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¿Cómo aumentar la productividad?

El principio 80/20 te puede


servir
Abordaremos inicialmente, en este trabajo, el tema de productividad, como
forma de contextualizarlo, seguidamente se tocará el principio de Pareto, desde
su origen y sus elementos más esenciales, de forma tal que nos permita
desarrollar nuestro contenido y arribar a algunas conclusiones.

En nuestros tiempos se conoce como productividad a la relación entre la


producción conseguida por un sistema productivo y los recursos que son
utilizados para obtener dicha producción. Igualmente es definida como la
relación entre los resultados obtenidos y el tiempo utilizado para obtenerlos: se
dice que cuanto menor sea el tiempo que lleve obtener el resultado deseado,
más productivo es el sistema.

Así pues, la productividad evalúa la capacidad de un sistema para elaborar los


productos que son requeridos y a la vez el grado o nivel en que aprovechan los
recursos utilizados, es decir, el valor agregado. Esto resulta en una mayor
rentabilidad para una organización o empresa.

Asimismo, la productividad va relacionada con la mejora continua del sistema


de gestión de la calidad y gracias a este sistema de calidad se puede prevenir
los defectos de calidad del producto y así mejorar los estándares de calidad de
la empresa u organización sin que lleguen al usuario final. La productividad va
en relación a los estándares de producción. Si se mejoran estos estándares,
entonces hay un ahorro de recursos que se reflejan en el aumento de la
utilidad.

La respuesta a ésta relación entre la producción conseguida por un sistema


productivo y los recursos que son utilizados para obtener dicha producción la
encontramos en la aplicación del Principio de Pareto.

Vilfredo Pareto (1848-1923) fue un reconocido sociólogo, economista y filósofo


italiano, quien en 1887 realiza un estudio sobre los patrones de riquezas e
ingresos de la sociedad del siglo XIX, encontrando con este estudio que la
mayoría de los ingresos y la riqueza iba sólo a un pequeño porcentaje de la
sociedad; además logró establecer matemáticamente cuál era ese porcentaje.
Esto último lo logró comparando la distribución de la riqueza siglos atrás (S,
XVI y SXVII), emergiendo el mismo patrón, en el cual el 80% de la riqueza
también había pertenecido al 20% de la población.

Unos años más tarde se descubrió que este principio no sólo aplicaba a la
distribución de la riqueza, sino también a muchas situaciones diferentes, como
los negocios. Fue Joseph M. Juran, el primero en aplicar el principio de Pareto,
en 1951, cuando lo lleva a la calidad industrial, a empresas japonesa,
buscando la reducción de productos defectuosos; descubriendo que el 80% de
los productos defectuosos se deben únicamente al 20% de las causas, así que
si detectamos en encontrar ese 20% el problema será resuelto en gran medida.

No obstante, lo anterior no sólo es válido para el mundo de los negocios, sino a


diferentes situaciones del quehacer cotidiano , entre ellos los cambios de
paradigmas a nivel organizacional, tales como disminución de la jornada
laboral, equilibrio trabajo-familia, teletrabajo, flexibilidad y calidad de vida.
Todos conceptos relacionados y que dicen relación con mejorar la
productividad, lo que no sólo beneficia a la empresa para la cual trabajamos,
sino que a nosotros mismos, al quitarnos el estrés de tratar de cumplir todas las
tareas asignadas sin revisar cuál es más relevante.

Es claro que se puede mejorar nuestra productividad y esto no va en contra de


nuestra calidad de vida, sino que al contrario, puede mejorarla”,

Por ello, Luis Yáñez, académico de la Escuela de Trabajo Social de la


Universidad del Pacífico, entrega tres consejos para aplicar a nuestros hábitos
laborales y así aumentar la productividad:

1. Busca trabajos que posean condiciones básicas aceptables, como espacios


laborales adecuados, tiempo y espacio para almorzar, buen ambiente
organizacional, salarios dignos, pero adicionalmente que tu trabajo te genere
desafíos y retos que estés dispuesto a aceptar.

2. Identifica cuáles son las tareas más importantes que realizas y que tienen un
gran impacto en tu productividad. Por ejemplo, anota cuál es el 20% de tus
clientes que te generan el 80% de tu beneficio. También puedes plantearte
preguntas como “¿qué es lo más importante para mis jefes?”.

3. Asigna tu tiempo de forma tal que cumplas primero con ese 20% de tareas o
actividades más importantes. En cuanto a las tareas menos relevantes, ve la
forma de eliminarlas, delegarlas o modificarlas.

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