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HORA SANTA POR LA MISIÓN

Monición de entrada: En estos momentos tendremos a Dios, nuestro Señor, entre


nosotros, en su Cuerpo sacrosanto, expuesto en la Eucaristiá . En silencio y en un acto de
adoración permanente, viviremos esta experiencia de Dios con nosotros y entre nosotros.
Canto de entrada
Exposición: Señor, estamos en tu presencia sacrosanta adorando tu Cuerpo, tu Sangre y tu
Divinidad. Con una actitud amorosa de cercaniá y encuentro contigo queremos permanecer
junto a Ti, meditando tu Palabra y experimentando tu amor y tu ternura, hechos presentes
en la Eucaristiá . Y en tu nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo, viviremos esta hora santa,
haciendo de cada instante un acto de adoración continuo y de agradecimiento por tantas
bendiciones recibidas.
En este tabernáculo sagrado, donde estás, mi buen Jesús, por mí escondido, mi corazón te
adora muy rendido y mi fe te contempla anonadada.
Esta estación recibe con agrado como ofrenda de mi pecho agradecido por el inmenso amor
en que has querido guardar por nuestro bien sacramentado. Remedia nuestros males y
aflicciones, da a tu Iglesia paz y consuelo, y al Papa fortaleza y bendiciones.
Extiende tu fe santa en este suelo, para que, unidos con tu amor los corazones, logremos
adorarte en el cielo. Amén.
PRIMER MOMENTO
Meditación: “Buscaré”: Señor, quiero ubicarme en aquel momento cuando tú llamaste a
Abraham invitándole a seguirte dejándolo todo: sus tierras, rebaños, parientes, y él, en un
acto de fe y confiando en tu Palabra, te siguió sin poner obstáculo alguno en su mente, y en
su corazón quedaron grabadas tus palabras: “Yo seré tu Dios y tu serás mi pueblo”. Hoy, el
Señor me sigue buscando y me sigue encontrando, pero, a semejanza de Abraham, ¿cómo
he respondido?
Reflexión (La reflexión de las siguientes citas puede ser de forma personal o comunitaria.)
Laico: Como anhela la cierva estar junto al arroyo,
así mi alma desea, Señor, estar contigo.
Sediento estoy de Dios, del Dios que me da vida,
¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor? (Sal 42,2-3)
Esperaba en el Señor con gran confianza.
Laico: É l se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor (Sal 40,2).
Laico: Envíame tu luz y tu verdad:
que ellas sean mi guía y a tu santa montañ a me conduzcan,
al lugar donde habitas.
Al altar del Señ or me acercaré , al Dios de mi alegría; jubiloso con arpas cantaré a mi
Dios, al Señ or (Sal 44,3-4).
Laico: Señor, Dios mío,
¡cuántas maravillas y prodigios haz hecho para nosotros!: nadie se te puede comparar.
Si intento recobrar tus obras y decirlas,
no podré enumerarlas (Sal 40,6).
Oración: Señor, te ofrecemos este momento por todos los que forman el Continente de
África, para que, a través de nuestra búsqueda diaria, ellos también te busquen y puedan
encontrar la verdadera felicidad que sólo tienes Tú.
Canto
SEGUNDO MOMENTO
Meditación: “Rezaré”
(En forma personal)
¿Cómo es mi oración?, ¿con cuánta fe me dirijo a Dios?
¿Rezo por todo el mundo?
Reflexión
(Después de contestarnos a nosotros mismos, podemos reflexionar el salmo ya sea de forma
personal o comunitaria.)
Laico: Señor, inclina tu oído y óyeme,
porque soy pobre y desamparado.
Protégeme, ya que soy devoto tuyo.
Salva a tu siervo, ya que confía en ti (Sal 86,1-2).
Laico: Señor, escucha mi oración,
presta oído al clamor con que te ruego.
A ti clamo en el día de mi pena y tú me respondes.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
y no hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor,
para decir que Tú eres grande y haces maravillas,
tú sólo eres Dios (Sal 86,6-9).
Laico: Yo te celebraré con toda el alma,
y glorificaré tu nombre eternamente,
porque tu piedad conmigo ha sido grande,
me sacaste del abismo de la muerte (Sal 86,12).
Oración: Te pedimos, Señor, por nuestro Continente de América, para que nunca se olvide
de saber pedirte la gracia de estar junto a ti y, a la vez, para que cada uno de sus países
apoye a los demás.
Canto
TERCER MOMENTO
Meditación: “Pediré”
¿Cómo hacemos nuestras peticiones a Dios? ¿Será desde nuestro interior o sólo
superficialmente, cuando tenemos problemas o necesitamos algo?
Laico: Vengan: gritemos alegres al Señor, cantemos a la roca que nos salva; delante de él
marchemos dando gracias, aclamémoslo al son de la música.
Pues ¿no es el Señor un Dios grande,
un rey grande, más alto que los dioses?
Entremos, y adoremos posternados de rodillas
delante del Señor, que nos hizo;
pues él es nuestro Dios y nosotros el pueblo que él cobija, el rebaño que guía a su derecha
(Sal 95,1-3.6).
Laico: Hacia ti he dirigido la mirada,
que tienes en el cielo tu morada,
así como los ojos de los ciervos
se fijan en la mano de su dueño.
Como miran los ojos de una esclava la mano de su dueña, así están nuestros ojos
observando al Señor, nuestro Dios, hasta que se conduela de nosotros (Sal 125,1-2).
Oración: Señor, queremos ofrecerte nuestra oración por los que forman el Continente de
Europa, para que nuestra oración, unida a la de ellos, sea una oblación de adoración
permanente y podamos así estar siempre a tu lado.
Canto
CUARTO MOMENTO
Meditación: “Cambiaré”
(En silencio)
Laico:¿Cuántas veces he dicho: “Voy a cambiar: quiero ser un hombre o una
mujerdiferente. Quiero, desde mi interior, renovarme y poder hacer cosas buenas para
interior, renovarme y poder hacer cosas buenas para mi persona y para los demás”?
Laico: Si el Señor no construye el edificio,
en vano se fatigan los obreros.
Si el Señor no protege la ciudad,
en vano monta guardia el centinela.
En vano te levantas tan temprano y te acuestas tan tarde, y en procurar el pan tanto te
afanas;
Dios lo da a sus amigos mientras duermen.
Feliz el hombre que con tales fechas ha llenado su aljaba; cuando vaya a la plaza a litigar
no podrán humillarlo sus contrarios (Sal 129,1,2-4).
Laico: Los justos poseerán la tierra y la habitarán para siempre.
El hombre de fe habla con sabiduría
y su lengua expresa lo que es justo.
Con la ley de su Dios en el corazón camina sin vacilar. Espera, pues, en el Señor y sigue su
camino (Sal 37,29.31.34).
Oración: Señor, queremos cambiar y tener cada diá una conversión más fuerte para ser
misioneros que te amen sobre todas las cosas, por esto, te pedimos por todos los que
forman el Continente de Oceanía, para que tu Palabra llegue a cada uno de ellos y, unidos
en tu amor por la oración, podamos hacer de este mundo un solo rebaño bajo un mismo
Pastor.
Canto
QUINTO MOMENTO
Meditación: “Seguiré”
(En silencio) Preguntémonos ¿cómo ha sido nuestro seguimiento al Señor? “Jesús los vio y
les dijo: «Síganme, yo los haré pescadores de hombres». Y con eso dejaron las redes y
empezaron a seguirlo” (Mc 1,17s).
Laico: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco,
mi alma tiene sed de ti, en pos de ti mi carne desfallece,
cual tierra seca, sedienta, sin agua.
Yo quiero contemplarte en el santuario
para admirar tu gloria y tu poder,
pues mejor tu amor que la existencia;
tu alabanza mis labios cantarán.
Podré así bendecirte mientras viva
y levantar mis manos en tu Nombre (Sal 63,1-5).
Laico: Quiero alabar al Señor con todo el corazón
en la reunión de los justos y cuando se junte el pueblo.
Las obras del Señor son imponentes;
las profundiza el que las aprecia.
Grandiosas son las obras del Señor,
dignas de meditarse por todos los que en ellas se recrean.
Oración: Señor, queremos pedirte por toda Asia, para que los misioneros que están en este
Continente, al llevar tu mensaje, escuchen tu Palabra y te sigan.
Laico: ¡Bendice al Señor alma mía!
Eres grande, oh Señor, mi Dios,
vestido de honor y de gloria,
envuelto de luz como un manto.
Tú despliegas los cielos como un toldo,
sobre las aguas pones tu aposento;
utilizas las nubes como carro y caminas en alas de los vientos,
y como servidores a los rayos (Sal 104,1-2).
Laico: Oh Dios te bendecimos, te damos gracias;
los que invocan tu Nombre cuentan tus prodigios (Sal 75,2).
Laico: Eternamente cantaré los favores del Señor,
proclamaré su fidelidad de generación en generación.
Tú dijiste: “mi favor es un edificio eterno,
y mi fidelidad se alza en los cielos.
Hice un pacto con mi elegido,
juré a David, mi servidor, mantener eternamente su descendencia
y afirmar su trono a través de los tiempos (Sal 89,2-3).
Canto
Bendición (De rodillas) El sacerdote da la bendición al pueblo con el Santiś imo
Sacramento.
Reserva del Santísimo Sacramento
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo corazón.
Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar. Bendito sea el Espíritu Santo
consolador.
Bendita sea la gran madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e inmaculada
concepción. Bendita sea su gloriosa asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo
esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

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