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(6 copias)

-Historia Universal General I (Antigua),


Departamento de Historia, Facultad de Humanidades, UNMDP.
-Ciro F.S.Cardoso, Siete miradas sobre la antigüedad. Brasilia, UnB, 1994,
cap.I, “Unidad y diversidad en el antiguo Oriente Próximo”, pp. 39-61.
-Traducción: Mgr. Juan Ferguson

-Grandes Características Estructurales del Antiguo Oriente Próximo


(Capítulo I, p. 39-61)

Punto II.- La organización económico-social

La economía política del antiguo Oriente Próximo está tan atrasada en su


constitución como cuerpo coherente de conocimientos y teorías, que tal vez no sea
exagerado decir que todavía no surgió. Los sistemas explicativos disponibles
acostumbran a cubrir una proporción reducida de los fenómenos que deberían
esclarecer, las fuentes son insuficientes para muchos elementos esenciales y no permiten
la construcción de series cuantificadas; pero quizás se deba mencionar antes que nada la
concentración de la mayor parte de los esfuerzos de los especialistas en otros sectores de
la investigación: la historia política (y especialmente dinástica) y la historia religiosa
siempre se quedan con la parte del león en las investigaciones de la Antigüedad
próximo-oriental. Finalmente, dado su carácter limitado, los estudios económicosociales
están muy mal distribuidos en el tiempo y en el espacio: así, por ejemplo, conocemos
mucho mejor las estructuras económicosociales mesopotámicas y egipcias que las de
Siria o del reino hitita; y si tomamos el caso de la Baja Mesopotamia, conocemos mejor
el período de la tercera dinastía de Ur y la época Paleobabilónica -o sea, la última parte
del tercer milenio a.C. y la primera mitad del milenio siguiente- que el período casita
(segunda mitad del segundo milenio a.C.).
Siendo así, síntesis globales se vuelven especialmente arriesgadas y de difícil
elaboración. Aquí nos limitaremos a presentar cierto número de “lógicas”
económicosociales distintas, perceptibles conjuntamente -si bien que en proporciones
muy diferentes y que varían en el tiempo- en la larga historia de las economías y
sociedades antiguas del Próximo Oriente; y lo haremos de forma bastante abstracta. (...)
La mejor conocida y tal vez la más importante de las lógicas económicosociales
identificables en las sociedades en estudio es la “palacial-aldeana”, o, si se prefiere, la
“tributario-aldeana”. Presente en mayor o menor medida en todas las sociedades
urbanas regionales, surgió como un efecto de la urbanización y de la aparición del
Estado sobre las aldeas que se habían originado en el Neolítico al estabilizarse la
agropecuaria sedentaria. Tales aldeas pudieron subsistir y aún continuar gozando de una
cierta autonomía administrativa y judicial estrictamente local; también mantuvieron la
autosuficiencia derivada de la unión de un artesanado grosero con las actividades
agropecuarias, así como diversos mecanismos de cohesión y solidaridad, aunque sin
duda no fuesen igualitarias e incluso hayan perdido cualquier forma de propiedad
colectiva sobre el suelo (según parece, mucho más temprano en Egipto que en
Mesopotamia).
Sin embargo, la urbanización desembocó en el surgimiento de complejos
económicos estatales, bajo el control del palacio real y en ciertos casos también de los
templos, como centros de una nueva forma de organización de la riqueza y del trabajo
sociales. La economía pasó a basarse en la concentración, transformación y
redistribución de los excedentes extraídos por los templos y palacios a los productores
directos -en su mayoría todavía miembros de las comunidades aldeanas- mediante
coacción fiscal, configurando de esta manera tributos in natura y corveas, esto es,
trabajos forzados por tiempo limitado para actividades civiles y militares. Esto ponía de
manifiesto la división social y la especialización del trabajo, con el surgimiento de
especialistas de tiempo completo (artesanos altamente calificados, sacerdotes y
burócratas dependientes de los templos y palacios), una diferenciación fuertemente
jerárquica de la sociedad y, por lo tanto, una situación mucho más compleja que la del
neolítico. La economía estatal -pues, tanto los palacios como los templos eran parte
integrante del aparato del Estado- y la de las comunidades aldeanas tenían
funcionamientos intrínsecos cuyas estrategias eran diferentes entre sí, y aún
contradictorias: la articulación de los dos sectores no se daba sin roces y conflictos (casi
siempre mal conocidos y documentados, puesto que las fuentes que se generaban en las
sociedades próximo-orientales eran monopolio de los sectores urbanos y en especial de
los propios palacios y templos). 1

1
- Cf. Liverani, Mario “Il modo di produzione”. En: Moscati, Sabatino, op.cit.. II. L´economia., Turín,
UTET, 1976, pp.3-126; Zaccagnini, Carlo “Modo di produzione asiatico e Vicino Oriente antico”,
Dialoghi di archeologia, III, 1981, pp.3-65.
Llevada hasta sus últimas consecuencias, la lógica tributario-aldeana implicaría
el control estatal del comercio exterior (habiendo comerciantes serían funcionarios
públicos), el transporte y los intercambios internos serían hechos por vía administrativa
y no mercantil, no existiría la propiedad privada -existiendo solamente el usufructo de
propiedades estatales por parte de los funcionarios como remuneración de sus servicios
(“propiedades de función”). Pero incluso en el Egipto faraónico, aquel de entre las
grandes civilizaciones que más se aproximó del modelo teórico de la lógica tributario-
aldeana (sobre todo durante el tercer milenio a.C.), esta última nunca existió
históricamente en estado puro.
Un análisis comparativo llevaría a distinguir lo que podríamos llamar de
padrones diferenciales de concentración y estabilidad de los sistemas palaciales y
templarios. En los valles fluviales caracterizados por una agricultura de irrigación
altamente productiva y por densas poblaciones, pudieron surgir enormes y durables
complejos económicos administrados por los palacios y por los templos, pues, aunque
estuvieran basados en la explotación de numerosísimas aldeas, la extracción de riquezas
que los sustentaba no agotaba los recursos disponibles. En contraste, en Siria, Creta y
Micenas, por ejemplo, no existieron complejos templarios, y los complejos palaciales, a
pesar de ser mucho menores en términos absolutos que los de Egipto y Baja
Mesopotamia, fueron más inestables y menos duraderos: es que, en regiones de
población menos densa y con una agropecuaria menos productiva debido a razones
ecológicas, aún siendo menores, tales complejos tenían un peso excesivo sobre los
recursos disponibles. 2
Una segunda lógica económicosocial discernible en el Próximo Oriente desde el
tercer milenio a.C. es la que corresponde a la “gran economía familiar o individual”. Su
aparición puede ligarse históricamente a variados desarrollos. El más estudiado es el
surgimiento de lucros privados en lo relativo al comercio de larga distancia -aún cuando
fuera hecho bajo la égida y la supervisión del Estado-, y también al préstamo con
interés. Tales actividades permitieron que grandes funcionarios, sacerdotes y
comerciantes invirtiesen sus lucros en tierras y esclavos (en especial domésticos), y
constituyesen una red de labradores dependientes, arrendatarios o contratados por
salario para períodos muy limitados de tiempo. Este proceso surge mucho más temprano

2
- Cf. Liverani, Mario “Ville et campagne dans le royaume de Ugarit. Essai d´analyse économique”. En:
Dandamayev, M.A. et al., compiladores, Societies and languages of the ancient Near East. Studies in
honour of I.M.Diakonoff, Warminster, Aris &Phillips, 1982, pp.250-258.
y con mucho más fuerza en Asia Occidental (y en especial en Mesopotamia) que en
Egipto, lo que probablemente se deba a que la constitución de ciudades-Estado se dio
antes en el primer caso, en contraste con la precoz centralización monárquica del caso
egipcio. Otro mecanismo conocido que estuvo vinculado a la aparición de grandes
economías privadas fue el del arrendamiento en dos niveles: personas ricas e influyentes
arrendaban grandes extensiones de tierras palaciales o templarias e, inmediatamente, las
subarrendaban en pequeños lotes, constituyendo así una clientela. Esto ocurrió tanto en
Egipto como en Mesopotamia a partir del segundo milenio a.C. De esta misma época
data otro proceso, conocido en Siria: la apropiación privada de aldeas enteras y de la
tributación sobre ellas por parte de miembros de las cortes reales y comerciantes
prestamistas. Hay también casos comprobados de formación de patrimonios agrarios
familiares o individuales por medios diversos: obtención de propiedades de función,
donaciones estatales (por ejemplo, en Egipto, de dominios funerarios), arrendamiento y,
más tarde, compra de tierras. 3
En tercer lugar, otra lógica perceptible es la de la “pequeña economía familiar o
individual”. En efecto, se constata la presencia de labradores (propietarios o
arrendatarios) gozando de una considerable autonomía económica y estabilidad en el
acceso a la tierra, quienes trabajan lotes poco extensos con mano de obra familiar y, a
veces, con el refuerzo de uno u otro esclavo o de trabajadores alquilados; y también
pueden verse -más en Asia Occidental que en Egipto- artesanos independientes no
ligados a las manufacturas o actividades palaciales y templarias. Igualmente en este
caso, los orígenes de esta situación parecen haber sido diversos. En la Mesopotamia, los
lotes dados en usufructo o arrendamiento a cambio de servicios por el palacio o por los
templos, podían ser apropiados de manera privada por sus ocupantes en épocas
tumultuosas. En Egipto, a partir del Reino Nuevo (comenzado a mediados del segundo
milenio a.C.), la constitución por primera vez de un ejército profesional llevó a la
remuneración del servicio militar mediante pequeñas parcelas de tierra, y con el tiempo
también otras funciones pasaron a ser así distribuidas. En la Mesopotamia, en Siria-
Palestina y tal vez en la Grecia micénica -pero en todos estos casos se trata apenas de
una interpretación entre otras posibles-, se puede entrever un evolución que de una

3
- Faltan estudios de conjunto (...).
propiedad verdaderamente comunal, pasando por la propiedad de grupos de parientes,
condujo a la propiedad privada de extensión variable sobre la tierra. 4
Finalmente, mencionemos la `lógica´ “esclavista”. Aunque la esclavitud del
Próximo Oriente manifestase siempre características diferentes de la grecorromana
posterior -en especial el hecho de que los esclavos tuvieran personalidad jurídica, una
economía propia y ciertos derechos reconocidos-, y aún cuando jamás hayan sido los
esclavos la base de las relaciones de producción en términos de la sociedad global, en
ciertas ocasiones, ligadas en especial al apogeo de las expansiones imperiales que
posibilitaba la esclavización de numerosos prisioneros de guerra y la obtención de
esclavos a través de tributos impuestos a los pueblos extranjeros dominados, se nota el
uso de esclavos sobre todo en la economía palacial y templaria. Así ocurrió, por
ejemplo, durante los auges imperiales egipcio (siglos XV a XII a.C.) y asirio (siglos IX
a VII a.C.). 5
El estudio de la forma en que las transformaciones de las fuerzas productivas
humanas y técnicas afectaron las relaciones sociales de producción, así como el de las
lógicas económicosociales que acabamos de mencionar, todavía es incipiente en el caso
del Próximo Oriente antiguo. Sin embargo, tal vez sea posible oponer la larga fase del
bronce (en el caso de Egipto precedida, en tiempos históricos, por un período del cobre),
aproximadamente de 3000 hasta 1200 a.C., a la posterior fase del hierro (en que Egipto
sólo comenzó a penetrar en el siglo VII a.C., con gran atraso en relación al Asia
Occidental). La época del bronce -metal caro y relativamente poco utilizado en la
producción (en especial casi ausente del sector mayoritario de la economía, el agrícola)-
aparece marcada por el apogeo de dos sistemas palaciales y templarios. La mayor parte
de los intercambios internacionales se hacía bajo el control estatal, o aún bajo la forma
de dones y contradones entre los gobernantes. La difusión del hierro, popularizando el
equipo metálico, la adopción del dromedario (mucho más eficiente que los mulares para
las rutas del desierto), y tal vez ciertos avances técnicos de la navegación marítima
inauguraron una fase en que el comercio y la propiedad privados se expandieron mucho,
tanto socialmente como en lo que se refiere a la extensión de las rutas mercantiles ya la
4
- Ver Szlecheter, Émile “Le droit égyptien dans le cadre du droit comparé (droit babylonien)”. En:
Théodorides, A. (comp.), Le droit égyptien ancien, Bruxelas, Institut des Hautes Études de Belgique,
1974, pp.207-216; Liverani, Mario “Communautés rurales dans la Syrie du Iie millénaire a.C”. En:
Théodorides, A. et alii, Les communautés rurales. II. Antiquité, Paris, Dessain et Tolra, 1983, pp.147-185.
5
- Ver Bakir, Abd El-Mohsen, Slavery in Pharaonic Egypt, El Cairo, Institut Français d´Archéologie
Orientale, 1952, pp.109-123; Diakonoff, M.I. “Main features of the economy in the monarchies of ancient
Western Asia”, En: Finley, M.I. (comp.), The ancient empires and the economy. Troisième conférence
internationale d´histoire économique, Paris/Haya, Mouton, 1969, vol.III, pp.29-30.
gama de productos comercializados (no sólo materias primas y artículos de lujo, como
también productos de uso corriente). Declinaron entonces los sistemas palaciales, y se
dieron las condiciones para el apogeo de los pueblos comerciantes por excelencia, como
los fenicios. 6

6
-Cf. Liverani, Mario `”he collapse of the Near Eastern regional system at the end of the Bronze Age: the
case of Syria”. En: Rowlands, Michael et al, comps., Centre and periphery in the ancient world.
Cambridge, Cambridge University Press, 1987, pp.66-73.

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