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1 Proyecto de Aula

El Calafate
(Cuento basado en relato Aonikenk o Tehuelche)
Ana María Pavez y Constanza Recart

Los días aún seguían siendo largos, pero las Así partieron caminando, tristes por dejar a la
tardes se estaban poniendo más frías. Los animales anciana. Cada cierto rato, Liu miraba hacia atrás
comenzaban a escasear y las plantas empezaban con la esperanza de que la abuela los siguiera.
a cambiar su color. El otoño se acercaba. Mientras Pero pronto dejó de ver el toldo, y las lágrimas
caminaban, Liu le dijo a su abuela: llenaron sus ojos.

- Éste ha sido mi mejor verano. ¡Lo he pasado tan Todos caminaron mucho tiempo en silencio. Tenían
bien contigo! que avanzar hacia el norte, hacia tierras más
La abuela, sonriendo, la miró y le contestó: cálidas, donde hubiera comida. En caso contrario
- Yo también he disfrutado mucho compartiendo morirían de hambre. Sabían que el invierno era
contigo mi tiempo, mis conocimientos y todo mi muy frío; que el viento, la lluvia y la nieve eran
cariño. Es importante que siempre recuerdes las difíciles de soportar.
historias de tu pueblo y sus antepasados. Nunca
olvides lo que somos. Después de varios días llegaron a un lugar donde
había muchos animales.
Cuando regresaron al campamento, las familias
estaban desarmando sus toldos. Mientras las mujeres armaban toldos con palos y
- Abuela Koonek, ¿qué está pasando?, ¿ nos cueros de guanacos, los hombres salieron a cazar
vamos?- preguntó Liu ñandúes y guanacos con sus boleadoras, arcos y
-Si Liu, más al norte se pueden encontrar un lugar flechas.
más tibio donde pasar los fríos meses del invierno-
respondió la abuela. En otro lugar muy lejos de ahí, al abuela Koonek
Cuando estuvieron listos para partir. Liu fue a permanecía sola. Su única compañía eran las
buscar a la abuela Koonek. Sorprendida al verla golondrinas, los chorlos y los demás pájaros del
Liu preguntó lugar. Éstos eran los únicos que aún no se habían
ido. Koonek les conversaba y compartía sus
Nuestros Ancestros

- Abuela, ¿por qué no estás preparada? alimentos con ellos. Mientras tanto, los días se
- Yo no iré a ninguna parte, - respondió la anciana, acortaban y cada vez el viento que soplaba era
con voz cansada- ya no puedo caminar tanto. más frío.
Estoy muy vieja. Cuando cayó la primera nevada, los pájaros
Liu impresionada, llamó a su familia para que ellos decidieron partir.
la convencieran:
- Adiós Koonek - dijeron las golondrinas.
- Abuela queremos que vengas - suplican los niños - Quédense, amigos pájaros. Acompáñenme
- Koonek, ven, nosotros te ayudaremos- insistió durante este invierno- pidió la abuela.
el papá. - Pero si tú sabes que nosotros emigramos en
Sin embargo, la abuela respondió con voz firme: invierno. No tenemos protección contra el viento
- He decidido quedarme. ni el frío, y tampoco tenemos alimento; si nos
A pesar de todos los intentos del jefe y los demás quedamos moriremos- respondieron los otros
miembros de la tribu, la anciana que era muy pájaros.
terca, no accedió a partir.
- Koonek, aquí te dejamos un toldo y suficiente Entonces, abriendo sus alas, emprendieron el
comida - dijo finalmente el jefe. vuelo. Con tristeza se despidieron de Koonek,
- ¡Gracias! - Respondió la abuela. - ¡Y por favor pensando que nunca más la verían. Poco a poco
no se preocupen por mi! Con este toldo, la comida todo se cubrió nieve. El toldo de la abuela era
y unas gruesas mantas de piel de guanaco estaré firme y seguro, resistiría el invierno. Ojalá ella
bien, ya verán. fuera tan fuerte como su toldo.
2 Proyecto de Aula

Koonek se entretenía durante los días de frío La tribu buscó a la anciana por los lugares cercanos,
pintando un quillango, un vestido de piel de pero no la encontraron.
guanaco para su nieta Liu. La anciana se sentaba
junto al fuego y recordaba las historias de su Liu no se daba por vencida y siguió buscando a
pueblo aonikenk. la abuela. Koonek le había prometido que estaría
allí a su vuelta. Entonces se acercaron los pájaros
Con el paso de los días, volvió la primavera. El sol y le contaron lo ocurrido: la abuela Koonek se
empezó a calentar más fuerte y la nieve comenzó había convertido en la planta que estaba dentro
a derretirse. Junto con la primavera volvieron los del toldo. Había cumplido su promesa. Ella se
pájaros, que se alegraron mucho al ver el toldo quedaría en esas tierras para siempre.
de Koonek seguía allí.
- ¡Abuela!, ¡abuela!- gritaron los pájaros Liu, muy triste, se puso el quillango que había
Desde el interior del toldo se escuchó la voz de pintado su abuela. Todos los integrantes de la
Koonek: tribu extrañaban a la abuela y no entendían que
-¡Amigos míos!, ¡ qué felicidad que hayan vuelto. se hubiera convertido en una planta.
Sin embargo, cuando los pájaros abrieron el toldo
para saludar a Koonek, se encontraron con una Hasta que un día el arbusto se llenó de frutos
gran sorpresa. ¡Ella no estaba! pequeños, redondos y morados. Al probarlos,
En vez de la abuela había una hermosa planta con todos se alegraron. ¡Eran deliciosos!. Desde
flores amarillas muy olorosas. Los pájaros, entonces los aonikenk hacen dulce, bebidas,
extrañados, volaron alrededor de esta planta para medicamentos y tinturas con el fruto de esa planta,
ver dónde se escondía la abuela. Pero ella no al que llamaron calafate. La tradición dice que la
estaba allí. persona que come uno de estos frutos siempre
¡Koonek se había convertido en esa hermosa vuelve a visitar la Patagonia, la tierra de los
planta! aonikenk. Ahora Koonek, la abuela, forma parte
de la hermosa historia de sus antepasados, la que
Junto con la primavera y los pájaros volvió también sería transmitida de generación en generación.
la tribu. Liu y los otros niños, al ver el toldo,
corrieron hacia él, gritando:
-¡Abuela!, ¡abuela!, ¡Llegamos abuela!
Nadie contestó. Sólo había un gran silencio. Los
Nuestros Ancestros

aonikenk temían lo peor.

Entonces Liu entró al toldo. Koonek no estaba. En


vez de la abuela, había una planta. Todos miraban
con curiosidad esta nueva planta que había crecido
en el toldo de la abuela.

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