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CONCEPTO DE JUSTICIA

universidad particular de Chiclayo

Asignatura: Filosofía del Derecho


Docente : Pablo Acuña Gavidia
Integrantes:
 Castillo Altamirano Denis
 Estela Roque Lisset Domitila
 Hernández Malca Víctor Hugo
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO

INTRODUCCIÓN
Nosotros como estudiantes y próximos profesionales, tenemos sin duda alguna el deber
de saber y sobre todo entender a uno de los principios supremos del Derecho "la Justicia"
como el criterio fundamental a donde llegan o confluyen las distintas manifestaciones del
derecho y como principal fuente de inspiración de los sistemas y ordenamientos jurídicos
en las diversas partes del mundo, revistiendo de este modo en esencia un carácter
universal.
Ante tal importante misión, pretendemos con el presente trabajo abarcar, si bien no la
totalidad de los campos de la justicia, las notas esenciales que nos permitan tener un
conocimiento y un criterio propio y valedero acerca de su importancia, contenido y su
vigencia en el mundo del derecho.
Para ello, hemos desarrollado algunos puntos referentes al proceso evolutivo por el que
atraviesa la justicia, y la manera de cómo fue concebida en el pensamiento de los
doctrinarios y filósofos, así como las diferentes concepciones de las corrientes teóricas.
Luego, pretendemos dar algunas definiciones de la justicia para finalmente describir las
diversas clases de justicia que teóricamente se han elaborado.

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I. Antecedentes históricos del concepto de justicia


Al remontarnos a los orígenes más remotos de la justicia encontramos que la concepción
que tenían los griegos acerca de la justicia revestía sin duda una gran peculiaridad. Así,
por ejemplo, Sócrates la enfoca desde el conocimiento y la observancia de las leyes que
gobiernan las relaciones entre los hombres atisbó la diferencia entre lo justo y lo legal,
orientado esto último por el derecho positivo, expuesto a errores e iniquidades; y afirmado
lo primero en el derecho natural, en lo no escrito, en lo bueno y recto. Para Homero y
Hesíodo, poetas e imaginativos a la postre, la justicia, personificada en Temis, no es sino
una divinidad en la corte del Olimpo, aureolado por la divinidad.
Por su parte, Platón y Aristóteles centran la justicia sobre la virtud. Para el primero es
aquella que mantiene la unidad, el acuerdo y la armonía. En cambio, para el otro filósofo
ofrece aspecto social, que impone a cada uno respetar el bien de los demás.
Para los primeros filósofos, la justicia es una virtud universal. Y ello se ve claramente
evidenciado en la obra Platón, La República, en la cual se dedica al estudio de lo Justo y
lo Injusto, concibió al Estado como un hombre grande (macroántropos); una persona
moral en todo semejante, excepto en las proporciones, a una persona humana. Afirma que
las facultades del hombre son, Inteligencia, la voluntad y los sentidos. A cada uno de estas
facultades le corresponde una virtud: a la inteligencia, la sabiduría; a la voluntad, la
fortaleza; y a los sentidos, la templanza. Estas virtudes accesorias son armonizadas por la
justicia que es una virtud total. En el hombre grande llamado Estado, la inteligencia está
representada por los filósofos, la voluntad por los guerreros, y los sentidos por los
artesanos. Conforme a las virtudes de estos estamentos, los filósofos deben gobernar, los
guerreros defender y los artesanos producir bienes materiales. Las virtudes propias de
cada una de estas clases sociales son armonizadas por la justicia a fin de que cada uno
cumpla con sus roles y actividades sin Invadir campos ajenos para evitar la
desorganización dentro del estado. Nada sería más funesto para el Estado que la Invasión
de los unos en las funciones de los otros, que el carpintero pretendiera ejercer el oficio de
zapatero y el artesano quisiera elevarse a rango de guerrero; la usurpación de los derechos
de otro, azote del Estado, se llama injusticia; de la que nacen tres vicios opuestos la
ignorancia, la cobardía y la intemperancia. En tanto que Aristóteles trata de la justicia en
su aspecto general y particular. Desde el punto de vista general o legal la justicia es el
punto de equilibrio entre los extremos caracterizados por los excesos y los defectos. Este
punto de equilibrio es el "justo medio", La justicia general es la virtud perfecta; la mejor
de las virtudes, pero no absoluta sino en relación a otro, así, por ejemplo, la misma justicia
está entre la injusticia que se comete y la injusticia que se produce.
ya Aristóteles hablaba de una justicia particular, que tiene dos formas: la justicia
distributiva, consistente en el reparto de bienes y cargas de acuerdo a méritos y
necesidades de cada uno; y la justicia diorética, que es una justicia correctiva, que pone
énfasis no en las personas sino en los bienes y cargas con el fin de equipar las prestaciones.
Este tipo de justicia a su vez presenta dos especies: conmutativa, que establece una
igualdad entre lo que se da y lo que se recibe; y judicial, que considera a los litigantes en
igualdad de condiciones, asumiendo el juez su rol de imparcial, que exige una paridad
dentro del daño y la reparación entre el delito y la pena.

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"Cicerón, en los muchos pasajes de varias de sus obras en las cuales trata el tema de la
justicia, se refiere a ésta en función de las ideas siguientes: la justicia es algo que debe
realizarse en la sociedad humana consiente en atribuir a cada uno lo suyo".
"Por su parte Santo Tomás de Aquino adopta la definición de justicia de Ulpiano que dice
que "es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo". La justicia
conjuntamente con la templanza, la prudencia y la fortaleza son las virtudes cardinales la
justicia implica una cierta igualdad, como lo demuestra su propio nombre porque se
ajustan las cosas que se igualan, y la igualdad es con otro".
En la filosofía más antigua, nos recuerda Ross, la justicia es la virtud suprema, omni
comprensiva, sin distinción entre el Derecho y la moral. Justicia es el amor al bien o a
Dios. En este sentido el sermón de la montaña: "Bienaventurados los hambrientos y
sedientos de Justicia; porque en ella serán colmados". La justicia es igualdad en la
distribución o reparto de las ventajas y cargas. Este concepto fue formulado por los
pitagóricos en el siglo IV a.C., quienes representaron a la Justicia con el número cuadrado,
en lo que Igual está unido a lo Igual las ventajas o cargas a cuya distribución se adule
pueden ser salarlos, Impuestos, propiedad, castigo, derechos, deberes, etc.

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II. EN EL PENSAMIENTO MEDIEVAL


En la Edad Media, la definición de la justicia era que es una de las cosas porque mejor y
más enderezadamente se mantiene el mundo y es como fuente de donde manan los
derechos. La justicia es arraigada virtud que dura siempre en las voluntades de los
hombres justos y da y comparte a cada uno su derecho e igualmente.
Establece estos mandamientos: que se viva honestamente; que se no haga mal ni daño a
otro; que se dé su derecho a cada uno. El que los cumple hace lo que debe a Dios, a sí
mismo y a los con quien vive y cumple y mantiene la justicia.

III. EN EL PENSAMIENTO ACTUAL


Cuando hablamos de justicia nos referimos a la virtud que consiste en dar a cada uno lo
que le pertenece y es considerada una de las cuatro virtudes cardinales (junto a la
prudencia, fortaleza y templanza). A menudo creemos que la justicia debería ser sinónimo
de Derecho, pero la realidad demuestra lo contrario, a veces el Derecho deja de ser justo
por impulsos motivados en el ambiente.
“Luchar por la justicia es la lucha interna del Derecho, decía JHERING, dejando en claro
que el Derecho no es sino un medio que sirve para garantizar los intereses de la vida,
ayudar a las necesidades, realizar sus fines.

IV. CONCEPTO DE JUSTICIA


La noción de justicia es un tema fundamental de la filosofía del Derecho, y también uno
de los más complejos, por la gran variedad de significados que este término ha albergado
a lo largo de la historia.
La labor del jurisprudente -el sentido de la profesión jurídica- es ayudar a la gente a
discernir lo que debe dar y lo que puede exigir. Principalmente esto es una función del
juez, pero también lo es de un notario, de un abogado, y en general de cualquier hombre
de bien que quiera ser justo. El jurista no sólo tiene que saber si una acción es legal o
ilegal, sino si es justa o injusta: la legalidad es sólo un indicio de justicia. Por eso la virtud
del jurista consiste principalmente en saber discernir no tanto el contenido de la ley, como
lo que se debe dar, lo justo, el ius. Por eso la función esencial del jurista es la de decir el
derecho, iuris dicere, y, con ello, asegurar que se vive la justicia.
Para discernir lo justo, lo que cada uno debe al otro, es necesaria la virtud de la prudencia.
Al juez, salvo en los procedimientos ejecutivos, sólo le compete decir el derecho de las
partes, no satisfacerlo. Por eso, hablando con propiedad, la justicia la viven los mismos
litigantes, no el juez, pues éste sólo se limita sólo a decir cómo tienen que actuar las partes.
De todos modos, el juez satisface una deuda con los litigantes cuando dicta sentencia en
tiempo y forma, con la diligencia posible en el caso de que se trate. En este sentido sí se
puede decir que el juez realiza un acto de justicia cuando hace su trabajo, pero del mismo
modo, ni más ni menos, que realizan actos de justicia todos aquellos profesionales que
realizan su trabajo debidamente.
En este tema haremos primero un repaso histórico de las nociones fundamentales de
justicia, para centrarnos luego en el enfoque clásico de origen aristotélico, que concibe la
justicia como la virtud de dar a cada uno lo suyo.

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Nuestra preferencia por el enfoque aristotélico tomista tiene al menos tres argumentos a
su favor: Primero, la coherencia de esta noción de justicia con todo el esquema conceptual
de las virtudes morales en el que la justicia se enmarca. Segundo, la adopción por el
derecho romano, luego proyectado sobre todo el Derecho de Occidente, de una idea de
justicia que, si bien procede del estoicismo, respeta la estructura conceptual de
Aristóteles. Y, tercero, la autoridad de Santo Tomás sobre el pensamiento posterior, cuyo
influjo se renueva cada año con una coherencia que el tiempo no hace más que confirmar.
Ningún otro autor, ni antiguo ni moderno, ha tenido una influencia tan constante a lo largo
de los siglos como Santo Tomás.

1.1 ASPECTOS DE LA JUSTICIA

a) En su sentido subjetivo
La justicia como virtud moral es la virtud suprema, omnicomprensiva, la expresión del
bien absoluto, la santidad, la perfección Individual del ser humano. En sentido, se ha
definido como “el hábito del alma, observado en el interés común que da a cada cual su
dignidad” o “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que es suyo” (Ulpiano);
o “el hábito según el cual, con constante y perpetua voluntad, da a cada cual su derecho”
b) En su sentido objetivo
la justicia como valor jurídico, es la cualidad por la cual un acto humano es justo, aun
cuando no sea acompañado de ánimo de justicia, con tal que se conforme al Derecho, la
justicia es simplemente el ajuste de las relaciones sociales con el ordenamiento jurídico a
fin de hacer posible que en la vida colectiva se lleve a cabo la menor fricción posible, o
sea, en paz, la justicia consiste en dar a cada uno lo que le corresponde de acuerdo a las
condiciones impuestas, no por la voluntad del agente, sino por el Derecho”.
c) En su aspecto ideal
la justicia es el sentimiento que cada uno lleva consigo en cada lugar y en cada época
sobre cómo deben ser los actos humanos y el Derecho. La justicia existe siempre como
una instancia crítica y valorativa del Derecho, éste no satisface los ideales de justicia más
que parcialmente; el Derecho siempre es imperfecto de la justicia. El Derecho tiene en la
justicia un fin superior que alcanzar, que, persistentemente, le sirva de meta y de
fundamento

1.2 ACEPCIONES DE LA PALABRA


“Justicia” ha sido usada en dos acepciones de diferente alcance y extensión: por una parte,
fue usada y es usada para designar el criterio ideal o, por lo menos, el principal criterio
ideal del Derecho (Derecho natural, Derecho racional, Derecho valioso); es la idea básica
sobre la cual debe inspirarse el Derecho.

Por otra parte, fue empleada para denotar la virtud universal comprensiva de las demás
virtudes, por ejemplo, en ese sentido lato, para Platón la justicia es la virtud fundamental
de la cual se derivan las demás virtudes, pues constituye el principio armónico ordenador

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de éstas, el principio que determina el campo de acción de cada una de las demás virtudes,
es el principio armónico ordenador de estas, el principio que determina el campo de
acción de cada fortaleza o valor para la voluntad y de la templanza para los apetitos y
tendencias sentido estricto como pauta para el Der estricto como pauta para el Derecho.

1.3 SIMBOLISMO DE LA JUSTICIA EN EL DERECHO


La justicia, considerada el poder de hacer que se ejecute lo que es justo, era representada
entre los antiguos bajo la figura de una matrona con ojos vivos y penetrantes, para
manifestar que los jueces deben examinar con exactitud los negocios que se les someten
antes de pronunciar su sentencia; hoy se la representa con una venda en los ojos, una
balanza en una mano y una espada en la otra para denotar que obra sin acepción de
personas, que examina y pesa el derecho de las partes y que tiene la fuerza para llevar a
efecto sus decisiones y hacer reinar el reino”.

1.4 LA JUSTICIA COMO VIRTUD


Consiste en el hábito o voluntad firme, constante, perpetua y libre de ser humano de reconocer y
otorgar el derecho de los demás. Persona justa es la que realiza el bien que le impone la virtud de la
justicia. El acto virtuoso es, por esencia, libremente determinado y voluntario. La persona virtuosa
realiza perpetua y constantemente actos justos.

“La justicia no puede ser contemplada solo desde el punto de vista de la persona que
realiza actos justos, sino también desde la perspectiva de sus enlaces sociales. Cicerón
dijo que ‘la justicia es un hábito del alma, observando en el interés común, que da a cada
cual su dignidad’. Si la, justicia consiste en dar a cada cual lo que le corresponde, entonces
la justicia, a diferencia de las demás virtudes, solo comprende las relaciones
interindividuales. Por consiguiente, la justicia persigue tanto el perfeccionamiento
individual como el bien social, lo que la convierte en la virtud universal o general”

La justicia como virtud es superior al Derecho; abarca otras virtudes conexas: la religión,
que da a Dios el culto debido; la piedad, que tributa a los padres y la patria los homenajes
merecidos; el respeto, mediante el cual se honra a las personas dignas; la gratitud, que
reconoce los beneficios recibidos; la veracidad, que impide el engaño y la hipocresía; la
liberalidad, que permite auxiliar a los demás y dar de sí en beneficio ajeno; la afabilidad,
que torna agradable la convivencia y se inspira en el amor al prójimo y en respeto.

“Es cierto que el Derecho no concede acción para exigir el cumplimiento de los deberes
que se derivan de estas virtudes, pero no se opone a la realización de tales deberes,
denominados obligaciones naturales”

“El ser humano religioso, piadoso, respetuoso, grato, veraz, liberal, afable que da perpetua
y constantemente a los demás lo que le corresponde culto, piedad, respeto, gratitud,
franqueza, ayuda, gentileza es una persona justa. Pero, mientras estas virtudes tienen
como término el propio sujeto que las realiza, la justicia tiene sentido social, se dirige
hacia otra persona. De ahí que la justicia se caracteriza por la alteridad, la reciprocidad y
el intercambio”

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1.5 LA JUSTICIA COMO IDEAL


“La justicia no es solo el ordenamiento positivo vigente, sino el ideal que el Derecho
aspira realizar. El ser humano tiene un sentido innato de justicia inspirado en el
comportamiento de las personas y el ordenamiento jurídico”. Sin embargo, la justicia
como ideal resulta difícil de concretar en su realidad permanente.

La justicia es un ideal de la verdad, tiene en la apreciación de los hombres distintos


prismas y es imposible albergarla en una ley física, inmutable. Producto de la naturaleza
humana, la justicia sufre las mudanzas que le imprimen los distintos pareceres, los
cambios de opinión, las diversas apreciaciones de un fenómeno jurídico dado.

Como el ordenamiento jurídico no siempre coincide con la realidad social, es que puede
ser valorado de acuerdo a un nivel de justicia alcanzable por medio de la inteligencia y
de la razón. Este ideal que anida en la conciencia de cada persona (gobernantes, juristas,
políticos, etc.), se traduce en la opinión pública que aspira y presiona por el
perfeccionamiento de las normas que regulan el comportamiento.

La justicia como ideal nunca puede ser alcanzada totalmente, pero es siempre orientadora
del anhelo constante de perfeccionamiento del Derecho.

1.6 JUSTICIA Y MORAL


“Cuando llamamos justo a algo, queremos denotar que se trata de algo moralmente bueno.
Hago moral, en tanto en cuanto viene en cuestión solamente la justicia allí donde opera
la voluntad humana. Las cosas y los animales, en tanto que tales no pueden ser ni justos
ni injustos. Por otra parte, es característico para la justicia el hecho de que con este
vocablo no solo se designa una voluntad humana, una intención, una virtud sino también
relaciones estructuras e instituciones creadas por los hombres. Esta primera mediación
pone de manifiesto que mediante el concepto de justicia lo moral es ensanchado más allá
del reino inmediato de la voluntad; y que con este concepto se produce una cierta
objetivación o dosificación de lo moral”

1.7 LA JUSTICIA Y EL AMOR


"A diferencia de lo que sucede con el amor, la justicia puede servir como norma allí donde
se trata de relaciones impersonales, de Instituciones, de leyes de ordenamientos. Porque
la justicia no tiene que ver con la persona misma, sino con la, participación, que emana
de la persona, en algo diferente de ella, precisamente por eso el predicado “justo" o
"Injusto" se aplica no solamente a los hombres sino a todas aquellas relaciones
Interhumanas, ensambladas, en las cuales se regula la participación de los miembros de
un todo social. Por esa la Idea de justicia no pertenece a la ética de la persona, sino a la
ética de las ordenaciones o instituciones. Incluso la "virtud" llamada justicia es una virtud
referida al reino de las ordenaciones. Lo más que se puede pedir a las ordenaciones, de
las instituciones, de las leyes, es que sean justas; mientras que, por el contrario, del ser
humano se exige no sólo que se comporte con justicia frente a los demás hombres, sino
también, además con amor".

V. CARACTERÍSTICAS DE LA JUSTICIA

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La Justicia es la concepción que cada época y civilización tiene acerca del sentido de sus
normas jurídicas. Es un valor determinado como bien común por la sociedad. Nació de la
necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y normas
que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones,
autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de
individuos e instituciones.
Es de gran importancia destacar el papel que corresponde a la escuela en el
fortalecimiento de una nueva generación, caracterizada por los valores propios del
Socialismo. Se reafirma los valores de otros como tarea pedagógica que debe desarrollar
la escuela, directa e indirectamente, pues constituye el elemento coordinador y orientador
de otras influencias educativas que pesan en los alumnos, dando prioridad entre estas, a
la familia.
Por tanto, el fortalecimiento en valores es una prioridad de nuestro sistema educativo en
los momentos actuales, porque constituye parte de la preparación del hombre para la vida,
o sea es una necesidad del sujeto desde su nacimiento para poder desarrollarse e insertarse
coherentemente en cada una de las etapas por las que transita su vida en sociedad, además,
es inseparable de la crucial batalla de ideas que libra nuestro pueblo para mantener las
conquistas del socialismo y poder salvaguardar nuestra sociedad.
Los valores son de gran necesidad, dentro de ellos, la justicia. Se puede tener graves
dificultades para describirla y aún mayores para entenderla, pero todos observan cuánto
es necesaria. Y precisamente por eso es un valor, porque sin ella la vida pierde su sentido.
La justicia, tiene una amplia perspectiva, se esclarece desde un punto de vista psicológico
y antropológico. Como una de las primeras manifestaciones vinculadas a otros valores
que fue desarrollándose a través del progreso del propio hombre. Basada en concebirla
como el sentimiento y actitud humana que, fundamentado en los principios y normas de
la ética, la moral y la ley, tiene como fin supremo lograr el respeto de los derechos
colectivos e individuales de todos y cada uno de los miembros que integran una
determinada sociedad, induciéndonos a decidir acciones como instrumentos específicos
de premiar o sancionar la conducta humana, en proporción igual al bien o al daño causado
por dicha conducta.
La justicia se convierte en un valor humano que se desarrolla en todas las etapas de la
vida de la persona, donde el individuo se autorrealiza, se convierte en íntegro, aumenta
su seguridad, confianza, mejora sus relaciones sociales por lo que es importante su
fortaleza y práctica cotidiana.

VI. CLASES DE JUSTICIA EN RELACIÓN CON LA


FILOSOFÍA
La Justicia es un término con varios significados, pero relacionados por un sentido
principal en el que se dice el término. Como antes vimos, la noción de justicia se hallaba
entremezclada. Fue Aristóteles con su teoría de las virtudes quien clasificó a la justicia
como virtud particular y la justicia como virtud general. Santo Tomás de Aquino se
encargó, posteriormente, de darle aún mayor precisión a la clasificación hecha por el gran
filósofo griego.

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1.1 Justicia General:

En este primer sentido de justicia, nos referimos a ella como virtud general. Como
dice Santo Tomás de Aquino: " La virtud humana es la que hace bueno el acto
humano y bueno al hombre mismo'?', lo que, acertadamente, es propio de la
justicia.

La justicia general supone la virtud en cuanto se refiere al bien del otro y se ordena
al bien de la comunidad. Esta virtud tiende al bien externo, no a una persona en sí
misma, sino en cuanto a su relación con los demás. La justicia como bien de las
polis, consistente en lo conveniente para la comunidad.

La justicia general, recibe el nombre, también, de Justicia Legal. Pues, por medio
de ella el hombre concuerda con la ley que ordena todas las virtudes del bien más
o menos perfectamente según que las leyes sean mejores o peores. La ordenación
de las conductas al bien común corresponde a las leyes de la comunidad, por lo
cual la justicia general consiste nuclearmente en el cumplimiento de las leyes.
Obviamente, nos referimos a una norma prudente, derivada de la razón de la
autoridad y realmente ordenada al bien común.

La justicia general tiene un lugar en todos los aspectos en que un individuo pueda
relacionarse con otros. Genera un orden en las relaciones, que se dan entre los
sujetos en la sociedad. Este orden atiende al término medio. Dar lo suyo al otro,
sin exceso ni déficit.

La Justicia en este sentido, no es tan sólo parte de la virtud, sino la virtud entera,
la virtud perfecta. Esta ordenada al bien máximo, que es el bien común, el bien de
toda la comunidad. Por eso es llamada también virtud general.

1.2 La Justicia Distributiva:

La Justicia Distributiva obedece a un sentido particular, ya que ella no toca todas


las virtudes sino parte de ellas. Siendo esta la distinción entre este sentido y el
general. Ambas son justicia en cuanto van referidas a relaciones con miembros de
la sociedad. "Pero una tiene por objeto el honor, el dinero o la seguridad, o algo
que abarca todo esto si pudiéramos designarlo con un solo nombre, siendo su
móvil el placer que resulta de la ganancia, y la otra tiene por objeto todo cuanto
interesa al hombre de bien.
Así tenemos que, en este sentido, la justicia distributiva se refiere a la repartición
de bienes y cargas entre los integrantes de una sociedad, según las
responsabilidades y aportes que asuma en la misma.

La igualdad en la justicia distributiva no es aritmética sino geométrica. De hecho,


al determinar la repartición de cargas y bienes en la sociedad es necesario, antes,
analizar las cargas y responsabilidades de cada persona. No es una mera igualdad,
sino una proporcionalidad. Además, los bienes y cargas otorgados no deben ser

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de tal cantidad, que desestabilice el ejercicio virtuoso de la función de la persona


en la sociedad.
Entonces, lo justo es lo proporcional, y lo injusto, lo que va en contra de lo
proporcional.

Un ejemplo de este sentido de justicia es el Presidente de una nación, a él se le


rendirán honores y se le otorgarán privilegios, pues recae en sus hombros la
responsabilidad de llevar las riendas del país.

En el Derecho actual, se puede decir que el encargado del cabal florecimiento y


desarrollo de la justicia distributiva es el Derecho Público.

1.3 Justicia Conmutativa:

La justicia conmutativa es aquella que existe en los intercambios, voluntarios e


involuntarios, de bienes y de males entre las personas de la comunidad. Los
intercambios son voluntarios cuando existe un mutuo consentimiento entre los
mismos, como sucede en los contratos. Involuntarios en aquellos casos en que
sólo una de las partes consiente, como es el caso del hurto, o cuando hay ausencia
de consentimiento por ambas, por ejemplo, en los accidentes de tránsito.

En este sentido de justicia se aplica una igualdad aritmética. Da lo mismo que un


hombre bueno haya defraudado a uno malo o viceversa. La justicia sólo observa
a la especie de mal causado, y trata por igual al que comete la injusticia y al que
la sufre.

Es aquí cuando entra la figura del juez, que se va a encargar de lograr una igualdad.
Existiendo una desigualdad, el juez procura igualarlos con el castigo quitando del
lado de la ganancia y compensando al de la pérdida.

La justicia correctiva va a ser el término medio entre la pérdida y la ganancia.


Refiriéndonos a ganancia como mayor bien y menor mal, y pérdida como lo
contrario. Por esto en cualquier conflicto se va a un juez, que va a constituirse en
una encarnación de la justicia. Él será el término medio. "El juez restablece la
igualdad y es como si, de una línea cortada en partes desiguales, quitara a la mayor
el trozo en que excede a la mitad y lo añadiera al segmento menor.

Con lo anteriormente expuesto, podemos llegar a la conclusión de que lo justo es


un término medio entre una especie de ganancia y de pérdida, un tener lo mismo
antes que después.

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1.4 La Justicia Judicial

Es la justicia del caso concreto y lo propiamente del acto de Justicia. La justicia


judicial existe cuando el juez tiene que integrar el Derecho ante las lagunas de
la ley, haciendo uso de la analogía o de los principios generales del Derecho, con
el fin de encontrar una solución justa en el caso concreto.

1.5 La Justicia Social


Tiene el propósito de realizar acciones que benefician a las clases más necesitadas
y una mejor distribución de la riqueza que produce un país para asegurar mejores
condiciones de vida. Se habla de justicia social para incidir en el hecho de que sus
destinatarios son las clases desvalidas y menesterosas.

1.6 La Justicia En La Filosofía

La justicia ha sido un tema abordado por diversos pensadores a lo largo de la


historia. Uno de ellos fue Platón, quien la considera la armonía de la sociedad. Su
discípulo Aristóteles la considera, en cambio, como igual proporcional, lo que
significa darle a cada cual lo que le corresponda y esto tiene que ver con sus
necesidades, aportes a la sociedad y méritos propios.

Otro autor que abordó el tema fue Santo Tomás de Aquino, quien tiene una
apreciación distinta del concepto de justicia ya que lo considera como una ley
natural. Es por esto que las personas tienen derechos naturales que han sido
otorgados por Dios.

VII. RELACIÓN DEL DERECHO Y LA JUSTICIA


A menudo aparecen como sinónimos, pues se aproximan hasta casi confundirse. Lo ideal
es que el Derecho realice cada vez más la justicia para que pueda afirmar la dignidad y
libertad de todos. La justicia como ideal orientador del Derecho es un valor jurídico, el
valor supremo de la justicia. No es un valor individual, sino un valor social. Es valor
fundante de los demás valores jurídicos.
Hans Kelsen, hablando de Derecho y justicia en su obra Teoría Pura del Derecho, dice:
el derecho positivo puede, en ciertos casos, autorizar la aplicación de normas morales. Es
decir que delega en la moral el poder de terminar la conducta por seguir. Puede desde una
norma moral, la cual tiene una autonomía puramente formal. Agrega: el que considera
justo o injusto un orden jurídico o alguna de sus normas se funda, a menudo, no sobre
una norma simplemente “supuesta” por él”
“La justicia abstracta, como todos los grandes conceptos humanos o algo superiores a lo
humano, presenta tantas interpretaciones como corrientes del pensamiento. Posee carácter
teológico San Agustín, quien define como amor al sumo bien, o sea a Dios; es racionalista
en cuanto Platón la basa en la actuación del propio obrar; es exclusivamente jurídica en

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la ya transcrita definición justiniana; y fue plasmada como fórmula matemática por los
pitagóricos.
En suma, luchar por la justicia es la lucha interna del Derecho y para que este cumpla con
su cometido no es suficiente que sus operadores alcancen la excelencia intelectual,
cerebral y racional; es necesario que acompañen a ellas las virtudes, cualidades o
capacidades espirituales o éticas.
La justicia, “es contemplada desde el punto de vista del sujeto que la practica; se trata de
una justicia subjetiva. Pero lo que interesa más al Derecho es el punto de vista objetivo
de la justicia, esto es, la contemplación del acto justo en sí mismo, prescindiendo de la
persona que lo realiza, porque el Derecho no se crea para promover la virtud entre los
seres humanos, sino para asegurar la justicia en las relaciones sociales... La justicia
objetiva se identifica con el Derecho que la realiza obligando a dar a cada uno lo que le
corresponde de acuerdo a las pautas de evaluación que él contiene, conforme a las cuales
se determina la categoría o clase, cuyos miembros deben ser tratados con Igualdad. Son,
pues, las normas jurídicas las que establecen la obligación de dar a cada uno lo suyo, lo
que le corresponde por derecho”
Aníbal Torres Vásquez, al referirse a la justicia subjetiva o justicia como valor y la justicia
objetiva o justicia como Derecho, muestra disconformidad al decir que pueden coincidir
total o parcialmente o pueden ser opuestas: “Si un juez dicta una resolución dando la
razón a quien le corresponde porque así lo dicta su conciencia y así está dispuesto por el
Derecho, entonces se realiza la justicia tanto en su aspecto objetivo como subjetivo. En
cambio, un juez que en base a una coima o la recomendación de un tercero o por temor a
ciertos grupos de presión dicta una sentencia dando la razón a quien realmente la tiene,
para el Derecho, realiza un acto justo, porque aplica correctamente la norma, pero para la
moral ejecuta un acto injusto, pues no es virtuoso ni persigue la perfección individual”.
Esta sería una decisión justa en su sentido objetivo, pero injusta en sentido subjetivo; es
decir, conforme al Derecho pero inmoral.

VIII. JUSTICIA E IGUALDAD


Justicia e igualdad son dos conceptos relacionados y unidos que no pueden
valorarse el uno sin el otro. Reconociendo que algunos valores como la
legitimidad del poder, la libertad, la justicia social, el bien común, etc., son
aspectos de la justicia, el único principio que no puede enunciar la justicia sin
valoración alguna es el principio de igualdad. Cuando se afirma que algo es justo,
es porque existe una valoración de igualdad respecto de otro. En este punto resulta
interesante la afirmación de FINNIS: El ámbito de aplicación de este principio
viene dado por tres elementos: la alteridad u orientación hacia el otro, la presencia
de un deber o exigencia deóntica y la igualdad o proporcionalidad del débito de
justicia. Para el bien común es fundamental el bien de los individuos.
En este sentido, compartimos el concepto Kelseniano1 de igualdad como derecho,
cuando afirma que el derecho a la igualdad es un derecho fundamental que no
puede ser entendido como absoluto. Ciertamente, todos estamos sujetos a una
común legislación que no distingue entre individuos, pero si distingue entre
personas, lo que da lugar a ordenamientos jurídicos personales. A ello hay que
añadir, que esos ordenamientos jurídicos personales necesitan de un proceso

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interpretativo, para comprobar su ajuste a cada persona que lo requiera. El autor


defiende la separación entre el Derecho positivo y la moral como dos órdenes
normativos distintos el uno del otro. “Esto no significa que sea menester renunciar
al postulado de que el derecho debe ser moral, puesto que, precisamente, sólo
considerando al orden jurídico como distinto de la moral cabe calificarlo de bueno
o de malo. Pero desde que una norma moral es aplicada en virtud de una norma
jurídica adquiere, por tal circunstancia, el carácter de una norma jurídica”.
KELSEN deja claro que es preciso no confundir las normas morales con las
normas jurídicas y que no haya relación de delegación entre ellas. Desde este
punto de vista, podemos valorar como buena o mala, justa o injusta, una norma
jurídica, pero resulta ser un juicio de valor emitido sobre la base de una norma
moral, extraña a la ciencia jurídica. KELSEN entiende que “el que considera justo
o injusto un orden jurídico o alguna de sus normas se funda, a menudo, no sobre
una norma de una moral positiva, es decir, sobre una norma que no ha sido
“puesta”, sino sobre una norma simplemente “supuesta” por él. Así considerará,
por ejemplo, que un orden jurídico comunista es injusto puesto que no garantiza
la libertad individual. Con ello supone, entonces, que existe una norma que dice
que el hombre debe ser libre”. En base a los razonamientos dados, KELSEN
concluye que “las opiniones de los hombres divergen en cuanto a los valores que
han de considerarse como evidentes”, afirmación que compartimos y entendemos
la clave de la necesaria interpretación por la Dogmática que, al ser una
interpretación jurídica, no se trata de aplicación libre y personal de valores, sino
una interpretación a la luz del ordenamiento jurídico. En este sentido, disentimos
de KELSEN cuando afirma que serán juicios de valor de carácter subjetivo pues,
aunque no siempre se funden en una norma positiva, deben estar siempre referidos
al ordenamiento jurídico. Otra cosa es la actividad decisional del órgano
legislativo, que sí se realiza acompañada de juicio de valor subjetivos, puesto que
goza de libertad en la decisión sin sujeción al ordenamiento jurídico existente, con
los límites establecidos en la Constitución. Sin embargo, el juzgador no goza de
libertad de aplicación de sus propios y personales criterios morales. En efecto, los
juicios sobre los hechos jurídicos no son juicios de valor objetivos, sino juicios
sobre hechos descritos en la norma jurídica.
Por último, justicia e igualdad son conceptos valorativos. Planteamos la cuestión
acerca de la relatividad o el absoluto de la Justicia. Al hilo de nuestro
planteamiento, ante la necesidad de comparación e interpretación del concepto de
igualdad, se hace irrenunciable el proceso interpretativo. De esta manera se
presenta un concepto de justicia relativo.

KELSEN defiende que la idea de la justicia no se presenta casi nunca como un


valor relativo, fundado sobre una moral positiva, establecida por la costumbre, y
por esta razón diferente de un lugar a otro, de una época a otra. En su sentido
propio, la idea de justicia es un valor absoluto, un principio que pretende ser válido
siempre y en todas partes, independientemente del espacio y del tiempo: es eterna
e inmutable. Ni la ciencia del derecho positivo ni ninguna otra ciencia pueden
determinar su contenido, que varía al infinito2 . La justicia no puede ser definida

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racionalmente; dotada de una validez absoluta, la justicia está más allá de toda
experiencia.

Lo cierto es que creemos que KELSEN tiene razón cuando habla de la “idea de
justicia” como un concepto eterno e inmutable; ahora bien, cuando esta justicia se
concreta en la aplicabilidad de un ordenamiento jurídico concreto, entramos en la
relatividad del concepto, al resultar posiblemente distinta la línea interpretativa.
La justicia absoluta no es un ideal irracional como afirma el autor, ya que es
precisamente la razón el instrumento que empleamos para acercarnos a la Justicia.
La reflexión de por sí, no pone nada en movimiento, sino la reflexión orientada a
un fin y práctico. La razón reflexiona orientada a un fin: la justicia.

La Teoría pura desea exponer el Derecho tal cual es, sin tratar de justificarlo o
criticarlo. Se preocupa de saber lo que es y lo que puede ser, y no si es justo o
podría serlo. Sin embargo, entendemos que el Derecho puede ser analizado
científicamente libre de ideología, pero el Derecho es también decisión y donde
se toman decisiones se impone la reflexión y la ideología y la valoración de lo
justo o injusto. Además, el Derecho no es sólo la norma jurídica; también es
Derecho la doctrina que lo interpreta, que no puede dejar de hacer juicios de valor
para aplicar la norma al caso concreto.

A ello tenemos que añadir con ROBLES que, desde un punto de vista histórico,
las decisiones son previas a la Dogmática pues, para que haya labor doctrinal,
previamente tiene que haber decisiones que creen material jurídico
potencialmente normativo, “texto en bruto”. Este autor hace una distinción que
nos viene al caso perfectamente: la diferencia los llamados juristas teóricos, que
estudian los conceptos del Derecho más generales o universales, libres de
ideología y valoración de lo justo o injusto, y la Dogmática referida a juristas
prácticos referidos a una disciplina jurídica (civil, administrativo, penal…), donde
se evoluciona a golpe de decisiones, ya sea del legislador o del juez o de
elaboraciones doctrinales de expertos, imponiéndose la necesidad de realizar
valoraciones. Así, la construcción del sistema jurídico requiere de una actividad
interpretativa y valorativa.

Este sometimiento a constante interpretación puede llevarnos a la falsa conclusión


de estar ante conceptos relativos. ¿Podemos conocer con objetividad los criterios
de justicia? Pues bien, esa relatividad es solo en parte, porque debe presentarse un
substrato mínimo común de verdades y valores aceptados por la sociedad, de
justicia objetiva, una justicia jurídico-positiva, de manera que no todo quede
sometido a la interpretación. Tampoco puede evitar que existan leyes injustas.

En este substrato mínimo tendría como base la igualdad de todos los ciudadanos.
La aplicabilidad del principio de igualdad, rechaza por su propia naturaleza, un
procedimiento plano. Dicho procedimiento tiene como resultado la injusticia al
proponer dar a todos lo mismo, con independencia de lo que se merece o lo que

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se le debe. Ahora bien, centrar el principio de igualdad y su consiguiente justicia


en una pura meritocracia, puede generar injusticias en una sociedad donde no todo
el mundo parte de las mismas condiciones y porque el ser humano tiene una
dignidad que hace necesario partir de un mínimo que garantice vivir con una
mínima honra o estimación, no solo económica sino personal o moral

En este punto es donde encontramos la tesis del TC cuando estable el “derecho


desigual igualatorio” que consiste en la aplicación de mediadas distintas ante
situaciones distintas, con el fin de conseguir igualar en la medida de lo posible
situaciones que generan injusticias. Por tanto, se trata de la adopción de medidas
reequilibradoras de situaciones sociales discriminatorias preexistentes, para lograr
una sustancial y efectiva equiparación que, en el caso de la sentencia citada, se
trata de equiparación entre hombres y mujeres.

Aceptamos la afirmación de HART cuando dice que es necesario un contenido


mínimo de Derecho natural, que consiste en la aceptación de una serie de verdades
obvias aceptadas por la sociedad; no parece razonable, por el contrario, caer en un
absoluto relativismo de los valores, donde todo se remite a la pura interpretación
subjetiva. Esta falta de valores mínimos comunes, el puro relativismo, nos lleva
hacia una sociedad corrupta de valores donde cada uno busca su propio bien, sin
ninguna remisión a la justicia ni al principio de igualdad objetivos.

Nuestra Constitución recoge en su art. 2, unos valores mínimos que representan


un resumen de la cultura de nuestro país: reconoce como valores superiores la
libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Toda una Teoría de la
Justica. Aceptamos en parte el contractualismo de RAWLS cuando afirma la
necesaria la estipulación de ciertos principios de justicia que van a servir para
evaluar las instituciones fundamentales o la estructura básica de una sociedad.

IX. EL BIEN COMÚN EN EL DERECHO Y LA JUSTICIA


Dentro de la actual problemática jurídica, surge la necesidad de una correcta
interpretación de los conceptos, ya que el mismo desarrollo de la sociedad ha permitido
una libertad de interpretación que en ciertos casos radica en lo contradictorio.
Aparentemente, el concepto del Bien Común aparece como algo sencillo. Sin embargo,
posiblemente con buenas intenciones mas no con propiedad, éste concepto se ha
convertido en un arma que trata de anular o destruir la realización del bien singular o bien
hacer creer que el bien singular y el bien común son antinomias reales, y esto no es, ni
nunca será así.
El fin o valor primordial de Derecho es la realización de la justicia. Tanto Aristóteles
como Santo Tomas de Aquino consideran que existen tres clases de justicia: la legal, la
distributiva y la conmutativa. La justicia legal siendo la proporción entre las acciones y
el bien común, es decir que incluye aquello en lo cual pudiera considerarse que el
individuo debe a la comunidad como algo propio de ésta. La justicia conmutativa se
refiere particularmente a la proporción de las relaciones entre los individuos dando a cada
cual lo suyo; es decir, la justicia conmutativa persigue el bien particular. La justicia

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distributiva es la que regula la proporción entre la comunidad de los individuos con


respecto a la repartición por aquella de las cargas y beneficios.
Siguiendo pues el pensamiento Aristotélico -Tomista, estos tres conceptos básicos de la
justicia es de donde se originan los ordenamientos jurídicos: la Justicia conmutativa
origina el Derecho Privado, La justicia distributiva origina el derecho público y la Justicia
Legal supone el ordenamiento jurídico dentro del Estado, es decir la norma como función
ordenadora de la vida jurídica del Estado. La ley positiva surge como derivación del
derecho nacional. La ley positiva no puede quedar al arbitrio, a la discreción, a la voluntad
omnímoda del legislador; porque la obra del legislador debe estar siempre subordinada a
la ley natural, el derecho natural manda en el legislador, y lo que manda es que con la ley
positiva realice el “Bien Común”.
Se afirma que siendo el objeto del derecho la realización de un sistema de convivencia
dentro del cual todos los elementos que forman parte de la sociedad hagan posible su
propio desenvolvimiento y aún más, el crecimiento de los grupos sociales que se integran
dentro de la sociedad, entonces toda ley que se encamine a la realización de éstos fines o
propósitos cumple a la realización del bien común y por consiguiente se encuentran
conectados los dos elementos que deben figurar dentro de este binomio esencial, es decir,
el acto que emana directamente de la voluntad del legislador y el objetivo finalista
teleológico que es la realización del bien común.
En la justicia conmutativa (entendiendo en su concepto literal la palabra conmutar: dar
para recibir, recibir para dar) existe una relación recíproca. En ésta justicia se realiza la
consecución del bien singular. Cuando una persona vende una cosa y recibe el precio
acordado, el comprador se beneficia con la adquisición del bien y el vendedor se favorece
con recibir el precio. Se ha realizado perfectamente la conmutación. Todo el sistema del
derecho privado que regula los contratos está basado en la justicia conmutativa. Pero, los
bienes que se están intercambiando son bienes puramente singulares, aun cuando puedan
tener una proyección social.
Distinta consideración ha de tenerse cuando se realizan las acciones comunes, es decir, la
medida que tiende a lograr el bien común, puede ser en determinados casos la suma de
los bienes de muchos individuos como cuando se realiza una obra de mejoramiento de la
ciudad, la construcción de drenajes, las calles, el combate a enfermedades. Todas estas
medidas que tienen su partida y dimanan de la ley, van consiguiendo el objetivo general
o sea lo que llamamos el bien común.
Ahora bien, el concepto propiamente de bien común no basta simplemente enunciarlo
como de esta única naturaleza. Es necesario que exista una especie de consenso, un
acuerdo de opiniones de que todos los hombres consideren aquello como una cosa
perfectamente realizable y que generará un beneficio efectivo a toda la población. Un
ejemplo de ello sería las medidas tomadas por el legislador para propiciar, fomentar y
proporcionar una mejor educación pública. Posiblemente a las personas de edad madura
éstas medidas no les afectarán directamente, pero el resultado de una política educativa
nacional al conciliar los intereses privados y públicos de una restructuración educativa
moderna, admitiría que realiza un beneficio general para todos.
Para poder darle un corolario a estas reflexiones sobre el bien común, baste el aseverar
que ese beneficio generalizado debe propiciar o lograr la paz social; es decir una paz
social real y verdadera, basada en la idea moral que está a su vez vinculada directamente
con la idea de la ley natural o la realización de una verdadera justicia superior que se
manifiesta a través de su expresión real. Jamás debe pensarse de aquellos que mediante

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el apoderamiento del poder obtienen a través de la legislación una conmutación en su


beneficio por el otorgamiento de beneficios a grupos parcializados. Aquí, no están
realizando el bien común, aun cuando aparentemente se realice una situación de paz
momentánea o de coexistencia o convivencia. El bien común no consigue una paz
parcializada o ventajosa para unos y para otros no; no hablamos de una paz de los romanos
sustentada en la fuerza de las águilas, no en una paz americana, venezolana o cubana, no
una paz soviética, israelita o de Aqueda; sino una paz verdadera, fundada en el
ordenamiento universal sobre el principio de justicia y el acatamiento de la ley universal.
Si el ordenamiento jurídico logra una verdadera y auténtica paz social, entonces sí, se está
realizando el bien común

1. CARACTERÍSTICAS DEL BIEN COMÚN

1.1 Es objetivo
Es uno de los principios que rigen la vida social que es preciso tener siempre presente.
Es también uno de los conceptos más desgastados y ambiguos, pues se lo confunde
con bienestar, o calidad de vida -visión ampliada del bienestar-. Pero estos conceptos
centran el fin de la sociedad en el individuo autónomo y nada tienen que ver con el
concepto de Bien Común.
1.2 Deriva de la naturaleza humana
El concepto de Bien Común “está íntimamente ligado a la naturaleza humana. Por
ello no se puede mantener su total integridad más que en el supuesto de que,
atendiendo a la íntima naturaleza y efectividad del mismo, se tenga siempre en cuenta
el concepto de la persona humana”
No es la suma de los bienes individuales, tampoco la sociedad es la mera suma de los
individuos. La sociedad es necesaria para que la persona se realice como tal, y debe
presentar una serie de condiciones que hagan posible el desarrollo simultáneo de la
persona y de ella misma, hacia la perfección que se dará histórica y culturalmente. No
hablamos aquí de unas condiciones mínimas de desarrollo, ni de algo necesariamente
material (aunque lo material forma parte de la “integridad” del desarrollo humano).
Hablamos de condiciones de posibilidad.
1.3 Redunda en provecho de todos
El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘el orden social
y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ Este orden
tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor”
En cuanto a la subordinación a las exigencias del Bien Común, las personas “deben
proceder necesariamente sin quebranto alguno del orden moral y del derecho establecido,
procurando armonizar sus derechos y sus intereses con los derechos y los intereses de las
demás categorías económicas profesionales, y subordinar los unos y los otros a las
exigencias del Bien Común”), “aunque en grados diversos, según las categorías, méritos
y condiciones de cada ciudadano. Por este motivo, los gobernantes han de orientar sus
esfuerzos a que el Bien Común redunde en provecho de todos, sin preferencia alguna por
persona o grupo social determinado. No se puede permitir en modo alguno que la
autoridad civil sirva al interés de unos pocos, porque está constituida para el Bien Común

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de todos. Sin embargo, razones de justicia y de equidad pueden exigir, a veces, que los
hombres de gobierno tengan especial cuidado de los ciudadanos más débiles, que pueden
hallarse en condiciones de inferioridad, para defender sus propios derechos y asegurar sus
legítimos intereses”. “Todo grupo social debe tener en cuenta las necesidades y las
legítimas aspiraciones de los demás grupos”.
“La persona se ordena al Bien Común, porque la sociedad, a su vez, está ordenada a la
persona y a su bien, estando ambas subordinadas al bien supremo, que es Dios”
La sociedad se ordena a la persona, “en consecuencia, el bien de la persona está por
encima (es la razón de ser) del Bien Común. Pero el hombre, como individuo, se ordena
al Bien Común: el Bien Común está por encima del bien individual. El bien de la persona
no se alcanza sino en su trascenderse en la búsqueda del Bien Común”
Sencillamente, no pueden oponerse Bien Común y bien de la persona: la persona que se
cierra en su individualidad frustra su propio bien, a la par que frustra la posibilidad de la
consecución del bien de los demás.
“El Bien Común de un grupo social es pues el fin común por el cual los integrantes de
una sociedad se han constituido y relacionado en ella. Ese Bien Común tiene como
característica distintiva el hecho de que por su propia naturaleza es esencialmente
participable y comunicable a los integrantes del grupo social”

1.4 Abarca a todo el hombre


“Es decir, tanto a las exigencias del cuerpo como a las del espíritu. De lo cual se sigue
que los gobernantes deben procurar dicho bien por las vías adecuadas y escalonadamente,
de tal forma que, respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al ciudadano la
prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del espíritu”. “Abarca todo un conjunto
de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de
su propia perfección”
El hombre, por tener un cuerpo y un alma inmortal, no puede satisfacer sus necesidades
de un modo absoluto ni conseguir en esta vida mortal su perfecta felicidad. Esta es la
razón por la cual el Bien Común debe procurarse por tales vías y con tales medios, que
no sólo no pongan obstáculos a la salvación eterna del hombre, sino que, por el contrario,
le ayuden a conseguirla.

1.4Obliga al Estado
“La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el Bien Común. De donde
se deduce claramente que todo gobernante debe buscarlo, respetando la naturaleza del
propio Bien Común y ajustando al mismo tiempo sus normas jurídicas a la situación real
de las circunstancias”
Siendo superior al interés privado, es inseparable del bien de la persona humana,
comprometiendo a los poderes públicos a reconocer, respetar, acomodar, tutelar y
promover los derechos humanos y a hacer más fácil el cumplimiento de las respectivas
obligaciones. Por consiguiente, la realización del Bien Común puede considerarse la
razón misma de ser de los poderes públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo en
provecho de todos los ciudadanos y de todo hombre -considerado en su dimensión

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terrena-temporal y trascendente- respetando una justa jerarquía de valores, y los


postulados de las circunstancias históricas.
“Si toda comunidad humana posee un Bien Común que la configura en cuanto tal, la
realización más completa de este Bien Común se verifica en la comunidad política.
Corresponde al Estado defender y promover el Bien Común de la sociedad civil, de los
ciudadanos y de las instituciones intermedias”
Ha de ser considerado como un valor de servicio y de organización de la vida social, del
nuevo orden de la convivencia humana. Pero no sólo el Estado debe aportar las
condiciones, es tarea de todos.

X. CONCLUSIONES

1. La justicia a través de la historia ha sido objeto de varias


definiciones según el momento histórico y según los autores; Ello
además tomando en cuenta las concepciones propias de cada
corriente filosófica, por ejemplo, los positivistas concebían de
manera un tanto diferente a la justicia que los iusnaturalistas.

2. La justicia es el supremo ideal que consiste en la voluntad firme y


constante de dar a cada uno lo suyo. Aunque en la realidad la
justicia como ideal, resulta difícil de concretar, pero como estrella
polar inasequible, es siempre orientada al anhelo constante de
perfeccionamiento del Derecho.

3. La justicia es una virtud superior al Derecho, puesto que abarca


otras virtudes conexas, como la religión, la piedad. Persona justa
es la que realiza el bien que le Impone la virtud de la justicia. Sin
embargo, el Derecho constantemente obliga a realizar actos justos
con prescindencia de la intención del agente. Esto indica que hay
una conexión entre el Derecho y al Idea de justicia, debiendo ser la
decisión la aplicación correcta de una norma.

4. la justicia no es solamente el ordenamiento positivo vigente, sino


también el Ideal que el Derecho aspira realizar. El ser humano tiene
un sentido Innato de justicia Inspirador del comportamiento de las
personas y del ordenamiento jurídico.

5. la justicia se divide por un lado en un sentido subjetivo o Justicia


como virtud, y por otro lado como justicia objetiva o Justicia como
Derecho y siendo esta última la aplicación correcta de una norma

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como cosa opuesta a la arbitrariedad, y en este sentido de Identifica


con el ordena miento jurídico que obliga a que los iguales sean
tratados de la misma manera.

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