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PSICOLOGÍA CLÍNICA
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ASIGNATURA:
"SOCIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES"
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TRABAJO FINAL
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PRESENTADO POR:
Rafael José Rodríguez C.
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MATRÍCULA:
13-3454
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FACILITADORA:
Lic. Nataly Corporán, M.A.
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16 de octubre 2018
Santiago, R.D.
INDICE:
Introducción...............................................................................................................................1
Objetivos específicos.................................................................................................................2
Marco Teórico............................................................................................................................2
realizado...................................................................................................................................11
La familia.................................................................................................................................13
Agrupaciones e identidad.........................................................................................................14
Conclusión................................................................................................................................18
Bibliografía...............................................................................................................................19
Introducción:
del comportamiento humano y social, se asume en esencia el enfoque que sugiere que la
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Marco teórico conceptual
Este modelo, con sus limitaciones, es el más práctico para explicar la problemática de la
Objetivos específicos
Marco Teórico
Para fines del presente estudio, se adopta la definición operacional de jóvenes para todas
aquellas personas con edades entre los 12 y los 35 años. Se incluye tanto al grupo etario que
comúnmente se le denomina “adolescentes”, es decir, individuos situados entre los 12-18 años
caracterizados por la búsqueda de identidad , así como también a los que comúnmente se les
Dominicana considera jóvenes a los 15 a 35 años de edad. Para el estudio de campo se elige
indebida igualación con las organizaciones del crimen organizado. Aquí, sin embargo, se le
considera una expresión grupal, cuya principal actividad, no parece ser motivada por el afán
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de lucro económico como objetivo primordial, sino más bien por estar estructurada en torno a
criterios como el poder ejercido sin limitaciones, la pertenencia territorial y el honor grupal
Violencia juvenil: Se define como la conducta intencional que origina daño a los demás o a la
misma persona, ejercida por/a los “jóvenes”, pudiendo manifestarse de diferentes maneras y
con propósitos diversos. Es el ejercicio del poder o de la supremacía sobre las personas a través
Delito juvenil: El acto de transgredir la Ley por parte de los jóvenes, término relacionado
administración, producen una alteración del natural funcionamiento del sistema nervioso
central y son susceptibles de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas a la vez.
La población dominicana está compuesta por 9.88 millones de habitantes para el 2010, según
concentra en las zonas urbanas. Para el año 2007, de acuerdo a la CEPAL (Panorama Social
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población es relativamente joven, ya que el 33.5% posee menos de 15 años, y la población
estimada para las edades de 10-29 años representa el 37.9% de la totalidad poblacional. La
Tasa de Ocupación para el año 2006 a nivel nacional fue de 54.1% (el promedio de América
Latina para ese entonces era de 60.2%), siendo mayor para el sexo masculino que el femenino,
del cual el 10.4% de los empleados vivía en la indigencia y el 42.6% del empleo total se
efectuaba por cuenta propia. Por otra parte, la Tasa de Ocupación en los jóvenes de 15-29 años
en el país fue de 44.7%, una de las más bajas entre 18 países de la región latinoamericana,
cuando el promedio ponderado de América Latina rondaba el 54.8% (Datos de la CEPAL del
2008). Se destaca más aún, que el 35.1% de los jóvenes dominicanos ocupados es trabajador
informal, lo que es un indicador que dicha población etaria sigue insertándose en empleos de
baja productividad y poca calidad, y mucho peor es la situación para el sexo femenino.
Para el 2006, según la CEPAL, las tasas de desempleo o desocupación en los jóvenes de
América Latina fue de 12.9%, cuadruplicando a la de los adultos, y en nuestro país alcanzó el
es de 74%; el de los niños de 6-13 años de edad es 95.5% y el de los niños de 14-17 años es de
subgrupos de edades. El principal motivo de inasistencia escolar en niños que nunca asistieron
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de enero de 2009, se muestra que en República Dominicana la proporción de personas que dejó
de asistir a los centros educativos constituye el 5.3% de la población que estudia, según la
Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA, 2007), observándose oscilaciones que van desde
El Informe de Desarrollo Humano de la República Dominicana (PNUD, 2008) señala, que del
5.3% son repitentes, siendo más elevada la cifra en las escuelas públicas que en las privadas.
de tipo económicas (70% en los varones como el “tener que trabajar”) y el 36% en las niñas
jóvenes a la disyuntiva de tener que dejar de estudiar para trabajar, pudiendo de esa manera
poder sobrevivir económicamente. Por otra parte, una gran cantidad de niñas quedan
embarazadas a muy corta edad, lo que muestra un bajo nivel de educación sexual.
La CEPAL (2008), con gran acierto, considera que en los jóvenes latinoamericanos existe
información) y un menor consumo material (por falta de ingresos propios), con el agravante de
la enorme frustración desencadenada por el choque con las propias expectativas, lo que a juicio
de expertos, constituye uno de los elementos más detonantes de las altas tasas de violencia en
la población juvenil de América Latina, y en ese mismo orden sugieren que se tomen las
medidas y políticas que aborden las causas de este fenómeno en crecimiento. Sin embargo, la
realidad concreta y los datos existentes al respecto, se contraponen a la línea de acción que
debería primar, y tal como lo señala la CEPAL: La educación y el empleo han sido reconocidas
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como esferas principales y de mayor prioridad, puesto que sientan la base para el mejoramiento
de otras áreas. Y sugiere, por otro lado, que “los jóvenes representan una oportunidad para el
América Latina y el Caribe se consideran una de las regiones más violentas del mundo por
Panamericana de la Salud (2006). Los homicidios se encuentran entre las principales causas de
El PNUD (2005), el Banco Mundial (2008), la OPS/OMS (2003 y 2006) y otros organismos
Aravena, 2007) declaran la violencia por su magnitud y funestos efectos (costos financieros y
mayor desigualdad distributiva del mundo, que no sólo tiene que destinar un alto porcentaje
del PIB a este problema, sino que además afecta el capital humano (debilita la calidad de vida
Datos del Grupo del Banco Mundial (2008) confirman que las principales víctimas de
homicidios en esta región son del sexo masculino, principalmente jóvenes entre los 15 y 19
años de edad.
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Las muertes por causas externas en esta zona (homicidios, colisiones de tránsito, otros
accidentes, suicidios, etc.) están muy por encima y compiten con las muertes por enfermedades
y defunciones naturales.
En la tabla 1 y figura 1 se pueden apreciar la evolución en los últimos años de las causas de
Causas de muertes juveniles (12-35 años de edad) de 2006 a 2010 en República Dominicana
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses,
2006 al 2010.
Como puede apreciarse, los homicidios constituyen la principal causa de muerte (47%) en la
en el orden de muertes, las colisiones de tránsito, luego las producidas por otros accidentes
diferentes a los viales, los suicidios y muertes indeterminadas, etc., demostrándose que las
muertes por causas externas se encuentran muy por encima de las muertes naturales que
apenas 7
alcanzan un promedio de 3.5% de la totalidad en dicho período. Durante esos años fueron
ultimados con violencia 7,358 jóvenes de 12 a 35 años de edad, lo que representó el 65.5% de
todas las muertes por homicidios que acontecieron entre el 2006 y 2010 en la población general
del país.
1999-2010. La tasa de homicidio, por ejemplo, se vio más que duplicada, pasando de 13 a 27
homicidios por cien mil habitantes (Cabral & Brea, 1999, 2003; Brea & Cabral 2006, 2007,
semejantes a las de otros países del continente, donde se ven mayormente afectados los jóvenes,
padecen muchos otros países de la región, se podría afirmar que constituyen de por sí mismos
Humano (IDH) de República Dominicana nos sitúa en la posición No. 79, dentro de un grupo
de 177 países del mundo, estando clasificada de “Desarrollo Humano Medio” (PNUD, 2008.
Informe de Desarrollo Humano 2007-2008). Aun así, el orden que le corresponde por la
magnitud de su PIB per cápita (Paridad del Poder Adquisitivo, PPA, estimado en US $8,217)
es diez veces mejor que el que se le otorga por su IDH, lo cual muestra un notable rezago en
materia de desarrollo humano respecto a los demás países latinoamericanos, incluso, muchos
de ellos con menor capacidad productiva que la República Dominicana. Otros análisis, como
el de Panorama Social de América Latina del 2008, publicado por la CEPAL (2008),
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corroboran nuestras desventajas en materia de pobreza, pobreza extrema, desempleo,
desigualdad distributiva, entre otros indicadores sociales, circunstancias que afectan de manera
decisiva a la población más joven, la más sensible, cuya falta de oportunidades en general le
uso de las armas de fuego se convierten en los tres principales facilitadores de violencia en los
últimos años.
El 14 de enero del año 2009, un prestigioso periódico de circulación nacional presentó la noticia
cantidad y variedad de narcóticos confiscados por las autoridades y el número de los detenidos
por sus vínculos con las drogas. El número de personas detenidas superaba las 21 mil en el
2008, con un incremento de más de 600% en los últimos cuatro años de acuerdo a los datos de
Del 1988 al 2006 (en 18 años), en República Dominicana fueron sometidos por drogas 59,418
personas (un promedio diario de 9). En un solo año, en el 2009, se detuvieron por drogas más
de 24 mil personas (promedio diario de alrededor de 65), entre ellas, más de 17,000 jóvenes,
según datos de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) para el año 2009.
(CND) con estudiantes de básica y media, mostró una prevalencia de consumo de alcohol de
63.8%, cuya edad promedio fue de 14 años, con un riesgo de 74% para embriagarse, y el 48%
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que consumió bebidas energizantes. También se mostró en la población estudiantil una
prevalencia de drogas ilícitas de 3.3%, cuya edad de inicio es antes de los 12 años, aumentando
en el 2008 el consumo de marihuana, cocaína y estimulantes respecto a los años anteriores. Las
drogas ilícitas forman parte del negocio del crimen organizado transnacional y constituye una
opción económica para muchos jóvenes que deciden obtener dinero más fácil. Con frecuencia
se producen tiroteos y peleas entre bandas juveniles que se disputan el control por los puestos
de distribución de drogas, otros jóvenes, en cambio, apelan a conductas delictivas para poder
mantener su consumo.
Menores durante un período de 9 años consecutivos (del 2001 al 2009). Por razones de drogas
hubo un incremento de 287%, al pasar de 167 arrestos a 646, fenómeno que se ha más que
Policía Nacional del 2001 al 2009. Sólo incluye el Distrito Nacional y la provincia de Santo
realizado
Factores estructurales-socioeconómicos
Analizar la violencia juvenil es tratar de interpretar la dinámica a la que se enfrentan los jóvenes
en Latinoamérica, los factores que originan y los que protegen contra la violencia, así como las
varones respecto a las del sexo femenino, aun a pesar de que las estadísticas podrían ocultar el
hecho de que en América Latina una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física,
CEPAL, 2008). 11
Pero, en relación a la violencia juvenil, en sentido general, siempre se destacan en la literatura
relación muy estrecha entre violencia y desigualdad. A mayor desigualdad social, mayor tasa
de violencia y viceversa (Fanjzylber, 1997 y Fajnzylber et al., 2000). Se atribuye, además, una
desigualdad genera, sin lugar a dudas, tensión social. Se ha demostrado que los incentivos
económicos son uno de los factores más importantes para el robo, el asalto callejero, el
misma, cuando se le interpreta en sentido clásico como una simple falta de oportunidades,
Loayza, 2001), sin embargo, origina sentimientos de frustración y estrés, que en combinación
con otros factores pueden desencadenar comportamientos violentos, por ejemplo, si además
del desempleo (exclusión económica), se suma el hacinamiento en los barrios urbanos recién
conformados con intensa ruptura del capital social (Buvinic, Morrison y Shifter, 1999), la
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En Latinoamérica, en los barrios más pobres y en algunos casos de reciente formación en las
ciudades, se registran altos niveles y tipos de violencia superiores al resto del área urbana
(Organización Panamericana de la Salud, 1996; McAlister, 2000, citado por Buvinic, Morrison,
y Orlando, 2002).
Estudios comparativos realizados por Cabral y Brea (1999, 2003 y más recientemente en 2009)
en relación a las tasas de homicidio de varios países, muestran una fuerte asociación entre el
distribución del ingreso, los niveles de pobreza, el crecimiento del ingreso per cápita, el gasto
social en relación al PIB, el gasto social per cápita, la tasa de analfabetismo y el desempleo.
Por otro lado, dichos autores también relacionan algunas variables socioeconómicas en
República Dominicana (el incremento porcentual promedio del PIB/Cápita Real, la tasa de
inflación y de desempleo) con las tasas de homicidio durante el período del 1981 al 2008,
encontrándose que en las fases de expansión a mayor crecimiento del Producto Interno
Bruto per Cápita Real menor es la tasa de crecimiento de los homicidios, siendo esta última
por la elevación de las tasas de desempleo e inflación y el rápido crecimiento de los niveles de
identidad.
La familia
En los estudios efectuados por Thornton et al. (2000) se señalan algunos factores de riesgo
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provenientes de los padres, entre ellos: La conducta delictiva y violenta, el uso indebido del
interacción emocional entre padres y niños, y la falta de supervisión por parte de los padres
(Patterson, Reid, y Dishion 1992; Buka y Earls 1993, Widom 1992, cit.: Thornton et al., 2000).
Muchas otras conductas están asociadas también con la conducta infantil violenta, aunque no
están relacionadas directamente con la crianza, entre las que se citan: la falta de comunicación
entre los cónyuges, los conflictos maritales, el divorcio, el aislamiento social, la depresión o el
estrés padecido por los padres (Buka y Earls 1993; Tolan y Guerra 1994, cit.: Thornton et al.,
2000). Un alto porcentaje de delincuentes sexuales juveniles pudieron haber sido víctimas de
violencia durante su infancia (Feindler y Becker 1994, cit.: Thornton et al., 2000). Es bien
conocido, que los estilos autocráticos de crianza fomentan de igual manera la agresividad en
Niños criados en familias monoparentales son propensos a tener mayor riesgo de violencia
(Henry et al, 1996). Thornton y colegas (2000) refieren además, que en el estudio de Patterson,
Reid, y Dishion (1992) se determinó que las madres solteras pobres, quienes enfrentan
Agrupaciones e identidad
A medida que el niño crece e interactúa con su entorno social, desarrolla sus capacidades
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esa interacción adquiere los valores, creencias y conductas durante su propio proceso de
aprendizaje.
Se ha encontrado que la influencia de los amigos delincuentes está relacionada con la violencia
en los jóvenes (Thornberry, Huizinga, Loeber, cit. en: Howell et al, 1995).
Muchos autores coinciden al señalar, que el fenómeno de las pandillas juveniles no es nuevo,
sino que lo novedoso es la complejidad que adopta, cuya preocupación radica en que un
transgresora de la Ley (Cruz, 2004, citado por Wielandt, 2005). La socialización de los jóvenes
puede estar determinada por la construcción de una identidad forjada en las pandillas, las cuales
institucional y la carencia de espacios de participación que orienta hacia la vida criminal. Según
estructura familiar, son un caldo de cultivo para la generación de las pandillas e inserción de
los jóvenes a ellas, ya que los miembros de pandillas son personas que no contaron con los
recursos ni las atenciones sociales necesarias para que sus vidas se orientaran por las vías
productivas y de desarrollo para ellos mismos y para su comunidad“. Dentro de este enfoque,
que “la participación de muchos jóvenes en la violencia criminal y el tráfico de drogas, está
orientado por la intensa presión cultural de obtener ganancias económicas para satisfacer altos
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patrones de consumo“. Por otra parte, menciona los bajos niveles de educación que llevan
Otros expertos señalan a la cultura de la violencia como el modelo social predominante, cuyos
permisividad hacia las armas y el aprendizaje del uso de la violencia, siendo este el patrón de
socialización de nuestros jóvenes. Asimismo, Wielandt alude que los procesos de exclusión,
desenvuelven en función de las identidades que tienen un impacto en el control del espacio
público, o la apropiación de un territorio. Todo esto asociado a los efectos del crecimiento
urbano desordenado y en condiciones de profunda pobreza, que caracteriza a una gran mayoría
de países en Latinoamérica.
En una investigación realizada por Brea y De Moya (1983) con una muestra de 287 jóvenes y
delitos y 150 de un grupo control (no institucionalizados), se describió el perfil de los jóvenes
de la escuela a temprana edad, quienes tenían que trabajar, ya que sus familias no podían
mantenerlos económicamente y cuyas aspiraciones eran más elevadas que las que sus propios
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recreación, a lo que hoy día generalmente se le llama “vacilar”.
Por otro lado, Castillo, Godoy y Álvarez (2006) refieren que en Guatemala las actitudes
falta de oportunidades (educativas, sociales, laborales, etc.), por lo que pertenecer a pandillas
les llena un vacío existencial, que no es suplido ni por la familia ni por las políticas Estatales.
En ese mismo sentido, Barrios, L. (2004) considera a las naciones como una forma de
resistencia de los sectores oprimidos frente a las clases dominantes, lo que implica un proceso
Por otra parte, Santamaría (2006) apunta que: “La pandilla ofrece sin duda un espacio potencial
para la generación de capital social: genera un sentido de pertenencia, crea reglas o normas de
convivencia que derivan en beneficios para el grupo y establece redes de solidaridad entre sus
socialización de cientos de jóvenes que han perdido los conectores “tradicionales” como la
José Miguel Cruz (2004, 2006) refiere que los jóvenes buscan en las pandillas “… un espacio
de interacción y ejercicio de poder…“; de igual manera, buscan “lo que la sociedad, a través
(2008) con jóvenes de 15-24 años, miembros de naciones, gangas y pandillas de sectores
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escolar, cuyas principales razones para pertenecer a esas organizaciones fueron las variables
económicas (39%) y los problemas judiciales (16%); además de que los jóvenes invertían
tiempo y recursos en prepararse en áreas en las que no suelen conseguir trabajo, y laboran en
empleos de muy baja remuneración para lo que no están capacitados, mostrándose las propias
deficiencias del sistema educativo y las pocas oportunidades de inserción laboral como algunos
de los obstáculos que mayormente interfieren con la realización de las aspiraciones de prestigio
subsistencia; y sobre todo denegación o inconformidad por ser entes marginados. No obstante,
que se ejecutó durante dos años consecutivos con muy buenos resultados, logrando transformar
Conclusión:
significativa en todas las poblaciones y en general, en nuestro país tenemos que seguir luchando
contra la violencia, ya que estamos en una condición desfavorable frente a otros países del
mundo.
Muchas Gracias!
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Bibliografía:
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