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“AÑO DE LA CONSOLIDACION DEL MAR DE GRAU”

I.E. MY. E. P. MARKO EMILIO JARA SCHENONE

ARTES PLASTICAS

ARTE

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TRABAJO MONOGRAFICO

POST IMPRESIONISMO

 Vargas Villacorta Juan Manuel


 Pacaya Tuanama Sumyko Anabel
 Davila Tuesta Nara Isabel
 Encinas Canayo Gean Kit
 Ramos Navarro Gabriela
 Cruz Grandez Jenny
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2016

PUCALLPA - PERU
INDICE

1.-Dedicatoria…………………………………………………..2

2.-Introduccion………………… ……………………………..3

3.-Definicion: Post Impresionismo…………………………….4

4.-Pintores Representativos……………………………………5

4.1.-Paul Cezanne……………………………………………...5

4.1.1.-Pintura: Los jugadores de naipes………………………..6

4.1.2.-Pintura: El monte de Saite -Victoire……………………..7

4.1.3.-Estilo………………………………………………….…8

4.2.Van Gogh……………………………………………….….9

4.2.1.-Pintando Girasoles………………………………….….11

4.2.2. Pintura: La Siesta…………………………………...….12

4.2.3. Pintura: Autorretrato con sombrero de paja………...….13

4.2.4. Pintura: Mujeres de Arles……………………………...14

4.2.5.Pintura: Noche estrellada……………………………….15

4.3 Paul Gauguin…………………………………………..….16

4.3.1 Pintura: Mujeres de Tahiti………………………………17

4.3.2 Estilo………………………………………………….....18
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DEDICATORIA:
Este trabajo esta dedicado especialmente
Para los padres y profesores, por el esfuerzo
Que diariamente realizan para encaminarnos
por el camino del éxito.
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INTRODUCCION

Suele decirse que el Postimpresionismo no es propiamente un estilo


artístico con unos rasgos técnicos más o menos definidos y
fácilmente identificables. Se trata más bien de un término un tanto
impreciso que sirve para designar a un grupo de artistas que lo
único que comparten es una relación un tanto ambigua con el
Impresionismo. Una relación ambigua porque:

Por una parte, frecuentemente sus recursos técnicos son los


heredados directamente del Impresionismo: pincelada suelta,
mezcla óptica, contraste de complementarios, etc. Los temas de los
postimpresionistas también eran similares a los característicos del
Impresionismo.

Por otra parte, la relación del Postimpresionismo con respecto a la


realidad es diferente a la del Impresionismo, aunque en ocasiones
pinten los mismos motivos. Los Postimpresionistas buscaban
ampliar los horizontes expresivos de la pintura, sin resignarse a
plasmar pasivamente lo observado en la realidad (en contraste con
los impresionistas, que estaban interesados en captar efectos
fugaces reflejándolos en el lienzo tal y como eran observados en la
Naturaleza).
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POST IMPRESIONISMO

Postimpresionismo o postimpresionismo es un término histórico-artístico que se aplica a


los estilos pictóricos de finales del siglo XIX y principios del XX posteriores al
impresionismo. Lo acuñó el crítico británico Roger Fry con motivo de una exposición de
pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh que se celebró en Londres
en 1910. Este término engloba diversos estilos personales planteándolos como una
extensión del impresionismo y a la vez como un rechazo a las limitaciones de este. Los
postimpresionistas continuaron utilizando colores vivos, una aplicación compacta de la
pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real, pero intentaron llevar más
emoción y expresión a su pintura. Sus exponentes reaccionaron contra el deseo de reflejar
fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo.

Todos los artistas agrupados bajo el término posimpresionismo conocieron y practicaron


en algún momento los postulados impresionistas, un movimiento pictórico que se
desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y que rompió los supuestos académicos,
sociales y económicos vigentes en el arte. Supuso una revolución2 y sus obras recibieron
fuertes críticas.

Al ser rechazados en los circuitos oficiales, el grupo de los pintores impresionistas


organizó sus propias exposiciones y mantuvo una cohesión que duró hasta que, décadas
después, algunos de ellos alcanzaron cierto reconocimiento. De la disgregación de ese
movimiento nació el postimpresionismo en parte como evolución y en parte como
ruptura.

El impresionismo supuso una ruptura de los conceptos dominantes en la pintura y la


escultura. Si hasta entonces primaban el estudio racional de la obra, la composición sobre
dibujos previos y la claridad de las líneas, los impresionistas abandonaron ese suelo para
tratar de captar en sus obras la impresión espontánea, tal como llegaba a sus sentidos. No
les importaba tanto el objeto que se quería pintar como la sensación recibida. La sensación
fugaz, efímera, difícilmente perceptible y reproducible.

Los pintores impresionistas abandonaron los talleres y salieron al exterior. Sus modelos
fueron la calle, el edificio, el paisaje, la persona, el hecho pero no en su concepción
estática y permanente sino percibida en ese momento casi único. El pintor impresionista
pintaba in situ y terminaba la obra con rapidez. Utilizaba trazos sueltos, cortos y
vigorosos. Los objetos y el propio espacio no se delimitaban con líneas siguiendo los
cánones renacentistas sino que se formaban en la retina del observador a partir de esos
trazos imprecisos.

La pintura impresionista descubrió el valor cambiante de la luz y su movimiento,


utilizando una rica paleta cromática de la que excluyeron el negro porque el color negro,
según decían, no existía en la naturaleza.
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PINTORES MAS REPRESENTATIVOS

(Aix-en-Provence, Francia, 1839-id., 1906) Pintor francés. Hijo de un banquero, comenzó


sus estudios en el colegio Bourbon de su ciudad natal, donde entabló relación con Émile
Zola. Prosiguió en la escuela de dibujo y posteriormente se matriculó, por influencia
paterna, en la facultad de derecho, aunque pronto comprendió que su verdadera vocación
era la pintura.

Instaló su primer estudio en la casa de campo de su padre, hasta que en 1861 su madre y
su hermana le apoyaron para reunirse en París con su amigo Zola, que se había trasladado
allí un año antes. Una vez en la capital francesa, se inscribió en la Academia Suiza para
preparar el examen de ingreso en la de Bellas Artes. En el Museo del Louvre descubrió
la obra de Caravaggio y de Velázquez, y este hallazgo marcó profundamente su evolución
artística.

Sintiéndose incapaz de pintar, regresó a Aix y aceptó un empleo en el banco de su padre,


pero en 1862 decidió volver a París para consagrarse definitivamente a la pintura. Allí
reanudó su amistad con Zola y continuó sus estudios en la Academia Suiza, donde
conoció a Guillaumin y a Pissarro. Gracias al contacto con este último, Cézanne daría un
giro radical en su estilo, desligándose de toda norma académica y de la paleta sombría y
fuertemente empastada que le caracterizaba.
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En 1886 su obra fue rechazada por el Salón de Otoño por vez primera, lo que se repetiría
una y otra vez hasta el final de sus días y provocó en él un profundo resquemor. Conoció
por entonces a la modelo Hortense Fiquet, de la que tendría un hijo, y se trasladó con ella
a L´Estaque, localidad en la que pintó paisajes y bodegones en los que se aprecia una
mayor fluidez y vivacidad de los colores merced a la influencia de los impresionistas.

Como sus coetáneos, se convenció de la importancia de pintar al aire libre, y, tras volver
nuevamente a París en 1872, realizó una colección de paisajes en Louveciennes junto a
Pissarro y otros artistas que inauguraron su denominado «período impresionista». En
1878 se estableció casi permanentemente en Provenza, alcanzando progresivamente la
madurez expresiva que iba a configurar uno de los estilos más representativos e
influyentes del arte del siglo XX.

Los jugadores de naipes (1892)


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El monte de Sainte-Victoire (1900)

Llevó a cabo su actividad pictórica en una reclusión casi total, acentuada por la ruptura
con su antiguo amigo Zola a raíz de la publicación de La obra, en la que Cézanne creyó
reconocerse en el personaje de Lantier, un pintor fracasado. En 1886 murió su padre y
Cézanne abandonó a Hortense, su esposa desde 1884, y a su hijo en París, pasando a
instalarse en Aix, donde pintaría la serie de cuadros de la montaña de Sainte-Victoire.
Cézanne continuó con su actividad prácticamente en el anonimato, hasta que en 1895 el
marchante Ambroise Vollard organizó, con el apoyo de Pissarro, Renoir y Monet, una
exposición sobre su obra que fue bien recibida por la crítica, lo que le abrió las puertas
del Salón de los Independientes cuatro años más tarde.

El primer Salón de Otoño de 1904 le dedicó una sala de forma exclusiva, en lo que sería
un acontecimiento fundamental para el devenir de las primeras vanguardias y una especie
de reconocimiento casi póstumo, pues el artista moriría apenas dos años después. Dicha
exposición confirmó a Cézanne como el padre de cubistas y fauvistas, y ejerció un gran
impacto sobre artistas como Picasso, Braque o Dérain.

La tendencia constructivista de Cézanne fue la semilla que germinó en el movimiento


cubista, además de ser pionero en su concepción del color, que trató como elemento
pictórico independientemente de la forma. Compaginó así el estilo directo y vivaz del
impresionismo con la precisión en la composición, el ritmo y la cadencia en un intento de
«solidificar el impresionismo», como él mismo declaró. Consagrado definitivamente en
la retrospectiva que se le dedicó un año después de su muerte, Cézanne es considerado
una de las figuras más influyentes del arte del siglo XX.
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Estilo

Cézanne intentó conseguir una síntesis ideal de la representación naturalista, la


expresión personal y el orden pictórico. Al igual que Zola con el realismo literario,
Cézanne manifestó un interés progresivo en la representación de la vida
contemporánea, pintando el mundo tal como se presentaba ante sus ojos, sin
preocuparse de idealizaciones temáticas o afectación en el estilo.

Luchó por desarrollar una observación auténtica del mundo visible a través del
método más exacto de representarlo en pintura que podía encontrar. Con este fin,
ordenaba estructuralmente todo lo que veía en formas simples y planos de color.
Su afirmación

«Quiero hacer del impresionismo algo sólido y perdurable como el arte de los
museos», subraya su deseo de unir la observación de la naturaleza con la
permanencia de la composición clásica. Ello queda en evidencia igualmente con
su pretensión de «revivir a Poussin del natural» (Vivifier Poussin sur nature).

Son muy características y fácilmente reconocibles sus pinceladas, a menudo


repetitivo, sensible y exploratorio. Estas pequeñas pinceladas y planos de color se
conjugaban para formar campos complejos, expresando al mismo tiempo las
sensaciones del ojo que observa y una abstracción de la naturaleza observada.

Cézanne se esforzó por comprender y reflejar la complejidad de la percepción


visual humana. Quería ofrecer una visión auténtica de la realidad, y para ello
observa los objetos desde distintos puntos de vista, lo que le lleva a representarlos
desde perspectivas diferentes simultáneamente.

La obra de madurez de Cézanne muestra el desarrollo de un estilo de pintura


salificado, casi arquitectónico. La intensidad de sus colores, unida al aparente rigor
de la estructura compositiva, indica que, a pesar de la frecuente desesperación del
propio artista, había sintetizado los elementos básicos de representación y
expresividad de la pintura de un modo muy personal.

Estaba interesado en la simplificación de las formas que ocurrían naturalmente a


su esencia geométrica.
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(Groot-Zundert, Países Bajos, 1853 - Auvers-sur-Oise, Francia, 1890) Pintor holandés.


En las décadas finales del siglo XIX, el impresionismo marcó el inicio de una profunda
renovación de las artes plásticas que tendría continuidad en la sucesión de ismos o
corrientes del arte contemporáneo. Algunos de los mejores maestros de este periodo, sin
embargo, no pueden encasillarse en ninguna escuela, y abrieron por sí solos nuevos
caminos; entre ellos, el holandés Van Gogh ocupa una posición señera.

Detalle de un Autorretrato de 1890

Encarnación del artista torturado e incomprendido, Van Gogh no llegó a vender más que
uno de aquellos centenares de cuadros suyos que actualmente alcanzan desorbitadas
cotizaciones en las subastas. El reconocimiento de su obra no empezó hasta un año
después de su muerte, a raíz de una exposición retrospectiva organizada por el Salón de
los Independientes; en nuestros días, Van Gogh es considerado unánimemente uno de los
grandes genios de la pintura moderna. Su producción ejerció una influencia decisiva en
todo el arte del siglo XX, especialmente en el fauvismo y el expresionismo; y tras más de
un siglo de experimentos artísticos, la pincelada tosca y atormentada del artista holandés,
alimentada por el vigor de su pasión interior, conserva toda su fascinante fuerza expresiva.

Vincent van Gogh era el mayor de los seis hijos de un pastor protestante, y mantuvo con
su hermano Theo, cuatro años menor que él, una relación que sería determinante en su
existencia y en su trayectoria artística.
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En 1873 pasó a la sucursal de la galería Goupil en Londres, donde hubo de padecer el


primero de sus fracasos sentimentales; en 1875 fue trasladado a la filial parisina; en 1876
se despidió y regresó a Holanda. Trabajó después como profesor, ayudante de un pastor
metodista y empleado de una librería; ninguno de estos empleos le duró mucho tiempo.
Por aquel entonces sentía sobre todo la necesidad espiritual de entregarse a sus
semejantes; de hecho, siempre había querido ser pastor, como su padre, y tal vocación lo
llevó a Ámsterdam para seguir los estudios de teología, que suspendió.

Pasó entonces a la Escuela de Evangelización Práctica de Bruselas, y en 1878 fue enviado


por sus superiores a la zona minera del Borinage. Establecido en el pueblo de Pâturages,
próximo a Mons, realizó una serie de dibujos de los mineros. La Escuela de
Evangelización lo expulsó por su excesiva implicación: impresionado por sus
infrahumanas penurias, Van Gogh llegó a dar a los mineros lo poco que tenía y a vivir
más pobremente que ellos.

El contacto con tal miseria y desolación socavó su fe, y Van Gogh pasó esta crisis
espiritual vagando por Francia y Bélgica y escribiendo a su hermano Theo, que ocupaba
ahora su antiguo empleo en la galería Goupil de París. Animado por Theo, en 1880
decidió dedicarse a la pintura y fue a Bruselas, donde conoció al pintor Anthon Van
Rappard (con quien mantendría una larga relación) y llevó a cabo las primeras copias de
Millet.

Tras otro fracaso sentimental con su prima Kate, conoció a una prostituta llamada Sien,
cuyos infortunios despertaron su siempre infinita compasión. En 1882 vivió en
Schenkweg con Sien y con sus hijos, que tomó a su cargo; seguía dibujando, y realizó sus
primeros cuadros. Tras descubrir Theo su relación con Sien, rompió con ella a instancias
de su hermano y marchó al norte, donde permaneció hasta finales de 1883. Fue luego a
Nuenen, donde se aproximó de nuevo a su familia y pintó febrilmente; de esos dos años
(1884-1885) son sus primeras telas de importancia. Cuadros como Los comedores de
patatas (1885), diversas representaciones de tejedores y cabezas y figuras de campesinos
forman, junto con innumerables dibujos, el conjunto de obras de esta etapa de formación.

En 1886 se reunió con su hermano en París; allí, en la capital artística de Europa, el


contacto con el impresionismo reorientó visiblemente su estilo. Se relacionó con los
impresionistas y postimpresionistas en la tienda de colores del "père Tanguy" (de quien
pintó el conocido retrato) y descubrió el arte japonés. Su hermano le presentó a Camille
Pissarro, Georges Seurat y Paul Gauguin; conoció asimismo a Toulouse-Lautrec y Émile
Bernard, y bajo ese nuevo ambiente llegaría a la definición de su pintura. Su paleta se
tornó definitivamente clara y colorista y sus composiciones menos tradicionales, dando
forma a su personal visión del postimpresionismo.
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Van Gogh pintando girasoles (1888), de Paul Gauguin

Los consejos de su hermano y su interés por el color y por la captación de la naturaleza


lo indujeron a trasladarse en febrero de 1888 a Arlés, en la soleada Provenza, donde su
obra fue progresivamente expresando con mayor claridad sus sentimientos sobre lo
representado y sus propios estados de ánimo. Trabajó intensamente, pintó la mayoría de
sus telas más célebres y puras y escribió sus páginas más claras y profundas. Pero la
soledad se le hacía insoportable, y con el propósito de formar un taller colectivo, Van
Gogh alquiló una casa donde invitó a los artistas con quienes compartía intereses.

A instancias suyas, Paul Gauguin se instaló en la "casa amarilla" (así llamada por el color
de sus paredes) en octubre de 1888, pero la relación fue haciéndose más y más difícil por
el fuerte temperamento de ambos. En el transcurso de una discusión, Van Gogh llegó a
atacar a Gauguin con una navaja de afeitar; luego, arrepentido de aquel arranque, se cortó
el lóbulo de la oreja para expiar su culpa y lo hizo llegar a Gauguin, quien, lejos de
conmoverse ante aquella muestra de contrición, lo juzgaba ya como un loco peligroso con
el que no tenía ninguna intención de convivir. De este confuso lance (pues existen otras
versiones del mismo) dan fe dos célebres autorretratos del pintor con una oreja vendada;
en el segundo de ellos aparece fumando melancólicamente su pipa, ensimismado y
sombrío.
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La siesta (1890)

Pese a que unos meses más tarde el doctor Gachet consideró que se encontraba
plenamente curado, su estado de ánimo no mejoró; asediado por sentimientos de culpa
debidos a la dependencia de su hermano Theo y a su fracaso como artista, su espíritu se
encontraba irremediablemente perturbado por una tristeza inconsolable. El 27 de julio de
1890, en el silencio de los campos bajo el sol, Van Gogh se descerrajó un disparo en el
pecho; murió dos días más tarde, sin haber cumplido los treinta y siete años. Al cabo de
seis meses, sumido en el dolor, le siguió su hermano Theo, enterrado a su lado en el
pequeño cementerio de Auvers.

La obra de Van Gogh

Menos de diez años de dedicación a la pintura bastaron para otorgar a Van Gogh un lugar
entre los genios de la historia del arte, y es difícil imaginar cuál hubiera sido su aportación
de no haber truncado él mismo su trayectoria. Debe decirse, sin embargo, que su
dedicación fue tan breve como ardiente: componen su legado más de ochocientos cuadros,
además de numerosos dibujos y aguafuertes. Las obras realizadas antes de su estancia en
París conforman lo que podría llamarse el periodo oscuro del pintor; de hecho, sus
primeras telas importantes datan de los dos años inmediatamente anteriores a su llegada
a la capital francesa (1884-1885). Admirador entusiasta de Millet, Van Gogh retrató con
rudeza en estas primeras obras el sufrimiento de los trabajadores humildes sometidos a
considerables esfuerzos físicos y sus miserables condiciones de vida.
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Autorretrato con sombrero de paja (1887-88)

Uno de los cuadros representativos de la estancia en París es el Autorretrato con sombrero


de paja (1887-88, Museo de Arte Metropolitano, Nueva York). La paleta y las pinceladas
evidencian la influencia del divisionismo o puntillismo, especialmente el practicado en
las obras de Seurat y Signac. Van Gogh consigue en esta obra una total asimilación de los
principios neoimpresionistas, y el autorretrato refleja el fuerte temperamento de quien, en
diciembre de 1885, había escrito a su hermano: "Prefiero pintar ojos de seres humanos en
vez de catedrales, ya que hay algo en los ojos que no está en las catedrales, no importa lo
solemne e imponentes que éstas puedan ser. El alma de un hombre, así sea la de un pobre
vagabundo, es más interesante para mí".

Arlés

En febrero de 1888 Van Gogh se trasladó a la localidad de Arlés, en el sur de Francia.


Pretendía encontrar allí la luminosidad que tanto había admirado en los grabados
japoneses. Le fascinaron el sol deslumbrante, el cielo azul intenso y la viveza de los
colores. Realidad y pintura parecían ponerse de acuerdo; atrás quedaban los cielos
cubiertos de Holanda, Bélgica y París. En Sembrador con el sol poniente (1888, Museo
Vincent van Gogh, Ámsterdam), el sol meridional irradia los campos con su energía,
mientras un campesino -inspirado en Millet- siembra la tierra. La obra expresa la alegría
del autor ante un lugar que estimuló su fuerza creativa y le permitió avanzar en su trabajo
artístico.
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Mujeres de Arlés (1888)

Mujeres de Arlés también es conocido con el título Recuerdo del jardín de Etten (pequeña
ciudad del norte de Holanda en la que trabajó el pintor algún tiempo). Probablemente fue
este hecho, el del recuerdo, el que hizo innecesario el trabajo al natural. Las figuras y el
paisaje se extienden sin profundidad, paralelamente a la superficie del lienzo, en zonas
peculiares, de acuerdo a un método adquirido de los pintores japoneses. A primera vista
parece que el cuadro está pintado en anchas extensiones de colores, pero una mirada
atenta nos demuestra que estas extensiones están saturadas de pequeñas y precipitadas
pinceladas, que crean el dinamismo interno de las formas y las hace sumamente
expresivas. Los rostros de las mujeres, pensativos y tristes, transmiten al espectador un
sentimiento de angustia.

En el plano artístico, su estancia de poco más de un año en Arlés se tradujo en unos


doscientos lienzos. La habitación de Van Gogh en Arlés (1889, Museo de Orsay, París)
es uno de los más célebres. Representa el dormitorio del pintor, tema que trató en varias
ocasiones con el deseo de expresar la idea de un "completo descanso" a través únicamente
del uso de colores claros y empastados. En él, con una extrema concisión, el pintor mostró
el ambiente de la pieza, amueblada con suma sencillez con una cama, una mesa, dos sillas,
un espejo, varios cuadros y dos dibujos. Una de las versiones de este lienzo fue acabada
por Van Gogh en 1889, durante su estancia en el asilo de Saint-Rémy-de-Provence.
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Noche estrellada (1889)

No siempre fue sombrío el ánimo de Van Gogh en esta fase final. De hecho, muchas de
las cartas a Theo de los últimos meses están iluminadas por una alta y feliz embriaguez
creadora, por el gozo de una liberación artística finalmente alcanzada en íntima comunión
con la libre naturaleza. La desazón interior convivía con una pasión creativa inextinguible
y con su exacerbada sensibilidad por la belleza, y tal tensión está en la base de muchas
obras. Campo de trigo con cipreses (1889, National Gallery, Londres) muestra el espíritu
inquieto de un hombre al borde de la locura, pero también expresa la admiración del
artista por la belleza y el poder de la naturaleza, como se manifiesta en los cipreses
flameantes y en las espigas dobladas por el viento.

Aunque también puedan encontrarse lienzos de límpido esplendor, en sus últimos paisajes
la belleza natural aparece a menudo turbada por una subterránea agitación, reflejo de la
ansiedad del artista. Las barracas (1889, Museo del Hermitage, San Petersburgo) presenta
en apariencia un sencillo paisaje, con un campo en primer plano, un grupo de barracas,
unos cerros y el cielo como telón de fondo. Sin embargo, ni una sola parcela del lienzo se
halla libre de inquietud: todo está en tensión y todo se encuentra en impetuoso
movimiento. El cielo, pintado con grandes pinceladas, parece precipitarse sobre los
cerros, los cuales a su vez se asemejan a fuertes oleadas de agua que se abalanzan sobre
las construcciones. Las imágenes de las barracas tampoco irradian tranquilidad con sus
quebradas siluetas. La misma tensón posee la gama cromática: predominan los tonos
verdes variados, pero de golpe un tejado casi rojo rompe el equilibrio.
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(París, 1848 - Atuona, Polinesia francesa, 1903) Pintor y escultor francés. Hijo de un
periodista y con sangre peruana por parte de madre, tras el golpe de Estado de Napoleón
III (1851), huyó con sus padres a Lima. Cuando no era todavía más que un adolescente,
Paul Gauguin se hizo a la mar; en 1871 regresó a París y entró a trabajar en una empresa
financiera de la capital.

En esta época Paul Gauguin empezó a desarrollar un fuerte interés por el arte que le
condujo a tomar clases de pintura y a reunir una impresionante colección de obras
impresionistas que comprendía trabajos de Manet, Cézanne, Monet y Pissarro. En 1875
trabó conocimiento personal con este último y empezó a trabajar con él; resultado de tan
fecunda colaboración fue la invitación a participar en la quinta Exhibición Impresionista
de 1880, que sería reiterada en los dos años siguientes.

En 1883, su creciente interés por la pintura se unió al desplome de la Bolsa parisina para
conducirle a tomar la decisión de dedicarse íntegramente a la actividad artística. Al año
siguiente se trasladó a Copenhague, residencia familiar del padre de su esposa, en busca
de apoyo económico, pero su empeño fracasó rotundamente y poco después abandonaría
a esposa e hijos.

A partir de ese momento Gauguin vivió en la penuria, rechazado por una sociedad que
con anterioridad le había abierto los brazos y que en breve iba a aborrecer. Entre 1886 y
1888 su obra experimentó un giro radical, cuyo origen cabe buscar en dos experiencias
vitales de gran importancia: su encuentro con Van Gogh y su primer viaje a la Martinica.
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Gauguin conoció al pintor holandés en París y quedó fuertemente impresionado por el


modo en que éste conseguía plasmar sus inquietudes vitales en unos lienzos rebosantes
de expresividad. En 1888 incluso se desplazó a Arles con la intención de trabajar
conjuntamente, pero las incompatibilidades de carácter dieron espectacularmente al traste
con el proyecto al cabo sólo de pocas semanas.

Poco antes, Gauguin habíase trasladado durante un tiempo a la colonia francesa de la


Martinica, donde entró en contacto con un paisaje repleto de sensual colorido y una
sociedad, la indígena, en estrecha convivencia con la naturaleza. Ambos factores se
unieron para despertar en el artista una aguda nostalgia por lo primitivo, cauce en el que
iba a encontrar una vía idónea para expresar una emotividad no contaminada por el
naturalismo propio del arte refinado.

Tras su desastrosa experiencia en Arles, Gauguin regresó a París, donde su interés por las
formas del arte popular se acrecentó por vía de su amistad con el joven artista Émile
Bernard. De resultas de sus propias experiencias en la Martinica y del aporte teórico de
Bernard iba a surgir el sintetismo, estilo personal caracterizado por la representación no
imitativa y la separación de la imagen pictórica en zonas de color fuertemente
contrastadas y a menudo delineadas en negro.

Mujeres de Tahití (1891), de Paul Gauguin


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ESTILO
Presenta un rechazo frontal al uso de trucos formales para recrear la percepción visual,
significó una ruptura absoluta, desde el punto de vista conceptual, con el impresionismo
que otrora había abrazado, razón por la cual es categorizado por la moderna historiografía
del arte como postimpresionista (junto con Van Gogh y Cézanne).

En 1873, casi al mismo tiempo de sus inicios como corredor de bolsa, Gauguin comenzó
a pintar en su tiempo libre. Su vida parisina se centraba en el IX distrito de París. Gauguin
vivía en la 15 de la calle Bruyère. Alrededor del área se encontraban los cafés que
frecuentaban los impresionistas. Gauguin solía visitar galerías y comprar trabajos de
artistas emergentes. Formó una amistad con Pisarro y lo visitaba los domingos para pintar
en su jardín. Pisarro lo presentó con otros artistas. En 1877 Gauguin "se mudó cerca del
mercado y a través del río que llevaba a las pobres y recientes extensiones urbanas" de
Vaugirard (XV distrito de París). Aquí en el tercer piso de la 8 de la calle Carcel, tuvo su
primer hogar con estudio. Su amigo cercano Émile Schuffenecker, con una historia
similar a la de él (antiguo corredor de bolsa aspirando a convertirse en artista) y Gauguin
vivían cerca. Gauguin mostró pinturas en las exhibiciones impresionistas llevadas a cabo
en 1881 y 1882,(previamente la escultura de su hijo Émile, fue por un tiempo la única
escultura dentro de la 4a Exhibición Impresionista de 1879). Sus pinturas recibieron
reseñas despectivas; hoy en día obras como Los Huertos de Vaugirard, son altamente
valoradas.

En 1882, el mercado de valores se derrumbó y el mercado de arte se contrajo. Paul


Durand-Ruel, el principal comerciante del arte impresionista, fue especialmente afectado
por el derrumbe y dejó de comprar pinturas de artistas, como Gauguin. Las ganancias de
Gauguin disminuyeron considerablemente y en el transcurso de los siguientes dos años,
lentamente formuló sus planes para convertirse en un artista por tiempo completo. Los
siguientes dos veranos pintó con Pisarro y ocasionalmente con Paul Cézanne. En octubre
de 1883, él le escribe a Pisarro diciendo que había decidido ganarse la vida pintando "a
como dé lugar" y pedía su ayuda para lograrlo, la cual, al principio, Pisarro otorgó con
gusto. El enero siguiente, Gauguin se mudó con su familia a Rouen, donde él pensaba,
debido a su estancia de verano con Pisarro, podía encontrar importantes oportunidades.
Sin embargo, la aventura resultó ser infructuosa y para fin de año Mette regresó a
Copenhague. Gauguin los siguió en noviembre de 1884, llevando consigo su colección
de arte que permanecería en Copenhague.

Entre 1891 y 1903 Paul Gauguin efectuó largas estancias en Tahití y las islas Marquesas,
donde su primitivismo fue atemperándose al abrirse a la influencia de neoclásicos como
Ingres o contemporáneos como el nabi Puvis de Chavannes. Este proceso corrió de la
mano de un creciente refinamiento tonal y de la presencia en su producción de una aura
onírico-poética que en modo alguno parece reflejar la enfermedad y los conflictos
personales -particularmente sus enfrentamientos con las autoridades locales en defensa
de las comunidades indígenas- que marcaron los últimos años de su vida.

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