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Año: 2015
Equipo: EGE
Integrantes
Actualmente estamos viviendo una transformación que modifica las formas concebidas
para la producción utilizadas en el pasado.
¿Podemos decir que un producto es nacional o hablar de industria nacional? ¿Cuál es
el activo más importante que compone un país, cuáles son los bienes fundamentales
de una nación?
¿Cuál será la principal misión política de una nación? ¿Hasta qué puntos las fronteras
tendrán sentido en términos económicos? ¿Quiénes podrán afrontar mejor estos
cambios?
A través de las páginas describiremos la transformación económica y el serio desafío
político que la misma representa, dando respuesta a las preguntas formuladas
anteriormente.
LA RED MUNDIAL
Al analizar estas empresas se pueden distinguir tres habilidades que deben poseer las
personas que allí trabajan, diferentes pero relacionadas entre sí que las impulsan a
progresar:
Habilidades para resolver los problemas que plantea producir bienes únicos:
las personas encargadas de resolverlos deben tener un profundo conocimiento
y poder traducir ese conocimiento a los planes e instrucciones, a fin de producir
los resultados esperados. A diferencia de los investigadores y diseñadores,
cuyos prototipos salían de los laboratorios completamente armados o pasaban
de la mesa de diseño directamente a la planta de producción en gran escala,
estos especialistas están comprometidos en una búsqueda permanente de
nuevas aplicaciones, combinaciones y perfeccionamientos capaces de
solucionar todo tipo de problemas.
Habilidades para ayudar a los consumidores a entender sus necesidades y
cómo las mismas pueden ser mejor satisfechas con los productos
especialmente adaptados: En contraste con la venta y el marketing
estandarizado, que se centra en la persuasión de un gran número de
consumidores y grandes cantidades de pedidos, los productos específicos
requiere poseer un profundo conocimiento acerca de las preferencias del
consumidor, dónde reside la ventaja competitiva y cómo se puede lograr. La
clave consiste en identificar los nuevos problemas y posibilidades a los que el
producto se pueda aplicar.
Habilidades necesarias para vincular la tarea de los encargados de identificar
las oportunidades y los responsables de resolver los problemas: Los
encargados de estas funciones deben tener suficientes conocimientos acerca
de las tecnologías y mercados específicos para poder apreciar las
posibilidades para los nuevos productos reunir el dinero necesario para lanzar
el proyecto y congregar a los especialistas adecuados para llevarlos adelante.
Estos juegan el papel de intermediarios o negociadores estratégicos.
En las compañías que producen bienes de alto valor la distinción que solía hacerse
entre “bienes” y “servicios” carece de sentido, porque gran parte del “valor” ofrecido
por la empresa incluye los servicios: La investigación especializada y el planeamiento
de los servicios necesarios para resolver los problemas, las ventas y el marketing
específico, los servicios de asesoramiento para identificar los problemas y los
servicios especializados de estrategias, finanzas y administración para llevar a cabo
los dos primeros.
La red mundial
A medida que se acortan las distancias, a través del progreso de las
telecomunicaciones y el transporte, las nuevas redes de organización empresarial de
“alto valor” crecen en el mundo. Estos grupos se pueden encontrar cada vez con más
frecuencia en diferentes puntos del globo. Cada vez más los grupos creativos de una
nación están en condiciones de unir sus capacidades con los de otros países, a fin de
ofrecer el mayor valor posible a los consumidores de todo el mundo. El nexo entre los
distintos puntos estratégicos de la red mundial son las computadoras, los satélites, los
módems y las distintas tecnologías asociadas a las telecomunicaciones.
Bajo este enfoque los productos son combinaciones internacionales. Lo que se
intercambia entre las naciones no es el producto terminado sino la especialización
para resolver problemas (investigación, diseño del producto, fabricación), para
identificarlos (marketing, publicidad, encuestas al consumidor), y para coordinar
servicios (financiamiento, búsqueda, contrataciones), así como ciertos servicios y
componentes de rutina, todo lo cual se combina para crear valor. Los vínculos
transnacionales abarcan casi todo el comercio internacional entre las economías
desarrolladas. Este tipo de comercio es difícil de individualizar.
Cuando se hacen acuerdos mutuos a través de las fronteras –intercambiando servicios
que tienen un precio, no en un mercado abierto, sino entre las divisiones de la misma
corporación mundial, y dentro de un complejo sistema de contratación laboral–
determinar qué es lo que una “nación” ha pagado a otra “nación” puede no ser más
que una ligera aproximación.
La idea de que los productos tienen una nacionalidad de origen está tan
profundamente arraigada que los gobiernos y la opinión pública a la cual representan
son incapaces de adaptarse a la nueva realidad. Al asumir puntos de vista
desactualizados continúan formulándose la pregunta incorrecta: ¿Es un artículo
extranjero o nacional?
Es imposible determinar con precisión qué partes de un producto se han fabricado en
un lugar y cuáles en otro. Como cada vez más empresas se transforman en parte de
las redes mundiales, las fuentes de ingresos y las ganancias pueden surgir de todas
partes (a menudo donde los impuestos son más bajos). Quién gana, qué y dónde, es
un interrogante para el cual no existe una respuesta directa.
Las redes mundiales a menudo se amparan bajo la bandera de la nación que más le
convenga. Cuando operan dentro de una nación cuyo mercado está protegido de la
competencia extranjera, asumen el carácter de ciudadanos leales, incluso a veces
exigen más protección. Por otro lado, cuando existen mayores ventajas para ser
considerados como “extranjeros”, incluso los bienes y servicios más arraigados se
transforman mágicamente en productos extranjeros (por ejemplo: adquiriendo la
mayoría de las piezas que conforman el producto en el exterior). Estos cambios de
fachada pueden ser asombrosamente rápidos.
¿Por qué los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres?
Más allá de la clasificación oficial de un puesto, o de la industria en la cual se trabaje,
la verdadera posición competitiva en el mundo de la economía depende de la función
que se cumple.
Los salarios de los empleados de la producción rutinaria están en disminución. Los
servicios en persona también están menos remunerados, aun cuando su destino sea
menos incierto. Pero los analistas simbólicos, son los que tienen más éxito en la
economía mundial debido a que las fronteras nacionales ya no definen el destino
económico.
A medida que los costos de transporte y comunicación continúan bajando, los
márgenes de ganancia de las empresas de producción estandarizada se reducen,
porque se van eliminando las barreras de acceso. Las fábricas y la maquinaria
moderna se pueden instalar prácticamente en cualquier parte del planeta.
Esto se puede apreciar en las industrias de mayor escala, donde la producción
estandarizada de alto volumen continúa su inevitable desplazamiento hacia donde la
mano de obra es más barata y más accesible en todo el mundo. Por lo tanto, los
empleados de los servicios rutinarios de producción compiten directamente con
millones de trabajadores de otras naciones.
Por otra parte, la situación de los trabajadores de los servicios en persona también
está empeorando, pero de forma más lenta y desigualmente. Compiten cada vez más
con los ex empleados de la producción rutinaria, quienes al no poder encontrar
empleos bien remunerados dentro de la producción, no tienen otra alternativa que
dedicarse a los servicios. Quizás la competencia más feroz que deben afrontar los
servicios en persona provenga de los sistemas automáticos. Pero se puede ver que
los seres humanos tienen un deseo casi insaciable por la atención personalizada, por
eso, a pesar de la automatización de los mismos, las economías desarrolladas
seguirán generando una considerable demanda de los servicios en persona. Cabe
aclarar que de todas formas, la intensa competencia entre los empleados de servicios
en persona hace que el pago de estos sean relativamente bajo.
A diferencia de la situación precaria de los trabajadores de rutina y los empleados de
los servicios personalizados, las perspectivas de los analistas simbólicos son
inmejorables. La demanda mundial por su conocimiento crece a medida que aumentan
las facilidades y rapidez en las comunicaciones.
La razón principal de esta expansión del mercado mundial, y del aumento en la
demanda de conocimiento simbólico y analítico, ha sido el espectacular progreso en
las tecnologías relacionadas con las comunicaciones y el transporte a nivel mundial.
Junto con la creciente demanda viene la creciente remuneración.
La educación del analista simbólico I y II
Mientras el valor asignado a las nuevas ideas y conceptos continúe creciendo en
relación con el valor asignado a los productos estándar, la demanda de los analistas
simbólicos continuará creciendo. Desde luego, la oferta de los mismos en el mundo
también aumenta, ya que muchas personas en todo el planeta están tratando de
aprender las habilidades analítico-simbólicas.
Lo más importante es que los analistas simbólicos en formación aprendan cómo
conceptualizar problemas y soluciones. Por eso la educación formal de un analista
simbólico incipiente requiere el perfeccionamiento en cuatro habilidades básicas:
abstracción, pensamiento sistémico, experimentación y colaboración.
Capacidad de abstracción: para descubrir patrones y significados- es la
verdadera esencia del análisis simbólico, en el cual la realidad debe ser
simplificada de modo que pueda ser comprendida y manejada de diferentes
maneras. De esta forma, se pueden integrar y asimilar grandes cantidades de
información para descubrir nuevas soluciones, problemas y alternativas. Los
futuros analistas simbólicos aprenden a ser críticos, curiosos y creativos.
El pensamiento sistémico: intensifica la abstracción. Para descubrir nuevas
oportunidades hay que ser capaz de apreciar el conjunto y comprender los
procesos mediante los cuales los componentes de la realidad se relacionan. El
analista simbólico debe tratar de discernir permanentemente las principales
causas, efectos y relaciones. Su educación pone el acento en el pensamiento
sistémico. Antes que explicar a los estudiantes cómo resolver un problema que
se les presenta, se les debe enseñar a analizar por qué ha surgido y de qué
manera se relaciona con otros problemas.
Experimentación: para saber cómo manejar las formas más evolucionadas de
abstracción y pensamiento sistémico, es necesario aprender a experimentar.
Así el analista simbólico se atreve a explorar el terreno del aprendizaje por sí
mismo. En la formación se pone el acento sobre los métodos de
experimentación: conservando ciertos aspectos de la realidad que son
constantes, mientras se varían otros para facilitar la comprensión de las causas
y efectos.
Por último está la capacidad de colaboración: los analistas simbólicos
generalmente trabajan en equipos, compartiendo ideas y soluciones. Además
pasan gran parte de su tiempo comunicando ideas, para luego tratar de lograr
consenso para seguir con el plan. Aprenden a alentar y a aceptar a sus pares,
a pedir ayuda y a reconocer los méritos de los demás. Además, aprenden a
negociar, es decir, plantear sus propias necesidades, ver las cosas desde las
perspectivas de los otros y encontrar respuestas de beneficio mutuo.
EL SIGNIFICADO DE NACION
El problema replanteado
Las economías nacionales no son más que una región de la economía mundial, y la
cooperación es fundamental, ya que no existen las economías separadas. Las
consecuencias de esta transformación en el ámbito laboral no han sido tan bien
comprendidas. El éxito económico de las naciones (más allá de la rentabilidad de sus
empresas) debe ser considerado de acuerdo con la calidad de vida de sus
ciudadanos, y con la posibilidad de mantenerla y mejorarla en el futuro. Esta calidad
de vida abarca, además del poder adquisitivo, aire y aguas no contaminadas,
seguridad y salud, entre otras. Cada vez más estas condiciones están determinadas
por el valor que la economía mundial asigna a las habilidades y conocimientos de los
individuos. Son los analistas simbólicos los que ocupan una posición predominante en
la nueva economía mundial. Sin embargo, los empleados de la producción rutinaria,
enfrentados a un creciente mercado laboral, y los encargados de servicios personales,
que sufren las consecuencias indirectas, ven sus ingresos reducidos y se encuentran
en una situación cada vez más precaria.
El problema no es imposible de solucionar, pero la disposición política para comenzar
el cambio es un gran desafío. Primero desarrollando un sistema impositivo progresivo
sobre las ganancias. Segundo creando las condiciones para garantizar que todo niño
pueda llegar a ser un analista simbólico, sin considerar los ingresos de su familia, o su
raza o religión, asegurando la nutrición y buena salud de los más pequeños,
excelentes escuelas en cada ciudad y universidades, centros de investigación y
aeropuertos que faciliten su trabajo. También debería ocuparse de entrenar a los
trabajadores y mejorar la infraestructura, entre otros. Además, los gobiernos deberían
persuadir a las empresas mundiales de contratarlos, para asegurar su debido
entrenamiento laboral, identificando y resolviendo problemas complejos.
De aquí surge el desafío: mejorar los niveles de vida de la mayoría de la población,
ocupándose ahora de las dos categorías postergadas, que han perdido terreno en la
economía mundial.
La mayor dificultad no es idear las soluciones, sino tomar la determinación política.
Todas estas propuestas tienen un costo, y si fueran necesarios desembolsos
adicionales, tendrían que ser subvencionados por los analistas simbólicos, ya que el
resto de la población soporta una pesada carga impositiva y no pueden hacerse
responsables de más altos niveles de gasto público. Esto plantea el interrogante de
hasta qué punto ellos están dispuestos a cargar con esa responsabilidad.
CONCLUSIÓN
Antes que aumentar la rentabilidad de las compañías enarbolando sus banderas, o
ampliar las posesiones de sus ciudadanos en el mundo, el objetivo económico de una
nación debería ser mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos, incrementando el valor
de lo que pueden aportar a la economía mundial. Lo que importa no es aquello que
poseemos, sino lo que hacemos.
También vale destacar que una nación puede incentivar a sus ciudadanos a ser
analistas simbólicos, pero si la misma no tiene un mercado que los necesite
terminarán ocupando otros puestos de servicio o migrarán hacia otros países dejando
de aportar al desarrollo de la economía de su nación.