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Cuba ofrece médicos dispuestos a

luchar contra la muerte


A pocos días de que Cuba decidiera no participar más del programa Más
Médicos en Brasil, luego de que su presidente, Jair Bolsonaro, colocara en tela de
juicio la profesionalidad de los galenos cubanos e impusiera condiciones a la Isla
para la continuidad de este servicio, Granma comparte fragmentos de discursos
del Comandante en Jefe sobre la Salud en nuestro país, una de las mayores
conquistas de la Revolución
Autor: Fidel Castro Ruz | internet@granma.cu
22 de noviembre de 2018 18:11:28
Médicos y enfermeras se agrupan junto a Fidel Castro y Osvaldo Dorticós, para escuchar
sus orientaciones antes de partir para Perú, a ofrecer ayuda tras el terremoto de
1970. Foto: Jorge Oller
Graduarse de médico es abrir las puertas de un largo camino que conduce a la más noble
actividad que un ser humano puede hacer por los demás.
Aunque cada persona y cada pueblo tiene derecho a una vida sana y a disfrutar el
privilegio de una existencia prolongada y útil, las sociedades más ricas y desarrolladas,
dominadas por el afán de lucro y el consumismo, han convertido los servicios médicos en
vulgar mercancía, inaccesibles para los sectores más pobres de la población.
En muchos países del Tercer Mundo tales servicios apenas existen. Y, entre los
desarrollados y los eufemísticamente calificados como «países en desarrollo», las
diferencias son abismales.
Las naciones que tienen menor desarrollo y más enfermedades disponen de menos
médicos: uno por cada 5 000, 10 000, 15 000, 20 000 o más habitantes. Los pocos
hospitales públicos se saturan de enfermos, que mueren amontonados como animales
bajo el azote de una epidemia repentina.
Mientras esto ocurre a los ojos del mundo, los gastos militares ascienden a un millón de
millones de dólares cada año, solo comparable a otro gasto absurdo, el de la publicidad
comercial, que también se eleva a un millón de millones.

Cualquiera de los dos, bien invertido año tras año, sería más que suficiente para que todos
los habitantes del planeta alcanzaran a vivir decorosamente.
En Cuba, ni el clima ni el potencial genético son causa de tales tragedias. Este país
tropical, de clima caluroso y húmedo, más propicio a virus, bacterias y hongos, y su
población, sometida a cruel bloqueo y guerra económica, muestra, a pesar de ello, el más
alto índice de médicos per cápita, ampliamente, en todo el mundo; y se ubica entre los
países de mayor esperanza de vida al nacer en el mundo.
Muchos subestiman la más colosal tarea de la Revolución. Se ignora el valor de los
servicios de salud que Cuba presta al mundo, donde en realidad, con modestos recursos,
la Revolución desnuda el sistema impuesto por el imperialismo, que carece de personal
humano para llevarlo a cabo.
El ser humano se enaltece cuando hace algo por los demás
Parecerían presuntuosas estas palabras si no se pudiera calificar hoy a nuestra Patria con
toda justicia como el país que más ha hecho en el mundo para compartir con otros pueblos
sus conocimientos y experiencias médicas.
Ni una sola vez, a lo largo de su abnegada historia revolucionaria, nuestro pueblo dejó de
ofrecer su ayuda médica solidaria en caso de catástrofes a otros pueblos que la
requirieran, sin importar cuán abismales eran las diferencias ideológicas y políticas, o las
graves ofensas recibidas de los gobiernos de cualquier país.
Nuestros conceptos sobre la condición humana de otros pueblos y el deber de la
hermandad y la solidaridad jamás fueron ni serán traicionados. Decenas de miles de
médicos y profesionales de la salud cubanos esparcidos por el mundo son testimonio
irrebatible de lo que afirmo. Para ellos no existirán jamás barreras idiomáticas, sacrificio,
peligros u obstáculos.
Al cabo de más de cuatro décadas, y finalizando ya el periodo especial, los servicios
médicos se convirtieron en el más importante renglón del intercambio de bienes y servicios
de nuestro país con el mundo en la esfera de la economía, sin que por ello Cuba haya
dejado de brindar su cooperación médica de forma absolutamente gratuita a más de 60
países del Tercer Mundo que no disponen de recursos económicos.
Así ha sido y será siempre. Es un hecho real que la cooperación médica de Cuba y sus
instituciones de investigación científica con otras partes del mundo se extiende
rápidamente en beneficio de la humanidad.

Formación y servicio médico en función de apoyar a otros pueblos


Muchos países del Tercer Mundo no disponen de recursos para crear centros de
investigación científica; sin embargo, en Cuba existen, a pesar de que sus propios
profesionales eran muchas veces exhortados y estimulados a desertar.
Asimismo, nuestro país cuenta hoy con decenas de miles de becarios de América Latina y
el Caribe que durante seis años se forman gratuitamente como médicos en Cuba. No se
excluyen, desde luego, jóvenes norteamericanos.
Cooperamos con Venezuela en la formación de jóvenes, que estudian Medicina y asisten a
las consultas en los barrios pobres, atendidos por especialistas cubanos para
familiarizarse con su futura y dura tarea.
Cientos de miles de latinoamericanos y caribeños son operados una parte en Cuba, y la
mayor parte en sus respectivos países, por oftalmólogos cubanos. Solamente en Bolivia
suman más de 100 000 por año. En este caso participan, con nuestros especialistas,
médicos bolivianos formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Por estas razones, no tuvo nada de extraño la conducta de Cuba, cuando no vaciló en
ofrecer al pueblo de Estados Unidos el inmediato envío de personal médico experimentado
con los recursos indispensables para la atención urgente de personas en riesgo de muerte
a causa de un gran desastre natural. No podíamos permanecer indiferentes.
Nadie creería que tal auxilio pudiese ser considerado como una ofensa o una humillación,
y aun así, negaron nuestra ayuda. Nosotros no ofrecíamos dinero; ofrecíamos salvar vidas,
y nuestro ofrecimiento está en pie para hoy o para mañana, como es y será norma de
Cuba con cualquier pueblo del mundo.
Los médicos cubanos continuarán ofreciendo vida
Para las autoridades cubanas, cuidar la salud del pueblo de Cuba y otras latitudes, evitar
sus sufrimientos y sanar sus enfermedades son una tarea, principalmente, de orden social
y moral; pero también tiene un sentido económico, pues son los hombres y mujeres del
pueblo los que crean los valores, y una población trabajadora, sana y fuerte es
imprescindible para el desarrollo.
También es prioridad, ser un ejemplo de lo que puede hacerse en ese campo que es,
desde luego, el más sensible para cualquier persona del mundo.
Por eso, Cuba seguirá formando profesionales dispuestos a luchar contra la muerte, para
demostrar que sí hay respuesta a muchas de las tragedias del planeta gracias al valor de
la conciencia y de la ética, y mostrar que el ser humano puede y debe ser mejor. Los
médicos cubanos continuarán ofreciendo vida.

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