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COMITENTES O CLIENTES Y AUTORES DE

RETABLOS EN TOLEDO DURANTE EL SIGLO XVII

Vicente MONTOJO MONTOJO

Archivo Histórico de la Nobleza

Introducción.
Es bien conocida la sucesión de arquitectos y escultores que trabajaron
en Toledo a lo largo de los siglos XVI y XVII, de los que menciono a los
primeros porque realizaron retablos además de edificios, en mayor o menor
competencia con los segundos.
Entre los comitentes o clientes estuvieron numerosas entidades
eclesiásticas, pero no en exclusiva pues también lo hicieron particulares y
cofradías -entidades eclesiásticas-, entre las que en algún caso destacaron
algunos laicos como patronos.
Entre las clientelas de Giraldo de Merlo1, escultor manierista, o de Pedro
de la Torre, arquitecto y trazador de retablos barrocos, de Madrid2, hubo
numerosas cofradías.
El último grupo, el de los laicos o seglares, actuó a veces individualmente,
como María Niño, viuda de Lope de Conchillos, o Jerónimo Hurtado de Herrera,
y en otras como mayordomos de una cofradía, en el caso de Pedro Carrasco
Marín, quien además de encargar un retablo sabemos que fue defensor de la
industria sedera de Toledo3, y otros.
1
MARÍAS, F. “Giraldo de Merlo, precisiones documentales”, en Archivo Español de
Arte, 54/214, 1981, 163-184.
2
DÍAZ FERNÁNDEZ, A. J. “El arquitecto madrileño Pedro de la Torre en Toledo y un
retablo inédito localizado”, en Espacio, Tiempo y Forma (Historia del Arte), 1, 2013,
223-246.
3
SANTOS VAQUERO, Á. La industria textil sedera en Toledo, Toledo, UCLM, 2010,
pp. 137 y 145.

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De los Hurtado de Herrera, comerciantes de Toledo, tuve conocimiento a
través de la documentación del Archivo Municipal de Murcia descrita como
correspondencia de Francisco Muñatones, familiar de la Inquisición, mercader
y jurado o síndico del Ayuntamiento de Murcia, con categoría de jurado o
síndico, cuya función fue colaborar con los regidores y controlar su actividad,
de la que hice uso en ocasiones anteriores en relación a la expulsión de los
moriscos del Valle de Ricote4.
Mi pretensión es emplear una metodología histórico archivística, es decir,
reconstruir el contexto archivístico o el de los productores de documentos en
los que firmaron o signaron los comitentes mencionados y los artistas a los
que recurrieron.

I. Francisco Muñatones y su inserción entre los mercaderes de Toledo.

Francisco Muñatones hijo fue famoso por sus muchas compras de bienes
de los moriscos expulsados del Valle de Ricote, encomienda de la Orden de
Santiago situada en el Reino de Murcia, lo que le permitió introducirse entre
los regidores, jurados y grandes propietarios de la ciudad. También colaboró
con otra elite compuesta en parte por algunos de los grandes beneficiados
por las confiscaciones y subastas, como Fernando López Suárez, Sebastián
de Arce, Jaime y Juan de Robles o Rodrigo de Campos5. Este Francisco
Muñatones Soto, natural de Toledo6, fue hermano de Simón de Muñatones,
con el que formó una compañía; e hijos de otro Francisco Muñatones, vecino
de Toledo, mercader y recaudador de alcabalas en Quintanar de la Orden,
quien ha sido asimilado al sabio Frestón del Quijote de Cervantes7. En el caso
de Muñatones hijo al ascenso social se unió al económico, caracterizado por
la adquisición de bienes confiscados y su creciente comercio entre 1598 y
1625.

4
MONTOJO MONTOJO, V. “Diputación de Millones de Murcia y expulsión de moriscos”,
en Conversos i expulsats. La minoría morisca entre l’assimilació i el desterrament
(Actes del Congrès 400 anys de l’expulsió dels moriscos, Muro, octubre 2009), Elia
Gozàlbez Esteve i Joseph Lluís Santonja Cardona eds., Muro, Ajuntament de Muro,
2010, pp. 425-443.
5
Archivo General de Simancas (AGS), Contaduría Mayor de Cuentas (3ª época), leg.
2706, expediente 5: Relación jurada de Fernando López Suárez, fiel (Villanueva, 30-
10-1624)
6
Archivo Histórico Provincial de Murcia (AHPM), Familias, caja 58175/n. 29.
7
ESCUDERO BUENDÍA, J. “La tumba y la biblioteca de Don Quijote en Quintanar”, en
El Quintanar de Cervantes, Jorge Francisco Jiménez coord., Toledo, Ayuntamiento de
Quintanar de la Orden, 2016, 77-80.

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Esta última actividad la realizó en relación con unos pocos mercaderes
genoveses de Cartagena (Agustín Panés, Alejandro Chaparra y Juan
Agustín Capelo), otros de Génova (Juan Bautista Digueri) y sobre todo otros
comerciantes de Toledo: Juan y Sebastián Hurtado de Herrera, Pedro López
de Alarcón, Francisco Ortiz, Pedro y Juan Ortiz de la Fuente, o de Córdoba
y Jaén: Gonzalo Fernández de Montilla, jurado, a través de Juan de la Cruz
de Cáceres, vecino de Córdoba, entre 1611 y 16248. Este último se obligó a
pagar 6.818 reales y medio por unos tejidos de seda muy valiosos: fustanes,
mitanes, rajas, estameñas, veintidosenos, etc. (Toledo, 29.4.1621), aunque
Francisco Ortiz fue apoderado de Muñatones para las compras (Toledo,
23.10.1610, ante Pedro Ruíz)

II. Algunos comerciantes de Toledo relacionados con el tráfico sedero y


el arte.

En realidad, Francisco Muñatones era natural de Toledo, como tantos otros


comerciantes de Murcia y Cartagena, como los Cortejo o los Hurtado Nieto de
origen cristiano nuevo y judeoconverso. Se puede comprender esta situación
porque Toledo fue hasta mediados del XVII uno de los mayores centros
sederos de España9, en el que confluyeron moriscos, boneteros para rescatar
cautivos más la demanda de la Iglesia.
Algunos de sus comerciantes fueron también jurados del ayuntamiento y
familiares de la Inquisición, al igual que Francisco Muñatones fue jurado del
de Murcia y familiar, y como Sebastián Hurtado de Herrera pleitearon por ser
reconocidos como hidalgos por ejecutoria de la Real Chancillería de Valladolid
en pleitos con los lugares Huecas y Jumela (Menasalbas, Toledo), que les
sirvieron para obtener mayor notoriedad10. En Jumela desempeñaron oficios
municipales o concejiles Sebastián, Juan y Jerónimo Hurtado de Herrera11,
comerciantes de Toledo y Cádiz relacionados con Muñatones.
Con estos y otros comerciantes de Toledo tuvieron asimismo relaciones
mercantiles algunos vecinos de Cartagena, ciudad portuaria cercana a Murcia,

8
Archivo Municipal de Murcia, legajo 3040 II. Correspondencia de Francisco de
Muñatones(1611-1621)
9
NOMBELA, J. M. Auge y decadencia en la España de los Austrias. La manufactura
textil de Toledo en el siglo XVI, Toledo, 2003.
10
ARANDA PÉREZ, F. J. Poder y poderes en la ciudad de Toledo, Cuenca, p. 280,
nota 49. Ídem, Poderes intermedios, poderes interpuestos: sociedad y oligarquías en
la España moderna, Cuenca, Universidad de Castilla La Mancha, 1999.
11
Fue además defensor de los hidalgos de la villa. MARTÍN MARTÍN, L. “Dos
despoblados de los siglos XVI y XVII: Corralnuevo y Jumela”, en Anales toledanos, 40
(2004), pp. 209-227, cfr. 219.

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como Juan de Larrea con Pedro de Arenas y Guzmán, bonetero de Toledo,
en 161512, en un tipo de negocio del que hay precedente (1559): Diego de la
Fuente Hurtado, Gonzalo Hurtado Nieto y otros Hurtado y Covarrubias13.
Los mercaderes de Toledo formaron un activo colectivo en la ciudad de
finales del XVI y principios del XVII, pues además de importar productos
manufacturados vendieron productos locales como espadas, paños y sobre
todo sedas elaboradas. Francisco Pisa, cronista de su época, destacó a los
mercaderes de Toledo, quienes mantuvieron tratos con “Valencia, Xátiva y
Murcia, Medina del Campo y Medina de Rioseco”, y traían la seda de Murcia:
“En el filo de los dos siglos aumentaron su actividad, relacionada con el
comercio de la seda, los negociantes de Murcia, que en la segunda década
del XVII ya eran predominantes en los contratos de deudo”14.
Según Aranda: “en el siglo XVII el volumen más importante de negocio se
mueve en el mismo núcleo urbano de Toledo, con más de la mitad del total
del volumen. De todas formas debemos observar este dato con la necesaria
prudencia. El mismo revela, lógicamente, un fuerte consumo interno, normal
en todo centro urbano importante; pero también nos habla del propio
asociacionismo de los mercaderes toledanos entre sí, por medio de compañías
y de permanentes contactos comerciales, que hacen que las deudas entre ellos
sean muy frecuentes. Partiendo de esto, es evidente también que, a pesar de
la gran distorsión creada por el establecimiento de la capitalidad en la ciudad
de Madrid, todavía en el siglo XVII la ciudad de Toledo establece abundantes
contactos comerciales con otras zonas de la meseta castellana y, en menor
medida, con la periferia peninsular. Además, en una época de indudable
dificultad y declive económico, sigue siendo una ciudad comercialmente
dinámica que lleva a cabo al menos la mitad de su actividad comercial fuera
de sus murallas”; y añade: “Alguna relación se sigue manteniendo con la parte
de Levante, Murcia y Andalucía oriental por la continua demanda de la seda,
de las que estas zonas son tradicionales productoras, mientras que en Toledo
todavía se mantiene una apreciable industria de elaboración de este producto,
como ya se evidenció por la abundancia de mercancías de citado artículo textil
de lujo”15.
12
Le encargó 200 docenas de bonetes. AHPM, Not. 11.546, Alonso de Miras, f. 668,
13-8-1615.
13
MONTOJO MONTOJO, V. El Siglo de Oro en Cartagena (1480-1640), Murcia, 1993,
pp. 242 y 251.
14
MARTÍNEZ GIL, F. “El Antiguo Régimen”, en Historia de Toledo, Toledo, 2010.
pp. 263-444, cfr. 341-2. Se basa en: WEISSER, M. The peasants of the Montes,
Universidad de Chicago Press, 1976. Ver además: WEISSER, M. “Les marchands de
Tolède dans l'économie castillane, 1565-1635”, Mèlanges de la Casa de Velázquez, 7,
1971, pp. 223-236.
15
ARANDA PÉREZ, F. J. “Los mercaderes de Toledo en el Seiscientos”, en
Investigaciones Históricas, 12, 1992, pp. 71-96, cfr. 89 y 90.

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La documentación en que se basa principalmente este texto es un buen
testimonio de la actividad de los mercaderes de Toledo y de sus relaciones
con los de Murcia. Aquéllos formaron además una cofradía o hermandad, la
de la Madre de Dios, o de Santa María de la O, que en 1617 escribió Francisco
de Pisa que existía junto con la Cofradía de la Caridad: “De muchas maneras
se ejercita y resplandece la caridad en esta ciudad con los presos de la cárcel,
señaladamente con los pobres: provéeseles del sustento ordinario por una
hermandad de siervos de Dios que tienen este cuidado de darles de comer
cotidianamente, sin otras limosnas extraordinarias de otras personas de
personas devotas, que toman a su cuenta todo el gasto y comida de ciertos
días del año; y esto mismo hacen con mucha caridad y cumplimiento las
insignes cofradías de la Caridad y de la Madre de Dios y otras. Para la cura de
los enfermos tiene especial cuidado la misma cofradía de la Caridad en una
sala deputada en la misma cárcel para enfermería. Para solicitar los negocios
y pleitos de los presos, y sacar los que están por deudas, pagando a los
acreedores, o en todo o componiéndolas en menor cantidad de la que se
debía, hay instituida otra hermandad de mucha piedad, por la industria y orden
del Doctor don Bernardino de Sandoval, maestrescuela y canónigo que fue
de esta Santa iglesia, por el año del Señor de mil y quinientos y sesenta y
cuatro”16.
La Cofradía de la Caridad, que se ufanaba de ser la más antigua de la
ciudad imperial, tenía su sede en la parroquia mozárabe de Santa Justa, lo
que muestra el carácter mozárabe de aquélla; la de la Virgen Madre de Dios
era conocida además como de la Limpia Concepción, con capilla en el Palacio
Arzobispal de Toledo. De ella dice Pisa (1617: 45 y 235): ‘El Santo prelado
[Francisco Jiménez de Cisneros] dentro de sus casas o palacios arzobispales
de Toledo hizo una capilla en honra de la Concepción de nuestra Señora, con
título de la Madre de Dios, para decir e oír Misa comúnmente. A la cual capilla
hubo por bien de abrir un postigo a la calle pública y dar licencia a los cofrades
de una hermandad y cofradía del mismo título, para que en ella celebrasen
sus memorias y hiciesen sus juntas y cabildos, y de ella gozan hasta el tiempo
presente los cofrades, sin que ninguno de los arzobispos sucesores se lo haya
impedido. La cual cofradía pocos años antes se había instituido y ordenado,
dando a ella principio Jerónimo de Madrid y Pedro de Zalamea, vecinos de
Toledo, hombres de mediana suerte, los cuales con otros amigos suyos se
ejercitaban y en recoger por las noches de invierno los pobres que hallaban por
las calles, plazas o soportales y traerlos a los hospitales y asimismo curaban a
los pobres que dicen vergonzantes, en sus propias casas, proveyéndoles de
médico, botica y regalos y todo lo necesario para su salud’.
Este tipo de hermandad era tenida en cuenta entre las que cuidaban de
los presos pobres, tanto por Pisa en 1617 como por autores recientes17, junto
16
PISA, F. DE. Descripción de la Imperial Ciudad de Toledo y historia de sus
antigüedades, Toledo, 1617, p. 38.
17
PISA, F. DE. Op.cit., p. 39. MARTÍNEZ GIL, F. Op.cit., p. 404.

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con la de San Raimundo de Peñafort, de procuradores, que les asistían en
asuntos jurídicos.
La Cofradía de Madre de Dios fue la base de la de la Concepción creada
en 1505 y aprobada en 1510 por Cisneros, con composición de mercaderes,
notarios, físicos y artesanos, según García Oro18, que recibió varias
ordenanzas.
El nombre y apellido de Jerónimo de Madrid señala a un miembro de los
de origen judeo-conversos, que abundaban en Toledo y sobre todo entre
mercaderes y vivían en torno a las parroquias de San Nicolás y San Vicente.
Es posible que a este grupo pertenecieran los Hurtado, mercaderes de Toledo,
de los que algunos componentes se instalaron en Hellín, Caravaca de la Cruz,
Murcia y Cartagena.
Sebastián Hurtado de Herrera fue hijo de Juan Hurtado de Herrera y
Beatriz de la Fuente, naturales de Toledo y alcaldes de hidalgos y regidores
de la villa de Jumela (exenta de Menasalbas desde 1635 pero despoblada
en 1681): Sebastián lo fue en 1635, además de familiar de la Inquisición, con
sepultura en la bóveda del coro bajo del Convento de la Trinidad19, alcalde
ordinario e hidalgo en Toledo, casado con Mariana de la Palma20, padre de
Juan Hurtado, casado con Juana de León y Ortega, padres de Sebastián
Hurtado; de Guiomar Hurtado de la Palma, casada con Sancho Sanz del Pozo,
caballero de Santiago y regidor, padres de Sebastián Sanz del Pozo y Ana del
Pozo, y hermano de Elvira Hurtado, Juana de la Fuente, Diego de la Palma,
Magdalena de la Palma, Francisca de la Palma -monja- y Úrsula Yáñez, y tío
de Juan Fernández de la Cuadra, receptor de la Inquisición y regidor.
Jerónimo Hurtado de Herrera fue hijo de Alonso Hurtado del Águila alcalde
en Jumela en 1639 y regidor en 1645, además de familiar de la Inquisición,
o su hijo Gonzalo Hurtado de Arteaga en 1650 y 1659 respectivamente21.
Jerónimo, después de unos años de comerciar en Cádiz con las Indias,
regresó a Toledo y falleció hacia 1653, tras obtener un oficio de regidor del
Concejo de Toledo, en 1620, por renuncia de Eugenio de Ribadeneira Gaytán,
y lo transmitió a su hijo Gonzalo Hurtado de Arteaga (+ 1683)22, caballero de la
Orden de Santiago, como también patrono de su capilla lateral del evangelio
de la capilla mayor del Convento de la Trinidad Calzada, con un retablo de un
18
GARCÍA ORO, J. La Iglesia de Toledo en tiempos del Cardenal Cisneros, 1495-1517,
Toledo, Instituto Teológico San Ildefonso, 1992, pp. 100-106.
19
Archivo Histórico de la Nobleza (AHNOB), fondo Villagonzalo caja 149, n. 7, fechas
3-6-1643 y 1644.
20
CADENAS VICENT, V. Caballeros de la Orden de Santiago: siglo XVIII, Madrid,
Hidalguía, v. 2, p. 59; y Caballeros de la Orden de Alcántara que efectuaron sus
pruebas de ingreso en el siglo XVIII, Madrid, Hidalguía, 1993, v. 2, p. 24.
21
MARTÍN MARTÍN, L. Op.Cit. pp. 219-221.
22
ARANDA PÉREZ, F. J. Op.Cit. p. 278.

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Cristo crucificado del maestro arquitecto Pedro de la Torre (1653), entre otros
bienes, que don Gonzalo dio en herencia (1681) a su hijo Rafael de Herrera
Hurtado.
Los Hurtado de Herrera fueron consiguiendo distinción política y social
entre 1620 y 1649: “En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid tenemos
los pleitos de hidalguía de […] regidor Jerónimo Hurtado de Herrera y jurado
Sebastián Hurtado de Herrera (Huecas y Jumela). […] Pero también se da
el caso frecuente de que la suerte salga en alguno de los regimientos de
nuevo acrecentamiento. Así en el 34 a Jerónimo Hurtado de Herrera”23. El
mencionado Jerónimo fue por tanto un comerciante que como tantos otros
consiguió adquirir una regiduría en el Concejo de Toledo en la época del conde
duque de Olivares como valido de Felipe IV (1622-1643), cuando se vendieron
tantas, aunque precedida de una clásica obtención de una familiatura de la
Inquisición, como hicieron sus parientes Palma por su mujer, muy dados a los
negocios mercantiles y de quienes hay documentos en el fondo Villagonzalo
del Archivo Histórico de la Nobleza, como de Juan Francisco de la Palma o
Diego de San Pedro de la Palma, padre y abuelo de Mariana. El último fue
padre además de Gonzalo Hurtado, pues aquel se casó con Catalina Hurtado,
lo que indica una reiteración de matrimonios con el linaje Hurtado, mientras
que se ha señalado el parentesco con otras familias de judeoconversos como
los Cisneros, de la Fuente, de la Torre24, que se dieron asimismo entre los
Hurtado Herrera.
Diego de San Pedro de la Palma dispuso en unas cláusulas testamentarias
que se mejorase de herencia a sus hijos Juan Francisco de la Palma y Gonzalo
Hurtado25 y dos hijas suyas fueron monjas carmelitas descalzas del Convento
de San José, por lo que Santa Teresa le escribió una carta de agradecimiento.

III. Otro tipo de promotores: los Niño de Ribera y de Guevara.

El tipo de promotores de los Hurtado de Herrera fue algo diferente al de los


Niño, de quienes María Niño de Ribera, viuda del secretario Lope Conchillos,
encargó un retablo para la capilla mayor de la Iglesia de San Román a
Gregorio Bigarny, Pedro de Velasco y Alonso de Covarrubias (1552)26. Ella
23
ARANDA PÉREZ, F. J. Op.Cit. Pp. 280 y 184.
24
GÓMEZ-MENOR FUENTE, J. “Sobre la familia toledana de la Palma”, Anales
Toledanos, 11, 1976, 209-222. Reseña el matrimonio de Gonzalo de la Palma y Marina
Hurtado, padres de Luís de la Palma.
25
AHNOB, fondo Villagonzalo. Caja 76 documento 3, año 1590.
26
MARÍAS, F. “La Capilla Mayor de San Román de Toledo: ¿un templo de Zorobabel
al romano?”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 74, 2008, pp.
89-112.

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fue hija de Fernando Niño [Coello27] (marido en primeras nupcias de Elvira
de Salazar, hija de Juan de Salazar, regidor de Toledo), 3er señor de Noez
(Toledo) (+ 1502), y nieta de Rodrigo Niño (+ 1481)28, 2º señor de Noez,
y biznieta de Fernando Niño, 1er señor de Noez (desde 1443). María Niño
Ribera y su medio hermano Rodrigo Niño Salazar -esposo de Inés de Toledo
y alguacil mayor del alcázar- no tomaron posesión de la capilla mayor hasta
1515, pues tuvieron pleito con su hermano Juan29, y la primera heredó de
su madre (Elvira Barroso de Ribera, hija de Aldonza de Ribera, señora de
Malpica) el señorío de Villaumbrosa (Toledo), que dio nombre a un título de
nobleza a partir de 1625. Los Niño se desenvolvieron matrimonialmente en el
ámbito de los regidores de Toledo con señoríos en la zona, una elite del reino
y la ciudad, como los señores de Ajofrín, Fuensalida, Gálvez, Malpica, Parla y
otros lugares de La Sagra.
De los hijos de María Niño de Ribera y el secretario Lope Conchillos, Pedro
Niño de Ribera casó con Isabel de Silva, hija del 1er marqués de los Vélez Pedro
Fajardo Chacón y Catalina de Silva, hija del 3er conde de Cifuentes, de quienes
hubo descendencia en Juan Niño Fajardo; y Francisca Niño de Ribera casó
(1531) con Pedro López de Ayala (+ 1537), conde de Fuensalida30, dándose
un curioso y doble entronque con familias relacionadas con el adelantamiento
mayor de Murcia, pues Pedro López de Ayala antecesor del conde de
Fuensalida fue adelantado mayor de Murcia en 1371 por nombramiento de
Enrique II de Trastamara y el I marqués de los Vélez lo fue también al suceder a
su padre Juan Chacón, contador de los Reyes Católicos, quienes promovieron
su matrimonio con Luisa Fajardo Manrique, hija de Pedro Fajardo Quesada.

27
Inés Coello hija de Pedro Coello -señor de Montalvo- y María Carrillo, hermana de
Gómez Carrillo ayo de Juan I: SALAZAR CASTRO, L.: Historia Genealógica de la Casa
de Silva, 1685, v. 2, pp. 117 y 514.
28
AHNOB, fondo Villagonzalo, caja 476 documento 6, testimonios de documentos de
años 1467 y 1481, posiblemente realizados para el pleito de 1508, que no reflejan M.
Caviró ni F. Marías.
29
Juan Niño fue hijo ilegítimo o el señor de Añover. Pleito: AGS, Registro General del
Sello, 150808/76.
30
MARTZ, L. A network of Converso Families in Early Modern Toledo. Assimilating a
minority, Ann Arbor, University of Michigan Press, 2003, pp. 105 y 181. MARTÍNEZ
CAVIRÓ, B. “El llamado Palacio de Oñate, en Toledo, y sus sucesivos propietarios”,
en Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, 8/1, 2004, pp.
299- 316, cfr. 306-311.

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IV. Conclusiones.

La sucesión de clientes de algunos retablos de iglesias de Toledo, tanto


parroquiales (San Román), como conventuales (Trinitarios calzados), muestra
la participación de miembros de la pequeña nobleza local, como los Niño, cuyo
entierro pusieron en la Iglesia de San Román, los Illán de origen mozárabe, o
en el siglo XVII los conversos Hurtado de Herrera en la Iglesia de San Marcos,
de trinitarios calzados, como algunos Ben Furon, señores de Ajofrín, lo hicieron
en el Monasterio de San Clemente, a cuyo conocimiento han contribuido hasta
ahora los archivos de los propios conventos y monasterios, y en menor medida
los archivos de las familias.
Este último es el caso de algunos fondos del Archivo Histórico de la
Nobleza, como los de Osuna, Santa Cruz o Villagonzalo, pero en el caso de
los Niño señores de Noez sus antecedentes son característicos de algunos
linajes señoriales de Toledo con trayectorias conocidas en el siglo XV, con los
que emparentaron y de los que los fondos archivísticos nobiliarios permiten
un mejor conocimiento.
Unos y otros hicieron poner sus escudos heráldicos en capillas y retablos
como signos de su identidad histórica, lo que indica la tendencia de comitentes
o clientes a hacer que los artistas dejaran muestras de las pertenencias de
aquellos.

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