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CONTROL DIFUSO EN SEDE ADMINISTRATIVA

¿LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EJERCE JURISDICCIÓN?

Conforme señala el doctor Castillo Córdova : “no existe la jurisdicción administrativa, de ahí
que lo acertado es admitir que, en todo caso, la Administración pública tiene atribuidas
potestades cuasi-judiciales” (Castillo, 2007, pág. 79)

En efecto, si bien los tribunales administrativos resuelven conflictos intersubjetivos respecto a


un tema determinado, no podemos concluir que ejerza jurisdicción; las resoluciones
administrativas no poseen calidad de cosa juzgada, pues son pasibles de ser revisadas en la vía
judicial mediante un proceso contencioso - administrativo.

En tal sentido, la “justicia” que imparten no es plenamente eficaz pues se agota en la misma
administración, toda vez que puede terminar resolviéndose en el fuero ordinario. Asimismo, el
constituyente no la ha habilitado expresamente para desarrollar facultades jurisdiccionales,
como sí lo ha efectuado para los fueros arbitral y militar. Ahora bien, como ya se señaló
anteriormente, el profesor Castillo no es ajeno a la argumentación básica del Tribunal
Constitucional en relación al reconocimiento del principio de supremacía constitucional, sino
que lo distingue de la facultad de aplicar el control difuso:

No debe confundirse, sin embargo, el principio de normatividad y supremacía de la


Constitución, con la facultad (deber) de controlar la constitucionalidad de las leyes. Es
cierto que la Constitución vincula también a la Administración pública, pero de aquí no
se concluye que tenga atribuida la competencia para establecer con valor jurídico que
determinada ley o norma se ajusta o no al texto constitucional. En referencia a la
Administración pública, el encargado de definir lo constitucionalmente válido es el
Tribunal Constitucional y los tribunales del Poder Judicial. (Castillo, 2007, pág. 81)

LA DENOMINADA POTESTAD “CUASI-JURISDICCIONAL”

“Materialmente esa función es jurisdiccional. Pero la gran diferencia con ésta la encontramos
en la característica jurídico formal de la Administración Pública” (Boquera, 1996, pág. 137)

Sus resoluciones no tienen la misma fuerza que la de las sentencias dictadas por el Poder
Judicial. La resolución administrativa puede ser revisada por el Poder Judicial y, en
consecuencia, sólo está dotada de una presunción iuris tantum de legalidad: su sujeción al Poder
Judicial es plena y es que esta sujeción, “es la garantía institucional de su efectivo sometimiento
a la ley y al ordenamiento jurídico, con la consiguiente protección debida de los derechos y
libertades individuales y sociales amparados por dicho ordenamiento” (Martinez, 1986, pág.
89)

RESPECTO AL PRECEDENTE VINCULANTE SALAZAR YARLENQUE

Como resultado de las argumentaciones, el Tribunal Constitucional emitió el siguiente


precedente vinculante:

Regla sustancial: Todo tribunal u órgano colegiado de la administración pública tiene la


facultad y el deber de preferir la Constitución e inaplicar una disposición
infraconstitucional que la vulnera manifiestamente, bien por la forma, bien por el fondo,
de conformidad con los artículos 38°, 51° y 138° de la Constitución. Para ello, se deben
observar los siguientes presupuestos: (1) que dicho examen de constitucionalidad sea
relevante para resolver la controversia plateada dentro de un proceso administrativo; (2)
que la ley cuestionada no sea posible de ser interpretada de conformidad con la
Constitución. (Tribunal Constitucional, 2005, pág. 50)

Respecto al Expediente N° 4293-2012-PA/TC consorcio requena

El supremo intérprete de la Constitución dejó sin efecto el precedente vinculante que facultaba
a los tribunales administrativos a ejercer el control difuso de constitucionalidad, mediante la
sentencia recaída en el Expediente N° 4293-2012-PA/TC

Debemos indicar que a partir del fundamento 30 de la sentencia, el Tribunal Constitucional


cambia de rumbo en su argumentación jurídica, y empieza a desarrollar una crítica al precedente
Salazar Yarlenque. Agrega que en el aspecto material existen razones suficientes para dejar sin
efecto dicho precedente -tal como finalmente lo hizo-, por cuanto:

1) la Constitución Política regula esta atribución para los jueces, pudiendo ser extensivo para
los que desempeñen una función jurisdiccional; 2) el control difuso judicial ha establecido un
mecanismo de control al ser la sentencia elevada en consulta a la Sala Constitucional y Social
de la Corte Suprema de Justicia de la República, lo que no ocurre en el caso de los tribunales
administrativos; y 3) afecta el sistema de control dual de jurisdicción constitucional, reservado
para el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, así como el principio de división de poderes,
al permitir que el Poder Ejecutivo controle las normas del Poder Legislativo.
REFERENCIAS

Boquera, O. (1996). Derecho Administrativo. Madrid: Civitas.

Castillo, C. L. (2007). Administracion Pública y control de la constitucionalidad de las leyes. Lima:


Palestra Editores.

Martinez, L.-m. J. (1986). Introduccion al Derecho Administrativo. Madrid: Tecnos.

Tribunal Constitucional, 3741-2004-AA/TC (Tribunal Constitucional 14 de Noviembre de 2005).

Tribunal Constitucional, 04293-2012-PA/TC (Tribunal Constitucional 18 de Marzo de 2014).

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