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La preocupación por los problemas morales acerca de la ciencia no es nueva. Entre otros,
científicos con inclinaciones filosóficas y filósofos con inclinaciones científicas que se
ocuparon del tema, se puede mencionar a Lucrecio, Spinoza, Hume, Kant, Feuerbach,
Engels, Dewey y Schlick. Y los escrúpulos de conciencia de los científicos fueron
expresados ya en la primera guerra mundial, por ejemplo, por Albert Einstein y Bertrand
Russell, haciéndose más intensos cuando nazis y comunistas trataron de controlar y
avasallar a la ciencia. En principio, los problemas morales y éticos no son atemporales.
Hay una gran disparidad de códigos morales, que en la actualidad están confluyendo a un
cierto corpus de ideas básicas que son aceptadas por la mayor parte de la humanidad
como más o menos universales, como las expresadas en las diversas declaraciones de
derechos humanos.
Falta de ética en las aplicaciones de la ciencia. Entre las distintas acusaciones que se
hacen a la ciencia en ciertos grupos (materialista, ininteligible, superespecializada,
deshumanizada y otras cosas más) hay una especialmente popular en la actualidad. Es lo
que podría denominarse falta de ética o inconsciencia de las aplicaciones. Se acusa a la
ciencia de haber sido responsable de algunos de los episodios más atroces en toda la
historia de la humanidad, en una larga lista encabezada por la bomba atómica, seguida
por los gases de guerra, el napalm, los agentes defoliantes, la guerra bacteriológica, etc.
También se la responsabiliza de la destrucción salvaje del medio ambiente. Algunos
ecologistas señalan con indignación a lagos y ríos transformados en tumbas ecológicas, a
la desaparición de muchas especies animales y a la contaminación ambiental urbana.
"Esta tragedia -dicen- es el resultado de la explotación de la naturaleza por medio de la
tecnología desarrollada por los científicos, a quienes nunca les han importado las
consecuencias de sus descubrimientos. Hay que acabar con ellos. . . '' A estos horrores
ahora se agrega el peligro inminente de que esos personajes satánicos (y locos) logren
introducirse al núcleo central del control de la vida humana, por medio de la ingeniería
genética, y la manipulen para satisfacer quién sabe que ambiciones secretas (lo que se
denomina “complejo de Frankenstein”).
La actividad creativa humana que hoy conocemos como ciencia existe desde hace unos
400 años. El mismo término ciencia en su sentido actual se comenzó a usar en el siglo
XIX. Desde luego, los precursores de la ciencia son mucho más antiguos (Tales de Mileto,
siglo VI a.C., para algunos; Aristóteles, siglo III a.C., para otros) pero la disciplina científica
no adquirió su carácter actual sino hasta la segunda mitad del Renacimiento, con las
contribuciones inmortales de Newton, Copérnico, Galileo, Vesalio y Harvey, entre otros.
Si los hombres de ciencia pudieran encontrar hoy día el tiempo y el valor necesarios para
considerar honesta y objetivamente su situación y las tareas que tienen por delante, y si
actuaran en consecuencia, acrecerían considerablemente las posibilidades de dar con
una solución sensata y satisfactoria a la peligrosa situación internacional presente.
Los hábitos que pueden evitar las faltas de ética. Mario bunge da una serie de hábitos
que debería tener un buen científico como guía para evitar las faltas a la ética: 1.
Honestidad intelectual (o “culto” a la verdad), el aprecio por la objetividad y la
comprobabilidad, el desprecio por la falsedad y el autoengaño. La observancia de la
honestidad intelectual exige: 2. La independencia de juicio, el hábito de convencerse por
sí mismo con pruebas, y de no someterse a la autoridad. La honestidad intelectual y la
independencia de juicio requieren, para ser practicadas, una dosis de 3. Coraje intelectual
(y aún físico en ocasiones): decisión para defender la verdad y criticar el error cualquiera
sea su fuente, y muy particularmente, cuando es un error propio. La crítica y la autocrítica
practicadas con coraje infunden 4. Amor a la libertad intelectual, y, por extensión, amor
por las libertades individuales y sociales que la posibilitan; concretamente, desprecio por
la Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 6(2), Junio de 2005 Schulz La ética en
Ciencia 135 autoridad infundada – sea intelectual o política- y por todo poder injusto. La
honestidad intelectual y el amor por la libertad llevan a afianzar el 5. Sentido de la justicia,
que no es precisamente la servidumbre a la ley positiva – que nos imponen y que puede
ser injusta- sino la disposición a tomar en cuenta los derechos y opiniones del prójimo,
evaluando sus fundamentos respectivos . Estas cinco virtudes son inherentes al oficio de
conocer y éste las refuerza mucho más que el oficio de la ley, porque surgen de un código
interno, autoimpuesto, que responde a la mecánica de la investigación y no depende de
una sanción exterior. Cinco virtudes que acompañan la búsqueda de la verdad tanto en
ciencia como en las humanidades, aunque más pronunciadamente en la primera, donde
las exigencias de rigor lógico y/o comprobación empírica son máximas
Finalmente, es de considerarse que la ética como disciplina del ser en sus múltiples
dimensiones y estadios (en devenir, en relación, en situación, en comunicación) no es un
fin último y acabado. La ética es parte indisoluble del proceso de vida del ser humano y
del la humanidad como totalidad, esto quiere decir, que en la medida que las sociedades
avancen en el tiempo consumando nuevos conocimientos y conjugando nuevas formas de
abordar la realidad siempre estará implícita una valoración ética de esos conocimientos,
de la finalidad de los mismos y de cómo se adquirieron. Y si esta noción ética se
fundamenta en el respeto y en la comprensión humana el desempeño de la ciencia
siempre estará en pro de la humanidad.
¿Cuáles son los Límites Éticos de la Investigación?
Los límites éticos a la investigación son una serie de principios y normas que impiden
que se utilice la ciencia en detrimento del ser humano o el entorno.
La ciencia siempre se debe utilizar para mejorar la sociedad y promover el saber. Esta
permite buscar la solución a problemas aparentemente insolubles. En los últimos tiempos
ha llegado a tal avance que permite reproducir y modificar procesos normalmente
naturales.
Los límites vienen intrínsecos al delimitar hasta donde queremos llegar en el saber, sin
cruzar la línea de la destrucción para llegar a saberlo. No son algo negativo, sino positivo,
ya que la idea de que se pueda investigar, implica que hay algo por descubrir.
Una investigación también está sujeta a los límites de la propia investigación y al sujeto
investigador, su condición indigente, finita y contingente. La libertad de investigación debe
ir ligada a la libertad inherente a las personas.
1- Honestidad
Los datos que se ofrecen a la comunidad científica tienen que ser veraces, nunca se
deben producir datos falsos. Los científicos nunca deben de desinformar a la comunidad.
2- Integridad
Hay que actuar con sinceridad para lograr la unificación de acción y pensamiento.
3- Imparcialidad
Hay que evitar en todas las investigaciones la parcialidad que puede derivar de los
intereses que pueden influir la investigación
4- Sinceridad
Hay que compartir los datos veraces que conseguimos de nuestra investigación, aunque
estos se sometan a críticas.
5- Cuidado
Hay que evitar los errores por descuido o las negligencias que puedan suceder en el
transcurso de la investigación. Es importante llevar un buen registro de la investigación
para evitar descuidos o pérdida de información.
6- Confidencialidad
Además es importante incluir las referencias de las que se obtienen los datos que se
están manejando.
8- No discriminación
9- Responsabilidad social
11- Legalidad
Hay que acatar las leyes vigentes en cada momento y entender que estas no contemplan
todas las situaciones que puedan desarrollarse en el curso de la investigación, por lo que
es importante entenderlas para valorar los límites de la propia investigación.
En el punto donde no sabemos si se debe seguir con los avances científicos o debemos
parar, es donde entra en juego la ética.
Delimita las conductas que pueden ser lícitas o no. La ética dogmática establece
principios y normas que no tienen en cuenta los conocimientos adquiridos, por lo que es
racional e independiente a la norma social predominante.
La ética argumentativa, desde sus inicios, como rama de filosofía, busca el saber de la
naturaleza y la existencia del ser humano. Cree que hay que combatir los prejuicios y las
falsas apariencias.
Tenemos que hablar de éticas en plural, ya que vivimos en un mundo globalizado y las
decisiones son más amplias, ya que ninguna sociedad actual es cerrada y puede
mantener su propia ética común.
Hoy en día vivimos en una sociedad plural de pensamiento donde cada persona tiene
unas ideas y opiniones propias. Para poder lograr una sociedad más justa, la ética debe
intervenir, posicionándose en el valor ético que representa y que se separa de los
pensamientos y doctrinas que tengan las personas.
Las reglas que marca la ética ayudan a hacer una sociedad más justa buscando la
armonía entre las vidas privadas y las vidas comunitarias de las personas.
Cuando se plantea un debate, como puede ser el estudio con células embrionarias, la
ética tiene que elaborar una respuesta, no puede ser un simple sí o no, sino que tiene que
realizar un ejercicio de reflexión sobre factores y consecuencias que muchas veces se
encuentran contrapuestos.
La ética tiene que armonizar los valores comprometidos, establecer límites a los
supuestos que se plantean, que condición y que finalidad buscan los estudios y, de esta
manera, poder elaborar un discurso donde se planteen lo límites que tiene que tener el
estudio que nos atañe.
Busca la finalidad del estudio, que puede ser terapéutica, social, etc. Y asimismo, las
condiciones de rigor científico que tienen que seguirse, así como qué procedimientos de
control y supervisión hay que aplicar.
Bioética
La bioética es la rama de la ética dedicada a proveer los principios para la conducta más
apropiada del ser humano con respecto a la vida, tanto de la vida humana como del resto
de seres vivos, así como al ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables
para la misma.
La bioética abarca las cuestiones éticas acerca de la vida que surgen en las relaciones
entre biología, nutrición, medicina, química, política (no debe confundirse con la
"biopolítica"),7 derecho, filosofía, sociología, antropología, teología, etc. Existe un
desacuerdo acerca del dominio apropiado para la aplicación de la ética en temas
biológicos. Algunos bioéticos tienden a reducir el ámbito de la ética a lo relacionado con
los tratamientos médicos o con la innovación tecnológica. Otros, sin embargo, opinan que
la ética debe incluir lo relativo a todas las acciones que puedan ayudar o dañar
organismos capaces de sentir miedo y dolor. En una visión más amplia, no sólo hay que
considerar lo que afecta a los seres vivos (con capacidad de sentir dolor o sin tal
capacidad), sino también al ambiente en el que se desarrolla la vida, por lo que también
se relaciona con la ecología.
Principios fundamentales
En 1979, los bioeticistas Tom Beauchamp y James Franklin Childress, definieron los
cuatro principios de la bioética: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. En un
primer momento definieron que estos principios son prima facie, esto es, que vinculan
(son obligatorios) siempre y cuando no colisionen entre ellos, en cuyo caso habrá que dar
prioridad a uno u otro, dependiendo del caso. Sin embargo, en 2003 Beauchamp
considera que los principios deben ser especificados para aplicarlos a los análisis de los
casos concretos, o sea, deben ser discutidos y determinados por el caso concreto a nivel
casuístico.
Principio de autonomía
La autonomía expresa la capacidad para darse normas o reglas a uno mismo sin
influencia de presiones. El principio de autonomía tiene un carácter imperativo y debe
respetarse como norma, excepto cuando se dan situaciones en que las personas puedan
no ser autónomas o presenten una autonomía disminuida (personas en estado vegetativo
o con daño cerebral, etc.), en cuyo caso será necesario justificar por qué no existe
autonomía o por qué esta se encuentra disminuida. En el ámbito médico,
el consentimiento informado es la máxima expresión de este principio de autonomía,
constituyendo un derecho del paciente y un deber del médico, pues las preferencias y los
valores del enfermo son primordiales desde el punto de vista ético y suponen que el
objetivo del médico es respetar esta autonomía porque se trata de la salud del paciente.
Principio de beneficencia
Un primer obstáculo al analizar este principio es que desestima la opinión del paciente,
primer involucrado y afectado por la situación, prescindiendo de su opinión debido a su
falta de conocimientos médicos. Sin embargo, las preferencias individuales de médicos y
de pacientes pueden discrepar respecto a qué es perjuicio y qué es beneficio. Por ello, es
difícil defender la primacía de este principio, pues si se toman decisiones médicas desde
éste, se dejan de lado otros principios válidos como la autonomía o la justicia.
Principio de no maleficencia
Abstenerse intencionadamente de realizar actos que puedan causar daño o perjudicar a
otros. Es un imperativo ético válido para todos, no sólo en el ámbito biomédico sino en
todos los sectores de la vida humana. En medicina, sin embargo, este principio debe
encontrar una interpretación adecuada pues a veces las actuaciones médicas dañan para
obtener un bien. Entonces, de lo que se trata es de no perjudicar innecesariamente a
otros. El análisis de este principio va de la mano con el de beneficencia, para que
prevalezca el beneficio sobre el perjuicio.
Las implicaciones médicas del principio de no maleficencia son varias: tener una
formación teórica y práctica rigurosa y actualizada permanentemente para dedicarse al
ejercicio profesional, investigar sobre tratamientos, procedimientos o terapias nuevas,
para mejorar los ya existentes con objeto de que sean menos dolorosos y lesivos para los
pacientes; avanzar en el tratamiento del dolor; evitar la medicina defensiva y, con ello, la
multiplicación de procedimientos y/o tratamientos innecesarios.
Principio de justicia
Tratar a cada uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las situaciones de
desigualdad (ideológica, social, cultural, económica, etc.). En nuestra sociedad, aunque
en el ámbito sanitario la igualdad entre todos los hombres es sólo una aspiración, se
pretende que todos sean menos desiguales, por lo que se impone la obligación de tratar
igual a los iguales y desigual a los desiguales para disminuir las situaciones de
desigualdad.
El principio de justicia puede desdoblarse en dos: un principio formal (tratar igual a los
iguales y desigual a los desiguales) y un principio material (determinar las características
relevantes para la distribución de los recursos sanitarios: necesidades personales, mérito,
capacidad económica, esfuerzo personal, etc.).
Las políticas públicas se diseñan de acuerdo con ciertos principios materiales de justicia.
En España, por ejemplo, la asistencia sanitaria es teóricamente universal y gratuita y está,
por tanto, basada en el principio de la necesidad. En cambio, en Estados Unidos la mayor
parte de la asistencia sanitaria de la población está basada en los seguros individuales
contratados con compañías privadas de asistencia médica.
Corrientes y tendencias
El criterio ético fundamental que regula esta disciplina es el respeto al ser humano, a sus
derechos inalienables, a su bien verdadero e integral: la dignidad de la persona.
Por la íntima relación que existe entre la bioética y la antropología, la visión que de ésta
se tenga condiciona y fundamenta la solución ética de cada intervención técnica sobre el
ser humano.
El protocolo forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC), suscrita en 1992 dentro de lo que se conoció como la Cumbre de la
Tierra de Río de Janeiro. El protocolo vino a dar fuerza vinculante a lo que en ese
entonces no pudo hacer la CMNUCC.
Para responder a la amenaza del cambio climático, la ONU aprobó en 1997 el Protocolo
de Kyoto, que fue ratificado por 156 países y, finalmente, rechazado por los mayores
contaminantes del mundo: Estados Unidos y Australia. El Protocolo establece el objetivo
de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en una media del 5,2 por ciento
con respecto a los niveles de 1990 para el año 2012. El comercio de emisiones, el
principal mecanismo para alcanzar esta meta, fue impulsado por los Estados Unidos a
raíz de la fuerte presión de las grandes empresas. El acuerdo divide y privatiza la
atmósfera como si fueran parcelas e instituye un mecanismo de compra y venta de
'permisos de contaminación' como si se tratara de una mercancía cualquiera.
Antecedentes
En el Protocolo de Kioto la energía nuclear no fue incluida entre las formas de energía
que pueden considerarse en los mecanismos financieros de intercambio de tecnología y
emisiones 5 aunque se trata de una energía no generadora de emisiones de gases de
efecto invernadero pero6 Así, el IPCC en su cuarto informe, recomienda la energía nuclear
como una de las tecnologías clave para la mitigación del calentamiento global.
Entrada en vigor
Además del cumplimiento que estos países han hecho en cuanto a la emisión de gases
de efecto invernadero se promovió también la generación de un desarrollo sostenible, de
tal forma que se utilice también energías no convencionales y así disminuya el
calentamiento global.
Dióxido de carbono
Se produce en el mundo a gran escala cada vez que se queman combustibles fósiles. El
factor más determinante para el cambio climático y el mayor objetivo de Kyoto.
Gas metano
Procede de los fertilizantes que se usan en los procesos agrícolas, una de las actividades
del hombre que más daña el medio ambiente por los métodos que utiliza.
Óxido nitroso
Lo emiten los vehículos al funcionar. Es uno de los gases de efecto invernadero con
mayor efecto en la atmósfera, por lo que es vital regular su emisión al máximo.
Otros gases contaminantes que pretende reducir el tratado de Kyoto. Están presentes en
muchos procesos industriales.
En resumen, cada país firmante, de forma individual, está obligado por Kioto a cumplir
unos porcentajes de emisión con el objetivo de disminuir la contaminación. Lo que se
quiere lograr son unas metas de reducción de emisiones para un número de países
industrializados, entre ellos todos los miembros de la Unión Europea. Los permisos de
contaminación (lo máximo que pueden contaminar) se calculan dependiendo de las tasas
de polución que cada nación emita.
Este Protocolo resulta de gran importancia, al ser el único mecanismo internacional para
hacer frente al cambio climático y minimizar sus impactos. Se trata de un instrumento que
se encuentra dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (CMNUCC), uno de los aparatos jurídicos internacionales más
importantes destinado a luchar contra el peligroso cambio climático. Este protocolo intenta
impulsar a los gobiernos a establecer leyes para cumplir con sus compromisos y también
las empresas deben tener una responsabilidad. Podríamos catalogarlo como un primer e
importante paso.
Ética de la experimentación con animales
El equilibrio ecológico
1. La historia ecológica humana Hasta hace muy poco tiempo, la capacidad del
ser humano para alterar el medio ambiente era limitada y puntual. Pero en los
últimos cien años la capacidad para alterar el entorno se incrementado
notablemente, llegando a poner en peligro la totalidad del planeta. La relación
del ser humano con la naturaleza ha cambiado a lo largo de nuestra historia.
Vamos a ver las siguientes etapas: En el Paleolítico. En el Neolítico. En la
Edad Media. En la Edad Moderna. En la Edad Contemporárena. Paleolítico
(Entre 2.5 m.a. – 10.000 a.) • La forma de vida del ser humano era la de ser
recolector y cazador, con una vida muy breve.
2. • Para su subsistencia se desplazaba en busca del alimento de unos lugares a
otros • Utilizaba su energía muscular, el fuego y los útiles de piedra para
sobrevivir.
3. • El daño al entorno que se producía era mínimo
El hombre forma parte del medio ambiente. Sin embargo, su actividad produce cambios.
La transformación del medio natural en un medio humanizado ha seguido los siguientes
pasos: