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Diacrónico del español y de la lengua.

La diacronía, es decir, la historia de la lengua y la gramática histórica


habitualmente no se tienen en cuenta una herramienta útil en la enseñanza de
idiomas. Este hecho es comprensible e incluso, hasta cierto punto, justificable
tanto por argumentos prácticos como por científicos. Se debe citar el momento
crucial para la historia de la lingüística cuando Ferdinand de Saussure
estableció la distinción entre la perspectiva diacrónica (es decir, la de los
hechos históricos) y la perspectiva sincrónica (es decir, la de los hechos
simultáneamente coexistentes) de la lengua. El gran indoeuropeísta dio
primacía a este segundo aspecto argumentando que los hablantes no
necesitan conocer la historia de una lengua para poder comunicarse en ella y,
sobre esta base, propuso que los lingüistas comenzasen a examinar los
hechos sincrónicos de la lengua.

Al respecto, (Saussure, 1980:121). Señala:

“Lo primero que sorprende cuando se estudian los hechos de la


lengua es que, para el sujeto hablante, su sucesión en el
tiempo no existe: él está ante un estado. Por eso, el lingüista
que quiere comprender ese estado debe hacer tabla rasa de
todo cuanto lo ha producido e ignorar la diacronía. Sólo puede
entrar en la conciencia de los sujetos hablantes suprimiendo el
pasado”.

Con esto Saussure consiguió que la sincronía, considerada un campo de


actividad para profesores de idiomas y traductores, se convirtiera también en
área científica digna de atención para los expertos en lingüística. La historia de
la lengua y la gramática española, sin embargo, siguieron siendo terrenos
científicos cultivados por algunos lingüistas de orientación diacrónica,
aparentemente sin utilidad práctica para las masas interesadas en la
enseñanza y aprendizaje de idiomas.

Varios lingüistas sostienen que los conocimientos de diacronía pueden


figurar entre las herramientas que están a disposición en el proceso de
adquisición de la lengua. Entre las justificaciones que reclaman la presencia de
la diacronía en las clases de español destacan las palabras de Torrens Álvarez
(2007: 13):

“Conocer el pasado del español es, lejos de lo que podría


pensarse, una de las herramientas más útiles y prácticas para
investigadores, profesores y todo aquel interesado en cualquier
aspecto de la lengua o la literatura españolas. Esto es así,
porque el estudio diacrónico de la fonética, la morfosintaxis o el
léxico siempre ayudará a comprender el estado actual de la
lengua y las razones que han conducido a él, lo que, a su vez,
facilitará el aprendizaje y adquisición del español y un mayor
dominio del mismo.”

Es por ello, que la lingüística diacrónica del español conocida como


gramática histórica del español, se encarga entre otras cosas de la
restauración del castellano antiguo, de cambios fonológicos importantes, como
el reajuste de las sibilantes del idioma español. La palabra diacronía es el
estudio de un fenómeno social a lo largo de las distintas fases históricas
atendiendo a su desarrollo histórico y la sucesión cronológica de los hechos
relevantes a lo largo del tiempo. El término "diacronía" se opone a sincronía,
dimensión que permite observar cualquier fenómeno -cultural o lingüístico- tal
como es en un momento dado de su evolución.

Basta analizar la historia de la lingüística para demonstrar que


convencionalmente el comienzo de la lingüística moderna se ubica en el Cours
de linguistique générale de Ferdinand de Saussure. Como umbral inaugural de
esta nueva lingüística se suelen mencionar dos aportaciones fundamentales: la
concepción de la lengua como un sistema en el que todos sus elementos están
relacionados y el desplazamiento del objeto de estudio hacia el estadio
sincrónico de la lengua, en el que precisamente se pone en evidencia la
mencionada sistematicidad.

Así pues, Ferdinand de Saussure -Suiza, 1857- centró sus


investigaciones acerca de la lengua en su estructura y organización interna.
Así, determinó que esta se compone de unidades básicas relacionadas entre
sí, como es el “concepto” y la “huella mental del concepto”, que se relacionan
en el cerebro del individuo. Estas dos facetas constituyen lo que viene a ser el
“significado” imagen fónica y el “significante” imagen icónica de la lengua. Su
relación es básicamente arbitraria y carente de motivación, tal y como explica
Saussure, lo que da estabilidad al significante; pero sin llegar a inmovilizar la
relación entre ambos conceptos.

La lengua, según este académico, se adquiere en forma de herencia.


Por tanto, las vinculaciones al pasado tienden a ser más fuertes que la
innovación. No obstante, ello no impide que se produzcan ciertos
desplazamientos. De ahí que el estudio de Saussure tenga dos
perspectivas: una de carácter sincrónico y otra de carácter diacrónico.

El enfoque sincrónico observa la lengua desde un punto de vista


estático, realiza un corte temporal y determina cuáles son las pautas que en
ese momento estructuran la lengua, aceptada por la comunidad lingüística. Por
su parte, el enfoque diacrónico examina la evolución de esta en el tiempo. Se
centra en investigar de qué forma se modifican los signos de las palabras,
aparecen nuevos y otros se vuelven arcaicos.

En síntesis, los conceptos propuestos por Saussure de sincronía y


diacronía están claros y se han convertido en lugar común cuando se trata de
caracterizar el pasado y el presente de cualquier lengua. Pero es necesario
matizar mucho cuando intentamos estudiar la situación histórica del español.
Evidentemente la concepción de procesos evolutivos o de estatismo no ofrece
dudas, sin embargo, situados ante una realidad empírica, se nos manifiesta la
necesidad de precisar.

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