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CRÍTICA DE LA RAZÓN INDOLENTE
separado sin cualquier tensión. En cualquiera de los casos, no hay lugar para
la tensión entre las experiencias y las expectativas. Cuando eso acontece, el
orden, que es la forma del saber para el conocimiento-regulación, se funde
con el colonialismo, que es la forma de ignorancia para el conocimiento-
emancipación. En otras palabras, el orden pasa a ser un orden colonialista,
el grado cero de la emancipación social. Aún así, en el grado cero de la eman-
cipación, la regulación moderna no puede sustentarse, puesto que es la ten-
sión entre regulación y emancipación que mantiene vivas y creíbles a las dos.
La facilidad de regulación es sólo aparente aún por otra razón, que tiene
que ver con los tipos de acción social construidos por la ciencia. Se basa en
la tensión entre la experiencia y las expectativas, el modelo de regulación
moderna se basa de igual modo en la simetría entre la acción y las conse-
cuencias. La ciencia moderna fue confinada a la tarea de producir y repro-
ducir esta simetría. En verdad, lo que hace que una determinada acción sea
científica es el control que ejerce sobre las consecuencias que de ella surgen.
Como mostré en el Capítulo I, esta simetría es ilusoria. Nuestra expe-
riencia común es antes la de una asimetría creciente entre la capacidad cien-
tífica para actuar, que aumentó exponencialmente, y la capacidad científica
para prever consecuencias, que, en la mejor de las hipótesis, se estancó. Así,
las consecuencias concretas de una acción científica dada, tienden a ser
mucho menos científicas que la acción en sí.
La idea de que las consecuencias son, por lo tanto, excesivas en relación
a la acción científica es, probablemente, la manifestación de otra falacia de
exogenia, la exogenia entre las acciones y las consecuencias. Si tuviéramos en
mente mi análisis anterior de los límites de la representación, en particular a
lo que se refiere a la economía convencional, concluiremos que la imagen de
la acción científica que emerge es una imagen construida (1) por la determi-
nación de la relevancia en muy pequeña escala, combinada con una perspec-
tiva de visión única, en que el espectador significativo tiene una importancia
exagerada; (2) por una resolución grosera de la identificación, basada en un
desequilibrio entre los métodos de detección y las teorías de reconocimiento;
(3) por una distorsión grosera de las secuencias y de las temporalidades, al
imponer premisas de Pompeya a palimpsestos sociales, así como por una falsa
contemporaneidad entre categorías sociales; (4) Por una débil capacidad para
descifrar las asignaturas de las prácticas sociales, sea en lo que se refiere a los
agentes, sea en lo que se refiere a las prácticas y proyectos de conocimiento.
La acción científica de este modo construida trae consigo la marca de las con-
secuencias que la falacia de la exogenia entonces atribuye a causas externas
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9. Sobre la acción con clinamen, concebida como acción rebelde a partir del concepto de
clina-men en Demócrito y Epicuro, ver Santos (1998). Volveré a este tema en el 4° volumen.
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