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Posesión.

Para hablar de posesión, se mencionan sus temas principales como lo son la concepción de la posesión fundamentalmente objetiva o subjetiva, la autonomía
o dependencia de la propiedad, la naturaleza jurídica como hecho o derecho y el fundamento de la protección posesoria.

La posesión en su concepción subjetiva, se funda con base de fuentes romanas y se habla de la concurrencia copulativa de dos elementos como la tenencia
de la cosa y el ánimo del dueño. En este caso, el corpus es el elemento material traducido en la aprehensión física de la cosa y el disponer materialmente de
ella. Mientras que el animus es el elemento intelectual y psíquico de comportarse como dueño.

La posesión en su concepción objetiva considera suficiente que el corpus siempre lleva una intención de poseer y así admite la presencia de un elemento
intencional, habiendo posesión cuando se quiere conservar dicha relación. En este caso, el animus será el propósito y voluntad de servirse de la cosa, por
cuanto el corpus será la exteriorización del animus.

La posesión se define en el art. 700 CC, “es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño, sea que el dueño o el que se da por tal, tenga
la cosa por sí mismo, o por otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él”.

Surge una problemática en la naturaleza de la posesión al concebirse como hecho o derecho. Bajo la concepción de ser un hecho se habla ya de circunstancias
materiales, y se le confiere protección donde de ella derivan consecuencias jurídicas. Mientras que quienes estiman es un derecho, consideran que la ley
siempre la ha protegido, y se añade que es un derecho a seguir poseyendo de carácter provisional.

En nuestra legislación predomina ampliamente la conclusión que es un hecho, algunas disposiciones relevantes los son el art. 700 que habla de una concepción
fáctica que apunta a la tenencia con ánimo, el art. 919 menciona protección posesoria y no califica de derecho, el art. 2500 °2 que induce a la transmisión pero
se neutraliza con el art. 777 que se habla de continuidad para evitar un vacío entre el causante y el heredero.

En la vinculación con el dominio –de la posesión- se señala que el dominio otorga al propietario un conjunto de facultades sobre la cosa y para hacerlas
efectivas deberá tener la disposición bajo su dependencia o señorío. Consecuentemente, el dominio contiene “derecho a poseer” o “ius possidendi”. Pero
también es frecuente que una persona tenga una cosa con ánimo de señor sin que sea el verdadero dueño; apareciendo la posesión como figura autónoma
independientemente de la propiedad, y así configurándose como un hecho al que la ley le atribuye ventajas.

Dichas ventajas son, habilita para llegar a adquirir el dominio por prescripción, otorga presunción legal del dominio, está protegida por acciones posesorias y
reivindicatorias (publiciana) y puede hacer suyos los frutos de la cosa poseída.

Las cosas susceptibles de posesión, igual que el dominio, ha de recaer sobre cosas determinadas, aunque aquello no impide que dos personas posean en
común una cosa singular (teniendo cada uno la posesión de su cuota).

Las cosas no susceptibles de posesión, menciona que hay cosas corporales no susceptibles de posesión como los bienes nacionales. Y surge una problemática
respecto el carácter corporal de las cosas en relación a la denominación de bienes, cosas incorporales y los derechos.

Los romanos aplican la cuasi-posesión a los derechos, dirigida especialmente a los reales, que se mantuvo hasta el derecho medieval y sigue hasta los Códigos
elaborados en el siglo XIX. Actualmente, la posibilidad de poseer derechos (cosas incorporales) se mantiene discutida pero parece predominar la conclusión
de admitirla. Con el art. 715 que señala “la posesión de las cosas incorporales es susceptible de las mismas calidades y vicios que la posesión de una cosa
corporal”, queda claro que se admite posesión sobre bienes incorporales pero no se estima en que ha de consistir (infiere goce y disfrute del derecho),
donde la amplitud del artículo estima derechos personales y reales pero parece predominar, que sólo aplica a los reales.

En relación a la clasificación de la posesión, se distingue la posesión regular e irregular y la viciosa y no viciosa. La posesión regular según el art. 702 es la
que “procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe, aunque no subsista después de la posesión adquirida”. El justo título no se define en el Código
pero se entiende como título el acto o hecho que funda la posesión, éste está orientado al dominio puesto que la posesión importa convicción del dominio
así justificando por qué se tiene la cosa como dueño.

El justo título es justo cuando es auténtico, real y válido. Además, se sub-clasifica en relación al art. 703 “es justo título el constitutivo o translaticio de
domino”. El constitutivo es el que origina un dominio y lo pueden ser la ocupación (art. 726), accesión (652) y prescripción. El translaticio es el que por su
naturaleza transfiere el dominio, como la venta, permuta, donación entre vivos, aportes en propiedad a una sociedad. Y declarativo es el que se limita a
declarar, reconocer o aclarar una situación de dominio prexistente.

Pueden ser i) sentencias de adjudicación en juicios divisorios y actos legales de partición, en relación al dominio tiene efecto declarativo pero en materia
posesoria tiene efecto translaticio por el tenor del art. 703 que dice “pertenecen a esta clase –translaticio- las sentencias de adjudicación en juicios divisorios
y actos legales de partición”.

En contra, se sostiene que tanto en posesión como en dominio, la adjudicación tiene efecto declarativo en relación al tenor del art. 718, y cuando el art. 703
señala es título translaticio se refiere a adjudicaciones en proceso particional de extraños mientras que, será declarativo en transferencias de bienes comunes.

También puede ser en ii) sentencias judiciales sobre derechos litigiosos, que resuelven el conflicto entre partes litigantes que disputan un derecho siendo
sin duda, declarativo. Y finalmente puede ser iii) transacción, según el art. 2446 es “un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio
pendiente, o precaven un litigio eventual”, además, el inciso 5 del art. 703 señala “las sentencias judiciales sobre derechos litigantes no forman nuevo título
para legitimar posesión”. En este caso, el acuerdo transaccional sobre cosa disputada es declarativo y sobre la cosa no disputada es translaticio.
La sucesión por causa de muerte como título en relación a la posesión, surge la pregunta ¿qué posee el heredero y cuándo posee? Para aquello, el Código
implanta un derecho de herencia como derecho real diferente del dominio, donde la sucesión es un modo de adquirir y la posesión como hecho que no se
transmite. En nuestro derecho, se formulan apreciaciones diferenciadas para la herencia y los bienes.

En relación a la posesión de herencia, puede ser legal que es cuando al heredero se tiene por poseedor legal de la universalidad de la herencia por el sólo
ministerio de la lay, aunque el heredero lo ignore (art. 688 y 722). Puede ser efectiva por declaración judicial en el Juzgado de Letras cuando hay testamento
o por declaración administrativa en el Registro Civil cuando no hay testamento. Y finalmente, puede ser material/real, cuando se posee materialmente una
herencia sobre los bienes del causante.

Se dice que el verdadero heredero puede tener las tres posesiones. Pero si un falso heredero entra a poseer la herencia en posesión real, el verdadero dueño
puede intentar la acción de petición de herencia. Y si no la interpone, el falso heredero puede terminar adquiriéndola por prescripción en 10 años.

En relación a la posesión de bienes, al fallecer el causante pudo haber tenido bienes en diversas situaciones jurídicas de dominio, posesión y mera tenencia.
Será de dominio si el que posee un bien lo posee en calidad de heredero, aparece la sucesión como título y si es verdaderamente heredero, y el causante era
dueño de la cosa, él tiene el dominio y derecho a poseer. Será de posesión, si el causante poseía la cosa sin ser dueño, y al entrar el heredero en posesión,
posee con el título de causante y lo deja como continuador a él. Finalmente será de mera tenencia, si el causante era sólo tenedor, esto siendo controversia
de la doctrina pero predominando la circunstancia que, ser heredero no basta sino es necesario un elemento nuevo, donde sí sólo hay una apariencia podrá
tenerse como título putativo en relación al art. 704 n°4 que señala “no es justo título, el meramente putativo”.

Los títulos injustos, el Código no los define, pero la enumeración taxativa del art. 704 nos hace entender lo siguiente.

El número 1, señala “el falsificado, esto es, no otorgado por la persona que se pretende”. Si el título fue realmente otorgado por quienes aparecen, aunque
sus declaraciones no sean verdaderas, es siempre justo. A esto se señala que la adulteración es sobre personas intervinientes como funcionarios o autorizantes,
mientras que la falsificación altera la naturaleza del antecedente posesorio siendo un problema de fondo y no de forma, como los errores.

El número 2, señala “el conferido por una mandatario o representante legal de otro sin serlo”. El título emanado de un representante que actúa extralimitándose
de sus facultades, siendo injusto el que pasa por representante que sepa que no lo es, o crea serlo cuando no lo es (buena o mala fe), pero si vende cosa ajena
como propia actuando por sí el título es justo. Mientras que es diferente si la vende como ajena, actuando como representante del dueño, sería injusto.

El número 3, señala “el que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser autorizada por un representante legal o decreto judicial no
lo ha sido”. No se distingue nulidad absoluta o relativa, pero surge la problemática de determinar la necesidad de la declaración judicial de la nulidad o no.

El número 4, señala “el meramente putativo, como el del heredero aparente que no lo es”. El Código al no definir título putativo, en la doctrina se entiende
como el invocado sin existir realmente (aparente), es un antecedente jurídico que por su naturaleza justifica posesión, pero adolece de un defecto que lo deja
en estado de apariencia.

El otro requisito de la posesión regular, es la buena fe que se entiende como la convicción de actuar lícitamente. En lo objetivo es el comportamiento conforme
a la conducta humana media de un sujeto corriente, en lo subjetivo se ha de averiguar en cada caso. Una apreciación genérica de derechos reales, se entiende
como convicción o creencia y de obligaciones, es un modo de comportamiento.

En materia posesoria, el art. 706 la define como “la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos, exentos de fraude y otro vicio”.
Pero se menciona que en la pérdida de la buena fe, se mantiene al poseedor como regular éste trae consecuencias de interés en los siguientes artículos.
- Art. 906: El poseedor de mala fe es responsable de los deterioros que por su culpa/hecho ha sufrido la cosa, mientras el poseedor de buena fe mientras
permanezca en ella no es responsable de dichos deterioros, sino en cuanto se aprovechare de ellos, como destruyendo un bosque y vendiendo la madera.
- Art. 907: El poseedor de mala fe es obligado a restituir frutos naturales y civiles de la cosa. De no existir frutos, deberá el valor que tenían o hubieran
tenido. Mientras el poseedor de buena fe no se obliga a restituirlos percibidos antes de la contestación de la demanda.
- Art. 908: El poseedor vencido tiene derecho a que se abonen las expensas necesarias invertidas en la conservación de la cosa, si se invirtieron en obras
permanentes como una cerca.
- Art. 913: La buena o mala fe del poseedor se refiere relativamente a los frutos, tiempo de percepción y relativamente a expensas y mejoras, al tiempo en
que fueron hechas.

Finalmente, se añade el título como requisito de la posesión regular. Donde sí se invoca título constitutivo no se exige tradición, pero de invocarse un título
translaticio la exigencia de la tradición se explica en que el sólo título concede derecho personal para exigir una entrega de la cosa; sólo cuando es entregada
el que la recibe puede dominar y gobernar la cosa, esto es, poseer. Además, en el art. 702, inciso 4 se señala una presunción de tradición pero sólo respecto
de muebles.

En cuanto a la posesión irregular, es la que según el art. 708 “carece de uno o más requisitos señalados en el art. 702”. Donde se señala que puede faltar uno
o más de aquellos pero jamás los elementos constitutivos de la posesión. Ésta posesión puede ser viciosa respecto a la clandestina o violenta acorde al art.
709. La posesión violenta según el art. 710 es la que se adquiere por fuerza pudiendo ser actual o inminente, moral o física, donde en la doctrina se discuten
los caracteres de relatividad y temporalidad.

Se sostiene que se puede ser poseedor violento respecto de aquel contra quien se ha utilizado violencia, pero no respecto de otros que posteriormente
disputaren la posesión (relativa), y desde que cesa la violencia, deja de ser viciosa (temporal). En la doctrina extranjera tampoco existe acuerdo, se sostiene
que es violenta respecto las personas y no las cosas.

Y será otro tipo de posesión viciosa, la clandestina según el art. 713 la que se ejerce ocultándosela a quienes tienen derecho a oponerse a ella, aunque dicha
sea pública respecto la generalidad de las personas, es clandestina si se oculta al interesado. Puede ser un vicio relativo. cuando se es poseedor clandestino
de un interesado y no de otro que posee ostensiblemente, y puede ser un vicio temporal, cando se puede dejar de ser poseedor clandestino cesando
clandestinidad, o iniciar posesión regular luego siendo clandestina.

Sobre la utilidad de la posesión, se difunde sinonimia entre posesión viciosa e inútil puesto que la regular e irregular son útiles dado que conducen a la
prescripción.

La mera tenencia, es mencionada en el art. 714 que dice “es la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño sino en lugar o a nombre del dueño”, es decir,
se reconoce dominio ajeno; aquella es absoluta porque es respecto de todos además se ser inmutable según el art. 716 donde dice “el simple lapso del tiempo
no muda mera tenencia a posesión”

En relación a la transmisión de la posesión, en el Derecho nacional parece haber acuerdo que la posesión no se trasmite, éste es un hecho por lo que no pasa
del causante al heredero. Respecto aquello se señalan disposiciones como el art. 688 donde es por el solo ministerio de la ley, mientras que arts. Como el art.
2500 inciso 2 que señala “la posesión principiada por una persona difunta continúa en la herencia yacente, que se entiende poseer a nombre del heredero”, o
el art. 919 que menciona “el heredero tiene y está sujeto a las mismas acciones posesorias que tendría y a que estaría sujeto su autor, si viviese”. Mientras que
la transferencia de la posesión, se señala que no se transfiere por pacto entre vivos, pero aquello no se opone a la transferencia de derecho donde el tradente
es dueño de la cosa entregada, al transferir el dominio también transfiere posesión.

Sobre la agregación de la posesión, el art. 717 inciso 2 señala “podrá agregarse en los mismos términos a la posesión propia la de una serie no interrumpida
de antecesores” permite agregar/unir con la suya (art. 2500). Ésta figura aparece como factor contribuyente a quienes carecen de dominio y acciones posesorias.
Luego, sobre las posesiones contiguas, se menciona que al agregarse una posesión debe incluirse con sus vicios y calidades, no procediendo en caso de
interrupción; dicha puede ser natural (art. 2502 n°1) referida a las que imposibilitan actos posesorios sin pasar a otras manos, como una inundación, o puede
ser civil (art. 2503), podrá oponerse a la agregación tan solo el que procedió a interrumpirla. La disolución del título, se señala que cuando por sentencia
judicial un título es declarado nulo, se discute la pertenencia de la agregación. En la interversión de la posesión se señala que es la transformación de posesión
en mera tenencia, o de esta en aquella y, encuentra su explicación en cambios producidos en la causa o título por el cual el sujeto posee o detenta la cosa.

Sobre la mutación de mera tenencia a posesión, se dice que el puro lapso del tiempo es insuficiente para transformar mera tenencia, se exceptúan a dicha
regla disposiciones que observan necesaria ocurrencia de antecedentes sumados al transcurso del tiempo. El art. 730 donde es el que recibe del tenedor
usurpador el que adquiere posesión, siendo necesario el acto de enajenación. Y el art. 2510 regla 3ra, señala exigencias que demuestran cambio evidente en
la conducta del propietario y mero tenedor.

Desde otro punto de vista, se observa contradicción donde el art. 730 impide al mero tenedor transformarse en poseedor, mientras que el 2510 se lo permite.
Concluyendo que si el tenedor adquiere dominio por parte de quien se la había entregado en mera tenencia o un tercero, más que interversión es adquisición
de posesión por tradición.

Sobre la mutación de posesión a mera tenencia, tal posibilidad se contempla en el “constituto posesorio” en la situación que el poseedor efectúa expresa o
tácitamente reconocimiento al propietario que verdaderamente lo es, transformándose en mero tenedor e interrumpiendo prescripción.

Sobre la adquisición, conservación y pérdida de la posesión, se habla de la capacidad y posibilidad de adquirirla. En la capacidad de adquisición, el art.
723 permite inferir que la posesión de muebles puede ser adquirida por toda persona excepto dementes e infantes. Aunque si bien los incapaces pueden
adquirir posesión, no ejercerán dichos derechos sin respectiva autorización. Y respecto de inmuebles, se aplican normas generales y no particulares, donde los
relativamente incapaces actuarán mediante representante legal. En la adquisición por medio de otro, se mencionan artículos 720 y 721 sonde el intermediario
puede ser un representante legal, mandatario o agente oficioso. Si se adquiere por representante o mandatario se señala en caso de incapacidad de infantes
o dementes y violencia de adquisición de posesión, o por agente oficioso.

Surge el principio básico de ¿cómo se adquiere la posesión? Se habla de una concurrencia de animus y corpus, en el usufructo y uso de muebles se adquiere
al recibir la cosa y luego de constituir esos derechos, en el usufructo de inmueble se necesita inscripción, sobre la servidumbre no requiere inscripción
(exceptuándose alcantarillados de predios urbanos) y sobre herencia es legal, efectiva o real/material.

Para entender la determinación de cómo adquirir, conservar o perder la posesión se debe diferenciar naturaleza del bien mueble o inmueble.

En bienes muebles, en la adquisición debe concurrir el corpus y animus; en la conservación se habla de la mantención de los mismos elementos constitutivos
donde no es necesaria la vigencia permanente del ánimo para conservar (se presume mientras no se manifieste lo contrario). Y en relación a la pérdida, sucede
al perderse cualquier o ambos elementos de la posesión y surgen tres situaciones.
- Se pierde animus y corpus cuando el poseedor abandona o enajena la cosa.
- Se pierde posesión al perderse el corpus, como cuando otro sujeto se apodera de la cosa o se hace imposible ejecutar actos posesorios como si la cosa
cae al mar.
- Se pierde posesión al perderse el animus, como si B con ánimo de hacerla suya, se apodera de una cosa de A, B adquiere por posesión y A la pierde. O si
B entra a detentar una cosa que A le presta, y B lo usurpa se desconoce el derecho de A pero ni B adquiere ni A pierde.

En bienes inmuebles, se presentan diferencias respecto de los muebles sobre su naturaleza donde el corpus de los inmuebles es más ficticio que los muebles.
Y en la generalidad en los países, donde la titularidad de inmuebles de añade al Registro y usualmente se incluye el dominio y posesión como lo es en Chile.
Pero surgen conflictos respecto la oscuridad y contradicción de los textos, y errores de inscripciones sean paralelas, falta de congruencia entre lo real y lo
inscrito, etc.

Así concluyendo que en Chile, la posesión de inmuebles o es la de siempre (art. 700) o es la inscripción en el Registro. Además, el Registro no cubre la totalidad
de los predios existentes en el país, lo que implica realizar una distinción entre inmuebles inscritos y no inscritos.
Sobre los inmuebles no inscritos, su adquisición debe ser considerado el antecedente que el poseedor invoca. Si es título constitutivo, sobre la ocupación
la doctrina señala que hay diferencia entre aquella y el simple apoderamiento material, descartando la ocupación para adquirir posesión de inmuebles en
relación al art. 590; pero luego se admite respecto el apoderamiento material de bienes inmuebles no inscritos. Sobre la accesión, no necesita una inscripción,
dado que para tener posesión sobre lo accesorio, los actos posteriores deben ejercitarse sobre lo accedido como la avulsión, y sobre la prescripción si se
invoca sucesión por causa de muerte no es necesaria la inscripción.

Si es título translaticio, entre los autores nacionales se discute la necesidad de inscripción conservatoria para adquirir su posesión. Algunos la sostienen como
indispensable dado que sin ella simplemente no hay posesión por el art. 702, 686, 724 entre otros. Y otros la consideran que aun tratándose de título
translaticio no requiere inscripción.

Sobre la conservación y pérdida, normalmente es correlativo donde se estima que, la situación de inmuebles no inscritos como similar a la de muebles; se
perderá dicha posesión a falta de concurrencia de algún elemento. De esta manera, el poseedor no inscrito puede perder su posesión, cuando abandona,
cuando enajena el inmueble, cuando alguien llega y usurpa el inmueble no inscrito, cuando el mero tenedor usurpa se da por dueño y enajena o cuando
alguien obtiene título translaticio de dominio que emana de sujeto distinto al que materialmente posee el inmueble y luego inscribe dicho título. Pero ¿qué
ocurre con la posesión del poseedor material? ¿cesa la posesión de este y la adquiere quien inscribió? los arts. 726 y 730 parecen dar más apoyo a una
solución negativa pero el problema de fondo aparece en torno al valor de la inscripción; el primero indica por ejemplo, si B se apodera de un inmueble no
inscrito de A, B posee y A pierde la posesión, mientras que el segundo indica por ejemplo que si B entra a detentar un inmueble no inscrito de A como mero
tenedor y B usurpa, B no adquiere y A no pierde posesión.

Sobre los inmuebles inscritos, autores nacionales denominan a la “teoría de la posesión inscrita” como el conjunto de principios y textos diseminados a través
del Código, referidos a la adquisición y pérdida de la posesión de inmuebles”. Se adquiere bajo dos circunstancias. Primero si invoca título no translaticio,
se aplica lo conforme a inmuebles no inscritos donde algunos autores respecto la ocupación admiten que sí puede adquirirse pero el art. 724 menciona los
invocados por título translaticio. Y segundo, si invoca título translaticio la necesidad de inscripción aparece como evidente. ¿Es posible adquirir al menos
posesión irregular sin inscripción? Algunos autores defienden el valor del Registro pero otros estiman que no obstante las pretensiones del sistema registral
al identificar dominio, posesión o inscripción, en algunos casos como posesión irregular sí se podría adquirir.

Sobre su conservación y pérdida se habla nuevamente de correlatividad de elementos. El art. 728 menciona que “para que cese posesión inscrita, es necesario
que la inscripción se cancele”, siendo fuentes de cancelación las siguientes: i) voluntad de partes, donde dos contratantes en transferencia de dominio,
acuerdan dejar dicha transferencia sin efecto exhibiendo al Conservador un instrumento auténtico que demuestre voluntad de las partes (bastando una sub-
inscripción al margen que exprese se cancela, art. 91 R.), ii) decreto judicial, una sentencia permite que cese una posesión inscrita de una parte litigante en
juicio reivindicatorio, exhibiendo copia del fallo así el Conservador cancelará materialmente mediante sub-inscripción (art. 91 R.) sin perjuicio, el fallo exija una
nueva. Y iii) nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, siendo la forma más frecuente, un poseedor vende un inmueble
inscrito a su nombre a otro comprador, donde por la sola inscripción cancela de pleno derecho la anterior. De esta manera, ésta última puede ser en virtud de
título injusto si se tiene mérito de cancelar la inscripción; algunos autores dicen que no porque no se transfiere el dominio, mientras otros dicen que sí porque
no se establece justicia o injusticia del título. O puede ser en virtud de una inscripción desconectada de la anterior, donde el mero tenedor que se tiene como
dueño de la cosa debe enajenarla.

El fondo de la controversia, es sobre las posiciones para delinear tendencias centrales; o se concede preponderancia a la inscripción o se atiende a la posesión
material. La doctrina de inscripción-ficción, sostiene que en los inmuebles la inscripción es una ficción legal que representa concurrencia de elementos que
integran la posesión. Y la doctrina inscripción-garantía, demuestra que la calidad de inmueble no altera la naturaleza de la posesión; la inscripción es la
garantía del hecho de posesión donde solemniza el mismo.

La jurisprudencia señala que no es fácil constatar un estado actual sobre lo mencionado, pero los fallos indican una inclinación a la inscripción. Donde cada
tesis se encuentra en mejor o peor posición. Cuando se posee inmueble no inscrito sobre título constitutivo y se pretende posesión irregular, la tesis que
privilegia la posesión material da más probabilidad de un fallo favorable. Por cuanto, cuando se posee un inmueble inscrito sobre título translaticio y se
pretende posesión regular, la tesis que privilegia la inscripción da más probabilidad de un fallo favorable.

En relación a la prueba, sobre muebles se reduce a la demostración de elementos de ánimo y tenencia; demostrando la aprehensión física y comportarse
como dueño. Se señala que el que alega posesión debe probarla pero el Código habla de una presunción como el art. 719 y 731 y que, al tratarse de prueba
de hechos se admiten todos los medios de prueba generales (testigos, instrumentos, inspección personal del juez) sobre el art. 1968 CC y 341 CPC. Mientras
que la prueba sobre inmuebles se tratará al examinar acciones posesorias.

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