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La hora santa comienza con una meditación sobre la presencia de Dios en la Eucaristía y una oración de alabanza. Luego, hay cinco momentos de meditación, reflexión y oración sobre temas como buscar a Dios, rezar, pedir, cambiar y seguirlo. La hora santa concluye con una bendición final con el Santísimo Sacramento y la reserva del mismo.
La hora santa comienza con una meditación sobre la presencia de Dios en la Eucaristía y una oración de alabanza. Luego, hay cinco momentos de meditación, reflexión y oración sobre temas como buscar a Dios, rezar, pedir, cambiar y seguirlo. La hora santa concluye con una bendición final con el Santísimo Sacramento y la reserva del mismo.
La hora santa comienza con una meditación sobre la presencia de Dios en la Eucaristía y una oración de alabanza. Luego, hay cinco momentos de meditación, reflexión y oración sobre temas como buscar a Dios, rezar, pedir, cambiar y seguirlo. La hora santa concluye con una bendición final con el Santísimo Sacramento y la reserva del mismo.
Monición de entrada: En estos momentos tendremos a Dios, nuestro Señor, entre
nosotros, en su Cuerpo sacrosanto, expuesto en la Eucaristiá . En silencio y en un acto de adoración permanente, viviremos esta experiencia de Dios con nosotros y entre nosotros. Canto de entrada Exposición: Señor, estamos en tu presencia sacrosanta adorando tu Cuerpo, tu Sangre y tu Divinidad. Con una actitud amorosa de cercaniá y encuentro contigo queremos permanecer junto a Ti, meditando tu Palabra y experimentando tu amor y tu ternura, hechos presentes en la Eucaristiá . Y en tu nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo, viviremos esta hora santa, haciendo de cada instante un acto de adoración continuo y de agradecimiento por tantas bendiciones recibidas. En este tabernáculo sagrado, donde estás, mi buen Jesús, por mí escondido, mi corazón te adora muy rendido y mi fe te contempla anonadada. Esta estación recibe con agrado como ofrenda de mi pecho agradecido por el inmenso amor en que has querido guardar por nuestro bien sacramentado. Remedia nuestros males y aflicciones, da a tu Iglesia paz y consuelo, y al Papa fortaleza y bendiciones. Extiende tu fe santa en este suelo, para que, unidos con tu amor los corazones, logremos adorarte en el cielo. Amén. PRIMER MOMENTO Meditación: “Buscaré”: Señor, quiero ubicarme en aquel momento cuando tú llamaste a Abraham invitándole a seguirte dejándolo todo: sus tierras, rebaños, parientes, y él, en un acto de fe y confiando en tu Palabra, te siguió sin poner obstáculo alguno en su mente, y en su corazón quedaron grabadas tus palabras: “Yo seré tu Dios y tu serás mi pueblo”. Hoy, el Señor me sigue buscando y me sigue encontrando, pero, a semejanza de Abraham, ¿cómo he respondido? Reflexión (La reflexión de las siguientes citas puede ser de forma personal o comunitaria.) Laico: Como anhela la cierva estar junto al arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo. Sediento estoy de Dios, del Dios que me da vida, ¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor? (Sal 42,2-3) Esperaba en el Señor con gran confianza. Laico: É l se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor (Sal 40,2). Laico: Envíame tu luz y tu verdad: que ellas sean mi guía y a tu santa montañ a me conduzcan, al lugar donde habitas. Al altar del Señ or me acercaré , al Dios de mi alegría; jubiloso con arpas cantaré a mi Dios, al Señ or (Sal 44,3-4). Laico: Señor, Dios mío, ¡cuántas maravillas y prodigios haz hecho para nosotros!: nadie se te puede comparar. Si intento recobrar tus obras y decirlas, no podré enumerarlas (Sal 40,6). Oración: Señor, te ofrecemos este momento por todos los que forman el Continente de África, para que, a través de nuestra búsqueda diaria, ellos también te busquen y puedan encontrar la verdadera felicidad que sólo tienes Tú. Canto SEGUNDO MOMENTO Meditación: “Rezaré” (En forma personal) ¿Cómo es mi oración?, ¿con cuánta fe me dirijo a Dios? ¿Rezo por todo el mundo? Reflexión (Después de contestarnos a nosotros mismos, podemos reflexionar el salmo ya sea de forma personal o comunitaria.) Laico: Señor, inclina tu oído y óyeme, porque soy pobre y desamparado. Protégeme, ya que soy devoto tuyo. Salva a tu siervo, ya que confía en ti (Sal 86,1-2). Laico: Señor, escucha mi oración, presta oído al clamor con que te ruego. A ti clamo en el día de mi pena y tú me respondes. No tienes igual entre los dioses, Señor, y no hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, para decir que Tú eres grande y haces maravillas, tú sólo eres Dios (Sal 86,6-9). Laico: Yo te celebraré con toda el alma, y glorificaré tu nombre eternamente, porque tu piedad conmigo ha sido grande, me sacaste del abismo de la muerte (Sal 86,12). Oración: Te pedimos, Señor, por nuestro Continente de América, para que nunca se olvide de saber pedirte la gracia de estar junto a ti y, a la vez, para que cada uno de sus países apoye a los demás. Canto TERCER MOMENTO Meditación: “Pediré” ¿Cómo hacemos nuestras peticiones a Dios? ¿Será desde nuestro interior o sólo superficialmente, cuando tenemos problemas o necesitamos algo? Laico: Vengan: gritemos alegres al Señor, cantemos a la roca que nos salva; delante de él marchemos dando gracias, aclamémoslo al son de la música. Pues ¿no es el Señor un Dios grande, un rey grande, más alto que los dioses? Entremos, y adoremos posternados de rodillas delante del Señor, que nos hizo; pues él es nuestro Dios y nosotros el pueblo que él cobija, el rebaño que guía a su derecha (Sal 95,1-3.6). Laico: Hacia ti he dirigido la mirada, que tienes en el cielo tu morada, así como los ojos de los ciervos se fijan en la mano de su dueño. Como miran los ojos de una esclava la mano de su dueña, así están nuestros ojos observando al Señor, nuestro Dios, hasta que se conduela de nosotros (Sal 125,1-2). Oración: Señor, queremos ofrecerte nuestra oración por los que forman el Continente de Europa, para que nuestra oración, unida a la de ellos, sea una oblación de adoración permanente y podamos así estar siempre a tu lado. Canto CUARTO MOMENTO Meditación: “Cambiaré” (En silencio) Laico:¿Cuántas veces he dicho: “Voy a cambiar: quiero ser un hombre o una mujerdiferente. Quiero, desde mi interior, renovarme y poder hacer cosas buenas para interior, renovarme y poder hacer cosas buenas para mi persona y para los demás”? Laico: Si el Señor no construye el edificio, en vano se fatigan los obreros. Si el Señor no protege la ciudad, en vano monta guardia el centinela. En vano te levantas tan temprano y te acuestas tan tarde, y en procurar el pan tanto te afanas; Dios lo da a sus amigos mientras duermen. Feliz el hombre que con tales fechas ha llenado su aljaba; cuando vaya a la plaza a litigar no podrán humillarlo sus contrarios (Sal 129,1,2-4). Laico: Los justos poseerán la tierra y la habitarán para siempre. El hombre de fe habla con sabiduría y su lengua expresa lo que es justo. Con la ley de su Dios en el corazón camina sin vacilar. Espera, pues, en el Señor y sigue su camino (Sal 37,29.31.34). Oración: Señor, queremos cambiar y tener cada diá una conversión más fuerte para ser misioneros que te amen sobre todas las cosas, por esto, te pedimos por todos los que forman el Continente de Oceanía, para que tu Palabra llegue a cada uno de ellos y, unidos en tu amor por la oración, podamos hacer de este mundo un solo rebaño bajo un mismo Pastor. Canto QUINTO MOMENTO Meditación: “Seguiré” (En silencio) Preguntémonos ¿cómo ha sido nuestro seguimiento al Señor? “Jesús los vio y les dijo: «Síganme, yo los haré pescadores de hombres». Y con eso dejaron las redes y empezaron a seguirlo” (Mc 1,17s). Laico: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco, mi alma tiene sed de ti, en pos de ti mi carne desfallece, cual tierra seca, sedienta, sin agua. Yo quiero contemplarte en el santuario para admirar tu gloria y tu poder, pues mejor tu amor que la existencia; tu alabanza mis labios cantarán. Podré así bendecirte mientras viva y levantar mis manos en tu Nombre (Sal 63,1-5). Laico: Quiero alabar al Señor con todo el corazón en la reunión de los justos y cuando se junte el pueblo. Las obras del Señor son imponentes; las profundiza el que las aprecia. Grandiosas son las obras del Señor, dignas de meditarse por todos los que en ellas se recrean. Oración: Señor, queremos pedirte por toda Asia, para que los misioneros que están en este Continente, al llevar tu mensaje, escuchen tu Palabra y te sigan. Laico: ¡Bendice al Señor alma mía! Eres grande, oh Señor, mi Dios, vestido de honor y de gloria, envuelto de luz como un manto. Tú despliegas los cielos como un toldo, sobre las aguas pones tu aposento; utilizas las nubes como carro y caminas en alas de los vientos, y como servidores a los rayos (Sal 104,1-2). Laico: Oh Dios te bendecimos, te damos gracias; los que invocan tu Nombre cuentan tus prodigios (Sal 75,2). Laico: Eternamente cantaré los favores del Señor, proclamaré su fidelidad de generación en generación. Tú dijiste: “mi favor es un edificio eterno, y mi fidelidad se alza en los cielos. Hice un pacto con mi elegido, juré a David, mi servidor, mantener eternamente su descendencia y afirmar su trono a través de los tiempos (Sal 89,2-3). Canto Bendición (De rodillas) El sacerdote da la bendición al pueblo con el Santiś imo Sacramento. Reserva del Santísimo Sacramento Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Bendito sea el nombre de Jesús. Bendito sea su sacratísimo corazón. Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar. Bendito sea el Espíritu Santo consolador. Bendita sea la gran madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e inmaculada concepción. Bendita sea su gloriosa asunción. Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.