El cartón de Emilio Ludivina tenía 15 años cuando,
patinando en el hielo con unas amigas, recibió un gran empujón y se cayó. Al caer se fracturó la columna y se partió las costillas. El accidente fue fatal. La medicina no tenía solución. Tuvo después una infección pertinaz con dolores atroces. Un día, desesperada por el dolor, se completamente. tiró de la cama y casi se partió en dos a los Tumbada de espaldas, perdiendo la piel como una pies de su padre que lloraba. La herida se corteza de árbol, permaneció así treinta y ocho años. gangrenó y su cuerpo se transformó en un Durante todo ese tiempo no durmió más de 20 horas. vivero de gusanos. A los tumores y heridas Al verse prisionera en la cama, lloraba muchísimo y se añadió otra enfermedad terrible que casi se desesperó. consumía poco a poco la carne de uno de “Hija mía, le decían, piensa un poco en la pasión los brazos, dejando el hueso al descubierto. del Redentor. Es la única manera de encontrar solución Terribles neuralgias deformaban el rostro de para tu dolor”. la joven. No fue fácil, pero fue el remedio que la libró de la Perdió el ojo derecho, y con el izquierdo desesperación y la rebeldía. no podía ver la luz sin sangrar. Una especia La historia de esta muchacha es muy conmovedora de cáncer le perforó el pecho. Durante los y nos parte el alma al saber cuánto sufrió y su familia primeros años de la enfermedad, apenas junto con ella. podía comer un pedazo de manzana asada. Qué bueno que encontró el remedio a su dolor Más tarde ni siquiera la manzana. Debía al meditar en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo contentarse con agua azucarada, o un y qué bueno que siga siendo el remedio para todas vaso de vino con agua. El sueño se le fue nuestras penas.