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CERRO LA CRUZ DE COPIAPÓ

Su nombre se debe a que en la cima se levanta una cruz de 15 metros de altura, instalada por el
sacerdote franciscano Crisógono Sierra y Velásquez, llamado cariñosamente por el pueblo copiapino
como el "Padre Negro". Se puede subir mediante una gran escalera ubicada a un costado de las
oficinas de la Empresa Eléctrica de Atacama (EMELAT) hasta la cumbre del cerro y se puede observar
desde allí la ciudad de Copiapó y el valle, actualmente se encuentra en etapa de proyecto para
integrarlo a la estructura urbana con un parque de esparcimiento, arborización, iluminación, un
centro de convenciones, funiculares, Santuario del Padre Negro, museo y locales comerciales, entre
otros.

 Tipo: una montaña

 Localización: Chile, Sudamérica

 Latitud: 27° 20' 5,2" (27,3348°) sur

 Longitud: 70° 18' 36,5" (70,3101°) oeste

 Altitud: 985 metros (3232 pies)

El Cerro

El nombre original del Cerro la Cruz es “Chanchoquin” que significa guardianes de los valles. Estos
cerros o “Apus”, llamados por los antiguos, tienen una real importancia económica y mística, esto
porque forma una cadena de cerros metalíferos, dado que poseen gran cantidad metales
preciosos que hay en sus entrañas. De estos cerros se obtienen los metales mediante tratamientos
adecuados tales como el cobre, el hierro, el aluminio, el manganeso, el plomo y el zinc, oro, plata,
etc. Un aspecto que ya era conocido desde tiempos precolombinos. También existe otro cerro
Chanchoquin en el Valle del Huasco.

Uno de los hitos más llamativos del Cerro Chanchoquín es que los Incas fueron los primeros que
llegaron al lugar para instalarse frente a la actual calle Talcahuano. Quizás por ello, el cerro
Chanchoquín se conectaba con un desconocido ramal del camino del Inca, que recordemos daba
conectividad al imperio incaico. Este tramo de camino que llegaba hasta el pueblo de Inca de Oro.
Lamentablemente casi no queda huella de esta, ya que ha sido destruida.

Ya en tiempos de la invasión española, los primeros mineros copiapinos llegaron hasta las faldas
de estos cerros y construyeron sus casas con características típicas de los pirquineros que poseen
características similares, apreciables hasta el día de hoy cuando uno recorre los sectores de
Borgoño, Lautaro, Avenida Chanchoquín y los faldeos del cerro que dan hacia el sector de
Cartavío.

Consultado por Tierra Cultah, el escritor copiapino Alejandro Aracena, señaló que tiempo después
de la fundación de Copiapó en el sector donde hoy se ubica la Población Cartavío, se usó como
cementerio el área que corresponde al lugar en donde está hoy Inacap hasta las faldas del cerro,
por lo que es común que cuando se hacen construcciones en el sector se hallen restos humanos.
Posteriormente, y por decreto de Manuel Antonio Matta, el cementerio fue trasladado hasta su
ubicación actual. Éstos terrenos fueron donados por Luis Flores quien en los años 40’ del siglo XIX
era un rico empresario minero de la zona, y de quien hoy lleva el nombre una avenida en la
ciudad.

Aracena hace mención también que en el Cerro Chanchoquín además se realizaban faenas
mineras de los cuales antiguos piques mineros que se conservan hasta el día de hoy. Y que entre
los relatos de los vecinos, es común que se mencione el hecho de escuchar barretones golpeando
rocas en la noche, como si alguien trabajara el pirquén buscando minerales, una leyenda urbana
que se mantiene intacta, sobre todo en la zona de Cartavío.

Otro dato interesante, es que José Joaquín Vallejos deseaba ser enterrado a los pies del cerro
Chanchoquin ya que a su juicio era un sitio mágico para que descansara cualquier atacameño, cosa
que finalmente no se concretó porque sus restos fueron inhumados en el actual cementerio
municipal, que ya estaba en funcionamiento al morir el insigne escritor y periodista copiapino.

Padre Negro

No obstante, estas historias, la principal razón por la que todos conocen al cerro La Cruz, es la
historia que lo liga con el sacerdote colombiano de la orden jesuita, Crisógono Sierra y Velásquez,
conocido popularmente como “el Padre Negro”. Según cuenta la leyenda popular, este religioso
predijo que la ciudad sería amenazada por una gran inundación, y el pueblo de Copiapó
desaparecería bajo las aguas, pero las personas que se salvarían serían los que alcanzaron la cima
del cerro Chanchoquín.

Fue precisamente este jesuita, quién inició el trabajo de la construcción de la escalera y los
descansos del lugar. La idea del Padre Negro era crear una red de cruces que sirvieran al peregrino
a realizar un viaje interior, una ruta mística para acercarse a Dios recorriendo un tramo diseñado
por él mismo en nuestra zona.

Según registros de lo que contaban antiguos pobladores del cerro sobre la construcción de las
obras características de este, que el Padre Negro, juntaba los materiales y organizaba los trabajos.
El cemento, la arena, el ripio y el agua fueron acarreados por los vecinos hasta la cumbre, pero lo
que se hacía más difícil fue llegar con los rieles de fierro hasta la cumbre para dar forma a la cruz
característica del lugar. Los mismos ferroviarios fueron la mano de Obra para construir la
estructura de concreto.

La remodelación pendiente

Hoy las instalaciones del cerro La Cruz no lucen de la mejor manera. Esto pese a que en mayo
del2010 se dio a conocer un proyecto puesto en marcha por el Ministerio de Bienes Nacionales y
la municipalidad de Copiapó, que subscribieron un convenio a fin de realizar un trabajo de
mejoramiento urbanístico del cerro, y de este modo contribuir a una mejor calidad de vida de la
ciudad, creando nuevos espacios de esparcimiento, entretención y resaltando aspectos de la
identidad e historia de la ciudad.

En ese entonces se prometieron mejoras en el acceso tanto peatonal como vehicular, un


teleférico, para potenciar la atracción turística para la ciudad. Además, se busca que el cerro de la
Cruz pueda convertirse en el gran mirador de Copiapó, con lugares para que las personas pudiesen
compartir. Junto con ello se planteó la creación de un museo minero con el fin de dar a conocer
una parte importante de la minería del país, esto con la intención de crear un nuevo polo de
atracción turística.

En esa ocasión el Alcalde Maglio Cicardini declaró al Diario de Atacama que “Queremos recuperar
el patrimonio arquitectónico y las tradiciones de la comuna, estas iniciativas se transforman en
proyectos cuando comienzan a concretarse los convenios y hoy el primer paso lo dimos con el
Ministerio de Bienes Nacionales para hacernos cargo del lugar”.

No obstante, este anuncio, la remodelación prometida sigue intacta hasta el día de hoy en el cerro
Chanchoquín, no se suman datos a la interesante historia cultural y cada día se deteriora un poco
más, pese a colindar con uno de los sectores históricos mejor conservados de la ciudad, y se
trasforma así en uno de grandes ausentes del Patrimonio Regional.

Pero no sólo eso, pese a que el antiguo plan “Quiero Mi Barrio” realizó mejoramientos en los
barrios aledaños al cerro Chanchoquín, quedaron pendientes las obras de integración del cerro a
modo de parque al resto de la ciudad, cosa que aún no se realiza. Estas obras consideraban las
actividades que realizan los establecimientos educacionales en sus clases de educación física y que
usualmente contemplan el subir el Cerro La Cruz.

Según una columna de opinión publicada el año 2013 por César Araya Zarricueta, quien es
Académico Departamento Educación Física UDA y Magíster en Ciencias de la Motricidad Humana,
se señala que “desde el punto de vista del ejercicio físico y la salud, mi área, y también desde el
punto de vista turístico, se presenta una gran oportunidad para desarrollar un proyecto que
considere una inversión en la limpieza del acceso y un nuevo asfaltado de su recorrido, que
permita el desplazamiento de corredores y ciclistas (tipo cerro San Cristóbal) pero con un “Circuito
con Estaciones”, donde el usuario pueda ir monitoreando su frecuencia cardiaca a través del
pulso”.

No le haga la cruz

Pese a las controversias que puede generar por los proyectos no cumplidos y quizás las
instalaciones no son las mejores, el Cerro La Cruz posee la carga positiva de haber sido construido
por los vecinos, y eso lo convierte en un sitio único que demuestra que las ganas de hacer cosas en
conjunto, en este caso coordinados por el mítico Padre Negro, pueden traspasar generaciones y
ser un ícono hasta nuestros días. Es por ello que en Tierra Cultah lo invitamos a visitar el cerro,
subir sus añejos escalones y disfrutar de una de las vistas más hermosas que se pueden tener de
nuestra ciudad, hacer un poco de ejercicio y quizás, quien sabe, usted se salva en caso de que se
cumpla la leyenda de la desaparición de Copiapó.

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