Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Descartes y Turing
Rodrigo González
Abstract
This article examines two criteria for the existence of mental states, namely,
Descartes and Turing’s. While the former holds that machines can’t think in
principle, the latter is an advocate of machine intelligence. Despite this, both views
seem to be similar in relation to how mental states are judged to exist. Even
though this is expected from Descartes’ rationalism, it seems surprising in Turing’s
functionalism. Indeed, no interpreter of the Imitation Game acknowledges that the
interrogators can’t be replaced and, further, that such interrogators apply an
internist criterion to judge whether they are in presence of a mind or a machine.
This issue, which involves an internist approach to the mind, makes the Turing Test
difficult for a machine. For this reason, I conclude that Turing’s test is not only
unable to replace the question: can a machine think? In addition, it dramatically
shifts the focus of the debate onto the philosophy of mind.
Resumen
A principios de la primera mitad del siglo XVII, Descartes propuso que crear
inteligencia de máquina, o crear pensamiento mecanizado, era una proeza
imposible de realizar. Para el francés la mente y la inteligencia son, efectivamente,
lo mismo, ya que ambas se implican mutuamente. Ser inteligente implica tener
estados mentales y tener estos lleva a desempeño conductual inteligente. Junto con
esta ecuación, heredada por parte de la filosofía de la mente contemporánea, el
criterio cartesiano para justificar la existencia de otras mentes es controvertido y
discutible. Tal criterio se basa en la capacidad de la razón para detectar signos
inequívocos de inteligencia, tales como el lenguaje y la acción guiada por el
entendimiento. Pero, Descartes lega una complicación extra: se sabe con certeza la
existencia de la mente propia, pero no la existencia de estados mentales ajenos.
Esto lleva al llamado "problema de las otras mentes", que se caracteriza de manera
general, según Hyslop, así: "el problema de las otras mentes es el problema de
cómo justificar la casi universal creencia de que otros tienen mente como la
nuestra" (2016:1). El problema radica en que hay una asimetría entre nuestra
mente, y la justificación de la existencia de estados mentales en los demás, de los
cuales solo se observa conducta.
Sin embargo, no se puede dudar de la duda hiperbólica, esto es, de que se está
dudando; luego, Descartes concluye que piensa y si lo hace, existe. Agrega,
además, que este descubrimiento no puede ser una maquinación del dios
engañador, porque si lo engañase todo el tiempo, necesitaría pensar. Por lo tanto,
nuevamente se corroboraría que piensa y que existe. De esta forma, se establece
que no puede dudarse de la existencia del pensamiento. Pero, ¿qué es este? En
relación con esta pregunta, Descartes propone que él es una cosa que "duda, que
entiende, que afirma, que no quiere, que imagina también, y que siente"
(Descartes 1977:26). Todos estos atributos sugieren que el pensar es un
concepto primitivo, esto es, que no puede definirse en término de otros conceptos,
sino más bien por la familiaridad que tiene con los mencionados atributos. Mediante
estos se tiene certeza de qué es el cogito.
Luego de establecer qué es el cogito, Descartes se pregunta qué puede saberse con
certeza de los objetos materiales. Ahí introduce el ejemplo del trozo de cera. Este
tiene una serie de accidentes que hacen suponer erróneamente qué es su esencia.
Justamente, en primera instancia el trozo de cera impacta por su color, su sabor,
por sonar si se lo golpea, por ser dúctil, por tener figura, entre otras muchas cosas
que pueden aprehenderse mediante los sentidos. Es importante destacar que tales
cosas cambian cuando se somete el trozo de cera al fuego. A causa de este, el color
cambia, el olor desaparece, la cera se vuelve líquida, etc. Sin embargo, algo
permanece: esto permite decir que se está tratando con cera, y no con otra cosa.
Las substancias, a diferencia de los accidentes, subsisten y existen de modo
independiente: por eso identifican qué son los objetos. En consecuencia, lo que
permanece de la cera se asocia a qué es ella como substancia.
Pero, es claro que el análisis del trozo de cera también muestra el racionalismo
cartesiano, una aproximación crucial para el problema de las otras mentes. El
origen del conocimiento cierto radica en la razón, no en los sentidos. Por este
motivo, Descartes constantemente recuerda al lector que los sentidos no son
confiables, es decir, no llevan a conocimiento cierto o a ideas claras y distintas,
como lo pone en la tercera Meditación. En esta propone como regla general "que
son verdaderas todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente"
(Descartes 1977:31). A tales ideas se llega internamente, mediante el ejercicio de
la razón. Los sentidos, por el contrario, llevan a ideas confusas, de las cuales no
hay conocimiento cierto.
Hay una cuestión crucial con relación al problema de las otras mentes: las palabras
resultan engañosas, pues sus significados resultan ambiguos a la luz de los usos.
Las palabras desvían la atención de las ideas claras y distintas. En un pasaje
posterior al Discurso Descartes enfatiza el punto de la siguiente manera:
"Finalmente, debido al uso del lenguaje, vinculamos nuestros conceptos a las
palabras que usamos para expresarlos; y, entonces, cuando almacenamos los
conceptos en nuestra memoria almacenamos simultáneamente las palabras
correspondientes. Posteriormente, encontramos más fácil recordar las palabras que
las cosas; y, debido a esto, es muy raro que el concepto de la cosa sea tan distinto
que podamos separarlo totalmente de los conceptos involucrados en las palabras.
Los pensamientos de casi toda la gente tratan más sobre palabras que sobre cosas;
y, como resultado, la gente asiente a palabras que no entiende, pensando que una
vez que las entendieron, o que las tomaron de otros que sí las entendieron
correctamente" (Descartes 1985:220).
Las palabras, entonces, son un impedimento para arribar a ideas claras y distintas,
que son constitutivas de conocimiento cierto. El común de la gente recuerda las
palabras, no los conceptos aludidos por las mismas y referidos a cosas, cuestión
que también adquiere importancia para Turing, como se examina más abajo. En
efecto, algo similar sucede con las mentes ajenas, las cuales parecen captarse
cuando se observa conducta inteligente. ¿Es eso realmente así? Es posible que
exista conducta, que existan robots que simulen ser humanos, pero que no tengan
mentes. Luego, uno puede caer en el engaño de las palabras, creyendo
que observa conducta inteligente cuando en realidad no la hay.
El ejemplo del trozo de cera es paradigmático acerca del engaño de las palabras, tal
como se analizó en la sección previa. Justamente, en relación con dicho engaño, el
filósofo francés recurre al ejemplo de los hombres con capas y sombreros que ve a
través de la ventana. Lo hace de la siguiente manera: "Pues aunque estoy
considerando ahora esto en mi fuero interno y sin hablar, con todo, vengo a
tropezar con las palabras y están a punto de engañarme los términos del lenguaje
corriente; pues nosotros decimos que vemos la misma cera, si está presente, y no
que pensamos que es la misma en virtud de tener los mismos color y figura: lo que
casi me fuerza a concluir que conozco la cera por la visión de los ojos y no por la
sola inspección del espíritu. Mas he aquí que desde la ventana veo pasar unos
hombres por la calle: y digo que veo hombres, como cuando digo que veo cera; sin
embargo, lo que en realidad veo son sombreros y capas, que muy bien podrían
ocultar meros autómatas, movidos por resortes. Sin embargo, pienso que son
hombres y de este modo comprendo mediante la facultad de juzgar, que reside en
mi espíritu lo que creía ver con los ojos" (Descartes 1977:29, énfasis mío).
De este modo, al igual que con la cera, Descartes primero asume que "ve" hombre,
pero en segunda instancia, luego de examinar su fuero interno, se da cuenta de
que son hombres. Nuevamente, queda claro el carácter racionalista de la filosofía
cartesiana, pues los hombres no son identificables mediante los sentidos, sino
mediante lo que juzga internamente la razón. Alguien podría preguntarse cómo es
que se juzgan como tales y, en particular, si no hay participación de los sentidos en
la evaluación de si son hombres realmente. En ese momento entra a tallar la
cuestión de que los hombres, si solo fuesen captados mediante los sentidos,
podrían ser confundidos con autómatas, o para simplificar, con robots. Ello ocurriría
porque solo se ven capas y sombreros, y estas prendas podrían ocultar a dichos
robots.
Estos no pueden ser distinguidos de los verdaderos hombres solo por medio de los
sentidos. Una cuestión que apoya esta idea es que, incluso si los hombres de la
ventana fueran pura extensión, al igual que la cera, no serían distinguibles de
robots, los cuales también son res extensa. Es decir, si uno está en presencia de un
robot, o de una máquina, uno no podría distinguirla de hombres solo por lo que
se observa directamente mediante los sentidos. Ese es precisamente el punto de la
analogía de la cera y los hombres que se "ven" por la ventana: no se establece la
presencia de hombres en virtud de los sentidos. Cualquier característica podría
tenerla un robot, que es una cosa física, y por lo mismo podría ser confundido con
un hombre si no se empleara la razón para juzgar qué es. Por lo tanto, que sean
hombres o autómatas es algo que se juzga mediante una inspección del espíritu, al
igual que como acontece con la cera.
Otra cuestión interesante de discutir es qué hace juzgar al francés que los hombres
que ve por la ventana son hombres y no autómatas o robots. Si se toma en
consideración lo examinado hasta aquí, habría que decir que Descartes no confía en
lo que solo capta mediante los sentidos. Una hipótesis que se puede aventurar es
que debería haber signos que permitan juzgar por qué son hombres y no
autómatas. Por ejemplo, si Descartes viera que una dama sonríe y coquetea con
uno de los hombres, y luego que este le habla gentilmente, pronunciado palabras y
haciendo un gesto cortés, ello contaría a favor de la tesis de que está frente a un
hombre, no un robot. Desde la perspectiva cartesiana al menos, los hombres
pronuncian palabras y corresponden con gestos cordiales y amables frente a la
mirada coqueta de una mujer. Eso es, a no dudarlo, una conducta inteligente que
puede juzgarse mediante la razón, puesto que dicha conducta es guiada por el
entendimiento.
Todo lo expuesto hasta aquí fundamenta por qué Descartes cree imposible que las
máquinas piensen. Es claro que varios pensadores posteriores al francés se
opusieron férreamente a la imposibilidad en principio inspirada por su dualismo,
idealista y racionalista. Un matemático británico del siglo XX ha sido,
indudablemente, uno de los opositores más importantes a tal imposibilidad: Alan
Turing. Para este no es menester discutir conceptualmente si las máquinas son
capaces de inteligencia y pensamiento. Por el contrario, dado que ello llevaría a una
suerte de encuesta sobre los usos de palabras como "máquina" e "inteligencia", se
debe encontrar una vía alternativa, esto es, un método fiable y certero para
reemplazar la compleja pregunta: "¿pueden pensar las máquinas?"
El Juego de la Imitación es propuesto por Turing como una manera de evitar el lío
conceptual que involucra discutir el significado de términos como "máquina",
"pensamiento", "inteligencia", etc. Turing parece desconfiar también de cómo se
usan las palabras, al punto de que para este un estudio de ellas podría llevar a una
encuesta sobre sus usos. Es por esta razón que el Juego de la Imitación, en su
conjunto, debe simplemente ponderarse como un intento de reemplazo de la
pregunta: "¿Pueden pensar las máquinas?" Así es como lo concibe el matemático
británico. Podría haber un fundamento no declarado también: tal pregunta podría
retrotraer al debate cartesiano y, por tanto, resucitar la propuesta dualista según la
cual hay dos clases de substancias.
Justamente, considero que Turing exhibe simpatía por una visión funcionalista de la
mente cuando propone que una ventaja del Juego de la Imitación es que logra
separar las capacidades intelectuales de las capacidades físicas del ser humano. Es
decir, las capacidades intelectuales no están adscritas a un sistema físico específico,
ni biológico, porque una función puede ser implementada por distintos sistemas
(e.g. eléctricos, hidráulicos, basados en carbono, etc.) Por ejemplo, un corazón
artificial puede ser de aluminio o plástico, ya que el material es irrelevante con
relación al desempeño de la función. En el caso de la inteligencia femenina, esta no
requiere instanciarse en el cerebro femenino, punto por el cual estimo que se
introduce la cuestión de la identificación del sexo de los participantes. De este
modo, dicha identificación no es tan irrelevante como se piensa: muestra el
funcionalismo de Turing, y su aproximación a la mente según la cual la inteligencia
es independiente de los materiales en los cuales se instancia.
En relación con la distinción entre las capacidades físicas y las intelectuales, Turing
manifiesta un compromiso metafísico, además, y este sería incompatible con una
concepción puramente conductista de la mente. En efecto, según él "el nuevo
problema posee la ventaja de trazar una línea muy clara entre las capacidades
físicas y las intelectuales del hombre. Ningún ingeniero o químico afirma ser capaz
de producir un material que sea indistinguible de la piel humana. Es posible que en
algún momento aquello si se podrá hacer, pero aun suponiendo la disponibilidad de
esta invención deberíamos sentir que no tiene mucho sentido en tratar de hacer
más humana a una ‘máquina pensante’ mediante el revestimiento de piel artificial"
(Turing 1950:41, énfasis mío).
Tal como señalo arriba, el matemático inglés parece pensar que el uso de las
palabras es engañoso cuando se trata de identificar estados mentales, signo de
inteligencia. En particular, el uso del lenguaje cambia a través del tiempo, y lo
hará, de acuerdo con la predicción, cuando los computadores digitales tengan
capacidades suficientes para pasar el test. Esto supuestamente debería haber
ocurrido alrededor del año 2000, es decir, deberían haberse desarrollado máquinas
con velocidad y almacenamiento suficientes para imitar a un ser humano, de
acuerdo con la versión estándar, simplificada, del Juego de la Imitación.
Esto podría explicar por qué a Turing se le adjudica una visión externalista de la
mente y de la inteligencia. Es decir, una aproximación según la cual lo relevante en
el Test es que los computadores causen mediante las respuestas la creencia de que
se está en presencia de un ser humano, no de una máquina. Tal como recalco en
otro trabajo: "De alguna forma, Turing pone la carga de la prueba sobre aquellos
que piensan que es necesario, metafísicamente, replicar la inteligencia para que
algo sea inteligente. Para él, en cambio, es suficiente desde un punto de vista
epistemológico que seamos convencidos de que A es inteligente. En consecuencia,
Turing intenta eliminar una discusión metafísica para centrar el debate en la
inteligencia de máquina sobre bases epistemológicas, a saber, aquellas en que se
reemplaza la pregunta ‘¿Pueden pensar las máquinas?’ con la evidencia empírica
aportada por su juego" (González 2015:283).
Sin embargo, hay un aspecto del Test que no ha sido discutido suficientemente, y
que se vincula con el problema de la detección de los estados mentales y la
inteligencia en los interrogadores del Juego de la Imitación. Claramente existe un
problema inadvertido en dichos interrogadores, lo cual no ha sido explorado
suficientemente. Los interrogadores, pese a ser no expertos, tienen
un criterio mediante el que identifican a los participantes en función de lo
que debieran responder a las preguntas. Una cuestión interesante es que Turing no
considera el reemplazo de los interrogadores, o que haya un programa que
desempeñe la misma función que los mismos.
Vale la pena aclarar una vez más la cuestión del internalismo de los interrogadores.
Al decir que su criterio para la existencia de mentes es internalista quiero decir que
privilegian el juicio interno, consciente, que cada uno de ellos hace. Se evalúa si,
por ejemplo, A ha respondido como lo hubiera hecho una mujer (o como una
persona), como la capacidad que tiene esta para responder como un cerebro
femenino. Por ejemplo, si el computador respondiera a la pregunta ¿qué tipo de
pelo tienes?, diciendo "no me gusta depilarme", ello claramente contaría como una
respuesta poco adecuada a la pregunta. Enfatizo que los interrogadores juzgarían,
en función de lo que debiera haberse respondido, que la respuesta es inadecuada. Y
para realizar dicho juicio, internamente, los interrogadores deben
estar conscientes de qué debiera responderse en cada caso.
A propósito de este último punto, estimo con base en lo examinado hasta aquí que
el Test de Turing es difícil para los computadores digitales puesto que, pese a las
precauciones de su autor, es improbable que los humanos juzguen que la máquina
ha pasado el test de manera efectiva y, sobre todo, que la evidencia recabada
es cierta e indiscutible. La dificultad del Juego de la Imitación, al menos en lo que
concierne a las decisiones de los interrogadores, es clara. El criterio que emplean
dichos interrogadores es internalista: basado en lo que la razón juzga interna y
conscientemente. En ambos casos no hay elementos externos que permitan, por sí
solos, determinar que se está frente a hombres con capas o sombreros, o bien
frente a humanos, como acontece en el Juego de la Imitación.
Para poner el punto de una manera más clara todavía: en Descartes y en Turing
hay evidencia observable disponible para determinar si hay mente e inteligencia,
las capas o sombreros y la conducta lingüística, respectivamente. Sin embargo,
dicha evidencia se juzga adecuada o inadecuada desde un punto de vista
interno, consciente. No es de extrañar, entonces, que el Test de Turing sea tan
polémico, y que ni siquiera hoy esté claro si alguna máquina programada lo pasó
efectivamente. Ciertamente, el internalismo posee una desventaja clara en relación
con un test para la inteligencia, a saber, hace presa la decisión de la existencia de
otras mentes a una mente individual, la que juzga si la evidencia observacional
disponible es cierta.
Uno de los experimentos mentales más significativos para evaluar la efectividad del
Test de Turing es la Habitación China de John Searle. A pesar de que el argumento
es antiguo, y tan controvertido como el propio Juego de la Imitación, hay un
elemento de él que resulta interesante destacar. Searle sostiene que "una manera
de testear una teoría de la mente es preguntarse a uno como sería [what it would
be like] si mi mente trabajase bajo los principios que la teoría supone con que la
mente trabaja" (1990:68). De esta manera, el desiderátum de Searle lleva a una
pregunta sobre qué le ocurriría a uno si mi mente operase de acuerdo con lo que
establece la Inteligencia Artificial fuerte. Es decir, qué sucedería, qué se seguiría, si
esta teoría fuera efectivamente verdadera.
En las dos últimas secciones he agregado otra dificultad a dicho reemplazo, base
del proyecto de investigación de Turing en Inteligencia Artificial, a saber, el criterio
internalista de los interrogadores para decidir si se está frente a una máquina o a
un ser humano hace que no resulte claro si el reemplazo definitivo de la pregunta
resulta, de hecho, factible. Más aún, dicho criterio parece consistente con una
práctica típicamente humana: dudar de la existencia de estados mentales en todo
aquello que no es humano, como las máquinas. Esto, tal como he argumentado
aquí, agrega un nuevo elemento a la discusión sobre el famoso y controvertido Test
de Turing, uno inspirado por Descartes, a propósito de su caso de los hombres con
capas y sombreros que ve por la ventana.
Conclusión
Las raíces del problema de las otras mentes pueden rastrearse hasta un ejemplo
planteado por Descartes en las Meditaciones Metafísicas: los hombres con capa y
sombrero que "ve" a través de la ventana. Dicho ejemplo, analizado a propósito del
carácter inobservable de la mente y de que las palabras son engañosas en este
respecto, muestra que es solo la razón, no los sentidos, lo que permite establecer
el ser de las cosas, o como lo pone Descartes, las ideas claras y distintas de las
mismas. En el caso de la cera, esta es una inspección del espíritu, mientras que en
el de los hombres, estos son res cogitans de las cuales hay ideas claras y distintas
también. Solo dichas ideas garantizan acceder a conocimiento cierto, es decir, el de
aquél fundamentado en la razón, la cual duda acerca de lo captado por los sentidos.
Hyslop, A. 2016. Other minds. En: E. N. Zalta (ed.) The Stanford Encyclopedia of
Philosophy. Stanford: Stanford
University. http://plato.stanford.edu/archives/spr2016/entries/other-
minds/ [ Links ]
Searle, J. 1990. Mind, brains and programs. En: M. Boden (ed.) The philosophy of
artificial intelligence, pp. 67-88. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]
Turing, A. 1951. Can digital computers think? Tipeo de una entrevista radial
publicada en el Tercer Programa de BBC, 15 de mayo de 1951. Referencia de los
archivos Turing número B.5. En: S. Shieber (ed.) The Turing test: verbal behavior
as the hallmark of intelligence, pp. 111-116. Cambridge: MIT Press. [ Links ]
Turing, A. 1950. Computing machinery and intelligence. En: M. Boden (ed.) The
philosophy of artificial intelligence,pp. 40-66. Oxford: Oxford University
Press. [ Links ]
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
554X2016000200004&lang=pt
21.43
Servicios Personalizados
Revista
SciELO Analytics
Articulo
Español (pdf)
Articulo en XML
SciELO Analytics
Traducción automática
Otros
Otros
Permalink
Rev. latinoam. filos. v.34 n.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mayo 2008
COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS
Yamile Socolovsky
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-
73532008000100010&lang=pt
21.57
DOI: 10.17151/difil.2016.17.28.7
* orcid.org/0000-0003-2118-6564
Palabras clave
Abstract
Key words
Introducción
Por lo tanto,
Por lo tanto,
(5) En @, mi mente es ontológicamente independiente de cualquier entidad
extramental.
(6) En @, mi cuerpo es una entidad extramental.
Por lo tanto,
La idea detrás de (1) es que hay al menos una réplica puramente mentalista o
"berkeleyana" de @, es decir, un mundo (nomológicamente) posible que no contiene
más objetos y propiedades instanciadas que las necesarias y suficientes para ser un
mundo psicológicamente idéntico a @. Esta tesitura es intuitivamente plausible, por dos
motivos. Primero, la negación de (1) equivale a declarar que la existencia de
consciencias implica a priori la existencia de entidades materiales y, como consecuencia
de esto, es altamente implausible. Segundo, no entraña contradicción alguna (ya sea
lógica o conceptual) suponer que la realidad externa se compone
de sustancias extensas, es decir, de entidades espaciales (relativamente)
autosubsistentes. Pero, si la realidad externa se compone de sustancias, entonces la
existencia de entidades en el espacio (a) es un hecho relativamente independiente del
estatuto ontológico de otras entidades y -sobre todo- (b) no puede venir implicada por
nada relativo a la existencia de entidades encuadradas en una categoría metafísica
alternativa, como ser la de las entidades mentales. Pero entonces es concebible la
existencia de una réplica puramente mentalista de @, dado que la relación de
independencia ontológica entre (categorías de) sustancias es una relación simétrica. De
aquí que, en virtud de (4), la negación de (1) resulte prima facie inaceptable.
Por lo tanto:
Por lo tanto:
1. PCC: Todo evento físico que tiene una causa suficiente tiene una causa física
suficiente.
2. Si el DS es verdadero, entonces algunos eventos físicos no tienen una causa
física suficiente.
Por lo tanto,
3. El DS es falso.
La idea detrás del PCC es que, "si usted toma cualquier evento físico y traza su
ascendencia y su posteridad causal, esto nunca lo conducirá fuera del dominio físico"
(Kim 40). No obstante, para que sea funcional a un ataque contra el DS, el PCC debe
aparecer acompañado de una cláusula que excluya la sobredeterminación de la
causación, es decir, la (posible) concurrencia de una causación mental inmiscuida en la
causación física. Pues el que un evento físico tenga una causa física suficiente, no
excluye (a) que a su vez el evento físico causante tenga una causa mental y una causa
física (b) que el componente mental sea una causa físicamente suficiente. Para eludir
esta complicación, es común anteponer un requisito de exclusión, según el cual ningún
evento físico tiene más de una causa suficiente (cf. Gibb 3-4).
Un tercer argumento contra el DS es el que establece la imposibilidad de que las
operaciones de un sistema físico puedan afectar a una entidad inmaterial. La premisa
fundamental ahora es el teorema de conservación de la energía(TCE)
Por lo tanto,
Por lo tanto,
Por lo tanto,
6. El DS es falso.
Una de las implicancias directas del TCE es que el monto de energía mecánica presente
en un sistema físico aislado de su entorno permanece constante a través del tiempo.
Por otra parte, los científicos conciben al universo como un sistema físico en un estado
de entropía relativamente bajo, con un contenido material espacialmente distribuido de
manera relativamente uniforme. De aquí que el requisito de conservación se aplique al
universo mismo y pueda concluirse que el sistema nervioso no puede transferir energía
hacia algo extrafísico.
Por otra parte, los argumentos contra el DS que hemos reconstruido implican prima
facie que:
(F) es una tesis muy fuerte, pues se sigue de ella que, prima facie, toda verdad
psicológica viene implicada por las leyes naturales y las condiciones iniciales del mundo
(cf. Balog 502). Convengamos (desde un enfoque conductista-funcionalista) que el dolor
no es más que un estado interno producido por estímulos provenientes del entorno,
asociados a la producción de un daño y un efecto concomitante de aversión. Ahora
bien, si (F) es verdadero, entoncesun episodio de dolor no es (ontológicamente
hablando) más que un episodio de estimulación de las fibras-c. Pero cabe descartar de
cuajo que la existencia de sensaciones de dolor (o estados mentales en general) pueda
explicarse por esta vía, es decir, mediante reducción fisicalista (eliminativa). Veamos las
razones.
Por empezar, los predicados del lenguaje mentalista o fenoménico recogen propiedades
cuyas instancias sólo pueden hacerse presentes a expensas de un punto de vista
subjetivo. La descripción física de una persona que está teniendo una experiencia
cualitativa (por ejemplo, la sensación de dolor, o la experiencia gustativa ligada a la
ingesta de café) no aporta ni permite inferir información sobre su dimensión
cualitativa.3 En segundo lugar, los reportes de experiencias fenoménicas no parecen
aludir a hechos. Cuando proferimos 'Obdulio saborea el café', no atribuimos a Obdulio el
conocimiento de que el café tiene un sabor u otro, sino el conocimiento de cómo se
siente degustar el café o vivenciar su sabor. Ambas circunstancias (el que la
instanciación de una propiedad cualitativa sea funcional a una experiencia en primera
persona y el que los reportes de esas propiedades no recojan hechos), dificultan
seriamente la tarea de mostrar o sugerir que los predicados para conceptos
fenoménicos tienen un sentido descriptivo que los enlaza analítica o inferencialmente a
conceptos de la física.
Los fisicalistas podrían quizá replicar, siguiendo a McGinn, que la imposibilidad de una
reducción explicativa de la experiencia fenoménica no es imputable a la intervención de
un factor nomológicamente anómalo, sino a las limitaciones de nuestro aparato
cognitivo o, en todo caso, a la ausencia de presiones evolutivas que soliciten la
adquisición de una intelección filosófica de la consciencia. Pero los fisicalistas que
adoptan (F) no pueden esgrimir legítimamente esta estratagema, dado que es
altamente cuestionable postular un nexo de necesitación entre hechos fundamentales
científicamente inteligibles y hechos dependientes de ellos, para luego postular una
brecha explicativa insalvable entre el reconocimiento de los primeros y la comprensión
de los segundos. En rigor, es razonable suponer que el vínculo intuitivo entre
derivabilidad (explicativa) y (necesitación) metafísica tiene por fundamento la
reductibilidad de unos hechos a otros. Y, si se lograra sustentar la existencia de una
brecha de aquella índole, la postura resultante no diferiría significativamente de un
dualismo emergentista.
En suma: los fisicalistas que usan consideraciones científicas para proceder a refutar el
DS no pueden eludir la obligación de garantizar la factibilidad metodológica de las
exigencias reductivas que emanan de su posición. A su vez, nadie ha logrado sustanciar
(o sugerir que se podrían sustanciar) reglas de correspondencia que conecten
apropiadamente los términos ligados al reporte de experiencias fenoménicas (términos
de la jerga mentalista como 'sentir' y 'dolor') y los tecnicismos científicos de rigor
(términos o tecnicismos de la jerga fisicalista como 'estimulación' y 'fibra-c').
El problema con este argumento es que (b) escapa al planteo fisicalista, pues no es una
premisa validable en el terreno de la física ni se ha mostrado o sugerido de manera
convincente que 'estar dolorido' resulta de hecho definible (o cuanto menos
adecuadamente parafraseable) en un lenguaje científico-natural. Como consecuencia de
esto, (b) no puede figurar como premisa de un planteo tendiente a probar que el dolor
(o todo caso de dolor) se reduce a la estimulación de las fibras-c (o a un caso de
estimulación de las fibras-c). Lo que falta es, precisamente, un principio que tienda un
nexo apropiado entre el hecho de estar dolorido y la estimulación de las fibras-c, sin
usufructuar conceptos ligados a la experiencia consciente con su dimensión subjetiva.
(D) Para cualquier oración psicológica presumiblemente verdadera Y del tipo: 'El evento
mental (irreductible) mmantiene un nexo causal con el evento neurofisiológico n', '[Y ∧
(L ∧ C)]' representa un estado de cosas concebible.
Entonces, el último recurso para los dualistas de sustancias en filosofía de la mente que
quieran eludir la acusación de apartarse de la ciencia y hacer "mala metafísica" es negar
(C), es decir, mostrar que puede haber vínculos causales entre eventos físicos y eventos
mentales (irreductibles), sin cuestionar para esto las constancias científicas inmiscuidas
en L. A los efectos de satisfacer esta exigencia metodológica, voy a argumentar en
primera instancia que, pace Bunge, Lewis et al., el DS es compatible con el principio de
clausura causal y el teorema de conservación de la energía (o, alternativamente, con la
exigencia relativista de que esta magnitud tenga un equivalente de masa inercial).
Empecemos por el principio de clausura (PCC). Recordemos que, según PCC, todo
evento físico que tiene una causa suficiente tiene una causa física suficiente.
En segundo lugar, la tesis C -el rechazo de todo vínculo causal entre entidades
materiales y entidades inmateriales- parece ser lo suficientemente fuerte como para
que su uso contra el DS torne redundante la ulterior adopción de
presupuestos expresamente científicos relativos -por caso- a la transferencia de energía
como condición para la causación (cf. Montero, 2006). Así, los dualistas podrían replicar
(a) que PCC es una opción primordialmente filosófica(no científica) y (b) que su
adopción torna irrelevante el recurso a constancias científicas para desacreditar DS, de
modo que, (c) de prevalecer PCC, no se podrá concluir que DS es incompatible con la
ciencia sino -en principio- con cierta manera de explicar el éxito de la ciencia.
En tercer lugar, la ciencia parece desmentir la validez irrestricta de PCC, pues hay
eventos físicos que, prima facie, carecen una causa física suficiente. Por poner un
ejemplo, el proceso de desenlace radioactivo de una partícula no responde a un evento
causalmente suficiente, aun cuando difícilmente se le pueda negar el estatuto
de efecto físico cuántico (volveré sobre este punto más adelante). Por otra parte, la
tesis dualista en filosofía de la mente juega un papel destacado en algunas discusiones
especializadas en el terreno de la física fundamental. Por ejemplo, las hipótesis
mentalistas acerca del colapso de paquete de ondas (las hipótesis que cifran en la
intromisión de un observador la obtención de valores específicos para observables
dinámicos gobernados por patrones puramente estadísticos) forman parte del debate
científico en torno al problema de la medición en mecánica cuántica (cf. Wigner, Stapp,
Toben, Donald).
Por empezar, cabe tener en cuenta que la teoría cuántica postula regularidades
dinámicas entre eventos físicamenteaislados entre sí. Las correlaciones EPR (Einstein-
Podolsky-Rosen) satisfacen los requisitos de correlación temporal y conjunción
constante, pero no así los de contigüidad espacial y transferencia de energía: "el
formalismo cuántico no describe ningún proceso físico que pueda transmitir la
información requerida de un sistema a otro" (Suárez 145). Estas regularidades
transgreden el modelo de causa directa o explicación por coordinación, según el cual
existe una correspondencia entre sistemas "llevada a cabo por señales (...): algo de
energía o materia se debe desplazar de una localidad a otra, y debe actuar como un
factor parcial en la producción del evento correspondiente" (van Fraassen 112).
También la intelección de los procesos de desintegración radioactiva solicita una
reconceptualización de la causalidad, dado que siguen un patrón de desencadenamiento
espontáneo sin la concurrencia de un agente externo capaz de transferir energía al
sistema desintegrado y determinar el desenlace del proceso. Como observa Rolleri,
"este tipo de procesos (...) nos impide imponer una noción general de interacción
causal (...). Por un lado, no reconocemos (...) el suceso en que se origina la
desintegración (...) y, por otro lado, el sistema no persiste sino que transmuta a otro
tipo de sistema" (20). Por añadidura, estos procesos parecen desmentir la tesis de la
clausura causal del mundo físico, ya que no hay ningún evento físico que oficie
como antecedente suficiente para la transformación del sistema4.
Que todas estas regularidades merezcan ser conceptualizadas como procesos causales
es discutible; todo depende de cómo se elija definir la noción de causa y mentar el plus
que la eleva por encima de la mera correlación regular. Con todo, existen variados
modelos plausibles para la explicación causal de las correlaciones cuanto-mecánicas (cf.
Suárez). Por otra parte, si el dominio cuántico quedara apartado del alcance de la idea
fisicalista de causación y, concomitantemente, de PCC, entonces habría lugar para
afirmar que la existencia de correlaciones reales entre eventos mentales irreductibles y
eventos físicos, al igual que las regularidades cuanto-mecánicas, se adaptan a un patrón
de interacción al que no se aplica el concepto fisicalista de la causación. Pero, como
veremos más adelante, lo fundamental en este punto es que, se las conciba o no como
causales, algunas correlaciones postuladas y caracterizadas por la física fundamental
transgreden una serie de condiciones ligadas a la intelección clásica de la causación que
no son otras que las que excluyen conceptualmente la posibilidad de interrelaciones
pertinentes entre sustancias pensantes y sustancias extensas. Por el momento, baste
con notar que los fisicalistas no podrán extraer de la ciencia una noción monolítica de
causalidad como la que se requiere para sepultar al DS; es decir, una noción de
causalidad que (a) canalice todas nuestras intuiciones acerca de la relación de
causación, (b) tenga vigencia en todo el dominio de la física y, a su vez, (c) sea lo
bastante flexible como para amoldarse a cualquier vínculo de interacción dinámica
intuitivamente conceptualizable como evento o proceso causal5.
Conclusiones
Notas al Pie
1
"Ud. puede tal vez dudar de que está leyendo un libro ahora -tal vez Ud. está
alucinando o soñando- [pero] no puede dudar de que le parece que está leyendo un
libro" (O'Connor & Robb 4).
2
Por ejemplo, se ha sugerido que el DS es inconsistente con el hecho de que los seres
humanos tienen una historia evolutiva como miembros de una especie y un desarrollo
embrionario como individuos (cf. Lycan 168). También se ha señalado que la
postulación de sustancias pensantes transgrede los estandartes de parsimonia
ontológica y simplicidad explicativa (cf. Churchland 28). En mi opinión, puede darse
respuestas a estas objeciones y otras del mismo tenor, pero no es mi intención en este
trabajo responder a todas las críticas al DS.
3
Como observa Balog: "cuando pienso Siento dolor no estoy pensando que me estoy
comportando o que estoy dispuesto a comportarme de alguna manera, o que estoy
ocupando algún particular estado neurofisiológico (...). Cuando juzgo que estoy
teniendo una experiencia de un tipo particular sobre la base de tener de hecho esa
experiencia, el concepto que invoco no es un concepto comportamental, físico, o
funcional. Por el contrario, parece ser un concepto que aplico directa y
espontáneamente a la experiencia" (499-500).
4
En el mismo sentido, la fusión y la fisión nucleares envuelven interacciones físicas
entre subcomponentes atómicos que, lejos de evolucionar hacia un cambio meramente
dinámico de estado, determinan una transmutación cualitativa y espontánea de los
sistemas físicos.
5
Alternativamente, podría replicarse que la intelección de las correlaciones EPR exige
incorporar alguna teorización de parámetros adicionales con un comportamiento
(causal) clásico (variables ocultas). Pero hay dos teoremas que restan plausibilidad a
esta pretensión. Uno es el teorema de Kochen & Specker. Se trata de un argumento
geométrico que excluye la posibilidad de que una partícula de espín entero pueda tener
al mismo tiempo un valor de espín definido para cada dirección en el espacio. Esto
significa que sólo es posible asignar valores bien determinados en un tiempo dado a un
subconjunto acotado de observables dinámicos (el conjunto de los observables
compatibles entre sí). El otro teorema relevante es el teorema de Bell, que establece
que ninguna teoría de variables ocultas puede reproducir todos los resultados
experimentales regulares de la teoría cuántica elemental. En cualquier caso, es claro
que la intelección de los hechos cuánticos y las correlaciones subyacentes en ellos
escapa al concepto de causación fisicalista clásico, es decir, el concepto de causación
involucrado en los argumentos usuales contra el DS.
Referencias bibliográficas
Braddon-Mitchell, David & Jackson, Frank. Philosophy of Mind and Cognition. Oxford:
Blackwell, 1996. Print. [ Links ]
Broad, Charlie. The Mind and its Place in Nature. London: Routledge & Kegan Paul,
1925. Print. [ Links ]
Chalmers, Davis. The Conscious Mind. New York: Oxford University Press, 1996.
Print. [ Links ]
Donald, Matthew. "Quantum Theory and the Brain". Proceedings of the Royal Society.
1990: 43-93. Print. [ Links ]
Foster, John. The Immaterial Self: A Defense of the Cartesian Dualist Conception of the
Mind. London: Routledge, 1991. Print. [ Links ]
Gibb, Sophie. "Introduction". Sophie Gibb, Edward Jonathan Lowe & Rögnvaldur
Ingthorsson (eds.). Mental Causation and Ontology. Oxford: Oxford University Press,
2013. [ Links ]
Kim, Jaegwon. Mind in a Physical World. Cambridge: The MIT Press, 1998.
Print. [ Links ]
Lewis, David. "What Experience Teaches". William Lycan (ed.). Mind and Cognition: A
Reader. Oxford: Blackwells, 1990. Print. [ Links ]
Lycan, William. "Philosophy of Mind". Nicholas Bunnin & Eric Tsui James (eds.). The
Blackwell companion to Philosophy. Oxford: Blackwell Publishers, 1996.
Print. [ Links ]
McGinn, Colin. "Can we solve the mind-body problem?" Mind. 1989: 349-366.
Print. [ Links ]
O'Connor, Timothy & Robb, David. "Introduction". Timothy O'Connor & David Robb
(eds.). Philosophy of Mind: Contemporary Readings. New York: Routledge. 2003.
Print. [ Links ]
Rosenberg, Gregg. A Place for Consciousness: Probing the Deep Structure of the Natural
World. Oxford: Oxford University Press, 2005. Print. [ Links ]
Salmon, Wesley. Scientific Explanation and the Causal Structure of the World.
Princeton: Princeton University Press, 1984. Print. [ Links ]
Schouten, Maurice. "Theism, Dualism, and the Scientific Image of Humanity". Zygon.
2001: 679-708. Print. [ Links ]
Toben, Bob. Space-Time and Beyond. New York: Dutton, 1974. Print. [ Links ]
Wigner, Eugene. "Remarks on the Mind-Body Question". Irving Good (ed.). The Scientist
Speculates. New York: Basic Books, 1962. Print. [ Links ]
Como citar:
Guirado, M.A. "La plausibilidad conceptual del dualismo mente-cuerpo. Una nueva
defensa del argumento modal". Discusiones filosóficas. Ene.-jun. 2016: 115-134. DOI:
10.17151/difil.2016.17.28.7.
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-
61272016000100007&lang=pt 20.52
Article
Article references
Automatic translation
Cited by SciELO
Access statistics
Related links
Share
More
More
Permalink
Rev. méd. Hosp. Nac. Niños (Costa Rica) vol.33 n.1-2 San José Jan. 1998
Carl Sagan,
Introducción
En los últimos dos siglos se ha dado un especial interés por desentrañar los misterios que
rodean a la mente y al cerebro (3). Es más, esta separación ha hecho suponer que la mente es
una cuestión de orden espiritual y que el estudio del cerebro jamás llegará a develar los
verdaderos secretos de la mente. La mayoría de los neurocientíficos modernos no creen que
esto sea cierto, entre ellos Richard Restak reconocido neurocientífico norteamericano, y
suponen que los procesos y enfermedades mentales pueden ser descritas como un conjunto
de balances o desbalances bioquímicos. Sin embargo, aunque no muy clara todavía, la
relación mente-cerebro es cada día más estrecha y los métodos que se tienen para estudiar
uno y otro se integran para sacar mayor provecho de ambos. Estas técnicas son el
psicoanálisis y la neurociencia. El psicoanálisis nos permite descubrir los complicados
vericuetos de la mente y la neurociencia la compleja red de dentritas, axones y las complicadas
reacciones bioquímicas que ocurren en el cerebro. Sin embargo, hay otra área del
conocimiento que es fundamental y no ha sido fuertemente integrada al estudio del cerebro y la
mente: las ciencias de la computación.
No es raro oír a los profesionales en informática hablar del cerebro como el gran computador,
se escuchan comentarios como "me falta más memoria RAM para recordar más números
telefónicos" o "me quedé enciclado". Sin embargo, estas comparaciones se realizan en son
jocoso y pocos se aventuran a describir la mente como un computador, pues se considera que
es imposible tal descripción siendo el cerebro muy, muy superior a lo que cualquier computador
de la actualidad pueda realizar. Esta opinión es compartida por algunos neurocientíficos, como
Restak. Otros neurocientíficos, como Jonathan Winson (neurocientífico de la Universidad
Rockefeller en Nueva York) sí se aventura a hacer estas comparaciones y utiliza, aunque muy
tímidamente términos computacionales para describir ciertos procesos mentales, como la
commutación nueronal del hipocampo (5).
El artículo está dividido en tres partes. En la primera se menciona algunos órganos cerebrales,
su función fisiológica y su interpretación computacional. Se divide el cerebro en tres grandes
grupos. Se propone que estos tres grandes grupos tienen un equivalente, mucho más simple,
en la organización actual de los sistemas operativos, reflejo claro que puede realizarse una
correspondencia entre procesos y mecanismos cerebrales y procesos y mecanismos
computacionales.
En la segunda parte se describe, con base en estas teorías, una hipótesis sobre la posible
organización computacional de la mente, en estado de vigilia. Y en la tercera parte se da una
interpretación computacional de los sueños.
A través del artículo se habla de dos conceptos utilizados por el psicoanálisis y la psicología
que son el conciente y el inconciente. Winson, cree ubicar el conciente en algunas áreas del
cerebro y el inconciente en otras. En este artículo se hace referencia a estos términos teniendo
presente que cuando se habla del conciente o inconciente debe ubicarse esta separación.
Básicamente, y de una forma muy simple el conciente se ubicará en las partes de la corteza
frontal y el subconciente en el sistema límbico. Adicionalmente, desde el punto de vista
computacional, se hacen comparaciones con computadores convencionales (maquinas de
Turing). No significa esto que el cerebro pueda ser visto como una máquina de Turing.
Tampoco estoy afirmando que el cerebro puede ser representado como una máquina paralela.
De hecho, mi opinión es, y parece muy lógica, que ninguno de nuestros computadores, en su
totalidad puede ser visto como un cerebro. Pero, es muy diferente suponer que un computador
es un cerebro o viceversa, a suponer que algunos procesos que ocurren en las computadoras
también pueden ocurrir en el cerebro y viceversa. Esta última suposición es la que presento en
este artículo. Agregando un poco más, creo que si quisiéramos construir algo similar a un
cerebro, deberíamos construir un hardware que reúna la mejor de las características de los
diferentes tipos de computadores actuales, de tal forma que cada proceso "cerebral" corra en el
hardware más apropiado, constituyendo una organización arquitectural no clasificada en la
actualidad. Por ello recalco, el cerebro no es una máquina de Turing, o una máquina paralela,
probablemente es una combinación de ellas, y muchas otras arquitecturas aun por diseñar o
descubrir.
Nuevamente recordemos que tanto el cerebro, como los computadores están hechos para el
manejo de la información. Uno es increíblemente complejo, el otro es conocido y creado por el
hombre, pero en ambos se realizan procesos que perfectamente pueden ocurrir en el otro.
Como ya conocemos bien los computadores ¿por qué no tratar de aplicar este conocimiento a
la exploración del cerebro y la mente? E inversamente también, lo que ya conocemos del
cerebro y la mente, ¿porqué no aplicarlo en el diseño de los computadores?
La clasificación que se sugiere en este artículo agrupa los sub-órganos del cerebro en tres
grandes grupos: el sistema cortical, el sistema límbico y el sistema de controles reflejos. Este
último grupo es el que se sugiere en este artículo y corresponde a las partes del cerebro que se
encargan del control de las funciones reflejo y los movimientos esenciales como la respiración
y el ritmo cardiaco (1,2). Los otros dos grupos ya han sido sugeridos por los neurocientíficos;
sin embargo, Winson crea una asociación entre el psicoanálisis y la estructura del cerebro
sugiriendo (5) que el conciente se aloja en el sistema cortical y el subconsiente en el sistema
límbico.
Sistema Cortical Corteza
Fisiología: las áreas corticales del cerebro están asociadas a los procesos complejos del ser
humano, como el lenguaje, el análisis de la visión, y los procesos de información sensorial.
Winson cree que aquí se integran los procesos concientes.
Lóbulo frontal
Fisiología: Actividad
Motora Inicial.
Procesos del
Lenguaje. Con los
lóbulos prefrontales y
las partes motoras de
la corteza se integran
la personalidad, la
emoción y
transforman el
pensamiento en
acción. Es la región
donde se genera la
representación de la
realidad del momento.
O como dice Restak
es el sitio donde se
provee la
"representación
interna de la realidad"
(3)
Lóbulo parietal
Fisiología: Estación receptora de información sensorial del lado opuesto del cuerpo y
responsable de la integración de lo que es visto con lo que se siente.
Lóbulo temporal
Lóbulo Occipital
Analogía computacional de los lóbulos occipital y temporal : Estos lóbulos, al igual que otros
órganos del cerebro, pueden verse como "Front End Processor" (FEP), preprocesadores de la
información sensorial. Por ejemplo, un computador es incapaz de interpretar directamente la
información que recibe una cámara de televisión. Sin embargo, con una tarjeta digitalizadora se
puede convertir la luz de una imagen en una matrix de puntos con valores correpondientes a
brillo, color, intensidad. De esta forma se puede formar una "imagen" digitalizada que
directamente no tiene ningún sentido para el computador. Lo lóbulos occipital y temporal
actúan como estos pre-procesadores que convierten la información directa de los sentidos en
información interpretable y analizable para el lóbulo frontal de la corteza, sitio, donde se
presume se genera la representación de la realidad del momento.
Cuerpo Calloso
Fisiología: El cuerpo calloso es un gran grupo de fibras que interconectan los dos hemisferios
del cerebro.
Analogía computacional: Es aparentemente un gran bus entre los dos principales hemisferios
cerebrales.
Sistema Límbico
El sistema límbico "parece ser que actúa como un sistema central de procesamiento de
información en el cerebro, interpuesto entre las entradas sensoriales y las salidas motoras
(movimiento corporal). Las estructuras de este sistema no reciben información sensorial
directa, sino que tratan con información muy organizada derivada de hechos, recuerdos de
hechos y emociones asociadas con tales hechos". Ver figura 2.
Talamo y el
Hipotálamo
Fisiología:
Componentes del
sistema límbico
responsables de
la memoria, la
experiencia y la
emociones. El
tálamo recibe
todos los
impulsos
sensoriales,
excepto los del
olfato y los
redirige hacia las
áreas apropiadas
de la corteza.
Parte de su
función es enrutar
impulsos de un
área del cerebro
hacia otra,
llevando
retroalimentación
a todas las
regiones.
Analogía computacional: Una de las funciones de estos órganos puede ser vista como
ruteadores de información, algo así como los ruteadores en las Redes de Area Local (LAN). Sin
embargo, aquí también es donde se almacenan las experiencias, y los recuerdos. Si se
compara su tamaño con el de la corteza, se verá que es mucho más pequeño, lo que hace
pensar que los recuerdos se almacenan de una forma comprimida y resumida, guardándose
sólo el concepto de lo que percibimos. Esto puede explicar algunos fenómenos diarios como la
poca capacidad como dibujantes que tenemos. Por ejemplo se pide que se dibuje una casa y lo
que dibujamos es un cuadrado con un triángulo arriba. Este es precisamente el concepto que
guardamos, muy limitado con respecto a todos los detalles relacionados con una casa. Esto
presupone además algunas cosas, gran parte de la materia cerebral y de la corteza
específicamente se utiliza para poder crear una imagen temporal e instantánea de la realidad
que nos rodea en un instante específico. (Este concepto se discutirá más a fondo en la
siguiente sección del artículo). Es por esto que en un momento dado somos capaces de poder
interpretar y reconocer todos los detalles del ambiente que nos rodea pero momentos después
ya no nos acordamos. Es como si se tuviera una enorme memoria (RAM en términos
computacionales) que constantemente es actualizada, analizada (i.e. se toman decisiones con
base en esa interpretación) y vuelve a borrar y a actualizar nuevamente a una velocidad
inimaginable. (De hecho existe una corriente eléctrica, todavía no explicable, que recorre el
cerebro en su totalidad a una frecuencia de 40 veces por segundo, ¿será ésta la frecuencia con
que se actualiza esta realidad?). En este sentido la imagen de la realidad es construida con
base en la información enviada por los sentidos, previamente pre-procesados por las partes del
cerebro correspondientes, y construida con base en los conceptos e información previa
almacenada en el hipocampo. Podría especularse que cada parte de la imagen de la realidad
se asocia a un concepto previamente almacenado. Por eso somos capaces de decir que nos
encontramos en un espacio abierto, una ciudad, un edificio o dentro de un auto, aunque
momentos después no seamos capaces de recordar los detalles mínimos de donde estuvimos.
Es por ello, además, que cuando estamos en un ambiente nuevo, por ejemplo en una ciudad,
nos cuesta adaptarnos, porque debemos dar tiempo a que el cerebro genere nuevos conceptos
y los almacene. Una vez hecho esto, el proceso de reconocimiento es automático y ya no
sentimos que estamos en un ambiente nuevo.
Hipocampo y amígdala
Fisiología: El hipocampo, junto con la amígdala y otras áreas más cercanas están conectadas a
los cuatro lóbulos de la corteza. Dentro de esta estructura, múltiples conecciones son formadas
que van y vienen en retroalimentación a los lóbulos temporales y otras regiones del cerebro. Es
aquí donde las emociones y la experiencia se forman. Es aquí, también, donde se coordinan e
integran nuestros mundos internos y externos.
Analogía computacional
Tanto los procesos de la corteza, concientes como los del inconciente, pueden ser pensados
como procesos computacionales de mayor o menor prioridad controlados por diferentes
conjuntos de computadores y con funciones diferentes. La información sensorial, previamente
procesada por los FEP, llega a los tres grandes núcleos de procesamiento. En uno se genera
una imagen de la realidad, en otro se almacena la información temporalmente en un "cache" (la
amígdala),mientras se procesa y se trata de definir nuevos conceptos y se almacenan (el
hipocampo). Una vez creados los nuevos conceptos pueden ser almacenados en memoria
permanente y utilizados por la corteza frontal en la creación de la realidad actual. Esta creación
de nuevos conceptos ocurre en el hipocampo y además revisa conceptos viejos, los modifica o
los borra. La interdependencia entre conciente e inconciente es total, por ejemplo un proceso
conciente puede disparar un proceso inconciente de búsqueda de información. Es por esto que
a veces tratamos de acordarnos de algo y no lo recordamos sino hasta horas después cuando
el conciente está concentrado en otra realidad. El proceso de búsqueda fue un proceso
subconciente.
La información sensorial puede también generar movimientos reflejos sin necesidad de que
pasen por procesos concientes o subconcientes; por ejemplo, cuando conducimos un
automóvil y tenemos que realizar un viraje de emergencia, inmediatamente movemos el volante
y aplicamos los frenos. Esto gracias a las conexiones directas con los controladores de
interrupciones (los ganglios basales).
Más adelante se analizará la teoría del sueño como el proceso de selección de información.
Ganglios Basales
Cerebelo
Formación reticular: Es un conjunto de nervios en el tallo que regulan el nivel de alerta, así
como qué tan despierto o dormido se encuentra el cerebro.
Bien, una vez que se ha fijado esa realidad el cerebro evalúa esa realidad y toma decisiones
con base en esos resultados. Estas conductas de acción se toman a corto y mediano plazo.
Cada uno de estos procesos es increíblemente complejo, e involucra además asociaciones con
memoria permanente y funciones previamente almacenadas. Además involucra interacciones
con prácticamente todas las demás áreas del cerebro. Puede verse que las conductas de
acción a corto plazo pueden ser de movimiento (casi siempre nos estamos moviendo) lo que
involucraría enviar señales a los ganglios basales. Sin embargo, también si accidentalmente
nos acercamos al fuego, o realizamos algún otro movimiento "involuntario" los ganglios basales
o un reflejo monosináptico, pueden enviar movimientos involuntarios correctivos que también
alteran esta realidad.
Esta ubicación de conceptos prealmacenados puede ser vista como un caso particular de los
llamados "lazos creativos" de Erich Harth, donde se menciona que en el cerebro existen
múltiples y muy comunes circuitos de neuronas recurrentes y que evidencian que la
información reportada por los sentidos es modificada por las estructuras internas cerebrales.
Pero también nuestro cerebro es capaz de recordar hechos recientes, no con todos los detalles
de todo un día o días anteriores. Esto implica que se tiene un espacio de memoria temporal
donde se almacenan realidades comprimidas recientes, podría abarcar varios días. Este
espacio de memoria temporal es el que en el siguiente apartado vamos a ver que se debe
limpiar, para poder seguir procesando información, y este proceso de limpieza se realiza
durante el sueño. Podrían inclusive darse diferentes niveles de memoria temporal, uno para los
hechos ejecutados durante todo el día, otro para los hechos ocurridos en días anteriores (con
realidades comprimidas previamente procesadas durante el sueño que involucrarían también
toda la experiencia que se puede adquirir durante el sueño). Este esquema de memorias
temporales y de diferente nivel explicará el proceso largo de aproximadamente tres años que
más o menos lleva el incorporar los recuerdos a la memoria permanente (5).
Estos serían los procesos de más alto nivel que pueden establecerse; sin embargo, cada uno
de ellos es sumamente complejo y debe ser estudiado por aparte. Por ejemplo, ¿Cómo sería el
proceso de evaluación de la realidad? De hecho involucraría compararla con las realidades
pasadas, con conceptos almacenados y con sentimientos arraigados en el sistema límbico,
cada uno de estos procesos involucraría procesamiento con muchas áreas del cerebro. Citar
por ejemplo el proceso de fijar un objeto.
Fijación de un objeto: En estudios realizados con PET (Positron Emision Tomography) se ha
encontrado el camino que el cerebro utiliza cuando fija un objeto en la mente, y se ha
encontrado también que existe otro camino cuando el objeto se hace conciente. Esta
diferenciación se ve claramente cuando se conduce un vehículo: siempre notamos la presencia
de otros objetos, por ejemplo vehículos y peatones, pero no estamos concientes de ellos a no
ser por una situación especial, como un vehículo que se nos viene encima. A la red que nos
permite fijar objetos sin ser concientes de ellos, en inglés ("to be aware) se le llama "posterior
atentional network" (red atencional posterior) y funciona de la siguiente forma: el lóbulo parietal
libera su objeto de fijación en el que se encuentra concentrado (i.e. borra la información de
memoria, de una área de la corteza encargada de formar la representación de la realidad, una
área de la conciencia).
Luego el lóbulo parietal manda una señal al cerebro medio ("mid-brain", parte del sistema
límbico), para enfocar la atención en otro objeto (i.e. cargar nueva información en la memoria).
El cerebro medio envía luego una señal a los ganglios basales para que se amplíe y amplifique
el objeto que se quiere fijar.
Este es un ejemplo claro de cómo estando en una realidad fija en un momento dado el cerebro
reconoce un objeto nuevo y quiere fijar su atención en él. Para ello es necesario que descargue
la información del objeto fijo en este momento, y que también los ojos cumplan su parte, se
muevan y enfoquen nuevamente que es función de los controladores de movimiento, los
ganglios basales.
El proceso de llevar el nuevo objeto enfocado a la conciencia es también una red y se le llama
"anterior attentional network" (red atencional anterior) e involucra el cingulo anterior, localizado
en la línea media del lóbulo frontal de la corteza (nuevamente la parte relacionada con la
conciencia y la representación de la realidad), partes de los lóbulos frontales y partes de los
ganglios basales.
Podría verse que este proceso de fijar la atención de un objeto, puede implicar la búsqueda en
memoria del concepto que se trata de fijar (de ahí que el cerebro medio, parte del sistema
límbico, esté involucrado en este proceso) y cuando se encuentra, traerlo a la representación
de la realidad, que sería cargar nuevamente la memoria del lóbulo parietal (un lazo creativo).
Es, en términos computacionales, ir a buscar a los archivos de conceptos y encontrar lo que
trato de fijar, una vez encontrado lo recupero y lo cargo a memoria.
El sueño es uno de los procesos cerebrales que más ha intrigado a la humanidad. Hasta se ha
llegado a decir que es un error de la naturaleza el hecho que los mamíferos tengan que pasar
gran parte de su tiempo durmiendo cuando podrían estar haciendo cosas "útiles". Sin embargo,
el sueño es necesidad primaria para la supervivencia, tan importante como el comer o el beber.
Presento a continuación una propuesta de los sueños desde un punto de vista neurocientífico y
psicoanalítico. Seguidamente, trataré de explicar cómo los sueños también pueden ser
entendidos desde un punto de vista computacional.
La teoría de Winson, es que el sueño es: "un mecanismo psíquico básico por medio del cual se
construyen gradualmente unas estrategias de comportamiento basadas en la experiencia del
animal, esenciales para su supervivencia". En el ser humano ocurren relaciones más
complejas, recordemos los conceptos conciencia e inconciencia que también son utilizados
para describir la mente. Durante los sueños se dan complejas relaciones entre la información
conciente, que se ha adquirido durante el día y los pensamientos subconcientes, que se tienen.
En el sueño se planean nuevas estrategias a futuro y se evalúan miedos, se reprimen
pensamientos.
Según Freud, los sueños tienen mecanismos de distorsión y censura caracterizados por:
simbolismo, necesidad de representatibidad, condensación y la sensación de no poder ejercer
la voluntad en los sueños. El simbolismo es el hecho de presentar objetos que concientemente
tienen un significado sencillo, pero que inconcientemente representan ideas complejas. Ej: El
sueño de una niña llamada Emily y su gargantilla: una niña que sueña constantemente con una
gargantilla. Este objeto vendría a simbolizar su sexualidad.
Los sueños son la puerta al inconciente, dijo Freud. La puerta al subconciente es pues el
psicoanálisis, la interpretación de los sueños. Tratamos en este artículo de conciencia e
inconciencia pues están sustentados en el cerebro y como tal también corresponden a
complejos procesos de información. Freud asoció los sueños a la mente y definió en el
inconciente un mecanismo de asociaciones de recuerdos y censuras, que como un filtro, dejan
aflorar muy poco al conciente.
Como se explicó en la sección anterior, el cerebro puede ser entendido como un complejo
órgano de procesamiento de información que constantemente está construyendo, analizando y
modificando su representación de la realidad. Simultáneamente el conciente está aprendiendo,
generando nuevos conceptos, nuevas experiencias, nuevas habilidades y constantemente está
almacenando estas experiencias en una región de la memoria que probablemente sea una
combinación de la amígdala, el hipocampo y alguna otra región del sistema límbico. Esta región
es lo que se denominó memoria temporal.
Ahora bien, el cerebro tiene una capacidad de almacenamiento increíble, muy grande, pero
finita, al fin y al cabo. Este hecho irrefutable es en el que me baso para formular mi
interpretación de los sueños, y es la siguiente: el cerebro tiene una región finita de
almacenamiento de memoria temporal que es accesada y llenada constantemente con
información durante el estado de vigilia. Si este espacio de memoria llegara a llenarse por
completo, el cerebro no sería capaz de recibir más información y por tanto no sería capaz de
llevar a cabo mayor procesamiento, en otras palabras entraría en caos. De esta forma la
naturaleza ha desarrollado una manera de limpiar este espacio de memoria, analizar la
información que en ella se contiene y preparar esta región para seguir recibiendo información.
Este proceso de análisis de información y limpieza de esta área de memoria temporal es lo que
se produce durante el sueño y es fundamental para que el cerebro pueda seguir almacenando
y procesando información. Mi interpretación está fundada desde un punto de vista médico en el
hecho que los individuos cuando se les priva de sueño, luego de la tercera noche no son
capaces de realizar ni las funciones más elementales, se vuelven muy lentos, torpes, y
comienzan también a disvariar, sin embargo, no se ha producido ninguna lesión cerebral, ni
ningún desequilibrio biológico. Todos ellos son capaces de volver a su estado normal de
procesamiento de información una vez que han dormido.
¿Qué ocurre en un computador cuando se queda sin memoria virtual?, lo mismo. Los procesos
se vuelven lentos (el sistema operativo se la pasa haciendo "swapping") y si la memoria se
vuelve crítica el sistema entra en caos y ningún proceso es factible. Cuando esto ocurre
simplemente se aumenta razonablemente, de acuerdo a ciertas reglas, el espacio de memoria
virtual o se aumenta la cantidad de memoria física de la máquina y todo vuelve a la normalidad.
La similitud entre una mente sin dormir y un computador con poca memoria virtual me parece
sorprendente y un hecho que sugiere fuertemente lo que ya he planteado. Esto explicaría
fuertemente por qué es necesario dormir y por qué la naturaleza no se equivocó cuando
"inventó" el sueño.
Pero, ahora bien ¿es el sueño solo un proceso de limpieza de memoria? No, durante el sueño
se lleva a cabo procesamiento de información sumamente complejo, que para entenderlo es
necesario una breve descripción de las diferentes etapas que componen el sueño en el ser
humano.
Durante una noche un individuo normal puede tener 4 o 5 etapas completas de sueño. Cada
etapa está compuesta a su vez de 5 sub-etapas conocidas como estadios. En cada uno de
estos estadios se realiza un procesamiento especial de información. Los estadios son estadio 1
descendente, estadio 2, estadio 3, estadio 4 y estado 1 ascendente o REM7 (Rapid Eye
Movement). Este último estadio es cuando se produce un movimiento rápido de los ojos y
pequeños movimientos de las puntas de los dedos. En esta etapa de los sueños es cuando se
logra recordar que estamos soñando, es aquí donde ocurren las pesadillas o las fantasías, los
temores o los placeres. El estadio REM se ha asociado con una etapa de evaluación y
generación de nuevas conductas, de hecho así se ha demostrado en experimentos con
animales. Los sueños REM se presentan 4 o 5 veces por noche y la duración de cada uno de
ellos es cada vez mayor, pasando 10 min. en el primer período hasta casi hora y media en el
último.
En los otros estadios del sueño se produce otro tipo de procesamiento no tan impresionante
como en el REM. En el estadio 1 se produce el ritmo alpha (un ritmo de la corteza visual que
aparece apenas cerramos los ojos) poco tiempo después se registra una actividad cerebral
similar a la del estado de vigilia, con la diferencia de que ya estamos dormidos. Luego en los
demás estadios del 2 al 4 se produce procesamiento de la información, aún más desconocido;
sólo se sabe que el contenido de esta información no es tan fantasioso, es más "normal" y se
refiere a información de hechos más recientes. Además su carga emocional es muy débil.
También durante estas etapas se producen procesos reparadores del organismo.
Estas etapas del sueño pueden pensarse como diferentes etapas en el proceso de la
información que durante el estado de vigilia había sido acumulada en la memoria temporal. La
siguiente Figura 5 describe este proceso:
Especulativamente podría pensarse que en la primera etapa del sueño se hace una separación
o clasificación de la información. Podría pensarse en: temática sexual, supervivencia,
conocimientos y sentimientos. Luego durante el estadio 2 podría
tomarse un grupo de esa información y hacer un análisis preliminar. Luego en la etapa 3 podría
darse el proceso de generación de nuevos conceptos, que abarca la compresión y resumen de
la información. Estos nuevos conceptos podrían relacionarse y compararse con conceptos
previamente establecidos en memoria permanente. Se podría también borrar conceptos viejos,
no importa si están en memoria permanente (es por esto que no recordamos hechos que
hayan pasado hace mucho tiempo y que hayamos vuelto a traer a la conciencia). Además, se
estarían creando aquí nuevas asociaciones, con hechos pasados (sub-concientes). Luego, en
la etapa 4 se podría establecer nuevos patrones de conducta con base en la información
previamente analizada. Por ejemplo si se sintió miedo por qué el individuo se acercó a un
precipicio, ¿qué hubiese pasado si hubiera dado un paso más?, ¿cómo habría resuelto la
situación?, ¿o simplemente hubiera pedido ayuda a otra persona, o se hubiera atado con una
cuerda para acercarse?. Estas son posibles acciones que el conciente no tomó mientras se
encontraba en el estado de vigilia, sin embargo, son políticas que se pueden experimentar en
el sub-conciente durante el sueño. Por tanto en esta etapa, los mecanismos del sueño se
encargan de ir generando nuevas "realidades virtuales", que en la etapa REM se ejecutarán y
posteriormente serán evaluadas. Durante esta etapa los mecanismos subconcientes del sueño
en el sistema límbico, generan nuevos procesos y los colocan en la corteza frontal, asociativa,
visual y todas las demás regiones relacionadas con la conciencia. Echan a correr los nuevos
programas, las nuevas realidades virtuales, con la diferencia que los movimientos musculares
están inhibidos. Es por esto que no podemos diferenciar, como dice Descartes, de los estados
de sueños de los de vigilia. Es por esto que tenemos la sensación que los sueños son reales, y
es por esto que no tenemos conciencia en ellos, tenemos la sensación de no poder controlar la
situación, precisamente porque son guiones ya previamente establecidos, comportamientos a
prueba, que deben ser evaluados. Es, en resumen, durante el sueño REM que se corren estas
nuevas realidades virtuales. Luego en un periodo posterior se estarían analizando los
resultados y guardando en memoria permanente los más importantes, rechazando, los
irrelevantes.
El por qué se presentan peridos de sueño REM cada vez más largos y seguidos, sin necesidad
de pasar por etapas previas de sueño puede responder a diferentes niveles de procesamiento,
cada etapa más fina que la anterior, o análisis de diferentes tipos de información. Puede influir
además la cantidad y complejidad de información que se procese.
La determinación de los diferentes periodos de sueño están controlados desde el tallo
encefálico que actúa como el coordinador central del cerebro. Algo así como el "kernel" en un
sistema operativo, tal y como se mencionó previamente.
Recordando de la sesión anterior las características del sueño, el hecho que el cerebro no
almacene todos los detalles de una "realidad" dada, sino, sólo un resumen comprimido de ella,
explica por qué en los sueños se produce la condensación y el simbolismo, pues el cerebro, en
este caso, trabaja esencialmente con los conceptos ya resumidos que mantiene en el
subconciente, en la memoria permanente. La representatibidad es una consecuencia lógica de
nuestra organización mental: en nuestra especie el sentido más desarrollado es la visión, así
nuestras representaciones de la realidad están basadas en imágenes visuales. Si fuéramos
topos nuestros sueños serían olfativos o táctiles probablemente con muy pocas o nulas
imágenes visuales. Y finalmente, la transferencia en los sueños es el resultado del proceso de
análisis y creación de nuevas realidades virtuales.
Lo cierto del caso es que al final de un periodo de sueño completo el cerebro tiene nuevamente
memoria temporal para almacenar más información; ha acumulado nueva experiencia, ha
aprendido y se ha adaptado. De ahí que en las mañanas nos sintamos fresquitos como una
lechuga, listos para un nuevo día de trabajo.
Conclusiones
Se han presentado en este artículo una serie de correlaciones entre computadores, cerebro y
mente. Estas correlaciones, a pesar de haber estado en forma intuitiva en la mente de las
personas, nunca se había descrito de una forma detallada que permitiera ver con claridad su
existencia. Espero que con este artículo se logre dar un enfoque adicional a las investigaciones
en neurociencia y en psicoanálisis, de tal forma que nuevos conceptos y teorías puedan ser
desarrollados.
Bibliografía
1. Harth E.: "The Creative Loop. How the Brain Makes a Mind". 1st Edition, Addison-Wesley
Publishing Company, 1995. [ Links ]
2. Moreno R. & Mira J.: Brain Processes, Theories and Models. An International Conference in
Honor of W.S. McCulloch 25 Years after His Death. 1st Edition. Cambridge Massachusetts,
Londres, Inglaterra. MIT Press, 1996. [ Links ]
3. Restak R.: Brainscapes. An Introduction to ´What Neuroscience has Learn About the
Structure, Function, and Abilities of the Brain. 1st Edition. New York. Hyperion and Discovery
Magazine, 1995. [ Links ]
Citas
5. Ver "Cerebro y Psique" de Jonathan Winson donde se llega a esta conclusión luego de
varios experimientos con pacientes con lesiones en el hipocampo.
6. Robot es un término acuñado por el Checo Karel Capek, y quiere decir "máquinas que
trabajan".
7. La traducción al español de REM es MOR, sin embargo y para mantener consistencia con la
traducción del libro de Winson se mantendrá el uso de REM.
Apdo. 1654-1000, San José, Costa Rica., San José, San José, CR, 10105-1000,
(506) 2523-3600
cendeiss@ccss.sa.cr
http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1017-
85461998000100009&lang=pt 21.25