La guerra de Troya fue un conflicto bélico en el que se enfrentaron
una coalición de ejércitos aqueos contra la ciudad de Troya (también llamada Ilión y ubicada en Asia Menor) y sus aliados. Según Homero, se trataría de una expedición de castigo por parte de los aqueos, cuyo casus belli habría sido el rapto (o fuga) de Helena de Esparta por el príncipe Paris de Troya. Esta guerra es uno de los ejes centrales de la épica grecolatina y fue narrada en un ciclo de poemas épicos de los que solo dos han llegado intactos a la actualidad, la Ilíada y la Odisea, ambas obras atribuidas a Homero. La Ilíada describe un episodio de esta guerra, y la Odisea narra el viaje de vuelta a casa de Odiseo (Ulises, rey de Ítaca ) , uno de los líderes griegos. Los antiguos griegos creían que esta guerra había tenido lugar en los siglos XIII a. C.o XII a. C, y que Troya estaba situada cerca del estrecho de los Dardanelos en el noroeste de la península de Anatolia (actual Turquía). Zeus escucha una profecía en que él a su vez será destronado por uno de sus hijos. Otra profecía dice que un hijo de la ninfa Tetis sería más grande que su padre. Posiblemente por alguna de estas razones, Tetis se casó por orden de Zeus con un mortal, el rey Peleo. Peleo y Tetis tuvieron un hijo llamado Aquiles quien, según otra profecía, moriría joven en Troya. Con la esperanza de protegerle, cuando era un niño su madre lo bañó en la laguna Estigia, haciéndolo invulnerable excepto en el talón, por donde lo sujetó. Todos los dioses fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis, excepto Eris. Ésta se presentó de improviso en la boda y dejó sobre la mesa una manzana de oro en la que estaba inscrita la palabra kallisti (‘para la más hermosa’). La manzana fue reclamada por Hera, Atenea y Afrodita. Zeus resolvió el asunto nombrando árbitro a Paris, un príncipe de Troya, que había sido criado como pastor a raíz de una profecía, según la cual sería el causante de la caída de Troya. Las diosas quisieron sobornar a Paris: Atenea le ofreció sabiduría, destreza en la batalla y las habilidades de los grandes guerreros; Hera le ofreció poder político y el control de toda Asia, y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo. Paris concedió la manzana a Afrodita, y regresó a Troya. La mujer más bella del mundo era Helena. Era hija de Leda, la cual estaba casada con Tindáreo, rey de Esparta, y fue seducida por Zeus en forma de cisne; los informes difieren sobre cuáles de los cuatro hijos de Leda lo eran de Zeus y cuáles de Tíndaro, pero Homero presenta a Helena como hija de Zeus. Helena tenía muchos pretendientes, y Tíndaro estaba poco dispuesto a elegir uno por miedo a que los otros tomasen represalias. Finalmente, uno de los pretendientes, Odiseo de Ítaca (Ulises en la mitología romana) propuso un plan. Hizo prometer a todos defender el matrimonio de Helena con quien ella eligiese. Ella eligió a Menelao, quien humildemente no hizo la petición por sí mismo, sino enviando a su hermano Agamenón en su lugar. Menelao heredó el trono de Esparta de Tíndaro, con Helena como su reina, y Agamenón, casado con la hermana de Helena, Clitemnestra, recuperó el trono de Micenas. Enviado a hacer tratos diplomáticos a Esparta, Paris se enamoró de Helena y, con la ayuda de Afrodita, la raptó o la sedujo, y la llevó de regreso a Troya como esposa. Todos los reyes y príncipes de Grecia fueron llamados a cumplir su juramento y recuperarla. Odiseo estaba casado con Penélope y tenía un hijo, Telémaco. Odiseo para evitar ir a la guerra, se fingió loco y sembró sus campos con sal. Palámedes fue más listo que él y puso a su hijo Telémaco delante del arado. Odiseo se incorporó al no estar dispuesto a matar a su hijo, revelando su cordura y viéndose obligado a ir a la guerra. El adivino Calcas auguró que nunca podría ser conquistada la ciudad de Troya sin que Aquiles participara en la batalla. Su madre Tetis, sabiendo que Aquiles moriría si iba a Troya, lo disfrazó de mujer en la corte del rey Licomedes en Esciro. Allí tuvo una relación amorosa con la hija del rey, Deidamía, de la que tuvieron un hijo, Neoptólemo. Odiseo descubrió a Aquiles entre las mujeres y consiguió así que participara en la expedición. La armada aquea arribó a las playas de Troya, donde se encontró con gran parte del ejército troyano esperándola (arqueros y guerreros) El oráculo profetizó que el primer griego que pisara tierra sería el primero en morir en la guerra de Troya. Protesilao, capitán de los filaceos, satisfizo esta profecía. Héctor mató a Protesilao, y Laodamía, esposa de éste, se suicidó a causa del dolor. Tras la muerte de Protesilao, su hermano Podarces fue a la guerra en su lugar. Tras una batalla en la playa, los aqueos lograron imponerse. Entre otros, Aquiles mató a un hijo de Poseidón, Cicno, que luchaba en las fuerzas de Ilión. Cicno era invulnerable a las armas y Aquiles lo estranguló. Los griegos sitiaron Troya durante nueve años. Las tropas griegas saquearon varias ciudades cercanas y, en el reparto del botín, Agamenón tomó como esclava a Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo. Cuando Crises intentó pagar su rescate, fue maltratado, así que pidió a Apolo que castigase a los griegos, y el ejército fue azotado por una plaga. El oráculo emitido por Calcas dijo que la plaga solo cesaría si Agamenón devolvía a Criseida a su padre. Enojado por esto, y con Aquiles (que garantizó el cumplimiento del oráculo), Agamenón aceptó devolver a Criseida pero a cambio tomó a la concubina de Aquiles, Briseida. Aquiles y Agamenon discutieron y Aquiles se negó a luchar. Aunque los griegos estaban destinados a ganar la guerra, Aquiles pidió a su madre Tetis que intercediera ante Zeus para asegurarse de que a los griegos les fuese mal hasta que Agamenón se disculpase ante él. Los siguientes días los griegos fueron duramente castigados en la batalla y los principales guerreros, salvo Áyax, fueron heridos gravemente. Los troyanos, capitaneados por Héctor, avanzaban sin parar sobre las posiciones griegas llegando incluso hasta las naves las cuales comenzaron a prender fuego; lo hubiesen logrado a no ser por la resistencia de Áyax y la llegada de Patroclo. En vista del peligro, Aquiles había dejado que su compañero Patroclo llevase su armadura y encabezase las tropas en la batalla. La llegada de Patroclo dio nuevos ánimos a los griegos (quienes creían que era Aquiles) y lograron expulsar a los troyanos de las naves. Sin embargo, Héctor dio muerte a Patroclo (con ayuda de Apolo) y se quedó con la armadura de Aquiles tras una ardua batalla que se había desencadenado alrededor del cuerpo sin vida de Patroclo. Loco de dolor, Aquiles juró venganza, mató a Héctor y arrastró su cuerpo atado a su carro alrededor de las murallas de Troya tres veces, y daba 13 vueltas alrededor de la pira funeraria de Patroclo por cada día que pasaba. Aquiles, furioso, se negó a devolver el cuerpo de Héctor a los troyanos para los ritos funerarios hasta que, Príamo, acompañado por Hermes, fue una noche en persona a suplicarle que lo devolviese, con lo que se ablandó y aceptó una tregua de doce días mientras durasen los funerales de Héctor. Poco después de la muerte de Héctor, Aquiles venció a Memnón de Etiopía y a la amazona Pentesilea (con quien Aquiles tuvo una aventura según algunas versiones). Tras estos eventos, se produjo la muerte de Aquiles; bien de una flecha en su talón lanzada por Paris y dirigida por Apolo; o en otra versión, directamente por el dios Apolo. Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y hubo juegos funerarios. Como Áyax, se representa viviendo tras su muerte en la isla de Leuce en la desembocadura del Danubio. En otra versión bastante diferente de las anteriores, Aquiles había prometido a Príamo que, si consentía el casamiento con su hija Políxena, pasaría a abandonar a los suyos y defender Troya, pero tras concertar una cita en el templo de Apolo Timbreo, Aquiles fue asesinado por Paris con una daga en la espalda (o una flecha en el talón La armadura de Aquiles era motivo de disputa entre Odiseo y Áyax. Compitieron por ella, resultando vencedor Odiseo. Áyax, encolerizado, juró matar a sus compañeros; comenzó a matar ganado (pensando que eran soldados griegos) y posteriormente se suicidó. Los griegos capturaron a Heleno, hijo adivino del rey Príamo, y lo torturaron hasta que dijo bajo qué circunstancias podrían tomar Troya. Heleno dijo que ganarían si recuperaban las flechas de Heracles (que estaban en poder de Filoctetes); robaron la estatua troyana de Palas Atenea (llamada Paladio) y convencieron al hijo de Aquiles (Neoptólemo) de que fuese a la guerra. Neoptólemo estaba oculto de la guerra en Esciro, pero los griegos le localizaron. Odiseo y Neoptólemo trajeron a Filoctetes de Lemnos. Su herida fue curada por Macaón o Asclepio. Filoctetes mató a Paris con sus flechas. El cerco de Troya duró diez años. Los griegos idearon una nueva treta, un gran caballo de madera hueco. Fue construido por Epeo y lo ocuparon soldados griegos encabezados por Odiseo. El resto de la armada griega fingió partir y un espía griego, Sinón, convenció a los troyanos de que el caballo era una ofrenda a Atenea. A pesar de las advertencias de Lacoonte y Casandra, los troyanos introdujeron el caballo en la ciudad e hicieron una gran celebración y, cuando los griegos salieron del caballo, la ciudad entera estaba bajo el sueño de la bebida. Los guerreros griegos abrieron las puertas de la ciudad para permitir la entrada al resto de las tropas y fue saqueada sin piedad alguna.