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Programa de Marcos y Mateo

Objetivo
Conocer el género literario evangelio, la
formación de los mismos, la cuestión
sinóptica, leer atentamente los evangelios
de Mc y Mt distinguiendo sus principales
características literarias y teológicas, en
particular su cristología y discipulado, con
la finalidad de interpretar adecuadamente
su mensaje a un nivel básico para nutrir
nuestra fe y la de nuestros hermanos.

Contenido
Introducción general
I Introducción a los Evangelios (8 hrs)
1.- Evangelio y evangelios
1.1 Del Evangelio a los evangelios
1.2 Los evangelios canónicos
1.3 Los evangelios apócrifos

2. De Jesús a los evangelios


2.1 El camino hacia Jesús
2

2.2 Las tres etapas de formación

3. La cuestión sinóptica
4. Lectura (texto) e interpretación
5. Géneros literarios (dichos, parábolas,
milagros, apocalipsis etc.)

II. Evangelio de Marcos (24 hrs)


1.- Cuestiones introductorias
2.- Autor, lugar y fecha
3.- Composición (estructura, características
literarias)
4.- Mensaje (cristología y discipulado)

III. Evangelio de Mateo (24 hrs)


1.- Cuestiones introductorias
2.- Autor, lugar y fecha
3.- Composición (estructura, características
literarias)
4.- Mensaje (títulos cristológicos, la
iglesia, el AT y el judaísmo)

Recursos
3

50 horas, texto básico:

Método
Expositivo y participativo

Evaluación
Quincenal sobre la lectura del texto.
Mensual sobre la Introducción a los
Evangelios
Bimestral sobre cada evangelio (Mc y Mt)
Semestral sobre el análisis de algunos
textos selectos.

Bibliografía para el EvMc

BLECK T., y otros., Una Comunita legge il


Vangelo di Marco, Dehoniane, Bologna
2005 reimpr.
DELORME, J., El evangelio según san
Mateo, CB 15-16, Verbo Divino, Estella
19805
4

FABRIS, R., Marco, en BARBAGLIO, G. –


FABRIS, R., MAGGIONI B., I Vangeli,
Citadella, Assisi 1975, 20082 .
GALIZZI, M., Vangelo secondo Marco,
Commento esegetico-spirituale, Elledici,
Leumann, (Torino), reimpr., 2001.
PEREZ HERRERO F. en GUIJARRO S. –
SALVADOR M. (dirs) Comentario al
Nuevo Testamento, 2Vols. La casa de la
Biblia, Coed. Madrid, Salamanca, Estella
1995; 125-184.
HARRINGTON, D., The Gospel according to
Mark, BROWN R. E., - FITZMYER J.A.,-
MURPHY R.E., The New Jerome Biblical
Commentary, Prentice Hall, Englewood
Cliffs, New Jersey, 1990; pp. 596-629.
KINGSBURY, J.D., Conflicto en Marcos,
Jesús, autoridades, discípulos, El
Almendro, Córdoba 1991.
MATEOS J., CAMACHO F., Evangelio de
Marcos, Análisis lingüístico y comentario
exegético, Vols. I-II, El Almendro,
Córdoba 1993.
5

MATEOS J., CAMACHO F., Marcos, texto y


comentario, El Almendro, Córdoba 1994.
MAGGIONI B., El relato e Marcos,
Iniciación al misterio cristiano¸ Paulinas,
Madrid 1981
MONLOUBOU L., Leer y predicar El
evangelio de Marcos, Sal Terrae, Santander
1981
RADERMAKERS, J., Lectura pastorele del
vangelo di Marco, Dehoniane, Bologna,
19975
SCHMID, J., El Evangelio según san
Marcos, Herder, Barcelona 1981
TAYLOR, V., El evangelio según san
Marcos, Cristiandad, Madrid 1975
Bibliografía para el EvMt
BENEDICT T. VIVIANO, The Gospel according to
Mathew, en Brown R., Fitzmyer J., Morphy R., The
New Jerom Biblical Commentary, Prentice Hall,
Englewood, Cliffs, New Jersey, 1990; pp. 630-674.
BONARD, P., El evangelio según Mateo, Cristiandad,
Madrid 1973
DUPONT, J, El mensaje de las bienaventuranzas, CB 24,
Verbo Divino, Estella 1985
6

GUIJARRO O., en GUIJARRO S. – SALVADOR M. (dirs)


Comentario al Nuevo Testamento, 2Vols. La casa de
la Biblia, Coed. Madrid, Salamanca, Estella 1995; 27-
124
LE POITTEVIN, P.,- CHARPENTIER, E., El evangelio según
san Mateo, CB 2, Verbo Divino, Estella 1983.
LUZ, U., Evangelio según san Mateo, Vols. I-IV., BEB
103, Sígueme, Salamanca 2001.
MONLOUBOU L., Leer y predicar El evangelio de Mateo,
Sal Terrae, Santander 1981
PERROT, CH., Los relatos de la infancia de Jesús, CB 18,
Verbo Divino, Estella 1985
RDERMAKERS, J., Lectura pastore del vangelo di Mateo,
Dehoniane, Bologna, 19975
SCHMIDT, J., Evangelio según san Mateo, Herder
Barcelona, 1981
TRILLING, W., Comentario Espiritual al evangelio
según San Mateo, Colec. El NT y su mensaje, Vols I-II,
Herder Barcelona 1980.

0 Introducción general
Nominaciones:
Testamento. Recordemos que al AT
también se le llama 1er Testamento y por
tanto al Nuevo, 2°. La palabra hebrea berit
que significa alianza, debería traducirse al
griego por syntheke (contrato, alianza,
composición, combinación) pero se tradujo
7

por diatzeque (testamento, disposición,


orden) que corresponde a la latina
testamentum, de donde viene la
española testamento. Aunque ya san Pablo
en 2Cor 3,14 habla de antiguas escrituras,
fue hasta el s. II cuando se comenzó a
nominar a los 27 libros escritos después de
Cristo, como Nuevo Testamento. Un
nombre técnico para las partes del NT es:
corpus paulinum, evangelios sinópticos,
corpus ioaneum y cartas católicas.
Evangelio. La palabra griega
euvagge,lion (euangelion) se empleaba
para anunciar los grandes sucesos felices
de la vida pública del imperio, sus
victorias, los hechos del palacio real; por
ejemplo consta por una inscripción
encontrada en Priene (Asia Menor) del año
9 a.C., en la que se refería el aniversario
del nacimiento de Augusto, como un
evangelio para el Imperio y en la que
probablemente Lc 2,10-11 pudo inspirarse.
Algunas de sus palabras son: El día del
8

nacimiento del dios (=Augusto) ha sido


para el mundo el comienzo de las buenas
nuevas recibidas gracias a él…

Contexto histórico de los evangelios.


Según R. Bultmann y otros, Marcos fue el
creador del género literario evangelio, el
cual no tiene paralelos en la literatura del
tiempo, sin embargo guarda algunas
analogías con las Memorias o Vidas de los
filósofos, o con las leyendas de héroes
populares, o de santos cristianos del s. I.
Pero la ausencia de un interés histórico-
biográfico y sobre todo el hecho de que los
evangelios son expresión de la fe y del
culto a Cristo, Hijo de Dios, dan a éstos
una impronta única. Esta opinión es
parcialmente aceptada.
Otros proponen modelos literarios
lejanos en el judaísmo rabínico, en la
liturgia sinagogal o la tragedia, el discurso
histórico y narraciones greco-romanas.
Unicamente por la forma literaria hay
9

cierta cercanía con el modelo biográfico,


como la Vida de Pitágoras, cuyo autor es
Porfirio, la Vida de Apolonio de Tiana
escrita por Filóstrato; mayor parentesco
existe entre los Evangelios y las Vidas de
personajes célebres como aquellas escritas
por Plutarco o Suetonio.
R. A. Burrige ha notado que este tipo de
obras (=Vidas de personajes ilustre) está
centrado sobre un solo personaje
protagonista, no en muchos como en otros
géneros narrativos y se da relieve a un
período o hechos de la vida del personaje.
Aplicando esto a los evangelios se puede
distinguir con claridad que Jesús es el
personaje central y su pasión y
resurreccion es quizá el hecho más
importante de su vida. Además, desde el
punto de vista de la composición del relato
no es posible aislar totalmente los
evangelios de la producción literaria
contemporánea; pero el prólogo, la
cronología y por desplazamientos
10

geográficos, la unidad entre los episodios y


su extensión (literaria) media, son obra del
compositor. Por esto se puede decir que
Marcos ha inaugurado un género literario
particular al interior de las Vidas de
personajes célebres.

Los evangelios: fenómeno literario único:


1° por la personalidad particular de Jesús,
Hijo de Dios con poderes únicos, personaje
muy distinto de los humanos; no es un
personaje del pasado cuya vida se evoca
para instruir las generaciones sucesivas,
sino un Viviente, al cual sus seguidores
están unidos por la fe y el amor, lo
celebran en el culto y esperan su retorno
para que lleve a plenitud su obra.
2° por la finalidad expresa de suscitar la
fe y de tener vida eterna (cf. Jn 20,30-31),
aunque esta finalidad no esté expresamente
dicha en los otros tres (cf. Lc 1,4), es
válida para ellos; además los evangelios
están destinados para la lectura pública
11

(comunitaria, en asamblea), no quizá como


las Vidas de personajes célebres.
3° los autores (evangelistas) excepto
Lucas, no pueden ser clasificados entre los
griegos semi-clásicos mencionados,
porque no escriben según las normas de
estilo y vocabulario enseñados en las
Academias, sino más bien recibieron la
influencia de ciertas formas y usos
literarios en la sociedad inferior, pues su
nivel cultural era elemental, no de los más
bajos, y su lengua, sobre todo Marcos, está
más cercana a la lengua hablada que a la
expresión literaria.

4° el modo de componer los evangelios se


distingue del de las Vidas greco-romanas,
pues parten de documentos plurales, de
episodios transmitidos oralmente primero
aisladamente o a pequeños grupos. Los
evangelistas se han esforzado en unir estas
composiciones, aunque a veces las suturas
son evidentes. Por esto se puede decir que
12

los evangelios son más semejantes


literariamente a los relatos del Pentateuco
que a las obras greco-romanas
mencionadas, donde el conjunto de la
información es uniforme y regular. Según
esto se puede suponer que los apóstoles,
profetas, doctores, cuya función era
predicar la Palabra (1Cor 12,28-29; Ef
2,20; 3,5; 4,11; Hch 13,1) tuvieron una
participación importante en la elaboración
de los episodios y de los Libros del NT.
Aunque en los evangelios encontremos
algunas conexiones no tan felices, son
narradores hábiles y atractivos; que le dan
una orientación de fe a su relato. Esta
orientación ha sido puesta de relieve por la
Crítica de la redacción (=Redaktionskritik,
cf. W. Marxsen (Mc), W. Trilling, G.
Bornkamm, K. Barth, H. Held, G. Strecker
(Mt), H. Conzelmann (Lc). Los
evangelistas cuentan los hechos en
consideración de un significado de fe, más
allá de ellos mismos.
13

Concepto de Evangelio
En el AT la palabra evangelio indicaba
un alegre anuncio como una victoria
militar (2Sm 18,20); en los profetas, el
anuncio de las promesas mesiánicas (Is
40,9; 52,7) y su cumplimiento (Is 61,1-2)
en Jesús de Nazaret (Lc 14,16-18).
Evangelizar es anunciar la Buena Nueva de
la salvación que ha llegado precisamente
con Jesús Mesías (M 1,14-15).
Fue a partir del s. II con San Ireneo de
Lyon que se comenzó a distinguir entre
Evangelio como predicación y Evangelios
refiriéndose a los libros (4).
Puesto que en San Pablo se emplea el
término evangelio 56 veces de un total de
76 en todo el NT, esta palabra es clave para
explicar su teología.
Entre los evangelistas es Mc (8x=número
de veces) quien más lo emplea, Mt (4x) y
está ausente en Lc y Jn. En Pablo designa
el anuncio de la muerte y resurrección de
Jesús. Es la palabra viva de los apóstoles y
14

acompañada del poder divino para


trasformar el corazón de los que la reciben
(1Ts 1,5). El anuncio tiene que ver con el
reino de Dios en la persona histórica de
Jesús de Nazaret y sobre todo su victoria
pascual. Sobre 1Cor 15,1-8 se pueden
delinear los aspectos fundamentales del
concepto euangélion;
el referente histórico a Jesús de Nazaret
muerto y resucitado (vv. 3-4);
su actualidad como Cristo resucitado; la
Sagrada Escritura (=AT) como el libro de
la revelación y de la promesas divinas
(según las Escritura).
La palabra evangelio puede ser una
clave de lectura para la Obra de Marcos,
puesto que aparece al principio (Mc 1,1.14-
15), en la parte media (8,35; 10,29) y al
final 13,10; 14,9), aún en el añadido
(16,15).
En Mc 1,1 la expresión en genitivo
evangelio de Jesucristo se puede calificar
como un genitivo con sentido subjetivo, o
15

sea Jesús es el proclamador. Marcos pasa


de la proclamación acerca de Cristo
(tradición pre-marcana) a la proclamación
efectuada por Cristo, a fin de orientar a la
comunidad hacia la imagen del Hijo de
Dios e Hijo del hombre, que actuó en el
pasado.
Además de la estrecha vinculación entre
Jesús y el evangelio, Marcos le da un matiz
escatológico, en cuanto que su anuncio
indica el advenimiento del reino futuro
(1,15); en 8,35 la actitud que se adopte ante
Jesús y ante el evangelio decidirá la
admisión o la exclusión en el juicio.
Evangelio indica el mensaje acerca del
comienzo del reino de Dios proclamado
por Jesús.
Mateo omite las citas marcanas (1,1;
8,35 y 10,29) referentes al término
evangelio, nunca lo utiliza en sentido
absoluto sino siempre con el adjetivo todo
el evangelio (24,14; 26,13) o con el
genitivo objetivo del reino (4,23; 9,35;
16

24,14). El evangelio es una exigencia ética


de Jesús y una instrucción escatológica del
Kyrios dirigida hacia la comunidad y hacia
el mundo (28,18-20).
1.- Evangelio y evangelios1
1.1 Del Evangelio a los evangelios
Como ya decíamos la palabra evangelio (buena
noticia) era empleada en el mundo greco-romano para
anunciar por ejemplo el nacimiento de Augusto, hijo del
soberano, en el año 9 d.C., según consta en la
inscripción de Priene. Los judíos de la diáspora
traducían la expresión hebrea (hb'Aj hr"AfB. =Besorah
tob = anunciar lo bueno, Is 52,7) que consistía en el
anuncio de la llegada de Dios como Rey cf. Is 40,9
alegre mensajero; 60,6 pregonando alabanzas; 61,1:
anunciar buena nueva. Aunque también se refería a las
buenas noticias (hb'Aj hr"AfB.=besorah tobah) de la vida
ordinaria (2Sm 18,19.20.27.31; Jr 20,15).
Fue hacia el 150 d.C., cuando la palabra evangelio
fue usada para designar un libro. En Pablo (ca. 50 d.C.)
esta palabra designa el anuncio de la salvación que Dios
ofrece a todos en la persona de Jesús (Rm 1,1.9.16;
1Cor 15,1).
Solo después son llamados evangelios los libros donde
se habla del ministerio, muerte y resurrección de Jesús.
Así lo atestigua el encabezado del primer evangelio (Mc
1,1). Los evangelios hablan sobre Jesús de Nazaret y su
1
Cf. S. GUIJARRO OPORTO, S., «Evangelios», en GUIJARRO OPORTO, S. – SALVADOR GARCÍA, M., (ed.),
Comentario al Nuevo Testamento, I-III, La casa de la Biblia, Madrid 1995, 13-25.
17

actividad, diciendo poco de su ambiente socio-cultural,


familia o aspecto físico. Con los datos de los evangelios
no podemos reconstruir con precisión las fechas y los
lugares precisos donde Jesús actuó y vivió (nace bajo el
emperador Augusto (Lc 2,1ss) y muere, bajo Tiberio
[pascua del año 30]. No son pues una biografía de Jesús.
Los evangelios no se pueden catalogar como florilegios,
como narraciones histórico-religiosas, o manuales para
el culto, para la predicación la catequesis, bien que
parcialmente reflejen estos géneros o sean útiles y
necesarios para el anuncio del reino de Dios.
Son una literatura religioso-popular cuya originalidad la
da el hecho de contar lo que dijo e hizo Jesús y la
comunidad reunida entorno a él. El mejor modo para
comprender el género literario evangelio es seguir las
etapas de su origen y formación.

1.2 Los evangelios canónicos


La palabra común euvagge,lion (alrededor de 60x
empleado por Pablo, Mc en 8x) y también el verbo
euvaggeli,zw (15x por Lc ante 21x de Pablo) en la
primitiva comunidad llegaron a significar el anuncio de
la llegada del reino de Dios proclamado por Jesús (Mc
1,15 kai. le,gwn o[ti Peplh,rwtai o` kairo.j kai. h;ggiken
h` basilei,a tou/ qeou/\ metanoei/te kai. pisteu,ete evn
tw/| euvaggeli,w|Å1; 4,23; 9,35); también el relato de los
acontecimientos sobre la vida de Jesús (Mc 1,1; 14,9).
En los escritos de Pablo euvagge,lion significa la buena
noticia sobre Jesús (Rm 15,19; 1Cor 12,12), evangelio
de Dios (1Ts 2,2.8-9), cuyo contenido es la muerte y
resurrección de Jesús (1Cor 15,3-5). En 1-2Tim y Tito
18

euvagge,lion es el anuncio de la muerte y resurrección


de Jesucristo (2Tm 1,8.20) que Pablo ha transmitido a
sus comunidades, y cuya autenticidad deben conservar
(2Tim 2,8). En síntesis euvagge,lion es la buena noticia
de la llegada del reino de Dios que se hace presente en
la palabra, vida, muerte y resurrección de Jesucristo.
Lucas es el único evangelista que da nombre a su
obra, le llama relatos =dih,ghsij (Lc 1,1). En el s. II
Papías llama al evangelio de Mateo lo que hizo y dijo el
Señor, y al de Marcos los dichos del Señor; un poco más
tarde Justino los llamará recuerdos de los apóstoles. En
el s. II Marción fue el primero en utilizar el término
evangelio para designar a un escrito; aunque para él sólo
el de Lucas era tal (obra) y a éste se refería Pablo (cf.
Rm 2,16; 16,25). Justino habla en plural evangelios
refiriéndose claramente a los relatos sobre Jesús: “en las
memorias que los apóstoles compusieron, que se llaman
evangelios, transmitieron que habían recibido las
siguientes instrucciones” (1Apologías 66,3).
Hasta mediados del s. II d.C. el término evangelio vino
a designar los evangelios escritos, pues durante un siglo
y medio, esta palabra designó la proclamación oral de la
buena noticia de Jesús y sobre Jesús. La designación de
los recuerdos de los apóstoles como evangelios se
produjo en un contexto polémico: cuando fue necesario
aclarar cuáles sí y cuáles no, de estos relatos, contenían
la auténtica buena noticia de Jesús y sobre Jesús. Fue
entonces cuando los evangelios empezaron a adquirir el
rango de escritura sagrada para las comunidades
cristianas.
19

Los evangelios canónicos son aquellos que fueron


aceptados por las primeras comunidades cristianas como
inspirados y pasaron a formar parte del canon o lista de
libros del NT. Los sinópticos (Mt, Mc y Lc) tienen
muchas semejanzas literarias y teológicas, porque
dependen de una tradición (urMc y Q), en cambio Juan
tiene otras fuentes, otra formulación literaria, otro
enfoque teológico, y sus contenidos reflejan un clima y
tradición distinta de Mt, Mc y Lc, por ejemplo Jn 6,1-13
es la narración del milagro y después de un intermedio,
los judíos contra-atacan (v.v. 30-72).
No obstante las diferencias, todos ellos narran los
comienzos del ministerio de Jesús relacionándolo con
Juan el Bautista, recogen las enseñanzas y acciones de
Jesús en Galilea y terminan con el relato de su muerte y
resurrección en Jerusalén.
En la actualidad se ha querido precisar qué tipo de
“literatura” son los evangelios. Algunos estudiosos
(sobre los evangelios) consideran los evangelios como
una especie de biografías helenísticas, o biografías
proféticas (cf. 2Re cc. 2–8= biografía de Eliseo). Pero
atendiendo a la finalidad expresa en Lc 1,1 y Jn 20,30-
31 de fortalecer la fe, en Jesús Mesías e Hijo de Dios, se
puede describir la originalidad de estos escritos: ser
fieles a la historia y tradición sobre Jesús y responder a
las necesidades de fe de las comunidades a las que van
dirigidos.
Los autores (Mc, Mt etc.) no inventan palabras u
obras de Jesús y sobre Jesús, sino que fielmente
compilan una tradición anterior a ellos, transmitida por
los discípulos de Jesús en el seno de las comunidades,
20

no con un fin historicista. Esta tradición o tradiciones


sobre Jesús viene presentada según un esquema común,
delineado por el discurso de Pedro en casa de Cornelio
(Hch 10,37-40): Juan Bautista, ministerio público de
Jesús en Galilea, muerte y resurrección en Jerusalén.
En este marco ubican los dichos y hechos de Jesús. Este
contenido y este marco común es constitutivo de los
evangelios canónicos y es uno de los elementos que
sirve para distinguir los evangelios canónicos de otros
(apócrifos). El tercer elemento constitutivo de los
evangelios es su finalidad de fortalecer la fe de la
comunidad: no solo son historia sobre Jesús sino
proclamación khrigma del gran acontecimiento de la
salvación por la muerte y resurrección de Jesucristo.
Proponer un plan de lectura de Mc cc. 1–16
Ha habido a lo largo de la historia cuestionamientos a
los Cuatro evangelios canónicos; por ejemplo Taciano s.
II. intentó armonizar los cuatro evangelios en UNO,
proponiendo su obra El Diatesarüon (Diatessaron);
intentos de apreciar menos a alguno de los evangelios
por su brevedad, o por su pobreza literaria, ej. el de
Marcos; o incluso olvidar alguno de los evangelios
(=casi no emplearlo en la liturgia), porque casi todo su
material se encuentra contenido en otro u otros
evangelios (=Mc).

1.3 Los evangelios apócrifos2 (ocultos)


Después de la segunda guerra mundial se renovó el
interés por los libros apócrifos, entre otras cosas porque
2
Cf. L. MORALDI, Vangeli, Piemme, Casale Monferatto, 19946, 5-8.15-38; S. GUIJARRO OPORTO, S.,
«Evangelios», en GUIJARRO OPORTO, S. – SALVADOR GARCÍA, M., (ed.), Comentario al Nuevo Testamento, I-III,
La casa de la Biblia, Madrid 1995, 13-25.
21

se descubrieron nuevos textos, además de los ya


conocidos. Estos nuevos documentos apócrifos cubren
la temática “faltante” en los Escritos del NT: del
nacimiento de María y de Jesús hasta los Apocalipsis,
por ejemplo ¿en qué fuentes se encuentra alguna frase
de los evangelios apócrifos? En el papiro Bodmer V, o
la rica biblioteca de Nag Hammadi en Egipto y otros
documentos del siglo II o III de nuestra era.
Luigi Moraldi dice que no inserta en su estudio sobre
los apócrifos todos los textos de Nag Hammadi porque
se trata más bien de textos gnósticos, diversos de la
literatura apócrifa. Sólo le ha parecido oportuno
entresacar algunos trozos interesantes (de los evangelios
gnósticos, el Apocalipsis de Pedro y de Santiago, de los
Hechos de los apóstoles, etc.), para que el lector se de
una idea de estos apócrifos, en particular presenta
integralmente el evangelio de Tomas y la Carta de
Santiago.
Hoy el interés por la literatura apócrifa puede ser la
simple curiosidad, como en otro tiempo quizá fue el
deseo de gustar del fruto prohibido; actualmente se
estudia la literatura apócrifa porque es útil conocer el
contexto histórico en que surgieron y las preocupaciones
de fe que la produjeron.
¿Cómo surgieron los libros apócrifos?
Desde la primera difusión del mensaje católico había en
el mundo greco-romano vivaces corrientes filosófico-
religiosas y la predicación de los apóstoles y sucesores
no siempre fue correctamente interpretada por los
diferentes auditorios. Por esto las autoridades y jefes de
las iglesias apostólicas se preocuparon de que se leyeran
22

en las asambleas litúrgicas libros que contenían la regla


de fe, que contenían el mensaje auténtico de Jesús y de
los apóstoles. No toda la literatura cristiana podía estar
restringida al Nuevo Testamento, porque las diversas
culturas y comunidades de creyentes o expresaban su fe,
de acuerdo a sus cultura y tiempo y no siempre en el
sentido auténtico.
Hay testimonios del contenido de los escritos apócrifos
en las iglesias más antiguas del Oriente, de antiguos
frescos, mosaicos, esculturas; en las mismas catacumbas
romanas y los mosaicos de la parte más antigua de la
Basílica de Santa María la Mayor en Roma, sobre la
vida de María. Estas obras de arte en la Iglesia católica
fueron plasmadas precisamente en el tiempo en que en
Roma venía publicado el primero de los elencos de
libros rechazados por la Iglesia. Sucedió que por una
parte el Magisterio de la Iglesia oficialmente se alejó
siempre más de la literatura apócrifa y por otra parte los
artistas se seguían inspiran en ellos, aún trabajando para
la Iglesia.
Los apócrifos no piden explicaciones de la fe, no
las dan, porque se detienen en los límites, satisfechos de
representar el eco del mensaje de la primera
predicación, de ser su atestación simple, fantasiosa, a
veces dramática, pero fiel a su modo. Revelando aquello
que podían admitir los cristianos de los primeros
tiempos, aquello que les interesaba, aquello que
admiraban, el ideal que perseguían, aquello que en el
texto evangélico, con fe y con grande respeto leían. Las
representaciones imaginarias de los apócrifos,
plasmadas en vitrales y frescos serían en el Medioevo la
23

Biblia de los pobres. Ninguno de los estudiosos del


pensamiento y del arte cristianos puede dejar de
interesarse por la literatura apócrifa, pues ahí encuentra
una clave hermenéutica de ello.
Los evangelios apócrifos son algunos libros,
compuestos durante los primeros siglos del cristianismo.
Son libros semejantes en la forma y contenido con los
evangelios canónicos. Durante algún tiempo se decía
que contenían enseñanzas ocultas de Jesús, que estaban
reservadas sólo a los iniciados. Esto suscitó una cierta
curiosidad por conocerlos. Algunos son tardíos otros
recientes, unos proceden de ambiente judeo-cristiano y
otros fuera de Palestina; algunos fueron reelaborados o
compuestos por grupos gnósticos; de algunos tenemos
sólo citas en otros escritores cristianos antiguos; de
algunos poseemos traducción a otras lenguas antiguas.
Un grupo importante fue descubierto en 1945 en Nag
Hammadi (Egipto), compuestos o reelaborados por un
grupo gnóstico.
Mientras que los evangelios canónicos abarcan el
ministerio de Jesús en Galilea, Jerusalén, su muerte y
resurrección, los apócrifos sólo contienen o la infancia,
o los dichos, o los milagros o la muerte de Jesús. Es que
nacieron para rellenar vacíos en los recuerdos de la vida
del Señor Jesús. Este es un rasgo distintivo entre los
canónicos y los apócrifos. Por esto, atendiendo a su
contenido hay evangelios de la infancia, que narran el
milagroso nacimiento de Jesús, de la Virgen María, los
milagros del Infante divino, son muy populares, como el
Protoevangelio de Santiago. Otro bloque de libros,
llamados evangelios de dichos, reporta los dichos y
24

enseñanzas de Jesús, como el Evangelio apócrifo de


Santiago y el Evangelio de Tomás; fueron cultivados en
círculos gnósticos (que buscaban enseñanzas
esotéricas). Los evangelios de la pasión y resurrección,
como el de Pedro, que narra en primera persona, que
según algunos sería una forma muy antigua del kerigma
sobre la pasión y muerte del Señor, de la que dependen
también los relatos de la pasión de los evangelios
canónicos. Y finalmente los diálogos del resucitado que
narran la enseñanza oculta de Jesús resucitado,
cultivado en círculos gnósticos, y que apenas tienen
relación con el Jesús terreno. A este tipo pertenece el
Evangelio de María (revelaciones de Jesús resucitado a
María Magdalena). Es claramente un desarrollo de los
relatos canónicos de los cuatro evangelios.
Como generalmente son posteriores a los
evangelios canónicos, no son útiles para recuperar
recuerdos históricos sobre Jesús, pero tienen el valor de
darnos a conocer lo que pensaban y decían sobre la
Iglesia (mentalidad) y cómo vivían algunos grupos
cristianos de los primeros siglos.
Para el estudio de los dichos de Jesús el más interesante
es el Evangelio de Tomas que contiene 114 dichos, 79
tienen paralelo en los evangelios sinópticos, donde por
ejemplo las parábolas no tienen interpretación, que sí
encontramos en los evangelios canónicos, pues muy
probable ésta, sea obra de la Iglesia.
El original griego del evangelio de Tomás se ha
conservado en un papiro del s. II d. C., y el texto
completo con añadidos gnósticos se encontró en Nag
Hammadi, data del s. IV d. C. No interesa tanto lo que
25

dicen sobre Jesús, sino sobre las comunidades y grupos


que los compusieron, por ejemplo reflejan un rostro
plural del cristianismo, no uniforme, como el de los
evangelios canónicos.

2. De Jesús a los evangelios


2.1 ¿Cómo surgieron los evangelios?
2.2 El camino hacia Jesús
2.3 Las tres etapas de formación
1ª Etapa Jesús y sus discípulos (ca.27-30 a C).
2° Etapa apostólica (ca. 30-70)
3ª Etapa evangélica (ca. 70-100).
3.- Cuestión sinóptica

2. De Jesús a los evangelios


2.1 ¿Cómo surgieron los evangelios?3
El punto de partida para reconstruir la prehistoria de
los evangelios son los datos presentados en los mismos
evangelios, leídos e interpretados con el método y los
instrumentos de la investigación histórico-crítica. Llama
la atención el hecho de que el material evangélico está
formado por pequeños bloques literarios formados por
frases o sentencias en torno a un tema, o centrados sobre
un episodio aislado sin nexos precisos con el contexto,
por ejemplo las bienaventuranzas Mt 5,1 lo ubica en un
monte y Lc 6,17 en un llano. Estas unidades literarias
constan de: una fórmula introductoria en aquellos días
(Mc 8,1), referencias al lugar (en una casa, a la orilla del
mar de Galilea etc., Mt 14,22); luego los adversarios de
Jesús (escribas o fariseos) objetan algo de lo que dice o
3
Cf. R. Fabris, Intruduzione generale ai Vangeli, 22-30.
26

hace, o sus discípulos dudan; sigue la respuesta y


enseñanza de Jesús introducida por una contra-pregunta
que toma como base alguna cita de la Escritura; y el
debate se cierra con una frase sintética (cf. Mc 2,1–3,6;
11,27–12,37 y otras secciones de Mt y Lc). Según esto
los episodios constan de una
fórmula introductoria (temporal),el lugar, objeción de
los adversarios, a favor o duda? de los discípulos,
enseñanza de Jesús (contra-pregunta o cita bíblica) y
una frase sintética.
Los relatos de milagro constan de la presentación del
enfermo, descripción de la enfermedad, palabra o gesto
de Jesús, curación inmediata constatada y estupor de los
presentes (Mc 4,1-45; 4,35–5,43; 7,31-37; 8,22-26;
10,46-52). En el evangelio de Marcos generalmente son
palabras de Jesús, más que “gestos”: cállate y sal de él
1,25, la tomó de la mano y la levantó 1,31; quiero queda
limpio 1,41; tus pecados te son perdonados 2,5.11;
levántate, toma tu camilla… 2,11; extiende la mano 3,5;
calla, enmudece 4,39; espíritu inmundo, sal de este
hombre 5,8; queda sana de tu enfermedad 5,34;
levántate 5,41; levantar la mirada y bendecir 6,41;
ánimo, no teman soy yo 6,50; por lo que has dicho…
vete el demonio ha salido 7,29; tocar oídos y lengua y
ábrete 7,33; dando gracias 8,6; bendijo 8,3; saliva en
los ojos, imponer las manos(2).
Entre los evangelios hay semejanza en la trama y en
el fondo de la narración: ministerio del Bautista, Jesús
en Galilea predica y cura, viaje a Jerusalén donde
enseña a sus discípulos; y muerte en esa Ciudad; y
relatos de apariciones del Resucitado.
27

Hay concordancia literaria, lexical (expresiones y


palabras) entre los Sinópticos como también
divergencias y particularidades, por ejemplo en el relato
de la última cena, concordando en lo esencial cada uno
lo refiere con estilo y vocabulario diverso, por ejemplo
las palabras sobre el cáliz son diversas en los tres
sinópticos.
Los actuales evangelios se encuentran al final de la
tradición que arranca del recuerdo de las palabras y
acciones de Jesús. Un momento decisivo fue la
experiencia del encuentro con Jesús Resucitado. La
narración evangélica se formó y desarrolló en torno al
anuncio de la crucifixión y resurrección de Jesús de
Nazaret, llegando a ser el Señor. Los evangelios no
cuentan estos hechos con un fin histórico, sino como un
testimonio de fe y como una invitación a la conversión
que lleva a reconocer a Jesús de Nazaret como el Señor
y Salvador.
El contexto vital de los dichos y hechos de Jesús.
Ante el anuncio de los testigos de Jesús unos creen y
otros no: apóstoles y misioneros intentan mover a la fe,
catequistas y predicadores refuerzan la fe. Para recordar
los gestos y tenerlos presentes a la hora de la
predicación se hacen listas de milagros, palabras clave,
se eliminan personajes secundarios, se añaden detalles
que dan relieve a determinado gesto o palabra, se toman
imágenes o expresiones de la tradición bíblica que dan
contenido religioso a los gestos de Jesús, se cuida muy
bien el final de la narración. Un mismo milagro se
puede presentar como manifestación de la potencia de
28

Dios en Jesús o como anticipo del cumplimiento del


reino.
El anuncio de Jesucristo y de su resurrección, de su
predicación y actividad, suscita discusiones que
requieren argumentos diversos y adaptados a cada
ambiente: con los judíos se recurre constantemente a la
SE (Mt). El escándalo de los judíos frente a la muerte de
Jesús en cruz obliga a los discípulos a leer la Escritura a
la luz de la nueva experiencia de la resurrección y
glorificación de Jesús.
Los creyentes mediante la catequesis y la liturgia
profundizan su fe. En las asambleas cristianas (cena del
Señor, fracción del pan), con los neófitos (Hch 2,42) se
evocan los dichos de Jesús, su vida (última cena, pasión,
y apariciones del Señor, su bautismo, transfiguración), y
encuentran respuestas de fe a situaciones análogas que
ellos están experimentando. Así se formaron
colecciones de sentencias y de palabras con
explicaciones y aplicaciones adaptadas a las exigencias
de la comunidad de los creyentes.
Los predicadores del evangelio adaptan las
enseñanzas de Jesús a las exigencias de sus auditorios
de los diferentes grupos sociales y culturales La
traducción del arameo al griego cambia de acento a
algunas parábolas y sentencias de Jesús.

2.2 El camino hacia Jesús


Entre la predicación y vida de Jesús de Nazaret (año
30) y la redacción de los evangelios (año 60) ¿cómo se
transmitieron las palabras y los recuerdos sobre Jesús en
las comunidades cristianas? Todo lector de los
29

evangelios tiene derecho a preguntarse ¿Qué garantía


hay de que lo que leemos en los evangelios es lo que
dijo e hizo Jesús? ¿Cómo han llegado hasta nosotros los
evangelios?

2.2 Las tres etapas de formación4


1ª. Jesús y sus discípulos (ca. 27-30 a C).
Los evangelios narran fielmente lo que Jesús
hizo y enseñó hasta el día de la ascensión (cf Hch
1,1-2; DV 19). Ni Jesús ni sus discípulos
escribieron nada. Pero las palabras y los signos de
Jesús despertaron admiración entre la gente (Mt
4,24; Mc 1,28); sus enseñanzas eran fáciles de
recordar, porque hablaban de realidades concretas y
cotidianas; Jesús empleaba esquemas muy
sencillos; los signos milagrosos eran más
semejantes a los de los profetas que a los de los
taumaturgos greco-romanos. Hubo signos y
enseñanzas de Jesús que quedaron grabados en el
grupo de discípulos: su llamada (Mc 1,16-20;
10,28-30), la explicación particular (Mc 4,34; 9,30-
31) y el envío a predicar (Mc 6,7-13; Lc 10,1-12).
La memoria jugaba un papel importante en la
educación en la casa (tradiciones religiosas y tribales),
en la sinagoga (oraciones y algún texto importante) o en
la escuela (estudio especializado de la toráh), pues la
escritura era muy costosa (papiros y pergaminos) y muy
pocos sabían leer (2 a 5%). La situación histórico-
cultural del s. I era muy diferente de la de hoy en que se
4
Cf. S. GUIJARRO OPORTO, S., «Evangelios», en GUIJARRO OPORTO, S. – SALVADOR GARCÍA, M., (ed.),
Comentario al Nuevo Testamento, I-III, La casa de la Biblia, Madrid 1995, 17-22.
30

cuenta con modernos medios de información (Internet)


a la que todos tienen acceso. Por aquella situación
histórica se cree que los discípulos de Jesús aprendían
de memoria muchos dichos y hechos suyos. Ciertamente
entre los discípulos algunos pudieron haber sido
pastores o campesinos, pero Leví, tendría una cultura
media, pues era recaudador (Mc 2,14), los hijos del
Zebedeo, quien contrataba trabajadores, deberían saber
hacer cuentas, pues se dedicaban a vender el pescado, y
quizá hasta sabían escribir. Además si Jesús los llamó
para enviarlos a predicar, se supone que ya tenían
memorizado el mensaje de lo que muchas veces habían
escuchado y visto hacer a Jesús.
Según esto habría una tradición prepascual, un
núcleo antiguo de dichos de Jesús, sin ubicación
geográfica exacta, entre este material estarían las
parábolas, que era una forma didáctica común para
hacer reflexionar y para suscitar una reacción en los
oyentes. Algunos dichos serían breves como en la
literatura sapiencial, otros más amplios porque
anunciaban y denunciaban.
Este 1er estadio coincide con la vida histórica de
Jesús5 y es aquel en el que tuvieron su origen los hechos
presenciados por los discípulos y sus palabras oídas por
ellos. Con métodos y análisis lingüísticos y literarios se
puede llegar a individuar en las parábolas y en los
dichos reportados en los evangelios las ipsissima verba
Iesu. Por lo que respecta los episodios de su vida, no
5
Cf. M. MARCHESELLI, «Introduzione al Nuovo Testamentos» en V. MANCUSO, - P. PELIZZARI, Bibbia a w
Piemme Casale Monferrato, 1995, 20054 , 2293-2303. Se puede ver una presentación sintética de las tres etapas
de la formación evangélica en la Instrucción de la PCB, Sancta Mater Ecclesia, sobre la verdad histórica de los
evangelios del 21 abril de 1964.
31

obstante algunos casos singulares discutidos, se puede


hablar de la historicidad y veracidad sustancial de los
relatos sobre la vida de Jesús tal como son reportados
en los evangelios.
En el prólogo del tercer evangelio (Lc 1,1-5) Lucas
habla de que muchos han intentado poner una
narración acerca de los hechos realizados entre
nosotros (avnata,xasqai dih,ghsin peri. tw/n
peplhroforhme,nwn evn h`mi/n pragma,twn). Su
evangelio –y los restantes- se interesan por los hechos.
Aquí Lucas se refiere al nivel del Jesús histórico. El
objeto de la obra lucana es narrar el conjunto de los
hechos de la vida y misión de Jesús. Además Lucas
habla de aquellos que fueron desde el principio testigos
oculares: estamos todavía al nivel del hecho, pero en su
cualidad de “visto por otros”. Por tanto el evangelio
(Lc) al que nos referimos habla de un testimonio ocular
que corresponde al nivel histórico.
En esta primera fase no se dan muchos detalles de
su vida y muerte. Se suponen conocidos por todos, el
juicio y la muerte en cruz en Jerusalén (Lc 24,18). Los
discípulos dicen que ha sido resucitado y que Dios lo ha
acreditado por medio de milagros signos y prodigios
(Hch 2,22), que ha pasado haciendo el bien y liberando
del maligno, y que sus adversarios lo han condenado a
muerte de cruz (Hch 10,38-39).

2° Etapa apostólica (ca. 30-70)


Es la etapa de la transmisión de los recuerdos sobre
Jesús en las comunidades cristianas. Después de la
ascensión los apóstoles comunicaron, movidos por el
32

Espíritu, los dichos y hechos de Jesús a la luz de la


pascua (DV 19).
Esta etapa está caracterizada por la expansión del
cristianismo, en Judea (comunidad ligada al judaísmo),
Galilea-Siria (menos vinculación con el judaísmo) y en
la parte oriental del Imperio romano (Antioquía), donde
el cristianismo no se vio ya más como una rama del
judaísmo (cf. Hch 1.8). Los recuerdos sobre Jesús se
fueron trasmitiendo y conservando en los diversos
ámbitos de la vida de estas comunidades: predicación,
vida y culto (reunidos en torno a la mesa eucarística
recordaban las palabras y signos de Jesús). Las palabras
y los signos de Jesús confrontados con nuevas
situaciones y estructuras fueron manifestando toda su
riqueza y su vigencia.
Algunos de estos dichos se fueron agrupando por la
semejanza en cuanto a la forma y al contenido (Lc 6,20-
22.24-26), a otros se les dotó de un marco narrativo
nuevo, adquiriendo forma anecdótica (Lc 9,57-62). Las
palabras de Jesús eran consideradas como sagradas y
eran adaptadas a las situaciones en que ellos vivían,
utilizando técnicas exegéticas judías, por ejemplo las
palabras de vocación (Mc 1,17) dieron lugar a los
primeros relatos vocacionales (Mc 1,16-20; Mt 4,18-22)
y más tarde a un más amplio relato (Lc 5,1-11) con el
verso 10 como comentario narrativo.
Otro tanto sucedió con los signos de Jesús. Los
testigos oculares o los que conocieron a Jesús contaban
por ejemplo sus milagros, el núcleo del relato de la
pasión. Los milagros eran más contados y apreciados en
ambiente griego, pues ahí eran más valorados. Se
33

recurrió también al AT para comentar los dichos y


hechos de Jesús, mostrando que ya ahí se hablaba de la
muerte y resurrección de Jesús Mesías (1Cor15,3-51).
No olvidemos que la predicación evangélica resonó en
primer lugar ante auditorios que conocían las Escrituras.
Las cartas paulinas ilustran muy bien este ambiente
judaico, casi siempre hostil a la predicación cristiana.
Más tarde se empezaron a formar colecciones de
parábolas (Mc c. 4; Mt c.13, siete parábolas), de
controversias (Mc 2,1–3,6), de milagros (Mc c. 5; Mt
cc. 8–9, diez milagros) y algunas unidades narrativas o
el relato de la Pasión. De estas colecciones destacamos
la fuente Q (material común a Mt y Lc, cuando no
siguen a Marcos), muy parecido al evangelio de Tomas
(dichos), fuente referencial para las comunidades de
Galilea (ca. 50 d. C.), quizá no el único de este tipo. La
autenticidad de las palabras y signos de Jesús estaba
garantizada por el Señor (1Cor 7,10; 11,23), como Pablo
afirma en torno a la Eucaristía (1Cor 11,23-24: 23 VEgw.
ga.r pare,labon avpo. tou/ kuri,ou( o] kai. pare,dwka
u`mi/n( o[ti o` ku,rioj VIhsou/j evn th/| nukti. h-|
24
paredi,deto e;laben a;rton kai. euvcaristh,saj
e;klasen kai. ei=pen( Tou/to, mou, evstin to. sw/ma to.
u`pe.r u`mw/n\ tou/to poiei/te eivj th.n evmh.n
avna,mnhsinÅ): recibir del Señor y transmitir fielmente
son dos verbos que en la tradición judía eran
característicos de una tradición fiel.
Este 2° estadio corresponde al testimonio
apostólico: después de la resurrección y Pentecostés los
discípulos recogieron, fijaron por escrito y transmitieron
las enseñanzas y las obras del Maestro. Esto significa
34

que la fe en la divinidad de Cristo, la memoria y los


hechos de su vida están íntimamente unidos. Este
anuncio que intenta suscitar o consolidar la fe tiene un
fundamento factual, custodiado por la memoria de los
testigos oculares. El culto a Cristo no lo ha
transformado en un mito ni ha deformado su enseñanza.
En el tiempo pospascual tenemos una más plena
comprensión sobre Jesús a la luz de su resurrección y
del don del Espíritu; no como ve un cronista un hecho y
lo registra, sino como aquél que en cierto modo “lo
interpreta”.
La primera fase de la transmisión del testimonio
sobre Jesús es oral (años 30-70). Los discípulos
utilizaron catequesis, narraciones, citas del AT, como
anuncios mesiánicos proféticos, himnos, oraciones de
acuerdo a su propósito y al auditorio. Esta fue la etapa
de cristalización de los recuerdos sobre Jesús en formas
literarias en cierto modo fijas (milagro, exorcismo,
controversia, etc.). De entre los diversos materiales que
confluyeron en las obras definitivas, nombraremos dos
ejemplos: el recurso a las Escrituras y la instrucción a
los fieles:
La referencia a la Escritura es esencial para el
anuncio del evangelio, porque la vida, muerte y
resurrección de Jesús manifiestan su significado a la luz
de los textos que lo anunciaban, preparaban como las
citas del cuarto Canto del Siervo sufriente (Is 52,13–
53,12) y del Sal 22 en el reato de la pasión. El principio
según las Escrituras orienta el ministerio, muerte y
resurrección de Jesús. Las seis citas mateanas de
cumplimiento en los relatos de la infancia (cc.1–2) y las
35

diez en el resto del evangelio muestran cómo en la vida


de Jesús lleguen a cumplirse las antiguas Escrituras. Así
que el recurso a la Escritura como clave hermenéutica
de la vida y obras de Jesús y como soporte de la
predicación del evangelio, hunde sus raíces en la praxis
tradicional de la primitiva iglesia.
La enseñanza a los fieles gira en torno tres
elementos: el testimonio sobre la resurrección, que
rápidamente se cristaliza en fórmulas kerigmáticas
breves; la memoria de los episodios relativos a la vida
de Jesús se estructura en relatos de actos reveladores de
su misterio (milagros, exorcismos, muerte en cruz, la
teofanía del bautismo y de la transfiguración) y en
relatos vocacionales (llamada y envío); y las tradiciones
sobre sus palabras, dichos y parábolas: a veces las
palabras no tienen un contexto histórico preciso, otras
veces los relatos que las encuadran conservan un
recuerdo concreto de su contexto primitivo; a veces
están en contextos convencionales. Por ejemplo la
institución de la Eucaristía en Mc/Mt expresamente se
habla para la remisión de los pecados y el matiz
escatológico ya no la beberé hasta que tenga cabal
cumplimiento… en cambio en Pablo/Lucas, se habla del
memorial, hacer esto en recuerdo mío y de Nueva
Alianza, al distinguir entre la copa de la pascua, el pan y
la copa de la Eucaristía establece un paralelo entre el
rito antiguo de la pascua judía y el rito nuevo de la
Eucaristía cristiana; además Pablo acentúa la conexión
con la muerte y resurrección de Jesús: al principio dice
la noche en que fue entregado y al final añade cada
vez que coman… anuncian la muerte del Señor…. Así
36

también los dichos sobre el divorcio en Mt 5, 5.32; 19,9


es una verdadera excepción, mientras que en Mc Lc y
Pablo es un absoluto o sea una enseñanza universal.
En este 2° estadio se dio también el agrupamiento
de materiales homogéneos (colecciones de controversias
(Mc 2,1–3,6), milagros (Mt cc. 8-9), parábolas (Mt c.
13); también dichos de Jesús Mt 5,17-48 que Lc pone en
otro contexto. Esto por exigencias catequéticas. Este
orden, contexto geográfico y cronológico diversos no
contravienen a la historicidad de los dichos y hechos de
Jesús.
Porque el sentido de un enunciado depende también
de la sucesión de elementos, los evangelistas
transmitieron los dichos y hechos de Jesús en uno u otro
contexto para la utilidad de los lectores. Pierre Grelot
dice que para apreciar el contenido de los relatos
evangélicos se deben evitar dos extremos:
1) Imaginar una especie de repetición mecánica de los
testimonios primitivos, con alguna variante secundaria.
Hay que asentar que los predicadores del evangelio
desempeñaron un rol activo; 2) Pensar en una
comunidad creadora, anónima, con libertad incontrolada
par inventar algunos detalles sin fundamento en una
sólida tradición. Es mejor pensar en una comunidad
formadora, que retenía y valoraba las tradiciones; en
ella los autores responsables del anuncio produjeron los
textos adaptándose a las necedades de fe de la
comunidad.
En este 2° estadio se da la transición de la forma
oral a la escrita. ¿Cuándo sucedería esto? No fue
uniforme: primero se escribirían las fórmulas litúrgicas,
37

colección de dichos de Jesús, el relato de la pasión etc.


Si el fragmento 7 de la gruta 5 de Qumran (=Qg7) que
refiere Mc 6,52-53 se acepta, se impone con
verosimilitud un arco cronológica de la duración de este
período (entre el 45 y el 55 d. C.).
De mayor interés es Lc 1,1-5 donde se afirma que
los testigos oculares llegaron a ser servidores de la
palabra: esta transición se realiza con la Pascua y el don
del Espíritu; es decir, pasan de la neutralidad (el hecho
en sí) a una interpretación (servidores de…) del mismo.
Además los hechos llegaron a ser anuncio (=logos). La
palabra, de la cual los testigos oculares llegaron a ser
servidores, es palabra que revela el sentido de los
hechos, es la predicación apostólica; la comprensión
unida a esa palabra es iluminada por la resurrección de
Jesús y por el don del Espíritu. Lucas añade la expresión
“como nos lo han trasmitido”. Esto sucede por la
tradición apostólica y eclesial. Al evangelio le precede
la tradición. Y termina muchos han intentado poner por
escrito… Entre estos se puede contar Marcos, aunque
Lucas tiene otras fuentes.
Esta indicación lucana está entre el 2° y 3er estadio de
la formación de los evangelios.
1ª. Jesús y sus discípulos (ca. 27-30 a C).
2° Etapa apostólica (ca. 30-70)
3ª Etapa evangélica (ca. 70-100).
La redacción de los evangelios, o puesta por escrito de
la tradición oral ordenando, adaptando, seleccionando
palabras y obras genuinas de Jesús (DV 19).
Con la destrucción del Templo de Jerusalén el
judaísmo se replegó sobre la Torah y habiendo
38

desaparecido el sacerdocio, los fariseos y maestros de la


ley velaron por la ortodoxia. La ruptura entre la Iglesia
cristiana y la Sinagoga fue clara (Mt y Jn). Esto
favoreció la identificación de la Iglesia como algo
distinto del judaísmo. Mientras que las comunidades al
interior del imperio romano estaban en diálogo e
integración (LcHch).
Al interior de las comunidades cristianas había
desaparecido el ímpetu inicial y surgía la tentación de
acomodarse al mundo, abandonando la radicalidad de la
exigencia del seguimiento a Jesús. Además la muerte de
los apóstoles, testigos de las palabras y obras de Jesús
hacía más urgente conservar fielmente las tradiciones
recibidas. Así nacieron las tradiciones apostólicas en
torno a Pedro (Antioquía), Santiago (Jerusalén) Juan
(Transjordania, Efeso) y Pablo (parte oriental del
Imperio romano), Andrés (Alejandría), Tomás, María
Magdalena. Las tradiciones sobre Jesús eran diversas.
Después se inició un proceso de unificación en torno a
la tradición petrina y paulina.
Los evangelistas no fueron simples compiladores,
sino que seleccionaron, ordenaron y adaptaron los
dichos y hechos de Jesús a las nuevas circunstancias de
sus comunidades. Además proporcionaron un marco
geográfico, cronológico y le dieron articulación a la
tradición sobre Jesús. Los evangelistas contaron con
varias fuentes que no conocemos. Solo podemos decir
que Mt y Lc emplearon a Mc y a la fuente Q, además de
un material propio (Mt=M; Lc=L). Marcos es el
evangelio más antiguo y el más breve, compuesto a base
de tradiciones y colecciones anteriores (parábolas,
39

controversias, milagros y el relato de la pasión). Marcos


Actualizó y organizó este material en un esquema que
los misioneros utilizarían para contar los principales
acontecimientos de la vida de Jesús (Hch 10,37-41). Mt
y Lc siguieron y adaptaron al EvMc, más la fuente Q,
más material propio. Ambos evangelios suponen un
paso más en el proceso de integración de las tradiciones
cristianas iniciado por Marcos. Por su parte el evangelio
de Juan tiene pocas coincidencias con los sinópticos,
porque sus fuentes fueron distintas y responde a nuevas
situaciones de la comunidad eclesial.
En la 2ª etapa el garante ya no es el Señor sino los
apóstoles. En Lc 1,1-3 se habla de tres estadios: los
testigos oculares, los ministros de la palabra y de los
redactores de los evangelios. Los ministros de la palabra
tienen la misión de enseñar lo que ha sido confiado a los
hombres fieles de parte de los testigos que lo habían
oído (2Tm 2,2). Aquí se nota la preocupación explícita
por ser fieles a las tradiciones recibidas.
La Iglesia vivió 30 años sin evangelios escritos. Se
comenzó a escribir para no olvidar lo que los testigos
habían visto y oído de Jesús y para distinguir entre las
diversas interpretaciones las tradiciones que circulaban
sobre Jesús. Ante el judaísmo la iglesia cristiana
necesitaba unos escritos que la definieran como una
entidad con fisonomía propia (Mt Jn) y ante el imperio
romano se requería un relato articulado sobre la vida,
palabras y obras de Jesús como carta de presentación
ante un auditorio diverso (cf. Lc 1,1 dedica su obra a
Teófilo). Todos los evangelios tienen una finalidad
pastoral: recuperar la radicalidad del evangelio de Jesús,
40

ante la tentación de acomodarse a las nuevas


circunstancias.
En este 3er estadio viene colocada la redacción (ca.
50 y 80) de las obras que la tradición ha atribuido a Mc,
Mt y Lc. Estos autores a veces procedieron sintetizando
o ampliando el material recibido de la tradición.
Literaria y teológicamente es decisivo el fin eclesial que
cada uno se propone es decir los destinatarios
inmediatos de su obra: Mc (Roma?), Mt (alguna
comunidad de Siria?), Lc (Antioquía?). El modo
(literario) en que “manejan” la tradición recibida y la
orientación (orden) que le dan dependen en gran parte
de los destinatarios que tienen en mente. Por ejemplo Lc
1,1-4 declara haber investigado diligentemente todas las
cosas, desde sus orígenes; las cosas recibidas por la
tradición de parte de los testigos oculares, se sabe
deudor de una tradición; ya ha habido una narración
(Mc) ordenadamente (no cronológica sino teológica –
literario-didáctico). Últimamente se ha dado gran
importancia al aporte, a la visión teológica que da
evangelista, no solo sociológica sino literariamente.
El intérprete, escrutando rigurosamente el
testimonio de los evangelistas puede ilustrar más
profundamente la perenne fuerza teológica de los
Evangelios y subrayar la necesidad e importancia de la
interpretación de la Iglesia, puesto que los evangelios no
fueron escritos para conservar la memoria de alguien,
cuanto para suscitar, hacer crecer la fe de la Iglesia.
Todo lo anterior se debe aplicar al Cuarto Evangelio
con las debidas reservas y adaptaciones: resalta el aporte
personal del evangelista por ejemplo, en la gloria que
41

envuelve al Cristo resucitado y la luz formidable que


proyecta sobre el Jesús de la historia; la separación entre
material tradicional y redaccional es más problemática
que en los sinópticos; ha re-elaborado la tradición
recibida sobre todo en los discursos joánicos; el carácter
simbólico de su obra no debe llevar a pensar en una
pura invención literaria del autor, sino en una
profundización del significado de los datos e
informaciones pre-existentes.
Lecturas complementarias:
Philip I. Shuler “El significado del termino Evangelio”,
Comentario Bíblico Internacional, William R. Farmer y
otros, Verbo Divino, Estella, 2000; 117-1118.
Reformularla
3. La cuestión sinóptica6
3.1 Preliminares
3.1.1. Los tres sinópticos
El estrecho parentesco literario y teológico entre
Mt, Mc y Lc que los distingue de Juan da lugar a la
cuestión sinóptica, que consiste en el intento de explicar
el por qué de las grandes semejanzas entre ambos así
como de sus diferencias y también de su material
propio.
Hay semejanzas de material (contenido) entre los
sinópticos, mientras que el de Juan, sobre todo antes de
la pasión es casi todo diverso: otros milagros, otros
dichos. Hay también semejanzas en el orden (secuencia)
de los eventos, sea en las grandes líneas (ministerio en
6
Cf. V. FUSCO, «Introduzione generale ai Sinottici», en M. LACONI, ed., Vangeli Sinottici e Atti degli
Apostoli,Col. Logos Vols., 1-8, V. 5, Elledici, Torino 2002, 37-136, La questione sinottica, 37-73; DAVID L.
DUNGAN – JOHN S. KLOPPENBEROG, «El problema sinóptico: ¿cómo se formaron nuestros evangelios? », en
Comentario Bíblico Internacional, WILLIAM R. FARMER Y OTROS , Verbo Divino, Estella, 2000; 119-1127; F.
Neirynck, Synoptic Problem, NCBJ, 587-595. (&40); R. H. STEIN, The synoptic Problem.,
42

Galilea, un viaje Jerusalén, pasión resurrección), sea al


interior de las secciones. En cambio en Juan hay varios
viajes de Galilea a Jerusalén y en el interior sólo
coincide en la sección de los panes, camino sobre las
aguas y confesión de Pedro (Jn c. 6, cf. Mc cc. 6–8).
Finalmente hay semejanza en la formación de los dichos
y de los hechos.
Junto con esas grandes convergencias se encuentran
algunas divergencias, bajo los mismos aspectos:
material presente no en los tres, sino sólo en dos o en
uno; material colocado en diverso orden (la predicación
de Jesús en la sinagoga de Nazaret al principio del
ministerio en Galilea en Lc 4,16-30, después de la
semana en Cafarnaúm y de la sección en el mar (Mc
6,1-6), o ya muy avanzado el ministerio en Galilea en
Mt 13, 53-58.
Las convergencias son demasiado fuertes para
atribuirlas a la casualidad; sobre todo los hechos
narrados del mismo modo demuestran que el contacto
no es simplemente con los eventos, sino entre las
narraciones mismas. Por esta relación singular entre
convergencias y divergencias se da la cuestión sinóptica.
Si existieran solo convergencias con mínimas
divergencias, no tendríamos tres textos sino tres copias
de un único texto con pequeñas variantes como las
estudiadas por crítica textual; y viceversa, si existieran
solo divergencias con esporádicas convergencias –como
con Jn- tendríamos tres textos entre los cuales no hay
ninguna relación directa. En ambos casos no existiría la
cuestión sinóptica.
3.1.2 Las interferencias entre las cuestiones
43

La tradición oral puede explicar solo algunas


convergencias y divergencias, en cuanto que es posible
que alguna vez el evangelista, sirviéndose de fuentes
escritas, haya preferido otra formulación conocida por la
tradición oral. Pero para explicar todo con la tradición
oral se necesitaría suponer que fueran memorizados
todos los episodios sino también su orden de sucesión.
Esta sería una hipótesis muy extraña, en un tiempo en el
que ya había libros escritos. Además el estudio de la
tradición oral confirma el carácter fragmentario. De
modo que las semejanzas entre los sinópticos exigen
una explicación literaria, una dependencia entre los
escritos, por ejemplo que Marcos haya abreviado Mateo
o que Mateo haya ampliado a Marcos siempre con un
sentido (= la intención de los redactores). Según esto la
cuestión sinóptica no se debe estudiar solo como algo
matemático, como algo meramente material,
prescindiendo el sentido de los textos.
Porque los sinópticos presentan grandes semejanzas
debemos suponer que cambian parcamente el material
recibido por dar un sentido nuevo, no deforman los
grandes bloques o hechos fundamentales que
constituyen el grueso del escrito recibido, no son
creadores geniales de su obra, pero sí la ordenan,
articulan, le imprimen su estilo de acuerdo a sus fines.
Es verdad que las variantes textuales, la tradición oral,
la actividad redaccional son factores que se relacionan
con la cuestión sinóptica en cuanto que pueden explicar
algunas de las convergencias y divergencia, pero no la
totalidad de ella. Permanece un gran número de hechos
44

que exige una explicación literaria, es decir, una


dependencia entre un escrito y otro.

3.2 La cuestión en sí
3.2.1 Datos acerca del material
Las coincidencias (material, sucesión y formulación) se
encuentran en los tres, en los dos o solo en uno de los
evangelistas; y a veces algún duplicado por ejem. El
dicho sobre la luz Lc 8,16 y 11,33). Concretamente
mientras la tradición común a Mt y Lucas es un gran
bloque homogéneo, es muy pequeño el material común
entre Mt-Mc o Mc-Lc, fácilmente explicable por la
omisión de uno de los tres: Mt pudo omitir la limosna
de la viuda (Mc 1241-44; Lc 21,1-4) para unid la el
discurso sobre os escribas (c. 23) con el escatológico
(cc. 24–25). La gran omisión lucana (Mc 6,45–8,26) Mt
14,22–16-12) podría explicarse OR la eliminación de la
segunda multiplicación del pan sería un duplicado o
porque junto a los episodios como el de la Siro-fenicia y
sobre las normas de pureza, anticipaba el pasaje a los
paganos que Lucas coloca más tarde (cf. Hch 10,1–
11,18). A diferencia de este gran bloque Mt-Lc para
estos pocos episodios no ay necesidad de suponer una
fuente especial usada sólo por Mc-Mt o Mc- Los
fenómenos que exigen una explicación literaria son: las
casi 100 perícopas de triple tradición, en su gran
mayoría hechos (milagros, controversias y la pasión) y
pocos dichos reagrupados en unidades temáticas como
pequeños discursos (parábolas Mc 4,1-34) directivas
misioneras Mc 6,7-13, sobre la vida comunitaria Mc
9,33-50 y el escatológico Mc 13,1-37.
45

Las casi 40 perípocas de doble tradición, que


contienen casi exclusivamente dichos de Jesús, casi
siempre ausentes en Marcos: el discurso de la montaña
(Mt cc. 5–7; Lc 6,20-49), los delegados el Bautista y la
reprensión a la generación incrédula (Mt 11,1-19; Lc ,
18-35), la diatriba con los escribas y fariseos (Mt 23,1-
37; Lc 11,37-52) y excepcionalmente algún episodio
breve en paralelo con Marcos como el discurso
misionero Mt 9,35–10,42; Lc 10,1-16).
Los dobletes como el discurso misionero (Lc 9,1-6;
10,1-16; cf. Mc 6,7-13 y Mt 9,35–10,42), el discurso
escatológico (Lc 17,20-37; 21,1-37; cf. Mt 24,1-44 y M
13,1-37), el logión sobre la lámpara (Lc 8,16; 11,33; cf.
Mc 4,21 y Mt 5,15); en Mt el dicho sobre el repudio (Mt
5,31 y 19,9; cf. Mc 10,11; Lc 16,18); llevar la cruz (Mt
10,38 y 16,24; Lc 14,27 y Mc 8,34), la fe que cambia
montañas (Mt 17,20 y 21,21; cf. Lc 17,6 y Mc 11,22),
sacarse el ojo que escandaliza (Mt 5,29 y 18,8; cf. Mc
9,43-45).
El escaso material exclusivo en Mc 4,26-29: la
semilla que crece automáticamente; 7,32-37: curación
del sordomudo; 8,22-26 curación del ciego de Betsaida),
unas 30 perícopas en Mateo (Mt 13,24-30.36-52
parábola sobre el trigo y la cizaña, su interpretación, y
sobre el tesoro, la perla, y la red; 17,24-27 tributo al
Templo; 18,15-35, el perdón de las ofensas y la parábola
que lo ilustra) y unas 50 en Lucas: el buen samaritano
(Lc 10,29-37); la parábola de la dracma perdida y del
papá bueno que tenía dos hijos (Lc 15, 8-32; el
administrador infiel y el uso del dinero (16,1-10) el rico
y Lázaro (16,19-31), el juez malo y la viuda tenaz, el
46

fariseo y el publicano (18,l-14) la conversión de Zaqueo


(19,1-10).
En cuanto a la extensión:
Mc 110 perícopas, 661 versos y 11,078 palabras;
Mt 170 perícopas, 1068 versos y 18,298 palabras;
Lc 200 perícopas, 1150 versos y 19,430 palabras.
Entre las semejanzas y diferencias anteriores no
incluimos las coincidencias menores, aquellas pequeñas
frases o palabras de triple tradición o cuando Mt y Lc
concuerdan contra Marcos, como el nombre Señor (Mt
8,2 y Lc 5,12), porque son de escasa importancia o por
que se explicarían por el influjo de la tradición oral ej.
Mt 13,1 y Lc 8,10 a vosotros se ha dado conocer los
misterios, contra Mc 4,11, a vosotros se ha dado el
misterio.

3.2.2 Datos acerca del orden de sucesión del material


Se da en cuatro casos:
a) unas 15 perícopas de material común a Mt-Mc sigue
un orden idéntico;
b) cuando el orden no es el mismo en los tres sinópticos,
sí hay acuerdos Mc-Mt, o Mc-Lc, pero jamás hay
acuerdos entre Mt-Lc;
c) el material de doble tradición sigue el mismo orden
en la gran sección (desde el Bautista, sermón de la
montaña, la reprensión a la generación incrédula, el
discurso misionero… hasta el discurso escatológico), o
en el interior de una serie de episodios (ej. El sermón de
la montaña, que tanto en Mt y Lc inicia con las
bienaventuranzas y termina con la condena de los falsos
47

profetas y con la parábola de las casas sobre roca o


sobre arena).
d) al interior de Mt y de Lc los puntos de conexión ente
la triple y la doble tradición no coinciden, excepto
cuando se trata del precursor, las tentaciones, la acusa
de estar endemoniado).

3.2.3 Datos acerca de la formulación


El lenguaje de Mt y de Lc es sistemáticamente más
correcto que el de Mc bajo el aspecto gramatical,
sintáctico, lexical y estilístico; el fenómeno inverso solo
excepcionalmente se presenta. Esta formulación más
correcta de Mt y Lc que la de Mc se presenta, sin
embargo siempre sistemáticamente perícopa por
perícopa- diversa entre ellos, Ej. Mc 1,40 con Mt 8,1 y
Lc 5,12. También las llamadas “conflagraciones
marcanas”, base de la hipótesis de Farmer Griesbach, se
explican bastante mejor como un fenómeno marcano de
redundancia o dualidad, en el que la segunda expresión
precisa y completa la primera:
Mt 8,18: llegada la tarde
Mc 1,32: llegada la tarde, al ocultarse el sol
Lc 4,40: al ocultarse el sol.
Mc 16, 1-2: pasado el sábado, muy de madrugada, el 1er
día de la semana, a la salida del sol
Mt 28 pasado el sábado, al alba del 1er día,
Lc 24 al alba del 1er día

En la doble tradición, en cambio, un aspecto más


primitivo se puede constatar a veces en Mt a veces en
Lc.
48

3.3 Hipótesis de las dos fuentes

Mc Q

Mt Lc

Desde el s. XVIII es la teoría más aceptada, no


explica exhaustivamente toda la cuestión, pero es la más
plausible. Actualmente son cuestionados los puntos que
no puede explicar. Según esta hipótesis hay que excluir
toda dependencia Mt-Lc o Lc-Mt.

3.3.1 Lc no depende de Mt ni viceversa


La completa diversidad en los puntos de conexión
entre la doble y la triple tradición muestra que sea Mt,
sea Lc, autónomamente, sin valerse del trabajo ya hecho
por uno o por otro, hayan unificado dos distintos
bloques de tradiciones.
La ausencia del material “exclusivo” de Mt en Lc y
viceversa, del lucano en Mt, teniendo en cuenta la
tendencia de ambos de consignar con cuidado los dichos
del Señor, y faltando plausibles explicaciones teológicas
(tratándose de temas queridos ya por uno ya por el otro),
no es explicable como omisión de parte de uno y del
otro, sino sólo como efecto de falta de conocimiento.
La presencia continua en Mt y en Lc de
formulaciones más “correctas” de aquellas de Marcos,
pero diversas entre ellos. Si Lc hubiese conocido Mt (o
49

viceversa), ¿por qué no habría utilizado las correcciones


ya hechas?

3.3.2. La fuente de triple tradición es Marcos


Habiendo excluido la dependencia de Mt por parte
de Lc y viceversa, para explicar las convergencias en la
triple tradición, se debe admitir que Mt Lc hayan
utilizado Mc o los tres una fuente común, antigua (Ur-
Markus). La primera posibilidad es más simple y
preferible hasta no probar lo contrario, pues explica
todos los datos similares sea sobre el material, orden y
formulación.
El material. La ausencia en Mc tanto de la doble
tradición Mt-Lc como el material propio de uno y otro,
se explica mucho más plausiblemente con los añadidos
de parte de Mt y de Lc, que no con omisiones de parte
de Mc. Esto no por un a priori de la evolución, según el
cual el evangelio más pequeño es necesariamente el más
antiguo. Entre los antiguos existía también el
procedimiento opuesto: sintetizar obras más amplias
abreviándolas (epitoma) cf. 2Mac 2,19-32 que sintetiza
5 libros de Jasón de Cirene. En la hipótesis de que Mc
dependiera de Mt o de Lc, o de ambos no tendríamos de
hecho un epitoma, sino una inexplicable alternancia de
partes narradas integralmente igual, sin abreviar nada,
además de ampliaciones frecuentes en algunas perícopas
y de omisiones de perícopas completas. En cambio no
hay dificultad para explicar como omisiones de Mt y Lc
las únicas tres perícopas presentes solo en Mc (la
semilla que crece automáticamente 4,26-29, la curación
50

del sordo mudo 7,31-37 (cf. Mt 9,32-34: endemoniado


mudo) y la del ciego en Betsaida 8,22-26).
El orden sucesivo de perícopas. La independencia
mutua entre Mt y Lc y la dependencia de ambos de Mc
es la explicación más simple (por esto preferible,
aunque no la única), sea por el dato positivo (de la
secuencia del material en el mismo orden), sea de aquél
negativo (al interior de la triple tradición Mt y Lc no
concuerdan jamás en un orden diverso del de Mc).
Luego las inversiones de Mt respecto de Mc se
concentran en Mc cc. 5–10 y son debidas al deseo de
reagrupar los milagros (Mt cc. 8–9), y de ubicarlos
después del discurso de la montaña (Mt cc. 5–7) y antes
del misionero (Mt c. 10) Y aquellas inversiones de Lc
que son pocas, todas son explicables: la predicación
infructuosa en la sinagoga de Nazaret viene anticipada
como clave de lectura de todo el ministerio de Jesús
(L4,16-30; cf. Mc 6,1-6a); la vocación de los primeros
discípulos, que en Mc deja la impresión extraña de que
ellos siguen a un desconocido, viene postergada y
precede a la enseñanza y al milagro (Lc 5,1-11).
La formulación generalmente más “correcta” en Mt
y Lc es explicable solo con la prioridad marcana, pues
no se puede explicar como Mc haya cambiado la
“correcta” redacción Mt-Lc por una peor.

3.3.3 La fuente de doble tradición deriva de otra


fuente=documento (no de la tradición oral)
No puede derivar simplemente de la tradición oral:
la notable identidad en el orden de sucesión muestra
51

que se trataba de tradiciones ya unificadas y por tanto


presumiblemente escritas.
No ha sido recavada por Lc en Mateo ni por Mt en
Lucas.
Obviamente no deriva de Marcos en el cual no
existe; ni de una fuente premarcana, que la habría
contenido junto a la triple tradición y de la cual Mt y Lc
la habrían tomado mientras Marcos la habría omitido.
De hecho a diferencia de pocos episodios Mt-Mc o Mc
Lc que se pueden explicar con omisiones de Lc y de Mt,
no es posible explicar con una omisión de Mc todo este
bloque de material Mt-Lc. Mc no tiene
precomprensiones o preferencias en relación a la
enseñanza de Jesús, sino que la subraya continuamente;
contiene no solo hechos sino también varios dichos,
frecuentemente reagrupados en forma similar a
discursos. Se trata por tanto de otro bloque de material
añadido por Mt y Lc a aquel marcano.
Podemos hacer también el siguiente razonamiento:
desde el momento en que una separación entre estos dos
bloques de material (triple tradición y material común
entre Mt-Lc) en cada caso, se ha verificado, la
alternativa es si atribuirla a la fase oral o a la escrita: a
una bifurcación realizada en la tradición (con el
diversificarse de las varias comunidades?) o a una
mutilación infringida por Marcos a un texto ya
encontrado por él, con todo el material unificado: pero
esta segunda hipótesis es verdaderamente increíble.
Por exclusión se debe admitir como única
explicación posible que Mt y Lc la hayan tomado de
52

otra fuente diversa de Mc, aunque no nos haya llegado a


nosotros.
Se confirma el dato por el hecho de los duplicados
sobre todo cuando aparecen una ve en medio del
material de triple tradición, otra vez en el material de
doble: así por ejemplo el doble discurso misionero
lucano (Lc 9,1-6; 10,1-16; cf. Mc 6,7-13 y Mt 9,35–
10,42), el logion sobre la lámpara (Lc 8,16; 11,33; cf.
Mc 4,21 y Mt 5,15); en Mt el dicho sobre el repudio (Mt
5,31 y 19,9; cf. Mc 10,11; Lc 16,18). Se explican por el
hecho de e algunos elementos habían entrado se en Mc
que en la fuente (Quelle) y cuando Mt y Lc los han
puesto juntos, los han dejado en dos contextos diversos.
Lo mejor hubiese sido que poseyéramos la fuente
(Quelle). Pero ambas fuentes (Mc y Q) se podrían
constatar como dos bloques diversos de tradición,
unificados por cada uno autónomamente; esto aún y
cuando no poseyéramos a Mc.

3.4 Confrontar con las hipótesis alternativas


Las que consideran complicada la hipótesis de las
dos fuentes, se reducen a una, sea, Mc, sea Mt o una
fuente anterior, no existente actualmente. Consideran
superflua Q. Farrer pone a la base el texto de Marcos,
Butler, como san Agustín el de Mt, Farmer sigue la
propuesta de Gresbach:

Mc Mt Mt

Mt Mc Lc
53

Lc Lc Mc
Ferrer Butler Farmer
(Agustín) (Griesbach)

Los que consideran muy simple la hipótesis de las


dos fuentes proponen tres o más fuentes y complicadas
relaciones entre ellas y suponiendo varias redacciones
sucesivas de los textos (Fuchs), o un evangelio
completo con varios complejos menores (Gaboury,
Léon-Dufour); la más compleja es la M.-E. Boismard.
Habría tres documentos fundamentales originarios
de Palestina (A), (B provendría del A, adaptado par uso
pagano) y (C). De estos tres documentos luego
vendrían otros tres intermedios Mt, Mc y Proto-Lc, la
fuente A influiría en Mt inter y Mc inter; entre tanto
influirían en el Mt intermedio y en Proto-Lc la fuente Q;
de M inter seguiría Mt, de Mc inter influiría en Mt, en
Mc y en Lc actuales; del Proto-Lc se derivaría el Lc
actual. De este modo tendríamos los tres evangelios
sinópticos que conocemos:

Q A B C Q

Mt inter Mc inter Proto-Lc

Mt Mc Lc
54

Ph. Rolland intentó armonizar las dos tendencias a


partir de un documento originario (C) o evangelio de los
Doce, originario de Jerusalén, que da origen a dos
evangelios: el de los helenistas (AC) en Antioquía y al
paulino (BC) en Efeso o Filipos; estos dos evangelios,
mediante una redacción (R) confluyen en Marcos
(ABCR); mientras el primero (AC) combinándose con
la fuente (Q) o evangelio de los temerosos de Dios,
originario de Cesarea y el material propio de Mt (M), da
origen al actual Mt (ACQM), y el segundo siempre
combinado con la tradición (Q) y el material propio de
Lc, da original actual Lc (BCQL). No hay que olvidar el
gran influjo de Q tanto en Lc como en Mc actuales.

AC (evg.hel) BC (ev.paul)

M R L

Mt (ACQM) Mc (ABCR) Lc (BCQL)

Esta proliferación de fuentes va contra el principio


non sunt multiplicanda entia sine necessitate, partiendo
del presupuesto erróneo de todos los fenómenos
literarios de convergencia y divergencia entre los
evangelios, al 100% exigen una explicación de tipo
literario; y por otra parte, para resolver algunos
55

problemas menores crea otros mayores. La hipótesis que


explica todo por una sola fuente, va contra el principio
ex nihilo nihil fit. Al contrario, la hipótesis de las dos
fuentes explica razonablemente todos estos fenómenos
que exigen una explicación de tipo literario.

3.5 Consecuencias metodológicas y problemas


ulteriores.
Las hipótesis no deben quedarse encerradas en sí
mismas, sino en cuanto ayuden a la comprensión de los
textos y a la reconstrucción del cristianismo primitivo.
En efecto la hipótesis de las dos fuentes ha hecho
posible todo el trabajo de la historia de la redacción,
sobre todo para Mt y Lc, a través del estudio de sus
modificaciones a Mc (más hipotéticamente, también a
Quelle), recibiendo a su vez confirmaciones siempre
más detalladas, perícopa por perícopa. Mientras las
otras hipótesis no han podido hasta ahora producir
comentarios completos.
La hipótesis de las dos fuentes es precisamente una
hipótesis de trabajo de la cual se puede partir, y por
tanto no puede ser empleada mecánica o
dogmáticamente (por ej. considerando a priori siempre
más primitiva la formulación marcana o atribuyendo
automáticamente a Quelle cualquier episodio que se
encuentra en Mt Lc, prescindiendo de otras
consideraciones sobre el contenido, la forma y el
contexto).
56

Quizá sin tecnicismos7 ni esquemas gráficos y


sintéticamente se podría decir que en torno ha habido
varios intentos de explicar las numerosas semejanzas
del orden, contenido y expresiones de los evangelios
mediante tradición oral común, originada en los
apóstoles con el propósito de predicar. Esta tradición
rápidamente recibió una forma fija y se tradujo del
arameo al griego. Esta traducción fue la empleada por
los evangelistas. Para explicar los acuerdos generales
entre el orden y el contenido de los episodios entre Mc,
Mt y Lc. Esta explicación es incompleta.
Ciertamente hubo unos 40 años de tradición oral
antes de los evangelios escritos; esta tradición influyó
no solo en el primero de los evangelios sino en los
subsiguientes. En 1er lugar la exacta coincidencia en el
vocabulario entre los evangelios sinópticos está mejor
explicada por el uso de fuentes escritas que por una
tradición oral; 2° los contenidos parenéticos que los
Sinópticos tienen en común son difícilmente
explicables por medio de la tradición oral por ej. Mt
25,15 y Mc 13,14; 3° las grandes coincidencias en el
orden del material no puede ser explicado más que por
medio de una común tradición escrita. Ciertamente los
predicadores y el pueblo memorizaron algunas
colecciones de parábolas, milagros, dichos, pero
memorizar todo el evangelio y en orden es inverosímil.
Ciertamente Lc 1,2 refiere un período oral en el que los
materiales del evangelio eran transmitidos, pero

7
Cf. S. GUIJARRO OPORTO, «Evangelios», en GUIJARRO OPORTO, S. – SALVADOR GARCÍA, M., (ed.),
Comentario al Nuevo Testamento, I-III, La casa de la Biblia, Madrid 1995, 13-25.
57

explícitamente menciona su propia investigación de


fuentes escritas.

Canonicidad activa
La función de estos textos es nutrir, normar y
expresar la fe de la comunidad, es decir, tienen un
carácter normativo, durante las tres etapas. Gracias a
estos textos las comunidades pudieron verificar
constantemente por una parte la solidez de las
enseñanzas recibidas y transmitidas; y por otra, la
fidelidad de su vida comunitaria al evangelio anunciado
por los enviados por el Cristo resucitado. Al mismo
tiempo estos textos proporcionaban el principio de
interpretación que hacía posible la lectura cristiana de
las Escrituras heredadas del judaísmo. Este material
(literario) ha estado conservado no por casualidad, sino
porque son documentos que desde el principio han
estado revestidos de una autoridad de fe en las
comunidad cristianas. Los escritos apostólicos
constituyen desde el principio la regla de doctrina de la
comunidad. El canon, en cuanto regula fidei,
designando la lista de libros santos (C. de Laodicea año
360, San Ireneo de Lyon), ya existía en la práctica en la
Iglesia, desde el tiempo en que las iglesia locales leían
en sus asambleas el texto en el cual reconocían el
depósito auténtico de los apóstoles desde el punto de
vista de la fe y de la vida cristiana.

De la tradición apostólica a la eclesial


La transición de la tradición apostólica a la eclesial
fue sin sentirse mientras los apóstoles mismos vivían.
58

La predicación del evangelio y la responsabilidad de las


Iglesias fue confiada por parte de los apóstoles a
hombres que no habían sido testigos del Señor
resucitado. A estos hombres apostólicos se debe en gran
parte la redacción y composición final de los textos en
los cuales la Iglesia reconocía la solidez del testimonio
auténtico de la tradición apostólica.
La conservación de ciertos textos en lugar de otros
estuvo ligada estrechamente al reconocimiento de su
carácter apostólico. Esto fue decisivo cuando surgieron
obras que se atribuían arbitrariamente a uno u a otro
apóstol para acreditar doctrinas gnósticas, montanistas o
de otra clase (Hb 13,9). El recurso a la tradición
proveniente de los apóstoles fue el criterio dirimente
para la selección y conservación.
La connotación apostólica de las Escrituras viene
reconocida en relación a su contenido verificado en base
a la continuidad de la tradición viva garantizada por la
sucesión episcopal, y en relación al uso eclesial
(lectura, conservación, reconocimiento de su regola
fidei): libros custodiados conectados a la figura de un
apóstol o de un personaje apostólico. Tales libros
portaban el marco de su origen, en fuerza de su
atribución literaria. Así, la tradición apostólica era
ciertamente garantizada por la sucesión episcopal y por
ella conservada en modo práctico bajo formas de
instrucción, de reglas de conducta, de explicaciones de
la fe. También estaba atestiguada por escritos: existían
textos que permitían verificar las bases. Se trataba por
una parte de las Escrituras heredadas del judaísmo,
leídas en cuanto Escrituras cumplidas; por otra, de
59

aquellos libros poseídos por las Iglesias que podían


calificare con justo título al patronato de los apóstoles:
estos entraron a su vez, a la categoría de Escrituras.

Algunas etapas de formación del Canon del NT


En Mc 16,9-20 parece reconocerse los cuatro
evangelios y Hechos y atribuirles un valor normativo
pues con alusiones a materiales de ellos completa su
obra un autor tardío. El autor de 2Pedro (3,1) conoce ya
1Pedro; Judas conoce varias colecciones evangélica
(1,16-18) y las cartas paulina (3,14-16).
El montanismo jugó un rol decisivo en la definición
del canon del NT. Esta especie de profetismo a base de
visiones y revelaciones de contenido escatológico
surgido en Asia entre 156 y 172 dio lugar a varias obras
escritas en las que se propugnaba la inauguración de los
tiempos del Paráclito. Esta corriente de pensamiento
movió a definir qué obras eran netamente apostólicas y
cuales no. También el gnosticismo invocando la
autoridad de Cristo y de los apóstoles produjo obras
heterodoxas para dar crédito a sus revelaciones
esotéricas.
Marción (ca. 140) en Roma reducía el canon al EvLc y a
10 cartas paulinas; rechazaba en bloque el AT,
oponiendo el Dios justo al Dios bueno del NT. Eso
obligó a obispos y doctores a fijar la lista de las Santas
Escrituras y a descartar los libros apócrifos y los
sospechosos. Taciano, discípulo de Justino (año 165)
propagó doctrinas religiosas negativos sobre el mundo y
el cuerpo (oposición al matrimonio y restricciones
60

alimenticias); compuso la Armonía de los cuatro


Evangelios (Diatesseron) eliminando duplicados y
combinando textos de los cuatro evangelios añadiendo
tradiciones apócrifas. La iglesia apostólica concedía una
autoridad apostólica discutible a esta obra.

El evangelio de Marcos
Reciente interés
Un evangelio sin las bienaventuranzas, sin el padre
nuestro, ni las parábolas de la misericordia (Mt. Lc) está
ya marcado a estar un tanto relegado en la historia de la
Iglesia. Pero en los últimos dos siglos por su pobre
vestimenta literaria y su sobriedad en la narración ha
llamado la atención de los estudiosos, siendo el primer
evangelio escrito que la Iglesia ha tenido en sus manos,
según la hipótesis de las dos fuentes (Mc y Q) que sigue
siendo la más viable en cuanto a la cuestión sinóptica.

Plan
El evangelio de Marcos no surgió por generación
espontánea, sino que fue precedido por colecciones de
palabras y colección de la actividad taumatúrgica de
Jesús, junto con su pasión. Este evangelio es una
composición unitaria y articulada que reúne las palabras
y los hechos de Jesús según un plan general.
A primera vista parece ser que el elemento
ordenador de la narración sea de carácter geográfico.
Jesús inicia su actividad en Galilea, en Cafarnaúm o en
los alrededores del lago de Tiberiades (Mc 1,14–7,23),
luego en los confines septentrionales de Israel, de aquí
61

parte hacia Jerusalén (Mc 7,24–10,52) donde es


condenado a muerte de cruz (Mc 11,1–15,47). Pero
quien quiera reconstruir la geografía de la actividad de
Jesús queda desilusionado. Por ejemplo al tratar de
identificar el itinerario de Jesús desde Tiro de Sidón, por
la Decápolis para llegar al mar de Galilea (Se marchó de
la región de Tiro y vino de nuevo por Sidón, al mar de
Galilea, atravesando la Decápolis Mc 7,31). Además
Marcos habla genéricamente de montaña (Mc 3,13;
6,46), ribera del lago (1,16; 2,13; 4,1), barca (4,1.36.37),
casa, sinagoga etc. El cuadro geográfico es vago y el
material evangélico no parece tener un estrecho ligamen
con esta geografía sumaria.
Una segunda impresión es que el relato esté
conducido según un esquema biográfico-dramático. De
hecho la narración comienza con la presentación de
Jesús de Nazaret, rodeado por una multitud
entusiasmada en Galilea, se desarrolla a través de las
incertezas, crisis y rotura y culmina con la catástrofe en
Jerusalén. En este esquema se presentan momentos
fuertes y temáticas importantes que pueden sugerir un
plan preciso, tales como: la actividad entorno al lago, el
camino hacia Jerusalén y en esta Ciudad.
La narración comienza con la declaración de la
identidad de Jesús (Mc 1,1-11), el ministerio de Juan el
Bautista y su bautismo. La sección entorno al mar
propiamente está inaugurada por la proclamación
solemne del reino de Dios (Mc 1,14-15), sigue la
jornada “modelo” (=tipo) en Cafarnaúm (1,21-39) como
síntesis de su actividad; después viene una colección de
parábolas (4,1-34) y algunos gestos taumatúrgicos de
62

Jesús (4,35–5,43). Estos materiales permiten desarrollar


el tema del reino de Dios que madura en la acción y
palabra de Jesús y la búsqueda lenta sobre la identidad
de Jesús por parte de la multitud y de los discípulos que
se preguntan ¿quién es este? (Mc 4,41). En este primer
bloque de su actividad se delinean las actitudes frente al
Reino en la persona de Jesús: la multitud se entusiasma
(3,7-12), los discípulos se adhieren (3,13-19), los
parientes y paisanos están perplejos y temerosos (3,20-
21.31-35) y los dirigentes venidos de Jerusalén son
hostiles (2,1–3,6).
Ante el anuncio del reino de Dios, por parte de Jesús
(1,14–5,43) surge la aceptación, la neutralidad o el
rechazo. Siguen dos sucesos que marcan etapas del
desarrollo del drama del reino: el rechazo de los
paisanos de Nazaret (6,1-6) y la confesión de Cesarea de
Filipo (8,26-30). El tema del pan articula esta sección:
pan dado a la multitud judía en el desierto (6,33-44), el
pan de los hijos dado a los gentiles, excluidos del
banquete mesiánico (7,24-30; 8,1-10); en torno al pan,
que representa el don mesiánico o definitivo de Dios en
Jesús, se manifiestan diversas reacciones: la multitud
entusiasmada, la dificultad creciente de los discípulos
para comprender el significado profundo de los gestos
de Jesús (6,52; 8,17-21) y la cerrazón y oposición de los
dirigentes judíos (7,13; 8,11-13). En la parte central
(8,31–10,52) Jesús va en camino de Cesarea de Filipo
hacia Jerusalén, enseñando a sus discípulos sobre el
destino de muerte y resurrección del Hijo del hombre y
sobre las consecuencias para ellos. Aquí sucede una
declaración “de lo alto” (=cielo) sobre la identidad de
63

Jesús (9,2-9) análoga a la de su bautismo (1,11). Los


discípulos van desconcertados y atemorizados por el
destino trágico del Hijo del hombre. Los tres días de
actividad en Jerusalén (cc. 11–12) son el preludio de su
pasión y resurrección. El choque con los dirigentes de la
capital gira sobre la identidad de Jesús y su proyecto
mesiánico; en el debate con los dirigentes ya se
anticipan los temas y motivos del rechazo y de su
condena a muerte. En esta sección (cc. 11–12) la
multitud es favorable a Jesús, los discípulos están en
torno a él, y los adversarios radicalizan su oposición
buscando la ocasión propicia para darle muerte.
Después del discurso de despedida y de las
recomendaciones reservadas a los amigos íntimos, sobre
el modelo de los Apocalipsis, (Mc c. 13), el drama
culmina con la condena a muerte violenta (Mc cc. 14–
15). Esta sección proyecta luz sobre la entera narración
retomando los temas más importantes desarrollados en
la narración: el título de Mesías (8,29) dado por los
discípulos en la soledad de Cesarea de Filipo ahora es
retomado en público y ante el sanedrín con el sumo
sacerdote a la cabeza (14,61-62); el de Hijo de Dios en
el bautismo y transfiguración (1,11; 9,7) ahora en el
Gólgota es dicho por el centurión (15,39). Así se
justifica el título de la obra: Evangelio de Jesús Mesías,
Hijo de Dios. De modo que todo tentativo de centrar la
narración marcana sobre un esquema geográfico o
biográfico ignora esta orientación de la obra centrada en
la identidad de Jesús Mesías, Hijo de Dios. La pregunta
sobre la identidad de Jesus comienza desde 1,27; 4,41
¿quién es este? ¿Quién dice la gente que es el Hijo del
64

Hombre (8,27). Estos interrogantes se despejan en la


escena de Jesús ante el Sanedrín donde expresamente el
revela su identidad (14,61-62). Marcos con su relato
quiere responder al interrogante ¿Quién es Jesús para la
comunidad cristiana y para el lector? El autor responde
ordenando, articulando las diversas fuentes y materiales
sobre Jesús que tiene a disposición. La tensión del
drama tiene dos polos: la personalidad misteriosa de
Jesús y su misión salvadora mediante su muerte y
resurrección; y por otra, la comunidad con sus
interrogantes sobre Jesús y sus problemas de fe, en
particular de sus discípulos.

Las fuentes de Marcos


Algunas posibles fuentes para el EvMc son una
colección de controversias (2,1–3,6), de parábolas (4,1-
34), de milagros (4,35–5,43) y algunos sumarios con el
mismo estilo e ideas de fondo (1,14-15.21-22.39; 2,13;
3,7-12; 6,7.12-13.30.53-56). Y el relato de la pasión con
referencias explícitas al AT (Mc 14,27 cf. Zc 13,7 heriré
al pastor y se dispersarán las ovejas; Mc 14,62 cf. Sal
110,1 Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has
abandonado?; Mc 15, 24; Sal 22,19 el sorteo de las
vestiduras). Llama la atención el brusco final del relato:
ante el anuncio de la resurrección por parte del Ángel a
las mujeres, éstas huyeron temerosas sin decir nada a
nadie (16,1-8).
Según el testimonio de los Códices más antiguos y
atendiendo al estilo literario y temática, el añadido
posterior (16,9-20) no pertenece al original, pero sí es
canónico. ¿Puede terminar este Evangelio sin un relato
65

de las apariciones de Jesús resucitado? ¿Se puede pensar


que Marcos haya querido terminar su evangelio con la
promesa de Jesús a sus discípulos de una visión futura
en Galilea? (16,7). Ver nota a pie de página a Mc 16,8
en B. de Jerusalén.
A propósito de la composición de este Evangelio el
lector actual se puede preguntar: el evangelio de Marcos
¿es producto de una revisión corregida de un evangelio
primitivo=UrMarkus? ¿O es el resultado de una amplia
labor redaccional del autor sobre material pre-existente
utilizado como fuentes para el mismo?
El autor es un hábil compositor aunque con un lenguaje
común, pero con detalles vivaces atrae la atención lector
para comunicar el mensaje de Jesús Mesías, Hijo de
Dios e Hijo del hombre muerto y resucitado para la
salvación.

Mensaje de fe de Marcos y a su comunidad


El relato de Marcos tiene ante todo una preocupación
cristológica concreta no abstracta ni genérica ¿Quién es
Jesús para una comunidad de sus seguidores, lejana al
Israel del año 30, expuesta a la persecución y obligada a
confrontarse con un ambiente que desafía su
compromiso discipular? Esta comunidad reconoce a
Jesús como el Cristo, el Hijo, el Hijo de Dios, el Hijo
del hombre, pero ¿cómo interpretar dichos títulos? En el
centro del relato Pedro confiesa a Jesús como el Mesías
(8,29) pero enseguida Jesús les impone el silencio y les
instruye sobre el destino sufriente y glorificante del Hijo
del hombre (8,31-33). Y en el culmen del relato, en la
pasión, casi al final, Jesús acusado, ante el Sanedrín
66

declara que es el Mesías, añadiendo que lo verán venir


en su gloria (14,61-62). Entonces Jesús es el Mesías,
pero no como muchos lo esperaban, como un gran rey,
sacerdote o profeta que instauraría una teocracia terrena,
sino como un Mesías que por la cruz pasa a la
resurrección.
Rasgos cristológicos marcanos
Por lo que respecta al título Hijo de Dios, éste revela la
identidad profunda y escondida de Jesús y viene
revelado al inicio como programa a desarrollar en su
Bautismo (1,11); a mitad de la obra como contrapunto
del anuncio doloroso de la muerte en Cruz, en la
transfiguración (9,7); y al final en la soledad y
humillación de la cruz, en labios de un extranjero
(15,39). Sólo en este contexto no son posibles los
equívocos sobre la identidad del Mesías. Como
contrapartida se encuentran al inicio del relato las
declaraciones de los demonios para autoprotegerse de la
inminente destrucción: el Santo de Dios (1,24), le
conocían (1,34), el Hijo de Dios 3,11, Jesús Hijo de
Dios altísimo. Te conjuro por Dios que no me
atormentes (5,7).
Ahora la comunidad de Marcos sabe que
comprender quién es Jesús Mesías e Hijo de Dios
implica seguirlo por el camino hacia Jerusalén, es decir,
a la cruz y resurrección. Quizá la comunidad de Marcos
tenía la tentación de poner en un segundo plano la cruz
(14,50), o quizá era una comunidad arrollada por la
persecución que siembra el terror (4,17) , el pánico y el
desaliento entre sus miembros. El relato de Marcos
quiere ser una respuesta a estos interrogantes.
67

Rasgos discipulares
El otro polo del relato es el discipulado.
Aparentemente Jesús dice pocos discursos (cc. 4 el
parabólico y c. 13 el escatológico), siempre está en
movimiento y realizando milagros 4,35–8,27: diez
milagros). Pero en realidad su actividad principal es el
anuncio del reino, del Evangelio (Mc 1,14.15.39), la
palabra (2,2), la instrucción al pueblo (1,21.2; 2,13; 4,2;
6,2.34) y sobre todo enseña a sus discípulos (8,27–
10,52). Jesús anuncia, proclama y enseña como los
misioneros y catequistas de ese tiempo. Los rasgos
misioneros del evangelio aparecen en Mc 13,10; 14,9
proclamar el Evangelio a todas las naciones. Sin fugas
utópicas de un mesianismo triunfalístico ni sueños
catastróficos apocalípticos, la comunidad de Marcos
tiene el compromiso de seguir con perseverancia y
ánimo a Jesús en su camino de cruz y resurrección y a
continuar anunciando con fidelidad el Evangelio.
Según esto Marcos utilizó material conservado y
transmitido en su comunidad, sobre todo colecciones de
sentencias adaptadas para la catequesis y relatos
enfocados a la instrucción de los convertidos, en la vida
litúrgica de la comunidad y en la actividad de los
misioneros itinerantes.
Características literarias
El relato posee un esquematismo narrativo y una
caracterización estereotipada de la multitud y de los
discípulos, pero tiene detalles narrativos vivaces y
rasgos de Jesús particulares: su visión y sentimientos
humanos (Mc 1,41; 3,5; 8,12; 10,21.23.27; 11,11),
frente a Lucas que casi los omite. Marcos presenta
68

sobriamente la persona y mensaje de Jesús para


fortalecer el compromiso y la vida de la comunidad.
Autor, lugar y tiempo
Según la tradición del s. II, de la que da testimonio
Papías de Hierápolis (120 d.C.) refiere que Marco,
discípulo e intérprete de Pedro, aunque no oyó ni
conoció al Señor Jesucristo, puso por escrito, toda la
predicación de Pedro, sin falsear ni olvidar nada, aunque
no en orden; no por esto carece de autoridad esta obra.
El mismo Papías (70-120) refiere una tradición del
presbítero Juan, discípulo de los apóstoles del Señor: el
evangelio de Marcos estaría compuesto por un discípulo
de Pedro. Confrontando la obra de Marcos con los
sotros evangelios y la tradición de Papías se deduce que
el evangelio de Marcos no está completo o exhaustivo,
pero se preocupa de afirmar la autoridad en cuanto de
depende fielmente de la tradición de Pedro. Así aunque
el autor del primer evangelio no haya sido discípulo del
Señor goza de autoridad porque refleja la predicación
petrina sobre los dichos y hechos del Señor.
Según Eusebio de Cesarea hay una tradición de la
iglesia de Alejandría que refiere que el evangelio de
Marcos fue escrito en Roma, a petición del auditorio de
Pedro, quien lo habría aprobado (cf. Clemente de
Alejandría y Orígenes). Otra tradición atestiguada por
Ireneo y por el Prólogo antimarcionita (s. II), coloca al
evangelio de Marcos después de la muerte de Pedro en
Roma (60-70).
Estos datos de la tradición antigua se pueden confrontar
con los indicios literarios del evangelio mismo: el autor
escribe en griego, conoce también el hebreo y arameo,
69

cita a la Septuaginta, traduce o interpreta las palabras


hebreas o arameas de los personajes de su relato; conoce
el lenguaje de la administración romana, y en algunos
casos sus expresiones griegas son una calca de las
latinas. Este hecho podría ser un indicio de una cierta
familiaridad o contacto del autor con el ambiente latino
o romano. Por lo que se refiere al personaje Marcos
Eusebio de Cesarea establece un nexo con el que es
saludado en 1 Pe 5,13.
La relación entre el evangelio de Marcos y Pedro es
palpable por la preeminencia de este apóstol,
mencionado 25x, portavoz de los Doce (Mc 3,16; 8,29;
9,5; 14,29.54; 16,7). La tradición tiende a identificar a
Marcos, discípulo de Pedro, con Juan Marcos, hijo de
María, de la iglesia de Jerusalén (Hch 12,12.25),
colaborador de Bernabé y Paulo en la 1ª misión a
Chipre, después de ésta se separó de Pablo y anduvo
con Bernabé (Hch 12,25; 13,5.13; 15,37-39). En
Filemón 24 se cuenta entre los colaboradores de Pablo;
y en las cartas paulinas es conocido como sobrino de
Lucas; ambos son llamados a Roma para ayudar a Paulo
prisionero (Clem 4,10; 2 Tm 4,11). Si Juan Marcos y
Marcos mencionado en las cartas paulinas y en 1Pedro
es el mismo, es plausible que se le atribuya la
composición de un evangelio nacido en la tradición
petrina y que haya tenido tanta difusión en la primitiva
Iglesia, no obstante ser escrito por uno que no conoció
ni oyó al Señor Jesús, pero que hunde sus raíces en la
predicación del Primero de los Doce.
Según estos datos el autor del primer evangelio es
un judío helenista que escribe para los cristianos de las
70

zonas occidentales del Imperio. Esta distancia del


ambiente de origen explica algunas imprecisiones
geográficas de la obra. Por lo que respecta a la fecha los
indicios literarios de la obra no permiten llegara una
conclusión segura y unánime, sino a una fecha temprana
entre 65-70 o tardía entre 70-75, dependiendo en parte
de las interpretaciones de algunas frases del discurso
final de Jesús sobre la destrucción del templo de
Jerusalén (70). De igual modo las menciones de las
persecuciones y crisis de la Iglesia de roma, después de
las represiones violentas bajo Nerón (65), no son
seguras ni unívocas. La imagen de la comunidad
cristiana que refleja el escrito, fuera de la sinagoga y en
confrontación con los pueblos gentiles inclina a pensar
en un origen que corresponde a la segunda generación
cristiana. Estos datos de la tradición antigua vienen
confirmados por indicios literarios. Marcos conoce el
griego, hebreo y arameo.

Claves de lectura del EvMc


Todo lector atento nota que en los cuatro evangelios
interactúan cuatro personajes principales: Jesús, como
protagonista, las autoridades como antagonistas
(enemigos), los discípulos como seguidores
permanentes de Jesús hasta antes de la pasión; y la
multitud, que ocasionalmente rodea a Jesús, atraída por
su palabra y poderes milagrosos. Al lado de estos
personajes mayores aparece un grupo de personajes
menores o secundarios, que sólo son mencionados una
vez, como la suegra de Pedro, Jairo, Simón el leproso,
etc.
71

San Marcos da la clave del menaje de su obra ya desde


el primer verso, que podría servir de título a toda ella,
“Principio del evangelio de Jesús Mesías, Hijo de
Dios” (1,1). Esta primera frase atestigua la fe mesiánica
de la comunidad de Marcos en Jesús, cuya historia se
dispone a contar. A diferencia de Mt (1–2) y Lc (1–2)
Marcos no narra el nacimiento e infancia de Jesús, sino
que comienza contando brevemente el ministerio del
Bautista, el Bautismo y tentaciones de Jesús (1,2-13).
Después de este breve prólogo (1,1-13) narra el
ministerio de Jesús en Galilea (1,14–8,29); en el camino
hacia Jerusalén (8,30–10,52) y en esta Ciudad, donde
culmina con su muerte y resurrección (11,1–16,8).
Haciendo una lectura atenta del texto de san Marcos se
puede tener un contacto cercano con el Protagonista del
relato, Jesús de Nazaret, Mesías e Hijo de Dios, a través
de sus principales hechos y dichos. Quien lee el
evangelio de san Marcos no sólo conoce una doctrina o
una simple ideología, sino que entra en contacto con la
Persona y obra de Jesús Mesías, Hijo de Dios.
Inmediatamente se advierte el misterio de la persona de
Jesús tanto que la pregunta ¿quién es éste? (1,27; 2,7;
4,41; 6,2) atraviesa la primera parte de este evangelio.
Esta pregunta ningún personaje del relato la responde
adecuadamente sino hasta el fin de la 1ª parte, cuando
Pedro dice: tu eres el Cristo (8,29). Aunque el lector ya
sabe la respuesta desde las primeras páginas del relato,
porque el autor lo escribe (1,1) o por la Voz de los cielos
tu eres mi Hijo amado (1,11).
72

Pero qué tipo de Mesías es Jesús? Es un Mesías que se


sale de los esquemas prefabricados y de las
proyecciones de los deseos humanos de ese tiempo y de
éste también. Jesús es un Mesías fiel al proyecto de
Dios, afrontando la muerte humillante de la cruz (8,31;
9,31; 10,33-34). En esta parte central (8,30–10,52)
nuevamente la Voz del cielo revela la identidad de Jesús,
como el Hijo amado (9,7). Esta voz no va dirigida a
Jesús como en el Bautismo, sino a la comunidad de
discípulos, añadiendo el imperativo de escuchadle.
Ciertamente a lo largo del relato de Marcos hay tensión
entre secreto y revelación de la identidad de Jesús, entre
declaración de ella y mandato de silencio: por ejemplo
después de la respuesta de Pedro tu eres el Mesías
(8,29) vine inmediatamente el mandato de silencio de
parte de Jesús (8,30). Será en el drama de la pasión
cuando se revele el secreto mesiánico: Jesús mismo lo
declara ante el Sanedrín (14,61-62); y también cuando
el centurión, después de haber visto como había muerto
(en cruz), exclame verdaderamente este hombre era
Hijo de Dios (15,39). En la cruz, finalmente la tierra
alanza el cielo y éste se rompe ante la tierra, mientras
Jesús dando un fuerte grito expiró (15,37).
En el prólogo (1,1-13) el autor del relato presenta el
escenario de todo el Evangelio: el desierto, el río
Jordán, Judea, Jerusalén y Nazaret de Galilea. Los
personajes del drama, el Bautista, ya configurado por
las profecías de Ml e Is. Ante todo Jesús Mesías, Hijo de
Dios, El más fuerte, el que bautiza con Espíritu Santo;
luego Satanás, animales salvajes y ángeles. El quid, el
73

objeto, el mensajero que prepara el camino del Señor,


que exige que se enderecen sus caminos, que predica un
bautismo de conversión de los pecados y bautiza con
agua en el Jordán. Y Jesús que bautiza con Espíritu
Santo, porque desciende sobre El, lo guía al desierto y
permanece con El durante todo su ministerio, hasta que
lo exhala en la cruz (avfei.j fwnh.n mega,lhn
evxe,pneusen dando un fuerte grito expiró Mc 15, 37).
El relato consiste en el anuncio del Evangelio que Jesús
predica (vv. 1.14.15).

Lectura sinóptica (Mc 1,14-15; Mt 4,12-17; Lc 4,14-15)


Mc 1,14-15:
Meta. de. to. paradoqh/nai to.n VIwa,nnhn Después de
que fue entregado Juan
h=lqen o` VIhsou/j eivj th.n Galilai,an Vino
Jesús a Galilea
khru,sswn to. euvagge,lion tou/ qeou/ anunciando
el evangelio de Dios
kai. le,gwn o[ti Peplh,rwtai o` kairo.j y diciendo: se
ha cumplido el tiempo
kai. h;ggiken h` basilei,a tou/ qeou/\ y ha llegado
el reino de Dios
metanoei/te kai. pisteu,ete evn tw/| euvaggeli,w|Å
convertíos y creed en el evangelio.
Mt 4,12-17:
“Cuando oyó que Juan había sido entregado se retiró a
Galilea (v. 12)… VApo. to,te h;rxato o` VIhsou/j
khru,ssein kai. le,gein( Metanoei/te\ h;ggiken ga.r h`
basilei,a tw/n ouvranw/nÅ Desde entonces comenzó
74

Jesús a predicar y a decir: convertíos porque el reino de


los cielos ha llegado” (v. 17).
Lc 4,14-15:
“Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu y su
fama se extendió por toda la región. Iba enseñando en
sus sinagogas, alabado por todos”.
Mc y Mt tienen en común el imperativo “convertíos”
(metanoei/te) y la llegada del reino (h;ggiken h`
basilei,a), solo que Mt presenta con relevancia, pone de
relieve el hecho de la conversión, puesto que viene
anunciada o presentada en primer lugar, y después da la
razón o causa, de esta exigencia: porque el Reino ya ha
llegado.
En cambio Mc es el único que narra que Jesús
anunciaba el evangelio de Dios (khru,sswn to.
euvagge,lion tou/ qeou/), que se ha cumplido el tiempo
(Peplh,rwtai o` kairo.j), y la actitud de creer en el
evangelio (kai. pisteu,ete evn tw/| euvaggeli,w|). Es
propio de Marcos destacar el hecho insólito del anuncio
del evangelio, y la esperanza que se ha cumplido en la
nueva era que ya está presente, pues el tiempo (no
cro,noj) sino la oportunidad, la ocasión, se ha cumplido.
Presenta la coyuntura única, que no se tuvo antes, sino
precisamente ahora y en el futuro. Conversión y fe no
es una causal de la llegada del reino (como en Mt), sino
una actitud adecuada, una respuesta espontánea, una
correspondencia al anuncio del evangelio
(euvagge,lion). Ante esta realidad nueva que irrumpe, el
hombre no necesita ni busca razones que le convenzan,
sino que la presentación del hecho en sí le impacta y
cautiva y se enrola en esta nueva aventura. Dejamos al
75

margen la narración lucana, puesto que no sigue en nada


a Mc y muestra ya sus propios intereses: El Espíritu que
posee Jesús y la alabanza de todos por sus palabras y
obras.
Mensaje
Por esto nos concentramos ante todo en las tres frases
propias de Marcos y el la línea común con Mateo la
conversión:
En la conexión entre el ministerio del Bautista y el de
Jesús después de que Juan fue entregado (paradi,domi)
la expresión adverbial funciona como distinción entre el
ministerio de Juan y el de Jesús y mediante el verbo
paradi,domi se establece un paralelismo entre la vida y
muerte del Bautista (1,4.14), de Jesús (1,14; 8,31; 9,31;
10,33-34) y los discípulos (13,10-12).
El anuncio del evangelio de Dios
Aunque la frase aparece dos veces en Mt 4,23 y 9,35, es
en Marcos donde el verbo en sí predicar (khri,zw) y la
palabra evangelio (euvagge,lion) tienen una ubicación
estratégica y están cargados de significado teológico.
Aunque ciertamente el sustantivo evangelio es
empleado más Mt (8x) que Mc (4x) y Pablo (60x). Lo
mismo sucede con el verbo gritar, anunciar (9-14-9-0).
La expresión el evangelio de Dios se puede entender
como un genitivo de procedencia o de sustancia. Solo
Mc 1,14, Pablo (1Ts 2,2.9; 3,2; Rm 1,1; 15,16; 2 Cor
11,7), y Ped.
El tiempo que se ha cumplido
No en el sentido cronológico, sino en cuanto ocasión,
oportunidad para algo. El tiempo en sí mismo es neutro,
lo que hacemos “en el tiempo”, es lo que le da sentido,
76

valor. El cumplimiento de las profecías mesiánicas por


la llegada de Cristo que predica el Reino, el tiempo se
transforma en salvación. El evento Cristo da un nuevo
sentido al tiempo, la historia, a esta época, esta etapa.
El reino de Dios ha llegado
La palabra reino (basilei,a) no se refiere a algo estático
y establecido en un lugar, sino tiene un sentido activo y
dinámico, un matiz de algo que se está gestando,
deviniendo, llegando a ser, algo que implica la
participación de los agentes: Dios y el hombre. La
proclamación del reino es el corazón de la predicación
de Jesús mediante sus palabras y obras. Mientras que la
expresión reino de Dios no es frecuente en el AT, la
imagen de Dios como rey fuerte es constante (Ex 15,11-
13.18; Num 23,21-23; Sal 2,72; 89; 110; 145, 11-12; Sal
95–100). Y se habla de la consumación de la historia
cuando el reino definitivo de Dios será establecido (Mic
2,12-13; 4,5-7; Is 44,1-8; Zc 9,9-11; So 3,14-20; Dn
2,44; 7,11-14.
Convertíos y creed en el evangelio
La respuesta al anuncio del reino es la obediencia al
llamado (1,16-20). Ahí dice que inmediatamente
(euvqu,j), al momento dejaron su actividad, y se fueron
con Jesús. La conversión implica un cambio de
mentalidad (meta noew), volverse, cambiar de actitud,
penitencia; no solo abarca toda la persona,
(pensamiento, actitud, mentalidad, palabra y obra), no
solo algo externo como el aspecto ético.
- Proyección personal y pastoral
77

¿Qué te faltaría para que tu conversión fuera una


respuesta consciente, libre y gozosa a la llamada al
sacerdocio según DA 136?
¿Cómo deberíamos anunciar en nuestro ministerio
pastoral el evangelio de la persona humana, de la vida,
de la actividad humana según el espíritu de Aparecida
Nos. 101-128?
Ante los desafíos de la cultura posmoderna cómo
anunciar el Evangelio de modo que interpele válida y
esperanzadoramente al hombre de hoy? (DA 194).
Notas exegéticas sobre algunos textos del EvMc
Catequesis sobre Mc 7,31-35
En la sección del viaje de Jesús por Tiro y Sidón hasta
llegar a Betsaida (Mc 7,24–8,21) Jesús realiza tres
milagros: la curación de la hija de la mujer siro-fenicia
(7,24-30), la curación del sordomudo (7,31-35), la 2ª
multiplicación de los panes (8,1-10); en ellos se
manifiesta el plan de la salvación universal que abarca
también a los gentiles. En particular la curación del
sordomudo representa la garantía de la salvación para
los excluidos. En este caso los gestos terapéuticos
simbólicos sustituyen el diálogo con el enfermo. El
diálogo manifiesta la relación personal de Jesús con el
enfermo para favorecer la fe. Es clave la palabra ábrete,
y que en nuestro bautismo oímos. También ahí se toca
los oídos y la lengua. Palabra eficaz, determinante,
acaba con la enfermedad y el dolor. Aparece el tema del
secreto lo aparta de la multitud (v. 34), le ordena no
decirlo a nadie (v. 36). Pero se rompe, y a él se suman
las multitudes. Y viene la proclamación de fe de la
comunidad Todo lo ha hecho bien: hace oír los sordos
78

y hablar a los mudos. Se cumple el milagro en cada


uno de los que hoy oímos la Palabra y alabamos al
Señor con fe.
Entre los paganos Jesús encuentra una fe sencilla,
tenaz, auténtica como la mujer siro-fenicia. El
sordomudo, representante del paganismo: estaba sordo
respecto a Dios porque era incapaz de oír su palabra y
de alabarlo; ahora escucha la buena nueva del
Evangelio, y es capaz de alabar a Dios, en voz de la
multitud. Eco de la nueva creación, pues dice todo lo
ha hecho bien (Gen 1,31), se cumple la profecía de
Isaías, abrirá los oídos del sordo y los ojos del ciego y la
lengua del mudo cantará. Devuelve a la creación su
esplendor original, se inaugura el tiempo de la
salvación. Hay motivo de esperanza.

Aproximación narrativa a Mc 9,14-29


I. Ubicación
Según san Marcos el ministerio de Jesús en Galilea
(1,1–8,30) comienza con una revelación de Jesús como
el Hijo amado (1,9-11) y con una lucha con el espíritu
malo (1,12-13). En la parte central de su obra (8,31–
10,52) nuevamente emplea la secuencia, revelación-
lucha contra el mal, por ejemplo en la transfiguración
sucede una nueva revelación de Jesús como Hijo amado
(9,1-13) y sigue una lucha con el espíritu maligno (9,14-
29). De modo que este episodio se inserta en esta
perspectiva de san Marcos, revelación de la identidad de
Jesús y lucha contra el poder del mal (1,12-13: la
tentación). Pero este episodio no es sólo una curación
sino un exorcismo (1,23.27; 5,1-20). Desconcierta al
79

lector el hecho de que los discípulos no hayan podido


expulsar al espíritu impuro (9,28-29), pese a que ya les
fueron transmitidos los poderes para ello (6,7) y ya los
han ejercitado (6,13).

II. Composición
1.- Exordio: Escenario y personajes: Jesús, discípulos,
multitud, escribas (vv. 14-15)
2.- Desarrollo de la trama
a. el papá del niño (vv. 16-17)
b. los síntomas de posesión (vv. 18)
c. admiración por la incredulidad, pregunta y mandato
de Jesús (v. 19)
b’. síntomas (v. 20)
a’. el padre del niño (v. 21)
b’’. síntomas (v. 22)
c’. admiración de Jesús (v. 23) y exclamación de fe del
papá del muchacho (v. 24) mandato de Jesús al espíritu
inmundo (v. 25)
b’’’. síntomas de expulsión del espíritu (v. 26) y gesto
de Jesús, levantar de la mano (v. 27)
3.- Epílogo: pregunta de los discípulos a Jesús en
privado vv 28-29

III. Proposición
El poder de la fe en Jesús, taumaturgo y dador de vida
(resurrección).
Los incrédulos discípulos no pudieron expulsar al
espíritu impuro (9, 18)
Oh generación incrédula (9,19)
Qué es eso de si puedes (9,22)
80

Todo puede el que tiene fe (9,23)


Creo pero ayuda mi poca fe (9,24)
Los discípulos no pudieron expulsar el demonio por
falta de oración como un acto de fe (9,29).

IV. Proyección
El episodio refleja la situación del lector-oyente del
episodio, que se encuentra atado por las fuerzas
esclavizantes del mal que casi lo matan. ¿Por qué no has
podido expulsar al espíritu impuro de tu vida? En la
vida personal o comunitaria ¿cuáles son las
manifestaciones del espíritu impuro? Además indica el
itinerario liberador: sólo por la fe en Jesús se puede
pasar de la esclavitud del mal a la libertad por la fe.
¿Cómo podrías seguir el itinerario de fe del papá del
muchacho? La exclamación ¡oh generación incrédula!
cuestiona tu falta de fe? ¿Cómo creer hoy en el poder de
Jesús?

Pasión y resurrección Mc 14,1-16,8


Ya Martin Kähler decía que el evangelio de Marcos
consistía en el relato de la pasión con una larga
introducción. Recordemos que la primitiva iglesia
predicaba ante todo la muerte y resurrección de Jesús.
Contexto de la cena pascual (Mc 14,1-2)
Composición:
a. cercanía de la pascua v. 1a
b. la amenaza mortal v. 1b
c. temor al motín popular v. 2
La pascua (Ex 12) celebrada el 14 o 15 de Nisan
(abril/mayo), seguida de los ácimos ca. 15-21 de Nisan.
81

Estos días eran llamados como la semana de pascua.


Esta semana era especialmente temida por los romanos
y sus colaboradores aristócratas y sacerdotales.
Recordando el gran acto divino de la salvación en la
historia podría inspirar pensamientos de revuelta contra
Roma. Quizá Lc 13,1 refleje ese ambiente propicio para
la revuelta. La pascua quizá más bien sea la
trasliteración de un vocablo arameo pishja’ que del
hebreo pesahj.
El rol de los sumos sacerdotes y escribas: dos
anuncios de la pasión 8,31; 10,33; traman asesinarlo
después de la purificación del templo 11,18; cuestionan
su autoridad para la purificación del templo 11,27;
participan en el arresto 14,43; están presentes en la
comparecencia ante el sumo sacerdote y el concejo
14,53; 15,1; se burlan de Jesús crucificado 15,31. Más
comentario sobre los sumos sacerdotes y escribas en
11,18.
Hay un elemento dramático en la narración:
faltaban días para la Pascua, los sumos sacerdotes y
escribas ya habían aparecido mencionados entre los
actores de la pasión. En Mc 13,33-37 Jesús había
justamente advertido a sus discípulos sobre la realidad
de la persecución ante la cual necesitaban estar alerta y
ser vigilantes. El lector espera naturalmente que estos
personajes estén tramando la muerte.
El relato de la pasión (Mc15,1-15)
Composición del núcleo central: muerte del rey sobre la
cruz 15,16-32
a. Burlas al rey de los judíos vv. 16-20
b. Simón Cireneo lleva la cruz vv. 21del rey
82

c Jesús rey de los judíos crucificado vv. 22-26


d. Dos ladrones crucificados con Jesús v. 27
e. Burlas al rey de Israel vv. 29-32
f. muerte del rey en la cruz vv. 33-39
g. sepultura vv. 42-47.
Soltar un reo con ocasión de la fiesta parece ser una
costumbre de los gobernantes romana. Se hacía para
satisfacer las demandas de la multitud y atraer su favor.
Es difícil probar la historicidad de este hecho, pues no
hay testimonios que hablen de lo contrario.
v. 9 Pilatos ofreció soltar al Rey de los judíos.
La oferta de Pilatos puede ser irónica: si están
pidiendo la liberación de un sedicioso, Pilatos ofrece al
Rey de los Judíos. O puede manifestar el deseo de soltar
al popular maestro de Galilea.
v. 10 Jesús no es entregado a Pilatos porque sea un
delincuente peligroso, sino por envidia de los Sumos
sacerdotes. Pilatos probablemente conocía la
popularidad de Jesús. Antes de condenar a muerte
buscaba un plebiscito. El no quería ofender la
población, especialmente en la Pascua, porque podría
suscitarse un motín.
v. 11 Los sumos sacerdotes habían presionado a Pilatos
en el vestíbulo. Ahora presionan la multitud. Soltar a
Jesús no era una amenaza para Roma, sólo era un
maestro famoso y un curandero. No incitaba a las
armas. A lo más era culpable de hablar de un reino de
Dios en el que El tenía un rol clave; con todo esto era
algo no muy diferente de sueños y visiones de otros.
Quizá fuera más conveniente soltarlo que martirizarlo.
83

De ahí que los SS azuzaran al pueblo para que Pilatos lo


condenara.
v. 12: Pilato actúa astutamente. Fuerza al pueblo a que
tome una decisión. El se lava las manos.
vv. 21-27: la narración es escasa, dando cosas por
supuestas y contando sólo lo esencial. ¿Quiénes
intervienen? ¿Quién es crucificado? Y lo crucifican vv.
24.25.27kai staurousin auton. Aunque todo el relato
lleva a este momento la frase es concisa, sin ningún
comentario.

El evangelio de San Mateo


Es el evangelio más profundamente enraizado en la
vida de la Iglesia por su claridad y orden que lo hacen
apto para la catequesis; por su postura conciliadora que
trata de buscar un punto de encuentro entre las diversas
formas de interpretar y vivir la fe en Jesús; y por su
vinculación con la tradición de Pedro. Por esto ya desde
los primeros siglos de la vida de la Iglesia encontramos
comentarios a este evangelio, por ejemplo Orígenes, san
Hilario, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo.
Autor, lugar y fecha
Según la tradición antigua y Papías de Hierápolis
(s. II) su autor sería Mateo, el publicano (Mt 9,9), pero
según los datos literarios del evangelio están más a
favor de que su composición sea obra de un cristiano de
la segunda generación, conocedor del griego y
familiarizado con el AT.
La fecha oscila entre el 70 y el 110, porque hay varias
alusiones indirectas a la destrucción de Jerusalén (Mt
84

22,7; 23,28; 24,15), y porque Ignacio de Antioquía lo


cita (año 110). Por datos internos como la distinción
entre los grupos de discípulos y de los judíos (28,15;
23,1-12) y de las sinagogas judías (4,23; 9,35; 10,17;
12,9; 14,54) como distintas de la Iglesia (16,18), que
hablan de la separación entre cristianos y judíos ya
había tenido lugar, lo cual no pudo ocurrir antes del año
80 d.C. Por esto se puede precisar que la fecha de
composición más probable fue entre el 80 y 90 d.C.
Por lo que respecta al lugar lo más probable es que
fuese en Antioquía de Siria, puesto que ahí se hablaba
griego, había una numerosa colonia judía, ahí se asentó
una primitiva comunidad cristiana muy pronto mezclada
por judíos y paganos (Hch 11,19-30); Pedro tuvo un
papel importante en esa comunidad (Gal 2,11-14), y
como sabemos este apóstol tiene un rol especial en este
evangelio (15,15; 16,16-19; 17,24-27; 26,33), y
finalmente Ignacio de Antioquía es el primero que cita
este evangelio.
Contexto eclesial circundante
La comunidad eclesial mateana ha roto nexos con el
judaísmo; de modo que los enfrentamientos de Jesús
con los grupos religiosos (fariseos, escribas, sumos
sacerdotes) que cuenta este evangelio, no solo reflejan
los que tuvo Jesús con tales personajes sino también la
situación de los cristianos del tiempo de Mateo con los
jefes religiosos judíos. Mt c. 23 es un texto clave que
muestra las diferencias entre cristianos y fariseos y
descalifica la conducta de éstos últimos; además la
designación mateana de sus sinagogas (4,23; 9,37;
10,17; 12,9; 13,54); en la parábola de los viñadores
85

homicidas (Mt 21,33-46) Mateo añade la expresión “los


sumos sacerdotes y los fariseos al oír sus parábolas
comprendieron que estaba refiriéndose a ellos” (21,45)
que refleja el rechazo de los judíos hacia Jesús. En el
reato de la pasión Mateo subraya el rechazo de Jesús por
parte del pueblo judío y sus líderes (Mt 2715-26 cfr. Mc
15,6-15); añade dos episodios sobre los personajes que
custodian del sepulcro de Jesús (27,62-66; 28,11-15)
quienes hacen una interpretación opuesta sobre la tumba
vacía revelan la mentalidad tan diversa de la comunidad
de Mateo y del judaísmo de ese templo. Estos datos
coinciden con la historia del cristianismo y judaísmo en
el s. I, cuando los cristianos judíos que después de la
resurrección de Jesús habían continuado de alguna
manera dentro del judaísmo poco a poco se fueron
diferenciando de él y adquiriendo una fisonomía propia;
y por otra parte el judaísmo que había sido hasta cierto
punto tolerante con algunas corrientes, después de la
destrucción del Templo y la Ciudad se replegó sobre la
línea de los fariseos y maestros de la ley, siendo
intransigente con otras corrientes, rechazando y
persiguiendo a los cristianos (Mt 10,16-25). Otro
ejemplo de la ruptura entre judaísmo y cristianismo es el
interés por desarrollar una interpretación propia de la
ley de Moisés, cuya autoridad reconocían judíos y
cristianos “han oído que se digo … pero yo les digo…
(5,17-48). En este y otros discursos de Mateo es
evidente el interés por crear unas normas propias para
su comunidad, independientes de la normativa sinagogal
(5,7.18).
Comunidad judía y gentil
86

Algunos personajes del evangelio de mateo son


representativos de los grupos componentes de la
comunidad: en los relatos de la infancia (cc. 1–2) José el
justo representa a los judíos que han aceptado a Jesús y
los magos a los gentiles en búsqueda de Jesús; los
gentiles tienen rasgos positivos: la fe del centurión
(27,54), la mujer pagana (8,5-13; 15,21-28), Pilato que
intenta soltar a Jesús (27,15-26). Además hay varios
indicios literarios de la existencia de dos grupos
distintos: las diferentes interpretaciones de la ley de
Moisés son indicativas de otros tantos personajes
distintos: para unos era válida la interpretación de la ley
de los maestros (5,17-48; 15,1-20); o con algunas
reservas (23,1-7); según algunos el anuncio del
evangelio debía dirigirse sólo a Israel (10,5-6; 15,24), o
a los gentiles, una vez que ellos lo habían rechazado
(28,18-20); algunos sólo observaban externamente los
mandamientos (15,1-20) y otros se empeñaban en la
alabanza (7,21-23). En a comunidad mateana había
carismáticos y legalistas, profetas y sabios, miembros
fuertes y débiles (18,1-35). Mateo reunió varias
tradiciones y presentó a Pedro como el gran maestro que
recibe en varias ocasiones una instrucción especial de
Jesús (16,16-19; 17,24-27).
La comunidad mateana pertenece a la 2ª generación
preocupada por la organización interna, como los
escritos de esta época (cartas paulinas pastorales); la
tentación era seguir el modelo sinagogal donde los
puestos y el poder daban jerarquía a los miembros
(23,1-7), en cambio entre los cristianos, hijos de un
mismo Padre debe haber solidaridad y fraternidad (23,8-
87

12). En esta comunidad de la 2ª generación ya se había


extinguido el entusiasmo inicial del primer anuncio del
evangelio; ante el retrazo de la 2ª venida era necesario
vigilar (24,42-44; 26,41), no apegarse a las riquezas
(6,19-24; 19,23-26) y recuperar las exigencias radicales
del estilo de vida de Jesús.

Algunas notas literarias del EvMt


1.- Articulación y género literario
1.1 Recursos literarios indicativos (partes). Mt reúne
material similar en forma o contenido, por ejemplo: cc.
8-9 (10 milagros), c. 13 (7 parábolas), cc. 21-22 (3
parábolas), cc. 24-25 (1 -3parábolas). Es propio de Mt
elaborar colecciones de discursos más amplios que
Marcos y con una función específica en el hilo
narrativo, por ejemplo la colección de milagros (cc. 8-9)
entre el sermón del monte (cc.5-7) y el discurso de
misión (c.10).
1.2 Correspondencias lineares
El 1° y el último discurso son los más extensos, el 2° y
el 4° más breves y el intermedio tiene una extensión
media.
1.3 Empleo simbólico del número 2,3,4 y 7
La composición ternaria no solo es símbolo de
perfección sino de sistematización literaria y recurso
común en la tradición oral; el dos: dos series de cuatro
bienaventuranzas y series ternarias de milagros (cc. 8-
9); el número 7 es importante en la genealogía (c. 1),
discurso parabólico (c. 13) y en las imprecaciones (c.
23); el número 2 en (anteceden dos relatos
vocacionales) 4,23–9,35 (suceden 2 narraciones de
88

milagro) sirve como marco literario en torno a


determinadas secciones; o resaltan aspectos importantes
por ejem. 9,13–12,7 (misericordia quiero y no
sacrificios), a todo el que tiene se le dará y le sobrará,
pero al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará Mt
13,12 y 25,29); o ayudan a tratar el material bajo
diversos aspectos 10,17-22 y 24,9-13 (a propósito de la
persecución discipular).
1.4 Inclusiones
Abarcan toda la obra 1,23 y 28,20 (Dios con nosotros =
emmanuel) estar en medio de ellos 18,20??; en unidades
menores como 7,16.20 (por sus frutos los conoceréis);
5,3.10 (porque de ellos es el reino de los cielos).
1.5 Composiciones circulares o quiásticas
Aunque no abarcan toda la obra, si comprenden
secciones extensas como por ejemplo los cc. 5–7 cuyo
centro es el Padre Nuestro; de menor extensión 9,1b-8;
13,13-18; 18,10-14; 23,16-21 con su culmen en el v. 22.
1.6 Analepsis y prolepsis. Señales literarias que hacen
recuerdan hechos del pasado o que anticipan los del
futuro; por ej. Mt 1,1–4,22 es un preludio cristológico
(por el título Hijo de Dios que se menciona en los cc. 1
y 2 y se interpreta en 3,13–4,11), soteriológico (indicado
geográficamente: de Belén a Galilea) y eclesiástico (la
vocación discipular 4,18-22 sugiera como el c. 10 la
dimensión eclesiológica de la historia del Hijo de Dios)
a la obra; 1,23 y 2,15 son analepsis y 2,1-12 son
prolepsis sobre la tragedia de Israel; 4,8 es prolepsis
sobre 28,16-20; 2,23 y 3,15 apuntan hacia 5,17 y al
sermón de la montaña.
89

De una lectura global del Primer Evangelio se puede


concluir que es una narración coherente y no una serie
de textos sueltos empleados en la liturgia (perícopas) o
en la catequesis (textos para la instrucción). Su raíz vital
es el estudio, la lectura global y reiterada, es decir, para
comprender el plan de la obra es necesario leerlo de
corrido y varias veces. Emplea recursos literarios afines
al AT (por ejemplo los discursos hacen eco del gran
discurso de Moisés en Dt cc. 4–30).
El evangelio de Mateo tiene un carácter narrativo,
pues toma como base el evangelio de Marcos, sobre
todo a partir de Mt c. 12. Mt 12–28 podría verse como
una reelaboración modificada de Mc 2,23–4,34 y 6,1–
16,8. (y Mc c. 5?). Aunque Mt cc. 1–11 son en gran
parte composición mateana, subyace la secuencia de Mc
1,2–2,22.
En Mt 1–11 hay una clave literaria y teológica: 4,23
y 9,35 enmarcan el sermón de la montaña (cc. 5–7) y la
colección de los diez milagros (cc. 8–9) dando unidad al
Mesías de la palabra y de la obra. El capítulo 10 narra la
misión de los discípulos como prolongación de la de
Jesús. El c. 11 marca una transición puesto que los vv.
5ss. se refieren a la actividad taumatúrgica de Jesús (cc.
8–9) y en los vv. 25-30 se anticipa 28,16-20. Reaparece
el carácter transicional en 12,1, que no representa un
nuevo comienzo, sino que es un enlace mediante la
expresión, en aquel tiempo las siguientes narraciones
con el c. 11.
Estructura
Introducción: antepasados, nacimiento e infancia de
Jesús (cc. 1–2)
90

I. Promulgación del reino de los cielos (=RC) (cc. 3–7)


. narración del bautismo y tentaciones de Jesús (cc. 3–
4)
. discurso evangélico: bienavet., nueva interpretación
de la ley y obras de piedad 5-7
II Predicación del RC cc. 8-10
. narración (10 milagros) cc. 8-9
. discurso apostólico: aceptación, rechazo y división
interna c. 10
III. El misterio del RC cc. 11-13
. el Bautista pregunta, generación incrédula,
oposición farisea, Jonás cc 11-12
. discurso parabólico: c. 13
IV. La Iglesia primicias del RC cc. 14-18
. narración de la vida eclesial: en Galilea predica y
cura y los fariseos y saduceos se oponen, primado de
Pedro, anuncios de la pasión y el tributo al templo cc
14-17
. discurso eclesiástico: el escándalo, exigencias de la
fraternidad: corrección y perdón c.18
V. Próxima venida del RC cc 19-25
.narración: matrimonio, celibato, riquezas, servicio,
los frutos y parábolas referentes 19-24
. discurso escatológico: el destino de Jerusalén y
parábolas referentes al fin y c. 25
Conclusión: pasión y resurrección cc. 26-28.

Las parábolas
Las parábolas, un relato8

8
Cf. D. MARGUERAT, Las parábolas, un relato., 12-16).
91

A veces se anuncia les propuso una parábola (Mt


13,24), o consta de una fórmula introductoria muy
mateana El reino de los cielos puede compararse con
(Mt 13,24.31.33.44.45.47), en forma interrogativa calca
de los rabinos ¿con qué voy a comparar a los hombres
de esta generación (Lc 7,31-32).
Interpretación alegórica de las parábolas ¡buscad!
buscad (D. Marguerat, p. 22). Este tipo de lectura se
impondrá durante la edad media y hasta finales del s.
XIX. Esta lectura fue muy estable. Un ejemplo claro es
la interpretación muy semejante que Orígenes, San
Agustín (IV) y Lutero (XVI), hacen de la parábola del
samaritano: San Agustín: un hombre (=Adán) bajaba de
Jerusalén (=la ciudad celestial) a Jericó (nuestra
mortalidad). Unos bandidos (el diablo y sus ángeles) lo
despojaron (de la inmortalidad) y apaleándolo
(=convenciéndole para que pecase) lo dejaron medio
muerto (=por un lado conoce a Dios y por otro, se
entrega al pecado). Pues bien, un sacerdote y un levita
(el ministerio del AT) pasaron de largo; el samaritano
(=Cristo) vendó sus heridas (oprimiendo el pecado), lo
ungió de aceite (la esperanza) y de vino (la exhortación
a obrar con fervor de espíritu). Lo puso (invitación a
creer) en su cabalgadura (la encarnación). La posada es
la Iglesia. Al día siguiente (= tras la resurrección del
Señor), dio dos denarios (= los dos preceptos del amor),
al posadero (el apóstol Pablo).
Hace apenas un siglo Adolf Jülicher rechazó la
arbitrariedad de la lectura alegórica, sin reconocer su
ingenio y sutileza: ni Jesús fue un alegorista, la alegoría
tiene más que ver con la metáfora que con la parábola, y
92

ésta fue un medio didáctico de Jesús con la finalidad de


persuadir, bien apoyándose en un fenómeno reconocido
(grano de mostaza), en una anécdota (los viñadores
rebeldes) o en un relato ejemplar (el samaritano). A este
autor se debe el rescate de las parábolas como un
género literario en sí mismo, como un relato con un
mensaje abierto a todos, y no como un jeroglífico para
iniciados.
La intuición hermenéutica revolucionaria de A.
Jülicher sobre las parábolas se ha desdoblado en cuatro
vertientes: cristológica (=C.H. Dodd): su relación con
Cristo en cuanto que con su palabra irrumpe el reino de
Dios; no como transmisión de verdades atemporales
sobre Dios histórica (=J. Jeremías). Este autor sostiene
que quitando los rasgos alegorizantes propios de los
primeros cristianos se pueden ver las parábolas como
instrumentos con los que Jesús explicó y se defendió de
sus adversarios; teológica (E. Jüngel), la parábola no
solo como instrumento pedagógico sino con poder, la
parábola como lenguaje del reino; lingüística (R.W.
Funk), ¿no se dirige más a la imaginación y a la
afectividad que al entendimiento? por ser insólita, por
jugar con sus extravagancias. A diferencia de un
enunciado teológico, que argumenta, tiene en su favor la
fuerza del relato.
La parábola es tan múltiple en sus formas, tan
variada en sus efectos, tan diferente en su
funcionamiento que no puede reducirse a una propiedad
uniforme, como lo había hecho la interpretación
alegórica. La parábola tiene un potencial que puede
93

concretizarse en cuatro efectos -ejemplo del samaritano:


argumentativo (lenguaje informativo), en cuanto que
persuade y convence al interlocutor con la claridad de
su lógica narrativa, permite invertir la problemática,
mostrando que el prójimo no únicamente es la persona a
la que hay que ayudar, sino el que se acerca al otro para
ayudarle (Lc 10,36); revelador (lenguaje eficaz) en
cuanto que la palabra sorprende, provoca, un samaritano
objeto de desconfianza social y odio religioso, permite
el acontecimiento del amor; ejemplar (lenguaje
performativo), la parábola ofrece un modelo de
comportamiento a imitar, pone en movimiento “vete y
haz tu lo mismo”; alegórico (lenguaje esotérico), la
parábola fascina por su capacidad de transmitir, bajo el
velo de la narración, un mensaje que detectar por el
juego de la superposición, el hombre herido entre
Jerusalén y Jericó se ve como el disfraz narrativo de otra
historia conocida, la de la salvación. Jesús da prioridad
al efecto argumentativo y revelador, los primeros
cristianos al ejemplar y alegórico.
El juego de la comunicación
En el AT se encuentran pocas parábolas: la fábula
de Jotán (Jc 9,7-15), la oveja del pobre (2Sm 12,1-4), el
cardo y el cedro (2Re 14,9), el canto de la viña (Is 5,-
16), el labrador (Is 28,23-29), la vid estéril (Ez 15,1-8),
el águila y el cedro (Ez 17,1-10), la leona y la vid (Ez
19,2-14), la olla (Ez 24,3-14). Hay géneros literarios
semejantes como los actos proféticos, impresionantes
por su fuerza de gesto-palabra (1Re 11,29-32), el
matrimonio de Oseas con la adúltera (Os 3,1-5), las
94

visiones y los sueños decodificados al estilo de las


alegorías en (Gen 37-50; Zc 1–6 y Ez 37–44).
La parábola de Natán a David es un arsenal de
astucia (2Sm 12,1-15), pues el profeta no se atrevió a
acusar directamente al rey de asesino y adúltero, pues
bien sabía que podía correr la misma suerte que Elías
frente a Ajab (1Re 20,35-43). En cambio con la
parábola obtiene del mismo rey la sentencia que se
revertirá contra él. Algo semejante cuenta Jesús en casa
de Simón el fariseo quien lo ha invitado a comer cuando
intrigado porque una mujer pecadora le lava los pies, los
perfuma y seca con su cabellera (Lc 7,35-50). En esta
parábola la cualidad del gesto es inmoral porque solo se
daba entre marido y mujer o en el respeto de una hija a
su padre. La magia del relato, con gran tino Lucas
opone a las sospechas de Simón la actuación efectiva
del saber profético de Jesús. Rechazar a la mujer no,
pedir tolerancia a Simón tampoco. Entonces cuenta una
historia que aparentemente no tiene nada que ver con el
conflicto. Simón entró en el juego de la parábola. Jesús
buscó por medio de la parábola un espacio en donde
poder estar de acuerdo con su interlocutor: el amor y el
agradecimiento más fuertes vienen de la mayor deuda
perdonada. Otra nota de la parábola es utilizar un juego
sutil que consiste en mantener una comunicación que
corre el peligro de cortarse. El arte del compositor de la
parábola consiste en introducir al interlocutor en el más
allá de una historia ficticia, para construir entonces un
acuerdo con él. Construir un acuerdo. La ficción del
relato parabólico llama directamente la atención, porque
pone al destinatario ante unas experiencias inesperadas
95

o suscita en él una opinión sin que parezca estar


involucrado. En el caso de Simón se invita a ver al gesto
de la mujer como un testimonio del perdón recibido, no
como un acto inmoral; además se le invita a la
proximidad con ella, por la identidad común de
deudores perdonados en lugar de ahondar más en su
separación (yo puro- ella impura). Esto lleva a una
opción, la historia de los deudores consigue reconstruir,
en nombre del amor, una visión de la realidad
estructurada por la defensa de la propia pureza; con el
rodeo de la parábola, Jesús ha situado su fe en un Dios
que prefiere el amor al miedo; y la parábola introduce a
Simón ante la alternativa de mantener las prescripciones
de pureza y dudar del perdón de Dios o bien consentir
en el perdón y poner en discusión la toráh ritual.
Una estrategia de diálogo
La parábola de los dos hijos (Mt 21,28-32), uno dijo que
no y sí fue y el otro al revés, fue dicha por Jesús en su
conflicto sobre la autoridad para purificar el Templo. La
prioridad de la obra sobre la palabra es reconocida
constantemente en la tradición judía. En ética no entran
los deseos sino las obras. La aplicación a la realidad se
torna en un veredicto: los publicanos y las prostitutas se
les han adelantado a entrar en el reino de Dios…En la
parábola de los viñadores homicidas (Mt 21,33-34) se
invita al auditorio a ponerse en lugar del propietario
¿qué hará con aquellos ladrones). Como en la parábola
de Natán, el juicio correcto de las autoridades se les
revierte como una auto-condena.
Ante la pregunta ¿quién es mi prójimo) Jesús
responde con la parábola del samaritano (Lc 10,25-37) y
96

cierra con la pregunta ¿cuál de estos tres se hizo


próximo del que cayó en manos de los bandidos? La
respuesta es obvia. La parábola consiguió que el
auditorio se identificara con el herido más que con el
salvador. La orden pues anda y haz tú lo mismo hace
pasar el discurso el prójimo del definir al devenir, del
decir al obrar.
El encuadramiento de las parábolas se debe a la
redacción del evangelista, no a la localización en el
ministerio de Jesús: Mt 25,14 dirige la parábola de los
talentos a los discípulos y Lc a la gente (Lc 19,11); Mt
21,23 sitúa la invitación al banquete en la controversia
en el templo y Lc 14,16 en el curso de una comida. Las
necesidades de memorización hicieron que se
aglutinaran en una cadena (Mc 4, Mt 13, Lc 15).
También la ubicación de la parábola en micro-
contextos es obra de los evangelistas: Lc 18,1 para
inculcar en los discípulos la necesidad de orar
constantemente…, 18,6 para algunos que se
consideraban justos y despreciaban a los demás. De
todos modos estos micro-contextos conservaron lo que
pudo ser el entorno primario de las parábolas: ante el
rechazo de los fariseos y escribas, entonces les dijo esta
parábola (Lc 15,2-3).
Lc 7,36-50 refleja de manera ejemplar el papel
interactivo que se da a la parábola en el cuadro de una
estrategia de diálogo. Las parábolas son palabras en
situación. Suponen unas circunstancias en las que Jesús
se explica con sus interlocutores a fin de modificar su
punto de vista. Aunque se hayan perdido el tiempo y el
lugar, la función dialogal sigue estando incrustada en el
97

propio texto. Ha dejado en él unas huellas que permiten


a veces descubrir en qué puntos quería Jesús entrar en
debate con sus interlocutores: en la introducción
interrogativa (Mt 21,28) o en la implementación de un
diálogo dentro del relato (Lc 15,28-32).

Aproximación a Mt 2,1-12: la manifestación del Mesías


a los gentiles
Después de presentar la genealogía del protagonista
de todo su Evangelio, Jesús, hijo de David, e hijo de
Abraham, el Mesías esperado (Mt 1,1-18), san Mateo
enseguida muestra el papel tan importante que
desempeña José, por ser descendiente de David y sobre
todo porque es justo, es decir, por cumplir los planes de
salvación revelados en sueños por medio del ángel del
Señor (Mt 1,19-25).
Como en una sinfonía el preludio anuncia el tema
musical que se desarrollará a lo largo de la obra, así en
Mt cc. 1–2 se adelantan los temas teológicos del resto
del evangelio: el rechazo de Jesús, Rey de los judíos por
parte las autoridades religiosas y civiles de los judíos y
la aceptación por parte de los gentiles o extranjeros.
Esta es una de las finalidades de nuestro episodio de Mt
2,1-12: intentar explicar la paradoja de un Jesús de
Nazaret rechazado por los suyos y aceptado por los
extraños. Este episodio llamado la adoración de los
magos (Mt 2,1-12) muestra también la necesidad que
tenían las comunidades judeo-cristianas, en tiempos de
san Mateo, ante un judaísmo hostil, de profesar su fe en
Jesús, hijo de David, en quien se cumplen las promesas
hechas a Abraham y sobre todo a David, de que uno de
98

sus descendientes se sentará en el trono y que será el


Mesías esperado. En lugar de dejarse guiar por las
Escrituras para llegar a reconocer a Jesús como el
Mesías en quien se estaban cumpliendo las profecías
mesiánicas, las autoridades judías civiles y religiosas
persistieron en su actitud de rechazo hacia El, aún
después de releer al profeta Miqueas (5,1-5) que
anunciaba que en Belén de Judá nacería un caudillo, uno
que apacentará a Israel. El rechazo se hace patente en la
amenaza de muerte que pende sobre el Niño (Mt 2,13).
Con la huída a Egipto Jesús (también José María) revive
la experiencia dolorosa de la esclavitud de Jacob/Israel
en aquél país opresor (2,13-15), o la fuga de Moisés
amenazado de muerte (Ex 2,15); y el retorno de Jesús a
la desconocida aldea de Nazaret en Galilea, recuerda la
vuelta humillante del pueblo de Dios después de la
cautividad en Babilonia (2, 19-23).
El hecho desconcertante del rechazo de los nobles
y “sabios” de Israel y la aceptación gozosa de los
extranjeros san Pablo en Rom cc 9-11 lo entiende como
un misterio, ¡cuan insondables son sus designios e
inescrutables sus caminos! (Rm 11,33). Ciertamente no
todo Israel rechazó los planes de Yahvéh, sino que un
pequeño grupo se mantuvo fiel a la promesa, como
Simeón, Ana, Isabel, José y María: “aunque los hijos de
Israel fueran numerosos como las arenas del mar, solo
un resto será salvo” (Rm 9,27);”me he reservado siete
mil hombres que no han doblado la rodilla ante Baal…
también al presente subsiste un resto elegido por
gracia” (Rom 11,4-5). No es que Dios haya rechazado a
su pueblo, ni que su Palabra haya fallado, “pues no
99

todos los descendientes de Israel son Israel” (Rm 9,6)


sino que el rechazo-endurecimiento de los judíos dio
oportunidad a los paganos para que lo aceptaran. Tal
endurecimiento por parte de los judíos será
momentáneo, pues durará hasta que todos los gentiles
acepten a Jesús (Rm 11,25). La apertura de los gentiles
provocará “celos” en los judíos, es decir, los estimulará
a re-injertarse en Cristo, su tronco del que se desgajaron
(cf. Rm 11,24).
En Mt 2,1-12 Jesús es presentado como el nuevo
David que cumple la profecía del Emmanuel, Dios con
nosotros (Mt 1,23, cfr. Is 7,14), sobre el que brilla la
Estrella de Jacob (Num 24,17), que será el pastor del
nuevo Israel reunificado (la Iglesia, integrada por judíos
y gentiles), el nuevo Salomón que atraerá con su
sabiduría a los sabios de oriente, cuna de la ciencia. En
Jesús se cumplen los anhelos de toda la historia humana
entendida como una búsqueda de la verdad auténtica, y
recapitula el largo doloroso camino de Israel registrado
en la Escritura, pueblo siempre peregrino, rechazo y
exiliado, pero siempre aceptado y llamado por Yahvéh-
Dios a ser su pueblo y a ser establecido en su propia
tierra. Esta es una iniciativa que brota del corazón
amoroso de Dios Padre que llama a todos a reino. No
obstante la cerrazón del corazón humano hace que se
cumpla aquella terrible sentencia de Jesús: “Y os digo
que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el
reino de los cielos. Pero los hijos del reino serán
arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y
el crujir de dientes” (Mt 8,11-12).
100

La primitiva comunidad cristiana que meditaba el


episodio de Mt 2,1-12 era consciente de estar leyendo su
propia historia, su propia actitud ante Jesús: mientras
dramáticamente los judíos rechazaban a Jesús como
Mesías. En este sentido la frase joánica “Vino a los
suyos y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11), refleja
muy bien esta actitud negativa ante Jesús. El rechazo
podría venir sea porque no cuadraba con sus estrechas
concepciones político-nacionales, sea por su cerrazón
ante el mundo “gentil”; los paganos descubrían en Jesús
la luz definitiva y la salvación que largamente habían
buscado.
Ayer como hoy, ante el Rey de los judíos no caben
más que dos actitudes: o con sobresalto y temor hay
rechazo como Herodes, Jerusalén y los nobles judíos,
porque no entra en los propios planes fincados en el
egoísmo, el materialismo, la violencia y el asesinato; o
con alegría y donación total se acepta sin remilgos,
como los sabios extranjeros ante el resplandor de la
Estrella, porque es la luz de la verdad que siempre se ha
buscado, la paz anhelada, la salvación que largamente se
ha buscado.

La fuente Q
La existencia de la fuente Q se basa en que 4,290
palabras de Mt que tienen paralelo con Lucas no se
encuentran en Mc; y 3559 de Lc que tienen paralelo en
Mt no se encuentran en Mc. En este material común
hay notables semejanzas: Mt 6,24 y Lc 16,13; Mt 7,7-11
y Lc 11,9-13; Mt 1,25-27 Lc 10,21-22; Mt 23,37-39 y
101

Lc 13,34-35. Ante esto se puede pensar que Lc conoció


y empleó a Mt o al contrario Mt conoció y empleó a Lc;
o ambos conocieron y usaron una fuente oral; o ambos
conocieron y emplearon una fuente escrita.
- Lc no conoció a Mt porque nunca se encuentra en
Lc el material propio de Mt en las perícopas de triple
tradición: Mt 8,16-17, Mc 1,32-34 y Lc 4,40-41, así por
ejemplo Mt 18,17 no se encuentra en la correspondiente
perícopa lucana; Mt 12,1-8, Mc 2,2-28 y Lc 6,1-5, no se
encuentra en Lc el material propio de Mt 12,5-7; y Mt
13,10-15, Mc 4,10-12 y Lc 8,9-10, no se encuentra Mt
13,14-15 en la versión lucana.
- En Lc el material de Q (6,20–8,3 y 9,51–18,14)
está colocado en diferente contexto del de Mt (5–7; 10;
13; 18; 23–25). Si ambos están empleando
independientemente una (s) fuente (s) común tal
diferencia es fácilmente explicada. Comúnmente se
explica al ver el orden de Lc como una simple
incorporación de su fuente Q dentro de las dos
secciones del Evangelio. La redacción mateana fue
mucho más completa. La tesis que Lc obtuvo el material
Q de Mt no puede explicar por qué Lc habría ordenado
este material en un formato totalmente diferente e
inferior a aquél de Mt. Aún más, si Lc obtuvo el
material de triple tradición sea de Mc o Mt y el siguió el
orden narrativo de su fuente cuidadosamente, ¿por qué
el haría deliberado hacer que todo el material de dichos
que el obtuvo de Mt pudiera aparecer en un orden
diferente en su evangelio?
- El contexto más primitivo de Lc para el material
de Q. Es difícil explicar el más primitivo contexto en el
102

que encontramos el material Q en Lucas que en Mt. En


Mt inicia con una solemne introducción que describe el
lugar, las personas y la actitud de Jesús y un desarrollo
amplio (Mt 5-7), ¿por qué Lucas, que es un excelente
escritor, eligió fraccionar ese material en una formato
menos artístico?
- La forma más primitiva del material de Q en Lc
que en Mt. Por una parte en Mt 6,9-13 y Lc 11,2-4; Mt
7,9-11 y Lc 11,11-13;Mt 8,21-22 y Lc 9,59-60; y Mt
10,34-36 y Lc 12,51-53 la versión mateana es más
primitiva menos desarrollada que la lucana. Y por otra,
al contrario, en los siguientes perícopas (Mt 5,3 y Lc
6,20b; Mt 5,6 y Lc ,6,21; Mt 7,12 y Lc 6,31; Mt 6,9-10
Lc 11,2; Mt 10,37-38 y Lc 14,26-27) el relato lucano
parece ser más primitivo que el mateano. Mientras los
ejemplos en los que Mt aparece más primitivo que
Lucas no representan ningún problema para postular
que Lc empleo Mt, si representan serios interrogantes
aquéllos de Lc (que son más numerosos) que parecen
más primitivos que los de Mt. La más convincente
explicación del hecho de que ningún Evangelio (Lc Mt)
presenta consistentemente la más primitiva forma de la
tradición es que ambos usaron una fuente común y la
interpretaron como Dios quería que hicieran. El
resultado es que veces Mt presenta ciertas reflexiones e
interpretaciones teológicas más desarrolladas, y otras
veces, Lucas.
- Otro argumento a favor de que Lc no empleó Mt
es ¿por qué omitió material propio de Mt en su
evangelio, por ejemplo la presencia de los magos
(gentiles) en el nacimiento de Jesús, teniendo tanta
103

importancia este aspecto (gentil) en la orientación de su


obra? O también si Lc empleó Mt qué diferente resultó
su narración de la genealogía y nacimiento de Jesús?
Q una fuente escrita?
Postuladores de la fuente Q han sido C.H. Weisse
(1838), A. Ewald (1848), H.J. Holtzmann (1863), J.C.
Hawkis (1899), B.H. Streeter (1924).
Se postula una fuente escrita por la coincidencia
verbal y por el orden en el que aparecen: Mt 6,24 y Lc
16,13 aquí de 27 de 28 palabras son idénticas; en Mt
7,7-8 y Lc 11,9-10 las 24 palabras son idénticas.
Se puede argüir que si la falta de un oren patente en
el material de Q en Mt y Lc sirve de argumento contra
la existencia de una fuente Q (escrita), del mismo modo
se podría argüir contra la dependencia de Lc hacia Mt
para el material de Q o de Mt hacia Lc.
Los dobletes en Mt y Lc. Un doblete es la aparición
de un mismo relato o texto dos veces en un Evangelio.
En Mt y Lc en una ocasión proviene de la triple
tradición (Mc) y el otro viene de doble tradición (Q).
Conclusión
La postulación de Q depende de la opinión de que L
no usó Mt. Se arguyó que la hipótesis de Q era un
documento inconcebible y que si Q existió habría sido
un documento que comenzaba con el autismo y la
tentación de Jesús, omitió el nacimiento y consistía casi
exclusivamente de dichos de Jesús carecía d relato de la
pasión. Pero el descubrimiento del Evangelio de Tomás
en Nag Hammadi, alto Egipto en l945, su fecha y
carácter gnóstico no son importantes, sino el hecho de
que un documento de dichos de Jesús como el
104

hipotético Q pudo existir, sino que algo como Q existió.


Este hecho refuta las objeciones sobre la imposibilidad
de la existencia de una fuente como Q.
La hipótesis de la fuente Q tiene sus problemas,
pero su alternativa (hipótesis) de que Lc empleó Mc (o
vice versa) tiene todavía más. Los acuerdos comunes de
la doble tradición son mejor explicados por el uso de Mt
y e Lc de una fuente común. Esta fuente puede llamarse
simplemente Q, pero su composición es muy incierta.
Aunque la exactitud de vocabulario en ciertos casos es
impresionante, la alta del mismo en otros es también
evidente. Aún más, la exactitud de ciertos dichos de
Jesús pudo ser explicada por la influencia de la tradición
oral, en una sociedad acostumbrada la transmisión oral,
y ni duda cae que las semejanzas de Mt-Lc contra Mc
pueden ser mejor explicadas por la continua influencia
de la tradición oral. El argumento del orden no lleva a
ningún lado, ¿por qué este orden no es más evidente en
otros lugares? Finalmente el argumento de los dobletes
puede tener valor para probar la existencia de una fuente
común pero no demuestra la existencia de una fuente
escrita Q. Es improbable que sean resueltas las
siguientes cuestiones en un futuro inmediato: si Q era
una sola fuente esita, si consistió en una colección de
varios diferentes fragmentos, o de una combinación d
tradiciones esitas y orales, ode varias tradiciones orales
o menos probablemente si era una sola unificada
tradición oral.

“Respuesta” a la cuestión sinóptica


105

Ya veíamos que las semejanzas en el vocabulario,


orden de perícopas y el común material parenético son
mejor explicadas por la existencia de alguna clase de
relación literaria. Pero en el s. II Papías afirmaba que
Mc fue intérprete de Pedro y escribió cuidadosamente
todo lo que el recordó, no en orden en el que las cosas o
dichos fueron dichos o hechos por el Señor; y Mt
coleccionó los oráculos en hebreo y los interpretó como
pudo. Son cuestionables ambas afirmaciones de Papías:
acerca de Mt quizá no se refiera al Evangelio actual,
sino a un Mateo primitivo; porque es claro que el actual
no es probable que sea una traducción del hebreo al
griego. San Agustín fue el primero en explicar la
relación literaria de los Sinópticos, más basado en el
orden canónico que en una cuidadosa comparación.
Según él, Mt sería el más primitivo, Mc abrevió a Mt y
Lc empleó a los dos.

El material sinóptico de la tradición 9


La investigación sobre los evangelios sinópticos del
siglo pasado estuvo polarizada por la finalidad de llegar
lo más cerca posible al Jesús histórico. Cuando se
mostró que el evangelio de Marcos era el más antiguo se
creyó estar cerca de esa meta. Pero cuando W. Wrede
mostró que Marcos no se podría catalogar como un
relato histórico ni como una biografía, sino que ofrecía
la teología de la comunidad (el secreto mesiánico),
entonces se abandonó tal concepción. J. Wellhausen
mostró que el material tradicional de los evangelios era
de diferente antigüedad. Por ello era necesario el
9
Cf. W. MARXSEN, Introducción al Nuevo Testamento, 129-143.
106

análisis detallado del material de los evangelios. K. L.


Schmidt mostró que el marco histórico y cronológico de
los datos de la vida de Jesús es secundario. Surgió
entonces la pregunta ¿cuál fue el interés de la primitiva
comunidad al conservar tradiciones orales y después
conservarlas por escrito? ¿Habría un interés histórico?
Formas y géneros (narraciones y discursos)
a) Los relatos de milagro representan en gran parte el
material narrativo de los evangelios sinópticos. El
milagro no intenta referir con exactitud el
acontecimiento sino el hecho en cuanto tal (exposición-
curación y demostración) y a Jesús como el
protagonista, aunque no tanto como las narraciones
sobre su Persona (bautismo, tentación, confesión de
Pedro, transfiguración, narraciones pascuales –tumba
vacía, apariciones etc.).
b) Relatos breves que contienen alguna (s) palabra (s)
de Jesús, en los que la palabra interpreta la escena o
viceversa, como la comida con los publicanos (Mc 2,
15-17), la cuestión del ayuno (Mc 2,18-22), Jesús y los
niños (Mc 10,13-16). En estos episodios se puede ver el
crecimiento de la tradición. La comunidad añade a los
relatos algo con claro interés cristológico, expresando su
fe pospascual en el Señor Jesús.
c) Material discursivo (parábolas)10.
La forma más simple es la metáfora en la cual un
concepto sustituye a otro; la mitad imaginativa y la
mitad objetiva coinciden (rey = Dios, cena de boda =
banquete escatológico), Ustedes son la luz del mundo
(Mt 5,14), cuidado con la levadura de los fariseos (Mc
10
Cf. D. MARGUERAT, Las parábolas, un relato.
107

8,15), yo soy el buen pastor (Jn 10,11); son metáforas


coditianas: una actriz es una estrella, o un político es un
viejo zorro. Hay metáforas muertas (ya conocidas como
la mesa tiene patas, la planta bebe agua) o vivas
(implican creatividad, imaginación, algo que no se había
expresado hasta entonces). En la comparación se cita
generalmente el tertium comparationis, (Mt 10,16: los
envío como ovejas en medio de lobos…), Yo estoy en
medio de vosotros como el que sierve (Lc 22,27), si
tenéis fe como un grano de mostaza (Mt 17,20); en las
palabras-imágenes no se necesita, porque es claro (Mt 5
7,6: no den las perlas a los cerdos…), en las parábolas
es más difícil. No es la extensión lo que distingue una
comparación de una parábola, sino el hecho de que en
ésta se introduzca una acción y unos personajes, que
haya un relato, quizá ubicado en un lugar y un tiempo.
En algunas parábolas se trata de un hecho de
experiencia: es lógico que un pastor se alegre al
encontrar la oveja perdida (Lc 15,4-7), que de un
granito de mostaza surja una planta grande (Mc 4,30-
32), que poca levadura fermente mucha masa (Mt
13,33). Hay parábolas intrigantes que introducen una
conducta insólita, no la lógica: el propietario que paga
lo mismo al que trabajó una hora y al que lo hizo todo el
día (Mt 20,1-16), el padre que abre sus puertas al hijo
que derrochó toda su herencia (Lc 15,11-32), el dueño
de la viña que manda a su hijo, sabiendo que han
maltratado y asesinado a sus enviados (Mc 12,1-11).
Con frecuencia en las parábolas un acontecimiento de la
vida diaria se compara con otra cosa distinta. Hay que
tratar de encontrar cómo la comparación se dirige hacia
108

un punto (Lc 15,1-10: la alegría del re-encuentro, Lc


16,1-18 la actuación decidida ante una nueva situación
sorprendente). No hay que tratar de interpretar todos los
rasgos de la comparación. En algunas ocasiones el
tertium comparationis, está vinculado con una
conclusión de menor a mayor (Mt 7,9-11 ¿hay acaso
alguno de ustedes que si un hijo le pide pan le de una
piedra? Cf. Lc 11,5-8).
Las parábolas, un relato11
A veces se anuncia les propuso una parábola (Mt
13,24), o consta de una fórmula introductoria muy
mateana El reino de los cielos puede compararse con
(Mt 13,24.31.33.44.45.47), en forma interrogativa calca
de los rabinos ¿con qué voy a comparar a los hombres
de esta generación (Lc 7,31-32).
Interpretación alegórica de las parábolas ¡buscad!
buscad (D. Marguerat, p. 22). Este tipo de lectura se
impondrá durante la edad media y hasta finales del s.
XIX. Esta lectura fue muy estable. Un ejemplo claro es
la interpretación muy semejante que Orígenes, San
Agustín y Lutero, hacen de la parábola del samaritano:
San Agustín: un hombre (Adán) bajaba de Jerusalén (la
ciudad celestial) a Jericó (nuestra mortalidad). Unos
bandidos (el diablo y sus ángeles) lo despojaron (de la
inmortalidad) y apaleándolo (convenciéndole para que
pecase) lo dejaron medio muerto (por un lado conoce a
Dios y por otro, se entrega al pecado). Pues bien, un
sacerdote y un levita (el ministerio del AT) pasaron de
largo; el samaritano (Cristo) vendó sus heridas
(oprimiendo el pecado), lo ungió de aceite (la
11
Cf. D. MARGUERAT, Las parábolas, un relato., 12-16.
109

esperanza) y de vino (la exhortación a obrar con fervor


de espíritu). Lo puso (invitación a creer) en su
cabalgadura (la encarnación). La posada es la Iglesia. Al
día siguiente (tras la resurrección del Señor), dio dos
denarios (los dos preceptos del amor), al posadero (el
apóstol Pablo).
Hace apenas un siglo Adolf Jülicher rechazó la
arbitrariedad de la lectura alegórica, sin reconocer su
ingenio y sutileza: ni Jesús fue un alegorista, la alegoría
tiene más que ver con la metáfora que con la parábola, y
ésta fue un medio didáctico de Jesús con la finalidad de
persuadir, bien apoyándose en un fenómeno reconocido
(grano de mostaza), en una anécdota (los viñadores
rebeldes) o en un relato ejemplar (el samaritano). A este
autor se debe el rescate de las parábolas como un género
literario en sí mismo, como un relato con un mensaje
abierto a todos, y no como un jeroglífico para iniciados.
La intuición hermenéutica revolucionaria de A.
Jülicher sobre las parábolas se ha desdoblado en cuatro
vertientes: cristológica (C. H. Dodd): su relación con
Cristo en cuanto que con su palabra irrumpe el reino de
Dios, no como transmisión de verdades atemporales
sobre Dios; histórica (J. Jeremías), quitando los rasgos
alegorizantes propios de los primeros cristianos se
pueden ver las parábolas como instrumentos con los que
Jesús se explicó y se defendió de sus adversarios;
teológica (E. Jüngel), la parábola no solo como
instrumento pedagógico sino con poder, la parábola
como lenguaje del reino; lingüística (R.W. Funk), ¿no se
dirige más a la imaginación y a la afectividad que al
entendimiento? Por ser insólita, por jugar con sus
110

extravagancias. A diferencia de un enunciado teológico,


que argumenta, tiene en su favor la fuerza del relato.
La parábola es tan múltiple en sus formas, tan
variada en sus efectos, tan diferente en su
funcionamiento que no puede reducirse a una propiedad
uniforme, como lo había hecho la interpretación
alegórica. La parábola tiene un potencial que puede
concretizarse en cuatro efectos -ejemplo del samaritano:
argumentativo (lenguaje informativo), en cuanto que
persuade y convence al interlocutor con la claridad de
su lógica narrativa, permite invertir la problemática,
mostrando que el prójimo no únicamente es la persona a
la que hay que ayudar, sino el que se acerca al otro para
ayudarle (Lc 10,36); revelador (lenguaje eficaz) en
cuanto que la palabra sorprende, provoca, un samaritano
objeto de desconfianza social y odio religioso, permite
el acontecimiento del amor; ejemplar (lenguaje
performativo), la parábola ofrece un modelo de
comportamiento a imitar, pone en movimiento “vete y
haz tu lo mismo”; alegórico (lenguaje esotérico), la
parábola fascina por su capacidad de transmitir, bajo el
velo de la narración, un mensaje que detectar por el
juego de la superposición, el hombre herido entre
Jerusalén y Jericó se ve como el disfraz narrativo de otra
historia conocida, la de la salvación. Jesús da prioridad
al efecto argumentativo y revelador, los primeros
cristianos al ejemplar y alegórico.
El juego de la comunicación
En el AT se encuentran pocas parábolas: la fábula
de Yotán (Jc 9,7-15), la oveja del pobre (2Sm 12,1-4), el
cardo y el cedro (2Re 14,9), el canto de la viña (Is 5,-
111

16), el labrador (Is 28,23-29), la vid estéril (Ez 15,1-8),


el águila y el cedro (Ez 17,1-10), la leona y la vid (Ez
19,2-14, la olla (Ez 24,3-14). Hay géneros literarios
semejantes como los actos proféticos, impresionantes
por su fuerza de gesto-palabra (1Re 11,29-32), el
matrimonio de Oseas con la adúltera (Os 3,1-5), las
visiones y los sueños decodificados al estilo de las
alegorías en Zc 1–6 y Ez 37–44).
La parábola de Natán a David es un arsenal de
astucia (2Sm 12,1-15), pues el profeta no se atrevió a
acusar directamente al rey de asesino y adúltero, pues
bien sabía que podía correr la misma suerte que Elías
frente a Ajab (1Re 20,35-43). En cambio con la
parábola obtiene del mismo rey la sentencia que se
revertirá contra él. Algo semejante cuenta Jesús en casa
de Simón el fariseo quien lo ha invitado a comer cuando
intrigado porque una mujer pecadora le lava los pies, los
perfuma y seca con su cabellera (Lc 7,35-50). La
cualidad del gesto es inmoral porque solo se daba entre
marido y mujer o en el respeto de una hija a su padre.
La magia del relato, con gran tino Lucas opone a las
sospechas de Simón la actuación efectiva del saber
profético de Jesús. Rechazar a la mujer no, pedir
tolerancia a Simón tampoco. Entonces cuenta una
historia que aparentemente no tiene nada que ver con el
conflicto. Simón entró en el juego de la parábola. Jesús
buscó por medio de la parábola un espacio en donde
poder estar de acuerdo con su interlocutor: el amor y el
agradecimiento más fuertes vienen de la mayor deuda
perdonada. Otra nota de la parábola es utilizar un juego
sutil que consiste en mantener una comunicación que
112

corre el peligro de cortarse. El arte del compositor de la


parábola consiste en introducir al interlocutor en el más
allá de una historia ficticia, para construir entonces un
acuerdo con él. Construir un acuerdo. La ficción del
relato parabólico llama directamente la atención, porque
pone al destinatario ante unas experiencias inesperadas
o suscita en él una opinión sin que parezca estar
involucrado. En el caso de Simón se invita a ver al gesto
de la mujer como un testimonio del perdón recibido, no
como un acto inmoral; además se le invita a la
proximidad con ella, por la identidad común de
deudores perdonados en lugar de ahondar más en su
separación (yo puro- ella impura). Esto lleva a una
opción, la historia de los deudores consigue reconstruir,
en nombre del amor, una visión de la realidad
estructurada por la defensa de la propia pureza; con el
rodeo de la parábola, Jesús ha situado su fe en un Dios
que prefiere el amor al miedo; y la parábola introduce a
Simón ante la alternativa de mantener las prescripciones
de pureza y dudar del perdón de Dios o bien consentir
en el perdón y poner en discusión la toráh ritual.

Una estrategia de diálogo


La parábola de los dos hijos (Mt 21,28-32), uno dijo que
no y sí fue y el otro al revés, fue dicha por Jesús en su
conflicto sobre la autoridad para purificar el Templo. La
prioridad de la obra sobre la palabra es reconocida
constantemente en la tradición judía. En ética no entran
los deseos sino las obras. La aplicación a la realidad se
torna en un veredicto: los publicanos y las prostitutas se
les han adelantado a entrar en el reino de Dios…En la
113

parábola de los viñadores homicidas (Mt 21,33-34) se


invita al auditorio a ponerse en lugar del propietario
¿qué hará con aquellos ladrones). Como en la parábola
de Natán, el juicio correcto de las autoridades se les
revierte como una auto-condena.
Ante la pregunta ¿quién es mi prójimo) Jesús
responde con la parábola del samaritano (Lc 10,25-37) y
cierra con la pregunta ¿cuál de estos tres se hizo
próximo del que cayó en manos de los bandidos? La
respuesta es obvia. La parábola consiguió que el
auditorio se identificara con el herido más que con el
salvador. La orden pues anda y haz tú lo mismo hace
pasar el discurso el prójimo del definir al devenir, del
decir al obrar.
El encuadramiento de las parábolas se debe a la
redacción del evangelista, no a la localización en el
ministerio de Jesús: Mt 25,14 dirige la parábola de los
talentos a los discípulos y Lc a la gente (Lc 19,11); Mt
21,23 sitúa la invitación al banquete en la controversia
en el templo y Lc 14,16 en el curso de una comida. Las
necesidades de memorización hicieron que se
aglutinaran en una cadena (Mc 4, Mt 13, Lc 15).
También la ubicación de la parábola en micro-
contextos es obra de los evangelistas: Lc 18,1 para
inculcar en los discípulos la necesidad de orar
constantemente…, 18,6 para algunos que se
consideraban justos y despreciaban a los demás. De
todos modos estos micro-contextos conservaron lo que
pudo ser el entorno primario de las parábolas: ante el
rechazo de los fariseos y escribas, entonces les dijo esta
parábola (Lc 15,2-3).
114

Lc 7,36-50 refleja de manera ejemplar el papel


interactivo que se da a la parábola en el cuadro de una
estrategia de diálogo. Las parábolas son palabras en
situación. Suponen unas circunstancias en las que Jesús
se explica con sus interlocutores a fin de modificar su
punto de vista. Aunque se hayan perdido el tiempo y el
lugar, la función dialogal sigue estando incrustada en el
propio texto. Ha dejado en él unas huellas que permiten
a veces descubrir en qué puntos quería Jesús entrar en
debate con sus interlocutores: en la introducción
interrogativa (Mt 21,28) o en la implementación de un
diálogo dentro del relato (Lc 15,28-32).
Homilía. La fe patriarcal (de Abraham a san José) y la
fe de los papás de hoy
Abraham creyó y le fue acreditado como justicia (Gen
15,6)- Saulo15
Es alarmante la desaparición de los valores
familiares tradicionales como la honestidad, el amor a la
verdad, al trabajo, al estudio, el respeto a la persona, y
no se diga la pérdida de la fe. No sin razón en nuestro
plan diocesano de pastoral, la familia es considerada
como un espacio coyuntural, en el que de una u otra
forma repercute la compleja problemática de la sociedad
actual. Con toda razón el tema del próximo VI
encuentro mundial de las familias es La familia
formadora en los valores humanos y cristianos. Y
precisamente en la liturgia de la Palabra de la fiesta de
la Sagrada Familia se nos propone el papel de la fe en la
vida familiar.
En una noche llena de estrellas mientras al anciano
Abraham dormía, tuvo una visión en la que Yahvéh-
115

Dios le prometió un hijo que sería su heredero (Gen


15,1-2). En un primer momento el patriarca se quejó de
no tener hijos, de ser cada día más viejo y su esposa
Sara estéril. Entonces Dios le sacó fuera de su tienda, es
decir, de sí mismo, y le mostró las innumerables
estrellas como signo de su fecundidad, de su numerosa
descendencia. Ante el largo retraso del cumplimiento de
esta promesa Abraham no vaciló, sino que aquilató su
fe, pues nunca desconfió de la Palabra-promesa de
Yahvéh, aunque en su caso personal y de su esposa Sara
era humanamente imposible. Por la fe se explica su
salida de su tierra y de entre su parentela. Dios le
reconoció el mérito de este acto de fe como justicia, es
decir, fue considerado por el mismo Dios digno del
mayor bien divino: la justicia-salvación. El hombre
justo por su rectitud y sumisión a los planes divinos es
grato a Yahvéh-Dios. La fe de Abraham fue activa,
principio de acción, no regresó a su tierra, siguió fiel al
llamado, continuó su peregrinación abierto y dispuesto a
la voz de Yahvéh. San Pablo comentará en Rm 4,1-25
que la justificación depende de la fe y no de las obras de
la Ley, como en Abraham, y Sant 2,17 afirmará
categóricamente que la fe sin obras es muerta.
En la larga lista de creyentes-justos del AT que en
Hb 11,1-40 se mencionan, Abraham ocupa un lugar
prominente. Aquí no se trata de la fe como adhesión a
Cristo según el concepto paulino ni de su relación con
las obras que será la preocupación de la Carta de
Santiago (2,17), sino de su relación con la esperanza
(Spe Salvi No 4-9). En este sentido la fe proporciona ya
lo que se espera y, a al vez, anticipa, es garantía de lo
116

que aún no se percibe visiblemente. Por haber vivido en


ella y de ella los antepasados, como Abraham,
recibieron el pronunciamiento favorable de parte de
Dios y en buena medida disfrutaron ya de lo prometido.
Al decir que los antepasados nuestros se consideraron
como peregrinos y forasteros sobre la tierra, añorando la
patria futura (Hb 11,13-16; Flp 3,20) se quiere afirmar
que “la sociedad actual no es su ideal; que ellos
pertenecen a una sociedad nueva, hacia la cual están
en camino y que es anticipada en su peregrinación”
(Spe Salvi No. 4).
Abraham que abandonó todo en Ur (Gen 11,31),
que rechazó el oro del rey de Sodoma (Gen 14,23) vive
asido únicamente del cumplimiento de la Palabra de
Yahvéh su Dios. La fe exige mucho, a veces, hasta el
absurdo vistas las cosas humanamente. ¿Hasta cuando
Yahvéh, hasta cuando? El momento es de Dios no del
hombre, a éste le toca esperar y creer como Abraham.
La promesa al fin se cumplió y entonces la noche oscura
de los ancianos Abraham y Sara desapareció con la
llegada del hijo anhelado. La fe alcanza el puerto del
gozo y de la paz. Abraham llega a ser imagen del
creyente sin cuarteadora. De este modo Dios revela su
amor y fidelidad. La familia llega a ser un signo de la fe
del hombre y del amor de Dios. Superada la prueba
Yahvéh le ratifica la alianza: serás padre de
muchedumbre de pueblos (Gen 17,4).
En Lc 2,22-40 tenemos la imagen de unos esposos
judíos piadosos, cumplidores de la Ley, con un espíritu
de fe, pues hicieron su peregrinación a Jerusalén, no
obligados por el cumplimiento material de la Ley, sino
117

que actuaron según la Ley de Moisés ( v. 22); fueron a


Jerusalén para presentar al Niño como está escrito en la
Ley del Señor (v. 23), conforme a lo que se dice en la
Ley del Señor (v.24) reconociendo que la vida es un don
de Dios; y la finalidad de toda su vida fue cumplir toda
la Ley, no a medias, ni según su particular parecer, pues
vivieron para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él
(v. 27); al final de sus vidas se puede decir que
cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor
(v.39).
Familia de hoy, enraizada en la fe de los
antepasados, firmemente sustentada en la de Abraham
(padre), consciente de ser peregrina en este mundo,
empeñada en la edificación de una nueva sociedad y en
espera de patria mejor.

La manifestación del Mesías a los gentiles Mt 2,1-12


Después de presentar la genealogía del protagonista
de todo su Evangelio, Jesús, hijo de David, e hijo de
Abraham, el Mesías esperado (Mt 1,1-18), san Mateo
enseguida muestra el papel tan importante que
desempeña José, por ser descendiente de David y sobre
todo porque es justo, es decir, por cumplir los planes de
salvación revelados en sueños por medio del ángel del
Señor (Mt 1,19-25).
Como en una sinfonía el preludio anuncia el tema
musical que se desarrollará a lo largo de la obra, así en
Mt cc. 1–2 se adelantan los temas teológicos del resto
del evangelio: el rechazo de Jesús, Rey de los judíos por
parte las autoridades religiosas y civiles de los judíos y
la aceptación por parte de los gentiles o extranjeros.
118

Esta es una de las finalidades de nuestro episodio de Mt


2,1-12: intentar explicar la paradoja de un Jesús de
Nazaret rechazado por los suyos (cf. Jn 1,11) y aceptado
por los extraños. Este episodio llamado la adoración de
los magos (Mt 2,1-12) muestra también la necesidad
que tenían las comunidades judeo-cristianas, en tiempos
de san Mateo, ante un judaísmo hostil, de profesar su fe
en Jesús, hijo de David, en quien se cumplen las
promesas hechas a Abraham y sobre todo a David, de
que uno de sus descendientes se sentará en el trono y
que será el Mesías esperado. En lugar de dejarse guiar
por las Escrituras para llegar a reconocer a Jesús como
el Mesías en quien se estaban cumpliendo las profecías
mesiánicas, las autoridades judías civiles y religiosas
persistieron en su actitud de rechazo hacia El, aún
después de releer al profeta Miqueas (5,1-5) que
anunciaba que en Belén de Judá nacería un caudillo, uno
que apacentará a Israel. El rechazo se hace patente en la
amenaza de muerte que pende sobre el Niño (Mt 2,13).
Con la huída a Egipto Jesús (también José y María)
revive la experiencia dolorosa de la esclavitud de
Jacob/Israel en aquél país opresor (2,13-15), o y la fuga
de Moisés amenazado de muerte (Ex 2,15); y el retorno
de Jesús a la desconocida aldea de Nazaret en Galilea,
recuerda la vuelta humillante del pueblo de Dios
después de la cautividad en Babilonia (2, 19-23).
El hecho desconcertante del rechazo de los nobles
y “sabios” de Israel y la aceptación gozosa de los
extranjeros san Pablo en Rom cc 9-11 lo entiende como
un misterio, ¡cuan insondables son sus designios e
inescrutables sus caminos! (Rm 11,33). Ciertamente no
119

todo Israel rechazó los planes de Yahvéh, puesto que un


pequeño grupo se mantuvo fiel a la promesa, como
Simeón, Ana, Isabel, José y María: “aunque los hijos de
Israel fueran numerosos como las arenas del mar, solo
un resto será salvo” (Rm 9,27);”me he reservado siete
mil hombres que no han doblado la rodilla ante Baal…
también al presente subsiste un resto elegido por
gracia” (Rom 11,4-5). No es que Dios haya rechazado a
su pueblo, ni que su Palabra haya fallado, “pues no
todos los descendientes de Israel son Israel” (Rm 9,6)
sino que el rechazo-endurecimiento de los judíos dio
oportunidad a los paganos para que lo aceptaran. Tal
endurecimiento por parte de los judíos será
momentáneo, pues durará hasta que todos los gentiles
acepten a Jesús (Rm 11,25). La apertura de los gentiles
provocará “celos” en los judíos, es decir, los estimulará
a re-injertarse en Cristo, su tronco del que se desgajaron
(cf. Rm 11,24). Quizá nos pueda causar admiración,
extrañeza, o sentir lejanía el hecho de la aceptación del
mensaje por parte de los gentiles y el rechazo por parte
de los judíos, pero no hay que olvidar que la aceptación
y rechazo es un dilema al que se enfrenta cada seguidor
de Jesús.
En Mt 2,1-12 Jesús es presentado como el nuevo
David que cumple la profecía del Emmanuel, Dios con
nosotros (Mt 1,23, cfr. Is 7,14), sobre el que brilla la
Estrella de Jacob (Num 24,17), que será el pastor del
nuevo Israel reunificado (la Iglesia, integrada por judíos
y gentiles), el nuevo Salomón que atraerá con su
sabiduría a los sabios de oriente, cuna de la ciencia (Lc
12,38-42). En Jesús se cumplen los anhelos de toda la
120

historia humana entendida como una búsqueda de la


verdad auténtica, y recapitula el largo doloroso camino
de Israel registrado en la Escritura, pueblo siempre
peregrino, rechazado y exiliado, pero siempre aceptado
y llamado por Yahvéh-Dios a ser su pueblo y a ser
establecido en su propia tierra. En esta búsqueda
humana de la divinidad, la iniciativa brota del corazón
amoroso de Dios Padre que llama a todos a su reino. No
obstante la cerrazón del corazón humano hace que se
cumpla aquella terrible sentencia de Jesús: “Y os digo
que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el
reino de los cielos. Pero los hijos del reino serán
arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y
el crujir de dientes” (Mt 8,11-12).
La primitiva comunidad cristiana que meditaba el
episodio de Mt 2,1-12 era consciente de estar leyendo su
propia historia, su propia actitud ante Jesús: mientras
dramáticamente los judíos rechazaban a Jesús como
Mesías. En este sentido la frase joánica “Vino a los
suyos y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11), refleja
muy bien esta actitud negativa ante Jesús. El rechazo
podría venir sea porque no cuadraba con sus estrechas
concepciones mesiánicas, político-nacionales, sea por su
cerrazón ante el mundo “gentil”. Pero por otra parte los
paganos descubrían en Jesús la luz definitiva y la
salvación que largamente habían buscado.
Ayer como hoy, ante el Rey de los judíos no caben
más que dos actitudes: o con sobresalto y temor hay
rechazo como Herodes, Jerusalén y los nobles judíos,
porque no entra en los propios planes fincados en el
121

egoísmo, el materialismo, la violencia y el asesinato; o


con alegría y donación total se acepta a Jesús Mesías sin
remilgos ante la adversidad, duda y temor, como los
sabios extranjeros ante el resplandor de la Estrella,
porque es la luz de la verdad que siempre se ha buscado,
la paz anhelada, la salvación que largamente se ha
buscado.

Mt 2,1-12 (nuevo: 2011).


Los Santos Reyes (Mt 2,1-12)
Hecho
Quien de nosotros los adultos no recuerda con
dulzura la golosina y el juguete en el que soñábamos
de niño. Eso era todo lo que necesitábamos para ser
felices. Y cómo con ingenio e imaginación de niños
inocentes estábamos seguros de que los Reyes Magos
con todo y su caballo, camello y elefante llegaban
hasta la misma puerta de nuestra casa. Y no había
niño sin un regalo, por pobre y sencillo que fuera.
Dicho: Ni en la tierra ni en el mar, sin señales no se
puede navegar.
Mensaje Mt 2,1-12 es una perícopa propia de San
Mateo.
Entre el rechazo y la aceptación.
Herodes y los sabios escribas temen, saben qué
profeta hablaba del lugar del nacimiento del Mesías,
pero no lo recibieron. Tuvieron miedo. Estaban
endiosados con el poder y la ciencia, su egoísmo era
su trono. Representan a los hombres sin ideales, sino
aturdidos por el canto de las sirenas del poder, placer
y del tener.
122

Los Santos Reyes, los astrónomos, no astrólogos


que engañan. Quizá recordaban a los cautivos judíos
que hablaban de que una estrella se levanta de Jacob,
un cetro (Num 20,6). Quizá según la leyenda, cuando
nacía uno que sería un gran personaje, aparecía un
astro en el firmamento y movidos por ello se lanzan al
camino. Dejan su comodidad, se desinstalan,
preguntan, buscan, vencen el cansancio, la duda, el
desaliento. Son perseverantes hasta que encuentran al
Mesías anunciado. Se alegran, se postran y le dan
regalos. Signo de que muchos extranjeros se
convertían en una comunidad mateana
prevalentemente judía, que estaba disminuyendo, o
que se preguntaba por qué los gentiles eran admitidos
con el mismo derecho que ellos en la comunidad
cristiana.
Jesús se manifiesta como salvador universal, nadie
queda excluido. Epifanía nos habla de abrir mucho
más los horizontes, abarcando todas las razas, sin
hacer exclusiones por la raza, el dinero, la ideología.
Se pide romper barreras, de apertura a todos los
pueblos. Qué contrastante es el hecho de que la
estrella suscite esperanza, búsqueda y encuentro en
los lejanos, y temor, cerrazón y enojo en los cercanos,
porque se ven al descubierto sus intenciones
mezquinas, su abuso etc. La presencia de este Niño es
una amenaza para nuestros intereses egoístas. Qué
paradoja, mientras la globalización nos iguala a todos
en la forma de hablar, pensar, vestir y hasta de
caminar, más se exacerban los individualismos, los
egoísmos, y más cerramos el corazón.
123

Ese Niño tan indefenso, ante Herodes el terrible,


trae un proyecto de hombre y de mundo nuevos. Le
amenazan de muerte, con ella será posible el mundo
nuevo. Ese mundo de dichas e ilusiones que de niños
nos daban el juguete y la golosina, la fantasía y el
ensueño.
Aplicación
No dejemos que el Heridos que llevamos escondido
aflore, (con palabras o con actitudes o con hechos que
lastiman la vida de los más débiles, de los inferiores a
nosotros; no regresemos a nuestro hogar transitando
los caminos de Herodes, (=hipocresía, abuso de poder,
violencia). Hay que dejarse prender por la chispa de la
ilusión, de que el mundo soñado por Jesús es posible,
forjando cada día una nueva comunidad; el mundo
que brotaba de la inocencia y de la fe de niños, puede
ser realidad, ese mundo nuevo que el Niño Salvador
vino a ofrecer. Ninguno debe sentirse excluido, ni el
que esté hundido en la droga, en la flojera, el que es
marginado por la sociedad, la oveja negra de la
familia, ninguno. Todos estamos llamados a la
salvación.
Recordemos en la vida sin señales no se puede avanzar.
Sigamos la estrella de paz, reconociendo que nuestro
destino está más allá de las estrellas.

Mc 7,1-37
Is 35,-7. Anuncio del regreso de los desterrados como
una resurrección. El desierto de la existencia humana es
recorrido por la felicidad la vida. El cuerpo mutilado,
cansado o herido y la tenue esperanza son revitalizados
124

con una fuerza contagiante de transformación. Es la


nueva vida del pueblo de Dios que de la miseria,
peregrina hacia la esperanza y la libertad.

St 2,1-5. No debe haber acepción de personas. Se


proclama la absoluta igualdad de todos delante de Dios.
No hay ningún privilegio delante de Dios sino el
sentirse pobre, necesitado de la salvación. Por esto los
pobres se vuelven ricos y los ricos cegados en sus
privilegios y bienes pueden quedar fuera del reino.
Mc 7,31-37. Es el 2° milagro en territorio pagano = Los
gentiles también están llamados a la salvación. Este
sordomudo representa la garantía de la salvación para
los excluidos. En este caso los gestos terapéuticos
simbólicos sustituyen el diálogo con el enfermo. El
diálogo manifiesta la relación personal de Jesús con el
enfermo para favorecer la fe. Es clave la palabra ábrete,
y que en nuestro bautismo oímos. También ahí se toca
los oídos y la lengua. Palabra eficaz, determinante,
acaba con la enfermedad y el dolor. Aparece el tema del
secreto lo aparta de la multitud (v. 34), le ordena que no
diga nada a nadie (v. 36); pero este mandato no se
cumple; probablemente este personaje curado se suma a
las multitudes que van con Jesús. Y viene la
proclamación de fe de la comunidad Todo lo ha hecho
bien: hace oír los sordos y hablar a los mudos. Se
cumple el milagro en cada uno de los que hoy oímos la
Palabra y alabamos al Señor con fe.
Entre los paganos Jesús encuentra una fe sencilla,
tenaz, auténtica como la mujer siro-fenicia. El
sordomudo, representante del paganismo: sordo
125

respecto a Dios e incapaz de alabarlo; ahora escucha la


buena nueva del Evangelio, y es capaz de alabar a Dios,
en voz de la multitud. En este milagro encontramos un
eco a la obra de la creación, pues dice todo lo ha hecho
bien (Gen 1,31), se cumple la profecía de Isaías, abrirá
los oídos del sordo y los ojos del ciego y la lengua del
mudo cantará. Devuelve a la creación su esplendor
origina, se inaugura el tiempo de la salvación. Hay
motivo de esperanza.

Mt 5,27-35
Hechos:
“Las leyes no fueron hechas para quebrantarlas, sino
para promover la armonía, el bien y la paz”.
Quizá algunos que fuimos educados en un sistema
rígido, la ley por la ley, tengamos una concepción
negativa de las leyes. Quizá los niños y jóvenes de hoy
que están siendo educados a base de motivaciones, de
estímulos y razones para cumplir la ley, no tengan la ley
como algo odioso. Si no existieran leyes y quien vigilara
por su cumplimiento el mundo sería un caos. La ley por
la ley resulta pesada, se requiere una motivación un por
qué, esto lo viene a dar Jesús en el sermón de la
montaña. No he venido a abolir la ley sino a darles
plenitud no sólo cumplimiento.
Mensaje:
Con su enseñanza y su modo de actuar Jesús da a la Ley
una forma nueva y definitiva, en la que por fin se realiza
en plenitud aquello hacia lo que la Ley conducía Mt
1,22; Mc 1,15: con Jesús se cumplen las profecías. Por
eso hay que cumplir toda la ley, no se puede omitir
126

algún mandamiento por pequeño o insignificante que


parezca.
Hay que superar la justicia de los escribas y fariseos que
en 4 casos concretos: en las faltas a la caridad
fraternidad, al adulterio, al divorcio y al perjurio.
En el caso concreto de las faltas a la caridad fraterna,
era reducida a la mínima expresión, y limitada la
interpretación de los fariseos y escribas, se prohibía
únicamente no matar; en cambio la nueva interpretación
de Cristo se propone una vivencia de la ley desde
dentro, sin imposiciones ni barreras, a fondo, en
plenitud, como expresión de la voluntad divina, y
abierta hasta sus últimas consecuencias. Por eso no sólo
se prohíbe el homicidio sino también la ira contra el
hermano, el insulto, el maltrato y la descalificación
religiosa, que también van matando poco a poco.
Con la frase, si al poner tu ofrenda sobre el altar te
acuerdas que tu hermano tiene una queja contra ti… 1°
ve a reconciliarte con tu hermano, Jesús invita a la
reconciliación fraterna, como algo prioritario y urgente,
más que participar en una liturgia solemne y vistoza; y
luego también pide no dejar pasar el tiempo con el que
los agravios crecen, los cuales acarrean graves males,
con la frase arréglate pronto con tu adversario mientras
vas con el por el camino.
Por lo que se refiere a las cuestiones matrimoniales
como la fornicación, el adulterio y al divorcio, hay que
notar que entre los judíos se admitía el divorcio, hasta
por cosas vanales como la irresponsabilidad en las
labores domésticas, o en algunos casos el desagrado de
la apariencia física de la mujer, no digamos ya por el
127

adulterio. Cuando en otra ocasión le preguntan a Jesús


que si es lícito divorciarse por cualquier motivo (Mt 9,1-
9) Jesús les recuerda que el proyecto original de Dios
no permitía la separación… lo que Dios ha unido que
no lo separe el hombre Gen 1,27, pero que Moisés por
la dureza el corazón les había permitido el divorcio.
Sin embargo en la comunidad cristiana de Mateo existía
un caso en el que el divorcio era lícito, en el caso de
una unión ilegal: es probable que se tratase una
concesión hecha a los cristianos de origen judío, para
que el marido de una mujer fiel pudiera casarse con
otra, pues la infidelidad de la primera convertiría a
unión en ilegal, según la concepción judía del
matrimonio. Según otros esta expresión unión ilegal se
referiría a las uniones consideradas incestuos por
parentesco que se catalogaban en Lv 18 y su objetivo
sería permitir el divorcio a los paganos que estuvieran
en esta situación al entra en la comunidad.
En cuanto al juramento simplemente se prohibía jurar.
Jesús da los motivos por los cuales no hay que hacerlo:
no hace falta jurar, basta decir sí cuando es sí y no
cuando es no. Con esta motivación Jesús trata de
inculcar además de la veracidad que consiste en decir sí,
cuando es sí, y no cuando es no; la sinceridad: que el sí
o el no de la boca corresponda el sí o al no del corazón;
y la reafirmación: sí sí, no, no cierra toda posibilidad al
juramento.
Esta interpretación nueva de Jesús viene a dar plenitud a
la ley, el precepto antiguo se hace interior y llega hasta
la raíz del deseo y de las motivaciones profundas. Ya no
es la ley por la ley, la letra mata, pero el espíritu da vida.
128

Esto es lo que faltaba a la interpretación antigua. El fin


de toda la ley es el amor, éste es el precepto nuevo de
Jesús y es el resumen de la ley y de los profetas: “todo
lo que quieran que los demás les hagan a Uds., hacedlo
ustedes a ellos” Mt 7,12; amar a Dios con todo el
corazón y al prójimo como a sí mismo Mt 22,37-40).
Compromiso
Será dichoso el que cumple la ley del Señor. Jesús
propone no acotar la ley con una serie de preceptos, sino
tender a la perfección: sean perfectos como el Padre
celestial es perfecto (Mt 5,48).
Oración
Sacerdote:
Dios Padre, que quisiste que la familia fuera signo de la
alianza de Cristo con la Iglesia, derrama abundantes
bendiciones sobre tus hijos aquí reunidos y por la
intercesión de la santísima Virgen de Fátima, concédeles
vivir unidos por el amor, obtener los bienes espirituales
y materiales necesarios, y gozar de salud de alma y
cuerpo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Todos: Dios te salve María… Gloria al Padre…
Sacerdote: Que Nuestro Señor Jesucristo que vivió en el
hogar de Nazaret permanezca siempre con su familia,
los guarde de todo mal y les conceda la paz.
Todos. Amén.

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