre el humo V los tieIra todavía, y el padre, poniendo a un lado su som-

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blelO bajó a la fosa y le alcanzalon el pisón Lo vi lc_ penosa El a el decir adiós a mi noble macho El me
vanta~10 dos veces y bajarlo con un luido sordo y pe- había llevado más de dos mil millas sabI e los peores
sado Jamás presencié una escena más bI utal y 1 epug· caminos que jamás muja alguna haya aU'avesado Es-
nante El cuerpo del infante debe haber quedado con- taba amall'ado a la puetla del convento' mhó el equi_
vel tido en átomos paje, y aun su plopia silla, llevados a InanO y parecía
tener el presentimiento que algo inusitado estaba suce-
Por la tal de los zancudos princ.ipialon sus opeJ a~ diendo Repetidas veces se me había solicitado que lo
ciones Pawling y Juan plantaron palos en el suelo vendiela, mas ningún dinero me habia tentado Se en_
fuera del convento. y extendieron sábanas encima co- contraba en más triste condición que cuando llegamos
mo mosquiteros, pelO vino la lluvia y los metió hacia a Palenque Privado de malz y expuesto a terribles a_
dentro y pasamos oua noche infeliz Se podIía plC- guacelos, estaba veor que cuando tlabajaba dUla y co-
guntar' cómo viven los habitantes Yo no puedo 1 ~s­ mía todos los días, y en su lánguida condición parecía
ponder, Parece que suftían tanto como nosotros, pela leprocharme el que me fuera y lo dejal a abandonado
en casa ellos podían tener comodidades que nosoU os no Le eché los brazos al cuello; sus ojos tenían una melan_
podíamos llevar viajando Pawling suflió tanto, y 0'1 ó cólica eJl.-presión. y en aquel momento olvidó la cóle-
tan telribles relatos de 10 que nos esperaba más abaJO, tica punzada de la espuela Yo hice a un lado el re-
que, en un impulso efe impetuosida~ ":t cólela, lesolvió cuerdo de IDla sacudida de sus lomos y los ineficaces
no seguir más adelante Dada la <hflcultad e incerti_ intentos para repetirla, y recordamos solamente nues_
dumbre de las comunicaciones, sin embalgo, yo sospe- tros mutuos benévolos servicios y buen compañerismo
ché fueltemente que.. en semeiante cas?, todos los pro- Plobado y fiel compañero, ¿dónde estás ahOla? Lo de-
yectos en que él se hallaba comprometido saldlÍan mal ié, con atlas dos, amarrado a la puelta del convento.
y teuddan que ser abandonad~s, ~'a que.yo no q:u
euia para que lo llevala el saclistán al pI efecto de Palen-
que, a recoblarse de la debilitante influencia de las
incmrir en Jos gastos de enviar materiales, sUleto a
dilaciones e incertidumbres, a no ser con encargo es- primeras lluvias, y a vagar sobre fértiles pI aderas. in-
pecial y una vez más cambió de plopósito tocado por la brida o por la espuela, basta que yo 1 e_
N~ me quedaba m.ás que una despedida, y esa era glesara pala montarlo otra vez

CAPITULO 22

EL EMBARQUE - UN LLANO INUNDADO - EL mo CHICO - EL USUMASINTA --- EL RIO PALI_


SADA _ YUCATAN - MAS REVOLUCIONES - VISPERAS - EMBARQ!UE PARA LA LAGUNA - MA-
TANDO CAIMANES - TREMENDAS TEMPES'rAD - BOCA CHICA - LAGUNA DE TERMINOS - LA
CALMA, SEGUIDA POR UNA TEMPESTAD - LLEGADA A LA LAGUNA.

A jos siete de: la mañana bajamos a la playa para A las seis de la tarde entramos al gran Usumasinta de
embarcal nos Los barqueros a quienes el justicJa ha_ qUinientas a seiscientas yarda$ de ancho, uno de' los
bia consultado, y por los que se había mostlado tan in- más majestuosos ríos en Centro América, que nace en-
flexible, elan su honorable persona Y oh? hombre, que, tre las montañas del Petén y desemboca en la Laguna
pensamos, sel ía contratado como el mas barato ayu- de Términos
dante que él pudo encontrar ~n la aldea La canoa En este punto se juntan las tles provincias de
tueía más o menos cuarenta pIes de largo, con un Chiapas, Tabasco y Yucatán, y la unión de las aguas
toldo como de doce pi~s en la popa, y cubiert,o del Usumasinta y el Río Chico presenta un espec~
con petate Todo el espaclo frente a este ela requerI- táculo singular, Desde que salimos de la extensión de
do por los barquelos,para manejal' la canoa. y, con to~ agua frente a las Playas fuimos subiendo la cOl'liente,
do nuestro equipaje bajo el toldo, nos quedaba muy ~s­ mas 3hm a. siguiendo en la misma dirección y el uzan-
becho lugar La aparente laguna en que nos moVla_ do la línea de unión, salimos de la cOll'iente ascenden-
mos ela sólo un extenso llano inundado. cubierto de te del Rio Chico y entramos al fiujo descendente del
agua a una hondura de hes o cuatro pies, y el justicia Usumasinta Moviéndonos hasta la mitad y mirando
en la popa, Y su ayudante al flente. andando en el fo~­ hacia allás vimos venü' juntos al Usumasinta y Río
do de la canoa con palos apoyados a sus homblos,la lu- Chico, y formando un ángulo no mayor de cualenta
cielon cruzar A las ocho ennamos a una angost.." y grados, el uno corriendo hacia arriba y el otro hacia
fangosa coniente, no más ancha que un canal, pela abajo En medio de lo silvestre y Jo tranquilo de es_
muy honda y con su curso en contra nuestra El palo te majestuoso 1 ío, y flotando en una pequeña canoa,
con que la 'empujaban no pudo tocar el fondo, pero eS- el efecto era muy extraordinario; pelO la razón era
taba bifurcado en un extremo, y manteniéndose al 1 i- obvia El Usumasinta, descendiendo rápidamente y
mada a la orilla, el bogado!' o remero lo fijaba contra con inmensa fuelZa, rompía contra un saliente a.1leci.
las ramas de los árboles que soblesalían por arriba y fe hacia la izquierda de su curso; y, mientras el caudal
la impulsaba, mientras el justicia. cuya pél tiga tenia plincipal se habría paso y se plecipitaba hacia el océa_
un ludo galabato, lo aseguraba a otras ramas de ade_ no, parte retrocedía en este ángulo agudo con tal ím-
lante y jalaba De este modo, sin otra vista más que petu que formaba las corrientes que habíamos subido.
las al baladas orillas, nos movimos lentamente a 10 lar- e inundaba el llano de las Playas
go de la fangosa COl'1'iente. Al dar la vuelta a una pe- Al presente. lejos de las riberas alholadas, con
queil.a comba, súbitamente vimos en la orilla ocho ú las pél tigas en descanso y flotando quietamente sobre
diez caimanes, algunos de ellos de veinte pies de largo, el seno del noble Usumasinta. nuestra situación era
enOlmes, lloulbles monstruos. apropiados habitante& placentera y excitante Un fuerte viento que soplaba
para tal corriente, y, considerando la ñagilidad de río abajo ahuyentó a los zancudos. y no habia aglome-
nuesba pequeña embarcación, no eran vecinos muy laciones de nubes que anunciaran lluvia Nosotros
deseables A medida que nos aproximábamos se zam_ habíamos espelado hacer puerto por la noche. pelO la
bullían pesadamente dentro del agua, apazeciendo de tal'de estaba tan cla¡Oa que decldimos continuar Des-
vez en cuando en medio de la corriente, y la atravesa~ graciadamente, nos vimos obligados a dejar el Usuma-
ban nadando o desaparecían. A las doce y media en_ sinta, y, como una hora después de anochecer, volvi-
tramos al Río Chico, que variaba desde doscientos a maso hacia el Norte en el Río Palísada Toda la in_
quinientos pies- de anchura, profundo, lodoso y muy mensa planicie desde Palenque hasta el Golfo de Mé.
lento, con arboladas riberas de impenetrable espesura xico se encuentra interrumpida por ensenadas y co_

100
nientes El Usumasinta, en su imponente emso, re- Francisco pensaba que planto se velían obligados a
cibe muchas y echa fuera atlas que buscan su camino 1 endirse por hambre,
por oh os canales hasta el mar La revolución p81ecía de una tendencia más ele_
Dejando la ancha extensión del Usumasin,ta, eon vada, por una causa más grande, y conducida con más
su comparativa claridad, el Río Palisada, angosto, y 11l0del ación que en Centro América Los fundamen-
con una onscUla linea de selva a cada lado, plesenta- tos de la revuelta aquí elan el despotismo del gobierno
ba un aspecto teniblemente amenazante de zancudos. central, que, muy alejado por la posición e ignorante
Desgraciadamente, al no más principiar chocamos, con- de la condición y recursos del país, usaba sus distantes
tta la milla Y tomamos a bordo los suficientes pala de- plovincias como lugar de alojamiento para empleados
mostlarnos el carácter sanguinalio de los nativos Por rapaces, y como fuente de ingresos para que el dinero
supuesto aquella noche apenas pudimos dOlmir fuel a malgastado en la capital Una pequeña circuns-
Al amanecer todavía estábamos bajando el lÍo tancia demostraba lo impolítico e ineficaz de las leyes
Esta el a la región de la gran tiell'a del palo de Cam- A causa de los derechos elevados, el contrabando ha-
peche Encontlamos un gran bongo con dos mástiles l bía llegado a tal extremo en la costa, que muchos ar-
moviéndose do arlÍba empujado hacia adelante a ja_ ticulos se vendían legularmente en la Palisada por mu-
lones con la ayuda de las lamas de los álboles y cuya che menos precio que el valOl de los derechos
embarcación iba por carga A medida que avanzába-
mos las riberas del río en algunos lugal es estaban a_ La 1 evolución, 10 mismo que todas las otras en
biel tus y cultivadas. y tenían casas encaladas, y peque- aquel país, empezó con pronunciamientos, es decir,
ños ingenios de azúcar movidos por bueyes, y había declm aciones de la municipalidad, o lo que noso_
canoas sobre el agua, en un todo la escena era bonita, has llamaríamos la cOlporación de un pueblo, en favOl
l)erO con la fertilidad de la tierra sugiliendo la idea de algún partido especial La Palisada había hecho su
de cuán hermosa podría hacelse esta región pIOllunciamiento no más que dos semanas antes, los
empleados públicos centrales habían sido expulsados,
A las dos de la tarde Ilegamos a la Palisada, situa- y el alcalde actual apenas había permanecido en su
da sobre la margen izquierda del río, sobre una exu- puesto el tiempo suficiente para calentar la silla El
berante planicie elevada unos quince o' veinte pies cambio, sin embargo, se había efectuado con un espí_
Varios bongos se hallaban a lo lalgo de la orilla, y al ritu de moderación y sin venganzas ni derramameinto
frente había una larga calle con grandes y bien cons- de sangre Don Francisco, con una rara liberalidad,
huidas casas. Este, nuestro primel punto de parada, hablaba de su inmediato predecesor como de un hom~
estaba en el Estado de Yucatán, entonces en revolu- bre lecto por descarriado, quien no fué perseguido,
ción contla el gobierno de México Nuestro descenso sino que vivía en el lugar sin que lo molestaran Los
por el lío había sido observado desde la orilla, y antes libel ales, en todo caso, no esperaban el mismo trata-
de desembarcar nos mandaron hacer alto, se nos pidie~ miento de manos de los centralistas Se temía una in-
ron nuestros pasaportes, y nos ordenaron presentarnos vasión procedente de Tabasco Don Francisco tenía
inmediatamente al alcalde. La plevención era peren~ empacada su plata y objetos de valor, y mantenía su
toría y ploseguimos sin tardanza hasta didho funcio_ bongo frente a la puerta para salvar sus efectos y fa_
nario Don Francisco Hebreu era superior a cualquiel milia, y el lugar estaba lleno de patriotas que limpia-
oh o hombte de los que hasta aqui había yo encontl a- ban sus armas y se preparaban para la guerra
do a la cabeza de una municipalidad; en efecto, él ela
jefe del partido liberal en aquella sección del Estado, Don Francisco era un hombre., rico; poseía una ha-
y como todos los empleados públicos en las provincias cienda de treinta mil cabezas de ganado, plantaciones
~exicanas, nos lecibió con el respeto debido a un pasa- de palo y de tinte y bongos, y se le calculaba un capi-
pOlte oficial de una nación amiga Nos hallábamos tal de doscientos mil dólares La casa en que vivía es_
de nuevo en medio de una revolución, pela no tenía- taba en la ribera del río, l ecién construida, con ciento
mos ni la más remota idea de lo que se tiataba Está~ cincuenta pies de frente y le había costado veinte mil
bamos más intiroaroente lelacionados con la política dólares Entre tanto que estábamos con él la comida
cent! oamericana, pero ésta no noS era dé más utilidad estuvo a punto de servirse, en un estilo liberal de ma-
que el conocimiento de la politica tejana le hubielR nejo doméstico inusitado en aquella tierra, y, con la
sido a un extranjero en los Estados Unidos Por va- libertad de un hombre que se siente segm o de que no
rios meseS los nombres de Morazán y de Carrera ha_ se le tomaría desprevenido, nos rogó que lo acompa-
bían resonado en nuestros oídos como los de nuesh os ñáramos a la mesa. En todas sus relaciones domésti-
plopios candidatos para la presidencia e11 una reñida cas era él semejante a un respetable cabeza de fami_
elección; pero habíamos pasado los límites de su ladio lia en nuestra patria Tenía dos hijos, que pensaba
de acción, y estábamos obligados a volver a empezar enviar a los Estados Unidos para su educacióJl; y las
cosas menores también nos hacían evocar los senti-
Por ocho anos el paritdp central había mantenido mientos de nuestra tierra Por la plimera vez dman-
su preponderancia en México, durante cuyo tiempo, te largo tiempo tuvimos pan, elaborado con harina de
como una señal de simpatía entre pueblos vecinos, el Nueva York, y la tapa del barril tenía una marca de
pal tido liberal o democrático había tenido su ascen_ Rochester. Don Francisco nunca habia viajado má§
diente en Centro América En los últimos seis meses allá de Tabasco y Campeche; pero conocía bien geo~
los centralistas habían vencido a los liberales en Cen- gráfica y polfticamente Europa y los Estados Unidos;
tro América, y durante él mismo tiempo los libel ales en vel dad, él fué uno de los más agradables compañe_
hablan casi arrojado a los centralistas en México A lOS y más bien inshuidos hombres que encontramos cn
10 largo de toda la costa del Pacífico los liberales es- aquel país Permanecimos en su compañía toda la tar~
taban en .umas, haciendo una fuel te guerra levolucio_ de y, hacia el anochecer movimos nuestras sillas hacia
naría, y amenazando a la capital, a la que más tarde fUCl a enfl ente de la casa, donde po! la noche era el
entraron; pero, después de una gran carnicería y efu- punto de leunión de la familia La milla del lío era
sión de sangre, fuelon rechazados. Hacia el lado del un paseo pal a cambiar saludos con don Francisco y
Atlántico, los Estados de Tabasco y Yucatán habían con su esposa, una silla vacante estaba siempre a la
declarado su independencia del gobierno general, y en mano, y de tiempo en tiempo alguno se sentaba con
el intelior de ambos Estados los empleados del go- noson os Cuando la campana llamó a visperas cesó
biel no central habían sido expulsados Los puel tos la conversación, se levantaron todos de sus asientos,
marítimos de Tabasco y de Campeche, guarnecidos por rezalon una corta Olación, y al terminarla cada uno se
ti opas centrales, todavía se sostenían, pero en ese tiem- volvió al otto con un buenas noches, sentálonse de
po estaban bloqueados y sitiados en tierra por fuerzas nuevo y l enovaron la conversación Había siempre
federales Todas las comunicaciones por mar y tiena algo de imponente en el tañido de la campana que lla-
estaban cortadas; sus provisiones eran escasas, y don maba a vísperas, presentando la idea de una inmensa

101
multitud de gentes que oflecían al mismo líempo una pala captUlal nadando a cualquier ouo pez Un Quin-
oración tal y medio de Pescado fresco ha sido hallado en el
Durante las plimeras horas de la noche llegó un Cuajar de un Caimán, a más de lo que estaba digeIido;
coneo con despachos para don Flancisco, comunicán- en oho había una india entera con sus Vestidos a
dole que 1IDa población que se había "pronunciado" en quien se había tragado el Día antelior, y oho Con 'un
favor de los libelales, se había plommciado otra vez par de Brazaletes de Ola, con Perlas, el Esmalte des-
pero en su contl a, lo que pareció dal.' mucha inquietud tI uido v disuelta una Parte de las Pellas, pela el 010
a él y a su esposa A las diez de la noche una pab u- cabal"
na almada llegó a recibir órdenes, y nosobos nos le- Aquí ellos todavía mantenían su dominio Con fl e_
tilamos a lo que Illucho necesitábamos: una buena no- cuencia OCl1ll'Ían accidentes; y don Francisco nos lcfi_
che de descanso lió que en la Palisada, un año antes, le habían quitado
POi la mañana don Francisco, entre blomas y ve~ a un homble una pierna de una mordida y que se ha-
las nos contó de la inquietud que le habíamos dado a bía ahogado Tres ele ellos estaban echados juntos a
su esposa El español de Pawling, y el constant~ uso la entrada de un liachuelo que desembocaba en el lío
de modismos bien sabido que pel tenecíall a la clUdad El patlón nos contó que al final de Ja pasada estación
de México habían excitado sus sospechas; decía ella seca, más de doscientos se habían contado en el lecho
que: él no 'ela un americano, sino que mexicano de la de un pantano vaciado por esta cOl'lÍente Los bar-
capital y creía que eIa un espía de los centlalistas A quelos de valÍas bongos se metieron entl'e ellos con
pD.wlin'g no le gustaba la imputación; estaba algo .mOl- palos, estacas puntiagudas JO machetes, y mahu on ¿UJ i_
tificado por esta visible malea de la lalga ausenCIa de ba de sesenta El río mismo, descolOlido, con Ol illas
su tiena y no del todo halagado de que se le tomara cenagosas, y un ardiente sol batiendo sobre él, ein bas-
por mexi~ano Don Francisco se reía de ello, ~elo s.u tante feo; pero estos enormes y 1l0lribles monstruos,
señora se mostraba tan pertinaz, que, si no hubIera SI- ni pescado ni carne, lo hacian absolutamente l epug-
do por la aparente concor<;Iancia de que -ro tenía, nece_ nante Los barqueJ;os los llamagan enemigos. de los
sidad del auxilio de algUIen que estuvIera pelfeeta~ clistiallos, con lo que querían decir enemigos del gé-
mente familiarizado, CaD el idioma del .pais, yo cr,eo, nero humano En una canoa habrfa sido desagladable
que en el estado de apiensión y desco~la~a, Pawl~ng el pClturballos, pela en el bongo cogimos nuestras es-
habría pel<lido la inmunidad de su nacImIento, Y sIdo copetas y les hicimos una guerra sin piedad Un mons_
auestado como espía, . truo, de veinticinco o tteinta pies de lalgo, estaba sa-
Pasamos el día siguiente en tI anqulla holgazane- ble el blazo de un árbol gigantesco que se ploycctaba
1 ia y en hacer los arleglos pala, la continuación ~ de cumenta o cincuenta pies, con la parte baja cubíelta
n\lesbo viaje y al otro día, eqUlpados por la s!::nOla de agua, pela todo el caimán eIa visible Le aceIté
con un fastudso sm. tido de plovisiones, y acampanados iustamellte debajo de la Hnea blanca, desapaleció, y
al lugar 1)01' don Francisco, nos embalcamos á bOl do COIl una tremenda convulsión, tiñendo de lOjO el agua
de un bongo para la Laguna El bongo el a CO~lO de COn un circulo de sangl e, se tumbó sobre su espalda,
quince toneladas, de fondo I?lano, con dos mástlles y muelto Un balquero y uno de los muchachos del Pe_
velas, y calgado con Dalo de tInte. La popa tenía cual_ tén se metieron en una canoa para trael10 al costado
teles movibles Unas cuantas llnglelas de, palo de del bongo La canoa e18 pequeña y se bamboleaba, y
tinte JlabÍan sido quitadas, y los cua~teles colocado~ no hnbía avanzado cincuenta yardas cuando se fué de
encima como para abrigarnos de la llUVIa; una vela fue lado, se anegó, zozobró y arrojó a los dos al agua En
conveltida en toldo para plotegerl1:0s del sol, y en po- ese momento había quizás veinte caimanes a la vista
cos minutos nos alejaJnos de la aulla sobre las riberas y nadando en difelentes partes del
'l'eniamos como pasajeros a dos jóve~es cel~boame­ 1 ío Nosotros no podíamos hacel nada p01 el hombre
licanos del Petén ambos menores de v.cInte anos, que y el muchacho, y el viejo bongo, que antes apenas se
huían a causa dei predominio del palUdo de Carlela movía, pal ecía avanzar hacia adelante con el propósi-
Viniendo, como venfamos, directamentE; de Centro A- to de dajarlos abandonados a su suerte A cada mo-
mélica, nos llamamos unos ~ anos .palsanos. Pro,~to mento aumentaba la distancia entre ellos y nosouos, y
observamos que el bongo tema una mfeliz' trlpulaClOl1 a bordo todo ela confusión; el patrón calmaha en ago-
A.rriba los tripulantes se llamaban bogadores Oremeros, nía a los señores y los señores, poniendo en tensión to-
l

pelO aquí, como estaban a bord~ ~e un bongo con ve-; do sus nel vios, hicieron volver al viejo bongo hacia la
las, y bajaban hacia la costa, m31'ltl~a, se llamaban a SI orilla, y tlab310n los mástiles entre las lamas de los
mismos marinel'os El patr~n o capItán era un hombre árboles que 10 mantuvielon inmóvil Entle tanto nues_
apacible inofensivo e inefIcaz, que plolongaba todas tros amigos en el agua no estaban ociosos El mozal-
sus óld~nes a sus marinelos sin calzones con las con- bete del Petén avanzó vigorosamente hacia la Olina, y
ciÚadolas palablas de "Señales, háganme el fav01,n lo vimos agarrarse a la rama de un árbol que Se plO-
Abajo de la población comenzaba una isla co~o de yectaba cincuenta pies sobre el agua, tan bajo que es_
cuaba leguas de largo, a cuyo extremo, SO.bl~ tierra taba al alcance de sus manos, se encaramó como un
firme había un extenso claro y un estableclnllcnto a- mono, y cOlrió a lo largo hasta la playa El marinero,
gricol~ con canoas echadas sobre el agua Todos los teniendo la canoa pala sí, le volte6 el fondo hacia arri-
viajes áqui se hacen por el río y en canoas Desde es- ba, se puso a horcajadas y lem6 con las 111anos Los
te lugar ya no habia habitaciones; el río ela muy hon- dos llegaron felizmente a bOldo, y, pasados los temo-
do las oli11as densamente al baladas, con las 1amas res, el lance se consideró como una buena broma,
extendiéndose por encima de las aguas Mientlas tanto nuestros mást.iles se habian haba-
Muy plOmO llegamos a uJ;la palte del rio donde los do de tal modo entre las ramas de los árboles, que qui-
caimanes parecían gozar de una impel turbable pose_ tamos algunos de nuestros miselables aparejos pala
sión Algunos estaban calentándose al sol sobre ban- desenredarlos; pela al fin nos hallamos una vez más
('.05 de cieno, como troncos de madera flotantes, y en en medio lio y renovamos nuestra guerra conh;a los
muchos lugares el río estaba punteado con sus cabe- enemigos de los Clistianos El sol estaba tan ardiente
zas El histOliador español dice que "Nadan con la ca_ que no pudimos permanecer fuera del toldo, pero los
beza fuera del agua embobándose con todo lo que ven barquelos nos daban aviso cuando podíamos hacer un
y tlagándoselo, sea palo, piedra, o criatura viva, lo disparo Nuestro CU1SO a lo largo del río se lecorda_
cual es la veldadera causa de sus piedras engullidas; y 1á como una desolación y azote Los viejos caimanes,
no que se sumerjan hasta el fondo, como algunos di- como último precepto, enseñarán a las generaciones
cen, pues no tienen necesidad de hacerlo así ni les nacientes a mantener la cabeza bajo el agua cuando
aglada tal cosa, pOlque son muy diestros Nadadores; los bongos se aploximen Matamos quizá veinte, y
pues la Cola les sirve como Timón, la Cabeza es la otros estarán plobablemente en este momentos posa-
P103, y las Garras los Remos, siendo tan veloces como dos en las riberas, con nuestras balas en el cuerpo, ad_

102
mirados de cómo llegarían hasta allí. Con rifles po- Los scñOles aunque más habituados al castigo de los
dlÍamos haber matado por lo menos cien zancudos que nosobos, sufrieron casi lo mismo Las
A las tres se desató la tempestad rcglamentalia de nubes se disip31on, apmeció la luna, y, si no hubiela
la tarde, principiando con una tlemenda láfaga de sido por los abominables insectos, nuesbo flote hacia
viento hacia aniba del río, que hizo al bongo ghar a abajo del silvestle y desolado río hablía sido un eVen-
la redonda, impelió su costado hacia alriba de la co- to que vivhía en la memOlia; así como Na, ninguno de
rliente, V antes que llegáramos a la milla tuvimos un nosotros intentó dormh; y yo sincelamente creo que
copioso aguacero Al fin nos afianzamos, asegUl amos ningún homble poqlía pasar una noche entela en las
los CUal teles sobre el lugar preparado para nosob os, 01 iHas y vivir
y nos metimos debajo Estos eran tan bajos que no Al amanecer nos baIlábamos todavía en el río lHuy
podíamos sentarnos, y acostados había como un pie pronto llegamos a una pequeña laguna, y, haciendo
de espacio arriba de nosotros Cuando llegamos a Ja unas cuantas viradas, entramos a un angosto paso lla-
Palisada nos consideramos afol tunados al encontl m mado Boca Chica El agua estaba casi a nivel con las
un bongo listo, no obstante que ya tenía a bOl do una libe1 as, y a cada lado había los más gigantescos árbo-
plena cmga de palo de tinte desde la ploa hasta la les de las selvas tropicales, con las raíces desnudas has_
popa Don Francisco dijo que selÍa demasiado incó_ ta hes o cuatro pies arriba del suelo, nudosas, 1etmci-
modo, V quelÍa que l!gual dásemos un bongo de su pro- das y entretejidas una a otra, grises y como mueltas;
piedad, pero la demora el'a pal a nosotros un mal peOl, levantadas, como para brindar una extensa vista deba-
y yo hice un convenio para que quitaran una pOlción jo de las primeras ramas: una selva de vívido verdor
del cargamento detrás del palo mayor, pma así dispo_ A las diez de la mañana pasamos la Boca Chica y en_
ner de un CUal tel sobre cubierta, y dalnos lugar deba- tramos a la Laguna de Términos. Una vez más en
jo Pela no le dimos ninguna superintendencia perso- agua salada y lanzados a la mar a vela llena, hacia la
nal; y cuando llegamos a bordo, aunque el palo de del echa vimos sólo una extensión de agua, a la izquier_
tinte parecía de especie algo dura para dormir enci- da había un borde de árboles con las raíces desnudas,
ma, no descubrimos la extl ema incomodidad del lugar que pmecían emerger del agua; y al flente, aunque un
sino hasta que nos vimos forzados a meternos debajo poco hacia la izquierda, y apenas visibles, una larga
por la lluvia Aun el pequeño luga¡ comprometido, y líne ade árboles, marcando la isla ded Carmen, sobl e
pagado según convenio, no era de nosotros Los mu_ la cual estaba situado el pueblo de Laguna, nuestro
chachos del Petén se arrastralon debajo con nosobos, puerto de destino El paso pOl la laguna ela bajo y
y siguieron el patrón y los señores. No podíamos ano_ estrecho, con a1recifes y bancos de arena, y nueshos
jarlos al inclemente qguacero, y todos estábamos como barqueros no perdieron era oportunidad pal a enca-
una masa de carne humana, animados por el mismo llalla Sus esfuerzos para desencallallo llegaron al
espÍlitu de sufrimiento, de irritación y desamparo Du- clímax de la estupidez y de la pereza; uno o dos de ellos
lante este tiempo la lluvia caía como un diluvio; el empujaban con palos al mismo tiempo, como si estuvie-
tl ueno letumbaba espantosamente sobre nueshas ca- ran empujando un bote de remos, y después se paraban
bezas, los rayos relampagueaban por entre las grietas a descansar y se los dejaban a atlas De lo que se po-
de nuestla obsucura madriguera, deslumbrando j' ce_ día hacer con las fuerzas unidas parecían no tenel
gando nuestros ojos; y oíamos cerca de nosohos el te- idea; y, después de algunos ineficaces esfuelzos, el pa_
rrífico estallido de un árbol al caer, deshozado por el trón dijo que debelÍamos quedarnos hasta que subie_
viento, o, como entonces suponíamos, despedazado por ra la malea. No queríamos pensar en otra noche a
un rayo bordo del bongo, y tomamos el entero comando da le
Tal el a nuestra situación Algunas veces los nu- embalCación. Teníamos el derecho de hacer esto en
dos del palo de tinte se adaptaban bien a las CUl vas y vista de las fueuas físicas que pusimos en acción Has_
concavidades del cuerpo, pero en general quedaban ta Ml Cathelwood ayudó; y, a más de él, nosotlos éla-
justamente donde no deberían estar Pensamos que mas tres hombres fornidos y desespe1ados Los es-
no Dofuíamos hallarnos peor, pero muy pronto nota- fuelzos de Juan fuelon gigantescos Dada la gran su_
mos nuestra equivocación, y nos consideramos como pelficie expuesta, los zancudos lo habían atOlmentado
ingl'atos murmuradores sin motivo Los zancudos nos telliblemente, y él estaba aún más disgustado con el
1 eclamaban como bienes mostrencos, y en sanguina- bongo que nosotro~. Pusimos a dos hombl es entre el
lios enjambres se abrieron paso por debajo de los cual_ agua para alzarlo desde el fondo con sus hombros, y
teles zumbando y cantando nosotros empuñango los palos todos juntos, lo empu_
jamos dentro del agua plofunda. Con una suave bli_
"Fee, faw, fUID, sa navegamos fácilmente a lo largo hasta que pudimos
1 smel1 the blood oí an Eng1ih~mun, distingUir los mástiles de las em,barcaciones de Lagu-
Dead 01' alive 1 wiII have sorne". e na elevándose arriba de la isla, en tanto que el viento
se aquietó enteramente, dejándonos bajo un tórrido
Ahora yo puedo volver la vista hacia nuestlas pe- sol y en calma chicha.
nalidades en aquel lugar con perfecta ecuanimidad; A las dos de la tarde vimos las nubes que se con-
pero por el momento, con el calor y el enciell'o, está- densaban, e inmediatamente el cielo se encapotó, ple_
bamos de todo menos de buen humor, y a las diez de sagio de una de aquellas espantosas tal mentas que aun
la noche reventé furioso, echando en cata al patrón y en tierra firme eran teuibles. Se bajaron los cualte-
a sus haraganes señores el no haber llegado a la desem- les y se extendió un encerado encima pala que nos 1e_
bocadUla del río antes del anochecer, como se hacía fugiáramos debajo. La racha llegó tan lepentinamen-
usualmente, y como le había encargado el alcalde que te que los hombles se vieron cogidos de imploviso, y
lo hiciera, e insistí en que nos sacara hasta entrar en la confusión a bordo fué alalmante. El patrón, con
la corriente ambas manos extendidas y del modo más suplicante,
La lluvia había cesado, pero el viento estaba to_ logaba a los señores recoger las velas; y los señOleS',
davía fUlioso, y nos llevaría ell¡ línea lecta. Con la todos gritando al mismo tiempo, corlÍan y rodaban so-
nublada luz vimos un gran bongo con una vela desple_ bre el palo de tinte, tirando de todas las cuerdas me_
gada, que palecía que volaba río arriba como un fan_ nos de la verdadera. La vela mayor se pegó a medio
tasma Hicimos que el patrón se separara de la orilla, camino, y no podía bajar; y mientras que el patrón y
pero no pudimos mantenernos en el río, y, después de todos los tripulantes gritaban y miraban hacia lo alto,
unos cuantos movimientos en zigzag, fuimos lanzados el malinero que había volcado en la canoa, con lágri-
de t1avés hasta la opuesta orilla, donde atrajimos sobre mas de terror realmente brotándole de los ojos y en
nosobos nuevos y más hambrientos enjambres. Aquí un auanque de desesperación, subió mástil alliba por
permanecimos una hora más, hasta que el viento cal- las argollas, y, saltando violentamente sobre la punta,
mó, y salimos a la corriente. Este fué un gran alivio sostenido por una cuerda, echó abajo la vela con un ra_

103
cel Un huracán sopló por entre los desnudos másti- guiente, y él iba a recoger algunas glandes tortugas
les seguido de una lluvia diluvial, y la laguna fué azo- que estaban en la playa espelándolo. Tan planto co~
tada furiosamente; nosotros lo perdimos todo de vista roo cnt! amos nos montamos en hombros de dos bien
Desde un principio, a caUSa de la confusión a bordo ploporcionados marineros franceses, y nos pusielon en
decidimos no ir bajo el cuartel, si el bongo zozobraba, la playa, y quizá en todo nuesho viaje nunca fuimos
el cargamento de palo de tinte lo llevaría hasta el fon- tan felices como en aquel momento en que nos desem_
do como plomo Nos desembalazamos de las botas y lJa13zábamos del bongo.
chaquetas Y sacamos los salvavidas prepal ados vara el La población se extendía a lo largo de la olil~a de
uso La cubierta del bongo estaba como a tres pies la laguna Anduvimos por toda la longitud de ella,
del agua Y perfectamente lisa, sin nada para agarl al- vimos numelOSOS y bien lepletos almacenes, cafés) y
se, y, p~ra lesguardarnos de se.r lanzad.os. o barridos aun barberías, y en el último extremo llegamos al con_
hacia afuera nos tumbamos al pISO y resIstimos todo el sulado americano Dos hombles que nos lecoldaban
choque de l'a tormenta La atmósfeIa estaba negIa, a la patria estaban sentados en el PÓl tico Uno Na
pela por los lelámpagos divisamos los desnudos palos don Carlos Russell, el cónsul La cal a del otro me era
de otro bongo lanzado, como nosotros, a melced de familiar; y sabiendo que habíamos llegado de Guate-
la tormenta. Esta siguió por más de una hOl a, hasta mala, inquirió noticia_s de mí, las que tuve la mayor
que aclaró tan repentinamente como habia llegado, y dicha en dálselas personalmente El era el Capitán
vimos la laguna atestada de más embarcaciones que Fensley, a quien yo había conocido en Nueva YOIk
las que habíamos visto desde nuestI a salida de Nueva cuando buscaba informaciones acel ca de aquel país,
York En nuestro largo viaje tierra adentlo casi ha- y con el que habia hablado de embalCarme para Cam-
bíamos olvidado el uso de los bal COS, y la sola vista de peche; pero en el momento no lo pude conocer, y en mi
ellos parecía llevalnos a eshechas relaciones con la üaje del interior era imposible para élleconocelme a
patlia Después de disipada la furia del chubasco, mí Venía él directamente de Nueva York, y nos dió
quedábamos ahOla en calma chicha Los hombres lC- los plimelos informes que recibimos desde largo tiem_
CUIl ieron a sus remos, pero lograron muy poco avan~ po de aquel lugar, con legajos de periódicos que esta-
ce Y con el puerto a plena vista, teníamos grandes te_ ban llenos con las noticias de la suspensión de los pa-
ll1~res de otra noche a bordo, cuando sobrevino otra gos en metálico y de la ruina universal Algunos de
1 áfaga, no tan violenta, pero que soplaba directan;ente mis amigos se habían metido en asuntos de dudosa mo_
desde el puerto Tremendo aguacelo la acampanaba ralidad; pelo en el importante asunto de casamientos
Hicimos dos o tres viradas con los 1 izas tomados a la y defunciones no hallé nada que me diela por cierto
vela de trinquete; el viejo bongo parecía volal so~re gozo o pena
el agua; y, estando, en p:ena 1 u~a, el ~ncla, .0, meJ?r Don Carlos Russell, o MI' Charles Russell, ela nati-
dicho la piedra fue arloJada a cIerta dIstancIa debaJO vo de Filadelfia, casado con una dama española de gl an
de lo~ barcos y' nos hizo detenernos Había rompientes caudal, y, aunque se había ausentado desde haCÍa lal_
entre nosob ~s y la playa, y gritamos a algunos hom- go tiempo, nos 1 ecibió como aquel que no se ha olvi_
bIes para que llegaran a transportarnos, pero contes- dado de su patria Su casal su mesa, todo lo que te-
taron que estaba muy fuerte la reventazón Volvió nía, aun su bolsa) estaban a nuestra disposición Pa-
otra vez la lluvia, y durante media hora permanecimos sadas nuestIas primeras congratulaciones, nos senta-
estivados debajo de los cuarteles mos a una comida que rivalizó con aquella de nuestIo
Tan luego como aclaró estábamos sobre cubiel ta, amigo de Totonicapán. Apenas podíamos creer que
y al poco rato vimos un lindo botequín, con un pabón fuéramos nosotros mismos aquellos míselables seres
de bote y cuatro tripulantes, costeando a lo lalgo de que pocas horas antes se habían visto sacudidos en la
la playa contra una rápida corriente, saltando los hom- laguna, con el temor, ya sea de irse al fondo o de otra
bres de vez en cuando dentro del agua, y halando con noche a bordo del famoso bongo. Sería necesario que
cuerdas fijadas COl). tal fin. Los llamamos en inglés, el lector hubiera pasado por todo lo que nosotr0s pa-
y el patrón respondió en la misma lengua diciendo que samos pala que se formara una idea de nuestra alegría
estaba muy fuerte la bonasca; pero después de con~ El neglo que nos servía a la mesa habia sido camarelO
5ulta1' con sus marinelos bogaron hacia nosotros, y en casa de un conocido en Broadway; nos pal ecía estar
noS tomaron a bordo a Mr Cathel wood y a mi El pa~ sólo a un paso de nuestta casal Y por la noche tuvimos
ttón del bote ela el contlamaestre de un navío francés, sábanas limpias que nos proporcionó nuestro hospeda-
y hablaba inglés Su barco se hacia a la vela al día si~ dOl

CAPITULO 23

LAGUNA.-VIAJE A MERIDA - SISAL - UN NUEVO MEDIO DE TRANSPORTE - LA ALDEA DE


HUNUCAMA - LLEGADA A MERIDA ~ ASPECTO DE LA CIUDAD - FIESTA DE CORPUS DOMINI --
LA CATEDRAL - LA PROCESION - BELLEZA Y SENCILLEZ DE LAS INDIAS - EL PALACIO DEL
OBISPO - EL TEATRO - VIAJE A UXMAL - HACIENDA DE VAYALQUEX - EL VALOR DEL
AGUA - CONDlCION DE LOS INDIOS EN YUCATAN - UNA ESPECIE PECULIAR DE COCHE - HA
CIENDA DE MUCUYCHE - UNA HERMOSA GRUTA.

El pueblo de Laguna está situado en la isla del Yucatán El anclaje es poco plofundo pelO segUio, y
Carmen, que contiene como s\ete leguas de laIgo, y de fácil acceso para embarcaciones que no calen más
que, con otra isla como de cuatIo leguas de lalgo, se_ de doce o tIece pies de agua
para la Laguna de Términos del Golfo de México Es_ Nosotros hubiéramos podido pasar con satisfacción
ta es el depósito de la gran región del palo de tinte algún tiempo descansando y vagando por la isla, pero
en el inteIior, y una docena de balcOS se hallaban en_ nuestro viaje aún no había terminado Nuestro pl.óxi-
tonces en el puerto esperando cargamentos para Eu- mo paso ela hacia Mérida, la capital de Yucatán El
lopa y los Estados Unidos La población está bien e- puel to más cercano era Campeche, a ciento veinte mi-
dificada y prosperando; su comelcio ha sido estorbado llas de distancia, y la travesía se hacía pOl lo legular
por las Opl esivas reglamentaciones del gobierno cen_ en bongo, costeando a lo largo de la playa del mar a-
tral, pero ya hizo su pronunciamiento, desarmó y ex_ bierto Con nuestra expeliencia de los bongos esto era
pulsó a la gmrrnici6n, y se consideró a sí misma inde_ de lo más desalentador Sin embargo, esta habría si_
penpendiente. snjeta sólo al gobierno del Estado de do nuestla desdichada suerte a no ser POI la benevo-

104
lencia de Ml RusseH y del Capitán Fensley. Este úl- El lector no puede compl ender la satisfacción con
timo iba con destino directo a Nueva Yorlt, y su ruta que nos encontráb;¡.mos en tan cómodos alojamientos a
se extendía a lo largo de la costa de Yucatán Perso- bOldo de este bergantín Tuvimos una bonasca por la
nalmente él estaba dispuesto a hacer todo lo posible tal de. pelO considelándonos meramente pasajeros, y,
para servirnos, pero podl'Ía haber algún riesgo en al rL con un buen barco, buen capitán y buena tripulación
bar al puel to pala desembarcarnos. Conociendo su nos leímos de un lejano bongo que se anasbaba lenta~
favorable disposición, nosotros no podíamos insistil; mente arlimado a lo largo de la playa, y por primela
pero Mr Russell era su consignatario, y según los 1 e. vez temimos que la tLavesía terminara demasiado prOfl-
glamentos de la Compañía, tenía el derecho de dete- to Quizá ningún capitán tuvo jamás pasajelos tan per_
nerlo diez días, e intentaba hacerlo así¡ pero él ofreció fectamente contentos bajo la tempestad p en la calma
cargarlo en dos díos bajo la condición de que nos to- ¡Oh vosoh os que CI uzáis el Atlántico en uaquebotes
mase a bordo, Y. como Campeche se encontl aba blo- quejándonos de las incomodidades, y amenazando cor{
queado, que nos desembarc~s.e en Sisal) ~esenta mil1~s denunciar al capitán pOlque no alcanza la cel veza, oja~
más distante, y puerto marltimo de Menda. El C:aPl- lá que algún día seáis tomados a bordo de un bongo
tán Fensley consintió en esto, y nosotros nos VlmQS cargado con palo de Campeche!
aliviados de lo que en ese tiempo habl famas conside~ Lo desgastado de l1uestlo guardallopa quedaba a
rada como una gran calamidad la vista del más indifelente observador; y la Señora de
Con relación al proyecto de la compla de las luinas Fensley, apiadada de nuestla harapienta condición, pe-
de Palenque, al cual me he referido antes, M1 Russell gó nuestros botones, zurció, lemendó y nos leparó y nos
lo acogió calUlosamente; y con una generosidad que no puso en orden pala otra expedición A la tercCl ma-
puedo dejal de men.cioilar, difícil de esperalse de .u?a ñana el Capitán Fensley nos dijo que habíamos pasa.
pelsona tan lejos de la patlia, pidió que se le permltIe- do Campeche durante la noche, y que, si el viento con-
la coopelar con dos mil dólales como parte .del costo tinuaba, llegaríamos ese día a Sisal. A las ocho de la
de la introducción de ellas a los Estados Umdos En mañana avistamos la extensa costa baja, y moviéndonos
plesecución de mi plevio alleglo escribí al pre~e~,to, invariablemente hacia ella, un poco antes del anochecel
avisándole de la coopelación de ~r Russe~. y dlcIen- anclamos fuera del puel to, como a dos millas de la pla.
dale que se entendiera con Pawling como .ml age~te I?a- ya Un bergantín estaba anclado alli, barco de carga
la alleglar los detalles de la compla.. MI carta lb:'l m- español, con destino a la Habana. y el3- el único en el
cluida en una de MI. R:.ussell que a~llmaba ;0 mIsmo, puedo El sUlgidero es oUna abierta rada más allá de
la que establecía, ademas, que ,:1 dmelo sella pagado las leventazones, el que se ~onsidela pelfectame~te se~
en el rnomento que fuese le.querIdo, y ambas, '~on pIe.. gUla, salvo dmante una tormenta del nordeste, cuando
nas instrucciones le fueron entregadas a Pnwhng El los buques españoles siemple lalgan sus cables y salen
interés que MI' Russell tomó ~n. este asunto me daba a la mar;
lisonjeras espelanzas de buen exIto, y a no ser POI él,
el designio de sacar moldes h~~ría fallad? po,r c.omple. En la incertidumble de' si lo que íbaltlos a vel val-
to El estaba ocupado en edlÍlcal un~ lnusltadamen~: dlía la pena, y con la glan duda de si tenddamos un
te hermosa casa, Y para terminarla había mancl~do a medio de conducción para' cuando lo necesitásemos, ela
Campeche por yeso, pero no encontrando nada alh, ha- penoso el dejar una buena embatcación que en veinte
bia impOl tado un poco de Nueva Yo~k Afo,l tunada~ días ,podlía transportarnos a nU'estro país A pesal de
mente le quedaban unos cuantos ba:111~; -r Sl no hu- eso, hicimos el esfuerzo Ailochecia cuando abando·
biela sido por este incidente -'-no habla en mnguna pal. namos el bajel Desembalcamos en la extlemidad de
te más inmediata que en. Vela Cruz o en Nue~a 01- un muelle de madera, construido afuela sobre la abiel~
leans- el viaje de Pawlmg, en lo que se leflere a ta playa del mar, donde un soldado n9s gtitó el quién
este asunto, hablÍa sido i~fluctuoso Nosohos ,8ue- vive A la cabeza del muelle habia una gU8ldia y adua-
glamos los detalles del envío del yeso con Pawhng ~ na, y un empleado se presentó para acompañalnos a
Palenque el lecibo y embarque de los moldes pala. ml donde el comandante Hacia la derecha, celca de la
a Nueva 'York, y en lá mañana del sábado a las slete playa, estaba una antigua fortaleZ'a ,españ~la con torre.
nos despedimos de Mr. Russell, y nos em~arca!TI0s a cillas Un soldado, apenas distinguible entIe las alme.
bordo del Gabrielacbo. Pawling nos acampanó mas .~llá nas. nos dio el quién vive. y, al pasal ¡por el cuartel,
de la balla, Y nos despedimos de él ~uando SU!JlO a nos dielon el quién vive otra vez. 'La respuesta, como
bOldo del bote del piloto pala legresal Hablamos en Centro Amélica, e1.a "Patria libré". La atmósfera
pasado juntos por tan áspelas escenas desde que nos del lugal eJa guenera y dominaba el partido li~ela.l.
alcanzó al pie de la Sierr~ Mame, q~e ~a se I?uede :su- La levolución como en todos los anos lugales, habla SI-
poner que no nos separarlamos con mdifel enCla Juan do dirigida c~n un espÍlitu de' mode~ación; pero al sel
estaba todavía con nosotros, por plimer,a vez: en el mal, desalojada la guarnición, capturalon al comandante,
y con la duda de que a dónde lo lleV811amos después que había sido muy tirano y cruel, y el cal~ctel de la
levolución se habría manchado con su asesmato; pela
El Gabrielacho era un h~lmoso ber~antín .de más o lo pusieron a bordo de un bongo y escap~. Fuimos
menos ciento sesenta toneladas, consn uldo p,aJo la pr<?_ bien lecibidos por el comandante; y el Ca'p~an Fensley
pia dirección del Capitán Fensley, perteneclendole a el nos llevó a casa de un conocido, donde vimos al capi-
mismo la mitad, y equipado dec~ntemente y . con buen tán del belgantín que estaba en la en~enada, el cual
gusto como un hogar. El no tema casa en tlerra; una iba a darse a la vela dentro de ocho días para la Ha-
su hija estaba de interna en una escuela en los Estados bana, y ningún otro buque se espetaba durante léUgo
Unidos Y el resto de su familia, consistente de su es- tiempo Nosobos hicimos los aneglos pIDa salir al día
posa y' una pequeña hija com~ de tl~s añ~, estabp. con siguiente para Mélida, y en la madi ugada acompañamos
él a bordo. Desde su casamIento, sle18 anos atlas, su al capitán hasta el muelle. le vimos embalcarse en un
esposa había estado no más que u~ año ~n tiena. y bongo, esperamos hasta que llegó a bordo. y rollamos
eUa decidió no dejarlo otra vez IDlennas SUlca1a los al bergantín, con una buena brisa y todas las velas des.
males mienb.as él resolvía que cada travesía sería la plegadas destacándose en el mar l umbo a la patria Le
últimá, y miraba en lontananza la consumación de las volvimos las espaldas con pesar Nada había que nos
esperanzas de todo marinero: una buena propiedad agrí~ detuviese en Sisal. Aunque bellamente situado en la
cola. Su hija Vicentía, o la pobre Genty, como se lla. costa marítima y un lugar próspero, era solamente el
maba ella a sí misma, era la mimada de todos a bor- depósito de las expOI taciQnes e importaciones de Méri_
do; y teníamos doce pasajeros. interesantes pala el ayun- da. A las dos de la tarde nos pusimos en marcha paHt
tamiento de Nueva York, que eran enormes tortugas, la capital.
una de las cuales espelaba el capitán que legocijaría el Nos encontrábamos ahora en un país tan diferente
corazón de los padres de le. ciudad en su banquete del de Centro América como si estuviera sepalado por el A-
cuaho de Julio. tlántico, y principiamos nuestro' viaje con un modo de

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conducción entel amente nuevo El a en un vehículo y manelas habrían dado buena leputación a cualquicl
llamado caléche, constluido poco más o menos coTIla el sociedad, y nos dejalon con una filme disposición de
anticuado cabliolé, pela muy lalgo, pesado, hecho pala hacel alguna estanoia en Mélida
caminos escablosos, sin lesortes y pintado de lOjO, ver- La plaza plesentaba una alegle escena Ela la vís-
de y amalillo Un baúl de Cuelo pala cada uno iba pela de la fiesta de El Corpus. Dos lados de la plaza
amall ado por deh ás, y encima de ellos, llegando hasta estaban ocupados por conedores, y los atlas se encon_
alliba del caléche, iba asegUlado un montón de SClcate tlaban adOlnados con emamadas de siemprevelde, en-
pata los caballos Toda esta caIga, con Mr Cathe1\vood he las cuales había luces diseminadas Alegles glUpOS
y yo, ela titada pOl un solo caballo, que l1~vaba al co_ se paseaban POl ahí, y a lo largo de los cOlledOles y en
chelO sable sus lomos Lo seguían otros dos caballos de fl ente de las casas se habían colocado sillas y bancas
lemuda mnesados, y montado lln muchacho en cad<l para el uso de los paseantes y de todos aquellos que
uno :É1 camino era pelfectamente plano y sable una quisieran ocu\paI1as
calzada un poco elevada art iba del llano, la cual era La ciudad de Mérida contiene ahededor de veinte
pedlegosa ~ cubietta de ~lboles achapallados (tI prin: mil habitantes. Está fundada sable el sitio de un anti.
cipio palecra un gran lUlO el rodal en un vehlcul0 de gua p~leblo indíg.ena, y data. de pocos años después de la
luedas; pela con lo fragoso d~l camino, Y el caléche sin conqmsta En dlfel entes pal tes de la ciudad se encuen-
resOl tes, al poco rato este lUJO empezo a ser algo dE. tran las 1 uinas de edifioios indígenas Como la capital
doso del poderoso Estado de Yucatán siempl e ha gozado un
Después de los esplép~idos :pai~ajes,de Cenit o A- alto glado de consideración en la Confedelación Mexi-
mérica la legión era estenl y sm lnteres, pelO nota- cana, y por toda la [República es afamada pOI sus sabios
mos las señales de un !ico inteliol en los glandes carros u hombl~s doctos El Est¡ldo de Yucatán había decla_
til ados 1301 mulas de ?inco .en fila, con altas 1 u~9-as a lado. su mdependenci::: de México; en realidad, ésta se
diez o doce pies de dIstancIa y cargados con canamo, conSIderaba ya obtenIda. Se habían lecibido noticias
hmpillera, cela, miel y pieles de les y de :renado El de la ~~J?itulación :le Campeche y de la lendición de la
primel incidente en el camino fue el cambIO de caba· gua~mc:on cel1;trahsta. El último resto de despotismo
llos el cual consitió en sacar al caballo de las varas habla SIdo extIrpado, y la Gapital estaba en su plÍmel
y ponel uno de los otros, ya bañado en sudor Esto lapto de entusiasmo por el triunfo de la levolución y
ocurrió dos veces; y a la una de la tal de. entramos ~l con, ~~ Olgullo de .ser independiente Alejado POI su
pueblo de Hunucama, agladablemente sItuado, metl~ poslclOn: ~la mamfiesto que no selÍa una cosa fácil
do entre los árboles, con una extensa plaza, pOI en- pal.a MexICo el leconquista:do; V probablemente, como
tonces decOlada con una entamada de siemplevivas en Telas, este es un miemblO desplendido pala siempre de
todo el denedor, prepalativos pala la gl~n f.ies~a de aquella grande, pero débil y peltUlbada lepública Ela
Cal pus Chtisti, que iba a celeblalSe al dla sI.~ttlente glato el hallar que las animosidades políticas no Se fo-
Aquí tomamos tres caballos de remuda; y cambwudolos ~entaban con la misma ferocidad, y los centralistas y
como antes, y pasando por do~ ~ldeas, a ti avés de upa lIberales se encontraban como los hombles de pal tidos
vista de dos millas de largo dIVIsamos los campanarIOS opuestos en mi país
de Mélida y a las seis de la tarde entramos en la ciu_
dad Las 'casas estaban bien construidas, con ventanas Al día siguiente era la fiesta de Corpus Domini en
y balcones, Y muchas eran de dos pisos Las ca~les tod?- .la Amética Española, la más glande de la iglesia
catollca Por la mañana templano al lepique de ]a
estaban limpias, y había en ellas mucha, gente ble!1 campana, nos fuimos a la catedlal l~ que con el pala
vestida animada y alegre al pa~ ecer, caleches capn-
chosan;ente pintados y plovistos de cortinas, con damas ~io d~l obispo, o~upaba un costado ~n~ero d~ la plaza Ei
en el inteIior primOlosamente ataviadas, sin somblelo, lntellor era J.!laJestuoso e imponente, con un cielo abo_
y con los cabellos ornamentados con floles, dábanle
vedado de pIedra, y dos ringlelas de elevados pilales
un aire de aleglÍa y belleza que, después de los som- del mismo material; el COlo estaba en el cenho el aHat
blíos pueblos por los cuales habíamos pasado, ela fas· ticamente adOlnado Con plata; pela el glan ~hactivo
cinante y casi poético Ningún lugar había sido hasta consistía en las damas allodilladas ante los altares con
ahora tan agl adable a la primera impl esión, y había un velos blancos o negros cubliéndoles la cabeza, algunas
hotel en un amplio edificio. legenteado por doña Micae_ de ellas de lUna hermosura y pureza propias de un san_
la, y al llegal a él sentimos como si pOl algún acciden- to, y en el traje, modales y apariencia haciendo vivos
te hubiésemos caído sobre una ciudad emopea los cuadlOS del lomance español Veldadelamente, las
damas españolas en ninguna parte apalecen tan hel_
El lector tal vez Se sorprendelá, pero yo tenía un masas como en la iglesia
amigo en :rvfélida que me esperaba Antes de embal _ Habiendo resultado tan buenas las lelaciones de
carme en Nueva YOlk, ha'Qía dado en la costumble de uno de mis conocidos, detelilliné plesental una Cal ta
comel en un hotel español en la calle de Fulton, fle- de 1 ecomendación de mis amigos de Nueva YOlk a don
cuentado plincipalmente por hispanoamelicanos, en Joaquín Gutiéllez, cuya familia tenía alta leputación en
cuyo lUg81 había yo encontrado a un caballelo de Mé- Métida, y quien, pala mi SOlpresa, hablaba inglés tan
lida y sabido que él ela el pldPietario de las 1 uinas de cortectamente como nosotros El había flecuentado la
Ux~al Hasta aquí yo no sabía nada de la posición o sociedad en Emopa y los Estados Unidos, y, como buen
C81áctel de mi amigo, pelo planto descublí que todos en ciudadano, había legu3Sado a casalse con una de las se-
Mélida conocían a don Simón Peón, Por la tal de nos ñOlitas y bellezas de su propia tiella Su familia eia
dhigimos a su casa Esta ela una amplia mansión de de Métida, pelo él mismo lesidía en Campeche, y, co-
aspecto alistocrático, de piedla gris obscUlo, con ven- mo ela un plOminente centlalista, había abandonado a~
tanas y balcones, que ocupaba casi la mitad de un lado quella ciudad a causa del bloqueo de los fedelalistas, y
de la plaza por desgracia él se hallaba entonces en ¡POl temOl a los excesos que pudielan sel cometidos COl1-
Uxmal; pero vimos a su esposa, padre, madle y hel_ ila las pelsonas abollecibles, dado el caso que la plaza
manas, pues la casa era qna residencia de familia, cu- cayera en sus manos De su residencia nos fuimos a 18.
yos difelentes miemblos poseían haciendas sepaladas plaza para ver la plocesión Después de aquellas que
Ellos habían sabido por él de mi ployectada visita, y habíamos visto en Guatemala esta ela infelÍOl, y no
me l ecibiel on como a un qmocido. A don Simón se le tenía diablos; pela la leun,ión de la gente bajo la en_
csperaba de regreso dentro de pocos días, pela, con la lamada y en los conedoles plesentaba un bello espec-
esperanza de enconharlo en Uxmal, determinamos se táculo Había un gl an gl upo de indígenas, humbr es y
gnil adelante inmediatamente. Doña Joaquina, su 111a mujeles, la laza más bien patecida que habíamos visto,
dIe, ~nometió hace! todos los aneglos necesarios pala y todos estaban limpiamente vestidos En toda la leU·
el viaje y envial un criado Con nosohos Ya hacía nión no había una sola prenda de vesth que no esiu-
nmcho tiempo que no habíamos pasado una noche tan viel a aseada ese día, y se nos refhió que cualquier in-
agladable; vimos a muchas pelsonas que en apariencia dio que por suma pobreza no pudiela apaleCel con un

lOS
tl aje adecuado aquella mañana, selÍa bastante orgullo_ do que él queda impreso en mi memoria como un vivo
so pala plesentarse de otro modo Las indias elan real_ alivio a meses de melancolía;
mente hermosas; todas estaban vestidas de blanco, con A la mañana siguiente, a las seis y media salimos,
un libete rojo alrededOl del cuello, en las mangas y en a caballo para Uxmal, acompañados por un criado del
la Olilla de sus vestidos, y SUs rostros plesentaban una señor Peón, con indios POI: delante, uno de los cuales
explesión de dulzula, satisfacción y amabilidad; las da- llevaba una carga no prOVIsta por nosotros, en la que
mas de la clase alta estaban sentadas bajo las emama- se veía una caja de clarete. Al salir de la ciudad en_
das frente a las puertas de las casas y a 10 lalgO de los tramos en un camino llano y pedlegoso, que semejaba
con edores, elegantemente ataviadas, sin sombrero, y un lecho de piedra caJiza, cortado a través de un bos-
con velos o flores en el cabello, combinando una ele_ que de árboles achaparrados A la distancia de una
gancia en la apariencia con la sencillez de manel as que legua vimos por ent! e un claro de los ál boles una gran
presentaba casi una escena de poética belleza; y ellas hacienda perteneciente a la familia Peón, cuya entrada
ostentaban un espíritu de aleglÍa libre de pr eocupacio_ se hacía por una glan puerta que daba a un corral de
nes, tan distinto de los inquietos rostros de Guatemala, ganado La casa estaba construida de piedra y tenia
que parecían como lo que Dios había dispuesto que fue- un frente de más o menos ciento cincuenta pies, con
ran; felices En verdad, en este lugar no hablía sido pe- una arcada que corría por todo el largo Se hallaba
noso el cumplir con la condición pala la compla de Pa_ elevada ah ededor de 20 pies, y al pie había un abre_
lenque; aunque tal vez algo del efecto de esta viva im- vadero que se extendía por todo el largo, como de diez
plesión haya sido sólo eltesultado del a compalación pies de ancho y de igual plofundidad, lleno de agua
pal a el ganado A la izquierda quedaba una escale-
Después de la procesión don Joaquín (PI opuso que la con gradas de piedra, que conducía a una platafor_
visitálamos al obispo o a una señ0l3 que tenía una hija ma también de piedra, sobre la cual se hallaba situada
hermosa El obispo era el hombre más importante en la hacienda. Al extremo de esta estructura había un
Mélida y vivía en el más faustoso estilo; pero, decididos depósito artifiCial o tanque, también construido de
a sacal el mejOl plovecho de nuestro día en Mérida, es- piedra y cementado, como de ciento cincuenta pies en
cogimos la otra lama de la alternativa Por la tarde, cuadro, y quizá de veinte pies de hondo Al pie de la
sin embargo, fuimos a visitarlo Su palacio estaba con~ muralla del tanque había una plantación de hennikeli
tiguo a la catedral, y flente a la puel ta había una gran (henequén), una especie de áloe, de cuyas fibras se
ClUZ; la entrada :re hacía por un patio con dos filas de
hace el cáñamo. El estilo de la casa, la firme y subs-
corredores Subimos a una segunda escalera t y entramos tancial calidad del depósito, y su aparente valor, le
a una antecámara, donde fuimos recibidos por un em- daban un imponente carácter a la hacienda.
pleado bien vestido, quien notificó al obispo de nues_
tIa llegada, y poco después nos condujo a través de tres En este lugar nos dejaron nuestros indios carga_
soberbios salones con elevados cielos y alumbrados con dores y tomamos otros de la hacienda, con quienes
lámparas, en uno de los cuales había un sitial cubierto continuamos tres leguas más adelante hasta otra ha_
con damasco rojo que subía sobre el mUlO de atrás has- cienda de la familia, de muy parecido carácter, donde
ta formar dosel. • Desde el último salón se ablía una paramos para desayunarnos Pasado est9, nos pusi-
puelta que daba a una amplia habitación elegantemen- mos nuevamente en marcha, y por entonces ya el ca-
te amueblada como dormitorio, en uno de cuyos rinco~ lor era desesperante
nes estaba una glan jofaina de plata con pichel del mis- El camino era muy áspero, sobre un lecho de pie-
mo metal; y en el centro, no movible o no m'!ly f~cil de dra escasamente cubierto, con terreno apenas suficien_
mover sentado el obispo, un hombre de vanos pIes de te para el crecimiento de mezquinos árboles; nuestras
circunferencia muy bien vestido, y en una silla hecha sillas eran de un nuevo estilo, y de lo más doloroso y
a propósito, l~llena y fOlrada de tafilete laja, q~e ni lo difícil de soportar para aquellos no acostumbrados a
oprimía ni lo d~j~ba rodar, c~n una lalga y bIen ase_ ellas' el calor era muy opresivo; y las leguas muy lar_
gUIada pieza salidIz'a como oreJera a cada lado para de_ gas hasta que llégamos a otra hacienda, un vasto, irre-
tenerle la cabeza durante la siesfa. Estaba prpvista de lar' montón de edüicios de piedra gris obscuro, que
blZOS del ancho suficiente para sostener libIOS Y pape- podlía haber sido el castillo de un barón gel mano en
les, y parecia la Obl a de un ~ombre de in&"en~o Las lí_ la época feudal.. Cada. una . de ,estas hacie:qdas tenía
neas del rostro del obispo, sIn embalgo, IndICaban un un nombre indígena; "ésta se llamaba la hacienda de
hombre de elevados sentimientos y carácter, y su con- Vayalquex, y fué la única de la cual doña. Joaquina,
versación confirmaba la impresión. El era cenh ali~~a y al hablar de nuestra ruta, había hecho alguna mención
gran político; y hablaba de cartas generales, de SItIOs, especial La entrada se hacía, por una gran puerta de
de bloqueos Y de batallas, en un tono que recOl daba el piedra con un remate piramidal, que daba a una lar-
vivo retrato de algún sacerdote guerrero o Gran Maes- ga calle, á la derecha de la c1,lal estaba un cobertizo,
tre de los Templarios En resumen, él nos dijo que su in- construido por don Simóri después de su regreso de
fluencia su casa y su mesa estaban a nuestro servicio, los Estados Unídos, como una cordelería para la manu-
nos suplicó que señaláramos un día pala comer con él, factura del cáñamo ploducido en su hacienda; y había
y dijo que invitaría a al~nos am~gos pala que .es~u_ cierto arreglo que contribuia much,o al efecto,. y el
viesen con nosotros Hablamos tellldo muchas aflIccIO_ cual no observé en ninguna otra parte: el corral y los
lles durante nuestro viaje y no fue la menOl el decli tanques se hallaban hacia un lado y fuera de la vista
nar esta invitación; pero abrigábamos alguna espelanza Nos apeamos bajo la .sombra de majestuosos árboles
de que podríamos compartir su hospitalidad a nuestl o al fl ente de la casa, y subimos por up-.a escalera de
legleso de Uxmal. anchas gradas de piedra hasta lin coi redor de treinta
pies de ancho, con amplios esterados, que po~!an en_
Del palacio del obispo nos. fuimos al teatro, '!In rol1alse o bajalse como un toldo. p:;lra protecclOn con-
amplio edificio construido expl esamente para el obJe~ tra el sol y la ¡Juvia, Por un lado ,el coneaor seguía
to con dos hileras de palcos y un lunetario La fila su- rodeando al edificio, y por el otro lado conducía a la
pc~'ior de palcos era privada, La prima donna era puel ta de una iglesia que tenía encima una glan cruz,
una dama que se sentaba junto a mí en el hotel a la y el interior ornamentado cori imágenes como las igle-
hOla de la comida'; pero yo tuve mejor ocupación que sias en 10s pueblos, par~ los habitante::; de la hacienda
atender al espectáculo, en; conversar con damas que Tenía mil qllinientos indios residentes, ligados al pa~
habrían agraciado cualquier círculo social Una de hón por una especie de feudal tenencia Como ami-
baile en una casa de campo inmediata a 'la Ciudad den- gos del amo y, acompañados por un sirviente de la fa_
tro de pocos días, y el renunciar a éste fué una prue_ milia, todo estaba a nuestl a disposición
ba más dura que la pérdida de la cómida del obispo
En todo caso, la noche en el teatro completó la satis_ Inesperadamente habíamos caído en tino estado de
facción del único día que pasamos en MéIida, de mo- cosas nuevo y singular. La periínsula de Yucatán, si_

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tuada entre las bahías de Campeche y de Honduras, eS bía veinte o treinta Estos eran los caballos' los co-
una vasta planicie. El Cabo Catoche, el punto más ches estaban todavía Cl eciendo en los árbol~s Seis
nordeste de la península, dista cincuenta y una leguas indios fuero~ seleccionados para cada coche, quienes
de San Antonio, la exttemidad occidental de la Isla con pocos mmutos de usar el machete, cortaron una
de Cuba, la cual se supone que en una época remota porción de palos que subieron al con edor para conver-
ha de haber formado Pal te del Continente Amelicano tirlos en coches Esto se hizo primelo colocando en
La tiena y la atmósfera son extremadamente secas, el suelo dos palos casi del gru~so de la 'muñeca de un
a lo largo de toda la costa, desde Campeche hasta el homble, de diez pies de lalgo y sepalados a tles pies
Cabo Catoche, no existe una sola COl riente o manan- uno de otro Luego se aseguraron con palos cruzados
tial de agua dulce El interior se halla en las mismas y amarrados con cuerdas de cáñamo sin hilar como a
condiciones; y el agua es la más valiosa propiedad en dos pies de cada ext.remo; entre los palos se 'asegma_
la región Durante la época de lluvias, desde Abril Ion hamacas de yerba, se enCOlvaron mcos sable e_
hasta fines de Octubre, hay una supel abundante can- llas, cubri~ndolos con livianos petates, y los coches
tidad; pero el ardiente sol de los próximos seis meses quedalon lIstos Pusimos nuestros ponchos en la ca-
reseca la tierra, yana ser que el agua fuera conser- becera como almohadas, nos artastramos hacia dentro
vada, el hombre y las bestias perecerían, y la legión Se y nos recostamos Los indios se quitaron las camisas
vería despoblada De ahí que toda la energía y Iique_ cortas de algodón que les cubrían el pecho y las ama-
za de los dueños de tierras sean puestas en acción pa_ Halan alrededor de sus petates (sombleros) como cin-
ra conseguir abastecimientos de agua, pues sin ella ta del somblero Cuatro de ellos levantaron cada co-
los teuenos no valdrían nada Con este propósito cada che,,..y colocaron los exüemos de los palos sobre pe_
hacienda tiene grandes tanques y cisternas, construi- quenas almohadillas en sus homblos· Nos despedi-
dos y mantenidos con fuertes gastos, para ploveel de mos del ~ayordomo y de su mujer, y, pies para ade_
agua durante, seis meses a todos los que dependen de lante, ba.Jamos las gradas y nos pusimos en marcha al
ella y esto crea una relación con la población indíge- trote, mICnhas un indio nos s~guía conduciendo los
na que coloca al propietario poco más o menos en la caballos Con el glan alivio que experimentamos se
posición de un señor bajo .el antiguo s~stema .feu.dal nos olvidaron nuestros primeros escrúpulos de usar a
En virtud del acta de IndependencIa, los IndlOs de los hombl es como bestias de carga Ellos no estaban
México 10 mismo que la población blanca, quedaron molestos con ningún sentimiento de oplobio o humilla-
libl es 'Ningún hombre puede compl al' ni vender a ción, y el peso no era mucho No había montañas; so-
oho cualquiera que sea el color de su piel; mas como lamente algunas pequeilas desigualdades que mante_
los indios soil pobres, manirrotos y despl evenidos, y nían la cabeza más baja que los talones, y ellos rala
nunca miran más allá de la hora presente, se ven obli- vez tropezaban De esta manera nos llevaron cerca
gados a enganchalse a alguna hacicnda que pUf,d~ .su_ de tres millas, y en seguida nos colocalon suavemente
plir sus necesídades; y, en recompe~sa por e~ pl~vI1e~ en el suelo Lo mismo que los indios en Mélida, elan
gio de usar el agua, se someten. a Clel tas obhgaclOn~s de una raza bien parecida, con una buena expresión
de servicio al patrón l que coloca a éste en una POSI- en el semblante, alegres y aun risueños en su trabajo
ción señoril' y este esta,do de cosas, nacido de la con- Se divirtielon con posotlós porque no podíamos hablal
dición natu~al de la región, no existe, yo creo, en nin- con ellos No hay diversidad de lenguas en Yucatán;
guna parte de Hispano~América excepto en Yucatán el maya es universal, y lo hablan todos 10$ españoles
Cada hacienda tiene su mayordomo, que cuida de todos Habiéndose enjugado el sudor y descansado, nos
los detalles de la administración de la finca, y en au- levantalon otra vez; y, alTullado por el suave movi-
sencia del amo es su vitrcy, y tiene los mismos pode- miento y el inonótono compás de los pies de los in_
res sobre los residentes. En esta hacienda el mayor_ dios en los oídos, caí en una modorra, de la cual fuí
domo era un joven mestizo, y había negado a su em- despertado al palar frente a Una puel ta, a cuya entra-
pleo de una manela fácil y natural casándose COn la da me encontré con que estábamos avanzando hacia una
hija de su antecesor, quien tenía justamente la sufi- tila de edificios de piedra blanca, sítuados en una ele_
ciente sangre blanca para ele:var la estupidez de -qll vación como de veinte pies de altura, la que por me-
rostro indígena a uno de suavIdad y de dulzura, y sm didas posteriores enconhé que tenía ttescientos sesen-
embargo tuve la impresión de que él pensaba tanto en ta píes de 131 go, con un imponente corredor que se
el empleo que había obtenido por su mediación como extendía por toda su longitud; y hacia el extremo de_
en ella misma. . l echo del edificio la platafOlma continuaba cien o dos-
Habría sido una gl an satisfacción el pasar vallaS cientos pies, fOlmando la superficie de una cisterna,
dfas en esta señoril hacienda; pero no esperando nin- sobre la cual había una noria con Ialgos brazos; y unas
guna cosa que nos interesara en el camino, le había- indias, vestidas de blanco, se movían ah ededor en
mos logado a doña Joaquina que nos llevaran con ce- círculo, sacando agua y llenando sus cántaros Esta
leridad y el criado nos informó que las órdenes de la se llamaba la hacienda de Mucuyche. Nosotros entra-
señora 'eran de conducirnos a otra hacienda de la fa- mos, como de costumbre, atravesando un gran corral
milia como a dos leguas más adelante, para dormir Al pie de la estructura donde estaba el edificio y ex-
Por el momento nos hallábamos sumamente faltos de tendiéndose casi por todo el largo, había un gran tan-
deseos de salir a causa de la gran fatiga del viaje que que de piedla como de ocho o diez pies de ancho, y
acabábamos de hacer. Sugirió el criado al mayordomo de la misma profundidad, lleno de agua Nos hicieron
que llamara un coche, 10 que éste dijo que haría si no- subir una plataforma inclinada de piedra casi en el cen_
sotros lo deseábamos. Hicimos algunas preguntas, y ti o de la fila de edificios, la cual se componía de tres
dijimos sin vacilar y perentoriamente, en efecto: "Va_ d~sti,ntas series, dada una de ciento veinte pies de
ya a llamar un coche y que se llame un coche" El frente En la de la izquierda se hallaba la iglesia, cu-
mayordomo subió por una escalera de gl adas de pie- ya puerta estaba abierta, y un indio viejo encendía
dra a un lado del campanario de la iglesia, adonde no- candelas para los rezos de la tarde Enfrente, metidas
sohos le seguimos; y, girando en derredor con un mo- un poco atrás, estaban las habitaciones del mayordomo,
vimiento y tono de voz que nos hizo recordar a un mu- y al otro extremo de la fila la mansión del amo, en cu-
sulmán en un minarete llamando a los fieles a la ora_ yo corredor nos depositaron, y salimos arrastrándonos
ción l llamó un coche El techo de la iglesia, y el de de nuestros coches Había algo monstruosamente a-
toda la aglomeración de edificios anexos, era de pie- ristocrático en ser transportados en hombros de los
dra cementada, firme y fuerte como un pavimento moradores de una hacienda como la que habíamos de-
El sol batía intensamente sobre él, y durante varios jado hasta esta soberbia aglomeración de edificios To_
minutos todo quedó en silencio Al fin vimos a un so- da la apariencia de las cosas daba la idea de una resi-
lo indio trotan'do a través del bosque hacia la hacienda, dencia campestre en una escala de espléndida hospita-
luego dos juntos, y al cabo de un cuarto de hora ya ha- lidad, y sin embargo supimos, para nuestro asombro,

108
que la mayor parte de la familia jamás la habia vis~~ gamos a una gran abel tUl a en el suelo. eon una ancha
El único que la visItaba de vez en cuando era el hiJo escalera de más de ciocuenta gladas.lf al descender por
que la tenfa a su cargo, y llegaba s610 por unos cuan_ ellas ví. inesperadamente. un espectaculo tan extraor-
tos dlas a ver cómo rn.archaban las cosas y a examinar dinaria belleza, que hice regresar al criado a decir a
las cuentas del mayordomo La fila se componía de IVIr Catherwood que Ilegal a hasta donde yo estaba sin
una sola serie de habitaciones, una en el centro como tardanza, aunque lo llevaran en su hamaca Era esta
de ochenta pies de largo, y una en cada lado, con comu- una gran cavelna o gruta, con un techo de quebrada y
nicación, como de cuarenta pies de lalgo cada una, y saliente loca, de altura suficiente pal a darle un aire
el majestuoso con ~dor que se extendía a lo lal go de de rudeza y grandiosidad. impenetrable a los 1 ayos del
todo el frente y por detrás. sol a medio día, y en el fondo agua tan pura como el
Todavía disponíamos de una. hora de luz natural, cristal, quieta y profunda, reposando sobre un lecho de
que yo podía haber empleado muy satisfactoriamente roca blanca caliza Era aquello la verdade13 creación
en el lugar, pelO el criado nos instaba a que fuéramos de 1 amanee; un baño a propósito para Diana y sus nin_
a ver el cenote. Nosotros no teníamos idea de lo que fas Los poetas griegos jamás imaginaron escena tan
era un cenote, y Mr e, encontl ándose muy fatigado, hel mosa Sería casi una profanación, pero a los po-
se dejó caer en una hamaca; pelO no queliendo perdel cos minutos nos encontrábamos nadando alrededor del
nada en donde todo era extl año e inesperado, yo seguí lOCOSO estanque con sentimientos de puelil exultación,
al sirviente, pasé sobre la cubiel ta de la cisterna, ce- lamentando únicamente que semejante capricho de la
mentada tan dura como piedlu, avancé hasta un tanque naturaleza estuviese en un lugar donde tan pocos po_
abiel to construido de piedra y cementado por dentro y drían gozar de sus bellezas En]a finca de un noble
por fuera, como de ciento cincuenta pies l!n cuadr~ y en Inglaterra sería de un valor inapleciable El baño
veinte de hondo lleno de agua, en donde vemte o beln- VigOlizó de nuevo nuestros cuerpos Ya había cntlado
ta indios estaba;] nadando. y, descendiendo hasta la ba_ la nocJle cuanflo I egresamos, las hamacas noS cgpe\ a-
se del tanque. a una distancia como de cien yardas 11e- ban, y pronto nos sumergimos en un profundo sueño

CAPITULO; 24

CONTINUACION DEL VIAJE - LLEGAD1\. A UXIIIAL _ HACIENDA DE UXMAL - MAYORDOllI0S -


AVENTURAS DE UN JOVEN ESPAÑOL - VISITA A LAS RUINAS DE UXIlIAL - PRIMERA OJEADA A
LAS RmNAS - CARACTER DE LOS INDIOS - DETALLES DE LA VIDA EN UNA HACIENDA - UN
CASO DELICADO - ENFERMEDAD DE MR CATHEJl¡WOOD - LA PARTIDA.

Al apuntar el día a la mañana siguiente, con nue. dad, y desde lejos semejaba un viejO, ...;astillo baronial
vos indios y un guía a caballo, de la hacienda, renova- Un año antes ésta había sido donitda a don Simón por
mos nuestro viaje La superficie de la región era la su padre, y él le estaba haciendo grandes reparaciones
misma: piedra caliza y árboles achaparrados AlU no y aumentos al edificio, aunquei como su familia nunca
había tierra suficiente pala absorber el agua, que se la visitaba, y él sólo por unos días de vez en cuando,
convertía en pozas éntre los huecos de las piedl as. A yo no pude comprender con qué propósito Tenía su
las nueve de la mañaña negamos a otra hacienda más corlal enfrente,. con tanques de agua alrededor. algu_
pequeña que la anterior, pero que aun tenía una apa- nos de ellos cubiertos de verde vegetación y se experi~
riencia señal il. en donde, como antes, las mujeres es_ mentaba allí una insalubre sensación de humedad. Te~
taban sacando agua por medio de una rueda El ma- nía. también, su iglesia, que contenía una imagen de
yordomo nos manifestó que se sentia muy honrado con HNuestro Señor", reverenciada por los indios de todas
nuestra visita y que todo su deseo era el servirnos, nos las haciendas alrededor, cuya fama habia llegado has-
propOl cionó otros indios y un guía Montamos de nue_ ta los criados de la familia en Mérlda, y la cual fué el
vo; muy pronto el sol se hizo intensamente 3ldolOSO; primer objeto que atrajo la atención de nuesho guía
había árboles para sombrealnos y sufrimos demasiado Toda la hacienda se puso inmediatamente a nuestra
A las doce y media pasamos algunos montículos de rui~ disposición; pela, lendidos por el calol y la fatiga, re_
nas un poco apartados del camino. pero el sol estaba cm rimos sin dilación a nuestras hamacas
tan abrasador que no pudimos pm al' para examinarlos, La hacienda tenia dos mayordomos: lUlO era un
y a las dos de la tarde llegamos a Uxmal Poco me mestizo que entendía la lengua y los negocios. y en el
imaginé yo. cuando hice conocimiento de mi modesto obo encontramos a un conocido. o, a lo menos. así 10
amigo en el hotel español de la calle de FUltOll) que palecía, pOlque en la época que salimos de Nueva YOlk
caminaría más de cincuenta rotllas en las propiedades era carnal ero en ellestaurante de Delmónico Fué un
de su familia, transportado por sus indios, y rlesayu~ singular encuentro en este apartado lugar, el ser pues-
nando, comiendo y durmiendo en sus sefioriles hacien- to en estrecha conexión con este bien conocido restau-
das, mientras que la ruta escogida para nuestro regl e. lante, que en aquel país parecía la mOlada del arte V
so nos conducilfa a otras, una de las cuales era más la fuente de la felicidad El ela un joven español de
grande que ninguna de las que habiamos visto La fa. Cataluña que, habiendo tomado pal te en alguna f1 US.
milia Peón, baio el dominio español, había dado gober~ trada 1 evolución en <:ompañía de un amigo, estando a
nadOles a la provincia de Yucatán. Al declararse la punto de: ser descubiertos , huyeron pal a Cuba, desde
independencia, su jefe actual, un celoso realista, se 1 e· donde. sin una peseta en el bolsillo, se escaparon para
titó disgustado de toda clase de cargos, V todas las Nueva Y01k Ignol'antes del idioma, sin medios pala
grandes propiedades de la familia fueron adminisb a- conseguir la subsist~ncia) ambos fueron recibidos por
das por la señora doña Joaquina Por desgracia, don Delmónico como camal eros en su restaurante, donde
Simón se habia ido para Mérida, y nos habíamos cam- el amigo subió a ser primer chocolatero; pero él langui~
biado en ei camino Por otra parte, debido al Bldor decía como simple cliado cuando don Simón le propu-
del sol y a nuestras toscas monturas, negamos al fin de so que se fuel a a Uxmal Sin saber hacia dÓnde iba,
esta ma1cl1a triunfal en una condición de terrible can~ salvo que ela para alguna palte de Hispano~Amélica, o
sancio y desesperación. y quiZá nunca nos apeamos más cuál iba a ser su ocupación. se encontró en un lugar re-
completamente cansados y molestos tirado. rodeado de indios cuya lengua no podía enten_
La hacienda de UxmaJ estaba consb. uida de piedl a der. y sin tener a Su lado con quién podel C1 uzar una
gris obscuro, más 1 uda en apariencia y estilo que cual- palaln a. excepto con el mayordomo Estos mayordo-
quiel a de las otras. con un aspecto de mayor antigüe. mos forman una clase en Yucatán a la cual hay que vi~

109
gilal' con atención A semejanza del cliado escocés nadu Los indios se dividen en dos cIases: vacel'os
que pide acomodo, no se muestran escrupulosos con (vaquelos) o cuidadores del ganado, que reciben doce
l especto al salario, y se dan por satisfechos con todos dólar es por año, con cinco almudes de maíz a la sema_
los pequeños negocios que pueden hacer en la hacien_ na; y labradOles, que también se llamaban luneros, por
da Esta es la condición de la mayor parte de los ma- su complomiso, en considel ación a que beben el agua
yordomos; y la posición del joven, que era blanco, in- de la hacienda, de habajar pala el patlón sin paga el
teligente y honrado, podría ofrecelle ventajas en aquel lunes Estos últimos los constituyen la gran maYOlía
país, puesto que. don Simón pensaba darle, tan pronto de los indios; y, además de su obligación de trabajal
como comprendiera los negocios, una supelintendencia los lunes, cuando se casan y tienen familia, y, pOl su-
sobre los maYOldomos de tres o cuatro haciendas; pela, puesto, necesitan de más agua, están obligados a lim..:.
desgraciadamente,. él carecía de energía, sentía la ncc~­ piar, semblar y cosechar veinte mieates (mecates o
sidad del trato socIal y, lamentando la soledad de su SI_ cueldas) de maíz para el amo, siendo cada mieate de
tuación recordaba las escenas de placer con su amigo veinticuatro Yaldas en cuadlo Cuando tocan la cam-
y otros' camareros, Y en Uxmal hablaba de la ópera; y pana de la iglesia cinco veces, cada indio tiene la obli-
cuando, a la hOla de la comida, nos presentaba un cua- gación de Íl sin dilación a 'la hacienda, y, por un leal al
dro vivo de la cantina de Delmónico, simpatizábamos día y una ración de maíz por valor de tres centavos,
cOldialmente con él hacel cualquier habaio que el amo o su delegado, el
Por la tarde, descansados Y lefrescados, salimos a mayordomo, le ordene La autoridad del amo o su
dar un paseo por las ruinas. La senda atLavesaba por delegado sable éstos es absoluta El anegla todas las
un majestuoso pedazo de bosque, en el cual había mu- disputas entre los mismos indios, y castiga las ofen_
chas veredas, y nuestlo guía indio peldió su camino sas, actuando de dos modos: como juez y ejecutor Si
MI e que Se hallaba indispuesto, regresó a la hacien- el mayOl domo castiga a un indio injustamente, éste
da Nosotros tomamos otro camino, y, emergiendo re_ puede quejarse a su amo; y si el amo rehusa hacerle
pentinamente del bosque, para mi asombro salimos de justicia, o él mismo castiga a un indio sin 1 azón, éste
súbito sobre un extenso campo abierto tachonado con puede solicital su 1 etiro No tiene obligación de per-
montículos de ruinas, y vastos edificios sobre tenazas, manecer en la hacienda a menos que le deba al amo;
y estructuras piramidales, gran~iosos y bien pleserva- y es la deuda la que plácticamente lo ata de pies y ma-
dos licamente ornametnados, sIn un arbusto que obs- nos Todos los indios son descuidados, piden su jor-
tl uyese la vista, y de un efecto pintores~o casi igual a nal adelantado, jamás tienen en resel va plovisiones
las ruinas de Tebas; porque éstas, situadas en el plano pm a dos días, y nunca llevan cuenta alguna De ahí
del Nilo, y extendiéndose sobrt: ambos lad?s del río, er; que un amo malo pueda sieulpre mantenerlos endeu-
ninguna pal te aparecen en cOnJunto a la VIsta Tal fue dados, y generalmente están así en realidad Si se
el infolme que yo dí a MI' Catherwood a mi regreso, cncuentI a en aptitud de pagar la deuda, el indio tiene
quien tendido en su hamaca, indispuesto y falto ~de es- derecho a letiraISe inmediatamente, pero si no, el amo
píritu: me dijo que eran fábulas; pero temprano a la está obligado a darle un escrito para el efecto siguien_
máñana siguiente estábamos en el campo, y su comen- te: "Cualquiera pelsona que quiera recibir al indio
tario fué que la realidad superaba a mi descripción llamado Fulano de Tal, puede tomarlo, bajo la condi-
El lugar del cual ahora estoy hablando fué sin ción de pagal me 10 que él me debe" Si el amo 1 ehu-
duda alguna en atlas tiempos una ciudad grande, po_ sa dalle este papel, el indio puede quejalse a la jus-
pulosa y altamente civilizada, y el lector en ninguna ticia Cuando lo ha obtenido, lecorre las difelentes
palte puede hallar una palabra l elativa a ella en pá- haciendas hasta que encuentla un propietario que quie_
gina alguna de la historia Quiénes la ,edificalon, por ra comprar la deuda, hipotecando así su pel sana hasta
qué se fué situada en aquel lugar, leJos del agua y que la deuda quede cancelada Se a1l'eglo la cuenta,
de cualquiera otra de las ventajas naturales que. han y el amo da al indio un esclito de este tenor "Estan-
determinado el sitio de las ciudades cuya historIa es do alreglada la cuenta de mi antiguo sÍl viente Fulano
conocida qué condujo a su abandona y destrucción, de Tal que suma veinte dólares, y habiéndome paga-
nadie puede decillo El único nombre por el cual se do dicha deuda, yo su amo actual, le extiendo este re-
le conoce es el de la hacienda ,en que está si~~ada ~n cibo"; y con esto entra él al servicio de u~ nu~vo amo
el más antiguo titulo pertenecIente a la famIlIa Peon, No hay sino muy poca esperanza de que Jamas salgan
que viene desde hace ciento cuarenta años, se 1 efiere de la más pequeña deuda Nunca trabajan con el úni-
a los edificios, en los linder~s .de la ~inca, como Las co fin de librarse de ella considelan todo lo que lle-
Casas de Piedra. Este es el umco antIg~o documento van encima indisputablemellte ganado, y virtualmen-
o memoria existente en donde se menCIOna el lugar te desde la fecha en que reciben su plÍmer dólar, pa-
en todo caso, Y allí no hay t~adiciones salvo las ~alva­ sa~ la vida en cautiverio, que valÍa s610 por un ocasio-
jes supelsticiones de los mdlOs con respecto a CIertos nal cambio de amos En general son moderados, ama-
edificios Todas las 1 uinas han sido despeja~as, du- bles, y muy dóciles; no son maliciosos; y cuando a u~o
lante el último año los álboles fueron delrIbados y de ellos se le azota y se le cruza a cal denales, con la-
quemados, Y todo el campo de ruinas se hallaba !1 la grimas en los ojos hace una !everencia al mayordomo,
vista circundado por el bosque y plantado de malZ y le dice: "buenas tarde, se~ol'''. Pe~o leq.ulelen ser
Pasamos un día de lo más interesante y labOl ioso, tI atados con rigor y mantemdos a dIstancIa; son va_
y por la tarde regl esamos a la hacienda a madurar riables y entelamente criaturas impulsivas; y un mal
nuestros planes para una completa explOlación, pero, indio ¿ un mal mestizo puede al'l uinar toda una ha-
desgraciadamente, durante la noche Mr Catherwood, cienda Han heledado toda la indolencia de sus an-
el ea que afectado por la inmensidad del tlabajo, tuvo tepasados, son apegados a sus antiguas costumbles, y
un violento ataque de fiebre, que le siguió hasta por no quielen que se les enseñe nada nuevo Don Simón
la mañana, con todos los síntomas de una seria enfer_ había intentado intlbducír mejoras en agricultura, pe_
medad lO en vano; ellos no pudielon trabajar sino en su pro-
Era lunesJ y muy de madI ugada todos los indios pio modo antiguo Don Simón llevó de los Estados u-
de la hacienda, de acueldo con su complomiso COn el nidos la mantequilla usual, y Se propuso intloducir la
patrón presentáronse a lecibir instrucciones del ma- elabOlación de mantequilla y queso; pero los indios
yordmllo para el trabajo del día, Como yo me quedé no pudieron aprender el modo de manejalla, las man-
en los alrededores de la casa, tuve una oportunidad tequilleras quedaron arrinconadas, y cientos de Vacas
para conocer algo de la disciplina de una hacienda y vagando por el bosque sin ordeñar, El amo no está
del carácter de los indios obligado a mantener al indio cuando está enfermo,
La hacienda de Uxmal es de diez leguas o treinta aunque como él saca provecho de su trabajo, está en
millas en cuadlo, pela sólo se cultiva una pequeña par- su interés el hacerlo así; y, desde un punto de vista
te, y ellesto es un mero campo de pastilla para el ga- más amplio, como su objeto es siempre aumentar sus

110
labradores, le conviene tlatarlos de tal modo que ad~ dignado de que se estorbara un casamiento, se volvió a
quiera ent! e los indios la fama de b!1en amC! . , la mujer casada diciéndole: ¿Qué te importa a tí?
Durante el curso de la manana VIsite mu_ ¿Con qué derecho te entremetes? Y si fuera cielio, es_
chas de las chozas de los indios Estaban construidas to no es de tu cuenta Quizá ya el muchacho lo sa-
en una forma oblonga, de palos redondos seJ!lbra- blía y tendlía pal te en el asunto, y aún pens.aría casar_
dos verticalmente en el suelo y techadas con balago, se con la muchacha, y habrían podido vivir dichosos
y algunas parecían c ó m o d a s y aseadas To~ si no fuera por tu mala lengua; y, sin más ni más, sacó
dos los hombres estaban a f u e r a en el tra~ un látigo de cuero cortado en largas tiras, y con gran
bajo y todo el día había una procesión de mujeres con vigor comenzó a aplicarlo a las espaldas de la indiscle~
vestidos de tela blanca, moviéndose desde la entrada ta comunicadora de importunas noticias Concluyó
hasta el pozo y sacañdo agua Era grato el encontlar con un airado sermón en contl a de las entremetidas, y
que el casamiento se consideraba propio, y convenie~­ luego contra las mujeres en general, quienes, dijo él,
te conduciendo al buen orden y economla con segulI- promovían todas las dificultades en la hacienda, y que
d~d y plobablemente a la felicidad individual Don si no fuera pOI ellas los hombres se estarían bastante
Sim'ón, lo fomentaba; a él no le &ustaba teneJ? n~ng~m quietos Las mujeres de la hacienda se quedaron es-
hombl e soltero en su finca, y haCIa que todo IndIo JO- tupefactas ante este inesperado giro de las cosas, y al
ven de edad apropiada tomase para sí una mujer ser el caso rechazado, todas se agolparon alrededol de
Cuando como a menudo acontecía, el indio, en tono la víctima y se fuelon con ella, prodigándole el consue_
suplicari.te le decía: "No tengo mujer'l, don Simón bus_ lo que podían La muchacha se retiró sola, los cOla-
caba en la hacienda y le pIoporcionaba una En su zones de su sexo estaban acerados en su contra; eu la
última visita arregló cuatro casamientos, y el día an- vida salvaje como en la civilizada,
terior a nuestra llegada el mayordomo de Delmónico
se había ido al pueblo más cercano acompañando a las HEvery yo a tear may claiml
parejas y a pagar al padre para que los casara al pre- Except an e1'l'ing sistel"s shame'I,
cio de trece chelines por cada una Tuvo miedo de
confiarles el dinero, por temor de que lo gastaran y Por la tarde abandonó la fiebre a Mr Cathel wood,
que no se verificaran los matrimonios pela dejándolo en un estado de suma debilidad La
El viejo procedía enérgicamente al panel en prác- hacienda era insalubre en aquella estación, las grandes
tica las miras de su amo en este importante asunto, V al tesas y tanques de agua a11 ededor de la casa estaban
ese día se le presentó un caso delicado Una muchacha veldes, y, con los costumbrados aguaceros de la tarde,
india se quejó contra una mujer casada por calumnia ocasionaban fiebres fatales La salud de MI Cathel_
Dijo que ella tenía compromiso de casal se con un mu- wood estaba ya seriamente queblantada En verdad,
chacho a quien amaba y que él la corlespondía, que yo me puse alarmado, y consideré que- era indispensa-
la mujer casada le había injuriado su honrada fama ble para él abandonar la hacienda y el país también,
divulgando que ella se encontraba ya en "estado inte- si era posible Para llevar a cabo mis otros planes de
lesante"; que aquella se lo había contado al mucha_ todos modos pensábamos volver Hicimos el cálculo
cho, diciendo que todas las mujeres de la hacienda lo que, saliendo a la mañana siguiente, podríamos alcan-
notaban, y que se mofaban de él por casarse con seme- zar al bergantín español a tiempo pala embarcarnos
jante muchacha; y ahora, decía ésta, el muchacho ya rumbo a La Habana, y en diez minutos de consult de_
no la queda La mujer casada estaba apoyada por telminamos partir y dhigirnos a nuestra patria In_
un muchedumbre de testigos, y podía admitirse que las mediatamente comunicamos nuestro propósito al ma_
apariencias estaban muy en contra de la demandante, yordomo, quien subió al campanario de la iglesia y 11ae.
pero el viejo mayordomo, sin investigar los méritos mó un coche para que estuviera pleparado a las dos
por ciel to, decidió en su favor con amplias miras In- de la mañana del siguiente día

CAPITULO 25

LAS RUINAS DE UXMAL - UN EDIFICIO ELEVADO - ESPLENDIDA VISTA DESDE SU ENTRADA-


RAROS ORNAMENTOS ESCULPIDOS - OTRO EDIFICIO, LLAMADO POR LOS INDIOS LA CASA DEL
ENANO - UNA LEYENDA INDIA - LA CASA DE LAS MONJAS _ LA OASA DE LAS TORTUGAS. -
LA CASA DE LAS PALOMAS - EL C'UARTEL - FALTA DE AGUA - LA CASA DEL GOBERNDOR.-
TERRAZAS - DINTELES DE MADERA - DETALLES DE LA CASA DEL GOBERNADOR - ENTRA·
DAS - CORREDORES - UNA VIGA DE MADERA INSCRITA CON JEROGLIFICOS - PIEDRAS ESCUL.
PIDAS, ETC'. • ,~' J
¡ ,
Mientras tanto yo regresé para darle una mnada El primer objeto que atrae la mÍl ada al salir de la
más a las ruinas La obra de MI' Waldeck sobre estas flo! esta es el edificio representado a mano derecha en
1 uinas había aparecido antes que yo abandonara este el grabado del frente (fig NQ 34) Disiraída por mon.
país Fué dada a luz: en París en edición de folio ma- culos de ruinas y por montones de gigantescos edifi_
yor, con ilustraciones caprichosa y hermosamente pin_ cios, la mirada se vuelve y de nuevo se fija en esta ele_
tadas, y contiene el resultado de un año de residencia vada estructura. Fué el primer edificio adonde entré
en Mérida y ocho dias en Uxmal En la época de su Desde su portal de enfrente conté diez y seis elevacio-
visita, las ruinas se encontraban cubiertas de árboles, nes, con los muros hendidos y montones de piedras y
los cuales el año pasado fueron derribados, y ya todo vasto.s y magníficos edificios, que a esa distancia pa;e-
estaba despejado y expuesto a la vista Al intentar cían rntocados por el tiempo y desafiar la ruina Esta_
hacer una descripción de estas ruinas, tan vasto es el ba yo en la puerta cuando el sol declinaba proyectan_
trabajo que se me presenta que no sé por dónde co- do desde los edificios una inmensa sombra, ¿bscurecieu_
menzar Interrumpidos en el mero punto de partida do las terrazas donde estaban situados y presentando
de nuestras labores, me hallo incapacitado pal a dar un una escena tan singular que parecía obra de encanto
plano general; pero, afortunadamente, todo el campo El. edificio es de sesenta y ocho pies de largo. La
era llano, descubierto de árboles, y quedaba a plena elevaCIón en donde se halla está construida sólidamen-
vista de una sola vez A la primera ojeada grab6se te desde el llano, y es enteramente artificial Su for-
indeleblemente en mi memoria, y el único día de tra- ma no es piramidal, sino oblonga y redondeada y tie_
bajo de Mr Catherwood estuvo bien empleado ne doscientos cual enta pies de largo en la base y cieu_

III
to veinte de ancho y está plotegida en todo el contOlno, Los indios miran estas ruinas con supelsticiosa
hasia la propia cima, por una muralla de piedras cua- lcvcrencia No quieren acercalse a ellas de nocbe y
dradas Quizá las elevadas estl ucturas de Palenque, conser van la antigua tradición de que un inmenso te-
que nosotros hemos llamado pítamidales, y que se en- soro está escondido allí Cada uno de los edificios tie_
contl aban. tan atruinadas que no pudimos llegal a ne un nombl e que le han dado los indios Este se lla_
comprenderlas con exactitud, Sel íaIl; en su origen de la ma la Casa del Enano, y está consaglado por una le_
misma fOlma Sobre el costado ouental dé la estluc- yenda extl avagante, que, mientras estaba yo sentado
tura hay una ancha escalinata con gl adas de pieili a co- en la puerta, recibí de los labios de un indio, como si-
mo de ocho a nueve pulgadas de alto, y tan empinada gue
que se necesita gran cuidado para el ascenso y el des_ Había una vieja que vivía en una choza situada en
censo· de éstas nosotros contamos ciento una en su lu- el mismo lugar que ahola ocupa la estluctma sable la
gal.· 'En la cumbl e faltaban nueve y quizá veinte es- cual este ec1ificio e~tá sentado, y frente a la Casa del
taban cubie1 tus de escombros en la base En la pm te Gobellwdor (de la cllal se halá mención más adelan-
supel ior de las gradas se encuentl a una plataforma de te), quien se lamentaba porque no tenía hijos En
piedla de cuatro pies y medio ~e ancho, .q:u~ se extien- medio de su aflicción un día tomó un huevo, lo cublió
de ala lalgo de la par te posienor del edlÍlclO No hay con un paño, y lo depositó cuidadosamente en un rin_
puerta en el ccnho pelo en cada uno de los extlemos cón de la choza Todos los días iba a verlo, hasta que
una puer ta da entrada a un aposento de. diez y ocho una mañana encontró el huevo empollado, y vió que
pies de lalgo y nueve de ancho, y en medIO de las dos había nacido una cl.'iatura La vIeja quedó muy com_
hay un ter cer aposento de la misma anchul a, y de placida, y le llamó su hijo, le buscó una nodriza y 10
treinta y cuatlo pies de largo Todo el edificio es de cuidó con esmelO, de modo que al año ya andaba y ha_
piedla; pOl dentro, los muros están muy bien p~lidos, blaba como tm homble; pela entonces dejó de crecer
por fuera arriba de la altura de la puelta, las pledr as La vieia estaba más encantada que nunca, y decía que
son plana~ y cuadradas; sable esta línea hay Ulla pli- con el tiempo él sería un glan sellar o un ley eiel to
mOlosa cOlniza o moldUla, y desde ésta hasta la crma día ella le ordenó que fuel a a casa del gobernador a
del edificio todos los costados se encuentt an cubier- desafiado para una prueba de fuelza El enano tIata-
tos de pre~iosos y elabolados O1namentos esculpidos ba de evadirse, pelO la vieja insistió y él por fin fué.
que forman una especie de arabesco El estilo y carác_ La guat día le permitió la entrada y lanzó su reto al
tel de estos ornamentos ela enteramente distinto de goheluadol Este, sonriendo, le ordenó que levantaIu
cualquiera de los que hasta aquí habíamos visto, ya sea una piedl a de tres arrobas, o sean setenta y cinco li-
en ese país o en otro alguno; no tenía ninguna seme- bIas; el chicuelo regresó llorando adonde estaba su
ianza con los de Copán o de Palenque, y eran entel a- madle, quien le hizo volver pala decir que si el gober_
mente únicos y peculiares Los diseños el an ralos e nadOl la levantaba primero, que él lo halÍa en segui-
incompl ensibles, muy esmel ados, algunas veces. gl 0- da El gobelnador la levantó, y el enano inmediata-
tescos pero a menudo sencillos, de buen gusto y her- mente hizo lo mismo El gobernador entonces le puso
mosos' Entre los objetos inteligibles hay cuadlos y a pI ucba con otras suertes de fuerza y el cnano siem_
1 ambos, con bustos de ser es humanos, cabezas de leo- pIe hacía todo lo que el gobelnadOl hacía Por fin el
pardos, y composiciones de hojas y flores, y los O1na- gobelnador, indignado al verSe igualado por un ena-
mentas conocidos en todo el mundo con el nomble de no, le dijo que, a menos que constl uyel a en una no-
grecas Los ornamentos; que se suceden uno a ob o, che una casa más elevada que cualquiera de las del lu_
son todos diferentes; el todo forma un exb aOl dinalio gar, 10 mataría El pobre enano r egres6 otra vez llo-
conjunto de primor y complejidad, y el efecio es gran- rando a decÍlselo a su madre, quien le rogó que no se
dioso y a la vez: curioso Y la construcción de estos desanimara, y a la mañana siguiente despel tó y se en-
ornamentos no es menos peculiar y sOlprendente que contt ó en este elevado edificio El gobel nadm, vién-
el efecto general No hay tabletas o piedras o sim_ dolo desde la puelta de su palacio, quedó asombrado,
ples, que replesenten cada una por sí misn:a U!!, sujet<? mandó por el enano y le Ol donó que recogiera dos ma-
entero; sino que cada ornamento o combmaclOn esta nojos de cogoiol, una madera de las más dm as, con uno
compuesto de piedras separadas, sobre cada una de las cuales el gobernador le pegaría en la cabeza, y después
~uales se halla esculpida una palte del asunto, y des_ el enano le correspondería con el obo Nuevamente
pués colocada en su lugar en la paled Cada piedla, el enano Ieglesó con lágrimas en los ojos a unitse con
por sí misma, era una insignificante pal te flacciolla- su madre, pero ella le dijo que no tuviera miedo, y le
lia" pero colocada alIado de otras, contribuía a formal puso sobre la coronilla una tOl tillita de trigo La
un' todo el que sin eUa sería incompleto. Quizá po- pI ueba se verificó en pI esencia de todos los gl andes
d) fa na~lársele, con.. . propiedad, una especie de mosai- hombres de la ciudad el gobclnador quebró todo su
co esculpido mazo SObl e la cabeza del enano sin dañal al chicuelo en
Desde la puerta delantel a de este exh aOl dinalio edi- lo mas mínimo En seguida él plocnró evadir la pI ue_
ficio, un pavimento de 22 pies de 1m go por quince de ba en su p10pia cabeza; pero había dado su pulabla en
ancho, de dUla cemento, conduce hasta el techo de pI esencia de sus oficiales, y se vió ohligado a someter_
oh o edificio, situado más abajo sobre la eSÍluctm a al- se El segundo golpe del enano le hizo pedazos el el á-
Uficial, como se mucsba en el grabado (fig NQ 34) neo, y todos los espectadores aclamaron al vencedOl
No existe escalela ni otra visible comunica- como su gobernante Luego después mm ió la vieja;
ción entre los dos; pela, descendiendo pOI un montón pero en la aldea indígena de Maní, a diez y siete le-
de escombros a lo largo del costado del más hajo, V guas de distancia, existe un pozo pIofundo, el cual da
buscando en la obscuridad alrededor de la esquina, en_ ent] ada a una cueva que conduce baio tíeua por una
hamos por una puerta al frente, de cuaba pies de an- inmensa distancia hasta Mérida En esta cueva, a la
cho, y nos hallamos en el interior de una cámala de orilla de una cOHiente y bajo la sombra de un ál bol
doce pies de aUm a, con C01'I edol es que se extienden cOlpulento, se sienta una vieia con una selpiente a su
por todo el ancho, de los cuales el del frente ela de sie- lado, que vende agua en pequeñas cantidades, no por
te pies y tres pulgadas de fondo. y el abo de tres pies cUnelo, sino sólo por una criatura o infante para dar
con nueve pulgadas Las paredes interior es el an de de comer a la selpiente; y esta vieja es la madle del
piedl"aS cuadl adas lisas y pulidas, y allí no había puer_ enano Tal es la fantástica leyenda 1elacionada con
ta intel ior o medio alguno de comunicación con cual_ este edificio; pelO apenas me pareció más extraña que
quiel oü o lugar Por fuera, la PUeI ta estaba sobrecar_ la esb uctura a que ella se Iefiele
gada de ornamentos, y todo el exterior ela lo mismo El oho edificio indicado en el clisé, es llamado
que el del edificio ya desclito arriba Las gLadas que por un nomble que originalmente puede haber he_
conducían desde la eut! ada hasta el pie de la estruc- cho alguna lefelencia a las vestales que en México se
tura se hallaban enteramente destruidas. ocupaban en mantener encendido el fuego sagrado,

112
pero yo creo que en la lengua de los indios de Ux.mal bastecían de este elemento de vida habían desapaleci-
éste no hace referencia ninguna a la historia, tradición do¡ las cisternas se habrían roto o secado las corrien-
o leyenda, sino que se deriva entel amente de influen- tes Esto:, como más tarde supim~s por don Simón,
cias españolas Se llama la Casa de las l\fonjas, o El fué un aSlmto de gran intel és para él, y le hacia estar
Convento Está situado sobre una elevación artificial particularmente ansioso de una completa explOlación
como de quince pies de altura Su forma es cuadran_ de las ruinas El suponia que la superficie de la re-
gular, y un lado, según mis medidas, tiene noventa y gión nó babía cambiado, y que en alguna parte bajo
cInco pasos de largo. No era posible pasar por todo tierla deberían existir glandes pozos, cistelnas o de-
su contorno, por los montones de piedras caídas qne pósitos, que proveyel an de agua a los primitivos ha-
lo obstl ujan en ciertos lugares, pero con segúildad bitantes de la ciudad El descubrimiento de estos po_
puede decirse que tenia doscientos cincuenta pies en zos o fuente en el desiel to, o, más poéticamente, co-
cuadlo Lo mismo que la Casa del Enano, está cons- mo el hallazgo de dinero. La plovisión de agua sería
truido enteramente de piedra tallada, y todo el cxte- ilimitada Innumerabels luneros podlían sacarla de
liar se encuentra lleno de los mismos suntuosos, com- allí, y la antigua ciudad se vería repoblada sin ningún
plicados e incomprensibles ornamentos esculpidos nuevo gasto pal a hacer pozos o tanques
La entrada principal es por una glan puerta que Mientras yo estaba haciendo el reconido de estas
da a un helmoso llatio, cubierto de yel ba, pero limpio ruinas, MI'. Cathel wood prosiguió hasta la Casa del
de át boles, y todo el interior de la fachada está O1na- Gobernador, cuyo titulo, según el nomble que le dan
mentado más suntuosa y complicadamente que el ex_ los indios, indica el edilicio principal de la antigua ciu-
teriOI, y en un más pelfecto estado de ·presel vación dad, la residencia del gobernador o casa leal Esta es
Hacia un lado la combinación el a en forma de rombos, la más grandiosa en apariencia, la más soberbia en ar_
sencilla, pura y de buen gusto; y en la pro te pI incipal quitectUla y proporciones, y la más perfectamente con_
del patio dos gigantescas selpientes, con las ~abe~as sel vada de todas la.s eso ucturas que quedan en Uxmal
Jootas y caídas, iban rodeando desde opuestas direCCIO- El g~'abado del flente (fig N9 35), lepresenta el pla-
nes a lo largo de toda la fachada no hOl'lzontal, con las tres clases de tenazas en que
Al frente y en línea con la puerta del convento, está situado La pI imera teu aza de seiscientos pies
se encuentra otró edificio, sable un fundamento más de lalgo y cinco de alto Está ammallada con piedra
bajo, de idéntico cal'ácter general, Barnado Casa de tallada, y en la supeIficie una plataforma de veinte
TOl'tugas, por las tortugas esculpidas sobre la entrada pies de ancho, de la que se ele·va otra tenaza de quin_
Este edificio tenía en varios lugares enolmes lajadu- ce pies de alto En las esquinas esta tenaza está sos-
1 as, como si hubiera sido sacudido por un teu cmoto tenida por piedras talladas, que tienen las caras le-
Se encuentra situado casi en el centro de las ruinas, y dondeadas como para darle un mejor acabado que en
la cima domina una vista de todQ el den edor, de sin_ ángulos agudos La gran platafol ma de arriba es pla-
gular pero arruinada magnificencia .:.la y limpia de árboles, pela abundante en toconet
Más allá de éste, un poco a la del echa, adonde se verdes del bosque recién despejado, :el cual estaba aro_
puede llegar pasando sobre montones de ruinas, esta- la semblado, o, mejor dicho, dada su inegularidad,
ba otrp ecUficio, el cual a gran distancia llamó nues_ legado con maíz, que hasta el día solamente se levan_
tra atención por sus conspicuos ornamentos Llegamos taba a un pie del suelo En la esquina sudeste de es_
hasta él ascendiendo dos elevaqas tenazas El edifi- ta plataforma hay una fila de columnas 1 edondas de
cio principal era similar a los otros, y a lo largo del diez y ocho pulgadas de diámetro y ti es o cuatro pies
techo se extendía un elevado muro ornamental que de alto, que se extiende más o menos a cien pies a lo
se le llamaba Casa de Palomas, y a clerta distancia largo de la plataforma; y éstas fuelon las más aproxi-
más bien parecía un palomar que ninguna otra cosa madas semejanzas a pilares o columnas que nosobos
vimos en toda nuestra exploración de las ruinas en
aquella región En medio de la tenaza, a lo largo de
Enfrente había una ancha avenida, con una linea la avenida que conduce a una graderia, estaba una co-
de 1 uinas a cada lado, que conducía más allá del mu- lumna redonda, rota, inclinada y cayéndose, con árbo;..
ro del convento hasta un gran montón de ruinas, las les creciendo en su alrededor Era parte de nuestro
que probablemente habían sido en otro tiempo un edi- propósito el hacer una excavación en esta plataforma,
ficio con el cual estaba .conectado; y más allá de éste por la impresión que tenfamos que debajo se hallaría
hay un alto edificio en él fondo, del cual aquél palecía una bóveda, que formarla parte de los inmensos de-
nada más que un vesUbulo o porterla En medio de pósitos que abastecían de agua a la ciudad
los dos había un gran patio, con corredores a cada lado
y el suelo del patio sonaba hueco En un lugar la su- En el centro de la plataforma, a una distancia de dos-
perficie estaba rota, y descendí a una gran excavación, cientos cincuenta pies desde el borde fronterizo, hay
cementada, que probablemente había sido destinada una gradería de piedra de más de cien pies de anchu-
para granero En la parte posterior del patio, sobre ra, y de treinticinco gl adas, que asciende a una terce-
una alta y derruida tenaza, a la cual era dificil subir, ra terraza, quince pies del suelQ, casi igual a la altura
habia otro edificio más arruinado que los otros, pero de la City Hall (Casa del Ayuntamiento), la que, como
el que, por el estilo de sus restos y su dominante po- estaba elevada sobre un plano desnudo, gozaba de la
sición, que sobrepasa a todos los otros edificios menos más dominante posición S610 la erección de estas
la Casa del Enano, y con apariencia de haber estado terrazas ha de haber sido un inmenso trabajo Sobre
en comunicación con la distante masa de ruinas al esta tercera terraza, con su entrada principal dando
frente, debe haber sido uno de los más importantes frente a la gradería, está situada la magnifica estruc-
de la ciudad, quizá el templo principal Los indios le tura de la Casa (lel Gobernador. La fachada mide 320
llamaban el cuartel. Desde alU se dominaban otras pies Apartada de la región de las temibles lluvias y
ruinas DO contenidas en la enumeración de las que se del exuberante crecimiento de la selva que ahoga las
veian desde la Casa del Enano; y el todo presentaba ruinas de Palenque, se sostiene con todas sus paredes
una escena de exótica magnificencia, que confund.fa elguidas, y casi tan perfectas como cuando quedó aban_
enteramente cualquier previa noción con respecto a los donada por sus habitantes Todo el edificio es de pie-
habitantes aborígenes despertadas en igual grado por dra, liso hasta arriba de la moldura que corre a lo lar_
nada de lo que hasta aqui hablamos visto. go de los remates de la entrada, y por encima cubier-
to con las mismas suntuosas, extrañas y complicadas
Había una rara circunstancia relacionada con es- esculturas, entre las cuales sobresale particularmente
tas ruinas Jamás se habia descubierto nada de agua, el ornamento ya mencionado como la greca No exis~
ni existía allí un solo arroyo, fuente o pozo conocido te tosquedad o rudeza en el diseño o proporciones; por
por los indios, que estuviese más cerca que la hacien. el contrario, el todo revela un aire de simetría arqui~
da, a mma y media de distancia. Las fuentes que a_ tectónica y de grandeza; y a medida que el extranjero

113
asciende por las gradas y lanza una mhada de asombro e~tel1didas,o de estar cubierto con estuco, las capas de
a lo largo de sus abim tas y desoladas puertas, se le pIedl a estan chaflanadas a medida que se elevan, y
hace difícil creer que lo que mira frente a él sea la pl€sentan .~na superfic~e plana y pulida En un todo,
obra de una raza en cuyo epitafio, como dicen los his_ la colOCaClOl1: y el pulllnento de las piedlas son tan
toriadDl es se le llama ignorante del arte, y digan que perfectos como si se hubiesen ejecutado de acueldo
ha perecido en la ,rudeza de la vid,a s!llvaje Si él e~_ con las mejores leglas de consb ucción modelna
tuviese en estos dlas sobre su esplendIda terl aza arti- En este departamento decidimos hacer nuesh o do-
ficial en Hyde ParIr o en el JaIdín de las Tunerías, micilio, una vez más en el palacio de un monal ca des_
formaría un nuevo Olden, yo no diré que igual, pela conocido, y bajo un techo tan sólido como cuando gua-
no indigno de permanecer lado a lado con las r eli- lecía las cabezas de sus plimelos ocupantes A dife~
quias del arte egipcio, griego y romano l encia de las l uinas del Antiguo Mundo en donde al_
Pero había allí una cosa que Pal ecía en extraño gunos cícelones charlatanes tratan de ~Xagelar cada
contraste con todo lo demás Fué el primer objeto que flagmento, en esta región en general, la lealidad ex_
llamó mi atención en la Casa del Enano, y el que he cedió a nuestras esperanzas Cuando abandonamos el
señalado en todos los obos edificios Ya hice mención bel gantín del Capitán Fensley no esperábamos hallar
de que en Ocosingo vimos una viga de madera, y en ocupación más que para dos o tres días PelO ante no-
Palenque los pedazos de un palo; en este lugar t~dos sotros se encontraba un vasto campo de labor intere-
los dinteles han sido de madela, y por todas las 1 UlllaS sante y nos dedicamos a él con las ventajas de la expe_
la mayor pal te de ellos estaban todavía en su lugar so- dencia, la plotección y benévola ayuda del propieta_
bre las puel tas Estos dinteles eran pesadas vigas de l io, y al alcance de comodidades que no se podrían
ocho o nueve pies de largo, diez y ocho a veinte pulga_ conseguir en :q,ingún otro lugar No estábamos sepuL
das de ancho, y doce o catOlce de gl ueso La made- tados en la selva CQmo en Palenque Frente a nues-
la como la de Ocosingo, ela muy dUla, y sonaba al tra puelta €lguíase la elevada Casa del Enano, que pa-
go'lpe del machete Según nos dijo nuestro guía, ela t'ecía casi realizar la leyenda india, y desde cualquiel
de una especie que no se hallaba en los alrededol es, parte de la tenaza mirábamos sable un campo de lui_
sino que procedía de los lejanos bosques cercanos al nas
Lago del Petén PUl eCÍa in~xplicable el por qué se usa- Desde el departamento del centlo de las divisio_
la madera en la constl ucción de edificios que, por aba nes en cada ala se corresponden exactamente en tama_
parte, elan de sólida piedra; pero si nuestro guía no se ño y acabado, cuyos detalles aparecen en el plano, y
equivocaba con lespecto al lugar de su desarrollo, ca- la misma uniformidad se consel yaba en los Olnamen-
da viga debe haber sido llevada en hombros de ocho tos POI todas pal tes el techo estaba bien sólido, las
indios, con los necesarios c;argadores de relev~, a una habitaciones secas, y, pala hablar con claridad diré que
distancia de trescientas ~lllas; en consecuen9Ia,~ eran unos pocos miles de dólares invertidos en leparaciones
raras, costosas y ahactlVas, y por esa lazan s~ .l~s lo hablían lestaurado y puesto en condiciones de ser
ha de haber considelado ornamentales La POSIClO n ocupado de nuevo por sUs leales dueños En la habi-
de estos dinteles era de las más difíciles, pues estaban tación mal cada A las paredes estaban cubiel tas con
obligados a SOPOl tal' una sólida masa de muro de pie_ yeso muy fino, igual al mejor que se ve SObl e las pa-
dra de catorce o diez y seis pies de altura y de tl es o redes en este país El resto era todo de pierna lisa
cuatl o de grueso. En otro tiempo, quizás, selÍan tan pulimentada No habían allí pintUlas, Olnamentos de
fuertes como la misma piedra; pelo ahora se veía que estuco, tabletas esculpidas, ni cualquier otla clase de
no el an tan durables, Y que llevaban en sí mism,os el decolaciones
gel men de la destrucción La mayor pUl t~, es CIerto,
estaban en sus lugares, sanos Y más duros que el gua- En la habitación marcada B enconhamos un op-
yacán' pero atlas estaban peIforados por la cal coma; jeto que consideramos de lo más interesante Era
algunhs 1atas por en medio, y los muros que descan- una viga de madera, como de diez pies de largo y muy
saban sable ellos iban venciendo con lapidez su resto pesada que se había caído de su lugar sobre la puel ta,
de fOl taleza; Y otros se encontraban caídos po~ com- y que por uno u ob o motivo la habían alfastl ado ha-
pleto En efecto, salvo el} la Casa de las ,MonJas, la cia el intelior de la cámara y dejado en un obscuro
mayor destrucción plovema de la decadenCIa "'t rotUl,a tincón POI el frente presentaha una línea de carac-
de estas vigas de madeta, Si los dinteles hubIeran SI_ tel es eculpidos o estampados, casi borrados, pelo que
do de piedra, los plincipales edificios, d~ esta desola: nosotros descubrimos que eran jeroglíficos, y, hasta
da ciudad estarían hasta la fecha casr mtactos, al SI donde pudimos entendellos, semejantes a los de Co-
los edificios estuviesen todavía. ocupagos .v a la VIsta pán y de Palenque Varios indios estaban a TIuestlo
ah ededol', con una vana culÍosidad observando todos
del amo cada viga en decadencIa ha~rza SIdo 1 eempla-
zada, y' el edificio salvado 4e l~ rl;llna En sus mo- nuesbos movimientos, Y l no queriendo llamaI1es la a-
mentos de glandeza y'podeu?, lamas pensaron ~os e- tención la dejamos con un indio en el momento en que
dificadores que llegaua el tiempo en que su cmdad se sent~ba sobre ella Antes que hubi~semos salido
selía una desolación por la puel ta oímos el sonido de su machete con el
cual, al levantalse, impensadamente había levantado
La Casa del Gobel'nadol' está situada con su Ílen- una larga astilla a pocas. pulgadas de los car~ctel eS
te hacia el Oriente En el cenho, da~do flente a la Sentimos casi un escalofrío pero no nos ah evlmos a
gl adería que conduce a la ten az~, estan las tre~ en- ordenarle que la dejala, pu'es podía sel que pOl igno-
1.1 adas principales La de en med.lO es de o?ho pIes y lancia lecelo o suspicacia, él buscUla los medios de
seis pulgadas de alto; las ohas son de la mIsma altu- asegu~ar su desh ucción Inmediatamente detel miné
ra pelO de dos pies menos de ancho La puerta cen- adquhh esta misteriosa viga Compe~i~o a desp,edi,l_
ti ~l se abre hacia una habitación de sesenta pies de me aplesmadamente a mi llegada a Menda don Slrnon
largo por veintisiete de fondo, que está dividida en dos bondadosamente prometió enviármela, junto .co~ una
cOllcdOles por un mmo de hes y medio pies de f'?'spe- piedl a esculpida que formaba uno de los pl1nc1pales
sor con una puerta de comunicación enüe ambos de ornamentos en todos los edificios Esta última se ha-
las' mismas dimensiones que la puerta de cnb ada El lla ahora en mi poder, pero la pIÍmela nunca me lle-
plano es el mismo qlle el del COlledOl al frente del pa~ gó Entle la multitud de pesadumbres lelacionadas
lacio de Palenque, excepto que aquí el corredor no se con nuestla repentina partida. de estas 1uinas, no pue-
extiende a todo el largo del edificio, y que el corredor do menos que deplorar la desgracia de no haber ase-
de atrás no tiene puelta de salida Los pisos son de gUIado la salvación de esta viga ¡Ante cuán débil luz
piedra lisa cuadlada y los mUlOS de bloques cuadla_ se ha esclito la histOlia amclica:n.a! En Uxmal no hay
dos primolosamente colocados y pulidos con esmero "ídolos" como en Copán, ni una sola imagen en estu_
El cielo folma un arco triangular sin llave, como co o tableta esculpida como en Palenque, Con. excep-
en Palenque, pero, en lugar de las piedras brutas ~ión de e~ta viga de jeroglíficos, aunque buscamos: an-

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siosamente¡ no descubrim~s en lo absoluto nin~ú~ pun_ con los que el asunto estaba recargado, y sin ningún
to de semejanza;.y .el travlesp machete ~e un llld~o po~ intento de llenarlos El lector verá cuán del todo in-
dría destruir el umco eslabon que pudiera relaclOnar~ suficiente puede ser cualquier descripción verbal, y
lose~e~ . " estará capacitado por él para formarse alguna idea del
El ornamento a que antes me he refendo esta In- imponente exterior del edificio El exterior de todos
sertado en uno de los compartimientos del "plano" los edificios en Uxmal estaba ornamentado de la mis.
Repl esenta el frente de una calavera con alas exten- ma manera complicada La parte que representa el
didas y lingleras de dientes proyectados, en efecto, grabado abraza como veinte pies de la Casa del Gober.
algo pOi el estilo a la figura de una calavera de las nador. Todo el exterior de este edificio presenta una
que colocamos en n1;1estras lápidas sepulcral~s Es <!e superficie de setecientos pies; la Casa de las' Monjas
dos pies de ancho lllCluyendo las alas, y tiene atras tiene dos mil pies, y la extensión de superficie esculpi-
una grapa de piedra¡ como de dos pies de largo, p~r da que presentan los otros edificios no puedo darla
medio de la cual estaba fijado en la pared Don Sl~ Los dibujos completos de todo lo que existe formarían
món lo había removido entero, con la intención de co- una de las más esplbndidas series que jamás hayan si·
locarlo como un Olnamento en el frente de su hacienda. do publicadas, y tal ~s aún nuestra espe1 anza de que
algún día podamos presentarlos El lector podrá for_
Era nuestro pi apósito el plesentar dibujos com_ marse alguna idea del tiempo, habilidad y trabajo re_
pletos del exterior de este edificio, y, en verdad, de to~ queridos para ejecutarlos ; y más que todo, concebir
dos los demás La plancha del frente representa una el inmenso tiempo, arte y trabajo que se necesitarian
división con sus ornamentos esculpidos, o lo que yo para esculpir semejante superficie de piedra, y la ri_
he llam:ado mosaico Como en Copán Mr Cather-
j
queza, cultura y podelfo del pueblo que pudiera poner
whood se vió obligado a hacer varios ensayos antes que en acción tal habilidad y trabajo para el simple deco-
pudiera comprender el aSWlto para así copiar los ca_ rado de sus edüicios. Probablemente todos estos or-
ractel es. El dibujo fué empezado ya avanzada la tat'- namentos tienen un significado simbólico; cada piedra
de estaba incompleto cuando le dejamos para regre- forma parte de una alegoría o fábula, escondida para
sa~ a la hacienda¡ y, por desgracia, el' e nunca estu· nosotros, inescrutable a la luz de la débil antorcha con
va en aptitud de conUnuarlo Se presenta en el esta- que podemos alumblarla, pero que¡ si algún día se re_
do en que lo dejaron los últimos toques del lápiz en vela¡ demostrará que la historia del mundo todavía no
el lugar, faltando muchos de los menudos caracteres se ha escrito

CAPITULO 26

TERMINADA LA EXPLORACION - ¿QUIEN EDIFICO ESTAS DERRUIDAS CIUDADES? - LA OPINION


DE DUPAIX - ESTAS RUINAS NO TIENEN SEMEJANZA CON LA ARQUITECTURA DE GRECIA Y
ROMA _ NADA HAY PARECIDO A ELLAS EN EUROPA - NO SE ASEMEJAN A LAS OBRAS CONOCI
DAS DEL .TAPO N Y DE LA CHINA - NI A LAS DE LA INDIA - NO SE HALLARON EXCAVACIONES
LAS PIRAMIDES DE EGIPTO, EN SU ESTADO PRIMITIVO, NO SE PARECEN A LAS LLAMADAS PI.
RAMIDES DE AMERICA - LOS TEMPLOS DE EGIPTO NO SON COMO LOS DE AMERICA ,.- LAS ES.
CULTURAS NO SON IGUALES A LAS DE EGIPTO - PROBABLE ANTIGUEDAD DE ESTAS RUINAS._
RELATOS DE LOS HISTORIADORES ESPAl\lOLES. - ESTAS CIUDADES PROBABLEMENTE FUERON
EDIFICADAS POR LAS RAZAS QUE HABITABAN EN EL PAIS EN LA EPOCA DE LA CONQUISTA
. ESPAÑOL. - DICHAS RAZAS AUN NO SE HAN EXTINGUIDO

Ahora ya he concluido la exploración de las ruinas. El segundo es con 1 especto a la antigüedad de los
El lector tal vez se alegre-de que nuestros trabajos edificios; pero aquí la nube es más obscura, y no tan
hayan tenido un fin tan repentino (mis editores cierta~ fácil de disipar.
mente lo están)¡ pero yo le aseguro que pude alber... No es mi deseo el recapitular las diversas teorías
gar en mí cOlazón le deseo de ser prolijo hasta más que ya han sido -presentadas La más irlacional, qui-
allá de todo límite, y que le he hecho la merced de ser zás, es la del Capitán Dupaix¡ quien atribuye a las rui-
muy breve, en realidad, he dejado escapar la mejor nas de Palenque un origen antediluviano; Y, para des_
oportunidad que autor alguno haya tenido jamás para gracia suya se basa en la acumulación de tierra sobre
hacer que el lector se aeuel de de él No quiero ha. las figuras que existen en el patio del palacio. Su vi-
cer mención de otras ruinas de las cuales supimos que sita se efectuó treinta años antes de la nuestra; y, aun_
se encuentran en lugares más remotos No me cabe que él las limpió, cuando llegamos sin duda la acumu-
rIuda que se puede pasar un año con gran provecho en lación era otra vez tan grande como cuando estuvo
Yucatán El campo de las antigüedades americanas allí En todo caso, por su propia explicación las fi-
apenas queda abiertQ; pero por el presente ya he ter_ guras no se hallaban enteramente sepultadas Yo con_
minado servo un vivo lecuerdo de la condición de aquellos mo
y aquí yo desearía partir, y dejar el lector vagan- numentos, y no tengo eScrúpulo en decir que¡ aun es_
do solo libremente por entre el laberinto de misterio tando enteramente sepultados¡ un h landés, con el ar-
que se cierne sobre estas derruidas ciudades; pero se~ ma nacional que ha prestado servicios semejantes en
ría cabal día el hacerlo asi, sin ocuparme por un mo~ nuestros canales, en tres horas habría removido todo
mento de la importante cuestión: ¿Qué pueblo fué el este depósito antediluviano No seguiré los eruditos
que edificó estas ciudades? comentarios sable esta sugestión del Capitán Dupaix,
Desde que fueron descubiel tas, una densa nube salvo para hacer ver que Se ha gastado mucha el udi-
ha sido arrojada sobre ellas en dos sentidos El pIi. ción e investigación sobre datos insuficientes o inco-
mero se refiCle 3 la inmensa dificultad y -peligro¡ t13- n ectos, o haciendo mérito de hechos que al referirlos
bajo y gastos, para visitarlas y exploraI1as Ha sido se les ha dado ciel to sesgo; mas, poniéndonos nosotros
mi objeto el desvanecer esta nube Por las presentes en igual categolía de quienes han suministrado esos
páginas se verá que los relatos han sido exagerados; datos, y en beneficio de los exploradores y escritores
y, con lespecto a Palenque y Uxmal a lo menos, los ú- que puedan suced~rnos, reduciré esta cuestión a un
nicos lugares que por cierto han. sido pI esentados al campo todavía así suficientemente ancho¡ a saber: una
público, no hay dificultad en l1~gar a eHos ni riesgo en campal ación de estas 1 uinascon las ruinas arquitec..
explorarlos. tónicas y escultólicas de otras edades y otros pueblos

115
Doy principio con la proposición de que tales rui.. destinadas y usadas como sepulcloS Estas por el con_
nas no son ciclópeas ni se parecen a las obras de los tralio, son erttelamente de tierra y piedra Jamás se
griegos o de los romanos; no hay en Europa seme.. han descubierto en ellas cámaras inteliOles y es plOo.
jante a ellas Tenemos, entonces, que dirigir nUes~ bable que ninguna exista y la diferencia más radL
bas miradas al Asia y al Aflica. cal de todas es, que las pirámides de Egipto están com~
Se ha sup'!1esto que en diferentes pelÍodos de tiem_ pletas por sí mismas, en· tanto que las estl uduras en
1)0 barcos del Japón y de la China han sido anojados este país fueron erig~das únicamente pal a servir como
sobre las costas occidentales dé América La civiliza.. fundamento de edificios No existe en Egipto pirámi.:.
ción, la cultura y la ciencia de aquellos paises se sabe de alguna con un palacio o templo encima; en este país
que vienen de la más remota anitgüedad Del Japón no hay una estructura que no lo tenga; a lo menos nin-
yo cleo que algunos 1elatos y dibujos han sido publi.- guna de cuya condición pueda formarse un juicio
cados pero no he logrado tenellos a mi alcance; de la Pero además hay una consideración, que debe sei
China, durante toda su larga historia, el inteliOl ha concluyente Las pirámides de Egipto, según yo las
permanecido tan completamente cerrado. a los ext!,un.. he considerado, y tal como ellas se encuentran en la
jelos, que no conocemos nada de su antIgua arqUltec- actualidad, difieren mucho matelÍalmente de las es-
tura Quizá, sin embargo, no está lejano el tiempo en ti uctmas primitivas. Herodoto dice que en su tiem_
que podamos conocerla Al presente sólo sabemos po, la gran pirámide estaba revestida de piedra, de
que ha sidQ siempre un pueblo nada adicto a los cam_ modo que presentaba una" superficie lisa en todos sus
bios; y si su antigua arquit~ctura es igual a la moder~ lados desde la base hasta la punta. La segunda pil á:-
na no tiene semejanza de nmguna clase con estas des.. mide de Ghizeh, llaPlada la pirámide de Cephrenes,
en su actual condición, presenta en la parte baja gra,:"
co~ocidas ruinas. derías, con una acumulación de piedl as angulal es en
Hemos estado familiarizados con los monumentos la base, las cuales originalmente llenaban los intel sti-
de la India Los restos de la arq,uitectUl a indostánica: cios entre las gradas, pero"que Se han caído ya. En la
representan inmensas excavaciones en la roca, ya sea parte superiqr las capas intermedias están todavía ep.
enteramente artificiales o dando amplitud a las caVer.. su lugar, y los lados presentan una superficie lisa has_
nas naturales, sostenidas por el frente con glandes ca.. ta la punta No cabe duda que, al principio, todas las
lumnas talladas en la misma roca con un interior obs. pirámides de Egipto fueron construidas con sus lados
curo y tétrico. perfectamente lisos Las gradas no formaban parte
Entre todas estas ruinas americanas no se encuen- de la obra Es en este estado solamente que deben
tra ni una sola excavación. La supelficie del país, 8- ser consideradas, y en esta condición cesa toda posible
budante en laderas de montañas, parece invitar a ha- semejanza entre ellas y las llamadas pirámides de A_
cerlas; pero resulta que en vez de estar subtenáneas, mélica.
el impresionante rasgo de estas l uinas es, que \05. e" Inmediatamente después de las pirámides, los res-
diíicios están situados sobre altas elevaciones artifi- tos más antiguos de la arquitectura egipcia, tales co-
ciales; y difícilment~ puede. suponerse que un pueblo mo el templo de Absamboul en Nubia, como las de los
que emigl asé a un país nuevo, con aquel poderoso im- indostánicos, son excavaciones en la roca, por lo cual
pulso natural de perpetuar y letener a la vista los le- se ha supuesto que los egipcios delivart su estilo de
cuerdos de la patria, hubiese obrado tan diametralmen- aquel pueblo En los tiempos subsiguientes comenza_
te en conti'a de sus asociaciones nacionales y r~ligio­ ron a erigir sus templos sobre el suelo, reteniendo los
sas mismos rasgos de sombría grandeza y descollando por
En escultura, además, los indostánicos difieren en_ su vastedad y por lo macizo de la piedra empleada en
teramente. Sus asuntos son en gran parte más ho- sus construcciones Esta no parece haber sido la mi-
lrendos .siendo por 10 general representaciones de se_ ra de los arquitectos americanos. Entre todas estas
1es hurilanos retorcidos, tteformados y fuera de lo na- ruinas no vimos una piedra digna de ser colocada so-
tural muy a menudo con muchas cabezas, o con tres bre los muros de un templo egipcio. Los únicos blo-
o cuatro brazos o piernas que salen del mismo cuerpo ques más grandes eran los "ídolos" u "obeliscos", co-
Pasemos finalmente a los egipcios El punto de mo se les ha llamado, de Copán y Quiriguá; pero en E_
semejanza al que se ha dado mayor importancia es la gipto piedras tan grandes como estas fueron elevadas
pirámide. La forma piramidal es una que se sugiere a una altura de veinte o treinta pies y colocadas en
por si misma a la inteligencia humana en todos los los muros, mientras que los obeliscos que aparecen
países, como el modo más sencillo ~ seg~r~ de erigir como ornamentos en las puertas, elevada, una sola pie_
una elevada estructura sobre un SÓlIdo CImIento Por dra, a una altura de noventa pies, de tal modo los so-
consiguiente no puede ser considerada como un apoyo brepasan en grandeza, que, al ser imitaciones, son las
para asignar un origen común a todos los pueblo~ en- más débiles que jamás se hayan intentado por hombre!?
tre quienes Se encuentran estructuras de ese caraeter, de aspiración.
a menos que la similitud persevere en sus rasgos más Por otra parte: las columnas son un rasgo distin_
sobresalientes. Las pirámides de Egipto son singula- tivo de la arquitectura egipcia, glandes y macizas, y
res y uniformes, y fuerpn invariablemente erigidas pa- hoy en día, descollando sable las arenas, estremecen al
ra los mismos usos y PlopóSitos, hasta dop.de tales usos asombrado viajero en aquel misterioso país No exis_
y propósitos son conocidos Todas ellas son cuadradas te un templo junto al Nilo sin ellas; y el lector se a-
en la base, con gradas que se elevan en disminución cordará, que entre todo el conjunto de estas ruinas
hasta llegar a un punto. La estructutra que más se ni una sola columna se ha encontrado Si esta arqui-
aproxima a ésta se encuentra en Copán; pero ni aun tectura se hubiese derivado de la egipcia, tan SOlpren-
en ese lugar existe una pirámide entera que permanez~ dente e importante rasgo jamás habría sido desecha..
ca sola y aislada, ninguna con cuatro lados completos, do. Los dramas, pronaos y adytum, todos igualmente
sino únicamente dos, o, a lo más, tres, y destinada a característicos de los templos Egipcios, faltan aquí
formar parte de otras estructlU"as Todas las restan- también enteramente.
tes, sin una sola excepción, son altas elevaciones, con
los lados tan derruidos que no pudimos comprender su Luego, en cuanto a la escultura. La idea de se_
forma, las que, tal vez, estaban siemplemente amura- mejanza en este particular ha sido tan a menudo y
lladas en derredor, y tenfan graderías al frente y en con tal confianza expresada, y los dibujos en estas
]a parte posterior, como en Uxmal, o terrazas o eleva_ páginas han dado tan frecuentemente la misma im_
das plataformas de tierra, a lo más de tres o cuatro fi_ presión, que yo casi vacilo en declarar la absoluta fal-
las, sin una forma precisa, pero nunca cuadrada, y con ta de semejanza No intentaré establecer cuáles sean
pequeñas graderfas en el centro. Además, las pirámi- estas diferencias; pero, para que el lector pueda dar-
des de Egipto es sabido que tienen cámaras intenio- se plena cuenta del asunto de una vez, he presentado
l.'es, y, cualesquiera que sean sus otros usos, han sido una plancha de la escultura egipcia tomada de la car_

116
teta de Mr Cathel\yood (fig NQ 36) El asunto de la desnudos, con Z.al cilIos al modo Indígena, Idolos de
derecha~ ~odas Clases, Leones, Ma'r~itas o Jarros", &c:; y ade-
se ton16 de un lado del glBn monumento de Te_ más, udespués de la paI Uda de estos seiíores, por es-
bas conocido como el vocal Meronon, el cual nunca ha pacio de veinte años buba tal abundancia en la Re-
sido grabado antes de ahora. El otro representa la gión, y la Gente se multiplicó tanto, que los Viejos
parte supel'ibr del obelisco caído de Carnae; y yo juz- decían que toda la Provincia parecía una sola Ciudad,
go, por comparación con los grabados antes plesenta- y entonces dedicáronse ellos mismos a edificar más
dos, que no se hallará semejanza de ninguna clase 'remplos, lo cual pl adujo un tan gran número de
Solo hay una por cierto impresionante, y esta es que eUos"
las figuras se encuentran de perfil; pero esto es igual- De los nativos dice: UEllos se aplastan la Cabeza
mente cielto en toda buena escultura en bajonelieve. y la Frente, se pel foran las Orejas y se ponen en eUas
No existe, por consiguiente, semejanza alguna en- Anillos. Sus Caras el 3D generalmente buenas, y no
tie estas ruinas y las egipcias; Y, faltando aquí, es en muy morenas, pelO sin Barbas, pues se las chamuscan
vano que busquemos en cualquier otra parte Estas cuando son jóvenes, pl;lla que no pueda~ crecer1es.
son diferentes de las obras de cualquier otro pueblo Sus cabellos eran lalgos como los de las Mujeles, y en
conocido, de un nuevo orden arquitectónico, y entera Trenzas, con las cuales se forman una Guirnalda alre_
y absolutamente anómalas: son únicas en su género.. dedor de la Cabeza, y les cuelga una pequeña Cola por
Invito la atención especial hacia esta materia, de detrás". "Los Hombres principales llevaban un Ta...
quienes estén familializados con las aItes de otlos parrabo de ocho Dedos de ancho ceñhl0 alrededor
países; porque, a menos que yo esté en un elror, te- en vez de Calzones y que les daba varias vueltas en
nemos una conclusión mucha más interesante y admi_ la cintura, de modo que un eXtre~o de él les colgaba
rable que la de quienes relacionan a 1QS fundadores de por delante y el otro por detrás, con primorosos tra-
estas ciudades con los egipcios o con otro pueblo cual· bajos de Plumas, y tenian grandes Mantos cuadrados
quiera Tal es el espectáculo de un pueblo diestro en anu(lados sobre sus H.Qmbres, y Sandalias o Borceguíes
arquitectura" escultura y dibujo, y, sin duda alguna, hechos de Pieles de G.a~o"" El lector casi ve aquí, en
en abas artes más perecederas, y que poseía la cultu- las cabezas aplastadas y en los trajes de los nativos.
ra y el refiriamiento qUé las acompaña, no derivados un rehato d~ las im4genes es~iJ.lpitlas y estucadas en
del Viejo Mundo, sino originados y desarrollados aquí, Palenque, el que, ·8tl-nque .un ·poco más allá de los ac-
sin modelos ni maestros, con una existepcia distinta, tuales limites territoriales de' Yucatári, formaba qui-
separada e independiente; indígena, como las plantas zá en ou'O tiempo una parte de esta provincia.
y los frutos ~e la tieiTa. ". A uiás d~ las 1uminosá~ y familiares descripCiones
No intentaré investigar el origen de ~ste pueblo, dadas por Cortés del esplendor que ostentaban ios e_
de qué país procede, ni de cuándo o de cómo haya ve_ dificios de México, tep,gb .a mi alCance la autolidad de
nido; me ceñiré a sus obras· y a las ruinas. nada menos que un testigo· ocular Esta es la· de Ber_
Me inclino a pensar que aquí nO hay campo sufi_ nal Díaz del Castillo, un seguidor: y participante en to...
ciente para la creencia en la gran antigüedad que se das las expdiciónes que 'acompañáron a la conquista
ha atribuido a estas ruinas; ni menos que ellas sean de Méxicó.
las obras de un pueblo desaparecidQ, y cuya historia Empezando con l~. primera expediCión, dice así:
desconocemos; s1no que por el contrario, opuesta co- "Al aproximarnos a Yucatán, pelcibimos un gran pue~
mo es mi idea a todas las teorías establecidas, creo blo a la distancia de dos leguas de la costa, el cual,
que dichas 6bras: fueron construidas por las razas que por su tamaño, exced~a a .cualquier puebl.o de Cuba,
ocupaban el país en la época de la invasión de los es· denominamos Gran eairo". .Invitados por un caci-
pañales, o pOr algunos no muy lejanos de sus ploge. qu~. que salió en una canoa, se fueron a tierra, y em~
nitores. prendieron la marcha turrtbo al pueblo, pero en el tra_
y esta opinión está fundada, en primer lugal', en yecto se vieron sQrprendidos por los nativos, a q.uie-
la apariencia y condición de las mismas ruinas El nes no obstante, ellQ~ repelieron, matando a qumce.
clima y luJuriosa exuberancia de la tierra son de lo "Inmediatos al lugar de esta embqscadaU , di~e él, Clha~
más destructor para todos los materiales perecederos bía tres edificios de cal y cantQ, en donde habia ído-
Expuestos durante seis meses cada año al diluvio de los de balro con seml;)lantes diabólicos"; &c. Los e_
las lluvias tropicales, y con árboles creciendo por en_ dificios de cal y canto, y el oro,· nos dieron una alta
tre las puertas y por encima de los edificios, parece idea del pafs que habíamos descubierto".
imposible que, después del transcurso de dos o tres
mil años, pudiera mantenerse en pie ni uno solo de A los quince días de navegar más adelante, des...
ellos. . cublieron desde los barcos un gran pueblo, con una
La existencia de vigas de madera\ y en- Uxmal en entrada, y bajaron a tierra para hacer aguada Mien~
perfecto estatlo de preservación, l'atiflca esta opinión. tras llenaban sus tonelés llegaron cincuenta indios a
La duraci6n de la madera depende de su calidad y dei saludarlos, "vestidos con mantos de algodón", quie~
lugar que ocupe. En Egipto, es la verdad, se ha des_ nes "por señas nos invitaron para ir a su pueblo".
cubierto madera sana Y per~ecta, y ciertamente de Prosiguiendo hacia aquel lugar, "llegaron a algunos
tres mil año$ de antigüedad; pero aun en aquel clima grandes y bien constrUidos edificios de cal y canto, con
seco no se ha encontrado ninguna en situación del to- figuras de serpientes y de idolos pintadas en las pa-
do expuesta a la intemperie. Ha ocurrido esto solo redes.
en los ataúdes de las tumbas y en los sepulcros de la~ En la segunda expedici6n, navegando a lo largo de
momias en Tebas, y en grapas de madera para juntar la costa, pasaron por una isla baja, como a tI es leguas
dos piedras, y siempre completamente encerradas y a· de la costa, en donde, al bajar a tierra hallaron "dos
partadas del aire. edificios de cal y canto, ambos bien construidos con
gradas, y un altar colocado frente a elertas horribles
En segundo lugar, mi opinión se funda en relatos imágenes, representaciones de los dioses de estos in_
históricos. Herrera, quizás el más fidedigno de los dios"
historiadores españoles, dice, refiriéndose a Yucatán: Su tercera expedición se verificó bajo las órde-
"Toda la región se encuentra dividida en diez y ocho nes de Cortés, y en ésta, su respeto a la verdad y la
distritos, y en todos ellos habla tantos y tan soberbios confianza que se puede tener en él, están felizmente
Edificios de Piedra que era asombroso, y la más gran· demostrados en la lucha que sostuvo entre sus profun_
de Maravilla es, que no haciendo Uso de ningún Me_ dos sentimientos reltgiosos y el dar crédito a la evi-
tal, ellos fuesen capaces de erigir ttlles Estructuras, dencia de sus sentidos, según aparecen en su comen-
que parecen haber sido Templos, pues sus Casas eran tario sobre la relación de OOmara de su primera bata_
siempre de madera y techadas con paja. En esos Edi. lla HEn su relato de esta acción, dice Gomara que,
ficios estaban esculpidas las Imágenes de Hombres antes de la llegada del gl'ueso del ejército a las 6rde.
nes de COl tés, Flancisco de Maria apareció en el cam~ nuestro campamento, con órdenes de tlaer tan pací-
po sobre un caballo rucio picado, y que era ~no de l.os ficamente como pudiesen a dos sacerdotes" En esto
santos apóstoles, San Pedro o sto Jago (Santiago), dIS~ acel taran Uno de ellos era una persona de rango y
frazada bajo su peI sana Yo digo que todos nuestros autoridad sobre todos los templos de la ciudad Ade-
trabaios y victorias son guiados por la mano de Nues~ más: "dentro de los altos muros de los patios donde
tro Señor .Jesucristo, y que en esta batalla había t~n~ estábamos acuartelados" Y otra vez dice: la ciudad
tos enemigos para cada uno de nosotros, que podlan de Cholula "se parece mucho a Valladolid" Ella "te_
habernos sepultado bajo el polvo que pudiera,n h.,aber nía en aquella época arriba de cien tOlres blancas ele·
contenido en sus manos, pero que la gran mISerIcor_ vadas, que eran los templos de sus ídolos El templo
dia de Dios nos ayudó durante todo el encuenb o Lo pIincipal ela más elevado que el de México, y cada
que Gomala asegura puede babel sucedido, y a mí, uno de estos edificios estaba situado en un espacioso
pecador como soy, no me fué permitido vello Lo que patio"
yo vi fué a Francisco de Morla en un caballo castaño Al aproximarse a la ciudad de México, prorrumpe
caminando en compañía de Cortés y de los oh?S I:e- en un lapto de entusiasmo y dice: "No pudimos com_
ro aunque yo, indigno p~cador como soy, haya sIdo lI}~ pmarla con nada sino con las encantadas escenas que
capaz de contemplar a nmguno de estos apóstoles, mas 1 abiamos leído en Amadís de Gaula, por las grandes
de cuatrocientos de los nuestI os estaban present~s Su tOlles, templos y otros edificios de cal y canto que pa-
testimonio debe ser tomado También debe ave~'lguar~ recían sm gil' del seno de las aguas"
se cómo aconteció que, cuando se fundó la vIlla en "Fuimos recibidos por grandes señores de aquel
aquel sitio no fUé designada con el nombre de uno país, parientes de Montezuma, quienes nos conduje_
u abo de ~stos santos apóstoles, l~amá!ldola Santiag? Ion a nuestros alojamientos en palacios magníficamen-
de la Vittoria o San Pedro de la VIttOl'la, como lo fue te constI uidos de pIedra, cuyo maderaje era de cedro,
Santa María, y no se erigió ni se dedicó una i~le,sia a con espaciosos patios y aposentos amueblados con do-
uno de estos benditos santos Hal to malos crIstIanos seles del más fino algodón Todo se hallaba Olnamen-
fuimos nosotros, en verda.d, según el r~lato de G~ma­ tado con obras de arte pintadas, y admirablemente en_
ra, puesto que, cuando i2.IOS nos mando a sus ,aposto- lucidas y blanqueadas, y Se hacían más deliciosos por
les para pelear a nuestra cabeza, no reconocl~os la la multitud de hermosos pájat os",
gran merced que nos hacía ni le dimos las gracIas por "El palacio en que fUImos alojados era muy claro,
tan gran misericordia!" alegI e, limpio y agradable, teniendo su entrada a tra_
Yendo de camino en su marcha para México, lle- vés de un extenso patio"
garon a Cempoal, en cuya entrada dice é~:" H~u~?amos Montezuma, en su primer entrevista con Cortés le
sorprendidos de la hermos~ra de los e~ifIclOS Nues- dijo: "Los tlascaltecas os han contado, yo lo sé, que
tra guardia avanzada, habIéndose dirIgIdo a la plaza yo soy como un dios, y que todo cuanto me rodea es
principal, cuyos edificios habían sido recientemente 010, plata y piedras preciosas; pero ya veis ahora que
blanqueados Y enyesados, en cuxo arte esta, gente. es no soy más que carne y sangre, y que mis casas son
muy experta, uno de nuestros JInetes 9ue<!0 tan Im- semejantes a otras casas, de cal, piedra y madera".
presionado con el esplendor de su apal'lencla a la luz "En la gran plaza nos quedamos asombrados de
del sol que regresó a riendasuelta adonde estaba Cor_ la multitud de gente, de la regularIdad que alll rei-
tés pa{a decirle que los muros de las casas eran de naba y de la inmensa cantidad de mel caneías"
plata" "La plaza entera estabá cercada de portales"
'Ofendido Cortés por la abon~Jr:able c?st,umbre de
los sacrificios humanos, determmo suprImIr por la "Desde la plaza nos dirigimos al gran templo; pero
fueIza su culto idoláttico y destruir sus -falsos dioses antes de entrar en él hicimos un recorrido por unos
Los caciques ordenaron al pueblo que Se armase en grandes patios, el más pequeño de los cuales me pare-
defensa de su templo; "pero cuando vieron que nos ció que contenía más terreno que la gran plaza de Sa_
estábamos preparando para ascender por la gran gra.. lamanca, con dobles cercados, construidos de cal y can.
dería", dijeron que "ellos no podr!an defenderse a. sí to y los patios pavimentados con grandes piedras blan_
mismos' y apenas acabaron de decIr esto l cuando ClU- cas talladas, y en donde no, estaban I evocados y pull-
cuenta de nosotros, subiendo con tal propósito, del'li- dos"
bamos e hicimos pedazos los enormes Idolos que, hal~a­ "La subida hasta el gran templo se hacía por cien-
mas en el interior del.templo:' Entonc~s <;ortes d~~­ to catorce gradas".
puso que se reuniese cIerto numero de ((IndIOS, alb~lll_ Desde las plataformas, en la cima del templo, to-
les con la cal, que abunda en aquel lugar, e hIZO lIm_ mando Montezuma de la mano a Cortés , le señaló los
piar de sangre los muros Y, l'epellarlos d~ nu;evo" , clifelentes puntos de la ciudad y sus ahededores, todo
A medida que se aproxImaban al terntorlO de Me- lo cual se dominaba desde aquel sitio" También ob_
xico continúa: '1Las apariencias demosttaban que ha- sel vamos los templos y adoratorios de las ciUdades
bía~os enh ado en una nueva 1 egión l pues los templos cil cunvecinas, edificados en forma de tones y fortale~
eran muy elevados, y, juntamente con las viviendas zas, y atlas sobre la calzada, todos blanqueados y ad-
con azoteas, y las ca~as dE;l cacique, que estab~n r~pe_ mil ablemente brillantes"
lIadas y blanqueadas, teman mu~ buena apal1ensl~Jy "El I umor y bullicio del melcado podía oírse casi
semejaban algunas de nuestlas clUdades en Espana a una legua de distancia, y los que habían estado en
Roma y Constantinopla dijeron que por su convenien-
Más adelante dice: "Llegamos a una especie de cia, regulalidad y población, jamás habían visto nada
fOl tificación, construida de cal y canto, y de naturale_ semejante"
za tan recia que nada sino heIramientas de hien o po- Durante el asedio él habla de estar aclla! telados
dI ían hacer algún efecto en ella La gente nos infol- en un elevado templo; que avanzaIon por las grada:s
mó que había sido constl uida por los tlascatecas, en del templo"; de "algunos elevados templos que ahora
cuyo tenitolio se encontlaba, como una defensa con- batimos con nuestra artillería", de "los elevados tem.
tra las incm siones de los mexicanos" plos donde Diego Velásquez y Salvatierra estaban a-
En Tehuacingo, después de una sanglienta bata- pastados"; de "las brechas que habían hecho en las
lla, en que los indios "se reth aran dejándoles el cam_ murallas"; de "piedra tallada quitada de los edificios
po a ellos, que estaban demasiado fatigados para se_ y de las azoteas"
guir", añade "Tan pronto como nos vimos libres de Llegados al gran templo, instantáneamente lo in-
ellos, dimos gracias a Dios por su misericordia, y, en- vadielon más de cuatro mil mexicanos, quienes por al-
trando a un macizo y espacioso templo. curamos nues- gún tiempo les impidieron la subida "Aunque la ca-
has heridas con unto de los ilidios" ballería varias veces intentó cargar, los pétreos pavi-
Al llegal a" Cholula, COl tés inmediatamente "en,. mentos de los patios del templo eran tan lisos que los
vió algunos soldados a un gran templo inmediato a caballos resbalaban y ca:fan Su número era tal qu~

JlR
ni pudimos amedlentallos ni subir las gladas Al fin campamento en campo abielto _ En sus templos en-
110S ablimos paso y subimos. Aqui Cortés se maní· conhamos ídolos de hOllible figura"
festó tal cual el3 ¡Qué desesperado combate el que Ahola debe lecordalse que Belnal Díaz escribió
tuvimos entonces! ;Cada homble de los nuesb.os estaba para justificalse a sí mismo y a otros de los "verdade_
cubierto de sangre" ros eonquístadoles", sus compaileros de armas, cuya
Nos hicieron bajar seis, y quizá diez de las gradas; fama había sido obscurecida por otros historiadores
mientl as que otros que estaban en los corredores, o que no fuelon actOI es ni testigos oculares; todas sus
dentro del margen de las balaustradas y concavidades referencias a los edificios son incidentales; él jamás
del gran templo, nos lanzaban tal nube de flechas que esperó ser citado como autoridad sobre las antigüeda_
no pudimos sostener nuestro campo" "empezamos
J des del pafs La más pequeña escal amuza con los na-
J1ucstIa retirada, estq.udo heridos todos y cuarenta y tivos estaba muy cerca de su ccuazón que todos los e-
seis de los nuestros quedaron muertos en el puesto dificios de cal Y canto que él vió, y es pI ecisamente
Yo he visto a menudo esta pelea lcpresentada en las por este motivo que su testimonio es de lo más valio-
pinturas de los nativos l taJito de México como de Tlas_ so Esto fué escrito en una época en que vivían mu_
cala, lo mismo que nuestra subida al gran templo" chos que podían contradecirle lo que fuera incorrecto
En seguida habla de la llegada a lIn pueblo V de o falso Su "veldadera historia" jamás fué tachada
haber "acuartelado en un sólido ternillo"; "asaltándo- todo lo contralÍo, en tanto que su estilo se consiele¡ Ó
los en sus puestos en los templos y en grandes cercas rudo y sin elegancia, su fidelidad y exactitud han si-
amuralladas". do reconocidas por todos los histOl iadores, tanto con_
En Tecltco "nos acuartelamos en algunos edificios temporáneos como los subsiguientes En mi opinión
que se componían de grandes vestíbulos y patios cer- éstá es tan verídica y digna de fe como cualquier Obl~
cadoS". "Alvarado, De Olí, y algunos soldados, de de viajes por los paises en donde él se ahl ió paso con
quienes yo era uno, subimos entonces il la cima del las armas. Ella nos da las precipitadas e imperfec-
gran templo, el cual era muy elevado, con el objeto de tas observaciones de un soldado indocto, cuya espada
obscr val' 10 que estaba sucediendo en las cercanías" r al a vez estaba en la vaina, lodeado de peligros, ata-
Proseguimos hasta otro pueblo llamado Terr ayu~ cando, 1 etirándose, hel ido y huyendo, con la mente
cn, pero al que nosotros llamamos el pueblo de las ser_ sjempre ocupada en asuntos de atención más inme_
pientes a causa de las enormes figuras de eSos anima· diata
les que hallamos en sus templos, y a las cuales adora- EJ lectOl no puede menos de quedar imlH esionado
ban como dioses" con la semejanza genelal entre los objetos desclitos
Más adelante dice: "En este ial'dín se alojó toda por él y las eScenas leferidas en estas páginas Su re-
nuestra fuerza por la noche Yo ciel tamente jamás lato presenta a ml imaginación un vivo cuadlo de las
había visto tal magnificencia; y Cortés y el tesOlero ciudades en 1 uinas que visitamos, tal como entonces
Alderete, después que lo hubieron reconido y exami_ se encontlabao, con edificios de cal y canto Ol·nanten.
nado, dec1ar aron que era admirable, e igual a cual- tos pintados y esculpidos, y enlucidosj ídotos, llatios,
quiera de los que ellos habían visto en Castilla" mUlOS y elevados templos con empinadas gradelÍas
"Yo y diez soldados más fuimos apostados como Pero si esto no fuera suficiente, cuento con apo-
guardia sobr e una mm'aUa de cal y canto" yos adicionales aun más fuertes Después del asedio
uCuando llegamos a nuestro alojamiento en Ja_ de México, en la segunda entrada de los españoles, la
cuba llovía fuel temente, y permanecimos a su abrigo más cruel y despiadada destrucci6n cayó sobre todos
durante dos holas en algunos grandes patios cercados los edificios y monumentos en la ciudad No dejaron
El general con sus capitanes, el tesorero, nuestro re- ningún recuerdo de las artes de los mexicanos; pero
verendo padre, y muchos otros de los nueshos, subie- en el año 1790, dos estatuas y una piedra plana, con
)'On hasta la cima del ternilla, que dominaba todo .el caracteres esculpidos relativos al calendario mexicano,
lago". fuelon descubiertas y desenterradas de entle las rui-
"Cruzamos el agua que nos llegaba arriba del elle. nas del gran teocalí en la plaza de la ciudad de México
110, por el paso que habían dejado libre, y los seguimos Las estatuas excitaron gran interés ent! e los indios
hasta que llegamos a un lug31 donde había grandes mexicanos ,y los sacerdotes, temiendo que aquellos re-
templos y tones de ídolos". cayesen en la idolatría, y para destruh todo recuerdo
"Como Cortés ahora se aloja en Cuejoacán, en de sus antiguos ritos, las enterraron en el patio del
grandes edificios con paredes blancas, muy a propó_ convento Franciscano El calendario fué fijado en
sito para escarabajear en eUas, apal ecian allí todas un lugar visible en el muro de la catedral, donde aho-
las mañanas libelos en prosa y en ve. so contra é-l Yo la existe En el centro, y formando el plincipal aSWl~
1 ecuerdo solamente las palabras de uno: to de este calendario, se ve una cara, reproducida en
la obla de Humboldt .la que en un paIticular mues-
"Que histe está el alma mea ha tan notable semejanza con la denominada la más-
Hasta que la parte vea". cala que figura en el frontispicio de este tomo, que su-
giere la idea de haber sido destinada para el mismo
Cuán ansioso estoy yo por mi parte en el botín" fin Hay palpables diferencias, pero puede Ser que
la expl esión de los ojos esté cambiada V mejorada en
"Cuando nuesb a compañía (pues yo fui con San- el glabado que se publicó, pero, de todas maneras, en
doval) llegó a Tustepeque, me alojé en la parte alta ambas el rasgo singular e impresionante es el de la
de una torre en un templo muy elevado t en parte POI lengua colgando fuera de la boca El calendario está
el aire fresco y para librarme de los zancudos, que en bajo relieve, y, según entiendo por lo que dice un
abajo eran muy fastidiosos, y en parte para estar cel- cahallelo que lo ha visto, la escultura es buena
ca del campamento de Sandova}" "Proseguimos Y, pala terminar, entIe las pinturas jeloglíficas
nuesh a ruta hacia la ciudad de Chiapas, en la misma que se libraron de ser destruidas por el fanatismo de
provincia de Palenque, y puede ser llamada una ciu- Jos monjes, existen ciertos manuscritos mexicanos en
dad, por la regularidad de sus calles y de sus casas las bibliotecas de Dresden y de Viena Estos han si_
Contiene no menos de cuatro mil familias, no contan_ do publicados en la obra de Humboldt y en la de Lord
do los habitantes de las muchas poblaciones secunda_ Kingsborough, y, después de un cuidadoso examen, so-
rias de sus alrededores" "Hallamos a toda la fuerza mos de la filme opinión que los calacteres son idénti-
de Chiapas ordenada para recibirnos. Sus tropas es. cos a los encontrados sobre los monumentos y tabletas
taban adornadas con penachos de plumas" de Copán V de Palenque. Con el fin de que sean com-
uA nuestra llegada la encontramos tan estrecha- parados, ICPIOduzco de nuevo el grabado de encima
mente edificada que no pudimos ocupalla sin peligro del altar de Copán, y otros de un jeroglífico manus_
por nosobos, y en consecuencia plantamos nuestro CI ita publicado en la obra de Humboldt Las diferen~

!l9
cias en veldad, son manifiestas; pelO debe tenelse ¡elatos auténticos de grandes azotes que barrielon y
pre;ente que en el primero de los caracteres están es- por un tiempo despoblaron y desolaron todo Yucatán
culpidos sobre piedra, y en el segundo escLi'tos sobl e Pueda ser que destruya mucho del interés que pI e-
papel (hecho del agave mexicana) Probablemente, valece sobre estas ruinas el asignarles un origen com-
por esta razón, carecen de la misma regularidad y pu- parativamente moderno; pelo nosotros vivimos en un
limento; pero, con todo, el lector no dejará de obsel- siglo cuyo esplritu es el de disipar fantasmas y llegar
val' la notable identidad, y esta identidad no puede ser a la verdad, y el interés perdido en un particular está
accidental La diferencia entonces es, que los aztecas suplido en otro apenas inferior; pues, cuanto más po_
o mexicanos, en la época de la conquista, tenían el damos acercar a los edificadores de estas ciudades a
mismo lenguaje escrito que el pueblo de Copán y de nuesb a propia época, más grande es nuesha OpOI tu_
Palenque. nidad de conocrlo todo. Por todo el pais los convell_
Así, sucintamente, y sin pretendel contl ovel tir tos son 1 icos en manuscritos y documentos escritos pOt
las opiniones y teorias de los demás, presento nues- los primeros padres y POl' los caciques e indios, quie-
tros puntos de vista 1 eferentes al asunto de estas 1 ui- nes muy pronto adquirieron el conocimienot del espa-
nas Todavía} quizá, 111i modo de verlas Sea único y ñol y el arte de la escritura Estos jamás han sido
singular· pero lepito mi opinión: que no tenemos ne- examinados con la más leve referencia a esta matc_
cesidad de volver nuestras mifadas hacia ninguna na- 1 ia; y yo no puedo dejar de pensar en que algún pI e_
ci6n del Viejo Mundo para buscar a los edificadores cioso memorial est9 actualmente convirtiéndose en
de estas ciudades; que ellas no son la obra de un pue- polvo en la librería de algún convento vecino, que pu_
blo que ha desaparecido y cuya historia esté perdida, diese determinar la historia de estas derruidas ciuda-
sino que existen pod~rosas razones para creer que son des; por otra palte, no puedo dejar de creer que las
creaciones de las mismas razas que habitaban el país tabletas y jCloglificos serán interpretados todavfa
en la época de la conquista española, o de algunos de Hasta ahora no se les ha dispensado una viva Cut 10-
sus progenitores no muy remotos Y debo hacer no_ sidad, jamás se les ha dedicado el vigor y la sutileza
tar que empezamos nuestra exploración sin el intento de la inteligencia, ni la ciencia y el estudio Por si_
de sostener teoría alguna. Nuestros sentimientos se glos los jeroglíficos de Egipto fueron inesclutables, y,
inclinaban en favor de regresar hasta una 1 emota y aunque tal vez no en nuestros días, estoy persuadido
venel able antigüedad. Durante la mayor parte de que una clave tan segura como la de la piedra Rosetta
nuestro viaje estuvimos tanteando en las tinieblas, en se descubrirá Y si sólo tres centurias han transcurri-
duda e incertidumbre, y no fué sino hasta nuestra ne_ do desde que cualquiela de estas desconocidas ciuda-
gada a las ruinas de Uxmal, cuando formamos nuestra des estuvo habitada, la laZa de los habitantes no se ha
opinión de que proceden de una fecha lelativamente extinguido Sus descendientes aún están en Ja tierra,
moderna Algunas son, sin duda, más antiguas que espalcidos, quizá, y retirados, como nuesuos pl'opios
otras· se sabe que algunas estaban habitadas~ en la indios, en los desiertos jamás hollados todavía por el
époc~ de la conquista española, y atlas, quizá, ya es_ hombre blanco, mas no perdidos; viviendo como vi-
tarían desde antes, totalmente 3nuinadas, y cabalmen- vieron sus progenitores, erigiendo los mismos edifi-
'te exi~ten puntos de diferencia que hasta aquí no pue- cios de "cal y canto" ucon ornamentos esculpidos y
den ser explicados con mucha facilidadj pero con 1 es_ levocados", con "grandes patios" y "elevadas torres
pecto a Uxmal, a 10 menos., nosotIos creemos que el:a con altas graderías", y todav1a esculpiendo sobre ta_
una ciudad existente y habitada en el tiempo del 31lJ_ bletas de piedra los mismos misteriosos jCloglfficos,
bo de los· españoles Su desolación y 1 uina desde en- y si, en consideración a que yo no me he enhegado
tonces puede explicat se fácilmente. Con la llegada con fl ecuencia a conjetUl'as, especulativas, el lector
de los españoles el cetro de los indios se peldió En quiele permitil me un vuelo. tor~ hacia aquella vas-
la ciudad de México todas las casas fueron arrasadas, ta y desconocida región. no atravesada ni por un solo
y sin duda alguna, por todo el país cada sitio de reu- camino, en donde la fantasía pinta aquella misteliosa
nión o plaza fuerte fué demolido, dispCl sadas las co- ciudad divisada desde lo más alto de las Cordillet as,
munidades derribados sus altos templos y sus ídolos de habitantes aborígenes aún no conquistados, ni vi_
quemados,' convertidos e~ ruinas los palacios de los sitados ni buscados
caciques; los mismos caciques esclavizados, y, por la En conclusión, me encuentro vacilante para de-
misma política despiadada que desde tiempo inmemo_ terminar cuál sería la mayor empresa: si un intento
rial ha sido puesta en práctica en los países conquista_ para llegar a esta misteriosa ciudad, si descifrar las
dos todos los recuerdos de SUS antepasados y de su tabletas de jeroglUicos, O emplender el estudio de los
perdida independencia fueron destruidos o hechos o- manuscritos acumulados durante tres centUl ias en las
diosos a su plopia vista. Y, a más de esto, tenemos bibliotecas de Jos conventos.

CAPITULO 27

VIAJE A MERIDA _ EL PUEBLO DE MOONA - UNA LAGUNETA, UNA RAREZA - ABOULA - IN·
DIOS MENSAJEROS - MERIDA - LA PARTIDA - HUNUCAMA - ASEDIO DE CAMPECHE.- EMBAR·
~UE PARA LA HABANA - INCIDENTES DE LA TRAVESIA - EL CUATRO DE JULIO EN EL MAR
PESCANDO TIBURONES - DESORIENTADOS EN EL MAR - SOCORRIDOS POR EL "HELEN MA.
RIA" - TRAVESIA A NUEVA YORK _ EL ARRIBO - CONCLUSION

PeIo volvamos a nosotros mismos A las ti es de distancia de tres leguas entramos en el pueblo de
la mañana y a la luz de la luna., salimos de Uxmal por Moooa (Muna), en donde, aunque es una bonita pobla-
la vía más dlrecta hacia l\iJérida, Mr Cathel wood en ción, que cuenta entre sus habitantes con ~entes blan_
un coche y yo a caballo, con el encargo de una calta cas y mestizas, los viajeros son todavía mas raros que
del mayordomo más joven para su compatriota y ami- en el interior de Centro América Nos detuvimos du-
go pI incipal chocolatero de Delmónico Cuando yo rante dos horas en la casa real, aguardando un coche
seguía a Mr e por entre el bosque, conducido en de relevo. A COl ta distancia más allá, mi guía me con_
hombros de los indios, que interrumpían el silencio dujo hacia un lado del camino para mostrarme una la-
solamente con el arrastre de sus pies, y bajo la impre- guneta, la cual en aquella región ela una rareza Esta-
sión de mis grandes temores por su salud, casi se me ba rodeada de bosques; el ganado que estaba bebiendo
fjguraba que yo iba siguiendo tras su fél'etlO A la en sus orillas era cimarrón y se asustó como los gamos

120
cuando nos acelcábamos A la distancia de cuatro puerto un gl upo de soldados, ondeando antOl chas ele
leguas llegamos al pueblo de Aboulá que tenía una pino, que regresaban victoriosos del sitio de Campe-
plaza circulada por una tosca empalizada. una buena che Todos eran jóvenes, entusiastas, bi.en vestidos y
casa 1 eal y un viejo alcalde bien educado, que cono. de buen humor, y llenos de alabanzas para su gene~
ció a nuesho Cliado como perteneciente a la familia 1 al, quien, decían ellos. se había quedado en Sisal pa..
!'eón. ra asistir a un baile. y que vendl Ín tan pronlo como
Como no habia ningún pueblo intellnedio, él to_ éste terminase. Reanudando nuestro viaje, en una
mó a su cal go el proveernos con indios de relevo para hOla más encontramos un tren de enleches, con oficia..
conducir el coche hasta Mérida, todavía a veintisiete les uniformados Nos detuvimos, felicitamos al gene..
millas de distancia. Se iba haciendo tarde, y yo me lal por su victoria de Campeche, pLeguntamos,por la
adelanté con un caballo de remuda, para llegar aMé. corbeta de los Estados Unidos que habíamos Oldo de..
rida a buena hora con el fin de contLatar un caIéche cir que estaba allí durante el bloqueo, y, después de
para el dla siguiente muchos fntelcambios de cortesía, pelO sin haber logIa..
Por la tarde llovió fuel te. Al anochecer empecé do velnos ni un solo rasgo de nuestlas lespectivas fi_
a sentir temores de dejar atrás a Md Catherwood, en- sonomías, ploseguimos nuestros caminos en opuesta
vié al criado por delante para asegurar el caléche, y dIrección. Una hola antes de amanecer llegamos a Si..
me apeé para esperar. Yo estaba demasiado fatigado sal, a las seis nos embarcamos a bol do del bergantín
para 1 etroceder y me senté en el camino; poco a poco español Alexandre rumbo a La Hahana, y a las ocho
me fué extendiendo sobre una piedra lisa. con la tien. ya estábamos en ruta.
da enrollada en la muñeca. )'. después de un desvaria. Era el veinticuatro de Junio; y ahora, según pen.
do debate sobre si mi caballo me atropellaría o no, samas, ya habian terminado todas nuesbas molestias
me quedé dormido. Me despertó un tirón que por La mañana era hermosa Teníamos ocho pasajeros,
poco me atranca el brazo, y vi venir por entre el bos. todos españoles; uuo de ellos. del interior, cuando ba.
que a indios mensajeros con flameantes antorchas de iamos a la playa y vi6 el bergantín en la ensenada,
pino, alumbrando el paso para el coche, el cual tenia preguntó qué animal era ese. Por ml gl3n respeto
una apaLiencia tan fúnebre que casi me hizo temblar. hacia el capitén, no hablaré del belgantín o d~ su con-
Mr. C. había tenido sus dificultades Después de dición, particularmente del camarote. salvo para deciL
transportarlo cerca de una legua, los indios se para_ que era español. El viento era leve. nos desayunamos
ron, pusiéronlo en el suelo, Y. después de una anima- sobre cubierta, hacíendo que la punta de una escale.
da conversación, lo levantaron y siguieron caminando, la de la cámara nos sirviera de mesa bajo un toldo El
pero a poco rato lo bajaron otra vez al suelo, y, me· capitán nos dijo que estaríamos en La Habana dentLo
tiendo las cabezas bajo la cubierta del coche. le hi_ de una semana
cieron una viva y clamorosa petición. de la cual él no Nuestra ruta se extendia a lo lalgo de la costa de
entendió ni una palabra Al fin pudo entender dos pe. Yucatán hacía el Cabo Cstoche. El domingo 28 había.
sos, o dos dólares, y coligió que pretendhm dos dólales mos lecon'ido, según cálculos del belgantiu, alrededor
más Como el alcalde habia arreglado la cuenta, él de ciento cincuenta millas, y entonces nos quedamos
se negó a pagar y, después de un bullicioso altercado, en calma El sol estaba intensamente al doroso. el
lo levantaron tr~nquilamente otra vez sobre sus hom. mar en cristalino sO$iego. y durante todo el día un
blOS y comenzaron a trotar con él de legleso hacia cardumen de tiburones estuvo nadando alrededor- del
la aidea Esto le hizo más tratahle y pagÓ el dinero, bergantín. Desde entonces tuvimos continuadas cal~
amenazándolos con su venganza lo mejor que pudo; mas, y el mar parecÍfl, un espejo, calentado y reflejan.
pero la palte divertida fué que los indios tenían ra- do su calor El cuatro de Julio plevalecía la misma
zón El alcalde se había equivocado en el cálculo; y, ctistalina quietud. con ligeras nubes. pelO fijas y es·
al hacer la divIsión y el reparto en el camino, a fuer- tacionarias El capitán dijo que estábamos eucanta.
za de machacar y de calcular, sabiendo cada uno lo tados, y en realidad casi aSí 10 p8J..'ecía. Nosohos es-
que debería recibir, aveliguaron que les habían pagado perábamos celebrar este dia comiendo con el cónsul
2 dólares menos. El precio era de veinticinco centavos amedcano en La Habana; pela nuesbo barco yacía
cada hombre por la primera legua, y diez y ocho cen. com.o un leño, y estábamos tostándonos y ya en apu_
tavos por cada una de las subsiguientes. a más de cin· l'OS por la falta de agua; el simple pensamiento de un
cuenta centavos por ,hacer el coche; de modo que, con banquete de cuatro de Julio, enb e tanto, nos hizo in..
cuatro hombres de remuda, eran dos dólares por la tolerable la cocina del barco español Habíamos leí·
primera legua, y un dólar y medio por cada legua s.ub~ do todos los libros en la biblioteca del contramaestre,
siguientej y el cálculo del todo por las nueve leguas consistente en algunas novelas farncesas traducidas al
ela algo complicado. español, y una historia de tremendos naufragios Pa.
Era la una y media cuando llegamos a Mel'ida, y ra romper la monotoroa de la calma teníamos constan·
nos habíamos levantado y puesto en camino desde las temente echados garfios y sedales pal a Jos tibmones;
dos de la mañana. Por fortuna, con el suave movi. los marineros los llamaban, como a los caimanes, ene..
miento del coche, Mr. C. había sufrido mUy poco Yo migos de los cristianos, los izaban sobre cubierta, les
estaba cansado hasta más no poder; pero tenía, lo que sacaban el corazón y las entrañas y en seguida los arra..
me capaictaba para SOPOl tar cualquier grado de fatiga, jaban al mar. Ya habian transcurrido diez: días, y
una buena hamaca y pronto me quedé dormido. estaban escaseando las provisiones; teniamos dos ti.
A la mañana siguiente vimos a mi amigo don Si- burones tiernos para comer. Haciepdo a un lado los
món que se estaba prepalando pala legresar y jun- pl'ejuicios, ellos no eran malos -enteramente iguales
tars~ con nosotros Yo no puedo expresar suficiente- a los caimanes tiernos~; y el capitán nos refiri6 que
mente mis sentimientos por las atenciones que reci- en Campeche se hallaban ordinariamente en los mer_
bimos de él y de su familia, y sólo espero el poder te. cados y que toda la gente, sin distinci6n de clases, los
ner una opQrtunidad en un tiempo futulO de retornál- comía' Por la tarde se juntaron a nuestro ah ededor
selas en mi plopia tierra. El nos ofleció que cuando de manera espantosa. Cualquier cosa que cayera al
tegresáramos bajaría con nosobos para ayudalno~ en mar se la tragaban precipitadamente; y el sombrelO
una completa explOl ación de las ruinas El barco es· que se le cayó de la cabeza a un pasajero, apenas ha.
pañol iba a darse a la vela al siguiente día Por la bía tocado el agua cuando un enorme ejemplar se pu..
tarde después de. un copioso aguacelo. y a medida so boca arriba. abrió su horrible boca por encima del
que l~s negras nubes se desvanecían, y el sol poniente agua, y se lo tragó: por fortuna no estaba el hombre
las coloreaba con un precioso borde dorado, dejamos debajo del sombrero. Al anochecer cogimos un levia.
a Mérida. A las once de la noche llegamos a Hunu· tán, y los marineros. adelantándose hacia él, le golpea.
cama, y paramos dos horas en la plaza pala dar de co- ron los sesos con las barras del cabrestante hasta de.
mer a los caballos Mientras estábamos aquí. llegó del jarlo inmóvil; en seguida atándole una cuerda con nu~

121
do cOlledizo debajo de las aletas, con los apareios del metro de Mr Catherwood señaló 889 de longitud; pe_
buque 10 izaron sable cubierta Parecía llenar la mi- lO ésto se hallaba tan lejos de nuestros cálculos, que,
tad del costado del barco Los marineros le abIielo11 con nuestr a desconfianza en el cronómetro, todos los
la boca y le separalon firmemente las quijadas con un menospreciamos, y ~l capitán especialmente Nos en_
pasador, lo voltearon de espaldas, 10 ablielon y le a- conit ábamos entonces en muy mala posición, escasos
rrancaron el COl azón y las entrañas En seguida le de provisiones y de agua, e impelidos más allá de
tronchalon como un pie de cola y lo arlojaron al mar; nuestro puelto El capitán llamó a popa a los pasaje_
lo que el monstl uo hizo yo no lo diré, no sea que desa- l'OS, a los malineros, al cocinelo y al camarero, exten-
credite oiras pal tes de este libro, a las cuales el lectol dió el mapa sobre la escalel a de la cámara, y señalan_
esté dispuesto a pensar que puedan ser velÍdicas; pe_ do nuestla supuesta posición, dijo que deseaba tomar
ro lo último que vimos fué que pal ecía que estaba to- el conscio de todos a bordo sobre lo mejor que debe-
davia buscándose la cola. rla hacerse El contramaestre estaba sentado a su
En la tal de del día siguiente cruzamos una fuerte lado con el diatio de navegación pa1 a tomar notas To_
corriente diligida hacia el nOleste, que bramaba como dos permanecimos silenciosos hasta que habló el coci-
las rompientes; la sonda alcanzó más de ciento veinte nClO y dijo que el capitán sabría lo mejor; los mali-
brazas, durante el anochecer no encontramos fondo y nelOS y pasajeros aprobamos; pues aunque 10 considc_
supusimos que debíamos haber pasado el Cabo Cato- ] ábamos todo incierto, y que estábamos enteramente
che. llClClídos, cleíamos que él lo sabria mejor que ningún
Los días seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce otro El capitán señaló el CUlSO de la Coniente del
hubo la misma calma chicha, con un mar como espe_ Golfo, diciendo que sería imposible leglesar contla
io e intenso calor. Estábamos escasos de provisiones ella, Y, que contando con una blisa ligera y favorable,
y alarmados pOI la absoluta falta de agua El capi- lecomendaba que debíamos seguir la cOll'iente, y di-
tán era un noble español, que consolaba a los pasa_ ligill10S hacia New Providence para abastecernos de
iClos con lepctir cada mañana que estábamos encanta- plOvisiones y de agua. Todos estuvimos de acuerdo,
dos pela por valÍas días él había estado inquieto y a_ y así vÍl amos desde el sur y tendimos nuestl as velas
1m ~ado. El no tenía cronómetro a bordo Había es- 1 limbo al llOl deste En aquel momento nos conside_
tado treinta años b aficando de La Habana para dife- lábamos más alejados de La Habana que cuando pal_
lentes puertos en el Golfo de México, y jamás había timos
usado urto pero fuera de sondas, en medio de corlÍen- Con los sentimientos más dcsconsolarloles nos sen-
tes sin n~da más que la bal'quilJa, no pudo determi- tamos a una escasa comida En el supuesto de que
nal~ su longitud y estaba temoroso de enilar en la Co- nos encontlábamos en la COlliente del Golfo y en la
ll'iente del Golfo y de ser impelido más allá de La Ha- ruta de los buques, el capitán envió un hombre al más_
bana Nuestro clonómetro había estado nueve meses til pat a vel si descubría alguna vela, quien muy pron-
en constante uso, traqueteado por áspelos cari1inos to, pala nuestro gran gozo, informó de un bergantin
montañosos y, según habíamos supuesto, no se pudo a sotavento Izamos nuestl a bandel a ~r nos dil igimos
contar con 'él Ml Catherwood hizo un cálculo con hacia él. A medida que nos aproximábamos él con es_
una antigua tabla flancesa de logaritmos que casual- pandía a nuesha señal, y con Ull anteojo leconocimas
mente había a bordo, pero con resultados tan díferen- la bandera americana Al cabo de una hOla nos hallá_
tes a los cálculos del capitán, que supusimos que po- bamos a la distancia de saludo; el capitán no sabía ha-
drían no estar corlectos. Por entonces nuestra mejor blm inglés, y me dió a mí la bocina; pero creyendo,
perspectiva ela el llegar a La Habana en plena tempo- por sus movimientos, que a nuestro paisano no le gus_
rada de fiebre amalÍlla, navegando desde allí en el taban los colmes españoles, y temeroso de alguna itre-
peor mes de los huracanes, y sujetos a una cuarentena gularidad técnica en mi saludo, que nos hubiera he_
en la Staten Is1and cho un objeto de sospecha, le pedimos que bajara el
El trece de Julio todo 10 que había a bordo iba es- botequin Este había permanecido sobre cubieIta con
caseando, y con un número de veinte, e~tre tripulan- el fondo pal a auiba, y con el sol se le habían abierto
tes y pasajelos, ball'enamos nuestro ultlmo t?nel de las junturas El agua penett ó por ellas y antes que
agua El calol el a ahrasador, y la calma y SOSIego del estuviésemos a cincuenta yardas del bergantín ya es_
mar eran h0l1 endos Todos decían que estábamos en- taba medio lleno Nos sentamos sobre la regala de la
cantados' y los m,uineros agregaban, medio en serio, bOl da del combés, y dos de los hombles hacían cuan-
que esto' el a a cansa de los herejes; los tiburones más to podían para mantenerlo a flote, mientras que noso_
numerosos que nunca, no podíamos mÍlm por el cos- has animábamos a los otros a avanza¡ Los tiburo-
tado del buque sin vel hes o cuatro, como acechando nes 1 ctozaball a nuestro ah ededol, y por algunos ins_
plesa tantes ansiamos legresar a bordo del viejo belgantín
El catOl ce el capitán estaba alarmado Echaba Una brisa palecía sacudir el buque, el cual dUlant.e
la bal quilla a cada 1 ato, pero no pudo establecer su dos o hes minutos se mantuvo en la misma dilección,
posición Al atardecer divisamos un eUOlme mons_ pero, pala nuestlo gran alivio, vÍló hacia nosabos y
truo, con una cabeza negra enderezada diez pies fue.,. nos tomó a baldo Nuestros colores españoles y nUes-
] a del agua, moviéndose directamente hacia nosotros ha movimiento Ílregular en el intento de abol dar sin
El capitán, mÍl ándolo desde el aparejo con un anteo- el saludo, habían de~pertado sospechas, y los marine-
jo dijo que no el a una ballena Otro de la misma es- lOS decían que éramos phatasj pelD el capitán, un al-
pecie apareció en la popa, y nosottos estábamos real- to y juicioso sujeto de la Nueva Inglaterra, de pie So-
mente nel viosos; pero nos tranquilizamos al oirlos bre la cuadra de popa con las manos en los bolsillos,
hOl botar, y al ver una columna de agua lanzada pOl fijándose en la condición de nuestro bote que se hUn_
los aires Al obscurecer estaban echados, enOlmes e día dijo "Esos no son piratas" El bergantín era
inmóviles sable las supelficie de las aguas el Helen l\1alÍa, de North Yarmoutb, capitán Sweet_
El quince, pala nuestra glan alegría, se levantó zer, de Tabasco, rumbo a Nueva Y01k! El lector no
por la mañana una ligela brisa y la barquilla señaló puede imaginarse la satisfacción con que saludé en alta
tres millas por hora A las doce tomamos la latitud mar a un compatriota con destino a Nueva YOlk Mi
que ela 259 10', Y notamos que gObelnando rumbo al plÍmela plcgunta fué si podría llevarnos a bordo; des-
sur a razón de tres millas por hOla, según la barqui_ pués, si tenía provisiones yagua pala nuestlos ami-
lla nos hallábamos a cincuenta y cinco minas hacia gos, y en seguida, que en qué lugar nos encontlába-
el '1101 te del punto calculado el día antelÍor El capi_ mas El nos mostró sus observaciones de ese dia Es_
tán ahm a creía que estábamos en medio de la Conien- tábamos como a cuab odentas millas del punto que
te del Golfo, que así habíamos estado tal vez dos o suponíamos La corriente que se establece entre el
tres días, y que entonces nos encontrábamos a dos o Cabo Catoche y el Cabo Antonio la habla tomado el
trescientas millas más allá de La Habana El cronó- capitán pOl la Con iente del Golfo Si nosotros hu-

122
bié!emos atendido a.l cronómetro de Mr e no nos ha- la cubietl a de Cal ga para que los marineros maniobra-
blÍamos alejado tanto de la ruta Como estábamos, lau, un enOlme botalón de la vela mayor, y una barra
nos hallábamos enteramente perdidos; y si no hubié_ del timón en vez de rueda, que barría todo el alcázar,
ramos encontrado este barco, no sé 11;) que habría sido y que a veces requería dos hombres para sostenerla
de nosotros El capitán estaba 5610 a siete dias de POl la tal de tuvimos dos o tres horas de calma; noso-
Tabasco, con un viento que le habia arrebatado una tros ya estábamos habituados a ella, pero el capitán
de sus velas, y ha}Jfa perdido uno de sus hombl es. No se incomodó; él detestaba la calma; no había tenido
tenia sobl a de provisiones, y mucho menos con dos ni una desde su salid~ de Tabasco; todo lo podfa so-
pasajeros adicionales; pero envió a bordo lo que pudo, portar menos la calma. Al anochecer, una racha in-
y una plovisión de agua Nosotros regresamos, le di- terrwnpió el encanto El 'capitán que abominaba el
jimos al capitán, para su mayor SOlpresa y asomblo, apocar las velas, persistió hasta el último instante, y
cual era su posición, no más de doscientas millas de en seguida, saltando desde la balTa del timón, tiró él
Sisal y nos despedimos de todos No se mostraron mismo de los cables, y volvió otra vez al gobernalle,
ap:::sarados por nuestra separación, pues la ausencia todo en un ablir y cerrar de ojos. Mr. e y yo está_
de dos bocas era ventajosa; y aunque, tal vez, en sus bamos tan compla~idos con el cambio que no tenía_
corazones pensarian que su mala suerte era por cau~ mos plisa; y, notando la escaSez de manos y tropezan-
5a de los herejes, fué muy placentero el que, con to. do sobre el palo de tinte, le hicimos ver al capitán que
das nuesh as molestias, al separarnos as! sobre el an- si perdía otro hombre se velfa en dificultades para
cho océano, chocál amos nuestras manos con el capi- conducir su buque al puerto; pero nos contestó al mo~
tán, con los pasajeros, marineros, cocinero y camare- mento jurando que, si llegara a perder todas las ma_
ro, sin tener ni. el más leve sentinúento de enojo con nos a bOldo, el contramaestre y él serían suficientes
ninguno a bordo C.uánto tiempo estuvieron pel didos para conducirlo, con cargamento y todo
no lo sé, pero supe que llegaron a La Habana en mise_ El treinta y uno de Julio arribamos a Nueva York,
rable condición, después de haberse comido el último después de transcurridos diez meses menos tres días
bocado a bordo. desde que nos embarcamos, y nueve sin haber recibi_
Nuestro nuevo barco llevaba una plena carga de do noticia, alguna de nuestros amigos en la patria; de_
palo de Campeche Iba cargada la cubierta y aun la duciendo el tiempo pasado en el mar, solamente sie-
cuadl3 de popa, y estibada de un modo tan compacto, te meses y veinticuatro cUas en la prosecución de nues_
que hubo necesidad de quitar la puerta del camarote tra obra Esta, yo estoy seguro, debe recomendarnos
y el descenso se hacía por encima de un tonel de agua; a todo verdadero americano; y aquí, en el mismo lugar
pero el cambio del balco español por el americano fué de donde partimos juntos, y con muy poca esperanza
una extraña transición. El primero tenfo un capitán, de viajar otta vez en su compañía, me despido del lec-
dos contramaestres y ocho marineros; el segundo un tor.

FIN

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VOL. XX -1968. -1969.

N9 96, SEPTIEIIIBRE, 1968 las Universidades de Texas, Consideraciones para una


México y Nicaragua, Gilb~rt polltlca industrial 3
Rapallle ...... . .. . ..... . 14 Un "clima plopicio" para
El 15 de Septiembre. CXVII La Cuitura del indigente, nuestro desarrollo industrial,
aniversario de nuestra Alfredo Huete Almijo. 22 Enrique Delgado. . . . , . . . 6
Independencia .oo.oo oo • oo • • 1 El desarrollo capitalista y la Reflex~on~s sable nuestra
Acta. Himnos oo........ ..oo. 2 moderna tecnocracia sociologia económica, Emi1lo
El Acta de la nicalagÜ€nSe, Julio Linales 24 Alvare. Montalván . . . . . . . . . . '7
Independencia ..... .. . . 3 Diccionario Geogláfico de El uRovalty" en la Indushia,
El Acta de los Nublados . 10 Nicaragua 30 Eddy Lacayo Argüello 10
Himnos nacionales de nuestros Bibllografla . ... ... .... 31 Posición de nuestra~
cinco países . 11 El LiblO del Mes: Panorama industI las de transformación
Bibliografía e inocograffa de de la LiteratUla y su futuro, Pedro E Rivas
de la IndependencIa, Nicaragüense Epoca nnterior Vargas ....... oo. . . . . oo. 12
Antonio Villacorta . 27 a Darlo (1503-1881). Jorge Una llamada de atención: La
Testimonio de dos de los Eduardo Arenano .. . . artesanía nicaragüense,
pr6ceres. Sermón del can6nigo Francisco Clavero Alvarez 13
José lIIarla Castilla . . . 37 Muesilas de nuestra artesanla. 20
Evocación del nicaragüense Nq 98, NOVIEMBRE, 19B8 Turismo internacional como
Miguel Lalreynaga 38 industria, Alejandro Gallard
La Independencia y los El Indio en nuestras Prlo . . . . oo... oo' 22
escritores páginas. 1 Exposición de la Cámara de
guatemaltecos .. .. 39 1-1os nahoas en Nicaragua, Industrias de Nicalagua al
Los tres primelos meses de Flancisco Pélez Estlada 2 Señor Presidente de la
nuestra vida independiente en Enigma de los perros República ... . 24
Costa Rica AlvalO Zúniga pre-colombinos, Pablo Encuesta: Lo que opinan
Soto, J. Arturo Robles A J Antonio Cuadra 5 empresarios de los diversos
Manuel Segura Castro. Los Reyes y los Indios, José rubros de la Industria . .. . . 27
Roberto Sáenz Cuesta . 43 Coronel Urtecho . . . . 6 El Libro del Mes: Incidentes de
La Independencia en la El Indio en la Nueva Poesía viaje en Centroamérica,
Prensa de América y de Nicaragüense Salom6n de la Chiapas, y Yucatán. John L.
España, Francisco Maria Selva, Alberto Ordóñez Stephenes. Tomo 1 .
Núfíez ..oo.oo..... •• 50 Argüello. Francisco Pérez
Los precursores del Esil ada, Pablo Antonio Cuadra, N'I lOO, ENERO, 1969
separatismo americano, Eudoro SoUs, Joaquín Pasos,
Enrique de Gandia. ... 53 Luis Alberto Cabrales, El nesto
Las primeras banderas del Gutiérrez, Fernando Silva, Editorial oo' oooo oooo . . . . oooo 1
nuevo mundo, Mariano Vega Ernesto COl denal .. . .oo 9
Bolafíos ... oo . . oo . . . oooooo 59 Relación geográfica del Pal tido Entrevista con Pablo Antonio
Bosquejo de Centroamérica 61 de Chontales y Sébaco, Cuadra, Charles Pierson .... 3
El Libro del Mes: Francisco de Posada . . .. . 24
Documentación original, Consulta acerca de la reducción Escorzo histórico de nuestra
independencia de de los Indios Caribes que Biblloteca Nacional, Eduardo
Centroamérica. Archivo hnbitan en las montañas de Zepeda Renrlquez .. 5
General de Centroamérica Matagalpa. Juan Félix de
Vlllegas. . . . . .. . . .. 25 La Academia Nicaragüense de
La abolición de la esclavitud la Lengua, Enrique Pefia
Nq 97, OCTUBRE, 1968 en Centroamérica .... . . . . 28 Hernández oo . . oo oo oo '7
12 escer..as desconocidas, JOlge
r:duardo Arellano . . . 29 Indlce General de Revista
12 de Octubre, Dla de la El Libro del Mes: EphrOlm Conservadora del Pensamiento
Hispanidad .oo .... oo • 1 George Squier, diversos Centroamelicano par I\oIaterias
Voz oficial a la JUVentud aspectos de su carrera en y AutOles Números 1 ai 100 .
estudiantil, Ram ro Sacasa Centroamérica, Charles L Reconocimiento de Revista
Guerrero 2 Stansifer .... Conservadora del Pensamiento
Puel to Rico, nuestro hermano Centroamericano a sus
hispánico. Enrique La Orden Nq 99, DICIEIIIBRE, 1968 anunciantes . .
MiracIe oo' oo. 5
La ohra de España en la El Libro del Mes: Incidentes
Independencia de América, Editorial: La Industria de viaje en Centroamérlca,
Rafael Paniagua Rlvas . . 10 Nicaragüense y su proyección Chiapas y Yucatán: John
Encuesta a los estudiantes de a Centroamérlca .oo . . . oo.oooo 1 L Stephens Tomo II . . ...
'ji . jO"
~r~ ,erpetuar la memoria dé tan glorioso acontecimiento se mandó *uñal'esta me';}
.1"lla~1t que liguran los emblemas siguiéntes: por su anverso, en el centro, se hal-.a co~oJ.\
~·:'da éla Hist~ria en figura de una matrona vestida de túnica talar y tunh:eia, ¡~.'ln 18n'
'artt'·" en una mano, un cincel en la otra, en actitud de escull)ir en el pedestal de la
"rámide, la inscri!,ción que recuerda el memorable IS de Septiembre; Ii~cielldo meno
IÓn igualmentt del gobernador español que coadyuvó a facilitar esta grande empA'€!§a;,
eg~n 'se advierte en la leyenda que tiene y dice: 15 de Septiembre de 1811 Gtm.e!'al Gajtl~
',. a. Delante de sHñene esta figura, pueSitos en el suelo, un rollo de papel y uu Jibl'@, $im·
"010 de la hi_toria gener~~ de todos los países; la pirámide de que se ha hl2cho nten-
ei,)n, y es la qUil! OClllp~ el primer término, significa el monumento del triunrio que ~n
, icho día conquistó C~~'" ~mala, y por eso se halla condecorada con sus armas. La"
1.",.tras pirá"!ides que SC.'.;i..lP.n ~ l~s lejos son los mon.um•.. entos de igual ,triunfo, 0.b.. teni€10',

1
;n los demas E$tados ~: ,iltepubbcas Americanas; por lo que se hallan marcadas sus ba.,
::es con las 'Jl\idales de i~.. nombres a que corre$ponden, como la M. México, la L. tiuta,
,tc. En SI' I)l'la coniiene el siguienté lema: GUATEMAJ,A LIBRE E IND¡;;PENDXEMTE.

'rOl' ~ia:reveI'So se ve en el centro una ngul'a alada, que rep~esenta al Genio de la !ibero
tad americana, coronado de laurel, ceñido de un tahalí de plumas, con un carcax a
~spal~a, separando co.n....eM.trambos brazos, y el m~.yor esfuerzo, los dos IiUUli!I@S,deSgª.,.
l'
r,idaS: las Illanos que hacían dependiente el nuevo del antiguo; pero al misBuo tiempo,
~fri!ct ';. éste su m~istady paz por medio del ramo de olivo que le presenta en la ¡¡tisma!
¡ntanQ que 10 selJara, Y a aquél la próspera abundancia por el c~erno de la liertilidad
III!,~ "'errama sobre él, en manifestación de que han cesado los obstáculos ~lIe Ka impe·
~¡all:La1eyenda de la orla es conforme el emblema que representa: El bllll,'O o~!'ete
~az; ,per, el siervo ianlás. Asi mismo se mandó formar un libro en folio, dorado, pa1'a
gue se (!scribiesen en él los nombres de todas las personas existentes en la capital al
~I.em'o de declararse independiente, y que se adhirieron voluntariamente a la causa
~é la lí~ertad. lA Gaínza se le nombró, a propuesta del Ayuntamiento, y por ~dan¡adón
lle la Ju~ta, Capitán General con el sueldo de diez mil pesos anuales y se lle lillll2lidó iC@n·

~
. eco1'ar con una banda de tres colores alusivos al las tl'es garantías; y con una n¡h!!da~
la d~ oro a 10$ individuos del Ayun~~mieltto que pl'oclamal'ola la independencia el día
, elai!l.r.a solemne. (Alejandro Marui'eVB0s"quejo Histórico de las Revoluciones de Cen,
ro~mfl>~"ca). ,..

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